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- Virachi:
- El barco donde viajas se acerca al puerto pues su destino es allí. La isla que tienes delante es Loguetown. El capitán accedió a llevarte asustado por tu amenaza y durante el viaje nadie te ha contradicho. El tiempo es bueno y el sol brilla en el cielo, todo está calmado y la gente se dedica a hacer sus cosas. Una vez el barco echa el ancla para parar en el puerto ponen una tabla de madera desde cubierta a un muelle para que salgas. El capitán se acerca a ti y comienza a hablarte.
- Ya hemos llegado señor, puede irse cuando quiera. Ya nada le retiene aquí como puede ver señor.
Sus palabras son serias pues estaba molesto por la amenaza, creé que puede irse tranquilo a sus cosas pues ya te ha llevado y no hay más que hacer. Se da la vuelta para dirigirse a su barco de forma tranquila dejándote tiempo para que te bajes del barco. Puedes ver que varios hombres uniformados con el símbolo de la marina pasan caminando por en frente tuya y siguen con su patrulla sin hacer nada más. ¿Qué harás?
- Hisagi:
- Estas por la calle, en una cualquiera caminando. Un hombre se te acerca, es un tipo con barba blanca y pelo blanco con ojos azules. Viste una camiseta blanca de mangar larga y unos pantalones grises. También lleva una boina azul en la cabeza y porta unos zapatos negros. Medirá 1,78 y es delgado. Es bastante mayor y porta unas bolsas las cuales deja a tu lado y te mira respirando algo agitado. Se le ve muy cansado y las bolsas tienen pinta de pesar bastante por la forma en la que respira el anciano que te mira después.
- Perdona chico. ¿Podrías ayudarme a llevar estas bolsas hasta mi casa? Es la que está al final de esta calle a la derecha.
Dice mientras te mira con una mirada algo suplicante por el cansancio que lleva encima tras haber tirado de las bolsas todo el viaje. Dentro de estas se ven pescados y algunas verduras así como trozos de papel envolviendo algo que se nota que es carne. ¿Qué harás?
Hisagi
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Yo aun deambulaba por las calles principales de la isla. Hacía ya unos días que no sabía nada de Dante, parecía que literalmente había desaparecido de allí. Hisagi, seguía buscando al tercer miembro de la tripulación, el que le hacía falta para formar una más o menos, en condiciones. El joven espadachín iba con los mismos ropajes de siempre, esa capucha colocada, para que se le viese el rostro lo menos posible, además de llevar ambas manos metidas en los bolsillos del pantalón. Los rayos de luz impactaban contra la cubierta cabeza de Hisagi, aunque no diesen con toda su fuerza, sentía bastante el calor que hacia allí, a veces pensaba que era insoportable, pero se había criado allí, así que no tenia problema para aguantarlo.
Hisagi estaba completamente sumergido en sus pensamientos, sin prestar atención alguna hacia su alrededor, cuando de repente una voz algo agitada rompió por completo su sumiso silencio. El joven levanto la cabeza para mirar fijamente a los ojos al anciano, alzo una ceja al ver como el pobre hombre estaba demasiado cargado. Soltó un suave suspiro, no podía dejar que ese hombre llevase aquellas bolsas, parecían bastante pesadas, así que iba contra su personalidad él no ayudarle. El chico se agacho para coger las bolsas que el hombre le había indicado.
-Claro señor no se preocupe. No debería llevar estos pesos a su edad, no debe de ser nada bueno.-Dijo el chico mientras mostraba una amplia sonrisa, aunque las bolsas pesaban mucho, el no era un joven que tuviese una gran capacidad física, pero aun así, tenía unos fuertes y definidos músculos, se veía claramente los fuertes entrenamientos que Hisagi había sufrido para lograrlo. Empezó a caminar suponiendo que el hombre lo seguía. Le llego a la cabeza la forma con la que Dante, en su momento le pillo desprevenido, iba disfrazado de hombre mayor, y la verdad es que esa forma de robar se había puesto de moda, aquello no me olía demasiado bien, aunque parecía que era totalmente normal.
Ambos caminábamos por las calle principal hasta llegar a lo que sería el final de la misma, entonces siguiendo las direcciones del anciano, gire a la derecha hacia donde se suponía que debía de estar su casa. Empezaba a sentirme algo más cansado, no estaba acostumbrado a llegar pesos durante un largo periodo de tiempo, y debía decir que la calle que acabábamos de atravesar no era demasiado pequeña. Sentía algo de curiosidad por saber algo más sobre el hombre, ya que me había hecho llevar sus bolsas, suponía que no sería mucha molestia el que me respondiese.
-Dígame, ¿Para qué quiere usted tanta comida?.-Dije algo interesado, suponía que sería no solo para él, sino para su familia, o algo por el estilo. Sabiendo todo lo que llevaba no iba a poder comérselo todo él solo, sin que algo de ello se pusiese malo antes.
Virachi
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El oficial no habló, ni gesticuló siquiera, se limitó a seguir mirando al horizonte. Virachi le echó un último vistazo y se dispuso a bajar, cuando delante de sus narices, a unos cuantos metros de él aparecieron unos marines, Virachi, de forma instintiva, volvió hacia el barco. El capitán se dio cuenta y le miró seriamente, acto seguido le dijo:
Capitán- ¿Qué haces? ¿Por qué vuelves?- Dijo apretando la mandíbula con rabia.
Virachi - Relájate y calla, necesito un último “favorcillo”, yo he venido aquí por motivos que solo a mi me conciernen y te los puedo contar en tu camarote, solo por tu curiosidad, me has caído bien, querría que terminásemos como amigos, vayamos pues.
Capitán- No volveré a caer en ese truco-Dijo con valentía y con temor.
Virachi se acercó a él y le susurro al oído:
Virachi (Susurrando) - Mira, yo quería hacerlo más sencillo, pero si tu no quieres, lo tendré que hacer a mi manera.
Acto seguido, sacó una de sus dagas, Éxtasis en concreto, y se la coloco en el abdomen, tapándola con la camiseta, de tal modo en que no se veía desde ningún ángulo de visión normal.
Virachi (Susurrando) - Mira, me vas a dar tu uniforme de capitán, y me lo vas a dar aquí y ahora, o en tu camarote, tu veras.
Capitán- Vale, vale, vayamos al camarote- Dijo con un temor indescriptible.
Virachi y el capitán se acercaron al camarote, los marineros estaban demasiado ocupados cargando y descargando mercancías, no se fijaron en nuestros movimientos.
Virachi- Ahora que estamos en el camarote, deme su uniforme, ¡Ahora!
Capitán- No creo que eso sea posible- Rió mientras cogía una pistola de la mesa- Y Ahora disponte a morir.
Dijo mientras apretaba el gatillo, pero la pistola no se disparó, el capitán no tenía habla, y Virachi estaba sonriente delante de él.
Virachi - Creo, señor, que es usted un iluso, ¿de verdad cree que he estado aquí todo este tiempo durmiendo, cree que no he tomado medidas por si se le ocurría alguna estupidez de estas?, es usted un poco estúpido, aunque ahora se ha pasado de estúpido, y por eso va a morir- Acabó la frase riendo y con una siniestra sonrisa en el rostro.
Virachi se lanzó a por el capitán que estaba estático, de pie en medio de la sala, paralizado de temor. Le rebanó el cuelo con las dagas, pero él capitán seguía con la misma mueca, aún después de morir, esa mueca de temor indescriptible seguía en su cara. Virachi cogió su uniforme y se lo puso encima de su ropa, bajó su capucha y la cambió por una gorra típica de los capitanes de por allí, era un camuflaje perfecto, o eso esperaba él.
El joven e inexperto asesino salió del camarote con tranquilidad y con andaduras marineras, disimulando, lo mejor posible, que en realidad, era un impostor. Se dispuso a bajar del barco, cuando un marinero le preguntó:
Marinero- Capitán, me podría decir…- El marinero mira muy raro al capitán, que ni siquiera le está mirando a la cara, Virachi no sabe que hacer, cuando de repente, una idea fugaz se le pasa por la cabeza.
Virachi - Escúchame, yo no soy el capitán, pero tú vas a serlo, si me dejas ir te diré donde está el cuerpo del capitán, lo suplantarías y pasarías a ser el gobernante de este barco, que te parece.
El marinero sonrió y asintió Virachi le contó lo sucedido y se fue con el uniforme del capitán, el marinero no se percató de eso, estaba demasiado ilusionado con su nuevo ascenso. Virachi se alejó del barco y se introdujo en el puerto, no sabía exactamente a donde ir, solo sabía que debía tener cuidado.
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- Hisagi:
- El hombre te sigue todo el camino con una sonrisa al ver que le ayudas. Piensa que todavía quedan chicos con agallas para ayudar a un anciano y para hacerse valer. Después de seguirte y de que dejes las bolsas en su casa sonríe y saca unas llaves para abrir la puerta de la casa y colocar las bolsas dentro. Después escucha tu pregunta y te mira con una sonrisa.
- Claro, es para una comida familiar que tengo esta noche, vienen mis hijos y sus parejas a cenar y yo vivo solo por lo que no tengo mucha ayuda con estas cosas. Mi mujer murió hace ya dos años y desde entonces he vivido aquí solo. De todas formas muchas gracias de nuevo por ayudarme joven. No tengo mucho que ofrecerte pero por favor acepta esto.
El hombre buscó entre las bolsas hasta encontrar una caja roja, de ella sacó algo envuelto en papel que parecía una tabla pequeña después sonríe con la mano tendía esperando a que lo cogieras. En el interior había una onza de chocolate que el hombre te entregaba como muestra de agradecimiento y con su mejor intención posible. En su mirada se nota amabilidad y agradecimiento por lo que has hecho. También puedes ver como unos marines gritan y corren hacia un chico que ha salido de un barco. Una tormenta y nubarrones negros empiezan a acercarse y parece que no se va a detener.
- Virachi:
- Tras tu pequeño acto de teatro y asesinato has logrado salir airoso del barco tranquilamente. Ahora puedes ver como el hombre que has dejado atrás grita ilusionado por su ascenso. Unos marines se meten en el barco para regañarle por lo que esta liando. El tipo se asusta y pide perdón y un marine se mete en el barco, en cinco segundos sale gritando que alguien ha asesinado a un hombre. El tipo al que has dejado como capitán en un acto de cobardía señala hasta tu posición, los marines te ven y te señalan corriendo a por ti. Son tres y tienen rifles, además estas en una isla donde hay muchos. Lo mejor es que trates de esconderte y no enseñar tu rostro.
Delante de ti tienes una calle donde hay un chico que acaba de ayudar a un anciano al final de esa calle puedes ver una enorme plaza. A tu derecha tienes un callejón que esta sin salida pero no lo sabes y a tu izquierda el mercado donde hay toda clase de mercaderes vendiendo sus cosas. Tu decisión debe ser rápida porque corren veloces, cuidado con tus acciones. También puedes enfrentarlos pero te arriesgas a que vengan sargentos y demás y eso ya es otro cuento muy distinto. Por otro lado el tiempo comienza a empeorar y unos nubarrones negros se acercan a la isla presintiendo que va a ocurrir una enorme tormenta. Tu tiempo se acaba y debes actuar rápido para salvar tu vida. Tú decides.
Hisagi
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El hombre me contó sin problema alguna a mi pregunta, aunque su respuesta era más que obvia, cuando escuche lo que dijo sobre la caja, no sabía muy bien si aceptarla, la verdad es que no quería, lo había hecho simplemente por ser una buena persona, no quería nada a cambio. Mostré una amplia sonrisa en mi rostro, y me dispuse a responderlo.
-Gracias señor, pero no hace falta, simplemente quería ayudarle.-Dije con un suave tono, sincerándome por completo. No era por mostrarme de una forma humilde ni nada por el estilo, simplemente era mi forma de ser, yo no hacia los actos esperando cosas a cambio, los hacía porque quería, sin nada más. Para mi sorpresa el ambiente había empezado a cambiar radicalmente, levante la vista un poco para poder ver como unos grandes nubarrones empezaban a rodear la isla con intención de posarse encima de la misma. Tenía un gran temor a los relámpagos, así que no sabía qué hacer en esos momentos, no sabía si cubrirse en una casa o algo así, o simplemente seguir haciendo su vida.
Unos gritos cerca de mi posición, muy cerca del puerto, me alertaron, gire la cabeza para así ver como un par de marines estaban detrás de un joven, parecía que le estaban siguiendo. El chico se acercaba hacia donde me encontraba yo, así que lo primero que me vino a la cabeza fue el ayudarle. Camine con las manos en los mangos de las katanas, la capucha puesta haciendo que mi rostro apenas se pudiese ver. El chico paso por mi lado, yo sin inmutarme continúe mi camino, para entonces dos de los tres marines estaban a mi frente, con rapidez desenfunde las dos katanas que me colgaban de la cintura, y con unos rápidos movimientos le hice un par de cortes en el cuello a ambos, haciendo que sus cuerpos sin vida cayesen al suelo. El tercer marine que anteriormente me había pasado se giro, y me miro algo asustado, la situación había cambiado, solamente estaba el contra mí, y puede que también contra el otro chico. Por desgracia el otro recluta poseía un rifle, el cual saco rápidamente, me apunto con intención de dispararme, y fue exactamente lo que hizo.
Disparo hacia mi persona repetidas veces, yo con rápidos movimientos de pies esquivaba las balas de una forma increíble, pero por desgracia una de ellas impacto en mi hombro izquierdo, haciéndome perder el equilibrio un poco. Debido al fuerte dolor que de un momento para otro sentía, mi respiración se vio claramente alterada, mis manos comenzaban a temblar, ya casi ni controlaba el pulso. La katana que llevaba en la mano izquierda cayó al suelo, resonando el ruido que había ocasionado su filo al chocar contra el piso. Fije la vista en el corazón del marine, corriendo como podía haciendo un estilo de zig-zag, el marine estaba recargando, se había quedado sin balas, era mi momento. Salte sobre el y lo tumbe al suelo, clave mi espada repetidamente la katana en el pecho. Me quede encima de su torso, solté la única espada que aun mantenía, me lleve mi mano derecha a la herida, me mire la mano y la tenia completamente ensangrentada. Me puse de pie y recogí la katana, la introducir en su funda correspondiente, lentamente me acerque a donde deje la otra, y también la coloque en su lugar correspondiente. Levante la vista para ver al chico, aun me sentía dolorido, tenía que curarme eso rápidamente.
Virachi
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Cuando creía que todo iba bien, 3 marines empezaron a perseguirme, el marinero se fue de la lengua. Corrí, corrí y no paré, seguí avanzando por esa larga calle, a mi derecha había un callejón, podría perderles, me dispuse a entrar en el callejón cuando de repente, observé a un noble con monóculo y quedándome embobado con él, mirándolo con asco, con repugnancia, no soportaba ese horrendo accesorio, desde pequeño, aunque ahora mismo no podía pararme, seguí para adelante, y cuando me quise dar cuenta, pasé de largo el callejón. Lamentando ese error, miré las calles de alrededor, observé que a un lado se encontraba el mercado y pensé que era un buen sitio para esconderme, pero cuando me quise dar cuenta había 3 marines en la entrada, que como no, también me perseguían, ellos iban por el lado contrario de la calle, por si intentaba huir por ese franco.
Mientras observaba mi preocupante situación, me decidí, no tenía otra opción, corrí por la calle en línea recta, por un lado de la misma. Al avanzar un poco más me percaté de un chico que estaba despidiéndose de un anciano. Cada vez me acercaba más al chico, y cada vez estaban los marines más cerca, al menos los que me seguían por detrás. Pasé por al lado del joven, le eché una mirada sutil y rápida, él también me miró con unos ojos llenos de bondad.
Pasé de él y seguí corriendo, cuando miré para atrás me di cuenta de que el moreno se estaba enfrentando contra los marines, yo iba a ayudarle porque había otro marine, estaban en superioridad, se encargó de 2 de los marines, el tercero le empezó a disparar y le hirió, pero yo no podía pararme, los marines del otro lado de la calle me estaban persiguiendo, me dirigí hacia una escalera, subí por ella y llegué al tejado de una casa baja. Miré hacia abajo y los marines ya estaban subiendo, cuando uno de ellos asomo la cabeza, se encontró con su muerte, saqué a Sanguinaria y se la clave en el moflete, de forma en la que se podía observar la lengua desde el agujero.
. El marine, cayó hacia abajo y arrasó a los otros dos marineros, al caer, golpeó su cabeza contra el suelo, fue un golpe tremendo, el hombre murió en el acto, aunque rápidamente, lo apartaron y continuaron su persecución. Salté al tejado de la casa de al lado, los marines ya habían subido la escalera y se proponían saltar, entre tanto me fijé en que un curioso temporal con pinta de fuerte tormenta se avecinaba sobre la isla, aunque todavía no estaba encima de Loguetown. Salté al siguiente tejado, con los 2 marines restantes pisándome los talones. Tropecé con uno de los adornos del tejado, me caí, los marines recortaron distancias, aunque no me pillaron.
Me levanté corriendo y salté al tejado de la casa de al lado, me dispuse a bajar por una escalera que había en la misma y vi que saldría por un callejón que giraba, antes de bajar aproveche y saqué mi cerbatana, coloqué un dardo afilado en su posición, y le disparé a un marine. El marine, me miró, no sabía que hacía, cuando de repente, sintió un gran dolor en su muslo derecho, cuando se quiso dar cuenta, ya le había clavado un dardo afilado, aunque el marine no sufrió graves daños, le dificultó su avance, el marine se paró a arrancarse el dardo, tras finalizar esta tarea, siguió, aunque con dificultades. Bajé por la escalera y giré la esquina del callejón, me quedé tras la pared, esperando, cauteloso.
Cuando el marine que no estaba herido asomó su cara por la esquina de aquel callejón, le sorprendí, le ataqué con mis dos dagas, le hice varios cortes en los brazos y en las manos, el marine se dispuso a sacar su espada, la sacó y me intentó propinar un golpe en el tórax, salté hacia atrás, el marine estaba dolorido, y el otro marine, estaba todavía cruzando los tejados mientras tanto. Me dispuse a lanzar otro ataque, con Éxtasis apunté a su brazo izquierdo, y con Sanguinaria a su brazo derecho, él paró mi ataque con su estada, lo intenté varias veces, de refilón vi como el marine herido empezaba a bajar la escalera.
Estaba cansado, los marines también, observé brevemente mi entorno, y me fijé en un barril que había a un lado de aquel callejón, que se había convertido en el escenario de una batalla campal, me dirigí hacia él mientras seguía luchando contra el marine, el me atacaba, yo lo esquivaba y viceversa. Cuando pude coger el tonel, lo agarré y se lo lancé al marine, como estaba vacío no pesaba. Aprovechando la confusión del marine, le lancé un ataque con mis duales, le di en el abdomen.
Jadeando, me quedé en el suelo tumbado, pensando que todo había acabado, cuando de improvisto, escuché el ruido de una espada desenfundándose, y me acordé del herido. El marine, lanzó una estocada hacia mí, yo me aparte cuanto puede, pero hirió en el hombro. Aguantando mi dolor, aproveche la desventaja de mi enemigo y usé algunas de las fuerzas que me quedaban en clavarle mis dagas en la espalda, lancé mi ataque, el marinero, todavía estaba reponiéndose de su estocada, cuando sintió dos fríos filos clavados en su espalda. El marine murió en el acto.
Estaba muy cansado, tanta persecución y tanto duelo me habían dejado sin fuerzas. Pensé donde podría descansar tranquilamente, como no se me ocurría nada, escondí los cuerpos debajo de una lona que cubría una parte de una de las fachadas. Me quedé mirando la ciudad, no sabía adónde ir, ni que hacer, no sabía cómo continuar, solo sabía que necesitaba descansar un rato y curar mi herida del hombro, que aunque no causó daños en articulaciones, proporcionaba un notable escozor.
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- Hisagi:
- Consigues eliminar a los marines con tu método. Ahora la tormenta ha empeorado, se oyen rayos por todas partes y la lluvia hace acto de presencia en el lugar. Las calles no tardan en encharcarse mucho a causa de la lluvia. Ahora escuchas unos pasos detrás de ti, quizás no ha sido buena idea enfrentarse a los marines en un lugar así repleto de ellos. Una voz firme y seria se oye a tu espalda. Esta comienza a subir el tono a medida que habla.
- Parece que te has divertido mucho, basura, ahora prepárate. No tendré piedad contigo. Es hora de ir a la trena o morir chico. Tus asesinatos acaban aquí y ahora, no podrás escapar de mí.
El dueño de estas palabras es un tipo alto de pelo morado oscuro y de ojos azules. Tiene un tatuaje en la ceja izquierda de color negro en forme de cruz. Viste el uniforme de recluta de la marina pero parece ser más fuerte que los anteriores. Sus botas de color marrón tienen un pincho en la zona de la puntera. Sus armas son dos katanas, una es de color azul y la otra de color morado. Las tiene en sus manos y te mira de forma seria con un cigarrillo en la oreja.
- Si no te resistes será mucho más fácil.
Dijo aquel tipo mientras tomaba carrerilla, tras eso salió corriendo hacia tu posición, sin pensárselo lanza un tajo con cada espada. Uno va a tu cuello en diagonal y el otro a tu estomago de forma recta.
Comienzo (AI)
(NPC de nivel 6.)
- Virachi:
- Tras haber cubierto los cuerpos estas algo herido y es mejor que busques un lugar donde curarte esas heridas. Por casualidad y obra del cielo a tu lado hay un cartel donde pone lo siguiente en letras rojas de tamaño mediano.
``Doctor gyushi, ultima casa a la derecha de la calle ``Rifle´´. Atiendo a enfermos, heridos y demás y de forma rápida y barata.´´
Parece un buen sitio al que ir para curar tus heridas. De repente unos ladridos te sorprenden, al callejón ha entrado un perro ladrando con fuerza y mirándote. Rápidamente eso atrae a su dueño que al entrar al callejón te mira con una sonrisa.
- Vaya vaya, aquí tenemos al que están buscando. He tenido suerte, lo cogeré yo mismo o me lo cargare si me aburro, todo puede parecer un accidente.
El tipo parece hablar muy en serio y planea acabar contigo o entregarte. Su pelo es corto y de color castaño claro, sus ojos azules claros y tiene barba desaliñada. Viste el uniforme de recluta de la marina y sus botas son azules. En sus manos porta una enorme hacha que necesita coger con ambas manos. Un corte de eso podría partirte en dos cuando menos te lo esperes. De repente corre a por ti y lanza un tajo en diagonal de arriba abajo.
Te partiré en dos (AIF)
(NPC nivel 5)
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El clima seguía empeorando, y eso no era de mi agrado. El chico al cual, prácticamente había salvado, huyo de allí sin prestarme ayuda alguna, cosa que realmente me decepciono, no todos eran como yo, así que son cosas que tenía que tener asumidas. Solté un suave suspiro al mirarme la mano la cual estaba llena de sangre, la herida no tenía muy buena pinta, pero la cosa se ponía aun peor. La lluvia había ocasionado que las mismas calles se encharcaran por completo, lo que hacia que el moverse por allí se complicase notablemente. Unas fuertes pisadas se provocaron detrás de mí, gire la cabeza para encontrarme con un marine, que no parecía ser nada del otro mundo, simplemente uno un poco más entrenado físicamente, nada que no pudiese despedazar. Me levante del suelo forzándome un poco, la herida me había hecho perder la estabilidad en el brazo izquierdo. Solamente podría usar dos katanas, y no estaba del todo acostumbrado a luchar de esa forma, ya había perdido practica, llevaba demasiado tiempo luchando con tres katanas así que la costumbre hacia que creyese que aun tenía una tercera katana de la cual depender en caso de necesitarla, pero eso no era así.
Sus palabras hacían que tuviese un poco más de respeto a aquel marine, parecía estar muy convencido de que iba a matarme, pero bueno, debería intentarlo. Su frase me hizo ampliar la sonrisa que ya se mostraba en mi rostro, quería saber de lo que era capaz. Me coloque la katana en la boca, y empuñe otra con mi mano derecha, dejando la izquierda libre. Me deje caer un poco hacia mi lado izquierdo optando una posición algo chulesco, me aparte el largo pelo del centro de visión, y me prepare en posición de defensa, entrelazando un poco las dos katanas en forma de cruz. Llevaba un par de katanas, al igual que yo ahora, pero la diferencia es que él las llevaba en sus manos. Soltó un fuerte tajo hacia mi cuello de forma horizontal, y un golpe limpio a mi estomago, pero solo me hace falta agacharme un poco y moverme hacia la derecha para esquivar por los pelos sus ataques, su katana la cual iba dirigida al cuello casi me corta, pero solo me ocasiona un corte en la camisa, aun así aquello me hace perder un poco el equilibrio.
Me recupere a la mayor velocidad posible, me limpie las gotas de agua que corrían a toda velocidad por mi cara, mi respiración se veía afectada por el frio y por el desangramiento que estaba sufriendo. En un acto de locura desgarre fuertemente la manga de mi camisa y con la misma boca me puse un pequeño tapón en la herida, eso frenaría un poco la sangre. Acto seguido me aleje un poco del marine, hasta unos diez metros, allí me preparaba para efectuar mi ataque, era la hora de acabar con el. Suspire justamente antes de comenzar una rápida carrera hacia el, pisaba fuertemente los charcos con los que me encontraba, pero tres metros antes de toparme con el de frente, pise con fuerza un charco y empuje toda el agua resultante hacia él, haciéndole perder un poco la visión de mi situación. Con rápidos movimientos me cambie un poco de orientación buscando un lugar donde impactarle.
Lo encontré, vi un pequeño espacio en su costado, para mi suerte justamente a mi izquierda había una pared, muy cerca, salte y me impulse hacia él, sentí un fuerte pinchazo al mover todo mi cuerpo, incluyendo el brazo herido, eso me hizo mostrar una mueca de dolor, pero no freno mi ataque, con las katanas entrelazadas, las expandí en forma de cruz, y justamente antes de encontrarme con él, las expandí haciendo que su fuerza aumentase.
Tajo Cruzado (AIF)
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Mientras observaba la ciudad, me percaté de un cartel que anunciaba una especie de “clínica”. Pensé que allí podría curar mi herida del hombro, la que me ocasionó aquel marine hacía ya un rato. Mientras yo pensaba en mi próximo movimiento, comenzó a llover, charcos se formaban por toda la ciudad, la lluvia empezó con fuerza, y no tenía pinta de ser una lluvia de 20 minutos. Cuando me disponía a marchar hacia la clínica, un perro se acercó a mi posición y empezó a ladrar, detrás de él, apareció un hombre con el pelo corto y de color castaño, ojos azul claros, y barba desaliñada. Viste de recluta de la marina y lleva un hacha que sujeta con las dos manos.
Mientras analizaba la situación, el marine soltó unas palabras algo intimidatorias, pero no me afectaban sus amenazas. Antes de que pudiese decir una palabra, corrió hacia mí y me lanzó un tajo en diagonal hacia abajo. Nada más ver su lento ataque, me aparté al instante, me levanté apoyando mi brazo derecho, el izquierdo todavía me escocía por la estocada, y terminé de levantarme con rápidos movimientos. En cuanto el hacha tocó el suelo, juraría que sentí un temblor, un hacha de esa envergadura podría partirme en dos de un solo golpe, debía tener cuidado, estaba en desventaja de potencia, pero tenía una ventaja, el hacha era lenta.
La pesada arma era muy lenta, sus ataques quizás eras devastadores, pero también eran lentos cual caracol. Estaba seguro de que me aprovecharía de ello, en cuanto a su físico y de más, no encontré nada de lo que poder sacar partido. El tiempo también me podría ofrecer ventaja, solo tenía que encontrar el modo de hacerlo. Parecía muy seguro de sí mismo, como si estuviese completamente seguro de su victoria, como si no hubiese posibilidad alguna de perecer en la batalla. Tenía demasiado ego, demasiado, eso podría causar su derrota.
Antes de que el marine se recuperase me decidí a lanzar un ataque, avancé corriendo, tenía el hombro izquierdo herido, pero eso no me impedía moverlo, mientras todavía estaba intentando levantar la pesada hacha que portaba, me lancé hacia él con las dos dagas, empuñadas en posición de clavar, unas puñaladas duales, iba directo a clavarlas en algún sitio, soportando el escozor que sufría por mi herida, pero a la vez, aliviado por el fresco agua de la lluvia, que lavaba mi herida y refrescaba la zona. Seguía cansado, eso debilitaba mi ataque, necesitaba descansar, aunque sabía que si vencía a este marine, probablemente lo podría, eso me motivó para seguir con el ataque y esforzarme lo más posible.
Puñaladas duales (AIF)
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- Hisagi:
- El tipo te observaba con sus dos katanas de forma seria, habías conseguido esquivar sus cortes llevándote un solo ataque en la ropa. Ahora te observaba viendo como usabas la parte de la manga para taponarte una herida y no perder sangre. No iba a ser fácil derrotar al marine pues parecía estar evaluando tu forma de moverte y de usar las armas. Ahora se quedó quieto y cuando le echaste el agua del charco con la pierna solo cerró los ojos durante unos pocos segundos. Después lo abrió como si nada y observo que planeabas atacarle.
- Será cobarde.
Cuando te lanzas a por él salta hacia atrás con sus espadas dispuesto a cubrirse. Para el tajo para que no sea algo mortal pero le consigues dar en su hombro izquierdo haciéndole una herida en él. Este mira la herida frunciendo el ceño y después corre de nuevo a por ti. Una vez cerca empieza a girar lanzando tajos sin parar hacia ti con la intención de matarte. En total fueron cinco tajos, dos al estomago, dos al pecho y uno a la cabeza. Tras eso saltó hacia atrás.
Torbellino (AF)
- Virachi:
- La zona donde había golpeado el hombre había temblado un poco, el hacha era algo lento pero un simple golpe bien dado y podría partirte en dos. Su mirada estaba fija en ti y el perro se fue ladrando. Estaba claro que en poco tiempo acudirían mas marines y por ello debías acabar rápido aunque no te iba a resultar tan fácil. Ante tu ataque aquel hombre interpuso el mango de su hacha. Había bloqueado una de ellas pero la otra le había dado en el antebrazo derecho al tratar de bloquearla. Empezó a sangrar por el antebrazo echándose hacia atrás frunciendo el ceño mientras gruñía.
- Maldito chico, pronto llegaran mas de los míos y estarás en prisión o bajo tierra. Esta ciudad será tu tumba estúpido.
El tipo empezó a reír al ver que en el callejón había poco espacio. Aprovechando eso cogió el hacha con una mano y comenzó a girar sobre si mismo avanzando hacia a ti. El hacha giraba con fuerza como una cuchilla y alternaba entre elevarla y dejarla a ras de suelo para impedirte esquivarla con facilidad. Si aquella hacha te daba estabas en apuros y además llegaban mas reclutas pues escuchabas sus pasos por la calle avanzando hacia allí.
Carnicería (AF)
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Mis espadas chocaron contra las del marine, mi fuerza supero la suya pero aun así freno demasiado el ataque dejándolo muy débil, pero no consiguió detenerlo del todo, al ensanchar las katanas hacia afuera, roce su brazo izquierdo provocándole una pequeña herida en el mismo. Una mueca de dolor se mostró en su rostro justo al verse la herida, en mi cara solo se reflejaba una suave sonrisa. No muy cerca de donde nos encontrábamos, se escucho un fuerte golpe, gire la cabeza un segundo algo sorprendido, no sabía el que lo había ocasionado. Para mi sorpresa al mirar la marine se había acercado mucho a mi, y comenzó a girar lanzando tajos en varias direcciones, pero eso era algo inútil, rápidamente comencé a dar suaves saltos hacia detrás, sabiendo que era una largar calle, no iba a toparme con nada. Me libre de sus ataques sin complicación alguna, había sido un movimiento muy estúpido por su parte, no era tan bueno como lo parecía y lo quería aparentar intentado intimidar a su contrario. Ahora estaba a una gran distancia del marine, y fue el momento, donde me rompí aun mas mi camisa, para sacar un largo trozo de tela, me retire con sutileza el tapón improvisado, y me hice un fuerte torniquete un poco mas arriba de la herida, eran cosas que había estado aprendiendo durante tantas peleas, desangrarse puede ocasionar la muerte.
Gracias al apaño que había montado en la herida, había regresado un poco de sentido a ella, ahora podría usarla, no con todo su potencial, pero si me ayudaría a la hora de combatir. Agarre el mango de la espada y la desenfunde lanzándola al aire, en el mismo instante agarre la katana con mi mano izquierda, y me coloque en guardia, preparándome para atacar. La sonrisa que ya mostraba se amplió considerablemente, el joven pensó para sí mismo “vamos a acabar con esta tontería”, suspiro preparándose para lanzar un fuerte ataque hacia el marine, esta vez vería lo que podía hacer con todo su potencial. El espadachín estaba a unos 20 metros del sujeto, empezó a correr hacia su dirección, aun con las katanas entrelazadas formando un corchete. Acorto distancia en unos segundos, y justamente cuando estaba lo suficientemente cerca de el amplio sus tres katanas hacia afuera haciendo que tuviese una defensa prácticamente irrompible, cada una de sus espadas todo una dirección, la de su mano izquierda al estomago, la de su mano derecha al brazo izquierdo (hacia la herida), y la de la boca hacia el propio cuello.
Triple Tajo Cruzado(AF)
En ese ataque iban todas las fuerzas que le quedaba prácticamente en su brazo, estaba seguro que si este ataque no acababa con él, pocos más podría hacer contando con su tercera katana. En el mismo momento del impacto trago saliva de una forma muy exagerada, no sabía si había puesto todas las ganas necesarias para penetrar la defensa del sujeto sin problema alguno, y menos aun de si sería lo suficientemente fuerte para acabar con él.
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Conseguí herirle, le di en el antebrazo derecho, sangró y se echó hacia atrás, empezó a gritar, furioso, amenazándome, debía acabar con el combate. Seguía lloviendo, de lejos se escuchaba al perro de aquel marine, que supongo estaba avisando a más. El portador del hacha comenzó a girar alternando la altura del ataque y dirigiéndose hacia mí, aprovechando que el callejón se estrechaba. Podría intentar atravesar el callejón, que aunque estrecho, no era imposible de cruzar. Saldría a la calle principal y estaría a salvo al poder llegar a la clínica. Me acerqué corriendo a la estrecha salida, podía ver la calle, en mi opinión cabía no muy justo, pero por si acaso, también estaba la mejoría de la lluvia, al estar mojado me deslizaría mejor por él.
Al ver como se precipitaba hacia mí, respondí rápidamente, no podía usar mis dagas contra ese ataque, no podía parar su ataque, al menos en el estado en el que me encontraba. Me dispuse a sacar mi cerbatana y lanzar una oleada de dardos contra él, al mismo tiempo que me acercaría hacia mi salida, por si no funcionaba esa oleada de dardos, lanzados bien, podría darle en sitios muy dolorosos, incluso mortales.
Pero claro está que si eso fallaba, saldría de allí corriendo, me gustaría matarlo, por eso me quedaba allí intentándolo, aunque a lo lejos empezaba a oír pasos de marines acercándose a mi localización. Si venían refuerzos, la tarea se me complicaría, pero gracias a mi ruta de escape quizás me podría librar de ellos antes de que me siguiesen, la clínica no estaba muy lejos de aquí, llegaría rápido, me curaría, descansaría y mañana podría encontrar al chico que me salvó la vida, le había tenido que abandonar, pero era por una causa de fuerza mayor, me perseguían más marines, no quería que se complicasen más las cosas.
Preparé el proyectil y disparé, disparé una oleada de dardos, 11 en total, un dardo tras otro se aproximaban hacia mi enemigo, deseosos de clavarse, de hacerle sufrir, de matarlo. Al mismo tiempo, que me colocaba a un movimiento de esa estrecha salida, de la que dependía, en gran parte, mi huida. Justo antes de disparar dije:
-No creo que ninguna de esas cosas pase- mientras sonreía.
Oleada de dardos (AIF)
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- Hisagi:
- El chico había esquivado el ataque mágicamente al parecer pues con hábiles saltos se alejó como si nada de allí echándose hacia atrás. Ahora el chico venía desde muy lejos y el marine le daría tiempo a reaccionar, cubrió el primer tajo su espada el cual iba al estomago, con el del cuello solo tuvo que agacharse y el del hombro lo bloqueó con su otra espada aunque llevándose un corte en la herida de nuevo ya que con la zurda no tenía mucha fuerza. Gruñó de dolor levantándose después de haberse agachado.
- Voy a arrancarte la cabeza de cuajo.
El hombre comenzó a darle tajos con las dos armas a toda velocidad, iban al cuello, los hombros, el pecho, la cabeza. Trataba de destrozarlo y en total fueron unos nueve tajos tratando de eliminarle con ganas. Por el final de la calle venían mas marines y por tu espalda también aunque estos últimos no los veías. Estaban a punto de rodearte y aquello podía ser bastante peligroso. Por otro lado si huyes de alguna forma el marine con el que peleas se ha quedado con tú cara y eso puede hacer que sean alguien muy buscado y no permitan a los barcos salir hasta que te maten.
Nueve almas. (AMF)
- Virachi:
Mientras habías evitado el ataque huyendo por el callejón el tipo bloquea tus dardos con su hacha al girarla. Tres de ellos le dan, uno en el pectoral derecho, otro en el hombro izquierdo y otro en la rodilla derecha. El hombre frunce el ceño al notar el dolor. Te mira con odio pues tu actitud de gallina le ha molestado, sin embargo cuando has salido del callejón ves frente a ti a dos marines con rifles. Ambos te apuntan mirándote con el ceño fruncido y dispuesto a matarte.
- No saldrás de la ciudad chico. Esta será tu tumba así que di adiós a la vida inútil. ¡Fuego!
Los dos te apuntan a una distancia de cuatro metros y empiezan a dispararte. Son dos simples reclutas que puedes vencer fácilmente pero que te den las balas es bastante peligroso pues podrían matarte. Cada uno a pegado un solo tiro y las balas van a tu pecho y a tu estomago. Pero como es normal son tan rápidas que no las ves.
Doble tiro (AF)
- Primer aviso:
- No esquiveis las cosas asi de facil. Los dos atacantes estaba a vuestro lado y poner que saltais hacia atras para esquivarlos asi de facil os puede costar luego caro en la nota.
Hisagi
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La cosa no había ido del todo bien, como el espadachín había supuesto ya, no le había costado casi nada el detener sus golpes, aunque por suerte la katana que iba hacia su brazo izquierdo con la intención se penetrar aun mas en la herida del marine, más o menos fue algo mejor, impacto aunque con poca fuerza, asique simplemente mostró un gesto de dolor por haber vuelto a golpear aquella herida abierta. Mire fijamente como detrás del empezaban a llegar mas y mas marines, la verdad es que la cosa se ponía demasiado fea, o acababa con eso ya o lo tendría demasiado negro. Ante sus palabras solamente le salió una sonrisa irónica, se notaba que la cosa se estaba empezando a poner tensa. Los tajos que iban directamente al joven espadachín llevaban demasiada fuerza, podría detener alguno de ellos, pero sabía que todos no.
Con las espadas en posición de guardia, empezó a recibir golpes, con un poco de suerte, con la ayuda de dos de sus katanas detuvo los que iban a la cabeza y el cuello. Los directos a los hombros simplemente lo rozaron aunque abrieron una herida en su hombro derecho, un gesto de dolor fue lo único que salió de la cara de Hisagi. Por desgracia el último golpe, el cual iba directamente al pecho no pudo esquivarlo del todo, el filo de la espada paso por el pecho de forma horizontal, provocando una herida poco profunda en todo el pecho, de izquierda a derecha, la sangre que salió de allí fue hasta el cuerpo del marine, y la cara del mismo. El joven espadachín se recupero como pudo, se llevo la mano sin soltar la espada hasta el pecho, había desgarrado con fuerza toda la camisa, aquello podría ser su fin. Miro con desprecio a los ojos al marine, y ahora era el momento de hablar.
-No voy a dejar que una escoria como tu tenga el placer de acabar con mi vida. Creo que es hora de tirar la basura.-Dije adoptando una postura muy vacilona, aunque sentía dolor no podía mostrarlo, eso haría que el sujeto ganase confianza, y eso no sería para nada bueno, estábamos a no más de 2 metro, nuestras miradas estaban entrecruzadas, ambos queríamos la cabeza del otro y no me quedaba tiempo alguno. Era la última oportunidad que tenia, corrí con las katanas todavía entre cruzadas, salte sobre el marine con la esperanza de acabar aquella pelea, desplazando las katanas que llevaba en las manos en varias direcciones, lance un total de siete tajos, hacia el pecho, cuello y cabeza. Con la katana que llevaba en la boca, la moví lo suficientemente rápido, para que justamente en el momento del choque, se acercase lo máximo posible a su cara, por la derecha para propinar con un poco de suerte un golpe en el ojo.
Lluvia Cortante (AMF)
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Cuando vi a aquellos dos tiradores, los observé, antes de que me amenazasen y se dispusiesen a disparar, estaba en una encrucijada, debía matarlos y dirigirme a la consulta. Me apuntaron y dispararon balas, yo no sabía su dirección, pero se dirigían hacia mí, en un rápido instinto, me lancé hacia atrás y al suelo, de espaldas, noté como una bala me silbaba en el oído, y también sentí como la otra bala chocaba contra la pared, la metralla de aquella bala me hizo varias heridas muy dolorosas en el brazo derecho, pero sin importancia. En cuanto a la bala que me silbó, fue directa al callejón, dirección a aquel marine que seguía ahí, observando lo que pasaba por aquella estrecha calle por la que su cuerpo no cabía, he de decir, que la lluvia me ayudó, al dificultarles el apuntar.
Me levanté, y antes de que mis enemigos pudiesen cargar sus armas empuñé mis dagas e me lancé hacia los dos, apuntando a sus estómagos, sujetando las dagas con fuerza, me acercaba más y más hacia ellos, cada vez empuñando mis dagas con más fuerza. Mientras corría les dije:
No creáis que os va a resultar tan fácil, después de lo que he tenido que hacer antes, de dos tiros mal dados no lo vais a conseguir- Dije a la vez que sonreía ampliamente.
Mientras esos marines aun estaban pensando en que hacer, les eché un último vistazo, antes de aproximarme lo suficientemente cerca de ellos como para presentarles a mis duales. Estaba a unos pasos de ellos, mi ataque ya estaba dirigido, pisaba de forma fuerte y segura, con cuidado de no resbalar, cuando quedaban ya pocos pasos, me preparé para el impacto, mi ataque iba hacia ellos.
Dos pájaros de un tiro (AF)
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- Hisagi:
- El espadachín consiguió producirte algunos cortes en tu cuerpo con su gran manejo de la espada. Ahora el chico estaba lanzándole tajos a él. El tipo bloqueaba sus golpes con sus dos espadas como podía a toda velocidad. Era un marine hábil y no era un cualquiera. De repente uno de tus golpes le da en el pecho haciéndole un corte en el pectoral derecho por el que empieza a sangrar, el tajo que das en último lugar hacia su ojo se realiza. El hombre se echó hacia atrás pero su ojo había recibido el tajo y se había quedado tuerto. Golpeó el suelo alejándose y quejándose con las espadas en mano. La sangre salía de su cara sin parar. Ahora te miraba con el ojo cerrado y frunciendo el ceño. Los marines estaban ya llegando y tres de ellos se frenaron a su lado.
- Es tu fin basura.
Los demás marines llegan apuntándote todos y parece que es tu fin, sin embargo cuando están a punto de disparar unos quince hombres una figura encapuchada surge de un tejado. Esta saca una katana y comienza a correr por al lado de los marines realizando cortes y eliminándolos. Solo queda el tipo tuerto el cual corre a por ti. El encapuchado ha matado a los marines ayudándote ahora solo quedáis tu y el marine sin ojo. Dicho marine una vez esta cerca de ti ya que salió corriendo a por ti empezó su ataque. Comenzó a dar un total de seis tajos que iban a tu cabeza, cuello, estomago, pecho, hombro derecho y a las partes nobles. Su velocidad era más que la de antes pues parecía enfadado.
Los seis tajos del sol (AIF)
- Virachi:
La bala que se va por el callejón el da al tipo del hacha en el hombro derecho, este gruñe de dolor y trata de matarte pero el callejón estrecho se lo impide por lo que va a darse la vuelta y seguramente va a ir a por ti para tratar de matarte. Los tipos mueren ante tus dagas y caen al suelo muriendo lentamente. Ahora eres libre de dirigirte a la consulta si quieres la cual queda cerca o hacer lo que quieras. Si no te das prisa en tu decisión el tipo del hacha y varios marines mas van a llegar pues estáis en su territorio. Un borracho sale de una taberna cercana caminando cerca de ti y te mira con tranquilidad. Es un hombre mayor de cincuenta años de pelo castaño y bastantes arrugas mas sus ojos verdes y su ropa antigua.
- ¡Hola! ¡dame dinero chico!
Dice en un tono de tonto mientras se tambalea cayendo al suelo, estaba bastante borracho y se notaba. Por el final de la calle ves como el marine del hacha camina con cuatro marines hacia tu posición, todavía no te ha visto. Ahora tu eres el que decide lo que debes hacer. Eres libre de ir por donde quieras pero recuerda que ahora te están buscando.
Hisagi
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Mis planes habían salido bastante bien, aunque el marine había detenido la mayoría de los tajos que se dirigían hacia él, dos de ellos se los llevo bien dados. El que iba hacia su pecho lo golpeo con fuerza y el golpe que iba hacia su ojo le dejo tuerto por completo, una suave sonrisa se mostro en mi cara al ver que la cosa se ponía un poco mejor, pero no duro demasiado, un total del quince hombres llegaron y me apuntaron, yo me mantenía en calma aunque sabía que todo había acabado. Para mi sorpresa una sombra apareció de un tejado encargándose de los marines que acababan de llegar, parecía que iba a tener más tiempo para luchar contra aquel hombre. El mismo marine se quedo algo impresionado, pero aun así volvió a lanzarse contra mí, parecía que quería acabar conmigo. Lanzo hasta un total de seis tajos, uno que se dirigía hacia mi cuello el cual esquive agachándome un poco, pero al hacer eso la espada que iba a impactar en mi estomago me rozo un poco la cara provocándome una pequeña herida. Me eche hacia detrás para esquivar la que iba al pecho y con suerte esquive la dirigida hacia mis partes nobles. Cargue hacia el pero me impacto su espada justamente en el pectoral derecho, aun así no iba a detener mi ataque, aprovechando que había perdido la visión en su ojo izquierdo sería el mejor lugar para atacar. Usando las katanas en forma de tijeras lance dos tajos los cuales iban directamente a su cuello para cortarle literalmente la cabeza.
Degollación (AIM)
-La gente como tú solo merece la muerte.-Dije con un tono serio. Con un poco de suerte aunque detuviese el tajo que iba por su derecha, era casi imposible que hiciese lo mismo con el que venía en la otra dirección, con que ese mismo impactase estaba más que seguro que le arrebataría la vida a aquel sujeto, ya que iba directamente a la yugular. Una sádica sonrisa se mostró en mi cara al ver lo cerca que estaba de acabar con la vida de aquel repugnante ser, sus ojos se inyectaron en sangre del mismo odio que tenía reservado, no parecía ser el mismo chico de siempre, algo había hecho en esa pelea que sus recuerdos más oscuros cambiasen radicalmente su actitud y forma de pensar. Solo tenía ganas de cargarse a ese marine y colgar su cuerpo sin vida de algún sitio para que viesen lo que se puede llegar a hacer. Pensaba en alguna marca para que la gente supiese quien había acabado con su vida. Lo mejor era unos tridentes en el pecho, eso indicaría que había sido realizado por un pirata.
Virachi
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Lo tenía claro, rápida y fugazmente, volví hacia el callejón, por aquel estrecho pasadizo que había tenido que cruzar antes, lo hice sin que los marines me vieran. El hombre borracho se quedó allí, tirado en el suelo. Salí del callejón por el hueco más amplio, no había moros en la costa, en cuanto salí me acordé de la dirección de aquella clínica, avancé hasta allí, callejeando, con suma cautela, para poder curar mis heridas sin que más marines me lo impidiesen, si me curaba lo tendría mucho más fácil en mi propósito, debía investigar el lugar donde se encontraba mi madre.
Llegué a la clínica, entré y allí se encontraba, un hombre de avanzada edad, con la barba y el cabello ambos blancos, la nariz de patata y los ojos grandes, vestía con una bata blanca, una camisa azul de la que solo se veía el cuello, unos pantalones grises y unos zapatos marrones. El viejo estaba observando un papel en la mesa, cuando entre me miró y me dijo:
Buenos días, ¿Qué desea?-Con una sonrisa de oreja a oreja y una voz amigable y cercana,
Hola, querría curarme de algunas heridas…-Dije mientras le miraba fijamente.
¡Igual que todos chico!- Tras decir soltó una carcajada- Adelante, pasa y siéntate aquí- Mientras señalaba una camilla.
Vale-Avanzando hacia la camilla
El doctor sacó varios aparatos, los colocó encima de la mesa y me preguntó:
Haber chico, donde quieres que te cure-Con actitud cercana
Pues tengo una herida en el hombro-Mientras la señalaba-, y también tengo herida de la metralla de una bala aquí-Mientras me quitaba mi camiseta y le mostraba las heridas-
Bueno, chico, ¿Qué has hecho? Ay, la juventud, siempre metiéndose en líos, en mis tiempos esto no pasaba, no íbamos por ahí enfrentándonos a la gente a punta de pistola, pero bueno, ¿Quién te lo a echo?-Dijo mientras desenvolvía un vendaje.
Bueno, tuve algunos problemillas con alguien- Al mismo tiempo que colocaba la camiseta en el otro lado de la camilla
Bueno, chaval que yo soy de confianza- Soltó otra carcajada- pero bueno, si no me lo quieres decir, no pasa nada, haber, vamos a desinfectarte la herida- Mojando una toallita en un líquido.
Y que doctor, ¿atiende muchos pacientes heridos que no le quieren contar la historia?- Dije mientras me desinfectaba la herida del hombro y la de la metralla.
Más de los que crees chico, yo no me hice médico por el dinero, lo hice por vocación, a veces los marines son muy pesados, porque, supongo que habrán sido unos marines los que te han atacado, ¿verdad?- Preguntó al tiempo que terminaba de desinfectar, y preparaba dos vendas
Bueno, quizás-Dije sin ánimos de contarle toda la historia.
He dado en el clavo, tranquilo chico no voy a decir nada, bueno te colocó la última venda y listo- Colocó la venda en la herida del hombro- Ale, ya estas, en unos días te podrás quitar las vendas, no deberías tener ningún tipo de problema, puedes mover el brazo libremente, pero no te las quites, más que nada para evitar que se te infecte.
Gracias doctor, no puedo pagarle, no llevo dinero encima, en cuanto consiga volveré y le daré lo que le debo, se lo prometo.
No pasa nada chico, tu sobretodo ten cuidado por ahí- Dijo mientras me estrechaba la mano.
Me alejé del doctor y me dispuse a salir por la puerta, pero antes me di la vuelta y le pregunté:
Oiga, doctor, usted no conocerá a una mujer llamada Aurora, vino con un hombre desde La isla de Dawn, el hombre bebe bastante- Mirándolo de forma seria.
Pues si me suena sí, me suena bastante- Mientras se rascaba la cabeza, intentando recordar- ¡Claro! Era una mujer muy afable, vino a mi consulta a curarse una herida que se había hecho cocinando, me contó su historia, al parecer echaba de menos a su hijo- Dijo al tiempo que recogía los utensilios que había utilizado.
Por casualidad, ¿no sabrás donde vivía, o adonde se marchó?-Dije insistiéndole
Pues aquí al lado, me dijo que vivía tres casas más para allá- Dijo sentándose en la silla y cogiendo los papeles que estaba leyendo anteriormente.
Muchas gracias doctor, adiós- Mientras salía de aquella consulta, dirigiéndome hacia la que podía ser, la casa que ocupó mi madre.
Adiós chico-sin apartar la mirada del papel
Corrí hacia allí, muy rápidamente, pero seguro, observando mi alrededor, para evitar encuentros no deseados con marines. Conté una, dos, y tres casas, era esa, abrí la puerta de una patada y entré. Observé la casa, y descubrí dentro a un anciano borracho, me vio, y me dijo:
¡Ven aquí chaval, únete a la fiesta!- Dándole un sorbo a su cerveza
Creo que me he equivocado, ¿cuánto lleva usted viviendo aquí?- Dije procurando ocultar mi rostro.
Llevo aquí 50 años, esta fue, es, y será mi casa hasta que me llegué la muerte- Acto seguido desplomó su cabeza en la mesa y comenzó a roncar.
Aquí no es, no es posible, ¿habré contado mal?-Mientras apartaba la mirada de aquel anciano.
Salí de allí, cerré la puerta, y volví a contar las puertas, en efecto, me había equivocado, me había pasado una puerta, y la de aquel borracho era la cuarta, no la tercera. Me coloqué en la casa correcta y volví a abrir la puerta de una patada, entré y cerré la puerta. Esta casa sí que estaba en silencio, parecía que era la buena, por fin sabría algo más de mi madre. Miré hacia mi derecha, era un salón, normal y corriente, a mi izquierda, una cocina, y al igual que el salón, sin nada raro, subí las escaleras hacia el piso de arriba, había dos habitaciones, una con una cama individual, y la otra con una de matrimonio.
Entré en la de matrimonio, abrí los cajones de la mesilla del lado derecho, no había nada dentro, un par de telarañas y un pañuelo. Me dispuse a mirar en el otro cajón, lo abrí, y para, mi sorpresa, allí había una piedra igual a la que tenía en mi saquito, el saquito que había conseguido en mi casa de La isla de Dawn, el saquito que pertenecía a mi madre, debajo de la piedra, había una carta, la cogí y comencé a leerla:
Hijo, si lees esta carta, es que lo estás haciendo muy bien, tu padre vuelve a querer que nos mudemos, toda la ciudad se ríe de él, le pasa por borracho, hijo te echo de menos, ven pronto, tu padre sigue insistiendo en que hacer estas cartas es una pérdida de tiempo, pero yo no lo creo, tu estas vivo, y vas a venir a rescatarme de este señor, que no hace más que darme disgustos. Hijo, te quiero, si quieres encontrarme, ven a verme a La villa de Shimotsuki.
Esas palabras me llegaron al alma, estaba muy cerca de mi madre, debía ir a esa isla, pero no sabía cómo, cogí la carta y al piedra y las guardé en sus respectivos lugares. Cerré los cajones y salí de esa casa. Pensé en mi próximo movimiento, y se me ocurrió que podía ir a buscar al chico que me ayudó antes, me dirigí hacia el último lugar en el que lo vi.
Anduve callejeando, con cuidado de no encontrarme con marines, me acerqué lo suficiente a la posición del encuentro que tuve con aquel chaval, desde allí pude distinguir 2 sombras que estaban peleando, me acerqué más, y pude comprobar, que una de esas sombras era el chaval de antes, estaba en peligro, debía ayudarlo, pero el joven lanzó un ataque hacia su enemigo, parecía un ataque directo, algo que resolvería la situación, aunque por si acaso, me fui acercando hacia el chaval, lo más rápido que pude.
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El combate contra aquel marine sigue. Te ha hecho bastantes heridas y ahora tu rápido ataque ha conseguido cortarle la cabeza. El cuerpo del hombre está en el suelo desangrándose y la cabeza ha rodado lejos. Virachi puede verte desde su posición y parece que por fin se ha acabado la pelea. El tipo de la capucha mira a Hisagi de forma tranquila y guarda su arma para comenzar a hablarle en un tono tranquilo mientras su oído escucha ciertas pisadas y se da cuenta de la presencia de otra persona.
- Bien hecho chico, deberías tener más cuidado por estos lares. Esta todo lleno de marines y no es un lugar apropiado para los piratas. Yo soy uno de los piratas menos conocidos pero también lo soy. Me llamo Treyu.
(TREYU NPC NIVEL 10)
El hombre se quitó la capucha dejando ver a un tipo de unos 30 años de pelo castaño y con barba de varios días. Sus ojos eran de color miel y sonreía de forma agradable y sincera. De repente miró hacia donde Virachi se acercaba.
- Hola a ti también chico. Bueno ¿Qué os trae por aquí chicos?
Dijo amablemente mientras se sentaba sobre un barril y os miraba con una agradable sonrisa. Parece ser el tipo de personas de confianza y dispuesto ayudar a los demás. Alguien que escasea últimamente por los mares. Vosotros decidís sin contarle vuestros objetivos o pasar de él. Claro que si conseguís su ayuda puede ser una ventaja muy grande contra posibles ataques marines. De repente el tipo saca de su bolsillo una botella de cristal llena de ron y le pega varios tragos de forma tranquila para después volver a miraros de forma tranquila. Aún así no os confiéis pues podría haber más marines cerca, vosotros decidís si fiaros del tipo que ahora está frente a vosotros con una sonrisa.
- Bien hecho chico, deberías tener más cuidado por estos lares. Esta todo lleno de marines y no es un lugar apropiado para los piratas. Yo soy uno de los piratas menos conocidos pero también lo soy. Me llamo Treyu.
(TREYU NPC NIVEL 10)
El hombre se quitó la capucha dejando ver a un tipo de unos 30 años de pelo castaño y con barba de varios días. Sus ojos eran de color miel y sonreía de forma agradable y sincera. De repente miró hacia donde Virachi se acercaba.
- Hola a ti también chico. Bueno ¿Qué os trae por aquí chicos?
Dijo amablemente mientras se sentaba sobre un barril y os miraba con una agradable sonrisa. Parece ser el tipo de personas de confianza y dispuesto ayudar a los demás. Alguien que escasea últimamente por los mares. Vosotros decidís sin contarle vuestros objetivos o pasar de él. Claro que si conseguís su ayuda puede ser una ventaja muy grande contra posibles ataques marines. De repente el tipo saca de su bolsillo una botella de cristal llena de ron y le pega varios tragos de forma tranquila para después volver a miraros de forma tranquila. Aún así no os confiéis pues podría haber más marines cerca, vosotros decidís si fiaros del tipo que ahora está frente a vosotros con una sonrisa.
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