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Akuma no mi
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Isla de Dawn, ubicada en el East Blue. Un bonito lugar donde pasar unas vacaciones, e incluso su clima parecía el de una isla tropical, un sol sofocante y ni una nube en el cielo, pero para tu desgracia ese no era tu cometido en aquel lugar, pues habías escuchado de que una banda de asesinos se había atrincherado en la isla y al parecer eran bastante peligrosos, pero podía ser un simple rumor, por lo que lo primero que deberías hacer es buscar información en el pueblo o intentar localizarlos por tu propia mano.
- Off:
- El post es una pequeña introducción a la trama, después los post seran mas largos
Mark Kjellberg
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Isla de Dawn. Ah~ Tantas veces había pisado esa isla pero sin embargo, ninguna de esas oportunidades habían sido gratas. ¿Esta sería la excepción a ello? Claro que no, esta ocasión no sería una de esas veces tranquilas en las que podía pisar tierra firme en la Isla de Dawn. ¿Porqué, se preguntarán? Pues básicamente por la razón de que el Marçois, mi padre adoptivo, hermano de mi fallecida madre, me tenía tanta bronca al no haber podido matarme cuando tuvo la oportunidad, que a cada vez que sus guardias personales me veían, siempre querían intentar darme una paliza solo porque su "amo" o mejor dicho jefe se los ordenó así cada vez que notaran mi presencia en la isla. Sí, me la estaba complicando demasiado el hijo de perra, pero no solamente venía por pasear a Dawn, sino que también, estaba siguiendo la pista de una banda de asesinos que se había oculto en esta; Llegué temprano al puerto, eran aproximadamente las seis y media, afortunadamente viajé gratis. Por suerte quien navegaba y lideraba el barco era una mujer, y a decir verdad, por que anduviera por sus treinta y tantos, era una hermosura de mujer, con curvas turgentes y bien formadas, casi ni un gramo de grasa y... bueno, ya, demasiado por hoy, que todavía estamos en horario de protección al menor.
— Gracias por la noche, querido. — musitó la mujer, dándome un agarrón de trasero que un poco más sentí que me estaba palpando el intestino delgado.
— De nada, Naomi. A ver si nos encontramos de nuevo y me haces un viaje gratis. — le respondí yo. No tuve la osadía de meterle mano, pero sí le guiñé un ojo de manera pícara, y acto seguido me dispuse a bajarme del barco. Pisé puerto de una manera tranquila y despreocupada, acomodándome el bolso con mis pocas pero importantes pertenencias. Caminé a pasos taciturnos y tranquilos, sin prisa pero sin pausa por la madera del puerto, escuchando el rechinar de los tablones mojados y los clavos oxidados pero resistentes aún. No tardé mucho en llegar a Villa Fucsia, supongo que podría preguntar en la taberna local si alguien sabía algún rumor o se corría la voz de algunos movimientos oscuros u sospechosos sobre alguna banda de asesinos o algo por el estilo. ¿Primer destino entonces? Sí, adivinaron bien, la taberna; Me tomó no más de diez minutos en llegar, vistiendo lo mismo de siempre... una sudadera negra, la bermuda del mismo color y unas botas negras aparte de las muñequeras.
— Gracias por la noche, querido. — musitó la mujer, dándome un agarrón de trasero que un poco más sentí que me estaba palpando el intestino delgado.
— De nada, Naomi. A ver si nos encontramos de nuevo y me haces un viaje gratis. — le respondí yo. No tuve la osadía de meterle mano, pero sí le guiñé un ojo de manera pícara, y acto seguido me dispuse a bajarme del barco. Pisé puerto de una manera tranquila y despreocupada, acomodándome el bolso con mis pocas pero importantes pertenencias. Caminé a pasos taciturnos y tranquilos, sin prisa pero sin pausa por la madera del puerto, escuchando el rechinar de los tablones mojados y los clavos oxidados pero resistentes aún. No tardé mucho en llegar a Villa Fucsia, supongo que podría preguntar en la taberna local si alguien sabía algún rumor o se corría la voz de algunos movimientos oscuros u sospechosos sobre alguna banda de asesinos o algo por el estilo. ¿Primer destino entonces? Sí, adivinaron bien, la taberna; Me tomó no más de diez minutos en llegar, vistiendo lo mismo de siempre... una sudadera negra, la bermuda del mismo color y unas botas negras aparte de las muñequeras.
Me adentré a la taberna, sintiéndome un poco vigilado, pero eso era lo usual... siempre que entra alguien por inercia voltean a mirar de quien se trata. La música que sonaba de fondo era bastante agradable, y había una mujer cantando con una voz más que angelical. Mis pasos me llevaron hasta la barra, agarrando una banca y sentándome tranquilamente. Aclaré mi garganta de forma sonora esperando que se acercara el tendero o cualquier ser que atendiera aquella taberna, hacía mucho que no venía por estos lados así que no sabía si las cosas habían cambiado para bien o para mal. No me preocupaba mucho por ello.
— Buenas... ¿alguien que pueda servirme? — cuestioné al principio en un tono de voz elevado. Al momento que se acercase alguien al otro lado de la barra, hablaría de nuevo. — Una jarra de cerveza, y ... ¿cuanto pides por un poco de información? — dije después. Sonreía con cierta... malicia tal vez, quería terminar mi trabajo pronto. Desconocía cuantos eran realmente, pero eso era lo que menos me preocupaba realmente. Conociéndome, siendo la encarnación en vida de la palabra "Perfección", no me pasaban ni las balas -no literalmente, pero se entiende-. Solamente faltaba recaudar la información suficiente, derrotar a los susodichos asesinos, e irme con los bolsillos llenos y un poco más de fama.
— Buenas... ¿alguien que pueda servirme? — cuestioné al principio en un tono de voz elevado. Al momento que se acercase alguien al otro lado de la barra, hablaría de nuevo. — Una jarra de cerveza, y ... ¿cuanto pides por un poco de información? — dije después. Sonreía con cierta... malicia tal vez, quería terminar mi trabajo pronto. Desconocía cuantos eran realmente, pero eso era lo que menos me preocupaba realmente. Conociéndome, siendo la encarnación en vida de la palabra "Perfección", no me pasaban ni las balas -no literalmente, pero se entiende-. Solamente faltaba recaudar la información suficiente, derrotar a los susodichos asesinos, e irme con los bolsillos llenos y un poco más de fama.
- OFF-ROL:
- Apariencia de la mujer madura {Naomi} (?)
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Al llegar a la taberna un hombre de avanzada edad, que limpiaba una jarra de cristal con un trapo responde a tu llamada, delante de ti puedes ver sus rasgos, tiene que estar entre los 60 y los 70 años, una barba prominente y canosa y una calva que le brilla con la luz, que al oír que quieres una jarra de cerveza te la pone con la misma jarra que estaba limpiando segundos antes.
-La jarra de cerveza te cuesta unos cuantos berries.-Dijo al ponértela delante de la cara, golpeando levemente la barra y haciendo que un poco de espuma cayese por fuera-La información te costara un poco más.-Hablo mucho más bajo para decir esta frase, puede que las tabernas fueran fuente de información pero no sabrás cuan fiable será-A ver si lo adivino ¿Los bandidos, cierto? Ya han pasado varios como tu por aquí, aunque no han vuelto.-Hizo una pequeña pausa-Pues podría decirte su última posición conocida gracias a unos mensajeros que pasaron cerca de allí, aunque te costara unos veinte mil berries…-Su cara tenía una expresión avara cuando dijo esto y se frotaba las manos relamía a cada poco, como si ese dinero fuese lo suficiente para comprar un prostíbulo o al menos un barco y un par de putas.
Es tu decisión pagar el dinero para saber la información o sacársela a golpes, esta última parece más efectiva y hará menos daño a tu bolsillo, aunque puede que eso alerte a los guardias de tu padre adoptivo. Tú decides.
-La jarra de cerveza te cuesta unos cuantos berries.-Dijo al ponértela delante de la cara, golpeando levemente la barra y haciendo que un poco de espuma cayese por fuera-La información te costara un poco más.-Hablo mucho más bajo para decir esta frase, puede que las tabernas fueran fuente de información pero no sabrás cuan fiable será-A ver si lo adivino ¿Los bandidos, cierto? Ya han pasado varios como tu por aquí, aunque no han vuelto.-Hizo una pequeña pausa-Pues podría decirte su última posición conocida gracias a unos mensajeros que pasaron cerca de allí, aunque te costara unos veinte mil berries…-Su cara tenía una expresión avara cuando dijo esto y se frotaba las manos relamía a cada poco, como si ese dinero fuese lo suficiente para comprar un prostíbulo o al menos un barco y un par de putas.
Es tu decisión pagar el dinero para saber la información o sacársela a golpes, esta última parece más efectiva y hará menos daño a tu bolsillo, aunque puede que eso alerte a los guardias de tu padre adoptivo. Tú decides.
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Me esperaba que fuese lo suficientemente amable como para no cobrarme una fortuna. Bien, la cerveza lo valía, y no fue demasiado cara, pero... su rostro se deformó completamente cuando le mencioné lo de la información. Sabía lo que buscaba, era extraño que lo supiera pero tal vez era lo único que pasaban preguntando por allí, ¿no sería el primer caza recompensas interesado en ellos tal vez? No lo sé, pero su cara... 20.000 Berries por una información de mierda que quien sabe inclusive si llegaría a ser cierta. Solté un pequeño suspiro, sin emitir palabra alguna por mis labiales. Bebí un gran trago de la cerveza que me había pedido, intentando mantener la compostura por el simple hecho de que me quería timar. Por ese precio era más que obvio que eso deseaba hacer. Apreté los puños, inclusive llegando a rasgar un poco la madera pulida de la barra en la taberna. La música seguía sonando por lo que la gente se encontraba más concentrada en sus propios asuntos que en fijarse para el lado en donde estaba yo. — Así que veinte mil por eso que has dicho, ¿ah? ... Nada mal... — entreabrí un poco la boca, cerrando los ojos, levantando las cejas y relamiéndome los labios empezando por el superior, soltando un fugaz resoplido por la nariz a modo de risa irónica.
De golpe apoyé con firmeza la mano izquierda en la barra saltando por encima de esta al hacer apoyo. Arremetí directamente hacia el tendero de la taberna, agarrándolo de los hombros y tirándolo al suelo ya escondiéndonos o esperando lograr eso tras la barra. — Mira, cabronazo... ¿me has visto cara de haber nacido ayer? Está bien que sea grande, musculoso y que irradie tal perfección que te pienses cago el dinero en rollos de un millón de berries por zurullo. ¿Pero crees que no me hacen sinapsis las neuronas o algo por el estilo? — cuestionaba yo mientras le agarraba firme de la ropa, llegando a arrugar esta. Evidentemente quería sacarle información aunque necesitara usar la fuerza. Realmente odiaba tener que recurrir a esto, pero justamente 20.000 Berries no me los podía costear, menos por algo que podría llegar a ser falso como que no, y arriesgarme no estaba en mis planes exactamente; Le miraba fijo, arrugando el ceño de una manera bastante violenta. Mis pupilas se deformaron un poco, volviéndose afiladas como las de un reptil, no... como las de un Dragón. Mis uñas se clavaron en sus ropajes, buscando intimidarlo lo más posible.
— No tengo miedo de usar la fuerza, menos con un viejo avaro como tú. Veinte mil patadas en los huevos te voy a dar hasta que quedes estéril y no puedas controlar el esfínter. — hice una pausa y llevé una de mis manos a su cuello, tenía ganas de usar la forma híbrida de mi Zoan, pero no... por ahora me controlaría lo más posible. — Venga, suelta la información, viejo... no tengo mucha paciencia con la gente que quiere estafar a otros. Seguro ya se lo hiciste a otros que han venido por aquí... ¿Verdad? Sabías qué quería saber, no eres un ignorante, sabes lo que quiero saber y quiero que me lo digas sin rodeos... o lo que hará rodeos será tu cabeza sobre tu cuello con la hostia que te voy a dar. — bufaba apretando los dientes. Si el tipo no me soltaba la información que quería, tendría que salir echando leches de la taberna y mantener perfil bajo hasta que los humos se calmaran en las cercanías, no debía llamar tanto la atención, menos en un lugar como este. Mira que andar actuando de esa manera tan cavernícola solo por un poco de información, manda huevos.
De golpe apoyé con firmeza la mano izquierda en la barra saltando por encima de esta al hacer apoyo. Arremetí directamente hacia el tendero de la taberna, agarrándolo de los hombros y tirándolo al suelo ya escondiéndonos o esperando lograr eso tras la barra. — Mira, cabronazo... ¿me has visto cara de haber nacido ayer? Está bien que sea grande, musculoso y que irradie tal perfección que te pienses cago el dinero en rollos de un millón de berries por zurullo. ¿Pero crees que no me hacen sinapsis las neuronas o algo por el estilo? — cuestionaba yo mientras le agarraba firme de la ropa, llegando a arrugar esta. Evidentemente quería sacarle información aunque necesitara usar la fuerza. Realmente odiaba tener que recurrir a esto, pero justamente 20.000 Berries no me los podía costear, menos por algo que podría llegar a ser falso como que no, y arriesgarme no estaba en mis planes exactamente; Le miraba fijo, arrugando el ceño de una manera bastante violenta. Mis pupilas se deformaron un poco, volviéndose afiladas como las de un reptil, no... como las de un Dragón. Mis uñas se clavaron en sus ropajes, buscando intimidarlo lo más posible.
— No tengo miedo de usar la fuerza, menos con un viejo avaro como tú. Veinte mil patadas en los huevos te voy a dar hasta que quedes estéril y no puedas controlar el esfínter. — hice una pausa y llevé una de mis manos a su cuello, tenía ganas de usar la forma híbrida de mi Zoan, pero no... por ahora me controlaría lo más posible. — Venga, suelta la información, viejo... no tengo mucha paciencia con la gente que quiere estafar a otros. Seguro ya se lo hiciste a otros que han venido por aquí... ¿Verdad? Sabías qué quería saber, no eres un ignorante, sabes lo que quiero saber y quiero que me lo digas sin rodeos... o lo que hará rodeos será tu cabeza sobre tu cuello con la hostia que te voy a dar. — bufaba apretando los dientes. Si el tipo no me soltaba la información que quería, tendría que salir echando leches de la taberna y mantener perfil bajo hasta que los humos se calmaran en las cercanías, no debía llamar tanto la atención, menos en un lugar como este. Mira que andar actuando de esa manera tan cavernícola solo por un poco de información, manda huevos.
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El hombre estaba asustado por tu actuación, realmente lo habías intimidado pues una mancha apareció en sus pantalones de color beige y estaba llorando mientras suplicaba por su vida, te has pasado cuatro pueblos Mark, aun así te dijo todo lo que querías oír, mientras tartamudeaba por su llanto de niño pequeño.
-Se supone que estan *snif, snif* en un pequeño campamento *snif, snif* en las montañas *snif, snif* busca un gran roble *snif*-Al parecer es lo único que sabía, o lo único que podía decir antes de romper a llorar-¡Por favor no me haga daño!-Parece totalmente inofensivo, puede que sea porque se orino encima o porque estaba llorando varios barriles de cerveza, pero como parece no saber nada mas, pero tienes que salir del lugar, pues un hombre que se acerco a la barra a pedir una bebida llamo a la guardia al ver el acto que se estaba cometiendo.
El hombre está señalando dentro de la taberna y seguramente los guardias te reconozcan nada más verte, así que puedes quedarte ahí y pelear o salir corriendo antes de que entren los guardias, y por lo visto la banda a ignorado todo esto y sigue tocando una canción, esta vez la mujer de voz aterciopelada no cantaba, y los músicos tocaban una canción mucho más alegre.
-Se supone que estan *snif, snif* en un pequeño campamento *snif, snif* en las montañas *snif, snif* busca un gran roble *snif*-Al parecer es lo único que sabía, o lo único que podía decir antes de romper a llorar-¡Por favor no me haga daño!-Parece totalmente inofensivo, puede que sea porque se orino encima o porque estaba llorando varios barriles de cerveza, pero como parece no saber nada mas, pero tienes que salir del lugar, pues un hombre que se acerco a la barra a pedir una bebida llamo a la guardia al ver el acto que se estaba cometiendo.
El hombre está señalando dentro de la taberna y seguramente los guardias te reconozcan nada más verte, así que puedes quedarte ahí y pelear o salir corriendo antes de que entren los guardias, y por lo visto la banda a ignorado todo esto y sigue tocando una canción, esta vez la mujer de voz aterciopelada no cantaba, y los músicos tocaban una canción mucho más alegre.
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Se orinó. El viejo realmente se había orinado encima. El sentimiento de culpabilidad se apoderaba de mi poco a poco ya que desde un principio no quería hacer eso, siempre tuve cierta debilidad por los ancianos, no por los avaros. Tal ves el hecho de que pidiera clemencia por su vida me hizo peor aún. Arrugué el ceño y solo lo solté, sus gritos ya alertaban a la muchedumbre que se encontraba en la taberna. Asomé solamente la cabeza por encima de la barra, apoyando la punta de mis dedos contra esta para servirme de apoyo. Miré hacia todos los lados y ahí los vi... a los guardias del Marçois. — "Mierda..." — pensé, bufando por la nariz. Conocía perfectamente cada rincón de esa Isla, o al menos, la gran mayoría exceptuando Gray Terminal. ¿Qué sería mejor, obtener una gran recompensa por mi cabeza, o escapar como una maldita zorra? ... Las posibilidades eran esas dos, realmente. Y no había asesinado a nadie, por lo que la guardia real del Marçois solamente buscaría capturarme para regocijo personal del mismo. Realmente me pasaban por la cabeza mil y una cosas que llegaría a ser capaz de hacerme aquel al que una vez llamé "Padre".
¿Pero cual fue mi opción? Cualquier persona en su sano juicio haría lo mismo que yo. ¡Saltar por la ventana y correr como alma que la lleva el diablo! La abrí para no romper el vidrio y evidentemente lastimarme sin sentido, corrí sin mirar atrás ni un solo segundo, inclusive mi cuerpo poco a poco iba cambiando debido a que estaba pasando a mi forma híbrida de la Zoan Mitológica que había consumido hacía tiempo atrás ya. Aprovechaba la fuerza de mis alas y la capacidad de volar distancias pequeñas para así abarcar más espacio a la hora de desplazarme por las calles y callejones de la villa circundante a la taberna. Obvio, estaba llamando demasiado la atención, pero mi próximo destino era las montañas, como el anciano me había dicho en la taberna antes de verme obligado a escapar de los guardias. Miraba de vez en cuando hacia atrás, intentando esconderme lo mejor posible, de vez en cuando pasando de mi forma humana a mi forma híbrida de Dragón, solo para poder moverme más velozmente.
— "Me cago en todo lo cagable. Quien me manda a querer información rápido... yo solo. Hice orinarse encima a un viejo que no tenía nada que ver..." — pensaba aún continuando con mi camino hacia las montañas, pero antes de hacer eso debía ir por la playa ya que era la única manera de salir de Villa Fucsia por medios convencionales. Sentía que me perseguían los guardias, o eso creía. Esperaba que estuviese equivocado, pero corrí lo más rápido que pude, de vez en cuando recibiendo los finales de las olas rompiendo en la orilla lo que me hacía chapotear intensamente, hundiéndose apenas un poco mis pies en la arena blanda y mojada. Debido a eso debía mover los brazos un poco más "graciosamente" para mantener el equilibrio. Sería un buen ejercicio si los perdía de vista, pero debería acelerar el paso y dirigirme hacia la Montaña Corvo, cuanto antes llegara, mejor.
¿Pero cual fue mi opción? Cualquier persona en su sano juicio haría lo mismo que yo. ¡Saltar por la ventana y correr como alma que la lleva el diablo! La abrí para no romper el vidrio y evidentemente lastimarme sin sentido, corrí sin mirar atrás ni un solo segundo, inclusive mi cuerpo poco a poco iba cambiando debido a que estaba pasando a mi forma híbrida de la Zoan Mitológica que había consumido hacía tiempo atrás ya. Aprovechaba la fuerza de mis alas y la capacidad de volar distancias pequeñas para así abarcar más espacio a la hora de desplazarme por las calles y callejones de la villa circundante a la taberna. Obvio, estaba llamando demasiado la atención, pero mi próximo destino era las montañas, como el anciano me había dicho en la taberna antes de verme obligado a escapar de los guardias. Miraba de vez en cuando hacia atrás, intentando esconderme lo mejor posible, de vez en cuando pasando de mi forma humana a mi forma híbrida de Dragón, solo para poder moverme más velozmente.
— "Me cago en todo lo cagable. Quien me manda a querer información rápido... yo solo. Hice orinarse encima a un viejo que no tenía nada que ver..." — pensaba aún continuando con mi camino hacia las montañas, pero antes de hacer eso debía ir por la playa ya que era la única manera de salir de Villa Fucsia por medios convencionales. Sentía que me perseguían los guardias, o eso creía. Esperaba que estuviese equivocado, pero corrí lo más rápido que pude, de vez en cuando recibiendo los finales de las olas rompiendo en la orilla lo que me hacía chapotear intensamente, hundiéndose apenas un poco mis pies en la arena blanda y mojada. Debido a eso debía mover los brazos un poco más "graciosamente" para mantener el equilibrio. Sería un buen ejercicio si los perdía de vista, pero debería acelerar el paso y dirigirme hacia la Montaña Corvo, cuanto antes llegara, mejor.
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Tras varios minutos corriendo llegas al pie de las Montañas Corvo, al parecer has despistado a tus perseguidores varios minutos, pero seguramente sea solo temporal y puede que alguno te este siguiendo la pista, por eso tus movimientos han de ser raudos y debes llegar a donde están tus objetivos… Una pena que tengas tan poca información.
Antes de que irrumpas en el territorio montañoso, algo te golpea fuertemente la cabeza. Cuando te das cuenta de que te acaban de aterrizar un globo aerostático con forma de glándula mamaria femenina, es decir, una teta, ves que lo maneja una señorita bastante ligerita de ropa, tira unos sacos atados a cuerdas para dejar el globo “unido” al suelo y ella salta del aparato volador, y ves como sus senos botan cual pelotas de playa.
Al fijarte bien en ella ves que es una mujer bastante atractiva, no pasa de los 30 años y su ropa es parecida a la de los guardias de tu padrastro, pero no puedes afirmar nada porque es tan ridículamente pequeña, que solo te puedes fijar en sus grandes senos que seguramente sean más grandes que tu cabeza, pero también puedes fijarte que tiene encima varias armas, unas cuantas de fuego y otras cuantas armas blancas.
Pero al parecer te estaba buscando porque se dirige a ti, apuntándote con ese fusil de caza que lleva entre las manos, y se pone a pocos metros de ti mientras grita como una maldita loca.
-¡Tu! Te vi huyendo del pueblo, así que ahora vas a hacerme caso a no ser que prefieras que te meta un tiro entre las cejas.-Con la mano izquierda se toca la oreja del mismo lado y deja de gritar-¡Venga! ¡Muévete!
Puedes hacerle caso y perderte con esa mujer de peligrosas curvas en el bosque o podrías intentar resistirte y pelear contra ella, aunque al mas mínimo cambio acabaría con tu vida rápidamente.
Antes de que irrumpas en el territorio montañoso, algo te golpea fuertemente la cabeza. Cuando te das cuenta de que te acaban de aterrizar un globo aerostático con forma de glándula mamaria femenina, es decir, una teta, ves que lo maneja una señorita bastante ligerita de ropa, tira unos sacos atados a cuerdas para dejar el globo “unido” al suelo y ella salta del aparato volador, y ves como sus senos botan cual pelotas de playa.
Al fijarte bien en ella ves que es una mujer bastante atractiva, no pasa de los 30 años y su ropa es parecida a la de los guardias de tu padrastro, pero no puedes afirmar nada porque es tan ridículamente pequeña, que solo te puedes fijar en sus grandes senos que seguramente sean más grandes que tu cabeza, pero también puedes fijarte que tiene encima varias armas, unas cuantas de fuego y otras cuantas armas blancas.
Pero al parecer te estaba buscando porque se dirige a ti, apuntándote con ese fusil de caza que lleva entre las manos, y se pone a pocos metros de ti mientras grita como una maldita loca.
-¡Tu! Te vi huyendo del pueblo, así que ahora vas a hacerme caso a no ser que prefieras que te meta un tiro entre las cejas.-Con la mano izquierda se toca la oreja del mismo lado y deja de gritar-¡Venga! ¡Muévete!
Puedes hacerle caso y perderte con esa mujer de peligrosas curvas en el bosque o podrías intentar resistirte y pelear contra ella, aunque al mas mínimo cambio acabaría con tu vida rápidamente.
- NPC:
Mujer sersi [Nivel 23/ Asesina(Ninja) – Guardabosques (Silvano) – Bufón (Arlequín)]
Mark Kjellberg
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Cuando pensaba que ya todo estaba solucionado... ¡BAM! Algo cae sobre mi cabeza que me dejó un tanto descolocado. Cuando quise darme cuenta, había una mujer bastante atractiva, de cuerpo voluminoso y curvas prominentes. Hablaba de un modo un tanto descolocado, sus ropajes eran similares a los de los guardias del Marçois, aunque desde que tenía uso de memoria nunca habían usado globos con forma de tetas. Pero bueno, enarqué una ceja y me le quedé mirando, dejando mis manos a los lados de mi cuerpo, frente a este luego para intentar calmar un poco a la fémina aunque sabía que con un rifle de tal calaña no podría reaccionar de forma rápida, sería una pérdida de tiempo y terminaría muerto con una bala entre las cejas. Me acomodé la cabellera y suspiré, algo preocupado aunque no espantado, miedo no tenía de hecho... hasta una leve y socarrona sonrisa. — Tranquila, cielo... no tengo idea de quien seas pero creo que tampoco es necesario que me trates de ese modo... Sé que no me conoces aunque con las pintas que tienes, me daría gusto de conocerte a ti, eh. No tendría problema alguno. — comentaba en un principio, mordiéndome el labio inferior levemente.
Le seguiría un tanto el juego, sinceramente no tenía nada que perder, el grupo de asesinos podría esperar... ¿A no ser que ella misma fuera una miembro del mismo grupo? Vamos, que estaría teniendo una suerte de puta madre. De todos modos, asentí con la cabeza y llevándome las manos a la nuca, no solo para dejarle en claro que "no haría nada raro" con ellas, sino también para sobarme la zona en la que la base del globo me había pegado; No dije absolutamente nada, solo empecé a seguirle por aquel bosque... No podía hacer demasiado tampoco, más que mirarle cómo bamboleaba la cadera si estaba frente a mi, o sonreír si estaba tras de mi apuntándome con algo. Como fuera, seguiría caminando lentamente, esquivando algún que otro árbol. Me tentaba a agarrarla y estamparla contra uno de aquellos árboles, para exigirle que me dijera porqué mierda me había agarrado a mi de tanta gente que había por los alrededores, por mi cabeza pasaban muchas posibilidades pero ninguna que fuera segura.
— Venga, cielo... dime algo, ya que me apuntaste a la cara sin previo aviso. ¿A donde me llevas? ... ¿Acaso trabajas para el Marçois? — preguntaba en un inicio, manteniendo mis manos en mi nuca. — Me gustaría saberlo, ya sabes... para sospechar al menos hacia donde me llevas... Y para saber si moriré por "kiki" o no. — agregaba a la conversación. Obvio, no me esperaba en absoluto que me fuera a contestar, pero al menos la intención estuvo por mi parte de entablar una maravillosa conversación con la fémina. Aparte, ella se lo perdía si no me contestaba lo que le preguntaba... echaría a la basura una oportunidad de hablar conmigo, Mark Kjellberg... un cazador de recompensas tan perfecto y hermoso que pocas veces en el universo alguien podría haber presenciado tal magnitud de excelencia. A veces muchos decían que me pasaba con mi egocentrismo y amor propio, muchos me decían Narciso, porque me amo a mi mismo, pero eso se alejaba mucho de la realidad, no moriría ahogado por ver mi propio reflejo en el agua, tan idiota no llegaba a ser, eso es lo que me hacía tan perfecto...
Le seguiría un tanto el juego, sinceramente no tenía nada que perder, el grupo de asesinos podría esperar... ¿A no ser que ella misma fuera una miembro del mismo grupo? Vamos, que estaría teniendo una suerte de puta madre. De todos modos, asentí con la cabeza y llevándome las manos a la nuca, no solo para dejarle en claro que "no haría nada raro" con ellas, sino también para sobarme la zona en la que la base del globo me había pegado; No dije absolutamente nada, solo empecé a seguirle por aquel bosque... No podía hacer demasiado tampoco, más que mirarle cómo bamboleaba la cadera si estaba frente a mi, o sonreír si estaba tras de mi apuntándome con algo. Como fuera, seguiría caminando lentamente, esquivando algún que otro árbol. Me tentaba a agarrarla y estamparla contra uno de aquellos árboles, para exigirle que me dijera porqué mierda me había agarrado a mi de tanta gente que había por los alrededores, por mi cabeza pasaban muchas posibilidades pero ninguna que fuera segura.
— Venga, cielo... dime algo, ya que me apuntaste a la cara sin previo aviso. ¿A donde me llevas? ... ¿Acaso trabajas para el Marçois? — preguntaba en un inicio, manteniendo mis manos en mi nuca. — Me gustaría saberlo, ya sabes... para sospechar al menos hacia donde me llevas... Y para saber si moriré por "kiki" o no. — agregaba a la conversación. Obvio, no me esperaba en absoluto que me fuera a contestar, pero al menos la intención estuvo por mi parte de entablar una maravillosa conversación con la fémina. Aparte, ella se lo perdía si no me contestaba lo que le preguntaba... echaría a la basura una oportunidad de hablar conmigo, Mark Kjellberg... un cazador de recompensas tan perfecto y hermoso que pocas veces en el universo alguien podría haber presenciado tal magnitud de excelencia. A veces muchos decían que me pasaba con mi egocentrismo y amor propio, muchos me decían Narciso, porque me amo a mi mismo, pero eso se alejaba mucho de la realidad, no moriría ahogado por ver mi propio reflejo en el agua, tan idiota no llegaba a ser, eso es lo que me hacía tan perfecto...
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Avanzabais rápidamente por el camino, que se iba haciendo cada vez más difícil para andar, la mujer iba detrás de ti, sin bajar el arma ni un momento, su profesionalidad era bastante destacable, pero cuando le preguntaste puso una cara rara como si no entendiera de quien le hablabas.
-¿Marçois? ¿Quién coño es ese? Yo solo le pegue a aquel tío y le robe sus ropas…-Dijo pensando en voz alta y volvió a alzar la cabeza para seguir hablando-Quién sabe si tendrás kiki… Puede que si te portas bien y haces lo que te digo, tengas una oportunidad.-Dijo relamiéndose el labio superior y con un tono sensual ¿Realmente esa mujer te había obligado por algún motivo aparte del de satisfacer su propia lujuria?
Después de eso seguisteis caminando hasta lo alto de una pequeña colina en la que se veía un valle y un claro en la esquina inferior derecha, dentro del claro se podía ver como había movimiento, había alguien ahí.
-Para eso te traje,-Dice mientras señala al claro-te vi volando cuando huías, necesito que llegues allí y te cargues a esos malditos asesinos.-Su tono de voz denotaba furia, así que lo mejor sería que le hicieras caso.
Aun así puedes salir huyendo ahora que no está apuntándote con el arma, o hacerle caso y ver el porqué esa señorita tenía tanto resentimiento contra los asesinos. Tu decides.
-¿Marçois? ¿Quién coño es ese? Yo solo le pegue a aquel tío y le robe sus ropas…-Dijo pensando en voz alta y volvió a alzar la cabeza para seguir hablando-Quién sabe si tendrás kiki… Puede que si te portas bien y haces lo que te digo, tengas una oportunidad.-Dijo relamiéndose el labio superior y con un tono sensual ¿Realmente esa mujer te había obligado por algún motivo aparte del de satisfacer su propia lujuria?
Después de eso seguisteis caminando hasta lo alto de una pequeña colina en la que se veía un valle y un claro en la esquina inferior derecha, dentro del claro se podía ver como había movimiento, había alguien ahí.
-Para eso te traje,-Dice mientras señala al claro-te vi volando cuando huías, necesito que llegues allí y te cargues a esos malditos asesinos.-Su tono de voz denotaba furia, así que lo mejor sería que le hicieras caso.
Aun así puedes salir huyendo ahora que no está apuntándote con el arma, o hacerle caso y ver el porqué esa señorita tenía tanto resentimiento contra los asesinos. Tu decides.
Mark Kjellberg
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Por un lado, sentí alivio de que no fuera una de las guardias o vigías del Marçois, pero por otro lado eso me traía inclusive más incertidumbre. ¿Quien mierda era ella? De todos modos, sus respuestas no es que me agarraran de sorpresa, pero primero me apuntó con un rifle en la cabeza y al otro segundo me estaba diciendo algo así: — Quién sabe si tendrás kiki… Puede que si te portas bien y haces lo que te digo, tengas una oportunidad. — dijo ella. Inclusive se relamió de una forma que cautivó mi atención por escasos segundos. Solo sonreí irónicamente y seguí caminando en silencio, al parecer tramaba otras cosas la fémina, aunque sospechaba indirectamente que no era nada bueno. No sabía si no era bueno para mi o para los demás, pero el simple hecho de que me haya amenazado de tal modo con su arma y obligado a ser guiado por el bosque casi que a ciegas, aunque conocía bien a donde me estaba llevando, desconocía directamente el porqué de ir a ese sitio.
Pero mis dudas pronto fueron respondidas. Solté una leve risotada y luego la miré de reojo cuando ella habló y me explicó la situación. — ¿En serio me has apuntado con un rifle todo el camino, para "obligarme" a hacer algo que de por sí ya pensaba hacer? Vamos, cielo... ¿me estás jodiendo, cierto? — le preguntaba yo con intenciones de hacerle saber que no le creía en absoluto. Al menos me había facilitado el encontrar a aquellos asesinos, ahora solamente faltaba ponerme manos a la obra y efectuar definitivamente lo que había venido a hacer en primer lugar. Me acerqué a ella pero con cuidado, poniéndome frente a su cuerpo, fijando mi mirada sobre la suya y cruzándome de brazos por unos momentos antes de colocarme aquellos guanteletes de rayo. — No necesitas forzarme a ello, querida... lo haré sin chistar. Pero podrías haberme tratado con un poco más de "cariño"... ¿no lo crees? — musité y luego emití una ligera carcajada. Ni un "deséame suerte" le pedí, ya que básicamente uno no necesita suerte en ocasiones como esas. Y si bien podría haberme lanzado como un kamikaze transformado en mitad-dragón como pensaba hacer desde un principio, luego pasaba por mi cabeza la simple idea de que eran asesinos, al menos un poco de entrenamiento deberían tener como para combatir contra alguien de tal calaña como lo era yo.
Así que sin más preámbulos, le guiñé un ojo a la chica, y acto seguido comencé a bajar la cuesta poco a poco, de la manera más disimulada posible aunque lo más rápido que mi cuerpo me lo permitiera para que no pudieran percatarse de mi presencia. Que lo hicieran o no de todos modos dependía de mi suerte y de "Jebús; Apenas toqué piso firme y plano, busqué algo tras lo que ocultarme lo mejor posible. — "A encontrar al líder... siempre baja la moral que los subordinados vean a su líder caer a manos de alguien superior..." — pensé para mis adentros, asomando la cabeza tras lo que andaba oculto, que en aquel caso eran unas cajas o algo cúbico por así decirlo que se encontraba cubierto con unos toldos u telas para que no se mojaran, o tal vez ocultaban el material dentro de estas. Fuera lo que fuera, sería mejor que me apresurara, si no quería decepcionar a la fémina, a fin de cuentas... aparte del dinero de recompensa por los susodichos asesinos, me parecía correcto y más que atrayente la simple idea de tener un poco de "kiki", si saben a lo que me refiero, por más que ya al principio de este "emprendimiento" haya venido teniendo sexo tántrico con una mujer de treinta y tantos años.
[Acciones: Responderle a la fémina - Bajar por el valle - Esconderme tras unas cajas - Buscar al supuesto líder de los asesinos.]
Pero mis dudas pronto fueron respondidas. Solté una leve risotada y luego la miré de reojo cuando ella habló y me explicó la situación. — ¿En serio me has apuntado con un rifle todo el camino, para "obligarme" a hacer algo que de por sí ya pensaba hacer? Vamos, cielo... ¿me estás jodiendo, cierto? — le preguntaba yo con intenciones de hacerle saber que no le creía en absoluto. Al menos me había facilitado el encontrar a aquellos asesinos, ahora solamente faltaba ponerme manos a la obra y efectuar definitivamente lo que había venido a hacer en primer lugar. Me acerqué a ella pero con cuidado, poniéndome frente a su cuerpo, fijando mi mirada sobre la suya y cruzándome de brazos por unos momentos antes de colocarme aquellos guanteletes de rayo. — No necesitas forzarme a ello, querida... lo haré sin chistar. Pero podrías haberme tratado con un poco más de "cariño"... ¿no lo crees? — musité y luego emití una ligera carcajada. Ni un "deséame suerte" le pedí, ya que básicamente uno no necesita suerte en ocasiones como esas. Y si bien podría haberme lanzado como un kamikaze transformado en mitad-dragón como pensaba hacer desde un principio, luego pasaba por mi cabeza la simple idea de que eran asesinos, al menos un poco de entrenamiento deberían tener como para combatir contra alguien de tal calaña como lo era yo.
Así que sin más preámbulos, le guiñé un ojo a la chica, y acto seguido comencé a bajar la cuesta poco a poco, de la manera más disimulada posible aunque lo más rápido que mi cuerpo me lo permitiera para que no pudieran percatarse de mi presencia. Que lo hicieran o no de todos modos dependía de mi suerte y de "Jebús; Apenas toqué piso firme y plano, busqué algo tras lo que ocultarme lo mejor posible. — "A encontrar al líder... siempre baja la moral que los subordinados vean a su líder caer a manos de alguien superior..." — pensé para mis adentros, asomando la cabeza tras lo que andaba oculto, que en aquel caso eran unas cajas o algo cúbico por así decirlo que se encontraba cubierto con unos toldos u telas para que no se mojaran, o tal vez ocultaban el material dentro de estas. Fuera lo que fuera, sería mejor que me apresurara, si no quería decepcionar a la fémina, a fin de cuentas... aparte del dinero de recompensa por los susodichos asesinos, me parecía correcto y más que atrayente la simple idea de tener un poco de "kiki", si saben a lo que me refiero, por más que ya al principio de este "emprendimiento" haya venido teniendo sexo tántrico con una mujer de treinta y tantos años.
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La mujer no había pensado que hubieras venido a la isla a por aquellos delincuentes, pero no le dio importancia, quería conseguir su objetivo y tú eras su mejor baza, aunque al parecer no se iba a quedar de brazos cruzados, subió a la colina para tener una posición estratégica con la que disparar fácilmente, así que simplemente eras un cebo para destruir a su objetivo, haciéndolo con tus propias manos o con su rifle a varios cientos de metros de distancia perforándole la cabeza de un único y preciso tiro.
Volvamos contigo, estas en el campamento, escondido tras unas cajas y buscando a su líder, cuando ves como un hombre que va vestido igual que los demás, una camisa con un estampado usado para el camuflaje y unos pantalones del mismo estilo, se mete en una gran tienda de campaña, casi de la misma altura de los árboles y tras varios minutos salen dos personas, pero el segundo sujeto llevar ropa diferente, una sudadera violeta con un pantalón de camuflaje como los otros, aunque eso solo lo hace destacar mas.
¿Pero tú que harás? ¿Atacaras a tu presa? o ¿dejaras que aquella mujer te la robe?
Volvamos contigo, estas en el campamento, escondido tras unas cajas y buscando a su líder, cuando ves como un hombre que va vestido igual que los demás, una camisa con un estampado usado para el camuflaje y unos pantalones del mismo estilo, se mete en una gran tienda de campaña, casi de la misma altura de los árboles y tras varios minutos salen dos personas, pero el segundo sujeto llevar ropa diferente, una sudadera violeta con un pantalón de camuflaje como los otros, aunque eso solo lo hace destacar mas.
¿Pero tú que harás? ¿Atacaras a tu presa? o ¿dejaras que aquella mujer te la robe?
- Spoiler:
Hombre de la sudadera [Nivel 18/Asesino]
5 hombres [Nivel 15/Asesino]
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Ignorando el hecho de que habían al menos seis personas en aquel campamento de asesinos, no significaba que me fuera a espantar, sino todo lo contrario. Tan solo me coloqué los guanteletes de rayo, como para cerciorarme de que todo saldría a la perfección como excelente planeador de lucha que soy, y acto seguido, mi cuerpo empezó a mutar cuando me percaté de aquel hombre que estaba obviamente vestido diferente a los demás, o al menos destacaba lo suficiente como para hacerme sospechar que ese era mi objetivo, o bueno... uno de ellos, suficiente era con que debía derrotar a todo el grupo; Mi cuerpo se transformó en la forma híbrida de mi Zoan Mitológica, aprovechando el tamaño de mi cuerpo y lo fuerte que podía rugir, lo primero que hice fue salir por encima de las cajas vistiendo aquellas prendas que se estiraron y acoplaron a mi nuevo cuerpo. Me los quedé mirando fijamente, sin dejarles mucho tiempo a darse cuenta de mi presencia. No quería que se percataran lo que los golpeó. Arremetí velozmente golpeando uno tras otro pero sin detenerme ni un segundo en mi estampida hacia mi único objetivo momentáneamente: El líder.
— ¡Argh, salgan de mi camino, escorias! — vociferaba arrugando el ceño, largando puñetazo tras otro, zarpazo tras zarpado mientras buscaba abrirme camino entre aquellos sujetos. Una vez lograra llegar hasta aquel susodicho lider, lo único que buscaría hacer, aprovechando el tamaño de mi cuerpo y posiblemente lo imponente que me veía ante ellos, sería agarrarle del pescuezo y apretarle el cuello tan fuerte que posiblemente se lo quebraría si fuese esa mi idea inicial. Pero no, solamente quería espantarlo, quería dejarlo lo suficientemente debilitado como para que perdiera el conocimiento, sospechaba que aquel sujeto tenía más intenciones de matar que de morir. Por lo que me le quedé mirando fijamente a los ojos mientras apretaba su cuello con mi mano diestra. Me di media vuelta enfrentándome a los posibles subordinados asesinos que se encontraran con él, notándose en mi rostro una sonrisa un tanto macabra. Solté al líder y lo tiré hacia un lado, dejándolo claramente al alcance de la mira de aquella mujer, aunque desconocía totalmente que le quería disparar. Básicamente, lo dejé a la buena de Jebús.
— ¡Venga ya, a por mi! — exclamé antes de arremeter ahora hacia ellos, esperando que nadie me atacara por sorpresa, lanzando una seguidilla de zarpazos con mis garras que posiblemente abrirían cuerpos de los demás; Si lograba hacer todo aquello, quedaría como una misión más echa efectivamente, si no lo lograba... siempre estaba la fémina del rifle para acabar con el líder siempre y cuando no me lo complicaran demasiado. Fuera cual fuera la posibilidad, mi cuerpo de dragón me permitiría resistir un poco mejor los ataques, no abusarme de ello y confiarme que no me harían nada, pero al menos sería algo mejor que ir así sin más esperando que no me hicieran nada cuando era uno contra seis. Digamos que me tengo confianza, pero no tanta... Solo esperaba que todo aquello haya terminado pronto, y que quien quedase vivo si es que lo hacían, se rindieran al instante. Tan simplemente quería irme, cobrar el dinero correspondiente, hacerme un poco más de renombre como siempre, nunca viene mal, comer una pierna de ternera, y si cabía la posibilidad, encamarme con aquella mujer que me había apuntado hacía un rato.
— ¡Argh, salgan de mi camino, escorias! — vociferaba arrugando el ceño, largando puñetazo tras otro, zarpazo tras zarpado mientras buscaba abrirme camino entre aquellos sujetos. Una vez lograra llegar hasta aquel susodicho lider, lo único que buscaría hacer, aprovechando el tamaño de mi cuerpo y posiblemente lo imponente que me veía ante ellos, sería agarrarle del pescuezo y apretarle el cuello tan fuerte que posiblemente se lo quebraría si fuese esa mi idea inicial. Pero no, solamente quería espantarlo, quería dejarlo lo suficientemente debilitado como para que perdiera el conocimiento, sospechaba que aquel sujeto tenía más intenciones de matar que de morir. Por lo que me le quedé mirando fijamente a los ojos mientras apretaba su cuello con mi mano diestra. Me di media vuelta enfrentándome a los posibles subordinados asesinos que se encontraran con él, notándose en mi rostro una sonrisa un tanto macabra. Solté al líder y lo tiré hacia un lado, dejándolo claramente al alcance de la mira de aquella mujer, aunque desconocía totalmente que le quería disparar. Básicamente, lo dejé a la buena de Jebús.
— ¡Venga ya, a por mi! — exclamé antes de arremeter ahora hacia ellos, esperando que nadie me atacara por sorpresa, lanzando una seguidilla de zarpazos con mis garras que posiblemente abrirían cuerpos de los demás; Si lograba hacer todo aquello, quedaría como una misión más echa efectivamente, si no lo lograba... siempre estaba la fémina del rifle para acabar con el líder siempre y cuando no me lo complicaran demasiado. Fuera cual fuera la posibilidad, mi cuerpo de dragón me permitiría resistir un poco mejor los ataques, no abusarme de ello y confiarme que no me harían nada, pero al menos sería algo mejor que ir así sin más esperando que no me hicieran nada cuando era uno contra seis. Digamos que me tengo confianza, pero no tanta... Solo esperaba que todo aquello haya terminado pronto, y que quien quedase vivo si es que lo hacían, se rindieran al instante. Tan simplemente quería irme, cobrar el dinero correspondiente, hacerme un poco más de renombre como siempre, nunca viene mal, comer una pierna de ternera, y si cabía la posibilidad, encamarme con aquella mujer que me había apuntado hacía un rato.
- Aclaración:
- Todos los ataques que he lanzado llevan la nomenclatura AMF.
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Te habías cargado fácilmente a todos aquellos hombres, aunque en un combate sin elementos sorpresa seguramente te hubiesen dado más problemas. Pero tras acabar con ellos escuchas un sonido que resuena por todo el lugar, el sonido de algo disparándose y cuando te das cuenta, algo se te clava en la cabeza, cuando ves que es un dardo, ya te empiezas a sentir lo suficientemente grogui como para caer al suelo.
Te despiertas horas más tarde, con el sol poniéndose y dando paso a la noche, solo queda el cuerpo de uno de los subordinados de todos los hombres que mataste, y una notita encima del corte que lo había matado, que decía así:
Esa mujer te acabo engatusando para que le hicieras el trabajo sucio, pero al menos podrías sacar algo por el que quedaba, ahora podrías salir de allí y llevárselo a la marina o quedarte a saludar al Marçois.
Te despiertas horas más tarde, con el sol poniéndose y dando paso a la noche, solo queda el cuerpo de uno de los subordinados de todos los hombres que mataste, y una notita encima del corte que lo había matado, que decía así:
Chica sersi escribió:Hola guapo.
Muchas gracias por ayudarme a cargarte a estos bandidos, has sido la mejor ayuda en el mejor momento posible. Los llevaba persiguiendo desde hacía mucho tiempo y tú los eliminaste a todos de una manera TAAAN varonil…
En fin, como cazarecompensas que soy, voy a cobrar su recompensa y después me iré de putas.
XOXO
Esa mujer te acabo engatusando para que le hicieras el trabajo sucio, pero al menos podrías sacar algo por el que quedaba, ahora podrías salir de allí y llevárselo a la marina o quedarte a saludar al Marçois.
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Cuando pensaba que todo estaba terminado, un pinchazo en mi nuca hizo que me empezara a preguntar si había sido lo suficientemente idiota como para creer que aquella mujer no haría algo demasiado raro. Sí, me había usado para quedarse con la recompensa de aquel estúpido líder del grupo de asesinos. Cuando desperté, ya el sol se había comido un buen tramo del cielo, haciendo paso a la noche mientras teñía el cielo de un anaranjado oscuro que poco a poco se iba transformando en un azulado, dando a notar que las estrellas ya casi todas habían salido; Me fui levantando acomodándome la ropa y sacándome los pastos y tierra que se me había quedado pegada. La baba había dejado un pequeño charquito húmedo en el suelo, a lo que me tuve que limpiar con el dorso de mi mano. Suspiré levemente y me saqué el dardo de la nuca emitiendo un corto quejido. — ¡Auch! ... Mierda, esto es lo que me pasa por confiar en las mujeres... ya dos veces me van pasando, mierda. — bufé renegando levemente con la cabeza y sobándome donde el dardo se había clavado, miré hacia todos lados, o al menos lo mejor que pude ver... y divisé que quedaban un subordinado muerto, pero el líder faltaba. Fue tal el manotazo en la frente que me di, que seguro hasta el día de hoy el chasquido de la palma de mi mano contra la piel de mi frente seguía resonando como eco en las montañas, espantando a los animales que estuvieran en las cercanías.
Sin duda alguna, buscando alguna que otra soga que encontré por allí debido a que el campamento seguía por lo visto de lo más intacto posible, y al acercarme a aquel susodicho subordinado, lo até de pies y manos como si fuera un cerdo o algo por el estilo, contra un palo para dejarlo colgando y así poder llevarlo más fácilmente. ¿A donde exactamente? Con los Marines, obviamente. Había una pequeña base de esta organización en la Isla, cercana a Villa Fucsia, así que aprovechando mis capacidades para volar, cargando aún al tipo como si fuese un chancho atado a una rama larga y dura, me dirigí lo más rápido que pude hacia el susodicho lugar. Una vez allí, aunque no pudiera volar demasiado seguido, entré al lugar y así sin más, lo eché frente a sus caras. No esperaba mucha paga pero al menos explicaría qué hacía un peliazul tan perfecto como yo frente a ellos, con un hombre atado a un palo. — Es uno de los miembros del grupo de asesinos que estaba en Montaña Corvo escondiéndose, ¿he de creer que los venían buscando hacía un tiempo ya? Bueno, eso... — les expliqué, esperando mi respectiva y merecida paga por el trabajo. Por culpa de aquella mujer sospechaba que mucho no recibiría, pero al menos algo por ello sí que lo haría. De todos modos, una vez recibiera el dinero, por mucho o poco que fuera, me retiraría del lugar, dirigiéndome a la taberna de Villa Fucsia.
Tal vez ahí estarían los guardias del Marçois, cosa que dudaba mucho, pero también estaría el tabernero al cual le debía pedir disculpas... Pensándolo bien, mejor sería pasar la noche en otro lado, o simplemente irme de aquella isla lo más rápido que pudiera. Sí, eso sería mejor; A la mañana siguiente tomaría el primer barco que me llevara lejos de la Isla de Dawn. — "Mujeres... siempre arruinando todo el posible dinero que podría haber conseguido..." — bufé arrugando el ceño. Me subí al barco y sin pensarlo dos veces me fui al camarote que se me había sido asignado, recostándome en la cama. Me quedé mirando el techo poniendo una mano tras mi nuca como apoyo y la otra sobre mis pectorales, soltando un largo y taciturno suspiro que solté por la nariz y boca. Tenía el raro presentimiento de que no sería la última vez que pisaría Dawn, al menos por un tiempo más.
Sin duda alguna, buscando alguna que otra soga que encontré por allí debido a que el campamento seguía por lo visto de lo más intacto posible, y al acercarme a aquel susodicho subordinado, lo até de pies y manos como si fuera un cerdo o algo por el estilo, contra un palo para dejarlo colgando y así poder llevarlo más fácilmente. ¿A donde exactamente? Con los Marines, obviamente. Había una pequeña base de esta organización en la Isla, cercana a Villa Fucsia, así que aprovechando mis capacidades para volar, cargando aún al tipo como si fuese un chancho atado a una rama larga y dura, me dirigí lo más rápido que pude hacia el susodicho lugar. Una vez allí, aunque no pudiera volar demasiado seguido, entré al lugar y así sin más, lo eché frente a sus caras. No esperaba mucha paga pero al menos explicaría qué hacía un peliazul tan perfecto como yo frente a ellos, con un hombre atado a un palo. — Es uno de los miembros del grupo de asesinos que estaba en Montaña Corvo escondiéndose, ¿he de creer que los venían buscando hacía un tiempo ya? Bueno, eso... — les expliqué, esperando mi respectiva y merecida paga por el trabajo. Por culpa de aquella mujer sospechaba que mucho no recibiría, pero al menos algo por ello sí que lo haría. De todos modos, una vez recibiera el dinero, por mucho o poco que fuera, me retiraría del lugar, dirigiéndome a la taberna de Villa Fucsia.
Tal vez ahí estarían los guardias del Marçois, cosa que dudaba mucho, pero también estaría el tabernero al cual le debía pedir disculpas... Pensándolo bien, mejor sería pasar la noche en otro lado, o simplemente irme de aquella isla lo más rápido que pudiera. Sí, eso sería mejor; A la mañana siguiente tomaría el primer barco que me llevara lejos de la Isla de Dawn. — "Mujeres... siempre arruinando todo el posible dinero que podría haber conseguido..." — bufé arrugando el ceño. Me subí al barco y sin pensarlo dos veces me fui al camarote que se me había sido asignado, recostándome en la cama. Me quedé mirando el techo poniendo una mano tras mi nuca como apoyo y la otra sobre mis pectorales, soltando un largo y taciturno suspiro que solté por la nariz y boca. Tenía el raro presentimiento de que no sería la última vez que pisaría Dawn, al menos por un tiempo más.
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