Los sueños, sueños son... ¿o no? [Adam & Haine]

El viento de aquel lugar era agradable, fresco y algo húmedo, me recordaba al que había en Mianna cerca de las montañas. Me encontraba tumbado en lo alto de el tejado del campanario de aquel pequeño pueblo pesquero en la isla llamada Hallstat, estaba descansando ahí tras el largo y agotador viaje. Me encanta tumbarme en las alturas y sentir el viento, es algo que me relaja bastante, pero ese día estaba nublado y el aire traía un toque de humedad, seguramente empezaría a llover dentro de poco. No sabía si iba a pasar mucho tiempo en aquel sitio, depende si encontraba algo interesante o no. Por ahora lo único que había visto era un pueblo que parecía llevar siglos de retraso con respecto al resto del mundo, dejándolos estancados en el medievo. De pronto una gota de agua se estrelló contra mi nariz, sacándome de mis pensamientos y confirmando mis sospechas de que iba a llover. Me incorporé y miré a mi alrededor, por ahora sólo chispeaba, pero seguramente la lluvia fuese a más en poco tiempo.

-Creo que va siendo hora de buscar un lugar en el que pueda descansar sin empaparme- Dije para mi mientras me ponía de pie y saltaba del tejado.

No había mucha distancia hasta el suelo, por lo menos no la suficiente como para que yo me hiciera daño, al fin y al cabo la altura del campanario no superaba los 10 o 12m. Al caer al suelo flexioné las piernas y me apoyé con uno de los brazos para amortiguar la fuerza del impacto. Al levantarme pude ver que había sobresaltado a un par de aldeanos que pasaban por ahí, los cuales se me quedaron mirando con la boca abierta, por desgracia el ser discreto no era uno de mis fuertes. Me sacudí un poco el polvo de mi ropa y me fui a buscar una posada o algo por el estilo como si nada hubiera pasado. La lluvia empezaba a volverse un poco mas fuerte, por lo que recogí mi pelo y me puse la capucha de mi gabardina, por fortuna aquel pueblo era pequeño y no me resultó muy difícil dar con una posada.

No es que fuera una maravilla de posada, pero era un techo bajo el cual cobijarse. Abrí la chirriante puerta de aquella posada para adentrarme en su interior. El sitio se podía decir que era demasiado típico, una posada de dos pisos, con hombres bebiendo cerveza en las mesas de desgastada madera, una barra al fondo de la sala con una "carismática" camarera y otro hombre quien supuse era el dueño del lugar. El lugar apestaba a alcohol y humanidad, una combinación no muy agradable para mi nariz, pero quizás pudiera pedir algo decente de comer y beber para recargar energías. De todas formas en ese ambiente había alguien que no pegaba mucho, o más bien que sobresalía demasiado. Se trataba de un joven mas o menos de mi edad, con el pelo blanco y unas ropas que dejaban bien claro que no era de aquel lugar, le acompañaba un perro, también de pelo blanco el cual estaba sentado al lado de su amo, esperando pacientemente mientras éste bebía de su cerveza. Parecía un tipo raro, o insólito cuanto menos, pero ¿quién era yo para hablar de tipos raros? el joven de pelo azul oscuro recogido en una larga coleta, con una gabardina sin mangas, una camiseta naranja y unos mitones, lo más normal que llevaba era de cintura para abajo que llevaba los pantalones vaqueros y las botas, aunque se notaba demasiado el arnés con las fundas de mis armas, las cuales estaban sujetas a la cintura; para ponerlo peor tenía la cicatriz del hombro y la de la cara en forma de X. Creo que no podía hablar de tipos raros a juzgar por la manera en la cual llamaba la atención de los demás clientes.

Me acerqué a la barra caminando por entre las mesas, pero antes de llegar me resbalé con un charco de cerveza derramada, cayéndome de morros al suelo y chocando con en tipo del pelo blanco. Pude oír el típico estruendo de cuando un montón de cosas se caen y a la gente del lugar algo sobresaltada.

Genial, no llevo ni 20 segundos en esta taberna y ya la he armado. Acabo de batir mi récord. - Pensé mientras me incorporaba algo dolorido por el golpe y abría los ojos para mirar la que había liado. 

Estaba claro que ese no era mi día de suerte, parecía que se iba a iniciar una de esas trifulcas de taberna que acaban con mas de un desperfecto (sobretodo si estaba involucrado), pero ante mi sorpresa inicial aquel albino me tendió la mano para ayudarme a incorporarme. Todavía no me había levantado del todo cuando lo miré a la cara, no tenía pinta de estar enfadado, en su cara había una extraña sonrisa amable y despreocupada, pero la voz con la que me pidió que la pagara se podía distinguir un cierto tono amenazante. Entre eso y que saltaba a la vista que iba armado hasta los putos dientes era como si me estuviera diciendo "O me pagas la cerveza o te vuelo la jodida cabeza", en parte le comprendía yo me ponía peor cuando alguien osaba chafarme mi hora del té.

-Veamos, dos pistolas, de 5 a 8 balas por cargador, y un par de armas de calibre mayor pero ninguna de ellas de precisión, una de ellas una escopeta y la otra no logro identificarla, pero seguramente sea algo mas peligroso debido a su tamaño.- Dije con un tono tranquilo mientras terminaba de levantarme, deduciendo lo que llevaba por lo que podía ver. -Creo que eres la primera persona que conozco que lleva un arsenal consigo para irse de copas, aunque bueno, no soy quien para hablar.- Bromee con una despreocupada sonrisa tratando de reducir la tensión del ambiente y siendo consciente que estaban a la vista las fundas de mis armas. -Tranquilo, te pagaré la cerveza, al fin y al cabo es mi culpa por no haber tenido cuidado.- Dije mientras me acercaba a la barra para pagar la cerveza y la jarra rota.

Tenía dinero suficiente para un viaje largo, una cerveza no suponía una diferencia significativa. Aquel joven había despertado mi curiosidad, cosa que no muchos lograban, no sólo portaba un arsenal consigo, sino que sabía como moverse, aquella caída no había sido tan aparatosa como parecía, se había movido rápido y había reaccionado bien. Una vez pagué por los daños me volví hacia el albino y lo miré a los ojos.

-Siento las molestias, a veces soy algo torpe. Mi nombre es Adam, Adam Winwalker.- Dije sin perder la sonrisa tendiéndole la mano. Sabía que ahora la situación rea tensa, y habíamos estado a un "Que te den" de haber empezado un conflicto serio, aunque todavía era muy pronto para sacar conclusiones.

Parecía que la cosa no iba a acabar tan mal después de todo, el peliblanco me tomó la mano y me dio un par de palmaditas en la espalda en tono amistoso tras eso se presentó como Haine Rammsteiner. Yo y el resto del local respiramos aliviados al ver que la cosa no había llegado a más, viendo lo que llevaba encima y sabiendo de lo que yo era capaz es posible que este local acabara reducido a escombros si empezábamos una pelea. Haine también hizo una pequeña corrección a mi análisis, sus pistolas portaban unas cuantas balas más de las que estimaba, puede que tuvieran los cargadores mejorados o la munición fuera de un calibre distinto al que había estimado, no creía que llegásemos a pelear, de todas formas nunca estaba de más saber eso. El perro blanco que le acompañaba se había alejado un poco, tumbándose en un lugar algo más apartado para dormir, según el albino el perro se llamaba Shiro, parecía un animal confiable.

Le había caído bien a Haine por lo que decidió invitarme a una cerveza, estaba a punto de negarme educadamente, no solía beber alcohol, pero el tabernero le sirvió tan rápido que no pretendía hacerle el feo de rechazar la cerveza ahora que estaba en la barra. Pero antes de poder saborear la cerveza pude ver algo de lo más raro, en cuanto el tabernero se dio la vuelta la moneda salió de su bolsillo ayudada de un par de diminutas patitas y literalmente rodó hacia Haine rodeando toda la barra hasta llegar a sus pies. Estaba confuso y se me había quedado durante un momento una cara de flipado, aunque no bebiera mucho el alcohol no solía afectarme tanto, y menos aún si todavía no lo había bebido, ¿qué narices había ocurrido?. Sea lo que sea parecía ser cosa de Haine, dado que recogió la moneda mientras se alegraba de la suerte que había tenido. Yo no era tonto, sin duda eso era cosa suya, si algo había aprendido es que cualquier fenómeno extraño o sin una explicación lógica era obra de una akuma no mi. Estaba punto de preguntarle pero él se me adelantó preguntándole qué me traía por estos lares, estaba cantado que yo no era de por ahí y él bromeó diciendo que si lo era me debía de tratar como a una bruja. Al oír la palabra bruja noté como algunas de las voces de la sala se callaban de golpe, como si esa palabra le asustase.

-Bueno, la verdad es que llegué aquí porque...- Dije ignorando el incómodo silencio que se había creado, pero fui interrumpido antes de acabar la frase.

-Lo he visto... he visto como esa moneda salía de aquel bolsillo por su propia cuenta... - Dijo con una voz algo aterrada la mujer de grandes aptitudes carismáticas.

-Si, es cierto, yo he visto cómo la moneda rodaba justo hacia ese peliblanco. - Dijo uno de los hombres que estaban en las mesas.

-Tenéis razón la moneda no está en el bolsillo, sólo hay una explicación para ésto...- Dijo el dueño con un tono entre miedo y rabia.

-BRUJERÍA - Gritaron casi todas las personas de la taberna mientras se levantaban y alteraban.

-Al principio creía que erais extranjeros, pero por esas pintas está claro que sois brujos... HAY QUE APRESARLOS Y AJUSTICIARLOS ANTES DE QUE MANCILLEN NUESTRA TIERRA CON MÁS MAGIA NEGRA.- Dijo el dueño con un tono colérico y casi fuera de sus casillas.

Ahora si que se había armado buena, la gente de ese lugar confundían las habilidades de las akuma no mi con la brujería y encima eran unos fanáticos. Me aparté de la barra justo a tiempo para esquivar el tajo que me había lanzado el dueño con un cuchillo de carnicero y me puse en guardia, seguramente me tocase enfrentarme a un montón de gente, pero ahora lo que mas me preocupaba era ¿Que harían Haine y su perro?.

Tras esquivar el cuchillo del tabernero una curiosa y bizarra escena comenzó a dar lugar en aquella sala. Para empezar era comprensible que un simple tabernero, gordo y torpe, fuera derrotado por una persona desarmada, pero ser derrotado por un arma despersonada (Palabrejas inventadas OP) rozaba el patetismo ilustrado. Entre tanto Haine hizo algo parecido con una escoba y un armario y éstos comenzaron a darles una paliza a aquellos hombres, como si tuvieran vida propia, la escoba a varazo limpio y el armario embistiendo, todo éso mientras el albino bailaba al son de una música que sólo estaba en su cabeza con la mujer de generosos atributos. ¿Mi reacción? al ver que todo parecía controlado simplemente me relajé, cogí un taburete y me senté a beber mi cerveza mientras disfrutaba de ese insólito espectáculo. 

-Ha sido sin duda el mejor (Y único) musical que he visto en mi vida- Dije mientras me levantaba al ver que todo había acabado y aplaudía tranquilamente.

Después de eso me dijo que después de ésto su estancia aquí no sería muy prolongada, y la mía tampoco lo sería, a no ser que me gustara ser perseguido con horcas y antorchas por campesinos fanáticos.

- Lo más seguro es que me vaya de este pueblo inmediatamente. Deberíamos ir hacia un puerto y subirnos en algún barco, pero lo más seguro es que...- Me quedé a media frase al ver que Haine abría la puerta y tras ella había una muchedumbre enfurecida - Lo más seguro es que ellos se interpongan en nuestro camino. - Acabé la frase.

Tras ver esto el peliblanco cerró y atrancó la puerta, al parecer yo también había llamado demasiado la atención al saltar antes del campanario. Teníamos que pensar una solución, la puerta no aguantaría mucho, se oían los gritos y cómo por cada empujón que daban la horca se quebraba más y más. Al ver que no quedaba mucho para que partiera cogí la mesa principal de la sala y la levanté gracias a mi fuerza sobrehumana para ponerla delante de la puerta en posición vertical, luego rápidamente cogí otras mesas mas pequeñas y las coloqué a modo de apoyo y refuerzo. Miré mi obra y asentí satisfecho por el resultado, ahora les resultaría casi más fácil derribar las paredes que abrir la puerta. 

- Haine, tengo una idea para salir de esta taberna, pero necesito que confíes plenamente en mí. Seguidme- Le dije mientras empezaba a subir por las escaleras.

El segundo piso era un pasillo con puertas a los lados que daban a las habitaciones, de un lado para otro corrían mujeres de escasa moral confusas por el pánico. Yo simplemente las ignoraba, mis ojos estaban atentos a otra cosa que no fueran sus escotes, analizaba el techo en busca de una trampilla, estaba seguro que esa clase de edificios tenían un desván. Al llegar al final del pasillo lo encontré, una trampilla en el techo con una cuerda para tirar de ella, al abrirla se desplegó una escalera de madera por la cual podíamos subir. Justo en ese momento el pude escuchar un sonido de cristales y madera rompiéndose y un montón de voces entrando en el edificio, no quedaba tiempo. En el oscuro desván no había ningún acceso al techo, sólo un par de diminutas ventanas por las que se colaba una escasa luz, no tenía más remedio que hacer una salida. Pulsé un botón en mi funda derecha en inmediatamente salió una de mis espadas Exia, coloqué la hoja de tal manera que quedara en frente del cañón para poder usar mejor el Winged Blast. La hoja se iluminó con una energía de color azul claro, tras eso realicé un tajo en el aire apuntando hacia el techo, acto seguido pulsé el gatillo para disparar una bala que impulsase le honda cortante. Al chocar contra el techo generó una pequeña explosión y dejó un hueco de forma alargada por el cual podíamos pasar, yo pude salir de un salto y la distancia del suelo al hueco no era mucha por uno de los extremos así que supuse que Haine no tendía ningún problema en salir. En el exterior estaba lloviendo, lo que le daba a la escena un toque mucho mas tétrico, por lo que decidí hacer un poco de teatro antes de huir.

-Pobres aldeanos ignorantes, me confundís con un simple brujo y tratáis de hacerme frente con antorchas y horcas, PATÉTICO. - Dije con un tono de superioridad mientas me situaba en uno de los extremos del tejado para que la muchedumbre pudiera verme y me ponía la capucha para darme un toque más misterioso -Pensáis inutimente que podéis alcanzarme, anheláis poder llegar hasta mí, pero no tenéis ni idea de quién soy. Yo soy el amo de los cielos, el jinete de los vientos, temblad impotentes ante mis alas del color de la noche pues yo soy EL WYVERN. - Grité finalizando mi discurso.

Acto seguido me transformé en mi forma híbrida, una mezcla entre hombre y lagarto, con gruesas escamas de color negro y dientes y garras como cuchillas, un par de alas salieron de mi espalda las cuales me impulsaron sobre sus cabezas.

-Ahora, Haine, Shiro saltad- Grité extendiendo mis brazos para cogerles al vuelo.

Tras aquel pequeño y teatral discurso la gente salió huyendo despavorida por todas partes algunos se refugiaron en sus casas, otros corrieron sin una dirección aparente confundidos por el miedo, pero alguno de ellos cogió un caballo y se fue por los caminos que salían de ese pueblo, puede que a pedir refuerzos. En todo caso parecía que nada ni nadie les molestaría de momento, pero no les convenía seguir ahí por mucho más. No estaba acostumbrado a llevar gente, pero el vuelo solamente duró un minuto hasta que aterrizamos en una de las calles, ahora desiertas.

- Espero no haberos asustado, pero era la única manera que se me ocurría de salir de ahí - Dije mientras ellos se bajaban al suelo y yo me volvía a transformar en humano.

Miré a los alrededores, no se veía ni un alma, parecía un pueblo fantasma, sólo faltaba el arbusto rodante para terminar de darle el toque tétrico, aunque la lluvia ayudaba a darle este efecto. Las puertas y las ventanas de todas las casas estaban completamente cerradas, seguramente nadie saldría a molestarles hasta que llegaran los refuerzos, si es que llegaban. Ahora teníamos que ponernos en camino hacia el puerto y coger un barco antes de que sea tarde, esperaba que por lo menos los horarios de los barcos de transporte estuvieran a nuestro favor.

- Por cierto, antes me preguntabas que hacía por aquí ¿no?, como supongo que nadie nos molestará te lo contaré por el camino para no aburrirnos - Dije mientras caminaba al lado del albino y el perro blanco. -Hace poco salí de Mianna, la isla en la que trabajo con mi maestro, con el objetivo de viajar por el mundo y aumentar mis conocimientos sobre herrería y tipos de mecanismos, mi sueño es logra crear algún día una máquina que permita al hombre conquistar los cielos. Puede que parezca una locura, habrá gente que se ría de mí y me diga que es imposible, pero yo se que algún día lo conseguiré, incluso si tengo que patear la lógica y destruir los límites de la física - Expliqué sin darme cuenta de que quizás sonaba un poco estúpido. - ¿Oh, lo siento, creo que me he emocionado, quizás te estoy aburriendo, Porqué no me cuentas algo de t... de vosotros? - Corregí al final haciendo alusión también a Shiro.

Esos dos habían hecho algo que poca gente lograba, despertar mi curiosidad, y quería saber qué los había traído a éste lugar tan extraño.

La reacción de Haine no tuvo precio, lejos de llamarme loco o reírse de mí me zarandeó mientras me daba ánimos y luego me dijo que su sueño era algo parecido, ni mas ni menos que navegar entre las estrellas y abandonar este mundo. Tras decir eso me preguntó que si pensaba que estaba loco.

-Si. Completa y absolutamente- Dije con un tono serio y seco - Pero todos los visionarios están locos y la locura no es más que el nombre que se le da al germen de la genialidad. Es un buen sueño, pero implica que algún día me superarás.- De lije mientras retomaba mi tono tranquilo y amigable.

Aquello me había sorprendido, encontrar a alguien con un sueño tan parecido al mío y encima en un lugar como éste, además me ofreció su ayuda, algo que agradecía dado que desde un principio sabía que no lograría hacerlo yo solo. El puerto estaba cerca, a penas un par de calles por delante, las calles permanecían igual de desiertas y no parecía que nadie fuese a interrumpir nuestra charla. 

-De todas formas si quieres alcanzar las estrellas primero tendrás que alcanzar el cielo. Ambos sueños son difíciles de cumplir, y nos llevarán años. Sabes, he estado investigando a aquellos que intentaron hacer lo mismo que yo y fracasaron, pero eso es porque se centraban demasiado en el objetivo y no en el proceso, antes de que cree una máquina capaz de volar primero tengo que investigar materiales, mecanismos, elevación estable, movimiento aéreo... La teoría es fácil, pero la práctica es otra cosa- Dije explicándole parte de los conocimientos que había reunido.

Por fin llegamos al puerto, se podían distinguir un par de muelles, uno pequeño con unos cuantos botes pesqueros y otro más grande destinado a los barcos de pasajeros. Éste último estaba vacío, revisé un cartel que había delante de él, en el cartel había un papel clavado con los horarios de los barcos. Al parecer el próximo barco de pasajeros llegaba en 15 minutos, malas noticias, puede que los refuerzos llegaran en ese tiempo o puede que no, desconocía aquella isla y lo que tardarían en llegar, si es que llegaban.

-Parece ser que toca esperar. Bueno Haine cuénteme, ¿te dedicas a algo en especial o eres un viajero que busca cumplir su sueño?- Pregunté curioso por saber algo más de mi nuevo amigo.

Nada más escuchar que el barco tardaría en zarpar Haine saltó a uno de los barcos pesqueros junto con su perro e inició los preparativos para marcharse. Mientras buscaba cosas me dijo que le había dado una buena idea, al parecer se dedicaba a construir drones y viajaba junto con su perro y su hermana adoptiva para cumplir sus sueños. La idea de los drones me gustaba, antes de probar los sistemas de vuelo con personas era mejor hacerlo con máquinas no tripuladas. También me dijo que ese era el lugar en el que sus caminos se separaban, quizás era lo mejor, el permanecer juntos en ese sitio podría ser peligroso para ambos. De pronto pude escuchar a lo lejos el sonido de pasos de mucha gente marchando en dirección a ellos, el tiempo se acababa, era la hora de la despedida.

- Bueno, creo que tienes razón, es la hora de decir adiós - Dije con una sonrisa mientras sacaba una de mis espadas pistola y de un tajo cortaba la amarra, acto seguido me transformaba para saltar en dirección a bote y dale una fuerte patada para impulsarlo y que ganase velocidad. Regresé al muelle con un aleteo y me volví a transformar en humano. - Será mejor que escapes tu primero, cuando nos volvamos a ver espero que me enseñes ese dron, me muero de ganas por ver de lo que eres capaz - Dije mientras agitaba el brazo a modo de despedida.

Poco a poco pude ver cómo el bote se alejaba por si solo mientras esos dos permanecían tapados con una tela. Había sido divertido conocerlos, lástima que hubiera sido en esas circunstancias y se hubieran tenido que separar tan pronto, siempre era agradable conocer a alguien tan loco como tú. Ahora la pregunta era cómo escaparía yo. Miré hacia los lados y pude ver a unos 80 metros un faro. Rápidamente me acerqué y subí volando hacia su tejado, desde ahí pude ver como un par de minutos después una tropa de soldados ataviados con armaduras comenzaba a buscar por las calles y el puerto. Una lástima que no pudiesen encontrar nada, Haine había escapado y ya estaba bastante lejos y no creo que me pudiesen avistar en este lugar. Pude ver cómo el que parecía ser el líder del escuadrón le echaba la bronca a los aldeanos, seguramente pensaran que los habían movilizado para nada, bueno en parte así era. En cuanto los soldados se marcharon la "normalidad" regresó a las calles, aunque se podía notar cierta inquietud en los aldeanos. Pude ver cómo llegaba el barco y pocos minutos después se marchaba, en ese momento salté del faro y planeé hasta llegar al la cubierta del barco. Me volví a transformar en humano ante la incredulidad de los marineros que me habían visto.

- Puf, por poco no pillo el barco - Dije a uno de ellos con una sonrisa mientras les daba el dinero del precio del viaje. La pregunta ahora era ¿Hacia dónde iba éste barco?.