Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Little Garden
El nombre de la isla es en sí mismo una contradicción. Es una de las islas prehistóricas todavía atrapadas en la edad de piedra con plantas y animales prehistóricos como los dinosaurios.
Turnos: Krows - Kyle - Krows - Kyle ...
Moderadores: Rayder y Elizabeth
Condiciones:
1- El ganador obtendrá 1000 experiencia.
2- Si Krows pierde, Kyle se lleva todo lo que puede ofrecerle, es decir, su katana blanca.
3- Si Krows gana se lleva 1000 berries de Kyle.
Se valorará:
Caligrafía, faltas de ortografía y demás
Adaptación y utilización del escenario
Rol escénico
Rol Bélico
Asumir daños
Acciones cerradas
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Otro. Uno más. Diecisiete... Veintidós... Treinta.
Estaba seguro de que aquél repugnante bicho desearía no haberse encontrado conmigo en esa isla, a cada corte que le asestaba escuchaba sus gritos y seguía cortándole todo su cuerpo, hasta que finalmente ya no escuché ningún grito. El cuerpo inerte de ese ser asqueroso cayó al suelo inerte boca arriba. Me sentí relajado y desquitado.
El cazador arrogante pensaba que podría quitarme las presas, y hasta pensó que podría acabar conmigo, pobre tipo, se pensó que por tener un arma de fuego conseguiría atravesarme, y la munición simplemente rebotó en mi armadura de cromo. Ahora su sangre impregnaba el verde césped que brotaba en el terreno, aunque apenas había nada.
De pronto el terreno retumbó levemente y un grito se escuchó no muy lejano. Un árbol cayó haciéndome saltar hacia atrás para esquivarlo y donde estaba ésta plantado apareció un gran dinosaurio casi tan alto como los árboles. No pude evitar esbozar una sonrisa.
- ¿Tu también quieres jugar?
Comencé a correr hacia ese gran animal que trató de golpearme y aplastarme con sus pies, ataques que esquivé saltando hacia los lados y haciendole pequeños cortes en esas patas. No conseguía darme, ni siquiera rozarme, era un bicho muy grande pero demasiado lento. En llegar a su base le di dos fuertes cortes que seccionaron una de sus patas, haciendo a la criatura caer de bruces sobre el árbol que había arrojado, que para su mala suerte un par de ramas adyacentes de la copa del árbol se le incrustaron en la cabeza matándolo al instante.
Me sentí decepcionado. ¿Eso había sido todo? vaya aburrimiento. Envainé la katana sin siquiera limpiarla y me subí al cuerpo de aquél ser muerto, sobre su lomo. Debajo del dinosaurio estaba el tronco, y debajo del tronco el cuerpo del cazador asesinado. ¿Cuanto tardarían en llegar más dinosaurios?
Estaba seguro de que aquél repugnante bicho desearía no haberse encontrado conmigo en esa isla, a cada corte que le asestaba escuchaba sus gritos y seguía cortándole todo su cuerpo, hasta que finalmente ya no escuché ningún grito. El cuerpo inerte de ese ser asqueroso cayó al suelo inerte boca arriba. Me sentí relajado y desquitado.
El cazador arrogante pensaba que podría quitarme las presas, y hasta pensó que podría acabar conmigo, pobre tipo, se pensó que por tener un arma de fuego conseguiría atravesarme, y la munición simplemente rebotó en mi armadura de cromo. Ahora su sangre impregnaba el verde césped que brotaba en el terreno, aunque apenas había nada.
De pronto el terreno retumbó levemente y un grito se escuchó no muy lejano. Un árbol cayó haciéndome saltar hacia atrás para esquivarlo y donde estaba ésta plantado apareció un gran dinosaurio casi tan alto como los árboles. No pude evitar esbozar una sonrisa.
- ¿Tu también quieres jugar?
Comencé a correr hacia ese gran animal que trató de golpearme y aplastarme con sus pies, ataques que esquivé saltando hacia los lados y haciendole pequeños cortes en esas patas. No conseguía darme, ni siquiera rozarme, era un bicho muy grande pero demasiado lento. En llegar a su base le di dos fuertes cortes que seccionaron una de sus patas, haciendo a la criatura caer de bruces sobre el árbol que había arrojado, que para su mala suerte un par de ramas adyacentes de la copa del árbol se le incrustaron en la cabeza matándolo al instante.
Me sentí decepcionado. ¿Eso había sido todo? vaya aburrimiento. Envainé la katana sin siquiera limpiarla y me subí al cuerpo de aquél ser muerto, sobre su lomo. Debajo del dinosaurio estaba el tronco, y debajo del tronco el cuerpo del cazador asesinado. ¿Cuanto tardarían en llegar más dinosaurios?
Helado-chan
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
No me lo podía creer. Era imposible. No habían pasado ni siquiera dos meses, así que... ¡¿Cómo cojones había vuelto a aquella isla perdida de la mano de dios?!
"No, si ya sabía yo que no debía volver a tocar el timón de un barco en mi vida..." Suspiré apenumbrado mientras me adentraba por una pequeña playa de arena blanca en la zona sur, si mi brújula y mis conocimientos básicos no me fallaban, de aquel maldito infierno; solamente le faltaban los muros en llamas y los ríos de lava ardiendo.
Un buen rato después de entrar a aquella trampa mortal para los poco precavidos y por un instante, mientras esquivaba ágilmente a un enorme jabalí que más bien parecía un cuerpoespín por las púas en su lomo, recordé con algo de nostalgia cuando aún pertenecía a los Black Seas, y más aún recordé a Shaky. En ese preciso instante esbocé una sonrisa pícara, agarré por el mango a mi querida guadaña Umbra y con un veloz movimiento del brazo le di un tajo en el cuello al animal; por experiencia sabía que no había posibilidad de irse sin más, si te empezaban a perseguir había que matarlos.
-Espero volver a verte, Shaky. Siempre que te veía luchar mis ganas de enfrentarme a ti aumentaban...- Mis palabras se perdieron en el viento, sabía perfectamente que nadie me escuchaba pero aún quise decirlo; así de simple soy a veces... Bueno, más bien siempre.
Di varias estocadas al aire con Umbra intentando así quitar una parte de la sangre que había quedado en ella. Por otro lado, la que cayó en mi ropa no iba a poder quitarla de allí en mucho tiempo. Darle a un animal en la yugular no era buena idea si no querías acabar bañándote en plasma sanguíneo y sus componentes.
La gran cantidad de vegetación, en vez de lo que a muchos le podría parecer, me resultaba cómoda. Cada vez más me acostumbraba a moverme por lugares llenos de árboles; me era bastante divertido saltar de árbol en árbol tal y como estaba haciendo en aquel instante, lo único que me lo dificultaba un poco eran los dos martillos que llevaba a cada lado de mis caderas y la sombra blanca que llevaba en la espalda. Aunque si necesitaba un empujoncito con impulsarme en el aire con una de las técnicas del rokushiki me era suficiente para no partirme la cara contra el suelo.
Me quedé varado en una de las ramas de un árbol cualquiera cuando vi una escena poco común en aquel lugar si yo no estaba por allí: un gigantesco dinosaurio algo muerto bajo un tío bastante raro y de aspecto tétrico. Aun estando a unas decenas de metros sentí un aura peligrosamente sádica. Aunque pensándolo bien, también podía ser otra cosa.
-¿Qué? ¿Con ganas de luchar verdad?
"¡Shishishishi! Déjame luchar enano, que hace tiempo que no salgo de éste maldito lugar." Escuché retumbar en mi cabeza.
-Si no sales es porque soy más fuerte que tú- Dibujé maliciosamente una sonrisa en mi rostro. -así que si quieres luchar, gáname en fuerza de voluntad...-
Me dejé caer por un lado del árbol sin perder un segundo de vista al pelinegro, sujeté con la mano derecha mi martillo de kairoseki y lancé un fuerte movimiento descendente, que causó un pulso de energía que se dirigió directo a él. Éste chocó a escasos metros del blanco causando una leve brisa; mi intención principal era no acertar, solo quería hacerle saber que tenía ganas de luchar. Caí cual pluma sobre hiedra que casi se me enreda en los zapatos, mantenía todavía mi martillo en la mano mientras su contra aún en mi lateral izquierdo, la sangre de la guadaña comenzaba a secarse, y mi rostro aún mostraba la misma sonrisa.
-¿Sabes que está prohibido matar a la fauna local de la isla?- Dije lleno de sarcasmo en mi interior.
No iba a dejar que fuera el primero en mover ficha, eso lo tenía claro. Además, quería saber si me iba a enfrentar a un verdadero inestable mental como lo era yo, o si el bicharraco que tenía debajo estaba ya muerto cuando llegó. Alcé el martillo, lo llevé hasta el otro extremo de mi cuerpo lateralmente, lo recubrí con un manto de energía que se tornó de color blanco casi al instante, y con un fuerte golpe al aire una fuerte onda expansiva que podría reventar un árbol de los gigantes que había por el lugar fue directo a su cara. El diámetro de aquella energía era casi de metro y medio, y nos separaban unos quince metros, quizá más, excepto que fuera un manco total no creo que le resultara demasiado difícil evadirla.
-Rikudori Hanmā, Ganseki Tsundora- Solté en un susurro casi imperceptible, esperando a poder tener un combate interesante con un comleto desconocido en un lugar que odiaba con todas mis fuerzas.
"No, si ya sabía yo que no debía volver a tocar el timón de un barco en mi vida..." Suspiré apenumbrado mientras me adentraba por una pequeña playa de arena blanca en la zona sur, si mi brújula y mis conocimientos básicos no me fallaban, de aquel maldito infierno; solamente le faltaban los muros en llamas y los ríos de lava ardiendo.
Un buen rato después de entrar a aquella trampa mortal para los poco precavidos y por un instante, mientras esquivaba ágilmente a un enorme jabalí que más bien parecía un cuerpoespín por las púas en su lomo, recordé con algo de nostalgia cuando aún pertenecía a los Black Seas, y más aún recordé a Shaky. En ese preciso instante esbocé una sonrisa pícara, agarré por el mango a mi querida guadaña Umbra y con un veloz movimiento del brazo le di un tajo en el cuello al animal; por experiencia sabía que no había posibilidad de irse sin más, si te empezaban a perseguir había que matarlos.
-Espero volver a verte, Shaky. Siempre que te veía luchar mis ganas de enfrentarme a ti aumentaban...- Mis palabras se perdieron en el viento, sabía perfectamente que nadie me escuchaba pero aún quise decirlo; así de simple soy a veces... Bueno, más bien siempre.
Di varias estocadas al aire con Umbra intentando así quitar una parte de la sangre que había quedado en ella. Por otro lado, la que cayó en mi ropa no iba a poder quitarla de allí en mucho tiempo. Darle a un animal en la yugular no era buena idea si no querías acabar bañándote en plasma sanguíneo y sus componentes.
La gran cantidad de vegetación, en vez de lo que a muchos le podría parecer, me resultaba cómoda. Cada vez más me acostumbraba a moverme por lugares llenos de árboles; me era bastante divertido saltar de árbol en árbol tal y como estaba haciendo en aquel instante, lo único que me lo dificultaba un poco eran los dos martillos que llevaba a cada lado de mis caderas y la sombra blanca que llevaba en la espalda. Aunque si necesitaba un empujoncito con impulsarme en el aire con una de las técnicas del rokushiki me era suficiente para no partirme la cara contra el suelo.
Me quedé varado en una de las ramas de un árbol cualquiera cuando vi una escena poco común en aquel lugar si yo no estaba por allí: un gigantesco dinosaurio algo muerto bajo un tío bastante raro y de aspecto tétrico. Aun estando a unas decenas de metros sentí un aura peligrosamente sádica. Aunque pensándolo bien, también podía ser otra cosa.
-¿Qué? ¿Con ganas de luchar verdad?
"¡Shishishishi! Déjame luchar enano, que hace tiempo que no salgo de éste maldito lugar." Escuché retumbar en mi cabeza.
-Si no sales es porque soy más fuerte que tú- Dibujé maliciosamente una sonrisa en mi rostro. -así que si quieres luchar, gáname en fuerza de voluntad...-
Me dejé caer por un lado del árbol sin perder un segundo de vista al pelinegro, sujeté con la mano derecha mi martillo de kairoseki y lancé un fuerte movimiento descendente, que causó un pulso de energía que se dirigió directo a él. Éste chocó a escasos metros del blanco causando una leve brisa; mi intención principal era no acertar, solo quería hacerle saber que tenía ganas de luchar. Caí cual pluma sobre hiedra que casi se me enreda en los zapatos, mantenía todavía mi martillo en la mano mientras su contra aún en mi lateral izquierdo, la sangre de la guadaña comenzaba a secarse, y mi rostro aún mostraba la misma sonrisa.
-¿Sabes que está prohibido matar a la fauna local de la isla?- Dije lleno de sarcasmo en mi interior.
No iba a dejar que fuera el primero en mover ficha, eso lo tenía claro. Además, quería saber si me iba a enfrentar a un verdadero inestable mental como lo era yo, o si el bicharraco que tenía debajo estaba ya muerto cuando llegó. Alcé el martillo, lo llevé hasta el otro extremo de mi cuerpo lateralmente, lo recubrí con un manto de energía que se tornó de color blanco casi al instante, y con un fuerte golpe al aire una fuerte onda expansiva que podría reventar un árbol de los gigantes que había por el lugar fue directo a su cara. El diámetro de aquella energía era casi de metro y medio, y nos separaban unos quince metros, quizá más, excepto que fuera un manco total no creo que le resultara demasiado difícil evadirla.
-Rikudori Hanmā, Ganseki Tsundora- Solté en un susurro casi imperceptible, esperando a poder tener un combate interesante con un comleto desconocido en un lugar que odiaba con todas mis fuerzas.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.