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El canto de una gaviota resonó en el aire mientras el barco llegaba a puerto. Aunque también podría ser un albatros. El criminal se removía y maldecía sin poder liberarse. Las ataduras eran fuertes y Alex estaba demasiado cerca para dejarlo escapar. Había tardado días en darle caza y no iba a permitirse perderlo. Mucho menos estando ya en Shellstown. Desde el lugar en el que estaba se podía ver la imponente fortaleza que adornaba la isla. Eran unos tipos egocéntricos esos marines. Mira que construir semejante edificio solo para demostrar quién manda… a Alex no le gustaban nada.
Se sentó en el suelo de madera de la cubierta a esperar mientras el criminal seguía intentando huir. Sacó una pequeña libretita de notas de la mochila y empezó a leer unos apuntes. Tras ello miró los carteles de recompensas que tenía. El hombre al que había capturado valía poco más de 3000 berries, pero algo era más que nada y le serviría para pasar unos buenos días tranquilamente. Era mejor que arriesgarse con un pez gordo y morir. Este no le había costado nada y fue muy fácil capturarlo. Aunque ahora se arrepentía de dejarlo vivo y se pensaba bastante lo de volver a dejarlo inconsciente.
-Quizás si duermes mantienes la boca callada- Le dijo.
El barco llegó a puerto y empezó a alinearse con el muelle. En cuanto echaron el ancla y pusieron la pasarela, Alex cogió al criminal e hizo una señal a su lobo para que lo siguiera. Cuando el animal se levantó pusieron rumbo al cuartel de la Marina. Cuanto antes entregara al hombre antes se lo quitaría de encima. Y esperaba que fuera lo más rápido posible. En cuanto tocaron tierra el criminal empezó a correr como un loco mientras reía. Pero el cazador tiró de la cuerda que ataba al hombre e hizo que se cayera de bruces contra el suelo. Se acercó y lo levantó de un tirón. Quizás n volvía a hacer el idiota.
Ya había tomado precauciones, no se iban a escapar fácilmente ninguno de los que él capturara. Anduvieron un buen camino para llegar al cuartel. Una vez frente a las puertas cruzaron y estampó al hombre contra el mostrador de recepción. El marine que estaba al cargo se asustó y se levantó deprisa. Alex le hizo una señal para que se calmara y le explicó la situación. Tras uno minutos apareció otro marine con los berries que ofrecían como recompensa y se los entregaron al cazador que los aceptó muy gratamente. En cuanto aseguró la bolsa se marchó del edificio.
Se sentó en el suelo de madera de la cubierta a esperar mientras el criminal seguía intentando huir. Sacó una pequeña libretita de notas de la mochila y empezó a leer unos apuntes. Tras ello miró los carteles de recompensas que tenía. El hombre al que había capturado valía poco más de 3000 berries, pero algo era más que nada y le serviría para pasar unos buenos días tranquilamente. Era mejor que arriesgarse con un pez gordo y morir. Este no le había costado nada y fue muy fácil capturarlo. Aunque ahora se arrepentía de dejarlo vivo y se pensaba bastante lo de volver a dejarlo inconsciente.
-Quizás si duermes mantienes la boca callada- Le dijo.
El barco llegó a puerto y empezó a alinearse con el muelle. En cuanto echaron el ancla y pusieron la pasarela, Alex cogió al criminal e hizo una señal a su lobo para que lo siguiera. Cuando el animal se levantó pusieron rumbo al cuartel de la Marina. Cuanto antes entregara al hombre antes se lo quitaría de encima. Y esperaba que fuera lo más rápido posible. En cuanto tocaron tierra el criminal empezó a correr como un loco mientras reía. Pero el cazador tiró de la cuerda que ataba al hombre e hizo que se cayera de bruces contra el suelo. Se acercó y lo levantó de un tirón. Quizás n volvía a hacer el idiota.
Ya había tomado precauciones, no se iban a escapar fácilmente ninguno de los que él capturara. Anduvieron un buen camino para llegar al cuartel. Una vez frente a las puertas cruzaron y estampó al hombre contra el mostrador de recepción. El marine que estaba al cargo se asustó y se levantó deprisa. Alex le hizo una señal para que se calmara y le explicó la situación. Tras uno minutos apareció otro marine con los berries que ofrecían como recompensa y se los entregaron al cazador que los aceptó muy gratamente. En cuanto aseguró la bolsa se marchó del edificio.
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Re: [Privado Ai Nanasaki - Krauser - Alex Drachen] El canto de una gaviota {Mar 14 Ene 2014 - 22:36}
Hace tiempo que Ai con el sargento Mayor habían llegado a una isla en el East Blue, se estaban alojando en la base marine de Shellstown. Una isla pacífica y sin mucho trabajo para ninguno de los dos, cosa que aliviaba a la chica ya que normalmente era ella la que se encargaba de hacer todo el papeleo que tenía que hacer respecto a sus informes. Así que en esos días tuve una tranquilidad, paz y un gran ambiente que estaba ganado luego de la gran misión y peleas que tuvieron en el Grand Line, en donde junto a Krauser lograron derrotar a los piratas y entregar al revolucionario sin grandes dificultades.
Hoy decidió que iría a dar un paseo, aprovechando que no tenía grandes cosas que hacer y que tenía casi todo listo para dar un informe excelente a los Altos Rangos de la Marina. Así que agarro sus espadas, y empezó a salir con la cabeza gacha por los pasillos de la enorme base de Shellstown, aunque como llevaba muy poco tiempo en ella le costó trabajo encontrar la salida del lugar. Al llegar a la salida logro ver como es que un sujeto entregaba al que parecía ser un pirata, seguramente era un caza recompensas ya que no tenía pintas de ser un marine y aparte otro de los del uniforme blanco le dieron algo de dinero por él sujeto que acababa de entregar a la Justicia.
Una vez afuera, logro ver como es que el sujeto que era alto, rozando el metro ochenta si es que sus estimaciones no fallaban, de una gran musculatura y del pelo negro seguía su camino, seguramente iría al pueblo cosa que no le importaba mucho a Ai, una pequeña brisa hizo que su pelo se desordenara un poco, se dio una media vuelta para ver la base esperando que el Sargento Mayor no se molestara porque ella había “desaparecido” de la base sin su permiso. Así que antes de que este lograra verla salir, se fue al pueblo esperando algo que hacer. Y así lograr matar el aburrimiento que invadía su cuerpo.
Hoy decidió que iría a dar un paseo, aprovechando que no tenía grandes cosas que hacer y que tenía casi todo listo para dar un informe excelente a los Altos Rangos de la Marina. Así que agarro sus espadas, y empezó a salir con la cabeza gacha por los pasillos de la enorme base de Shellstown, aunque como llevaba muy poco tiempo en ella le costó trabajo encontrar la salida del lugar. Al llegar a la salida logro ver como es que un sujeto entregaba al que parecía ser un pirata, seguramente era un caza recompensas ya que no tenía pintas de ser un marine y aparte otro de los del uniforme blanco le dieron algo de dinero por él sujeto que acababa de entregar a la Justicia.
Una vez afuera, logro ver como es que el sujeto que era alto, rozando el metro ochenta si es que sus estimaciones no fallaban, de una gran musculatura y del pelo negro seguía su camino, seguramente iría al pueblo cosa que no le importaba mucho a Ai, una pequeña brisa hizo que su pelo se desordenara un poco, se dio una media vuelta para ver la base esperando que el Sargento Mayor no se molestara porque ella había “desaparecido” de la base sin su permiso. Así que antes de que este lograra verla salir, se fue al pueblo esperando algo que hacer. Y así lograr matar el aburrimiento que invadía su cuerpo.
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Re: [Privado Ai Nanasaki - Krauser - Alex Drachen] El canto de una gaviota {Mar 14 Ene 2014 - 23:17}
Era un día precioso en aquel lugar dirigido por la marina. Los pájaros iban de un lado a otro y el lugar era relajante. Recientemente había acabado la misión en Cactus Island y ahora tocaba relajarse un poco. Aunque Krauser no conocía esta palabra ya que no estaba en su habitación. En la parte de atrás de la base había un pequeño patio con varios muñecos de madera y algunos árboles. Era un sitio donde los reclutas entrenaban tranquilamente. Hoy parecía que estaban de día libre pues no había nadie en aquel lugar. Solo una figura se podía ver allí, se trataba del sargento mayor. Estaba como de costumbre sin camiseta y tan solo con sus vendas y su pantalón largo acabado en sus sandalias finas. También llevaba sus guantes largos. No llevaba ni su camiseta ni su enorme espada. Estaba frente a un muñeco de madera dándole puñetazos suaves en el torso, su mirada estaba fría e impasible como si de un demonio de tratase. Pese a haber acabado agotado de la misión anterior en el Grand Line, este ya estaba entrenando. No solo eso, además había solicitado una misión nada más llegar y solo esperaba la confirmación.
Un hombre llegó aquel patio con una mirada seria y con una carpeta en sus manos. Llevaba el típico uniforme marine y una gorra blanca en la cabeza. Su pelo era moreno y tenía una barba de algunos días morena también. Sus ojos eran verdes oscuros y era de complexión baja pero atlética. Se acercó hasta el gran espada y le tendió la carpeta tranquilamente con una media sonrisa esperando a que este la cogiera.
- Aquí tiene señor.
Krauser cogió la carpeta despacio y sudando y respirando algo agitado la abrió para poder leerla tranquilamente. Una vez la había leído supo que su petición de un nuevo objetivo había sido escuchada y le habían proporcionado otra misión. Esta vez era en Arabasta y debía partir dentro de dos días llevando solo a seis hombres en un pequeño barco camuflado. Estaba claro a quien llamaría para la misión. Intentaría convencer a un viejo amigo Garland y también se llevaría a Ai. Tras leer la información de la misión observó al hombre con su mirada seria de siempre.
- Bien. Puede retirarse.
Dijo para después dirigirse hacia el cuarto de la chica y pegar a la puerta varias veces. No obtuvo señal y no pensaba que estuviese dormida por lo que abrió la puerta con toda confianza, al ver que no estaba suspiró y pensó que se habría ido a dar una vuelta por el pueblo. Ahora tendría que ir a buscarla para informarle si quería unirse a la misión ya que era un buen espadachín.
El gran espada se dirigió ahora a su cuarto y abrió para después agacharse y estirar su mano hasta debajo de la cama y sacar su enorme espada la cual se amarró a la espalda con un cinto marrón que cogió a continuación de una mesita.
- No soporto ser la niñera de esa chica.
Un hombre llegó aquel patio con una mirada seria y con una carpeta en sus manos. Llevaba el típico uniforme marine y una gorra blanca en la cabeza. Su pelo era moreno y tenía una barba de algunos días morena también. Sus ojos eran verdes oscuros y era de complexión baja pero atlética. Se acercó hasta el gran espada y le tendió la carpeta tranquilamente con una media sonrisa esperando a que este la cogiera.
- Aquí tiene señor.
Krauser cogió la carpeta despacio y sudando y respirando algo agitado la abrió para poder leerla tranquilamente. Una vez la había leído supo que su petición de un nuevo objetivo había sido escuchada y le habían proporcionado otra misión. Esta vez era en Arabasta y debía partir dentro de dos días llevando solo a seis hombres en un pequeño barco camuflado. Estaba claro a quien llamaría para la misión. Intentaría convencer a un viejo amigo Garland y también se llevaría a Ai. Tras leer la información de la misión observó al hombre con su mirada seria de siempre.
- Bien. Puede retirarse.
Dijo para después dirigirse hacia el cuarto de la chica y pegar a la puerta varias veces. No obtuvo señal y no pensaba que estuviese dormida por lo que abrió la puerta con toda confianza, al ver que no estaba suspiró y pensó que se habría ido a dar una vuelta por el pueblo. Ahora tendría que ir a buscarla para informarle si quería unirse a la misión ya que era un buen espadachín.
El gran espada se dirigió ahora a su cuarto y abrió para después agacharse y estirar su mano hasta debajo de la cama y sacar su enorme espada la cual se amarró a la espalda con un cinto marrón que cogió a continuación de una mesita.
- No soporto ser la niñera de esa chica.
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El camino descendía hacia el pueblo. No tenía nada mejor que hacer, por lo que recorrió el sendero de tierra en dirección a la villa siempre seguido por su lobo. A unos metros frente a él había una chica que no parecía tener más de quince años. Su cuerpo era menudo y su cabello moreno y corto. Y entre ambos había dos hombres de aspecto sospechoso que murmuraban y miraban a la chica de vez en cuando. La seguían a una distancia prudencial. Había algo que al cazador no le gustaba, así que decidió seguirlos. Llegado a un punto en el que no había nadie cercano, actuaron tal y como Alex había imaginado.
Uno de ellos se puso frente a la chica deteniendo su camino y el otro se dispuso a agarrarla por la espalda, pero Alex actuó rápido y lo agarró por el hombro para girarlo. Cuando lo tuvo cara a cara le propinó un cabezazo en la cara y un rodillazo en el estómago. Hizo un movimiento rápido y su codo chocó contra el tabique nasal del otro hombre iniciando una pequeña hemorragia al que ahora estaba en el suelo gritando de dolor. Antes de que pudiera hablar con la chica o despachar del todo a aquellos hombres, un grupo de marines corrió por la calle gritando alarmados. Estaba ocurriendo algo grave.
-¡Dad la alarma! ¡Los piratas están atacando la isla!¡Dad la alarma!- Gritaba uno de ellos.
¿Cómo era posible que unos piratas estuvieran atacando Shellstown? No era una ciudad sumamente importante ni había nada de mucho valor en el lugar. Todo lo contrario. Además, el cuartel de la Marina que había aquí era un peligro para cualquier pirata que se acercara. Algo los había atraído hasta aquí y Alex iba a enterarse de qué. Corrió detrás de los marines sin despedirse de la chica. No le gustaba que le dieran las gracias y mucho menos por encargarse de unos maleantes. Los marines iban en dirección a la plaza. Si los piratas habían atacado la isla… ¿no deberían estar en el puerto? Aquí pasaba algo extraño.
Lo único que se le ocurría al cazador era que los piratas ya estaban en la isla y decidían atacar ahora o que la Marina había sido muy descuidada y no habían vigilado los barcos que llegaban a la isla. Aunque hacía unos minutos que él había llegado y no recordaba que hubiese más barcos viniendo al lugar. Sí, lo más seguro es que ya estuvieran aquí. Aunque también podía ser un malentendido. Sus dudas se despejaron pronto. Al llegar a la plaza pudo ver un gran grupo de hombres luchando contra los marines y algunos más saliendo de las tabernas. Habían estado escondidos hasta ahora. ¿Pero por qué?
-Esto no me gusta nada. Algo los tiene que haber llevado a cometer semejante locura- Dijo.
Uno de ellos se puso frente a la chica deteniendo su camino y el otro se dispuso a agarrarla por la espalda, pero Alex actuó rápido y lo agarró por el hombro para girarlo. Cuando lo tuvo cara a cara le propinó un cabezazo en la cara y un rodillazo en el estómago. Hizo un movimiento rápido y su codo chocó contra el tabique nasal del otro hombre iniciando una pequeña hemorragia al que ahora estaba en el suelo gritando de dolor. Antes de que pudiera hablar con la chica o despachar del todo a aquellos hombres, un grupo de marines corrió por la calle gritando alarmados. Estaba ocurriendo algo grave.
-¡Dad la alarma! ¡Los piratas están atacando la isla!¡Dad la alarma!- Gritaba uno de ellos.
¿Cómo era posible que unos piratas estuvieran atacando Shellstown? No era una ciudad sumamente importante ni había nada de mucho valor en el lugar. Todo lo contrario. Además, el cuartel de la Marina que había aquí era un peligro para cualquier pirata que se acercara. Algo los había atraído hasta aquí y Alex iba a enterarse de qué. Corrió detrás de los marines sin despedirse de la chica. No le gustaba que le dieran las gracias y mucho menos por encargarse de unos maleantes. Los marines iban en dirección a la plaza. Si los piratas habían atacado la isla… ¿no deberían estar en el puerto? Aquí pasaba algo extraño.
Lo único que se le ocurría al cazador era que los piratas ya estaban en la isla y decidían atacar ahora o que la Marina había sido muy descuidada y no habían vigilado los barcos que llegaban a la isla. Aunque hacía unos minutos que él había llegado y no recordaba que hubiese más barcos viniendo al lugar. Sí, lo más seguro es que ya estuvieran aquí. Aunque también podía ser un malentendido. Sus dudas se despejaron pronto. Al llegar a la plaza pudo ver un gran grupo de hombres luchando contra los marines y algunos más saliendo de las tabernas. Habían estado escondidos hasta ahora. ¿Pero por qué?
-Esto no me gusta nada. Algo los tiene que haber llevado a cometer semejante locura- Dijo.
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Seguía a ese sujeto, cuando un extraño escalofrió recorrió su cuerpo. Algo le decía que el Sargento Mayor ya la estaba buscando y que sería cuestión de tiempo antes de que esta pequeña “libertad” de sus deberes se esfumara como el viento. Así que decidió apurar el paso caminando más rápido y procurando no perder de vista al peli negro que había entrado y salido sin problemas de la base marine. Hubo un hecho que le llamo la atención, al parecer dos sujetos estaban atacando a una niña de unos quince años. Ai estaba con las espadas en mano para atacarlos pero fue el cazarrecompensas quien los derroto rápidamente, sonrió y guardo sus espadas y luego siguió en su pequeña auto misión de saber quién era y que propósitos tenía en la isla.
Estaba a una distancia prudente, pero los ruidos de los marines la alertaron de sobre manera. Piratas. Nuevamente un escalofrió recorrió su cuerpo ante el miedo, pero al ver como es que el joven peli negro se iba en dirección en lo que parecía estarían los piratas así que decidió que lo mejor era seguirlo y ver que iba a hacer ante esta situación. Llego a la plaza justo cuando la batalla estallaba entre unos cuantos marines y unos piratas que salían de las tabernas. Todo indicaba que ellos ya estaban en la isla hace tiempo. Suspiro de forma pesada pero siguió viendo.
Ai: Espero que Krauser llegue luego. Con él aquí acabaríamos rápidamente con ellos. Por ahora creo que tendré que luchar hasta que llegue.-susurro por lo bajo para tratar de darse algo de ánimos al ver que su principal apoyo en batalla no estaba y al parecer tendría que esperar a que llegase, claro si es que lo hacía ya que dudaba que llegara a tiempo antes de que los marines pudieran acabar con ellos.
Así que se abrió paso entre las personas que estaban como simples espectadores, sus caras demostraban miedo, seguramente porque nunca se hubieran imaginado que unos piratas atacaran esta isla al estar protegida por una enorme base marine que se veía desde el océano. Pero en este mundo todo era posible, así que lo mejor era empezar a luchar ya que se veía a leguas que los piratas no iban a frenar su arremetida por mucho que intentara hablar con ellos, la única salida era pelear y eso es lo que estaba decidido a hacer. Logro ver como es que un marine estaba en el suelo, a punto de ser atacado con una espada en diagonal iba a cortarle el cuello, así que como estaba cerca empezó a correr y logro anteponer su espada blanca en la trayectoria de la espada salvando al marine, y haciendo algo más de fuerza logro hacer retroceder al pirata.
Ai: Bien, anda a la base y pide refuerzo. Si encuentras al Sargento Mayor Krauser dile lo que está pasando. ¡RÁPIDO!-grito mientras bloqueaba el ataque del mismo pirata de antes, era alto, pelo castaño y unos ojos café. Sus rasgos faciales lo hacían ver como un sujeto amable pero a la hora de atacar eso se iba a las nubes. Siguió bloqueando con cierta facilidad sus ataques y de un salto hizo la suficiente distancia como para tomar un segundo aire, y al parecer el pirata también aprovecho para descansar.
Estaba a una distancia prudente, pero los ruidos de los marines la alertaron de sobre manera. Piratas. Nuevamente un escalofrió recorrió su cuerpo ante el miedo, pero al ver como es que el joven peli negro se iba en dirección en lo que parecía estarían los piratas así que decidió que lo mejor era seguirlo y ver que iba a hacer ante esta situación. Llego a la plaza justo cuando la batalla estallaba entre unos cuantos marines y unos piratas que salían de las tabernas. Todo indicaba que ellos ya estaban en la isla hace tiempo. Suspiro de forma pesada pero siguió viendo.
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Así que se abrió paso entre las personas que estaban como simples espectadores, sus caras demostraban miedo, seguramente porque nunca se hubieran imaginado que unos piratas atacaran esta isla al estar protegida por una enorme base marine que se veía desde el océano. Pero en este mundo todo era posible, así que lo mejor era empezar a luchar ya que se veía a leguas que los piratas no iban a frenar su arremetida por mucho que intentara hablar con ellos, la única salida era pelear y eso es lo que estaba decidido a hacer. Logro ver como es que un marine estaba en el suelo, a punto de ser atacado con una espada en diagonal iba a cortarle el cuello, así que como estaba cerca empezó a correr y logro anteponer su espada blanca en la trayectoria de la espada salvando al marine, y haciendo algo más de fuerza logro hacer retroceder al pirata.
Ai: Bien, anda a la base y pide refuerzo. Si encuentras al Sargento Mayor Krauser dile lo que está pasando. ¡RÁPIDO!-grito mientras bloqueaba el ataque del mismo pirata de antes, era alto, pelo castaño y unos ojos café. Sus rasgos faciales lo hacían ver como un sujeto amable pero a la hora de atacar eso se iba a las nubes. Siguió bloqueando con cierta facilidad sus ataques y de un salto hizo la suficiente distancia como para tomar un segundo aire, y al parecer el pirata también aprovecho para descansar.
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Una vez había recogido su espada se dirigió a la salida del edificio cuando observó al hombre que se ocupaba de la gente que allí iba a entregar bandidos o piratas o simplemente a pedir indicaciones. Estaban haciéndole una ficha a un hombre que habían traído hace poco, se paró para observar aquel hombre y después miró al guardia con su gesto serio de siempre.
- ¿Quién es este?
- Lo ha traído un cazador
Con esas simples cinco palabras en su mente el gran espada se giró hacia la salida cuando un marine chocó contra él tirándolo al suelo. Este abrió los ojos levantándose rápidamente y dándole la mano al marine que le había tirado, el chico era un recluta y estaba muy asustado para hablar. A Krauser no le hicieron falta explicaciones, esa cara de miedo no era normal y en menos de tres segundos levantándolo y corriendo a la salida. La gente corría de un lado a otro despavorida sin pensárselo. Unos gritaba la palabra ``piratas``. Esto era imposible, no podrían haber elegido este sitio para atacar, pero lo habían hecho al parecer. Krauser frunció el ceño al escuchar todo esto y para ir más rápido saltó a un tejado y empezó a correr por estos a toda velocidad.
No tardó en llegar a una plaza donde sus ojos vieron a la recluta la cual estaba buscando y a un chico que no huía, seguramente el cazador que había entregado al otro hombre. Le alegró en parte de que la chica bajo su mando estuviera bien. Pero había un pirata frente a ella y parecía que estaban luchando, los fríos ojos del sargento se clavaron en ese hombre. De repente elevó la mano desde el tejado y se empezó a formar una especie de brillo de color blanco. En apenas unos segundos de su mano surgió un shurikens del tamaño de un plato y de tres puntas. Sin pensárselo lo lanzó contra el hombre que peleaba contra AI. De esta forma la cabeza de aquel tipo rodó por el suelo y el shurikens se clavó en una pared creciendo incluso un metro más de diámetro y destrozando esta. Se trataba de su nueva habilidad la cual usaba su poder de energía y canalizaba ese tipo de ataque.
Acto seguido saltó a mitad de la plaza observando a dos más de ellos frunciendo el ceño, ambos corrieron a por él. Este se estuvo quieto hasta que estuvieron cerca y solo tuvo que sacar su enorme espada para de un tajo partirle a uno el brazo, al otro lo decapitó de un corte en horizontal de derecha a izquierda. El hombre ahora manco se retorcía de dolor en el suelo, este se acercó y pisó su pecho para después atravesar su boca con su espada y eliminarlo. La sangre saltó manchando parte del rostro del marine, Tras eso dirigió una mirada a la chica y después al cazador.
- ¡Corred!
Mas de aquellos piratas se acercaban a la plaza, ahora había llegado el momento de jugar aquel juego que tanto le gustaba al Sargento mayor, colocó sus manos en el suelo tras guardar su espada y aquella plaza fue invadida por niebla que surgió de la nada cegando a las personas que allí había. Ahora dejarían pelear a sus sentidos y en ese caso el asesino tenía la ventaja. Sabía que la cabezota de su ``pupila`` no se iba a largar y aquel cazador tampoco. Solo esperaba que no se movieran mucho por la niebla o los atacaría sin querer. Comenzaba el juego del terror.
- ¿Quién es este?
- Lo ha traído un cazador
Con esas simples cinco palabras en su mente el gran espada se giró hacia la salida cuando un marine chocó contra él tirándolo al suelo. Este abrió los ojos levantándose rápidamente y dándole la mano al marine que le había tirado, el chico era un recluta y estaba muy asustado para hablar. A Krauser no le hicieron falta explicaciones, esa cara de miedo no era normal y en menos de tres segundos levantándolo y corriendo a la salida. La gente corría de un lado a otro despavorida sin pensárselo. Unos gritaba la palabra ``piratas``. Esto era imposible, no podrían haber elegido este sitio para atacar, pero lo habían hecho al parecer. Krauser frunció el ceño al escuchar todo esto y para ir más rápido saltó a un tejado y empezó a correr por estos a toda velocidad.
No tardó en llegar a una plaza donde sus ojos vieron a la recluta la cual estaba buscando y a un chico que no huía, seguramente el cazador que había entregado al otro hombre. Le alegró en parte de que la chica bajo su mando estuviera bien. Pero había un pirata frente a ella y parecía que estaban luchando, los fríos ojos del sargento se clavaron en ese hombre. De repente elevó la mano desde el tejado y se empezó a formar una especie de brillo de color blanco. En apenas unos segundos de su mano surgió un shurikens del tamaño de un plato y de tres puntas. Sin pensárselo lo lanzó contra el hombre que peleaba contra AI. De esta forma la cabeza de aquel tipo rodó por el suelo y el shurikens se clavó en una pared creciendo incluso un metro más de diámetro y destrozando esta. Se trataba de su nueva habilidad la cual usaba su poder de energía y canalizaba ese tipo de ataque.
Acto seguido saltó a mitad de la plaza observando a dos más de ellos frunciendo el ceño, ambos corrieron a por él. Este se estuvo quieto hasta que estuvieron cerca y solo tuvo que sacar su enorme espada para de un tajo partirle a uno el brazo, al otro lo decapitó de un corte en horizontal de derecha a izquierda. El hombre ahora manco se retorcía de dolor en el suelo, este se acercó y pisó su pecho para después atravesar su boca con su espada y eliminarlo. La sangre saltó manchando parte del rostro del marine, Tras eso dirigió una mirada a la chica y después al cazador.
- ¡Corred!
Mas de aquellos piratas se acercaban a la plaza, ahora había llegado el momento de jugar aquel juego que tanto le gustaba al Sargento mayor, colocó sus manos en el suelo tras guardar su espada y aquella plaza fue invadida por niebla que surgió de la nada cegando a las personas que allí había. Ahora dejarían pelear a sus sentidos y en ese caso el asesino tenía la ventaja. Sabía que la cabezota de su ``pupila`` no se iba a largar y aquel cazador tampoco. Solo esperaba que no se movieran mucho por la niebla o los atacaría sin querer. Comenzaba el juego del terror.
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fuerza
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Agilidad
Destreza
Precisión
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Agudeza
Instinto
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Un hombre cercano a Alex perdió la cabeza por algún tipo de proyectil y cayó al suelo. Tras él una pared se derrumbó y el campo de batalla empezó a cubrirse de niebla. ¿Qué estaba pasando aquí? Jamás había visto una niebla que se extendiera tan rápido y, por supuesto, no iba a luchar sin visión. No le apetecía especialmente que le pegaran un tiro sin saber ni siquiera de dónde venía. Además, aquí no podría encontrar a nadie. Se quedó donde estaba y vio a unos pocos hombres salir de la niebla por otra callejuela cargando con un baúl muy bien cerrado. Decidió seguirlos para saber qué llevaban.
Se introduje ne la callejuela escondiéndome en todo lugar que podía para que no me descubrieran. Finalmente se detuvieron y forzaron el cofre para abrirlo. Eran incapaces, así que propinaron un disparo tras otro a la cerradura hasta que se quedaron sin balas y cedió. Desde el lugar en el que estaba no podía ver lo que el cofre contenía, uno de los hombres estaba justo en el medio de su campo de visión. Aunque sí que podía escuchar lo que estaban diciendo. Discutían algo sobre haber robado el cofre indicado y que una patrulla de marines iba hacia el cuartel cuando iniciaron el ataque y se lo llevaron.
Finalmente dijeron las palabras que no esperaba oír y que explicaba lo que había en ese cofre. "Fruta del diablo". Por lo que estaban diciendo los marines habían detenido a sus compañeros y se habían llevado la fruta. Ahora habían venido a recuperarla y lo habían conseguido. Aunque quizás era un buen premio por detenerlos... en lo que respectaba a los marines esa fruta estaba perdida y Alex podría quitársela a los piratas y quedársela. Las frutas del diablo eran algo muy valioso. Se acercó un poco más para cerciorarse del asunto, pero no pudo esconderse bien y los piratas lo descubrieron.
-¡Matadlo! ¡Los marines no pueden saber que lo hemos conseguido!- Gritó uno de ellos.
Dos de los piratas se lanzaron a por él con armas cuerpo a cuerpo lo suficientemente cortas como para no tener demasiado alcance. Dejó que se acercaran y esquivó la primera estocada, agarró el brazo del arma y lo doblo hasta dejar al atacante cara a cara con el otro. El segundo tuvo que frenar para no matar a su compañero. Alex hizo un movimiento rápido y, de una patada, tiró al suelo al hombre que tenía agarrado y golpeó al siguiente con el puño derecho. Fue un golpe rápido y poco doloroso, peor solo era una distracción. Le otorgó el tiempo suficiente para atacar de nuevo.
Golpeó la cara de nuevo con el puño izquierdo y un codazo terminó la faena. Antes de que se levantara el que estaba en el suelo le pisó la cara y lo dejó inconsciente. Quedaban otros dos piratas y uno de ellos estaba cargando el arma de fuego con la que habían abierto el cofre. Detuvo el ataque del siguiente con varias fintas y le golpeó en la nuca con la mano. Después le dio un rodillazo en el estómago y un upper cut con el brazo derecho. Antes de que el otro consiguiera apuntar agarró el arma e hizo que se disparara hacia el cielo. Forcejearon un poco y consiguió arrebatarle la pistola y noquearlo de un par de golpes.
Se introduje ne la callejuela escondiéndome en todo lugar que podía para que no me descubrieran. Finalmente se detuvieron y forzaron el cofre para abrirlo. Eran incapaces, así que propinaron un disparo tras otro a la cerradura hasta que se quedaron sin balas y cedió. Desde el lugar en el que estaba no podía ver lo que el cofre contenía, uno de los hombres estaba justo en el medio de su campo de visión. Aunque sí que podía escuchar lo que estaban diciendo. Discutían algo sobre haber robado el cofre indicado y que una patrulla de marines iba hacia el cuartel cuando iniciaron el ataque y se lo llevaron.
Finalmente dijeron las palabras que no esperaba oír y que explicaba lo que había en ese cofre. "Fruta del diablo". Por lo que estaban diciendo los marines habían detenido a sus compañeros y se habían llevado la fruta. Ahora habían venido a recuperarla y lo habían conseguido. Aunque quizás era un buen premio por detenerlos... en lo que respectaba a los marines esa fruta estaba perdida y Alex podría quitársela a los piratas y quedársela. Las frutas del diablo eran algo muy valioso. Se acercó un poco más para cerciorarse del asunto, pero no pudo esconderse bien y los piratas lo descubrieron.
-¡Matadlo! ¡Los marines no pueden saber que lo hemos conseguido!- Gritó uno de ellos.
Dos de los piratas se lanzaron a por él con armas cuerpo a cuerpo lo suficientemente cortas como para no tener demasiado alcance. Dejó que se acercaran y esquivó la primera estocada, agarró el brazo del arma y lo doblo hasta dejar al atacante cara a cara con el otro. El segundo tuvo que frenar para no matar a su compañero. Alex hizo un movimiento rápido y, de una patada, tiró al suelo al hombre que tenía agarrado y golpeó al siguiente con el puño derecho. Fue un golpe rápido y poco doloroso, peor solo era una distracción. Le otorgó el tiempo suficiente para atacar de nuevo.
Golpeó la cara de nuevo con el puño izquierdo y un codazo terminó la faena. Antes de que se levantara el que estaba en el suelo le pisó la cara y lo dejó inconsciente. Quedaban otros dos piratas y uno de ellos estaba cargando el arma de fuego con la que habían abierto el cofre. Detuvo el ataque del siguiente con varias fintas y le golpeó en la nuca con la mano. Después le dio un rodillazo en el estómago y un upper cut con el brazo derecho. Antes de que el otro consiguiera apuntar agarró el arma e hizo que se disparara hacia el cielo. Forcejearon un poco y consiguió arrebatarle la pistola y noquearlo de un par de golpes.
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Re: [Privado Ai Nanasaki - Krauser - Alex Drachen] El canto de una gaviota {Jue 16 Ene 2014 - 17:13}
Ai estaba a punto de atacar al pirata que estaba justo enfrente, pero entonces la cabeza de este se separo de su cuerpo creando un gran chardo de sangre. Ai guardo sus espadas y miro al tejado, en ese lugar estaba el Sargento Mayor, le dedico una pequeña sonrisa para luego empezar a alejarse ya que sabía que él era capaz de hacerse cargo sin muchos problemas de los piratas y aparte que tenía esa habilidad de las frutas malditas. Logro ver como es que Krauser se encargaba de derrotar a dos piratas justo cuando llegó al suelo y entonces la niebla empezó a apoderarse del lugar.
De no haber visto lo que pasaba en esa pesadilla, se habría quedado, pero no quería salir herida así que se aparto lo suficiente para poder quedar justo afuera del rango de la niebla, vio a muchos ciudadanos que también ante lo extraño de la situación se empezaron a marchar. Dio una vuelta y diviso un árbol y se encamino rumbo a ese lugar, se saco sus espadas y las justo al lado derecho para acto seguido sentarse en el árbol, sabía que no iba a durar mucho la pelea del sargento mayor pero aun así quería estar tranquila por momentos ya que sabía que posiblemente se llevaría un reto por parte del espadachín por escaparse sin permiso de la base. Así que se sentó tranquilamente mientras observaba la niebla y esperaba que el Sargento saliera victorioso y en el lugar todos los cadáveres de los piratas tirados en el suelo.
Suspiro de forma pesada ya que ella también quería pelear un poco más y poder de ese modo hacerse más fuerte, pero el Sargento le estaba quitando esta oportunidad pero sabía que eran muchos y que no podía sola, aparte que estaba contenta de que Krauser llegara justo a tiempo, miro a los alrededores y notó que el cazarrecompensas ya se había ido, seguramente también por causa de la niebla, aunque lamentaba la mala suerte que los piratas corrían ya que de ahí nadie iba a salir vivo, no con ese sujeto y su gran habilidad para no ser escuchado ni ser visto en ese lugar, a decir verdad esa habilidad en verdad le venía útil a un tipo como Krauser, un asesino tan sigiloso como el silencio de la noche y en un lugar con una visión tan pobre como aquella niebla era imposible salir vivo de ahí, a menos claro que tuvieran unos grandes sentidos o una suerte tremenda. Pero el Sargento Mayor no era de esos que cometían algún tipo de error al quitar vidas, para él era tan sencillo como comer o dormir, era un simple juego donde solo había un ganador…Krauser, los demás estaban destinados a perder desde el momento en que la niebla nublo su vista.
De no haber visto lo que pasaba en esa pesadilla, se habría quedado, pero no quería salir herida así que se aparto lo suficiente para poder quedar justo afuera del rango de la niebla, vio a muchos ciudadanos que también ante lo extraño de la situación se empezaron a marchar. Dio una vuelta y diviso un árbol y se encamino rumbo a ese lugar, se saco sus espadas y las justo al lado derecho para acto seguido sentarse en el árbol, sabía que no iba a durar mucho la pelea del sargento mayor pero aun así quería estar tranquila por momentos ya que sabía que posiblemente se llevaría un reto por parte del espadachín por escaparse sin permiso de la base. Así que se sentó tranquilamente mientras observaba la niebla y esperaba que el Sargento saliera victorioso y en el lugar todos los cadáveres de los piratas tirados en el suelo.
Suspiro de forma pesada ya que ella también quería pelear un poco más y poder de ese modo hacerse más fuerte, pero el Sargento le estaba quitando esta oportunidad pero sabía que eran muchos y que no podía sola, aparte que estaba contenta de que Krauser llegara justo a tiempo, miro a los alrededores y notó que el cazarrecompensas ya se había ido, seguramente también por causa de la niebla, aunque lamentaba la mala suerte que los piratas corrían ya que de ahí nadie iba a salir vivo, no con ese sujeto y su gran habilidad para no ser escuchado ni ser visto en ese lugar, a decir verdad esa habilidad en verdad le venía útil a un tipo como Krauser, un asesino tan sigiloso como el silencio de la noche y en un lugar con una visión tan pobre como aquella niebla era imposible salir vivo de ahí, a menos claro que tuvieran unos grandes sentidos o una suerte tremenda. Pero el Sargento Mayor no era de esos que cometían algún tipo de error al quitar vidas, para él era tan sencillo como comer o dormir, era un simple juego donde solo había un ganador…Krauser, los demás estaban destinados a perder desde el momento en que la niebla nublo su vista.
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Re: [Privado Ai Nanasaki - Krauser - Alex Drachen] El canto de una gaviota {Sáb 18 Ene 2014 - 13:37}
La densa niebla seguía ocupando aquella plaza. El silencio se abastecía en ella y solo los pasos de algunos piratas intentando salir de ella se escuchaban en todo el silencio. Krauser permanecía callado con sus ojos cerrados. Un pequeño ruido le alertó a dos metros a su derecha y de un solo tajo con su espada y dos pasos adelante partió en dos al culpable. Un pirata cayó muerto al suelo. Aquella niebla era el infierno y nadie podía pelear con el sargento mayor allí. Los sentidos eran vitales y los de Krauser estaban muy desarrollados. Podía percibir el más mínimo movimiento de sus rivales y ejecutarlos sin ningún problema. En pocos segundos escuchó a alguien correr hacia su posición gritando y maldiciendo sin parar. Sus maldiciones iban hacia el demonio. Aquel hombre creía que la niebla era el mismo diablo y en parte podía llevar razón. Una vez estaba más cerca, Krauser estiró el brazo agarrándolo del cuello y estampándolo contra el suelo para después decapitarlo con su espada sin ningún tipo de piedad. Sabía que su posición seria delatada por lo que se movió entre la niebla despacio camuflándose de nuevo. No creía que quedasen muchos inútiles por allí, y en efecto solo quedaba uno. Despistado y caminando en círculos nervioso y tragando saliva. Hablaba en voz baja, había que ser estúpidos, todos hacían algún tipo de ruido que beneficiaba al gran espada.
- Fin del juego
Fueron las palabras que aquel pobre diablo escuchó antes de que se vista se nublara y perdiera la vida, había sido decapitado también. El arma del marine estaba llena de sangre, cosa que a este le dio absolutamente igual. Guardó su arma amarrándola en su espalda de nuevo y despacio volvió a anular la niebla. La plaza ya era visible y en ella solo había cadáveres masacrados y destrozados por el arma del marine. Krauser miró a todos lados hasta ver sobre un árbol a la chica bajo sus órdenes y suspiró al ver que estaba bien. En parte le alivio ver que se había quedado fuera de la niebla y que estaba bien y por otro lado se iba a llevar una buena colleja por escaparse. Este se preguntó dónde estaría el cazador que había antes cuando llegó y pensó que habría seguido a algunos piratas para quedarse con más dinero.
- Ai, vamos sígueme no te quedes ahí mirando.
Dijo para después salir corriendo de aquella masacre que había organizado, en pocos segundos llegó una callejuela y para su sorpresa estaba todo lleno de tíos noqueados. Un cofre y el cazador allí tranquilamente. Lo que hubiera en el cofre no le interesaba al Sargento Mayor. Pero si le interesaba saber quién era aquel cazador y si sabía algo de aquel ataque pirata. Levantó un poco la voz dando un paso a delante clavando sus castaños ojos en aquel hico y hablándole tranquilamente.
- Hola, soy el sargento mayor Krauser. ¿Estás bien? ¿Cuál es tu nombre? ¿Sabes algo de esos piratas?
- Fin del juego
Fueron las palabras que aquel pobre diablo escuchó antes de que se vista se nublara y perdiera la vida, había sido decapitado también. El arma del marine estaba llena de sangre, cosa que a este le dio absolutamente igual. Guardó su arma amarrándola en su espalda de nuevo y despacio volvió a anular la niebla. La plaza ya era visible y en ella solo había cadáveres masacrados y destrozados por el arma del marine. Krauser miró a todos lados hasta ver sobre un árbol a la chica bajo sus órdenes y suspiró al ver que estaba bien. En parte le alivio ver que se había quedado fuera de la niebla y que estaba bien y por otro lado se iba a llevar una buena colleja por escaparse. Este se preguntó dónde estaría el cazador que había antes cuando llegó y pensó que habría seguido a algunos piratas para quedarse con más dinero.
- Ai, vamos sígueme no te quedes ahí mirando.
Dijo para después salir corriendo de aquella masacre que había organizado, en pocos segundos llegó una callejuela y para su sorpresa estaba todo lleno de tíos noqueados. Un cofre y el cazador allí tranquilamente. Lo que hubiera en el cofre no le interesaba al Sargento Mayor. Pero si le interesaba saber quién era aquel cazador y si sabía algo de aquel ataque pirata. Levantó un poco la voz dando un paso a delante clavando sus castaños ojos en aquel hico y hablándole tranquilamente.
- Hola, soy el sargento mayor Krauser. ¿Estás bien? ¿Cuál es tu nombre? ¿Sabes algo de esos piratas?
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Re: [Privado Ai Nanasaki - Krauser - Alex Drachen] El canto de una gaviota {Sáb 18 Ene 2014 - 16:57}
Una vez estuvieron todos noqueados Alex se acercó al cofre y alargó el brazo para agarrar un saquito. Comprobó que en su interior había una fruta y sonrió. Estas cosas se vendían a un precio altísimo y, por si fuera poco, encerraban un poder tremendo. Si no conseguía un buen dineral por ella siempre podría consumirla él mismo. Todo eran buenas posibilidades. Aunque lo que conocía de esas frutas no le acababa de convencer. No sabía que tipo de poder otorgaba esta y perdería la capacidad de nadar. Nunca la había necesitado, pero cuando no tienes algo es cuando más lo necesitas.
Guardó el saquito en su bolsa de viaje y pensó dónde venderlo. No se le ocurría ningún lugar, pero Loguetown podría ser un buen punto de partida. Ese sería su próximo destino. Antes de poder irse del lugar escuchó un ruido y se giró. Pensando que los piratas se habían despertado se preparó para la lucha, pero no eran piratas. Había un hombre con un arma de gran tamaño y pelo de punta frente a él. Se presentó como un marine e hizo varias preguntas. En el fondo se alegraba de no tener que luchar de nuevo, pero esto podría ser problemático. Pero lo primero era responder a aquellas cosas que le habían preguntado.
-Encantado, yo soy Alex Drachen y estoy bien. No se preocupes. Sé poco de estos piratas. Están durmiendo y no hay recompensa por su cabeza así que han sido una pérdida de tiempo...- Le explicó.
Ya había respondido a eso, pero tenía otro problema. Se veía rodeado de piratas inconscientes y tras de él había un cofre abierto. Si no se libraba pronto del marine tendría algún problema ya que la fruta, en cierta forma, pertenecía a unos criminales o al Gobierno Mundial. Aunque cabía la posibilidad de que el tal Krauser no supiera nada. Si ignoraba el contenido del cofre no habría ningún inconveniente y, si lo sabía, no le había dicho nada. Pero era mejor asegurarse y evitar cualquier confrontación con la Marina. Después de todo su trabajo dependía de ellos y no me gustaría perderlo por nada.
-Por si te interesa los piratas han atacado la isla por el contenido del cofre. Pero, como puedes ver, ya no está ahí. Si me disculpa voy a ver a un amigo y tengo algo de prisa. Que vaya bien- Le dijo.
Tenía que librarse pronto de aquel hombre e irse a cualquier lugar. Lo primero era buscar un barco que le llevara a Loguetown, aunque con el ataque los marines retendrían a los capitanes en el puerto durante horas. Tenía que distraerse de alguna forma. Le hizo una señal a Farkas para que me siguiera y me giré después de hacer un gesto de despedida. Comencé a andar calle arriba para alejarme del marine. El lobo seguía al cazador de piratas siempre a su lado y mirando de vez en cuando hacia atrás para comprobar si los seguían. Podría ir al puerto, pero era una pérdida de tiempo así que buscaría algún bosque para esperar.
Guardó el saquito en su bolsa de viaje y pensó dónde venderlo. No se le ocurría ningún lugar, pero Loguetown podría ser un buen punto de partida. Ese sería su próximo destino. Antes de poder irse del lugar escuchó un ruido y se giró. Pensando que los piratas se habían despertado se preparó para la lucha, pero no eran piratas. Había un hombre con un arma de gran tamaño y pelo de punta frente a él. Se presentó como un marine e hizo varias preguntas. En el fondo se alegraba de no tener que luchar de nuevo, pero esto podría ser problemático. Pero lo primero era responder a aquellas cosas que le habían preguntado.
-Encantado, yo soy Alex Drachen y estoy bien. No se preocupes. Sé poco de estos piratas. Están durmiendo y no hay recompensa por su cabeza así que han sido una pérdida de tiempo...- Le explicó.
Ya había respondido a eso, pero tenía otro problema. Se veía rodeado de piratas inconscientes y tras de él había un cofre abierto. Si no se libraba pronto del marine tendría algún problema ya que la fruta, en cierta forma, pertenecía a unos criminales o al Gobierno Mundial. Aunque cabía la posibilidad de que el tal Krauser no supiera nada. Si ignoraba el contenido del cofre no habría ningún inconveniente y, si lo sabía, no le había dicho nada. Pero era mejor asegurarse y evitar cualquier confrontación con la Marina. Después de todo su trabajo dependía de ellos y no me gustaría perderlo por nada.
-Por si te interesa los piratas han atacado la isla por el contenido del cofre. Pero, como puedes ver, ya no está ahí. Si me disculpa voy a ver a un amigo y tengo algo de prisa. Que vaya bien- Le dijo.
Tenía que librarse pronto de aquel hombre e irse a cualquier lugar. Lo primero era buscar un barco que le llevara a Loguetown, aunque con el ataque los marines retendrían a los capitanes en el puerto durante horas. Tenía que distraerse de alguna forma. Le hizo una señal a Farkas para que me siguiera y me giré después de hacer un gesto de despedida. Comencé a andar calle arriba para alejarme del marine. El lobo seguía al cazador de piratas siempre a su lado y mirando de vez en cuando hacia atrás para comprobar si los seguían. Podría ir al puerto, pero era una pérdida de tiempo así que buscaría algún bosque para esperar.
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Re: [Privado Ai Nanasaki - Krauser - Alex Drachen] El canto de una gaviota {Sáb 18 Ene 2014 - 21:13}
Ai se quedó mirando todo el tiempo la niebla, sabía que el Sargento Mayor no iba a tardar mucho. Pensó en escapar pero eso solo haría que el enfado de su superior fuera mayor, así que era mejor quedarse en ese lugar, con eso en mente se quedó viendo cómo es que la niebla poco a poco se iba disipando, así que sabía que Krauser iba a salir pronto. Y así fue, la imponente figura del espadachín se dejó ver y justo detrás de él, un mar de sangre, suspiro de forma pesada y luego se levantó lentamente al escuchar las palabras de este. Al parecer él también estaba interesado en el cazarrecompensas, así que siguiendo la silueta del superior llegaron a un callejón. Y para su sorpresa el peli negro estaba en ese lugar, se quedó detrás de Krauser y con sus manos agarro las ropas de este, aun cuando estuviera viéndolo su figura no le daba la confianza necesaria.
Pero tan pronto se fue, ella se alejó del Sargento Mayor y luego retrocedió un poco. Al parecer los piratas estaban inconscientes y según lo que parecía, ellos estaban atacando la isla por una akuma no mi, no lograba de entenderlo pero no le dio demasiada importancia ya que ella estaba aquí para descansar y no quería problemas. Quizás por esa razón se alivió tanto cuando su superior se terminó encargando de todos los piratas por ella, así que se quedó tranquila pero aun así sabía que recibiría un reto por parte de este.
Ai: Lo siento.-dijo en su tan característico tono de voz, ese hilo de voz tan tranquilo y callado, fue lo único que salió de su boca ya que aun cuando pidiera disculpas sabía que las siguientes palabras de su superior iban a ser muy serias. Después de todo ella se había “escapado” de la base marine sin permiso, aunque no le veía nada de malo pero quizás para su superior si, así que se quedó callada, aun en las espaldas del espadachín y ver si tenía algo importante que decirle aparte de su reto. Después de todo dudaba que ello fuera la causa de buscarla ya que ella sabía cuidarse sola y de momento no ha necesitado mucho de la ayuda de su superior. Así que guardo silencio, una pequeña brisa paso entre el callejón. Fue el único ruido que se escuchaba de momento así que sin decir nada más espero que la voz de su superior sonara.
Pero tan pronto se fue, ella se alejó del Sargento Mayor y luego retrocedió un poco. Al parecer los piratas estaban inconscientes y según lo que parecía, ellos estaban atacando la isla por una akuma no mi, no lograba de entenderlo pero no le dio demasiada importancia ya que ella estaba aquí para descansar y no quería problemas. Quizás por esa razón se alivió tanto cuando su superior se terminó encargando de todos los piratas por ella, así que se quedó tranquila pero aun así sabía que recibiría un reto por parte de este.
Ai: Lo siento.-dijo en su tan característico tono de voz, ese hilo de voz tan tranquilo y callado, fue lo único que salió de su boca ya que aun cuando pidiera disculpas sabía que las siguientes palabras de su superior iban a ser muy serias. Después de todo ella se había “escapado” de la base marine sin permiso, aunque no le veía nada de malo pero quizás para su superior si, así que se quedó callada, aun en las espaldas del espadachín y ver si tenía algo importante que decirle aparte de su reto. Después de todo dudaba que ello fuera la causa de buscarla ya que ella sabía cuidarse sola y de momento no ha necesitado mucho de la ayuda de su superior. Así que guardo silencio, una pequeña brisa paso entre el callejón. Fue el único ruido que se escuchaba de momento así que sin decir nada más espero que la voz de su superior sonara.
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Re: [Privado Ai Nanasaki - Krauser - Alex Drachen] El canto de una gaviota {Mar 21 Ene 2014 - 12:41}
Una vez el chico se había identificado explicó que eran piratas sin recompensa alguna y que no sabía nada sobre el cofre. Tras aquello dijo que tenía que ver a un amigo y se fue rápidamente, la chica estaba tras Krauser y después salió pidiendo disculpas en su tono serio. El marine esperó a que aquel chico se hubiera ido para acercarse al cofre y agacharse muy lentamente observando el vacio del interior. Sus ojos lo miraban como si hubiese algo aunque no hubiese nada, parecía estar analizando con la mirada el cofre. Era algo escalofriante pues no había nada dentro y aún así la fría mirada del Gran Espada seguía fija en aquel recipiente que ahora tenía un valor ridículo. Su voz salió seria como siempre hacia y giró un momento su mirada para observar a la chica que se había escapado, parecía que le iba a echar la regañina del siglo pero simplemente dijo lo siguiente.
- Ve al bar, investiga sobre los piratas e intenta enterarte de que había en este cofre, es tu tarea por ahora.
Algo había llamado la atención del marine, si se hubieran tratado de monedas de oro no les habría dado tiempo a recogerlas todas en tan poco tiempo, debía de ser un tesoro mayor o algún arma rara. No le interesaba pero lo que si quería era saberlo simplemente para ver que hacían aquellos piratas con ella, no sabía por dónde se habrían ido ya que el chico dijo que cuando llegó no había nada. Se giró para salir del callejón y fue cuando observó a seis reclutas que llegaron corriendo y respirando agitados tras haber corrido tanto, uno de ello hizo un saludo militar y comenzó a articular palabras dirigiéndose al superior.
- Señor hemos visto los cadáveres de la plaza, sentimos llegar tarde, hay algunos piratas dispersados corriendo por las calles y varios huyendo hacia el puerto. ¿Qué podemos hacer? Hemos sabido que llegaron hace tiempo en un barco camuflado de la marina que robaron. Ahora está en el puerto, el más pegado a la parte derecha.
Krauser frunció el ceño al oír que varios de aquellos idiotas planeaban huir de la isla, era algo que no iba a permitir bajo ningún concepto, serian asesinados o encarcelados. La chica investigaría el bar y a lo mejor con suerte se enteraba de que había en el cofre, los reclutas los pensaba usar para ir a por los piratas dispersos. Krauser iría a por ese barco y los esperaría allí para cargarse a todo el idiota que quisiera huir de la isla.
- Vamos no os disculpéis y poneos al asunto, ocupaos de los estúpidos dispersos por la isla, yo iré al puerto y me ocupare de los que acudan al barco. Ai se ocupara de investigar ciertas cosas que solo deben saber los de mi rango lo siento.
Tras sus palabras rápidamente sin pleno aviso salió corriendo por las calles dirigiéndose al puerto cuanto antes para no dejar escapar a ninguno.
- Ve al bar, investiga sobre los piratas e intenta enterarte de que había en este cofre, es tu tarea por ahora.
Algo había llamado la atención del marine, si se hubieran tratado de monedas de oro no les habría dado tiempo a recogerlas todas en tan poco tiempo, debía de ser un tesoro mayor o algún arma rara. No le interesaba pero lo que si quería era saberlo simplemente para ver que hacían aquellos piratas con ella, no sabía por dónde se habrían ido ya que el chico dijo que cuando llegó no había nada. Se giró para salir del callejón y fue cuando observó a seis reclutas que llegaron corriendo y respirando agitados tras haber corrido tanto, uno de ello hizo un saludo militar y comenzó a articular palabras dirigiéndose al superior.
- Señor hemos visto los cadáveres de la plaza, sentimos llegar tarde, hay algunos piratas dispersados corriendo por las calles y varios huyendo hacia el puerto. ¿Qué podemos hacer? Hemos sabido que llegaron hace tiempo en un barco camuflado de la marina que robaron. Ahora está en el puerto, el más pegado a la parte derecha.
Krauser frunció el ceño al oír que varios de aquellos idiotas planeaban huir de la isla, era algo que no iba a permitir bajo ningún concepto, serian asesinados o encarcelados. La chica investigaría el bar y a lo mejor con suerte se enteraba de que había en el cofre, los reclutas los pensaba usar para ir a por los piratas dispersos. Krauser iría a por ese barco y los esperaría allí para cargarse a todo el idiota que quisiera huir de la isla.
- Vamos no os disculpéis y poneos al asunto, ocupaos de los estúpidos dispersos por la isla, yo iré al puerto y me ocupare de los que acudan al barco. Ai se ocupara de investigar ciertas cosas que solo deben saber los de mi rango lo siento.
Tras sus palabras rápidamente sin pleno aviso salió corriendo por las calles dirigiéndose al puerto cuanto antes para no dejar escapar a ninguno.
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Re: [Privado Ai Nanasaki - Krauser - Alex Drachen] El canto de una gaviota {Mar 21 Ene 2014 - 15:03}
-No hay ni un lugar decente- Dijo para sí mismo.
Siempre con Farkas a su lado, Alex anduvo varios minutos hasta alejarse todo lo posible de la ciudad. Era complicado, porque la urbanización se extendía por toda la isla e imposibilitaba el estar a solas con la naturaleza. Aunque finalmente encontró un lugar plácido y tranquilo Un bosque con vistas al mar. Se sentó a la sombra de un inmenso árbol mirando al horizonte. El lobo se tumbó a su lado y apoyó la cabeza en sus piernas. Alex lo acarició con carió mientras cerraba los ojos y se deleitaba con el olor de las plantas y de la sal. Toda esa belleza casi lo hace olvidarse de la fruta. Aunque eso no era muy probable.
Sacó el contenido de su bolsa y contempló la fruta. Tenía una textura y forma similar a la de una fruta corriente, aunque el color y el olor que desprendía se alejaban de la descripción típica. ¿Cómo algo tan sencillo podía encerrar unos poderes tan increíbles? Había frutas que modificaban completamente tu cuerpo y te convertían en un elemento. ¿Cómo sería eso? Pensó varias veces en consumirla, aunque no le pareció correcto. No sabía nada sobre ella y era mucho mejor venderla. Estas cosas eran inmensamente valiosas y todo el mundo las codiciaba. Podría utilizarla para vivir toda la vida rodeado de lujo.
Aunque también podría usarla para volverse más fuerte y buscarse el lujo él mismo. Había un mundo de posibilidades ante él, pero no era momento de escoger. Tenía que pensárselo bien, sopesar todos los pros y los contras y no actuar precipitadamente. Podía verse influenciado por la emoción del momento y arrepentirse después. La volvió a guardar en la bolsa, de nada servía tenerla a la vista. Farkas olió la tela y, con repugnancia, giró la cara y la volvió a poner donde la tenía antes. Era cierto que la fruta poseía un hedor nauseabundo a corta distancia y el lobo lo podía oler mucho mejor de lo que lo olía el cazador de piratas.
Antes de cerrar la bolsa sacó una cajita. Al abrirla agarró el contenido, tiras de carne seca, y lo compartió con el can. Ambos lo comieron muy gustosamente, era una cecina de buena calidad que había comprado en la anterior isla. Aunque no tenía nada de beber. Seguramente las fuentes estarían en la ciudad y no escuchaba agua natural cerca de donde estaban. No tenía ganas de volver por ahora, estaba muy bien en el bosque. Y el lobo parecía igual de cómodo que él. La sed podría esperar. Se recostó un poco más y siguió disfrutando del agradable viento que los acariciaba. Era un lugar y momento perfecto para una siestecita.
Siempre con Farkas a su lado, Alex anduvo varios minutos hasta alejarse todo lo posible de la ciudad. Era complicado, porque la urbanización se extendía por toda la isla e imposibilitaba el estar a solas con la naturaleza. Aunque finalmente encontró un lugar plácido y tranquilo Un bosque con vistas al mar. Se sentó a la sombra de un inmenso árbol mirando al horizonte. El lobo se tumbó a su lado y apoyó la cabeza en sus piernas. Alex lo acarició con carió mientras cerraba los ojos y se deleitaba con el olor de las plantas y de la sal. Toda esa belleza casi lo hace olvidarse de la fruta. Aunque eso no era muy probable.
Sacó el contenido de su bolsa y contempló la fruta. Tenía una textura y forma similar a la de una fruta corriente, aunque el color y el olor que desprendía se alejaban de la descripción típica. ¿Cómo algo tan sencillo podía encerrar unos poderes tan increíbles? Había frutas que modificaban completamente tu cuerpo y te convertían en un elemento. ¿Cómo sería eso? Pensó varias veces en consumirla, aunque no le pareció correcto. No sabía nada sobre ella y era mucho mejor venderla. Estas cosas eran inmensamente valiosas y todo el mundo las codiciaba. Podría utilizarla para vivir toda la vida rodeado de lujo.
Aunque también podría usarla para volverse más fuerte y buscarse el lujo él mismo. Había un mundo de posibilidades ante él, pero no era momento de escoger. Tenía que pensárselo bien, sopesar todos los pros y los contras y no actuar precipitadamente. Podía verse influenciado por la emoción del momento y arrepentirse después. La volvió a guardar en la bolsa, de nada servía tenerla a la vista. Farkas olió la tela y, con repugnancia, giró la cara y la volvió a poner donde la tenía antes. Era cierto que la fruta poseía un hedor nauseabundo a corta distancia y el lobo lo podía oler mucho mejor de lo que lo olía el cazador de piratas.
Antes de cerrar la bolsa sacó una cajita. Al abrirla agarró el contenido, tiras de carne seca, y lo compartió con el can. Ambos lo comieron muy gustosamente, era una cecina de buena calidad que había comprado en la anterior isla. Aunque no tenía nada de beber. Seguramente las fuentes estarían en la ciudad y no escuchaba agua natural cerca de donde estaban. No tenía ganas de volver por ahora, estaba muy bien en el bosque. Y el lobo parecía igual de cómodo que él. La sed podría esperar. Se recostó un poco más y siguió disfrutando del agradable viento que los acariciaba. Era un lugar y momento perfecto para una siestecita.
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Re: [Privado Ai Nanasaki - Krauser - Alex Drachen] El canto de una gaviota {Mar 21 Ene 2014 - 22:39}
Ai se quedo impresionada ante las palabras de su superior, ya que al parecer sus suposiciones habían sido equivocadas. Suspiro de alivio y asintió con la cabeza aunque tenía sus dudas para saber el por qué su superior quería saber que contenía ese cofre que estaba mirando con tanta frialdad que daba miedo. Así que dio la media vuelta sin decirle nada a Krauser para luego empezar a caminar por el mismo camino rumbo a algún bar donde pudiera sacar algo de información sobre el ataque pirata y también sobre la cosa que tenía el cofre. Aunque antes de marcharse logro escuchar como es que al Sargento Mayor le daban un informe, muchos piratas estaban huyendo. Aunque ya le daba igual lo que hicieran ahora debía de empezar su propia investigación y aparte estaba segura que su superior se haría cargo sin problemas de ellos. Así que con eso en mente, se fue al centro del pueblo para buscar algún sitio de mala muerte donde ella pueda buscar información.
No se demoro mucho en llegar al pueblo, pero sabía que en el centro no encontraría el sitio de mala muerte que buscaba. Según lo que sabía, que era muy poco, en aquellos sitios se solían reunir los piratas y con ello, borrachos, y muchas veces habladores se les soltaba información que los taberneros a veces recordaban otra veces no, pero en un golpe de suerte esperaba que si los recordara. Puesto que era de vital importancia, empezó a deambular por el centro sin encontrar nada extraño. Así que se fue alejando del centro, metiéndose en callejones extraños y oscuros donde los cubos de basura y las ratas eran muy usuales y eso ocasionaba que a la chiquilla la pusieran de mal humor puesto que odiaba esos lugares y a esos animales. Pero siguió caminando y observando, hasta que justo al final de uno de los últimos callejones que estaba viendo, logre ver la taberna en donde solo al mirar el estado de la puerta. Deteriorada y con muchos arañones antiguos y sin reparar era obvio que era el sitio que buscaba.
Se armo de valor para que sus suaves manos, tocaran la perilla de la puerta, la hizo girar y las bisagras al igual que la puerta estaban muy desgatadas hicieron un gran sonido, delatando que estaba entrando, dio un paso y logro ver los interiores. Las paredes sucias, las mesas muy viejas y con polvo, salvo una que otra de esas, las sillas estaban de igual manera. Logro ver que habían dos personas muy borrachas tiradas en la última mesa al rincón izquierdo, el olor a alcohol era tanto que hizo que la cara de la marine hiciera una mueca de asco, pero guardo la compostura y se sentó en la barra, que estaba con arañazos, marcas de algo enterrado y con el mismo olor de la taberna pero multiplicado por diez. Se quedo en silencio mientras esperaba al tabernero que la atendieran.
No se demoro mucho en llegar al pueblo, pero sabía que en el centro no encontraría el sitio de mala muerte que buscaba. Según lo que sabía, que era muy poco, en aquellos sitios se solían reunir los piratas y con ello, borrachos, y muchas veces habladores se les soltaba información que los taberneros a veces recordaban otra veces no, pero en un golpe de suerte esperaba que si los recordara. Puesto que era de vital importancia, empezó a deambular por el centro sin encontrar nada extraño. Así que se fue alejando del centro, metiéndose en callejones extraños y oscuros donde los cubos de basura y las ratas eran muy usuales y eso ocasionaba que a la chiquilla la pusieran de mal humor puesto que odiaba esos lugares y a esos animales. Pero siguió caminando y observando, hasta que justo al final de uno de los últimos callejones que estaba viendo, logre ver la taberna en donde solo al mirar el estado de la puerta. Deteriorada y con muchos arañones antiguos y sin reparar era obvio que era el sitio que buscaba.
Se armo de valor para que sus suaves manos, tocaran la perilla de la puerta, la hizo girar y las bisagras al igual que la puerta estaban muy desgatadas hicieron un gran sonido, delatando que estaba entrando, dio un paso y logro ver los interiores. Las paredes sucias, las mesas muy viejas y con polvo, salvo una que otra de esas, las sillas estaban de igual manera. Logro ver que habían dos personas muy borrachas tiradas en la última mesa al rincón izquierdo, el olor a alcohol era tanto que hizo que la cara de la marine hiciera una mueca de asco, pero guardo la compostura y se sentó en la barra, que estaba con arañazos, marcas de algo enterrado y con el mismo olor de la taberna pero multiplicado por diez. Se quedo en silencio mientras esperaba al tabernero que la atendieran.
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Krauser no tardó en llagar al barco en el que habían llegado aquellos idiotas. No había nadie en cubierta y todo estaba solitario, en la plaza seguramente se había cargado a la mayoría y sus hombres peleaban contra los que quedaban. Rápidamente observó cómo los últimos tres piratas corrían hacia el barco, una vez entraron se encontraron con él. Dos de ellos retrocedieron pero uno intentó hacerse el chulo y corrió hacia él con las manos desnudas, el marine solo tuvo que estirar el brazo izquierdo envolviendo la mano en energía cortante y de un corte cortándole la nuez y haciendo que cayera al suelo desangrándose y gorgoteando. El siguiente sacó una katana y corrió a por Krauser. De un rápido movimiento de la enorme espada, el cuerpo del pirata fue partido en dos por la cintura y ambas partes cayeron al suelo destrozadas. Los ojos del marine eran fríos y serios y estaban clavados en los ojos del que quedaba. Caminó despacio hasta donde estaba hablando por el camino en su tono serio de siempre mientras el pirata retrocedía.
- Habéis atacado el sitio equivocado en el momento equivocado, lástima que alguien tenga que morir por un cofre vacio. Cuando las ratas aparecéis me llaman a mí, soy vuestro exterminador por así decirlo. Y tu amigo eres historia.
- No por favor, no era un cofre vacio, era una fruta del diablo muy valiosa. Nunca atacaríamos por una tontería, por favor déjeme vivir, no volveré a hacer nada de nada. Vamos, yo solo soy un mandado.
Krauser pasó por su lado con la mano aún envuelta en energía cortante y cortó su cuello de un tajo mientras salía del barco caminando. Así que una fruta del diablo, no le interesaba para nada, él ya tenía la suya propia y no cambiaría por ninguna del mundo. Ya era parte de su fruta y su fruta era parte de él. El problema de los piratas ya estaba resuelto y habían sido eliminados, observó como un pirata corría de sus reclutas, pero al pasar por al lado del Gran Espada su cuello fue cortado al momento de un tajo de la espada y la cabeza cayó al suelo. Los reclutas impresionados se quedaron frente a él.
- Señor ese era el ultimo
- Bien, decidle a Ai que me busque, ya hemos acabado. Tras eso volved a la base e informad de lo sucedido.
Ellos asintieron y se fueron, este empezó a caminar dirigiéndose a un pequeño bosque a descansar un poco. Sus ojos observaron al chico junto a su perro, se acercó muy sigiloso por detrás y una vez al lado clavó la enorme espada cerca del rostro del chico. Había quedado en el suelo a unos veinte centímetros de este. Así esperaba poder despertarle, su mirada lo observaba tranquilamente para tras aquello sentarse cruzándose de brazos.
- Al parecer lo que había dentro era una fruta del diablo, bien hecho por haber noqueado a aquellos idiotas en el callejón. No sé quien tiene la fruta pero no me interesa, quien la encuentra se la queda como hice yo con la mía.
- Habéis atacado el sitio equivocado en el momento equivocado, lástima que alguien tenga que morir por un cofre vacio. Cuando las ratas aparecéis me llaman a mí, soy vuestro exterminador por así decirlo. Y tu amigo eres historia.
- No por favor, no era un cofre vacio, era una fruta del diablo muy valiosa. Nunca atacaríamos por una tontería, por favor déjeme vivir, no volveré a hacer nada de nada. Vamos, yo solo soy un mandado.
Krauser pasó por su lado con la mano aún envuelta en energía cortante y cortó su cuello de un tajo mientras salía del barco caminando. Así que una fruta del diablo, no le interesaba para nada, él ya tenía la suya propia y no cambiaría por ninguna del mundo. Ya era parte de su fruta y su fruta era parte de él. El problema de los piratas ya estaba resuelto y habían sido eliminados, observó como un pirata corría de sus reclutas, pero al pasar por al lado del Gran Espada su cuello fue cortado al momento de un tajo de la espada y la cabeza cayó al suelo. Los reclutas impresionados se quedaron frente a él.
- Señor ese era el ultimo
- Bien, decidle a Ai que me busque, ya hemos acabado. Tras eso volved a la base e informad de lo sucedido.
Ellos asintieron y se fueron, este empezó a caminar dirigiéndose a un pequeño bosque a descansar un poco. Sus ojos observaron al chico junto a su perro, se acercó muy sigiloso por detrás y una vez al lado clavó la enorme espada cerca del rostro del chico. Había quedado en el suelo a unos veinte centímetros de este. Así esperaba poder despertarle, su mirada lo observaba tranquilamente para tras aquello sentarse cruzándose de brazos.
- Al parecer lo que había dentro era una fruta del diablo, bien hecho por haber noqueado a aquellos idiotas en el callejón. No sé quien tiene la fruta pero no me interesa, quien la encuentra se la queda como hice yo con la mía.
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Alex escuchó un ruido cercano a él. Abrió los ojos con precaución y, al principio no vio nada. Cuando se acabó de despertar pudo descubrir la figura del sargento. ¿Cómo podía haberse acercado de ese modo sin que el lobo lo descubriera? La respuesta era sencilla, el lobo no estaba ahí. Pero no tardó en volver y acercarse corriendo al lado del cazador mientras gruñía al marine. Alex lo acarició y le hizo una señal para que se calmara, con lo que se sentó a su lado sin dejar de mirar al nuevo hombre que había ahí. El cazador se estiró y bostezó. Cuando estuvo despierto del todo se sentó en vez de estar acostado y miró al sargento.
-¿Así que una fruta del diablo? ¿Y dices que no te importa? Entonces te agradará saber que no está en manos de los piratas. Supongo que ya sabrás quien la tiene o, de lo contrario, no habrías venido a mí. Pero no te preocupes, sabes que estoy de vuestro lado y no tengo intención de usarla en contra de los marines. Pero tampoco voy a devolverla jajaja- Le dijo al sargento.
Se rió y se apoyó contra el árbol para estar más cómodo. Era cierto que no pensaba devolver la fruta, pero tampoco era mentira que la usaría contra los criminales y no contra la Marina. A no ser que la vendiera. En cuyo caso tampoco perjudicaría a la Marina, en teoría. El sargento era bastante listo si lo había encontrado en este bosque sin haber dejado ninguna señal para ello. Además había sido lo suficientemente silencioso como para no atraer antes al lobo ni despertar a Alex que, ahora, podría estar muerto. No le hacía gracia que lo pudieran haber matado tan fácilmente, pero el sargento le había caído bien.
La mirada del cazador se desvió hacia el mar y, entonces, vio un barco surcando las aguas. Eso solo podía significar una cosa, el puerto estaba abierto de nuevo y los barcos ya podían navegar tranquilamente. Era momento de marcharse de esta isla. Miró a los muelles para cerciorarse de ello y, efectivamente, había barcos amarrando y zarpando. Durante su siesta habían arreglado los problemas y todo volvía a funcionar como siempre. Ahora podría pagarse un viaje hacia la próxima isla y buscar una nueva presa de la que nutrirse. Además, ahora tenía una fruta que le solucionaría muchos problemas. Todo salía genial.
-Ha sido un placer, pero me tengo que marchar y parece que ya hay movimiento en el puerto. Quizás nos encontremos en otro momento, me encantaría poder charlar contigo en condiciones- Le dijo al hombre.
Alex de levantó y golpeó sus piernas para limpiar el polvo y la arena que se había acumulado en la ropa. Estiró una vez más los brazos y le dijo a Krauser que se marchaba de la isla. Después de todo, tenía cosas que hacer y el tiempo era oro. Además, debía irse antes de que volviera a pasar algo y los barcos no pudieran moverse de nuevo libremente. Se despidió y empezó a caminar para salir del bosque y buscar un barco en el que poder navegar. Normalmente cualquier capitán aceptaba llevarlo siempre y cuando tuviera dinero. Esperaba que no hicieran una excepción esta vez, pues quería irse cuanto antes de Shells Town.
-¿Así que una fruta del diablo? ¿Y dices que no te importa? Entonces te agradará saber que no está en manos de los piratas. Supongo que ya sabrás quien la tiene o, de lo contrario, no habrías venido a mí. Pero no te preocupes, sabes que estoy de vuestro lado y no tengo intención de usarla en contra de los marines. Pero tampoco voy a devolverla jajaja- Le dijo al sargento.
Se rió y se apoyó contra el árbol para estar más cómodo. Era cierto que no pensaba devolver la fruta, pero tampoco era mentira que la usaría contra los criminales y no contra la Marina. A no ser que la vendiera. En cuyo caso tampoco perjudicaría a la Marina, en teoría. El sargento era bastante listo si lo había encontrado en este bosque sin haber dejado ninguna señal para ello. Además había sido lo suficientemente silencioso como para no atraer antes al lobo ni despertar a Alex que, ahora, podría estar muerto. No le hacía gracia que lo pudieran haber matado tan fácilmente, pero el sargento le había caído bien.
La mirada del cazador se desvió hacia el mar y, entonces, vio un barco surcando las aguas. Eso solo podía significar una cosa, el puerto estaba abierto de nuevo y los barcos ya podían navegar tranquilamente. Era momento de marcharse de esta isla. Miró a los muelles para cerciorarse de ello y, efectivamente, había barcos amarrando y zarpando. Durante su siesta habían arreglado los problemas y todo volvía a funcionar como siempre. Ahora podría pagarse un viaje hacia la próxima isla y buscar una nueva presa de la que nutrirse. Además, ahora tenía una fruta que le solucionaría muchos problemas. Todo salía genial.
-Ha sido un placer, pero me tengo que marchar y parece que ya hay movimiento en el puerto. Quizás nos encontremos en otro momento, me encantaría poder charlar contigo en condiciones- Le dijo al hombre.
Alex de levantó y golpeó sus piernas para limpiar el polvo y la arena que se había acumulado en la ropa. Estiró una vez más los brazos y le dijo a Krauser que se marchaba de la isla. Después de todo, tenía cosas que hacer y el tiempo era oro. Además, debía irse antes de que volviera a pasar algo y los barcos no pudieran moverse de nuevo libremente. Se despidió y empezó a caminar para salir del bosque y buscar un barco en el que poder navegar. Normalmente cualquier capitán aceptaba llevarlo siempre y cuando tuviera dinero. Esperaba que no hicieran una excepción esta vez, pues quería irse cuanto antes de Shells Town.
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Ai, quien estaba a punto de ser atendida por un caballero de la barra. Un hombre viejo, con una cara amable y también con una sonrisa. Sus ojos eran de un extraño color amarillo, estaba pidiendo algo cuando dos marines entraron en la sucia taberna. Al parecer la estaban buscando, se acercaron y le informaron de todo lo sucedido susurrando en su oreja, mientras el otro estaba pidiendo algo. Pero antes de que este lograra empezar a beber, Ai se paro y se fue de la taberna, miro sobre su hombro y los dos marines la siguieron hasta el centro. En ese lugar, los dos se fueron a la base y la chiquilla rumbo al bosque buscando a su superior pidiendo explicaciones. Ya que estaba segura que la mando a un bar con mala intención, así que caminaba sin importarle mucho si hacía mucho ruido o algo.
Llego al bosque justo cuando veía que el caza recompensas se iba, no le intereso mucho y rápidamente se puso delante de Krauser, haciendo que una sombra se formara en parte del marine, su cara mostraba todo su enfado hacia el superior ya que ella odiaba que fuera a algún lugar en vano, así que lo miro a sus ojos tratando de mostrar que estaba en verdad enfadada. Aunque en su interior estaba con gran ánimo, quería ver si Krauser era capaz de pedir disculpas o no.
Ai: Si podías conseguir la información tú solo, ¿por qué me enviaste a un lugar de mala muerte?
Su tono mostraba su enfado. Pero luego se sento en el suelo, y se apoyo contra un árbol mientras dejaba las espadas a un lado. Se quedo viendo al gran espadachín, y se quedo en silencio para esperar alguna respuesta por parte de Krauser o bien alguna última orden, ya que ya se había aburrido de Shellstwon y tenía la sensación de que el superior también tenía ese mismo sentimiento. Así que guardo silencio, mientras que una pequeña brisa pasaba entre ambos y era lo único que rompía el silencio, los dos estaban algo serios. Aunque el Sargento, se las pasaba el día serio. Al parecer no era el sujeto que le gustaba reírse de vez en cuando, no, era serio y frío a la hora de hablar. Su mirada era igual, pero ya se había acostumbrado, después de todo. Después de la misión en Cactus Island, se había vuelto muy unidos y tanto que confiaban el uno en el otro.
Llego al bosque justo cuando veía que el caza recompensas se iba, no le intereso mucho y rápidamente se puso delante de Krauser, haciendo que una sombra se formara en parte del marine, su cara mostraba todo su enfado hacia el superior ya que ella odiaba que fuera a algún lugar en vano, así que lo miro a sus ojos tratando de mostrar que estaba en verdad enfadada. Aunque en su interior estaba con gran ánimo, quería ver si Krauser era capaz de pedir disculpas o no.
Ai: Si podías conseguir la información tú solo, ¿por qué me enviaste a un lugar de mala muerte?
Su tono mostraba su enfado. Pero luego se sento en el suelo, y se apoyo contra un árbol mientras dejaba las espadas a un lado. Se quedo viendo al gran espadachín, y se quedo en silencio para esperar alguna respuesta por parte de Krauser o bien alguna última orden, ya que ya se había aburrido de Shellstwon y tenía la sensación de que el superior también tenía ese mismo sentimiento. Así que guardo silencio, mientras que una pequeña brisa pasaba entre ambos y era lo único que rompía el silencio, los dos estaban algo serios. Aunque el Sargento, se las pasaba el día serio. Al parecer no era el sujeto que le gustaba reírse de vez en cuando, no, era serio y frío a la hora de hablar. Su mirada era igual, pero ya se había acostumbrado, después de todo. Después de la misión en Cactus Island, se había vuelto muy unidos y tanto que confiaban el uno en el otro.
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Como se imaginaba la fruta la tenia aquel cazador, pero ya se había quedado a gusto. Solo quería saber que había en el cofre y quien lo tenía. Se había enterado de las dos cosas y ya estaba satisfecho. El chico la había encontrado pues como era justo se la había quedado, se quedaba también tranquilo sabiendo que de ese modo no la tendrían unos estúpidos piratas de tres al cuarto que le podrían dar un mal uso. Tras unos instantes el chico se levantó y se fue de allí con su perro. Decía que tenía que ir al puerto y largarse ya que por fin los barcos tenían vía libre para salir de allí. Todo había resultado ser una enredada para lograr una fruta del diablo, al menos se había cargado a algunos más y se había divertido un poco.
Ahora pensaba en la misión de Arabasta, tenía que localizar a Garland y preguntarle si se unía, o directamente convocarlo aprovechando su rango. Después el marine lo entendería y tal vez se rieran, aunque Krauser temía llevarse un par de collejas por llamarlo sin permiso. Suspiró a punto de levantarse para dirigirse al cuartel cuando una sombra le nubló la vista, tras levantar la mirada una pequeña gota de sudor le cayó por la frente, se trataba de Ai. Se había olvidado totalmente de ella. La había mandado al bar a investigar que había en el cofre cuando sabía que no se iba a enterar de nada. La había liado un poco pues solo quería protegerla para que no sufriera daños, pero debía entender que ella era un marine más y no se había alistado para estar todo el día protegida. Debía también pelear como era debido y aprender técnicas. Cuando la chica habló se sentó después mirando de forma seria a Krauser, este sabía de sobra que intentaba ponerle a prueba o intimidarle pues la conocía bastante.
Tras unos segundos este dio un suspiro mirándola a los ojos soltando de repente una carcajada sincera. Estaba riendo, no era ninguna ilusión, aquel asesino frio y serio estaba riendo un poco. Tras aquella pequeña risa se levantó de su sitio observando a la chica. Su voz era algo más amable pues ya la consideraba como a una amiga además de una compañera de equipo de su misma facción.
- Lo siento, tienes razón y no volverá a ocurrir. Pero te compensare, he recibido una nueva misión para que realicemos un equipo de marines y tú, estas entre ellos. Prepárate y afila tus armas porque vas a luchar. Pero si, tienes razón siento lo de antes, supongo que me puse muy protector. Ahora deja ya de regañarle a tu superior y levanta que nos vamos para el cuartel o te echare la bronca por haberte escapado.
Se acercó a la posición donde estaba la chica tranquilamente y tras unos segundos estiró su mano hacia ella para que esta la cogiera y se levantara. Una vez ella se hubiese levantado empezarían a andar rumbo al cuartel donde estaban antes.
Ahora pensaba en la misión de Arabasta, tenía que localizar a Garland y preguntarle si se unía, o directamente convocarlo aprovechando su rango. Después el marine lo entendería y tal vez se rieran, aunque Krauser temía llevarse un par de collejas por llamarlo sin permiso. Suspiró a punto de levantarse para dirigirse al cuartel cuando una sombra le nubló la vista, tras levantar la mirada una pequeña gota de sudor le cayó por la frente, se trataba de Ai. Se había olvidado totalmente de ella. La había mandado al bar a investigar que había en el cofre cuando sabía que no se iba a enterar de nada. La había liado un poco pues solo quería protegerla para que no sufriera daños, pero debía entender que ella era un marine más y no se había alistado para estar todo el día protegida. Debía también pelear como era debido y aprender técnicas. Cuando la chica habló se sentó después mirando de forma seria a Krauser, este sabía de sobra que intentaba ponerle a prueba o intimidarle pues la conocía bastante.
Tras unos segundos este dio un suspiro mirándola a los ojos soltando de repente una carcajada sincera. Estaba riendo, no era ninguna ilusión, aquel asesino frio y serio estaba riendo un poco. Tras aquella pequeña risa se levantó de su sitio observando a la chica. Su voz era algo más amable pues ya la consideraba como a una amiga además de una compañera de equipo de su misma facción.
- Lo siento, tienes razón y no volverá a ocurrir. Pero te compensare, he recibido una nueva misión para que realicemos un equipo de marines y tú, estas entre ellos. Prepárate y afila tus armas porque vas a luchar. Pero si, tienes razón siento lo de antes, supongo que me puse muy protector. Ahora deja ya de regañarle a tu superior y levanta que nos vamos para el cuartel o te echare la bronca por haberte escapado.
Se acercó a la posición donde estaba la chica tranquilamente y tras unos segundos estiró su mano hacia ella para que esta la cogiera y se levantara. Una vez ella se hubiese levantado empezarían a andar rumbo al cuartel donde estaban antes.
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Re: [Privado Ai Nanasaki - Krauser - Alex Drachen] El canto de una gaviota {Jue 23 Ene 2014 - 16:33}
Cuando llegó al puerto barajó los posibles barcos en los que podía navegar y, en cuanto se decantó por uno, fue hacia el capitán de la nave y preguntó. Por desgracia para él no había ninguna posibilidad de viajar en ese barco. Era una lástima, porque era perfecto. Lo suficientemente grande para ser seguro y lo suficientemente pequeño para no ser el blanco de los piratas. No le gustaba nada tener que buscar otro, porque no había ninguno igual que ese. Aunque no podía comportarse, tampoco, como un niño pequeño. Miró de nuevo las naves que habían ancladas, pero seguían sin convencerle.
Tardó varios minutos en elegir un nuevo barco, era bastante selectivo y quería evitar todo tipo de problemas. Esta vez salió bien la cosa, ya que el capitán aceptó llevarlo hacia la siguiente isla a cambio de unos honorarios bastante bajos. Lo malo es que el barco se dirigía a Logue Town. No era la mejor ciudad y el crimen era bastante bajo, pero algo era algo. Sacó el dinero que habían dicho de una bolsita y se lo entregó al hombre que lo invitó a entrar en el barco en seguida. No se lo pensó dos veces y entró. Era pequeño pero, según el capitán, lo suficientemente rápido como para llegar pronto a Logue Town.
-Sí, esta nave servirá. Es tontería esperar a que llegue otra “perfecta”- Dijo para sí mismo.
Buscó un camarote pero, por desgracia, no había camarotes para él ni para nadie, solo había camarote para el capitán. Se resignó y bajó a la bodega, donde se sentó tranquilamente con el lobo a su lado. Sacó una libretita de su bolsa y la abrió. En ella había una gran lista de carteles de “Se Busca” que Alex tenía para ir cazando a los criminales que se encontraba. Aunque había algunos que no servían y otros que no tenía. Lo mejor era que lo actualizara el Logue Town y consiguiera los nuevos carteles para no atrasarse en el trabajo. De paso se desharía de los que no sirvieran. Ya tenía algo que hacer en la próxima ciudad.
Se pasó un buen rato ojeando la libreta y descartando los carteles que ya conocía como “obsoletos”. Cuando terminó volvió a sacar cecina, la poca que le quedaba, y la compartió con Farkas. Esperaba que el trayecto no durara mucho o que el capitán le vendiera algo de comida, ya que no tenía alimentos hasta llegar a Logue Town. Se quedó allí sentado, contra la madera, hasta que el barco zarpó. Cuando sintió el movimiento salió a cubierta para observar el mar y la brisa. Farkas se quedó en la bodega durmiendo, pero no tardó en ir a lado de Alex. Siempre estaban juntos y Alex no imaginaba una aventura sin él.
Tardó varios minutos en elegir un nuevo barco, era bastante selectivo y quería evitar todo tipo de problemas. Esta vez salió bien la cosa, ya que el capitán aceptó llevarlo hacia la siguiente isla a cambio de unos honorarios bastante bajos. Lo malo es que el barco se dirigía a Logue Town. No era la mejor ciudad y el crimen era bastante bajo, pero algo era algo. Sacó el dinero que habían dicho de una bolsita y se lo entregó al hombre que lo invitó a entrar en el barco en seguida. No se lo pensó dos veces y entró. Era pequeño pero, según el capitán, lo suficientemente rápido como para llegar pronto a Logue Town.
-Sí, esta nave servirá. Es tontería esperar a que llegue otra “perfecta”- Dijo para sí mismo.
Buscó un camarote pero, por desgracia, no había camarotes para él ni para nadie, solo había camarote para el capitán. Se resignó y bajó a la bodega, donde se sentó tranquilamente con el lobo a su lado. Sacó una libretita de su bolsa y la abrió. En ella había una gran lista de carteles de “Se Busca” que Alex tenía para ir cazando a los criminales que se encontraba. Aunque había algunos que no servían y otros que no tenía. Lo mejor era que lo actualizara el Logue Town y consiguiera los nuevos carteles para no atrasarse en el trabajo. De paso se desharía de los que no sirvieran. Ya tenía algo que hacer en la próxima ciudad.
Se pasó un buen rato ojeando la libreta y descartando los carteles que ya conocía como “obsoletos”. Cuando terminó volvió a sacar cecina, la poca que le quedaba, y la compartió con Farkas. Esperaba que el trayecto no durara mucho o que el capitán le vendiera algo de comida, ya que no tenía alimentos hasta llegar a Logue Town. Se quedó allí sentado, contra la madera, hasta que el barco zarpó. Cuando sintió el movimiento salió a cubierta para observar el mar y la brisa. Farkas se quedó en la bodega durmiendo, pero no tardó en ir a lado de Alex. Siempre estaban juntos y Alex no imaginaba una aventura sin él.
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Re: [Privado Ai Nanasaki - Krauser - Alex Drachen] El canto de una gaviota {Jue 23 Ene 2014 - 16:46}
Ai quedo totalmente sorprendida cuando vio que Krauser estaba riendo, parecía sincera al igual que sus disculpas. Le intereso sobre la misión, y que el Superior ya la considerara una persona de confianza, se levanto con la ayuda del Sargento para luego dedicarle una pequeña sonrisa y acto seguido levantar sus espadas, se las puso en su cintura y se quedo al lado de Krauser, estaba más tranquila ya que no iba a recibir la bronca por escaparse de la base sin permiso, aunque para ella no era nada malo sabía que podría tener ciertos problemas por eso. Así que suspiro levemente para empezar a caminar lentamente ya que el superior no tardaría en alcanzarla, entonces se dio media vuelta para luego mirar a los ojos castaños del gran espadachín.
Ai: Solo espero que me dejes mostrarte mis habilidades con la espada. Y ¿Cuándo partiremos? Y lo más importante ¿Dónde se hará la misión?
Pregunto con un tono infantil y algo callado, estaba sonriendo en todo momento y se quedo así mientras veía a su superior, no tenía idea de cuando y donde sería la misión. Pero si sabía que podría demostrar sus poderes tanto de su Akuma no mi, como el arte de las espadas que tenía. Se quedo callada mientras nuevamente la brisa irrumpía el silencio, le daba cierta pena dejar la tranquilidad del bosque e ir a pelear directamente pero era necesario. Era la única forma de pelear y de encontrarse con Hirako, se tenía que hacer fuerte y no decepcionar a la persona que fue un faro de luz en el oscuro pasado de la chiquilla…la única forma de devolverle el favor, era haciéndose más fuerte y sabía que si estaba al lado de Krauser eso no iba a tardar en pasar.
Ai: Solo espero que me dejes mostrarte mis habilidades con la espada. Y ¿Cuándo partiremos? Y lo más importante ¿Dónde se hará la misión?
Pregunto con un tono infantil y algo callado, estaba sonriendo en todo momento y se quedo así mientras veía a su superior, no tenía idea de cuando y donde sería la misión. Pero si sabía que podría demostrar sus poderes tanto de su Akuma no mi, como el arte de las espadas que tenía. Se quedo callada mientras nuevamente la brisa irrumpía el silencio, le daba cierta pena dejar la tranquilidad del bosque e ir a pelear directamente pero era necesario. Era la única forma de pelear y de encontrarse con Hirako, se tenía que hacer fuerte y no decepcionar a la persona que fue un faro de luz en el oscuro pasado de la chiquilla…la única forma de devolverle el favor, era haciéndose más fuerte y sabía que si estaba al lado de Krauser eso no iba a tardar en pasar.
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Re: [Privado Ai Nanasaki - Krauser - Alex Drachen] El canto de una gaviota {Jue 23 Ene 2014 - 22:52}
Tras levantarla la siguió enseguida y en poco tiempo se puso a su lado, escuchó sus palabras y siguió. Le respondió a los pocos segundo ya en su tono serio y frio como de costumbre. Le interesaba saber la habilidad de la chica con la espada y eso lo vería en la siguiente misión que iban a tener.
- Será dentro de unos días y en Arabasta por lo que hará calor, cuando lleguemos prepárate rápidamente porque nos vamos. Debo informar a un viejo amigo que se unirá. Deberemos ir tras unos revolucionarios, han hecho una pequeña base en mitad del desierto y están causando problemas a los barcos de la marina que pasan. Vamos a eliminarlos o arrestar a todos los posibles. Allí podrás demostrar tu habilidad con la espada y de paso impresionarme. Ahora sigamos, queda aún un buen trecho hasta que lleguemos.
Una vez llegaron el Sargento Mayor habló con el hombre que estaba a cargo diciéndole que en el cofre no había nada salvo unas monedas de oro. Se despidió de Ai y se dirigió a su habitación. Entró en esta echando su espada a un lado y tumbándose observando el techo mientras descansaba. Había sido un día duro por los malditos piratas del pueblo, no sabía que habilidad tendría aquella fruta y se había quedado con las ganas de saberlo, aún así mientras le tuviera aquel cazador que parecía responsable no iba a pasar nada. Ahora descansaría un poco antes de contactar con Garland, debía buscarlo y preguntarle si se unía a la misión en Arabasta, si iban marines poderosos como él todo saldría genial. Además la espadachín también parecía muy hábil con su arma, pese a que no la había visto pelear se imaginaba que lo haría genial. También iría él, sumando estas habilidades harían un poderoso equipo. Un bostezo se escuchó en la habitación donde estaba el castaño, le estaba entrando algo de sueño y todavía quedaba mucho tiempo.
Por su ventana podía ver como el sol todavía iluminaba la isla, pero eso sería por poco tiempo pues la noche estaba ya al caer. Sus ojos se fueron cerrando muy lentamente, por fin podía descansar después lo que había pasado. Al fin y al cabo se lo merecía pues había sido agotador tener que correr por el pueblo para buscar a la chica, después pelear en la plaza con aquellos tipos. Acto seguido correr al callejón y tras aquello volver a correr al barco para que no escaparan, la vida de aquel hombre era dura y se hacía notar. Su respiración fue más lenta durante unos momentos y segundos después ya estaba dormido sobre aquella cama, se había quedado frito sobre ella sin ni siquiera deshacerla. Ahora ya solo había que esperar y poner rumbo a su objetivo de una vez y acabar la misión que le habían encargado hacer en Arabasta. Pero ahora estaba durmiendo tranquilamente y parecía que no iba a despertar en unas cuantas buenas horas.
- Será dentro de unos días y en Arabasta por lo que hará calor, cuando lleguemos prepárate rápidamente porque nos vamos. Debo informar a un viejo amigo que se unirá. Deberemos ir tras unos revolucionarios, han hecho una pequeña base en mitad del desierto y están causando problemas a los barcos de la marina que pasan. Vamos a eliminarlos o arrestar a todos los posibles. Allí podrás demostrar tu habilidad con la espada y de paso impresionarme. Ahora sigamos, queda aún un buen trecho hasta que lleguemos.
Una vez llegaron el Sargento Mayor habló con el hombre que estaba a cargo diciéndole que en el cofre no había nada salvo unas monedas de oro. Se despidió de Ai y se dirigió a su habitación. Entró en esta echando su espada a un lado y tumbándose observando el techo mientras descansaba. Había sido un día duro por los malditos piratas del pueblo, no sabía que habilidad tendría aquella fruta y se había quedado con las ganas de saberlo, aún así mientras le tuviera aquel cazador que parecía responsable no iba a pasar nada. Ahora descansaría un poco antes de contactar con Garland, debía buscarlo y preguntarle si se unía a la misión en Arabasta, si iban marines poderosos como él todo saldría genial. Además la espadachín también parecía muy hábil con su arma, pese a que no la había visto pelear se imaginaba que lo haría genial. También iría él, sumando estas habilidades harían un poderoso equipo. Un bostezo se escuchó en la habitación donde estaba el castaño, le estaba entrando algo de sueño y todavía quedaba mucho tiempo.
Por su ventana podía ver como el sol todavía iluminaba la isla, pero eso sería por poco tiempo pues la noche estaba ya al caer. Sus ojos se fueron cerrando muy lentamente, por fin podía descansar después lo que había pasado. Al fin y al cabo se lo merecía pues había sido agotador tener que correr por el pueblo para buscar a la chica, después pelear en la plaza con aquellos tipos. Acto seguido correr al callejón y tras aquello volver a correr al barco para que no escaparan, la vida de aquel hombre era dura y se hacía notar. Su respiración fue más lenta durante unos momentos y segundos después ya estaba dormido sobre aquella cama, se había quedado frito sobre ella sin ni siquiera deshacerla. Ahora ya solo había que esperar y poner rumbo a su objetivo de una vez y acabar la misión que le habían encargado hacer en Arabasta. Pero ahora estaba durmiendo tranquilamente y parecía que no iba a despertar en unas cuantas buenas horas.
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