Issei Hayate
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Issei alzó su taza de té y le dio un sorbo. No era su bebida favorita, pero tampoco se quejaba. Echó un terrón de azúcar más y removió la infusión para deshacerlo, deseando acabar cuanto antes. Le habían encargado a una agente para interrogarla sin que se diera cuenta, empleando sus poderes. La orden había venido de arriba, así que sus manos estaban atadas y no le quedaba otra que obedecer. Sabía que era necesario para la seguridad de la organización, pero mirar los pensamientos y recuerdos de alguien era atentar contra su intimidad. En su opinión no se debía hacer sin un motivo de peso, pues la mente de una persona guardaba sus secretos y deseos más inconfesables. En teoría aquello no iba a ser un interrogatorio, si no una simple reunión en que Issei "reclutaría" a Haine para una misión que llevarían a cabo varios días después tras comprobar que encajaba en el perfil. Por supuesto, era todo una farsa. Había una misión, pero no era necesario hacer ningún reclutamiento. Él mismo podría haberse encargado de ella solo.
- Este té sigue sin convencerme - murmuró, con un suspiro.
Estaba en una sala grande y luminosa, con grandes ventanales adornados con cortinas blancas de bordado azul celeste. Era en el último piso de uno de los edificios más altos de la ciudad, que además se situaba en uno de los puntos más elevados de esta, algo antes de los muelles de Galley La. La estancia tenía una decoración bastante particular: del techo colgaba una lámpara de araña de bronce de la que salían un montón de velas falsas con bombillas en la punta. Además de eso, las sillas eran elaboradas, con formas sinuosas y bastante mullidas y cómodas. En la sala además de eso había una mesita pequeña con ruedas para el té; una mesa más grande, circular y con un mantel blanco de encaje, frente a la cuál estaba Issei y un sofá en el fondo de la estancia. También había un armarito de cristal con cubertería y vajilla, además de una neverita, un microondas y una despensa.
El agente estaba vestido con una camisa azul marino y una corbata negra un poco particular, con pájaros dibujados. En un perchero en la entrada reposaba una americana y un sombrero negro con una banda amarilla. Colocó el té en el plato y lo alejó un poco de sí. Definitivamente aquel no le había gustado. No volvería a probar tés raros; se conformaría con el de toda la vida. Pero tenía una forma de quitarse aquel sabor de la boca. Con una sonrisa golosa y relamiéndose los labios, se remangó el brazo derecho y abrió el compartimento secreto de su mini-nevera. Ser un cyborg tenía sus ventajas. Sacó una barrita de avellanas, lo cerró y volvió a subirse la manga. Entonces comenzó a devorarla a grandes mordiscos con una expresión de placer. Estaba deliciosa... las avellanas eran su debilidad. Entonces se le ocurrió una idea... ¿habría chocolate con avellanas en la nevera? Sólo de imaginarse comiéndolo tuvo que contener las babas.
- Este té sigue sin convencerme - murmuró, con un suspiro.
Estaba en una sala grande y luminosa, con grandes ventanales adornados con cortinas blancas de bordado azul celeste. Era en el último piso de uno de los edificios más altos de la ciudad, que además se situaba en uno de los puntos más elevados de esta, algo antes de los muelles de Galley La. La estancia tenía una decoración bastante particular: del techo colgaba una lámpara de araña de bronce de la que salían un montón de velas falsas con bombillas en la punta. Además de eso, las sillas eran elaboradas, con formas sinuosas y bastante mullidas y cómodas. En la sala además de eso había una mesita pequeña con ruedas para el té; una mesa más grande, circular y con un mantel blanco de encaje, frente a la cuál estaba Issei y un sofá en el fondo de la estancia. También había un armarito de cristal con cubertería y vajilla, además de una neverita, un microondas y una despensa.
El agente estaba vestido con una camisa azul marino y una corbata negra un poco particular, con pájaros dibujados. En un perchero en la entrada reposaba una americana y un sombrero negro con una banda amarilla. Colocó el té en el plato y lo alejó un poco de sí. Definitivamente aquel no le había gustado. No volvería a probar tés raros; se conformaría con el de toda la vida. Pero tenía una forma de quitarse aquel sabor de la boca. Con una sonrisa golosa y relamiéndose los labios, se remangó el brazo derecho y abrió el compartimento secreto de su mini-nevera. Ser un cyborg tenía sus ventajas. Sacó una barrita de avellanas, lo cerró y volvió a subirse la manga. Entonces comenzó a devorarla a grandes mordiscos con una expresión de placer. Estaba deliciosa... las avellanas eran su debilidad. Entonces se le ocurrió una idea... ¿habría chocolate con avellanas en la nevera? Sólo de imaginarse comiéndolo tuvo que contener las babas.
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Así que al fin la reclutarían para su primera misión. Después de años de dolor físico y psicológico en el que la chica había perdido su inocencia...sí acaso todavía le quedaba algo de eso después de la vida que había llevado. Quizá eso era precisamente lo que hacía que la chica de cabellos azabaches sintiera...¿Nervios? Era una emoción que nunca antes había experimentado. Nunca había estado alterada o preocupada durante el entrenamiento. Ni siquiera cuando el hombre que se ocupaba de supervisarla se aprovechaba de la situación de la chica para desfogarse con ella, tanto sexualmente como a base de atarle los brazos con una soga a una de las varas que empleaba para hacer dominadas con intención de azotarla repetidas veces, al haber tenido una discusión con su mujer, un mal día en el trabajo...Daba igual, la cuestión era que el se desahogara y ella no se quejara. Lo increíble era que incluso en esos momentos en los que el látigo estaba a escasos centímetros de golpear su pálida piel, dejándola en carne viva, nunca tembló ni soltó una lágrima. Eso era algo que solo podía hacer cuando quedaba sola.
Sabiendo eso, ¿de qué tenia miedo? Tal vez sea precisamente por haber aguantado todo aquello. Si no era reclutada, si no la aceptaban en la Cipher Pol, todo su sufrimiento y humillación habrían sido en vano. Solo le quedaría la opción de volver a casa y aceptar lo impuesto por su madre. Casarse para enriquecer aún más la casa de la que provenía y convertirse de por vida en una muñeca...Aunque eso era ella en ese instante, una muñeca cuyo destino estaba en manos de otro. Pero, ¿qué podía hacer si no? ¿Huir? Su padre era un miembro del CP de bastante renombre, ser encontrada era demasiado fácil y ella no podría luchar contra el gobierno...Viendo su situación, solo le quedaba rendirse a los caprichos de su madre o suicidarse.
Pero para que eso sucediera, primero debería atravesar las puertas de madera que se alzaban frente a ella y perder aquella "batalla", algo que no pensaba permitir. La chica respiró hondo y se aseguró de que su ropa estuviera bien colocada, así como su negro cabello, que se encontraba recogido en dos coletas que caían por delante de su torso, sujetas por dos gomas de pelo amarillas. La chica lucía en aquel momento un uniforme similar al de una chica de preparatoria, compuesto por una blusa blanca con un lazo rojo en el cuello, una americana negra y una falda color ultramar que llegaba hasta la mitad del muslo de la chica. Sus piernas se encontraban ocultas con unas medias opacas de color negro, al igual que su ojo izquierdo estaba oculto por su cabello. "Vamos, no es de buena educación hacer esperara." Se dijo a sí misma antes de llamar a la puerta, pidiendo permiso para entrar. Tras aquello espero respuesta y abrió la puerta cuando le dieron permiso para adentrarse en la pintoresca habitación.
Sabiendo eso, ¿de qué tenia miedo? Tal vez sea precisamente por haber aguantado todo aquello. Si no era reclutada, si no la aceptaban en la Cipher Pol, todo su sufrimiento y humillación habrían sido en vano. Solo le quedaría la opción de volver a casa y aceptar lo impuesto por su madre. Casarse para enriquecer aún más la casa de la que provenía y convertirse de por vida en una muñeca...Aunque eso era ella en ese instante, una muñeca cuyo destino estaba en manos de otro. Pero, ¿qué podía hacer si no? ¿Huir? Su padre era un miembro del CP de bastante renombre, ser encontrada era demasiado fácil y ella no podría luchar contra el gobierno...Viendo su situación, solo le quedaba rendirse a los caprichos de su madre o suicidarse.
Pero para que eso sucediera, primero debería atravesar las puertas de madera que se alzaban frente a ella y perder aquella "batalla", algo que no pensaba permitir. La chica respiró hondo y se aseguró de que su ropa estuviera bien colocada, así como su negro cabello, que se encontraba recogido en dos coletas que caían por delante de su torso, sujetas por dos gomas de pelo amarillas. La chica lucía en aquel momento un uniforme similar al de una chica de preparatoria, compuesto por una blusa blanca con un lazo rojo en el cuello, una americana negra y una falda color ultramar que llegaba hasta la mitad del muslo de la chica. Sus piernas se encontraban ocultas con unas medias opacas de color negro, al igual que su ojo izquierdo estaba oculto por su cabello. "Vamos, no es de buena educación hacer esperara." Se dijo a sí misma antes de llamar a la puerta, pidiendo permiso para entrar. Tras aquello espero respuesta y abrió la puerta cuando le dieron permiso para adentrarse en la pintoresca habitación.
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Finalmente las puertas se abrieron, y la agente entró. Issei dejó la barrita de avellanas sobre la mesa y le sonrió amablemente. A pesar de su aspecto de colegiala, la reconoció como Haine. La verdad es que era bastante mona, y parecía más o menos de su edad. ¿Y si la invitaba luego a tomar algo por ahí? "Issei, no te dejes llevar. Mezclar ocio y trabajo no es buena idea." A parte... le daba cierto miedo mantener contacto físico con otras personas. Su cuerpo cyborg estaba bien disimulado, pero no quería mostrarlo a nadie. Era casi como reconocer que era un tullido. El joven aun estaba aprendiendo a vivir con su nuevo cuerpo, y le costaba aun asumir que no se recuperaría nunca. Ahora dependía de sus implantes robóticos para hacer vida normal, y para sobrevivir en general. En la explosión su cuerpo había quedado totalmente destrozado, e incluso había perdido trozos enteros de este. Pero en fin, no era el momento de andar con lamentos. Se apresuró a levantarse, y le separó la silla a la chica para que se sentara. Al fin y al cabo, le habían educado para ser un perfecto caballero.
- Bienvenida, señorita Kodoku. Mi nombre es Issei Hayate, del CP 3 - dijo, tendiéndole la mano amistosamente - ¿Desea un té, un café o algo? Tenemos un poco de todo.
Al decir esto último, señaló a la despensa y la nevera. En cuanto le hubiese dicho lo que quería, se acercaría a ver si tenían y se lo serviría. A continuación se sentó y cogió la barrita de avellanas, dándole otro mordisco. Después de aquello, iría a comprar chocolate con avellanas, decidido. Aquellas barritas eran deliciosas, pero con chocolate todo mejora. En fin, tocaba ir empezando aquello, que cuanto antes terminaran, mejor. Miró a Haine y activó su akuma, mirándola a los ojos. Al instante percibió una sensación en ella, ¿nervios? Volvió a sonreírle, amistosamente y le dijo:
- Tranquila, no tienes que preocuparte por nada. Esta reunión es una mera formalidad - mintió.
La situación era seria, pero una mentira piadosa no haría mal. Por mucho que fuese un interrogatorio, con su habilidad no tenía por qué hacer que fuese algo desagradable. Procuraría que la chica se sintiese a gusto mientras durara. Se acomodó en la silla, observando sus reacciones y atenta a sus pensamientos y emociones. "Me toca simular que esto es una situación normal y corriente." Sacó una carpeta en la que apoyó una hoja, y tras coger un bolígrafo volvió a mirarla.
- Bien, vayamos empezando por lo básico. Dime tu nombre completo, lugar de procedencia y progenitores.
Con aquello comenzaría a obtener datos sobre ella. Pensamientos pasajeros que irían dándole información sobre su personalidad, pasado, tal vez objetivos... Sólo tenía que estar atento.
- Bienvenida, señorita Kodoku. Mi nombre es Issei Hayate, del CP 3 - dijo, tendiéndole la mano amistosamente - ¿Desea un té, un café o algo? Tenemos un poco de todo.
Al decir esto último, señaló a la despensa y la nevera. En cuanto le hubiese dicho lo que quería, se acercaría a ver si tenían y se lo serviría. A continuación se sentó y cogió la barrita de avellanas, dándole otro mordisco. Después de aquello, iría a comprar chocolate con avellanas, decidido. Aquellas barritas eran deliciosas, pero con chocolate todo mejora. En fin, tocaba ir empezando aquello, que cuanto antes terminaran, mejor. Miró a Haine y activó su akuma, mirándola a los ojos. Al instante percibió una sensación en ella, ¿nervios? Volvió a sonreírle, amistosamente y le dijo:
- Tranquila, no tienes que preocuparte por nada. Esta reunión es una mera formalidad - mintió.
La situación era seria, pero una mentira piadosa no haría mal. Por mucho que fuese un interrogatorio, con su habilidad no tenía por qué hacer que fuese algo desagradable. Procuraría que la chica se sintiese a gusto mientras durara. Se acomodó en la silla, observando sus reacciones y atenta a sus pensamientos y emociones. "Me toca simular que esto es una situación normal y corriente." Sacó una carpeta en la que apoyó una hoja, y tras coger un bolígrafo volvió a mirarla.
- Bien, vayamos empezando por lo básico. Dime tu nombre completo, lugar de procedencia y progenitores.
Con aquello comenzaría a obtener datos sobre ella. Pensamientos pasajeros que irían dándole información sobre su personalidad, pasado, tal vez objetivos... Sólo tenía que estar atento.
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Nada más entrar a la sala, el hombre que la entrevistaría para la misión a la que iba a ser asignada se presento de forma amistosa al tiempo que le tendía la mano, saludo al que ella correspondió estrechándole la mano al tiempo que sonreía amablemente. De algo le habrían de servir las clases de protocolo que su "amable y cariñosa" madre le había obligado a tomar durante tantos años. -Encantada de conocerle, Issei-san.- Respondió la chica antes de tomar asiento en una de las sillas que se encontraban en frente de su superior, manteniendo una postura educada, con la espalda recta y la cabeza alta, mientras apoyaba las manos en su regazo, esperando a que la entrevista comenzara. Aunque no esperaba que el caballero frente a ella tuviera la amabilidad de primero ofrecerle algo para que se sintiera a gusto. "Vaya...No sabía que también existieran personas amables." Pensó antes de pedir educadamente que le pusiera una taza de té verde.
Una vez el joven le trajera la taza con el té todo comenzaría, así que sería mejor ir lo importante cuanto antes. Mientras ella daba un sorbo a la taza, Issei saco una papel para apuntes y un bolígrafo para anotar lo que ella fuera diciendo. Aunque, en verdad no esperaba que lo primero que fuera a preguntarle fuera su nombre y su procedencia. Después de todo, eran datos que la agencia debía tener ya en su base de datos...Aunque también podía ser purra formalidad que el agente estaba obligado a mantener.
La chica contestó a la pregunta con un tono neutro, sin mostrar en sus palabras ni alegría ni desprecio. Aunque realmente no le agradaba nada pensar en su familia, su hogar, o su propio nombre. -Mi nombre es Kodoku Haine, procedo de una isla del West Blue, de nombre "Haruka". Mis padres son Naomi Kodoku...y Hotaru Kodoku, quien es un miembro de la Cipher Pol.-
"Aunque eso no es del todo cierto..." Pensó la chica, recordando la primera vez que alguien le preguntó su nombre. La verdad era que en su registro de nacimiento, si acaso tenía alguno, no debía haber ningún nombre escrito, solo un número, una palabra del vocabulario científico...Pero no un nombre. Ella no tenía uno, ya que no lo necesitaba. Solo había sido engendrada como un objeto..un utensilio para mantener vivo a su hermano, el primogénito de la familia que murió cuando ella apenas tenía cuatro años. Sin embargo, no podía vivir sin un nombre, ¿verdad? Entonces no quedaba más opción que elegir ella uno. Y cuando le preguntaron por primera vez, el nombre "Haine" salió de su boca con total naturalidad. ¿Qué significaba? Cualquiera pensaría que era un nombre peculiar y bonito, con un significado igual de bello, aunque la verdad oculta tras este era distinta. Haine, era la forma de escribir en otro idioma la palabra "odio", aunque ella cambio la pronunciación para que nadie más lo supiera. ¿Qué razón tenía para nombrarse a sí misma como "odio"? Las palabras de su madre resonaban en su cabeza una y otra vez: "No te queremos, eres una molestia, solo traes dolor, eres una niña odiada." Entonces, ¿qué mejor nombre para ella?
Ese y otros recuerdos dolorosos pasaron por su mente fugazmente, en lo que a ella le pareció una eternidad: Su madre gritando otra vez por las quejas de los profesores al no conseguir que ella se dejara usar, las palizas, la espalda de su padre siempre indiferente que nunca se digno a mirarla a la cara, las escasas raciones de comida con las que debía resistir...Escenas se repetían en su cabeza una y otra vez, sin embargo, no era momento de pensar en aquello. Estaba en una entrevista para empezar su trabajo, el cual era un paso para llegar a una nueva vida, lejos de aquello que había aguantado hasta entonces.
Una vez el joven le trajera la taza con el té todo comenzaría, así que sería mejor ir lo importante cuanto antes. Mientras ella daba un sorbo a la taza, Issei saco una papel para apuntes y un bolígrafo para anotar lo que ella fuera diciendo. Aunque, en verdad no esperaba que lo primero que fuera a preguntarle fuera su nombre y su procedencia. Después de todo, eran datos que la agencia debía tener ya en su base de datos...Aunque también podía ser purra formalidad que el agente estaba obligado a mantener.
La chica contestó a la pregunta con un tono neutro, sin mostrar en sus palabras ni alegría ni desprecio. Aunque realmente no le agradaba nada pensar en su familia, su hogar, o su propio nombre. -Mi nombre es Kodoku Haine, procedo de una isla del West Blue, de nombre "Haruka". Mis padres son Naomi Kodoku...y Hotaru Kodoku, quien es un miembro de la Cipher Pol.-
"Aunque eso no es del todo cierto..." Pensó la chica, recordando la primera vez que alguien le preguntó su nombre. La verdad era que en su registro de nacimiento, si acaso tenía alguno, no debía haber ningún nombre escrito, solo un número, una palabra del vocabulario científico...Pero no un nombre. Ella no tenía uno, ya que no lo necesitaba. Solo había sido engendrada como un objeto..un utensilio para mantener vivo a su hermano, el primogénito de la familia que murió cuando ella apenas tenía cuatro años. Sin embargo, no podía vivir sin un nombre, ¿verdad? Entonces no quedaba más opción que elegir ella uno. Y cuando le preguntaron por primera vez, el nombre "Haine" salió de su boca con total naturalidad. ¿Qué significaba? Cualquiera pensaría que era un nombre peculiar y bonito, con un significado igual de bello, aunque la verdad oculta tras este era distinta. Haine, era la forma de escribir en otro idioma la palabra "odio", aunque ella cambio la pronunciación para que nadie más lo supiera. ¿Qué razón tenía para nombrarse a sí misma como "odio"? Las palabras de su madre resonaban en su cabeza una y otra vez: "No te queremos, eres una molestia, solo traes dolor, eres una niña odiada." Entonces, ¿qué mejor nombre para ella?
Ese y otros recuerdos dolorosos pasaron por su mente fugazmente, en lo que a ella le pareció una eternidad: Su madre gritando otra vez por las quejas de los profesores al no conseguir que ella se dejara usar, las palizas, la espalda de su padre siempre indiferente que nunca se digno a mirarla a la cara, las escasas raciones de comida con las que debía resistir...Escenas se repetían en su cabeza una y otra vez, sin embargo, no era momento de pensar en aquello. Estaba en una entrevista para empezar su trabajo, el cual era un paso para llegar a una nueva vida, lejos de aquello que había aguantado hasta entonces.
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Ella correspondió a su cortesía en todo momento con un trato perfectamente refinado, casi medido. Demasiado... ¿artificial? En fin, mejor no darle importancia. Pronto lo averiguaría todo sobre ella, quisiese o no. Tras servirle el té y prepararse otra taza para él mismo (quién sabía, igual ese estaba bueno), se dispuso a ponerse al trabajo. Haine mencionó las cosas en un tono neutro e indiferente, pero la voz le vacilo al hablar de su padre. A Issei no se le escapó aquel detalle. También podía notar en su mente que estaba inquieta. A continuación, una serie de recuerdos comenzaron a asomar a su mente. El agente se dio cuenta de que si no comenzaba a escribir se notaría mucho que algo pasaba, y comenzó a hacerlo sin quitarle la vista de encima, disimulando.
- Así que Hotaru Kodoku... Cipher Pol 6, si no recuerdo mal - comentó, como para romper el hielo.
La garganta se le hizo un nudo y no fue capaz de seguir hablando al ver lo recuerdos que asomaban en torrente a la mente de la chica. Despreciada por sus padres, sin nombre, sin conocer el amor ni el aprecio... Las palizas, los malos tratos, el hambre. Por un instante, las lágrimas estuvieron a punto de asomar al rostro del agente, pero este se las apañó para mantenerse frío e impertérrito. Como buen espía le habían entrenado para mentir perfectamente, nunca mostrar sus sentimientos y fingir otros. Siguió mostrando una sonrisa amable, odiándose a si mismo profundamente por no hacer nada más por aquella pobre alma desgraciada. Sintió la imperiosa necesidad de abrazarla y tratar de al menos mostrarle lo que era recibir el cariño de otra persona... pero tan sólo se mantuvo quieto, sin hacer nada. Fingió escribir algo más, y dijo:
- Bien, pasemos a otros temas. Intentaré agilizar esto, como te he dicho es una mera formalidad.
Necesitaba relajarse, o pronto se notaría su angustia. Por bien entrenado que estuviera, no era de piedra, y no era una mala persona. "A veces me pregunto por qué me han reclutado para el CP. No tengo carácter para ser un asesino... dejé escapar a Yumi en lugar de acabar con ella o arrestarla. Y ahora me cuesta realizar un simple interrogatorio únicamente porque temo ver su sufrimiento." Dejó la carpeta con la ficha en la mesa, y se levantó, cogiendo su té. Caminó por la estancia para despejarse un poco, y le dio un sorbo. Este no sabía tan mal... aunque incluso el mejor sabor del mundo se le habría amargado en aquel momento. "¿Deber o moral? Agh... me siento hecho un lío." Continuaba vigilando disimuladamente a la chica, sin dejar de escucharla. No debía notarse que la miraba todo el rato, pero tampoco debía dejar de hacerlo. El truco estaba en desviar la mirada durante cortos períodos de tiempo.
- En fin, Haine... ¿puedo llamarte Haine-chan? Vayamos al grano. ¿Cuál es tu meta como miembro del Cipher Pol? ¿Qué te ha llevado a desear unirte? ¿Tiene algo que ver con tu padre?
Dio otro sorbo al té. "Se fuerte, Issei. No debes dejar traslucir tus sentimientos." Seguramente la peor parte vendría ahora, y debía estar listo para que no se le notara si le afectaba.
- Así que Hotaru Kodoku... Cipher Pol 6, si no recuerdo mal - comentó, como para romper el hielo.
La garganta se le hizo un nudo y no fue capaz de seguir hablando al ver lo recuerdos que asomaban en torrente a la mente de la chica. Despreciada por sus padres, sin nombre, sin conocer el amor ni el aprecio... Las palizas, los malos tratos, el hambre. Por un instante, las lágrimas estuvieron a punto de asomar al rostro del agente, pero este se las apañó para mantenerse frío e impertérrito. Como buen espía le habían entrenado para mentir perfectamente, nunca mostrar sus sentimientos y fingir otros. Siguió mostrando una sonrisa amable, odiándose a si mismo profundamente por no hacer nada más por aquella pobre alma desgraciada. Sintió la imperiosa necesidad de abrazarla y tratar de al menos mostrarle lo que era recibir el cariño de otra persona... pero tan sólo se mantuvo quieto, sin hacer nada. Fingió escribir algo más, y dijo:
- Bien, pasemos a otros temas. Intentaré agilizar esto, como te he dicho es una mera formalidad.
Necesitaba relajarse, o pronto se notaría su angustia. Por bien entrenado que estuviera, no era de piedra, y no era una mala persona. "A veces me pregunto por qué me han reclutado para el CP. No tengo carácter para ser un asesino... dejé escapar a Yumi en lugar de acabar con ella o arrestarla. Y ahora me cuesta realizar un simple interrogatorio únicamente porque temo ver su sufrimiento." Dejó la carpeta con la ficha en la mesa, y se levantó, cogiendo su té. Caminó por la estancia para despejarse un poco, y le dio un sorbo. Este no sabía tan mal... aunque incluso el mejor sabor del mundo se le habría amargado en aquel momento. "¿Deber o moral? Agh... me siento hecho un lío." Continuaba vigilando disimuladamente a la chica, sin dejar de escucharla. No debía notarse que la miraba todo el rato, pero tampoco debía dejar de hacerlo. El truco estaba en desviar la mirada durante cortos períodos de tiempo.
- En fin, Haine... ¿puedo llamarte Haine-chan? Vayamos al grano. ¿Cuál es tu meta como miembro del Cipher Pol? ¿Qué te ha llevado a desear unirte? ¿Tiene algo que ver con tu padre?
Dio otro sorbo al té. "Se fuerte, Issei. No debes dejar traslucir tus sentimientos." Seguramente la peor parte vendría ahora, y debía estar listo para que no se le notara si le afectaba.
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-Bueno, creo que la razón es algo bastante obvio, Issei-san.- Respondió la chica de cabello azabache, con un tono tan alegre que casi parecía doler por dentro, aunque su apariencia exterior no mostrara nada de eso. -Después de todo mi padre es un miembro del Cipher Pol. ¿Qué podría ser a parte de querer ser igual que él? Quiero volverme una persona fuerte que proteja a los que lo necesiten.- Cualquiera que la escuchara hablar diría algo así como: "Que gran motivo, seguramente lo logres" o alguna frase por el estilo. Sin embargo, su bonito discurso, en el que había sonado tan convencida de sus palabras, no era más que meras frases improvisadas, elegidas según la situación en la que se encontraban. ¿Qué mejor forma de entrar en una compañía que haciendo la pelota al que iba a contratarla? A parte de aprovechando contactos, claro, pero eso ya lo estaba haciendo.
Entonces....¿Cuál era su verdadero motivo? "Quiero escapar...No me importa como, no me importa vender mi cuerpo y alma...Lo único que quiero es dejar de ser su muñeca..." Aunque...más que muñeca...se podría decir que ella era el cupón "premiado" de su madre, el cual entregaría a una persona poseedora de una enorme riqueza. Sí...su familia se enriquecería a cambio de que ella se casara con un hombre que no conocía y que seguramente la tratara igual o peor que sus maestros..."Por eso...no me importo ese sufrimiento..." La verdadera razón de que se uniera al CP no fue más que un trato hecho con su madre para evitar su compromiso, asegurando que conseguiría gran prestigio para ella como agente del gobierno y que si fallaba, aunque solo fuera una vez regresaría a casa y aceptaría su "destino".
Pero...¿Cómo iba una chica escuálida y sin preparación física entrar en el CP? Bueno...ya se había ocupado de conseguir a un maestro personal, compañero de su padre, a quien sedujo y le ofreció su cuerpo para que lo usara a gusto, aunque seguramente aquel hombre tuviera familia e hijos. Todo a cambio de esa apertura.
La chica desvío la mirada a su taza nada más terminó de responder, al tiempo que cerraba los puños agarrando con fuerza la tela de su falda, sin borrar la sonrisa de su rostro. "Calmate...No dejes que vea en ti...Esto no es nada." Se repetía mientras iba aumentando la presión ejercida sobre la prenda, dejando sus nudillos blancos. Aunque ese comportamiento no duró mucho. La chica respiro hondo aprovechando que el chico apartaba la vista. Tras calmarse, tomó entre sus manos la taza de té, con intención de darle otro sorbo para recuperar la postura.
Entonces....¿Cuál era su verdadero motivo? "Quiero escapar...No me importa como, no me importa vender mi cuerpo y alma...Lo único que quiero es dejar de ser su muñeca..." Aunque...más que muñeca...se podría decir que ella era el cupón "premiado" de su madre, el cual entregaría a una persona poseedora de una enorme riqueza. Sí...su familia se enriquecería a cambio de que ella se casara con un hombre que no conocía y que seguramente la tratara igual o peor que sus maestros..."Por eso...no me importo ese sufrimiento..." La verdadera razón de que se uniera al CP no fue más que un trato hecho con su madre para evitar su compromiso, asegurando que conseguiría gran prestigio para ella como agente del gobierno y que si fallaba, aunque solo fuera una vez regresaría a casa y aceptaría su "destino".
Pero...¿Cómo iba una chica escuálida y sin preparación física entrar en el CP? Bueno...ya se había ocupado de conseguir a un maestro personal, compañero de su padre, a quien sedujo y le ofreció su cuerpo para que lo usara a gusto, aunque seguramente aquel hombre tuviera familia e hijos. Todo a cambio de esa apertura.
La chica desvío la mirada a su taza nada más terminó de responder, al tiempo que cerraba los puños agarrando con fuerza la tela de su falda, sin borrar la sonrisa de su rostro. "Calmate...No dejes que vea en ti...Esto no es nada." Se repetía mientras iba aumentando la presión ejercida sobre la prenda, dejando sus nudillos blancos. Aunque ese comportamiento no duró mucho. La chica respiro hondo aprovechando que el chico apartaba la vista. Tras calmarse, tomó entre sus manos la taza de té, con intención de darle otro sorbo para recuperar la postura.
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Issei apretó los dientes por un momento, pero en seguida relajó la mandíbula para que no se le notara su estado de ánimo. Así que el CP era su forma de escapar a una vida que no deseaba, vendida como una mera joya a algún ricachón. "No es justo. Nadie debería ser tratado de aquella manera." Siempre había considerado la ley como la manera correcta de acabar con las injusticias en el mundo y crear un lugar mejor para la gente... sin embargo, no había manera de evitar aquella clase de situaciones. ¿Qué iban a hacer si no? ¿Obligar a los padres a amar a sus hijos? Definitivamente no. Había que buscar otra solución. O como mínimo tenía que buscar una manera de ayudar a Haine. No pudo evitar un suspiro de frustración, y se llevó la mano izquierda a la cara.
- Lo siento, estoy un poco cansado. No he dormido demasiado - mintió.
Bueno, la había cagado pero creía haberlo arreglado. Había sabido disimularlo a tiempo, así que no tendría que dar explicaciones embarazosas. Pero, ¿cómo lograr ayudar a Haine sin explicarle por qué lo había o por qué conocía sus poderes? Si hacía algo así, delataría sus poderes. Por otro lado...mucha gente en el CP sabía de ellos, y la chica acabaría enterándose tarde o temprano. Pero, ¿qué haces? La miró, dando un sorbo nuevamente a su taza. Entonces no pudo evitar ver los pensamientos de ella, y los traumas por los que tuvo que pasar para entrar en la organización. El labio le tembló, y tuvo que contenerse. No podía soportar toda aquella tristeza, ni ver a aquella pobre chica que nunca había tenido la oportunidad de conocer el amor ni el cariño. Dejó su té sobre la mesa y se acercó a ella.
- Tengo que comprobar algunas cosas sobre tu estado físico, y extraerte un poco de sangre para llevarla al laboratorio y que la analicen. No tardaré nada.
Se acercó a un maletín y sacó el instrumental necesario. No era médico, pero le habían enseñado cómo realizar aquello, y no era particularmente complicado. Más aun, el poder de su Giro Giro no mi le ayudaría. Podía ver las venas y arterias en el interior de su cuerpo, así que no se equivocaría. Le indicó que extendiera el brazo derecho y procedió a extraerle la sangre, comprobando con su akuma que estaba haciéndolo correctamente, y que no había insertado mal la aguja ni pinchado demasiado profundo. En cuanto sacó la jeringuilla, le puso rápidamente un algodón y le avisó de que debía mantenerlo presionado un rato. Guardó todo, y volvió con un esparadrapo. La actividad le había distraído un poco al menos, así que estaba más relajado. Ahora tocaba la parte complicada, y necesitaría de todo su autocontrol. Se acercó y le apoyó la mano en el hombro.
- Levántate. Comprobaré tu estado físico. No soy doctor, pero tengo ciertos conocimientos de medicina.
Aquella era una mentira bien gorda. Sabía mucho de anatomía humana por su entrenamiento como asesino, sus estudios sobre ingeniería cyborg y en el uso del Chishi Seido, pero no tenía ni idea de medicina como tal más allá de unas nociones básicas. Simuló una serie de pruebas motoras, aprovechando para observar que sus articulaciones y músculos funcionaban (aunque era en teoría obvio que no tenía problemas motrices, o difícilmente hubiera entrado), pasando luego a la parte importante: el verdadero motivo de aquella farsa.
- Ahora voy a comprobar tus ojos. Tengo... cierta habilidad especial que me permite ver el interior del cuerpo humano. La usaré para comprobar que no tengas ninguna clase de defecto ocular. Ahora mírame y procura no parpadear ni desviar la mirada.
Era el momento. "Giro Giro no Memory" pensó, activando su técnica. Lo último que vio antes de sumergirse en la mente de la chica fueron sus ojos, diferentes entre sí pero ambos hermosos. Y entonces se vio reviviendo los recuerdos de ella. Procuró evitar todo lo más personal, pero no podía evitar ir viendo toda clase de cosas mientras exploraba su mente. Y vio un auténtico infierno de desesperación, causado por la crueldad de los hombres. Una vida engendrada por egoísmo, y plagada de tristeza y dolor sin la compensación del apoyo y la calidez de la amistad o la familia. Vio muchas cosas, a cada peor, y llegó a odiar con todas sus fuerzas a toda aquella gente. Memorizó todos los rostros y nombres que pudo, jurándose a sí mismo que les haría pagar su crueldad si se cruzaba con ellos alguna vez. Y, finalmente, vio la resolución de la chica: matar a su padre para poder ser libre. "Si hubiese leído esto en su mente sin saber más sobre ella, la hubiese arrestado por planear el asesinato de un superior. Pero ahora... no se qué hacer." Salió de su mente, y se dio cuenta de que tenía el rostro húmedo. ¿Estaba llorando?. "Ya da igual todo... no quiero volver a verla sufrir. Me da igual que acabe de conocerla. Tras ver todo eso, siento como si la conociera de toda la vida. Y nadie se merece vivir semejante tortura." La protegería sin importar qué ocurriera. Repentinamente la abrazó, estrechando su cuerpo contra el suyo.
- Lo siento... se por todo lo que has pasado. No puedo compensar tantos años de dolor... pero puedo enseñarte lo que es ser querida y tener alguien que te apoye. Llora, si es lo que necesitas.
La estrechó con fuerza, intentando confortarla con su abrazo y de hacerle saber que ya no estaba sola. En ese momento, cayó en la cuenta de lo raro de la situación. Al fin y al cabo, ella no sabía de sus poderes.
- Ah... perdona por no decírtelo antes. Esto no era una entrevista trabajo, era un interrogatorio secreto. Soy el usuario de la Giro Giro no mi, el hombre visión. Puedo ver los pensamientos y recuerdos de la gente con sólo mirarlos. No te preocupes, no revelaré nada sobre ti o tus planes a nadie.
- Lo siento, estoy un poco cansado. No he dormido demasiado - mintió.
Bueno, la había cagado pero creía haberlo arreglado. Había sabido disimularlo a tiempo, así que no tendría que dar explicaciones embarazosas. Pero, ¿cómo lograr ayudar a Haine sin explicarle por qué lo había o por qué conocía sus poderes? Si hacía algo así, delataría sus poderes. Por otro lado...mucha gente en el CP sabía de ellos, y la chica acabaría enterándose tarde o temprano. Pero, ¿qué haces? La miró, dando un sorbo nuevamente a su taza. Entonces no pudo evitar ver los pensamientos de ella, y los traumas por los que tuvo que pasar para entrar en la organización. El labio le tembló, y tuvo que contenerse. No podía soportar toda aquella tristeza, ni ver a aquella pobre chica que nunca había tenido la oportunidad de conocer el amor ni el cariño. Dejó su té sobre la mesa y se acercó a ella.
- Tengo que comprobar algunas cosas sobre tu estado físico, y extraerte un poco de sangre para llevarla al laboratorio y que la analicen. No tardaré nada.
Se acercó a un maletín y sacó el instrumental necesario. No era médico, pero le habían enseñado cómo realizar aquello, y no era particularmente complicado. Más aun, el poder de su Giro Giro no mi le ayudaría. Podía ver las venas y arterias en el interior de su cuerpo, así que no se equivocaría. Le indicó que extendiera el brazo derecho y procedió a extraerle la sangre, comprobando con su akuma que estaba haciéndolo correctamente, y que no había insertado mal la aguja ni pinchado demasiado profundo. En cuanto sacó la jeringuilla, le puso rápidamente un algodón y le avisó de que debía mantenerlo presionado un rato. Guardó todo, y volvió con un esparadrapo. La actividad le había distraído un poco al menos, así que estaba más relajado. Ahora tocaba la parte complicada, y necesitaría de todo su autocontrol. Se acercó y le apoyó la mano en el hombro.
- Levántate. Comprobaré tu estado físico. No soy doctor, pero tengo ciertos conocimientos de medicina.
Aquella era una mentira bien gorda. Sabía mucho de anatomía humana por su entrenamiento como asesino, sus estudios sobre ingeniería cyborg y en el uso del Chishi Seido, pero no tenía ni idea de medicina como tal más allá de unas nociones básicas. Simuló una serie de pruebas motoras, aprovechando para observar que sus articulaciones y músculos funcionaban (aunque era en teoría obvio que no tenía problemas motrices, o difícilmente hubiera entrado), pasando luego a la parte importante: el verdadero motivo de aquella farsa.
- Ahora voy a comprobar tus ojos. Tengo... cierta habilidad especial que me permite ver el interior del cuerpo humano. La usaré para comprobar que no tengas ninguna clase de defecto ocular. Ahora mírame y procura no parpadear ni desviar la mirada.
Era el momento. "Giro Giro no Memory" pensó, activando su técnica. Lo último que vio antes de sumergirse en la mente de la chica fueron sus ojos, diferentes entre sí pero ambos hermosos. Y entonces se vio reviviendo los recuerdos de ella. Procuró evitar todo lo más personal, pero no podía evitar ir viendo toda clase de cosas mientras exploraba su mente. Y vio un auténtico infierno de desesperación, causado por la crueldad de los hombres. Una vida engendrada por egoísmo, y plagada de tristeza y dolor sin la compensación del apoyo y la calidez de la amistad o la familia. Vio muchas cosas, a cada peor, y llegó a odiar con todas sus fuerzas a toda aquella gente. Memorizó todos los rostros y nombres que pudo, jurándose a sí mismo que les haría pagar su crueldad si se cruzaba con ellos alguna vez. Y, finalmente, vio la resolución de la chica: matar a su padre para poder ser libre. "Si hubiese leído esto en su mente sin saber más sobre ella, la hubiese arrestado por planear el asesinato de un superior. Pero ahora... no se qué hacer." Salió de su mente, y se dio cuenta de que tenía el rostro húmedo. ¿Estaba llorando?. "Ya da igual todo... no quiero volver a verla sufrir. Me da igual que acabe de conocerla. Tras ver todo eso, siento como si la conociera de toda la vida. Y nadie se merece vivir semejante tortura." La protegería sin importar qué ocurriera. Repentinamente la abrazó, estrechando su cuerpo contra el suyo.
- Lo siento... se por todo lo que has pasado. No puedo compensar tantos años de dolor... pero puedo enseñarte lo que es ser querida y tener alguien que te apoye. Llora, si es lo que necesitas.
La estrechó con fuerza, intentando confortarla con su abrazo y de hacerle saber que ya no estaba sola. En ese momento, cayó en la cuenta de lo raro de la situación. Al fin y al cabo, ella no sabía de sus poderes.
- Ah... perdona por no decírtelo antes. Esto no era una entrevista trabajo, era un interrogatorio secreto. Soy el usuario de la Giro Giro no mi, el hombre visión. Puedo ver los pensamientos y recuerdos de la gente con sólo mirarlos. No te preocupes, no revelaré nada sobre ti o tus planes a nadie.
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Una vez terminó de responder al hombre frente a ella, centró sus ojos en él, esperando a que continuara con su tanda de preguntas para la entrevista o que le indicara que más necesitaba hacer, momento en el que pudo comprobar que el azabache llevaba la mano a su rostro para ocultarlo. ¿Le ocurría algo? Esa reacción había sido ciertamente...sospechosa, aunque bien podría encontrarse mal y nada más. Al menos, eso fue lo que dijo a Haine nada más sintió su mirada sobre él. "Aunque no parecía solo cansancio..." Pensó la morena sin decir nada. Ni que fuera a interrogarle o algo así. Tras aquello, Issei dejó su taza de té sobre la mesa para dirigirse hacia un maletín de color blanco, el cual contenía diversos instrumentos de medicina, mayoritariamente para primeros auxilios, no sin antes advertir a Haine de que necesitaría tomar unas cuantas muestras de sangre y hacerle un breve chequeo.
-Claro, haré lo que usted me diga.- Dijo antes de quitarse la americana negra que llevaba encima y soltar el botón de la manga izquierda de su camisa, para poder remangarse lo suficiente y que el chico no tuviera problemas a la hora de tener que extraer su sangre. Era una sensación extraña, molesta pero agradable a la vez. Sentía como iba perdiendo fuerza a causa de que su sangre estuviera saliendo de forma antinatural de su cuerpo, haciendo que sus oídos se taponaran durante unos segundos en los que lo único que resonaba eran los latidos de su corazón. "Espero que no deban hacerme esto otra vez." Ese fue el pensamiento de la chica al sentir que la aguja salía de su cuerpo y su sangre volvía a fluir con naturalidad, aunque aún se sintiera algo débil por la extracción de parte de esta.
Una vez acabada esa fase, Issei repitió el proceso de dirigirse al maletín, en esta ocasión para guardar los instrumentos que había empleado, a excepción de la aguja que, al haber dejado de estar esterilizada, seguramente la hubiera tirado a la basura. Mientras tanto, Haine volvió a colocar la manga de su camisa, estirándola para intentar evitar que se quedara arrugada, aunque no abrochó el botón de está ni volvió a ponerse la americana, la cual quedo colgando del respaldo de su silla. Era obvio que, a parte de obtener su sangre, el azabache tenía planeado hacerle un chequeo. Aunque eso a ella le sonaba más como una escusa para poder observar todo su cuerpo. Al fin y al cabo, sí estaba en la agencia, no podía tener ningún problema físico...¿O sí? Pero ya que él era el que mandaba en esos momento, no iba a decir simplemente que no quería o pedir razones. Tampoco era como si la chica fuese precisamente pudorosa.
Se puso en pie y las pruebas comenzaron, siendo la mayoría pruebas motoras. "Pensaba que las pruebas serían también de fuerza o de reflejos...." Se dijo a si misma segundos antes de que el contrario le indicara que la siguiente sería una revisión de su vista. "Fallo mío..." -Entonces supongo que debería apartar mi cabello.- Dijo al tiempo que sonreía y llevaba una mano hasta su flequillo, el cual echo hacia un lado, dejando a la vista su ojo izquierdo, el cual era un orbe color ámbar que contrastaba claramente con su ojo derecho, color granate.
Tras aquello, la mirada del chico se fijo en la suya, quedando este inmóvil durante unos segundos, sin decir nada. ¿Qué forma de examinar su visión era esa? Y más importante...¿Por qué estaba llorando? Haine se encontraba realmente confusa. ¿Qué acababa de pasar? Era como si su superior hubiera quedado en trance, viendo una horrible pesadillas, tras la cual no pudo evitar abrazarla al despertar. Espera...¿Qué? -I..Issei-san, ¿ocurre algo? No entiendo que...- Sus palabras se perdieron al escuchar las palabras del chico. ¿Sabía lo que había vivido? ¿Cómo? Y si eso era cierto...¿Qué pretendía hacer? Con esa información podía manipularla como quisiera o simplemente echarla a patadas...¿Entonces?
-¿Por qué....?¿Por qué no vas a decir nada sin pedirme nada a cambio?....- Preguntó con la voz trémula, al tiempo que sentía como unas lagrimas comenzaban a asomarse en sus ojos, pero no caerían. No delante de él, ni delante de nadie.
-Claro, haré lo que usted me diga.- Dijo antes de quitarse la americana negra que llevaba encima y soltar el botón de la manga izquierda de su camisa, para poder remangarse lo suficiente y que el chico no tuviera problemas a la hora de tener que extraer su sangre. Era una sensación extraña, molesta pero agradable a la vez. Sentía como iba perdiendo fuerza a causa de que su sangre estuviera saliendo de forma antinatural de su cuerpo, haciendo que sus oídos se taponaran durante unos segundos en los que lo único que resonaba eran los latidos de su corazón. "Espero que no deban hacerme esto otra vez." Ese fue el pensamiento de la chica al sentir que la aguja salía de su cuerpo y su sangre volvía a fluir con naturalidad, aunque aún se sintiera algo débil por la extracción de parte de esta.
Una vez acabada esa fase, Issei repitió el proceso de dirigirse al maletín, en esta ocasión para guardar los instrumentos que había empleado, a excepción de la aguja que, al haber dejado de estar esterilizada, seguramente la hubiera tirado a la basura. Mientras tanto, Haine volvió a colocar la manga de su camisa, estirándola para intentar evitar que se quedara arrugada, aunque no abrochó el botón de está ni volvió a ponerse la americana, la cual quedo colgando del respaldo de su silla. Era obvio que, a parte de obtener su sangre, el azabache tenía planeado hacerle un chequeo. Aunque eso a ella le sonaba más como una escusa para poder observar todo su cuerpo. Al fin y al cabo, sí estaba en la agencia, no podía tener ningún problema físico...¿O sí? Pero ya que él era el que mandaba en esos momento, no iba a decir simplemente que no quería o pedir razones. Tampoco era como si la chica fuese precisamente pudorosa.
Se puso en pie y las pruebas comenzaron, siendo la mayoría pruebas motoras. "Pensaba que las pruebas serían también de fuerza o de reflejos...." Se dijo a si misma segundos antes de que el contrario le indicara que la siguiente sería una revisión de su vista. "Fallo mío..." -Entonces supongo que debería apartar mi cabello.- Dijo al tiempo que sonreía y llevaba una mano hasta su flequillo, el cual echo hacia un lado, dejando a la vista su ojo izquierdo, el cual era un orbe color ámbar que contrastaba claramente con su ojo derecho, color granate.
Tras aquello, la mirada del chico se fijo en la suya, quedando este inmóvil durante unos segundos, sin decir nada. ¿Qué forma de examinar su visión era esa? Y más importante...¿Por qué estaba llorando? Haine se encontraba realmente confusa. ¿Qué acababa de pasar? Era como si su superior hubiera quedado en trance, viendo una horrible pesadillas, tras la cual no pudo evitar abrazarla al despertar. Espera...¿Qué? -I..Issei-san, ¿ocurre algo? No entiendo que...- Sus palabras se perdieron al escuchar las palabras del chico. ¿Sabía lo que había vivido? ¿Cómo? Y si eso era cierto...¿Qué pretendía hacer? Con esa información podía manipularla como quisiera o simplemente echarla a patadas...¿Entonces?
-¿Por qué....?¿Por qué no vas a decir nada sin pedirme nada a cambio?....- Preguntó con la voz trémula, al tiempo que sentía como unas lagrimas comenzaban a asomarse en sus ojos, pero no caerían. No delante de él, ni delante de nadie.
Issei Hayate
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¿En serio necesitaba preguntarle por qué? Bueno... era lógico. Aquella chica había vivido toda su vida sin nadie que se preocupara por ella. Debía resultarle cuanto menos sospechoso todo aquello. Además se dio cuenta del hecho de lo extraño e inesperado de su reacción. Se apartó, algo avergonzado y un poco sonrojado. Se había comportado de una manera tan extraña que debía haber quedado de loco, como mínimo. Esperaba poder arreglarlo y que le entendiera. Al fin y al cabo, ¿quién iba abrazando llorando a personas que acababa de conocer? Por otro lado... nadie podía comprender salvo él lo que era entrar en la mente de otra persona, y ver su pasado. Era algo muy íntimo.
- Lo siento, no he podido evitarlo... discúlpame.
Había perdido totalmente los papeles. Se había dejado llevar por la tristeza y las emociones, y no se había controlado. "Tengo que aprender a controlar mejor mis sentimientos, o algún día podrían llevarme a mi perdición." Respiró hondo, cogió su taza y le dio un largo trago para intentar relajarse un poco. Debía empezar por el principio y tratar de explicarle por qué lo había hecho... y hacer que confiara en él. Dejó el té de nuevo y la miró, con cierta tristeza.
- He visto tus recuerdos. Todo lo que has sufrido... - se interrumpió un momento y acercó su silla, sentándose en ella - Nadie debería pasar nunca por ello. Sólo has visto la peor cara del mundo, y no has tenido oportunidades para ver lo que es tener a gente que te aprecie y te apoye. Haine, acabamos de conocernos, pero he visto tus vivencias y tu pasado. Por ello siento como si te conociera de siempre... y quiero ayudarte.
Pero... ¿cómo ayudarla? Siendo su amigo, tal vez. Pero, ¿llegaría eso? Se merecía algo más que una simple amistad. Al fin y al cabo, ni siquiera había tenido una familia en condiciones. Espera, eso era. ¡Él sería su nueva familia! A partir de aquel momento, sería su hermano mayor. Todo dependía claro de que ella aceptase, pero aunque no lo hiciera, no iba a ir contra ella. Podía entender que tras toda una vida sin nadie que fuese amable realmente con ella de manera desinteresada, no se fiara del primero que apareciera. Y él mismo sabía lo que era sufrir... los asesinatos de sus padres lo habían dejado solo en el mundo. El CP había sido su refugio, y no era un lugar del todo agradable. A sus jefes sólo les interesaba el trabajo bien hecho y los resultados. Eran superiores, no amigos. Y sus habilidades para la infiltración hacían que a menudo tuviese que trabajar sin otros compañeros. No podía decir que no hubiese hecho algunos amigos, pero aquello no llenaba el vacío que sentía en su interior. ¿Era pues Haine en realidad un intento de ayudarse a sí mismo en lugar de un acto desinteresado? No... claro, que no. ¿Cómo podía pensar eso? Lo hacía por empatía, y porque tras eso no podía evitar sentir cierto afecto por aquella pobre chica.
- Soy un servidor de la Justicia. No podría entregar a alguien que ha sufrido tanto sólo por querer venganza contra uno de los responsables de tanto mal.
No mencionó nada más sobre el tema, porque él mismo se sentía confuso. No quería entregarla, pero sentía que aquel asesinato estaba mal. Era eliminar a un miembro del Cipher Pol, y aunque fuese por razones justas, seguía siendo un crimen. Podía entenderla y no juzgarla por ello, pero no apoyarla. Llegado el momento, posiblemente se mantuviera neutral en lugar de tomar un bando. Pero, quién sabía. Tal vez las cosas hubiesen cambiado para entonces, y la balanza se hubiese equilibrado hacia uno u otro lado. Volvió a mirarla, y sintiendo un arrebato, se levantó y le apoyó una mano cariñosamente en la cabeza.
- A partir de ahora, yo seré tu familia. No dejaré que vuelvan a tratarte de una manera tan cruel... y te apoyaré siempre que lo necesites - le sonrió, ya no amablemente, si no con una sonrisa cálida - Me esforzaré para ser un hermano para ti.
- Lo siento, no he podido evitarlo... discúlpame.
Había perdido totalmente los papeles. Se había dejado llevar por la tristeza y las emociones, y no se había controlado. "Tengo que aprender a controlar mejor mis sentimientos, o algún día podrían llevarme a mi perdición." Respiró hondo, cogió su taza y le dio un largo trago para intentar relajarse un poco. Debía empezar por el principio y tratar de explicarle por qué lo había hecho... y hacer que confiara en él. Dejó el té de nuevo y la miró, con cierta tristeza.
- He visto tus recuerdos. Todo lo que has sufrido... - se interrumpió un momento y acercó su silla, sentándose en ella - Nadie debería pasar nunca por ello. Sólo has visto la peor cara del mundo, y no has tenido oportunidades para ver lo que es tener a gente que te aprecie y te apoye. Haine, acabamos de conocernos, pero he visto tus vivencias y tu pasado. Por ello siento como si te conociera de siempre... y quiero ayudarte.
Pero... ¿cómo ayudarla? Siendo su amigo, tal vez. Pero, ¿llegaría eso? Se merecía algo más que una simple amistad. Al fin y al cabo, ni siquiera había tenido una familia en condiciones. Espera, eso era. ¡Él sería su nueva familia! A partir de aquel momento, sería su hermano mayor. Todo dependía claro de que ella aceptase, pero aunque no lo hiciera, no iba a ir contra ella. Podía entender que tras toda una vida sin nadie que fuese amable realmente con ella de manera desinteresada, no se fiara del primero que apareciera. Y él mismo sabía lo que era sufrir... los asesinatos de sus padres lo habían dejado solo en el mundo. El CP había sido su refugio, y no era un lugar del todo agradable. A sus jefes sólo les interesaba el trabajo bien hecho y los resultados. Eran superiores, no amigos. Y sus habilidades para la infiltración hacían que a menudo tuviese que trabajar sin otros compañeros. No podía decir que no hubiese hecho algunos amigos, pero aquello no llenaba el vacío que sentía en su interior. ¿Era pues Haine en realidad un intento de ayudarse a sí mismo en lugar de un acto desinteresado? No... claro, que no. ¿Cómo podía pensar eso? Lo hacía por empatía, y porque tras eso no podía evitar sentir cierto afecto por aquella pobre chica.
- Soy un servidor de la Justicia. No podría entregar a alguien que ha sufrido tanto sólo por querer venganza contra uno de los responsables de tanto mal.
No mencionó nada más sobre el tema, porque él mismo se sentía confuso. No quería entregarla, pero sentía que aquel asesinato estaba mal. Era eliminar a un miembro del Cipher Pol, y aunque fuese por razones justas, seguía siendo un crimen. Podía entenderla y no juzgarla por ello, pero no apoyarla. Llegado el momento, posiblemente se mantuviera neutral en lugar de tomar un bando. Pero, quién sabía. Tal vez las cosas hubiesen cambiado para entonces, y la balanza se hubiese equilibrado hacia uno u otro lado. Volvió a mirarla, y sintiendo un arrebato, se levantó y le apoyó una mano cariñosamente en la cabeza.
- A partir de ahora, yo seré tu familia. No dejaré que vuelvan a tratarte de una manera tan cruel... y te apoyaré siempre que lo necesites - le sonrió, ya no amablemente, si no con una sonrisa cálida - Me esforzaré para ser un hermano para ti.
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"¿Cómo? ¿Qué significa eso? ¿Por qué quería alguien ser familia mía?" Pensó la chica al tiempo que su ceño se fruncía. Debía estar bromeando. ¿Quién en su sano juicio diría algo así después de mirar en la mente de otra persona? Más aún siendo un agente del gobierno, después de todo, su máxima obligación es defender los altos mandos del mundo, los Tenryubitos, y a los demás nobles como su madre. Ciertamente...Esas palabras sobre querer ser su familia no debían ser más que un truco para engañarla, posiblemente ara traicionarla después, o para obtener algo de ella con tal de mantener la boca cerrada. Al fin y al cabo, todos los hombres con los que se había encontrado eran ese tipo de personas. La chica tomó su taza de té al tiempo que su expresión se suavizaba. Sus próximas palabras debían ser cuidadosas ya que la situación en la que se encontraba era bastante..."Delicada". La chica de cabellos azabaches tomó un largo sorbo, tratando de asimilar todo aquello, aunque quizá debiera tener cuidado hasta con sus pensamientos, al fin y al cabo había logrado leerlos antes. "Seguramente esto solo es un truco...Pero...¿Entonces por qué estaba llorando?"
Separó sus labios del borde de la taza al terminar de beber y dejó esta una vez más sobre la mesa antes de centrar ambos ojos en el hombre que se encontraba frente a ella. -¿Ser mi familia? Debe ser una broma. Cuando se ha visto a un hombre preocuparse de alguien que solo sea él mismo? Más aún siendo yo "menos que un humano"- Dijo con un tono que denotaba enfado, aunque lo que se podía ver en sus peculiares ojos era...¿Tristeza? -Y aún en el caso de que lo dijera en serio...¿No cree ser usted muy ingenuo, Issei-san? El hecho de que haya visto en mis reuerdos no significa que haya podido entender la ni una décima parte de lo que he vivido si pretende que simplemente acepte con una sonrisa su ayuda. Al menos no sin considerar que me pedirá algo a cambio.-
Sus ojos se cerraron durante varios segundos tras decir aquello. En su mente, la ingenua ella de cuando era pequeña, que siempre lloraba esperando que alguien le tendiera la mano de la forma en que el chico había hecho y su actual forma de ser parecían estar en conflicto por lo dicho por Issei. "Ya no quiero estar sola..." Murmuraba la niña que alguna vez fue, a quien la propia Haine consideraba como muerta. "No digas tonterías...Desde tú nacimiento estuviste sola. Eres una esclava de tú propia familia. No puedes desear algo como esto. ¿Acaso no aprendiste la lección después de todos estos años?"
-Bueno, Issei-san. Si ya hemos acabado la entrevista, estaré esperando porquesu llamada. Espero que podamos trabajar juntos.- Dijo la chica al tiempo que se levantaba y le tendía la mano, con una sonrisa. Imaginaba que eso no serviría para cambiar el tema de conversación, pero....¿No era aquel el motivo para el que la habían citado? Bueno, después de aquello, seguramente no...
Separó sus labios del borde de la taza al terminar de beber y dejó esta una vez más sobre la mesa antes de centrar ambos ojos en el hombre que se encontraba frente a ella. -¿Ser mi familia? Debe ser una broma. Cuando se ha visto a un hombre preocuparse de alguien que solo sea él mismo? Más aún siendo yo "menos que un humano"- Dijo con un tono que denotaba enfado, aunque lo que se podía ver en sus peculiares ojos era...¿Tristeza? -Y aún en el caso de que lo dijera en serio...¿No cree ser usted muy ingenuo, Issei-san? El hecho de que haya visto en mis reuerdos no significa que haya podido entender la ni una décima parte de lo que he vivido si pretende que simplemente acepte con una sonrisa su ayuda. Al menos no sin considerar que me pedirá algo a cambio.-
Sus ojos se cerraron durante varios segundos tras decir aquello. En su mente, la ingenua ella de cuando era pequeña, que siempre lloraba esperando que alguien le tendiera la mano de la forma en que el chico había hecho y su actual forma de ser parecían estar en conflicto por lo dicho por Issei. "Ya no quiero estar sola..." Murmuraba la niña que alguna vez fue, a quien la propia Haine consideraba como muerta. "No digas tonterías...Desde tú nacimiento estuviste sola. Eres una esclava de tú propia familia. No puedes desear algo como esto. ¿Acaso no aprendiste la lección después de todos estos años?"
-Bueno, Issei-san. Si ya hemos acabado la entrevista, estaré esperando porquesu llamada. Espero que podamos trabajar juntos.- Dijo la chica al tiempo que se levantaba y le tendía la mano, con una sonrisa. Imaginaba que eso no serviría para cambiar el tema de conversación, pero....¿No era aquel el motivo para el que la habían citado? Bueno, después de aquello, seguramente no...
Issei Hayate
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"Me he dejado llevar" pensó, con cierta congoja "Si no hubiera ido tan a saco desde el principio... podría haber conseguido ganarme su confianza con el tiempo. Ahora lo tendré más difícil." Se maldijo a si mismo, mientras veía a su pesar cómo la duda y la desconfianza tomaban fuerza en la mente de la muchacha. Normalmente era mucho más cuidadoso y sutil en todo lo que hacía, pero los sentimientos le habían traicionado. Aun le quedaba mucho por aprender y mucho por entrenar. Si realmente hubiese tenido que ganarse su confianza por una misión, aquello hubiera sido un fracaso estrepitoso. Suspiró, pensando una forma de intentar convencerla. Aunque... tal vez no la hubiera. Llevaba tanto tiempo sufriendo abusos que se negaba a creer en la posibilidad de que alguien pudiera actuar desinteresadamente. Así pues, le iba a costar mucho convencerle de lo contrario, y tendría que hacerlo más con actos que con palabras. Si tenía la oportunidad de trabajar más con ella, lo haría. De hecho no debería quitarle un ojo de encima, o de lo contrario podría cometer alguna estupidez... como cargar suicidamente contra cierto CP6.
- Y la pregunta es, si realmente quisiera manipularte, ¿por qué contarte todo esto? Si no te hubiera contado nada sobre mis poderes, lograr que bailases como una marioneta a mi voluntad hubiese sido muy fácil. Me habría bastado con utilizar tus pensamientos en tu contra y anticiparme a todas tus acciones - dijo, con cierta dureza - Entiendo que no quieras confiar en otras personas después de todo lo que has vivido, pero a diferencia de lo que crees, existen personas que se preocupan por otras. Y sí, tienes razón. No puedo entender sin más todo por lo que has pasado. Apenas he podido raspar la superficie, y además has pasado por experiencias que yo nunca he vivido. Pero eso no me impide sentir empatía - antes de continuar, frunció el ceño - Y por favor, no repitas que hago esto por interés. No voy a pedirte nada a cambio. ¿Qué podría ganar yo de ti, una chica sin contactos, influencia, dinero ni nada que ofrecerme que no pueda conseguir yo? Sí, supongo que estarás pensando en el sexo - soltó, con una sonrisa amarga - Pero no es algo que me interese. Mis sentimientos y mi cuerpo ya pertenecen a otra.
Los recuerdos de Yumi afloraron a su mente, enturbiando aun más su ánimo e hiriéndole profundamente. Seguía siendo una herida por cerrar... si es que fuera a llegar a curarse algún día. Se giró violentamente para que no viese el dolor reflejado en su rostro, y se dirigió a la ventana. Observó las vistas de la hermosa ciudad que se extendía bajo sus pies. Había algunos pájaros sobrevolándola, incluyendo un pequeño mirlo con un ala azul que Issei reconoció. Con una sonrisa, abrió la ventana y dio un fuerte silbido. Acto seguido extendió la mano y esperó, mientras Ao llegaba y se posaba en su dedo índice, canturreando alegremente. Se acercó a la mesa mientras el mirlo pasaba a su hombro, y cogió la barra de avellanas y arrancó un cachito que tendió al animal. Este lo picoteó alegremente y se lo tragó casi entero, ante lo que el agente soltó una risa.
- Eres un bruto, Ao-chan. Un día te vas a atragantar - acto seguido se giró hacia Haine, y la sonrisa le desapareció - Muy bien, si es lo que desea, podemos dar por concluida la reunión - le aceptó la mano y se la estrechó.
Estaba un tanto molesto. Sabía que ella no había podido evitar desconfiar, pero eso no ayudaba demasiado. Al fin y al cabo, le había abierto su corazón e incluso le había ofrecido protegerla como un hermano. En fin... qué iba a hacerle. Tendría que ayudarla quisiera ella o no, y ya acabaría obligándola a abrir los ojos y darse cuenta de que no todo el mundo era tan cruel como sus padres o sus maestros. Se fijó en que ella parecía comenzar a dudar sobre que aquello fuese realmente una entrevista de trabajo, y no le apetecía que el día de la misión decidiera no presentarse pensando que se trataba de una trampa o que no había tal trabajo. Repasó mentalmente lo que le habían explicado sobre la operación, y se dispuso a explicársela.
- En dos días, habrá un encuentro entre dos líderes de mafias locales. Debido a ello, sus bases quedarán prácticamente desprotegidas. Mientras la Marina arresta a los mafiosos, nosotros debemos entrar en uno de los almacenes que emplean como centro de operaciones, eliminar a los guardias y encontrar toda la información posible que sirva para incriminarlos en el juicio, además de documentos o pruebas que puedan incriminar a otros relacionados con ellos. Nos encontraremos a las diez y media en esta dirección.
Le tendió un papel en que había el nombre de una calle y el número de un portal, además de la hora. No quería que se despistara y apareciese más tarde... nunca se sabía. Comenzó a recoger sus cosas y a prepararse para dejar el lugar, tratando de contenerse para no decir nada. Sin embargo, simplemente no pudo. Habían sido demasiadas emociones, y en aquel momento no lograba mantenerse calmado.
- Te equivocas cuando dices que eres menos que un humano. Eso es una estupidez - suspiró, y recogió su maleta - Algún día lograré demostrarte que te equivocas, y no todos los hombres se mueven por egoísmo.
- Y la pregunta es, si realmente quisiera manipularte, ¿por qué contarte todo esto? Si no te hubiera contado nada sobre mis poderes, lograr que bailases como una marioneta a mi voluntad hubiese sido muy fácil. Me habría bastado con utilizar tus pensamientos en tu contra y anticiparme a todas tus acciones - dijo, con cierta dureza - Entiendo que no quieras confiar en otras personas después de todo lo que has vivido, pero a diferencia de lo que crees, existen personas que se preocupan por otras. Y sí, tienes razón. No puedo entender sin más todo por lo que has pasado. Apenas he podido raspar la superficie, y además has pasado por experiencias que yo nunca he vivido. Pero eso no me impide sentir empatía - antes de continuar, frunció el ceño - Y por favor, no repitas que hago esto por interés. No voy a pedirte nada a cambio. ¿Qué podría ganar yo de ti, una chica sin contactos, influencia, dinero ni nada que ofrecerme que no pueda conseguir yo? Sí, supongo que estarás pensando en el sexo - soltó, con una sonrisa amarga - Pero no es algo que me interese. Mis sentimientos y mi cuerpo ya pertenecen a otra.
Los recuerdos de Yumi afloraron a su mente, enturbiando aun más su ánimo e hiriéndole profundamente. Seguía siendo una herida por cerrar... si es que fuera a llegar a curarse algún día. Se giró violentamente para que no viese el dolor reflejado en su rostro, y se dirigió a la ventana. Observó las vistas de la hermosa ciudad que se extendía bajo sus pies. Había algunos pájaros sobrevolándola, incluyendo un pequeño mirlo con un ala azul que Issei reconoció. Con una sonrisa, abrió la ventana y dio un fuerte silbido. Acto seguido extendió la mano y esperó, mientras Ao llegaba y se posaba en su dedo índice, canturreando alegremente. Se acercó a la mesa mientras el mirlo pasaba a su hombro, y cogió la barra de avellanas y arrancó un cachito que tendió al animal. Este lo picoteó alegremente y se lo tragó casi entero, ante lo que el agente soltó una risa.
- Eres un bruto, Ao-chan. Un día te vas a atragantar - acto seguido se giró hacia Haine, y la sonrisa le desapareció - Muy bien, si es lo que desea, podemos dar por concluida la reunión - le aceptó la mano y se la estrechó.
Estaba un tanto molesto. Sabía que ella no había podido evitar desconfiar, pero eso no ayudaba demasiado. Al fin y al cabo, le había abierto su corazón e incluso le había ofrecido protegerla como un hermano. En fin... qué iba a hacerle. Tendría que ayudarla quisiera ella o no, y ya acabaría obligándola a abrir los ojos y darse cuenta de que no todo el mundo era tan cruel como sus padres o sus maestros. Se fijó en que ella parecía comenzar a dudar sobre que aquello fuese realmente una entrevista de trabajo, y no le apetecía que el día de la misión decidiera no presentarse pensando que se trataba de una trampa o que no había tal trabajo. Repasó mentalmente lo que le habían explicado sobre la operación, y se dispuso a explicársela.
- En dos días, habrá un encuentro entre dos líderes de mafias locales. Debido a ello, sus bases quedarán prácticamente desprotegidas. Mientras la Marina arresta a los mafiosos, nosotros debemos entrar en uno de los almacenes que emplean como centro de operaciones, eliminar a los guardias y encontrar toda la información posible que sirva para incriminarlos en el juicio, además de documentos o pruebas que puedan incriminar a otros relacionados con ellos. Nos encontraremos a las diez y media en esta dirección.
Le tendió un papel en que había el nombre de una calle y el número de un portal, además de la hora. No quería que se despistara y apareciese más tarde... nunca se sabía. Comenzó a recoger sus cosas y a prepararse para dejar el lugar, tratando de contenerse para no decir nada. Sin embargo, simplemente no pudo. Habían sido demasiadas emociones, y en aquel momento no lograba mantenerse calmado.
- Te equivocas cuando dices que eres menos que un humano. Eso es una estupidez - suspiró, y recogió su maleta - Algún día lograré demostrarte que te equivocas, y no todos los hombres se mueven por egoísmo.
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La chica frunció el ceño ante las palabras de aquel hombre. ¿Alguien a quién no le interesaban esas cosas? ¿Una persona fiel a su amor? Eso era algo que nunca esperó ver, aunque no podía estar segura de que fuera verdad...E igualmente, eso tampoco había sido lo que más le había dejado huella, de sus palabras. Una punzada de dolor la recorrió al preguntar Issei como pensaba que el se aprovecharía de la situación. A pesar de que tenía razón en que siempre había sido lo mismo...Eso no era algo que le agradará. Tal vez le gustara de vez en cuando desfogarse, como a todo el mundo, pero todas las veces que fue utilizada para eso, habían causado un pequeño trauma en ella. Irónico para alguien tan "lujuriosa".
El joven volteó y se dirigió hacia la ventana antes de continuar, sin recibir más respuestas de su parte que el querer finalizar con aquella reunión. No había ido ahí para hablar de su pasado. Issei sin embargo, se mantuvo unos minutos distraído, mirando por la ventana, hasta encontrarse con alguien familiar a él. Un pájaro con una ala azul, el cual se posó sobre el dedo del agente, cuyo semblante cambió notablemente. "Así que le gustan los animales..." Pensó, mientra observaba al pequeño mirlo con una leve sonrisa. Sonrisa que borró una vez el chico volvió a dirigirse a ella, tomando su mano y aceptando el continuar con la razón de aquella reunión.
La explicación duró poco, apenas un par de minutos en los que la chica memorizó su objetivo para lograr salir triunfante. Tenían que infiltrarse en a propiedad de unos mafiosos para obtener información con la que incriminarlos. Haine asintió, dejando claro que había entendido todo, antes de tomar el papel que el agente le tendía. Una vez hecho, se dispuso a simplemente marcharse, sin más discusiones....Pero no pudo hacer oídos sordos a las palabras del joven..."Me pregunto si sabe que son los esclavos..." Pensó para si misma, con una sonrisa triste. Sí, ella era algo así como una esclava sin marca sobre su piel, pero eso no lo había visto, ¿verdad? La chica volteó otra vez, plantándose si debía o no decirle algo, aunque justo en ese momento, algo llamó su atención... "¡¿Qué hace ahí colgada?!" Los ojos de la chica se abrieron como platos, al tiempo que en su rostro se formaba una expresión de miedo y sorpresa. Lo mismo que debió sentir el chico al verla salir corriendo en dirección a la ventana. ¿Se había vuelto loca? Cualquiera se volvería así si viera a la persona más importante de su vida a punto de caer al vacío. Aunque en su caso, dicha persona era Rom, una gatita de pelaje grisáceo. ¿Cómo había llegado hasta ahí? ¿Acaso la había seguido? Pero si se había asegurado de cerrar todo antes de marcharse.
La joven ni lo pensó, al verla a nada de caerse, y saltó por la ventana, agarrándola al vuelo y deteniendo su caída con una cuerda para tender la colada que había más abajo. Esas cosas salvaban vidas, pero, ¿y ahora? ¿Cómo se suponía que podría bajar la chica de ahí? ¿Y qué habrá pensado Issei?
El joven volteó y se dirigió hacia la ventana antes de continuar, sin recibir más respuestas de su parte que el querer finalizar con aquella reunión. No había ido ahí para hablar de su pasado. Issei sin embargo, se mantuvo unos minutos distraído, mirando por la ventana, hasta encontrarse con alguien familiar a él. Un pájaro con una ala azul, el cual se posó sobre el dedo del agente, cuyo semblante cambió notablemente. "Así que le gustan los animales..." Pensó, mientra observaba al pequeño mirlo con una leve sonrisa. Sonrisa que borró una vez el chico volvió a dirigirse a ella, tomando su mano y aceptando el continuar con la razón de aquella reunión.
La explicación duró poco, apenas un par de minutos en los que la chica memorizó su objetivo para lograr salir triunfante. Tenían que infiltrarse en a propiedad de unos mafiosos para obtener información con la que incriminarlos. Haine asintió, dejando claro que había entendido todo, antes de tomar el papel que el agente le tendía. Una vez hecho, se dispuso a simplemente marcharse, sin más discusiones....Pero no pudo hacer oídos sordos a las palabras del joven..."Me pregunto si sabe que son los esclavos..." Pensó para si misma, con una sonrisa triste. Sí, ella era algo así como una esclava sin marca sobre su piel, pero eso no lo había visto, ¿verdad? La chica volteó otra vez, plantándose si debía o no decirle algo, aunque justo en ese momento, algo llamó su atención... "¡¿Qué hace ahí colgada?!" Los ojos de la chica se abrieron como platos, al tiempo que en su rostro se formaba una expresión de miedo y sorpresa. Lo mismo que debió sentir el chico al verla salir corriendo en dirección a la ventana. ¿Se había vuelto loca? Cualquiera se volvería así si viera a la persona más importante de su vida a punto de caer al vacío. Aunque en su caso, dicha persona era Rom, una gatita de pelaje grisáceo. ¿Cómo había llegado hasta ahí? ¿Acaso la había seguido? Pero si se había asegurado de cerrar todo antes de marcharse.
La joven ni lo pensó, al verla a nada de caerse, y saltó por la ventana, agarrándola al vuelo y deteniendo su caída con una cuerda para tender la colada que había más abajo. Esas cosas salvaban vidas, pero, ¿y ahora? ¿Cómo se suponía que podría bajar la chica de ahí? ¿Y qué habrá pensado Issei?
Issei Hayate
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Mientras terminaba de guardar sus cosas en su maleta, no podía evitar rumiar su propia frustración. Entendía que había tenido una vida difícil y extremadamente dura, y que había sido demasiado directo, pero había sido sincero. ¿Tanto costaba aceptar la ayuda desinteresada de alguien? ¿Era el mundo realmente un lugar tan horrible como para no poder aceptar una mano amiga sin titubeos? De vez en cuando dirigía miradas furtivas a la chica para comprobar lo que hacía y su estado mental. No se centró lo suficiente como para leer sus pensamientos (no quería que se le notara), pero sí para ver sus emociones superficiales. Parecía que estaba sintiendo tristeza, o eso vio todas las veces que miró en su dirección... excepto la última. No le hizo falta usar su ojo, pues vio perfectamente la expresión de terror y sorpresa de Haine, justo antes de que esta saliera corriendo a la ventana y saltara por ella.
- ¡No! - grito Issei, asustado - ¡¿Pero qué haces?!
Maldiciendo por lo bajo, soltó la maleta y recorrió la habitación en dos rápidas zancadas. Mientras Ao se apartaba de su hombro de un salto, el joven se lanzó por la ventana sin pensárselo dos veces. Al instante notó un vacío en su estómago, mientras comenzaba a caer velozmente. Localizó a Haine con la mirada, y la vio coger algo al vuelo y agarrarse a un tendal. Soltando un taco por lo bajo, molesto por la imprudencia de la chica, se dejó caer hasta estar a su altura, realizando una acrobacia para tratar de situarse erguido en el aire. Entonces comenzó a dar patadas hacia el suelo, usando su geppou para mantenerse en el aire. Se cruzó de brazos, notoriamente enfadado, y la miró a los ojos con reproche.
- Pero vamos a ver, ¿qué clase de imprudencia es esa? ¡Podrías haberte matado! - la regañó. Se llevó la mano a la cara y añadió - Ten más cuidado, ¿quieres? ¿Por qué has hecho eso?
Entonces se fijó en lo que sujetaba con su brazo contra su cuerpo. Un pequeño gato que en aquel momento maullaba, aparentemente asustado. ¿En serio se había arriesgado de aquella manera por un animal? Por un instante tuvo la tentación de entrar en su mente, pero se contuvo. Ya estaba bastante mal que lo hubiera hecho antes, pero no iba a hacerlo sin un buen motivo. Aquello ya no era parte de su misión, y si no tenía órdenes específicas... no iba a violar su intimidad de nuevo. Lo lógico era pensar que era su mascota, pero, ¿qué hacía allí, en los tejados de Water Seven? Si Haine la había dejado a su bola, era una dueña bastante descuidada. "O es muy despistada. Porque realmente, dudo que una chica capaz de saltar por una ventana por su gato lo cuide mal. Sin embargo... tampoco me parece que sea de las que no se fijen en lo que están haciendo." Debía haber otro motivo. La miró con un suspiro, y dijo:
- ¿Necesitas que te baje? No te dejes llevar por el orgullo y admítelo si es así, que desde esta altura podrías desnucarte si no te andas con cuidado. Decídete rápido, en todo caso. Empiezan a dolerme las piernas de tratar de mantenerme en el sitio todo el rato.
- ¡No! - grito Issei, asustado - ¡¿Pero qué haces?!
Maldiciendo por lo bajo, soltó la maleta y recorrió la habitación en dos rápidas zancadas. Mientras Ao se apartaba de su hombro de un salto, el joven se lanzó por la ventana sin pensárselo dos veces. Al instante notó un vacío en su estómago, mientras comenzaba a caer velozmente. Localizó a Haine con la mirada, y la vio coger algo al vuelo y agarrarse a un tendal. Soltando un taco por lo bajo, molesto por la imprudencia de la chica, se dejó caer hasta estar a su altura, realizando una acrobacia para tratar de situarse erguido en el aire. Entonces comenzó a dar patadas hacia el suelo, usando su geppou para mantenerse en el aire. Se cruzó de brazos, notoriamente enfadado, y la miró a los ojos con reproche.
- Pero vamos a ver, ¿qué clase de imprudencia es esa? ¡Podrías haberte matado! - la regañó. Se llevó la mano a la cara y añadió - Ten más cuidado, ¿quieres? ¿Por qué has hecho eso?
Entonces se fijó en lo que sujetaba con su brazo contra su cuerpo. Un pequeño gato que en aquel momento maullaba, aparentemente asustado. ¿En serio se había arriesgado de aquella manera por un animal? Por un instante tuvo la tentación de entrar en su mente, pero se contuvo. Ya estaba bastante mal que lo hubiera hecho antes, pero no iba a hacerlo sin un buen motivo. Aquello ya no era parte de su misión, y si no tenía órdenes específicas... no iba a violar su intimidad de nuevo. Lo lógico era pensar que era su mascota, pero, ¿qué hacía allí, en los tejados de Water Seven? Si Haine la había dejado a su bola, era una dueña bastante descuidada. "O es muy despistada. Porque realmente, dudo que una chica capaz de saltar por una ventana por su gato lo cuide mal. Sin embargo... tampoco me parece que sea de las que no se fijen en lo que están haciendo." Debía haber otro motivo. La miró con un suspiro, y dijo:
- ¿Necesitas que te baje? No te dejes llevar por el orgullo y admítelo si es así, que desde esta altura podrías desnucarte si no te andas con cuidado. Decídete rápido, en todo caso. Empiezan a dolerme las piernas de tratar de mantenerme en el sitio todo el rato.
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"Sí tuviera algo cortante podría usar la cuerda como una liana y columpiarme....pero no tengo nada y tampoco podría soltar a Rom para intentar romperla..." Haine, Chasqueó la lengua a modo de queja. ¿Qué debía hacer? Quizá pudiera tratar de subir las piernas y quedar colgada boca abajo. "¿Quién haría algo tan estúpido?" Aunque bueno...Siempre podía intentar pedir ayuda al hombre que acababa de ofrecérsela y que ella había rechazado. -Esto y aquello no tienen nada que ver.- Murmuró para sí misma, antes de que algo cayera desde la ventana por la que había saltado. "Imagino que el leer la mente le viene bien para estas situaciones." Pensó mientras observaba como el chico caía hasta donde estaba ella.
La chica miró al agente con notable molestia. ¿Qué más daba sus motivos? Si lo había hecho, era por algo, ¿no? Sin embargo, no era la clase de persona que se pondría a la defensiva por esas cosas, así que simplemente hizo oídos sordos a sus reproches, que eran la menor de sus preocupaciones. -Sí, sí...tiene razón Issei-san. ahora mismo no puedo negarme a aceptar su ayuda...- Contestó con un tono un tanto irónico al tiempo que apretaba los dientes y se forzaba a apretar con más fuerza el "hilo" del que pendía, hasta el punto de hacerse daño en la mano. Aunque más dolor había sufrido antes, por lo que de sus labios no salía ningún quejido. -Por favor, ¿sería tan amable de ayudarme a bajar?- Un hilito de sangre comenzó a caer desde sus dedos, deslizandose hasta la manga de su camisa y tiñéndola levemente de rojo. Era obvio que no aguantaría mucho más. ¿qué haría Issei? Si bien, le había ofrecido su ayuda, lo mismo por el enfado de antes ahora la dejaba ahí colgada...O No. En verdad, era el primer miembro de la Cipher Pol que conocía que parecía preocuparse por los demás, parecía. -Por favor...No aguantaré mucho más...- Murmuró antes de que su mano se soltará.
La chica miró al agente con notable molestia. ¿Qué más daba sus motivos? Si lo había hecho, era por algo, ¿no? Sin embargo, no era la clase de persona que se pondría a la defensiva por esas cosas, así que simplemente hizo oídos sordos a sus reproches, que eran la menor de sus preocupaciones. -Sí, sí...tiene razón Issei-san. ahora mismo no puedo negarme a aceptar su ayuda...- Contestó con un tono un tanto irónico al tiempo que apretaba los dientes y se forzaba a apretar con más fuerza el "hilo" del que pendía, hasta el punto de hacerse daño en la mano. Aunque más dolor había sufrido antes, por lo que de sus labios no salía ningún quejido. -Por favor, ¿sería tan amable de ayudarme a bajar?- Un hilito de sangre comenzó a caer desde sus dedos, deslizandose hasta la manga de su camisa y tiñéndola levemente de rojo. Era obvio que no aguantaría mucho más. ¿qué haría Issei? Si bien, le había ofrecido su ayuda, lo mismo por el enfado de antes ahora la dejaba ahí colgada...O No. En verdad, era el primer miembro de la Cipher Pol que conocía que parecía preocuparse por los demás, parecía. -Por favor...No aguantaré mucho más...- Murmuró antes de que su mano se soltará.
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Con un suspiro, se colocó detrás suya y la sujetó pasándole un brazo tras las piernas y el otro por la espalda. Acto seguido la colocó en posición horizontal y comenzó a descender hacia la calle poco a poco, a base de saltos con su geppou. Mientras lo hacía, fue calmándose. Tal vez había sido un poco brusco, porque ciertamente había tenido buenas razones para cometer aquella imprudencia. Cierto era que no se había fijado en que era por el pequeño gato, pero de todos modos no habían sido sus mejores modales. Se posó sobre la acera en un callejón secundario y la dejó suavemente en el suelo, con un suspiro:
- Ten más cuidado, ¿vale? La próxima vez podría estar distraído o no andar lo suficientemente cerca - se ajustó la corbata - Perdona por haber sido tan brusco. Me has dado un buen susto.
En fin... parecía que aceptase o no su ayuda, iba a tener que mantener un ojo sobre aquella chica. Estaba claro que era un peligro para sí misma, y si era tan cuidadosa con sus planes como con su seguridad, la capturarían antes de que pudiera ponerle una sola mano encima a su padre. Con una sonrisa burlona, le dio unas palmaditas en la cabeza y le dijo:
- No saltes por más ventanas hasta el día de la misión. Nos vemos, Haine-chan.
Entonces se giró y salió del callejón silbando. Ahora le tocaba volver al despacho a recoger sus cosas y prepararse para presentar el informe. Por supuesto no mencionaría nada referente a los planes de Haine, y se limitaría a exponer que era una agente apta. Mencionaría de pasada algunos detalles sobre su pasado, y tal vez incluso lo adornase con que "el miedo a los planes de su familia para ella hace que el CP sea su única escapatoria, con lo que se asegurará de ser leal y útil con tal de mantenerse libre." Eso debería servir para contentar a los de arriba, más aun sabiendo que su padre posiblemente leería el informe, y conociendo su habilidad sabría que tenía que haber visto todo aquello. No mencionarlo causaría sospechas hacia él. De repente un canto respondió a sus silbidos, y su pequeño mirlo se posó en su hombro.
- Hola de nuevo, Ao-chan. ¿A qué andabas allá arriba? Espero que no hayas manchado nada - inquirió alegremente Issei, a lo que el pajarillo sólo contestó con su alegre canturreo.
- Ten más cuidado, ¿vale? La próxima vez podría estar distraído o no andar lo suficientemente cerca - se ajustó la corbata - Perdona por haber sido tan brusco. Me has dado un buen susto.
En fin... parecía que aceptase o no su ayuda, iba a tener que mantener un ojo sobre aquella chica. Estaba claro que era un peligro para sí misma, y si era tan cuidadosa con sus planes como con su seguridad, la capturarían antes de que pudiera ponerle una sola mano encima a su padre. Con una sonrisa burlona, le dio unas palmaditas en la cabeza y le dijo:
- No saltes por más ventanas hasta el día de la misión. Nos vemos, Haine-chan.
Entonces se giró y salió del callejón silbando. Ahora le tocaba volver al despacho a recoger sus cosas y prepararse para presentar el informe. Por supuesto no mencionaría nada referente a los planes de Haine, y se limitaría a exponer que era una agente apta. Mencionaría de pasada algunos detalles sobre su pasado, y tal vez incluso lo adornase con que "el miedo a los planes de su familia para ella hace que el CP sea su única escapatoria, con lo que se asegurará de ser leal y útil con tal de mantenerse libre." Eso debería servir para contentar a los de arriba, más aun sabiendo que su padre posiblemente leería el informe, y conociendo su habilidad sabría que tenía que haber visto todo aquello. No mencionarlo causaría sospechas hacia él. De repente un canto respondió a sus silbidos, y su pequeño mirlo se posó en su hombro.
- Hola de nuevo, Ao-chan. ¿A qué andabas allá arriba? Espero que no hayas manchado nada - inquirió alegremente Issei, a lo que el pajarillo sólo contestó con su alegre canturreo.
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