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Cruzando caminos [Takeshi Yamamoto] Empty Cruzando caminos [Takeshi Yamamoto] {Mar 5 Nov 2013 - 19:38}

El barco llevaba ya detenido en el puerto desde hacía varias horas, y comenzaba a amanecer. Por el ojo de buey pudo ver los primeros rayos de sol que arañaban las olas. Se levantó despacio y se removió los ropajes para adecentarse un poco, visualmente tranquila, pero verdaderamente ilusionada. Luego recordó: Ella estaba de incógnito. Se arreglase o no, la cuestión era que nadie la viera salir del barco.

Bufó, y antes de prepararse se aseguró de llevar ambos cuchillos en su cinturón y unos cuantos berries en el bolsillo, ya era cosa de costumbre. Se puso la capucha y tomó un par de monedas. El barco de cargamento en el que se había transportado desde otra isla del South Blue no parecía ser muy peligroso, de hecho unos cuantos trabajadores cansados la habían ayudado dejándole información sobre el paradero del navío y sus horarios. Había estado escondiéndose en una pequeña cabina llena de ratas y bichos, sin duda no habían sido los mejores momentos de su vida, pero era mejor que su bote, menos seguro que una lancha hinchable. Cuando llegó el momento, Saiiko se acercó agachas a la puerta y escuchó durante unos segundos para confirmar que no hubiera nadie cerca, seguidamente oyó una tos que reconoció al momento, una clara señal. Abrió la puerta cuidadosamente y un hombre sonriente de edad mayor apareció en el umbral, moviendo la mano en un ademán para que continuara por su camino. La peliazul le devolvió la sonrisa seguida de un asentimiento lleno de ímpetu y le entregó las monedas, las cuales recogió el hombre rápidamente. Le dejó atras, y subió lentamente las escaleras.

Cuando llegó a la cubierta pudo darse por satisfecha en cuanto a su ayudante: allí no había nadie. Quizá ya hubieran salido a bajar el cargamento a la isla, o estuvieran en otra parte supervisando el material, quién supiera. Se apresuró a bajar por las escaleras y a salir de allí, donde se escondió detrás del mismo navío durante unos instantes. Se acercó a la orilla de la marea y se refrescó el rostro. Esperaba conseguir algún sitio más limpio para pasar la noche, o de lo contrario, se las rebuscaría para meterse en alguna posada u hotel. Arrugó la nariz e irguió la espalda. Echó un vistazo a la ciudad nueva que ante ella se hallaba, y vio a dos marineros a lo lejos acercarse, y por la forma que hablaban no parecían borrachos. Saiiko se tapó el rostro con la capucha y caminó hacia adelante, intentando pasar desapercibida.

- ¡Oye, jovencita!

Se detuvo. Respiró hondo. No era aquel un momento para tener problemas, y tampoco tenía ella muchas pintas de 'malechora'. Levantó la mirada apenas unos centímetros, aún dejando que la sombra de la capucha le cubriera los ojos azules. Los Marines eran bastante mayores, ya con pelo cano y arrugas notables sobre el rostro. No parecían mirarla con malicia, simplemente levantaron la mano saludando, cuando el más aparentemente mayor soltó: ¡Bienvenida a la ciudad! Últimamente hay poca sangre joven por estos puertos.

La peliazul no esperaba ni por asomo una bienvenida y menos por parte de dos desconocidos uniformados. Así que respondió con una sonrisa y una leve reverencia con la cabeza. Luego volvió a seguir por su camino. Cruzó por una esquina y se escondió tras un pequeño barco que al parecer estaba siendo arreglado, pero en ese momento permanecía allí abandonado con una lata de barniz a medio cerrar. Lo primero era lo primero. ¿Comer hasta hartarse o buscar algún lugar donde quedarse cuando anocheciera? Sin duda su estómago tenía la palabra, por lo que se adentró en la ciudad de LogueTown, buscando con la mirada algún bar o taberna discreta.


Última edición por Saiiko el Jue 26 Dic 2013 - 17:06, editado 2 veces
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Cruzando caminos [Takeshi Yamamoto] Empty Re: Cruzando caminos [Takeshi Yamamoto] {Mar 12 Nov 2013 - 13:53}

El gremio, antaño lleno y vivo ahora permanece en un silencio sepulcral, como si todos hubieran muerto, o quedado vegetal, sin hablar ni moverse. Mis pasos resuenan fuerte con el eco de la sede, un lugar ahora frío y sombrío, perfecto para mí, una persona desconfiada y cruel, pero a la vez noble, algo realmente raro y complicado de creer y explicar, por ello no suelo hablar mucho con las personas.

El sol empezaba a levantarse mientras yo entrenaba en las inmediaciones del gremio, acantilados resbaladizos e irregulares, donde el equilibrio se veía puesto a prueba en límites más allá de todo lo que cualquiera pensaría, por ello entreno en esos lugares, pues de esa forma sería capaz de maniobrar en cualquier situación donde mi equilibrio se viera modificado.

Takeshi – “Vaya, esto está demasiado callado con respecto a antes.”

Pienso mientras envaino las katanas y me dirijo nuevamente a la base, situada a unos tres quilómetros de donde me encontraba, por suerte el terreno allí era llano, por lo que no tenía que preocuparme de huecos o desniveles. Tras un rato caminando llego a la cocina, donde está el periódico, como cada día, en el cual encuentro los nuevos wanteds y las noticias. Me fijo en los primeros para ver si alguno me interesa y si hay noticias sobre su paradero. Y allí encuentro un cartel de un pirata con muy buena recompensa, ya es hora de moverse.

Reúno unas cuantas provisiones para el viaje y me dirijo a la parte inferior de la base, al embarcadero donde se encuentra un vehículo un tanto peculiar, una especie de barco con un motor muy peculiar, dado que tiene una ranura del tamaño de una katana, lugar en el cual, tras colocar todas las provisiones y todo lo necesario en la embarcación introduzco a Kami no katana, lo cual hace que el vehículo empiece a moverse a una velocidad lenta pero que acelere exponencialmente.

Pasaron varios días desde mi salida del gremio, pero no todo eran malas noticias, en mi camino hacia Loguetown, donde me informaría mejor de las recompensas y solicitaría todo el catálogo de recompensas rumores llegan a mí de que hay piratas con recompensas jugosas por allí, algo realmente atractivo.

Poco más tardo en llegar a puerto, dado que mi embarcación carece de bandera, identificación y todo lo que hace que los barcos piratas y los buques marines sean fácilmente identificables, simplemente lo amarro en puerto y me bajo sin más problemas. Ya en tierra empiezo a caminar, buscando alguna taberna o restaurante, lugares en los cuales seguramente encuentre algo de información provechosa, al menos comería algo y guardaría provisiones.

Mis pasos me llevan hasta el interior del pueblo, un pueblo lleno de marines y de historia, pero ahora mismo no me interesa demasiado la historia, mucho menos los marines, lo que me importa es lograr reunir información y alimentarme para no decaer mientras camino por inanición, por suerte encuentro una posada a pocos metros de la entrada de la calle que comunica con el puerto, algo un poco sospechoso, pues sería la que más piratas tendría, y por consiguiente más vigilancia marine, pero curiosamente no hay ruido alguno, siendo los piratas realmente ruidosos. Abro la puerta con un leve chirrido y me adentro en el local, el crujir de la madera bajo mis pies delata mi presencia, y yo que quería entrar sin llamar la atención, en ese momento tengo todas las miradas en mí, incluida la del tabernero, un hombre gordo y con apariencia ruda y bruta, como si careciese de educación
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Cruzando caminos [Takeshi Yamamoto] Empty Re: Cruzando caminos [Takeshi Yamamoto] {Jue 26 Dic 2013 - 18:02}

LogueTown estaba bastante tranquilo, pero ella lo estaba cada vez aún menos. Se había aventurado a decir que, envuelta en esas capas negras y entre toda la claridad del día, se vería mucho más llamativa que sin ellas, y sin duda estaría en lo cierto. También se aventuraría a decir que sus apariencias de transeúnte fiable o incluso persona amigable estaban bajando en picado según se hacía paso por aquellas estrechas calles de roca, y de nuevo estaría en lo cierto.
Sin embargo, Saiiko sabía que una vez había pisado la tierra de una isla, los problemas lo habían hecho con ella, y mejor era que nadie se quedara con su cara antes de marchar, pero la idea de aún estar en uno de los extremos de la isla no hacía más que levantarle el apetito.

La capucha hacía una agradable sombra que cubría desde la frente hasta la nariz, permitiéndole ver poca parte del panorama, cosa que había terminado aburriéndola más. La peliazul vio una pelota de plástico rodar a sólo medio metro de sus pies, que a pocos segundos acabó chocando contra la punta de sus zapatos. Se agachó y lo agarró sujetándolo con desinterés, y se levantó con él, registrando aquella calle con la mirada, mucho menos transitada. El suelo era claro y de piedra, a los lados habían casas con fachadas blancas y con balcones decorados con flores, en los que los ciudadanos tendían las ropas recién limpias. Había ido a parar a la parte más familiar y supuestamente acogedora de todo LogueTown.

Sintió un golpe en sus rodillas y miró hacia abajo. Un niño, de aproximadamente siete años, tiraba de la capa con cara descontenta y a punto de rozar el llanto.
¡Joder, apártate! — Exclamó, intentando alejarlo de ella mientras sacudía la capa.
Tiró la pelota unos metros más allá y el niño salió corriendo por patas. La peliazul bufó y volvió a repetirse en la cabeza varias palabras mal sonantes en contra de los niños mientras volvía a retomar el paso. Tardó unos veinte minutos más en llegar al centro del pueblo, que, como es normal, estaba lleno de marines a las puertas de diversos locales o incluso rodeando una plaza y patrullando al rededor de torres. De alguna manera, el estar cerca de marines le hacía la estancia mucho más implícita.

Rodeó el lugar con los ojos, queriendo encontrar el lugar más tranquilo de todos para comer algo. Recordaba llevar unas cuantas monedas encima, por lo que aunque fuera poco, podría llenarse el estómago con alguna carne barata.
Escuchó cerca de ella el crujir de las bisagras de una taberna y giró el rostro para evaluarla. Era un hombre muy bajito y calvo el que salía de ella; con una mano cerraba un monedero y con la otra sujetaba una cartera grande en la que lo guardaba, colgándosela luego del hombro. Después de esto miró a su alrededor durante unos segundos, algo indeciso, más tarde optó por el camino de la izquierda y se perdió a través de un callejón oscuro.

La peliazul aceleró su paso y abrió las puertas de la taberna, que repitieron una vez más aquel molesto chirrido. Ahora agradecía más no haberse quitado la capa. Según sus pies la llevaban hacia la barra, el suelo cantaba cuán viejo y podrido estaba a través de ruidos entre los tablones. Se sentó en un taburete y, sin levantar la cabeza y con una voz seca, pidió un plato de carne y algo para beber.
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Cruzando caminos [Takeshi Yamamoto] Empty Re: Cruzando caminos [Takeshi Yamamoto] {Jue 16 Ene 2014 - 11:32}

El joven espadachín aún en la puerta es molestado por una joven que entra de forma poco cortés, por no decir, totalmente vulgar y fuera de lugar, le resulta complicado saber de quién se trata, pues va encapuchada, pero la forma de moverse es definitivamente la de una mujer. El espadachín decide dirigirse a la barra, su capa, única prenda que cubre, al menos algo, de su torso se ondea con el movimiento, dejando a la vista un torso lleno de marcas y cicatrices, algo poco agradable de ver, y peor de ver en combate.

Sus pasos provocan fuertes chirridos de la madera bajo sus pies, pues el peso de su cuerpo le impide evitarlo, ya de por sí el suelo es viejo y está humedecido, y con el peso es peor. Se acerca a la barra y se sienta en un taburete, sus negros ojos, literalmente, no se aprecia más que un vacío, o al menos eso es lo que aparenta, donde debían ir los ojos, se fijan en el barman, al cual le dice

Takeshi – “Póngame mucha comida y mucho sake”

Su voz rasgada y seca es aterradora para muchas personas, haciendo que todos los que aún mantenían su mirada en él voltearan al instante a mirar otras cosas, como sus platos o la persona que tenían delante, todo con tal de no mirar directamente al Shichibukai.

Takeshi – “Vaya un lugar más aburrido…pensé que LogueTown tendría más movimiento.”

Piensa mientras coge una jarra de sake y se la lleva a la boca para beber. Sus labios apenas rozan el borde de la jarra cuando un sonido llama su atención, el sonido de una risa burlona, seguido de cuchicheos, dicho sonido proviene de algún lugar cercano, seguramente de una mesa con varios comensales. Sin siquiera girar la cabeza empieza a escrutar el local, mesa a mesa, persona a persona, con intención de identificar el origen de tales molestias. Hasta que lo descubre, una mesa con cinco comensales, ninguno de aspecto de ciudadano corriente, sino más bien de pirata. Decide acercarse tranquilamente, lo cual no le lleva ni medio minuto

Takeshi – “Buenas tardes caballeros, ¿qué es tan gracioso y secreto para que murmuréis y riais por lo bajo?”

Pregunta sin temor a la respuesta, no hay muchos piratas que tengan capacidad de vencerle en combate, menos aún piratas como estos que son incapaces de planificar algo sin que se les descubra.

¿¿?? – “Te lo diré maldito cabrón, vamos a asesinar a todos los presentes en esta taberna y luego les robaremos. ¿Qué te parece si empezamos por ti?”

Dice uno de los que se encuentran en la mesa, justo antes de obtener una fría y cruel mirada de sus camaradas, que acto seguido sonríen y miran al joven cazador, el cual no varía mucho su expresión, solo se esboza en ella una sonrisa antes de que desenvaine una de sus katanas y decapite al bocazas que lo amenazó

Takeshi – “JAJAJAJAJA…¿Qué vais a matarme y a robarme? Intentadlo, pero ya veis lo que os pasará…JAJAJAJA”

Dice a risa suelta.
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Cruzando caminos [Takeshi Yamamoto] Empty Re: Cruzando caminos [Takeshi Yamamoto] {Vie 7 Feb 2014 - 23:13}

Sin duda a la peliazul le gustaba viajar. Había pisado cientos de tierras distintas, pero era la primera vez que pasaba por LogueTown. Como era de esperar, había llegado con la cabeza puesta en todas las maravillas que se contaban sobre aquella isla y sobre su tan aclamada seguridad. No por nada estaba allí, en una mugrienta y sucia taberna en mitad de la isla, ¿pero dónde estaba lo interesante? Se había sentado en la barra, concretamente en la última silla; siempre prefería el rincón de la esquina, donde podía tener gran constancia de lo que sucedía entre los comensales y ciudadandos que frecuentaban el lugar, que con un poco de suerte se peleaban por sus distintas opiniones económicas..., o tal vez sólo por la carne. Saiiko pidió una jarra de sake que sirvieron en poco más de un minuto. El tabernero se veía una persona bastante dotada de fuerza y sin duda tenía una buena complexión atlética, pero fue bastante singular la forma en que apartó la mirada hacia su cubertería en cuanto uno de los clientes pidió 'mucha comida y algo de sake', como si estuviera intimidándose.

Tenía la mirada pegada a la madera de la barra, y entre tanto escuchaba el rumoreo que se extendía dentro del local, posiblemente gracias a el señor que había unas sillas más allá. Estaba recubierto con una capa que inútilmente cumplía su función con respecto a cicatrices y marcas que podían llegar a doler con sólo echarles un ojo. Lo que me extrañaba de ese hombre era que le resultaba familiar..., aunque fuera cosa imposible: si le hubiera visto antes, estaba segura de que se acordaría. Luego de que el dependiente dejara el sake sobre la mesa, el individuo se levantó del taburete, y con él las miradas de toda la taberna. No mucho tiempo después, una amenaza perforó la cabeza de la peliazul, y seguidamente una alegre y despreocupada respuesta por parte del extraño. Aquello había puesto curiosidad sobre él, pues acababa de provocar al grupo de payasos, probablemente piratas, a hacer algo de lo que nadie más que ellos saldrían beneficiados.

Saiiko cruzó las piernas, aún cubierta por la capa negra. No tenía ganas de meterse en peleas, por lo que quedarse allí y en silencio sería lo mejor para ella. Bebería y disfrutaría de la función, de todas formas, allí no sobraba nadie más que esos pequeños payasos.
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Cruzando caminos [Takeshi Yamamoto] Empty Re: Cruzando caminos [Takeshi Yamamoto] {Sáb 8 Feb 2014 - 16:11}





El joven espadachín permanece quieto esperando la respuesta de los demás bribones bocazas que alardeaban de poder, ninguno se atreve a decir palabra ni a mover un músculo, como si se hubieran quedado petrificados ante lo acontecido a su compadre, parece ser que aquél bocazas de mierda era el más fuerte de los presentes, pues la mirada de los demás es de puro terror y no se les ve con intenciones de hacer nada contra el cazador, el cual vuelve a sentarse en su taburete y empieza a comer.

Takeshi – “De verdad que la piratería ha perdido fuerza últimamente, al menos en este sector.”

Susurra entre un trozo de comida y un trago del sake, hace tiempo que no se encuentra con un pirata o combatiente digno de llamarse criminal o luchador de cualquier clase. La vida del joven espadachín se traduce a buscar dinero y venganza, de momento busca algo de dinero y un poco de tranquilidad, está en la ciudad para relajarse buscando información, el dinero llegaría con la información.
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Cruzando caminos [Takeshi Yamamoto] Empty Re: Cruzando caminos [Takeshi Yamamoto] {Dom 9 Feb 2014 - 0:35}

Parecía que el ambiente se había calmado después de las últimas palabras del hombre, quién se volvió directo a su asiento y dispuesto a su comida. Los pequeños delincuentes que posiblemente se consideraban piratas habían tomado la mejor decisión dentro de las que aún les quedaban, y cerraron el pico. La peliazul apoyó el codo sobre la mesa y su mejilla sobre la palma de su mano, ladeando la vista hacia la mesa de bribones. Eran cuatro y tenían pintas demasiado asquerosas, y estaba segura de que ese olor les cantaba a kilómetros. El que parecía ser la cabecilla del grupo llevaba bastante tiempo con la mirada pegada a la madera del suelo, y a no mucho tardar, se levantó de su asiento dando un porrazo en la mesa con ambos puños.
¡Vaciad los bolsillos de éstos cabrones!

Los tres colegas que venían con él se levantaron y se dispersaron por el lugar, al mismo tiempo que el dependiente se metía dentro de la cocina. Mesas por allá, mesas por acá, la gente se levantaba y algunos decidían hacer lo que los cuatro pencos solicitaban, mientras que otros más borrachos daban la cara. Sin duda aquél no era un lugar donde la gente fuerte y de coraje soliera frecuentar tabernas, más bien podías encontrarte con alguien así si se trataba de algún viajero.

Uno de los bribones, después de guardarse en una pequeña bolsa el dinero de un par de comensales de mesas contiguas, se acercó a la peliazul, con su pequeña arma afilada entre los dedos.
Dame todo lo que lleves encima, preciosa — Su voz sonaba agria y arrastraba las palabras, sin embargo y aunque hubiera querido, Saiiko no tuvo ocasión alguna de contestar, pues el dependiente acababa de irrumpir dentro del salón y portaba una escopeta consigo.

¡Salid de mi taberna, sucias ratas! —exclamó, y pudiendo haber sido más claro e imponente, hundió una bala en la pared de enfrente. Todo se quedó en silencio, y no mucho tiempo después, el sonido de un segundo disparo provocó la curiosidad entre los individuos que pasaban por delante del local, quienes comenzaban a acercarse en grupos y a asomarse por donde podían. El hombre que minutos antes había estado concentrándose en la cubertería de su negocio, estaba apoyado sobre la pared y con un profundo agujero entre su clavícula del que no dejaba de brotar un viscoso líquido de color escarlata. El taconeo de unas botas desgastadas volvía a resonar entre las cuatro paredes del establecimiento, y la voz del hombre que las portaba vino con ellas:
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Cruzando caminos [Takeshi Yamamoto] Empty Re: Cruzando caminos [Takeshi Yamamoto] {Dom 9 Feb 2014 - 21:15}





Aquellos apestados criminales de poca monta empiezan a desvalijar los bolsillos de los demás clientes de la taberna mientras el joven cazador come, al parecer no tienen un mínimo de inteligencia que usar, pues de pronto se dirigen hacia una joven de cabellos azules, que lleva tiempo en la vista del joven espadachín pero como no hizo nada no llegó a interesarle.

El joven sigue comiendo mientras los hechos se suceden, el tabernero dispara a la pared, algo estúpido en opinión del joven Shichibukai, si vas a echar a alguien dispárale a él no a la pared, y esa acción estúpida lleva el tabernero a estar apoyado contra la pared de su negocio con una enorme perforación en su pecho, de la cual su suero sanguíneo a expuertas.

Takeshi – “Panda de inútiles y bravucones.”

Susurra el joven mientras termina de comer.
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Cruzando caminos [Takeshi Yamamoto] Empty Re: Cruzando caminos [Takeshi Yamamoto] {}

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