(Privado Asderdeker/Aki)

-Y con este van 3.

Dijo Aki mientras desde el barco lanzaba el avión de papel hacia el puerto antes de proseguir su camino. Un par de días más tarde, bajó en Karanna y se dispuso a esperar. Recordó lo que la había llevado allí. Dos tipos la habían asaltado en un callejón. Los despachó rápidamente, pero uno de ellos le dejó un mal corte en la pierna que la dejó temblando. Mientras se recuperaba del susto, comprendió que no podía seguir así. Sabía defenderse y pensar, pero sus ataques eran primitivos y carentes de originalidad. Ni siquiera había luchado nunca en su forma parcial, mucho menos completa. Y no tenía ni idea de como hacerlo.

Luchar parecía la única manera sensata de mejorar, por poca lógica que tuviera. Así que ni corta ni perezosa, distribuyó 5 copias del mismo papel.


Se sentó en la playa a esperar, mientras comía su último melocotón. Esperaba que su combatiente misterioso apareciera pronto, tenía ganas de probarse.

En isla Karanna, en la playa, estaba durmiendo tranquilamente, cuando de pronto, mientras tenía la boca abierta, babeando por mi gran sueño con peces asados, algo cayó en mi boca, haciéndome atragantarme. Me desperté de golpe, cabreado, escupiendo lo que casi me trago y resultaba ser un avioncito de papel.

- ¿¡Quien es el gracioso que lanza aviones de papel a la gente que duerme!? - Decía mirando para todos lados, buscando la persona que me había lanzado aquel maldito avión, pero no había nadie.

Me fijé en el avión y parecía tener algo escrito, así que lo abrí para ojear que ponía. "Se busca contrincante, Isla de Karanna, plazo del tiempo dos semanas. No será una batalla a muerte, sino un mero pasatiempo. Se busca seriedad y paciencia." Con que era una nota para retar a alguien eh.. Pues esa persona se iba a enterar, no hay nada que me moleste mas que que me molesten mientras duermo, bueno si, que me quiten la comida. Empecé a caminar por la playa en busca de alguien fuerte para darle una lección. Daba vueltas y mas vueltas, pero no veía a nadie, solo me encontré con una chica sentada en la playa comiendo un melocotón. Me acerqué a aquella chica, era la única por ahí así que debía ser ella. Me acerqué poco a poco, por la espalda, sin que me pudiese ver y desde atrás le quité el melocotón y me comí lo que quedaba de golpe, tragándome el hueso..

- ¿No me digas que tú eres la que va lanzando aviones de papel a la gente mientras duerme? Me debes una siesta, mocosa. - Le decía mientras me sentaba a su lado.

Iba a darle el último mordisco cuando una mano surgió de ninguna parte y me lo arrebató. Cuando me di la vuelta mosqueada, un joven se lo terminaba, hueso incluido. Pues si que debía de tener hambre... iba a decirle un par de cosas cuando habló.

-¿No me digas que tú eres la que va lanzando aviones de papel a la gente mientras duerme? Me debes una siesta, mocosa.

Me quedé perpleja, mirándole con la boca abierta. Es cierto que había lanzado un avión de papel, pero no había planeado interrumpir su siesta. Bueno, puede que esto hiciera las cosas más fáciles. Al menos ya tenía una excusa. Llevé una mano a mi falda, levantándola lo justo, atrapé uno de mis cuchillos con soltura. Le di un beso en la hoja, y con el señalé al extraño, diciéndole:

-Bueno, siento haber interrumpido tu siesta pero si quieres que te la devuelva, además de decirme cómo demonios quieres que lo haga, primero haz que muerda el polvo. ¿O acaso te da pereza vengar tu siesta?

En cuanto lo dije me di cuenta de lo ridículo que sonaba, pero ya estaba dicho. Debería mejor pensar antes de hablar...en fin. Suspiré y saltando hacia atrás di una amplia voltereta en el aire para poner algo de distancia entre nosotros y me quedé en guardia, no sabía como reaccionaría.

La joven se enfadó, amenazándome con un cuchillo. Vaya, si que tenía ganas de pelear como para enseñarme un cuchillo. Seguía sentado y ella dio una voltereta hacia atrás poniéndose en guardia. Empecé a rascarme la oreja izquierda con el pie izquierdo y di un fuerte bostezo.

- Vaya, que pereza, ahora a hacer ejercicio.- Decía a la chica mientras me levantaba. - Después de esto me pagarás la siesta con algo de comida, ya que me entrará hambre al hacer ejercicio.

Moví el cuello de lado a lado, crujiendo este, y empecé a hacer estiramientos. Me puse a cuatro patas y vi que estaba lejos, pero no lo suficiente. Me lancé con gran velocidad hacia ella y pegué un fuerte salto cuando estaba a pocos centímetros, poniéndome detrás de ella. Acto seguido le lancé un golpe con mi pie derecho en la parte de atrás de su rodilla izquierda, con intenciones de arrodillarla.

- ¡¡Siéntate!! - [AD]

Me quedé perpleja ante la elasticidad que demostraba, pero teniendo en cuenta que yo era capaz de saltar 3 metros en el aire, no se de que me extrañaba.

-Sin duda será curioso compartir comida con alguien como tu jeje.-

No lo dije por mal, simplemente el combate pintaba divertido. De repente, se lanzó contra mi. Me preparé para pararlo, pero saltó en el aire y aterrizó a mi espalda. No le vi, pero sentí el golpe tras mi rodilla. Aprovechando el impulso, me lancé al suelo y apoyando las manos, lancé una patada con ambas piernas hacia atrás, tratando de darle.

-Por cierto, mi nombre es Aki. Será mejor que no lo olvides...¡Porque voy a derrotarte! [AD]

Conseguí lanzarla al suelo pero ella me lanzó una patada que me dio en el estómago mientras me decía su nombre. Aproveché para agarrarle de la pierna en el momento en el que me golpeó y le lancé un puntapié en el estómago con mi pierna derecha para acto seguido soltarla. [AI]

- Yo soy Asderdeker, un pirata.

Por lo visto había calculado mal sus reflejos, ya que mi pierna fue capturada. El golpe en el estómago me dejó sin aliento por un momento y caí en la arena. Le oí presentarse y sonreí al oírle.

 Me puse en pie y en rápida sucesión, salté y lancé  otros tres cuchillos desde el aire, a diferentes alturas mientras aterrizaba de nuevo. En mi cabeza repasaba las lecciones de anatomía de mi infancia. -Uno a la aorta, otro al estómago y el último al pulmón derecho, quizá un par de centímetros desviado por el salto. Todas las heridas que puedan provocar de posible cura inmediata, pero mortales a largo plazo, como mucho en cuatro días. - Todos cuidadosamente apuntados, evalué al tiempo que sonreía y me ponía de nuevo en guardia. [AF]


-Entonces ya somos dos los piratas en esta isla.

Conseguí dejarla sin aliento, pero se levantó, lanzándome 3 cuchillos desde el aire. Giré hacia un lado, concrétamente a mi izquierda para esquivar sus cuchillos, pero no fue suficiente. Uno me rozó la mejilla dejándome una herida leve, los otros dos me rozaron el estómago, dejándome 2 heridas leves mas. A pesar de todo, las heridas escocían y eso me haría pensarme mas las cosas, no debía estar lejos de ella, ya que yo no tenía ningún ataque a distancia. Me Puse la mano izquierda en el estómago, donde me había provocado el corte y le miré.

- Oh, vaya. Veo que te gusta jugar con cuchillos. Yo no uso ningún arma, solo mis puños. - Le decía con una gran sonrisa.

Me puse a cuatro patas y avancé como una bestia a por ella, lanzándome a morder su brazo derecho, concrétamente debajo del hombro, para que con ese brazo no pudiese lanzar cuchillos.

- ¡¡Mordisco de León!!- [AIF]

-Conseguí darle.- Pensé para mí con satisfacción. Por lo menos, se volvería algo más lento. Y por ende, más fácil de apuntar. Iba a coger otro cuchillo con una sonrisa cuando le vi ponerse a cuatro patas. Ohh, esto sería divertido, pensé con los ojos brillantes de emoción. Mientras se acercaba, mi cabeza iba a mil por hora, pensando de qué manera podría causar más impresión. Pero el tiempo se acabó y ya estaba muy cerca. A juzgar por el ángulo de su cabeza, venía a por mi hombro. 


-Como si quiere venir a por mi cabeza, se va a enterar.- Pensé mientras cambiaba a forma completa y le enfrentaba sin apartarme, convertida en una gigantesca tigresa albina. En efecto sus mandíbulas se cernieron sobre mí y dejé escapar un bajo gruñido de dolor. Eso iba a dejarme una linda marca varios días, esperaba que al menos no me quedara cicatriz. Aunque no tenía pinta. Aprovechando que estábamos tan cerca, lancé un zarpazo a su hombro, buscando quedar a iguales. [AIF]

Cuando me lancé a morderla se convirtió en una gigantesca tigresa albina y conseguí morderle. Acto seguido me lanzó un zarpazo al hombro que intenté esquivar, pero estaba demasiado cerca y no pude moverme con agilidad, a lo que sus zarpas hirieron mi hombro izquierdo, dejándomelo prácticamente inservible. Debía hacer algo, esta chica era una maga que se podía transformar en animales, o al menos en uno, así que debía actuar rápido. Agaché mis rodillas para coger impulso y metí un gran salto, atacando con mi codo derecho por su lado izquierdo, directo a su mandíbula. Gracias a la potencia del salto el golpe sería lo suficientemente fuerte como para dejarla aturdida si le daba de pleno.

- ¡¡Pam!! - [AMF]

Conseguí darle en el hombro, pero se recuperó rápido, y antes de lo previsto, había saltado y lanzado su codo hacia mi mandíbula. No me daba tiempo a esquivarlo, y lo único que acerté a hacer fue a levantar la pata para pararlo. Gracias al salto, sin embargo, fue más fuerte de lo que había previsto y salí despedida hacia atrás. Traté de levantarme, pero un dolor me puso en guardia. La pata con la que había parado el golpe estaba en un ángulo poco natural. Rugí de frustración y me puse en pie, regresando a mi forma híbrida. 

Agité la cola con furia y tratando de no mover el brazo izquierdo, volví a correr hacia donde estaba él. A cada paso descubría nuevos moratones por la caída, pero supuse que no sería nada grave. Lo peor sería mi muñeca, que lucía rota...intentaba no moverla mucho.

 Tratando de no transformarme hasta el último segundo para cogerle por sorpresa, cogí un cuchillo con el brazo bueno, como si fuera a lanzarlo. Intenté acercarme lo más posible y a su lado, transformé mi cabeza en la del tigre y lancé un terrible mordisco hacia su brazo. Mis ojos relucían entre la furia y el dolor. [AF]

Interceptó mi codo con su pata, pero se la dañé. Volvió a su forma humana y se lanzó hacia mi con un cuchillo. Pensé que me lo lanzaría o que vendría a clavármelo, pero en el último momento su cabeza se convirtió en la de un tigre y fue directa a morderme el brazo. Paré su mordisco con mi antebrazo izquierdo, pero este había quedado dañado. Aproveché que su mandíbula me estaba mordiendo para lanzarle un fuerte puñetazo con la mano libre, directo a la mandíbula.

- Punch. - [AF]

Mi puño iba directo a su mandíbula, con gran fuerza y precisión, me dolía el brazo así que intentaría sacarla de él.

Poco tiempo me dio a hundir los dientes en su carne, porque del golpe en la mandíbula, volví a salir disparada. Transformé mi cabeza, mi cuerpo normal no aguantaba ese peso mucho rato. Ugh, eso va a hincharse, pensé al notar el dolor. Menos mal que tengo los dientes enteros...Bueno, hay muchas variedades de zumos. 


Busqué a mi alrededor a ver si había un fruto o algo que pudiera lanzarle, pero la playa estaba desierta, excepto por algunas piedras que parecían casi demasiado pequeñas...encogiéndome de hombros, las cogí, 5 o 6, y transformando mi brazo bueno para aumentar mi fuerza, se las lancé, apuntando allí donde justo antes le había mordido. Tal vez no le rompieran el brazo, pero si le daban ahí, daño, daño se lo iban a hacer. Inmediatamente después lancé el cuchillo que todavía sostenía en la mano, apuntando a su costado, y me puse en guardia mientras veía mis improvisados proyectiles surcar el aire. [AI]

Conseguí sacar su boca de mi brazo, pero este quedó inservible. La mujer volvió a transformarse en humana, pero esta vez empezó a lanzarme rocas pequeñas. No se con que intención iba, pero conseguí coger las piedras que me lanzaba con la mano. Empecé a reírme sin parar, aún con un dolor en el brazo increíble y me fijé como se acercaba hasta mi posición otro objeto mas, creía que era otra piedra así que alcé la mano para cogerla, pero no lo era, era un cuchillo. Bajé la mano pero el cuchillo se clavó en mi brazo. El dolor era insoportable, así que mientras sonreía para disimular, una mueca de dolor se mostraba en mi cara y una pequeña lágrima caía de mi ojo derecho.

- ¿¡Que!? ¡¡No me mires así!! ¡No estoy llorando! Es solo.. Que me ha entrado algo en el ojo. - Le decía indignado mientras con mi mano buena me sacaba el cuchillo de mi brazo y lo lanzaba al mar.

Era hora de acabar con esto, empezaba a ser serias las heridas, cuando solo iba a ser una diversión, y eso era algo que me molestaba. Me quedé mirando a esa mujer transformista con mirada intimidante. Empecé a correr hacia ella, esta vez a dos patas ya que no podría correr con el brazo izquierdo como lo tenía. Me puse lo mas cerca de ella que pude y me agaché, cuando solo estaba a un paso de ella. Salté con todas mis fuerzas, levantando mi rodilla derecha que iba directo a su mandíbula. Mientras, mi codo derecho iba dirigido a la parte de arriba de su cabeza, con gran fuerza.

- ¡Mandíbula del León! - [AB]

Por alguna razón incomprensible, en vez de esquivarlas, empezó a cogerlas con una mano. Me le quedé mirando, también trató de coger el cuchillo. Eso habría sido épico, pero se dio cuenta a tiempo. Aún así se le clavó en el brazo, y sumado a lo que dijo, trabajo me costó no reírme. Aunque la risa se me acabó cuando tiró mi cuchillo al mar. Eran un regalo! Qué asco...

Vino hacia mí y ocultando un cuchillo en la mano le esperé. Mi intención era recibir su golpe y aprovechar para apuñalarle y finalizar esto, pero no calculé bien su potencia. Mi cabeza quedó atrapada entre su codo y su rodilla al tiempo que avanzaba el brazo con el cuchillo buscando hundirlo en su costado. [AID]

Justo a tiempo, porque entonces mi visión se volvió negra. Caí en la arena y debí perder el sentido un par de segundos. Cuando logré abrir los ojos y recordar lo que había pasado, ya estaba lista para anunciar mi derrota y pagarle todos los plátanos que quisiera, pero intenté primero buscarle con la mirada, sin moverme mucho. Estaba segura que de levantarme me entrarían náuseas. No sabía cuál era su estado, recordaba mi mano avanzando el cuchillo y poco más, igual hasta había apuñalado el aire. Pero si le había dado tal vez lograra un empate. Nuevamente intenté incorporarme, logrando ponerme de rodillas.

Conseguí asestarle un gran golpe que la dejó inconsciente, pero en el último momento me clavó un cuchillo en mi costado. Cayó al suelo, al igual que yo y me fijé antes como miraba aquel cuchillo que había tirado al mar. Aún me quedaban fuerzas, y tal vez aquel cuchillo era importante para ella, así que me saqué el que tenía clavado en mi costado. Estaba sangrando, pero con las últimas fuerzas me levanté y empecé a caminar hacia el mar en busca de aquel cuchillo. Me zambullí y me puse a bucear con escasas fuerzas, estaba perdiendo sangre y no tenía mucho tiempo, pero al fin lo encontré. Lo cogí con la boca y salí del agua, poniendo el cuchillo encima de aquella chica, que aún estaba inconsciente. Aún me quedaban un poco de fuerzas y a lo lejos me fijé en una planta extraña. Del poco conocimiento que tenía, sabía que el jugo de aquella planta podía desinfectar heridas, así que empecé a caminar hacia ella, dando tumbos, con la mirada borrosa. Llegué allí, pero solo había lo suficiente para cubrir las heridas de uno de los dos, así que la arranqué, pero caí al suelo. Empecé a arrastrarme hacia aquella chica, con las últimas fuerzas y cuando estaba a su lado, exprimí aquella planta encima de las heridas de ella, haciendo que el jugo entrase en las heridas y las limpiase. No me quedaban fuerzas, así que me tumbé boca arriba, con una gran sonrisa y cerré los ojos.

Notaba el escozor en mis heridas y vi en la arena aquél cuchillo. Sonreí con ternura, agradecida. Aunque él no podía verme, había perdido el conocimiento. Me levanté trabajosamente y me arrastré a donde estaba, examinando sus heridas. Hice inventario mientras recordaba los primeros auxilios y miraba alrededor observando qué cosas podría usar.

-Pequeños cortes en la mejilla y el estómago, hombro izquierdo herido igual que el antebrazo y una incisión recta y algo profunda en el brazo derecho.- Iba susurrando. Bueno, qué alivio. No eran graves, el problema era que había perdido mucha sangre, si paraba la hemorragia debería estar bien.

Lentamente, agarré el cuchillo que él había rescatado de las fauces del océano. Olía a mar, y pensé que debería encontrar una manera de agradecerle ese regalo. Yo no podía sumergirme...ese olor haría que no me olvidara de qué era el océano. Rasgué su camiseta mientras musitaba un ''lo siento''. Con las tiras hice un improvisado vendaje para el brazo derecho. Apreté bien y al poco dejó de sangrar y apenas goteaba. El hombro era algo más complicado, no debía moverlo, así que entre venda y venda introduje pequeñas piedras para que hicieran contrapeso y no lo moviera. Doblé mi capa y la puse bajo su cabeza, para que estuviera algo más cómodo. Acto seguido me acerqué al bosque y estuve un buen rato, pero conseguí encontrar algunas frutas. Con ellas bajo un brazo, emprendí el regreso a la playa, preguntándome si él habría despertado...teníamos una comida pendiente, al fin y al cabo.

Después de quedar inconsciente, al fin desperté. Escuchaba el dulce sonido de las olas entrar por mis oídos y el olor a mar me calmaba. Estaba tumbado, cansado y hambriento, pero todo eso me relajaba. Miré mi cuerpo y, mis ropas, estaban desgarradas pero mis heridas vendadas. El sol me pegaba en la cara y mi cuerpo estaba débil, demasiado. Ya había dormido lo suficiente, ahora solo necesitaba algo que llevarme a la boca. Intenté levantarme pero mis fuerzas eran escasas y a penas podía moverme, cuando conseguí levantarme, me fijé en el mar. Era de un gran color azul en donde el sol reflejaba, las nubes empezaban a cubrir poco a poco el cielo y el sol, se escapaba. Quedaba poco para hacerse de noche, así que di un gran suspiro y miré a mi alrededor.

- Vaya. ¿Donde estará la chica? Se habrá escabullido para no pagarme la comida.. - Pensaba hacia dentro, mientras buscaba señas de aquella pelirroja.

Me giré y cual fue mi sorpresa, de ver a aquella chica con un montón de fruta en sus manos. Mis ojos empezaron a llorar, inundando mi cara en lágrimas, mi felicidad era tanta que mi sonrisa era casi inevitable, grande y felina. Mi cuerpo empezó a avanzar solo, lentamente, mientras mi estómago rugía como un león hambriento. Era hora de la comida y eso, me hacía realmente feliz.

- ¡¡Comida!! - Grité fuerte y emocionado al verla.

Había tardado más de lo previsto, y podía ver en el cielo al sol a punto de esconderse. Salí de entre los árboles con los brazos llenos de fruta. Sonreí en la distancia, él había despertado. Menos mal, nunca había pretendido llevar esto tan lejos...la verdad era que me sentía algo culpable. Me acerqué y el me vio... y entonces comenzó a llorar. Mis ojos se abrieron por la sorpresa y me precipité a su lado. Escuché un rugido y su grito....y me eché a reír. ¡Pues si que debía estar hambriento! Me senté frente a él, extendí la capa encima de la arena y posé allí las frutas. La verdad es que yo también estaba hambrienta...pero decidí esperar a que él se saciara primero, se lo debía.

-Muchas gracias por recoger el cuchillo...es importante para mí, fue...fue un regalo.- En mi pensamiento evoqué por un momento a la persona que me los había cedido...pero sacudí la cabeza. No era el momento de ponerse pastelosa. Sonreí timidamente ante el chico medio vestido. No parecía haberse dado cuenta de dónde había sacado las vendas....

-Hum...siento haber rasgado tu camisa. Lo habría hecho con la mía, pero pensé que entonces al despertar, tal vez te sintieras incómodo. Ah y...un detalle por tu parte, desinfectar mis heridas. Te estoy agradecida.

Me recosté en la arena, disfrutando de los últimos rayos de sol.- Que aproveche!

Me puse a mirar fijamente las frutas mientras se me caía la baba, la verdad es que necesitaba recuperar fuerzas, aquella chica me había llevado al límite. Me senté en la arena mientras me metía sin parar una fruta tras otra en la boca, aquel manjar estaba realmente bueno, pero aquella chica no comía. Me dio las gracias por recoger su cuchillo, a lo que yo no pude evitar hablarle mientras comía.

- Nof yay def quef. - Le decía con la boca llena de fruta.

Me dijo que lo sentía, por rasgar mi camisa, pero eso a mi no me importaba para nada, mi aspecto es lo que menos me importa. Me agradeció que desinfectara sus heridas, cosa que para mi era lo menos que podía hacer, ya que eso lo provoqué yo. Trague la fruta que tenía en la boca y le miré.

- No te preocupes por la ropa, no me importa el aspecto. Y lo de las heridas, es lo que debía hacer, ya que todas te las he provocado yo. Por cierto, tú también deberías comer y recuperar fuerzas. - Le decía mientras le ofrecía las frutas.

Había sido un largo día, el cielo se estaba tornando rojo debido a que el sol estaba a punto de desaparecer. Me encantaba esas vistas, el sol reflejándose en el mar, las nubes tapando el cielo y, este, de color rojo anaranjado.

Me insinuó que yo también debería comer y me senté a su lado. Sofoqué una mueca por culpa de la tirantez de los cortes cogiendo una gigantesca manzana y metiéndomela a la boca. Pude notar el sabor estallando y di un suspiro de satisfacción. Me tiré en la arena mientras seguía comiéndola. Notaba el cuerpo cansado y estaba hambrienta. La manzana sabía a gloria, y aún quedaba mucha fruta. Miré hacia Asder, estaba mirando el cielo. Había alguna nube pero no amenazaban lluvia. El sol estaba rojo y el día se acababa. De fondo solo se oía el mecer de los árboles al pasar una u otra ráfaga de viento cálido.

-Ha sido un buen combate y un espléndido día.- Señalé el cielo con la cabeza.- Es hermoso, ¿Verdad?-

Estaba muy a gusto. Decidí que dormiría esta noche en la playa y ya buscaría mañana la forma de ir a alguna otra isla. Pero me interesaba saber qué haría él.

-Yo me quedaré a dormir aquí...¿Tú que harás?