Azuka vs. Peter Telraz [NPC]

Tralarí tralará, el señor Peter Telraz paseaba tranquilamente por las calles de Ohara, aquella ciudad de grandes arqueólogos que fueron masacrados por una Buster Call tiempo atrás, por el único motivo de ser capaces de leer los grandes bloquedes de piedra que encierran la historia en sus paredes, los Phoneglyph. Vestía únicamente unas cortas calzonas rojas que le llegaban hasta la mitad de la pantorrilla, y de su cinturón colgaba una katana de calidad normal a cada lado de su cadera. Con sus infinitamente larguiruchas manos, el chico tocaba el mango de estas y jugaba sin llegar a desenvainarlas, riéndose él solo mientras que miraba con una sonrisa a todos los lados, como si estuviera buscando algo.

Mas no estaba solo, una figura ocultada tras unos ropajes densos caminaba detrás de él. ¿Querría atraparle? El joven ya se había dado cuenta de su presencia, puesto que su "fan" no había tenido el detalle de hacer sus pasos más susurrantes. Si se llegaba a afinar bien el oído, se podía escuchar perfectamente el caminar de aquella persona. Por eso, la Anguila no quitaba sus manos del mango de la espada, ya que estaba un poco reticente al contacto ajeno tras su última derrota, en la que perdió dos preciosas Wazamono. Ahora, simplemente se contentaba con llevar dos espadas normales, compradas en una tienda ordinaria.

Atento a cualquier murmullo, el joven se mantenía con los cinco sentidos alerta y ojo avizor para que no le tomasen por sorpresa. Y cuando se demostró que la chica, puesto que su voz tenía rasgos plenamente femeninos, estaba decidida a atacarle, pronunciando un nombre de una técnia extraña, se dio la vuelta desenfundando sus dos espadas al mismo tiempo. Sus ojos se clavaron en cinco pequeños shurikens de papel, que iban volando hacia él. Aprovechando la inercia de su giro y el desenvaine, movió una espada para lanzar una orden cortante cuya trayectoria pudiera tapar el camino a aquel lanzamiento. Empleando su mano izquierda y moviéndola hasta la altura del hombro, Peter lanzó una onda a través de su espadas que atravesó por completo a los cinco shurikens, no sin llegar a cortarlos, pero sí estropear su objetivo lo suficiente como para que ninguno de ellos le tocase. Y mientras tanto, la onda cortante seguía dirigiéndose hacia su enemigo, una joven de pelo azul que parecía ser bastante guapa. Su velocidad era adecuada para no dejarle mucho tiempo de reacción, y su poder ofensivo sería capaz de cortar un tronco a la mitad sin el menor esfuerzo aparente. En otros tiempos le habría dejado que lo capturase y le hiciera lo que fuera, pero tras la última derrota lo menos que quería era volver a perder el honor de una forma tan patética.

- ¡No me vais a volver a pillar! ¡Dejadme tranquilo! [AID] - Comentó la Anguila, mostrando una expresión malhumorada en su rostro, preparado para encararse a aquel nuevo enemigo que estaba perturbando la tranquila soledad en que se encontraba minutos antes. La batalla acababa de comenzar.

La onda cortante salió en dirección de la señorita de pelo azulado que intentaba atacar a Peter, con un color grisáceo propio de la condensación de aquella energía. Sin embargo, su adversaria consiguió esquivarlo en el último momento, empleando unas habilidades extrañas que no le sonaban de nada, moviendo su cuerpo como si de papel se tratara. Aunque viendo que antes había lanzado unos shurikens de papel, eso ya no le sorprendía en demasía. La onda siguió su curso, y chocó contra la primera planta de un edificio adyacente de los alrededores. El daño ocasionado no fue nada del otro mundo, solo una pequeña marca en la pared. A pesar de que pudiera expresar su energía de aquella forma y lanzarla, el poder de la Anguila todavía estaba muy poco desarrollado, por lo que sus aptitudes podían mejorar todavía. La joven se levantó y dijo de llevar a Peter a prisión, donde este entró en cólera como si de un niño pequeño se tratase, chillando a los cuatro vientos:

- ¿Pero por qué? Si yo solo quiero vivir en paz. ¡¡Todos sois iguales, tenéis envidia de mis brazos!! - Dijo el señor Telraz, observando cómo la chica creaba unas alas de papel en su espalda y salía volando hacia lo alto de un edificio. Allí, extendió un brazo, del cuál comenzaron a salir raudales de papeles que esperaba que fueran lanzados. Sin embargo, estos se quedaron estáticos, como esperando a que algo más pasase. Un mal escalofrío recorrió el cuerpo de Peter, que notó cómo algo se deslizaba por el suelo, un ruido mínimo que sus buenos oídos fueron capaces de escuchar. Dando un salto hacia arriba, giró la cabeza para ver de qué se trataba, mas algo le pellizcó en el culo, haciendo que pusiera una cara cómica.

- ¡MI CULO! - Chilló, cuando el aguijón de un escorpión de papel se le clavaba en la nalga derecha, bastante profundo, agitando los brazos de anguila de una forma bastante graciosa. Sin más, lanzó una estocada a dicho animal, cortándolo por la mitad mientras que con los dedos de la otra mano se quitaba los restos del aguijón y acariciaba la parte pinchada, de la cuál salía un pequeño caudal de sangre. Si no hubiera llegado a saltar, tal vez otra cosa hubiera pasado.

Completamente furioso, aquel ser extraño odiaba por encima de todas las cosas que no se le respetase su tranquilidad, ya que era algo que estimaba por encima de las demás cosas. Tomando sus dos espadas, comenzó a mover los brazos como si fueran unos látigos, lanzando un gran grupo de ondas cortantes que iban en la dirección de la chica, pero no todas concentradas sobre ella. También lanzaba alguna que otra un poco más separada de las demás, por si ella decidía esquivarlo.

- LA ANGUILA ESTÁ FURIOSA [AM]

El cúmulo de ondas que lanzaba Peter fueron recibidas por la construcción tras la que se tapó la joven de pelo azul, siendo insignificante el número de estas que enviara, pues todas se chocaban contra el edificio. Maldiciendo por lo bajo, el joven respondió de mala manera ante las acusaciones de aquella chica:

- ¿Que mis brazos y cara son feos? ¿En qué mundo vives? ¡¡Soy un icono mundial de la belleza!! - Comentó exhasperado, perdiendo los estribos. Sus puños se cerraban con tanta fuerza sobre el mango de la espada que no tardarían mucho en dolerle.

Pero el verdadero dolor comenzó instantes después, cuando la joven lanzó sobre el todos los papeles que tenía preparados de la vez anterior. Mas algo sorprendió por detrás a la Anguila, siendo unos shurikens de papel provenientes de su escorpión. No los había visto venir, así que chilló en cuanto se clavaron en su espalda, soltando varias gotas de sangre por ello. Un juego sucio, atacar por la espalda, cosa que no le gustaba para nada a nuestro meticuloso amigo. Sin embargo, la distancia que había entre los dos contrincantes hacía que tuviera tiempo de reacción suficiente para devolver sus shurikens. Poniendo las dos espadas como si de una cruz se tratara, liberó dos ondas cortantes en forma de equis, que atravesaron la mayoría de los papeles que iban en su camino, obviando a los que errarían su blanco. [AID] Estos cayeron al suelo, mientras que la onda iba dirigida hacia la joven. Dudaba de que pudiera ser efectivo, pero debía de buscar otra forma de hacerla bajar. O simplemente, de subir hacia ella.

Otra cazarrecompensas más que se prestaba a luchar por cobrar el precio por la cabeza del pobre Peter. ¿Cuántas veces habría salvado para luchar su pellejo? Los dedos de la mano no serían capaces de contarlo. Con la nalga sangrando, la Anguila vio cómo la chica de pelo azul volvió a esquivar su nueva onda cortante en forma de equis, dejando que fuera el edificio el que se encargara de recibirla. A tanta distancia no podía atacar con efectividad, puesto que él era un combatiente cuerpo a cuerpo, no de distancia. Y la ventaja la llevaba toda ella, con sus papeles extraños. Esta vez volvió a lanzar más en forma de shurikens, pero Peter ya estaba atento sobre ello. Girando sobre su propio eje, el chico comentó:

- Furia de Anguila [AF][Contraataque]

Un vendaval se elevó hasta una altura de unos tres metros, repeliendo los shurikens de papel que la chica le lanzaba. Además, un cúmulo de ondas cortantes salían disparadas en todas las direcciones, sin apuntar. Tres de ellas se dirigieron hacia la posición en la que se encontraba su enemiga, mientras que las demás simplemente chocaban contra los obstáculos y edificios del paisaje.

De repente, una explosión sacudió el cuerpo de Peter, que cedió un momento ante el dolor, mas no paró de girar y girar. Las explosiones venían de los shurikens que tenía clavados en la espalda. Había sido un tonto y no se los había quitado, y ahora su contrincante se había aprovechado de ello. Otras explosiones más se producieron, haciendo que cayera al suelo por el impulso que le producían. Sin quererlo, un gran cúmulo de estallidos le envolvieron, producidos por los papeles que la chica había soltado por el lugar. Él solo sabía que dolía, mientras que una gran cantidad de polvo y humo se elevaba del suelo, tapando toda la escena. Chillidos se escuchaban en su interior, provenientes de la Anguila, el cuál cada vez tenía más en mente que había sido una mala idea no correr.

Segundos más tarde, la propia brisa que que se había levantado fue arrastrando el humo de las explosiones, mostrando un cuerpo magullado y lleno de sangre del espadachín. Este todavía seguido vivo, cansado y predispuesto a seguir, pero se encontraba en un muy mal estado. Un único golpe más, y se rendiría en los brazos de la inconsciencia.