Kagemaru Korosuki
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Participantes: Sawaki y Saiiko
Limite de tiempo: 20 días--> 5/3/14 finaliza
Escenario: Rusukaina
Clima: Hay presente un clima muy subtropical. Perfecto para un descanso.
Orden de posteo: Saiiko-Sawaki-Saiiko-Sawaki...
Condiciones::
-Premio para el ganador: 1500 puntos de Experiencias y 500 puntos de experiencia del perdedor.
-El perdedor obtendra 800 de experiencia.
-En caso de empate se ganara 750 de experiencia por ambos.
-El combate sera a K.O y los daños en este combate seran permanentes.
-No saltos de turnos.
-Se ruega leer las normas de combate ya que de aquí se sacara la moderación final. El retador puede solicitar una segunda moderación en caso de difusa.
-Todo conseguido después de la creación del reto no se puede usar. Por ende el personaje anda "en el reto", siendo así todo problema en este reto se vera repercutido para el personaje en su actualidad.
-Se pide unos post que se entiendan y sin transversiones, es decir que todo lo leído se entienda.
Saiiko Naoto
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Un estruendo hizo que los pájaros de los árboles cercanos emigraran a otros más cómodos y silenciosos. Saiiko balanceó los brazos hacia adelante y hacia atrás, salpicando agua por doquier y creyendo que hasta ahí había llegado su aventura; hasta que el talón del pie logró tocar tierra. Se había caído intentando amarrar su bote a un árbol cercano, pero por suerte la altura de la arena no era para nada exagerada.
Dio costosamente unos cuantos pasos hacia adelante, sacudiéndose la ropa empapada y quejándose de todo lo que se le pasaba por la cabeza, entre ello, el renovado color verde que acababa de adoptar su cabello. Había llegado hasta allí, viva, de la mano de la suerte, porque las corrientes de agua y la marea no eran muy amigables últimamente, sumándole a eso la idea de que Saiiko no sabía nada de navegación. Se llevó una mano al bolsillo del pantalón para asegurarse de que aún conservaba su dinero, y después de afirmarlo, echó una mirada al lugar.
La isla comenzaba a resultar un manjar para sus instintos naturales; todo lo que la rodeaba era de color verde, desde el suelo hasta arriba, donde el cielo sólo se apreciaba a través de las pequeñas ranuras que dejaban las hojas de los árboles. Saiiko dio un bote al resonar un golpe al otro lado de la isla, lo que la condujo a pensar que no estaba sola, pero sí que estaba hambrienta, y el hecho de saber que tu cena estaba lista a unos metros más adelante no era nada más que una tentación a una carnívora con pocos escrúpulos y bastante convenida.
Se aseguró de tener bien puestos los dos cuchillos en el cinturón y de dejar el barco bien sujeto, una vez más, se limpió la ropa por la torpe caída de hacía unos minutos. Abrió paso entre arbustos y plantas largas en mitad de su camino, entre el fango y las arenas movedizas. Comenzó a tararear una canción y a chasquear los dedos índice y pulgar al ritmo, mientras se movía encogiendo los hombros y dando alegres pasos sobre la tierra, que al poco comenzaba a ablandarse extrañamente. Las monedas bailaban con ella dentro de su bolsillo, y aprovechaba su tintineo para continuar con el espectáculo, a la vez que daba leves palmadas sobre la hoja del cuchillo de su cinturón. Cuando se ensimismaba en tonterías, le costaba volver a concentrarse.
La función se paró en seco después de oír unos murmullos no muy lejos de ella, por lo que se puso en guardia y rápidamente dirigió su mano al mango de su cuchillo. Habían pasado casi treinta minutos desde que había dejado su bote, así que tampoco es que hubiera caminado poco. Avanzó unos pasos y se agachó detrás de hojas que la ocultaban perfectamente, aprovechándose de que ahora su cabello también formaba parte del uniforme de camuflaje.
Dio costosamente unos cuantos pasos hacia adelante, sacudiéndose la ropa empapada y quejándose de todo lo que se le pasaba por la cabeza, entre ello, el renovado color verde que acababa de adoptar su cabello. Había llegado hasta allí, viva, de la mano de la suerte, porque las corrientes de agua y la marea no eran muy amigables últimamente, sumándole a eso la idea de que Saiiko no sabía nada de navegación. Se llevó una mano al bolsillo del pantalón para asegurarse de que aún conservaba su dinero, y después de afirmarlo, echó una mirada al lugar.
La isla comenzaba a resultar un manjar para sus instintos naturales; todo lo que la rodeaba era de color verde, desde el suelo hasta arriba, donde el cielo sólo se apreciaba a través de las pequeñas ranuras que dejaban las hojas de los árboles. Saiiko dio un bote al resonar un golpe al otro lado de la isla, lo que la condujo a pensar que no estaba sola, pero sí que estaba hambrienta, y el hecho de saber que tu cena estaba lista a unos metros más adelante no era nada más que una tentación a una carnívora con pocos escrúpulos y bastante convenida.
Se aseguró de tener bien puestos los dos cuchillos en el cinturón y de dejar el barco bien sujeto, una vez más, se limpió la ropa por la torpe caída de hacía unos minutos. Abrió paso entre arbustos y plantas largas en mitad de su camino, entre el fango y las arenas movedizas. Comenzó a tararear una canción y a chasquear los dedos índice y pulgar al ritmo, mientras se movía encogiendo los hombros y dando alegres pasos sobre la tierra, que al poco comenzaba a ablandarse extrañamente. Las monedas bailaban con ella dentro de su bolsillo, y aprovechaba su tintineo para continuar con el espectáculo, a la vez que daba leves palmadas sobre la hoja del cuchillo de su cinturón. Cuando se ensimismaba en tonterías, le costaba volver a concentrarse.
La función se paró en seco después de oír unos murmullos no muy lejos de ella, por lo que se puso en guardia y rápidamente dirigió su mano al mango de su cuchillo. Habían pasado casi treinta minutos desde que había dejado su bote, así que tampoco es que hubiera caminado poco. Avanzó unos pasos y se agachó detrás de hojas que la ocultaban perfectamente, aprovechándose de que ahora su cabello también formaba parte del uniforme de camuflaje.
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El rubio estaba esta vez en el infranqueable Calm Belt, la razón…una tormenta lo hizo desviarse en su camino por el Grand Line, a pesar de ser un navegante aun no lograba predecir los sucesos en el Grand Line, así que por esa razón y luego de que su barco se haya hecho pedazos luego de acompañarlo y dejarlo con algo de suerte en una isla desconocida de este gran mar infestado de Reyes Marinos. Había llegado apenas hace un par de semanas, pero ya tenía todo lo que necesitaba para irse, lo único que le faltaba era un barco pero de seguro lograba hacer uno estable que lo ayude a salir de este nido de reyes marinos.
De hecho, logro hacer unas especies de tres botellas donde llevaba un poco de agua. No era tanta, pero quizás bastaría para un viaje a lo largo del Calm Belt. Eran apenas dos litros de aquel líquido cristalino, pero que si se multiplicaban por tres, eran seis litros. Una cantidad muy favorable y aparte al ser solo una persona que viajara, sería algo más fácil suministrarla. Claro eso en el caso de que no tuviera que luchar contra alguien, puesto que su estilo de Vanguardia Oceánica era su mayor secreto pero que usaba grandes cantidades de agua para poder ser eficaz contra alguien.
Sin más, el día estaba perfecto para marchar. Al parecer el barco que esperaba no iba a llegar, así que tendría que intentarlo y de alguna u otra manera nadar por todo el Calm Belt, y siendo una de las especies más rápidas bajo el agua podría intentarlo. Así que se dedico a caminar, de hecho sobrevivir en esta isla lo había hecho aun más fuerte que antes, puesto que los animales que aquí existían eran muy fuertes y hacían que Sawaki se esforzara al máximo para derrotarlos a cada uno, pero claro, no pudo derrotar a todos y es más ni siquiera lograba hacerle algún rasguño a alguna de esas bestias. Pero definitivamente iba a volver a este lugar para entrenar más duro que antes. Iba totalmente despreocupado, con su Haki de Observación como única forma de evitar el ataque de algo o alguien, en caso de que una persona hubiera llegado a esta isla. Aunque lo dudaba mucho puesto que nadie se atrevía a venir al Calm Belt, sin más siguió caminando por la selva, haciendo algo de ruido puesto que lo suyo no era ser sigiloso.
De hecho, logro hacer unas especies de tres botellas donde llevaba un poco de agua. No era tanta, pero quizás bastaría para un viaje a lo largo del Calm Belt. Eran apenas dos litros de aquel líquido cristalino, pero que si se multiplicaban por tres, eran seis litros. Una cantidad muy favorable y aparte al ser solo una persona que viajara, sería algo más fácil suministrarla. Claro eso en el caso de que no tuviera que luchar contra alguien, puesto que su estilo de Vanguardia Oceánica era su mayor secreto pero que usaba grandes cantidades de agua para poder ser eficaz contra alguien.
Sin más, el día estaba perfecto para marchar. Al parecer el barco que esperaba no iba a llegar, así que tendría que intentarlo y de alguna u otra manera nadar por todo el Calm Belt, y siendo una de las especies más rápidas bajo el agua podría intentarlo. Así que se dedico a caminar, de hecho sobrevivir en esta isla lo había hecho aun más fuerte que antes, puesto que los animales que aquí existían eran muy fuertes y hacían que Sawaki se esforzara al máximo para derrotarlos a cada uno, pero claro, no pudo derrotar a todos y es más ni siquiera lograba hacerle algún rasguño a alguna de esas bestias. Pero definitivamente iba a volver a este lugar para entrenar más duro que antes. Iba totalmente despreocupado, con su Haki de Observación como única forma de evitar el ataque de algo o alguien, en caso de que una persona hubiera llegado a esta isla. Aunque lo dudaba mucho puesto que nadie se atrevía a venir al Calm Belt, sin más siguió caminando por la selva, haciendo algo de ruido puesto que lo suyo no era ser sigiloso.
Saiiko Naoto
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Buscó con la mirada cualquier índice de peligro hasta hallar con el núcleo del ruido: un animal naranja intenso se paseaba por la zona, olisqueando algunos árboles y al parecer, buscando cuna donde dormir un rato, pues tenía la mirada adormecida y caminaba con lentitud. El tigre era de un tamaño gigantesco, de dos o tres veces la altura de uno normal y, a juzgar por los litros de baba que goteaban de sus colmillos, no acababa de comer. En un momento como ése, la peliazul tenía muy pocos movimientos válidos y mínimamente útiles, sin embargo y aunque allí parada tuviera el aspecto de un árbol más, no iba a quedarse de brazos cruzados. Como estaba sentada con una pierna arrodillada sobre el suelo y otra sostenida por el pie en cuclillas, se sujetó de las ramas del arbusto para no perder el equilibrio, aprovechando para apartarlas de su vista.
Echó una mirada al cielo: estaba cubierto por una capota gris bastante amenazante y sin duda, en una isla con toda aquella fauna lo más probable fuera que en poco tiempo se abriera paso una tormenta. Suspiró y volvió la vista después de oír un tenue rugido: la bestia estaba tumbándose sobre la tierra. La pirata posó su mano en el cuchillo que colgaba de su cinturón y se preparó para salir. No tenía intención de matarle, sólo de que, con algo de suerte y con la ayuda de sus dotes como domadora, el animal la dejara subirse a su lomo y caminara por ella hasta encontrar algo interesante. Además, aunque hubiera estado muriéndose de hambre, ni en un millón de años mataría a tan semejante pieza de carne para alimentarse a ella sola, y menos habiendo bastantes jabalíes correteando dentro de la espesura de aquél bosque.
Se levantó del suelo sin sacarle ojo al tigre ni un momento, y segundos después atravesó los metros que lo separaban de su próximo nuevo amigo, el caso es que la bestia ya no se encontraba sola.
Echó una mirada al cielo: estaba cubierto por una capota gris bastante amenazante y sin duda, en una isla con toda aquella fauna lo más probable fuera que en poco tiempo se abriera paso una tormenta. Suspiró y volvió la vista después de oír un tenue rugido: la bestia estaba tumbándose sobre la tierra. La pirata posó su mano en el cuchillo que colgaba de su cinturón y se preparó para salir. No tenía intención de matarle, sólo de que, con algo de suerte y con la ayuda de sus dotes como domadora, el animal la dejara subirse a su lomo y caminara por ella hasta encontrar algo interesante. Además, aunque hubiera estado muriéndose de hambre, ni en un millón de años mataría a tan semejante pieza de carne para alimentarse a ella sola, y menos habiendo bastantes jabalíes correteando dentro de la espesura de aquél bosque.
Se levantó del suelo sin sacarle ojo al tigre ni un momento, y segundos después atravesó los metros que lo separaban de su próximo nuevo amigo, el caso es que la bestia ya no se encontraba sola.
- DATOS:
- Bueno, tú supuestamente eres quien hay junto al tigre, espero que no haya ningún problema en cuanto a eso, y por lo demás, lo que acordamos por Skype.
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Sawaki caminaba tranquilamente por medio de la selva, cosa que era algo relajante. Aunque por medida de protección iba con su Haki de Observación activado, meramente por si algún animal lo quería atacar por la espalda, no es que fuera la gran cosa pero en esta isla no lograba sentir nada claro. Si había algún humano no lo iba a reconocer por su presencia, cosa que lo molestaba mucho puesto que era algo muy eficaz de saber si había alguien fuerte en la isla o no. Sin embargo, todo indicaba que había muchos animales que aun no podía derrotar.
El rubio iba caminando con las manos en la cabeza, como si nada le preocupara. Pero era así en realidad, de hecho si algo le preocupaba era el hecho de cómo salir de aquí. Del infranqueable Calm Belt, el mar de los Reyes Marinos, esa era su única preocupación de momento. Estaba caminando cuando a lo lejos logro ver como es que caminaba un gran tigre. Era mucho más grande que uno normal y de hecho haciendo especulaciones varias, Sawaki creía que era tres veces más grande que uno normal. Cosa que hizo que sus instintos de bestia lo hicieran seguirle de atrás y guardando las distancias. Solo por si el gran animal se daba cuenta de presencia y decidiera atacarle.
Estaba caminando detrás de la bestia, a unos dos o tres metros de distancia, haciendo lo imposible por no hacer tanto ruido y también tratando de no hacer alguna estupidez como atacarlo así sin más. Luego de un rato siguiendo a ese animal, se dio cuenta de que se estaba deteniendo hasta que se termino de tumbar en la tierra. Era la oportunidad perfecta para matarle y comer algo, así que se estaba acercando cuando logro ver como es que aparece una peli azul con cuchillo en mano, no era algo muy oportuno y el rubio se dejo ver ya que estaba aun entre las sombras de los árboles, y entonces mostro una leve sonrisa, para luego frenarse a un par de metros de la peli azul que estaba encaminada al gran tigre.
Sawaki: Espero que no estés pensando en matar a ese tigre…porque ese es mi presa. Tengo mucha hambre y su carne no está mal para alimentarme…si lo quieres…tendremos problemas…
Dijo mientras observaba la situación, al parecer habría una pelea con un gran depredador al medio. Cosa que la haría mucho más emocionante, sin esperar alguna clase de respuesta ya que sus instintos de bestia estaban al máximo, empezó a correr en zigzag para tratar de confundir a la peli azul, para luego frenar en seco a un par de metros, para usando su pierna derecha como eje, empezó a girar su tronco mientras elevaba su puño derecho. En el ataque mostraba una pequeña sonrisa, su puño iba dirigido al abdomen de la joven. Su golpe esperaba mandarla hacia atrás con su fuerza, y así darle tiempo a pensar en algún plan para seguir peleando.
Golpe al abdomen [AIF]
El rubio iba caminando con las manos en la cabeza, como si nada le preocupara. Pero era así en realidad, de hecho si algo le preocupaba era el hecho de cómo salir de aquí. Del infranqueable Calm Belt, el mar de los Reyes Marinos, esa era su única preocupación de momento. Estaba caminando cuando a lo lejos logro ver como es que caminaba un gran tigre. Era mucho más grande que uno normal y de hecho haciendo especulaciones varias, Sawaki creía que era tres veces más grande que uno normal. Cosa que hizo que sus instintos de bestia lo hicieran seguirle de atrás y guardando las distancias. Solo por si el gran animal se daba cuenta de presencia y decidiera atacarle.
Estaba caminando detrás de la bestia, a unos dos o tres metros de distancia, haciendo lo imposible por no hacer tanto ruido y también tratando de no hacer alguna estupidez como atacarlo así sin más. Luego de un rato siguiendo a ese animal, se dio cuenta de que se estaba deteniendo hasta que se termino de tumbar en la tierra. Era la oportunidad perfecta para matarle y comer algo, así que se estaba acercando cuando logro ver como es que aparece una peli azul con cuchillo en mano, no era algo muy oportuno y el rubio se dejo ver ya que estaba aun entre las sombras de los árboles, y entonces mostro una leve sonrisa, para luego frenarse a un par de metros de la peli azul que estaba encaminada al gran tigre.
Sawaki: Espero que no estés pensando en matar a ese tigre…porque ese es mi presa. Tengo mucha hambre y su carne no está mal para alimentarme…si lo quieres…tendremos problemas…
Dijo mientras observaba la situación, al parecer habría una pelea con un gran depredador al medio. Cosa que la haría mucho más emocionante, sin esperar alguna clase de respuesta ya que sus instintos de bestia estaban al máximo, empezó a correr en zigzag para tratar de confundir a la peli azul, para luego frenar en seco a un par de metros, para usando su pierna derecha como eje, empezó a girar su tronco mientras elevaba su puño derecho. En el ataque mostraba una pequeña sonrisa, su puño iba dirigido al abdomen de la joven. Su golpe esperaba mandarla hacia atrás con su fuerza, y así darle tiempo a pensar en algún plan para seguir peleando.
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Ya que paso la fecha límite, creo que soy el ganador, ya que la fecha límite paso hace más 10 días.
Steve
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Ganador: Sawaki
Perderdor: Saiiko
Sawaki gana los 1500 de exp. más 500 berries de Saiiko y Saiiko los 800
Ganador: Sawaki
Perderdor: Saiiko
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