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Haine Rammsteiner versus Kung Fu Dugongs
Escenario: Centro del islote de Sunaba, rodeados de altas rocas. Suelo arenoso. Portón de piedra al fondo.
Turnos: Haine - Dugongs - Haine - Dugongs...
*Si Haine gana, los Dugongs se le unirán.
*Las heridas permanentes y habrá posibilidad de muerte.
Haine Rammsteiner
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—Vamos coño, que no se diga que no se pelear sin el perro.— dijo refiriéndose a Shiro, su más querido nakama, desenfundando la pistola con su mano derecha mientras descargaba el maniquí articulado con su mano izquierda y lo dejaba en el suelo. —¡Estáis a punto de enfrentaros a vuestra peor pesadilla! ¡Rendíos ya o sufrid a manos de mi mascota!— dijo, y con su mano izquierda tocó lo que sería la frente de ese muñeco que yacía en el suelo carente de vida. Una energía de color púrpura pálido emanó desde su mano y se introdujo en el cuerpo de madera que, de alguna forma misteriosa, alzó lo que sería su cuello para mirar a su creador. Ese objeto estaba poseído y así quedó demostrado cuando una sonrisa muy macabra apareció en su rostro y se puso en pie como si fuera alguna clase de autómata. Y entonces, para lograr que aquellos animales fueran derrotados sin sufrir un excesivo daño, mandó a su marioneta lanzarse al ataque.
—¡Mashi Mashi no mi! ¡Posesión de objetos!— mencionó el albino en el momento en que la marioneta se lanzaba como si de algún tipo de luchador se tratara y trataba de asestar una fuerte patada a uno de los enemigos. Además, trataría de librarse de un segundo con un golpe con el puño cerrado como si fuera a golpear una mesa, pero buscando apartarlo de su posición para que no se le acumularan. Si todo eso fallaba, Haine procedería a lanzar sus mejores ataques, pero para ello esperaría pues no quería herir a aquellos animales en demasía.
—Regulemos esto...— dijo el albino ajustando la potencia de su pistola compresora de aire. ¿La mitad estaría bien? Había visto destrozar muñecos de prácticas con la pistola totalmente cargada, pero esperaba que a mitad tan solo los lanzara por los aires o algo. Al fin y al cabo parecían tener unos caparazones en su cuerpo, esperaba que no fueran simplemente decorativos. Absorbió el aire del ambiente que fue rápidamente remplazado por el que lo rodeaba, su arma estaba cargada y podría utilizarla tan pronto como lo viera necesario.
—¡Mashi Mashi no mi! ¡Posesión de objetos!— mencionó el albino en el momento en que la marioneta se lanzaba como si de algún tipo de luchador se tratara y trataba de asestar una fuerte patada a uno de los enemigos. Además, trataría de librarse de un segundo con un golpe con el puño cerrado como si fuera a golpear una mesa, pero buscando apartarlo de su posición para que no se le acumularan. Si todo eso fallaba, Haine procedería a lanzar sus mejores ataques, pero para ello esperaría pues no quería herir a aquellos animales en demasía.
—Regulemos esto...— dijo el albino ajustando la potencia de su pistola compresora de aire. ¿La mitad estaría bien? Había visto destrozar muñecos de prácticas con la pistola totalmente cargada, pero esperaba que a mitad tan solo los lanzara por los aires o algo. Al fin y al cabo parecían tener unos caparazones en su cuerpo, esperaba que no fueran simplemente decorativos. Absorbió el aire del ambiente que fue rápidamente remplazado por el que lo rodeaba, su arma estaba cargada y podría utilizarla tan pronto como lo viera necesario.
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Los Kung Fu Dugongs se quedan mirando con interés al muñeco. Un incluso se acercó con curiosidad a olerlo, llevándose el tortazo de su vida cuando la pierna del autómata lo golpeó en la cara, haciéndolo rodar por el suelo. Se levantó quejándose con voz aguda y frotándose la cara. Mientras otro de los dugongs se acercó. Este se esperaba ya a tu muñeco, y esquivó su puñetazo ágilmente. Con un chillido, saltó y le lanzó un coletazo en dirección a la cabeza. De los siete dugongs, cinco retroceden, mientras los otros a los que has golpeado se colocan en posición. El del coletazo vuelve a saltar hacia el muñeco, lanzándole una lluvia de veloces puñetazos, mientras el otro corre hacia ti y salta con la cabeza por delante intentando placarte en el estómago. Te das cuenta entonces de que su cabeza también está blindada por un caparazón.
Kung Fu Dugong: Golpes Dugong [AF]
Kung Fu Dugong: Proyectil Dugong [AIF]
Off: se considera a los dos Dugongs que te están atacando luchadores del mono nivel 30.
Kung Fu Dugong: Golpes Dugong [AF]
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Off: se considera a los dos Dugongs que te están atacando luchadores del mono nivel 30.
Haine Rammsteiner
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Ay, qué lástima le dio cuando la primera de las fierecillas recibió la patada. Se sentía culpable, si le hubiera partido la cabeza en dos a un humano no le habría importado pero a un animal... En fin, parecía que el combate comenzaba de verdad y así quedó demostrado cuando su ayudante hecho de madera recibía un ataque. Se cubrió con los dos brazos como pudo, de forma que la mayoría de los puñetazos le dieron en sus extremidades superiores que quedaron completamente destrozadas y desencajadas del resto del cuerpo. El torso quedó abollado y astillado, así como lo que sería la cabeza que de un puñetazo había volado hasta el agua. De aquel maniquí solo quedaba el torso y las piernas, y no precisamente en el mejor de los estados. Pero el poder de Haine era mucho más terrorífico de lo que se podía imaginar, y aunque no poseyera cabezas ni brazos ese maniquí no estaba derrotado.
Pero la desventaja numérica era demasiado. Un segundo animal se lanzó contra Haine que, sin esperárselo, fue golpeado en el estómago y lanzado hacia atrás como si le hubiera golpeado una bala de cañón, dejándolo sin aire y de rodillas en el suelo apoyándose con la mano izquierda, la libre, para no caerse de morros contra la arena. Tenía que levantarse o de lo contrario recibiría un golpe letal en esa posición, por lo que haciendo un gran esfuerzo se puso de pie con la pistola de aire comprimido por delante y observando a su rival con un ojo entornado por el dolor mientras el aire volvía a entrar en su cuerpo. Le iba a salir un buen moratón de eso, y si recibía más golpes por la zona tanto sus órganos como su estructura ósea podían quedar muy dañados. Por tanto tenía que ponerse serio, aunque los matara, y eso implicaba usar munición real.
Pero antes, su akuma no mi volvió a hacer efecto. Una siniestra mandíbula apareció en su estómago que se reía y relamía con una enorme lengua azulada, pero esta vez el maniquí retrocedio hasta colocarse detrás de Haine. Si quedaba herido de gravedad y no podía moverse alguien tendría que sacarlo de allí, y su torso con piernas de madera podría ser bastante útil si lograba agarrarse a él. Se puso serio, se colocó de forma erguida y activó su mantra. Con eso creía que podría esquivar los ataques de los animales, o por lo menos predecirlos para mitigar los daños, pero no se iba a confiar pese a que estuviera sacando su armamento pesado. —A ver qué tal... os parece esto.— dijo con la respiración aún entrecortada. El maniquí permaneció a la espera y desde su espalda se elevó la escopeta recortada poseída por su poder. —Aquí no hay nada que poseer, por lo que tendré que poseer mis propias armas...— concluyó preparándose para la ofensiva.
Se aseguró del tipo de munición que llevaba. La escopeta sería ideal pues disparada a media distancia no sería tan devastadora como a corta, cargando munición normal para evitar daños excesivos. Apretó el gatillo de la escopeta, guardándose el disparo de la pistola comprimida por si decidían contratacarle, y tras el disparo lo que quedaba del maniquí saltó por encima de Haine y cayó el suelo girando sobre su propio cuerpo como si bailara break dance o capoeira, alzando sus piernas de forma que el otro de los animales se viera atacado por una patada giratoria. Parecía un ataque ridículo teniendo en cuenta que era un torso con piernas, pero son ventajas de no tener cabeza y brazos que te permiten girar con mayor inercia, como una peonza. De esta forma ambos animales se verían atacados, y con suerte al menos uno de ellos quedaría fuera de combate.
[Your breakdance it´s like a shotgun!][AIF] - Haki Mantra activo.
P.D: Por si no me expliqué bien, el maniquí trata de golpear a un dugong y la escopeta apunta y dispara al otro.
Pero la desventaja numérica era demasiado. Un segundo animal se lanzó contra Haine que, sin esperárselo, fue golpeado en el estómago y lanzado hacia atrás como si le hubiera golpeado una bala de cañón, dejándolo sin aire y de rodillas en el suelo apoyándose con la mano izquierda, la libre, para no caerse de morros contra la arena. Tenía que levantarse o de lo contrario recibiría un golpe letal en esa posición, por lo que haciendo un gran esfuerzo se puso de pie con la pistola de aire comprimido por delante y observando a su rival con un ojo entornado por el dolor mientras el aire volvía a entrar en su cuerpo. Le iba a salir un buen moratón de eso, y si recibía más golpes por la zona tanto sus órganos como su estructura ósea podían quedar muy dañados. Por tanto tenía que ponerse serio, aunque los matara, y eso implicaba usar munición real.
Pero antes, su akuma no mi volvió a hacer efecto. Una siniestra mandíbula apareció en su estómago que se reía y relamía con una enorme lengua azulada, pero esta vez el maniquí retrocedio hasta colocarse detrás de Haine. Si quedaba herido de gravedad y no podía moverse alguien tendría que sacarlo de allí, y su torso con piernas de madera podría ser bastante útil si lograba agarrarse a él. Se puso serio, se colocó de forma erguida y activó su mantra. Con eso creía que podría esquivar los ataques de los animales, o por lo menos predecirlos para mitigar los daños, pero no se iba a confiar pese a que estuviera sacando su armamento pesado. —A ver qué tal... os parece esto.— dijo con la respiración aún entrecortada. El maniquí permaneció a la espera y desde su espalda se elevó la escopeta recortada poseída por su poder. —Aquí no hay nada que poseer, por lo que tendré que poseer mis propias armas...— concluyó preparándose para la ofensiva.
Se aseguró del tipo de munición que llevaba. La escopeta sería ideal pues disparada a media distancia no sería tan devastadora como a corta, cargando munición normal para evitar daños excesivos. Apretó el gatillo de la escopeta, guardándose el disparo de la pistola comprimida por si decidían contratacarle, y tras el disparo lo que quedaba del maniquí saltó por encima de Haine y cayó el suelo girando sobre su propio cuerpo como si bailara break dance o capoeira, alzando sus piernas de forma que el otro de los animales se viera atacado por una patada giratoria. Parecía un ataque ridículo teniendo en cuenta que era un torso con piernas, pero son ventajas de no tener cabeza y brazos que te permiten girar con mayor inercia, como una peonza. De esta forma ambos animales se verían atacados, y con suerte al menos uno de ellos quedaría fuera de combate.
[Your breakdance it´s like a shotgun!][AIF] - Haki Mantra activo.
P.D: Por si no me expliqué bien, el maniquí trata de golpear a un dugong y la escopeta apunta y dispara al otro.
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Los dugongs se pusieron a animar a sus camaradas dando agudos chillidos y alzando sus musculosas extremidades superiores en el aire. Los dos animalillos esbozaron sonrisas infantiles y se pusieron a alardear y fingir puñetazos contra oponentes invisibles. Grave error. Uno de los dugongs espectadores se repente se fijó en ti y tu muñeco y comenzó a dar gritos de alarma, pero fue demasiado tarde. El disparo de la escopeta dio de lleno al dugong más lejano. No fue suficiente para penetrar en su duro caparazón, pero lo tumbó de espaldas y lo dejó aturdido. Tras eso, el otro se giró hacia vosotros algo asustado, pero con una mueca fiera. Parece que no es el día de suerte de este pequeñín, pues nuevamente se llevó un patadón en la cara, saliendo volando y quedando atontado en la arena.
- ¡Hua! ¡hua! - dijo en su animalesco idioma uno de los espectadores.
Este y dos más se adelantaron para sustituir a sus amigos derrotados. Uno de ellos se colocó delante, avanzando a saltitos sobre su cola. El otro dio poderoso salto hacia este, rebotando sobre su cabeza. El dugong "volador" fue hacia ti, dando varios mortales en el aire y terminando el movimiento con un coletazo descendente hacia tu cabeza.
Kung Fu Dugong: Coletazo Dugong [AMF]
Off: Estos se consideran del mismo nivel que los anteriores.
- ¡Hua! ¡hua! - dijo en su animalesco idioma uno de los espectadores.
Este y dos más se adelantaron para sustituir a sus amigos derrotados. Uno de ellos se colocó delante, avanzando a saltitos sobre su cola. El otro dio poderoso salto hacia este, rebotando sobre su cabeza. El dugong "volador" fue hacia ti, dando varios mortales en el aire y terminando el movimiento con un coletazo descendente hacia tu cabeza.
Kung Fu Dugong: Coletazo Dugong [AMF]
Off: Estos se consideran del mismo nivel que los anteriores.
Haine Rammsteiner
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Dos menos, quedaban cinco. Con sus robots y con Shiro aquello habría acabado nada más empezar, pero estaba solo con ese trasto de madera y sus armas de fuego, algo que lo dejaba en clara desventaja. —De dos en dos, ¿eh? O sois muy tontos o demasiado listos... Qué narices, o muy tontos o más tontos.— decía mientras trataba de ver el ataque que se avecinaba contra él. Eran demasiado rápidos, y aunque logró ver como se movían sus músculos no pudieron reaccionar lo suficiente rápido haciendo que su ataque no pudiera ser detenido de forma humana... ¿Pero y de forma infrahumana? La posesión de objetos había actuado de nuevo, el maniquí cayó al suelo inerte mientras las dos pistolas unidas por la cadena se alzaban como si fueran serpientes para interponerse en el ataque. Solo evitaron que la herida fuera fatal, mas aunque la fuerza de aquella posesión redujo la del ataque rival el cráneo de Haine fue golpeado con fuerza haciendo que toda su espina dorsal se meneara hacia abajo.
Clavó una rodilla en el suelo y apuntó hacia adelante con su pistola de aire comprimido, abriendo fuego dos veces contra el animal que había servido de catapulta. De golpearle no estaba seguro de cuál sería la potencia del impacto, pero cada vez le importaba menos la salud de sus enemigos y más su propia salud. Y mientras, las dos pistolas se irguieron de nuevo y apuntaron al que le haabía golpeado en la cabeza mientras un hilo de sangre descendía desde la misma y teñía su pelo de color rojo. Ambas pistolas dispararon una ráfaga cada una de balas que, de alguna forma, confiara en que no fueran letales contra su armadura, pero desconocía si siquiera llegaría a atravesarla. No obstante se mostró confiado y se volvió a erguir todo lo que pudo, recargando la pistola de aire comprimido y colocando la munición pírica en la escopeta. —Vamos, los dos siguientes.— dijo con los dientes apretados.
Comenzaba a ver borroso, su cerebro pedía oxígeno y estaba afectado por el tremendo golpe. Esperaba poder curarse, aunque fuera unos primeros auxilios básicos en su habitación vendándose la cabeza, ¿llegaría a vencer a las siete tortugas ninja contra las que se enfrentaba? Suspiró, su última opción era el lanzagranadas, pero no quería dañar la integridad estructural de aquel lugar pues podía ser una pista para sus aventuras. Las dos pistolas volvieron a su estado normal tras guardarse en la funda, de nuevo la pistola de aire comprimido en su mano izquierda y la recortada en la derecha.
[Shoot, damm, SHOOT!][AF]- [Mantra activado]
Clavó una rodilla en el suelo y apuntó hacia adelante con su pistola de aire comprimido, abriendo fuego dos veces contra el animal que había servido de catapulta. De golpearle no estaba seguro de cuál sería la potencia del impacto, pero cada vez le importaba menos la salud de sus enemigos y más su propia salud. Y mientras, las dos pistolas se irguieron de nuevo y apuntaron al que le haabía golpeado en la cabeza mientras un hilo de sangre descendía desde la misma y teñía su pelo de color rojo. Ambas pistolas dispararon una ráfaga cada una de balas que, de alguna forma, confiara en que no fueran letales contra su armadura, pero desconocía si siquiera llegaría a atravesarla. No obstante se mostró confiado y se volvió a erguir todo lo que pudo, recargando la pistola de aire comprimido y colocando la munición pírica en la escopeta. —Vamos, los dos siguientes.— dijo con los dientes apretados.
Comenzaba a ver borroso, su cerebro pedía oxígeno y estaba afectado por el tremendo golpe. Esperaba poder curarse, aunque fuera unos primeros auxilios básicos en su habitación vendándose la cabeza, ¿llegaría a vencer a las siete tortugas ninja contra las que se enfrentaba? Suspiró, su última opción era el lanzagranadas, pero no quería dañar la integridad estructural de aquel lugar pues podía ser una pista para sus aventuras. Las dos pistolas volvieron a su estado normal tras guardarse en la funda, de nuevo la pistola de aire comprimido en su mano izquierda y la recortada en la derecha.
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Tus disparos pillan por sorpresa al dugong "catapulta", que sale volando y cae de cabeza sobre la arena, enterrándosele en la misma y quedando en una cómica posición con la mitad de su cuerpecito asomando del suelo y retorciéndose en el aire. El otro al estar en el aire no pudo esquivar los tiros, y salió disparado por el retroceso del impacto y se golpea contra una piedra. Sin embargo, ambos se recuperan. El de la arena logra desenterrarse y se levanta escupiendo y con el morro manchado. El otro se levanta enfadado y se pone en posición. De repente, el más grande de los dugongs, uno que estaba espectando hasta ese momento y que tenía una cicatriz de un mordisco en su "brazo" derecho, se levantó.
- ¡Hau! ¡Hau!
Ante el agudo chillido del que parecía su jefe, los animales retrocedieron. El recién aparecido se acercó a ti con una mirada inteligente y seria, una mirada que parecía más humana que de animal. Tras estudiarte durante unos momentos, se coloca en posición de combate. Entonces avanza hacia ti dando saltitos sobre su cola a toda velocidad. Una velocidad sorprendente teniendo en cuenta su forma de desplazarse. De repente salta hacia tu izquierda y salta hacia ti lanzándote un poderoso derechazo hacia el costado, buscando pillarte desprevenido con su rápido movimiento.
Kung Fu Dugong: Gancho Dugong [AB]
Off: Este Dugong es el jefe de la banda. Se considera un luchador del mono nivel 40.
- ¡Hau! ¡Hau!
Ante el agudo chillido del que parecía su jefe, los animales retrocedieron. El recién aparecido se acercó a ti con una mirada inteligente y seria, una mirada que parecía más humana que de animal. Tras estudiarte durante unos momentos, se coloca en posición de combate. Entonces avanza hacia ti dando saltitos sobre su cola a toda velocidad. Una velocidad sorprendente teniendo en cuenta su forma de desplazarse. De repente salta hacia tu izquierda y salta hacia ti lanzándote un poderoso derechazo hacia el costado, buscando pillarte desprevenido con su rápido movimiento.
Kung Fu Dugong: Gancho Dugong [AB]
Off: Este Dugong es el jefe de la banda. Se considera un luchador del mono nivel 40.
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Los siguientes dos aparecieron. Ah, no, solo era uno pero por un instante estaba viendo doble. Su ataque fue demasiado rápido incluso para el mantra del albino que solo pudo entrecerrar un ojo sabiendo lo que se avecinaba. Pero ah, no, esto no iba a quedar así. Soltó sus armas e inmediatamente tomó el lanzagranadas para lentamente (en comparación a la velocidad del animal) apuntarle con su arma directamente a la cara. Recibió el puñetazo que curvó su cuerpo más grados de lo que un médico recomendaría y con el crujido de dos costillas que seguramente habían pasado días mejores. Sus pies se despegaron del suelo y fue lanzado contra la arena cercana pero antes de golpearse contra el suelo apretó el gatillo. Un disparo de lanzagranadas a muy corta distancia, probablemente él también se viera afectado por tremenda explosión, pero era su única carta en aquel momento.
La explosión levantó una gran nube de polvo y provocó un fuerte pitido en los oídos de Haine que fue semienterrado en una montañita de arena, actuando por instinto y haciendo que su poder se activara. Cuando el humo levantado se comenzó a disipar y la tos de Haine por el humo mermara podría comprobar sí había vencido a su rival, pero por el momento estaba concentrado en sus heridas. La explosión más el fuerte golpe debía haberle dañado algún órgano, aunque esperaba que no severamente, pues su tos expulsaba algo de sangre sobre la arena. El costado le dolía en gran cantidad, sin duda había sido un golpe muy poderoso, lo habría partido por la mitad si le hubiera dado otro como si de un leñador con su árbol se tratara. Y entonces alzó la vista, su mantra había desaparecido por la desconcentración por lo que tuvo que guiarse con sus ojos para comprobar el desenlace.
En pie se encontraba su maniquí, con su grotesca sonrisa en el estómago, poseído, la poca consciencia que le quedaba a Haine servía para que ese montón de astillas siguiera en pie como si el hecho de que la mitad de su cuerpo hubiera desaparecido no hubiera hecho mella en su espíritu. Sin embargo, ¿qué habría sido de su más duro rival? Buscó entre el polvo a ese personaje, si seguía vivo y era de los que se ensañaban solo tendría a un pedazo de madera para defenderse y muy poca movilidad con la que esquivarlo.
[Big Bad Kaboom [AF]][Mantra desactivado]
Nota: En ningún momento quiero decir que golpeo a mi rival, sino que la bomba explota. Esto puede ser porque lo golpeo o porque golpeo en el suelo donde estaba. Si por algún casual no hubiera ningún tipo de explosión debido a que algo parara la granada, esto sería atribuido al golpe en la cabeza de Haine que le jugó la mala pasada de ver esa explosiva visión.
En cualquier caso, me gustaría que el narrador de ser posible confirmara las heridas en el cuerpo de Haine y añadiera nuevas heridas de creerlo conveniente, las cuales podrán o no ser tratadas en el transcurso de la trama.
La explosión levantó una gran nube de polvo y provocó un fuerte pitido en los oídos de Haine que fue semienterrado en una montañita de arena, actuando por instinto y haciendo que su poder se activara. Cuando el humo levantado se comenzó a disipar y la tos de Haine por el humo mermara podría comprobar sí había vencido a su rival, pero por el momento estaba concentrado en sus heridas. La explosión más el fuerte golpe debía haberle dañado algún órgano, aunque esperaba que no severamente, pues su tos expulsaba algo de sangre sobre la arena. El costado le dolía en gran cantidad, sin duda había sido un golpe muy poderoso, lo habría partido por la mitad si le hubiera dado otro como si de un leñador con su árbol se tratara. Y entonces alzó la vista, su mantra había desaparecido por la desconcentración por lo que tuvo que guiarse con sus ojos para comprobar el desenlace.
En pie se encontraba su maniquí, con su grotesca sonrisa en el estómago, poseído, la poca consciencia que le quedaba a Haine servía para que ese montón de astillas siguiera en pie como si el hecho de que la mitad de su cuerpo hubiera desaparecido no hubiera hecho mella en su espíritu. Sin embargo, ¿qué habría sido de su más duro rival? Buscó entre el polvo a ese personaje, si seguía vivo y era de los que se ensañaban solo tendría a un pedazo de madera para defenderse y muy poca movilidad con la que esquivarlo.
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Nota: En ningún momento quiero decir que golpeo a mi rival, sino que la bomba explota. Esto puede ser porque lo golpeo o porque golpeo en el suelo donde estaba. Si por algún casual no hubiera ningún tipo de explosión debido a que algo parara la granada, esto sería atribuido al golpe en la cabeza de Haine que le jugó la mala pasada de ver esa explosiva visión.
En cualquier caso, me gustaría que el narrador de ser posible confirmara las heridas en el cuerpo de Haine y añadiera nuevas heridas de creerlo conveniente, las cuales podrán o no ser tratadas en el transcurso de la trama.
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Estás bastante mal. Te cuesta respirar y te duele a horrores el costado. No sólo eso, la explosión te ha quemado el brazo y ahora tienes unas pequeñas llamas brotando de este. Deberías apagarlas antes de que te causen una quemadura aun más grave. Además de eso, puedes ver a una figura tambaleante levantándose entre el humo. Es el dugong. Lentamente comienza a caminar, parece que en dirección hacia ti. Sin embargo, en el último momento esboza una sonrisa acompañada por una infantil mirada de admiración y se "arrodilla" frente al maniquí. Velozmente todos los dugongs corren a rendirle pleitesía también al poderoso Gran-Hombre-De-Madera. Has ganado el combate, y parece que un grupete de extraños aliados.
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No sabía si reír o llorar. Lo que sí haría sería apagarse las llamas de su brazo rápidamente, las cuales en un principio le había costado reconocer pero con el olor a quemado y la ligera sensación de un tremendo dolor que le daban ganas de arrancarse la piel a tiras decidió introducir el brazo en la arena con fuerza, acarreándole un fuerte dolor en el costillar. Tosió de nuevo un par de veces, al parecer la hemorragia interna había sido cosa de poco pues no volvía a toser sangre pero... El dolor en su cuerpo era demasiado para continuar con aquella expedición en condiciones. Pero no podía rendirse, si esperaba hasta el amanecer era probable que los demás barcos -o al menos el barco que Haine había visto- se llevaran cualquier rastro de oro en la isla, así como posibles artefactos épicos que quizás podrían ayudarle a cumplir su sueño.
—Echadme una mano... Eh... ¡Eh!... ¡Vamos echadme una mano!— pedía Haine, pero nadie le hacía caso pues aquellos animales estaban empeñados en seguir al "Gran Guerrero Medio Torso". Negó con la cabeza y ordenó al maniquí que fuera hasta donde estaba, agarrándose a su cuerpo y dejando que caminara con los pies a rastras por el camino más sencillo de vuelta al barco. Necesita varias cosas, como provisiones, asistencia médica, sus drones de combate... Había subestimado a aquella isla, pero aparentemente ahora parte de sus fuerzas se habían unido a las del albino. O mejor dicho a la de ese maniquí. Tras unos minutos llegaron al barco, donde Shiro y Nikolaus lo esperaban preocupados. Habían escuchado la explosión, y eso no era algo a tomarse a broma.
Dentro de su camarote se le hicieron unos primeros auxilios muy simples al ingeniero robótico, una cura que hasta un niño sabría hacer. Su cabeza fue vendada para evitar hemorragias, su brazo izquierdo que había sido quemado fue bañado en agua fría de un barril durante unos cuantos minutos y después fue vendado también... Y la herida más grave, las costillas, fueron firmemente sujetas por vendas y una plancha de cuero que serviría para reforzar ese costado y evitar movimientos bruscos por su parte que pudieran dañarlo internamente. ¿Que si esas costillas se iban a curar solas? Probablemente no, pero ya se preocuparía más tarde de eso, quizás Eris pudiera curarlo. Ahora no podía perder tiempo, debía volver a la expedición antes de que le sacaran demasiada ventaja.
—¡Jackal! ¡Typhoon a mí!— mencionó Haine en voz alta, provocando dos grandes movimientos. De debajo de una lona salió una máquina de tamaño superior a un hombre y hasta tres veces más pesada, portando dos ametralladoras acopladas capaces de reducir un cuerpo a ceniza. De lo alto del palo mayor descendió otra máquina, un aerodeslizador con forma parecida a alas de murciélago desplegadas sobre el cual Haine se subió y sentó tras tomar una caja más, donde estaba el "Little Bee", su dron de apoyo. —Typhoon, define estas coordenadas como "base".— mencionó, escuchando un pitido de confirmación segundos más tarde. De esta forma si le daba la orden adecuada volvería hasta el barco cargando lo que el albino le dijera. Estaba listo, dos drones de combate y uno de apoyo, bajó de nuevo a la isla. —Quédate un poco más Shiro, estaré bien sin tener que moverme para caminar encima del aerodeslizador... Ven luego.— concluyó.
El maniquí, o lo que quedaba de él, caminaba a su lado mientras que el "ejército" de Dugong los seguían como si esperaran una orden o les fuera a dar una orden magistral. Un disparo de fuego prendió en llamas al maniquí que en pocos segundos se redució a cenizas. Los Dugongs tenían nuevo lider, e iba montado en el aerodeslizador más cool de todos los mares.
Salvo que el narrador diga lo contrario, combate terminado. Sigue aquí.
—Echadme una mano... Eh... ¡Eh!... ¡Vamos echadme una mano!— pedía Haine, pero nadie le hacía caso pues aquellos animales estaban empeñados en seguir al "Gran Guerrero Medio Torso". Negó con la cabeza y ordenó al maniquí que fuera hasta donde estaba, agarrándose a su cuerpo y dejando que caminara con los pies a rastras por el camino más sencillo de vuelta al barco. Necesita varias cosas, como provisiones, asistencia médica, sus drones de combate... Había subestimado a aquella isla, pero aparentemente ahora parte de sus fuerzas se habían unido a las del albino. O mejor dicho a la de ese maniquí. Tras unos minutos llegaron al barco, donde Shiro y Nikolaus lo esperaban preocupados. Habían escuchado la explosión, y eso no era algo a tomarse a broma.
Dentro de su camarote se le hicieron unos primeros auxilios muy simples al ingeniero robótico, una cura que hasta un niño sabría hacer. Su cabeza fue vendada para evitar hemorragias, su brazo izquierdo que había sido quemado fue bañado en agua fría de un barril durante unos cuantos minutos y después fue vendado también... Y la herida más grave, las costillas, fueron firmemente sujetas por vendas y una plancha de cuero que serviría para reforzar ese costado y evitar movimientos bruscos por su parte que pudieran dañarlo internamente. ¿Que si esas costillas se iban a curar solas? Probablemente no, pero ya se preocuparía más tarde de eso, quizás Eris pudiera curarlo. Ahora no podía perder tiempo, debía volver a la expedición antes de que le sacaran demasiada ventaja.
—¡Jackal! ¡Typhoon a mí!— mencionó Haine en voz alta, provocando dos grandes movimientos. De debajo de una lona salió una máquina de tamaño superior a un hombre y hasta tres veces más pesada, portando dos ametralladoras acopladas capaces de reducir un cuerpo a ceniza. De lo alto del palo mayor descendió otra máquina, un aerodeslizador con forma parecida a alas de murciélago desplegadas sobre el cual Haine se subió y sentó tras tomar una caja más, donde estaba el "Little Bee", su dron de apoyo. —Typhoon, define estas coordenadas como "base".— mencionó, escuchando un pitido de confirmación segundos más tarde. De esta forma si le daba la orden adecuada volvería hasta el barco cargando lo que el albino le dijera. Estaba listo, dos drones de combate y uno de apoyo, bajó de nuevo a la isla. —Quédate un poco más Shiro, estaré bien sin tener que moverme para caminar encima del aerodeslizador... Ven luego.— concluyó.
El maniquí, o lo que quedaba de él, caminaba a su lado mientras que el "ejército" de Dugong los seguían como si esperaran una orden o les fuera a dar una orden magistral. Un disparo de fuego prendió en llamas al maniquí que en pocos segundos se redució a cenizas. Los Dugongs tenían nuevo lider, e iba montado en el aerodeslizador más cool de todos los mares.
Salvo que el narrador diga lo contrario, combate terminado. Sigue aquí.
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