Arribor Neus vs Derian Markov

Límite de tiempo : Sin fecha límite.
Escenario :  Hallstat, una de las islas de mayor tamaño del North Blue. Es un gigantesco reino medieval controlado por diferentes familias nobles que se distribuyen la isla entre sí, gobernados por un rey. La isla está llena de bosques y colinas que ocultan ruinas antiguas y secretos para los aventureros audaces, así como animales realmente peligrosos. Es llamado "el reino de las colinas lluviosas" por la enorme cantidad de precipitaciones que caen a lo largo del año.



Turnos : Arribor, Derian, Arribor...
Condiciones :
-Nada de saltos de turno.
-El ganador se lleva 1000 de experiencia y el perdedor 600.
-En caso de empate 800 para cada uno.
-Las heridas contarán para la historia del personaje, exceptuando la pérdida de alguna extremidad, ya que el reto deberá ser en pasado.

La lluvia caía sin cesar. El estruendo del agua cayendo continuamente ahogaba el sonido de las olas que chocaban contra los costados del barco y apenas dejaban a Arribor oír sus propios pensamientos. El pirata se encontraba en la proa de un gran barco mercante oteando el horizonte en busca de algún signo de tierra. Se había colado en la embarcación poco tiempo atrás y había convencido a los tripulantes de que lo llevaran hasta la siguiente isla. Pero por desgracia al poco de zarpar empezó una potente tormenta que les empapó en segundos.

Por suerte no habían tardado mucho en llegar hasta tierra firme, una imponente isla llamada Hallstat. La lluvia formaba una densa cortina de agua que apenas dejaba ver la enorme isla que se alzaba ante él pero Arribor sabía que no tardarían en llegar. Lo estaba deseando. Llevaba mucho tiempo en el mar, desembarcando apenas unas horas y estaba deseando pisar un suelo que no se tambaleara por las olas. Lo primero que haría nada más llegar sería buscar una ciudad o un pueblo y armar un jaleo.

Nada más bajar del barco se topó con un espeso bosque a pocos metros de la playa. Arribor supuso que en una isla tan grande habría pueblos o algo por el estilo pero tras varias horas de búsqueda no logró encontrar nada. Su enfado iba en aumento, cada segundo que pasaba sentía más ganas de destrozar algo, realmente necesitaba alguien a quien patear.

Por suerte poco tiempo después encontró lo que buscaba. Un pueblo aparentemente habitado plagado de casa de piedra y con un portentoso castillo alzándose por encima de todos ellos. Apenas le dedicó una mirada al pueblo. El castillo había acaparado toda su atención y había decidido ir a colarse y explorarlo. Con un poco de suerte aquel gran edificio obraría el milagro de calmarlo.

Las notas de la canción salían del tone dial. Derian cerró los ojos y respiró hondo el aroma de la tierra que le había visto nacer, mientras le embargaba la nostalgia. Hacía mucho que no volvía por allí. Su amado castillo seguía tal cual como él lo recordaba. Lorian había hecho ligeros cambios, reparando algunas torres viejas, pero por el resto nada había cambiado. Abrió los ojos y observó las verdes colinas, contrastadas contra el gris del nublado cielo. Las tormentas eran muy habituales allí, de hecho llovía casi todos los días. Algo que había echado de menos profundamente en sus viajes.



Dejó que la canción sonase hasta las últimas notas mientras dejaba que una única lágrima de emoción rodase por su mejilla. La recogió con un dedo y se frotó la cara. Como yonkaikyo y conde que era no podía permitirse mostrar ninguna clase de debilidad ni sentimiento. Observó sus tierras desde lo alto de la muralla. Estaba en lo alto de las almenaras, junto a la torre de homenaje. Era curioso e irónico, pues había sido en aquel lugar donde había asesinado a su padre a sangre fría. No sentía ningún remordimiento por ello, desde luego. Ni podía permitírselo ni tenía sentido. Su padre había sido un obstáculo que se interponía entre él y sus sueños, y lo había retenido en aquel castillo sin permitirle marchar a navegar.

Suspiró y apagó el tone dial, guardándoselo en el bolsillo de su gabardina. En aquel momento estaba en su forma humana. Aun en ella, era más pálido que la mayoría de humanos. Sus ojos eran color azul intenso, fríos como bloques de hielo. Normalmente no reflejaban emoción alguna además de condescendencia y desprecio, y otras relampagueaban con ira. Pero en aquel momento parecían extrañamente humanos y tristes. Su melena, totalmente lisa y cuidada, era negra como la noche. Por debajo de su gabardina llevaba una coraza de metal y ropas oscuras con protecciones de cuero en brazos y piernas. Estaba pensando en bajar ya a sus aposentos cuando vio algo que le llamó la atención. Una persona que caminaba hacia el castillo. Su vista, más aguda que la de cualquier persona, podía diferenciar perfectamente sus rasgos aun a pesar de la distancia. Y aquel rostro le sonaba, pues lo había visto en los periódicos.

- ¿Realmente es él...? - murmuró para sí - ¿Qué querrá de mi?

Al instante se olvidó de cualquier melancolía que pudiese tener y su corazón empezó a latir con fuerza. Una ligera sonrisa se le dibujó en la comisura de los labios. Parecía que iba a tener la oportunidad de conocer a uno de sus compañeros yonkaikyos, y tal vez de enfrentarse a él en un combate. No tenía claro las intenciones de Arribor, pero dudaba que fuese una mera visita de cortesía. Descendió por las escaleras y se dirigió a la sala de recepciones, donde tenía su trono. Se sentó en él y dio dos palmadas para llamar al mayordomo.

- Traedme una de mis botellas y una copa de plata. Y avisad al servicio de que en dos o tres minutos llegará un hombre al castillo. De pelo castaño y con un parche en un ojo. Lo reconocerán con facilidad. Es posible que intente colarse por alguna ventana en lugar de usar la puerta principal. En cualquier caso, dad la orden de encontrarlo y invitarle a pasar. Comunicadle que el conde Derian Markov le invita formalmente a tomar una copa de vino con él.

El mayordomo hizo una reverencia sin cuestionar las extrañas órdenes de su excéntrico amo y se fue a cumplirlas. Al rato, el conde estaba disfrutando de una copa de sangre mientras esperaba a la llegada de Arribor. "Preferiría sangre fresca, pero no sería buena idea que nada más regresar yo empezase a morir gente misteriosamente. Tampoco quiero malos rumores sobre mi. En fin, sangre embotellada es mejor que nada." Agitó el contenido de su copa de la mano y se concentró en su agudo oído para ver si lograba captar lo que ocurría en otros pisos.

La lluvia no daba tregua. Cada vez que exhalaba varias gotas de agua salían disparadas de su boca y no podía alzar la cabeza al caminar sin que un torrente en miniatura descendiera por su frente hasta cegarle. Se sentía como un pez en una tormenta y en más de una ocasión se preguntó si la fuerte lluvia le haría debilitarse como hacía el agua de mar. La imagen de una imponente masa de agua avanzando con fuerza demoledora hacia él se hacía cada vez más clara en su mente, una suerte de mal augurio que le impulsaba a acelerar la marcha.

Por suerte nada de eso ocurrió y al cabo de unos minutos pudo llegar al castillo sin más problemas que estar empapado. Pero eso poco le importaba, ahora que podía ver claramente el edificio y no una simple silueta difusa entre el cortinaje de agua se había permitido detenerse a contemplarlo. Lo cierto es que era imponente. Durante un largo minuto estuvo allí, de pie y en silencio, luego entró. Lo hizo como si desde siempre hubiese sido su casa. Se acercó sin vacilar hasta la puerta principal y tras ver que no se abría le propinó una fuerte patada. El portón se abrió de par en par y el pirata se topó de frente con uno de los inquilinos. Iba vestido con un elegante traje negro y si la entrada de Arribor le había pillado por sorpresa, su rostro no daba muestras de ello. De hecho parecía que le estuviera esperando, ya que estaba plantado a pocos metros de la puerta como si esperara visita.

-Esto... -comenzó a explicarse el moreno. -En realidad ha sido el aire el que ha... - el hombre no le dejó terminar. No parecía importarle en absoluto lo que tuviera que decir.

-Bienvenido. Os anuncio de que habéis sido invitado formalmente a tomar una copa de vino con el honorable señor de este castillo. El conde Derian Markov. Si sois tan amable de seguirme. -Mientras hablaba, el que resultó ser solo el mayordomo hizo un gesto con la mano y le guió hasta una gran habitación. No estaba seguro de como de grande sería el castillo pero no quería perderse, así que decidió seguir al hombre. -Conde, vuestro invitado ha llegado. -anunció tras tocar suavemente la puerta y entrar.

Cuando el mayordomo se retiró Arribor quedó frente a frente con el tipo más siniestro que hubiese visto nunca. Estaba sentado en una especie de trono y bebía vino de una elegante copa. Todo habría sido normal de no haber sido por la palidez cadavérica de su piel. Sin embargo, lo que más le llamaba la atención fueron sus ojos, la mirada de aquel tipo no le parecí apara nada normal.

-Parece que me estabas esperando. Tienes una bonita casa. -dijo el pirata tras dedicarle una mirada a la estancia. -Si de verdad me esperabas supongo que no hará falta que me presente.

Arribor miró al hombre intrigado. Un castillo misterioso y un hombre aún más misterioso que además le estaba esperando. Realmente el día se ponía interesante.

Con una media sonrisa amable que contrastaba con la frialdad de sus ojos azules, Derian se levantó de su trono con la copa de sangre en la mano. Observó a la persona que tenía ante él con interés. Era muy joven, muchísimo más que él. Le sorprendía que alguien que ni siquiera había dejado atrás totalmente la adolescencia aun fuese ya yonkaikyo, cuando él había pasado más de una década estudiando el arte de la espada antes de hacerse a la mar. Pero en todo caso, aquello no era lo importante. En los mares se veían cosas más raras y gente más joven mucho más poderosa. No parecía que fuese armado.

- Saludos, yonkaikyo Arribor Neus. Sed bienvenido a la ancestral morada de la familia Markov, pues yo soy el conde y yonkaikyo Lord Derian Markov. Sebastian, servidle a nuestro ilustre invitado una copa de lo que os pida.

Derian se levantó y se paseó por la estancia hacia la pared de la derecha. Los lados de sala estaban flanqueados por sendos pórticos con columnas de mármol finamente decoradas con imágenes de animales, principalmente piezas de caza y fauna autóctona de Hallstat. En los pórticos había además estatuas de hombres altos armados que se parecían físicamente a Derian. Eran los antecesores del conde. Se acercó hasta la estatua de su difunto padre y le puso una mano encima, mientras bebía de su copa de vino.

- Todos tenemos un pasado, señor Neus. Y la información puede llegar a ser una moneda de cambio realmente valiosa - se giró hacia él, clavando sus siniestros ojos en los de su invitado - Sin embargo, no se nada sobre vuestro pasado. Sois un misterio para mi y para el común del gentío. Sin embargo, yo no soy un simple plebeyo, ni siquiera un noble cualquiera. Valoro mucho el conocimiento del pasado, y vos sois un libro en blanco que siento el deber de escribir. Ni siquiera tenéis un cartel de wanted... aparecisteis de la nada y os convirtieron en uno de los Cuatro Hijos del Mar.

Derian le dio la espalda de nuevo y miró hacia la ventana tras la estatua de su padre. La cristalera era de vidrio de diferentes colores, y formaba imágenes de escenas de muchos tipos. Desde mitos de Hallstat hasta historias populares conocidas en todo el North Blue. Muchas de las mejoras en el castillo las habían hecho a su retorno, por orden suya. Antes ofrecía una imagen más dura y espartana. Él había sido el que había ordenado restaurar las estatuas, reformar las partes viejas, poner tapices y vidrieras y decorar todo el castillo. Quería dar una imagen de poder, el mismo poder que realmente tenía. La casa Markov había sido antaño una grande y poderosa, y debía hacer honor al legado de sus antepasados.

- Señor Neus, os ofrezco algo interesante - se acabó la copa y se giró hacia su invitado, dirigiéndose de nuevo al trono - Tengamos un combate amistoso. Si yo gano, deberéis contarme vuestro pasado y los motivos por los que os hicisteis yonkaikyo. Si pierdo, podréis hacerme una petición que tendré a bien satisfacer siempre y cuando no sea algo descabellado o inalcanzable por mi parte.

El vampiro posó la copa en uno de los reposabrazos del trono. Apoyado junto a este estaba su espada, Vanator. Era el arma de su familia, una espada de mano y media de gran calidad y con capacidades especiales ocultas, que pocos de sus antecesores habían tenido el placer de descubrir y utilizar. Él, con sus increíbles poderes y habilidades, las había liberado y ahora su espada era algo más que una simple hoja de acero bien trabajada. Como pronto descubriría Arribor si aceptaba el reto.

Un miembro del Saigo Yonkaikyo, el conde Derian Markov, así se identificó su anfitrión. El autodenominado Lord, se encontraba bebiendo una copa de vino mientras caminaba por la amplia estancia donde se encontraban. La totalidad de las paredes estaban plagadas de elegantes pórticos flanqueados por columnas con delicadas decoraciones y estatuas guerreras. Toda la habitación parecía un homenaje a los antiguos dueños de aquella imponente mansión. Evidentemente se trataba de una familia de tradición guerrera, y seguramente su apellido servía aun más al propósito de la intimidación que su propio poder.

Arribor le indicó con un gesto al mayordomo que tomaría lo mismo que el conde, al mismo tiempo que se acercaba sin vergüenza a inspeccionar el trono que se alzaba en la parte posterior de la sala, así como la imponente espada que se apoyaba contra él. Caminaba como si aquella fuera su propia casa, ignorando por completo la inquietante sensación que le producía el frío rostro de aquel hombre, en especial sus intensos ojos azules.

-Todos tenemos un pasado, señor Neus. -oyó decir al conde. -Y la información puede llegar a ser una moneda de cambio realmente valiosa. Sin embargo, no se nada sobre vuestro pasado. Sois un misterio para mi y para el común del gentío. Sin embargo, yo no soy un simple plebeyo, ni siquiera un noble cualquiera. Valoro mucho el conocimiento del pasado, y vos sois un libro en blanco que siento el deber de escribir. Ni siquiera tenéis un cartel de wanted... aparecisteis de la nada y os convirtieron en uno de los Cuatro Hijos del Mar.

Arribor escuchó atentamente al noble, la forma de hablar de aquel hombre le resultaba confusa y a la vez hipnótica, como una buena canción cuya letra no se entiende. Por lo visto el tal Derian sentía curiosidad por su pasado. El pirata sonrió, no era la primera vez que le preguntaban algo así, estaba acostumbrado a que dudaran de su capacidad para mantener su título, aunque lo cierto era que no le importaba demasiado. No es que tuviera problemas en hablarle a su colega Yonkaikyo sobre su historia, pero para eso necesitaría conocer algo mejor a su anfitrión y, especialmente, confiar en él. Se disponía a contestarle cuando el conde continuó.

-Señor Neus, os ofrezco algo interesante. Tengamos un combate amistoso. Si yo gano, deberéis contarme vuestro pasado y los motivos por los que os hicisteis Yonkaikyo. Si pierdo, podréis hacerme una petición que tendré a bien satisfacer siempre y cuando no sea algo descabellado o inalcanzable por mi parte. -ofreció el noble. Arribor lo miró con curiosidad. Entre otras cosas por que no estaba acostumbrado a que le llamasen señor sin añadir después "deje de hacer eso por favor".

-Jajajajaja. -Arribor no pudo evitar reír, la situación había tomado el rumbo que más le convenía y no había podido aguantar la risa. -Así que mi pasado, ¿eh? -dijo cuando pudo dejar de carcajearse. -¿Tanto deseas conocerlo? Bien, supongo que rechazar esta oferta sería muy irrespetuoso de mi parte. Acepto.

Mientras hablaba activó las púas ocultas en sus anillos y las usó para practicarse un par de cortes en los antebrazos, esa era la forma más fácil de explotar su habilidad. Apenas notó nada, estaba ya tan acostumbrado a ese tipo de inconveniencias que su rostro no daba el menor signo de dolor. Sin pensárselo dos veces, saltó por la ventana y aterrizó con violencia en el adoquinado empapado del patio exterior. Prefería pelear en un lugar abierto donde poder dar rienda suelta a la violencia. Además no confiaba en que la mansión de aquel tipo no tuviera trampas ocultas o algo por el estilo.

El moreno se levantó sonriente y, mientras la sangre de sus heridas se convertía en un par de afiladas cuchillas curvas, alzó la mirada hacia la ventana rota. Poco a poco notaba como la euforia se apoderaba de él, estaba seguro de que un combate contra otro Yonkaikyo sería un reto digno de librarse. Una batalla igualada que pasaría a convertirse en la mayor de las leyendas para los habitantes de aquel lluvioso páramo. Arribor buscó con la mirada los fríos ojos del noble, ahondando en la profunda oscuridad que ocultaban sus azulados iris. Aquellos ojos no eran humanos, aquellos ojos reflejaban el reino de la muerte, y sería en sus puertas donde tendría lugar su batalla.

-Muy bien, conde Markov. ¿Empezamos?

Una leve sonrisa asomó a los labios del conde cuando su compañero yonkaikyo aceptó. Observó con curiosidad cómo manipulaba unos anillos de los que asomaron unas pequeñas cuchillas. Con estas se hirió en los antebrazos, haciéndose sendos cortes. El olor a sangre llegó a la nariz de Derian, el cual la arrugó, algo molesto. Aquel olor le causaba sed y hacía que le entrase un repentino impulso de saltar sobre el chico y morder su cuello. Sin embargo, se contuvo y aguantó estoicamente sin dar muestras de su hambre. Arribor saltó por una ventana hacia el patio exterior, y Derian le siguió, aunque con un método poco natural. Su cuerpo, como si fuese ingrávido, comenzó a levitar y se alzó varios metros en el aire. Tras eso salió por la ventana y descendió suavemente hasta el suelo.

- Interesante poder... es irónico que seas el usuario de la shuke shuke no mi - dijo, admirando las cuchillas rojas que salían de sus heridas - Y más irónico aun que vayas a enfrentarte precisamente a mi.

El cuerpo del conde se deformó y se deshizo en una espesa niebla que cubrió rápidamente todo el campo de batalla. Era uno de los poderes de la Kyu Kyu no mi. Igual que los vampiros de las leyendas e historias, podía transformarse en niebla. Durante unos interminables segundos, Derian no hizo nada. Un silencio mortal se apoderó del campo de batalla. Ni siquiera se escuchaba la lluvia, que había cesado unos instantes antes. "Sientes al cazador acechándote. Sabes que está ahí, pero no sabes dónde ni cuando atacará." Una sensación de poder ya conocida invadió al conde. Si estuviese en su forma corpórea, hasta hubiera sonreído.

- Mira bien y disfruta de este espectáculo, Arribor Neus, porque pocos tienen el orgullo de decir que Derian Markov se ha molestado en mostrarles sus poderes.

La voz del vampiro venía de todas partes de la niebla y a la vez de ninguna. Esperando confundir e intimidar a su rival con eso, activó su Tsuki no Kage. Con esto, creó un espejismo de sí mismo a tres metros de Arribor, frente a él. El falso Derian alzó su espada, colocándose en una pose de esgrima, y se preparó para cargar. El objetivo del conde no era otro que poner a prueba a Arribor, tanto viendo sus reflejos y rapidez mental como su capacidad para discernir engaños. Sin hacer ruido alguno, el falso clon salió disparado levitando hacia delante y hizo una finta, fingiendo un golpe a la rodilla para cambiar la trayectoria del arma en el último momento y lanzarle una estocada al pecho. Este golpe era un mero espejismo, y aunque le diese no le causaría ningún daño.

La emoción por el inminente combate impidió que la sorpresa se dibujara en el rostro de Arribor cuando vio como el conde descendía desde la ventana hasta el suelo del patio a una velocidad impropia de una caída. Más que saltar parecía que hubiese volado. Sin embargo el pirata no se permitió dar muestras de sorpresa, no quería correr el riesgo de que se pusiera a parlotear sobre sus habilidades como tantas otras veces le había visto.

Entonces comenzó. El cuerpo de Markov se fue desdibujando hasta convertirse en un espeso banco de niebla que cubrió toda la zona. Se mantuvo así, en silencio durante unos segundos, como esperando a que ocurriera algo. Arribor estaba confuso, le ofrecía un combate y luego se transformaba en una especie de niebla aburrida y molesta. El silencio comenzaba a molestarle, aunque aún más que eso le molestó lo que oyó a continuación.

-Mira bien y disfruta de este espectáculo, Arribor Neus, porque pocos tienen el orgullo de decir que Derian Markov se ha molestado en mostrarles sus poderes. –dijo la voz del noble, cuyo origen fue incapaz de identificar. Era como si viniera desde la misma niebla, evidentemente tenía le poder de una Akuma no mi.

-“Maldita sea, ¿a qué viene tanta espera? ¿Estos son los poderes a los que se refería?” -pensó el moreno mientras esperaba impaciente a que algo sucediera. Incluso pensó en dedicarse a atacar a la niebla, pero le pareció absurdo. Decidió mantenerse alerta en espera a que su rival se decidiera a ponerse en marcha.

Entonces lo vio, la imponente y fría figura del conde situada a solo unos pocos metros de él. Había aparecido de la nada, casi como si se hubiese transportado allí por arte de magia a partir de la niebla. Arribor sonrió, por fin empezaba lo divertido. Con su espada desenvainada salió disparado hacia él, preparando una estocada directa hacia su rodilla. El pirata echó a correr a su encuentro preparado para interceptarlo. Adelantó su brazo derecho, de forma que su cuchilla quedara detrás de la cabeza de su oponente, y dio un leve salto para evitar la espada. En el último momento la hoja cambio su dirección y golpeó su costado, o al menos eso le pareció ver ya que no sintió nada. En ese mismo momento, extendió hacia fuera el brazo y la cuchilla rasgó el cuello del noble. Igualmente, tampoco llegó a sentir contacto alguno. Parecía como si la zona donde le había golpeado se hubiese difuminado momentáneamente. ¿Acaso era una ilusión?, ¿un truco de magia? Realmente empezaba a frustrarse.

-Así que a esas habilidades te referías, ¿eh? -exclamó Arribor arrogantemente, aunque no sabía exactamente a donde se dirigía. -Bien, supongo que tendré que tomar la iniciativa.

Bloody Alchemy: Death Circle [AMB]

Arribor cruzó los brazos y una serie de pequeñas esferas de sangre se desgajaron de las dos cuchillas y quedaron flotando a menos de un centímetro de estas. Entonces extendió los brazos bruscamente y lanzó una lluvia de balas de sangre que, gracias a la forma curva de las cuchillas, fue capaz de disparar hacia todas direcciones a la vez. Con un poco de suerte haría salir a su adversario de entre la niebla o sino al menos le causaría algo de daño.

La ilusión que Derian había creado se desvaneció al ser golpeada por Arribor. El vampiro aprovechó lo acontecido para estudiar las reacciones de su rival. Se dejaba llevar por la emoción de la batalla y no se paraba a analizar lo que le rodeaba. Había atacado a su señuelo a tontas y a locas sin darse cuenta de que no estaba causando ruido alguno al moverse. Además de eso se había dejado engañar por sus fintas. Conociendo eso, sabía que su poder no debí venir de su capacidad analítica, si no de sus habilidades. En ese momento su rival lanzó unas balas de sangre a través de la niebla, que atravesaron el aire sin darle a nada. Derian comenzó a rehacerse dos metros a su espalda. Una vez hubo reaparecido, la niebla desapareció como por arte de magia.

- Bien, señor Neus... tras esta breve teatralidad es hora de comenzar en serio.

Desenvainó a Vanator, y apuntó con ella hacia delante. De repente la espada comenzó a brillar con una luz rojiza y a cambiar de forma. La hoja se hizo más corta y estilizada, y el mango también se hizo algo más pequeño. La guarda creció y adoptó una forma retorcida, como de cuernos. Entonces el arma dejó de brillar y reveló su verdadera forma. En lugar de una espada bastarda, ahora Derian empuñaba una espada ancha de una mano, notoriamente más corta. Parecía peor, pues tenía menos alcance. Sin embargo había algo siniestro en el arma. Además con ese tamaño era mucho más ligera.

Vanator: forma vampírica:

- Espero que estéis a la altura de esto. No me gustaría descubrir que estoy perdiendo el tiempo.

Derian se agachó sobre sí, como si fuese un animal acechando a su presa. De repente comenzó a correr a una velocidad sobrehumana. Dio un potente salto y pasó por encima de Arribor dando volteretas en el aire. Mientras lo hacía lanzó un corte hacia el hombro del yonkaikyo, con intención de causar una pequeña herida. Cayó de pie un metro y medio más allá del joven. Se giró velozmente y avanzando y retrocediendo en un elegante juego de pies conocido como "paso de plata". Comenzó mientras lo hacía a lanzarle rápidos cortes al torso y brazos, con intención más de hostigarle que de causar un daño real. Había un motivo en todo esto. EL poder de la espada de Derian era robar las energías de su enemigo y dárselas a su portador. Así lo iba desgastando lentamente mientras hacía más poderoso a su propietario. Acabó la jugada dando un rápido salto hacia atrás para alejarse. Entonces alzó su espada hacia los cielos y la hizo descender rápidamente, generando una onda cortante vertical de color rojizo.

- ¡Midzukikei! [AIF]

El combate por fin empezaba, la niebla se había despejado y de nuevo podía ver claramente el campo de batalla. La lluvia volvía a empapar su rostro y el rumor del agua cayendo conformaba un ruido de fondo que lo ocupaba todo en el tenso silencio que se había formado.

Sus balas de sangre no habían tenido efecto, aunque al menos se había librado de la niebla. Ahora se encontraba cara a cara con su rival, quien acababa de desenvainar su espada. Esta había resultado ser más extraña de lo que parecía en un principio, de repente había comenzado a iluminarse y a cambiar de forma lentamente hasta lograr un aspecto terrorífico. Arribor la miró con curiosidad, estaba seguro de que la nueva forma de la espada no era el único cambio que se habría producido tras la transformación. Esta seguro de que aquel arma tan peculiar debía tener alguna característica que la hiciese especial.

-"Más vale que tenga cuidado con esa cosa." -pensó el pirata mientras veía acercarse al conde. Este había comenzado una carrera explosiva y en solo un par de segundos había salvado la distancia que los separaba.

Arribor se quedó estupefacto, no había esperado tal velocidad. Cuando llegó a su altura, Markov dio un potente salto con el que paso por encima de él, no sin antes realizar un leve corte en su hombro derecho. La repentina acrobacia pilló desprevenido al moreno, quien se giró y rápidamente se puso en alerta.

Pero ahí no acababa lo raro. Su adversario había comenzado a bailar, se movía adelante y atrás en sucesivas repeticiones. Realmente se enfrentaba a un tipo extraño. Sin embargo su perspectiva cambió cuando el primer corte acertó en su brazo izquierdo. Aquella extraña danza no era más que una distracción para poder atacarle. Arribor sonrió y saltó hacia atrás para esquivar sus acometidas mientras las detenía como podía con sus cuchillas de sangre. La velocidad del noble era mayor que la suya pero él tenía un as en la manga, Suishin. Cuando veía que otro ataque iba a impactar en su torso, concentró su energía y produjo un pequeño impulso bajo sus pies que le lanzó hacia atrás varios metros.

Aterrizó justo a tiempo de ver como de la hoja del conde salía disparado una onda cortante de un intenso color carmesí que volaba directamente hacia él. El Yonkaikyo cruzó los brazos e interpuso sus armas de sangre para detenerlas. Durante un par de segundos se mantuvo en esa posición, reuniendo fuerza para mandarla a volar. Pero viendo las habilidades de su rival dudó que le dejara tiempo para ello, así que inclinó sus brazos de manera que la onda de choque se estrellara contra el suelo. El estruendo que produjo acalló el sonido de la lluvia durante unos segundos y, aprovechando la nube de polvo que se había formado se impulsó de nuevo con su energía hacia su rival. Con aquella técnica podría llegar hasta el conde en solo un par de segundos.

Mientras corría se rasgo el pie derecho con una de sus cuchillas, en un movimiento que esperaba que pasara desapercibido y junto las dos espadas de sangre en un único ataque demoledor, directo a su torso. Sin embargo aquel ataque era poco más que una distracción, su verdadera intención era cogerle desprevenido con un ataque con su pierna derecha. En caso de que detuviera el ataque frontal, propinaría una potente patada al costado derecho del noble justo en el momento en que utilizaba la sangre de su pie para formar una compacta cuchilla que se extendería atravesándolo de para en par.

-¡Bloody Alchemy: Death Wings! [AIF]

Su rival era hábil. Arribor no logró esquivar el corte del salto, y logró trazarle otro en un brazo mientras le lanzaba la lluvia de ataques. Sin embargo, el otro no era yonkaikyo por nada. Tras la segunda herida, se puso las pilas y comenzó a esquivar sus ataques y bloquearlos con sus cuchillas de sangre. Sin embargo, el vampiro logró superar al hombre y lanzarle una estocada al torso. Pero su rival ya estaba preparado. De un veloz movimiento, retrocedió varios metros en unos segundos. De esta manera se puso fuera de su alcance. Derian lanzó su onda rápidamente, esperando pillarle desprevenido, pero Arribor la paró con las cuchillas y la desvió.

- No está mal, desde luego. Pero esto no ha hecho más que comenzar. Enséñame lo que sabes hacer.

El viento sopló, alborotando la oscura melena del conde, mientras la lluvia empapaba su rostro. Su férrea y determinada mirada estaba clavada sobre su rival. Parecía decir que no iba a darle tregua ni cuartel, al mismo tiempo que expresaba una gran frialdad. Arribor corría hacia él preparando sus cuchillas de sangre. En cierto momento hizo un movimiento extraño, como si hubiese tropezado, pero no pareció ser nada. Derian alzó a Vanator y se preparó para bloquear a su rival. En cuanto el yonkaikyo trató de lanzarle el terrible golpe, interpuso la hoja entre las cuchillas y su cuerpo, al tiempo que apoyaba la mano izquierda sobre la parte de la guarda de la espada que iba paralela al filo. Así imprimía más fuerza en la defensa. El golpe fue terrible, y la potencia física del joven pirata hizo retroceder un paso al noble. Sin embargo, el ataque no se acaba ahí. Arribor trató de lanzarle una patada al costado mientras de su pie asomaba una cuchilla de sangre. "¿Qué narices...?" Incapaz de reaccionar, el ataque le dio de lleno. Sin embargo Arribor parecía no haberse fijado en la armadura que llevaba bajo la gabardina, y el arma de sangre se partió contra las protecciones de acero. Sin embargo, la potente patada le empujó la armadura contra las costillas y lo mandó volando unos metros hacia atrás. Derian rodó por el suelo y se levantó ágilmente, frunciendo el ceño.

- Si te gusta jugar sucio, entonces tendré que ponerme serio - dijo, en un tono de desprecio e ira.

Los ojos azules del vampiro cambiaron de color, volviéndose dorados, mientras su piel empalidecía aun más dándole aspecto cadavérico. Su melena se volvió de un tono blanco plateado, y los colmillos le crecieron y se le afilaron. Se incorporó con una mirada siniestra, sin dejar de empuñar su arma. El viento llevó hasta él el aroma de Arribor. Su olfato, ya de por sí sobrehumano normalmente (igual que todos sus sentidos) era mejor que el de un perro de caza en aquella forma. Esbozó una sonrisa malévola, enseñando sus blancos colmillos, mientras gruñía levemente.

- Me toca.

Comenzó a correr en zig zag a una velocidad muchas veces superior a la de su forma anterior. Era casi como una sombra atravesando a toda velocidad el campo, moviéndose al compás del viento. De repente apareció junto a Arribor, al tiempo que le lanzaba un poderoso corte horizontal a la altura del pecho, que comenzaría cortando desde el brazo derecho del pirata por la trayectoria que llevaba. La espada comenzó a envolverse en un aura roja y a crear una onda cortante al tiempo que avanzaba hacia su enemigo, de tal manera que si esquivaba el golpe tendría que vérselas con el corte de energía.

Gin Aki [AMF]

Arribor maldijo en voz baja por no haber comprobado si su rival llevaba algún tipo de protección. Cuando vio como el puñal de sangre se partía en dos, supuso que llevaría una especie de armadura bajo la ropa. Por lo menos la fuerza de su patada le hizo retroceder varios metros. Markov se levantó rápidamente y comenzó su transformación. Poco a poco se iba convirtiendo ante los incrédulos ojos de Arribor en un extraño ser. Desde la distancia pudo ver como su pelo se volvía de un intenso color plateado y como la piel, ya de una palidez asombrosa, adquiría una tonalidad cada vez más clara. Arribor pensó que de seguir así acabaría volviéndose transparente. Pero lo que más le llamaba la atención eran sus dientes, de sus labios asomaban un par de afilados colmillos, más propios de una bestia que de un hombre.

-"Muy interesante." -pensó el moreno cuando terminó el cambio.

No tuvo tiempo de perderse en sus pensamientos. Sin la menor señal de aviso, Markov comenzó a avanzar hacia él. Corría en zig zag a tal velocidad que le resultaba difícil distinguir su brumosa figura entre la intensa lluvia. Antes de que pudiera reaccionar, el sonido de la espada cortando el viento le advirtió de un ataque inminente. Tuvo el tiempo justo de levantar el brazo derecho y así evitar que le partiera en dos. La guadaña de sangre desvió un poco la trayectoria de la espada, la cual desgarró sin piedad a lo largo de su brazo hasta su hombro y concluyó con un potente golpe en la cara. Arribor ya se preparaba para contraatacar cuando se percató de la luz carmesí que desprendía la hoja. Sin tiempo para reaccionar una nueva onda de corte le golpeó y le mandó a volar varios metros.

El pirata aterrizó contra un pedestal de piedra que se hizo añicos por el impacto. De no haber activado su Haki armadura probablemente el combate ya habría terminado. Por el momento, aquel último ataque se había saldado con un corte transversal que recorría su brazo derecho desde el codo hasta el hombro, una profunda herida en la parte derecha del rostro y un corte en el torso que a punto estuvo de romper su abrigo, ambos causados por la onda cortante.

Durante unos segundos permaneció allí, sentado contra los escombros de lo que fuera con lo que había chocado, aparentemente descansando. Pero en realidad estaba haciendo algo impropio de él, ser sutil. Intentando que el conde no se diese cuenta, hacía avanzar lentamente un pequeño rastro de sangre proveniente de su hombro derecho que concluiría justo al lado de su rival. Su plan era bastante simple, atacaría de frente e intentaría aprisionarlo con aquella sangre, la cual convertiría en una larga cadena imbuida con su Haki. Confiaba en que no se diera cuenta y pensara que era la sangre que había caído durante su ataque.

-Bien, eso ha estado muy bien. Creo que va siendo hora de empezar en serio. -declaró con arrogancia sabiendo que si recibía otro ataque como ese no podría continuar peleando.

Arribor se levantó por fin, jadeaba y notaba el brazo entumecido, era incapaz de moverlo. Probablemente el músculo estuviera demasiado dañado. Además notó que el hombro estaba dislocado, por lo que tuvo que recolocar la articulación con un brusco movimiento. Luego utilizó la sangre de la cuchilla derecha y recubrió con ella la parte derecha de su torso como si se tratase de una armadura. Era una especie de parche, una manera de ignorar sus heridas durante un tiempo.

Reunió su Haki en la improvisada armadura y echó a correr hacia él con el brazo derecho colgando inerte a un lado. No tardó en notar que su velocidad ya no era la misma que antes, lo mejor sería acabar con aquello de una vez. Durante la carrera, decidió que tenía que ampliar su rango de ataque. Para ello, modificó la cuchilla de su brazo izquierdo de manera que ganase longitud. En el interior de la hoja se fueron abriendo una serie de celdas hexagonales y la sangre que antes las llenaba pasó al filo del arma, de manera que su tamaño de triplicó con rapidez.

Cuando estaba a solo su metro de su adversario, catapultó la gran cuchilla roja hacia él, también imbuida con Haki armadura. Realizó un ataque diagonal descendente hacia su cabeza, de forma que la obligaría a agacharse para esquivarlo y así podría cazarlo. Si todo iba bien lograría hacerle algo de daño con ese ataque, sino, contaba con capturarlo con la cadena de sangre, la cual ya había llegado hasta su altura.

-Bloody Alchemy: Giant Wing (Haki armadura - nivel 1) [AF]

Derian levantó su espada y lamió el filo con fruición. Aquella sangre sabía deliciosa. Podía apreciar el sabor de la que tomaba embotellada, pero ninguna de ellas podía igualar el sabor de la sangre derramada en combate. Fresca, aun caliente y cargada de adrenalina y otras hormonas. Esbozó una sonrisa de demente, extasiado por aquel sabor maravilloso. Necesitaba más de aquella sangre, y cuanto antes mejor. Observó a su rival y siseó levemente como si fuese una serpiente. Este se había estrellado contra uno de los pedestales de las estatuas que había frente al castillo, y parecía estar bastante tocado. Un hilo de sangre bastante extenso corría como un río hacia él. El vampiro sonrió de nuevo.

- No me malinterpretéis, señor Neus... no sois débil, pero tampoco fuerte. ¿Y vos sois yonkaikyo? Hoy en día los títulos se regalan.

Se calló, al verlo levantándose. "Vaya, desde luego el chico tiene fuerza de voluntad." El brazo derecho le colgaba inerte, y parecía bastante machacado. Corrió hacia él, en línea recta y bastante más lento que antes. Observó cómo formaba una especie de "caparazón" de sangre sobre las heridas, y el olor de esta llegó hasta la nariz de Derian. El vampiro tuvo que recurrir a todo su autocontrol para no volverse loco ante el olor de tanta sangre. El problema de pelear contra ese rival era que cuanto más durase el combate más sed le entraría, y si no lograba controlar su hambre, Arribor podría usar eso en su contra. Sabiendo esto, inspiró una última vez y contuvo la respiración. En forma completa no necesitaba respirar, aunque lo hiciese normalmente para percibir los olores. Flexionó ambas piernas y esperó a su contrincante, listo para contraatacar.

- ¡Demostradme que me equivoco! Si os han elegido es por algo. ¡Hacedme sentirme vivo! ¡HERIDME, OS RETO! - gritó, con cara de lunático y enseñando sus colmillos.

Un aura rojiza envolvió a Derian cuando este hizo uso de las reservas de energía que había robado a Arribor en los golpes. Gracias al robo de energía de Vanator, poseía una reserva adicional de energía para poder seguir peleando con todas sus energías y sin cansarse. Siempre y cuando siguiese logrando impactarle con su espada, sería difícil que se cansase. De repente hubo un cambio en su rival. La cuchilla izquierda comenzó a crecer y alargarse, vaciándose parcialmente para aumentar su filo. "Una estrategia interesante. Adopta forma hexagonal como si fuese un panal para evitar debilitar la estructura de la hoja, al tiempo que aprovecha la sangre extraída para aumentar su rango. Muy, muy listo." Clavó los pies en el suelo embarrado para afianzarse sobre este, mientras el viento comenzaba a revolverle la melena de nuevo. Esperó a que el golpe llegase, y cuando la cuchilla de sangre descendió sobre él, interpuso la espada sujetándola con ambas manos. Concentró todas las reservas de energía de la misma en reforzar su bloqueo, con lo que la hoja comenzó a brillar con una luz rojiza. Sin embargo, la espada descendía lentamente ante la presión ejercida por Arribor, mientras los brazos de Derian temblaban por el esfuerzo. "Mierd... es increíblemente fuerte. Incluso más que yo. ¿Cómo es esto posible?" Su cuerpo comenzó a drenar la energía de la espada a una velocidad abismal para intentar mantener el desesperado esfuerzo de bloquear aquel golpe. Derian gruñó y trató de desviar la hoja hacia un lado.

- Si tan sólo...

Pero cedió. Logró desviar la trayectoria del corte, que en lugar de rebanarle la cabeza chocó contra su hombro derecho, destrozando su gabardina y cortando la armadura. La hoja penetró en su carne, hiriéndole. Derian rugió de dolor, dejando caer a Vanator. Sus ojos relampaguearon con ira, y su rostro adoptó una mueca de odio. Algo en su mirada había cambiado. El conde ya no estaba en sus cabales, y ahora parecía una bestia salvaje o un demonio. Abrió la boca, pero de sus labios brotó un sonido gutural en lugar de palabras. Como le pasaba en otras ocasiones, una única palabra martilleaba insistente en su cabeza. Como si fuese un obsesivo compulsivo, sentía la urgencia de cumplir con aquella orden. "Mátalo. Mátalo. Mátalo. Mátalo. MÁTALO. MÁTALO. MÁTALO. ¡¡¡MÁTALO!!!" En ese momento la cadena de sangre se alzó y le rodeó el torso. Derian gruñó y la agarró, tratando de partirla con sus manos desnudas. Tras un par de rápidos intentos infructuosos, alzó la mirada hacia su rival.

- ¡¡¡SAAAAANGRE!!!

Solo pensaba en dejarle sin una gota del rojo néctar de la vida en su mísero cuerpo. Se daría un festín con sus líquidos y luego despedazaría sus restos. Con furia, trató de agarrarle por el hombro izquierdo y el cuello con las manos, para obligarle a mover la cabeza hacia su derecha y exponer la yugular. Su fuerza era muy superior a la normal, debido al subidón de adrenalina por el momento y su sobrenatural potencia muscular de vampiro. Se lanzaría al cuello de Arribor, con la yugular al descubierto o no, y le clavaría los colmillos. Una vez le mordiese, los dejaría firmemente clavados y le succionaría la sangre. No tardaría demasiado en dejarlo inconsciente por la pérdida de sangre, y menos aun con toda la que ya había perdido por usar sus técnicas y por heridas.

Succión vampírica [AB]

Las cadenas de sangre se cerraron aprisionando a su objetivo. El ataque de Arribor había tenido éxito y su hoja se había hundido en el hombro derecho del conde, haciendo caer la extraña espada que empuñaba, con lo que había podido atraparlo aprovechando la distracción. Arribor sonrió, parecía que su acierto había trastocado algo en la cabeza de aquel hombre. La frialdad de su mirada había dado paso a una locura desmedida, lo había convertido en una bestia asesina sin un ápice de humanidad. Fue entonces cuando el pirata se percató de la verdadera naturaleza de su enemigo. No se enfrentaba a un humano, sino a algo mucho más terrorífico.

Markov intentó zafarse de las cadenas que lo aprisionaban, y tras no conseguirlo, su ira dio paso a la brutalidad. Gritó como ningún humano hubiera podido hacerlo y se abalanzó salvajemente sobre él. El conde utilizó su fuerza sobrehumana para apartar su cabeza y dejar libre su cuello. Arribor supuso que intentaría algún nuevo tipo de ataque, y en cierto modo así fue, sin embargo no estaba preparado para la revelación que le asaltó en el mismo momento en que los dientes del noble se cerraron sobre su garganta.

-"Vampiro" -pensó el pirata. Estaba preparado para cualquier cosa menos para eso. Aquel maldito loco estaba intentando beberse su sangre. Aquello era demencial, tenía que ser una broma, una criatura como aquella no podía existir. Sin embargo existía, estaba allí, ante él, apunto de devorarle. Por un momento, mientras sus piernas fallaban y caía arrodillado al suelo, se preguntó si se convertiría en uno de ellos. Tampoco pudo evitar percatarse de la ironía de intentar beberse la sangre de alguien capaz de controlarla.

Arribor abandonó esos pensamientos y se centró en la situación.  Los dientes de aquel ser habían llegado a su arteria yugular y pugnaban por absorber su sangre. Se concentró en sus poderes y detuvo el traspaso de la sangre de su cuerpo al del vampiro. Por desgracia para él se vio obligado a reabsorber su arma de sangre, así como la improvisada armadura que cubría su torso, era incapaz de continuar controlándolas. Tenía que poner todo su empeño en utilizar su habilidad para controlar su sangre y evitar que abandonase su cuerpo.

Se veía incapaz de zafarse o atacar. Tenía que realizar un gran esfuerzo para evitar desangrarse y no podía crear otra cuchilla con la que acabar con su adversario. Como mucho podría disparar algunas balas de sangre, aunque la posición en la que estaba no le permitía ni apuntar ni golpear con su brazo izquierdo, el único que podía mover. Realmente era una situación problemática, si continuaba así el conde no tardaría en atacarle con sus puños y podría beberse su sangre. Por un momento estuvo tentado de devolverle el mordisco, al fin y al cabo tenía el cuello del conde a unos pocos centímetros. Entonces dio con algo. No le quedaba otra, debía actuar cuanto antes, sabía que no aguantaría mucho más aquella situación.

-Maldito, ¡¿crees que te dejaré matarme?! ¡¿Crees que PUEDES matarme?! Puede que seas un monstruo, pero existe algo más peligroso que un monstruo. ¡YO! - exclamó Arribor con toda la arrogancia y la furia que pudo.

Cerró la boca bruscamente y hundió sus dientes en su propia lengua, lo justo como para que brotara algo de sangre. Debía ser rápido y cuidadoso, de lo contrario sería incapaz de evitar que su sangre fuese absorbida. Hizo gala de toda su capacidad de concentración y creó en el interior de su boca una serie de dardos de sangre, lo más duros y afilados que pudo. Se vio capaz de crear un máximo de media docena. Confiaba en que fueran suficientes.

Sin perder un segundo, imbuyó las balas con todo el  Haki que fue capaz de reunir, abrió la boca y disparó. Gracias a su habilidad podía orientar las balas de manera que apuntaran a distintos lugares al mismo tiempo. Apuntaba al cuello y a la cabeza del conde, confiando en que si de verdad era un vampiro no moriría por eso. Sin embargo esperaba que de esa forma lograse hacer que le soltara y tal vez decantara el combate a su favor. Para asegurarse, los tres últimos disparos iban dirigidos al torso. Contaba en que el Haki pudiese perforar la armadura del conde.

En caso de acertar tal vez ganara el combate. De lo contrario, si le vampiro lograba de alguna forma sobreponerse a su ataque y volver a la carga, seguramente perdería. No quedaba más que ver que ocurría. La suerte estaba echada.

-Bloody Alchemy: Blowing Bullet [AIF]

La sangre no fluía, por algún motivo. Rabioso, el conde apartó la cabeza del cuello de su rival y rugió con la boca ensangrentada. Entonces vio como el otro abrió la boca, y varias cosas de color rojo salían disparadas de esta. Por puros reflejos, trató de echarse a un lado, pero la cadena le estorbó y no se apartó totalmente. Tres proyectiles atravesaron su coraza y le hicieron feas heridas en el torso. Otra le pasó rozando el cuello, arrancándole un cacho de carne. Comenzó a sangrar profusamente por esa herida. Los otros iban a su cabeza, pero logró apartarse, por suerte. Un golpe directo a su cerebro sería mortal por muy vampiro que fuera. El dolor le hizo recuperar en parte el raciocinio, pero ya estaba muy herido. Cansado, cayó de rodillas. La cadena le impedía hacer muchos movimientos.

- No... está mal, señor Neus. Sois un duro rival.

A penas lograba aguantar consciente. Había recibido heridas muy graves, y sólo su akuma hacía que no se hubiese desmayado por pérdida de sangre ya. ¿Cómo había llegado a aquel punto? Estaba claro que su enemigo no era un cualquiera. Era un auténtico cazador, alguien duro y hábil. Esbozó una ligera sonrisa, debilitado y cansado. "Espero volver a enfrentarme a ti cuando ambos seamos más fuertes. Pero hasta entonces..." Bajó la cabeza, como por cansancio, y de repente se tiró hacia él tratando de darle un cabezazo en el estómago.

Cabezazo [AI]

Esperaba pillar por sorpresa su enemigo. Arribor también estaba débil, así que si tenía suerte lo pillaría desprevenido y lo derrotaría. Su orgullo de noble y de cazador le impedían caer sin luchar hasta su último aliento.

-"Monstruo. No se le puede llamar de otra forma." -pensó Arribor al ver como el conde continuaba de pie tras ese último ataque. Realmente no se trataba de alguien normal, no sabía se tenía el poder de una Akuma no mi o si simplemente era una bestia. En cualquier caso, había demostrado ser un peligro fuera de lo común. El pirata se incorporó lentamente, jadeando e intentando reabsorber su sangre a la mayor velocidad posible por si recibía otro ataque. Markov continuaba de pie, aparentemente tan cansado y herido como él, pero sin haber perdido esa siniestra presencia que desprendía.

Arribor se disponía lanzar un último golpe, algo que decidiera la lucha de una vez por todas, cuando vio de reojo como la cabeza del vampiro se dirigía rápidamente hacia él. De haber estado en plena forma tal vez lo hubiese evitado, pero en esa situación no pudo hacer más que recibir de lleno golpe, soportándolo como pudo gracias a su  constitución fuerte, sin embargo eso no impidió que un dolor sordo se extendiera por su abdomen. El luchador reunió sus últimas fuerzas y se mantuvo en pie casi milagrosamente. Estaba agotado pero era incapaz de dejar un combate inconcluso, por muy cansados que estuvieran los combatientes. Casi sin aliento, hizo acopio de sus energías y se acercó hacia el conde. Sin dudarlo un segundo y ya sin fuerzas siquiera para sonreír, descargó un puñetazo dirigido a la cabeza con el que esperaba tumbar de una vez por todas a aquel aterrador ser.

Confiaba en que aquello fuera suficiente, se veía incapaz de lanzar un solo golpe más y sabía que si el vampiro se alzaba de nuevo acabaría con él. Esperaría a ver si su adversario se levantaba y de ser así asumiría la derrota; en caso contrario le echaría un cable para llegar a la mansión y le pediría algo de vino al mayordomo. El pirata se giró lentamente y contempló el gran edificio sin siquiera esperar a ver que ocurría con su adversario, poco importaba eso. Si Arribor ganaba le pediría un favor algún día; si perdía, esperaría a estar en la mansión para contarle lo que quisiera. Tal vez incluso se lo contara de todas formas a cambio de alojamiento durante un par de días. De cualquier manera el resultado ya no tenía importancia, como tampoco la tenía su pequeña apuesta. Había sido un gran combate, el resto ¿a quién le importa?

Puñetazo [AI]

El vampiro esperaba derribarlo con ese último golpe, pero su rival resultó ser demasiado para él. Derian se incorporó a duras penas, aun enrollado en la cadena de sangre. Le dolía todo el cuerpo y su visión comenzaba a fallarle. Se le nublaba la vista por momentos, y notaba que en cualquier momento se caería rendido, en parte de agotamiento y en parte por las heridas. Se había forzado demasiado más allá de lo recomendable. Había apostado fuerte por su victoria al tratar de vencer a resistencia a un luchador cuerpo a cuerpo, y había fallado. Arribor echó su puño derecho hacia atrás, y le lanzó un derechazo que le impactó de lleno en la cara y lo tiró hacia atrás. No llegó muy lejos, pues la cadena aun lo aprisionaba. Tosió en el suelo, y sonrió:

- Habéis resultado ser más duro de lo que yo esperaba. Os felicito... supongo que ahora os debo un favor.

Se incorporó como pudo, quedando sentado sobre la hierba. Comenzó a llover con un poco más de intensidad. El flequillo del vampiro se le desparramó por delante de la cara a causa del agua, ocultándosela parcialmente. Estaba pensativo y melancólico: había sido derrotado. Era su primera derrota. No era una experiencia agradable, y esperaba no volver a tener que soportarla. Al mismo tiempo era interesante, y le había hecho ver que no podía descuidar su entrenamiento: había aun gente más fuerte que él a la que debía superar.

- Sois un auténtico cazador, Arribor Neus. Nunca dejéis que nada ni nadie os diga lo que hacer, porque somos la gente como nosotros la que tenemos el potencial para mover el mismo mundo.

Premios por ganar:

• 1000 de experiencia.
  

Premio de consolación  al perdedor, PERDEDOR! (?):

• 600 puntos de exp.
  
• Unas heridas mu' monas (?).
  

Te espero en el próximo reto ^^

Hojas de personajes Actualizadas~

Edit: Casi se me pasa, si Arribor desea hacer un post final para que la cosa no quede tan entrecortada, no hay problema. Sólo he aprovechado que pasaba por aquí para dar directamente la experiencia y eso xD