Triple encuentro en el Grand Line. (Privado. Pasado) ( Nero, Olivia y Agta)

El mar ese día estaba calmado y el sol estaba brillando a toda potencia en el cielo. Un barco avanzaba de forma lenta, parecía ser un barco privado de civiles que estaban en cubierta festejando algo. No muy lejos del barco en un pequeño bote se podían ver tres figuras que miraban de forma tranquila hacia la dirección de aquel transporte que se dirigía hacia ellos. El hombre de en medio era un tipo de pelo largo pinchudo y moreno de ojos rojos y vestía con las típicas ropas de un motero. Parecía ser alguien violento solo por las pintas y su tenebrosa sonrisa sádica la cual invadía su rostro por completo. Era bastante musculoso y estaba listo para la acción. Los otros dos eran un tipo castaño y el otro un chico rubio, ambos delgados y de baja estatura. El castaño miró al hombre de en medio y le preguntó en un tono calmado y tranquilo.

- Nero. ¿Ese es el barco que hay que eliminar?

- Efectivamente

Dijo con una sonrisa sádica y en un tono de voz grave y terrorífica aquel hombre de melena negra el cual se llamaba Nero. Los planes de este mercenario eran colarse en el barco y eliminarlo junto con todo aquel que se metiera de por medio, los dos chicos que viajaban con él eran solo dos pobres tontos a los que el chico dragón estaba usando. Hacía poco que se había comido una fruta del diablo que le había dado el poder de usar la forma de un dragón pero por ahora lo dominaba muy poco. Aún así este chico se basaba en su estilo de pelea y en sus habilidades físicas y por lo tanto no necesitaba armas de filo o de fuego las cuales detestaba. En sus manos había unos guanteletes de acero para causar más daño al golpear y protegerse las manos al mismo tiempo. El barco ya se estaba acercando al bote pasando por al lado, cuando ya estaba a punto de dejarle atrás el chico rubio sacó un gancho y lo lanzó al filo de la borda de la parte de atrás. Nero fue el primero en subir al barco y tras este subieron los dos chicos. No parecían muy fuertes ni muy listos pero el moreno les daría un buen uso como conejillos de india.

- Hora de empezar.

Dijo soltando una pequeña carcajada tenebrosa mientras caminaba despacio por aquella parte trasera del barco. Por suerte todos estaban en la parte delantera. Al parecer un tipo le había contratado para eliminar aquel barco y debía realizar su misión sin fracasar, había cierta gente a la que aquel mafioso quería quitarse de en medio y su elección fue contratar al moreno. Los dos chicos que iban con él eran unos ladrones de poca monta que Nero encontró dirigiéndose al puerto de Cactus Island para robar el bote y se los llevó con él. Un guardia caminaba por el lado derecho del barco dirigiéndose a la parte trasera donde estaban los tres invasores. Sus pasos eran sonoros y el mercenario los escuchó y se colocó pegado a la pared de madera esperando a que el tipo pasara. En cuanto pasó por su lado echó el puño hacia atrás y lanzó un fuerte puñetazo a su cabeza con toda su fuerza tirándolo por la borda, el golpe había sido muy fuerte ya que el hombre se quedó flotando boca arriba sangrando por la cabeza. Aquellos guanteletes sumados a la fuerza de aquel tipo eran útiles. Ahora les dio una señal a los dos que le acompañaban para que se dividieran. El rubio se dirigía a la parte delante para mezclarse entre la gente y el castaño se introdujo en el barco. Por su parte Nero se metió por una puerta hasta llegar a un camarote pequeño donde entró cerrando con cerrojo y mirando el interior de los cajones buscando algo útil, solo encontró una daga oxidada por lo que la dejó allí tirada y salió del camarote caminando ahora por el interior del barco mientras hablaba en tono alto como si le diera igual que alguien de allí le escuchara.

- Espero que esos idiotas hagan bien su trabajo.

Agta estaba en la parte delantera de aquel dichoso barco mirando por la borda, no sabía por qué el cuartel le había mandado allí, solo había snobs ricos, y ni siquiera era la elite de la nobleza. Mientras estaba pensando en cómo su comandante muy preocupado le había insistido en que aceptara aquella misión, él pensó que era porque era el nuevo. Escucho un chapuzón, en los segundos que tardó en reaccionar solo vio al guardia, unos de los que traían los nobles, en el agua sangrando por la cabeza. Según pudo ver era uno de los patosos que no tenían ningún entrenamiento e iban de gallitos, aun así era un problema, alguien le había golpeado muy fuerte para producir aquello. Empezó a caminar hacia el pasillo que llevaba hasta la parte trasera del barco, cuando un joven de cabello rubio y unos ropajes que era un burdo intento de disfraz. Agta llamo a aquel muchacho con la mano para que se acercara, el muchacho al ver sus ropas se acercó, seguramente pensando que le ofrecería algo de beber de comer. Cuando llegó se lo llevo a la parte de abajo, donde estaba la cocina y lo agarró del cuello, el muchacho sorprendido intento defenderse pero fue en vano.

-Bien chico si quieres salvar tu miserable vida me dirás que le ha pasado al guardia y que haces aquí.

El chico claramente no se creyó la amenaza, por lo que Agta le puso la otra mano delante de la cara y empezó a transformarla en titanio. Ahora si parecía asustado el chaval y quizá ahora si responda.

-Bien, ahora, que ya sabes que voy en serio responde escoria.

-U, uuu, uun chich, chico me ofreció mucho dinero por acompañarle a este barco, juntarme a esos nobles y sabotear las barcas de salvamento.

Aquello podía ponerse interesante, Agta cerró la mano fuertemente y el cuello de aquel chico se partió, subió a la cubierta el cuerpo y lo lanzo por la borda, espiando por si alguien se asomaba a mirar. Pero no vio a nadie, para su pesar tendría que investigar el barco entero, pero tenía algo a su favor, había detenido el sabotaje y ahora sabía que algo pasaba. Lo primero que hizo fue dirigirse hacia la parte trasera haciendo el menor ruido posible, cuando llego allí no vio a nadie, pero si se fijó en un pequeño gancho amarrado al barco, se acercó y lo soltó, bien ya no tenían manera de escapar sin pasar por la zona delantera.

Tras esto pensó que lo único que podía haber hecho el otro polizón era al interior desde la parte de atrás, con lo que se internó dentro del barco

Desprecio. Ese era el único sentimiento que sentía la duquesa de Voldaren entre tanta chusma. Estaba rodeada de guardaespaldas, mujeres que habían cazado a un ricachón y nobles de la más baja estofa. Compartir el aire con aquella gente resultaba difícil para la duquesa, que había preferido quedarse en el camarote del capitán, pues era el más lujoso y la duquesa nunca aceptaba un no por respuesta.

La noble pelirroja se encontraba sentada frente a un pequeño espejo, practicando fingidas expresiones de alegría y sonrisas. Era una mujer independiente y directa, pero como noble que era debía mantener las formas para con otros nobles, aunque fueran tan despreciables como aquellos, simples señores menores y barones. Ni siquiera había un triste conde en todo el barco.

Solo había una persona en aquel barco a quien la duquesa no despreciaba con toda su alma, su mayordomo, Sebastian. Aunque la noble lo trataba tan mal como a los demás, ambos sabían que ella lo apreciaba mucho. En aquellos momentos Sebastian realizaba el mantenimiento de las armas de la duquesa, un látigo recubierto de punzantes espinas y su preciada lanza. No era una lanza común, la punta se dividía en tres puntas más pequeñas y el asta estaba recubierta de metal para evitar que la rompieran. Aquellas no eran las únicas armas de la noble, pero eran las que solían ir a la vista. La noble se vistió su habitual traje de estilo gótico negro, blanco y gris, con adornos metálicos que le daban cierta defensa. Era en definitiva, una armadura con clase. Se colocó sus preciados pendientes, consistentes en un pequeño hilo de oro del que colgaba una lágrima hecha de plata pura, se pintó los labios con un color pálido y se levantó.

La mujer se acercó a uno de los ojos de buey de su camarote, en el que se acababa de posar un enorme cuervo ataviado con un frac rojo y una pajarita a juego. Sus pluma eran tan lustrosas que devolvían el sol como un espejo.

-Akarui, querida.- Dijo la mujer mientras acariciaba a la cuerva con la yema de un dedo.- Por favor, sácame de este hastío.- La cuerva graznó un par de veces mientras se movía de forma extraña y miraba fijamente a su ama y esta asentía con la cabeza. De pronto, el rostro de la duquesa se endureció.

-¡Sebastian! ¿Están listas mis armas?- Gritó.

-Por supuesto, señorita, les estaba sacando un brillo extra, pues se que detestáis la suciedad.

-Bien, pues déjalo. Akarui acaba de informarme de que hay un par de ratas en el barco.

-¿Ratas?- Dijo el anciano mayordomo horrorizado sin plantearse ni un instante que estuvieran hablando del animal.- Señorita, por favor, no se exponga, este barco está lleno de guardias, no creo que las ratas tengan escapatoria.

-¡Silencio!- Lo interrumpió la noble.- Las ratas no pueden dañar a una noble como yo, no tienen el nivel necesario. Sebastian, advierte al capitán y que todos los guardias corran a defender la sala de máquinas.

-Como desee, señorita. ¿Que hay de los invitados?- Preguntó Sebastian mientras colocaba con cuidado el látigo en un lateral de la cintura de su ama y le entregaba en mano su preciada lanza.

-Por mi como si se tiran al río, no hay uno solo que valga la pena. Corre, Sebastian... Akarui y yo nos vamos de caza.

La cuerva salió por el ojo de buey y voló hasta la cubierta, posándose en el mástil, desde donde tenía visión total, mientras la noble se dirigía a la única entrada del barco hacia el interior. Las ratas tendrían que pasar por ahí quisieran o no.

Los pasos del moreno se escuchaban por el interior del barco pues caminaba sin cuidado alguno y a lo bestia. Sus rojizos ojos mostraban su expresión sádica de siempre esperando por fin a  llegar a la parte delantera del barco. Los otros dos chicos no le importaban lo más mínimo y ahora iba a lo suyo. Sus ojos se cerraron unos instantes para después abrirlos de forma seria. Un guardia caminaba en frente de él y estaba dándole la espalda. Sin embargo los sonoros pasos del moreno hicieron que este se diera la vuelta y al ver al invasor sacara su espada alertándole de que no se moviera. Nero simplemente pegó un paso hacia delante lanzando un puñetazo con sus guanteletes de acero a su rostro partiéndole la nariz y tirándolo al suelo. Tras aquello se acercó al hombre inconsciente y lo cogió del cuello caminando con él para usarlo de cebo. De repente el chico castaño llegó desde la parte de atrás tranquilamente y se acercó al moreno hablándole.

- Nero, se oyen pasos por detrás, creo que viene alguien.

- Me da lo mismo, ahora lo importante es llegar a la parte delantera y eliminar todo esto, tu dirige a la sala de maquinas y arrásalo todo.

Justo cuando acabó de decir eso observó la salida que daba  a la parte de adelante. Su mirada cambió cuando vio llegar a una figura, al parecer era una chica pelirroja y portaba una extraña lanza. Esta estaba a unos metros cortando el paso y según las palabras del castaño alguien se acercaba por la parte de atrás por lo que estaban algo rodeados. Una sádica sonrisa se pudo ver en el rostro del moreno que ahora pensaba su plan. De repente se quedó mirando al castaño con una expresión macabra en el rostro que no señalaba nada bueno.

- ¿Qué podemos hacer? – dijo aquel chico asustado.

- Has dejado de serme útil chico, adiós.

La sonrisa amplia que se vio en el rostro del moreno era algo terrorífico, ahora lanzó el cuerpo de la persona que había matado antes contra aquella pelirroja, tras aquello cogió al castaño del cuello y corrió hacia la salida donde aquella mujer esperaba. Lanzó también el cuerpo del que era su compañero hacia la mujer para distraer y que se apartara. Lo hiciera o no correría con fuerza y saltaría con los guanteletes por delante tratando de salir y de la sala y poder estar en un sitio más amplio como la cubierta. Si aquello no funcionaba debería arreglárselas en el estrecho pasillo, se había lanzado con todas sus fuerzas y si la mujer no se había apartado al ver cómo le lanzaba los dos cuerpos trataría de empujarla aunque aquello supusiera un corte de su lanza.

¡Aparta! (AM)

Debía salir como fuera, ya había hecho un gran esfuerzo al lanzar los dos cuerpos a la mujer. Era un tipo fuerte y musculoso pero levantar a personas del cuello le había costado un gran esfuerzo y ahora peleaba por salir a cubierta. Si no lo conseguía debería pelear contra dos personas allí dentro y eso sería fatal. Aún no sabía quién era el que se estaba acercando pero debí salir de allí como fuera. Mientras se lanzaba lanzó un grito aquella mujer mientras se cubría la cara y el torso con los guanteletes de acero.

- ¡Aparta mujer!

Con intención de encontrar a aquel tipo, entro en el barco con dirección a la sala de máquinas ya que era la opción más lógica, si querían sabotear el barco. Cuando entro en el interior además decidió cerciorarse de que no hubiera nadie sospechoso en los camarotes, en el primero que entro no había nadie, pero una daga oxidada en el suelo le llamo la atención, ninguno de aquellos snob tendría algo tirado en el suelo y menos oxidado, alguien había pasado por allí. Luego abrió el camarote frente a este, dentro había un noble en estado de embriaguez total, bailando con un perchero de 5 brazos de madera, posiblemente roble, cerró y paso al siguiente. En este había una pareja en pleno acto por lo que cerró la puerta rápidamente, espero que no se hubieran dado cuenta, por si acaso fue rápido a la puerta siguiente. En este había más cajones revueltos y claramente se habían llevado cosas, pero era descuidado, había joyas caídas y billetes por el suelo.

-Esto no parece obra del jefe del otro, debe haber más de uno, he de actuar deprisa, pensó Agta.

A partir de ese momento registro los camarotes más deprisa, no era difícil tenían dos metros de ancho y tres de largo, poco podía haber en ellos para esconderse. Cuando tenía el pomo del último agarrado escucho como alguien salió corriendo por el pasillo.

-Mierda, pensó.

Y salió corriendo por el pasillo, era como el otro, con más camarotes pero estos eran nobles de más grado, por lo que serían más grandes y lujosos, y tendría que revisarlos también para que no le atacaran por la espalda. Había solo seis camarotes, en el primero había una noble tumbado en la cama, se sobresaltó al ver al marine y más cuando le pregunto si había visto algo inusual o a alguien allí, negó con l cabeza y Agta salió de la habitación. En la siguiente había un cuerpo sin vida de un noble con el cuello roto, sin duda alguien de mucha fuerza  hizo aquello, lo cual empezó a preocuparse más y más. Decidió correr hasta el principio, allí giro por uno de los pasillos laterales y grito:

-¡Guardias¡ polizones en el barco, posiblemente piratas, extremar las precauciones.

Volvió sobre sus pasos, abrió la puerta de los cuatro camarotes que quedaban y solo encontró todo revuelto por lo que pensó en dirigirse a la siguiente sección. Salió y paso otra puerta de madera de nogal llegando a un corredor que seguramente llevaría al exterior a tiempo de ver a un joven moreno cargar contra una chica, que estaba en la puerta con una lanza en la mano. Agta no la reconoció y estaba seguro de que no era un guardia, debía ser la misteriosa pasajera que no había salido del camarote del capitán desde que llegó. Junto a ella en el suelo había un guardia y un joven de pelo castaño en el suelo tirados, con signos de haber recibido una paliza.

La duquesa Voldaren observó con ojo crítico la actitud del hombre, en especial el desprecio con el que trataba a aquel chico al que, evidentemente, consideraba inferior. Aquello le recordó un poco... a ella. Por un instante se sintió asqueada, hasta que recordó que ella tenía derecho a hacer ese tipo de cosas, pues era de noble cuna.

La mujer se apartó con desprecio cuando el hombre le lanzó el primer cadáver, pero cuando el segundo chico voló hacia ella, aún con vida, la mujer ancló la lanza en el suelo y la pisó para que no cediera. El joven fue a dar directo con la cara contra la punta de la lanza, la cual atravesó su cabeza entrando por la boca. La violenta sacudida no había sido excesivamente fuerte, pero la duquesa fingió trastabillar y caer hacia un lado para dejar paso a aquella mole de mala leche y rabia que avanzaba con los puños por delante, envueltos en metal. Era evidente que, si se quedaba en su camino, el choque sería brutal. En cuanto el hombre pasó, en dirección a la cubierta, la mujer arrancó la lanza del cadáver con un gesto nada femenino y miró directamente al joven al otro lado del pasillo. Era, evidentemente, un marine.

-¡Chico!- Gritó la mujer.- ¡Ese hombre ha huido en dirección a la cubierta! ¡No le dejes escapar!

Acto seguido y sin decir nada más ni esperar respuesta por parte del marine, salió corriendo también hacia la cubierta. Todavía no había decidido si se arriesgaría a luchar contra aquel hombre de aspecto mastodóntico, pero de ningún modo se iba a perder la acción.

Había conseguido abrirse paso cuando la pelirroja se apartó, ahora estaba por fin en cubierta y tenía espacio para lo que fuera. El otro chico había muerto a causa de aquella lanza de la pelirroja pero la vida de ese chaval era insignificante para el moreno. Ahora escuchaba como tenía a más de uno detrás. Todo eso le importaba nada pues ya estaba llegando a donde los nobles. Una vez había llegado a la parte delantera de la cubierta pegó un salto cayendo al suelo sobre un puño y con las rodillas flexionadas, sus ojos rojizos mostraban una expresión sádica y de diversión. La gente lo miraba como si fuera un loco y retrocedía, algunos nobles le decían insultos en palabras muy finas por lo que no los llegaba a entender. Sin embargo aquello le daba igual, una vez los guardias caminaron hacía él, este se levanto mirándolos sonriendo.

- ¡Indestructible!

Gritó para después correr hacía donde había dos, estos estaban armados con espadas pero eso le daba igual al moreno. Ambos lanzaron un tajo cada uno hacía su objetivo. Sus intenciones no eran buenas contra aquel sujeto, este esquivó los tajos agachándose y tras eso lanzando dos puñetazos a sus estómagos. De aquel golpe les dejó sin respiración y a continuación cogió a ambos del cuello lanzándolos por la borda. Los nobles gritaban alejándose a los camarotes mientras unos pocos guardias mas acudían. Los rojizos ojos del moreno se fijaron en ellos y sonrió de lado mientras estiraba la mano cogiendo del cuello a un crio de unos doce años que iba vestido de traje y seguramente sería hijo de algún noble. Un guardia corrió hacía él pero al ver al niño se frenó y tragó saliva tratando de hablar con el moreno.

- Tranquilo señor, no haga una locura dígame exactamente lo que quiere, si está en mi mano se lo entregare.

- ¡Je! Lo que quiero es la cabeza de una mujer llamada Olivia, no sé cómo es físicamente pero un mafioso quiere su cabeza. Estoy dispuesto a negociar si se me paga el doble claro, si no el niño morirá y todo el barco será arrasado.

- Usted está pidiendo o que se le entregue la cabeza de esa noble o que se le pague una suma que doble la oferta de su ``jefe´´, es algo que puede costarle caro.


- No te he preguntado idiota, traedme una suma de 10.000. Berries o aniquilare a todo el barco, esa tal Olivia no se va a escapar de mi.

Aquel marine no sabía lo que hacer pues no disponía de esa cantidad de dinero para calmar al moreno que parecía ir a saco con su objetivo y no planeaba rendirse pese a nada. Lo que no sospechaba era que la mujer de la lanza se trataba de Olivia, pero era algo que no podía saber pues desconocía el aspecto físico de su objetivo y solo se guiaba por el nombre. El marine frente a él se puso algo nervioso al no saber qué hacer y el moreno apretaba un poco el cuello del chico que tosía con algunas lágrimas. La sonrisa del moreno se amplió mientras observaba todos los flancos para no ser sorprendido, en su espalda solo estaba la borda por lo que estaría seguro. De frente observaba a unos pocos guardias y a un par de nobles que por sus caras debían ser los padres del chico. Aún así no habían dicho de pagarle al moreno, los nobles de esa clase le daban asco al chico dragón. No pedía mucho y se estaban jugando una vida y pese a que aquellas personas les sobraba el dinero no hacían nada para evitarlo, algo que le ponía nervioso a él. Estaba a punto de partirle el cuello al crio si no se hacía algo pronto y de un simple movimiento podría hacerlo.

- ¿A que esperáis?

Dijo con un tono burlón y soltando una carcajada sádica observando a las personas que allí estaban.

Seguí las indicaciones de aquella noble, salí a la cubierta justo cuando los nobles venían corriendo, imagine que aquel muchacho ya debía estar en la cubierta, pobres guardias no tendrían una oportunidad pero quizás le dieran lo que necesitaba, tiempo. Salí de la corriente de nobles y me pegue a la barra, era una suerte que aquellos nobles fueran todos unos borrachos, cuando llegue al otro extremo observe a aquel joven, moreno, fuerte y de ojos rojizos, tenía a un niño cogido por el cuello, y hablaba con el guardia.
Me senté en la barra mientras miraba para el otro lado, con las piernas cruzadas y la vista clavada en él, lucia extraño y su fuerza sobrehumana seguramente se debiera a una akuma no mi, lo sé por experiencia.

-Eh, tu moreno, si quieres salir de aquí vivo te aconsejaría que soltaras al chico, o eres una gallina

Normalmente esas insinuaciones cabreaban mucho a todos los que se creían superiores y despreciaban a la gente, además mi aspecto siempre les hace pensar que soy menos fuerte de lo que soy.

-Mira tú bote ha volado, yo mismo lo hice desaparecer como a tu amigo el rubio, tu única opción son los botes a mi espalda. Además sé, con bastante certeza, que eres usuario, si el chico muero tu caes al mar y visitas a tu amigo el rubio en el fondo.

Necesitaba hacer que soltara a aquel chico como fuera, no podía pelear con el así y a pesar de la cara atónita del otro guardia, no sé de donde sacarían los nobles a esa chusma, y de la de los padres, otros estirados que ni siquiera daban dinero por su hijo. Por eso odiaba a aquella gente y quería cambiar las cosas, para evitar eso, igual que aquella que había dejado pasar al hombre a pesar de estar armada con la lanza y un látigo, aunque este último lo tenía casi escondido, no sería la mujer que busca, pero de ser así porque no la cogía antes.

-Y porque piensas que sabemos quién esa mujer, si existe, porque ni tu sabes quién es, a lo mejor solo te han tomado el pelo y te han mandado a morir aquí, sea como fuere no puedes huir.

La pelirroja salió detrás del marine, pero guardando las distancias. No quería perderse la acción. Vio como el hombre secuestraba a un niño y lo usaba de escudo contra los guardias. Era patético que alguien fuerte como el recurriera a tan bajos trucos.

La duquesa alzó la mano y su cuerva vestida de rojo se posó en su mano. La pelirroja mujer le hizo unas indicaciones mudas con las manos y la cuerva asintió con seguridad en un extraño gesto humano. La cuerva echó a volar y se situó en el mástil, a varios metros sobre la cabeza de todos, mientras Olivia avanzaba con calma, asiendo fuertemente su extraña lanza metálica.

La mujer se colocó a unos siete metros del marine, guardando las distancias y observando. No tenía intención de entrometerse, al menos por ahora. Poco o nada le importaba a ella la vida de aquel desgraciado infante. Era un noble de baja clase, inútil y consentido como todos los demás. Su muerte no sería llorada. No por ella, al menos.

Nero continuaba con aquel chico cogido por el cuello mientras a sus oídos llegaron las palabras de aquel chico. No pudo evitar soltar una carcajada al oír lo de gallina, pretendía provocar a una persona que no sentía exactamente nada por los demás y solo se preocupaba por sí mismo. Las ofensas le daban igual y hacía como si no las ollera, las siguientes palabras fueron mucho más graciosas. El marine que ahora hablaba como si fuese un dios decía que había matado a su amigo el rubio. No había matado a su amigo, había matado a una simple hormiga que el moreno usaba para su beneficio. Amigos era una palabra que el chico dragón desconocía en absoluto y no quería conocerla. Encima le amenazaba y decía que los botes estaban detrás de él. Su sonrisa aumentó con las últimas palabras mientras que giraba el cuello sonriendo y crujiéndolo.

- No has acertado nada, no soy un usuario de la fruta del diablo. Pero ahora que lo dices puede que consiga una, volviendo al tema creo que todo eso que dices me da lo mismo. Yo no tengo amigos y si te has cargado a esa cucaracha me has hecho un favor, tal vez el usuario de la fruta seas tú chico. Pero tus amenazas me dan mucho miedo jajajaja. Por eso soltare al chico.

Dijo el moreno mientras que sonreía aún mas sádicamente si aquello era posible, de un simple apretón partió el cuello del chico finalizando con su vida y después lanzándolo al agua con una sonrisa. Una vez hizo aquello el otro guardia saltó a por él con la espada por delante, pero lo único que se encontró fue con el puño de Nero que le partió la nariz, tras aquello se acercó pisándole el cuello y matándole. Cogió a su ahora presa muerta del cuello y lo tiró al agua. Todos asustados empezaron a largarse de allí. Aquel marine había acertado y sabía que el moreno era un usuario, este una vez había acabado con aquel pardillo y con el chico se crujió los nudillos con aquellos guanteletes de acero. Tras aquello su mirada se fijó en la chica pelirroja que estaba algo alejada y sonrió de lado.

- ¡Eh preciosa! Después de esto tienes que aceptar que te invite a salir nena, alguien de su belleza no debería estar sin compañía jajajajaja.

Nero solo sentía atracción por las cosas extrañas y una chica pelirroja con una lanza y con mala leche no se veía todos los días, y solo el mero hecho de mosquearla ya le parecía divertido. La chica tampoco estaba mal por lo que si aceptaba tal vez ignoraría las ordenes del mafioso y todo. Ahora después de haber peleado un poco se había cansado de pelear y corrió pegando un salto y subiendo a una cuerda que había suelta. De ahí trepó rápidamente hasta el mástil y saltó colocándose arriba ignorando el cuerva. Sus rojizos ojos ahora observaban al marine y a la chica. Sonreía sádicamente desde las alturas suspirando con aquella tétrica y sádica mirada siempre en su rostro.

El moreno mato al niño y al guardia sin inmutarse para luego subir al mástil del barco, el niño noble y aquel guardia pijo me importaban un bledo la verdad, pero debía proteger a los nobles y ya que quedaba uno en cubierta, no podía permitirme que muriese.

Me bajé de la barra y me dirigí al capitán que seguía en la cubierta petrificado, le di un tortazo y le susurre que pusiera rumbo a la isla, y que encallara en la playa, todo esto a toda máquina. Lo acompañe hasta la puerta por si aquel mono moreno se le ocurría hacerle algo.

Luego me acerque a la única persona que quedaba en toda la cubierta, una noble alta, de tez blanca y pelo y ojos rojo sangre, que todavía llevaba la lanza, me quede entre ella y el moreno. A partir de ahora si quería matar a más gente tendría que jugar conmigo antes, ya me estaba de tanta tontería, además pronto chocaríamos con la arena, yo ya estaba preparado para ello y a aquella noble se lo susurraría en un momento, pero tendríamos que entretener al moreno para que no mirase más que a nosotros.

-Señora, pronto chocaremos con la arena de la playa, por favor prepárese, además me gustaría pedirle ayuda para que distraiga al tipejo ese, ya que parece que se ha fijado en usted- susurre a aquella noble.

Tras decirle esto me gire y mire a aquel chico:

-Porque no bajas a jugar un rato, tanto miedo tienes a la marina chico-mono – le pregunté- Bueno de todas formas quizá sea lo mejor pareces demasiado fuerte para mí y no sé si podría a esta joven y preciosa noble de ti si bajaras. Si, mejor quédate ahí subido y no bajes, no querria acabar como el niño ese.

La duquesa de Voldaren observó, impasible, como el hombre mataba al niño y luego al guardia y los arrojaba por la borda. Luego se subió al mástil ignorando a su cuerva. Craso error. La gente solo veía a una cuerva vestida de rojo, pero Akarui era mucho más que eso.

La joven mujer escuchó el susurro del marine y sonrió mientras una idea se fraguaba en su mente. Miró a Nero con ojos llorosos y comenzó a temblar visiblemente, fingiendo terror. Cuando habló, su voz sonó frágil y temblorosa, pero lo bastante alto como para que Nero la oyera.

-Señor marine... Tiene que protegerme... Ese hombre me da miedo... Por favor...- Tras decir eso se echó a llorar y se dejó caer al suelo, dejando caer su lanza como si acabara de ver la sangre en su punta.

Si aquello conseguía provocar, excitar o distraer a Nero de cualquier manera, la pelirroja estaría satisfecha. Sino tendría que tomar medidas drásticas.

La mirada del moreno les observaba con el ceño fruncido y los ojos rojizos clavados en ellos de forma sádica y cruel, como si estuviera a punto de bajar. Pudo darse cuenta de cómo el marine golpeaba al capitán y le daba la orden de algo que no pudo escuchar. De todas formas no les iba a servir. Las palabras del marine no le afectaban en absoluto, su mente asesina estaba acostumbrada a las provocaciones y simplemente pasaba de todo. Ahora le decía que no bajara, el moreno no lo iba a hacer o al menos no hasta haberse divertido. Comenzó a hacer crujir sus nudillos mientras reía algo sádico. Quería cargarse el mástil de alguna forma pero no iba a desvelar nada todavía. El cielo azul le estaba molestando y no le agradaba por lo que estaba a punto de hacer que este cambiara un poco. Justo cuando levantaba su mano al cielo escuchó de forma perfecta las palabras de la pelirroja.

Se quedó algo decepcionado, le gustaban las cosas inusuales y una pelirroja noble luchadora y con carácter le atraía pero ahora ver a una chica llorona como una cualquiera otra muriendo de miedo le decepcionaba. Era algo extraño pues había visto como mataba al chico que le acompañaba fácilmente y ahora parecía asustada. Era una situación extraña, pegó la espalda al mástil mientras sonreía de lado pensando en que hacer ahora.

- Deja de llorar, me molabas mas en tu pose seria. Pero si eres una chica llorona cualquiera no me interesa invitarte a cenar, más bien a cenarte.

Dijo desde lo alto riendo algo macabro esta vez cuando de repente el barco chocó contra tierra. El barco tembló con fuerza y el moreno perdió el equilibrio cayendo del mástil con un grito algo grave cayendo en cubierta  haciéndose algo de daño en la espalda. Frunció el ceño y al momento se levantó rápidamente frente a ellos, ahora sin pensárselo saltó por la borda cayendo en la arena y rodando al caer para después ponerse de pie. Se había hecho una pequeña lesión por el golpe y estaba algo mosqueado. Al parecer aquella chica había hecho teatro o algo así, eso le atraía aún más que antes pues ella era estratega o tal vez estaba llorando de verdad.

Desde la arena levantó la mano gruñendo, el cielo comenzó a nublarse en unas nueves negras por completo pero no llovía, era como inundar el cielo en oscuridad. Su mirada desde fuera del barco miraba con detenimiento y analizando esperando a que bajaran pues abajo había mucho más terreno y era mejor. El barco ahora lo tenía allí encallado y podría buscar después a la tal Olivia. Pero ahora debía arreglar las cosas con el patético marine y la pelirroja. Sus guanteletes estaban listos por si había combate y su transformación mitológica también estaba lista para ser usada pues el chico dragón no sentía miedo por nada ni nadie.

- Vamos bajad aquí abajo y entregadme a esa tal Olivia de una vez.

Cuando el chico moreno estaba terminando de hablar el barco choco contra la playa, haciendo que el moreno perdiera el equilibrio sobre el mástil y cayera sobre la cubierta de espaldas, seguramente aquello le hubiera dolido a pesar de lo fuerte que fuera. Yo y la noble al estar preparados solo nos tambaleamos, y nos tuvimos que apoyar en la madera de cubierta, pero salimos sin más contratiempos de aquel choque. El moreno, para mi sorpresa se levantó y salto por la borda y los insto desde abajo para que bajaran a pelear con él, mientras el cielo se oscurecía con una capa de nubes, no me importa combatir bajo la lluvia pero los rayos podían ser un problema. Antes de bajar le dije a aquella mujer que sacara a todos los nobles por el otro lado del barco, para que en caso de que el moreno me ganara no encontrara nadie en el barco y perdiera su objetivo. También tenía que pensaren la manera de librarme de aquel moreno de forma rápida, aquel cielo negro no le gustaba, a pesar de saber que era poco conductor por su metal un rayo sería peligroso, debía evitar las trasformaciones si empezaba a llover tras la deliberación me dirigí hasta el borde de la cubierta.

En el borde me asome abajo, vi al moreno a un par de metros de mí, cree un pequeño pincho de titanio, unos 3 centímetros de largo y unos 0,5 de diámetro, no pretendía matar pero si lesionar o hacer dolorosos sus movimientos. Prepare el salto, flexione las piernas para el impulso y puse los brazos hacia atrás, lo que ocultaba el pincho y me lance por él. En el aire agarre el brazo izquierdo que es el que tenía el pincho con el brazo derecho en la parte interna del codo para evitar daños y aumentar la fuerza del golpe, así además estaría en una posición de defensa en caso de que se evitara mi golpe. El golpe iba dirigido hacia el pecho del muchacho, que sería la parte en la que más efectiva seria la herida en caso de acertar junto con su más que probable lesión de espalda. [AI]

La duquesa no pudo hacer otra cosa que sonreír al ver caer a Nero. Su plan había funcionado a la perfección. Pero la velocidad del hombre era respetable y saltó por la borda, hacia tierra, antes de que pudieran actuar. La duquesa comenzó a sentir curiosidad seria por aquel hombre despreocupado y cruel. Si fuera noble hasta puede que aceptara aquella invitación. Pero no lo era. Era un sucio y despreciable plebeyo que, además, tenía órdenes de acabar con su vida. La mujer se secó sus falsas lágrimas de los ojos con un pañuelo de seda y alzó la mano para llamar a su cuerva mientras escuchaba al marine. Estaba loco si creía que ella se perdería la diversión. En lugar de ello cogió un papelito de una de sus pequeñas bolsas, escribió con un fino lápiz unas cuantas palabras, y la ató a una pata de su cuerva.

-Querida, ya sabes lo que hacer. Vuela.- La cuerva despegó y se dirigió al lugar donde se había reunido el grueso de la gente, para entregar la nota al que estuviera al mando y luego volver al mástil a observar.

Mientras tanto, la mujer observó con curiosidad el pincho que acababa de brotar del cuerpo del marine. Era un usuario, sin duda. Aquello lo hacía todo aún más entretenido, por lo que se asomó al borde y se sentó con calma con las piernas colgando hacia fuera y la lanza agarrada con una mano a observar el combate entre los dos hombres. De momento se quedaría al margen, pero tal vez interviniera más adelante.

Comenzaba la fiesta y el moreno observaba al marine y de reojo a la pelirroja con una media sonrisa algo sádica. Ahora el marine comenzaba su ataque y se lanzaba hacia él con buena velocidad. Si pensaba que iba a producirle un serio daño así estaba equivocado. Este esperó con los brazos en cruz y cuando lanzó el chico el puño, este abrió su mano con el guantelete de acero tratando de bloquearlo. Consiguió parar su mano con su fuerza física pero al notar aquel escozor saltó hacia atrás. Gruñó de dolor y llevó la mirada a su mano donde observó algo de sangre. Al parecer aquel chico le había atacado con algún objeto cortante. Gracias al guantelete de hierro no le había atravesado la mano por completo y tenía arreglo. El dolor era algo molesto y los ojos rojizos del moreno observaron al chico. Ahora había llegado el momento de aumentar el nivel.

- De modo que usas algo cortante, no he visto ningún cuchillo ni nada parecido y no creo en la magia. De modo que puede que ocultes algo pero yo también lo hago amigo. Pensaba en decirte de unirte a mí en negocio pero veo que lo tuyo es el bando de los buenos. Ahora juguemos un poco, no es justo que tú seas el único que se divierta.

El moreno soltó una carcajada algo sádica para después iluminar sus ojos en rojo. Sus dientes comenzaron a afilarse y su piel a volverse escamosa y mucho más dura. Su tamaño creció considerablemente llegando a los tres metro o tres metros y medio. Sus manos ahora eran garras y sus uñas estaban bien afiladas. Sus pies ahora eran garras al igual que las manos. Su pecho quedó al descubierto y su musculatura aumentó bastante. El color de su cuerpo era ahora negro y en la cabeza tenía dos cuernos afilados. De su espalda salieron dos alas negras y enormes que se recogieron en su espalda encogiéndose un poco. De la parte baja de su espalda surgió una cola bastante larga y afilada y su cuerpo cambió totalmente. Los pircings permanecían en su piel y sus ojos ahora estaban rasgados y estirados además de con un rojo más intenso. La pupila era igual a la de un reptil y ahora ante ellos había un enorme hombre dragón.

Aquel dragón pegó un enorme rugido seguido de una risa grave y burlona. El enorme ser observó al marine con una sonrisa algo sádica mostrando sus afilados dientes. Aún no había dominado la habilidad de volar y no podía atacar de forma aérea. Ahora pelearía con toda su fuerza ya que aquel ser era terrible ahora. Sin pensárselo corrió a por el marine sonriendo de lado, una vez llegó lanzó con las garras de la pata derecha un tajo con las uñas a su vientre tratando de rajarle, a continuación cerró uno de sus puños (el derecho) lanzando un puñetazo a su rostro y por ultimo lanzó con su cola un tajo a enorme velocidad a su pecho. Tras realizar sus ataques saltó al barco de nuevo pasando por al lado de la pelirroja y quedando en cubierta observando si había conseguido hacerle algo al marine. Su fuerza en esa forma era muy superior.

Garra, Puño y Cola ( AIF)

(OFF: Vamos a saltar a Agta porque lleva mil sin aparecer, así que me voy a tomar una pequeña licencia poética para que el salto no quede demasiado forzado xd)

La duquesa observó, con total calma, como aquel forzudo, convertido ahora en dragón, destrozaba al marine con un terrible frenesí de ataques con sus garras, puño y cola. Aquello la decepcionó, pues había visto al marine utilizar una akuma y había supuesto que era mínimamente fuerte. Era obvio que se equivocaba.

La joven observó al dragón negro sentada en la borda del barco, con su lanza apoyada a su lado, meneando las piernas con falsa inocencia.

-Eso ha sido impresionante, grandullón. Nunca había visto a nadie convertirse en lagartija con tanto estilo como tu.- Dijo la pelirroja con sarcasmo y una sonrisa en el rostro. Aquel hombre no dejaba de llamar la atención de la pelirroja, por lo que se decidió a tomar la iniciativa.- Lo siento por el tropiezo del barco y tu caída de bruces en la arena, creo que ha sido culpa mía.- Continuó mientras ponía un gesto algo burlón. Acto seguido sonrió de medio lado mientras asía su lanza firmemente con la mano derecha, todo esto sin levantarse ni dejar de mover las piernas, y pronunciaba con voz grave.

-Yo soy a quien buscas. Olivia, duquesa de Voldaren. No se quien te ha pedido que me mates o por que, pero te advierto que la indefensa y mimada noble es solo un papel al que me gusta jugar. Si quieres algo de mi, vas a tener que venir a por ello.- Con un ágil movimiento se puso de pie sobre la borda del barco y asió su lanza colocándose en guardia, por si el dragón intentaba algo. Su cuerva, mientras tanto, tras ver como su dueña se levantaba y se preparaba para el combate, voló desde donde estaba hasta un árbol cercano, volando muy alto y tratando de mantenerse fuera de la línea de visión del dragón.