Lupin
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Me encontraba en frente de Alubarna junto a sus grandes puertas principales del Sur, hacia un sol muy fuerte de los que pocos había, incluso siendo un desierto, me deshidrataba por horas y por ello ya me quedaban pocas botellas de agua,
-Me encantan las ciudades con grandes historias, pero el sol de aupa me gusta mas bien poco, yo debería de estar en una playa y no aquí en este secarral.
Pensé en voz alta mientras admiraba sus grandes muros guardados por los guardias de Alubarna. Media hora mas tarde estaba dentro de Alubarna frente al castillo real Majestuosa arquitectura aquella y pensar que esta ciudad esta en un desierto estando tan bien cuidada y diseñada.
Me senté junto a una fuerte y me eche agua en mi cuello y me empape el pelo para contrarrestar el sol que hacia cuando me fije en un Marine de un alto rango si algo hice en la Cp fue averiguar altos cargos y demás jerarquías del mundo entero y creo que ese era Krauser.
``Mira por donde creo que me debería de dar a conocer un poco y un alto rango no vendría mal por que con un corte lo suficientemente molesto me puede dar una fama algo merecida´´ pensé, dicho esto me puse en pie y me acerque ha aquel tipo cuanto mas me acercaba me di cuenta de que otro marine de mas bajo rango estaba cerca. ``armemos jaleo Lupin´´y nada mas pensar esto moví mis túnicas para dejar ver mis katanas desenvaine y llame la atención de aquel marine de alto rango sin dar a conocer mi afición por la piratería antes de tiempo, seguidamente corrí para estar mas cerca dela puerta Este que era la mas cercana. Para que pudiera huir por el desierto en caso de ver las cosas muy negras.
-Esta es tu oportunidad Lupin- Dije mientras miraba hacia atrás para ver si había llamado lo suficiente la atención de aquel hombre. Aunque ojala me siguiera conociendo como militante del Cp para que así poder beneficiarme de sus dotes de lucha y mejorar, para mas tarde dar a conocer mi reciente cambio de bando.
El día comenzó tranquilo pero se me va alegrando. Sonreí mientras corría hacia la puerta Este y iba concienciandome a una pelea buena y una excusa para que el marine me reconociera por estar en la Cp.
-Me encantan las ciudades con grandes historias, pero el sol de aupa me gusta mas bien poco, yo debería de estar en una playa y no aquí en este secarral.
Pensé en voz alta mientras admiraba sus grandes muros guardados por los guardias de Alubarna. Media hora mas tarde estaba dentro de Alubarna frente al castillo real Majestuosa arquitectura aquella y pensar que esta ciudad esta en un desierto estando tan bien cuidada y diseñada.
Me senté junto a una fuerte y me eche agua en mi cuello y me empape el pelo para contrarrestar el sol que hacia cuando me fije en un Marine de un alto rango si algo hice en la Cp fue averiguar altos cargos y demás jerarquías del mundo entero y creo que ese era Krauser.
``Mira por donde creo que me debería de dar a conocer un poco y un alto rango no vendría mal por que con un corte lo suficientemente molesto me puede dar una fama algo merecida´´ pensé, dicho esto me puse en pie y me acerque ha aquel tipo cuanto mas me acercaba me di cuenta de que otro marine de mas bajo rango estaba cerca. ``armemos jaleo Lupin´´y nada mas pensar esto moví mis túnicas para dejar ver mis katanas desenvaine y llame la atención de aquel marine de alto rango sin dar a conocer mi afición por la piratería antes de tiempo, seguidamente corrí para estar mas cerca dela puerta Este que era la mas cercana. Para que pudiera huir por el desierto en caso de ver las cosas muy negras.
-Esta es tu oportunidad Lupin- Dije mientras miraba hacia atrás para ver si había llamado lo suficiente la atención de aquel hombre. Aunque ojala me siguiera conociendo como militante del Cp para que así poder beneficiarme de sus dotes de lucha y mejorar, para mas tarde dar a conocer mi reciente cambio de bando.
El día comenzó tranquilo pero se me va alegrando. Sonreí mientras corría hacia la puerta Este y iba concienciandome a una pelea buena y una excusa para que el marine me reconociera por estar en la Cp.
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Alubarna, un lugar bastante caluroso pero seguramente de los más lujosos de aquel maldito desierto junto a Rainbase. El calor pegaba con fuerza mientras aquel marine permanecía hablando con un tipo. Era un hombre con un turbante y solo se veía su rostro de piel morena debido al sol y su bigote negro. Sus ropas eran una túnica blanca que le llevaba del cuello a los pies y unas sandalias. Krauser por su parte llevaba su camiseta negra de manga corta y sus pantalones grises, además sus guantes de tela grises que le llevaban hasta los codos dejando libres sus dedos. Sus sandalias de madera y sus vendajes como de costumbre, en su espalda su enorme espadón y en la pierna un funda negra donde llevaba su escopeta recortada. En el cinturón llevaba su beretta 92 y su pistola de bengalas. En su bolsillo su mango extensible y nada más.
- Ya sabe señor marine, Yuselu el camello suele frecuentar la zona norte de la ciudad pero ya sabe, yo no le he dicho nada de nada.
Aquel hombre le hablaba a Krauser en un tono bajo mientras mantenía la discreción, hablaba en un tono muy bajito, lo justo para que un asesino como el gran espada pudiera oírlo. Se encontraba allí debido a que mucha gente moría a manos de unas nuevas drogas muy peligrosas y adictivas que un traficante fabricaba. El desierto era una de sus especialidades y moverse por aquella enorme isla ya no le era muy difícil debido al enorme número de veces que ya había estado. Se había llevado consigo a un hombre que había entrado hacía muy poco en su pequeño grupo llamado ``La Élite´´. Kaishi era el indicado para una misión así, estaba deseando tener ya una misión con él y se lo había llevado. Seguramente ahora estaría cerca o lejos, no podía saberlo, no había activado su haki y no podía saber donde estaba. Si no lo hacía era porque quería darle libertad ante todo y que hiciera lo que él considerara necesario. Krauser por su parte asintió a las palabras de aquel hombre dándole un toque en el hombro y alejándose no sin antes dirigirles unas palabras en tono bajo.
- No se preocupe buen hombre, yo no he estado aquí, acaba de salvar a mucha gente señor, gracias por colaborar.
Se dirigió a una fuente donde sin pensárselo metió la cabeza dentro del agua para después sacarla chorreando de forma tranquila. Después de aquello su mirada se fijo en un chico de pelo castaño que le observaba, de repente desenvainó dos katanas y miró al marine. El demonio echó una ojeada hacía atrás, no había nadie por lo que estaba mostrándoselas a él. El marine simplemente llevo la mano al mango de su espalda sacando su enorme espadón que de un increíble movimiento se clavó en la arena levantando algo de polvo. Krauser observaba seriamente al chico esperando a ver qué demonios quería. Después pudo ver como se alejaba corriendo pero sin quitarle el ojo de encima, el marine pensó que sería un payaso tratando de llamar la atención. Guardó su arma y le dio la espalda ignorándolo y caminando rumbo al norte mientras aumentaba ahora y activaba su Haki para tratar de localizar a su compañero quitándole importancia al loco de atrás.
- Ya sabe señor marine, Yuselu el camello suele frecuentar la zona norte de la ciudad pero ya sabe, yo no le he dicho nada de nada.
Aquel hombre le hablaba a Krauser en un tono bajo mientras mantenía la discreción, hablaba en un tono muy bajito, lo justo para que un asesino como el gran espada pudiera oírlo. Se encontraba allí debido a que mucha gente moría a manos de unas nuevas drogas muy peligrosas y adictivas que un traficante fabricaba. El desierto era una de sus especialidades y moverse por aquella enorme isla ya no le era muy difícil debido al enorme número de veces que ya había estado. Se había llevado consigo a un hombre que había entrado hacía muy poco en su pequeño grupo llamado ``La Élite´´. Kaishi era el indicado para una misión así, estaba deseando tener ya una misión con él y se lo había llevado. Seguramente ahora estaría cerca o lejos, no podía saberlo, no había activado su haki y no podía saber donde estaba. Si no lo hacía era porque quería darle libertad ante todo y que hiciera lo que él considerara necesario. Krauser por su parte asintió a las palabras de aquel hombre dándole un toque en el hombro y alejándose no sin antes dirigirles unas palabras en tono bajo.
- No se preocupe buen hombre, yo no he estado aquí, acaba de salvar a mucha gente señor, gracias por colaborar.
Se dirigió a una fuente donde sin pensárselo metió la cabeza dentro del agua para después sacarla chorreando de forma tranquila. Después de aquello su mirada se fijo en un chico de pelo castaño que le observaba, de repente desenvainó dos katanas y miró al marine. El demonio echó una ojeada hacía atrás, no había nadie por lo que estaba mostrándoselas a él. El marine simplemente llevo la mano al mango de su espalda sacando su enorme espadón que de un increíble movimiento se clavó en la arena levantando algo de polvo. Krauser observaba seriamente al chico esperando a ver qué demonios quería. Después pudo ver como se alejaba corriendo pero sin quitarle el ojo de encima, el marine pensó que sería un payaso tratando de llamar la atención. Guardó su arma y le dio la espalda ignorándolo y caminando rumbo al norte mientras aumentaba ahora y activaba su Haki para tratar de localizar a su compañero quitándole importancia al loco de atrás.
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Arabasta, un gran reino asolado por la sequía y un clima de extremos, con un inmenso calor durante el día que puede causar insolación fácilmente y noches tan frías como un carámbano de hielo, las gentes de esta tierra son pobres y humildes, mayoritariamente nómadas buscando oasis donde encontrar agua que sirva de hidratación a personas y animales y para cultivar algo que sirva de alimento a los mismos. En todo el reino hay solo dos ciudades con un gran poder económico aparente, Rainbase donde se encuentra el casino del antiguo miembro del Ouka Shichibukai, Crocodile y Alubarna, la capital del reino, y es en esta última en la que se encuentra el joven marine Kaishi, ataviado como de costumbre, zapatillas blancas y rojas seguidas de pantalones negros, escondiendo las manos en los bolsillos del mismo, y una sudadera blanca con capucha, la cual lleva puesta de forma que su cabeza queda cubierta, y si rostro, oculto en la sombra que forma la misma. Su presencia pasa inadvertida entre los lugareños, pues este suele comportarse como un simple viajero hasta que se asegura de ser necesaria actitud de marine, que no es la de la organización, sino la de un hombre justo y honesto, que es la visión que tiene el joven Kaishi de lo que debe ser la marina, no el hervidero de ratas y comadrejas que solo buscan el beneficio propio que hay en la misma.
El joven se encuentra sentado en lo alto de un gran muro, seguramente las fortificaciones de la ciudad para protegerla de los invasores y criminales, observando una gran plaza en la que las personas conversan con tranquilidad, no había ido solo, con él está el jefe de La Élite, un comodoro llamado Krauser, este se encuentra conversando con un hombre sobre el asunto que es la causa de su presencia en dicha isla. A unos pocos pasos se encuentra un joven extraño, desentona entre la población por sus vestimentas y su forma de actuar, sobre todo por su descarado intento de llamar la atención del comodoro mientras desenvaina dos katanas. |~Menuda lata de situación, la única diversión será ese enclenque, aunque así me entretengo un rato…~| Piensa el joven marine mientras salta desde lo alto del muro para asirse de un árbol y ayudarse de él y sus ramas para caer suavemente sobre el arenoso suelo de la plaza.
La ubicación actual del joven es justo al lado de la puerta este, un lugar en el que suele sentarse el joven, pues estratégicamente suele ser el lugar con más ventanas en los edificios, por lo que le permite analizar mejor el interior. No sabe si por suerte o por desgracia el joven logra atraer al comodoro lo justo como para que este deje caer su enorme espadón al suelo levantando una enorme cantidad de arena que dificultaría la visión y respiración de mucha gente si se encontrara en los alrededores del comodoro. Luego de hacerlo vuelve a colocar su arma en la espalda y se da la vuelta obviando al joven atrevido, parece saber que no le supone ningún peligro el dejarlo, pero el joven marine tiene una extraña sensación, como si aquel mocoso no fuese a detenerse en aquel momento, sus ojos atentos al muchacho que se acerca a la ubicación del mismo, mientras mantiene su postura despreocupada y relajada con las manos ocultas en los bolsillos.
El joven se encuentra sentado en lo alto de un gran muro, seguramente las fortificaciones de la ciudad para protegerla de los invasores y criminales, observando una gran plaza en la que las personas conversan con tranquilidad, no había ido solo, con él está el jefe de La Élite, un comodoro llamado Krauser, este se encuentra conversando con un hombre sobre el asunto que es la causa de su presencia en dicha isla. A unos pocos pasos se encuentra un joven extraño, desentona entre la población por sus vestimentas y su forma de actuar, sobre todo por su descarado intento de llamar la atención del comodoro mientras desenvaina dos katanas. |~Menuda lata de situación, la única diversión será ese enclenque, aunque así me entretengo un rato…~| Piensa el joven marine mientras salta desde lo alto del muro para asirse de un árbol y ayudarse de él y sus ramas para caer suavemente sobre el arenoso suelo de la plaza.
La ubicación actual del joven es justo al lado de la puerta este, un lugar en el que suele sentarse el joven, pues estratégicamente suele ser el lugar con más ventanas en los edificios, por lo que le permite analizar mejor el interior. No sabe si por suerte o por desgracia el joven logra atraer al comodoro lo justo como para que este deje caer su enorme espadón al suelo levantando una enorme cantidad de arena que dificultaría la visión y respiración de mucha gente si se encontrara en los alrededores del comodoro. Luego de hacerlo vuelve a colocar su arma en la espalda y se da la vuelta obviando al joven atrevido, parece saber que no le supone ningún peligro el dejarlo, pero el joven marine tiene una extraña sensación, como si aquel mocoso no fuese a detenerse en aquel momento, sus ojos atentos al muchacho que se acerca a la ubicación del mismo, mientras mantiene su postura despreocupada y relajada con las manos ocultas en los bolsillos.
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Mi plan había fallado, aunque había llamado la atención del marine no me había tenido en consideración. Pero quizá esto me alegraba pues nada mas soltar su espada había levantado el solo un gran muro de polvo y arena. Seguí mi plan y corrí hacia la puerta Este y me quede allí mientras observaba un poco el gentío cuando un muchacho me llamo la atención parecía una persona un tanto peculiar aunque no llamo mas mi atención me fije en la guardia del muro, lujosamente uniformada, me gustaba su forma de servir a su causa formando en el muro aunque parecían mas absortos en observar el lejano desierto que lo que ocurría dentro de los muros. ``que calor pense´´ llevaba ay un cierto tiempo aquí con alguna que otra peripecia pero este calor seguía siendo muy sofocante para mi. pensé en dirigirme a un sintió mas fresco y mas relajado y decidí que seria bueno entrar en una especia de taberna arabesca que había cerca, cuando entre me gusto su forma circular con mesas muy lujosas y rodeadas de pufs y tazas de te, decidí sentarme en un puf de una mesa libre que había en la zona centro de aquella tetería como decidí llamar a aquel sitio.
-Señor cuando pueda ponga me la bebida típica del lugar por favor.
Le dije al hombre que pasaba a mi lado con gorro y bigote que estaba atendiendo las demás mesas, Era un ambiente tranquilo pero algo me decía que me ocurriría algo interesante en Arabasta.
-Señor cuando pueda ponga me la bebida típica del lugar por favor.
Le dije al hombre que pasaba a mi lado con gorro y bigote que estaba atendiendo las demás mesas, Era un ambiente tranquilo pero algo me decía que me ocurriría algo interesante en Arabasta.
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