Las Tres Cabezas del Dragón (Crimson, Zarlet, Shion) [Pasado 2 años]

Hace ya algún tiempo que había decidido partir marcharse de los Sons of Anarchy, necesitaba pasar tiempo a solas, separado del mundo y entrenando por su cuenta, realmente lo necesitaba. Su corta vida, pues aún era muy joven, había estado llena de excesos con diversas sustancias que las madres no recomiendan a sus hijos y con muchachas que los padres estarían orgullosos de su chaval. Sí, había tenido una vida de los más pintoresca y entretenida. Ello le había llevado a no mejorar como debiera y ya había recibido multitud de palizas, muchas de ellas inolvidables, por no centrarse. Por eso tomó la decisión de irse. Dejó una breve nota a Zarlet, dejándolo como capitán sustituto (pues Crimson para él era su modelo a seguir y su héroe, por mucho que no quisiera aceptarlo) y ella había terminado como segunda al mando, aunque tenía el presentimiento de que hacía muchas más labores. De eso hace ya varios meses.

Crimson se encontraba ahora en la plaza central de la, total y perfectamente circular, isla de Fighter Island, una isla del East Blue muy poco conocida. Había quedado con las dos personas que habían estado a cargo de la banda Sons of Anarchy durante su ausencia. Quería que le comentasen qué es lo que había ocurrido en todo ese tiempo, quiénes eran los nuevos miembros y qué tan bien estaban avanzando. En realidad todo eso era secundario, lo que de verdad esperaba era reencontrarse con ellos dos, recordar viejos tiempos y por qué no, emborracharse y liarla como antaño.

Seguía tumbado, mirando el cielo y esperando a que llegasen. -"Seguro que Sweety se ha seguido desarrollando en estos meses... tiene un futuro muy prometedor"- pensó, dibujando su rostro una sonrisa pícara -"Sí, estoy seguro que le han... ha crecido mucho."- Se levantó y se quedó sentado alborotándose el pelo. -"¿Cuanto más tardarán estos dos."-

No me lo podía creer, iba a encontrarme de nuevo con Crimson después de tanto tiempo, hacía unos cuantos meses que había ascendido a subcapitana ya que mi anterior capitán había desaparecido por motivos de los que no estaba al tanto, pero poco me importaba eso, no sé por qué ese día estaba realmente contenta, durante una semana apenas había tenido las pesadillas que me acechaban por las noches y podía dormir con tranquilidad. Ese día me había levantado temprano, demasiado temprano diría yo porque cuando me desperté el cielo aún estaba dividido en dos, el reino de la oscuridad y el reino de la luz, dejando una pequeña franja rosada para separarlos, era hermosa esa vista, sin duda me gustaba ver el amanecer pues era algo realmente bonito.

Después de estar un rato en cubierta fui a mi camarote a prepararme, escogí mi chaqueta preferida beige y una camisa blanca acompañada de una minifalda roja, aparte de ser mi ropa favorita era con la que más cómoda me sentía, luego me miré en el espejo y dejé mi largo cabello todo suelto, ahora ya estaba preparada completamente, al salir de mi camarote cogí mis dos katanas, de las que nunca me separaba y volví a salir a cubierta.

La isla en la que nos encontrábamos era Fighter Island, era una isla extraña pues todavía no había tenido ocasión de conocerla, pero también porque no era muy conocida en East Blue, ya tendría más tiempo de conocerla e investigarla.

El Red Love Machine estaba atracado en una gruta al oeste de la isla, prefería atracar allí porque en el puerto podíamos exponernos a que viniese la marina o diesen la voz de alerta, un rato después bajé a la arena, esta era suave y fina, estaba fría todavía y las olas chocaban lentamente contra la orilla de la costa, me senté en el suelo y me puse a observar el mar.

Por fin me sentía libre, estaba cumpliendo un sueño y era echarme a la mar, seguro que el destino me depararía un montón de aventuras o descubrimientos interesantes…de pronto miré el barco y me quedé dubitativa “Un descubrimiento importante ha sido esta banda, gracias a ella podré encontrar mi destino en el mundo…” suspiré al pensar en eso y miré al cielo, ya se había aclarado completamente y ahora brillaba el sol.

Me levanté del suelo y me sacudí la arena, antes de ir a visitar a Crimson observaría un poco los lugares, uno de ellos fue una especie de acantilado que estaba a un par de minutos, y el otro fue un pequeño bosque, en él había todo tipo de plantas y animales raros que pocas veces eran vistos, aunque había algunos que eran bastante monos, sobre todo aquel árbol plagado de ardillas comiendo bellotas mientras miraban fijamente, eran monas pero a la vez aterrorizaban un poco…

Finalmente volví a la playa en la que estaba el barco y grité-¡Zarleeeeeet!-ahora tendría que esperar por mi capitán hasta que saliese para poder ir junto a Crimson, así que me senté de nuevo en la arena y me puse a esperar aburrida.

Tras un largo rato esperando por el me levanté, era extraño que no apareciese y más cuando ya habíamos quedado en eso, aunque la verdad no le había vuelto a ver desde la noche anterior… ¿le habría pasado algo?

Subí al barco de nuevo para ver donde estaba y llegué hasta su camarote, llamé a la puerta pero parecía que no había nadie así que decidí entrar, dentro no había nadie casi todas sus cosas estaban allí menos sus armas, hasta que me acerqué a su cama y vi una pequeña nota, la cogí y la leí. Su despedida, se había ido, mi cara se puso triste en ese momento y me senté de golpe en la cama ¿Por qué lo había hecho? Si apenas hacía dos días estaba bien, guardé la nota en mi bolsillo y decidí salir del barco, ojalá volviese pronto…

Más tarde comencé a caminar en dirección a la plaza y cuando tan solo estaba a unos metros de la entrada de esta pude ver a Crimson, así que le grité a medida que avanzaba-¡Crimson!

Se levantó del suelo, volviendo a quedar sentado, cuando escuchó al inconfundible voz de su pelirroja. Nunca había pensado que se alegraría tanto de escuchar aquella dulce voz, todavía la de una jovencita. Alzó la vista y la vio avanzar hasta él. No se equivocaba le habían... había crecido una barbaridad en ese tiempo. Aún le quedaba esa aura de inocencia que desprenden todas las chicas de su edad, pero se le notaba más madura que la vez que la conoció. Le trajo muy gratos recuerdos ese primer encuentro, sobretodo con ese final antes de entrar en el barco y conocer al resto de la tripulación. Sonrió al verla y se incirporó del todo. abrazándola fuertemente, apretujándola contra él. Sintió como se le aplastaban contra el pecho. No le importó, obviamente. Le dio un beso en la mejilla, muy cerca de la comisura de los labios. La soltó y le demostró al amplia sonrisa que tenía al verla otra vez.

-¿Y Zarlet? -le preguntó entonces- Bah, da igual, ya vendrá después el gatito, le hago un llama-cuelga y ya nos llamará para saber dónde estamos -siguió, sin esperar a su respuesta-. Si es que... Siempre tiene que hacerse esperar el cabrón. Incluso tú has llegado antes -se acercó a ella para fingir un susurro al oído-. Llámame loco, pero creo que se maquilla. ¿No te has fijado lo perfecto que lleva siempre ese cutis? Es sospechoso cuanto menos -murmuró muy convencido de su teoría. Seguro que a su amigo le habría encantado oírla y seguro que habría intentando desmentirla con alguna absurda razón. Independientemente de lo que diga él seguiría convencido de sus palabras. Pocas cosas le hacían cambair de idea o quitarse algo de la cabeza. Era tan decidido que a veces parecía obstinado.

Empezó a caminar a uno de los bares de la zona en el que previamente ya tenía preparado algunas sorpresas. Quería ver que tan bien se desenvolvían su segundo y su tercera al mando. Les haría unas pequeñas pruebas. Rió para dentro pensando en lo que les esperaba. En sus ojos se podía ver el fulgor rojo de las ganas que tenía de empezar.

Llegaron al bar que tenía Crimson en mente. Dentro habían un montón de luchadores, todos estereotipados, que practicaban distintas artes marciales. Al parecer ese día había un torneo de dónde saldría el mejor luchador del East Blue. Crimson no necesitaba participar para saber que ganaría. Su nivel actual era considerablemente alto, incluso en Grand Line. Aunque todavía muy lejos del que existía en Nuevo Mundo. Se preguntaba que nivel tendrían ellos. Se sentó en uno de los taburetes al lado de la barra. -Trae dos bourboun, con poco hielo, cortos -dijo levantando la mano para que le viese la camarera, que esta estaba bastante de buen ver, como poco. -Se giró un poco hacia ella y le preguntó -¿Tú quieres algo? -sonriente y bromeando irónico. Les trajo las dos copas y la spuso delante de ellos. Crimson hizo un sutil escáner de arriba a abajo. Rubia, alta, firme y prieta. No más de veintitrés años. Era su tipo. -Cuéntame, ¿qué tal te ha tratado mi segundo al mando en mi ausencia? Si se ha propasado contigo me lo puedes contar y lo pongo en su sitio -le comentó. Crimson siempre había sido muy sobreprotector con ella, como si se tratase de su hermanita, aunque claramente no la veía exactamente así. Quizás más como una hermanastra pequeña. Ese día no la trataría de forma tan protectora.

Me alegraba volver a verle de nuevo, tenerle ante mis ojos otra vez y no en el recuerdo de su ausencia. Cuando me acerqué a el le correspondí con un abrazo. Tarde o temprano sabía que volveríamos a vernos, aunque no con exactitud, pero es lo que se le suele llamar a la intuición femenina o instinto, y así fue.

Tras su pregunta yo no pude evitar quedarme en silencio y tocando mi bolsillo por la carta que Zarlet había dejado, tenía que contárselo ya que la banda no podía estar oficialmente sin un capitán, aunque esperaría un rato-Verás...-pero no me dio tiempo a terminar así que no quedaría más remedio que decirlo cuando tuviese un momento. Yo no paraba de reírme ante la teoría que él había creado sobre el rubio, aunque tenía un tanto de razón era extraño eso, me hubiera gustado que estuviese presente para escucharla juntos pero no pudo ser...

Finalmente comenzamos a caminar durante un buen rato hasta que llegamos a un bar, el recorrido no había durado mucho así que en cuanto cruzamos una esquina nos encontramos con el edificio de frente. Entré y vi el ambiente que se cernía sobre nosotros, era bastante apagado pero con mucho actividad, toda la gente que había eran hombres algunos ya superando la mediana edad y las pocas mujeres que había eran las camareras.

Empezaba a acostumbrarme a este tipo de lugares, sobre todo si Crimson iba conmigo porque ya sabía cómo era...aunque para mí tampoco era nada malo, o eso podía creer yo.

Después de que pidiera las dos copas yo pegué un sorbo de la mía escuchando atentamente lo que decía, tras unos segundos pensando detenidamente comencé a hablar-Me ha tratado bien como si fuese su hermana o alguien importante para el…-tomé una pausa para seguir hablando y saqué la carta-Mereces saber la verdad, Zarlet se ha ido, en este carta lo escribe el-dije pasándola por la mesa mientras mi mano se rozaba con la suya-Ahora… ¿Qué vamos hacer? Bueno, siempre podremos ir en su busca y pedirle una explicación mejor pero a saber en dónde estará, o mejor, siempre puedes volver a ser el capitán, estaríamos contentos de recibirte de nuevo.

Después me crucé de brazos y me eché hacia atrás y mirándole a los ojos le pregunté- Y tú, tanto tiempo fuera ¿No tienes nada que contar?-seguía bebiendo de mi copa mientras veía a la gente ir y venir de un lado a otro-¿Qué es lo que tienes pensado hacer hoy? 

Observó fijamente su copa. Le llamaba, le tentaba, le seducía, le decía "trágame". Ah, y la copa también parecía querer ser bebida, era una copa al fin y al cabo. Se preguntaba que qué sentiría las copas al ser bebidas. Quizás fuera como un beso húmedo de un desconocido nuevo cada vez. Debía de ser excitante y perturbador al mismo tiempo. Quizás sentía la misma sensación que él tenía cuando encandilaba a sus presas, las metía en su juego y formaban parte de él. Siempre era como la primera vez, siempre volvía a ser nuevo. Era como ir perdiendo la virginidad una y otra vez... Tenía que dejar de darle tantas vueltas a las cosas y beberse de una puta vez aquella copa.

Se la acercó a la copa boca y se la bebió lentamente, sintiendo en suave tacto del alcohol en su garganta y cómo una pequeña cantidad se evaporaba dentro de sí mismo. Tantos grados de alcohol era lo que tenía. Mientras lo degustaba escuchaba a Rose detenidamente, incluso demostrando esa falsa poca atención. Sus conocimientos como espía le hacían ser capaz de hacerlo de forma casi involuntaria. Siempre estaba atento a todo, oía cada detalle y extraía la síntesis necesaria para obtener la información requerida. -Así que se ha ido... -murmuró tras conocer lo que tenía que decir ella. Suspiró-. Nah, déjale, tendrá sus motivos. Probablemente parecidos a los míos. Ahora que sabía que yo volvía... Ha aprovechado la situación para tomar su propio camino durante un tiempo. Ya aparecerá. Además... un tío rubito, tormentoso -dijo en referencia a su fruta- y con el cutis tan perfecto siempre lleno de maquillaje no es fácil de ocultar precisamente. Ya lo encontraré y lo traeré de vuelta, a rastras si hace falta -dijo plenamente convencido de sus actos. Cosa que efectivamente pasó tiempo después. Dio otro sorbo a su vaso. Ya sólo quedaban los hielos en él. Pidió otra.

-Bueno... cómo contarte lo que he estado haciendo -comentaba mirándola fijamente con los ojos entrecerrados a esos dos penetrantes iris azules, que hacían un gran contraste con su mata pelirroja-, creo que sería más fácil si te lo demuestro -dijo mientras acercaba la mano a dónde se encontraban los mondadientes. Cogió uno y se lo entregó a ella para que viera que un palillo de madera normal, delicado y pequeño. Lo volvió a coger y aplastó la punta contra el vaso de cristal empujándolo con el pulgar. Primero lentamente y después con gran fuerza. Sin embargo éste ni se rompió, ni se clavó en la yema de su dedo. Sino que atravesó limpiamente el duro vidrio. Dejó tras de sí un hueco, apenas visible para un ojo corriente por lo fino que era, aunque podía notarse si pasabas el dedo por encima.

-Esto se conoce como Haki, Rose. En concreto, Haki de Armadura, es una fuerza que poseen todos los seres vivos que se basa en la ambición y en el espíritu de lucha de cada uno. Si lo usas sobre tu cuerpo creas una armadura invisible que recubre tu cuerpo y puede usarse para golpear. Si lo usas en objetos, estos se vuelven increíblemente duros. Ya has visto lo que ha hecho este simple palito -lo levantó y se lo entregó-. Tuve que irme por casi un año para aprender a usar esta habilidad. Te permite golpear logias y usuarios como si nunca hubieran comido una akuma no mi. También aprendí otras muchas cosas en mi viaje... -comentó, aunque sin decirle que en esa isla en dónde realizó su entrenamiento fue la primera vez que se había enamorado de alguien. En parte le avergonzaba aquello. No era precisamente mostrando sus sentimientos-. Quizás algún día te enseñe como usarlo.

-Y bueno... tengo para ti unas cuantas pequeñas pruebas. En realidad iban a ser para ti y para Zarlet, pero como te ha plantado tu pareja de baile, te tocará hacerlo tú sola. Como mi actual segunda al mando tengo que ver que estas capacitada. Ahora seguro que te sientes un poco mareada ¿cierto? Nunca te fíes de lo que bebas. Hay que estar un poco más atenta. La camarera te echó un pequeño alucinógeno justo en cuanto te despistaste. Bueno, ahora diviértete. Intenta perseguirme hasta la puerta. Si llegas en menos de un minuto pasas la prueba. Sino, más suerte para la próxima -concluyó sonriente, dejándola sentada en la barra. Caminó hasta la puerta y se dio media vuelta para observar si efectivamente ella conseguiría superar ese pequeño reto.

Escuché atentamente a Crimson, pero durante unos instantes algo extraño notaba en mi vista ¿Qué me estaba pasando? Dejé eso de lado y me volví a centrar en lo que me explicaba. Cuando escuché los hakis me interesó bastante esa información. Hace dos años Ajima me había hablado de ellos y los usaba pero nunca me aprendió a usarlos, quizás si volviese a encontrarlo me ayudase ya que en cierto modo me gustaría aprenderlos, aunque no por ahora.

Pero aprender los hakis no estaría mal, así me servirían como apoyo para intentar vencer a Aizen, mi padre, con tal de que sufriera, todo fuese por ver aquello en mis propias manos, pero…aún faltaba mucho para que ocurriese. Miré al suelo con la mirada triste y para mí misma murmuré-Algún día…

En cuanto mencionó la palabra “pruebas” mi mente empezó a funcionar de manera extraña y volví a prestar atención “¿Pruebas? No me gusta cómo suena eso, suena peligroso y más viniendo de él, pero tendré que hacer el esfuerzo…” Pensé suspirando.

A cada rato sentía algo extraño, como si todo a mí alrededor se moviese o se ondulase, cosa que no era muy seguido y eso me hacía sentir mejor. Pero con su pregunta, a la que respondí asintiendo con la cabeza todo comenzaba a tener sentido de lo que pasaba, “alucinógenos…agh…sabía que estaba loco pero no tanto” dije para mí misma agarrándome  al mostrador.

En cuanto él se alejó yo me bajé de la silla lentamente agarrándome a ella para no caerme, en verdad la puerta no estaba lejos pero por culpa de los efectos sí que lo parecía, todo a mi alrededor se tambaleaba, la gente que había estaba distorsionada y me miraban, yo hacía lo imposible para no llamar la atención pero no funcionaba. Cada vez que caminaba un paso notaba que todo se alejaba el doble. 30 segundos…Cada vez quedaba menos tiempo y yo seguía caminando agarrada a la barra. 20 segundos…Pero la barra se acabó y caí de rodillas con dificultad de levantarme. 10 segundos…finalmente conseguí ponerme en pie y empecé a avanzar. 5 segundos…y con paso aligerado conseguí llegar hasta su lado apoyándome en la pared débilmente para no caerme.

Pasé mi mano sobre mi frente y con la cabeza hacia arriba y suspiré, solté unas palabras pero en cuanto terminé frase una risa floja apareció-Te odiaré por esto…No puedo mantenerme de pie sin caerme…-dije moviendo mi cabeza de un lado a otro-Jajaja…estás borroso…-decía mientras movía mi mano a todos lados y abría bien los ojos, después de esto me agarré a su brazo para no seguir tambaleándome y le pregunté entre risas-¿Cual es...la siguiente...prueba?

Poco entendía lo que decía Crimson, aunque más o menos podía hacerme una idea...No era consciente de nada, aunque en el fondo me sentía aliviada. Me sentía como en una nube, ahora entendía a tanta gente que solían recurrir a "eso" y era normal ¿Por qué no lo habría probado antes? Aunque no era buena idea del todo, no estaba segura de como acabaría ese día si seguía de esa forma...

Poco a poco comencé a sostenerme de pie mientras me reía sola ¿Aquello eran ardillas en una mesa? Puede que sí o puede que no, no podía hacer nada contra los efectos de aquella alucinación. Escuché atentamente lo que me decía Crimson, con dificultad me enteré de algo pero era suficiente para saberlo.

Saqué mis dos espadas, estaban como más pesadas de lo normal, como si me costase levantarlas pero finalmente pude mantenerlas en alto. Si tenía que luchar no le decepcionaría. No distinguía muy bien el aspecto de aquellos hombres a pesar de estar cerca de ellos pero decidí hablar-Vengaa...¿Quien...es el más fueerte?-en ese momento se me escapó una risa que duró varios segundos.

Tras eso una especie de mujer se acercó, estaba segura de que era una por su aspecto aunque igual me engañaba a mi misma. Ante ella no vi ningún arma ¿lucharía a puños? Al parecer si. Alcé mis espadas tambaleándome un poco y corrí hacia ella para asestarle una serie de golpes cortantes profundos. Algunos los esquivo como si nada e incluso me los devolvió dejándome adolorida mientras me defendía. Esta chica hacía combos todo el rato hacia a mi y tras estar un buen rato defiéndome decidí contraatacar con un dial de rayo. La mujer no pudo esquivarlo así que le dio de lleno, aún así había reflectido en más gente dejando heridos.

Bajé mis espadas en señal de cansancio y jadeando, me sentía cansada ¿era normal? Después de eso tres hombres de los que me había hablado mi capitán. Los tres a la vez...eso era imposible, si ya me había costado con una en mi estado con tres no podría...

Los otros se parecían a la de antes, apenas tenían armas pero se les veía furiosos. Yo me eché un poco hacia adelante y con los ojos a medio abrir me lancé hacia ellos. Lancé unas ondas cortantes con mis espadas hacia los tres pero solo consiguieron rozar a uno, dos se avalanzaron contra mi lanzándome una especie de ondas de viento que me arrastraron contra una pared golpeándome fuertemente y provocándome algunas heridas superficiales. Llegué a un momento en el que comenzaba a ver con claridad mejor que antes, pues ahora iba a terminar ese combate.

De mi emergió un aura roja con un ser de energía, aún no poseía todas mis facultades pero la potencia con las que iban lanzadas podían rebanarlos por la mitad. Las ondas salieron disparadas en todas direcciones destruyendo parte del mobiliario del local e hiriendo a gente. Eso podría causarnos problemas. Me acerqué a la barra que parte de ella estaba en pie y eché mis manos a la cabeza-Agh...me duele la cabeza...-Observé a Crim, y vi que todavía quedaba un luchador en pie, este era grande y gordo, debía pertenecer a una clase de sumo-Deberíamos largarnos de aquí...Todo...me duele...

Veía como se desenvolvía la que ahora se convertiría su segunda al mando tras las partida de Zarlet de la banda. Lo hacía realmente bien pese a estar en esas condiciones tan lamentables por culpa de la pequeña pastilla de la risa que le había otorgado su alocado capitán. Crimson sonreía al verla en acción. También lo hacía al comprobar los efectos en ella. Era muy entrañable verla drogada. Rió por lo bajo, procurando que ella no se diese cuenta. Sabía que en el futuro buscaría vengarse por esa pequeña jugarreta que le había gastado.

La pelirroja venció a sus oponentes, no sin recibir daño por ello, pues a pesar de no ser monstruos estaban bastante por encima de la media. Vino tras derrotarlos hasta él, tambaleándose un poco y visiblemente adolorida. El local quedó arruinado, muchos de los muebles estaban esparcidos y destrozados. Menos mal que el capitán ya había pagado por los gastos. Eso no evitó que la camarera arrugase la frente en señal de enfado por todo los destrozos causado. Crimson le hizo un gesto con la mano para que se tranquilizase, recordándole que él ya se lo había advertido, aunque ciertamente no esperaba que fuera tan grande. Le pasó el brazo por encima del hombro, rodeándola. -Tranquila, nos iremos pronto -le dijo para calmarla-, aunque todavía nos queda uno -le señaló, dejando claro que el gordo todavía seguía en pie y se disponía a ir a por ellos-. Déjame éste a mi.

La soltó y se dirigió a por ese luchador, le esquivó con una pasmosa facilidad. Sabía exactamente a qué lugar iba a golpear, cómo iba a atacarle y cuáles eran sus intenciones en todo momento. Ese pobre infeliz no podría golpearle nunca. Crimson soltó un puñetazo hacia sus costillas y una patada baja al lateral de la rodilla. Le redujo el movimiento enormemente con esos golpes. Después desenfundó un cuchillo y se lo lanzó, clavándose en el pecho. Un alarido se escuchó en todo el local. -Bueno ya podemos irnos -le dijo mientras se daba la vuelta y fue junto a ella para sacarla del bar mientras la rodeaba por la cintura. Crimson siempre de tomaba muchas libertades. Era su carácter. Salieron.

-Tómate esta pastilla, hará que pase te pase más rápido el efecto -le comentó mientras le daba la pastilla. En parte le daba un poco de penilla. Todavía seguía siendo un cría después de todo. Empezaron a caminar por la ciudad mientras -A ver, Rose, te comento. Hay un pequeño torneo en esta isla, que es de dónde he sacado a esos mindundis. Pero claro, ellos son los que no lograron clasificarse. Así que... Os inscribí a ti y a Zarlet, pero al no estar él tendré que sustituirlo. Por eso te traigo aquí -le dijo finalmente haciendo una presentación de la tienda de disfraces a la que habían llegado, "El Bufón Sonriente" es como se llamaba. -Vamos dentro -y se entraron.

Dentro había toda clase de objetos y ropa curiosa, como poco. -Tenemos que buscar una peluca Rubia, lo suficientemente alboratada como para me parezca a Zarlet. Después tendrás que maquillarme para tener ese mismo cutis perfecto -le decía mientras se iba probando pelucas distintas, aunque ninguna era rubia. Cogió unas gafas rosas con forma de corazones en los ojos. -Mira, estas te quedan bien a ti -y se las puso-. A ver, ponme tu mirada más sexy y saca morritos -continuó entre risas- o también podrías ponerte esto -le pasó una boa de plumas de color rojo colocándose alrededor del cuello-. Con todas las cosas que hay aquí podemos montarnos una buena fiesta.

Noté su brazo sobre mi hombro, aunque el tacto era mínimo, pues estaba sumergida en lo profundo de mis pensamientos y maldiciendo todo a mi alrededor por eso que había tomado, no quería volver a saber de esa especie de sustancia, no pensaba que de tal calibre fuese.

Cuando se separó pude ver lo que le hizo a aquel hombre y como lo asesinó, me sobresalté ante aquel grito que me dejó perpleja durante unos segundos hasta que volvió. Puede que fuese valiente, pues así me consideraba yo desde hacía mucho tiempo hasta ese instante en el que mi corazón se hizo un nudo. En ese momento me di cuenta que la vida me deparaba muchas cosas, quizás demasiadas de las que todavía no tenía constancia o que no las había vivido todavía. Pero… ¿si no era capaz de ver como mataban a un hombre frente a mis ojos sería capaz de otras cosas? Esa duda solo hacía replantearme cosas sin sentido que flotaban por mi mente.

Giré mi vista hacia el suelo y observé el local lentamente. Estaba bastante destruido. Tras eso volví a fijar mi vista hacia Crimson y salimos de aquel lugar. Una vez fuera vi cómo me daba una especie de pastilla para que se me pasase más rápido el efecto. La cogí y la miré, no sabía si fiarme del aunque fuese mi capitán sobre todo por lo que me había dicho anteriormente y tenía razón. Era una ingenua, debía ser más desconfiada de todo, parecía dar una imagen de inocencia que yo no quería. Tomé la pastilla de su mano rozando su tacto con el mío y me la tomé de golpe, por raro que fuese no tenía sabor alguno.

Comenzamos a caminar y escuché todo lo que decía, parecía importante pero con cara de asombro me quedé cuando mencionó lo del torneo. Cada vez me impresionaba más este hombre. En ese momento pensé en Zarlet y miré al cielo, suspiré ¿por qué las cosas tenían que ser tan complicadas? Nunca lo entendería…

Al cabo de un rato llegamos a una tienda con un cartel que la identificaba muy bien, entramos y siguió dándome explicaciones de lo que debíamos hacer. Cuando mencionó que tenía que disfrazarle de Zarlet no pude evitar reírme, no sería difícil aunque para que coincidiesen habría alguna que otra dificultad. Observando los estantes había todo tipo de cosas interesante, objetos extraños y graciosos. Crimson agarró unas gafas en forma de corazón y me las puso, me miré a un espejo y me veía muy graciosa con ellas y como pidió le puse los morritos más sexys que tenía sin evitar parar de reírme, la boa de plumas también la puso alrededor de mi cuello y me quedaba muy bien, parecía una actriz reconocida.

Tras eso me quité la boa y se la puse al alrededor de su cuello suavemente-A ti también te queda de maravilla, yo creo que con unas poses sexys te intentan violar-dije riendo y guiñando un ojo. Me alejé un momento de él y fui a por un taburete, lo puse a su lado y me coloqué detrás de él agarrándole de los hombros y sentándole, mientras le susurré al oído-Voy a buscar un poco de maquillaje y una peluca, ahora vuelvo.

Me separé de aquel pasillo y llegué a uno en el que había un montón de maquillaje, cogí el primer estuche con más colores y fui hasta otro pasillo en el que había todo tipo de pelucas, desde largas hasta cortas y de todos los colores. Fui mirando una por una y finalmente encontré la adecuada, tenía los mechones parecidos a los de Zarlet aunque era un poco más clara de lo normal. Después volví hacia el sonriendo y cogí otro taburete para sentarme enfrente. Me acerqué a él y le dije-Cierra los ojos.

Puse mi mano sobre su mejilla y con una brocha de polvos de maquillaje comencé a pasárselo por la cara, hasta recubrirlo todo, incluso remarcando sus ojos. Tras eso me levanté y con la peluca le recogí un poco su cabello dejándola bien enmarcada. Ahora sí que parecía una copia de Zarlet…

Agarré un espejo y me puse enfrente a él mirándole a los ojos y con una sonrisa le enseñé su nuevo aspecto -Abre los ojos... ¿que te parece?

-"Hay que ver con las tías buenas, todo les queda bien" -pensó al verla vestida así y poner esas poses sexys para Crimson. Se lo pasaba bien con esa chica y no sólo porque fuese pelirroja. Realmente siempre se divertía con "su Sweety". -Seguro que tu serías la primera en la fila para devorarme -le contestó bromeando-. Quizás tengo que cuidarme de no provocarte mucho, que el barco el muy chico y no tendría a dónde escapar -continuó soltando una pequeña risa-. Aunque visto por otra parte... Quizás tampoco sea tan mala idea -sugirió. En su voz denotaba un leve gesto de picardía.

Se alejó y trajo rápidamente un taburete, Le sentó en él.Volvió a marcharse para traer todas las cosas necesarias para obrar su magia en la cara de Crimson  que se pareciera así a Zarlet. Esperó pacientemente penando en cómo quedaría él de rubio. Siempre había pensado que todos los rubios eran mala gente. Después del conocer a Zarlet, lo confirmó. Pese a ello era su hombre de confianza y si había decidido marcharse tendría sus motivos. En un futuro no demasiado lejano descubriría de que se trataba. No tardó en venir para empezar con su tratamiento facial. Cerró los ojos.

Era extraño. Nunca había sido maquillado. La sensación era rara. Sentía que si se reía mucho se iría a la mierda todo el maquillaje. Finalmente le puso la peluca y le trajo un espejo. -JAJAJAJAJAJAJA- No pudo evitar soltar una risotada al verse en el reflejo. ¡Era clavado! No se imaginaba que las dotes de su navegante y, por entonces, tercera al mando iban a ser tan descomunalmente buenas. Ladeó la cabeza y se miró los dos perfiles. Costaba creer que se pareciese tanto. Ahora entendía que fuera para él su modelo a seguir. Aunque Crimson con la boa se veía algo más afeminado. Mejor, así entraría más en  -Joder, Rose, deberías plantearte muy seriamente lo de ser maquilladora profesional. Este talento tuyo podría resultarnos muy útil en caso de que queramos infiltrarnos -le dijo después, un poco más serio-. Lo único malo de todo esto es que ahora soy bastante menos guapo -comentó suspirando-, snif, snif -como si de verdad le importase. Se levantó del sitio y cogió de la mano a Rose, para llevarla de vuelta hasta el mostrador para pagar por la peluca. Dejó un billete con el suficiente dinero como para pagar con todo lo usado y se marcharon en dirección al Coliseo.

-Verás... -dijo- A los que te enfrentaste antes eran sólo unos simples aficionados, por eso te drogué, para que así al menos estuviera un poco más igualado. Ellos en el torneo no pasaron ni de la fase de clasificatorias. Aunque creo que tú tienes muchas posibilidades de llegar a la final. Después de todo eres parte de Sons of Anarchy -le dijo rodeándola con el brazo por detrás de su fino cuello y atrayéndola más hacia él-. De verdad, Rose, cada día me sroprendes más. Creo que puedes llegar muy lejos... Creo que te has ganado suficiente galones como para convertirte en mi segunda al mando y en capitana en caso de que yo no esté -sentenció, casi a modo de predicción, pues poco después de eso Crimson dejaría la banda durante un tiempo. Tiempo en el que ella se volvería un de los cuantro Yonkaikyo, ganando así bastante fama, igual que el resto de los Hijos de la Anarquía.

Llegaron hasta el coliseo, que no era tan excesivamente grande como los de otras partes del mundo, pero tenía un tamaño considerable. En la entrada dijo sus nombres, aunque mintió sobre el suyo obviamente, y se adentraron en el mayor torneo de Fighter Island. Era simple, era un torneo por eliminación, un total de ocho participantes y tres combates por superar para alzarse con el trono y un suculento premio en metálico. -Rose, creo que te toca a ti primero. Espero verte en la final. Anda, ve -le dijo finalmente mientras la empujaba ligeramente por las lumbares hacia fuera.