Un asesino de guante blanco (Hideki, Tahika Scarlet, Katrina y Starus)

La noche estaba turbia, con cientos de nubes pululando por la atmósfera, tapando la luna llena de aquella noche, que apenas emitía unos cuantos "rayos" lunares para iluminar la noche. Hideki deambulaba por las calles de la isla Hallstat.
Buscaba una taberna, un sitio donde ahogar sus penas en alcohol, algo a lo que era aficionado desde la adolescencia. Mientras caminaba por las estrechas callejuelas de los suburbios observó como una chica corría huyendo de un hombre que intentaba atracarla. Cuando pasó al lado de Hideki, el marine aprovechó para ponerle la zancadilla al agresor, tropezándose y llendo a parar a unos contenedores que se encontraban más adelante. El sonido fue brutal, como si chocaran dos calabazas, por lo que atrajo varias miradas indiscretas, que al ver al potente marine se refugiaron de nuevo en la oscuridad, volviendo a sus quehaceres.
La chica, que antes huía, se dio la vuelta para plantarle cara y, aprovechando que estaba en el suelo le propinó un duro puntapié en las costillas y otros más en las partes nobles del hombre.

-Ahora no eres tan hombre,¿eh?-se burlo la chiquilla, regocijándose en la ventaja estratégica. Hideki la apartó de un manotazo para que no siguiera ensañándose con él.

-No hay honor en pegar a un hombre derrotado, y menos si lo ha derrotado otro-habló Hideki, observando como la chica se daba media vuelta maldiciendo y escupiendo palabras en una lengua que no comprendía. El ladrón solicitó al marine que no lo detuviera ni lo entregara, pero la respuesta fue bastante clara.


-Lo siento, pero nada de medias tintas-contestó sonriendo Hideki, que lo agarró y se lo echó a la espalda como si fuera un pez recien sacado del agua. Lo maniató con una de las cuerdas que llevaba siempre en el bolsillo y le puso una especie de cadenas de kairoseki en las piernas, por si las moscas. "Nunca puedes fiarte de un delicuente" pensó, y llevo lo llevó a una comiseria que se encontraba a unos cientos de metros de allí.
Tras aquel incidente sin importancia habló con uno de los encargados de vigilar por la noche, el cual lo puso al dia de la situación en la isla.

-Tenemos a un asesino de guante blanco. No deja pistas y ha dejado ya una ristra bastante hermosa de asesinatos-dijo mostrándole a la vez una foto del susodicho asesino, que había sido captado por un den-den mushi de vigilancia unas cuantas noches atrás. La recompensa será bastante hermosa para quien lo encuentre, pero de momento es demasiado escurridizo para nosotros, así que hemos solicitado ayuda al gobierno, que nos enviará a miembros de la Cipher Pool para detenerlo-comentó mientras se tapaba la boca en un vago intento de cubrir su bostezo. -Si quieres intentar detenerlo adelante, pero no te será tan fácil-.

Hideki abandonó las estancias sin ninguna pista más. Echó a andar nuevamente por callejones, que formaban una especie de laberinto. "Si el asesino fuera listo no viviría en la ciudad para no levantar sospechas, aunque siempre cabe la posibilidad de que se disfrace de una persona normal y corriente". Tras pocos minutos de paseo llegó a unas escaleras que bajaban hacia otra parte de la ciudad; el puerto. Las descendió y se adentró en una de las zonas mas oscuras de la ciudad, donde imperaba la ley del más fuerte. Las casas eran viejas y parecía que fueran a derribarse con un simple soplido. Finalmente llegó a un ancho canal, en el cual estaban atadas todas las barcazas y mediante el cual se llegaba a la zona de la bahía donde se encontraban los barcos grandes que no cabían en el canal. Hideki vio a una persona deambular medio borracha y se acercó para preguntarle por el asesino.

-Perdona, ¿has visto a esta...?-pero no llegó a completar la frase. Escuchó un grito en una de las casas del barrió, así que apretó a correr en aquella dirección. Cuando llegó era demasiado tarde, una mujer yacía inerte en el suelo, con los brazos cruzados sobre su cama y una nota con un mensaje particular.

"Ni el gobierno me cogerá vivo, ni el Cipher Pool podrá encontrarme" rezaba el trozo de papel. Hideki se sentó un momento a meditar mientras los vecinos de la zona se acercaban para ver el estropicio acaecido solo minutos antes...

Lo que había atraído esa noche a la chica a aquel lugar no había sido otra cosa que el dinero. La cazadora tenía sus propias fuentes para enterarse de muchas cosas y la del asesino no había pasado desapercibida. Esto era a causa de la isla en sí, una isla como Hallstat, un lugar donde vivía el mismísimo Drake, el guardaespaldas del Shichibukai Derian Markov. Era todo un suicidio matar gente por allí, sin embargo el lobo no parecía estar en la isla desde hacía semanas, eso hizo que la chica fuera tranquilamente con la idea de atrapar al ladrón y quedarse con el dinero que le ofrecieran. Como buena cazadora, pensaba únicamente en la pasta, un poco agarrada sí que era, pero era su naturaleza. El dinero le volvía loca y cuando había casos como el de ese día, bueno más bien noche, no podía resistirse para nada.

Ahora mismo se encontraba sobre la cubierta de un barco comercial, les había pagado unos miserables berries para que la llevasen además de su típica escena de teatro de niña buena, toda una cabrona, eso era. Aprovecharse de los pobres marineros que surcaban los mares sin meterse con nadie y desviarlos de sus rutas para que la llevaran. Los pobres hombres temían ya encontrársela pues algunos ya la conocían. La demonio peli naranja le decían algunos, otros la mala persona y más nombres raros que a ella solo le daban risa. Finalmente el barco llegó al puerto y la chica pegó un salto saltando al filo de la borda y de ahí saltó al muelle donde observó a su alrededor tranquilamente. Llevaba el pelo suelto y su sudadera de manga corta de siempre, además de sus pantalones negros y sus sandalias. Su sonrisa de siempre y en la espalda aquel enorme mandoble envuelto en vendajes.

- Ahora queda decidir por donde empiezo.

Dijo mientras observaba la luna y después comenzaba a caminar de forma tranquila dirigiéndose al pueblo, las posibilidades de por dónde empezar eran muchas y era muy indecisa por lo que no tenía ni idea de por donde avanzar. Se quedó mirando una calle a oscuras y decidió caminar por ese recorrido, sin embargo algo llamó su atención de forma exagerada. Un grito, al parecer ya había pasado algo, pero la chica no era tonta y si iba el causante escaparía por otro lado. En lugar de eso pegó un salto subiéndose a un tejado y de ese subió a otro algo más alto y se quedó mirando alrededor. La noche era la protagonista al parecer pues solo se veía oscuridad. Su ceño se frunció gruñendo un poco mientras observaba la zona por la que se había escuchado el grito. De repente pudo ver una figura a unos diez metros de ella saltando por los tejados, parecía todo un felino.

- ¿Sera ese?

Preguntó para sí misma para empezar a correr detrás de aquella silueta mientras sonreía con una inquietante mirada. La chica era veloz y se movía con buena velocidad, en ese momento la peli naranja activó su técnica especial y sus ojos se pusieron rojos, su cuerpo cambió hasta ponerse del tamaño de un zorro rojo y le salieron colmillos, garras y unas orejitas. Gracias a su fruta se había convertido en un zorro rojo que ahora corría por los tejados detrás de la chica. Al estar en esa forma era más veloz que un humano normal y seguramente no tardaría en alcanzarla. Emitió un pequeño gruñido, tan solo quería saber si era el asesino o no, pronto se dio cuenta de que era una chica rubia pero aún así continuó siguiéndola.

La noche prefecta. Oscura, lúgubre, triste. Era el momento idóneo para que el asesino saliese a matar de nuevo. Yo ya llevaba un par de días en la isla esperando para que esa suculenta presa fuera mía. La recompensa hacía merecer la pena la espera y hoy debía ser la última noche. Comencé a caminar por las calles, no había otra manera de encontrarle. Las calles eran tranquilas, excepto un percance sin importancia, no ocurrió nada. Era todo un mar de tranquilidad. Una tranquilidad que ponía los pelos de punta, el asesino podría haber estado por ahí buscando su víctima o no. No había forma de averiguarlo más que esperar.

Esa noche no bebí ni una gota de cerveza y en ese momento tenía muchas ganas. En esta isla servían una cerveza negra con zumo de unas bayas que solo crecían allí. Una de las mejores que he probado. Pero tenía que estar sereno para la búsqueda, aunque el aburrimiento reinaba mi ánimo. Seguí paseando y me porque los asesinos siempre cogen los lugares más aburridos para matar ¿para qué no les vea nadie? Pero sin público que gracia tiene. En Dessrosa debe haber bullicio a todas horas y los artistas callejeros recibirían el mejor aplauso.

Me di un manotazo en la cabeza, ya estaba divagando de nuevo. Tenía que estar atento a la búsqueda. Se me podría escapar por un detalle. Fue entonces cuando oí el grito. Un grito agudo, de mujer, que acabó ahogado. No había duda, era el asesino de guante blanco. Sin embargo se escuchó un poco lejano. Corrí como pude pero no llegué a tiempo. Encontré a una marabunta de gente reunida, el cuerpo inerte de una dama estaba en el centro. "Mierda", cualquier pista ya habrá sido adulterada. Las pisadas en el suelo húmedo se mezclaban con las de la gente. También si algún cazador más lo buscaba se me habrá adelantado. "Vaya noche, todo el paseo para nada". me quedé allí por si podía enterarme de algo, pero lo veía un poco negro.

No llegó a tiempo. Hideki se maldijo por ser tan lento. "-De que me sirve están tan fuerte si luego no llego a los sitios a tiempo".Seguía sentado, esperando una especie de señal divina, o de algún tipo de llamada. No disponía de den-den mushi para avisar a la central, así que todo quedaría en sus manos. Estaba solo, e Hideki no destacaba por su astucia.
Una marabunta de gente se reunió en torno al cadáver. -Hala mamá, ¿que le ha pasado a ese señor?-preguntaba una niña con los ojos abiertos. Hideki decidió intervenir para que no se reunieran mas mirones.

-Por favor, despejen la zona, es la escena de un crimen y necesita ser investigada.

Su aviso no surgió efecto. Más vecinos acudían a la zona, creando demasiado bullicio. El marine se enfadab más más y más hasta llegar un momento en el que explotó.

-¡MALDITOS IGNORANTES DE MIERDA, MARCHENSE DE UNA VEZ A SU CASA!-gritó enfurecido Hideki. La mayoría, sorprendidos por el tono decidió largarse, pero uno de los jóvenes más descarados se plantó cara a cara con el marine.

-¿Y si no quiero, que vas a hacerme, viejo?-se burló uno de ellos, escupiéndole a la cara.

Hideki lo agarró por el cuello y cargó su brazo derecho, pero en el momento que fue a soltarlo se acordó de quien era. "Soy un guardian de la justicia, por el momento". En vez de golpearlo lo lanzó varias yardas mas lejos. El joven muchacho se levantó, se limpió la ropa, se dio media vuelta y se largó enfurruñado mientras mascullaba insultos varios.
El pelirrojo no hizo más caso y se puso manos a la obra. Sacó una camara y comenzó a realizar fotos. Nada del otro mundo; el cuerpo se encontraba medio abierto por la mitad, desde el cuello hasta el estómago. El resto de la habitación estaba inpoluto. Hideki no encontró ningún pelo ni pistas, unicamente disponía de la nota que el asesino había dejado.
Decidió buscar ayuda. Puso unos carteles avisando de la zona del crimen y se acercó a un viejo que parloteaba con un den den mushi.

-Lo siento viejo, dejame llamar para avisar de un crimen.

El abuelo protestó, pero no opuso resistencia. Hideki marcó una secuencia de numeros y en poco tiempo alguien respondió al otro lado de la línea.

-¿Quien es?-preguntó la voz.

-Agente nº0069.Ha ocurrido un crimen en mi posición, necesito que envien algún tipo de médico para realizar una autopsia.

-Lo siento, pero no disponemos de efectivos ahora mismo. Cumpla con la misión-finalizó, colgando el caracol.

Hideki miró a todos los lados, buscando que hacer. Mientras miraba la luna vio una figura delgada correr pos los tejados, con una máscara en la cara. "-Si mal no recuerdo, esas máscaras la llevaban los médicos que curaban la peste...puede que sea una señal".

-¡EH TU, LA QUE CORRE...ESPERA UN MOMENTO!!-gritó energicamente Hideki. Temiendo que no lo escuchará decidió seguirle la pista. Lanzó uno de sus ganchos extensibles a un tejado y se aferró a él. Recogió acto seguido la cuerda y se transportó al lugar de la mano. Una vez en el tejado corrío tras ella.

-¡EH, PUEDE QUE NECESITE TU AYUDA!-trataba de hacerse entender Hideki, jadeando por la carrera...

[Aclaro, siguió dando vueltas, le huyo a Tahika, a Hideki también y le cayó encima a starus xD solo por que si(?), luego se metió a la casa]

Los pasos del zorro continuaban por los tejados siguiendo a la chica de pelo rubio, su velocidad al ser un zorro era muy rápida, sin embargo la chica era lista y comenzó a correr poniendo obstáculos como tejas por el camino o saltando de tejados altos a bajos. El pequeño animal era bastante ágil y conseguía esquivar bien cada objeto que le acercaba debido a la huida de la chica. De repente ella saltó un tejado que frenó un poco al animal, tuvo que usar su forma humana de nuevo chasqueando la lengua y de un salto apoyó las manos en el tejado y pudo subir para continuar siguiendo a la chica. La respiración de la peli naranja era agitada por la carrera que se estaba dando, y más con el arma que portaba. De repente pudo ver a otra figura acoplarse a la persecución, un tipo de pelo naranja musculoso y alto. “Un violador del bosque antiguo”. Pensó la chica con una gotita de sudor al estilo anime cayéndole por la cabeza, sin duda alguna ese hombre perseguía a la rubia también, sabe Dios lo que le querría hacer y lo peor de todo, lo que le haría a ella si la veía.

La chica tragó saliva mientras ahora sonreía de forma calmada y pensaba mejor la situación. Era algo extraño, una chica y un chico persiguiendo a otra chica, como si corrieran por un amor no correspondido o algo así. El asunto tenía su gracia, pero ahora debía continuar corriendo por no quedarse atrás. Finalmente la silueta de la chica rubia desapareció de la nada, algo increíble y solo había dos posibilidades, o había alcanzado la velocidad de la luz o se había bajado de los tejados. Llegó a ver cómo caía sobre un chico que estaba debajo, la cazadora sonrió viendo como ahora la rubia seguía su camino, sin pensarlo saltó tras ella pero su pie quedó clavado en una de las tejas y cayó por el callejón entre quejidos. Sin embargo no llegó a caer al suelo, su pie enganchado la dejó colgando totalmente de una pierna y se quedó colgando boca abajo con los pelos hacia abajo. Además frente a él estaba el chico que había recibido la caída de la rubia, quedó muy cerca de él, siendo aquello una escena ridícula y mirándole a los ojos boca abajo (a lo spiderman) mientras trataba de mover la pierna totalmente en vano y enganchada. “Oh no, aquí seré presa fácil para el violador, pediré ayuda a este chico”. Pensó de repente viéndose en aquella situación.

- Amigo, ¿Te importaría ayudarme? Me he quedado atrapada y hay un violador suelto por los tejados, jejeje si me ayudas te regalo un abrazo.

Dijo tragando saliva esperando a que el chico la ayudara a salir de allí, temía al chico peli naranja, tal vez al ver que los dos tenían el mismo color de pelo, la quería hacer la violadora de los bosques nórdicos y eso no era bueno para ella. Se quedó mirando al chico con una sonrisa inocente y sus ojos celestes clavados en los de él. Su pelo casi tocaba el suelo de lo largo que era, pero se libraba por algunos centímetros. Se colocó las manos en el escote, pues al estar boca abajo se le veía un poco más. La sudadera que llevaba subió un poco dejando ver su abdomen, donde llevaba un pircing en el ombligo. Maldijo ese tejado una y otra vez mientras suspiraba y esperaba la ayuda del chico, esperaba al menos que este fuera bueno, sino estaría en un apuro.

Había tanta gente que no podía ver el cadáver. Pero eso no me importaba mucho, dado que mis conocimientos de anatomía forense era nulos. Ver el cuerpo no me serviría de nada, pero si quedarme por allí. Me quedé en una esquina cuando un hombre comenzaba a pedir a la gente que despejara la zona. Por lo visto nadie tenía respeto por la situación y ni hicieron caso.

-¡MALDITOS IGNORANTES DE MIERDA, MARCHENSE DE UNA VEZ A SU CASA!-gritó el pelirrojo para echarnos a todos. Salí pero me quedé mirando por la ventana. Al parecer tuvo un percance con un cotilla que no quiso irse, pero eso no me importaba. Un poco más tarde salió y lo vi como hablaba por el den den mushi de un anciano de la calle. Por lo que dijo parecía algún tipo de agente del gobierno o marine. Aproveché que el pelirrojo estaba fuera para entrar, vi el cadáver y como imaginé no pude sacar mucha información. Revisé la casa, pero nada concluyente. Volví fuera y el “agente” ya no estaba. Me había dejado solo en la escena del crimen. No tenía nada que hacer, volví a la casa para volver a revisar, pero de nuevo sin suerte. Salí y algo se me abalanzó encima, me tiró al suelo y me di un golpe en la cabeza. Me mareé y lo único que vi fue a alguien entrando con prisas en la casa. Se pasó el mareo y me levante, “vaya golpe”. Una vez de pie me encontré de frente con una chica colgada boca abajo. La sorpresa fue entre extraña, por la situación, y agradable, por la chica. Tenía el pelo largo y anaranjado. Pese a estar al revés pude ver que era bastante guapa. Además, su posición la dejaba un poco descubierta. Me quedé un poco clavado mirando su vientre, una de mis partes favoritas del cuerpo de una mujer. Su pircing colgaba dándole algo de encanto a esa imagen.

-Amigo, ¿Te importaría ayudarme? Me he quedado atrapada y hay un violador suelto por los tejados, jejeje si me ayudas te regalo un abrazo.- me sacó de mis pensamientos, pero no fue mejor. Siempre me ponía muy nervioso con las chicas y en este caso la rareza del asunto lo agravó, debí ponerme rojo como un tomate. Analicé lo que me dijo mientras ella se empezó a tapar un poco, por suerte. Que dijera que había un violador con tanta tranquilidad me pareció un poco engaño, también que me regalara un abrazo. Pero no se si fue por el golpe en la cabeza o por la atracción que sentía de tocarla en ese momento, que se me olvido que quien me tiró al suelo se había metido en la casa. Me dispuse a ayudarla, tuve que cogerla con firmeza y subirla un poco para que sacara el pie. Una vez suelta la cogí en brazos.

-Eh…¿estás bien?-dije cortadisimo.

La chica de la máscara se había escapado. Hideki era demasiado lento corriendo por las calles de noche, y más aún cuando tenía que escalar, saltar y deslizarse por innumerables muros, paredes, tejados y otras cosas, sin contar los contenedores, que a punto estuvieron de provocarle un grave golpe en la cabeza mientras duraba la persecución.
Se sentía inútil. Dio media vuelta, exhausto, con ganas de echar un trago y de comer algo. La noche avanzaba fugazmente y ya debían de ser algo mas de la media noche. "El tiempo corre rápido cuando te diviertes", aunque aquello no tenía nada de divertido. Aquel maldito asesino lo evadió de nuevo y no tenía más pistas que la tarjeta obtenida en el cadáver. Decidió relajarse un poco y acudir a un bar 24 horas que estaba cerca de la escena del crimen. Se adentró en aquel submundo y se sentó en la barra. El barman se acercó y le invitó a pedir algo de la carta.

-Un whisky solo, acompañado de patatas fritas-pidió educadamente Hideki.

El tabernero le hizo caso y le sirvió en un vasito pequeño unos cuatro dedos de whisky. El marine dio un pequeño trago y notó como el líquido corría por su garganta y, al poco después, ese dulce picor que tanto le gustaba experimentar. Le sirvieron las patatas fritas junto con un poco de salsa especial. "Tiene pinta de ser mayonesa al sol" pensó Hideki. De repente, se acordó de que había dejado el cadáver abandonado en la casa, a merced de cualquier lunático que desease hacer cosas non gratas con él, o que quisiera saquear mismamente la escena del crimen.

"Idiota de mí, perdería la cabeza si no la tuviera sobre los hombros".

Lanzó un billete aleatorio de su cartera y salió corriendo de la taberna dando un portazo, que dejó atónitos a todos los clientes. Corría todo lo rápido que le permitían las piernas, pero áun estaba a varias manzanas de distancia. "Tengo que atajar por los tejados". EXtendió su brazo derecho y lanzó un gancho a un tejado, lo recogió y se sirvió del efecto para alcanzar las tejas. Se valió de las piernas para terminar de subirse. Una vez erguido continuó con su quehacer. No le llevó nada plantarse en el edificio de enfrente de la escena del crimen. Utilizó nuevamente su ganchó para clavarlo en la casa del asesinato. Retumbó por todo el barrio cuando cayó con los pies en el suelo, debido a su tonelaje. Para su sorpresa se encontró con dos personas, una chica de pelo largo y un chico que la llevaba en brazos.

-Que escena mas tierna-dijo Hideki mientras sonreía.

Se quedó mirando a la chica, le sonaba de algo. Fue a sacar el den den mushi del viejo, pero ya se lo había devuelto. Trató de recordar su cara durante unos instantes, hasta que finalmente se acordó.

-¿Tú eras una cazarecompensas? Y no, no me refiero a una cazafortunas-se rió el mismo de su propia gracia, que después no le pareció tan graciosa. -Si es así, parate un momento. Necesito ayuda para atrapar a un asesino, quizás puedas ayudarme. Si no, eres libre de irte. Y tu, el chaval que está sonrojado como un tomate, no intentes nada estúpido. No somos enemigos, así que no trates de pelear ni nada parecido, bastante tengo con esta mierda de misión.

Decidió que no valía la pena entrar nuevamente en la casa. Ya había dado el aviso a las autoridades y realizado fotos para el futuro, con lo cual trató de establecer un plan para atrapar al enemigo.

-Seguramente se trate de una persona rica. Por sus mensajes, su forma de asesinar y por la escritura de la nota yo diría que se trata de alguien del barrio financiero. Creo que voy a ir a investigar un rato, ¿me acompañas?.

-Que escena más tierna- dijo una voz tras nosotros. Era el chico que anteriormente había echado a los civiles cotillas que rodeaban el cadáver.- ¿Tú eras una cazarecompensas? Y no, no me refiero a una cazafortunas. Si es así, párate un momento. Necesito ayuda para atrapar a un asesino, quizás puedas ayudarme. Si no, eres libre de irte. Y tú, el chaval que está sonrojado como un tomate, no intentes nada estúpido. No somos enemigos, así que no trates de pelear ni nada parecido, bastante tengo con esta mierda de misión.

La chica a la que acababa de salvar de estar atrapada se bajó rápidamente de mis brazos. Huyó calle abajo gritando, “Déjame en paz, violador”. Me quedé atónito por la situación. Pero volví al chico, ¿Me había llamado estúpido? Tenía una misión, debía ser realmente algún agente del gobierno. Parece que también andaba detrás de mí presa, el asesino de Hallsat. Me vendría bien pegarme a él en este caso, asique efectivamente no sería tonto y no le atacaría.

-Seguramente se trate de una persona rica. Por sus mensajes, su forma de asesinar y por la escritura de la nota yo diría que se trata de alguien del barrio financiero. Creo que voy a ir a investigar un rato, ¿me acompañas? -El muchacho, más alto y aparentemente mayor me miró. Él tenía información y no podía saber si me ocultaba algo. Le seguiría pero no iba a ser su lacayo en esto.

-Si vamos a trabajar juntos en esto quiero que compartas toda la información. Además, como caza recompensas que soy, no voy a hacerlo gratis. Así que dividiremos beneficios.

El que sería mi compañero en esta aventura aceptó mis propuestas con un “pero vamos a pachas” muy simpático. Eso cambió la imagen que tenía de él, no parecía tan estirado y seco como antes. Me contó todo lo que sabía, o eso me dijo. En conclusión, un excéntrico con demasiada pasta, nunca me gustó patearles el culo a los niños ricos pero este tenía una recompensa detrás. Llegamos a una zona protegida por dos gorilas de alguna mafia, eran tan grandes como mi compañero. No pude ver como pero el pelirrojo los intimidó y nos dejaron pasar. Yo pasé mofándome de ellos, es muy divertido ver la cara de impotencia de alguien que te podría pisar.

Una vez dentro de los que parecía el barrio rico nos separamos, me quedé solo con una bengala y sin saber dónde buscar. Me senté en un banco a pensar, lo único que saque en claro es que el asesino debería estar ya en su casa descansando para su próxima víctima. No podía mirar en todas las casa y tenía hambre. Entré en lo que más se parecía a un bar en aquel sitio, dio la casualidad de que era un sitio en el que los hombres buscaban la compañía de mujeres a cambio de dinero. Todo el mundo me miraba, no vestía como un rico y no pintaba nada allí. Cuando alguien acorde las chicas se le acerca, pero a mí me vino un tío preguntándome si tenía dinero, le enseñé mi bolsa llena de monedas doradas. Fui a la barra y pedí una cerveza y unas algo de comer, el camarero me puso una copita de rubia y unos canapés.-A ver si me entiendes ahora-dije mientras le devolvía el plato y la copa-, tráeme alga para emborracharme y suficiente comida como para llenar mi estómago-. Por fin me trajo un vaso normal de cerveza y una montaña de salchichas. Una vez hube terminado las salchichas y la cerveza me di la vuelta para vigilar el percal. Solo había una panda de peces gordos manoseando a chicas que ponían cara de asco cuando no las veían. Una chica pelirroja se me acercó, me dijo que si quería pasar la noche con ella en una habitación privada, y la verdad me lo estaba pensando hasta que se abrió la puerta. Por ella entró un señor, todavía joven, con un bigote fino y acompañado de dos gorilas como los de la calle. Fueron a una zona alta y más de cinco chicas los siguieron. Interesante, el ricachón parecía muy excéntrico, como nuestro asesino.

“Llegó la hora de actuar”. Cogí mi vaso vacío y subí con cuidado las escaleras. Conseguí acercarme por un lado sin que los gorilas me vieran. Me senté entre las chicas haciéndome el borracho.
-Vaya cuantas chicas, ¿tendrás mucha pasta, no?

-Pobre muchacho-le dijo a las chicas- el niño no sabe beber. ¡Anda lárgate¡

-Nooo, aún queda mucha vieshta. ¡Hip!- me acerque a una de las chicas y empecé a manosearla muy bruscamente- vamos a pasárnoslo bien.

-¡Apártate de ellas! ¡Son mías, chicos llevaos este despojo!-sus guardaespaldas me cogieron y me tiraron por las escaleras, por suerte no me hice daño-. Por cierto chaval, ten cuidado por la calle. Hay gente peligrosa.-dijo asomado por la barandilla y se volvió entre carcajadas.

Definitivamente era él, tenía que avisar a mi compañero. Pero no encontraba la bengala, mierda. Entonces tuve una gran idea.

-Señor, siento mucho haberlo molestado- Dije dirigiéndome a la zona alta. Me subí a la mesa, le lancé una moneda al pianista que ambientaba el local, haciéndole señas de que animara el ambiente. Una música muy alegre empeño a sonar-. Esta canción es para usted.

No me acuerdo muy bien de que era la canción. Recuerdo que nombraba a un policía y pedía que viniera ya. Y también un local de perversión. Intentaba hacer el máximo de ruido que pudiera. Golpeaba la mesa con fuerza y pedía a pocos que les gustara mi actuación, que en ciertos momentos gritaran como mujeres en peligro. Estaba ansioso por que mi plan funcionara porque los dos gorilas empezaban a bajar las escaleras muy malhumorados.