Karl Vs Nocturne.
SkypieaIsla en el cielo que fue transportada por una corriente marina vertical, una isla con muchas riquezas y muchos misterios sueltos. La parte principal y original de Skypiea es Angel Island. Contiene todo casa de los habitantes y es hogar del famoso Lovely Street. Existe un muelle así como casas, tiendas y las boinas blancas. Angel Island se hace de las nubes de la isla. Todos los ciudadanos han venido a tener un diverso sentido del crimen desde que Enel asumió el control, y se vuelven débiles cuando se dan cuenta que están confiando cualquier clase de crimen. La otra parte de Skypiea es Upper Yard esta fue arrojada al cielo por la Knock-Up Stream. Upper Yard es el hogar tanto de los guardianes del Dios y el dios actual de Skypiea, que sirve realmente más como gobernador. Se prohíbe caminar sobre Upper Yard, pues se considera " tierra sagrada". Los árboles y los animales en Upper Yard han crecido enormes, debido a la disminución de la atmósfera . Las ruinas de Shandora permanecen aquí, con Giant Jack atravesandolo a través del centro
Turnos: Karl - nov - karl ......
Moderaciones: Devid2X
Reglas
- El combate será a KO.
- No habrá fecha límite.
- No habrá tiempo límite para postear (Nada de saltos).
- El ganador recibirá 1500 de experiencia.
- El perdedor recibirá 750 de experiencia.
- Si nocturne gana obtendrá precio por su cabeza correspondiente.
- Si pierde karl se queda con su recompensa.
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Akuma no mi
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Un hombre envuelto en una capa negra con capucha avanzaba por el bosque. Miraba a su alrededor de manera continua, como buscando a alguien. Se podía apreciar a pesar de la capucha, si uno se hubiese acercado lo suficiente, que era más bien joven aunque no era ningún adolescente. Una barba marrón corta pero espesa cubría su rostro, y ya se apreciaban algunas ligeras líneas de expresión en su piel, que en un futuro serían arrugas.
Este hombre era el famoso marine Lion D. Karl, el capitán de la Brigada Disciplinaria. Esta flota era conocida por ser el arma del Gobierno a la hora de aplastar sublevaciones y castigar islas que se sabe que dan cobijo a criminales. Sus acciones suelen estar a medio camino entre la legalidad y el abuso de poder, pero como al Gobierno le conviene un grupo así, nunca son sancionados. Lion D. Karl era un hombre especialmente controvertido; por un lado unos le consideran un justiciero con las ideas claras, alguien con el carácter suficiente para tomar medidas duras que los cobardes no se atreverían. Para otros, es un ser inhumano y cruel capaz de aniquilar a la gente por diversión. Sin embargo, ambas versiones se alejan de la realidad. Lion D. Karl no es ni un monstruo ni un justiciero. Es tan sólo alguien que busca su propio beneficio.
Le habían dado el soplo de que un importante miembro de la Revolución andaba por la isla, y Karl supo que sería un buen momento para ganarse un dinero con la recompensa... y posiblemente un ascenso. Por ello, había puesto rumbo a la misma y tras reunirse con su contacto, se internó en el bosque hacia la zona por donde supuestamente andaba su presa.
Este hombre era el famoso marine Lion D. Karl, el capitán de la Brigada Disciplinaria. Esta flota era conocida por ser el arma del Gobierno a la hora de aplastar sublevaciones y castigar islas que se sabe que dan cobijo a criminales. Sus acciones suelen estar a medio camino entre la legalidad y el abuso de poder, pero como al Gobierno le conviene un grupo así, nunca son sancionados. Lion D. Karl era un hombre especialmente controvertido; por un lado unos le consideran un justiciero con las ideas claras, alguien con el carácter suficiente para tomar medidas duras que los cobardes no se atreverían. Para otros, es un ser inhumano y cruel capaz de aniquilar a la gente por diversión. Sin embargo, ambas versiones se alejan de la realidad. Lion D. Karl no es ni un monstruo ni un justiciero. Es tan sólo alguien que busca su propio beneficio.
Le habían dado el soplo de que un importante miembro de la Revolución andaba por la isla, y Karl supo que sería un buen momento para ganarse un dinero con la recompensa... y posiblemente un ascenso. Por ello, había puesto rumbo a la misma y tras reunirse con su contacto, se internó en el bosque hacia la zona por donde supuestamente andaba su presa.
Nocturne93
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Akuma no mi
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Todas aquellas turbulencias en un momento. La sensación de ser empujado hacia la madera del casco a una velocidad alarmante, con una fuerza sobrenatural. Aquello solo podía significar que lo había encontrado. La corriente ascendente me había atrapado.
Volaba hacia las nubes a una velocidad que jamás había experimentado, aun a consecuencia de mi akuma no mi. El Kodai Ryu había sido literalmente catapultado hacia los cielos por un chorro de agua. Sentía la madera crujir bajo mis pies, los tablones agrietándose con el peso de los tripulantes. Las velas eran desgarradas y caían a cubierta oprimiendo mi cuerpo y cortándome la respiración que ya me era escasa por la velocidad a la que viajábamos.
Rajé rápidamente la vela de encima de mi cabeza con la hoja de mi brazo derecho, me puse boca abajo para que la presión no me causase daños. Ya estaba cesando, sentía que iba perdiendo velocidad poco a poco.
Atravesamos el mar de nubes que se observa desde la superficie de Jaya, la embarcación de Shinri no Tsukai saltó por encima de las nubes y prácticamente se quedó sin más energías para seguir ascendiendo. Lo cual solo podía significar una cosa.
- ¡SUJETAROS TODOS!
Mi grito se escuchó como un chillido estridente en mitad de la calma y silencio que reinaba en aquél lugar. Si había alguien fuera sería muy peligroso, aunque por suerte les había mandado a todos a que entrasen en el interior y buscasen un lugar donde poder mantener sus cuerpos fijos.
El Kodai Ryu comenzó a descender, y yo me incorporé. Mi cuerpo quedaría flotando durante unos instantes por acción del geppou. No podía agarrarme a nada en mitad de cubierta, y así me aseguraba de que no perdíamos nada valioso, o que nadie se caía al mar. Al fin y al cabo eramos todos usuarios de akuma no mi.
Tras estar a un segundo de diferencia de caída del barco dejé caer mi cuerpo para ir detrás de él. Por suerte no había nada que se marchase fuera del barco, ni nada ni nadie. El mar de nubes sobre el que ahora caía la embarcación era distinto del cual habíamos atravesado. Este no lo atravesó la embarcación.
Con un potente sonido de agua el barco cayó generando dos olas masivas de agua y estremeciendo toda la madera de la embarcación. De las ya ausentes velas solo quedaba algún resquicio resquebrajado, el puesto vigía había sido destrozado, y solo esperaba que la quilla siguiese intacta.
Caí en el centro del casco, con una pierna arrodillada. Me puse en pié y observé que el barco estaba en bastante mal estado y mojado por todas partes. Se escuchó un fuerte crujido y de pronto estaba yo cayendo al nivel inferior del barco por un agujero que se había abierto. Me hallaba en la bodega de carga, donde todo había sido revuelto y los barriles se habían destruído. El suelo estaba lleno de agua y ron con el que quedé empapado por completo.
- Joder. Esto no es bueno. -murmuré con un gesto de preocupación.
El Kodai Ryu no había viajado mucho, pero si que había sido dañado a más no poder, especialmente en éste viaje. Salí de allí doliéndome de la cabeza, ya que había golpeado contra una madera quebrada de un barril.
Cuando salí al exterior observé una gran playa que abarcaba bastante terreno. No me había fijado desde las alturas. Pero era extraño, tenía entendido que antes había que pasar por un peaje para poder llegar hasta lo alto de la isla. Y sin embargo el Kodai Ryu ya había llegado a lo más alto. ¿Tan potente había sido la corriente ascendente ésta vez?
Entré al barco para avisarles que se mantuvieran allí, que yo iba a buscar ayuda en la isla para la embarcación. Tras lo cual salí de allí y ejecuté kamisori para llegar rápidamente a la playa. Por donde comencé a caminar aguardando encontrarme con alguien que me pudiese ayudar.
Volaba hacia las nubes a una velocidad que jamás había experimentado, aun a consecuencia de mi akuma no mi. El Kodai Ryu había sido literalmente catapultado hacia los cielos por un chorro de agua. Sentía la madera crujir bajo mis pies, los tablones agrietándose con el peso de los tripulantes. Las velas eran desgarradas y caían a cubierta oprimiendo mi cuerpo y cortándome la respiración que ya me era escasa por la velocidad a la que viajábamos.
Rajé rápidamente la vela de encima de mi cabeza con la hoja de mi brazo derecho, me puse boca abajo para que la presión no me causase daños. Ya estaba cesando, sentía que iba perdiendo velocidad poco a poco.
Atravesamos el mar de nubes que se observa desde la superficie de Jaya, la embarcación de Shinri no Tsukai saltó por encima de las nubes y prácticamente se quedó sin más energías para seguir ascendiendo. Lo cual solo podía significar una cosa.
- ¡SUJETAROS TODOS!
Mi grito se escuchó como un chillido estridente en mitad de la calma y silencio que reinaba en aquél lugar. Si había alguien fuera sería muy peligroso, aunque por suerte les había mandado a todos a que entrasen en el interior y buscasen un lugar donde poder mantener sus cuerpos fijos.
El Kodai Ryu comenzó a descender, y yo me incorporé. Mi cuerpo quedaría flotando durante unos instantes por acción del geppou. No podía agarrarme a nada en mitad de cubierta, y así me aseguraba de que no perdíamos nada valioso, o que nadie se caía al mar. Al fin y al cabo eramos todos usuarios de akuma no mi.
Tras estar a un segundo de diferencia de caída del barco dejé caer mi cuerpo para ir detrás de él. Por suerte no había nada que se marchase fuera del barco, ni nada ni nadie. El mar de nubes sobre el que ahora caía la embarcación era distinto del cual habíamos atravesado. Este no lo atravesó la embarcación.
Con un potente sonido de agua el barco cayó generando dos olas masivas de agua y estremeciendo toda la madera de la embarcación. De las ya ausentes velas solo quedaba algún resquicio resquebrajado, el puesto vigía había sido destrozado, y solo esperaba que la quilla siguiese intacta.
Caí en el centro del casco, con una pierna arrodillada. Me puse en pié y observé que el barco estaba en bastante mal estado y mojado por todas partes. Se escuchó un fuerte crujido y de pronto estaba yo cayendo al nivel inferior del barco por un agujero que se había abierto. Me hallaba en la bodega de carga, donde todo había sido revuelto y los barriles se habían destruído. El suelo estaba lleno de agua y ron con el que quedé empapado por completo.
- Joder. Esto no es bueno. -murmuré con un gesto de preocupación.
El Kodai Ryu no había viajado mucho, pero si que había sido dañado a más no poder, especialmente en éste viaje. Salí de allí doliéndome de la cabeza, ya que había golpeado contra una madera quebrada de un barril.
Cuando salí al exterior observé una gran playa que abarcaba bastante terreno. No me había fijado desde las alturas. Pero era extraño, tenía entendido que antes había que pasar por un peaje para poder llegar hasta lo alto de la isla. Y sin embargo el Kodai Ryu ya había llegado a lo más alto. ¿Tan potente había sido la corriente ascendente ésta vez?
Entré al barco para avisarles que se mantuvieran allí, que yo iba a buscar ayuda en la isla para la embarcación. Tras lo cual salí de allí y ejecuté kamisori para llegar rápidamente a la playa. Por donde comencé a caminar aguardando encontrarme con alguien que me pudiese ayudar.
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Akuma no mi
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Karl avanzaba por el bosque cuando escuchó un ruido de griterío y algo grande y pesado cayendo al mar de nubes. El marine corrió hacia la playa. Una vez llegó, se quedó escondido entre los árboles, asomando sólo su cabeza encapuchada. Vio un enorme navío balanceándose y las nubes agitadas, por lo que dedujo que acababa de subir por la corriente ascendente. Le extrañó que subiesen tan arriba. Se fijó en la bandera del barco y sonrió. "Así que aún llegas ahora, viejo zorro... da igual. El caso es que te he encontrado."
De repente vio a una figura desplazándose por el aire hasta la playa. Podía imaginarse quién era, pero nunca lo había visto en persona. Pero sí, parecía él. De hecho cuando llegó a la playa lo pudo observar más de cerca. Desde luego era clavado al de los carteles de recompensa. Sacó el den den mushi para informar al barco.
- Aquí Quimera. He localizado al revolucionario Azumi Kento. Trataré de reducirle y arrestarlo vivo... si no vuelvo en tres horas, enviad a Garoon con una patrulla.
Tras decir esto, colgó el den den mushi y se lo guardó. Tragó saliva. Se iba a enfrentar a alguien con una recompensa similar a la de su némesis, Allen Walker... posiblemente fuese incluso más fuerte. No había derrotado aún a Allen, de hecho este le había aplastado en su último combate. Pero de todos modos Karl había mejorado. Se sentía preparado para aquel reto, y dispuesto a darlo todo. Se crujió los nudillos, se quitó la capucha y salió de su escondrijo. Caminó con normalidad en su dirección, como si fuese lo más normal del mundo que un hombre vestido con una capa negra saliese de un bosque ancestral. Esperaba que no le reconociese a pesar de su fama, dado que no llevaba el uniforme de marine, se había dejado barba completa y llevaba tapado su característico tatuaje de quimera. Se acercó a él con una sonrisa amable. Su idea era pillarlo con la guardia baja y poder atacarle a corta distancia, donde su rival tendría menos tiempo para reaccionar.
- Salud. Veo que sois forastero como yo. ¿Por casualidad no conoceréis la isla y sabréis dónde puedo encontrar el pueblo?
Esperaba que su actitud amigable y su tono calmado mitigasen los posibles recelos del otro. Repentinamente, sin previo aviso de ningún tipo, le lanzó una veloz patada lateral haciendo un barrido horizontal con la misma. La potencia de esta patada estaba por encima de lo normal, tanto por el increíble podría físico de Karl como por ser una técnica en sí bien estudiada y perfeccionada para tirar a los rivales a un lado con el impacto. Debido al veloz movimiento, la capa dejó al descubierto su increíblemente musculoso torso y el tatuaje de quimera que tenía en el pecho.
Sokudan Move: Sweeper [AIF]
- ¡Prepárate, Azumi Kento! ¡No tendré piedad contigo! - dijo mientras le atacaba.
De repente vio a una figura desplazándose por el aire hasta la playa. Podía imaginarse quién era, pero nunca lo había visto en persona. Pero sí, parecía él. De hecho cuando llegó a la playa lo pudo observar más de cerca. Desde luego era clavado al de los carteles de recompensa. Sacó el den den mushi para informar al barco.
- Aquí Quimera. He localizado al revolucionario Azumi Kento. Trataré de reducirle y arrestarlo vivo... si no vuelvo en tres horas, enviad a Garoon con una patrulla.
Tras decir esto, colgó el den den mushi y se lo guardó. Tragó saliva. Se iba a enfrentar a alguien con una recompensa similar a la de su némesis, Allen Walker... posiblemente fuese incluso más fuerte. No había derrotado aún a Allen, de hecho este le había aplastado en su último combate. Pero de todos modos Karl había mejorado. Se sentía preparado para aquel reto, y dispuesto a darlo todo. Se crujió los nudillos, se quitó la capucha y salió de su escondrijo. Caminó con normalidad en su dirección, como si fuese lo más normal del mundo que un hombre vestido con una capa negra saliese de un bosque ancestral. Esperaba que no le reconociese a pesar de su fama, dado que no llevaba el uniforme de marine, se había dejado barba completa y llevaba tapado su característico tatuaje de quimera. Se acercó a él con una sonrisa amable. Su idea era pillarlo con la guardia baja y poder atacarle a corta distancia, donde su rival tendría menos tiempo para reaccionar.
- Salud. Veo que sois forastero como yo. ¿Por casualidad no conoceréis la isla y sabréis dónde puedo encontrar el pueblo?
Esperaba que su actitud amigable y su tono calmado mitigasen los posibles recelos del otro. Repentinamente, sin previo aviso de ningún tipo, le lanzó una veloz patada lateral haciendo un barrido horizontal con la misma. La potencia de esta patada estaba por encima de lo normal, tanto por el increíble podría físico de Karl como por ser una técnica en sí bien estudiada y perfeccionada para tirar a los rivales a un lado con el impacto. Debido al veloz movimiento, la capa dejó al descubierto su increíblemente musculoso torso y el tatuaje de quimera que tenía en el pecho.
Sokudan Move: Sweeper [AIF]
- ¡Prepárate, Azumi Kento! ¡No tendré piedad contigo! - dijo mientras le atacaba.
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Caminaba por la plata observando maravillado aquél gran paraíso que se alzaba por arriba del mundo entero. La gran Skypiea, la ciudad del cielo. Es increíble que algo así pueda hallarse en mitad de la nada, suspendido en el aire. Aquellas nubes tan densas capaces de mantener encima pedazos de tierra firme, personas, e incluso mar.
De pronto de los árboles apareció una extraña silueta que vestía de negro con la cara al descubierto. Unos cabellos cortos aunque alborotados y un vello facial en su rostro un tanto característico. Tenía una barba un tanto abandonada, el cabello se le unía por arriba y por debajo del rostro con su vello facial, y con ese color castaño resaltaban en su rostro oscureciéndolo.
Salió de entre la maleza del bosque y comenzó a caminar en dirección hacia mí. Se acercaba como si nada. Ese tipo había salido de un bosque como si nada, debía de ser un nativo de allí, si yo entraba a ese bosque acabaría medio perdido y seguramente si conseguía salir dudaba que mi aspecto fuese tan bueno.
Se aproximó bastante hacia mí, parecía que estaba dando un paseo, sería la persona perfecta para preguntarle por un carpintero que pudiese ayudar a reparar el Kodai Ryu. Mas cuando estuvimos a bastante distancia él mismo comenzó a hablar.
- Salud. Veo que sois forastero como yo. ¿Por casualidad no conoceréis la isla y sabréis dónde puedo encontrar el pueblo?
¿Es un forastero también? Esto era raro. No sabe ni donde está el pueblo, y ha sabido moverse a través del bosque. Su capa negra parece estar en perfecto estado. Aun así tal vez sería precipitado alarmarse, tal vez sencillamente es un tipo que sabe moverse entre los bosques, lo cual tampoco puede ser muy agradable. No se todavía cuantos enemigos tengo por el mundo.
Me dispuse a contestarle algo, pero antes de darme cuenta mis ojos modificados comenzaron a observar un extraño movimiento en aquél tipo. Movía su pierna con rapidez. No tenía tiempo para reaccionar a prepararme una defensa. Por lo que lo único que pude hacer fue mantener la posición e intentar resistir el golpe que viniese.
Su pierna golpeó en mi propia pierna izquierda con potencia para hacerme sentir el dolor en los gemelos. De pronto arrastró con su pierna desde la parte trasera de la rodilla, lanzándome la pierna hacia arriba, e impulsando mi cuerpo hacia atrás, desestabilizando todo mi cuerpo con un simple golpe bastante duro.
Debía de actuar rápido. Y de primeras tan solo se me ocurrió aprovechar la caída de mi cuerpo para coger con la pierna que me quedaba y dar una patada con la potencia del geppou para tener las dos piernas a la altura, aunque la derecha la levanté un poco más por la inercia del geppou.
Mi cuerpo acababa poniéndose al revés, y posé las palmas de las manos para evitar golpearme con la cabeza. El impulso de mi anterior técnica todavía seguía arrastrando mi pierna. Me impulsé con las manos levantándome un poco a la vez que giraba mi cuerpo para estar encarado al tipo que me había golpeado.
Aprovechando la inercia del geppou y el impulso con las manos, endurecí mi pierna con el bushoushoku haki y me dispuse a darle una soberbia patada en toda la cabeza para tratar de dejarle clavado en el suelo. Con ese mismo movimiento volvía a poner mi cuerpo recto para enfrentar a ese tipo. Si fallaba al golpearle lo vería a tiempo, y me alejaría de él dándole con un geppou con ambas piernas en el pecho. Recuperando el equilibrio nuevamente. [AM][Bushoushoku haki]
Cuando estuviese en el suelo plantado frente a él, a una distancia prudente, no haría otra cosa más que preguntarme a mí mismo.
- ¿Por qué vaya donde vaya siempre me tengo que encontrar con un rival? Dime quien eres si no quieres dejar de ser alguien. No tengo tiempo que perder y me estás entreteniendo.
De pronto de los árboles apareció una extraña silueta que vestía de negro con la cara al descubierto. Unos cabellos cortos aunque alborotados y un vello facial en su rostro un tanto característico. Tenía una barba un tanto abandonada, el cabello se le unía por arriba y por debajo del rostro con su vello facial, y con ese color castaño resaltaban en su rostro oscureciéndolo.
Salió de entre la maleza del bosque y comenzó a caminar en dirección hacia mí. Se acercaba como si nada. Ese tipo había salido de un bosque como si nada, debía de ser un nativo de allí, si yo entraba a ese bosque acabaría medio perdido y seguramente si conseguía salir dudaba que mi aspecto fuese tan bueno.
Se aproximó bastante hacia mí, parecía que estaba dando un paseo, sería la persona perfecta para preguntarle por un carpintero que pudiese ayudar a reparar el Kodai Ryu. Mas cuando estuvimos a bastante distancia él mismo comenzó a hablar.
- Salud. Veo que sois forastero como yo. ¿Por casualidad no conoceréis la isla y sabréis dónde puedo encontrar el pueblo?
¿Es un forastero también? Esto era raro. No sabe ni donde está el pueblo, y ha sabido moverse a través del bosque. Su capa negra parece estar en perfecto estado. Aun así tal vez sería precipitado alarmarse, tal vez sencillamente es un tipo que sabe moverse entre los bosques, lo cual tampoco puede ser muy agradable. No se todavía cuantos enemigos tengo por el mundo.
Me dispuse a contestarle algo, pero antes de darme cuenta mis ojos modificados comenzaron a observar un extraño movimiento en aquél tipo. Movía su pierna con rapidez. No tenía tiempo para reaccionar a prepararme una defensa. Por lo que lo único que pude hacer fue mantener la posición e intentar resistir el golpe que viniese.
Su pierna golpeó en mi propia pierna izquierda con potencia para hacerme sentir el dolor en los gemelos. De pronto arrastró con su pierna desde la parte trasera de la rodilla, lanzándome la pierna hacia arriba, e impulsando mi cuerpo hacia atrás, desestabilizando todo mi cuerpo con un simple golpe bastante duro.
Debía de actuar rápido. Y de primeras tan solo se me ocurrió aprovechar la caída de mi cuerpo para coger con la pierna que me quedaba y dar una patada con la potencia del geppou para tener las dos piernas a la altura, aunque la derecha la levanté un poco más por la inercia del geppou.
Mi cuerpo acababa poniéndose al revés, y posé las palmas de las manos para evitar golpearme con la cabeza. El impulso de mi anterior técnica todavía seguía arrastrando mi pierna. Me impulsé con las manos levantándome un poco a la vez que giraba mi cuerpo para estar encarado al tipo que me había golpeado.
Aprovechando la inercia del geppou y el impulso con las manos, endurecí mi pierna con el bushoushoku haki y me dispuse a darle una soberbia patada en toda la cabeza para tratar de dejarle clavado en el suelo. Con ese mismo movimiento volvía a poner mi cuerpo recto para enfrentar a ese tipo. Si fallaba al golpearle lo vería a tiempo, y me alejaría de él dándole con un geppou con ambas piernas en el pecho. Recuperando el equilibrio nuevamente. [AM][Bushoushoku haki]
Cuando estuviese en el suelo plantado frente a él, a una distancia prudente, no haría otra cosa más que preguntarme a mí mismo.
- ¿Por qué vaya donde vaya siempre me tengo que encontrar con un rival? Dime quien eres si no quieres dejar de ser alguien. No tengo tiempo que perder y me estás entreteniendo.
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La patada alcanzó de lleno a su rival y lo hizo desestabilizarse. Sin embargo, antes de que Karl pudiese hacer algo, Azumi hizo un movimiento bastante hábil mediante el que quedó haciendo el pino, se giró y le lanzó una patada a la cara. El marine se agachó en el último momento y la pierna le pasó rozando el pelo. Se dispuso a contraatacar cuando recibió una fuerte doble patada en el pecho que lo mandó volando hacia atrás y lo tiró a la arena de espaldas.
Karl tosió y se incorporó, con un agudo dolor en el pecho. Parecía que no se había roto ninguna costilla ni nada similar por suerte. De repente escuchó al revolucionario quejarse por la situación y preguntarle su nombre. El barbudo marine se rió por lo bajo.
- ¿Que quién soy? Vaya, parece que en este mar aún no soy tan conocido como en el East Blue...
Se levantó de nuevo con una sonrisa sádica en el rostro. De repente un aura brotó de su cuerpo. Este aura era de tonos rojizos, anaranjados y amarillos, y parecía una llama como si Karl estuviese ardiendo. Se puso en posición, con una pierna ligeramente adelantada, los brazos flexionados hacia delante y los puños cerrados.
- Mi nombre es Lion D. Karl, Azumi Kento. Soy el capitán de la Brigada Disciplinaria de la Marina. También me conocen como "Quimera Karl".
Dicho esto, usó su Shadow para moverse a una velocidad sorprendente y quedar justo delante de él esperando pillarlo por sorpresa. Supuso que su rival no esperaría que se desplazar tan rápido. Shadow era una técnica que permitía un movimiento muy breve y terriblemente veloz. Recordaba al soru, pero no se le acerca ni por asomo dado que es de velocidad inferior y a diferencia de este sólo se puede usar para distancias muy cortas (Unos cinco o seis metros). Tras aparecer justo delante de él adelantó un puño y echó para atrás el otro como si estuviese cogiendo impulso con el brazo para darle un buen puñetazo. Sin embargo el astuto Karl estaba fintando. De repente, con el brazo que había dejado hacia adelante como para hacer contrapeso, dio una especie de golpe con la palma al aire. Esta técnica era el Advanced Sokudan Blast, que crea una onda de energía dispersa capaz de empujar al enemigo y desestabilizarlo o desviar proyectiles entre otros usos. Dado que es un golpe disperso el daño que causa per sé es tan nimio como una bofetada. Puede desplazar objetos y personas, pero no hace daño realmente.
Karl tenía ya una estrategia en mente. Si el Blast funcionaba y el revolucionario era pillado por sorpresa, se abalanzaría sobre él y le golpearía con un "Impact Point" de lleno. El "Impact Point" es un puñetazo potenciado enormemente. Cuando lo realiza su masa muscular aumenta durante unos instantes, hasta que libera el golpe. Tras eso vuelve a la masa original. Era una técnica variante de su "Primer Camino" que le permitía hacerse durante un rato muchísimo más poderoso.
Master Sokudan: Impact Point [AMF]
Karl tosió y se incorporó, con un agudo dolor en el pecho. Parecía que no se había roto ninguna costilla ni nada similar por suerte. De repente escuchó al revolucionario quejarse por la situación y preguntarle su nombre. El barbudo marine se rió por lo bajo.
- ¿Que quién soy? Vaya, parece que en este mar aún no soy tan conocido como en el East Blue...
Se levantó de nuevo con una sonrisa sádica en el rostro. De repente un aura brotó de su cuerpo. Este aura era de tonos rojizos, anaranjados y amarillos, y parecía una llama como si Karl estuviese ardiendo. Se puso en posición, con una pierna ligeramente adelantada, los brazos flexionados hacia delante y los puños cerrados.
- Mi nombre es Lion D. Karl, Azumi Kento. Soy el capitán de la Brigada Disciplinaria de la Marina. También me conocen como "Quimera Karl".
Dicho esto, usó su Shadow para moverse a una velocidad sorprendente y quedar justo delante de él esperando pillarlo por sorpresa. Supuso que su rival no esperaría que se desplazar tan rápido. Shadow era una técnica que permitía un movimiento muy breve y terriblemente veloz. Recordaba al soru, pero no se le acerca ni por asomo dado que es de velocidad inferior y a diferencia de este sólo se puede usar para distancias muy cortas (Unos cinco o seis metros). Tras aparecer justo delante de él adelantó un puño y echó para atrás el otro como si estuviese cogiendo impulso con el brazo para darle un buen puñetazo. Sin embargo el astuto Karl estaba fintando. De repente, con el brazo que había dejado hacia adelante como para hacer contrapeso, dio una especie de golpe con la palma al aire. Esta técnica era el Advanced Sokudan Blast, que crea una onda de energía dispersa capaz de empujar al enemigo y desestabilizarlo o desviar proyectiles entre otros usos. Dado que es un golpe disperso el daño que causa per sé es tan nimio como una bofetada. Puede desplazar objetos y personas, pero no hace daño realmente.
Karl tenía ya una estrategia en mente. Si el Blast funcionaba y el revolucionario era pillado por sorpresa, se abalanzaría sobre él y le golpearía con un "Impact Point" de lleno. El "Impact Point" es un puñetazo potenciado enormemente. Cuando lo realiza su masa muscular aumenta durante unos instantes, hasta que libera el golpe. Tras eso vuelve a la masa original. Era una técnica variante de su "Primer Camino" que le permitía hacerse durante un rato muchísimo más poderoso.
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Parece ser que éste tipo es conocido en algún lugar, pues parecía asombrado de que no supiese de su existencia. De pronto se levantó esbozando un gesto de sadismo en su rostro. Ésto no me gustaba, parece ser que ese tipo sería alguna especie de cazador tras mi cabeza. No puede ser muy agradable. Tengo problemas peores.
De pronto algo similar a una llama comenzó a brotar de su espalda, dando un efecto óptico de que se estaba envolviendo en llamas... Pero no, no era eso, no irradiaba calor, podía sentirlo, ésto era algo que conocía muy bien. Aquél tipo tenía un gran control de canalización sobre sí mismo. Lo cual me hizo esbozar una sonrisa.
¿Por qué sonreía? No tenía tiempo de hallarme en un contratiempo, y lo peor de todo es que podía ser poderoso si tenía una habilidad de tal nivel. Tal vez ese fuese el motivo de mi sonrisa. Hacía tiempo que no me topaba con un rival poderoso, mi guerrero interior se sentía complacido e impaciente, por más que mi sensato yo exterior quisiera evitar aquél conflicto.
El extraño y supuesto cazador de recompensas se formó en una posición ofensiva. No había que tener muchas luces para averiguar que estaba tramando golpearme. Y lo mejor de todo es que no tenía ni la más remota idea de quién era. Preparé mi cuerpo. Mi semei kikan comenzó a influenciarme preparando mi cuerpo para un tekkai que se preparó latente aguardante a que lo activase.
- Mi nombre es Lion D. Karl, Azumi Kento. Soy el capitán de la Brigada Disciplinaria de la Marina. También me conocen como "Quimera Karl".
¿Quimera? Si, me es conocido. Las últimas novedades de la marina. La Brigada Disciplinaria, liderada por un tipo con una akuma no mi capaz de transformarse en quimera. Un modelo zoan bastante peculiar y peligroso. Ese hecho hizo que mi sonrisa fuese más sincera, pero a la vez mi preocupación.
La Brigada Disciplinaria había tenido buena crítica en los periódicos de la marina, y sus logros y prohezas habían sido alabadas. Eso solo podía significar dos cosas: O bien era una banda sobrevalorada por la marina que hacía misiones de poca monta, o bien eran unos tipos realmente peligrosos, y el capitán de una banda peligrosa es doblemente problemático. Y eso no eran buenas noticias para mí.
Me disponía a devolverle unas palabras, de pronto mis ojos observaron un movimiento un tanto peculiar. Un movimiento increíblemente veloz para un humano corriente, era muy veloz, aunque por suerte a mis ojos nada se le escapaba. Se preparó para ejecutarme un puñetazo cargando su puño con fuerza. En todo momento estuve mirándole a los ojos, siguiendole con la mirada aun en sus rápidos movimientos.
Pero me pilló desprevenido. Me disponía a activar finalmente mi geppou cuando de pronto noté un impulso que me lanzó hacia atrás el cuerpo, desestabilizándome por completo. El torso se me iba hacia atrás, y debía de posicionarme para no perder el equilibrio, por ello atrasé mi pierna izquierda hacia atrás.
Aunque todo no había acabado allí, podía ver su puño izquierdo avanzar hacia mi cuerpo. Iba a una gran velocidad, debía de ser veloz en activar mi tekkai si no quería recibir un puñetazo, que aunque no sabía el potencial del mismo debía de ser poderoso si quería combatirme, al parecer sabe quien soy, pues es un marine que conoce mi nombre y ha venido en mi busca. Débil no debe de ser.
Por fortuna la velocidad es mi fuerte. Más concretamente mi akuma no mi y habilidad maestra. Aumenté mi velocidad con la pierna y disminuí la capacidad de reacción, logrando en el último instante ejecutar el tekkai, instante en el cual mi cuerpo era golpeado por el puño de aquél tipo.
Una cosa debía de reconocer. Me había puesto contra las cuerdas con una simple treta. Me sentía casi obligado a felicitar aquél tipo por su maestría estratégica, con un simple y débil impacto casi consigue darme con un fuerte puñetazo que aun con el tekkai había sentido. Realmente es un tipo poderoso, de eso no hay duda.
Con mi mano derecha sujeté y apreté con fuerza la muñeca del marine quimera cuando todavía estaba posada en mi cuerpo. Sentía una pequeña molestia ahí donde había impactado en mi cuerpo, por fortuna el tekkai consiguió bloquear el daño en el último momento.
El tekkai se deshizo, y con una velocidad aumentada de 200Km/h llevé mi brazo izquierdo hacia su pecho mientras tiraba de él con mi otro brazo. Si le impactaba mi brazo haría el resto. Con su estructura es capaz de ejecutar un golpe más poderoso que cualquier otro que haya experimentado aquél tipo. Si le impactaba con el brazo de Odín, dudaba que continuase dando guerra la quimera, mas para asegurarme cuando le di el golpe le solté. Si le acertaba correctamente saldría despedido hacia atrás, con suerte estampándose contra algún árbol y machacándose la espalda, pues desde la posición inicial nos habíamos desplazado, y su espalda daba ligeramente a los lindes del bosque.
En caso de que mi brazo derecho no consiguiese atrapar su puño, me aseguraría de darle igualmente, desplazándome a 200 Km/h hacia él e impactándole en el mismo lugar con mi puño. No deseaba complicarme, necesitaba encontrar ayuda para el Kodai Ryu. Y no iba a permitir que un marine se interpusiese en mi camino.
Furia de titán [AMF]
Ahora no me pillaría desprevenido, eso lo tenía claro. Sabía cual era su velocidad, y si mi ataque había sido efectivo nos hallaríamos a una buena distancia. Fuera como fuese, una vez vista su técnica no conseguirá volver a cogerme de sorpresa.
- No tengo tiempo para tí. Quimera Karl. Tengo asuntos importantes que atender.
De pronto algo similar a una llama comenzó a brotar de su espalda, dando un efecto óptico de que se estaba envolviendo en llamas... Pero no, no era eso, no irradiaba calor, podía sentirlo, ésto era algo que conocía muy bien. Aquél tipo tenía un gran control de canalización sobre sí mismo. Lo cual me hizo esbozar una sonrisa.
¿Por qué sonreía? No tenía tiempo de hallarme en un contratiempo, y lo peor de todo es que podía ser poderoso si tenía una habilidad de tal nivel. Tal vez ese fuese el motivo de mi sonrisa. Hacía tiempo que no me topaba con un rival poderoso, mi guerrero interior se sentía complacido e impaciente, por más que mi sensato yo exterior quisiera evitar aquél conflicto.
El extraño y supuesto cazador de recompensas se formó en una posición ofensiva. No había que tener muchas luces para averiguar que estaba tramando golpearme. Y lo mejor de todo es que no tenía ni la más remota idea de quién era. Preparé mi cuerpo. Mi semei kikan comenzó a influenciarme preparando mi cuerpo para un tekkai que se preparó latente aguardante a que lo activase.
- Mi nombre es Lion D. Karl, Azumi Kento. Soy el capitán de la Brigada Disciplinaria de la Marina. También me conocen como "Quimera Karl".
¿Quimera? Si, me es conocido. Las últimas novedades de la marina. La Brigada Disciplinaria, liderada por un tipo con una akuma no mi capaz de transformarse en quimera. Un modelo zoan bastante peculiar y peligroso. Ese hecho hizo que mi sonrisa fuese más sincera, pero a la vez mi preocupación.
La Brigada Disciplinaria había tenido buena crítica en los periódicos de la marina, y sus logros y prohezas habían sido alabadas. Eso solo podía significar dos cosas: O bien era una banda sobrevalorada por la marina que hacía misiones de poca monta, o bien eran unos tipos realmente peligrosos, y el capitán de una banda peligrosa es doblemente problemático. Y eso no eran buenas noticias para mí.
Me disponía a devolverle unas palabras, de pronto mis ojos observaron un movimiento un tanto peculiar. Un movimiento increíblemente veloz para un humano corriente, era muy veloz, aunque por suerte a mis ojos nada se le escapaba. Se preparó para ejecutarme un puñetazo cargando su puño con fuerza. En todo momento estuve mirándole a los ojos, siguiendole con la mirada aun en sus rápidos movimientos.
Pero me pilló desprevenido. Me disponía a activar finalmente mi geppou cuando de pronto noté un impulso que me lanzó hacia atrás el cuerpo, desestabilizándome por completo. El torso se me iba hacia atrás, y debía de posicionarme para no perder el equilibrio, por ello atrasé mi pierna izquierda hacia atrás.
Aunque todo no había acabado allí, podía ver su puño izquierdo avanzar hacia mi cuerpo. Iba a una gran velocidad, debía de ser veloz en activar mi tekkai si no quería recibir un puñetazo, que aunque no sabía el potencial del mismo debía de ser poderoso si quería combatirme, al parecer sabe quien soy, pues es un marine que conoce mi nombre y ha venido en mi busca. Débil no debe de ser.
Por fortuna la velocidad es mi fuerte. Más concretamente mi akuma no mi y habilidad maestra. Aumenté mi velocidad con la pierna y disminuí la capacidad de reacción, logrando en el último instante ejecutar el tekkai, instante en el cual mi cuerpo era golpeado por el puño de aquél tipo.
Una cosa debía de reconocer. Me había puesto contra las cuerdas con una simple treta. Me sentía casi obligado a felicitar aquél tipo por su maestría estratégica, con un simple y débil impacto casi consigue darme con un fuerte puñetazo que aun con el tekkai había sentido. Realmente es un tipo poderoso, de eso no hay duda.
Con mi mano derecha sujeté y apreté con fuerza la muñeca del marine quimera cuando todavía estaba posada en mi cuerpo. Sentía una pequeña molestia ahí donde había impactado en mi cuerpo, por fortuna el tekkai consiguió bloquear el daño en el último momento.
El tekkai se deshizo, y con una velocidad aumentada de 200Km/h llevé mi brazo izquierdo hacia su pecho mientras tiraba de él con mi otro brazo. Si le impactaba mi brazo haría el resto. Con su estructura es capaz de ejecutar un golpe más poderoso que cualquier otro que haya experimentado aquél tipo. Si le impactaba con el brazo de Odín, dudaba que continuase dando guerra la quimera, mas para asegurarme cuando le di el golpe le solté. Si le acertaba correctamente saldría despedido hacia atrás, con suerte estampándose contra algún árbol y machacándose la espalda, pues desde la posición inicial nos habíamos desplazado, y su espalda daba ligeramente a los lindes del bosque.
En caso de que mi brazo derecho no consiguiese atrapar su puño, me aseguraría de darle igualmente, desplazándome a 200 Km/h hacia él e impactándole en el mismo lugar con mi puño. No deseaba complicarme, necesitaba encontrar ayuda para el Kodai Ryu. Y no iba a permitir que un marine se interpusiese en mi camino.
Furia de titán [AMF]
Ahora no me pillaría desprevenido, eso lo tenía claro. Sabía cual era su velocidad, y si mi ataque había sido efectivo nos hallaríamos a una buena distancia. Fuera como fuese, una vez vista su técnica no conseguirá volver a cogerme de sorpresa.
- No tengo tiempo para tí. Quimera Karl. Tengo asuntos importantes que atender.
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Akuma no mi
Varios
El ataque funcionó a la perfección. La onda de energía logró desestabilizar a Azumi, y Karl pudo abalanzarse sobre él. Su brazo, que había aumentado ligeramente de tamaño al incrementarse su masa muscular, impactó de plano contra el pecho del revolucionario. Sin embargo, notó una fuerza opuesta que bloqueó su ataque, un poder que no le era desconocido en absoluto. "¿Tekkai? No hago más que encontrarme con iniciados en rokushiki... ¿otro más como Allen?" A una velocidad sorprendente, el otro le agarró la mano, pillándole por sorpresa. Recobrando el equilibrio y la compostura Azumi tiró de él hacia atrás y se dispuso a devolverle el golpe. Un terror frío estremeció a Karl, pues la fama de su rival le precedía. De manera casi instintiva, recurrió a su principal baza.
Primer camino del Sokudan, Decisión
En un instante, la masa muscular de Karl volvió a aumentar, pero esta vez por todo su cuerpo, aumentando su propio tamaño. Ahora parecía casi un culturista. Su estrategia era sencilla: utilizar su increíble masa muscular en el modo primer camino para proteger sus huesos y puntos vitales. Era un truco que podía costarle caro al forzar tanto sus músculos, pero que le había salvado la vida en más de una ocasión en el pasado. En particular, lo había utilizado para evitar que la espada de Allen le cortase en dos. Aquella experiencia le había dejado una fea cicatriz, pero gracias a su astucia se había librado de la muerte. Esta vez fue muy similar.
Karl vio el brazo de Azumi moverse a tal velocidad que pareció desaparecer. Al mismo tiempo que se completaba el Primer Camino y una gruesa capa de músculos firmemente tensados era dispuesta para proteger su caja torácica, notó un fuerte dolor en el pecho y se vio volando por los aires. El vuelo fue breve, pues notó un segundo golpe en la espalda y cayó al suelo, entre los árboles.
- No tengo tiempo para ti, Quimera Karl. Tengo asuntos importantes que atender - dijo Azumi.
Karl gruño y se levantó con esfuerzo. Estaba en mitad del bosque. Le dolían un montón el pecho y la espalda, y le costaba respirar. Por suerte los daños que había sufrido no eran graves ni suficientes para incapacitarlo. Y ahora estaba furioso. Furioso como no lo estaba hacía tiempo. En la playa se escuchó una voz, un tono de voz grave y retumbante que no parecía el de Karl y menos el de un humano. Parecía como si tres voces hablaran a la vez, y más que palabras parecían gruñidos.
- Pagarás por lo que has hecho. ¿No te suena la frase de: Si se ha de herir a un hombre, debe hacerse tan gravemente que no se pueda temer su venganza? Pues bien... eso mismo vas a comprobar tú hoy.
Un poderoso rugido que hizo temblar el suelo y estremecerse los árboles recorrió el lugar. De repente los árboles salieron despedidos en todas direcciones, mientras una silueta gigantesca crecía y despejaba el terreno a su alrededor. El ser era una monstruosa criatura cuadrúpeda que parecía estar compuesta por partes de otras. Sus patas delanteras eran de reptil, acabadas en poderosas zarpas y cubiertas de escamas negras. El tronco, poderoso y cubierto de pelaje dorado, era de tamaño colosal y recordaba al de algún mamífero. Las patas traseras estaban cubiertas de pelo blanco, y acababan en pezuñas de cabra. Sin embargo, lo más monstruoso era su cola y "cabezas". La bestia poseía tres cabeza, dos situadas en la parte frontal y otra en el final de su larguísima cola de reptil. Las cabezas frontales eran las de un león de dorada melena y la de una cabra de pelo blanco con una impresionante cornamenta. La tercera cabeza era la de un reptil, recordaba a la de una serpiente, pero con las fauces llenas de poderosos dientes, en lugar se poseer los habituales colmillos retráctiles de los ofidios. El ser era de un tamaño ciclópeo, enormemente inconcebible para alguien que no estuviese acostumbrado a ver seres tan enormes. Sólo seres como los reyes del mar o los legendarios gigantes, así como otras zoan mitológicas, podían ensombrecer la talla de la majestuosa y letal Quimera. Había más seres de tamaño igual o superior, pero no eran algo común y para una persona que no hubiese visto nada similar era un espectáculo aterrador.
El ser tomó una bocanada de aire por sus cabeza frontales y rugió. Pero no fue un rugido normal, pues su respiración fue acompañada por una bocanada de llamas que dirigió hacia la playa, abarcando un gran área en lugar de centrar su ataque en Azumi. El golpe le daría si no hacía algo, pero Karl no dudaba que su rival encontraría una manera de evitar ser calcinado por el fuego. El verdadero objetivo (Y esperaba que su rival pensase que sólo pretendía abarcar mucho terreno para dificultarle esquivar) era caldear la arena. El terreno, al alcanzar temperaturas muy altas, jugaría a su favor cociendo vivo a Azumi. Si tenía el suficiente tiempo, cristalizaría la propia arena, y la arena recién cristalizada no es un terreno muy agradable sobre el que caminar, especialmente teniendo en cuenta las elevadas temperaturas. De todos modos, no esperaba que su rival le diese el suficiente tiempo, así que su idea era tratar de herir lo máximo posible con la bocanada al revolucionario y caldear el terreno para sofocarlo con sus altas temperaturas. No le resultaría agradable luchar de aquella manera, y Karl en aquella forma era lo suficientemente grande para combatir en un rango medio, alejado de las arenas y del calor.
De todos modos, era obvio que Azumi trataría de acercarse. Sobre todo en cuanto comprendiese que corría el peligro de morir asado vivo... Pero Karl ya estaba preparado. La cabeza de reptil se alzaba sobre las otras dos, en tensión. Era su arma más letal, pues esa cabeza era veloz como una cobra, y sus colmillos estaban cargados de veneno. En cuanto el revolucionario se le acercase, si lo hacía por el suelo le atacaría con sus zarpas, y si trataba de saltar hacia él o ir a por sus cabezas, le lanzaría un veloz mordisco con su cabeza de reptil, un mordisco que sentenciaría sin duda alguna el combate.
- Tromba devastadora [AF]
Primer camino del Sokudan, Decisión
En un instante, la masa muscular de Karl volvió a aumentar, pero esta vez por todo su cuerpo, aumentando su propio tamaño. Ahora parecía casi un culturista. Su estrategia era sencilla: utilizar su increíble masa muscular en el modo primer camino para proteger sus huesos y puntos vitales. Era un truco que podía costarle caro al forzar tanto sus músculos, pero que le había salvado la vida en más de una ocasión en el pasado. En particular, lo había utilizado para evitar que la espada de Allen le cortase en dos. Aquella experiencia le había dejado una fea cicatriz, pero gracias a su astucia se había librado de la muerte. Esta vez fue muy similar.
Karl vio el brazo de Azumi moverse a tal velocidad que pareció desaparecer. Al mismo tiempo que se completaba el Primer Camino y una gruesa capa de músculos firmemente tensados era dispuesta para proteger su caja torácica, notó un fuerte dolor en el pecho y se vio volando por los aires. El vuelo fue breve, pues notó un segundo golpe en la espalda y cayó al suelo, entre los árboles.
- No tengo tiempo para ti, Quimera Karl. Tengo asuntos importantes que atender - dijo Azumi.
Karl gruño y se levantó con esfuerzo. Estaba en mitad del bosque. Le dolían un montón el pecho y la espalda, y le costaba respirar. Por suerte los daños que había sufrido no eran graves ni suficientes para incapacitarlo. Y ahora estaba furioso. Furioso como no lo estaba hacía tiempo. En la playa se escuchó una voz, un tono de voz grave y retumbante que no parecía el de Karl y menos el de un humano. Parecía como si tres voces hablaran a la vez, y más que palabras parecían gruñidos.
- Pagarás por lo que has hecho. ¿No te suena la frase de: Si se ha de herir a un hombre, debe hacerse tan gravemente que no se pueda temer su venganza? Pues bien... eso mismo vas a comprobar tú hoy.
Un poderoso rugido que hizo temblar el suelo y estremecerse los árboles recorrió el lugar. De repente los árboles salieron despedidos en todas direcciones, mientras una silueta gigantesca crecía y despejaba el terreno a su alrededor. El ser era una monstruosa criatura cuadrúpeda que parecía estar compuesta por partes de otras. Sus patas delanteras eran de reptil, acabadas en poderosas zarpas y cubiertas de escamas negras. El tronco, poderoso y cubierto de pelaje dorado, era de tamaño colosal y recordaba al de algún mamífero. Las patas traseras estaban cubiertas de pelo blanco, y acababan en pezuñas de cabra. Sin embargo, lo más monstruoso era su cola y "cabezas". La bestia poseía tres cabeza, dos situadas en la parte frontal y otra en el final de su larguísima cola de reptil. Las cabezas frontales eran las de un león de dorada melena y la de una cabra de pelo blanco con una impresionante cornamenta. La tercera cabeza era la de un reptil, recordaba a la de una serpiente, pero con las fauces llenas de poderosos dientes, en lugar se poseer los habituales colmillos retráctiles de los ofidios. El ser era de un tamaño ciclópeo, enormemente inconcebible para alguien que no estuviese acostumbrado a ver seres tan enormes. Sólo seres como los reyes del mar o los legendarios gigantes, así como otras zoan mitológicas, podían ensombrecer la talla de la majestuosa y letal Quimera. Había más seres de tamaño igual o superior, pero no eran algo común y para una persona que no hubiese visto nada similar era un espectáculo aterrador.
El ser tomó una bocanada de aire por sus cabeza frontales y rugió. Pero no fue un rugido normal, pues su respiración fue acompañada por una bocanada de llamas que dirigió hacia la playa, abarcando un gran área en lugar de centrar su ataque en Azumi. El golpe le daría si no hacía algo, pero Karl no dudaba que su rival encontraría una manera de evitar ser calcinado por el fuego. El verdadero objetivo (Y esperaba que su rival pensase que sólo pretendía abarcar mucho terreno para dificultarle esquivar) era caldear la arena. El terreno, al alcanzar temperaturas muy altas, jugaría a su favor cociendo vivo a Azumi. Si tenía el suficiente tiempo, cristalizaría la propia arena, y la arena recién cristalizada no es un terreno muy agradable sobre el que caminar, especialmente teniendo en cuenta las elevadas temperaturas. De todos modos, no esperaba que su rival le diese el suficiente tiempo, así que su idea era tratar de herir lo máximo posible con la bocanada al revolucionario y caldear el terreno para sofocarlo con sus altas temperaturas. No le resultaría agradable luchar de aquella manera, y Karl en aquella forma era lo suficientemente grande para combatir en un rango medio, alejado de las arenas y del calor.
De todos modos, era obvio que Azumi trataría de acercarse. Sobre todo en cuanto comprendiese que corría el peligro de morir asado vivo... Pero Karl ya estaba preparado. La cabeza de reptil se alzaba sobre las otras dos, en tensión. Era su arma más letal, pues esa cabeza era veloz como una cobra, y sus colmillos estaban cargados de veneno. En cuanto el revolucionario se le acercase, si lo hacía por el suelo le atacaría con sus zarpas, y si trataba de saltar hacia él o ir a por sus cabezas, le lanzaría un veloz mordisco con su cabeza de reptil, un mordisco que sentenciaría sin duda alguna el combate.
- Tromba devastadora [AF]
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Akuma no mi
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El tal quimera Karl recibió mi golpe de pleno. No podía hacer nada por evitarlo y su cuerpo salió despedido hacia la profundidad del bosque. Escuché un sonido sordo y supuse que se habría estampado contra algún árbol. Yendo con esa potencia se debía de haber destrozado la espalda o alguna costilla que le hubiese aguantado a mi puñetazo. Lo que estaba claro era una cosa. No podría moverse más.
Me quedé unos instantes observándo hacia el fondo. Nada ocurría. Aquél tipo había pecado de arrogancia al enfrentarse tan deliberadamente a mí. Si sabía quien era sabría que mi fuerte son las distancias cortas. Cerré los ojos y respiré hondo pensando en el Kodai Ryu. Me dispuse a retomar mi camino hacia el pueblo cuando...
- Pagarás por lo que has hecho. ¿No te suena la frase de: Si se ha de herir a un hombre, debe hacerse tan gravemente que no se pueda temer su venganza? Pues bien... eso mismo vas a comprobar tú hoy.
- ¿Que diablos?
Me asombró esa voz. Aunque más que voz era un trío de voces. Graves como salidas del mismo infierno, retumbaban en toda el área con fuerza y con una intensidad realmente temerosa. Dí un paso atrás y me puse en posición defensiva, aguantando un tekkai.
De pronto la tierra tembló atemorizada por un temible bramido emergido del mismo bosque. Los árboles se agitaban temerosos, como buscando alzar sus raíces y abandonar el propio bosque. Aquello no era bueno, no me gustaba para nada. ¿Sería el marine quien estaba haciendo eso? Resultaba ridículamente imposible, solo por el mero hecho de que hubiera sobrevivido ante tal golpe que había recibido de buenas a primeras... Pero entonces. ¿Quien era?
Algunos árboles se alzaron por encima del resto, arrancados y destrozados del terreno y sus raíces. Volaron hacia todas direcciones esparciéndo la madera de sus troncos y las verdes hojas de sus copas por doquier.
Un enorme tronco se dirigía justo hacia mí. Me aparté hacia un lado. Lo pude ver venir desde lejos por lo que no tuve problemas para apartarme de allí. La madera crujió en el suelo separando las nubes que conformaban el terreno sobre el que pisaba. Todavía no sabía que había ocurrido, por lo que con el ceño fruncido y la alerta al máximo ejecuté un geppou para alzarme en el aire y observar lo que había ocurrido en aquel lugar del bosque.
Mas no era necesario utilizar ningún geppou para averiguar el desencadenante de los sucesos. Aquél ser era monstruoso. Si las voces de antes ya habían sonado infernales, ésto me hacía pensar que en la subida por la corriente ascendente había perecido y ahora estaba adentrándome en el infierno.
Aquél ser era monstruoso. Una temible criatura de aproximadamente ocho metros de altura, tres cabezas, dos de ellas en la parte frontal. La tercera tan solo la podía observar de refilón, y parecía asemejarse a una serpiente. Era parecida a la que habitaba el colgante susurrante, no obstante no parecía poseer los colmillos que ella tenía. Aunque tampoco estaba seguro de ello.
Una cabeza tenía una majestuosa aunque terrorífica melena dorada. El aspecto del león es bello, mas éste ser parecía hallarse terriblemente enfurecido. ¿Era éste el aspecto de la quimera del marine? Me costaba creer que hubiese sobrevivido a un golpe directo del puño de Odín. Mas a eso ganaba lo que mis ojos contemplaban. Aquella enormidad me dejó pasmoso, y aunque en más de una ocasión había convivido con un gigante, capitán de los piratas del Doblón, nunca había observado una criatura tan terriblemente enorme. Necesitaré ayuda con ésto.
De pronto las dos cabezas frontales, el león y una especie de cabra, estaban observando hacia mi posición, tomaron aire, como si fuesen a pegar un bramido ensordecedor. Unas cuerdas vocales de tal tamaño podrían llegar a causarme daños auditivos, lo que generaría graves problemas. Me tapé los oídos por si acaso resultaba ser realmente problemático, pero lo que ocurrió fue algo que no me podía esperar bajo ningún concepto.
De las fauces de aquellas dos cabezas emergieron mares de llamas que comenzaron a arrasar con todo lo que vieron. En cuanto lo vi me alcé más con el geppou. Pues apenas había sobrepasado la altura de los árboles. Mas fuí lento. El haber estado pasmoso observando aquella calamidad hizo que me amodorrase y no pudiese evitar que las llamas prendieran mi capa y camal izquierdo de mi pantalón.
Ya había huído de las llamas alzándome, pero mis ropajes estaban en llamas. Rápidamente me quité la capa y la dejé sujeta en mi mano mientras ésta se prendía fuego. Las llamas de mi pantalón desaparecieron. Durante un instante se pudo observar que mi pantalón parecía helado. El calor había hecho sudar mi piel, y al estar en contacto con el pantalón tenía el control del manejo de mi akuma no mi, por lo que no tuve más que congelar ese sudor, enfriando el pantalón y haciendo que las llamas se extinguiesen rápidamente.
La capa ardía con fuerza. El terreno estaba siendo devorado por las llamas. Realmente aquello era como el infierno. Un infierno creado por el marine de la brigada disciplinaria. ¿Así es como hacían disciplina y justicia? ¿Destruyendo parajes naturales y acabando con la vegetación del mundo? Sinceramente no esperaba otra cosa. Ese marine era como el resto, como el almirante y como otros muchos corruptos que tan solo buscan el poder. Al lanzar las llamas tan precipitadamente me lo demostró.
- Quimera Karl. Realmente tu aspecto es infernal.
La capa estaba ya medio consumida. Observaba con un gesto un tanto enfurecido a la bestia. Ya no me impresionaba. Ahora me repugnaba.
- Me pides que te hiera de gravedad, me dices que debo de temer tu venganza... Ahora mismo tan solo tú eres quien debe de temer algo.
Alcé la capa hacia arriba, soltándola. De mi mano derecha algo comenzó a crecer y a ensancharse, se retorció y aumentó de tamaño. Una masa que iba tomando forma de ave, con unas enormes alas que alcanzaban a abarcar hasta los siete metros de longitud. Una criatura de tres metros de altura con una gran fuerza en sus alas, fauces y garras. El anillo prehistórico recobró vida. El Argentavis Magnificens renació emergiendo del anillo con un gran jolgorio y emoción.
En mi camiseta aparecieron unas ondas. El colgante susurrante había desaparecido.
Dejé de utilizar el geppou. Me posé sobre el lomo del Argentavis, plantado sobre el ave voladora. Observando con ojos intimidantes y ofensivos. Le observaba fijamente al rostro del león.
- Yo también conozco un dicho muy curioso. Cuanto más alto, mayor es la caída.
El Argentavis comenzó a volar a toda velocidad directamente hacia él, me mantuve sobre su lomo observándole y en pose de combate, aproximándome rápidamente.
- Dime quimera -Comencé a espetar- ¿Que se siente al no poder observar a una hormiga?[/color]
El argentavis alzó el vuelo poniéndose completamente vertical y ocultando mi cuerpo con su gran tamaño. Con ello oculté mi estratagema. El argentavis se alzó unos metros y después giró hacia la izquierda. Para cuando lo hizo y mostró su lomo a la temible bestia yo ya no estaba. Lo que había hecho era que apenas ocultar mi cuerpo con el del argentavis ejecuté el kamisori para posarme detrás de sus dos cabezas. Mantenido en el aire. Con la alerta de su tercera cabeza. Una vez estuve allí tenía desplegada la hoja oculta de mi brazo cofre, hoja que desplegué a la vez que ejecuté el kamisori detrás del argentavis. Llevé el brazo hacia la derecha y encogí el brazo izquierdo. En cuestión de poco tiempo ya estaba cayendo sobre su cuerpo, y mientras caía el ave todavía alzaba el vuelo.
Mi brazo izquierdo se cargó de energía eléctrica. Mi brazo derecho se vió envuelto en llamas. Ambos brazos almacenaban energías. Ahora estaba preparado. Realicé el geppou girando mi cuerpo. Había estado observando la cabeza de la serpiente para evitar ser cogido desprevenido con un contraataque y evitar que me atrapase, pero ahora ya iba a lanzar mi golpe. Ahora estaba de cara a la parte trasera de las dos cabezas que tenía en la parte delantera de su cuerpo. Y en ese momento el argentavis giraba mostrándole su lomo ausente de toda persona. Y fue entonces cuando lancé mi acometida. Contra los cuellos de las cabezas, los cuales prácticamente estaban pegados a mí por la caída libre que estaba haciendo. En ese momento moví con brusquedad mis dos brazos. El brazo derecho, con la cuchilla cargada de energía, lo moví hacia la izquierda soltando una onda cortante impregnada en llamas, dirigida hacia el cuello del león con ese gran pelaje que podría prender en llamas en cuestión de segundos. El brazo izquierdo hacia adelante, dando un puñetazo al aire, pero ese puñetazo lanzó una onda de choque con gran potencia que se encontraba cargada de energía eléctrica, preparada para electrocutar y adormecer aquella cabeza, o en el mejor de los casos dejarla medio inutilizada.
No solo les golpeaba y cortaba, ni tampoco el ataque residía únicamente en electrocutarles y prenderles fuego. Como buen médico conozco los puntos vitales de un cuerpo humano y animales, y bien se que en el cuello se halla un punto donde si se es golpeado con fuerza es capaz de causar una arritmia y dejar inconsciente a una persona. En éste caso con librarme de alguna cabeza, y que ésta fuese un peso muerto para aquél ser me sería suficiente, y si no aun quedaban las otras cuatro posibilidades del mismo ataque.
Tras eso no esperé a ver si mi ataque resultaba efecto o no. Ejecuté un geppou para alejarme y me fuí por la derecha con el kamirosi nuevamente. Volviendo al lomo del argentavis. Fue entonces cuando giré el rostro mientras me alejaba por el aire a ver si mi ataque había surtido efecto.
Noté el lomo del argentavis caliente. Las llamas del terreno caldeaba el ambiente, mas a mí ese ambiente sofocante no me suponía ningún problema gracias a mi akuma no mi, la cual mantenía mi temperatura estable en todo momento.
Me quedé unos instantes observándo hacia el fondo. Nada ocurría. Aquél tipo había pecado de arrogancia al enfrentarse tan deliberadamente a mí. Si sabía quien era sabría que mi fuerte son las distancias cortas. Cerré los ojos y respiré hondo pensando en el Kodai Ryu. Me dispuse a retomar mi camino hacia el pueblo cuando...
- Pagarás por lo que has hecho. ¿No te suena la frase de: Si se ha de herir a un hombre, debe hacerse tan gravemente que no se pueda temer su venganza? Pues bien... eso mismo vas a comprobar tú hoy.
- ¿Que diablos?
Me asombró esa voz. Aunque más que voz era un trío de voces. Graves como salidas del mismo infierno, retumbaban en toda el área con fuerza y con una intensidad realmente temerosa. Dí un paso atrás y me puse en posición defensiva, aguantando un tekkai.
De pronto la tierra tembló atemorizada por un temible bramido emergido del mismo bosque. Los árboles se agitaban temerosos, como buscando alzar sus raíces y abandonar el propio bosque. Aquello no era bueno, no me gustaba para nada. ¿Sería el marine quien estaba haciendo eso? Resultaba ridículamente imposible, solo por el mero hecho de que hubiera sobrevivido ante tal golpe que había recibido de buenas a primeras... Pero entonces. ¿Quien era?
Algunos árboles se alzaron por encima del resto, arrancados y destrozados del terreno y sus raíces. Volaron hacia todas direcciones esparciéndo la madera de sus troncos y las verdes hojas de sus copas por doquier.
Un enorme tronco se dirigía justo hacia mí. Me aparté hacia un lado. Lo pude ver venir desde lejos por lo que no tuve problemas para apartarme de allí. La madera crujió en el suelo separando las nubes que conformaban el terreno sobre el que pisaba. Todavía no sabía que había ocurrido, por lo que con el ceño fruncido y la alerta al máximo ejecuté un geppou para alzarme en el aire y observar lo que había ocurrido en aquel lugar del bosque.
Mas no era necesario utilizar ningún geppou para averiguar el desencadenante de los sucesos. Aquél ser era monstruoso. Si las voces de antes ya habían sonado infernales, ésto me hacía pensar que en la subida por la corriente ascendente había perecido y ahora estaba adentrándome en el infierno.
Aquél ser era monstruoso. Una temible criatura de aproximadamente ocho metros de altura, tres cabezas, dos de ellas en la parte frontal. La tercera tan solo la podía observar de refilón, y parecía asemejarse a una serpiente. Era parecida a la que habitaba el colgante susurrante, no obstante no parecía poseer los colmillos que ella tenía. Aunque tampoco estaba seguro de ello.
Una cabeza tenía una majestuosa aunque terrorífica melena dorada. El aspecto del león es bello, mas éste ser parecía hallarse terriblemente enfurecido. ¿Era éste el aspecto de la quimera del marine? Me costaba creer que hubiese sobrevivido a un golpe directo del puño de Odín. Mas a eso ganaba lo que mis ojos contemplaban. Aquella enormidad me dejó pasmoso, y aunque en más de una ocasión había convivido con un gigante, capitán de los piratas del Doblón, nunca había observado una criatura tan terriblemente enorme. Necesitaré ayuda con ésto.
De pronto las dos cabezas frontales, el león y una especie de cabra, estaban observando hacia mi posición, tomaron aire, como si fuesen a pegar un bramido ensordecedor. Unas cuerdas vocales de tal tamaño podrían llegar a causarme daños auditivos, lo que generaría graves problemas. Me tapé los oídos por si acaso resultaba ser realmente problemático, pero lo que ocurrió fue algo que no me podía esperar bajo ningún concepto.
De las fauces de aquellas dos cabezas emergieron mares de llamas que comenzaron a arrasar con todo lo que vieron. En cuanto lo vi me alcé más con el geppou. Pues apenas había sobrepasado la altura de los árboles. Mas fuí lento. El haber estado pasmoso observando aquella calamidad hizo que me amodorrase y no pudiese evitar que las llamas prendieran mi capa y camal izquierdo de mi pantalón.
Ya había huído de las llamas alzándome, pero mis ropajes estaban en llamas. Rápidamente me quité la capa y la dejé sujeta en mi mano mientras ésta se prendía fuego. Las llamas de mi pantalón desaparecieron. Durante un instante se pudo observar que mi pantalón parecía helado. El calor había hecho sudar mi piel, y al estar en contacto con el pantalón tenía el control del manejo de mi akuma no mi, por lo que no tuve más que congelar ese sudor, enfriando el pantalón y haciendo que las llamas se extinguiesen rápidamente.
La capa ardía con fuerza. El terreno estaba siendo devorado por las llamas. Realmente aquello era como el infierno. Un infierno creado por el marine de la brigada disciplinaria. ¿Así es como hacían disciplina y justicia? ¿Destruyendo parajes naturales y acabando con la vegetación del mundo? Sinceramente no esperaba otra cosa. Ese marine era como el resto, como el almirante y como otros muchos corruptos que tan solo buscan el poder. Al lanzar las llamas tan precipitadamente me lo demostró.
- Quimera Karl. Realmente tu aspecto es infernal.
La capa estaba ya medio consumida. Observaba con un gesto un tanto enfurecido a la bestia. Ya no me impresionaba. Ahora me repugnaba.
- Me pides que te hiera de gravedad, me dices que debo de temer tu venganza... Ahora mismo tan solo tú eres quien debe de temer algo.
Alcé la capa hacia arriba, soltándola. De mi mano derecha algo comenzó a crecer y a ensancharse, se retorció y aumentó de tamaño. Una masa que iba tomando forma de ave, con unas enormes alas que alcanzaban a abarcar hasta los siete metros de longitud. Una criatura de tres metros de altura con una gran fuerza en sus alas, fauces y garras. El anillo prehistórico recobró vida. El Argentavis Magnificens renació emergiendo del anillo con un gran jolgorio y emoción.
En mi camiseta aparecieron unas ondas. El colgante susurrante había desaparecido.
Dejé de utilizar el geppou. Me posé sobre el lomo del Argentavis, plantado sobre el ave voladora. Observando con ojos intimidantes y ofensivos. Le observaba fijamente al rostro del león.
- Yo también conozco un dicho muy curioso. Cuanto más alto, mayor es la caída.
El Argentavis comenzó a volar a toda velocidad directamente hacia él, me mantuve sobre su lomo observándole y en pose de combate, aproximándome rápidamente.
- Dime quimera -Comencé a espetar- ¿Que se siente al no poder observar a una hormiga?[/color]
El argentavis alzó el vuelo poniéndose completamente vertical y ocultando mi cuerpo con su gran tamaño. Con ello oculté mi estratagema. El argentavis se alzó unos metros y después giró hacia la izquierda. Para cuando lo hizo y mostró su lomo a la temible bestia yo ya no estaba. Lo que había hecho era que apenas ocultar mi cuerpo con el del argentavis ejecuté el kamisori para posarme detrás de sus dos cabezas. Mantenido en el aire. Con la alerta de su tercera cabeza. Una vez estuve allí tenía desplegada la hoja oculta de mi brazo cofre, hoja que desplegué a la vez que ejecuté el kamisori detrás del argentavis. Llevé el brazo hacia la derecha y encogí el brazo izquierdo. En cuestión de poco tiempo ya estaba cayendo sobre su cuerpo, y mientras caía el ave todavía alzaba el vuelo.
Mi brazo izquierdo se cargó de energía eléctrica. Mi brazo derecho se vió envuelto en llamas. Ambos brazos almacenaban energías. Ahora estaba preparado. Realicé el geppou girando mi cuerpo. Había estado observando la cabeza de la serpiente para evitar ser cogido desprevenido con un contraataque y evitar que me atrapase, pero ahora ya iba a lanzar mi golpe. Ahora estaba de cara a la parte trasera de las dos cabezas que tenía en la parte delantera de su cuerpo. Y en ese momento el argentavis giraba mostrándole su lomo ausente de toda persona. Y fue entonces cuando lancé mi acometida. Contra los cuellos de las cabezas, los cuales prácticamente estaban pegados a mí por la caída libre que estaba haciendo. En ese momento moví con brusquedad mis dos brazos. El brazo derecho, con la cuchilla cargada de energía, lo moví hacia la izquierda soltando una onda cortante impregnada en llamas, dirigida hacia el cuello del león con ese gran pelaje que podría prender en llamas en cuestión de segundos. El brazo izquierdo hacia adelante, dando un puñetazo al aire, pero ese puñetazo lanzó una onda de choque con gran potencia que se encontraba cargada de energía eléctrica, preparada para electrocutar y adormecer aquella cabeza, o en el mejor de los casos dejarla medio inutilizada.
No solo les golpeaba y cortaba, ni tampoco el ataque residía únicamente en electrocutarles y prenderles fuego. Como buen médico conozco los puntos vitales de un cuerpo humano y animales, y bien se que en el cuello se halla un punto donde si se es golpeado con fuerza es capaz de causar una arritmia y dejar inconsciente a una persona. En éste caso con librarme de alguna cabeza, y que ésta fuese un peso muerto para aquél ser me sería suficiente, y si no aun quedaban las otras cuatro posibilidades del mismo ataque.
Aruma sentō [AMF]
Tras eso no esperé a ver si mi ataque resultaba efecto o no. Ejecuté un geppou para alejarme y me fuí por la derecha con el kamirosi nuevamente. Volviendo al lomo del argentavis. Fue entonces cuando giré el rostro mientras me alejaba por el aire a ver si mi ataque había surtido efecto.
Noté el lomo del argentavis caliente. Las llamas del terreno caldeaba el ambiente, mas a mí ese ambiente sofocante no me suponía ningún problema gracias a mi akuma no mi, la cual mantenía mi temperatura estable en todo momento.
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La enorme Quimera que ahora era Karl estaba impresionada ante aquel pájaro metálico. Las cabezas delanteras lo observaron atentamente, mientras la de serpiente siseaba y vigilaba con atención una posible treta de Azumi. Karl era ante todo una persona inteligente, y cuando la sed de sangre no le nublaba la cabeza, cauta. Cuando el pájaro se elevó por los aires, supo que algo no iba bien. Conocedor de la gran velocidad del revolucionario y de su capacidad de desplazarse por el aire, Karl se puso en guardia ante un probable ataque del mismo.
Efectivamente. Azumi apareció a una velocidad enloquecedora bajando hacia los cuellos de las cabezas frontales. Sus brazos brillaban desprendiendo una intensa energía siniestra. Seguramente esperaba pillar por sorpresa a Quimera y atacar los cuellos de ambas cabezas, pero la serpiente le estaba viendo. Y como Quimera que era, sus cabezas pensaban como una sola y veían lo que las otras. "Ah, Azumi. Buen intento, pero no conoces un dato crucial sobre mi." Su cabezas tenían una jerarquía. Cuando se transformaba, su cabeza de humano era la que se transformaba en la de león, mientras que la de cabra le brotaba del cuello. Esa era su cabeza principal, mientras que la de cabra era "sacrificable". Y en eso consistiría su estrategia.
Mientras pensaba todo esto, la enorme bestia se echó velozmente un poco hacia atrás, lo que hubiese sido (proporcionalmente) unos centímetros si hubiese tenido el tamaño de un perro grande, de tal manera que Azumi ya no se hallaba descendiendo hacia los cuellos, si no hacia las cabezas. Entonces la cabeza de cabra se puso a mirar hacia arriba y se ladeó un poco a la izquierda, quedando interpuesta en la caída del luchador. De esta manera recibía todo el daño una cabeza totalmente sacrificable y podía aprovechar para atacarle. Mientras miraba hacia él, soltó un balido acompañado de una llamarada, con lo que trataba de hacer el máximo daño posible antes de ser destrozada. Mientras, la cabeza de león miró en esa dirección y rugió una gran llamarada continuada, pero no hacia Azumi ni hacia la cabeza de cabra, si no que justo a enfrente de la cabeza de cabra, haciendo un muro de llamas en el aire (Mientras mantuviese la llama) que cortaba la huida por ese lado al revolucionario.
Mientras tanto, la cabeza de serpiente había abierto la boca con odio. Sus colmillos rezumaban su mortal veneno. Vio a Azumi impactar de lleno a la cabeza de cabra. Notó el dolor y esto enfadó más a Karl, que azuzó a su cabeza de serpiente. La conexión con la cabeza de cabra se desvaneció, con lo que quedaba claro que había quedado inconsciente. La mitad de la cara y parte del cuello estaban quemadas (El pelaje había ardido casi al momento, y había aún llamas ardiendo), y tenía el morro sangrando y con un pequeño "cráter" donde le había impactado.
La cabeza de serpiente no había quedado ociosa. En el momento en que Azumi caía sobre la de cabra, golpeándola y electrocutándola (Así como cesando la llamarada de esta), se había lanzado con la velocidad propia de las serpientes sobre este, con la boca abierta y el veneno, verde y rezumante, goteando por los colmillos. Bastaría con un roce con los colmillos, con un cortecito, para que el letal veneno penetrase en el cuerpo del revolucionario, pero un mordisco de lleno le metería tanta dosis de veneno que sin un antídoto, tenía la victoria asegurada. Además, si le pillaba de lleno con los colmillos, con una mandíbula tan grande y potente destrozaría su cuerpo si no usaba haki o algo similar. Y aunque lo usase, confiaba con que lograse al menos cortarle y que el veneno penetrase en su cuerpo.
(La boca de la cabeza de "serpiente" (Recuerdo que al principio de la transformación digo que recuerda a una serpiente, en realidad es un dragón de la mitología griega. En la mitología griega los dragones son serpientes) no es como la de una serpiente normal, con dos colmillos grandes retráctiles y un montón pequeños, si no que es como la boca de un dragón, o como la del Basilisco de Harry Potter)
Combo mortal de la Quimera [AB]
(Breve resumen del ataque: la llamarada corta de la cabra, de un lado el muro de llamas del león (Muy intenso) y del otro el mordisco de la serpiente, a tu espalda creo recordar vaya.)
(Por si te doy con el veneno, revisa mi ficha para saber lo que hace)
Efectivamente. Azumi apareció a una velocidad enloquecedora bajando hacia los cuellos de las cabezas frontales. Sus brazos brillaban desprendiendo una intensa energía siniestra. Seguramente esperaba pillar por sorpresa a Quimera y atacar los cuellos de ambas cabezas, pero la serpiente le estaba viendo. Y como Quimera que era, sus cabezas pensaban como una sola y veían lo que las otras. "Ah, Azumi. Buen intento, pero no conoces un dato crucial sobre mi." Su cabezas tenían una jerarquía. Cuando se transformaba, su cabeza de humano era la que se transformaba en la de león, mientras que la de cabra le brotaba del cuello. Esa era su cabeza principal, mientras que la de cabra era "sacrificable". Y en eso consistiría su estrategia.
Mientras pensaba todo esto, la enorme bestia se echó velozmente un poco hacia atrás, lo que hubiese sido (proporcionalmente) unos centímetros si hubiese tenido el tamaño de un perro grande, de tal manera que Azumi ya no se hallaba descendiendo hacia los cuellos, si no hacia las cabezas. Entonces la cabeza de cabra se puso a mirar hacia arriba y se ladeó un poco a la izquierda, quedando interpuesta en la caída del luchador. De esta manera recibía todo el daño una cabeza totalmente sacrificable y podía aprovechar para atacarle. Mientras miraba hacia él, soltó un balido acompañado de una llamarada, con lo que trataba de hacer el máximo daño posible antes de ser destrozada. Mientras, la cabeza de león miró en esa dirección y rugió una gran llamarada continuada, pero no hacia Azumi ni hacia la cabeza de cabra, si no que justo a enfrente de la cabeza de cabra, haciendo un muro de llamas en el aire (Mientras mantuviese la llama) que cortaba la huida por ese lado al revolucionario.
Mientras tanto, la cabeza de serpiente había abierto la boca con odio. Sus colmillos rezumaban su mortal veneno. Vio a Azumi impactar de lleno a la cabeza de cabra. Notó el dolor y esto enfadó más a Karl, que azuzó a su cabeza de serpiente. La conexión con la cabeza de cabra se desvaneció, con lo que quedaba claro que había quedado inconsciente. La mitad de la cara y parte del cuello estaban quemadas (El pelaje había ardido casi al momento, y había aún llamas ardiendo), y tenía el morro sangrando y con un pequeño "cráter" donde le había impactado.
La cabeza de serpiente no había quedado ociosa. En el momento en que Azumi caía sobre la de cabra, golpeándola y electrocutándola (Así como cesando la llamarada de esta), se había lanzado con la velocidad propia de las serpientes sobre este, con la boca abierta y el veneno, verde y rezumante, goteando por los colmillos. Bastaría con un roce con los colmillos, con un cortecito, para que el letal veneno penetrase en el cuerpo del revolucionario, pero un mordisco de lleno le metería tanta dosis de veneno que sin un antídoto, tenía la victoria asegurada. Además, si le pillaba de lleno con los colmillos, con una mandíbula tan grande y potente destrozaría su cuerpo si no usaba haki o algo similar. Y aunque lo usase, confiaba con que lograse al menos cortarle y que el veneno penetrase en su cuerpo.
(La boca de la cabeza de "serpiente" (Recuerdo que al principio de la transformación digo que recuerda a una serpiente, en realidad es un dragón de la mitología griega. En la mitología griega los dragones son serpientes) no es como la de una serpiente normal, con dos colmillos grandes retráctiles y un montón pequeños, si no que es como la boca de un dragón, o como la del Basilisco de Harry Potter)
- Spoiler:
Combo mortal de la Quimera [AB]
(Breve resumen del ataque: la llamarada corta de la cabra, de un lado el muro de llamas del león (Muy intenso) y del otro el mordisco de la serpiente, a tu espalda creo recordar vaya.)
(Por si te doy con el veneno, revisa mi ficha para saber lo que hace)
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Mi ataque no fue un completo éxito, pero tampoco resultó en fracaso. Una de esas tres enormidades de cabezas. En ese momento cerré los ojos y concentré y canalicé mi energía.
Aquella forma tan sumamente enorme tenía un gran problema, y era el monstruoso tamaño. Realmente no estaba seguro de lo que me disponía a hacer en éste preciso instante. Tan solo sabía lo que me venía encima y que quería acabar rápidamente con éste marine de colosales proporciones.
Mientras cargaba y ejecutaba mi ataque anterior había estado alerta de la cabeza de la serpiente que se hallaba en la parte trasera del cuerpo de la quimera. Sabía lo que me venía desde la espalda, y eran los rezumantes colmillos venenosos de aquella serpiente. No obstante no quería que se diese cuenta. En ello consistía mi estrategia planteada desde el momento que Argentavis apareció, pues contaba con el contraataque de la serpiente.
La cabeza de la cabra se había convertido en un peso muerto para el marine, una cabeza destrozada y totalmente chamuscada cayendo por el lateral derecho. Y ante mí se alzaba un muro de llamas. La serpiente por detrás de mí, el león por delante cortándome el paso sin mantener contacto visual directo conmigo. No parecía haber error en ésta parte de la estrategia.
Cabe destacar que no me moví, ni siquiera ejecuté un tekkai para defenderme, pero sí activé una técnica tanto ofensiva como defensiva. En el momento que las fauces del reptil se abalanzaban contra mi cuerpo aparecieron unos invisibles látigos de energía condensada y compacta, volviendo la energía espiritual de mi cuerpo en algo físico y tangible.
Los látigos del Totsugeki me recubrieron por completo, ejerciendo un recubrimiento especial en los pies, los cuales extendí hacia abajo mientras alzaba los brazos hacia arriba. La oscuridad me invadió. Me había adentrado en las fauces de la cabeza de la serpiente y el hedor era insoportable. Sentía los látigos del totsugeki perforados por los colmillos, mis brazos metálicos sujetaban la parte superior de la mandíbula librándome del veneno que rezumaban aquellos colmillos.
Pero la presión y la fuerza de aquella mandíbula era increíblemente enorme. No me esperaba que pudiese tener tal fuerza, y aunque no conseguiría triturarme tan solo podía aguantar aquella enormidad. No podía hacer nada en éste momento, tan solo mantener los colmillos a raya... ¿Pero cuanto tiempo? Los látigos del Totsugeki eran perforados, rasgados y destrozados. Mis pies comenzaban a estar desprotegido y si me quedaba sin esa protección sabía que ese veneno sería una carga que me podría causar la pérdida.
Solo me quedaba una salida. Una técnica perjudicial hasta para mí.
Comencé a respirar hondo y con fuerza. Sujeté los colmillos con mis brazos metálicos. Ellos no perderían la fuerza ni se destrozarían, incluso tal vez conseguiría destrozarle los colmillos. Pero no es lo que buscaba en éste preciso instante. Era algo completamente distinto.
El totsugeki puede llegar a ser utilizado de dos formas. La habilidad Hashi es la única habilidad que he empleado en combate por su elevado número de aplicaciones, además del hecho de poder utilizarlo como brazos extra de mi cuerpo y poder utilizarlo a modo defensivo. No obstante también tiene otra técnica llamada Sekiryoku, con una única utilidad y un efecto en contra del adversario, mas también lo tiene sobre mi persona. Algo que no quería verme en el caso de deber de utilizarlo, pero mi posición actual ni siquiera me permitía ejecutar con seguridad un tekkai sin asegurarme de que algún colmillo no me traspasaría y me inyectaría la dosis de veneno.
Concentré toda la energía. La acumulé, la condensé alrededor de mi cuerpo, el cual comenzaba a resentirse por el esfuerzo en contra de la mandíbula y la carga energética que estaba realizando todo el rato. Además debía de cargar la energía con rapidez, lo cual conllevaba a un cansancio mayor en menor tiempo.
Pero Quimera Karl estaba acabado con éste ataque.
De pronto toda la energía a mi alrededor pareció que me otorgaba unas fuerzas abrumantes, una falsa sensación proporcionada por la acumulación de energía, es una energía que no podía canalizar para otra cosa que no fuera el Sekiryoku, el Hashi había quedado ya descartado.
Con voz grave y cansada murmuré las palabras que desencadenaron mi ataque.
- Totsugeki... Sekiryoku...
Casi con un susurro mi activación fue instantánea. De pronto desde la boca de la serpiente una enome explosión tendría lugar. El Sekiryoku no era más que eso, una explosión, la repulsión de toda la energía acumulada en una macro onda de choque que no deja absolutamente ningún punto ciego y que abarca hasta unos 200 metros de distancia. La gran explosión de seguro acabaría destrozando por completo la cabeza del reptil, haciéndolo estallar en pedazos y liberándo mi agotado cuerpo, y aunque no la destrozase si acabaría con ella, con lo cual igualmente mi cuerpo emergería de sus fauces cayendo al vacío.
Pero no caería mucho tiempo, pues Argentavis estaba sobrevolando la zona y acudía a mi encuentro, posando mi cuerpo sobre su lomo y volviendo a elevarme en los aires. Con velocidad esquivaría la quimera para huir por detrás de ella misma, donde el muro de llamas no existía y la serpiente con casi seguridad habría sido neutralizada.
- Gracias camarada...
Sin apenas aliento agradecía al Argentavis mientras metía mano a mi bolsillo derecho del pantalón. Me sujetaba con fuerza mientras nos elevábamos y rebuscaba algo en el interior de mi pantalón. Enseguida encontré lo que necesitaba. Un pequeño frasco con cuatro cápsulas. No tenía tiempo para rebuscar, y seguramente acabaría perdiéndolas en mitad del aire con la poca estabilidad de la que disponía. De modo que las introduje todas dentro de mi boca, mastiqué y tragué rápidamente.
Cuatro píldoras de distinto efecto sobre el cuerpo humano. Drogas especiales fabricadas única y exclusivamente para situaciones como en la que me encontraba. En mitad de un duro combate. Cada una poseía una acción distinta. Una pastilla azul, que duplicaba la velocidad de aquél que la tome. Una pastilla roja, que aumentaba la fuerza de aquél que la ingiera. Una pastilla verde, que aumentaba las conexiones neuronales aumentando así la inteligencia y la capacidad de reacción. Y por último la pastilla que realmente buscaba tomar.
La píldora amarilla, la que me salvaría de aquél estado en el cual me encontraba. Esta pastilla aumenta la capacidad respiratoria y el transporte de hemoglobina de los glóbulos rojos, lo cual implica que mi resistencia aumenta considerablemente, por lo cual el cansancio ya no sería ningún problema para mí hasta terminar el combate... O al menos eso esperaba, de no ser así estaría condenado.
Sentía las energías retomando mi cuerpo, sentía el efecto de aquellas drogas haciendo notarse en mi organismo. Me planté en el lomo de Argentavis y metí mi mano en el bolsillo derecho extrayendo dos esferas, ésto también eran drogas pero eran más comunes y conocidas en el mundo en el que vivimos. Se tratan de rumble ball, drogas para las criaturas zoan. Argentavis torció el cuello y engullió una rápidamente. La otra esfera a guardé en la palma de mi mano.
- Quimera Karl -comencé a hablar desde lo alto- Ésto se va a acabar aquí. Ríndete y márchate o no quedará piedad para tí.
No tenía tiempo. Desde mi posición podía observar a lo lejos el Kodai Ryu, donde estarían mis hombres aguardando a que llegase con ayuda para ellos y el barco. No podía fallarles, era mi deber como el capitán de la embarcación. Mis brazos caían. Las palmas de mis manos se abrieron relajándose. El próximo ataque sería definitivo no pensaba prolongar ésto mucho tiempo más. Skypiea ya había sufrido bastante por culpa de un estúpido y arrogante marine.
- Decídete rápido marine. No tengo todo el día.
Aquella forma tan sumamente enorme tenía un gran problema, y era el monstruoso tamaño. Realmente no estaba seguro de lo que me disponía a hacer en éste preciso instante. Tan solo sabía lo que me venía encima y que quería acabar rápidamente con éste marine de colosales proporciones.
Mientras cargaba y ejecutaba mi ataque anterior había estado alerta de la cabeza de la serpiente que se hallaba en la parte trasera del cuerpo de la quimera. Sabía lo que me venía desde la espalda, y eran los rezumantes colmillos venenosos de aquella serpiente. No obstante no quería que se diese cuenta. En ello consistía mi estrategia planteada desde el momento que Argentavis apareció, pues contaba con el contraataque de la serpiente.
La cabeza de la cabra se había convertido en un peso muerto para el marine, una cabeza destrozada y totalmente chamuscada cayendo por el lateral derecho. Y ante mí se alzaba un muro de llamas. La serpiente por detrás de mí, el león por delante cortándome el paso sin mantener contacto visual directo conmigo. No parecía haber error en ésta parte de la estrategia.
Cabe destacar que no me moví, ni siquiera ejecuté un tekkai para defenderme, pero sí activé una técnica tanto ofensiva como defensiva. En el momento que las fauces del reptil se abalanzaban contra mi cuerpo aparecieron unos invisibles látigos de energía condensada y compacta, volviendo la energía espiritual de mi cuerpo en algo físico y tangible.
Los látigos del Totsugeki me recubrieron por completo, ejerciendo un recubrimiento especial en los pies, los cuales extendí hacia abajo mientras alzaba los brazos hacia arriba. La oscuridad me invadió. Me había adentrado en las fauces de la cabeza de la serpiente y el hedor era insoportable. Sentía los látigos del totsugeki perforados por los colmillos, mis brazos metálicos sujetaban la parte superior de la mandíbula librándome del veneno que rezumaban aquellos colmillos.
Pero la presión y la fuerza de aquella mandíbula era increíblemente enorme. No me esperaba que pudiese tener tal fuerza, y aunque no conseguiría triturarme tan solo podía aguantar aquella enormidad. No podía hacer nada en éste momento, tan solo mantener los colmillos a raya... ¿Pero cuanto tiempo? Los látigos del Totsugeki eran perforados, rasgados y destrozados. Mis pies comenzaban a estar desprotegido y si me quedaba sin esa protección sabía que ese veneno sería una carga que me podría causar la pérdida.
Solo me quedaba una salida. Una técnica perjudicial hasta para mí.
Comencé a respirar hondo y con fuerza. Sujeté los colmillos con mis brazos metálicos. Ellos no perderían la fuerza ni se destrozarían, incluso tal vez conseguiría destrozarle los colmillos. Pero no es lo que buscaba en éste preciso instante. Era algo completamente distinto.
El totsugeki puede llegar a ser utilizado de dos formas. La habilidad Hashi es la única habilidad que he empleado en combate por su elevado número de aplicaciones, además del hecho de poder utilizarlo como brazos extra de mi cuerpo y poder utilizarlo a modo defensivo. No obstante también tiene otra técnica llamada Sekiryoku, con una única utilidad y un efecto en contra del adversario, mas también lo tiene sobre mi persona. Algo que no quería verme en el caso de deber de utilizarlo, pero mi posición actual ni siquiera me permitía ejecutar con seguridad un tekkai sin asegurarme de que algún colmillo no me traspasaría y me inyectaría la dosis de veneno.
Concentré toda la energía. La acumulé, la condensé alrededor de mi cuerpo, el cual comenzaba a resentirse por el esfuerzo en contra de la mandíbula y la carga energética que estaba realizando todo el rato. Además debía de cargar la energía con rapidez, lo cual conllevaba a un cansancio mayor en menor tiempo.
Pero Quimera Karl estaba acabado con éste ataque.
De pronto toda la energía a mi alrededor pareció que me otorgaba unas fuerzas abrumantes, una falsa sensación proporcionada por la acumulación de energía, es una energía que no podía canalizar para otra cosa que no fuera el Sekiryoku, el Hashi había quedado ya descartado.
Con voz grave y cansada murmuré las palabras que desencadenaron mi ataque.
- Totsugeki... Sekiryoku...
Casi con un susurro mi activación fue instantánea. De pronto desde la boca de la serpiente una enome explosión tendría lugar. El Sekiryoku no era más que eso, una explosión, la repulsión de toda la energía acumulada en una macro onda de choque que no deja absolutamente ningún punto ciego y que abarca hasta unos 200 metros de distancia. La gran explosión de seguro acabaría destrozando por completo la cabeza del reptil, haciéndolo estallar en pedazos y liberándo mi agotado cuerpo, y aunque no la destrozase si acabaría con ella, con lo cual igualmente mi cuerpo emergería de sus fauces cayendo al vacío.
Pero no caería mucho tiempo, pues Argentavis estaba sobrevolando la zona y acudía a mi encuentro, posando mi cuerpo sobre su lomo y volviendo a elevarme en los aires. Con velocidad esquivaría la quimera para huir por detrás de ella misma, donde el muro de llamas no existía y la serpiente con casi seguridad habría sido neutralizada.
Totsugeki, Sekyrioku [AB]
- Gracias camarada...
Sin apenas aliento agradecía al Argentavis mientras metía mano a mi bolsillo derecho del pantalón. Me sujetaba con fuerza mientras nos elevábamos y rebuscaba algo en el interior de mi pantalón. Enseguida encontré lo que necesitaba. Un pequeño frasco con cuatro cápsulas. No tenía tiempo para rebuscar, y seguramente acabaría perdiéndolas en mitad del aire con la poca estabilidad de la que disponía. De modo que las introduje todas dentro de mi boca, mastiqué y tragué rápidamente.
Cuatro píldoras de distinto efecto sobre el cuerpo humano. Drogas especiales fabricadas única y exclusivamente para situaciones como en la que me encontraba. En mitad de un duro combate. Cada una poseía una acción distinta. Una pastilla azul, que duplicaba la velocidad de aquél que la tome. Una pastilla roja, que aumentaba la fuerza de aquél que la ingiera. Una pastilla verde, que aumentaba las conexiones neuronales aumentando así la inteligencia y la capacidad de reacción. Y por último la pastilla que realmente buscaba tomar.
La píldora amarilla, la que me salvaría de aquél estado en el cual me encontraba. Esta pastilla aumenta la capacidad respiratoria y el transporte de hemoglobina de los glóbulos rojos, lo cual implica que mi resistencia aumenta considerablemente, por lo cual el cansancio ya no sería ningún problema para mí hasta terminar el combate... O al menos eso esperaba, de no ser así estaría condenado.
Sentía las energías retomando mi cuerpo, sentía el efecto de aquellas drogas haciendo notarse en mi organismo. Me planté en el lomo de Argentavis y metí mi mano en el bolsillo derecho extrayendo dos esferas, ésto también eran drogas pero eran más comunes y conocidas en el mundo en el que vivimos. Se tratan de rumble ball, drogas para las criaturas zoan. Argentavis torció el cuello y engullió una rápidamente. La otra esfera a guardé en la palma de mi mano.
- Quimera Karl -comencé a hablar desde lo alto- Ésto se va a acabar aquí. Ríndete y márchate o no quedará piedad para tí.
No tenía tiempo. Desde mi posición podía observar a lo lejos el Kodai Ryu, donde estarían mis hombres aguardando a que llegase con ayuda para ellos y el barco. No podía fallarles, era mi deber como el capitán de la embarcación. Mis brazos caían. Las palmas de mis manos se abrieron relajándose. El próximo ataque sería definitivo no pensaba prolongar ésto mucho tiempo más. Skypiea ya había sufrido bastante por culpa de un estúpido y arrogante marine.
- Decídete rápido marine. No tengo todo el día.
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La enorme Quimera rugió con su única cabeza inacta (la de león) mientras la cola de reptil se desplomaba, con la cabeza destrozada. El ser cayó sobre sus patas, con una expresión de dolor en su rostro felino. La bestia era majestuosa y terrible, y verla en ese estado casi inspiraba pena. Con dos de sus cabezas destrozadas. Karl comprendió que era inútil seguir empleando esa forma y se transformó en humano. Al instante, el enorme animal desapareció dejando paso a la figura del marine. ¿Qué debía hacer? Su honor de luchador le impedía rendirse, pero su sentido común le decía que se había encontrado con alguien más fuerte que él.
- Me lo has puesto difícil, Azumi, lo reconozco - se cruzó de brazos y suspiró - Mi orgullo me dice que luche hasta la muerte, pero la razón que debería rendirme. ¿Tú a quién escucharías, Kenpachi?
Meneó la cabeza de un lado a otro, indeciso, y chaqueó la lengua. Se sentó en el suelo y sacó un puro del bolsillo. Llevaba siempre consigo una caja de puros que había conseguido hacía tiempo, y se fumaba de vez en cuando uno en ocasiones especiales. Cogió su zipo y encendió el mismo. Jugueteó con el humo en su boca y exhaló una calada. Miró al cielo con un gesto extraño en la mirada. Había disfrutado de aquel combate, entonces, ¿por qué seguirlo? Quería seguir viviendo y disfrutar de más combates como aquel. Quería en un futuro volver a enfrentarse a aquel revolucionario, cuando su poder hubiese aumentado. Unos enormes south birds volaban en el cielo. "Ojalá algún día yo también pudiese volar..." Un sueño que no tardaría en cumplirse, aunque Karl aun no lo sabía.
- Azumi, ¿cómo crees que ven el mundo los pájaros? - dijo, con voz soñadora y una ligera sonrisa, sin apartar la vista del cielo.
Se levantó con cierto esfuerzo, cansado y dolorido. Por suerte los daños que había recibido en su forma de Quimera habían sido en partes de su cuerpo que no poseía en su forma humana, pero estaba igualmente cansado. "Aun me falta entrenamiento. Tendré que marchar de vuelta con mi maestro." Observó a su rival, que estaba montado sobre su extraño pájaro y sonrió. Extendió la mano hacia delante para estrechar la del otro, esperando que Azumi tuviese la caballerosidad suficiente para hacer lo propio.
- He disfrutado de este combate. Espero que nos encontremos en un futuro - de repente recordó algo - Por cierto. ¿No habrás visto a alguien llamado Allen D. Walker en tus viajes?
- Me lo has puesto difícil, Azumi, lo reconozco - se cruzó de brazos y suspiró - Mi orgullo me dice que luche hasta la muerte, pero la razón que debería rendirme. ¿Tú a quién escucharías, Kenpachi?
Meneó la cabeza de un lado a otro, indeciso, y chaqueó la lengua. Se sentó en el suelo y sacó un puro del bolsillo. Llevaba siempre consigo una caja de puros que había conseguido hacía tiempo, y se fumaba de vez en cuando uno en ocasiones especiales. Cogió su zipo y encendió el mismo. Jugueteó con el humo en su boca y exhaló una calada. Miró al cielo con un gesto extraño en la mirada. Había disfrutado de aquel combate, entonces, ¿por qué seguirlo? Quería seguir viviendo y disfrutar de más combates como aquel. Quería en un futuro volver a enfrentarse a aquel revolucionario, cuando su poder hubiese aumentado. Unos enormes south birds volaban en el cielo. "Ojalá algún día yo también pudiese volar..." Un sueño que no tardaría en cumplirse, aunque Karl aun no lo sabía.
- Azumi, ¿cómo crees que ven el mundo los pájaros? - dijo, con voz soñadora y una ligera sonrisa, sin apartar la vista del cielo.
Se levantó con cierto esfuerzo, cansado y dolorido. Por suerte los daños que había recibido en su forma de Quimera habían sido en partes de su cuerpo que no poseía en su forma humana, pero estaba igualmente cansado. "Aun me falta entrenamiento. Tendré que marchar de vuelta con mi maestro." Observó a su rival, que estaba montado sobre su extraño pájaro y sonrió. Extendió la mano hacia delante para estrechar la del otro, esperando que Azumi tuviese la caballerosidad suficiente para hacer lo propio.
- He disfrutado de este combate. Espero que nos encontremos en un futuro - de repente recordó algo - Por cierto. ¿No habrás visto a alguien llamado Allen D. Walker en tus viajes?
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Aquella criatura parecía que había sido reducida. El bramido que lanzó por el dolor casi me ensordece mientras descendía a los lomos de mi majestuoso compañero emplumado.
Una vez había recuperado la serenidad me di cuenta de que Quimera Karl había regresado a su forma humana y se hallaba en un charco de sangre que su forma animal había allí depositado tras mi acometida de repulsión. Pensé que ya estaba acabado. Mas se mantenía en pie implacable aun con los daños que le había causado. Era realmente asombroso.
Argentavis aterrizó frente a él y yo bajé del lomo encarando mi rostro al del marine. A una distancia prudente que me permitiese reaccionar. Mi colgante seguía sin divisarse desde mi cuello.
- Me lo has puesto difícil, Azumi, lo reconozco - Quimera Karl pareció bajar la guardia y se cruzó de brazos - Mi orgullo me dice que luche hasta la muerte, pero la razón que debería rendirme. ¿Tú a quién escucharías, Kenpachi?
Mi rostro no esbozó ningún cambio ante las palabras de aquél marine. Estaba impregnado de sangre de la serpiente y la cabra que habían sido destrozadas muy cerca de mí. Especialmente la cola de serpiente. Me estaba pidiendo consejo. Mi enemigo me preguntaba que hacer.
Se notaba su indecisión. Agitó la cabeza y se dejó caer al suelo. Sentándose. Sacó un puro. Parecía que el combate había finalizado con aquella última acción. Alcé mi brazo derecho horizontalmente chasqueando los dedos. El Argentavis comenzó a brillar y pasó a convertirse nuevamente en mi anillo de compromiso con Yashu.
Fumaba. El marine estaba frente a mí y alzó su vista hacia las nubes, observando tal vez con curiosidad las aves que sobrevolaban los cielos de Skypiea. No pude evitar esbozar una leve sonrisa finalmente. comenzaba a sentir curiosidad por Karl y su persona.
- Azumi, ¿cómo crees que ven el mundo los pájaros? - dijo sin apartar la vista del cielo. Su voz se antojaba albergando un fuerte deseo. Un sueño tal vez.
Dificultosamente se levantó. Nuestras miradas y sonrisas se entrecruzaron. Me observaba directamente. Podía entrever en sus ojos y su cuerpo el cansancio del combate. Mas desconocía sus intenciones con respecto a mí en éste momento. ¿Y si todo ésto tan solo era una estratagema para hacerme caer en una trampa?
Me extendió su mano. No estaba seguro de fiarme de aquél tipo. Mas tampoco dude mucho mi gesta. No estaba de acuerdo con la forma de actuar de la marina. Pero cuando alguien te muestra sus respetos lo menos es un gesto de caballerosidad. Aunque se trate de tu enemigo si no es en medio de un combate es otro ser cualquiera. Y éste hombre ya parecía haber aceptado su derrota. No tenía ningún motivo para seguir atacándole. Y tenía otros asuntos más importantes con el Kodai Ryu.
Nuestras manos se entrelazaron en el mismo momento que él volvía a hablar.
- He disfrutado de este combate. Espero que nos encontremos en un futuro - de pronto su rostro pareció iluminarse por algún recuerdo - ¿No habrás visto a alguien llamado Allen D. Walker en tus viajes?
¿Allen? Maldita sea. Éste hombre es conocido por todos. Mas aquella pregunta no hizo más que volver a despertar mi curiosidad en Karl.
- Allen D. Walker -Solté una leve carcajada- Fue uno de mis camaradas hace algún tiempo.
Tampoco influenciaba que revelase la identidad de un revolucionario que está en paradero desconocido y que ya no se halla entre nuestras filas. Se pasó a la piratería y si le han capturado iba a ser igual que fuese revolucionario que pirata.
- Mas hace tiempo no se nada de él. La última vez que le encontré emprendía un viaje en solitario. Seguramente habrá ido en busca de nuevos camaradas.
Apreté levemente la mano de Karl. No pretendía dañarle pero quería que me atendiese bien lo que iba a decirle a continuación. Tal vez lo último que escucharía de mi persona.
- Lion D. Karl. ¿Te encuentras en una encrucijada ante la duda? Tu deber te dicta lo contrario que tu sentido común. En ésta situación solo hay una cosa que debes de cuestionarte para convencerte de continuar adelante, o de echar la mirada atrás.
Sonreí con un deje de ironía. ¿Por qué le estaba diciendo ésto a un posible gran enemigo? Era un tipo que podía llegar a ser increíblemente poderoso. Mas no tenía nada más contra él. Comprobó mi poder y se dio por vencido. Si volvía a intentarlo volvería a luchar contra él con sumo gusto.
Solo me quedaba una cosa más por decir. Mis últimas palabras.
- Solo una pregunta. ¿Merece la pena la causa que persigues? Si estarías dispuesto a morir por defender la causa que te lleva al combate, entonces no deberías de tener dudas.
Solté su mano y comencé a caminar hacia el pueblo. Debía de encontrar la ayuda de una buena vez. Pero antes.
- Ha sido un placer conocerte. Lion D. Karl. Estoy seguro que nos volveremos a encontrar.
Continué caminando con calma hacia adelante. Ahora mi mente nuevamente ocupaba un objetivo. Encontrar ayuda para los Shinri no Tsukai.
Una vez había recuperado la serenidad me di cuenta de que Quimera Karl había regresado a su forma humana y se hallaba en un charco de sangre que su forma animal había allí depositado tras mi acometida de repulsión. Pensé que ya estaba acabado. Mas se mantenía en pie implacable aun con los daños que le había causado. Era realmente asombroso.
Argentavis aterrizó frente a él y yo bajé del lomo encarando mi rostro al del marine. A una distancia prudente que me permitiese reaccionar. Mi colgante seguía sin divisarse desde mi cuello.
- Me lo has puesto difícil, Azumi, lo reconozco - Quimera Karl pareció bajar la guardia y se cruzó de brazos - Mi orgullo me dice que luche hasta la muerte, pero la razón que debería rendirme. ¿Tú a quién escucharías, Kenpachi?
Mi rostro no esbozó ningún cambio ante las palabras de aquél marine. Estaba impregnado de sangre de la serpiente y la cabra que habían sido destrozadas muy cerca de mí. Especialmente la cola de serpiente. Me estaba pidiendo consejo. Mi enemigo me preguntaba que hacer.
Se notaba su indecisión. Agitó la cabeza y se dejó caer al suelo. Sentándose. Sacó un puro. Parecía que el combate había finalizado con aquella última acción. Alcé mi brazo derecho horizontalmente chasqueando los dedos. El Argentavis comenzó a brillar y pasó a convertirse nuevamente en mi anillo de compromiso con Yashu.
Fumaba. El marine estaba frente a mí y alzó su vista hacia las nubes, observando tal vez con curiosidad las aves que sobrevolaban los cielos de Skypiea. No pude evitar esbozar una leve sonrisa finalmente. comenzaba a sentir curiosidad por Karl y su persona.
- Azumi, ¿cómo crees que ven el mundo los pájaros? - dijo sin apartar la vista del cielo. Su voz se antojaba albergando un fuerte deseo. Un sueño tal vez.
Dificultosamente se levantó. Nuestras miradas y sonrisas se entrecruzaron. Me observaba directamente. Podía entrever en sus ojos y su cuerpo el cansancio del combate. Mas desconocía sus intenciones con respecto a mí en éste momento. ¿Y si todo ésto tan solo era una estratagema para hacerme caer en una trampa?
Me extendió su mano. No estaba seguro de fiarme de aquél tipo. Mas tampoco dude mucho mi gesta. No estaba de acuerdo con la forma de actuar de la marina. Pero cuando alguien te muestra sus respetos lo menos es un gesto de caballerosidad. Aunque se trate de tu enemigo si no es en medio de un combate es otro ser cualquiera. Y éste hombre ya parecía haber aceptado su derrota. No tenía ningún motivo para seguir atacándole. Y tenía otros asuntos más importantes con el Kodai Ryu.
Nuestras manos se entrelazaron en el mismo momento que él volvía a hablar.
- He disfrutado de este combate. Espero que nos encontremos en un futuro - de pronto su rostro pareció iluminarse por algún recuerdo - ¿No habrás visto a alguien llamado Allen D. Walker en tus viajes?
¿Allen? Maldita sea. Éste hombre es conocido por todos. Mas aquella pregunta no hizo más que volver a despertar mi curiosidad en Karl.
- Allen D. Walker -Solté una leve carcajada- Fue uno de mis camaradas hace algún tiempo.
Tampoco influenciaba que revelase la identidad de un revolucionario que está en paradero desconocido y que ya no se halla entre nuestras filas. Se pasó a la piratería y si le han capturado iba a ser igual que fuese revolucionario que pirata.
- Mas hace tiempo no se nada de él. La última vez que le encontré emprendía un viaje en solitario. Seguramente habrá ido en busca de nuevos camaradas.
Apreté levemente la mano de Karl. No pretendía dañarle pero quería que me atendiese bien lo que iba a decirle a continuación. Tal vez lo último que escucharía de mi persona.
- Lion D. Karl. ¿Te encuentras en una encrucijada ante la duda? Tu deber te dicta lo contrario que tu sentido común. En ésta situación solo hay una cosa que debes de cuestionarte para convencerte de continuar adelante, o de echar la mirada atrás.
Sonreí con un deje de ironía. ¿Por qué le estaba diciendo ésto a un posible gran enemigo? Era un tipo que podía llegar a ser increíblemente poderoso. Mas no tenía nada más contra él. Comprobó mi poder y se dio por vencido. Si volvía a intentarlo volvería a luchar contra él con sumo gusto.
Solo me quedaba una cosa más por decir. Mis últimas palabras.
- Solo una pregunta. ¿Merece la pena la causa que persigues? Si estarías dispuesto a morir por defender la causa que te lleva al combate, entonces no deberías de tener dudas.
Solté su mano y comencé a caminar hacia el pueblo. Debía de encontrar la ayuda de una buena vez. Pero antes.
- Ha sido un placer conocerte. Lion D. Karl. Estoy seguro que nos volveremos a encontrar.
Continué caminando con calma hacia adelante. Ahora mi mente nuevamente ocupaba un objetivo. Encontrar ayuda para los Shinri no Tsukai.
Rayne Von Valliere
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Gana Nocturne por rendición (1.500 EXP, precio a su cabeza) y Karl gana 750 de EXP por perder.
(Off: Me ha encantado la pelea, chicos! Ha parecido tipo boss final de algún juego, y he disfrutado realmente viéndola, quiero ver más (?))
- Moderación, por si hay algún lío, puesto que es rendición, no K.O. como decían los requisitos, que más o menos viene a ser lo mismo::
- Caligrafía: La de los dos es buena, un punto para cada uno.
Rol Bélico: Los dos son muy buenos roles, me agradan las estrategias de Karl puesto que utilizó bastantes, pero me acabo decantando por Nocturne, ya que ha explicado perfectamente sus ataques, y realmente me ha impresionado su primera defensa. Un punto para Noc.
Rol Escénico: Este punto es para Karl, ya que ha utilizado más el entorno que Nocturne con su estrategia de quemar la playa.
Ambientación: Nocturne gana, ya que su llegada al entorno ha sido más elaborada que la de Karl.
Asumir daños respetando nomenclaturas: Punto para los dos, los dos habéis respetado los ataques del uno y del otro, y no os habéis hecho en ningún momento "overpower" ignorandolos.
Adaptación al escenario: La de los dos ha sido muy buena, así que punto para los dos, cómo Karl se ha adaptado a cada ataque de Nocturne, y como Nocturne también ha podido adaptarse a las estrategias de Karl.
Esto deja a Nocturne con un punto más que Karl, declarándolo vencedor. (5 puntos a 4)
Nocturne gana 1.500 de EXP y precio a su cabeza, Karl gana 750 de EXP. (tenéis derecho a pedir una segunda opinión)
(Off: Me ha encantado la pelea, chicos! Ha parecido tipo boss final de algún juego, y he disfrutado realmente viéndola, quiero ver más (?))
Rylanor
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Hojas de Pj actualizadas. Ahora necesitamos que nuestro amado Shioon le actualice el wanted con la recompensa equivalente a derrotar a un marine de mi rango (En ese momento tenía nivel 30, no recuerdo a qué rango equivale eso).
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