[Libre] Un frio buscar [Arabel - Zarlet - Killer Shadow - Jack Silvers]

Me encontraba entrenando mi fortaleza física, en una de las montañas nevadas. No sabía donde me encontraba ya que estaba perdido, pero era el lugar perfecto para entrenar. Estaba en una esplanada que había encontrado en medio de aquel bosque. Los pies se hundían debido a la densa nieve que me rodeaba. Esto dificultaba mi entrenamiento pero seguro que si superaba aquel entrenamiento me haría mas fuerte tanto físicamente como mentalmente.

Después de acabar mis entrenamientos matutinos, recogí mis dos katanas y me dispuse a entrenar cuerpo a cuerpo con Zarzi. Esté seguía siendo débil comparado con los espadachines a los que estaba acostumbrado a enfrentar, aunque era con el único que podía enfrentarme así que no me quejaba y poco a poco el tambien iba mejorando.

El frio hacía que mis golpes más veloces parecieran que fueran a cámara lenta, con cada paso que daba, me estropezaba y incluso aveces hacía que perdiera el equilibrio y cayera al suelo rendido y casi sin fuerzas. Cuando acabamos todas las sesiones de entrenamiento estaba agotado y lo único que quería era tomar un descanso.

Me subí a la rama de un árbol y me quede recostado hasta que poco a poco mis ojos se fueron cerrando hasta quedarme totalmente dormido. Cuando desperté al cabo de un par de horas, el cansancio parecía a ver desaparecido y mi dispuse a salir de las montañas y buscar alguna ciudad cercana.

Después de media hora andando por la montaña sin rumbo pude observar a la lejanía como había una ciudad. No sabía si era una imaginación mía de lo que estaba deseando encontrar o era simplemente lo que veía, pero como no tenía otra opción pues sin dudarle fui caminando hasta la ciudad.

Cuando llegue, aquello que parecía una ciudad más bien era una aldea pequeña, empece a observar todo lo que había a mi alrededor para no dar vueltas a lo tonto en el mismo lugar y ponerme a inspeccionar aquella aldea.

Las casas eran de madera antigua, las calles no se veían debido a la nieve pero el camino a seguir estaba claro. Después de un buen rato observando los lugares de aquel lugar pude encontrar una taberna y sin más preámbulos entre.

La taberna era pequeña, solo habían ocho mesas y en cada mesa habían cuatro sillas de madera pulida. Todo parecía muy tranquilo, ya que solo había una de aquellas mesas ocupadas y el resto estaba totalmente vacío. Me acerque a la barra y tome asiento en la barra. Cuando el camarero se acerco le dije:

-Me gustaría tomar un poco de shake.

El camarero con mucho gusto me trajo una botella de shake y le pregunte algo que me estaba llenando de la curiosidad.

¿Por cierto como se llama este pueblo? Mi estancia aquí a sido pura casualidad y la verdad es que no sé ni donde estoy, esto algo perdido y si fuera tan amable de ayudarme estaría muy agradecido.

El camarero no se sorprendió por aquellas palabras y con una voz firme pero ronca me contestó.

-Estás isla se llama El reino de sakura, y estas en la aldea Cimarrón. No somos muy conocidos pero habitualmente tenemos visitas de aventureros como usted que vienen de turismo.

El viento soplaba tan fuerte que prácticamente me veía obligado a tener que bajar mi vista por momentos para no sentir el golpe de frente, mis pies se perdían entre la inmensa manta de nieve que cubría el lugar por completo, la túnica negra que me cubría desde mi cabeza hasta mis tobillos, se había cubierto por completo, sin duda este lugar no era para la gente débil, un cruel invierno se posaba sobre la isla y yo tenia que seguir mi camino sin importar el tiempo. Por momentos creí a perder i rumbo y mi dirección entre toda esa nieve, mi objetivo en ese lugar era conseguir algo de comida y un refugio, pues en este lugar jamas se sabría cuando comenzaría o dejaría de nevar y para empeorar todo, no conocía ni el mas remoto lugar de este sitio.

Mi única opción era seguir caminando sin rumbo alguno, solamente guiándome de mi intuición, que a decir verdad era muy poca.Demonios este lugar es un infierno congelado, a este paso no conseguiré nada. seguí caminando, metros mas adelante me percate de unos aullidos al parecer de los lobos que habitan estos lugares y segundos después unos disparos con arma de fuego, que parecía perderse entre el fuerte soplido del viento, que cada ves mas me congelaba los huesos, voltee mi vista un poco desorientado para intentar localizar el lugar exacto de donde provenían los disparos, pero se hacia muy difícil, poder identificar el lugar, por fin y después de unos segundos de meditar decidí tomar el camino que yo creía correcto.

Apresure mi paso en dirección a donde yo creí que provenían los disparos, pero la nieve me estropeaba en mucho mi velocidad, mi respiración agitada debido al esfuerzo por correr entre la nieve, pero después de unos minutos de correr entre un paisaje blanco, logre llegar al lugar de donde provinieron esos disparos, pero no podía ver nada, por la ventisca que comenzaba a caer en el lugar. Así que me cubrí bien y espere por unos momentos, pensando en un nuevo plan. Tsss solo perdí tiempo y me desvié de mi rumbo por venir a ver que pasaba y no hay nada. Cruce mis brazos y me quede pensativo por unos minutos.

El mar empezaba a estar picado, pero por suerte estaba llegando a su destino. La isla había pasado de ser una marca en el horizonte a abarcar el mismo. Decidió que por seguridad, desembarcaría en alguna cala cercana al pueblo en lugar de en el puerto del mismo. Si debía huir de la isla tras los asuntos que le habían traído a esta, sería mejor que no tuviese su única vía de escape en el puerto. Era seguro que en caso de querer detenerle le esperarían allí. En su lugar puso rumbo hacia la cala que había visto antes. Allí su barco estaría resguardado de la tormenta y además oculto a la vista de ojos indiscretos. Alzó la vista al cielo y observó la nieve que empezaba a caer. "Una ventisca" pensó "No hubiese podido pedir un mejor momento para mis planes. Ahora todo será más sencillo."

Cualquier que hubiese estado cerca de la susodicha playa habría podido ver llegar a una barcaza de un solo compartimento con una vela negra que tenía una "A" de color rojo rodeada por un círculo del mismo color. De repente se abrió la puerta del camarote y salió al exterior un hombre envuelto en una capa negra con un sombrero de ala ancha del mismo color. Su pelo, castaño oscuro, era liso y bastante largo. Parecía ser anormalmente pálido, pero cualquiera que se acercase lo suficiente vería que su rostro era en realidad una careta blanca que mostraba una cara sonriente con perilla y bigote.

El hombre bajó de un salto a la playa cubierta de hielo y nieve. Salió caminando de la playa en busca de un camino, pero la gran ventisca empeoraba por momentos, y parecía que si había alguna cerca, ya estaría cubierto. Debido a esto, decidió guiarse por lo que recordaba haber visto desde el barco y siguió el contorno de la costa. Finalmente, cuando llegó al pueblo, la ventisca era tal que poco podía ver a través de la nieve que caía. "Y ahora, ¿Dónde estará el ayuntamiento? ¿Habrá marines en este pueblo?"

Paseó por el pueblo, mientras la tormenta le azotaba. Hacía un frío insufrible y no sabía dónde meterse. No encontraba la taberna local. Se cubrió bien con la capa y siguió avanzando hasta ver un edificio grande rodeado por un elevado muro de piedra. El único acceso al recinto era una verja bastante alta también y acabada en pinchos. "El ayuntamiento" adivinó. Vio que tras las verjas había una caseta de la que salía luz por las ventanas. "Hay guardias, pero no me verán entrar con la que está cayendo". Abrió por un momento la capa y sacó de esta un gancho con una curda enrollada. Con cierto esfuerzo, debido a que la cuerda estaba rígida por el frío y los guantes se le mojaban al deshacerse la nieve en estos, logró deshacer el nudo. Volteó el gancho y lo lanzó hacia la parte superior del muro. Notó como se enganchaba, y dio un par de tirones para comprobar que no se le iba a soltar mientras subía. Tras eso, comenzó a trepar por la cuerda.

Ahora estaba fuera de mi rumbo y con toda esta nieve, me sentía en un congelador enorme y sin fin, mi aliento se convertía en humo debido a la baja temperatura y yo seguía cruzado de manos, intentando calentarme lo mas que pudiera, el lugar comenzó a nevar típico de este lugar, ahora estaría deseando, estar en un lugar muy caliente y lejos de toda esta nieve. Me puse de pie y me disponía a tomar nuevamente un rumbo cualquiera pero un ruido llamo mi atención,un ruido poco común que se perdía entre el chiflido del aire.

No hice mas que permanecer en el lugar que estaba, pues el ruido parecía acercarse a mi con mucha rapidez, ademas el la nieve que me congelaba casi por completo, comenzaba a adormecerme mis músculos, moviéndome con mayor dificultad a cada segundo. Debido a la nieve que se encontraba por toda mi túnica, me camuflajeaba perfectamente con el entorno. En este momento gire mi vista a un costado de mi, pues ese ruido ya estaba a mi lado, pero que rayos esta pasando, es una gigante. me quede inmóvil por unos segundos a causa de lo que veía, una mujer de aproximadamente 20 metros y al parecer buscaba algo o a alguien.

En este momento decidí seguirla, pues yo ya no tenia idea alguna de a donde ir o que hacer, así que decidí seguirla, tal ves ella sabría llegar a un pueblo y no tenia nada que perder, al ver que la gigante comenzó a correr, apresure mi paso y comencé a seguirla como mi ultima opción, viable para salir de este lugar entre la nada.

El enmascarado logró trepar el muro sin incidentes. Cuando llegó a arriba de todo, se paró un momento para recoger la cuerda y el gancho de cuclillas sobre el muro. Se lo volvió a guardar y se dispuso a bajar al otro lado del muro. Se colgó del mismo para que al saltar la caída fuese la mínima posible, y se tiró. Con una agilidad felina cayó, rodó por el suelo y se levantó de un salto. Había hecho ruido contra la nieve al caer, pero la ventisca ocultó el sonido. Decidido a actuar se sacudió la nieve de la capa, desenvainó un cuchillo que llevaba al cinto y su pistola, y avanzó medio corriendo medio agachado a través del patio.

- ¡Ey, tú!

Entre la nieve se le aproximaba una figura que llevaba un fusil en las manos. Estaba a unos cinco metros del edificio. Podía ir corriendo y entrar a saco por una ventana del piso bajo, pero haría mucho ruido y su perseguidor informaría a los demás guardias. Debía eliminarlo ahí mismo, y haciendo el mínimo ruido posible. Guardó su pistola y sacó un segundo cuchillo. El hombre comenzó a correr hacia él apuntándole con el fusil.

Renegade Sokudan: Armed Shadow

El enmascarado comenzó a moverse en zigzag a una velocidad increíble, avanzando y retrocediendo. Entre la rapidez de su técnica y la escasa visibilidad, el hombre parecía aparecer y desaparecer. Antes de que el guardia tuviese tiempo de plantearse como afrontar tan temible habilidad, disparar a tontas y a locas o llamar a los demás, el extraño asaltante se lanzó sobre él derribándolo y clavándole un puñal en el estómago. El guardia soltó el fusil por acto reflejo, que quedó entre ambos luchadores, y agarró la otra mano del asesino. Logró con esto pararle justo antes de que el puñal de este le atravesase el cuello. Con la otra mano busco su propio cuchillo, pero su enemigo comenzó a retorcer el puñal de la otra mano en su estómago. Comenzó a chillar de dolor y dirigió la vista al nublado cielo, pero antes de que pudiese dar un grito lo suficientemente fuerte como para hacerse audible a través de la tormenta, el asesino liberó su otra mano y le cortó el cuello con el cuchillo. El guardia gorgoteó y se llevó la mano al cuello.

- No es nada personal. No eras tú quien tenía que morir hoy. - dijo el de la máscara, con cierto tono de pena antes de rematarlo.

De una cuchillada que le entró por el ojo y le atravesó el cerebro, puso fin al sufrimiento del agonizante hombre. Arrancó sus dos cuchillos del cuerpo del muerto, los limpió contra la ropa de este y se los guardó. Caminó hacia el edificio. Era grande y de piedra, bastante ornamentado. Tenía tres pisos. "Bien, puedo infiltrarme por el piso inferior y subir por dentro arriesgándome a ser descubierto, o aprovechar la inútil decoración exterior para trepar y probar suerte en el segundo o el tercer piso. En fin, nunca viene mal algo de ejercicio físico."

Se acercó a la pared. El viento venía del sentido contrario, con lo cual la nieve no daba contra ese muro. Estaría razonablemente resguardado contra los elementos mientras ascendía y la pared no estaría mojada. El problema eran sus propios guantes, llenos de nieve. Se los limpió contra la parte interna de la capa y comenzó a escalar.

Seguía en la taberna tomando algo de shake, mientras hablaba con el amable tabernero. Este llevaba una camisa blanca, unos pantalones vaqueros negros y un delantal puesto. El local seguía estando vacío, que la verdad es que se agradecía esa tranquilidad. Pasado unas horas en la tasca refugiándome del frio, me dispuse a salir y buscar un local en el cual hospedarme, por al menos ese día u algunos más.

Cuando salí de la taberna mis ojos no podían creerse lo que estaba viendo. Una gigante de aproximadamente veinte metros, aunque no lo podía saber con certeza, estaba enfrente mía. Esta gran mujer llamó mucho mi curiosidad y al parecer la de Zarzi también.

-¿Que hace una gigante pos estos mares?

Dije con voz fuerte y firme para que se escuchara tras la ventisca que estaba empezando a ver a nuestro alrededor.

Esas palabras fueron las primeras que se me vinieron a la mente, después empece a recapacitar y supe que no fueron las palabras más adecuadas para decir en aquella ocasión.

-Perdona el ser tan maleducado, me llamo Zarlet, pero me llena de curiosidad saber el que hace una gigante por estos lugares, ya que vosotros no soléis salir mucho de vuestras islas natales.

El frío empezaba a congelar mis huesos y eso que acababa de salir de la taberna, si esto seguía así debería de usar mi akuma para resguardarme del frío con la piel del tigre blanco recubriendome, aunque si lo hacía seguramente se asustaría y me consideraría su enemigo y tampoco es que con los rumores que corren sobre los gigantes, no tenía mucha ilusión de meterme en una lucha suicida, así que antes que nada me quede callado esperando su respuesta.

OFF: Si en algún momento tardo mucho en contestar y no estáis interactuando conmigo, saltadme. Estoy demasiado ocupado con los exámenes para ser todo lo activo que suelo ser.

ON: El hombre trepaba con habilidad por el edificio, apoyándose en las irregularidades ornamentales de la pared y en las cornisas. Mostraba una gran coordinación y destreza, a pesar del frío que sentía. Notaba todo el cuerpo entumecido y cada cacho que ascendía era una agonía para sus torturados músculos. Logró llegar al segundo piso y descanso un momento apoyado en la ventana. Observó el interior. Era una largo pasillo con una alfombra lujosamente decorada. Además de eso alcanzaba a ver puertas a los lados del pasillo. Observó un momento más con obvia desaprobación la alfombra y continuó ascendiendo.

Cuando llegó al tercer piso, tanteó la ventana empujándola y golpeándola levemente para ver hacia qué lado se abría, comprobando que era hacia dentro. Después acercó su ojo (O más bien el agujero de la máscara) al punto donde se unían ambas partes de la ventana para ver cómo se mantenía cerrada. No parecía tener cerrojo. Se echó a un lado y desde un extremo vio a través del cristal una varilla de metal que salía de uno de los marcos de la ventana y se enganchaba a un cacho de metal retorcido en forma de circunferencia en el otro. Sería pan comido. Sacó uno de sus cuchillos, lo coló por la rendija y levantó el cierre mientras empujaba. La ventana se abrió hacia dentro mientras las bisagras chirriaban levemente. Entró rápido y volvió a cerrar. Mientras se frotaba los brazos para entrar en calor, observó a su alrededor. Estaba en lo que parecía una sala de estar. Cerca suya había un par de sillones y una mesita de madera frente a una chimenea con restos de un fuego reciente. Cerca había un par de estanterías llenas de libros y mapas. A un lado había una arcada que mostraba el final de unas escaleras y al otro una puerta. Era obvio a dónde tenía que ir.

De repente escuchó ruidos de la escalera. Sin pensarlo dos veces, se metió dentro de la chimenea y comenzó a trepar por esta hacia arriba un par de metros. Después se mantuvo en el sitio, apoyado con piernas y brazos contra los lados. No duraría mucho tiempo así, pero esperaba que el suficiente.

- No tiene dónde ocultarse, entrad ahí y cargáoslo.

Escuchó ruidos de pasos por toda la habitación. Por el ruido parecía que estaban moviendo los sillones y las estanterías. Escuchó de repente cómo llamaban a la puerta y la abrían.

- ¿Qué demonios es esto? Estoy ocupado. Tengo mucho trabajo. ¿No veis que tengo que dirigir un reino?

- Perdone, señoría. Alguien se ha colado en el edificio. Le vieron trepando por este lado de la fachada.

- Pues aquí no está. Que uno de vosotros se quede en la puerta vigilando, pero sin hacer ruido. El resto marchaos.

Escuchó la puerta cerrarse y ruidos de pasos que se alejaron y poco después resonaron en las escaleras. "Bingo. Ya te tengo, viejo zorro. Ahora el peso de la justicia del pueblo caerá sobre ti" Las piernas y los brazos le temblaban por el esfuerzo. Ahora sólo quedaba dejarse caer, matar velozmente al guardia y completar su tarea.

No tenia demasiado tiempo como para liarme en conflictos, el clima era agradable, estaba bien cubierta, y el echo que me guste el frio y me encante mas aun la nieve era un lugar maravilloso, me acerque al lugar donde podia comprar muchos suministros medicos. Me mantube en contacto, con la Gran casa, que era el acorazado. Pero algo que jamas espere sucedió.

Niña - Hola señora gigante, disculpe, este podría cargarme. Quisiera poder ver todo el pueblo.

Su madre estaba a un par de metros parece ser que estaba conversando con otra amiga suya y la niña se escapo de su lado ya que cuando se dio cuenta comenzó a regañarla, yo sonreí. Pues claro que la cargaría.

Ara - Claro ven, sube a mi mano.

Le di un vistazo del panorama era hermosa la sonrisa que poseía la niña esa alegria que irradiaba de sus ojos por un capricho tan simple para mi. Alegrar tanto el dia de una persona. Subirla un poco de altura, siendo que usualmente me gustaría ser mas bajita, para entrar a todos los recovecos ya que estas embarcaciones en las que sirvo no están ideadas para mi. Después de eso la baje, pase a retirarme. Camine con rumbo de regreso, a donde estaban mis subordinados. Para verificar que todo procedió con calma.