[Rol Moderado/D]Se busca pirata...[Mark Kjellberg]

¿Qué podía decir más que decir que estaba emocionado? Si, pero no de la manera en la que todos creen. Mi corazón no palpitaba incesante y desenfrenado, en mi rostro no había una sonrisa notándose inclusive un poco de incertidumbre por lo que podía pasar, a esta isla llegaba para hacer lo mío, capturar a algún pirata aunque fuese muerto de todos modos, y luego de cobrar el dinero... irme cuanto antes pitando de aquella isla. No me gustaba demasiado estar entre el público, no porque me diera pánico ni nada por el estilo, solamente que mi soberana presencia atraía la atención de varias multitudes, entre ellas principalmente las mujeres.

Si, se podría decir que tengo suerte... o tal vez habilidad con las mujeres, pero vamos... nada que no se pudiese evitar haciendo un poco de vista gorda con estas, dejarlas deseando un poco... ¿entiendes?; El día... bueno, a falta de información anteriormente, se podría decir que a ojo de buen cubero sería un día algo pesado, el calor no era demasiado insoportable... aproximadamente una sensación térmica de 27ºC, algunas nubes pasajeras por el cielo, y al horizonte no muy a lo lejos de la isla... quizás unos 10 kilómetros más o menos, una columna oscura de nubes tormentosas, inclusive leves fogonazos de luz se podían divisar debido a los relámpagos que emergían de estas; Solté un resoplido agobiado ya que no me gustaban demasiado las tormentas, no es que me dieran miedo... pero si que daban mucho palo, no quería mojarme.

De pronto, choqué con una mujer, una fémina joven que seguramente no superaba los 20 años de edad. —¡Oh, lo siento! Y-yo... no vi por donde iba.— se excusó ella. Una mirada avergonzada delataba su culpabilidad e inocencia. Un leve rubor en sus mejillas hizo que me decantara a ser cordial, más que seductor.
—Descuida, he sido yo el culpable de este accidente.— comenté cerciorándome falsamente de que estuviera bien, simplemente acariciando o rozando mis manos por sus antebrazos y lados de la cintura. —Bien, parece que estás en una pieza... disculpa mi torpeza.— dije llevando mi mano diestra al abdomen y la izquierda en la zona inferior de mi espalda, inclinando mi cuerpo hacia adelante a modo de reverencia. Luego de eso, tomé su mano diestra y deposité un gentil beso en el dorso de esta. La joven de cabellera rubia y senos voluminosos pero tapados por un vestido bastante casto se sonrojó y sus piernas temblaron un poco.

—N-no... por favor, fue mi error.— insistió ella, a lo que yo solamente renegué con la cabeza.
—Déjame invitarte a algo, por este pequeño y curioso percance, ¿aceptarías mi humilde oferta?— dije haciendo hincapié en la palabra "humilde", como si indirectamente quisiera destacar que estaba siendo más falso que mujer usando Wonderbra.

La chica simplemente accedió a mi proposición, e inmediatamente empezamos a caminar hasta la taberna más cercana. Su incomodidad ante mi presencia o más bien vergüenza, se hacía notar al ponerse las manos al frente de su cuerpo. Encogida de brazos y sin ánimos a mirarme a no ser por un par de veces que nuestras miradas se cruzaron y ella la desviaba inmediatamente... inocente palomita, quien fuera a advertirte que te estabas metiendo en la boca de los lobos; Entramos a la susodicha taberna, mientras que la gente nos miraba raro... especialmente a mi, casi como si fuese una especie de rechazado u presencia incómoda en el lugar, tal vez habría algo interesante que contar aquel día, total... quedaban unas nueve horas todavía para que llegase la noche, ni siquiera habían tocado las doce campanadas diurnas en aquel nuevo día.

La música sonaba sin duda alguna dentro de aquella taberna. Algo oscura, iluminada vagamente por las pequeñas ventanas por las cuales penetraban varios haz de luz. La chica se veía algo intimidada por el aroma tan intenso a tabaco y alcohol que ya penetraba nuestras narices y un poco más quemaba los vellos de la nariz; Palmeé suavemente la espalda de la chica, a lo que esta dio un pequeño sobresalto, para luego mirarme rápidamente de reojo forzando una pequeña sonrisa ya que no pensaba que le traería a un lugar como este, pero tampoco se negaría demasiado a ello. Cuando nos acercamos lo suficiente a la barra, aparté cuidadosamente a un borracho que de tanta curda que tenía, se había dormido recostado sobre la madera de la barra, sobre su propio pequeño encharcado de saliva reseco.

Di dos golpes a la barra con los nudillos de mi mano izquierda, mientras que la joven ya algo menos intimidada por el ambiente de aquella taberna el cual rebozaba en alegría y un poquito de descontrol, se sentaba en una banca a mi lado, mientras yo me quedaba parado... al final de cuentas tampoco tenía la necesidad de sentarme debido a mi altura. —Eh, ¡cantinero!— expulsé por mi boca a puro pulmón, a lo que el cantinero sonriente mientras lustraba un vaso, se acercó a mi.
—¿Qué se le ofrece, muchacho?— preguntaba mirando con una expresión disimuladamente libidinosa a la chica de cabellos rubios.
—A mi una jarra bien fría de cerveza, y a la chica... lo que pida.— decía sonriendo bastante confiado, curvando mi ceja izquierda hacia arriba; —Un vaso de cerveza, más chico que una jarra... p-por favor.— titubeó un poco ante la orden, parecía como si quisiera impresionarme o no decepcionarme por no desear beber alcohol. Solté una pequeña y oculta risotada, cruzándome de brazos mientras esperábamos la orden, a lo que obviamente... yo miré hacia un lado, viendo que había una cartelera con varios Wanted, entre ellos algunos con muy buena recompensa, y otros... bueno, con no tanta. Muchos de ellos no me llamaban demasiado la atención, y algunos otros me cautivaban pero no parecían tener demasiado renombre como para ganar buena pasta con estos...

—Aquí tienen sus cervezas, disfruten.— musitó el tabernero, para luego dibujar una sonrisa oculta tras su frondosa y canosa barba. Tomé la jarra, y la joven rubia tomó su vaso. Ambos chocaron levemente en un tintineante chillido, para luego empinar la jarra sobre mis labios y beber su contenido de un solo trago, ella solamente tomó un sorbo notándose el arrugar de su rostro ante tal amargo e incómodo sabor para sus papilas gustativas castas de cualquier bebida alcohólica; Justo cuando pensaba en comenzar una conversación con la chica, esta bajó la cabeza encogiéndose de hombros. Dejé la jarra a un lado y llevé mi mano diestra hacia su mentón. Posando gentilmente los dedos sobre su mentón, levanté su rostro para fijar mi mirada afilada sobre sus orbes oculares.

—¿Sucede algo, bonita?— pregunté yo, sonriendo de medio labio, algo seductor inclusive.
—He... he de irme, disculpe... p-pero debo volver a casa.— respondió ella, apartando su rostro de mi mano y luego empezando a retirarse velozmente. No me dio tiempo ni de decirle algo que la vi escabullirse entre la gente y pasar por la puerta del local. Suspiré pesadamente y luego de eso simplemente me dirigí hacia la cartelera con los carteles de Wanted, no sin antes dejar varias monedas sobre la mesada de la barra, pagando ambas ordenes de cerveza. Revisaba una por una aquellas recompensas, hasta que curiosamente... encontré una que no estaba para nada mal, inclusive el tabernero se vio interesado al ver que estaba agarrando ese cartel en especial.

—Mark... "El indomable".— dijo él, a lo que llamó mi atención y volteé la cabeza mirándole. Me acerqué de nuevo a la barra mientras veía como él lavaba y lustraba secando los vasos y jarras que habían sido usadas, escuchándose de fondo como empezaban a cantar otra canción de las tantas que se conocían en las tabernas.
—¿Le conoces?— pregunté dejando aquel cartel sobre la barra, mirando con cierto recelo aquella sonrisa confiada que el muchacho mostraba en la imagen, una sonrisa que le sacaría a puros golpes en la cara.
El tabernero asintió con la cabeza fugazmente, acariciándose su frondosa barba. —Si, y dudo que puedas siquiera acercarte a él. Es muy conocido por aquí... de hecho, hoy mismo está abasteciéndose en esta misma isla, lo hace una vez cada mes... ¿por qué querrías caminar hacia tu muerte, teniendo tantas recompensas más fáciles que esa?— contestó él, a lo que yo solamente solté una pequeña risa irónica.
—Cuando quiera tu opinión y bendición a la hora de cazar a alguien, te la pediré... pero no te pagan por ello, ni lo haré.— dije mientras me empezaba a alejar de la barra. —Gracias por la cerveza... ¡Ah! Y por el cartel, que me lo llevo.— le guiñé un ojo y sonreí irónicamente, para luego darme la vuelta y caminar pasando entre la gente, para irme de allí.

Aquel tabernero simplemente refunfuñó algo a regañadientes, siguiendo en sus labores. La taberna poco a poco luego de que salí fue quedando atrás, la música se iba desvaneciendo cual polvo en el viento. Ahora solamente restaba saber dos cosas... la primera era donde demonios se había metido aquella chica atractiva de cabellos rubios. La segunda... que la verdad no me importaba mucho, mientras sostenía su cartel de Wanted en mi mano diestra... arrugado y enrollado, era encontrar a Mark "El Indomable", vaya apodo... a ver si en verdad era indomable o solamente era un apodo que no se merecía tener.

Miraba hacia todos lados mientras aquella calle principal en Villa de Syrup directamente quedaba repleta... bueno, al menos teniendo en cuenta la cantidad de gente que se encontraba en aquella isla. Solté un bufido agobiado ya que no tenía ganas de andar persiguiendo a una mujer, pero me había parecido sumamente rara la forma en la que se había ido, y a decir verdad... una cabellera rubia como la de ella y una figura sumamente escultural, o bueno... al menos llamativa, iba a destacar entre toda la gente, y teniendo en cuenta mi altura... no sería demasiado difícil el hallarla entre todo ese manojo de gente que se pechaban entre si para pasar. Parecía inclusive como si quisieran taparme el camino y evitar así que me acercase a ella, pero no tomaba mucho esfuerzo apartar a la gente para así seguir a la muchacha, la cual me miraba de vez en cuando de reojo, con una cara espantada... como si tuviera miedo de que la estuviera siguiendo, o no quisiera que la siguiera. ¿Estaría ocultándome algo de por si? Desconocía aquello con plena seguridad, pero solamente había una manera de averiguarlo... Y si, me refiero a seguirla hasta donde ella me llevase.

Un callejón sin salida, eso fue lo que vi. La chica estaba allí, a lo que el aroma rancio de la basura y putrefacción penetraban mis fosas nasales. Arrugué la cara debido a esto pero ignoré por completo eso, no era algo demasiado inaguantable, lo que si me terminaría tomando por sorpresa es que... con un rostro preocupado, renegó rápidamente con la cabeza, pero era demasiado tarde, un hombre fornido y de casi mi misma altura me tomó por debajo de los brazos pasando los suyos por estos y luego posando las manos en mi nuca, haciéndome así una llave bastante fuerte, no podía mover mis brazos y costosamente mi cuerpo. De entre las casas y demás, ocultos en la espesura de las sombras creadas por el sol chocando contra las casas de la villa.

—Bueno... ¿así que era una emboscada nada más? Tenías cara bonita, pero... ¿ya dos veces en un año? Madre que los parió... ¿en serio?— bufé arrugando el ceño, ya me había pasado antes aquello de dejarme llevar por la cara bonita de una mujer y que terminaran agarrándome otros tipejos y me viera obligado a darles una paliza... aunque yo también recibiera varios golpes por parte de los contrarios; Mucho más no pude decir de todas maneras, ya que uno de ellos se acercó a mi y me dio un puñetazo en la boca del estómago que directamente me terminó sacando todo el aire. Abrí los ojos de par en par por unos segundos debido a lo sorpresivo que fue ese golpe. Mis ojos parpadearon en un azulado intenso, y por menos de un segundo mis pupilas se afilaron como las de un reptil, pero rápidamente volvieron a la normalidad.

—No les recomiendo hacer eso...— dije entre un leve resoplido por mis fosas nasales. Solamente era una recomendación, claro... era fácil para ellos ignorarme olímpicamente y seguir atacándome, pero quedaba claro que los que saldrían perdiendo serían ellos... o quizás no; Miré fijamente a la chica de cabellera rubia mientras esperaba que aquellos sujetos decidieran algo que hacer por siguiente, en su rostro se notaba cierta tristeza, vergüenza... arrepentimiento inclusive, ¿acaso la estarían obligando a hacer eso?...

—Considérate hombre muerto, mocoso. Nadie se mete con mi novia y vive para contarlo. Lamentaras meterte conmigo. Soy un capitán de 50.000 Berries de recompensa… espero disfrutes como te mato lentamente.— dijo él, mientras parecía colocarse en posición para atacar. Se le notaba muy enfadado, ¿y quien no? Según él, su novia me había besado... y con qué razones me pregunto yo la verdad, porque no había hecho demasiado para que aquella fémina se quedara encantada, pero bueno... son gajes del oficio y de ser tan perfecto como lo soy.
—Eh, pero no te enojes... hombre, no me molesta compartir siempre que no lo hagamos al mismo tiempo.— decía encogiéndome de hombros y demostrando una expresión sumamente despreocupada.

Cuando arremetió hacia mi, me puse las manos en los bolsillos mientras le miraba fijamente, demostrando indiferencia hacia las palabras y amenazas de aquel sujeto, si bien podría tomarme por sorpresa y atacarme de una manera que mostraría la bajeza de la que los Piratas son capaces de tener, realmente no me preocupaba demasiado por aquel sujeto Si, podría gritar a los cuatro vientos que es un Pirata con una recompensa de 50.000 Berries, pero de ahí a que mereciera aquella recompensa y no solamente fuera mucho ruido y pocas nueces, eso quedaría en mi a decidir; De todos modos, cuando se adelantó hacia mi, aún con mis manos metidas en los bolsillos, giré el tronco de mi cuerpo hacia la derecha, y flexionando levemente mis piernas, las estiré de golpe también moviendo los tobillos para así impulsarme y saltar hacia un lado. No fue un salto demasiado grande... como mucho un metro hacia un lado para así esquivar el golpe de manera suficiente como para que no me impactara.

—¿Eso es todo lo que un pirata de 50.000 Berries por su cabeza, tiene para dar?— cuestioné para luego soltar una pequeña risotada, girando los ojos despreocupadamente y luego de eso posicioné mis puños frente a mi rostro, uno levemente más arriba que el otro. Giré mi cuerpo hacia la izquierda mientras que adelantaba mi pierna zurda. Volteando la cadera a medida que giraba el pie para mover mi cuerpo, lancé una potente patada con mi extremidad inferior derecha. Aquella patada iba dirigida directamente hacia el cuello de mi contrincante, con la intensión de dejarle mareado. ¿Daría en el blanco, o solamente seguiría su rumbo? Cual fuera el caso, si daba la patada... volvería mi pierna a la posición original y con los brazos subidos para intentar cubrirme ante algún posible contra-ataque, y si le erraba... seguiría la patada con fuerzas girando mi cuerpo en el eje de la pierna izquierda y quedar en la misma posición.

Patada Giratoria [AF]

Y como era de esperarse, bloqueó aquella patada que le había lanzado. Era un ataque demasiado simple como para que diera en el objetivo así como así. Al ver cómo lanzó la patada, puse en tensión los músculos de mi abdomen para que al menos el ataque no me hiciera tanto daño como estaba destinado a hacer. De todos modos me tiró un poco hacia atrás, arrastrando los pies por el suelo al estar derrapando debido al ataque. Tensioné mi cuerpo para detener aquel derrape y luego agité mi cuerpo en un rápido movimiento fugaz como si me sacudiera el "polvo" debido a ello. Sonreí levemente y me acaricié un poco el abdomen luego de eso, como si le diera muy poca importancia a una patada de esa índole, aunque debía admitir que había dolido lo suyo. Simplemente giré los ojos despreocupado por las palabras del contrario, a decir verdad me importaba poco y nada lo que tuviese que decir, ya me había decidido a capturarlo, vivo o muerto... si es muero mejor aún, un pesado menos en el mundo el cual roba mi preciado oxígeno.

—Deja de hablar y peleemos, que aunque me derrotes... a tu novia le sigo gustando yo, enano.— decía refiriéndose a la diferencia de altura que había entre los dos, más de veinte centímetros aproximadamente entre cabeza y cabeza. Me puse un poco más en serio ante aquel combate, al final de cuentas había golpeado mi estómago de tal modo que me tendría que cuidar un poco más si es que quería salir victorioso de esta; Avancé hacia "El Indomable", aquel pirata con recompensa de 50.000 Berries por su cabeza, a media velocidad... pisé fuerte con mi pierna derecha contra el piso, girando hacia ese mismo lado volteando mi cuerpo y lanzándole otra patada giratoria a la cabeza... pero evidentemente, esta la erraría por gusto simplemente para que cubriera por arriba lo más confiado del mundo, pero seguiría girando con mi pierna izquierda levantada, flexionando la derecha y así ahora arrastrar la pierna por el suelo, buscando pegarle con mi pantorrilla zurda en los tobillos y así voltearlo o al menos tirarlo al suelo. La patada iba con potencia, no demasiada pero si buscando hacerle bastante daño en su base de estabilidad: Los pies; Me levanté lo más rápido que puse y reculé unos cuantos pasos, alejándome dos metros del contrario, subiendo mis brazos a modo de guardia.

Patada a los tobillos. [AIF]

Al parecer había herido su orgullo en demasía, debido a que directamente su mirada se mostraba enfurecida. Sonreí de manera confiada pero no demasiado... la pelea aún no había terminado. Acaricié mi abdomen con mi mano diestra mientras veía que aquel pirata sacaba de uno de sus bolsillos una cuchilla con un filo aproximado de treinta centímetros. Arrugué el ceño y suspiré levemente, decepcionado realmente ya que me esperaba una pelea justa donde solamente usáramos nuestro cuerpo como armas y nada más; Renegué con la cabeza demostrándole lo "decepcionado" que estaba de él aunque realmente me diera lo mismo lo que fuera a hacer aquel sujeto. Cuando arremetió hacia mi, lo primero que hice fue despertar la forma híbrida de mi Zoan Mitológica, transformándome en una especie de dragonoide de color azul con un par de alas grandes sobresaliendo por mi espalda, garras en vez de manos y el tamaño de mi cuerpo o al menos la masa muscular había aumentado en demasía. Solté un rugido sumamente potente cuando aquel tipo me atacó. Enfocaba únicamente mi vista en la mano que portaba el cuchillo... la otra mano me importaba poco y nada ya que sería un puñetazo... nada sospechoso entre manos directamente.

—¡PATÉTICO!— exclamé en un tono de voz que denotaba ser más rasposo y grave que el normal. Con mi mano derecha pegué un manotazo fuerte y rápido al lado externo de su puño zurdo, buscando así desviar su ataque como también atendiendo a su otra mano... la que sostenía la cuchilla. Sacrifiqué la integridad de la palma de mi mano izquierda parando el recorrido de aquella cuchilla a costa de que atravesara la carne de mi extremidad. Entrecerré un ojo y apreté el puño lo mejor que pude para sostener su mano y que no se moviera de mi cercanía. Solté otro rugido mientras que con mi mano derecha, tiré un potente zarpazo a su cuello utilizando las garras que habían aparecido en mis manos debido a la forma híbrida de Dragón de Hielo, buscando obviamente atravesar el cuello, o al menos dañarlo de tal modo que alcanzara las yugulares y el esófago, degollándolo prácticamente o al menos buscando hacer eso, que fuera el fin de la vida de aquel patético pirata... y que sus deseos de grandeza se vieran aplastados por la fuerza abrumante de... si, de mi.

Zarpazo al cuello [AMF]

Sus palabras me importaron poco y nada, a decir verdad... detestaba que me hubiera tenido que dañar la mano de ese modo solamente para poder darle un golpe certero que terminase con su vida de una vez, pero... al menos parecía ser que lo había logrado. Cuando cayó al suelo inerte por la pérdida de sangre en su cuello, fue entonces cuando escuché el sonido de unos rápidos pasos colocándose tras de mí. Era un callejón sin salida, ¿cómo demonios iba yo a saber que la Marina estaría también detrás de este individuo? De todas maneras, arrugué el ceño y simplemente volví a mi forma humana, sacándome la cuchilla de mi mano izquierda para luego tirarla inmediatamente al suelo. Me volteé lentamente y alcé las manos como indicando de que no me resistiría al posible cateo u simplemente arrestarme para averiguaciones, aunque al momento que supieran de quien se trataba aquel ser que yacía muerto en el suelo posiblemente ya me dejarían suelto y lo más seguro es que cobraría la recompensa por este... sin duda alguna había cierto halo de emoción en mi interior, como si quisiera saber cuánto me iban a dar... por más que en el cartel dijera que había 50.000 Berries por su cabeza.

—¡Déjenlo, él no ha hecho nada!— vociferó una voz que me resultaba sumamente conocida.
—Señorita, no se meta en esto... le pedimos por favor que se retire del perímetro próximo a estos individuos.— comentó uno de los Marines, que dejaba de apuntarme para voltear y mirar fijamente a la rubia. Si, era ella... definitivamente era su voz inocente e inconfundible la que se escabullía entre los fornidos cuerpos de aquellos Marines, aunque muchos de ellos fueran simples reclutas, había uno de ellos que se notaba más corpulento que los demás... posiblemente su superior.
—Eh, muchachos... no hay necesidad de apuntarme con esos rifles, ¿verdad? No soy ofensivo... al menos no con la Marina, si con los piratas que tienen una buena recompensa.— sonreí de manera confiada y despreocupada ante el asunto que me estuvieran apuntando directamente a la cara. Para ser sincero, no les tenía miedo a los Marines, es más... me daban realmente igual, al final de cuentas no había hecho nada malo... lo que no habían logrado ellos al poner el cartel de Wanted, lo había hecho yo en un solo día, o bueno... tarde.

Empezó a llover y cada vez más intenso, mientras que uno de los Marines me indicó que les siguiera, al parecer iban a tratarme como un malhechor más, ¿o quizás no? Eso estaba por descubrirse. No me pusieron esposas, cosa que me pareció raro ya que directamente a la mayoría, aunque estén en investigación, los esposaban usualmente con Kairoseki simplemente para suprimir los poderes y así negar cualquier posible ofensiva que pudieran querer ocasionar los sospechosos.
—¡Hey, hey! ¡Esperen!— gritó de nuevo la chica, la rubia... la cual quedó totalmente de lado.
—Te dijimos que te alejaras, niña.— y sin más, la empujaron con cierta violencia. La chica quedó tendida en el suelo, mientras los Marines me llevaban a una pequeña caseta que tenían ellos ya, para hacerme varias preguntas. Estuvieron por lo menos unas dos horas preguntándome cosas sumamente estúpidas como donde había estado en los últimos dos meses, si había hecho algún acto delictivo alguna vez... si lo había hecho, ¿quien en su puto sano juicio les contaría a los Marines? Ni el menos avispado en el universo lo haría, es de sentido común no hacerlo.

Al final me dejaron ir, cuando empezaba ya a despejar un poco el cielo y aparte me habían curado la mano... cosa que admito, fue más dolorosa que una patada en los huevos, juro por quien sea... que hubiera preferido cincuenta patadas en los testículos, que volver a pasar por eso, maldito pirata que para peor había contaminado mi nombre siendo mi tocayo, vaya pedazo de mierda... pero bueno, eso es lo que sucede cuando tienes el mismo nombre que la encarnación en hombre de la palabra "Perfección"; Salí de aquella caseta donde me tenían los Marines, habiendo cobrado la recompensa por "El Indomable" y aparte con mis pertenencias, la chica de cabellos rubios se había aparentemente borrado de ahí, pasaría un par de días en la isla... pero obvio, en son de paz. Ah, seguramente el tendero me regalaría unos tragos por haber derrotado a Mark, que bonito será restregarle en la puta cara el dinero que me había dado la Marina.

—¡Oye, e-espera!— vociferó una voz conocida. Volteé mi cuerpo y ahí la vi, a ella... la chica de cabellera rubia que se acercaba a mi correteando torpemente debido a las sandalias que llevaba puestas.
—Eh, tú... ¿qué haces por aquí? Pensaba que te habían mandado a casa los Marines, preciosa.— dije yo, enarcando una ceja algo confundido, esperando alguna respuesta por parte de ella.
—Uhm... fui yo quien llamó a los Marines, vi un barco en el puerto, y no pude evitar a-arremeter hacia ellos y... decirles.— dijo ella, para luego abrazarme repentinamente. —G-gracias por protegerme... ese pirata me tenía... como esclava, obligada por una deuda que de tonta... t-tuve con él.— murmuraba avergonzada por el hecho. El abrazo fue algo que me sorprendió a decir verdad.

Le palmeé la cabeza como intentando comprender su situación y luego resoplé por la nariz. —Venga ya, ¿me aceptas un trago entonces? O quizás otro beso...— propuse yo subiendo y bajando las cejas seductoramente. La joven se sonrojó y me rodeó el cuello luego de dar un salto para así alcanzarme. Me empezó a besar y luego se abrazó de mi antebrazo izquierdo. Me susurró algo al oído luego de besarme y mientras estaba colgada... que directamente me hizo sonreír de medio labio. Si, ya sabrán a estas alturas qué significa que lo que me susurró implica una cama y estar sin ropa... No, no haremos modelaje ni pintura desnudos, no voy a entrar en detalles... pero digamos que ese día fue un buen día para ser cazador...