Inu-Mera-Me Un poder desvastador. (Privado) (Kedra-Akai-Etsu)

El día estaba nublado, el Sol estaba oculto tras las nubes grisáceas que invadían aquel cielo que anteriormente era azul, ahora era gris. La torre donde una vez reinaban los Gyojines, ahora se había convertido en una pequeña base de la marina para vigilar aquella costa. Por aquella razón, el barco de los Kage Akuma se había quedado en la parte de atrás de la isla. Aquella torre debía caer o al menos debía ser desinfectada. Ese era el objetivo del castaño, ahora caminaba por la arena de forma tranquila y calmada. Una capucha blanca ocultaba su rostro, tan solo el brillo dorado de sus ojos y unos mechones castaños podían verse. Mediría unos 1,92 cm. Y a pesar de llevar una chaqueta blanca tapándole, se podía ver perfectamente lo musculado que estaba. Sus brazos tenían buen grosor y sus piernas eran firmes y fuertes, sus pectorales se notaban por encima de la ropa. Llevaba unos pantalones blancos largos y calzaba unas botas de metal de color blanco también para ir a juego con toda la ropa. En su cintura había una pequeña funda donde llevaba su navaja y en la rodilla una cartuchera negra donde portaba su revólver magnum 44.

Sus huellas en la arena eran bastante notorias, ya estaba acercándose a su objetivo, su rango actualmente era el de supernova y era algo que le traía problemas con la marina pues muchos querían capturarlo. Le debía esa cortesía a Vader, el líder de Akatsuki, aunque ahora más bien debería llamarse ex líder. Lo había matado, atravesado su corazón y encima de todo le había partido el cuello. Ahora la organización que aquel tipo le confesó, tendría un nuevo líder aunque no sabía bien quién podía ser dicho líder, lo que si era cierto, era que la torre conocida como Arlong Park, iba a caer y el asesino no planeaba detenerse de ninguna forma. Recordaba que aquel día que eliminó al usuario de la fruta del fuego, también pudo ver a un marine que portaba una gran espada y llevaba la cara vendada, además de un hombre peliblanco, a un tipo de cabellos naranjas y por último a Drake. Lamentablemente se le vino el templo encima por un ataque de aquel maldito marine y no pudo eliminar a su hermano menor. Cuando salió de los escombros gracias a su Yami Moon. Ya habían escapado aquellos tipos y no pudo alcanzarlos.

Se sentía molesto por aquello pero estaba tranquilo, con el paso del tiempo los iría encontrando y cazando. Sus pasos cada vez le acercaban más aquel lugar, ya podía ver a unos marines en la entrada, estos portaban sus gorras habituales y sus uniformes, el número de guardias era de cinco. El primero parecía ser un tipo rubio de ojos azules con una coleta pillada, el segundo un chico rapado de ojos verdes. Le seguían dos hombres de piel negra, uno con el pelo rapado y otro a restas. El último se trataba de un cabo, ya que lo ponía en su uniforme. Tenía pelo castaño corto y una barba bien cuidada además de un pequeño mostacho y una perilla. Los cuatro primeros portaban rifles mientras que aquel cabo poseía unos guanteletes de pinchos en los puños, se veía que la fiesta iba a estar muy animada ese día. Los ojos del chico iban brillando cada vez más mientras se acercaba, su lengua recorrió el contorno de sus labios mientras se relamía un poco pues le había entrado algo de hambre y sabía muy bien lo que iba a comer, devorar algún idiota de aquellos estaría bien para empezar.