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Akuma no mi
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El día parecía está nublado pero no había indicios de lluvia. Un pequeño bote se acercaba a la isla de los samuráis. En dicho bote de podía ver un hombre de edad media que tendría unos treinta años, se trataba de un revolucionario conocido como Gildarts. Este había partido de Baltigo para empezar la busca de Drake y Kedra aunque no sabía por dónde iba a empezar, el país de los samuráis le venía cerca y era un buen sitio donde comenzar su viaje. Su pelo estaba engominado hacia atrás dejando caer su melena castaña clara, casi naranja. Llevaba su capa negra desabrochada dejando ver su torso musculoso, llevaba también los vendajes en la zona abdominal y sus botas junto al guantelete de acero y el guante de cuero. Su barba cuidada de siempre y su mirada tranquila y segura de sí misma. Remaba de forma tranquila aunque con la cabeza fuera del bote con su piel un poco morada. Estaba claro que se mareaba con los viajes e ir en bote no era una excepción.
Por fin el vehiculo acabó en tierra y el hombre salió rápidamente de este respirando más tranquilo y tirándose a la arena boca arriba mientras soltaba una carcajada de calma y felicidad debido a que por fin había llegado a su rumbo. Se pasó unos segundos allí tirado pensando en donde poder ir para empezar, aquel sitio tenía sus propias normas y culturas y no estaría bien faltar al respeto alguno de aquellos hombres que decían ser muy serios. En la base revolucionaria no había noticias frescas de nada especial por lo que su objetivo ahora era dedicarse a su propia misión personal. Se levantó de la arena mientras se limpiaba los pantalones y la capa de los distintos restos de arena y piedrecillas cuando de repente comenzó a dirigirse a un frio bosque de la zona. Era por la mañana bastante temprano y seguramente las tabernas estarían ya abriendo, pero no sabía nada de la isla ni a dónde dirigirse.
El bosque parecía tranquilo y calmado, solo el sonido de las ardillas y de algunos herbívoros llegaban a los oídos del revolucionario. Todo en calma al parecer, era lo mejor de todo, no quería pelearse con ningún animal salvaje nada más llegar aquel sitio tan curioso. Sus botas pisaban las hojas secas produciendo un extraño ruido en cada pisada que realizaba el castaño. Esperaba poder ver algún camino para poder salir hacia el pueblo al menos, de repente mientras caminaba, se frenó en seco de forma calmada mirando hacia un grupo de piedras. Una de ellas parecía un pedestal y había una especie de melón blanco con espirales azules dibujadas por toda la fruta.
- ¿Qué diablos es eso?
Se preguntó el revolucionario mientras cogía el melón de forma tranquila y lo miraba. El color de la fruta le llamaba la atención al igual que las espirales. Que estuviera en un pedestal era muy raro, era como si una sexta hubiese estado allí y se lo hubiese dejado allí. O tal vez esperaban que alguien lo recogiera. Si era la segunda opción habían acertado, el revolucionario comenzó a caminar de nuevo buscando una salida mientras observaba el melón de forma calmada y tranquila alzando la ceja derecha.
- Esto debe de estar envenenado.
Dijo sin vacilaciones mientras sonreía de forma tranquila y con un tono arrogante en sus palabras, a continuación pegó un nuevo suspiro y siguió avanzando de forma más rápida buscando la forma de salir de aquel maldito bosque de las narices. Parecía grande y no tener salida, Gildarts esperaba no perderse.
Por fin el vehiculo acabó en tierra y el hombre salió rápidamente de este respirando más tranquilo y tirándose a la arena boca arriba mientras soltaba una carcajada de calma y felicidad debido a que por fin había llegado a su rumbo. Se pasó unos segundos allí tirado pensando en donde poder ir para empezar, aquel sitio tenía sus propias normas y culturas y no estaría bien faltar al respeto alguno de aquellos hombres que decían ser muy serios. En la base revolucionaria no había noticias frescas de nada especial por lo que su objetivo ahora era dedicarse a su propia misión personal. Se levantó de la arena mientras se limpiaba los pantalones y la capa de los distintos restos de arena y piedrecillas cuando de repente comenzó a dirigirse a un frio bosque de la zona. Era por la mañana bastante temprano y seguramente las tabernas estarían ya abriendo, pero no sabía nada de la isla ni a dónde dirigirse.
El bosque parecía tranquilo y calmado, solo el sonido de las ardillas y de algunos herbívoros llegaban a los oídos del revolucionario. Todo en calma al parecer, era lo mejor de todo, no quería pelearse con ningún animal salvaje nada más llegar aquel sitio tan curioso. Sus botas pisaban las hojas secas produciendo un extraño ruido en cada pisada que realizaba el castaño. Esperaba poder ver algún camino para poder salir hacia el pueblo al menos, de repente mientras caminaba, se frenó en seco de forma calmada mirando hacia un grupo de piedras. Una de ellas parecía un pedestal y había una especie de melón blanco con espirales azules dibujadas por toda la fruta.
- ¿Qué diablos es eso?
Se preguntó el revolucionario mientras cogía el melón de forma tranquila y lo miraba. El color de la fruta le llamaba la atención al igual que las espirales. Que estuviera en un pedestal era muy raro, era como si una sexta hubiese estado allí y se lo hubiese dejado allí. O tal vez esperaban que alguien lo recogiera. Si era la segunda opción habían acertado, el revolucionario comenzó a caminar de nuevo buscando una salida mientras observaba el melón de forma calmada y tranquila alzando la ceja derecha.
- Esto debe de estar envenenado.
Dijo sin vacilaciones mientras sonreía de forma tranquila y con un tono arrogante en sus palabras, a continuación pegó un nuevo suspiro y siguió avanzando de forma más rápida buscando la forma de salir de aquel maldito bosque de las narices. Parecía grande y no tener salida, Gildarts esperaba no perderse.
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Ya llevaba un día en esa isla de mierda y no encontraba ningún jodido lugar civilizado donde conseguir comida y agua. Su alama de explorador le había llevado hasta el Nuevo Mundo, aunque para ello tuvo que afiliarse a una banda de piratas, ya que él solo no tendría ninguna posibilidad para llegar hasta ahí.
En la banda había solo dos piratas a tener en cuenta, el capitán y el lugarteniente de este, el resto eran pura basura utilizada simplemente como carne de cañón y como esclavos, para fregar la cubierta, hacer la comida y todo tipo de recados de mierda. A él a decir verdad lo habían cogido porque era el único miembro capaz de volar gracias a su akuma y también por el poder que esta le otorgaba. Hazen todo fuera por llegar al nuevo mundo aguantaba a todos los putos incompetentes de esa banda, hasta que un día uno le toco la fibra, él estaba tranquilamente rezando al único Dios verdadero, Jashin cuando un maldito pagano osó meterse con su religión, eso sería lo último que haría en su miserable vida pues el joven de cabello plateado no tardo es segarle la vida con su guadaña y luego entregárselo a su Dios a través de un ritual.
Esto hizo cabrear a otro pirata y este siguió el mismo destino que el anterior, la mayoría eran débiles pero el capitán y el lugarteniente eran unos reputados piratas con una buena recompensa y cuando le pidieron explicaciones a Hazen este les mandó a la mierda y comenzó a decir que les mataría. Pero cuando fueron a atacarle lo que hizo fue hacer uso de su akuma y convertirse en su estado híbrido, luego salió volando tras varias horas de viaje cuando estaba a punto de desfallecer por la fatiga y la falta de agua y alimentos vislumbro tierra, hizo un último esfuerzo y se desplomó sobre la arena de la playa de esta y volvió a su forma natural.
Necesitaba agua y la necesitaba ya, así que decidió adentrarse en un bosque que era lo único que podía ver a primera vista, en busca de alguna fuente, lago o incluso fruta, las frutas también hidrataban un poco a no ser que fuesen secas claro. Hazen no perdió tiempo, se arregló la capa y se ajustó los pantalones para adentrarse en el bosque, dentro de este fue merodeando de un lado a otro hasta el punto de exasperarse, le entraron ganas de destruir todo el maldito bosque pero escuchó un ruido, se acercaba una persona, tal vez tenía agua, si la tenía le podría matar y quitársela o podría pedírsela, lo de matar era más divertido pero ahora mismo tenía pocas energías - Eh tú!!!! Tienes agua?!? - Gritó.
En la banda había solo dos piratas a tener en cuenta, el capitán y el lugarteniente de este, el resto eran pura basura utilizada simplemente como carne de cañón y como esclavos, para fregar la cubierta, hacer la comida y todo tipo de recados de mierda. A él a decir verdad lo habían cogido porque era el único miembro capaz de volar gracias a su akuma y también por el poder que esta le otorgaba. Hazen todo fuera por llegar al nuevo mundo aguantaba a todos los putos incompetentes de esa banda, hasta que un día uno le toco la fibra, él estaba tranquilamente rezando al único Dios verdadero, Jashin cuando un maldito pagano osó meterse con su religión, eso sería lo último que haría en su miserable vida pues el joven de cabello plateado no tardo es segarle la vida con su guadaña y luego entregárselo a su Dios a través de un ritual.
Esto hizo cabrear a otro pirata y este siguió el mismo destino que el anterior, la mayoría eran débiles pero el capitán y el lugarteniente eran unos reputados piratas con una buena recompensa y cuando le pidieron explicaciones a Hazen este les mandó a la mierda y comenzó a decir que les mataría. Pero cuando fueron a atacarle lo que hizo fue hacer uso de su akuma y convertirse en su estado híbrido, luego salió volando tras varias horas de viaje cuando estaba a punto de desfallecer por la fatiga y la falta de agua y alimentos vislumbro tierra, hizo un último esfuerzo y se desplomó sobre la arena de la playa de esta y volvió a su forma natural.
Necesitaba agua y la necesitaba ya, así que decidió adentrarse en un bosque que era lo único que podía ver a primera vista, en busca de alguna fuente, lago o incluso fruta, las frutas también hidrataban un poco a no ser que fuesen secas claro. Hazen no perdió tiempo, se arregló la capa y se ajustó los pantalones para adentrarse en el bosque, dentro de este fue merodeando de un lado a otro hasta el punto de exasperarse, le entraron ganas de destruir todo el maldito bosque pero escuchó un ruido, se acercaba una persona, tal vez tenía agua, si la tenía le podría matar y quitársela o podría pedírsela, lo de matar era más divertido pero ahora mismo tenía pocas energías - Eh tú!!!! Tienes agua?!? - Gritó.
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Me encontraba de polizón en un barco mercante que navegaba por el Nuevo Mundo ya que no tenía un barco propio y por el momento debía de ir a donde los despistados capitanes viajaban ajenos a la presencia de un personaje peculiar y casi siniestro, si bien en aspecto parecía una persona completamente normal. Estaba escondido en lo alto de uno de los mástiles secundarios esperando que el barco llegara a su destino ya que en esos lugares nadie mira nunca pues no se esperan que alguien se oculte allí. Mientras viajaba jugaba un poco con mis poderes convirtiendo mis dedos en fuego y haciendo que adoptara diferentes formas de pequeño tamaño como círculos, cuadrados y luego cosas más complicadas como cuchillos en miniatura que no servía para nada más que para prender una vela o un cigarrillo. Poco a poco el barco fue reduciendo la velocidad hasta que se detuvo por completo, lo que indicaba que había llegado a su destino. Me incorporé rápidamente y miré en qué isla había acabado y lo que vi me sorprendió, no se veía nada más que un inmenso bosque desde la costa pero de seguro algún pueblo o alguna ciudad habría en el lugar porque de lo contrario el barco nunca hubiese atracado.
Rápidamente salté a cubierta mezclándome con los tripulantes normales para pasar desapercibido ante los jefes de la embarcación y desembarqué sin mayores complicaciones. Ahora solo quedaba encontrar algún entretenimiento en la isla, bien fuese aterrorizar alguno de los pueblos o bien encontrar pelea contra alguien interesante, fuese cual fuere el caso algo habría para hacer. Empecé a caminar adentrándome en el bosque sin preocuparme de si había o no luz, ni de si me perdía o no, en cualquiera de los casos podría ayudarme de mis habilidades para poder solucionar el contratiempo que se me presentara. El bosque parecía completamente desierto de la presencia humana a excepción de mi persona ya que los únicos sonidos que se podían apreciar eran los de los animales corriendo por el bosque y el de las hojas mecidas por el viento, aparte de eso nada más se apreciaba en el ambiente, solamente mis pisadas al aplastar hojas y ramas caídas.
Miraba con atención a mi alrededor en busca de algo que hacer y en caso de no encontrar nada me dispondría a cazar algún animal para entretenerme y luego comérmelo. Mis ropajes no variaban de los habituales y a mi espalda seguía mi guitarra, no me separaba de ella nunca, ni mientras dormía, momento en el que la abrazaba por comodidad. Durante mi periplo por el bosque esperaba escuchar algo que me avisara de la presencia de algún otro ser humano pero no fue hasta pasada una hora y media aproximadamente que escuché con claridad una voz humana preguntando por agua, probablemente algún náufrago que no encontró todavía una fuente de agua. Seguí caminando tratando de encontrar al sujeto guiándome por el sonido de su voz, ya que cualquier otro sonido podría provenir de un animal.
Rápidamente salté a cubierta mezclándome con los tripulantes normales para pasar desapercibido ante los jefes de la embarcación y desembarqué sin mayores complicaciones. Ahora solo quedaba encontrar algún entretenimiento en la isla, bien fuese aterrorizar alguno de los pueblos o bien encontrar pelea contra alguien interesante, fuese cual fuere el caso algo habría para hacer. Empecé a caminar adentrándome en el bosque sin preocuparme de si había o no luz, ni de si me perdía o no, en cualquiera de los casos podría ayudarme de mis habilidades para poder solucionar el contratiempo que se me presentara. El bosque parecía completamente desierto de la presencia humana a excepción de mi persona ya que los únicos sonidos que se podían apreciar eran los de los animales corriendo por el bosque y el de las hojas mecidas por el viento, aparte de eso nada más se apreciaba en el ambiente, solamente mis pisadas al aplastar hojas y ramas caídas.
Miraba con atención a mi alrededor en busca de algo que hacer y en caso de no encontrar nada me dispondría a cazar algún animal para entretenerme y luego comérmelo. Mis ropajes no variaban de los habituales y a mi espalda seguía mi guitarra, no me separaba de ella nunca, ni mientras dormía, momento en el que la abrazaba por comodidad. Durante mi periplo por el bosque esperaba escuchar algo que me avisara de la presencia de algún otro ser humano pero no fue hasta pasada una hora y media aproximadamente que escuché con claridad una voz humana preguntando por agua, probablemente algún náufrago que no encontró todavía una fuente de agua. Seguí caminando tratando de encontrar al sujeto guiándome por el sonido de su voz, ya que cualquier otro sonido podría provenir de un animal.
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Gildarts seguía caminando tranquilamente mientras seguía buscando una salida de aquel bosque. Tenía aún aquel extraño melón en la mano y no entendía porque se lo estaba llevando, quizás ya era la hora de probarlo un poco para saber cómo era su sabor. La cosa era que deseaba salir del bosque cuanto antes pero pese a su perfecto sentido de la orientación, ahora se encontraba perdido. Su mirada observaba cada árbol y cada roca para evitar dar vueltas en círculos y no perder el tiempo de forma inútil. Por si fuera poco ahora le entraba sueño y pegó un enorme bostezo mientras llevaba su mano libre a la barbilla y se rascaba un poco esta con tranquilidad y parsimonia. La pereza le podía y quería echarse un poco a dormir una pequeña siesta o algo por el estilo. Observó un buen rincón de hojas secas que parecían ser cómodas. El suelo estaba cubierto con un poco de hierba y sería perfecto. El revolucionario volvió a bostezar mientras se tumbaba tranquilamente en el suelo para después escuchar una voz a su lado.
Esa voz casi le había dejado sordo por la enorme capacidad de sonido que tenía aquella persona. De repente observó que se trataba de un chico de pelo plateado con una guadaña de tres puntas de un color rojo. Portaba una extraña capa de color negro y nubes rojas. ¿De qué había visto antes el revolucionario esa capa? Ahora no se acordaba pero en una de sus misiones vio a un chico peli naranja que vestía la misma. Dejó de darle vueltas al asunto y se mantuvo atento al pedido que le había hecho aquel hombre, le decía si tenía agua. El castaño no tenía nada de agua, sin embargo si tenía algo de beber. Sacó de su capa una botella de cerveza que parecía estar fría, no congelada pero si algo fría debido a la temperatura que hacía. De repente le lanzó al chico la botella de forma suave para que la pudiera abrir y bebérsela sin que se le rompiera el frágil objeto de cristal.
- Aprovéchala chico, no sé si serás mayor de edad pero en un caso de sed, si no hay agua, cualquier líquido es bueno para reponer fuerzas.
Dijo mientras continuaba tumbado ahora observando el extraño melón de color blanco y espirales azules. Decidió probarlo de forma tranquila y cogió una piedra cercana cortando un trozo, el contenido era morado y despedía un olor bastante fuerte. El revolucionario no se lo pensó y le pegó un mordisco mientras degustaba el sabor, tras unos segundos sus ojos se achinaron y su expresión cambió a una de asco. Se levantó para escupir a un lado tras haberse tragado parte de la fruta ya. El melón se convirtió en arena en su mano, este empezó a sacar la lengua mientras tosía.
- Joder, que asco.
Sacó otra de tus pequeñas botellas de cerveza de su capa y sacó su abridor portátil para abrirla y consumirla de dos largos tragos mientras se relamía soltando el vapor después con un ruido de satisfacción. La cerveza sí que estaba buena comparada con aquel melón tan raro, tras aquello se volvió a sentar pero sin quitarle la vista al chico de la guadaña, pegó su espalda al tronco del árbol mientras entrecerraba los ojos de forma calmada. Una sonrisa de satisfacción inundó su rostro sabiendo que por fin iba a descansar un poco. De todas formas no iba a dormir hasta asegurarse de que no había nadie peligroso cerca, por lo que se quedó con los ojos entrecerrados silbando despacio.
Esa voz casi le había dejado sordo por la enorme capacidad de sonido que tenía aquella persona. De repente observó que se trataba de un chico de pelo plateado con una guadaña de tres puntas de un color rojo. Portaba una extraña capa de color negro y nubes rojas. ¿De qué había visto antes el revolucionario esa capa? Ahora no se acordaba pero en una de sus misiones vio a un chico peli naranja que vestía la misma. Dejó de darle vueltas al asunto y se mantuvo atento al pedido que le había hecho aquel hombre, le decía si tenía agua. El castaño no tenía nada de agua, sin embargo si tenía algo de beber. Sacó de su capa una botella de cerveza que parecía estar fría, no congelada pero si algo fría debido a la temperatura que hacía. De repente le lanzó al chico la botella de forma suave para que la pudiera abrir y bebérsela sin que se le rompiera el frágil objeto de cristal.
- Aprovéchala chico, no sé si serás mayor de edad pero en un caso de sed, si no hay agua, cualquier líquido es bueno para reponer fuerzas.
Dijo mientras continuaba tumbado ahora observando el extraño melón de color blanco y espirales azules. Decidió probarlo de forma tranquila y cogió una piedra cercana cortando un trozo, el contenido era morado y despedía un olor bastante fuerte. El revolucionario no se lo pensó y le pegó un mordisco mientras degustaba el sabor, tras unos segundos sus ojos se achinaron y su expresión cambió a una de asco. Se levantó para escupir a un lado tras haberse tragado parte de la fruta ya. El melón se convirtió en arena en su mano, este empezó a sacar la lengua mientras tosía.
- Joder, que asco.
Sacó otra de tus pequeñas botellas de cerveza de su capa y sacó su abridor portátil para abrirla y consumirla de dos largos tragos mientras se relamía soltando el vapor después con un ruido de satisfacción. La cerveza sí que estaba buena comparada con aquel melón tan raro, tras aquello se volvió a sentar pero sin quitarle la vista al chico de la guadaña, pegó su espalda al tronco del árbol mientras entrecerraba los ojos de forma calmada. Una sonrisa de satisfacción inundó su rostro sabiendo que por fin iba a descansar un poco. De todas formas no iba a dormir hasta asegurarse de que no había nadie peligroso cerca, por lo que se quedó con los ojos entrecerrados silbando despacio.
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Aquel hombre castaño, con escasa barba, capa negra y torso vendado parecía venir pertrechado, recibió la botella y entonces la miró con mala cara, cerveza? Estaba muerto de sed en esa jodida isla en la cual no veía rastro de civilización y el único liquido disponible era esta mierda, el joven pirata odiaba todo lo relacionado con el alcohol, aunque esa vez fue positivo al menos no era mierda que bebía la gente usualmente saque o aguardiente, la cerveza tenía un sabor amargo que no le gustaba nada de nada, pero al menos era bebible. Abrió la botella con uno de los filos de su guadaña y se la bebió de golpe sin respirar y bebiendo lo más rápido posible para no sentir el sabor, como si se tratase de un medicamento asqueroso - Gracias, aunque odio el puto alcohol, pero es mejor que nada - Al menos ya estaba más hidratado y empezaba a recobrar las energías, le haría un par de preguntas al hombre que tenía delante y luego ya vería si le iba a matar o si ese hombre merecía más la pena.
Se quitó la guadaña de la espalda y la tiró a los pies de otro tronco que estaba a dos metros de donde estaba el castaño, se sentó en ese tronco apoyando la espalda en el y dejando la guadaña de triple hoja a un lado cerca de su mano derecha - Oye, sabes si por aquí hay alguna taberna o has visto alguna casa o algo así? - Preguntó en el caso de que hubiese visto alguna casa se divertiría un poco despellejando a los habitantes y conociéndoselos a Jashin y de paso descansando, bebiendo y comiendo como Jashin manda en ella - Parece que has llegado aquí por tu propio pie así que debes saber algo - Afirmó mientras seguía divagando sobre sus opciones en aquel lugar que tenía pinta de ser muy aburrido.
Quien demonios le había mandado ir al nuevo mundo sin una tripulación como Dios manda, había sido un gran error, era demasiado impulsivo y eso le podría salir caro, como le acababa de pasar, no tenía ni idea de como demonios iba a volver. Al ver al hombre hurgarse los bolsillos de la capa hizo él lo mismo para ver si encontraba algo, encontró algo redondo, pequeño lo sacó y vio que era una manzana - TOMA, UNA JODIDA MANZANA! - Gritó entusiasmado acto seguido empezó a devorarla sin miramientos, mientras pensaba que podía hacer en este puto bosque o como podía salir de aquella jodida isla.
Se quitó la guadaña de la espalda y la tiró a los pies de otro tronco que estaba a dos metros de donde estaba el castaño, se sentó en ese tronco apoyando la espalda en el y dejando la guadaña de triple hoja a un lado cerca de su mano derecha - Oye, sabes si por aquí hay alguna taberna o has visto alguna casa o algo así? - Preguntó en el caso de que hubiese visto alguna casa se divertiría un poco despellejando a los habitantes y conociéndoselos a Jashin y de paso descansando, bebiendo y comiendo como Jashin manda en ella - Parece que has llegado aquí por tu propio pie así que debes saber algo - Afirmó mientras seguía divagando sobre sus opciones en aquel lugar que tenía pinta de ser muy aburrido.
Quien demonios le había mandado ir al nuevo mundo sin una tripulación como Dios manda, había sido un gran error, era demasiado impulsivo y eso le podría salir caro, como le acababa de pasar, no tenía ni idea de como demonios iba a volver. Al ver al hombre hurgarse los bolsillos de la capa hizo él lo mismo para ver si encontraba algo, encontró algo redondo, pequeño lo sacó y vio que era una manzana - TOMA, UNA JODIDA MANZANA! - Gritó entusiasmado acto seguido empezó a devorarla sin miramientos, mientras pensaba que podía hacer en este puto bosque o como podía salir de aquella jodida isla.
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Seguía caminando solo por el bosque tratando de encontrar el origen de la voz que despertó mi curiosidad, no tenía mucho que hacer y en el mejor de los casos podría pelear contra el sujeto que preguntaba por agua. Mis pasos sonaban por todo el lugar debido a las hojas que crujían cuando las pisaba impidiendo que me acercara sigilosamente, por lo que tampoco tenía sentido esperar lograr un ataque sorpresa. Mi mirada era seria y firme pero no estaba seguro de que no pudiese correr peligro en el bosque por lo que me mantenía siempre alerta ante cualquier peligro que pudiese aparecer. Conforme avanzaba menos rastro quedaba de la voz por lo que las probabilidades de encontrar a una persona en mitad del bosque se reducían de forma brutal a cada segundo que pasaba. Pese a ello no estaba dispuesto a rendirme por lo que seguí avanzando entre los árboles dejando una pequeña marca de quemadura en ellos para no andar en círculos, toda precaución es poca cuando te mueves por territorio desconocido.
Poco a poco la luz iba disminuyendo pero seguía pudiendo ver con claridad sin necesidad de buscar una fuente de luz alternativa, lo mejor es que poco a poco unos susurros fueron llegando a mis oídos lo que podría indicar que en algún lugar habían dos personas dada la diferencia de todo, lo que me incitó a aligerar la marcha con el fin de encontrar algún ser humano con el que poder hablar antes de empezar una pelea. Mis ojos buscaban entre los árboles cualquier rastro de personas al igual que un zorro busca los conejos en el campo. Apenas pestañeaba cuando era necesario y la percepción de lo que había detrás de mí se había reducido al mínimo por lo que un ataque por la espalda podría ser fatal. Tras un rato caminando finalmente los encontré, dos hombres sentados apoyados en árboles bebiendo algo que no podía distinguir pero eso era lo de menos, ahora lo importante era hacerles saber de mi presencia. Caminé con las manos en los bolsillos tranquilamente hasta llegar al mismo lugar y decir Vaya, parece que no soy el único que se ha perdido en el bosque. ¿Qué os ha traído a vosotros por aquí? Miraba a ambos sin bajar la guardia pese a mi postura despreocupada y ante cualquier señal de peligro me pondría en posición para defenderme.
Poco a poco la luz iba disminuyendo pero seguía pudiendo ver con claridad sin necesidad de buscar una fuente de luz alternativa, lo mejor es que poco a poco unos susurros fueron llegando a mis oídos lo que podría indicar que en algún lugar habían dos personas dada la diferencia de todo, lo que me incitó a aligerar la marcha con el fin de encontrar algún ser humano con el que poder hablar antes de empezar una pelea. Mis ojos buscaban entre los árboles cualquier rastro de personas al igual que un zorro busca los conejos en el campo. Apenas pestañeaba cuando era necesario y la percepción de lo que había detrás de mí se había reducido al mínimo por lo que un ataque por la espalda podría ser fatal. Tras un rato caminando finalmente los encontré, dos hombres sentados apoyados en árboles bebiendo algo que no podía distinguir pero eso era lo de menos, ahora lo importante era hacerles saber de mi presencia. Caminé con las manos en los bolsillos tranquilamente hasta llegar al mismo lugar y decir Vaya, parece que no soy el único que se ha perdido en el bosque. ¿Qué os ha traído a vosotros por aquí? Miraba a ambos sin bajar la guardia pese a mi postura despreocupada y ante cualquier señal de peligro me pondría en posición para defenderme.
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Se ve que el revolucionario no iba a poder dormir tranquilo, el tipo de la guadaña comenzó con un acoso de preguntas. Lo primero que hizo fue darle las gracias diciendo que odiaba el maravilloso y precioso líquido de los dioses llamado alcohol. Ese chico estaba condenado y nunca podría disfrutar de la sensación de la virilidad de una barba bien recortada y una buena botella de cerveza. A continuación le preguntó si sabía donde había una taberna o algo así. Era gracioso pues eso mismo le gustaría saber al revolucionario. Se quedó callado unos segundos y cuando iba a responder, aquel hombre encontró una manzana y empezó a devorarla con voracidad y agonía. El castaño de pelo largo observaba aquel acto con los ojos entrecerrados y con una pequeña gotita de sudor cayéndole por la sien. Era una escena algo rara pero no iba a juzgar al chico por ser un amante de las manzanas, él mismo era un amante de la cerveza.
- Pues no tengo ni idea, ando tan perdido como tú e iba a echarme una siestecita. Pero visto lo visto, parece ser que también andas perdido señor de las manzanas.
Antes de que continuara hablando, apareció un chico de pelo rosa y expresión decidida ante todo. Otro que se había perdido, y encima los dos parecían ser jóvenes, el castaño ya era un hombre de treinta años y se sentía viejo pero la daba lo mismo. Sonrió de lado ante la pregunta del nuevo chico y contestó de tono tranquilo, no iba a decir su objetivo pues podía estar hablando con un representante de la ley y no convenía meterse en líos.
- Estoy buscando a dos amiguitos y bueno, me he perdido en este bosque y he encontrado al emperador de las manzanas, eso es todo. Podéis llamarme Gildarts, aunque mucho me llaman Tito Gild.
Dijo eso se quedó quieto esperando una respuesta por parte de los dos chicos. Su mirada continuaba tranquila y comenzaba a sentirse raro por haberse comido aquella rara fruta, era como si le estuviera dando más sueño todavía por lo que pegó un enorme bostezo mientras abría la boca. De repente sacó su tercera y antepenultima cerveza observando al chico que había aparecido en último lugar y sin pensárselo se la lanzó de forma suave a los pies para que pudiera cogerla, tal vez también tenía sed.
- Si tienes sed tú también echa un trago amigo, no diré nada a nadie, total no tengo a quien decírselo en esta isla. ¿Cómo os llamáis vosotros dos? ¿Y que estáis haciendo aquí?
Preguntó esta vez a los dos mientras permanecía quieto observando la preciosa guadaña de aquel chico de la túnica de nubes rojas, era un arma increíble y elegante, aunque no del estilo del revolucionario. Este prefería desde siempre usar los puños para el combate y por eso en su mano izquierda llevaba su guantelete de acero que le llegaba hasta el codo y en su mano derecha un guante de cuero que le permitía golpear mejor. Soltó un suspiro de forma calmada, había hecho bien en no decir su verdadero objetivo o al menos los nombres de las dos personas que buscaba. Estaba buscando a sus sobrinos los cuales tenían más de cien millones por su cabeza y no convenía decir a la ligera que era familiar de ellos. Podía meterse en líos con la marina o algún agente del gobierno y eso no le convenía. No le gustaba luchar si no era por una razón noble o por defender a alguien, o al menos no haría nada si no le atacaban.
- Pues no tengo ni idea, ando tan perdido como tú e iba a echarme una siestecita. Pero visto lo visto, parece ser que también andas perdido señor de las manzanas.
Antes de que continuara hablando, apareció un chico de pelo rosa y expresión decidida ante todo. Otro que se había perdido, y encima los dos parecían ser jóvenes, el castaño ya era un hombre de treinta años y se sentía viejo pero la daba lo mismo. Sonrió de lado ante la pregunta del nuevo chico y contestó de tono tranquilo, no iba a decir su objetivo pues podía estar hablando con un representante de la ley y no convenía meterse en líos.
- Estoy buscando a dos amiguitos y bueno, me he perdido en este bosque y he encontrado al emperador de las manzanas, eso es todo. Podéis llamarme Gildarts, aunque mucho me llaman Tito Gild.
Dijo eso se quedó quieto esperando una respuesta por parte de los dos chicos. Su mirada continuaba tranquila y comenzaba a sentirse raro por haberse comido aquella rara fruta, era como si le estuviera dando más sueño todavía por lo que pegó un enorme bostezo mientras abría la boca. De repente sacó su tercera y antepenultima cerveza observando al chico que había aparecido en último lugar y sin pensárselo se la lanzó de forma suave a los pies para que pudiera cogerla, tal vez también tenía sed.
- Si tienes sed tú también echa un trago amigo, no diré nada a nadie, total no tengo a quien decírselo en esta isla. ¿Cómo os llamáis vosotros dos? ¿Y que estáis haciendo aquí?
Preguntó esta vez a los dos mientras permanecía quieto observando la preciosa guadaña de aquel chico de la túnica de nubes rojas, era un arma increíble y elegante, aunque no del estilo del revolucionario. Este prefería desde siempre usar los puños para el combate y por eso en su mano izquierda llevaba su guantelete de acero que le llegaba hasta el codo y en su mano derecha un guante de cuero que le permitía golpear mejor. Soltó un suspiro de forma calmada, había hecho bien en no decir su verdadero objetivo o al menos los nombres de las dos personas que buscaba. Estaba buscando a sus sobrinos los cuales tenían más de cien millones por su cabeza y no convenía decir a la ligera que era familiar de ellos. Podía meterse en líos con la marina o algún agente del gobierno y eso no le convenía. No le gustaba luchar si no era por una razón noble o por defender a alguien, o al menos no haría nada si no le atacaban.
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Tras acabar de devorar la manzana tiró a un lado lo que quedaba, sería un buena abono para este puto bosque pensó, cerró los ojos por un momento tenía algo de sueño pero este no era un lugar apropiado para dormir además dormir era aburrido y muy poco productivo y más en un sitio como este donde cualquier idiota podría atacarle o cualquier animal - Una siestecita eh - Dijo enserio aquel hombre era tan estúpido como para ponerse a dormir aquí, si se lo hubiese encontrado dormido y le hubiese visto con provisiones no se lo habría pensado dos veces - Pues vaya, vienes a buscar a unos amigos sin saber donde te metes no es muy inteligente eso - Contestó sin más.
El hombre iba a continuar hablando pero un nuevo tipo apareció en escena, este lucía también un aspecto algo raro y tenía un pelo de color rosa, un extraño tipo en fin. Hazen no se lo podía creer cuantas personas perdidas había en este puto bosque se preguntaba, y aquí estaba con el empalagoso tipo de las cervezas, ''amiguitos'', ''tito gild'' vamos no me jodas pensó él - Me llamó Hazen y lo otro mucho me temo que no os incumbe a ninguno de los dos - Dijo con total sinceridad, no sabía anda de ninguno de esos dos herejes, a lo mejor uno era incluso marine quien sabía, era mejor ser desconfiado.
El siguiente comentario le hizo mucha gracia, que se pensaba que eran niños pequeños, tal vez si que era marine si, por preocuparse por la edad de la gente que consumía alcohol - Esto empieza a ser aburrido, que tal si nos divertimos un poco más - Dijo mientras se levantaba apuñando su guadaña no sabía como sería visto esa acción pero seguro que captarían lo primordial que era pelear, en un principio solo quería pelear un rato para hacer algo de ejercicio y divertirse, pero si sin querer mataba a alguno casi que mejor así ya tendría su sacrificio a punto para el Dios Jashin.
Acto seguido se subió con agilidad a la primera rama del árbol en el cual anteriormente se había apoyado y se colocó la guadaña en el hombro - Que preferís un todos contra todos o vosotros dos contra mi? - Preguntó con una sonrisa, a lo mejor alguno no quería pelear, pero si se daba el caso les obligaría a defenderse.
El hombre iba a continuar hablando pero un nuevo tipo apareció en escena, este lucía también un aspecto algo raro y tenía un pelo de color rosa, un extraño tipo en fin. Hazen no se lo podía creer cuantas personas perdidas había en este puto bosque se preguntaba, y aquí estaba con el empalagoso tipo de las cervezas, ''amiguitos'', ''tito gild'' vamos no me jodas pensó él - Me llamó Hazen y lo otro mucho me temo que no os incumbe a ninguno de los dos - Dijo con total sinceridad, no sabía anda de ninguno de esos dos herejes, a lo mejor uno era incluso marine quien sabía, era mejor ser desconfiado.
El siguiente comentario le hizo mucha gracia, que se pensaba que eran niños pequeños, tal vez si que era marine si, por preocuparse por la edad de la gente que consumía alcohol - Esto empieza a ser aburrido, que tal si nos divertimos un poco más - Dijo mientras se levantaba apuñando su guadaña no sabía como sería visto esa acción pero seguro que captarían lo primordial que era pelear, en un principio solo quería pelear un rato para hacer algo de ejercicio y divertirse, pero si sin querer mataba a alguno casi que mejor así ya tendría su sacrificio a punto para el Dios Jashin.
Acto seguido se subió con agilidad a la primera rama del árbol en el cual anteriormente se había apoyado y se colocó la guadaña en el hombro - Que preferís un todos contra todos o vosotros dos contra mi? - Preguntó con una sonrisa, a lo mejor alguno no quería pelear, pero si se daba el caso les obligaría a defenderse.
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Ante mi pregunta sobre que hacían ellos en este bosque las reacciones y respuestas de ambos fueron completamente diferentes, el que estaba tumbado dijo que estaba en busca de dos amiguitos cuando se perdió en el bosque, donde encontró al emperador de las manzanas y se presentó como Gildarts pero que lo podía llamar tito Gild. Estaba loco si pensaba que iba a usar ese apelativo con un completo desconocido, nada me aseguraba que no se trataba de un agente de la ley encubierto buscando cualquier persona opuesta al gobierno. El otro sujeto, más extraño que el primero en apariencia y por lo que se percibía en personalidad, dijo que buscar a gente sin saber dónde uno se mete no es inteligente pero en mi opinión es la mejor forma de ir descartando lugares si no sabes dónde se encuentran. El mismo tipo a la pregunta anterior respondió presentándose como Hazen y diciendo que lo que él estuviese haciendo allí no era de incumbencia de ninguno de los dos. De pronto el yacente Gildarts me arrojó una botella de cerveza la cual atrapé y abrí con facilidad para empezar a beber. No tenía sed pero una cerveza fresquita siempre viene bien para situaciones complejas.
Hazen poco después dijo que aquello empezaba a ser aburrido por lo que propuso divertirnos un poco. El tipo se levantó cogiendo una especie de guadaña lo que indicó que su diversión sería una pelea, no se sabía si Hazen contra todos o todos contra todos. Acto seguido subió de forma bastante ágil al árbol de su espalda apoyando luego la guadaña en el hombro preguntando por cómo se harían las peleas. En ese momento no me apetecía pelear, al menos no hasta haber acabado la cerveza así que me senté en el suelo apoyado en el árbol más cercano y di un trago de cerveza.
Hazen poco después dijo que aquello empezaba a ser aburrido por lo que propuso divertirnos un poco. El tipo se levantó cogiendo una especie de guadaña lo que indicó que su diversión sería una pelea, no se sabía si Hazen contra todos o todos contra todos. Acto seguido subió de forma bastante ágil al árbol de su espalda apoyando luego la guadaña en el hombro preguntando por cómo se harían las peleas. En ese momento no me apetecía pelear, al menos no hasta haber acabado la cerveza así que me senté en el suelo apoyado en el árbol más cercano y di un trago de cerveza.
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El revolucionario continuaba observando a los dos, los tres habían bebido cerveza, el desayuno de los campeones, por lo que suponía que todos estarían bien. Uno de ellos dijo que no era inteligente el plan del castaño, sin embargo este se mantuvo tranquilo y calmado, después se hizo llamar Hazen. El otro chico no se había presentado pero no era algo que le quitara el sueño, pegó un bostezo de forma tranquila mientras se estiraba un poco. A continuación el chico de la guadaña dijo que aquello comenzaba a ser aburrido y que pelearan, o bien dos contra él o todos contra todos. Al escuchar aquello, los ojos del revolucionario se fijaron de repente en el peli rosa para ver su reacción, pero simplemente se sentó mientras se tomaba la cerveza. Estaba claro que su respuesta era negativa, sin embargo el chico de la guadaña parecía estar un poco loco y podía atacarles si ambos se negaban. Por ello sonrió amablemente y decidió prestarse voluntario para el combate.
- Está bien, yo combatiré.
Dijo mientras se levantaba limpiándose los pantalones, no iba a esforzarse al máximo pues simplemente era un combate amistoso. Esperaba que al tío de la guadaña no se le fuera la olla, además parecía ser joven por lo que se emocionaría seguramente. Al castaño le daba igual dejarse ganar si eso significaba que el hombre de pelo plateado se sintiera mejor, pero si aquel chico atacaba a herir gravemente, debería usar todo su potencial y sus técnicas especiales. Pegó un suspiro mientras se quitaba la capa que llevaba consigo y la dejaba doblada en un árbol, también dejó su abridor de botellas.
Tan solo quedó con su torso al descubierto y sus vendajes además de su guantelete de acero y el guante de cuero. Sonrió un poco mientras calentaba un poco observando al chico de la guadaña colocarse en la primera rama. Iba a ser su primer combate después de mucho tiempo, era un simple entrenamiento pero de todas formas estaba muy oxidado y no esperaba ser tan ágil, sin embargo su fuerza continuaba siendo la misma y su resistencia igual. Debería entrenar un poco su agilidad o velocidad, no iba a recurrir a su técnica Flash Of Tenshi nada más comenzar, pero lo usaría si se encontraba en serios apuros. Lanzó unos cuantos golpes al aire mientras su sonrisa aumentaba para después clavar su mirada en el tipo del pelo rosa.
- Únete cuando desees chico.
Levantó su pulgar derecho sonriéndole y guiñándole el ojo para después observar al hombre de la guadaña, sin duda alguna parecía bastante peligroso. La sonrisa del castaño aumentó de nuevo y tras una carcajada leve comenzó a correr hacia el chico de pelo plateado. Se encontraba en la primera rama de aquel árbol y no le costaría mucho atraparle pues tampoco estaba tan alto como para frenarle. El golpe iba a ser uno simple pero con potencia, estiró su brazo izquierdo hacia atrás donde poseía el guantelete de acero que le llegaba desde los dedos al codo. Acto seguido se lanzó mediante un salto a por el hombre de la guadaña mientras lanzaba un potente puñetazo de forma recta que se dirigía al estomago de aquel tipo. Le diera o no aquel golpe, independientemente del resultado, rodaría por el suelo del bosque para colocarse después en pie y sonreír esperando la reacción del tipo de la guadaña y ver si su ataque había conseguido darle o si aquel chico lo había esquivado o algo parecido. Sus ojos estaban llenos de emoción y sonreía calmado.
Saikōsai doragon:Punk Pain. (AI)
- Está bien, yo combatiré.
Dijo mientras se levantaba limpiándose los pantalones, no iba a esforzarse al máximo pues simplemente era un combate amistoso. Esperaba que al tío de la guadaña no se le fuera la olla, además parecía ser joven por lo que se emocionaría seguramente. Al castaño le daba igual dejarse ganar si eso significaba que el hombre de pelo plateado se sintiera mejor, pero si aquel chico atacaba a herir gravemente, debería usar todo su potencial y sus técnicas especiales. Pegó un suspiro mientras se quitaba la capa que llevaba consigo y la dejaba doblada en un árbol, también dejó su abridor de botellas.
Tan solo quedó con su torso al descubierto y sus vendajes además de su guantelete de acero y el guante de cuero. Sonrió un poco mientras calentaba un poco observando al chico de la guadaña colocarse en la primera rama. Iba a ser su primer combate después de mucho tiempo, era un simple entrenamiento pero de todas formas estaba muy oxidado y no esperaba ser tan ágil, sin embargo su fuerza continuaba siendo la misma y su resistencia igual. Debería entrenar un poco su agilidad o velocidad, no iba a recurrir a su técnica Flash Of Tenshi nada más comenzar, pero lo usaría si se encontraba en serios apuros. Lanzó unos cuantos golpes al aire mientras su sonrisa aumentaba para después clavar su mirada en el tipo del pelo rosa.
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Levantó su pulgar derecho sonriéndole y guiñándole el ojo para después observar al hombre de la guadaña, sin duda alguna parecía bastante peligroso. La sonrisa del castaño aumentó de nuevo y tras una carcajada leve comenzó a correr hacia el chico de pelo plateado. Se encontraba en la primera rama de aquel árbol y no le costaría mucho atraparle pues tampoco estaba tan alto como para frenarle. El golpe iba a ser uno simple pero con potencia, estiró su brazo izquierdo hacia atrás donde poseía el guantelete de acero que le llegaba desde los dedos al codo. Acto seguido se lanzó mediante un salto a por el hombre de la guadaña mientras lanzaba un potente puñetazo de forma recta que se dirigía al estomago de aquel tipo. Le diera o no aquel golpe, independientemente del resultado, rodaría por el suelo del bosque para colocarse después en pie y sonreír esperando la reacción del tipo de la guadaña y ver si su ataque había conseguido darle o si aquel chico lo había esquivado o algo parecido. Sus ojos estaban llenos de emoción y sonreía calmado.
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Primero contempló la actitud del último que apareció en escena, el tipo que lucía el pelo de color rosa, ese parecía no estar muy dispuesto a pelear, que actitud más aburrida, simplemente se sentó a beberse la asquerosa cerveza, maldito alcohol pensó el chico de cabello plateado, encima de estar asqueroso si se bebía más de la cuenta te hacia pelear peor, por ejemplo disminuía los reflejos una de las cosas más importantes para un combate y no se podía pensar bien. Y eso lo sabía porque a él le gustaba probar de todo y esto no iba a ser una cosa menos, así que comprobó por si mismo sus efectos y su asqueroso sabor desde entonces simplemente aborrece el alcohol.
En cambio el otro tipo, el más adulto y también parece ser consumidor habitual de cervezas si que se había mostrado con ganas de combatir, bien, al menos uno tenía algo de sangre en las venas y quería algo de diversión primero simplemente comprobaría sus habilidades no quería desvelar ninguna de sus mejores técnicas si no era necesario - Vamos allá entonces chico de las cervezas - Dijo con una sonrisa provocadora mientras observaba como el llamado Gildarts se ponía a calentar, él en cambio seguía esperando en la rama aunque esta vez en guardia.
El castaño se lanzó a por él en carrera, una opción arriesgada ya que él poseía una posición estable, firme y él otro para atacarle debía saltar lo cual significaba que estaba a su merced, ya que no había posibilidad de esquivar un ataque a no ser que fuese capaz de caminar por el aire, el tipo tal y como había pensado saltó para atacarle con un puñetazo que parecía ir dirigido a alguna parte de su torso, el hombre al fin y al cabo era fuerte, no era muy rápido pero si su golpe le alcanzaba le pondría en serios apuros, Hazen respondió con un salto no muy alto pero lo suficiente como para esquivarlo y luego lanzando una estocada vertical con su guadaña dirigida al hombro de su rival, su ataque iba con velocidad pero no con mucha potencia.
- STRIKE! [A.I]
En cambio el otro tipo, el más adulto y también parece ser consumidor habitual de cervezas si que se había mostrado con ganas de combatir, bien, al menos uno tenía algo de sangre en las venas y quería algo de diversión primero simplemente comprobaría sus habilidades no quería desvelar ninguna de sus mejores técnicas si no era necesario - Vamos allá entonces chico de las cervezas - Dijo con una sonrisa provocadora mientras observaba como el llamado Gildarts se ponía a calentar, él en cambio seguía esperando en la rama aunque esta vez en guardia.
El castaño se lanzó a por él en carrera, una opción arriesgada ya que él poseía una posición estable, firme y él otro para atacarle debía saltar lo cual significaba que estaba a su merced, ya que no había posibilidad de esquivar un ataque a no ser que fuese capaz de caminar por el aire, el tipo tal y como había pensado saltó para atacarle con un puñetazo que parecía ir dirigido a alguna parte de su torso, el hombre al fin y al cabo era fuerte, no era muy rápido pero si su golpe le alcanzaba le pondría en serios apuros, Hazen respondió con un salto no muy alto pero lo suficiente como para esquivarlo y luego lanzando una estocada vertical con su guadaña dirigida al hombro de su rival, su ataque iba con velocidad pero no con mucha potencia.
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Me había sentado tranquilamente en un rincón para acabarme la cerveza y luego a lo mejor podría unirme a la pelea, pero por el momento preferiría mantenerme al margen mientras observaba los movimientos de ambos extraños. Mis ojos se posaron en el sujeto que me lanzó la cerveza ya que se quitó su capa dejando a la vista un cuerpo musculoso pero cubierto por vendajes, pero yo no podía saber si era por que solía vestir así o porque estaba herido, fuere cual fuere el motivo era irrelevante, lo importante era que era una persona en muy buena forma física por lo que una pelea contra él podría llegar a ser interesante. Volteé la mirada al sujeto de la guadaña el cual al necesitar de un arma demostraba que no confiaba en su propia fuerza o no era hábil en las peleas a mano desnuda, lo cual para algunos es vergonzoso pues aborrecen las armas que fueron creadas con el fin de matar y no entienden a los que dependen de ellas para pelear.
El castaño, que parecía pelear valiéndose de su cuerpo y un par de guantes para fortalecer sus golpes, empezó a correr hacia el árbol donde estaba el peliblanco para saltar hacia él mientras lanzaba un puñetazo con su brazo izquierdo hacia su estómago, todo tras invitarme a unirme a la pelea. El puñetazo era espléndido y de alcanzar al objetivo le provocaría una ligera falta de aire. Sin esperar siquiera al resultado aproveché que el sujeto saltó con el fin de evitar el golpe y aprovechar el mismo salto para pillar al albino con la guardia baja para lanzarle la botella de cerveza directo a la cabeza.
El alzamiento del borracho[AI]
Tras lanzar la botella simplemente me levanté y me alejé del árbol para tener mayor rango de acción en caso de que el peliblanco quisiera atacarme.
El castaño, que parecía pelear valiéndose de su cuerpo y un par de guantes para fortalecer sus golpes, empezó a correr hacia el árbol donde estaba el peliblanco para saltar hacia él mientras lanzaba un puñetazo con su brazo izquierdo hacia su estómago, todo tras invitarme a unirme a la pelea. El puñetazo era espléndido y de alcanzar al objetivo le provocaría una ligera falta de aire. Sin esperar siquiera al resultado aproveché que el sujeto saltó con el fin de evitar el golpe y aprovechar el mismo salto para pillar al albino con la guardia baja para lanzarle la botella de cerveza directo a la cabeza.
El alzamiento del borracho[AI]
Tras lanzar la botella simplemente me levanté y me alejé del árbol para tener mayor rango de acción en caso de que el peliblanco quisiera atacarme.
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El golpe del castaño fue evadido por la destreza de aquel hombre de la guadaña. Pudo notar como la silueta del chico de la túnica de las nubes pasaba por encima suya en aquel elegante salto. De repente se giró en pleno aire observando como aquella guadaña se dirigía a su posición mientras sus ojos se abrían bastante. Rápidamente lanzó un puñetazo con su guantelete de acero sobre la parte ancha de las hojas, consiguió desviarlas pero no lo suficiente pues dos de ellas rozaron su hombro rasgando la carne de este y provocando dos cortes leves de roce por donde el tipo comenzó a sangrar. A continuación cayó al suelo mientras apretaba los puños y se levantaba de nuevo con dos hilos de sangre bajándole por el brazo. En su rostro apareció una sonrisa de lado, mostraba confianza y diversión ante todo.
- De modo que empiezas fuerte.
Pudo ver como ahora el otro chico lanzaba una botella contra el albino, pero no dijo nada. Por un lado tenía a un chico desarmado, o eso parecía a simple vista, el otro iba con una guadaña, al revolucionario le molestaba mucho la gente que usaba armas y no era digna de usar los puños, pero cada cual tenía su estilo. Este tomó aire para después tomar una postura de combate donde alzaba ambos puños y flexionaba la rodilla izquierda adelantando la derecha, sus ojos ahora estaban más abiertos que antes y de repente soltó una pequeña carcajada seria mientras comenzaba a hablar en un tono calmado y tranquilo.
- Parece ser que estoy algo oxidado, pero voy a mostrarte algo chico guadaña.
De repente aquel tipo comenzó a emanar una extraña aura de color plateada que rodeó todo su cuerpo totalmente. Su pelo se mecía un poco y las hojas de sus pies se movían de un lado a otro, sus ojos ahora estaban entrecerrados y el aura continuaba. Su objetivo era dejar fuera de juego al chico de la guadaña y después trataría de continuar con el otro si es que aún había ganas de seguir. De repente el brazo derecho del revolucionario comenzó a brillar con un aura blanca más potente que la plateada, estaba acumulando energía en su brazo y además a su alrededor. La unión de sus dos mejores técnicas, primero usaba su aura, esta aura le hacía aumentar su fuerza, además podía moverse a una velocidad increíble que el ojo humano tendría muy difícil de poder ver (inferior al Soru). Ahora planeaba desplazarse a por el chico de la guadaña. De repente salió disparado a aquella velocidad inhumana y avanzó de frente a por el chico peli plateado, no tardó ni dos segundos en colocarse de frente cuando sin pensarlo lanzó su puño derecho a la misma velocidad hacia su pecho. Este ataque era conocido como el Eaglehearth, acumulaba su energía en el brazo formando una poderosa onda de choque contenida, al golpear a su adversario, cuando el puño rozaba la carne, liberada la terrible onda de choque sumada a la fuerza del puño. Si aquel ataque le daba a su adversario podría hacerle muchísimo daño ya que incluso doblaba barrotes de acero con aquel ataque. El golpe iba hacia su pecho y además se sentía un extraño sonido, como el silbido de un águila, eso era debido al poderoso silbido del golpe. Una vez lo lanzara, le diera o no, saltaría a un lado alejándose pendiente también del otro chico y con su aura activada aún.
Eaglehearth Tenshi (AMF)
- De modo que empiezas fuerte.
Pudo ver como ahora el otro chico lanzaba una botella contra el albino, pero no dijo nada. Por un lado tenía a un chico desarmado, o eso parecía a simple vista, el otro iba con una guadaña, al revolucionario le molestaba mucho la gente que usaba armas y no era digna de usar los puños, pero cada cual tenía su estilo. Este tomó aire para después tomar una postura de combate donde alzaba ambos puños y flexionaba la rodilla izquierda adelantando la derecha, sus ojos ahora estaban más abiertos que antes y de repente soltó una pequeña carcajada seria mientras comenzaba a hablar en un tono calmado y tranquilo.
- Parece ser que estoy algo oxidado, pero voy a mostrarte algo chico guadaña.
De repente aquel tipo comenzó a emanar una extraña aura de color plateada que rodeó todo su cuerpo totalmente. Su pelo se mecía un poco y las hojas de sus pies se movían de un lado a otro, sus ojos ahora estaban entrecerrados y el aura continuaba. Su objetivo era dejar fuera de juego al chico de la guadaña y después trataría de continuar con el otro si es que aún había ganas de seguir. De repente el brazo derecho del revolucionario comenzó a brillar con un aura blanca más potente que la plateada, estaba acumulando energía en su brazo y además a su alrededor. La unión de sus dos mejores técnicas, primero usaba su aura, esta aura le hacía aumentar su fuerza, además podía moverse a una velocidad increíble que el ojo humano tendría muy difícil de poder ver (inferior al Soru). Ahora planeaba desplazarse a por el chico de la guadaña. De repente salió disparado a aquella velocidad inhumana y avanzó de frente a por el chico peli plateado, no tardó ni dos segundos en colocarse de frente cuando sin pensarlo lanzó su puño derecho a la misma velocidad hacia su pecho. Este ataque era conocido como el Eaglehearth, acumulaba su energía en el brazo formando una poderosa onda de choque contenida, al golpear a su adversario, cuando el puño rozaba la carne, liberada la terrible onda de choque sumada a la fuerza del puño. Si aquel ataque le daba a su adversario podría hacerle muchísimo daño ya que incluso doblaba barrotes de acero con aquel ataque. El golpe iba hacia su pecho y además se sentía un extraño sonido, como el silbido de un águila, eso era debido al poderoso silbido del golpe. Una vez lo lanzara, le diera o no, saltaría a un lado alejándose pendiente también del otro chico y con su aura activada aún.
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El peliblanco no se movió ni un ápice para evitar el botellazo por lo que la botella se partió al golpearle en la cabeza provocándole un corte superficial y bañando parte de su cuerpo en cerveza, lo que sería un ideal combustible para mis llamas. Sin embargo al parecer el golpe de ese sujeto alcanzó al castaño pero éste no parecía sufrir demasiado por ello, a lo mejor ya estaba acostumbrado a pelear y las heridas las curaba tras el combate si no eran letales. Me levanté de mi sitio ya que ahora quería pelear en serio pues el albino de la guadaña me había cabreado y bastante. Vi como el castaño se lanzaba hacia el sujeto para lanzarle un ataque, o eso parecía pues su posición cambió. De pronto el cuerpo del castaño empezó a emanar un aura extraña mientras las hojas se movían a su alrededor. De repente el brazo derecho del revolucionario comenzó a brillar con un aura blanca más potente que la plateada lo que podría indicar que iba a atacar con un puñetazo con la mano derecha ya que nadie concentraba tanta energía inútilmente en un solo punto. Me quedé quieto mirando a ver como se sucedían los hechos para luego actuar en función del resultado. El castaño de pronto desapareció del lugar donde estaba para aparecer delante del peli plateado para asestarle un brutal golpe en el pecho donde seguramente liberaría toda la energía acumulada en el brazo.
Ahora me tocaba a mí hacer mi movimiento pero no quería pelear en ese momento, prefería beberme una cerveza entera antes de volver a pelear así que simplemente me senté en el suelo y dije ¿Te queda alguna otra botella de cerveza? Es que me gustaría tomarme una cerveza entera antes de volver a pelear.
Ahora me tocaba a mí hacer mi movimiento pero no quería pelear en ese momento, prefería beberme una cerveza entera antes de volver a pelear así que simplemente me senté en el suelo y dije ¿Te queda alguna otra botella de cerveza? Es que me gustaría tomarme una cerveza entera antes de volver a pelear.
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No entendía que diablos estaba haciendo el maldito loco albino. Se había quedado quieto, la botella le había estallado en la cabeza, incluso algunos cristales pegaron en el torso del revolucionario. Intentó parar su ataque pero con la velocidad que llevaba le fue imposible. El puño de Gildarts se estrelló en el pecho del chico de la guadaña con fuerza mandándolo enseguida a volar hacia atrás mientras entrecerraba los ojos, seguramente le abría dejado reventado pues tragarse un ataque de esa magnitud no era muy bueno. De repente el aura del castaño desapareció tanto de su brazo como de su cuerpo. Observó aquella escena unos segundos para después pegar un suspiro, ese chico no estaba preparado para enfrentar el revolucionario y tampoco al otro chico que de un simple botellazo había acertado, una lástima por la cerveza desperdiciada. Quedaban pocas gotas y eso era pecado, había que beberlas todas. Sin embargo ahora el chico de pelo rosa le pidió otra cerveza.
- Claro, me quedan todavía dos.
Dijo dirigiéndose a su capa de nuevo y metiendo la mano dentro sacando las dos últimas, solía llevar siempre cinco consigo. Le lanzó una al chico a una fuerza muy suave y elevada para que tuviera tiempo de sobra de cogerla. A continuación pegó un suspiro tratando de coger la otra cuando de repente algo que no se esperaba ocurrió. Su cuerpo se desintegró explotando en una especie de gotas blanquecinas. Solo se pudo ver un charco sobre las hojas, este charco echaba humo y las hojas que tocaba empezaron a llenarse de escarcha y a congelarse superficialmente. Parecía algo de locos, se había transformado en un maldito charco, era algo muy raro y extraño. De repente aquel charco volvió a formarse en el revolucionario que rápidamente soltó un grito de terror mientras se arrastraba hacia atrás a una velocidad increíble pegando la espalda a un árbol.
- ¿! Qué diablos ha pasado!?
Empezó a mirarse el cuerpo algo alterado vigilando que estuviera entero. Había notado como de repente bajaba de altura y se convertía en algo raro que no pudo distinguir. Sus ojos y su cara eran un poema, empezó a pensar sobre qué diablos había podido pasar cuando recordó la fruta que se había comido nada más llegar. Se llevó las manos a la cabeza intentando despertar de aquel maldito sueño, se había comido una maldita fruta del diablo al parecer, por eso sabía tan mala la fruta. No le interesaba perder la capacidad de nadar, era algo que apreciaba y mucho menos a cambio de ser un charco, no entendía que fruta hacía eso pero estaba acojonado. De repente trató de tranquilizarse un poco mientras se acercaba a su capa y se la colocaba, pero abierta debido a que le entró calor, cogió la cerveza abriéndola mientras suspiraba.
- Maldita sea, yo no quería comerme una fruta del diablo. Ahora estoy jodido, ya no podre bañarme en la playa ni enseñar a nadar a jovencitas sexys.
Decía un poco hundido mientras tomaba un trago de su cerveza de forma tranquila mientras echaba un ojo hacia la posición del chico de la guadaña pero no lo divisaba. De repente sonrió un poco de lado tratando de olvidar aquella “desgracia” y se bebió la mitad de su bebida mientras suspiraba. Al parecer no tenía tiempo de quedarse allí jugando, tras tomarse su bebida seguiría con su busca. Observó al chico peli rosa mientras pegaba otro trago y le dirigía la palabra amistosamente.
- En cuanto me tome esta debo seguir con mi camino chico, espero volver a verte en una situación mejor. Al parecer este tipo no era tan bueno como parecía ¿Eh? Jajajajajaja.
- Claro, me quedan todavía dos.
Dijo dirigiéndose a su capa de nuevo y metiendo la mano dentro sacando las dos últimas, solía llevar siempre cinco consigo. Le lanzó una al chico a una fuerza muy suave y elevada para que tuviera tiempo de sobra de cogerla. A continuación pegó un suspiro tratando de coger la otra cuando de repente algo que no se esperaba ocurrió. Su cuerpo se desintegró explotando en una especie de gotas blanquecinas. Solo se pudo ver un charco sobre las hojas, este charco echaba humo y las hojas que tocaba empezaron a llenarse de escarcha y a congelarse superficialmente. Parecía algo de locos, se había transformado en un maldito charco, era algo muy raro y extraño. De repente aquel charco volvió a formarse en el revolucionario que rápidamente soltó un grito de terror mientras se arrastraba hacia atrás a una velocidad increíble pegando la espalda a un árbol.
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Empezó a mirarse el cuerpo algo alterado vigilando que estuviera entero. Había notado como de repente bajaba de altura y se convertía en algo raro que no pudo distinguir. Sus ojos y su cara eran un poema, empezó a pensar sobre qué diablos había podido pasar cuando recordó la fruta que se había comido nada más llegar. Se llevó las manos a la cabeza intentando despertar de aquel maldito sueño, se había comido una maldita fruta del diablo al parecer, por eso sabía tan mala la fruta. No le interesaba perder la capacidad de nadar, era algo que apreciaba y mucho menos a cambio de ser un charco, no entendía que fruta hacía eso pero estaba acojonado. De repente trató de tranquilizarse un poco mientras se acercaba a su capa y se la colocaba, pero abierta debido a que le entró calor, cogió la cerveza abriéndola mientras suspiraba.
- Maldita sea, yo no quería comerme una fruta del diablo. Ahora estoy jodido, ya no podre bañarme en la playa ni enseñar a nadar a jovencitas sexys.
Decía un poco hundido mientras tomaba un trago de su cerveza de forma tranquila mientras echaba un ojo hacia la posición del chico de la guadaña pero no lo divisaba. De repente sonrió un poco de lado tratando de olvidar aquella “desgracia” y se bebió la mitad de su bebida mientras suspiraba. Al parecer no tenía tiempo de quedarse allí jugando, tras tomarse su bebida seguiría con su busca. Observó al chico peli rosa mientras pegaba otro trago y le dirigía la palabra amistosamente.
- En cuanto me tome esta debo seguir con mi camino chico, espero volver a verte en una situación mejor. Al parecer este tipo no era tan bueno como parecía ¿Eh? Jajajajajaja.
- Off:
- Hemos decidido saltar debido a que ha pasado ya un buen tiempo y el usuario Hazen no ha dado rastro de vida.
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El castaño parecía confuso con lo sucedido, normal ya que el peliblanco fue vencido con mucha facilidad después de retarlos a ambos y empezar la pelea. Gildarts dijo que aún tenía dos cervezas más y acto seguido me lanzó una de forma que fuera sencillo cogerla para sacar otra y cuando iba a coger otra su cuerpo se deshizo en varias gotas blanquecinas que se esparcieron por las hojas formando un charco sobre éstas. El charco era extraño, humeaba y las hojas cercanas se escarchaban y congelaban superficialmente, algo extraño pero que a mí no me extrañó, seguramente el castaño había ingerido recientemente un fruto extraño conocido como akuma no mi y por ello estaba sufriendo lo que sufren todos los usuarios, un descontrol sobre su akuma, algo sumamente notorio en los tipo logia por la incapacidad de controlar su propia estructura corporal por lo que en cualquier momento podían convertirse en el elemento que les otorga su akuma. Abrí la botella tranquilamente y empecé a beber la cerveza con calma, saboreándola tranquilamente mientras observaba el charco que a los pocos minutos volvió a convertirse en el castaño que parecía asustado y que soltó un graznido gritando ¿! Qué diablos ha pasado!? Mi mirada permaneció igual sin ningún cambio como si no me asustase lo ocurrido, cosa cierta, ya había pasado por ese miedo cuando consumí mi akuma y estaba ya acostumbrado a la existencia de usuarios de akumas a lo largo del mundo.
El castaño parecía saber qué le pasaba pues tras un momento gritó que no quería comer ninguna fruta del diablo y que ya no podría bañarse en el mar ni enseñar a nadar a jovencitas sexis, algo que me hizo reír, esa preocupación era extraña en alguien que acababa de comer lo que algunos llaman nuez de beelzebub. Tras ese pequeño inciso de desesperación el castaño bebió la botella que quedaba de cerveza y dijo En cuanto me tome esta debo seguir con mi camino chico, espero volver a verte en una situación mejor. Al parecer este tipo no era tan bueno como parecía ¿Eh? Jajajajajaja. Ante esa frase alcé mi botella y dije Brindo por encontrarnos en el futuro y poder tener un combate de igual a igual. Tras esas palabras me bebí toda la cerveza de un trago y me levanté tranquilamente para continuar mi camino incierto hacia ninguna parte en concreto.
El castaño parecía saber qué le pasaba pues tras un momento gritó que no quería comer ninguna fruta del diablo y que ya no podría bañarse en el mar ni enseñar a nadar a jovencitas sexis, algo que me hizo reír, esa preocupación era extraña en alguien que acababa de comer lo que algunos llaman nuez de beelzebub. Tras ese pequeño inciso de desesperación el castaño bebió la botella que quedaba de cerveza y dijo En cuanto me tome esta debo seguir con mi camino chico, espero volver a verte en una situación mejor. Al parecer este tipo no era tan bueno como parecía ¿Eh? Jajajajajaja. Ante esa frase alcé mi botella y dije Brindo por encontrarnos en el futuro y poder tener un combate de igual a igual. Tras esas palabras me bebí toda la cerveza de un trago y me levanté tranquilamente para continuar mi camino incierto hacia ninguna parte en concreto.
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Gildarts permanecía sonriente ante todo y su mirada era tranquila y feliz. Parecía que ya se había olvidado del problema de haberse comido la fruta. Alzó su cerveza brindando con el chico con una sonrisa tranquila mientras asentía a sus palabras, algún día le daría aquel combate. No sabía nada de ese peli rosa pues solo le había visto lanzar una botella y que con buena puntería le había pegado en la cabeza al loco de la guadaña que después de tanto alardear no había sido más que un fantasma que había caído. Lo cierto era que el golpe del revolucionario era uno de sus más potentes ataques, había combinado dos ataques muy poderosos y era normal que el tipo hubiese quedado para el arrastre. Eso le pasaba por decir que el plan del castaño era una estupidez y por retarle. Era algo mayor pero aún bastante joven y pese a estar oxidado, sus reflejos y su fuerza continuaba siendo muy poderosa y buena. Además su velocidad era admirable y su resistencia formidable, aquel revolucionario era un digno adversario para cualquier tipo. Lo que le faltaba era entrenar y volver a ser tan bueno como lo era de más joven.
- Brindo por eso chico y dalo por hecho.
Dijo dedicándole una sonrisa mientras volvía a beber de su cerveza de forma calmada hasta terminársela, después echó el aliento demostrando satisfacción por la bebida. Le apasionaban las cervezas, era como si se tratasen de su némesis. Las únicas que le daban la vida al probarlas, eran una bebida con alcohol, pero a él no le afectaba mucho debido a que estaba acostumbrado a beberse varias al día. No por el alcohol sino por el sabor tan delicioso que tenían, además le ayudaban a pensar en otra cosa que no fueran sus sueños. Encontrar a sus sobrinos era algo que deseaba pero que en el fondo le entristecía pues no sabía si lograría hacerlo, la vida de este hombre era dura pero a pesar de todo siempre mostraba una sonrisa en su rostro. Pudo ver ahora como el chico se levantaba para seguir su camino, el castaño cerró sus ojos suspirando y quedándose un poco allí tumbado sintiendo el dulce viento acariciar su rostro y mecer sus cabellos mientras sonreía de forma agradable con las manos metidas en sus bolsillos. Sus reservas de bebida estaban a cero y debía ir a por algunas más, sin embargo el sueño le había vuelto de nuevo.
- Vaya, que siestecita que me voy a echar ahora mismo. Pero será mejor que me la de en otra parte, no quiero que el tío este de la guadaña se despierte y venga a cortarme la cabeza como venganza.
Dijo mientras dirigía su mirada al sitio donde debía haber caído el chico de la guadaña, tras aquello se levantó de allí sin fiarse ni un solo pelo y se colocó bien su capa abrochándosela y metiendo su abridor en el bolsillo. Acto seguido sonrió mirando al cielo y cerrando los ojos notando una leve caricia del viento para después mirar hacia los lados comprobando que no hubiera nadie. Vigilaba por si alguien le seguía, una vez se hubo asegurado bien de todo, empezó a caminar rumbo a alguna taberna para comprar más cerveza y para poder echarse un sueñecito. Estaba agotado y encima tras haber activado su aura de velocidad, se había cansado mucho más, por no hablar de su golpe de choque. Había usado demasiada energía y no estaba acostumbrado a ello. Siguió su camino tranquilamente pensando en lo bueno que había sido aquel día aunque no hubiera averiguado nada de Drake o Kedra.
- Brindo por eso chico y dalo por hecho.
Dijo dedicándole una sonrisa mientras volvía a beber de su cerveza de forma calmada hasta terminársela, después echó el aliento demostrando satisfacción por la bebida. Le apasionaban las cervezas, era como si se tratasen de su némesis. Las únicas que le daban la vida al probarlas, eran una bebida con alcohol, pero a él no le afectaba mucho debido a que estaba acostumbrado a beberse varias al día. No por el alcohol sino por el sabor tan delicioso que tenían, además le ayudaban a pensar en otra cosa que no fueran sus sueños. Encontrar a sus sobrinos era algo que deseaba pero que en el fondo le entristecía pues no sabía si lograría hacerlo, la vida de este hombre era dura pero a pesar de todo siempre mostraba una sonrisa en su rostro. Pudo ver ahora como el chico se levantaba para seguir su camino, el castaño cerró sus ojos suspirando y quedándose un poco allí tumbado sintiendo el dulce viento acariciar su rostro y mecer sus cabellos mientras sonreía de forma agradable con las manos metidas en sus bolsillos. Sus reservas de bebida estaban a cero y debía ir a por algunas más, sin embargo el sueño le había vuelto de nuevo.
- Vaya, que siestecita que me voy a echar ahora mismo. Pero será mejor que me la de en otra parte, no quiero que el tío este de la guadaña se despierte y venga a cortarme la cabeza como venganza.
Dijo mientras dirigía su mirada al sitio donde debía haber caído el chico de la guadaña, tras aquello se levantó de allí sin fiarse ni un solo pelo y se colocó bien su capa abrochándosela y metiendo su abridor en el bolsillo. Acto seguido sonrió mirando al cielo y cerrando los ojos notando una leve caricia del viento para después mirar hacia los lados comprobando que no hubiera nadie. Vigilaba por si alguien le seguía, una vez se hubo asegurado bien de todo, empezó a caminar rumbo a alguna taberna para comprar más cerveza y para poder echarse un sueñecito. Estaba agotado y encima tras haber activado su aura de velocidad, se había cansado mucho más, por no hablar de su golpe de choque. Había usado demasiada energía y no estaba acostumbrado a ello. Siguió su camino tranquilamente pensando en lo bueno que había sido aquel día aunque no hubiera averiguado nada de Drake o Kedra.
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El castaño permaneció sonriente con una mirada tranquila, parecía que había tenido un buen día, no me extraña el día también había sido de mi agrado solamente el inconveniente del maldito lunático de la guadaña lo ensombrecía pero el que ese fantasma haya sido derrotado con facilidad y no estuviese presente en ese momento. Gildarts alzó su cerveza y acompañó mi brindis diciendo que diera por hecho el futuro encuentro. En ese momento el castaño se terminó la cerveza y poco después de que me levantara el castaño dijo que iba a buscar otro lugar donde echarse una siesta ya que no se fiaba de que el sujeto de la guadaña no volvería a aparecer para vengarse cortándole la garganta. Antes de alejarme del todo le dije Por cierto, se me olvidó presentarme antes, mi nombre es Akai Ryunosuke. Dicho esto empecé a caminar hacia la costa donde buscaría un nuevo barco para poder viajar a la siguiente isla de polizón.
Mi mirada era serena y tranquila y en mi rostro se observaba una sonrisa cálida y distinta a las que suelen apreciarse ya que pese a que no hice casi nada en todo el día había conocido a alguien que parecía ser bastante fuerte y lo mejor es que había la posibilidad de volver a encontrarlo pero lo mejor fueron las cervezas, ese néctar siempre me agradaba pues no era una bebida muy popular entre las personas que conocía y eso era algo que me molestaba bastante. Mientras avanzaba a través del bosque buscaba las quemaduras para rehacer el camino que hice en el sentido opuesto y una vez las encontré me fue relativamente fácil llegar a la playa. En la playa pude ver un gran barco empezar a partir pero con un fuerte impulso y mucha concentración conseguí llegar al borde del mar y saltar a cubierta donde me mezclé con la gente para que no me echaran.
Mi mirada era serena y tranquila y en mi rostro se observaba una sonrisa cálida y distinta a las que suelen apreciarse ya que pese a que no hice casi nada en todo el día había conocido a alguien que parecía ser bastante fuerte y lo mejor es que había la posibilidad de volver a encontrarlo pero lo mejor fueron las cervezas, ese néctar siempre me agradaba pues no era una bebida muy popular entre las personas que conocía y eso era algo que me molestaba bastante. Mientras avanzaba a través del bosque buscaba las quemaduras para rehacer el camino que hice en el sentido opuesto y una vez las encontré me fue relativamente fácil llegar a la playa. En la playa pude ver un gran barco empezar a partir pero con un fuerte impulso y mucha concentración conseguí llegar al borde del mar y saltar a cubierta donde me mezclé con la gente para que no me echaran.
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