Kenshi Sato VS Sawaki

La hoja de la katana, que tantas ganas tenía de saborear algo de sangre, terminó haciendo un corte sobre el aire. El Gyojin se había apartado con rapidez, había saltado hacia atrás y estaba absolutamente limpio. Sato soltó una risita escalofriante, casi para sus adentros y, sus ojos, que clavados en la tierra, rodaron hasta las pupilas azules del individuo oponente que, molesto, aceptaba el reto del Marine con unas honestas palabras.
— Creí que te dolería, lo siento —Insinuó, con un tono irónico y autoritario.

El Gyojin, ahora a bastantes metros de distancia corría de un lado a otro, con claras intenciones de atacar. ¿Creía que esa técnica, correr en zig zag, distraería a Sato? El peliblanco contaba aún con su ojo cyborg, un ojo que le acompañaría siempre y más útil que cinco juntos. Colocó una mueca de desinterés mientras se reservaba para sí mismo unos comentarios graciosos sobre la forma de correr del Gyojin.

El mismo, una vez llegado a un punto, dio un salto y giró sobre su eje con una fuerza realmente aplicada y que con toda seguridad, decaería sobre las costillas de Sato, (o esa era la intención). El peliblanco colocó la Katana en diagonal delante de su cuerpo, y la mano que tenía libre sobre la hoja ladeada. Antes de que pudiera imaginárselo, el Gyojin impactó sobre su arma empujando a Sato hasta situar a ambos cinco metros hacia atrás.

Rápidamente, el peliblanco se echó a un lado separando al transeúnte de su espada. El color pálido de su mano izquierda había pasado a rozar el violeta, a consecuencia de la fuera del impacto. Sin embargo y sin ninguna duda, huír del ataque habría sido mucho menos fiable, contando con que a penas habría tenido tiempo para echarse a un lado. Como él esperaba, la mayor parte de su cuerpo y su Katana estaban como si jamás hubiera sucedido.

No se paró a ver sus posibilidades, no se paró a ver el estado de su oponente, y mucho menos se paró a pensar. Sato dio un salto hacia atrás y colocó su espada horizontalmente, de forma que la punta se dirigiera a la izquierda y el mango, sujeto por las dos manos, hacia la derecha.
Corrió una vez más hacia el Gyojin y, con más fuerza se dispuso a pasear la hoja de su Katana desde su pecho hasta la clavícula repetidas veces, al mismo tiempo que andaba hacia adelante, obligándole a retroceder.

Sessaku nenshō [AIF]

Sato movía los brazos y al unísono saltaba aquel cortante sonido, similar a un grotesco y agrio suspiro. Las horizontales ráfagas escarlata producían, una detrás de otra, horribles heridas sobre la piel del tritón. El Marine no tardó en darse cuenta de que el Gyojin había reprimido los intentos de librarse de aquello, y a cambio se protegía la cara contando con sus brazos, los que junto a sus piernas recibían los cortes. Kenshi Sato conocía bastante bien ese sentimiento, porque de ninguna otra forma más que con la experiencia habría aprendido a realizar esa técnica. Su maestro, Uchi Inamoto y más tarde sus compañeros habían sido una gran parte vital para ayudarle a llegar donde estaba en aquel momento, allí y, desgraciadamente, a unos minutos de ser golpeado.

La sangre, dividida en ásperas y oscuras gotas se resbalaba cuidadosamente sobre la piel lastimada del tritón, mientras se levantaba del suelo después de haber sido despedido hacia atrás. El individuo habló, y al parecer iba a ponerse serio de ahora en adelante.
Una vez más, el rostro del peliblanco se iluminó con una sonrisa cargada de interés, ¿es que había estado subestimando a aquella 'bestia' de los mares?

El Gyojin, una vez estuviera a corta distancia, comenzó a mover las manos de una forma extraña y rápida, que poco a poco se dirigió al cuerpo del Marine. Sato, con suerte y gracias a la aplicación metálica que poseía en su ojo izquierdo, logró prevenir el primer ataque, el segundo.... Se le oprimieron las costillas. El tercer golpe le dio de lleno en la parte costillar derecha, desconcentrando por completo al espadachín y dejándose golpear otra vez, y otra, y así demasiadas más. Sato, que se tambaleaba de un lado a otro apretó con fuerza el mango de su katana y, con más ímpetu y decisión, atajó el último golpe del tritón con la hoja.

El sudor cubría la frente del peliblanco, aquello le resultaba gracioso, pues hace tan solo unos minutos era él el que llevaba la ventaja en una actividad frenética y más que constante. Soltó una carcajada mientras aún hacía fuerza contra el cuerpo de su oponente. Tenía la espalda curvada y el flequillo creaba una siniestra sombra sobre sus ojos, de los cuales uno no dejaba de brillar.
Momentos más tarde, separó la espada de su rival y saltó hacia atrás, dejándose unos segundos para respirar. Los golpes que le había apremiado le pasarían factura bastante pronto, por no decir que creía que tenía una costilla rota. Siendo médico conocía bastante bien el cuerpo y sus funciones, sus ventajas, sus desventajas..., y sus puntos débiles.

El Marine, con apenas dificultad se movió unos pasos hacia el tritón, tranquilamente. Seguro de lo que hacía, se llevó el brazo con el que sostenía la katana hasta colocarlo horizontalmente detrás de su hombro, de manera que la punta apunta hacia atrás. Uchi Inamoto le había enseñado a lo largo de su vida a realizar cortes limpios, precisos y rápidos, cosa que sin duda jamás dejaría de hacer, y eso aseguraba el zorro que tenía grabado sobre su espalda.
Se acomodó en una posición correcta y paseó la espada desde sus espaldas hasta, paralelamente, el centro del pecho del Gyojin. Una vez más, el movimiento fue absolutamente invisible, sin embargo, lo que apareció en ese instante no fue una ráfaga, sino una especie de proyectil que se movía a toda velocidad.
Si conseguía darle, inmediatamente se adelantaría y clavaría la espada donde el proyectil habría dejado su huella. La jugada debía ser implacable, como sus exquisitas técnicas.

OFF:

Troncos, arbustos, hojas y piedras comenzaron a caer rebanadas por la mitad a consecuencia de ese último ataque. Al mismo tiempo el cuerpo del tritón sufría repetidos cortes por todas partes, ahora mucho más profundos que antes. Los impactos llegaban de manera imprevisible y brutal, haciendo que la sangre oscura del Gyojin salpicara a su alrededor hasta tenderse sobre la tierra y más tarde, el líquido que seguía brotando de sus venas se resbalaba hasta reunirse junto al charco.

El peliblanco se quedó a dos escasos metros del individuo, que ahora yacía de pie, apoyándose sobre un árbol. Poco a poco se desplomó sobre el suelo, primero sujeto únicamente por sus rodillas y más tarde, nada. Sato pudo saborear aquella sensación durante unos segundos, en los que el silencio fue lo único que había entre aquellos dos desconocidos. El Marine sabía que aquello no había terminado, sabía que aquel Gyojin lucharía un poquito más por la dignidad de su raza y de su misma persona, por lo que no bajó la guardia.

El cuerpo del tritón estaba magullado, lastimado y todos sus sinónimos. No paraba de sangrar y aún en aquella posición la tierra cubría sus heridas, que sin duda pronto acabarían infectándose y con peores pintas. Sin embargo, como bien se había hablado durante muchos años, el cuerpo de los tritones era superior al de los humanos, y asimismo también la fuerza pero, ¿quién no decía que ese tritón podía ser parte de la 'excepción'? O eso, o aún era un transeúnte al que le quedaba mucho camino por recorrer.

Sato sonrió de forma pícara al ver levantarse al chico, mientras alzaba su katana y se ponía en guardia. El Gyojin rubio preparó sus extremidades y se colocó en posición tras declarar que no iba a rendirse ni dejarse vencer. Lanzó un puñetazo a la nada, creando unasespecie de esfera de aire que, en menos de lo que el espadachín se imaginaba, corrió hacia él.

Sólo tenía una salida válida y que con suerte le dejaría la mayor parte del cuerpo intacto. Colocó ambas manos sujetando el mango de la espada, colocada en posición vertical. Una ventisca azotó el entorno mientras la bola de aire chocaba contra la hoja de la katana del Marine. Sato intentaba cortarla, empujando su arma en dirección opuesta a la que se dirigía el ataque, y poco a poco conseguía avanzar. No sabría especificar con exactitud el tiempo que pasó intentando eludirlo, o más bien el tiempo que duró la opresión sobre su pecho. Sólo el hecho de que, dolorosamente, la esfera de aire quedó rebanada en dos partes.

En el mismo instante en que se hacía paso entre toda aquella presión, varias ráfagas de aire cortaron todo lo que se les pasaba por en medio, en ese caso, el espadachín, y más bien su rostro. El Kamishimo que vestía estaba roto por cortes limpios que recorrían desde su tronco hasta sus tobillos, y su piel había sido víctima del impacto, sin embargo aún estaba en mejor estado que el Gyojin, el cual además de haber recibido duros ataques también había gastado fuerzas en realizarlos. Sin darle mucha importancia y una vez la esfera hubiera desaparecido, al igual que el viento se calmaba, Sato dio dos rápidos pasos recorriendo ahora el metro que le separaba del tritón, con la katana en posición diagonal y cortándole el pecho, primero de derecha a izquierda y después al revés, asegurándose de cavar muy hondo y de que, por más que quisiera no volviera a levantarse.

Sessaku nenshō [AF]

Después de que el Marine hubiera podido cortar esa concentración de aire a presión e intentado rebanar dos veces seguidas el pecho del tritón, él había conseguido volver a mantener su equilibrio y repetía aún con más ímpetu el ataque de los golpes. El estado en el que se encontraba Sato no era para nada grave si recordaba las muchas palizas que se había llevado a lo largo de su entrenamiento, en climas con bastante bajas temperaturas a las que estaba acostumbrado. Aún recordando, además, en lo que se basaba su ejercicio: trabajo mental. No se dejaría vencer por mucho que le pesara su propia vida, y menos si la pelea formaba parte de un entrenamiento.

El peliblanco había asumido que no tenía otra salida más que llevarse aquellos golpes, que sin duda se los apremiaba con mucho más ímpetu que anteriormente. El único método que tenía para rebajar la fuerza del impacto era intentar echar hacia atrás los puntos de su cuerpo que buscaban las manos del tritón, al mismo tiempo que iba a ser golpeado, pudiendo percibir los golpes con mayor definición gracias a su ojo izquierdo. Aunque las cuentas que el Marine había planeado parecían ser perfectas y precisas, los puñetazos lograron alcanzarle unas cuantas veces hasta que logró atajar el último golpe con la hoja de la espada.

Los desconocidos cruzaron una mirada. No había duda de que el individuo que estaba luchando contra él no era débil en absoluto, porque de lo contrario no estaría allí en ese mismo momento, aún de pie, soportando cada corte y caída. Fue sólo un escaso segundo el que permitió que Sato examinara a su oponente, saber antes de hacer nada contra lo que se enfrentaba pero, ¿de verdad era necesario? Ambos hombres se habían batido en duelo, y no había otra palabra que 'respeto' la que encajara entre el espacio que separaba a ambos. Habían empezado sin ningún conocimiento del opuesto y acabarían probablemente igual.

Aprovechando que estaban justamente en frente, a menos de medio metro y sin dar rodeo alguno, inmediatamente, el Marine giró la misma hoja colocándola diagonalmente y realizó un movimiento invisible que cortaría al Gyojin, recorriendo desde su hombro izquierdo a su cadera derecha y viceversa. ¿Sería ese el mate final? El individuo parecía estar rendido y los conocimientos como médico del espadachín sabían que no aguantaría más de un minuto de pie. Sato esperaba no encontrarse con más sorpresas, ahora lo único que tenía en mente no eran otra cosa que bollos rellenos.

Sessaku nenshō [AMF]