Eikel
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La banda por fin había llegado a puerto, y como era costumbre cada vez que llegaban a un pueblo o ciudad, Eikel tendría que ir a por abastecimiento hasta la siguiente isla. Normalmente iba solo, pero esta vez Yukie decidió acompañarle mientras los demás hacían trabajo de mantenimiento en el barco. Una o dos veces al mes, a Eikel le tocaba disfrutar de un paseo, relajarse mezclándose con los lugareños y comprar todo lo necesario, que demonios, y porque no, también conseguir algún buen libro si se daba el caso.
Solían atracar con todo el descaro del mundo en los puertos de las ciudades, pero esta vez era distinto, un gran barco de la marina estaba fondeado en el mismo. No sabían porque era, pero si algo habían aprendido en anteriores viajes, es que no deberían de mezclarse en los asuntos de los ropas blancas. Decidieron atracar en la zona oeste de la isla, algo apartados de la ciudad, así que tardarían un buen rato en llegar a ella. Partió con Yukie lo antes que pudo, despidiéndose de sus compañeros mientras hacía oídos sordos a las peticiones de estos, la verdad, tal como habían ido las cosas últimamente no estaban para permitirse demasiados lujos.
A mitad de camino, empezaron a escuchar lo que parecía ser una persecución, topándose de frente con un hombre malherido. Este se desplomó ante ellos y escuchando como se acercaban los perseguidores, solo pudieron de manera casi instintiva, esconderlo a la vera del camino, entre unos matorrales. Hicieron esto tan rápido que no pudieron observar a esas personas, aunque si se dieron cuenta de que debían de ser unas cuatro o cinco por las pisadas. Cuando Eikel observo al caído, se sorprendió de que aun estuviera vivo, tenía dos estocadas en el costado que tras examinarlas detenidamente, por suerte para la víctima, no habían tocado órganos vitales. El roedor le pidió a Yukie que fuera a por agua, pero con cuidado de no encontrarse con esos tipos, parecían peligrosos. Necesitaba limpiar las heridas lo antes posible, para poder desinfectarlas y poder suturarlas.
Yukie no tardó demasiado en volver con el agua, sus sentidos agudizados sumado a su gran habilidad como navegante, le habían sido de gran utilidad. Eikel limpió las heridas del extraño con cuidado, desinfectándolas con su kit de primeros auxilios, para después coserlas con gran soltura. Todo parecía en orden, ahora solo quedaba que el extraño recobrara la conciencia. Optaron por irse a un lugar mas apartado para ocultarse mejor de sus perseguidores. En cuanto se despertara les informaría de lo ocurrido, o eso esperaban.
Solían atracar con todo el descaro del mundo en los puertos de las ciudades, pero esta vez era distinto, un gran barco de la marina estaba fondeado en el mismo. No sabían porque era, pero si algo habían aprendido en anteriores viajes, es que no deberían de mezclarse en los asuntos de los ropas blancas. Decidieron atracar en la zona oeste de la isla, algo apartados de la ciudad, así que tardarían un buen rato en llegar a ella. Partió con Yukie lo antes que pudo, despidiéndose de sus compañeros mientras hacía oídos sordos a las peticiones de estos, la verdad, tal como habían ido las cosas últimamente no estaban para permitirse demasiados lujos.
A mitad de camino, empezaron a escuchar lo que parecía ser una persecución, topándose de frente con un hombre malherido. Este se desplomó ante ellos y escuchando como se acercaban los perseguidores, solo pudieron de manera casi instintiva, esconderlo a la vera del camino, entre unos matorrales. Hicieron esto tan rápido que no pudieron observar a esas personas, aunque si se dieron cuenta de que debían de ser unas cuatro o cinco por las pisadas. Cuando Eikel observo al caído, se sorprendió de que aun estuviera vivo, tenía dos estocadas en el costado que tras examinarlas detenidamente, por suerte para la víctima, no habían tocado órganos vitales. El roedor le pidió a Yukie que fuera a por agua, pero con cuidado de no encontrarse con esos tipos, parecían peligrosos. Necesitaba limpiar las heridas lo antes posible, para poder desinfectarlas y poder suturarlas.
Yukie no tardó demasiado en volver con el agua, sus sentidos agudizados sumado a su gran habilidad como navegante, le habían sido de gran utilidad. Eikel limpió las heridas del extraño con cuidado, desinfectándolas con su kit de primeros auxilios, para después coserlas con gran soltura. Todo parecía en orden, ahora solo quedaba que el extraño recobrara la conciencia. Optaron por irse a un lugar mas apartado para ocultarse mejor de sus perseguidores. En cuanto se despertara les informaría de lo ocurrido, o eso esperaban.
Nueva isla, nueva rutina. Su estancia por el Mar del Sur no había sido muy larga y ya estaban faltos de provisiones por que no tenían más remedio que acudir a la isla más cercana que mostrasen los mapas. El problema era que al parecer había una fuerte, o al menos visible, presencia de la Marina en la isla. Rhi les avisó del navío estacionado en el embarcadero principal por lo que tuvieron que hacer algunas maniobras evasivas para pasar desapercibidos en una cala lo suficientemente alejada como para no llamar la atención.
Como esta vez la idea era no levantar sospechas tuvieron que mandar a Eikel a hacer el reconocimiento en el pueblo más cercano. Era una ardilla, sí. Una ardilla parlante además, pero siendo sinceros a ningún Marine se le pasaría por la cabeza que pudiera ser un pirata, al contrario que sus capitanes o Rhi, que sufría de racismo crónico muchas veces. Pese a esto a Yukie no le daba buena espina que el roedor fuese por ahí solo con tanta presencia de las fuerzas del orden y menos sin saber el motivo real de por qué estaban allí. Podía ser un alto rutinario en su travesía o podía estar pasando algo gordo de verdad. Mejor no jugársela, le acompañaría y daría la cara y espada por él si fuese necesario.
El primer incidente no tardó en llegar. Una especie de persecución, un peso muerto desplomándose en el camino. Lo típico en un día tan soleado. Como era de esperar Eikel no podía permitir que aquel hombre fuese capturado para posiblemente ser rematado, ya que una vez puesto a salvo a penas se le escuchaba respirar y según el experto en medicina allí presente había recibido heridas graves, aunque para bien o para mal, no eran letales.
La ardilla la mandó a por agua para cuestiones de limpiar heridas y ese tipo de cosas, no estaba muy segura, pero como alguien se tenía que quedar cuidando del cuerpo le tocó a ella. Decidió ir a preguntar al pueblo que al parecer estaba al final del camino que estaban siguiendo, era el lugar donde más probabilidades de encontrar agua existían.
Subiendo por el camino manteniéndose todo lo alerta que podía, no tardo en llegar a las afueras, donde se escuchaban los primeros signos de vida. Escuchó el ruido de una puerta cerrarse, seguramente de alguna vivienda de la que había salido alguien silbando alegremente. Yukie siguió a paso lento, cuando le pareció escuchar el leve sonido de un líquido siendo derramado donde se había parado aquella persona.
- ¿Regando las plantas? Preguntó de una forma tan directa que el hombre tardó en reaccionar antes de contestar a una completa desconocida. Eh… uh, pues sí, hace un boni~ sin darle tiempo a acabar la frase y aprovechando el factor “sorpresa” de que no se esperase un ataque, Yukie avanzó hasta el en dos rápidas zancadas. El hombre no pudo hacer nada más que dar un grito ahogado del susto sin entender muy bien que estaba pasando. Con una rapidez calculada, Yukie le birló la regadera intentando no derramar su contenido. No le costó mucho ya que el sujeto no opuso resistencia ninguna, aún se preguntaba que había hecho. Con el premio gordo, la joven salió pitando siguiendo los pasos que la habían llevado hasta allí. En un visto y no visto llegó hasta donde se encontraba Eikel con la suerte de no haberse encontrado a nadie que le hiciese preguntas o algo por el estilo. Esperó junto a la ardilla a que el extraño recobrara la consciencia ya que no había ningún plan mejor por el momento.
Como esta vez la idea era no levantar sospechas tuvieron que mandar a Eikel a hacer el reconocimiento en el pueblo más cercano. Era una ardilla, sí. Una ardilla parlante además, pero siendo sinceros a ningún Marine se le pasaría por la cabeza que pudiera ser un pirata, al contrario que sus capitanes o Rhi, que sufría de racismo crónico muchas veces. Pese a esto a Yukie no le daba buena espina que el roedor fuese por ahí solo con tanta presencia de las fuerzas del orden y menos sin saber el motivo real de por qué estaban allí. Podía ser un alto rutinario en su travesía o podía estar pasando algo gordo de verdad. Mejor no jugársela, le acompañaría y daría la cara y espada por él si fuese necesario.
El primer incidente no tardó en llegar. Una especie de persecución, un peso muerto desplomándose en el camino. Lo típico en un día tan soleado. Como era de esperar Eikel no podía permitir que aquel hombre fuese capturado para posiblemente ser rematado, ya que una vez puesto a salvo a penas se le escuchaba respirar y según el experto en medicina allí presente había recibido heridas graves, aunque para bien o para mal, no eran letales.
La ardilla la mandó a por agua para cuestiones de limpiar heridas y ese tipo de cosas, no estaba muy segura, pero como alguien se tenía que quedar cuidando del cuerpo le tocó a ella. Decidió ir a preguntar al pueblo que al parecer estaba al final del camino que estaban siguiendo, era el lugar donde más probabilidades de encontrar agua existían.
Subiendo por el camino manteniéndose todo lo alerta que podía, no tardo en llegar a las afueras, donde se escuchaban los primeros signos de vida. Escuchó el ruido de una puerta cerrarse, seguramente de alguna vivienda de la que había salido alguien silbando alegremente. Yukie siguió a paso lento, cuando le pareció escuchar el leve sonido de un líquido siendo derramado donde se había parado aquella persona.
- ¿Regando las plantas? Preguntó de una forma tan directa que el hombre tardó en reaccionar antes de contestar a una completa desconocida. Eh… uh, pues sí, hace un boni~ sin darle tiempo a acabar la frase y aprovechando el factor “sorpresa” de que no se esperase un ataque, Yukie avanzó hasta el en dos rápidas zancadas. El hombre no pudo hacer nada más que dar un grito ahogado del susto sin entender muy bien que estaba pasando. Con una rapidez calculada, Yukie le birló la regadera intentando no derramar su contenido. No le costó mucho ya que el sujeto no opuso resistencia ninguna, aún se preguntaba que había hecho. Con el premio gordo, la joven salió pitando siguiendo los pasos que la habían llevado hasta allí. En un visto y no visto llegó hasta donde se encontraba Eikel con la suerte de no haberse encontrado a nadie que le hiciese preguntas o algo por el estilo. Esperó junto a la ardilla a que el extraño recobrara la consciencia ya que no había ningún plan mejor por el momento.
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Ahora que estaban más tranquilos, a salvo, Eikel tuvo tiempo para fijarse en el desconocido. Era un hombre bastante corpulento, con varias cicatrices sin contar las nuevas que tendría en unas semanas, sin pelo y con barba de unos cuantos días. A esta intimidante apariencia, se le sumaban unos cuantos tatuajes, adornados con escarificaciones, parecían como de alguna tribu o similar aunque no las reconocía a simple vista. Llevaban unos cuantos minutos parados, cuando de pronto, el hombre por fin empezó a abrir los ojos. Su último recuerdo parecía ser el de la persecución y al ver delante a esos dos desconocidos pegó un vote, que inmediatamente fue frenazo por el tirón de sus puntos.
-Tranquilo, estas a salvo. No te muevas si no quieres obligarme a que te cosa de nuevo. Dijo Eikel mostrándole su kit de primeros auxilios.
Aquel tipo, no se sabe si por aun estar débil, o por la impresión de ver a una ardilla decirle que le acababa de coser el costado, volvió a perder el conocimiento. Parece ser que tardarían un buen rato en poder moverse. Yukie insistió en que ya estaba bien, que lo dejaran allí y no se metieran en líos. En parte tenía razón, no sabían quienes eran sus captores, ni que les esperaría en la isla, pero su código moral y de doctor, no le permitía abandonar a un paciente en esas condiciones en mitad del bosque. El pequeño daba de beber de vez en cuando al desconocido para mantenerlo hidratado, aunque parecía que poco a poco los sudores y el sobrecalentamiento del cuerpo iba remitiendo. Por fin el hombre volvió a abrir los ojos de nuevo.
-Vosotros... ¿Me habéis salvado? Dijo el hombre mientras comenzaba a recuperar fuerzas.
-De momento si, pero no sabemos si estas a salvo, deberíamos de ir a la ciudad cuanto antes para que te echen un vistazo. Yo aquí no tengo el equipo necesario. Añadió Eikel.
El desconocido se negó rotundamente a ir al pueblo en un principio, pero viendo su estado, tampoco quería quedarse solo en aquel lugar, así que no tuvo mas remedio que aceptar. A paso lento, caminaron por el bosque evitando el camino principal, de momento no le habían sacado demasiada información al hombre, pero Eikel confiaba en él como si lo conociera de toda la vida, en cambio Yukie, no estaba tan segura. Quizás hablaba la voz de la experiencia frente a la inocencia llevada al extremo. Después de una larga caminata, encontraron una casa que parecía estar vacía, con un tendal enorme en el exterior lleno de ropa. La ardilla había analizado la situación y si buscaban a ese hombre, y los agresores se encontraban en el pueblo, tendrían que borrar todos los indicios de que era él el tipo que buscaban. Los ropajes llenos de sangre no pasarían precisamente desapercibidos.
Se acercaron a la casa con sigilo, y una vez que comprobaron que no había nadie, cogieron prestadas un par de prendas que le servirían al extraño para salir del paso. Éste añadió un toque personal a su nueva indumentaria con una gorra negra. Ya estaban preparados para ir a la ciudad, lo primero era lo primero, encargar los víveres era esencial, luego se ocuparían del desconocido y se abalanzarían sobre él para abatirlo a preguntas.
-Me llamo Arl. Dijo fríamente el tipo, aunque ya era mas información de la que habían conseguido sacarle anteriormente. Parecía que iban progresando.
-Tranquilo, estas a salvo. No te muevas si no quieres obligarme a que te cosa de nuevo. Dijo Eikel mostrándole su kit de primeros auxilios.
Aquel tipo, no se sabe si por aun estar débil, o por la impresión de ver a una ardilla decirle que le acababa de coser el costado, volvió a perder el conocimiento. Parece ser que tardarían un buen rato en poder moverse. Yukie insistió en que ya estaba bien, que lo dejaran allí y no se metieran en líos. En parte tenía razón, no sabían quienes eran sus captores, ni que les esperaría en la isla, pero su código moral y de doctor, no le permitía abandonar a un paciente en esas condiciones en mitad del bosque. El pequeño daba de beber de vez en cuando al desconocido para mantenerlo hidratado, aunque parecía que poco a poco los sudores y el sobrecalentamiento del cuerpo iba remitiendo. Por fin el hombre volvió a abrir los ojos de nuevo.
-Vosotros... ¿Me habéis salvado? Dijo el hombre mientras comenzaba a recuperar fuerzas.
-De momento si, pero no sabemos si estas a salvo, deberíamos de ir a la ciudad cuanto antes para que te echen un vistazo. Yo aquí no tengo el equipo necesario. Añadió Eikel.
El desconocido se negó rotundamente a ir al pueblo en un principio, pero viendo su estado, tampoco quería quedarse solo en aquel lugar, así que no tuvo mas remedio que aceptar. A paso lento, caminaron por el bosque evitando el camino principal, de momento no le habían sacado demasiada información al hombre, pero Eikel confiaba en él como si lo conociera de toda la vida, en cambio Yukie, no estaba tan segura. Quizás hablaba la voz de la experiencia frente a la inocencia llevada al extremo. Después de una larga caminata, encontraron una casa que parecía estar vacía, con un tendal enorme en el exterior lleno de ropa. La ardilla había analizado la situación y si buscaban a ese hombre, y los agresores se encontraban en el pueblo, tendrían que borrar todos los indicios de que era él el tipo que buscaban. Los ropajes llenos de sangre no pasarían precisamente desapercibidos.
Se acercaron a la casa con sigilo, y una vez que comprobaron que no había nadie, cogieron prestadas un par de prendas que le servirían al extraño para salir del paso. Éste añadió un toque personal a su nueva indumentaria con una gorra negra. Ya estaban preparados para ir a la ciudad, lo primero era lo primero, encargar los víveres era esencial, luego se ocuparían del desconocido y se abalanzarían sobre él para abatirlo a preguntas.
-Me llamo Arl. Dijo fríamente el tipo, aunque ya era mas información de la que habían conseguido sacarle anteriormente. Parecía que iban progresando.
Ya era hora de que la bella durmiente despertase de su letargo, a este paso sus nakamas los darían por muertos y se irían sin mirar atrás. Pero no, falsa alarma, volvió a desmayarse sin pensar en que podía estar fastidiando a otras personas ajenas a él. Menos mal que la paciencia era una de las virtudes de Yukie, solo se quejaba de no poder sacar un rato su melódica para entonar alguna cancioncilla. Demasiado peligroso atraer la atención de alguien indeseado sin venir a cuento.
La segunda vez que recobró el conocimiento parecía mucho más receptivo, así que Eikel se encargó de responder a todas sus dudas, o duda, y reconfortarlo en general. En efecto su vida fue salvada por partida doble, primero de sus perseguidores y segundo de heridas que se hubieran puesto muy feas sin el debido tratamiento. Por fin decidieron ir al pueblo, no sin antes tener que tratar con la negativa de buenas a primeras por parte de aquel tipo de voz profunda y rasposa. Como era de esperar aceptó al ver que no le quedaba más opción y ello dio paso al segundo hurto del día.
- Yo soy Shauni, y este pequeñín de aquí es mi amigo Yoshi. Íbamos de camino al pueblo hasta que nos encontramos contigo, pero esa parte ya te la sabes. El hombre no dijo nada más, simplemente caminó a su lado guardando silencio hasta llegar al pueblo. Una vez allí Eikel se separó para ir en busca de las cosas que necesitaban y Yukie se quedó junto al tipo, ambos sentados en una repisa de piedra que parecía estar ahí por y para acomodar traseros doloridos. Bonito día, ¿eh? Preguntó la chica con las manos en la nuca y las piernas cruzadas en posición de meditar. ¿Por qué hacéis esto? Fue la escueta respuesta que recibió por parte del hombre. ¿Por qué no? Era toda la contestación que la joven espadachín pudo darle, decidida a no perder un concurso de respuestas cortas con un desconocido.
Un insufrible rato de tenso silencio fue interrumpido por la aparición de la ardilla, que se escuchaba llegar todo lo apresuradamente que sus cortas piernas le permitían. Yukie sonrió instintivamente, había muchas cosas que le parecían graciosas cuando se las imaginaba en su cabeza y esta, sin duda, era una de ellas.
La segunda vez que recobró el conocimiento parecía mucho más receptivo, así que Eikel se encargó de responder a todas sus dudas, o duda, y reconfortarlo en general. En efecto su vida fue salvada por partida doble, primero de sus perseguidores y segundo de heridas que se hubieran puesto muy feas sin el debido tratamiento. Por fin decidieron ir al pueblo, no sin antes tener que tratar con la negativa de buenas a primeras por parte de aquel tipo de voz profunda y rasposa. Como era de esperar aceptó al ver que no le quedaba más opción y ello dio paso al segundo hurto del día.
- Yo soy Shauni, y este pequeñín de aquí es mi amigo Yoshi. Íbamos de camino al pueblo hasta que nos encontramos contigo, pero esa parte ya te la sabes. El hombre no dijo nada más, simplemente caminó a su lado guardando silencio hasta llegar al pueblo. Una vez allí Eikel se separó para ir en busca de las cosas que necesitaban y Yukie se quedó junto al tipo, ambos sentados en una repisa de piedra que parecía estar ahí por y para acomodar traseros doloridos. Bonito día, ¿eh? Preguntó la chica con las manos en la nuca y las piernas cruzadas en posición de meditar. ¿Por qué hacéis esto? Fue la escueta respuesta que recibió por parte del hombre. ¿Por qué no? Era toda la contestación que la joven espadachín pudo darle, decidida a no perder un concurso de respuestas cortas con un desconocido.
Un insufrible rato de tenso silencio fue interrumpido por la aparición de la ardilla, que se escuchaba llegar todo lo apresuradamente que sus cortas piernas le permitían. Yukie sonrió instintivamente, había muchas cosas que le parecían graciosas cuando se las imaginaba en su cabeza y esta, sin duda, era una de ellas.
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Todo parecía estar en relativa calma, la idea de evitar los caminos principales había resultado, no se encontraron con ningún curioso durante todo el camino. Llegado el momento, Yukie le dio unos nombres falsos al desconocido, Eikel no entendía el porque, pero suponía que alguna razón tendría y lo dejo correr. Solo esperaba acordarse de los nombres y no meter la pata en algún momento. "Shauni" y "Yoshi", se repitió unas cuantas veces hasta que le había quedado claro.
Por fin llegaron al pueblo, era bastante grande, pero la densidad de población que tenía comparada con el tamaño, dejaba bastante que desear. El extraño parecía cansado después de la caminata, así que Eikel decidió que reposara un rato, mientras él hacía las compras, dejó a Yukie con él para que lo vigilase y si había algún problema le avisase.
-No tardo. Intenta reposar lo máximo posible y luego buscaremos la clínica del pueblo. Dijo el roedor.
No tardó mucho en llegar al mercado, y no tardó en entender el porque de tan poca gente. Parecía que el pueblo basaba casi toda su economía en abastecer a los barcos que pasaban por la zona. Era raro que todos los puestos indicaban que las provisiones se enviarían al barco sin coste alguno. Los encargados de enviarlas no eran mas que unos cuantos adolescentes, que o bien buscaban unos pocos berries o integrarse en el negocio empezando por lo mas bajo. Estos críos hacían el reparto de absolutamente todos los puestos, era como una subcontrata al por mayor.
La verdad, no estaba acostumbrado a que se lo pusieran tan fácil, he incluso le resultaba extraño. Pero aún así no dudó en hacer uso de la hospitalidad de la zona y aprovechar el servicio de envío. Empezó por unas cuantas frutas, que deberían de consumir mas o menos rápido, carne fresca, más de lo mismo y así con todos los víveres hasta llegar a los imperecederos. Cuando vio su bolsa, se dio cuenta que tenía que aminorar con las comprar y ser mas selectivo. Así que compro lo necesario, sumado a unas cuantas botellas de ron, cosa que no podía faltar y se dirigió a los mozos que estaban cargando todo.
-Chicos, esta entrega es un tanto especial. No es en el puerto, dado las molestias que os podría ocasionar, aquí tenéis un extra. Si nadie os ve llevar el cargamento, y guardáis el secreto, recibiréis otro extra más tarde. Dijo el roedor dándole unos cuantos berries a los chicos. Viendo su reacción ante esa propina, no tuvo la menor duda de que cobraban una miseria normalmente.
De vuelta, el roedor no podían parar de prestar atención a múltiples conversaciones. Según parecía, el cuchicheo del pueblo era sobre el asesinato de dos marines hace unas horas. Al pequeño le encantaban los chismes, así que fue corriendo lo más rápido que pudo hasta donde se encontraban su amiga y aquel tipo.
-¡No os lo vais a creer! Según parece han asesinado a unos marines esta mañana. Dijo el roedor poniendo cara de sorpresa, dándole tensión a la noticia. Cuando parecía que Yukie iba a ahondar sobre el tema, el desconocido les cortó.
-No es por resultar descortés, ni aprovechado. Pero me muero de hambre, si pudieseis invitar a este pobre diablo a comer algo. Dijo Arl, poniendo una voz mas lastimera que las pocas veces que la escucharon antes.
Obviamente Eikel no pudo rechazar esa petición, la comida no se le negaba a nadie, o eso pensaba en su cabeza de cocinillas. La pequeña ardilla, se coló en la taberna mas cercana, donde parecía que servían comida a buen precio. No estaban para tirar más dinero. Los otros dos, no tuvieron mas remedio que seguírle.
Por fin llegaron al pueblo, era bastante grande, pero la densidad de población que tenía comparada con el tamaño, dejaba bastante que desear. El extraño parecía cansado después de la caminata, así que Eikel decidió que reposara un rato, mientras él hacía las compras, dejó a Yukie con él para que lo vigilase y si había algún problema le avisase.
-No tardo. Intenta reposar lo máximo posible y luego buscaremos la clínica del pueblo. Dijo el roedor.
No tardó mucho en llegar al mercado, y no tardó en entender el porque de tan poca gente. Parecía que el pueblo basaba casi toda su economía en abastecer a los barcos que pasaban por la zona. Era raro que todos los puestos indicaban que las provisiones se enviarían al barco sin coste alguno. Los encargados de enviarlas no eran mas que unos cuantos adolescentes, que o bien buscaban unos pocos berries o integrarse en el negocio empezando por lo mas bajo. Estos críos hacían el reparto de absolutamente todos los puestos, era como una subcontrata al por mayor.
La verdad, no estaba acostumbrado a que se lo pusieran tan fácil, he incluso le resultaba extraño. Pero aún así no dudó en hacer uso de la hospitalidad de la zona y aprovechar el servicio de envío. Empezó por unas cuantas frutas, que deberían de consumir mas o menos rápido, carne fresca, más de lo mismo y así con todos los víveres hasta llegar a los imperecederos. Cuando vio su bolsa, se dio cuenta que tenía que aminorar con las comprar y ser mas selectivo. Así que compro lo necesario, sumado a unas cuantas botellas de ron, cosa que no podía faltar y se dirigió a los mozos que estaban cargando todo.
-Chicos, esta entrega es un tanto especial. No es en el puerto, dado las molestias que os podría ocasionar, aquí tenéis un extra. Si nadie os ve llevar el cargamento, y guardáis el secreto, recibiréis otro extra más tarde. Dijo el roedor dándole unos cuantos berries a los chicos. Viendo su reacción ante esa propina, no tuvo la menor duda de que cobraban una miseria normalmente.
De vuelta, el roedor no podían parar de prestar atención a múltiples conversaciones. Según parecía, el cuchicheo del pueblo era sobre el asesinato de dos marines hace unas horas. Al pequeño le encantaban los chismes, así que fue corriendo lo más rápido que pudo hasta donde se encontraban su amiga y aquel tipo.
-¡No os lo vais a creer! Según parece han asesinado a unos marines esta mañana. Dijo el roedor poniendo cara de sorpresa, dándole tensión a la noticia. Cuando parecía que Yukie iba a ahondar sobre el tema, el desconocido les cortó.
-No es por resultar descortés, ni aprovechado. Pero me muero de hambre, si pudieseis invitar a este pobre diablo a comer algo. Dijo Arl, poniendo una voz mas lastimera que las pocas veces que la escucharon antes.
Obviamente Eikel no pudo rechazar esa petición, la comida no se le negaba a nadie, o eso pensaba en su cabeza de cocinillas. La pequeña ardilla, se coló en la taberna mas cercana, donde parecía que servían comida a buen precio. No estaban para tirar más dinero. Los otros dos, no tuvieron mas remedio que seguírle.
¿Por qué demonios Eikel tenía que ser tan buen samaritano? No había que malinterpretar a Yukie, ella defendía la justicia y la benevolencia como principios fundamentales, en la justicia propia cabe aclarar. No dudó ni un instante en ayudar a la ardilla en mover el cuerpo de aquel hombre hasta un lugar seguro, incluso a tener que dar explicaciones a la Marina por él… pero una cosa es ser benevolente y otra imbécil. Ya se podía valer por sí mismo y sin duda podía acudir solito a la clínica del pueblo, pero encima les pedía que le invitaran a comer.
Yukie ni se molestó en intentar disuadir a Eikel, era un caso perdido. Si tantas ganas tenían de comer aquel hombre que les pidiese una caña para pescar su comida, no su dinero, que ni mucho menos era abundante. No todo era malo, por lo menos sabían el motivo de la fuerte presencia de la Marina.
Entraron en una taberna donde no debía de haber mucha gente ya que el barullo era mínimo y ni siquiera olía al característico ambiente de humanidad y alcohol. Apostaba a que habían metido una buena limpieza no hacía mucho. Dejó que Eikel se encargase de la comida y de acompañar a nuevo y reservado amigo, ella por su parte no pediría nada. No porque no tuviese hambre, sino porque sabía de sobra que se quedarían sin un solo Berry por culpa de una comilona no organizada, y la última vez que pasó eso fue cuando Rhi se gastó todo el dinero que le confiaron en “auténticas galletas de la fortuna gyojin”.
- Creo que podrías contarnos un poco más sobre ti, ya que literalmente te estás comiendo nuestro dinero y no te hemos pedido nada a cambio. No lo dijo en un tono molesto, Yukie sabía perfectamente como guardar las formas y decir las cosas sin que sonasen una completa ofensa. Aunque esta vez no sonrió al dirigirse a su nuevo e inesperado amigo.
Yukie ni se molestó en intentar disuadir a Eikel, era un caso perdido. Si tantas ganas tenían de comer aquel hombre que les pidiese una caña para pescar su comida, no su dinero, que ni mucho menos era abundante. No todo era malo, por lo menos sabían el motivo de la fuerte presencia de la Marina.
Entraron en una taberna donde no debía de haber mucha gente ya que el barullo era mínimo y ni siquiera olía al característico ambiente de humanidad y alcohol. Apostaba a que habían metido una buena limpieza no hacía mucho. Dejó que Eikel se encargase de la comida y de acompañar a nuevo y reservado amigo, ella por su parte no pediría nada. No porque no tuviese hambre, sino porque sabía de sobra que se quedarían sin un solo Berry por culpa de una comilona no organizada, y la última vez que pasó eso fue cuando Rhi se gastó todo el dinero que le confiaron en “auténticas galletas de la fortuna gyojin”.
- Creo que podrías contarnos un poco más sobre ti, ya que literalmente te estás comiendo nuestro dinero y no te hemos pedido nada a cambio. No lo dijo en un tono molesto, Yukie sabía perfectamente como guardar las formas y decir las cosas sin que sonasen una completa ofensa. Aunque esta vez no sonrió al dirigirse a su nuevo e inesperado amigo.
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Destreza
Precisión
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Cuando Eikel entró en la taberna estaba bastante vacía, solo había unos cuantos lugareños en el fondo del local, casi ocultos entre las sombras. Todo estaba bastante limpio para un local de ese calibre, supuso que sería por la visita de los marines, por la cual, habrían hecho una limpieza a fondo. En todo caso daba igual, mejor para ellos. Se aproximó al mostrador preguntando que podían servirles para comer, el tabernero se limitó a decir pollo asado. Viendo la múltiple variedad de la carta, se decantó por el pollo asado y una jarra de vino.
Una vez realizado el pedido se sentó en una mesa con cuatro taburetes mirando hacia la puerta, esperando a que entrasen Yukie y Arl. Tardaron un poco en llegar, no sabía si se había dado demasiada prisa o que ellos estaban haciendo el camino a su modo, pero al fin entraron en la estancia. Los dos, parsimoniosos se sentaron en la mesa con Eikel, que no paraba de hacerles indicaciones. Cuando el tabernero se aproximó a la mesa con la comida, el roedor preguntó a Yukie si quería algo, pero ésta se limitó a negar con la cabeza. Arl devoró el pollo en cuestión de un par de minutos, como si fuera un animal. No sabía el tiempo que llevaría sin comer aquel hombre, a eso, había que añadirle como se bebió la jarra de vino de un solo trago. Una vez con el estomago lleno, la chica intentó indagar mas sobre quien era aquel tipo, ya que solo tenían su nombre y nada más.
El asunto no iba con Eikel, así que éste se levantó y fue hasta la barra para pagar la comida, dejando una pequeña propina al tabernero por el raudo servicio prestado. Cuando la ardilla volvía a la mesa, dos lugareños le cortaron el paso, parecían bastante ebrios.
-Eh tu rata parlanchina. No nos vas a invitar a un trago o que HIC. Dijeron casi al unísono los dos tipos.
-Por favor caballeros, déjenme pasar. Añadió el pequeño intentando colarse entre las piernas de aquellos borrachuzos.
En el momento en el que Eikel se acercó a las piernas de los tipos, uno de ellos la levantó. Claramente tenía intención de propinarle una patada al pequeño. Pero antes de que esto ocurriera, una sombra apareció tras ellos y Arl con un rápido movimiento hizo chocar sus cabezas dejándolos a los dos inconscientes en el suelo. De nuevo parece que el azar había hecho que aquel tipo esquivara las preguntas de la chica.
-Vayámonos de aquí, demasiado alboroto. Sugirió Arl mientras se recolocaba la gorra para tapar aun más su rostro, a la par que salía del establecimiento.
Los tres salieron del local, siguiendo a Arl. Visto la proeza en el bar y su supuesto estado, estaba claro que no era un cualquiera, era muy fuerte. Yukie cada vez desconfiaba más del tipo, a la par que Eikel lo admiraba más y sentía curiosidad por él. Fueron caminando despacio por la plaza, parecía que ninguno de los dos tenía idea de donde se encontraba la clínica del pueblo. Así que optaron por preguntarle a dos agradables viejecitas que estaban tomando el sol en un banco.
-Por favor, ¿Me podrían indicar donde se encuentra la clínica del médico del pueblo? Preguntó.
-Muy gracioso jovencito. El médico vive en una pequeña isla un tanto apartada de aquí, viene en barco dos veces a la semana. Lamentablemente, hoy no es uno de esos días. Respondió una de las señoras.
Parecía que no estaban de suerte, pero a juzgar por el estado físico de Arl, no había demasiadas razones por las que preocuparse. Mientras seguían dando vueltas, para ir a la salida del pueblo, vieron como a lo lejos se aproximaba un grupo de marines.
Una vez realizado el pedido se sentó en una mesa con cuatro taburetes mirando hacia la puerta, esperando a que entrasen Yukie y Arl. Tardaron un poco en llegar, no sabía si se había dado demasiada prisa o que ellos estaban haciendo el camino a su modo, pero al fin entraron en la estancia. Los dos, parsimoniosos se sentaron en la mesa con Eikel, que no paraba de hacerles indicaciones. Cuando el tabernero se aproximó a la mesa con la comida, el roedor preguntó a Yukie si quería algo, pero ésta se limitó a negar con la cabeza. Arl devoró el pollo en cuestión de un par de minutos, como si fuera un animal. No sabía el tiempo que llevaría sin comer aquel hombre, a eso, había que añadirle como se bebió la jarra de vino de un solo trago. Una vez con el estomago lleno, la chica intentó indagar mas sobre quien era aquel tipo, ya que solo tenían su nombre y nada más.
El asunto no iba con Eikel, así que éste se levantó y fue hasta la barra para pagar la comida, dejando una pequeña propina al tabernero por el raudo servicio prestado. Cuando la ardilla volvía a la mesa, dos lugareños le cortaron el paso, parecían bastante ebrios.
-Eh tu rata parlanchina. No nos vas a invitar a un trago o que HIC. Dijeron casi al unísono los dos tipos.
-Por favor caballeros, déjenme pasar. Añadió el pequeño intentando colarse entre las piernas de aquellos borrachuzos.
En el momento en el que Eikel se acercó a las piernas de los tipos, uno de ellos la levantó. Claramente tenía intención de propinarle una patada al pequeño. Pero antes de que esto ocurriera, una sombra apareció tras ellos y Arl con un rápido movimiento hizo chocar sus cabezas dejándolos a los dos inconscientes en el suelo. De nuevo parece que el azar había hecho que aquel tipo esquivara las preguntas de la chica.
-Vayámonos de aquí, demasiado alboroto. Sugirió Arl mientras se recolocaba la gorra para tapar aun más su rostro, a la par que salía del establecimiento.
Los tres salieron del local, siguiendo a Arl. Visto la proeza en el bar y su supuesto estado, estaba claro que no era un cualquiera, era muy fuerte. Yukie cada vez desconfiaba más del tipo, a la par que Eikel lo admiraba más y sentía curiosidad por él. Fueron caminando despacio por la plaza, parecía que ninguno de los dos tenía idea de donde se encontraba la clínica del pueblo. Así que optaron por preguntarle a dos agradables viejecitas que estaban tomando el sol en un banco.
-Por favor, ¿Me podrían indicar donde se encuentra la clínica del médico del pueblo? Preguntó.
-Muy gracioso jovencito. El médico vive en una pequeña isla un tanto apartada de aquí, viene en barco dos veces a la semana. Lamentablemente, hoy no es uno de esos días. Respondió una de las señoras.
Parecía que no estaban de suerte, pero a juzgar por el estado físico de Arl, no había demasiadas razones por las que preocuparse. Mientras seguían dando vueltas, para ir a la salida del pueblo, vieron como a lo lejos se aproximaba un grupo de marines.
La estancia en la taberna no debería ser muy larga, comer y largarse parecía un buen plan, el problema era que las tabernas solían ser sinónimo de problemas y esta vez no iba a ser distinto. Yukie intentó sonsacarle algo al tal Arl, era eso o hablar sobre el arte de la manutención de la espada, cosa que no estaba muy segura de que fuese del interés de un hombre como él. El hombre tardó en contestar, debía pensar que no tenía por qué dar explicaciones a una niñata entrometida, lo que en cierto modo era algo lógico.
Aun así, al verse en un compromiso encontró la salvación en unos buscagresca que empezaron a acosar a Eikel. Yukie ya se había llevado la mano a la empuñadura en el momento que los borrachos la tomaron con la ardilla, no obstante Arl le puso la mano sobre el hombro impidiendo que se levantase, en su lugar alzó él mismo su trasero del taburete y por lo que parecía se dirigió hacia los alborotadores. La chica escuchó unos golpes como de cocos chocar entre sí y luego algo desplomarse en el suelo de madera. No era muy difícil adivinar lo que había pasado, por lo que se levantó y se preparó para marcharse del lugar antes de llamar más la atención.
El tipo sabía defenderse por lo visto, o si no, al menos era bastante fuerte y con eso le bastaba para repartir tortas. Interesante, pero seguía siendo un misterio de hombre. Caminaron juntos un rato más, cruzando el pueblo de lado a lado en busca de una clínica que no aparecía. Al final resultaba que no iban a tener suerte, ya que una amable ciudadana les informó de que el doctor no estaba en casa y no iba a estarlo en todo el día.
Yukie suspiró ligeramente antes de volver a emprender la marcha, que difícil era todo en esta vida. Cuando parecía que por fin iban a salir del pueblo, un grupo de Marines llegaba en la dirección contraria, seguramente desde los muelles. En cuanto Eikel dio la voz de alarma por así decirlo, Arl les cogió fuertemente por los hombros y los arrastró con él fuera del camino, igual que ellos habían hecho antes con su cuerpo. Se escuchó un suave “shhh” proveniente del grandullón, lo que indicaba que sus asuntos con la ley tenían que ser turbios a la fuerza. A Yukie le entraron ganas de decirle “te lo dije” a Eikel, era mejor ahorrarse problemas innecesarios, pero ahora tuvo que guardar silencio por el bien de todos.
Aun así, al verse en un compromiso encontró la salvación en unos buscagresca que empezaron a acosar a Eikel. Yukie ya se había llevado la mano a la empuñadura en el momento que los borrachos la tomaron con la ardilla, no obstante Arl le puso la mano sobre el hombro impidiendo que se levantase, en su lugar alzó él mismo su trasero del taburete y por lo que parecía se dirigió hacia los alborotadores. La chica escuchó unos golpes como de cocos chocar entre sí y luego algo desplomarse en el suelo de madera. No era muy difícil adivinar lo que había pasado, por lo que se levantó y se preparó para marcharse del lugar antes de llamar más la atención.
El tipo sabía defenderse por lo visto, o si no, al menos era bastante fuerte y con eso le bastaba para repartir tortas. Interesante, pero seguía siendo un misterio de hombre. Caminaron juntos un rato más, cruzando el pueblo de lado a lado en busca de una clínica que no aparecía. Al final resultaba que no iban a tener suerte, ya que una amable ciudadana les informó de que el doctor no estaba en casa y no iba a estarlo en todo el día.
Yukie suspiró ligeramente antes de volver a emprender la marcha, que difícil era todo en esta vida. Cuando parecía que por fin iban a salir del pueblo, un grupo de Marines llegaba en la dirección contraria, seguramente desde los muelles. En cuanto Eikel dio la voz de alarma por así decirlo, Arl les cogió fuertemente por los hombros y los arrastró con él fuera del camino, igual que ellos habían hecho antes con su cuerpo. Se escuchó un suave “shhh” proveniente del grandullón, lo que indicaba que sus asuntos con la ley tenían que ser turbios a la fuerza. A Yukie le entraron ganas de decirle “te lo dije” a Eikel, era mejor ahorrarse problemas innecesarios, pero ahora tuvo que guardar silencio por el bien de todos.
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-Eh mirad, unos mari... Fue lo que le dio tiempo a pronunciar a Eikel antes de ser arrastrado detrás de una casa, de la que Arl fue girando poco a poco, hasta dejar a los marines atrás.
La cosa ya pasaba de castaño oscuro, ¿Por qué Arl se escondía de aquella manera ante los marines? Tendría que darle muchas explicaciones a los dos jóvenes si quería conservar ayuda en esa isla. El tipo les explicó que era un pirata, bastante buscado por las autoridades y en el estado que se encontraba, prefería no luchar. Era algo bastante lógico, pero porque era buscado, ese era el problema. La semilla de la desconfianza se estaba sembrando también en Eikel, pero se volvía a ir al pensar cuando le había salvado en la taberna. Realmente no parecía un mal tipo.
-Nosotros también somos pira... Las palabras del roedor volvían a ser interrumpidas, pero esta vez por Yukie, que le había dado con la funda de su katana en la cabeza.
Eikel no tardó en mirar a la chica enfadado, que le respondió con una mueca de silencio, casi imperceptible. Cuando Arl quiso ahondar sobre si eran piratas, se dieron cuenta que ya era demasiado tarde para echarse atrás. Hubo un intercambio de información, acerca de la banda, que Yukie se ocupó de responder, camuflando ligeramente la verdad. Como era obvio, ellos también le preguntaron por su banda al hombre, en ese instante una sonrisa macabra se dibujo en su cara por unos instantes, que de pronto se transformó en tristeza absoluta. Les explicó que habían naufragado y que él parecía ser el último superviviente, lo decía muy seguro, hablando de sus compañeros en pasado, cosa que era bastante extraña. Si esto les ocurriera a ellos, no darían por muerto a ninguno de sus nakamas hasta encontrar su cuerpo.
Después de la charla, se dirigieron de nuevo al bosque, Arl les había dicho que encontró un escondite en el mismo, que con un poco de comida podría sobrevivir hasta que el barco de la marina abandonase la isla. Parecía una petición razonable, a la cual no se iban a negar. El plan era sencillo, él les esperaba en una zona, mientras iban a por víveres al barco, que le darían antes de despedirse, volviendo al mismo punto. Cuando se habían adentrado bastante en el bosque, algo empujó a Yukie por la espalda desequilibrándola, mientras que algo levantaba a Eikel y lo llevaba hacia lo frondoso del bosque.
-¡Socorro Yukie, Arl! Se sintió como un estúpido cuando se dio cuenta de que su raptor no era otro, que el mismo Arl. Éste le tapo la boca para que no pudiese gritar más.
La cosa ya pasaba de castaño oscuro, ¿Por qué Arl se escondía de aquella manera ante los marines? Tendría que darle muchas explicaciones a los dos jóvenes si quería conservar ayuda en esa isla. El tipo les explicó que era un pirata, bastante buscado por las autoridades y en el estado que se encontraba, prefería no luchar. Era algo bastante lógico, pero porque era buscado, ese era el problema. La semilla de la desconfianza se estaba sembrando también en Eikel, pero se volvía a ir al pensar cuando le había salvado en la taberna. Realmente no parecía un mal tipo.
-Nosotros también somos pira... Las palabras del roedor volvían a ser interrumpidas, pero esta vez por Yukie, que le había dado con la funda de su katana en la cabeza.
Eikel no tardó en mirar a la chica enfadado, que le respondió con una mueca de silencio, casi imperceptible. Cuando Arl quiso ahondar sobre si eran piratas, se dieron cuenta que ya era demasiado tarde para echarse atrás. Hubo un intercambio de información, acerca de la banda, que Yukie se ocupó de responder, camuflando ligeramente la verdad. Como era obvio, ellos también le preguntaron por su banda al hombre, en ese instante una sonrisa macabra se dibujo en su cara por unos instantes, que de pronto se transformó en tristeza absoluta. Les explicó que habían naufragado y que él parecía ser el último superviviente, lo decía muy seguro, hablando de sus compañeros en pasado, cosa que era bastante extraña. Si esto les ocurriera a ellos, no darían por muerto a ninguno de sus nakamas hasta encontrar su cuerpo.
Después de la charla, se dirigieron de nuevo al bosque, Arl les había dicho que encontró un escondite en el mismo, que con un poco de comida podría sobrevivir hasta que el barco de la marina abandonase la isla. Parecía una petición razonable, a la cual no se iban a negar. El plan era sencillo, él les esperaba en una zona, mientras iban a por víveres al barco, que le darían antes de despedirse, volviendo al mismo punto. Cuando se habían adentrado bastante en el bosque, algo empujó a Yukie por la espalda desequilibrándola, mientras que algo levantaba a Eikel y lo llevaba hacia lo frondoso del bosque.
-¡Socorro Yukie, Arl! Se sintió como un estúpido cuando se dio cuenta de que su raptor no era otro, que el mismo Arl. Éste le tapo la boca para que no pudiese gritar más.
Al parecer aquel tipo era un pirata, o de eso alardeaba al menos. La cuestión era que no sabían qué tipo de pirata podía ser, ya que por ejemplo estaba claro que ella y Eikel eran piratas atípicos, siendo Yukie más samurái que bucanera y él una ardilla altruista, demasiado altruista incluso. Aunque teniendo en cuenta sus dotes médicas estaba claro que le iba eso de ayudar a todo lo que se pusiera por delante. Pero no nos desviemos del tema, pues a la espadachín esto le parecía muy bien pero no quería que el hombre contase con esa información, así que no tuvo más remedio que hacer callar a Eikel con una suave caricia de su funda.
Tras la trágica historia en la que dio a todos sus nakamas por muertos y se convirtió en fugitivo de la Marina al aparecer en esta isla, volvieron a reanudar la marcha hasta un supuesto escondrijo en el bosque cuando consiguiesen algo de comida. No era mala idea, si era cierto lo que decía, claro está. Pero todo debe truncarse en esta vida y esta vez no fue menos. Yukie notó un empujón por la espalda, estaba distraída hablando con Eikel y no lo vio venir. Sintió vergüenza de sí misma, pero no había tiempo para auto-reproches. Escuchó a Eikel pedir ayuda mientras se incorporaba cómo podía, solo con el orgullo magullado. Se llevó su espada enfundada a la cintura y echó a correr en la dirección de la que provenía el grito de auxilio. No escuchó más gritos, supuso que lo habrían amordazado, pero ya era demasiado tarde… ya tenía la pista a seguir.
Se escuchaban sonoras pisadas por el bosque avanzar en grandes zancadas, chafando toda clase de palos y hojas secas o atravesando matorrales como si eso fuera a impedir que la chica los persiguiera. De hecho pensándolo bien solo escuchaba los apresurados pasos de una sola persona, no era el característico barullo de una estampida de gente. Incluso habría sido más probable que le plantasen cara si fueran varios. La pregunta era: ¿Quién demonios…? Pero un fugaz rayo de claridad le atravesó la cabeza. “¡Arl!” Maldito bastardo hijo de puta, sabía que no tenían que confiar en él, pero era hora de mantener la concentración en el objetivo y la mente fría. Pisar por donde él ha pisado y seguir sus huellos sin separarse mucho. Puede que avanzase rápido, no obstante cargaba con Eikel el cual estaba algo regordete para su tamaño y ella era bastante más veloz que él de por sí. El truco está en saber correr, pero no era hora de hablar de su entrenamiento.
De pronto escuchó como los pasos cesaban y con ello la persecución se detenía, ya que ella se detuvo también para afinar el oído aún más. Estaría por ahí, no muy lejos, quizás detrás de algún árbol o algo por el estilo, pero eso a Yukie le importaba más bien poco. Desenvaino su hoja unos milímetros empujando la guarda con el pulgar, lo mismo que hacía siempre para preparar un fugaz y mortal corte en el caso de que fuese necesario. Quizás la había llevado hasta una trampa, era una posibilidad.
- No tienes donde huir y no tienes donde esconderte. Suelta a Yoshi y da la cara, no seas cobarde. Dijo fríamente con la esperanza de que hiciese algo para descubrirse. Tenía más o menos calculada su última ubicación antes de que dejase de correr como un gallina pero no podía arriesgarse a atacarle directamente con la ardilla de rehén. ”Maldita sea, Eikel, ¿por qué tienes que confiar tanto en todo el mundo.”
Tras la trágica historia en la que dio a todos sus nakamas por muertos y se convirtió en fugitivo de la Marina al aparecer en esta isla, volvieron a reanudar la marcha hasta un supuesto escondrijo en el bosque cuando consiguiesen algo de comida. No era mala idea, si era cierto lo que decía, claro está. Pero todo debe truncarse en esta vida y esta vez no fue menos. Yukie notó un empujón por la espalda, estaba distraída hablando con Eikel y no lo vio venir. Sintió vergüenza de sí misma, pero no había tiempo para auto-reproches. Escuchó a Eikel pedir ayuda mientras se incorporaba cómo podía, solo con el orgullo magullado. Se llevó su espada enfundada a la cintura y echó a correr en la dirección de la que provenía el grito de auxilio. No escuchó más gritos, supuso que lo habrían amordazado, pero ya era demasiado tarde… ya tenía la pista a seguir.
Se escuchaban sonoras pisadas por el bosque avanzar en grandes zancadas, chafando toda clase de palos y hojas secas o atravesando matorrales como si eso fuera a impedir que la chica los persiguiera. De hecho pensándolo bien solo escuchaba los apresurados pasos de una sola persona, no era el característico barullo de una estampida de gente. Incluso habría sido más probable que le plantasen cara si fueran varios. La pregunta era: ¿Quién demonios…? Pero un fugaz rayo de claridad le atravesó la cabeza. “¡Arl!” Maldito bastardo hijo de puta, sabía que no tenían que confiar en él, pero era hora de mantener la concentración en el objetivo y la mente fría. Pisar por donde él ha pisado y seguir sus huellos sin separarse mucho. Puede que avanzase rápido, no obstante cargaba con Eikel el cual estaba algo regordete para su tamaño y ella era bastante más veloz que él de por sí. El truco está en saber correr, pero no era hora de hablar de su entrenamiento.
De pronto escuchó como los pasos cesaban y con ello la persecución se detenía, ya que ella se detuvo también para afinar el oído aún más. Estaría por ahí, no muy lejos, quizás detrás de algún árbol o algo por el estilo, pero eso a Yukie le importaba más bien poco. Desenvaino su hoja unos milímetros empujando la guarda con el pulgar, lo mismo que hacía siempre para preparar un fugaz y mortal corte en el caso de que fuese necesario. Quizás la había llevado hasta una trampa, era una posibilidad.
- No tienes donde huir y no tienes donde esconderte. Suelta a Yoshi y da la cara, no seas cobarde. Dijo fríamente con la esperanza de que hiciese algo para descubrirse. Tenía más o menos calculada su última ubicación antes de que dejase de correr como un gallina pero no podía arriesgarse a atacarle directamente con la ardilla de rehén. ”Maldita sea, Eikel, ¿por qué tienes que confiar tanto en todo el mundo.”
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El tipo corría con Eikel en sus brazos, mientras que con una mano, tapaba su boca. Cuando pensó que tendría suficiente ventaja se paró en seco y empezó a caminar de forma diferente, como exagerando el ruido de sus pisadas y siendo extremadamente ruidoso al pasar por los matorrales. El roedor se dio cuenta enseguida de lo que ocurría, quería llevar a Yukie hasta una trampa. Mientras caminaban por el frondoso bosque, el tipo tuvo tiempo a hacer unas declaraciones al pequeño entre susurros.
-Sabes que ratita. Parte de la historia que te conté antes era cierta, mis antiguos compañeros están muertos, porque yo mismo los mate. Dijo Arl con una sonrisa macabra en el rostro. -Pero el problema de matar a tu navegante, es que no tienes su habilidad. Por eso he naufragado en esta isla de mieda. Al final perdí el tesoro que no quería compartir y el navío. Pero no pasa nada, tus amigos muertos no van a necesitar su barco. ¿Verdad ratita? Añadió fríamente el tal Arl. Le faltó tiempo para fanfarronear de como había matado también a aquellos marines esta mañana.
En la cabeza de Eikel, solo recorría la idea de que como alguien puede matar a sus propios nakamas por avaricia. ¿Aun quedaban ese tipo de piratas? Una cosa es querer riquezas y otra llegar a ese extremo. Aparte, le habían salvado la vida, que clase de desagradecido era. Una tras otra las preguntas venían a la cabeza del roedor, a la par que el odio hacia aquel tipo iba en aumento. Dieron unos cuantos pasos hasta que encontraron lo que parecía ser un campamento abandonado, este se detuvo, atando y amordazando a Eikel mientras lo apoyaba en un árbol. ¿Sus amigos morirían por su culpa? Esa pregunta no paraba de recorrer su mente. Aún así, pensando como médico, no se arrepentía de lo que había hecho, había salvado una vida, solo que tuvo que ser a la persona mas rastrera del mundo.
-La primera en caer va a ser tu amiguita. Vas a ver como le parto el cuello con mis propias manos, bienvenido al espectáculo. Susurró el tipo mientras veían como una figura silenciosa se acercaba a su posición.
Por fin la pudo verse claramente, allí estaba Yukie, con parsimonia como de costumbre, parecía tener todo bajo control. Llegados a un punto, la chica se paró y puso la mano sobre su espada. Mientras tanto el tipo la rodeaba de la manera mas silenciosa posible, hasta ponerse a su espalda. Arl decidió que era el momento de capturar a su presa y se abalanzó sobre ella desde su espalda. ¿Cazador o cazado? Una mueca de medio lado se dibujó bajo la mordaza de Eikel, confiaba en su amiga y el hombre iba a conocer el poder bélico de Heulen Leer. Se enfrentaba a los piratas equivocados, por sus acciones dedujo que eran unos debiluchos, ahora vería la verdad.
-Sabes que ratita. Parte de la historia que te conté antes era cierta, mis antiguos compañeros están muertos, porque yo mismo los mate. Dijo Arl con una sonrisa macabra en el rostro. -Pero el problema de matar a tu navegante, es que no tienes su habilidad. Por eso he naufragado en esta isla de mieda. Al final perdí el tesoro que no quería compartir y el navío. Pero no pasa nada, tus amigos muertos no van a necesitar su barco. ¿Verdad ratita? Añadió fríamente el tal Arl. Le faltó tiempo para fanfarronear de como había matado también a aquellos marines esta mañana.
En la cabeza de Eikel, solo recorría la idea de que como alguien puede matar a sus propios nakamas por avaricia. ¿Aun quedaban ese tipo de piratas? Una cosa es querer riquezas y otra llegar a ese extremo. Aparte, le habían salvado la vida, que clase de desagradecido era. Una tras otra las preguntas venían a la cabeza del roedor, a la par que el odio hacia aquel tipo iba en aumento. Dieron unos cuantos pasos hasta que encontraron lo que parecía ser un campamento abandonado, este se detuvo, atando y amordazando a Eikel mientras lo apoyaba en un árbol. ¿Sus amigos morirían por su culpa? Esa pregunta no paraba de recorrer su mente. Aún así, pensando como médico, no se arrepentía de lo que había hecho, había salvado una vida, solo que tuvo que ser a la persona mas rastrera del mundo.
-La primera en caer va a ser tu amiguita. Vas a ver como le parto el cuello con mis propias manos, bienvenido al espectáculo. Susurró el tipo mientras veían como una figura silenciosa se acercaba a su posición.
Por fin la pudo verse claramente, allí estaba Yukie, con parsimonia como de costumbre, parecía tener todo bajo control. Llegados a un punto, la chica se paró y puso la mano sobre su espada. Mientras tanto el tipo la rodeaba de la manera mas silenciosa posible, hasta ponerse a su espalda. Arl decidió que era el momento de capturar a su presa y se abalanzó sobre ella desde su espalda. ¿Cazador o cazado? Una mueca de medio lado se dibujó bajo la mordaza de Eikel, confiaba en su amiga y el hombre iba a conocer el poder bélico de Heulen Leer. Se enfrentaba a los piratas equivocados, por sus acciones dedujo que eran unos debiluchos, ahora vería la verdad.
La joven pirata esperaba pacientemente, como si meditase de pie, a la espera de algún movimiento. Intentaba comprender por qué la había traído hacia ese lugar y no otro, como siempre trataba de meterse en la piel de su adversario y pensar que haría en su situación si fuera él, era una de sus principales bases en su forma de combatir. Todo estaba en silencio, intentaría pillarla desapercibida sin establecer un ataque frontal, era la única razón para aquella espera. Una buena estrategia mal planteada para esa situación, la ventaja de Yukie es que no tenía ningún punto ciego, no confiaba en lo que tenía delante porque delante tenía lo mismo que detrás y además esta vez no la pillaría desapercibida, le estaba esperando.
Un rugido atroz detrás de ella, un fuerte pisotón que seguramente indicaba un gran impulso para acercarse hasta la joven. Por lo que sabía estaba desarmado y la distancia a la que debía estar era muy reducida a juzgar por el sonido. Si la atrapaba con sus manos se acababa el juego, y no solo para Yukie, también para Eikel. No podía permitirlo. El hombre era bastante más grande que ella, usaría eso a su favor. Flexionó las piernas para agacharse y rodar sobre su espalda hacia atrás, entre las piernas del hombre, quien no se lo vio venir. La rapidez del movimiento le hizo mirar hacia abajo pero la chica ya estaba detrás suya. Desenfundando con gran rapidez consiguió alcanzarle con un preciso tajo horizontal que alcanzo la espalda de oso del hombre, rasgando su camisa robada y su carne. Un chorretón de sangre se elevó en el aire y Arl, poseído por la rabia se giró sin pensar en las consecuencias para dar un potente manotazo a la chica el cual impactó en su mejilla, lanzándola varios metros hacia el lado. Pegaba fuerte y era mucho más rápido de lo que parecía, le recordaba a un gran animal salvaje acorralado.
Yukie se frotó las comisuras de la boca con el dorso de la mano y escupió un poco de sangre mientras se despejaba un poco. Arl no le quiso dar tregua y cargó contra ella como un mamut en celo, iba a aplastarla como un bicho. No pensaba, toda su “estrategia” de antes se había visto nublada por el fervor del combate. La joven esperó donde estaba, levantándose del suelo muy lentamente, escuchando. Cuando supuso que el hombre estaba a la distancia adecuada levantó su hoja y dejó que esta se clavase en su clavícula derecha solo con la fuerza que hacia él al avanzar sobre contra ella. La cara de Arl dejó ver su dolor pero esto no le impidió coger la hoja de la espada con sus manos, las cuales empezaron a sangrar. Emitiendo un rugido que denotaba esfuerzo levantó los brazos aun sujetando el arma e incluso a Yukie quien no la había soltado. La punta se liberó de la herida donde estaba incrustada y tanto el arma como la pirata salieron volando por los aires por culpa del impuso, solo que esta vez Yukie cayó acrobáticamente en el suelo rodando una vez sin apenas un rasguño, mantenía perfectamente la ubicación del terreno en mitad del aire.
Arl se resintió, las heridas eras lo suficientemente profundas para que empezase a preocuparse, además no hay que olvidar que ya venía herido de antes. Salió corriendo y Yukie comenzó a correr detrás de él. No tenía ni idea de donde estaba Eikel y no pensaba dejar que se escapase tan fácilmente. En su retirada táctica, el hombre recogió a la ardilla de al lado del árbol sin dejar de correr. Sabía que era su carta del triunfo y moneda de cambio si algo salía mal, lo único que impediría que Yukie lo rebanara sin piedad.
Un rugido atroz detrás de ella, un fuerte pisotón que seguramente indicaba un gran impulso para acercarse hasta la joven. Por lo que sabía estaba desarmado y la distancia a la que debía estar era muy reducida a juzgar por el sonido. Si la atrapaba con sus manos se acababa el juego, y no solo para Yukie, también para Eikel. No podía permitirlo. El hombre era bastante más grande que ella, usaría eso a su favor. Flexionó las piernas para agacharse y rodar sobre su espalda hacia atrás, entre las piernas del hombre, quien no se lo vio venir. La rapidez del movimiento le hizo mirar hacia abajo pero la chica ya estaba detrás suya. Desenfundando con gran rapidez consiguió alcanzarle con un preciso tajo horizontal que alcanzo la espalda de oso del hombre, rasgando su camisa robada y su carne. Un chorretón de sangre se elevó en el aire y Arl, poseído por la rabia se giró sin pensar en las consecuencias para dar un potente manotazo a la chica el cual impactó en su mejilla, lanzándola varios metros hacia el lado. Pegaba fuerte y era mucho más rápido de lo que parecía, le recordaba a un gran animal salvaje acorralado.
Yukie se frotó las comisuras de la boca con el dorso de la mano y escupió un poco de sangre mientras se despejaba un poco. Arl no le quiso dar tregua y cargó contra ella como un mamut en celo, iba a aplastarla como un bicho. No pensaba, toda su “estrategia” de antes se había visto nublada por el fervor del combate. La joven esperó donde estaba, levantándose del suelo muy lentamente, escuchando. Cuando supuso que el hombre estaba a la distancia adecuada levantó su hoja y dejó que esta se clavase en su clavícula derecha solo con la fuerza que hacia él al avanzar sobre contra ella. La cara de Arl dejó ver su dolor pero esto no le impidió coger la hoja de la espada con sus manos, las cuales empezaron a sangrar. Emitiendo un rugido que denotaba esfuerzo levantó los brazos aun sujetando el arma e incluso a Yukie quien no la había soltado. La punta se liberó de la herida donde estaba incrustada y tanto el arma como la pirata salieron volando por los aires por culpa del impuso, solo que esta vez Yukie cayó acrobáticamente en el suelo rodando una vez sin apenas un rasguño, mantenía perfectamente la ubicación del terreno en mitad del aire.
Arl se resintió, las heridas eras lo suficientemente profundas para que empezase a preocuparse, además no hay que olvidar que ya venía herido de antes. Salió corriendo y Yukie comenzó a correr detrás de él. No tenía ni idea de donde estaba Eikel y no pensaba dejar que se escapase tan fácilmente. En su retirada táctica, el hombre recogió a la ardilla de al lado del árbol sin dejar de correr. Sabía que era su carta del triunfo y moneda de cambio si algo salía mal, lo único que impediría que Yukie lo rebanara sin piedad.
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Desde su posición Eikel podía observarlo todo. Con su primer ataque Yukie no defraudó, después de una pirueta digna de la mejor de las gimnastas, se colocó detrás de Arl y le asestó un rápido tajo en la espalda. Lo que vino después no le gustó tanto, un bofetón que mandó a la chica volando, aunque los daños no parecían demasiado preocupantes. El último movimiento fue lo que decantó el combate, cuando la katana de la chica atravesó el hombro de su agresor. Para sorpresa del roedor, aquel hombre tuvo la suficiente fuerza como para arrancar el arma de su hombro y lanzar a la espadachina por el aire de nuevo.
El siguiente movimiento no entraba dentro de sus planes, el grandullón corrió hacia Eikel y se lo llevo. Supuso que era su única salvación era mantener al pequeño de rehén. La carrera continuó por el bosque, Arl cada vez era más descuidado, así que el miedo recorrió al roedor por completo, rezaba porque ningún inocente se cruzara en su camino, por el bien del mismo. Para Yukie la persecución era coser y cantar, un hipopótamo haría menos ruido que ese hombre en el estado que se encontraba. La ardilla había hecho un análisis exhaustivo de las heridas, calculaba que podría mantener el ritmo durante unos diez minutos como máximo, pero si quería tener un último round, tendría que detenerse antes.
Lo quisiera o no, así fue, tuvo que detenerse, más que nada porque llego a un acantilado sin salida que daba al mar. Sería una manera factible de escapar en el peor de los casos, sino llega a ser por la cantidad de rocas afiladas que había asomando cada vez que las olas chocaban contra las rocas. El hombre no tenía escapatoria, era matar o morir, la chica no tenía intención de ser misericordiosa, sus heridas así lo demostraban. Lo menos que quería ver aquel hombre, por fin hizo acto de presencia, la chica surgió de entre los árboles amenazante.
-¡Atrás loca de mierda! No te acerques a no ser que quieras ver a tu amiguito siendo comida para peces. Dijo Arl mientras acercaba a Eikel al borde del barranco.
El pequeño no estaba muy seguro de que Yukie fuera consciente de la situación, así que empezó a forjar su plan b por si el grandote le tiraba por el barranco. Como un pequeño contorsionista, consiguió coger su bisturí del interior de su capa y empezó a rozar contra las cuerdas el mismo disimuladamente. Parece ser que el segundo round iba a terminar rápido, era el momento para confiar en la chica de nuevo, no quería tener que poner a prueba sus habilidades como judini en un momento en el que se jugara la vida.
El siguiente movimiento no entraba dentro de sus planes, el grandullón corrió hacia Eikel y se lo llevo. Supuso que era su única salvación era mantener al pequeño de rehén. La carrera continuó por el bosque, Arl cada vez era más descuidado, así que el miedo recorrió al roedor por completo, rezaba porque ningún inocente se cruzara en su camino, por el bien del mismo. Para Yukie la persecución era coser y cantar, un hipopótamo haría menos ruido que ese hombre en el estado que se encontraba. La ardilla había hecho un análisis exhaustivo de las heridas, calculaba que podría mantener el ritmo durante unos diez minutos como máximo, pero si quería tener un último round, tendría que detenerse antes.
Lo quisiera o no, así fue, tuvo que detenerse, más que nada porque llego a un acantilado sin salida que daba al mar. Sería una manera factible de escapar en el peor de los casos, sino llega a ser por la cantidad de rocas afiladas que había asomando cada vez que las olas chocaban contra las rocas. El hombre no tenía escapatoria, era matar o morir, la chica no tenía intención de ser misericordiosa, sus heridas así lo demostraban. Lo menos que quería ver aquel hombre, por fin hizo acto de presencia, la chica surgió de entre los árboles amenazante.
-¡Atrás loca de mierda! No te acerques a no ser que quieras ver a tu amiguito siendo comida para peces. Dijo Arl mientras acercaba a Eikel al borde del barranco.
El pequeño no estaba muy seguro de que Yukie fuera consciente de la situación, así que empezó a forjar su plan b por si el grandote le tiraba por el barranco. Como un pequeño contorsionista, consiguió coger su bisturí del interior de su capa y empezó a rozar contra las cuerdas el mismo disimuladamente. Parece ser que el segundo round iba a terminar rápido, era el momento para confiar en la chica de nuevo, no quería tener que poner a prueba sus habilidades como judini en un momento en el que se jugara la vida.
Yukie sabía que se aproximaban al final del camino, la brisa del mar empezaba a colarse entre los árboles con un olor salado inconfundible. Para estar herido, Arl se desenvolvía bien en las distancias largas pero la joven pirata no lo pensaba perder de vista, de hecho estaba dejando una distancia de seguridad para no alcanzarlo y evitar que se sintiese acorralado. No quería que hiciese ninguna tontería hasta poder abatirlo sin poner en peligro a Eikel.
Como era de suponer el hombre y su rehén llegaron al final del trayecto. Se escuchaban a las poderosas olas impactar con la pared vertical de lo que debía ser un barranco. Eso era malo, esperaba encontrar el mar en forma de alguna cala o pequeña playa que sirviese para cortarle las alas a aquel fugitivo, en un espacio tan abierto no podría esconderse en ningún recoveco. Desgraciadamente allí estaban, al borde del abismo. Realmente tenían mala suerte, si lo pensaba bien las cosas no podían empeorar mucho más. Eso hizo sonreír a Yukie mientras se acercaba lentamente a aquel tipo, escuchando sus palabras vacías, pero no mantuvo la sonrisa mucho tiempo. Estaba cansada de Arl y de gente como el sin escrúpulos. Quieta en el sitio, se bajó su máscara tapándose el rostro por completo, el cual tenía una expresión serie. No era para menos.
- Aunque le soltases, yo no lo sabría. Y tú morirías igual, habiendo perdido la única oportunidad de que te perdonase la vida. La mente intolerante, las decisiones rápidas. Le dejaba pensar pero no le daba tiempo para actuar, debía adelantarse a sus movimientos di quería ganar. Desenvainó la pequeña espada que siempre solía llevar a la espalda y se la lanzó a los pies. No eres un luchador, no te desenvuelves bien con las manos desnudas. Atácame en un combate igualado, los dos solos. Mátame, o yo te mataré. Una muerte, la tuya o la mía. Al final no hay diferencia. Lo decía con una voz sosegada, no buscaba provocarlo o engañarlo y en el fondo sabía que él lo sabía.
Arl recogió la espada del suelo con cuidado, se vio reflejado en el filo y no pudo evitar sonreír. Yukie se había dado cuenta en el golpe de antes, cuando le cruzó la cara, su movimiento era como si acompañase una espada. Su golpe podía haber sido mucho más potente, pero no lo fue porque no se asemejó al latigazo propio de un luchador, imprimir la fuerza y velocidad en un solo punto con un golpe. Él acompañó el movimiento de la mano en una onda propia de un corte con arma blanca, por eso perdió eficacia. Era algo imperceptible para la mayoría, incluso el propio Arl ni se dio cuenta, lo hizo de forma inconsciente. El entrenamiento de Yukie también era buena teoría aplicada a la práctica y análisis en combate, además de técnicas con la espada.
El combate acabaría en un golpe, ambos lo sabían. Al menos la chica los sabía. En un primer momento el hombre se mostró defensivo, pero con un movimiento repentino soltó a Eikel y lo apartó lejos del borde del acantilado para después lanzarse a la carga. Debió impacientarse o quizás pensó que era estúpido el sentirse amenaza por una niña enmascarada con una espada. Yukie enfundó el arma y esperó el golpe, un grito le advirtió de cuando apartase. Giró sobre su pie derecho dejando a Arl pasar de largo a la vez que lo esquivaba y cuando este comenzó a desequilibrarse le propinó un corte en la espalda mucho más terrible que el anterior, haciéndole caer al suelo como un plomo y manchándose con una nada desdeñable cantidad de sangre. Lo primero que hizo fue limpiar esa sangre de su filo con un movimiento de muñeca y lo segundo correr en busca de Eikel para asegurarse de que estaba bien.
Como era de suponer el hombre y su rehén llegaron al final del trayecto. Se escuchaban a las poderosas olas impactar con la pared vertical de lo que debía ser un barranco. Eso era malo, esperaba encontrar el mar en forma de alguna cala o pequeña playa que sirviese para cortarle las alas a aquel fugitivo, en un espacio tan abierto no podría esconderse en ningún recoveco. Desgraciadamente allí estaban, al borde del abismo. Realmente tenían mala suerte, si lo pensaba bien las cosas no podían empeorar mucho más. Eso hizo sonreír a Yukie mientras se acercaba lentamente a aquel tipo, escuchando sus palabras vacías, pero no mantuvo la sonrisa mucho tiempo. Estaba cansada de Arl y de gente como el sin escrúpulos. Quieta en el sitio, se bajó su máscara tapándose el rostro por completo, el cual tenía una expresión serie. No era para menos.
- Aunque le soltases, yo no lo sabría. Y tú morirías igual, habiendo perdido la única oportunidad de que te perdonase la vida. La mente intolerante, las decisiones rápidas. Le dejaba pensar pero no le daba tiempo para actuar, debía adelantarse a sus movimientos di quería ganar. Desenvainó la pequeña espada que siempre solía llevar a la espalda y se la lanzó a los pies. No eres un luchador, no te desenvuelves bien con las manos desnudas. Atácame en un combate igualado, los dos solos. Mátame, o yo te mataré. Una muerte, la tuya o la mía. Al final no hay diferencia. Lo decía con una voz sosegada, no buscaba provocarlo o engañarlo y en el fondo sabía que él lo sabía.
Arl recogió la espada del suelo con cuidado, se vio reflejado en el filo y no pudo evitar sonreír. Yukie se había dado cuenta en el golpe de antes, cuando le cruzó la cara, su movimiento era como si acompañase una espada. Su golpe podía haber sido mucho más potente, pero no lo fue porque no se asemejó al latigazo propio de un luchador, imprimir la fuerza y velocidad en un solo punto con un golpe. Él acompañó el movimiento de la mano en una onda propia de un corte con arma blanca, por eso perdió eficacia. Era algo imperceptible para la mayoría, incluso el propio Arl ni se dio cuenta, lo hizo de forma inconsciente. El entrenamiento de Yukie también era buena teoría aplicada a la práctica y análisis en combate, además de técnicas con la espada.
El combate acabaría en un golpe, ambos lo sabían. Al menos la chica los sabía. En un primer momento el hombre se mostró defensivo, pero con un movimiento repentino soltó a Eikel y lo apartó lejos del borde del acantilado para después lanzarse a la carga. Debió impacientarse o quizás pensó que era estúpido el sentirse amenaza por una niña enmascarada con una espada. Yukie enfundó el arma y esperó el golpe, un grito le advirtió de cuando apartase. Giró sobre su pie derecho dejando a Arl pasar de largo a la vez que lo esquivaba y cuando este comenzó a desequilibrarse le propinó un corte en la espalda mucho más terrible que el anterior, haciéndole caer al suelo como un plomo y manchándose con una nada desdeñable cantidad de sangre. Lo primero que hizo fue limpiar esa sangre de su filo con un movimiento de muñeca y lo segundo correr en busca de Eikel para asegurarse de que estaba bien.
Eikel
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Agilidad
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Las palabras de Yukie helaron la sangre a Eikel. ¿Por que provocaba a Arl para que lo tirase? Todo pasaba extremadamente lento, hasta que el código del bushido no tardó en hacer mella en la chica, la cual lanzó un arma hacia su captor. Quizás ese movimiento le salvara la vida, ya que al ver el arma blanca, el hombre lanzó al roedor al suelo, bastante lejos del acantilado.
En ese momento, todas las acciones se aceleraron, el tipo cargo contra la samurai, que con un rápido movimiento girando sobre si misma se puso a la espalda de su atacante, propinándole un tajo perfecto desde el hombro hasta su cadera. Arl no hizo mas que caer al suelo como un peso muerto en una orgía de sangre. Mientras tanto, Eikel ya casi se había librado de sus ataduras, y en el momento que lo consiguió fue corriendo hacia el tipo que yacía en el suelo, inerte. Se arrancó la mordaza y empezó a analizar las heridas del tipo, eran graves, muy graves, gracias a dios, no se le habían saltado los puntos que le había dado en el costado tan solo hace unas horas.
-Necesito agua, rápido. Dijo el roedor mientras presionaba su capa contra la espalda del tipo. -Acaso no escuchas. ¡Tráeme agua! La voz del roedor sonó realmente amenazante, cosa que era sumamente raro en él.
Yukie no daba crédito a lo que sucedía, el roedor no dudaba en intentar salvar la vida de nuevo al tipo que intentó matarlo. Todo sucedió en tan solo unos minutos, toda una serie de suturas, desinfecciones y plantas antibióticas parecieron estabilizar a Arl.
-Tengo un plan. Necesitamos localizar a los chicos de los carros, los del mercado. Dijo el roedor mientras se limpiaba la sangre de las manos.-Ellos van a cobrar una recompensa por nosotros. Añadió mientras sonreía.
Todo salió según lo acordado, los chicos entregaron el maltrecho cuerpo aun con vida de Arl a la marina, a cambio del treinta por cierto de su recompensa, el resto iría directamente a la banda. Los chicos aparecieron a la hora y lugar acordado, entregaron el dinero a los dos piratas, los cuales no dudaron en salir pitando hacia el barco. Uno de los chicos dijo que estaban buscando al médico que trató sus heridas como traidor a la marina. Era mejor que se fuesen de ahí cuanto antes.
De vuelta, Eikel esperaba la reprimenda de Yukie por sus acciones, había estado callada durante todo el camino. Así que intento iniciar la conversación.
-Gracias por salvarme la vida. Siento no haberte hecho caso. Dijo en un tono que denotaba culpabilidad mientras seguían caminando.
En ese momento, todas las acciones se aceleraron, el tipo cargo contra la samurai, que con un rápido movimiento girando sobre si misma se puso a la espalda de su atacante, propinándole un tajo perfecto desde el hombro hasta su cadera. Arl no hizo mas que caer al suelo como un peso muerto en una orgía de sangre. Mientras tanto, Eikel ya casi se había librado de sus ataduras, y en el momento que lo consiguió fue corriendo hacia el tipo que yacía en el suelo, inerte. Se arrancó la mordaza y empezó a analizar las heridas del tipo, eran graves, muy graves, gracias a dios, no se le habían saltado los puntos que le había dado en el costado tan solo hace unas horas.
-Necesito agua, rápido. Dijo el roedor mientras presionaba su capa contra la espalda del tipo. -Acaso no escuchas. ¡Tráeme agua! La voz del roedor sonó realmente amenazante, cosa que era sumamente raro en él.
Yukie no daba crédito a lo que sucedía, el roedor no dudaba en intentar salvar la vida de nuevo al tipo que intentó matarlo. Todo sucedió en tan solo unos minutos, toda una serie de suturas, desinfecciones y plantas antibióticas parecieron estabilizar a Arl.
-Tengo un plan. Necesitamos localizar a los chicos de los carros, los del mercado. Dijo el roedor mientras se limpiaba la sangre de las manos.-Ellos van a cobrar una recompensa por nosotros. Añadió mientras sonreía.
Todo salió según lo acordado, los chicos entregaron el maltrecho cuerpo aun con vida de Arl a la marina, a cambio del treinta por cierto de su recompensa, el resto iría directamente a la banda. Los chicos aparecieron a la hora y lugar acordado, entregaron el dinero a los dos piratas, los cuales no dudaron en salir pitando hacia el barco. Uno de los chicos dijo que estaban buscando al médico que trató sus heridas como traidor a la marina. Era mejor que se fuesen de ahí cuanto antes.
De vuelta, Eikel esperaba la reprimenda de Yukie por sus acciones, había estado callada durante todo el camino. Así que intento iniciar la conversación.
-Gracias por salvarme la vida. Siento no haberte hecho caso. Dijo en un tono que denotaba culpabilidad mientras seguían caminando.
Al parecer Eikel había conseguido librarse de sus ataduras, incluso de la mordaza que le había impedido hablar todo este tiempo, pues ya estaba correteando y berreando como de costumbre. Todo ese barullo tenía como fin intentar salvar una vez más a aquel hombre. Yukie se quitó su querida máscara, dejando ver su rostro y su mejilla magullada por el golpe de antes. La ardilla le indicó una especie de charca cercana que seguramente se formó por lluvias anteriores y que poco a poco se filtraba en la tierra, aun así quedaba agua de sobra para sus intervenciones médicas. A falta de cazos la chica uso sus propias manos como cuenco improvisado y fue llevando agua de un lado para otro al son del roedor. No se quejó ni puso pega alguna.
En cuanto acabó de tratar a su inmerecido paciente, le contó lo que pensaba hacer con él. Yukie le ayudó también a buscar a los mozuelos transportistas y no le dedicó ni un pero a su plan. Le daba igual no cobrar entera una recompensa, no era el dinero lo que la movía, pero esperaba que para el resto de la banda tuviese una buena explicación. Como era de esperar los chicos aceptaron y cumplieron, un cuerpo agonizante, una suculenta recompensa y una espadachina cubierta de sangre fueron suficientes para convencerlos de no intentar ser más listos que el zorro y ceñirse al plan.
De camino al barco Eikel cargaba con una culpabilidad comprensible. ¿Qué habría pasado si hubiese resultado herido? O algo incluso peor para el… ¿cómo habría vivido el resto de su vida si se hubiese salvado pero por el contrario Yukie no hubiese podido defenderse? La joven estaba segura de que esas preguntas rondaban por su diminuta cabezota. Un gracias con arrepentimiento era un buen comienzo pero es mejor pensar antes y durante, no después cuando ya nada de lo anterior importa.
- Jin. Le dijo súbitamente, seguramente creándole una expresión de desconcierto. Está bien tener compasión, no es nada malo. Ayudar a los demás en cuanto te surja la menor oportunidad. Se paró, apoyando una rodilla en el suelo y una mano sobre la cabeza de Eikel, asegurándose que le miraba fijamente a sus ojos cicatrizados. Pero considera las consecuencias. A veces no merece la pena llegar tan lejos, a veces hay que dejar las cosas estar… o puedes acabar como yo. Finalizó con una sonrisa a la vez que le manoseaba cariñosamente el pelaje de su cocorota. Que suave era el condenado. Levantándose del suelo, comenzó a caminar de frente otra vez, hacia el barco. La ardilla la siguió, intentando no separarse de su lado. Así era Yukie, dura pero justa.
En cuanto acabó de tratar a su inmerecido paciente, le contó lo que pensaba hacer con él. Yukie le ayudó también a buscar a los mozuelos transportistas y no le dedicó ni un pero a su plan. Le daba igual no cobrar entera una recompensa, no era el dinero lo que la movía, pero esperaba que para el resto de la banda tuviese una buena explicación. Como era de esperar los chicos aceptaron y cumplieron, un cuerpo agonizante, una suculenta recompensa y una espadachina cubierta de sangre fueron suficientes para convencerlos de no intentar ser más listos que el zorro y ceñirse al plan.
De camino al barco Eikel cargaba con una culpabilidad comprensible. ¿Qué habría pasado si hubiese resultado herido? O algo incluso peor para el… ¿cómo habría vivido el resto de su vida si se hubiese salvado pero por el contrario Yukie no hubiese podido defenderse? La joven estaba segura de que esas preguntas rondaban por su diminuta cabezota. Un gracias con arrepentimiento era un buen comienzo pero es mejor pensar antes y durante, no después cuando ya nada de lo anterior importa.
- Jin. Le dijo súbitamente, seguramente creándole una expresión de desconcierto. Está bien tener compasión, no es nada malo. Ayudar a los demás en cuanto te surja la menor oportunidad. Se paró, apoyando una rodilla en el suelo y una mano sobre la cabeza de Eikel, asegurándose que le miraba fijamente a sus ojos cicatrizados. Pero considera las consecuencias. A veces no merece la pena llegar tan lejos, a veces hay que dejar las cosas estar… o puedes acabar como yo. Finalizó con una sonrisa a la vez que le manoseaba cariñosamente el pelaje de su cocorota. Que suave era el condenado. Levantándose del suelo, comenzó a caminar de frente otra vez, hacia el barco. La ardilla la siguió, intentando no separarse de su lado. Así era Yukie, dura pero justa.
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Después de la contestación de Yukie, se sintió algo mejor. No tenía ningún rencor hacia el, cosa que le tranquilizaba. Había puesto sus vidas en peligro y aun por encima, había salvado al tipo que casi los mata, si fuera otra persona sentiría una ira razonable hacia el roedor, pero ella no era así. Caminaron a paso lento, respirando el aire puro del bosque. Eikel estaba cansado, así que suponía que la chica lo estaría aun más. Era curioso como de unas simples compras matutinas, pasaron a vivir una gran aventura, la ardilla tenía un don especial para complicar las cosas, a pesar de hacerlo con buena intención.
Por fin llegaron a la cala donde se encontraba el barco, sus compañeros estaban preparándose para salir a buscarlos, ya que el cargamento había llegado hace mucho y no tenían ninguna noticia del roedor y la chica. Cuando los vieron, toda la atención se centro en Yukie cubierta de sangre y fueron corriendo a ver si pasaba algo. Cuando descubrieron que la sangre no era de la chica, el abanico de preguntas se desplegó.
-Es una larga historia chicos. El caso... Eikel tiró el saco lleno de berries al suelo. -Debéis agradecer a Yukie los ingresos extra. No pasaremos hambre en una temporadita. Dijo el roedor sonriente. -Hablando de hambre, ¿Alguien ha nombrado un festín? Añadió mientras salia corriendo hacia el barco.
Una buena comida siempre subía el animo de la tripulación, así que era un buen momento para prepararlo. Ademas, cocinar ayudaba a pensar a Eikel y la verdad, tenía que analizar bastante lo acontecido hoy. Los ánimos subieron en la cocina, mientras Eikel cocinaba, sus compañeros bebían y entonaban alegres canciones, era lo más parecido a una fiesta que podían tener allí dentro. Todo había pasado, y según lo acordado, inmediatamente después de cenar zarparían de nuevo. Durante la cena, la ardilla bebió un poco de ron del capitán, y no dudó en contar las hazañas esgrimísticas de Yukie, subiéndose a la mesa e imitando torpemente sus movimientos cuchillo en mano. Todos se rieron aquella noche a costa del roedor..
Por fin llegaron a la cala donde se encontraba el barco, sus compañeros estaban preparándose para salir a buscarlos, ya que el cargamento había llegado hace mucho y no tenían ninguna noticia del roedor y la chica. Cuando los vieron, toda la atención se centro en Yukie cubierta de sangre y fueron corriendo a ver si pasaba algo. Cuando descubrieron que la sangre no era de la chica, el abanico de preguntas se desplegó.
-Es una larga historia chicos. El caso... Eikel tiró el saco lleno de berries al suelo. -Debéis agradecer a Yukie los ingresos extra. No pasaremos hambre en una temporadita. Dijo el roedor sonriente. -Hablando de hambre, ¿Alguien ha nombrado un festín? Añadió mientras salia corriendo hacia el barco.
Una buena comida siempre subía el animo de la tripulación, así que era un buen momento para prepararlo. Ademas, cocinar ayudaba a pensar a Eikel y la verdad, tenía que analizar bastante lo acontecido hoy. Los ánimos subieron en la cocina, mientras Eikel cocinaba, sus compañeros bebían y entonaban alegres canciones, era lo más parecido a una fiesta que podían tener allí dentro. Todo había pasado, y según lo acordado, inmediatamente después de cenar zarparían de nuevo. Durante la cena, la ardilla bebió un poco de ron del capitán, y no dudó en contar las hazañas esgrimísticas de Yukie, subiéndose a la mesa e imitando torpemente sus movimientos cuchillo en mano. Todos se rieron aquella noche a costa del roedor..
Esperaba sinceramente que la ardilla hubiese aprendido la lección, pero desgraciadamente no pensaba que fuese así ni mucho menos, era terco como una mula en su determinación por ayudar al prójimo. En el fondo Yukie lo entendía, ella tampoco quebrantaría sus principios de buenas a primeras. Quizás comprendía mejor las cosas porque aun en su corta vida, había tenido más experiencias que Eikel, pero ese ya no era el tema, basta de reflexiones sin sentido por el momento.
Al llegar con los demás la joven pensó que habría sido buena idea darse con un poco de agua en la charca para no parecer que trabajaba en la carnicería del pueblo, pero ya era demasiado tarde, a lo hecho pecho. Al contrario de lo que en un primer momento podía desesperarte el ser acosado por tus nakamas, era reconfortante contar con la preocupación de unos buenos amigos que al igual que tú, no dudarían en arriesgar sus vidas por uno de los suyos. Uno de los significados de la palabra pirata era familia.
Yukie no dijo nada acerca de la recompensa, lo único que hizo fue rascarse la nuca y apoyar la idea de darse una buena comilona. Lo necesitaba más que cualquier otra cosa en el mundo. Todos aclamaron la idea eufóricos, algunos “Yar-harr” surcaron el cielo y Rhi comenzó a tocar la guitarra con un ritmo alegre que despertaba el apetito. Yukie no dudó en acompañar su solo con su melódica en completa armonía, mientras hacían tiempo hasta que estuviera lista la comida.
En menos de lo que canta un gallo ya tenían preparado un mini jolgorio festero, la preocupación por la Marina estaba más que olvidada y solo se escuchaban risas mientras el pescao y Willen bailaban una “danza pirata” cogidos por brazo, zarandeando las piernas sin sentido aparente al son de la música que entonaba la ciega. Intentaron que Blaze se les uniese pero sus intentos cayeron en saco roto, de hecho el Errante ya parecía bastante contentillo y ni siquiera había empezado a beber en la comida, a la cual le faltaba muy poco para estar lista.
Durante el banquete continuo el buen ambiente, parecía que no iba a decaer por el momento. Eikel, animado por aquella atmósfera de buen rollo, comenzó a hacer el tonto imitando a la espadichina. Yukie habría dado cualquier cosa por poder ver aquello, pero reía de buena gana igualmente, incluso casi se atraganta con un muslo de pollo y Blaze tuvo que ayudarla rodeándola por la cintura con los brazos y presionándole el vientre. Todos continuaron a carcajadas un buen rato más antes de que les empezase a doler el estómago.
Al llegar con los demás la joven pensó que habría sido buena idea darse con un poco de agua en la charca para no parecer que trabajaba en la carnicería del pueblo, pero ya era demasiado tarde, a lo hecho pecho. Al contrario de lo que en un primer momento podía desesperarte el ser acosado por tus nakamas, era reconfortante contar con la preocupación de unos buenos amigos que al igual que tú, no dudarían en arriesgar sus vidas por uno de los suyos. Uno de los significados de la palabra pirata era familia.
Yukie no dijo nada acerca de la recompensa, lo único que hizo fue rascarse la nuca y apoyar la idea de darse una buena comilona. Lo necesitaba más que cualquier otra cosa en el mundo. Todos aclamaron la idea eufóricos, algunos “Yar-harr” surcaron el cielo y Rhi comenzó a tocar la guitarra con un ritmo alegre que despertaba el apetito. Yukie no dudó en acompañar su solo con su melódica en completa armonía, mientras hacían tiempo hasta que estuviera lista la comida.
En menos de lo que canta un gallo ya tenían preparado un mini jolgorio festero, la preocupación por la Marina estaba más que olvidada y solo se escuchaban risas mientras el pescao y Willen bailaban una “danza pirata” cogidos por brazo, zarandeando las piernas sin sentido aparente al son de la música que entonaba la ciega. Intentaron que Blaze se les uniese pero sus intentos cayeron en saco roto, de hecho el Errante ya parecía bastante contentillo y ni siquiera había empezado a beber en la comida, a la cual le faltaba muy poco para estar lista.
Durante el banquete continuo el buen ambiente, parecía que no iba a decaer por el momento. Eikel, animado por aquella atmósfera de buen rollo, comenzó a hacer el tonto imitando a la espadichina. Yukie habría dado cualquier cosa por poder ver aquello, pero reía de buena gana igualmente, incluso casi se atraganta con un muslo de pollo y Blaze tuvo que ayudarla rodeándola por la cintura con los brazos y presionándole el vientre. Todos continuaron a carcajadas un buen rato más antes de que les empezase a doler el estómago.
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