[Privado] Un encuentro de altura [Arabel - Ruxer - Dayane - Samanta - Kev]

Cuando fui hacia ella para golpearla vi que se ponía en posición de atacar, y pensé que a lo mejor podrá con su ataque, pero la verdad fue que fue un ataque demasiado fuerte y cuando me quise dar cuenta me encontraba por los aires. Menos mal que no era un hombre normal, porque de lo contrario hubiese muerto. Pero tenía mi fruta, y unos segundos antes del impacto de su ataque aumente mi resistencia, utilizando la energía la coloque alrededor de mi cuerpo como si fuese un envoltura, y gracias a esto pude sobrevivir. Pero al fin y al cabo me encontraba en el suelo a unos 6 o 7 metros de de la gigante, Day y Kev. Y pensé que no iba a permitir que muriesen, ni ellos ni nuestros sueños. Al igual que me acorde de mi pasado y de Luci. Y mi rabia aumento. Me levante, me puse de rodillas y empecé a cargar toda la energía que mi cuerpo pudiese soportar, hasta que se me iluminaron los ojos y el suelo debajo mio se desquebrajo un poco.

Ruxer: ¡¡¡¡¡¡Aaaaaahhhhhhh!!!!!

Y me prepare para pelear. Di un puñetazo al suelo redirigiendo la energía hacia ella, haciendo que se rompiera el suelo debajo suyo. Y yo cargue de energía mis piernas para estar preparado para moverme rápidamente, a ver cuál era su siguiente movimiento. A ver si saltaba, o se caía debido a la fractura de la roca bajo sus pies. Una cosa tenía clara, yo estaba preparado para atacar en una situación o en otra.

Observé cómo las flechas se rompieron al dar contra la piel de la gigante. Soy incapaz de usar el haki... Ni por un golpe de suerte mis flechas podrían dañar a la gigante.

Day -Lo sabía....-susurré, mientras comenzaba a caer al vacío.

Tenía ganas de morir, era lo que me merecía. Una kuja que no es capaz de usar el haki, una kuja la cual sus flechas y su fuerza eran débiles. Una kuja que era una deshonra para su tribu. No merecía vivir.
Tenía ganas de llorar, pero las lágrimas no salían, ni siquiera era el momento de llevar a cabo tal debilidad. Los sentimientos son inútiles. Sólo son obstáculos que impiden que veas la realidad.
Yo misma era un obstáculo para la vida de ellos. Les observé mientras caía y el suelo se acercaba a gran velocidad a mi.
Vi cómo Sam había desaparecido, y pensé que quizás tendría algún plan que estaría llevando a cabo. Vi cómo la gigante había atrapado a Kev, y vi también cómo estaba dispuesta a acabar con Ruxer.

Al verles a ellos en tal situación la ira  recorrió mis venas. Jamás había sentido algo tan grande. Me reincorporé en el aire, y caí de pie, con la agilidad característica de una kuja, en la rama de un árbol cercano a la gigante. Tenía a su cuello a tiro. Tenía que intentarlo.

Cogí mi flecha más especial, no era una de la suerte ni mucho menos. Pero su punta estaba llena de veneno, un veneno mortal para cualquier humano. A pesar de que mi adversaria era una gigante, quizás podría hacerle efecto, al menos para dejarla paralizada unos segundos. Debía intentarlo, no podía dejar que ellos muriesen, no iba a permitirlo. Notaba cómo una extraña fuerza recorría mi cuerpo, supuse que sería furia y desesperación.

Aunque no pudiera usar haki, la flecha podría tener un mínimo efecto, ni siquiera necesitaba que se le clavara mucho en la piel.
Tensé mi arco y disparé aquélla flecha, que iba directa a una de las venas que sobresalían en el cuello de la gigante. Noté una pequeña brisa al disparar, pero la ignoré, eso no era importante. Lo único que me importaba era que ellos estuvieran bien.
Apreté mi colgante, deseando que pudieran salvar su vida. Cosa que no había hecho desde hacía mucho tiempo.

Cuando estaba cogido por la gigante pensé en que no estaría mal que Samanta apareciese. Y así fue, tenía un rehén, era un anciano. La gigante no dudo en soltarnos. Sinceramente, nos iba a ganar si o si, así que Samanta apareció en el mejor momento, pero en una parte dentro de mi quería terminar la pelea, aunque sabía que no tenía casi posibilidades. Y fue en ese momento en el que juré que la próxima vez que me encontrara con esa gigante la ganaría, cuando fuese más fuerte. Para mi aquella derrotara significo un cambio para mi. Por ahora tocaba retirarse, pero el momento de volver a enfrentarnos llegaría.

Ruxer: Será mejor que no perdamos ni un segundo debemos irnos de aquí.

Fui hacia Kev para ver si le había pasado algo.

Tenía el pie de la gigante aplastándome, y sabía que no aguantaría mucho. Creí que ése sería mi fin. Pero Sam había aparecido con un rehén en el momento más oportuno, y la gigante no dudó en soltarnos, quitó el pie de encima mía. Me arrastré como pude, tosiendo, ya que me había dejado sin respiración al intentar aplastarme.
Me reincorporé, pero en ese momento un dolor agudo me atravesó el cuerpo entero : estaba llena de moretones y heridas.
Caí al suelo, maldiciendo mi débil cuerpo.

Fuimos derrotados completamente por aquella gigante, estaba volando y sin darme cuenta ya me tenía sujeto en su mano y me apretaba con una fuerza descomunal, sentía tanta rabia de haber perdido de esa manera en la otra mano tenía al capitán y a Day la estaba pisando, como quería que Sam apareciera no podría hacer nada con mi fuerza actual sin duda debía volverme mucho más fuerte. En el momento oportuno cuando pensaba lo peor, cuando daba todo por perdido ya me hacía muerto o en una prisión llego Sam con un rehén la gigante al verla nos liberó, solo parecía divertirse me pareció extraño. Yo estaba muy adolorido me había apretado con una fuerza descomunal pero sobretodo estaba herido en mi amor propio no había podido hacer nada, me sentía frustrado.

Kev - Es hora de irnos logramos salvarnos de esta gracias a ala inteligencia de Sam, quiero decirles que estoy muy pero muy frustrado, les prometo que me volveré mucho más fuerte y haré todo lo posible para que esto no vuelva a ocurrir, y yo soy el médico así que trataré sus heridas.

Traté las heridas de Ruxer y Day superficialmente ya en el barco las trataría como es debido, estábamos muy heridos, ya era hora de volver al barco.

Estaba tumbada en cubierta, lamentándome por ser tan inútil, entonces Sam empezó a echarnos la bronca, para que dejáramos de lloriquear y quejarnos.
Escuché sus palabras, dijo algo de comida, y me entró hambre. Además también dio instrucciones. La verdad es que me levantó un poco la moral, así que, si quería ser útil para la tripulación, debería ponerme a hacer mi trabajo.

Me levanté del suelo, ignorando el dolor de mis heridas, que eran superficiales al fin y al cabo, y volví a tener mi entusiasmo natural. Claramente no sentía felicidad alguna ya que acababa de ser derrotada y humillada, pero Sam se estaba esforzando por animarnos, así que, si yo puedo contagiarles mi ánimo a los demás, también lo intentaré.
Empecé a hacer un inventario, aunque lo que habíamos cogido eran libros, me parecía más interesante leerlos que venderlos, aun así, les puse un precio, aunque valían poco, pero si los vendíamos podríamos conseguir un dinero... No me gusta vender los libros...

Estábamos en la cubierta descansando cuando Samanta nos dio un buen discurso sobre lo que habíamos hecho, y nos lo dijo como si la única que lo hubiese hecho bien fuese ella. Nos mandó ordenes a todos y yo como era normal no estaba de acuerdo con Samanta. Nada más que se fue fui tras ella y ene en la cocina con la cara seria.

Ruxer: Déjame decirte un par de cosas Sam, Si no hubiese roto la pared nos hubiese atrapado igual, ya que tenía el soru. Lo segundo nos enfrentamos a ella debido a que no se iba a quedar mirando mientras tu ibas a por un rehén, nos enfrentamos a ella para ganar tiempo, y yo intente recibir todo el daño para que no dañase a Day y Kev. Yo no estaba intentando ganarla solo intentaba protegerlos como un buen capitán.(Respire hondo y me tranquilize.)Olvida la derrota solo acuérdate del mensaje de esto, ser más fuertes para proteger a nuestra tripulación. Nuestra Autentica aventura empieza a partir de ahora.

Me gire con intención de salir para fregar un poco la cubierta.

Estaba sentado en la cubierta lamentándome de la derrota, después de todo era la primera derrota que yo había sufrido, me hacía sentir un inútil, entonces Sam me saco de mis pensamientos empezó a hablar nos dio un gran sermón esto me saco de mis cavilaciones y claro pensé para mi mismo hacerme más fuerte por mi propio sueño y por la banda.

Me dirigí a la cabina de mando para ver unos cuantos mapas y ver que rumbo sería el más seguro para tomarlo.