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Límite de tiempo : Sin fecha límite.
Escenario : Impel Down, es la prisión de máxima seguridad de La Marina, una gran torre sumergida, cuya estructura se asienta en la parte inferior del fondo del mar. Debido a que está construida en el Calm Belt, toda la estructura está constantemente rodeado de gigantescos Reyes del Mar nadando debajo del agua. Junto con estas bestias, la cárcel es custodiada por una fuerza de la marina de guerra.
Turnos : Krauser - Vicente - Krauser...
Condiciones :
- Si gano, me llevo 2000 puntos de experiencia, dado que me saca bastantes niveles. Si pierdo, 1000.
- En caso de ganar, Vicente Mirante descenderá a Contraalmirante y Krauser adquirirá su puesto.
- El reto será a KO.
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En la entrada de aquella prisión se podía ver una enorme muralla de piedra, justo en frente de esta, un barco pasaba por debajo de un pequeño tunes que daba la bienvenida a la máxima prisión de seguridad. El día parecía estar calmada y tranquilo, ya era por la tarde. En la cubierta de aquel barco se podía ver al demonio de la niebla con una enorme calma. No llevaba la camiseta y tampoco sus medallas ni su uniforme de comodoro. Llevaba el atuendo que más le caracterizaba y más le gustaba. Se trataba de su uniforme básico de asesinato, ninguna camiseta puesta, sus pantalones largos y grises, sus guantes de tela largos que dejaban libres sus dedos y llegaban hasta sus codos. Por último sus sandalias de suela fina, en su espalda en una funda negra portaba su espadón de Kairouseki, en la cintura llevaba enganchada su pistola de bengalas y su mango extensible. En su frente una cinta de color blanco por la que ya caían varias gotitas de sudor. Sus fríos ojos observaban al frente de forma calmada.
Estaba allí por una petición, había mandado un reto a uno de los Vicealmirantes, se había enterado de que su compañero Lion D. Karl iba a retar a uno y sabía de sobra que con su temible poder tenía opciones de ganar. Por ello mismo no quería quedarse atrás y pese a tener menos poder que su mentor en la marina, quería estar a la altura. Por ello en un acto suicida había desafiado a otro de los vicealmirantes, el muy loco no le había bastado uno normalito. Había escogido a un gigante. Un enorme gigante de veinte metros de altura y de los más poderosos de la marina, definitivamente se le había ido de las manos. De todas formas ya había combatido con un Supernova y había conseguido llevarse la victoria. Esta vez estaba más preparado. El comodoro sabía lo que se jugaba, agradecía el gesto del gigante de haber aceptado. Incluso habían acordado combatir en el bosque de la prisión para que no hubiera heridos de por medio ni edificios destruidos. Además el gigante no podía irse de allí según sabía pues estaba vigilando. De todas formas el combate tenía toda la pinta de ser muy largo pues el demonio ya tenía una estrategia preparada.
De repente el barco llegó a su destino y el comodoro bajó de este dejando a varios sargentos y tenientes al mando del barco. Iba totalmente solo y no necesitaba sus armas de fuego para aquello, necesitaba el menor peso posible y no hacer mucho ruido. Usaría su habilidad como asesino para poder combatir. Sus pasos entraron ya en el bosque mientras observaba la entrada a la prisión de seguridad, sin embargo no entró, se quedó fuera y se aproximo al bosque de la zona norte. Era la zona más alejada de la prisión y encima llena de arboles, de ese modo podría estar mas cómodo y tener una mínima ventaja. El líder de la élite estaba algo impaciente porque su oponente llegase, no sería difícil verle llegar pues era un gigante, este combate no se comparaba a ninguno de los que ya había tenido. Se enfrentaba al mayor reto de su vida y ahora sus ojos mostraban emoción. Su lentilla térmica estaba en su ojo izquierdo lista para ser activada de un momento a otro, sin embargo antes de empezar quería saludar al vicealmirante y darle las gracias por aquella oportunidad que le estaba dando. No muchos recibían bien una noticia que querer quitarles el puesto, al menos esperaba que no estuviera muy enojado y pudiera ser un combate amistoso.
- Debe de estar al llegar.
Estaba allí por una petición, había mandado un reto a uno de los Vicealmirantes, se había enterado de que su compañero Lion D. Karl iba a retar a uno y sabía de sobra que con su temible poder tenía opciones de ganar. Por ello mismo no quería quedarse atrás y pese a tener menos poder que su mentor en la marina, quería estar a la altura. Por ello en un acto suicida había desafiado a otro de los vicealmirantes, el muy loco no le había bastado uno normalito. Había escogido a un gigante. Un enorme gigante de veinte metros de altura y de los más poderosos de la marina, definitivamente se le había ido de las manos. De todas formas ya había combatido con un Supernova y había conseguido llevarse la victoria. Esta vez estaba más preparado. El comodoro sabía lo que se jugaba, agradecía el gesto del gigante de haber aceptado. Incluso habían acordado combatir en el bosque de la prisión para que no hubiera heridos de por medio ni edificios destruidos. Además el gigante no podía irse de allí según sabía pues estaba vigilando. De todas formas el combate tenía toda la pinta de ser muy largo pues el demonio ya tenía una estrategia preparada.
De repente el barco llegó a su destino y el comodoro bajó de este dejando a varios sargentos y tenientes al mando del barco. Iba totalmente solo y no necesitaba sus armas de fuego para aquello, necesitaba el menor peso posible y no hacer mucho ruido. Usaría su habilidad como asesino para poder combatir. Sus pasos entraron ya en el bosque mientras observaba la entrada a la prisión de seguridad, sin embargo no entró, se quedó fuera y se aproximo al bosque de la zona norte. Era la zona más alejada de la prisión y encima llena de arboles, de ese modo podría estar mas cómodo y tener una mínima ventaja. El líder de la élite estaba algo impaciente porque su oponente llegase, no sería difícil verle llegar pues era un gigante, este combate no se comparaba a ninguno de los que ya había tenido. Se enfrentaba al mayor reto de su vida y ahora sus ojos mostraban emoción. Su lentilla térmica estaba en su ojo izquierdo lista para ser activada de un momento a otro, sin embargo antes de empezar quería saludar al vicealmirante y darle las gracias por aquella oportunidad que le estaba dando. No muchos recibían bien una noticia que querer quitarles el puesto, al menos esperaba que no estuviera muy enojado y pudiera ser un combate amistoso.
- Debe de estar al llegar.
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El vicealmirante descansaba sobre su hamaca en los niveles superiores de la prisión, con un barril de cerveza a modo de vaso y música de fondo. Sus gafas reflejaban el sol y sus enormes rastas algo sucias rozaban el suelo. Era increíble que le hubieran dejado preparar en aquella zona una hamaca digna de un gigante, aunque claro, ya que tenía un combate importante en breves era mejor estar descansados. "Here's a little song I wrote, you might want to sing it note for note..." sonaba en el aparato de música que llevaba a su lado, mientras el tarareaba y silbaba. Aquella cancioncita le encantaba, y resumía su filosofía en gran medida. Pensaba en ella mientras dejaba el tiempo pasar, esperando que llegaba la hora del reto. "Krauser... Ese hombre lleva una carrera meteórica... Don't worry be happy!" decía su mente mientras llegaba al estribillo de la canción y algo en su interior le decía que era hora de levantarse. Se movió perezosamente y desentumeció todos sus músculos, estirándose aún sin levantar el cuerpo, aunque finalmente se irguió y comenzó a caminar. Se sentía contento aquel día, aunque no le gustaba pelear, pero alguien con un futuro bastante brillante lo retaba, y aunque no era momento todavía de pasar el testigo a la siguiente generación podía darle la oportunidad.
-Oh, se me olvidaba- dijo, dando la vuelta y recogiendo el reproductor donde aquella canción sonaba-. Ahora sí, ya estoy listo.
Fue de camino al bosque, mientras la canción era ahogada en ciertos momentos por su pesado caminar y el rozar de las hojas, pero él seguía silbando aquella maravillosa melodía, y de vez en cuando soltaba algún verso de la canción, o comenzaba a cantar con emoción el coro, a la vez que no podía evitar dar un torpe bailoteo mientras se internaba en las profundidades del bosque. Era un sitio precioso y relajante, tanto que ya le había merecido la pena dejar la comodidad de su hamaca. Sonrió relajadamente a la vez que se rascaba la tripa cuando vio entre los árboles a un pequeño hombre (tal vez fuera alto, pero para él eran todos hormiguitas) que cargaba un gran espadón a la espalda. Debía ser él. Parecía bastante serio, y aquello no le gustaba. Era el único miembro de la marina que disfrutaba relajándose, y esperaba que su posible sucesor fuera también alguien alegre por la vida, que disfrutara del cargo y no fuera un trabajador sin más. Pero aún podía demostrarle lo contrario.
-Hola hormiguita- dijo, intentando no sonar maleducado, con un tono cariñoso-. No me gusta mucho pelear, así que vamos a terminar rápido y luego nos vamos a beber algo.
La canción se volvió a reproducir, y Vicente dejó el aparato en el suelo. Susurró "Soru" al ritmo de tarareo de la canción, y comenzó a moverse deprisa como una estrella fugaz. No le importaban mucho los árboles, que caían cuando él chocaba y los tronzaba sin problemas. Por suerte no golpeó al contra-almirante. Detestaba hacer daño, y más si era sin querer. Corriendo a aquella velocidad trató de ponerse a su espalda, y cuando lo hiciera le lanzaría una patada tan fuerte que lanzaría una onda de choque para tratar de derribarlo. No sabía dónde le daría, pues su pie era más grande que el cuerpo del hombre, y no sabía si le haría mucho daño. Pero tenía que demostrar ser válido.
Soru+Patada+Onda de choque [AB]
-Oh, se me olvidaba- dijo, dando la vuelta y recogiendo el reproductor donde aquella canción sonaba-. Ahora sí, ya estoy listo.
Fue de camino al bosque, mientras la canción era ahogada en ciertos momentos por su pesado caminar y el rozar de las hojas, pero él seguía silbando aquella maravillosa melodía, y de vez en cuando soltaba algún verso de la canción, o comenzaba a cantar con emoción el coro, a la vez que no podía evitar dar un torpe bailoteo mientras se internaba en las profundidades del bosque. Era un sitio precioso y relajante, tanto que ya le había merecido la pena dejar la comodidad de su hamaca. Sonrió relajadamente a la vez que se rascaba la tripa cuando vio entre los árboles a un pequeño hombre (tal vez fuera alto, pero para él eran todos hormiguitas) que cargaba un gran espadón a la espalda. Debía ser él. Parecía bastante serio, y aquello no le gustaba. Era el único miembro de la marina que disfrutaba relajándose, y esperaba que su posible sucesor fuera también alguien alegre por la vida, que disfrutara del cargo y no fuera un trabajador sin más. Pero aún podía demostrarle lo contrario.
-Hola hormiguita- dijo, intentando no sonar maleducado, con un tono cariñoso-. No me gusta mucho pelear, así que vamos a terminar rápido y luego nos vamos a beber algo.
La canción se volvió a reproducir, y Vicente dejó el aparato en el suelo. Susurró "Soru" al ritmo de tarareo de la canción, y comenzó a moverse deprisa como una estrella fugaz. No le importaban mucho los árboles, que caían cuando él chocaba y los tronzaba sin problemas. Por suerte no golpeó al contra-almirante. Detestaba hacer daño, y más si era sin querer. Corriendo a aquella velocidad trató de ponerse a su espalda, y cuando lo hiciera le lanzaría una patada tan fuerte que lanzaría una onda de choque para tratar de derribarlo. No sabía dónde le daría, pues su pie era más grande que el cuerpo del hombre, y no sabía si le haría mucho daño. Pero tenía que demostrar ser válido.
Soru+Patada+Onda de choque [AB]
- La canción:
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Krauser no se sintió ofendido ante el comentario de aquel gigante llamándole pequeña hormiga de aquel gigante cuando apareció. Además aquella música podía suponer un error vital para el gigante pues el demonio podría usar sus ataques y camuflarlos con el sonido de la música. El combate estaba a punto de comenzar, de repente el enorme gigante desapareció de la vista del asesino, este se giró notando un leve viento y al girarse pudo ver como la patada del gigante impactaba de lleno en él lanzándole al menos quince metros. El dolor del marine era inmenso y gruñó mientras notaba el dolor en su pecho, abrió los ojos en pleno aire notando como iba rumbo a los árboles, rápidamente formó en su mano derecha un enorme shuriken cortante de cuatro puntas y lo lanzó contra las ramas. Las puntas se expandieron tres metros y los arboles fueron cortados.
Esto hizo que el marine no se estrellara con ellos y cayó en unas hierbas del suelo. Se quedó allí tumbado con los ojos cerrados, el dolor de su pecho era increíble. Además de un simple movimiento le había mandado a volar, el demonio abrió los ojos y sonrió de repente mientras se levantaba escupiendo algo de sangre mientras se quitaba los vendajes para respirar mejor. Empezó a caminar hasta el gigante a paso lento con la mirada tranquila y una vez llegó a su posición se colocó las vendas de nuevo observándole. En su pecho apareció un tremendo moratón y si no hubiese activado su haki armadura a tiempo, le habría partido en dos o algo peor. La mirada del asesino estaba fija en los ojos de aquel tipo mientras tosía un poco y se caía de espaldas al suelo desorientado por el enorme golpe. Sin embargo no tardó en levantarse.
- Joder, te has pasado un poco, déjame al menos saludarte como es debido camarada, somos compañeros no rivales a muerte, después me gustara tomarme esa cerveza contigo pese a que no me guste el alcohol.
Tras sus palabras sonrió de lado observando al gigante, ya estaba algo mejor del inmenso golpe que se había llevado nada más empezar. No se había acercado solo para saludar, se había fijado en sus pies y había analizado donde estaban los tendones pues en su profesión de asesino, la anatomía era importante y sabía muchos puntos donde incluso un gigante podía ser vulnerable. Krauser colocó su mano en el suelo mientras observaba al gigante y le hablaba en un tono normal pero espeluznante. Debido a que mientras hablaba, una densa niebla empezaba a cubrir el lugar.
- Bienvenido a mi mundo, el mundo de un asesino, el mundo del gran espada, el mundo del demonio de la niebla, mi terreno de caza, y el juego empieza ahora.
De repente dejó de hablar, la niebla invadió el lugar a veinte metros de altura y veinticinco a la redonda. Era tan densa que no se podía ver nada, incluso el suelo era difícil de ver. Además esa niebla tenía una especialidad que el marine ya había activado, volvía los movimientos de los que estuvieran expuestos a ella más lentos. Sin embargo poco le afectaría a un enorme gigante, quizás lo notaria levemente. El marine se alejó activando su haki de observación, el cual tenía bastante avanzado, además sabía muy bien como trotar sin hacer ruido debido a sus años de infiltración. Lo único que allí sonaba era la música de aquel altavoz que Vicente había traído consigo. Además el marine se estaba escondiendo perfectamente entre los árboles pues sus capacidades de espía le eran muy útiles además de sus estudios arqueológicos que le dejaban moverse mejor pues sabía bastante sobre el terreno. Parpadeó dos veces con su ojo izquierdo para activar su lentilla térmica y ver mejor. Se desplazó hasta colocarse sigilosamente a unos cinco metros tras el gigante o al menos a intentarlo. Ahora comenzaba su plan y su ataque.
Sacó con su mano derecha su pistola de bengalas, solo disponía de dos disparos, pegó un tiro hacia el cielo. La bengala salió de la niebla en forma de luz roja, pretendía distraerle así, segundos después guardó la pistola y estiró ambas manos. En su mano izquierda formó un shuriken del tamaño de una cabaña, era bastante grande, no se lo pensó y lo lanzó con fuerza hacia las piernas del gigante, aunque iba más pegado a su pierna derecha. Por la zona de un poco más por encima de la rodilla. Cerró el puño y el shuriken de cuatro puntas sufrió un cambio, dichas puntas se alargaron cinco metros. Además iban disparando cortes de energía en todas direcciones dejando un rastro de destrucción por donde pasaba, el sonido metálico era la única pega. Aunque el marine pretendía camuflarlo con el sonido de la música y la bengala. El ataque debía ser blanco, pero sin embargo era de color gris, estaba imbuido en el haki armadura del marine y eso lo hacía más potente. Pretendía esforzarse al máximo y había empezado muy fuerte. Nada más lanzarlo, pasase lo que pasase, colocaría la mano en el suelo para volver a crear más niebla y ocultarse sigilosamente tras unos árboles, atento al gigante y esperando el resultado de su ataque.
Energi Shuriken: Armagedon (Haki Armadura Lvl2) (AMF)
Esto hizo que el marine no se estrellara con ellos y cayó en unas hierbas del suelo. Se quedó allí tumbado con los ojos cerrados, el dolor de su pecho era increíble. Además de un simple movimiento le había mandado a volar, el demonio abrió los ojos y sonrió de repente mientras se levantaba escupiendo algo de sangre mientras se quitaba los vendajes para respirar mejor. Empezó a caminar hasta el gigante a paso lento con la mirada tranquila y una vez llegó a su posición se colocó las vendas de nuevo observándole. En su pecho apareció un tremendo moratón y si no hubiese activado su haki armadura a tiempo, le habría partido en dos o algo peor. La mirada del asesino estaba fija en los ojos de aquel tipo mientras tosía un poco y se caía de espaldas al suelo desorientado por el enorme golpe. Sin embargo no tardó en levantarse.
- Joder, te has pasado un poco, déjame al menos saludarte como es debido camarada, somos compañeros no rivales a muerte, después me gustara tomarme esa cerveza contigo pese a que no me guste el alcohol.
Tras sus palabras sonrió de lado observando al gigante, ya estaba algo mejor del inmenso golpe que se había llevado nada más empezar. No se había acercado solo para saludar, se había fijado en sus pies y había analizado donde estaban los tendones pues en su profesión de asesino, la anatomía era importante y sabía muchos puntos donde incluso un gigante podía ser vulnerable. Krauser colocó su mano en el suelo mientras observaba al gigante y le hablaba en un tono normal pero espeluznante. Debido a que mientras hablaba, una densa niebla empezaba a cubrir el lugar.
- Bienvenido a mi mundo, el mundo de un asesino, el mundo del gran espada, el mundo del demonio de la niebla, mi terreno de caza, y el juego empieza ahora.
De repente dejó de hablar, la niebla invadió el lugar a veinte metros de altura y veinticinco a la redonda. Era tan densa que no se podía ver nada, incluso el suelo era difícil de ver. Además esa niebla tenía una especialidad que el marine ya había activado, volvía los movimientos de los que estuvieran expuestos a ella más lentos. Sin embargo poco le afectaría a un enorme gigante, quizás lo notaria levemente. El marine se alejó activando su haki de observación, el cual tenía bastante avanzado, además sabía muy bien como trotar sin hacer ruido debido a sus años de infiltración. Lo único que allí sonaba era la música de aquel altavoz que Vicente había traído consigo. Además el marine se estaba escondiendo perfectamente entre los árboles pues sus capacidades de espía le eran muy útiles además de sus estudios arqueológicos que le dejaban moverse mejor pues sabía bastante sobre el terreno. Parpadeó dos veces con su ojo izquierdo para activar su lentilla térmica y ver mejor. Se desplazó hasta colocarse sigilosamente a unos cinco metros tras el gigante o al menos a intentarlo. Ahora comenzaba su plan y su ataque.
Sacó con su mano derecha su pistola de bengalas, solo disponía de dos disparos, pegó un tiro hacia el cielo. La bengala salió de la niebla en forma de luz roja, pretendía distraerle así, segundos después guardó la pistola y estiró ambas manos. En su mano izquierda formó un shuriken del tamaño de una cabaña, era bastante grande, no se lo pensó y lo lanzó con fuerza hacia las piernas del gigante, aunque iba más pegado a su pierna derecha. Por la zona de un poco más por encima de la rodilla. Cerró el puño y el shuriken de cuatro puntas sufrió un cambio, dichas puntas se alargaron cinco metros. Además iban disparando cortes de energía en todas direcciones dejando un rastro de destrucción por donde pasaba, el sonido metálico era la única pega. Aunque el marine pretendía camuflarlo con el sonido de la música y la bengala. El ataque debía ser blanco, pero sin embargo era de color gris, estaba imbuido en el haki armadura del marine y eso lo hacía más potente. Pretendía esforzarse al máximo y había empezado muy fuerte. Nada más lanzarlo, pasase lo que pasase, colocaría la mano en el suelo para volver a crear más niebla y ocultarse sigilosamente tras unos árboles, atento al gigante y esperando el resultado de su ataque.
Energi Shuriken: Armagedon (Haki Armadura Lvl2) (AMF)
"Ups", pensó Vicente mientras veía volar al pequeñín por los aires, hasta que cayó sobre el mullido suelo tras cortar los árboles con una extraña energía. Parecía un Shuriken gigante, qué cosa más rara aquella. Entre toses el hombre se levantó y se acercó a él, con una sonrisa y llamándolo bestia. Ciertamente se había pasado mucho con aquello, intentando terminar rápido. De repente la canción cambió, y la siguiente pista era un tema un poco más intimista, menos alegre. Sonaban guitarras y la letra hablaba de una mujer, camino del cielo. En cierto modo era una metáfora de aquel combate. Sonaron flautas de fondo, y un teclado comenzó a suspirar.
Y llegó la niebla... Se extendió hasta la altura que él alcanzaba, y un olor a humedad penetró sus pulmones. "¡Mis rastas! Se me van a mojar", se dijo a sí mismo Vicente mientras se llevaba las manos al pelo, sin preocuparse de lo que significaba aquella niebla, hasta que reparó en las palabras del Contra-almirante, pero ya era demasiado tarde. Cuando sintió una sensación caliente en su pierna se dio cuenta de que el marine había atacado. Su pierna sangraba bastante, el hombre de las vendas lo había herido hasta la vena. Qué animal, aunque bien pensado se lo merecía, por ir tan fuerte desde un inicio. Pero ahora el ritmo no podía decaer, era momento de utilizar su mejor arma. El puente de batería.
-Our shadows taller than our souls- comenzó a cantar, a pleno pulmón, mientras comenzaba a dar puñetazos con ondas expansivas por todo el suelo, sin preocuparse por la herida-. There walks a lady we all know- continuó cantando al ritmo de la canción. Y llevaba unos diez puñetes contra el suelo cuando llegó la mejor parte-. And if you listen very Hard, the truth will come to you at last- en aquel momento perdió el control y dio tres golpes con ondas expansivas, que probablemente generaran un terremoto para las personas pequeñas. En aquel momento quería darle de refilón, pero seguía pensando en acabar con él, o por lo menos ponérselo muy difícil.
Cuando acabó de tocar su sonata arrancó una manga a su chaqueta de vicealmirante y se vendó la pierna a la altura del gemelo, donde el corte estaba profundo y manando sangre. La herida le impediría moverse con agilidad durante algún tiempo, pero no perdería la pierna, y además apenas le dolía, Estaba demasiado acostumbrado a aquella clase de tortura.
Stairway to Heaven [AMF]
Y llegó la niebla... Se extendió hasta la altura que él alcanzaba, y un olor a humedad penetró sus pulmones. "¡Mis rastas! Se me van a mojar", se dijo a sí mismo Vicente mientras se llevaba las manos al pelo, sin preocuparse de lo que significaba aquella niebla, hasta que reparó en las palabras del Contra-almirante, pero ya era demasiado tarde. Cuando sintió una sensación caliente en su pierna se dio cuenta de que el marine había atacado. Su pierna sangraba bastante, el hombre de las vendas lo había herido hasta la vena. Qué animal, aunque bien pensado se lo merecía, por ir tan fuerte desde un inicio. Pero ahora el ritmo no podía decaer, era momento de utilizar su mejor arma. El puente de batería.
-Our shadows taller than our souls- comenzó a cantar, a pleno pulmón, mientras comenzaba a dar puñetazos con ondas expansivas por todo el suelo, sin preocuparse por la herida-. There walks a lady we all know- continuó cantando al ritmo de la canción. Y llevaba unos diez puñetes contra el suelo cuando llegó la mejor parte-. And if you listen very Hard, the truth will come to you at last- en aquel momento perdió el control y dio tres golpes con ondas expansivas, que probablemente generaran un terremoto para las personas pequeñas. En aquel momento quería darle de refilón, pero seguía pensando en acabar con él, o por lo menos ponérselo muy difícil.
Cuando acabó de tocar su sonata arrancó una manga a su chaqueta de vicealmirante y se vendó la pierna a la altura del gemelo, donde el corte estaba profundo y manando sangre. La herida le impediría moverse con agilidad durante algún tiempo, pero no perdería la pierna, y además apenas le dolía, Estaba demasiado acostumbrado a aquella clase de tortura.
Stairway to Heaven [AMF]
- La canción:
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Krauser pudo ver como su ataque impactaba en la pierna del enorme gigante, era increíble como el pequeño asesino plantaba cara al enorme Vice-Almirante. Ahora entrecerró los ojos observándole desde los árboles con su lentilla térmica, el tipo no aprendía y no apagaba la música. Aquello estaba siendo difícil pero por el momento no tenía otra opción más que esperar. De repente aquella mole comenzó a golpear el suelo con ondas de choque, los ojos del marine se abrieron bastante y comenzó a temblar y a tambalearse debido a la potencia. Cayó al suelo varias veces mientras se ponía a rodar por la hierba notado como iba rebotando en el suelo como si se tratase de una colchoneta debido a la fuerza de aquella cosa. Parecía que por fin había parado cuando tres golpes volvieron a sacudir el suelo dando la sensación de un terremoto, el castaño volvió a caer contra el suelo recibiendo el daño del suelo, por suerte estaban en un bosque y algunas hojas eran cómodas.
Cuando aquello había pasado, el Contra-Almirante estaba en el suelo con los ojos entrecerrados y sangrando un poco por la cabeza y varias partes más del cuerpo. Al parecer se había estado golpeando con varias rocas bastante duras y eso el había hecho bastante daño, ahora se levantó entre la niebla a duras penas. Una vez se hubo levantado, respiró de forma agitada mientras se llevaba la mano al pecho, por suerte seguía camuflado. Su mirada estaba fija en el gigante Vicente, ese tipo era increíble y peleaba incluso sin ver a su oponente, su nivel de destrucción era muy elevado debido a su tamaño y a su fuerza. Llegaba la hora de que el demonio realizara uno de sus ataques más poderosos, se quedó mirando la pierna donde el gigante tenía el vendaje hecho, allí estaba el corte del Shuriken, era la hora de terminar con las cosas. Si conseguía incapacitarle la pierna y conseguir que se mareara por el desangre, todo estaría perfecto. Sin embargo iba a renunciar por el titulo de Vice-Almirante, aún no quería dicho titulo. Ya lo conseguiría más adelante, por el momento le bastaba con vencer al enorme oponente. Quería demostrar su valía en el campo de batalla y no derrotando a uno de los que tenían el cargo, además de que ese hombre le caía bien y no quería bajarlo de rango por un capricho.
- “Muy bien, es hora de poner punto y final a este asunto, mi objetivo es su pierna”
Pensó ahora el demonio de la niebla mientras comenzaba a moverse lo más rápido que podía por el bosque. Sus pasos eran sigilosos debido a su capacidad de asesino y a su buena experiencia de arqueólogo. Sabía moverse bastante bien, se guiaba por su visión térmica y su haki de observación. Además podía usar la música para poder camuflar mejor el sonido, no tardó mucho en llegar hasta el gigante, preparó su enorme espadón, el filo de Kairouski iba a ser la clave. Con aquello era alguien bastante peligroso, rápidamente activó la habilidad de su niebla, para que todos los que estuvieran expuestos menos él mismo, notaran su cuerpo algo más pesado. No sabía que efecto tendría eso en el enorme tipo pero no le quedaba otra. Una vez estuvo delante no se frenó, aprovechó la carrera que se había pegado para coger impulso y saltar con fuerza hacia su rodilla mala y lanzar el corte más potente que tenía. Su objetivo era cortar la pierna o al menos herirla lo suficiente sobre la otra herida para terminar con ella, lo consiguiera o no, trataría de esconderse de nuevo, si es que podía.
Demon Killer: La grieta de Judas [AB] [Haki armadura Nvl2]
Cuando aquello había pasado, el Contra-Almirante estaba en el suelo con los ojos entrecerrados y sangrando un poco por la cabeza y varias partes más del cuerpo. Al parecer se había estado golpeando con varias rocas bastante duras y eso el había hecho bastante daño, ahora se levantó entre la niebla a duras penas. Una vez se hubo levantado, respiró de forma agitada mientras se llevaba la mano al pecho, por suerte seguía camuflado. Su mirada estaba fija en el gigante Vicente, ese tipo era increíble y peleaba incluso sin ver a su oponente, su nivel de destrucción era muy elevado debido a su tamaño y a su fuerza. Llegaba la hora de que el demonio realizara uno de sus ataques más poderosos, se quedó mirando la pierna donde el gigante tenía el vendaje hecho, allí estaba el corte del Shuriken, era la hora de terminar con las cosas. Si conseguía incapacitarle la pierna y conseguir que se mareara por el desangre, todo estaría perfecto. Sin embargo iba a renunciar por el titulo de Vice-Almirante, aún no quería dicho titulo. Ya lo conseguiría más adelante, por el momento le bastaba con vencer al enorme oponente. Quería demostrar su valía en el campo de batalla y no derrotando a uno de los que tenían el cargo, además de que ese hombre le caía bien y no quería bajarlo de rango por un capricho.
- “Muy bien, es hora de poner punto y final a este asunto, mi objetivo es su pierna”
Pensó ahora el demonio de la niebla mientras comenzaba a moverse lo más rápido que podía por el bosque. Sus pasos eran sigilosos debido a su capacidad de asesino y a su buena experiencia de arqueólogo. Sabía moverse bastante bien, se guiaba por su visión térmica y su haki de observación. Además podía usar la música para poder camuflar mejor el sonido, no tardó mucho en llegar hasta el gigante, preparó su enorme espadón, el filo de Kairouski iba a ser la clave. Con aquello era alguien bastante peligroso, rápidamente activó la habilidad de su niebla, para que todos los que estuvieran expuestos menos él mismo, notaran su cuerpo algo más pesado. No sabía que efecto tendría eso en el enorme tipo pero no le quedaba otra. Una vez estuvo delante no se frenó, aprovechó la carrera que se había pegado para coger impulso y saltar con fuerza hacia su rodilla mala y lanzar el corte más potente que tenía. Su objetivo era cortar la pierna o al menos herirla lo suficiente sobre la otra herida para terminar con ella, lo consiguiera o no, trataría de esconderse de nuevo, si es que podía.
Demon Killer: La grieta de Judas [AB] [Haki armadura Nvl2]
La música frenó de golpe, y junto a la radio, un hombre con parche en el ojo miraba al gigante.
-Mirante, usted debe venirse conmigo.
Al tiempo, el asesino se lanzaba contra él. Contra su pierna, de hecho, o eso parecía, pues la niebla sólo le dejaba ver una silueta, aunque la niebla estaba algo disipada por el combate. Era un poco sucio atacar de esa forma, pero tampoco importaba. Rápidamente agarró el reproductor y lo interpuso en su camino, protegiendo la pierna, aunque la gigantesca cadena de música quedó hecha un cisco.
-Lo siento hormiguita, ya seguiremos en otro momento. Me lo he pasado bien, se podría decir que has ganado por descalificación- rió, y se fue detrás del almirante Luchs.
OFF: Victoria para krauser.
-Mirante, usted debe venirse conmigo.
Al tiempo, el asesino se lanzaba contra él. Contra su pierna, de hecho, o eso parecía, pues la niebla sólo le dejaba ver una silueta, aunque la niebla estaba algo disipada por el combate. Era un poco sucio atacar de esa forma, pero tampoco importaba. Rápidamente agarró el reproductor y lo interpuso en su camino, protegiendo la pierna, aunque la gigantesca cadena de música quedó hecha un cisco.
-Lo siento hormiguita, ya seguiremos en otro momento. Me lo he pasado bien, se podría decir que has ganado por descalificación- rió, y se fue detrás del almirante Luchs.
OFF: Victoria para krauser.
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