Noa Kasanova VS Azumi Kento

Desperté de un fuerte sobresalto, la gran embarcación en la que me había metido había encallado por lo que parecía, tal vez en un arrecife, tal vez en una isla, y pronto se me apartaros todas las dudas cuando escuché golpes en mi puerta y un miembro de la revolución pasó a informarme de la situación.
- Señor, hemos atracado en la isla.
- No, si ya me he dado cuenta.
- El navegante no pudo hacer nada, el mar está muy embravecido por esta zona señor.
- Deja de utilizar esas formalidades. Odio que me llamen así.
Me levanté y me estiré, aunque mis brazos no necesitaban estiramiento, mas mis hombros si. Bostecé, todavía estaba algo aturdido por el sueño del cual me acababa de despertar. Que dura es la vida del revolucionario. Cogí mis cosas, me colgué la capa negra y me puse la capucha, el sol me molestaría. Salí al exterior del barco y me quedé mirando la isla. Me froté los ojos y volví a mirar. Ahora no se qué isla era, pero estaba claro que no era la isla de Báltigo.
No me apetecía meterles ninguna bronca, no estaba de ánimo para levantar la voz, y seguro algún bostezo me saldría de un momento a otro, por lo que directamente me despedí del soldado que tenía más cerca y salté a la orilla de la playa. No se qué diablos había hecho ese torpe timonel, pero había varado el barco en la jodida playa de la isla. Por lo menos ahora tenía un entretenimiento para despertarme, ver qué isla era ésta y si era seguro asentar una base en ella. Por ello comencé a avanzar, tratando de analizar la isla.

Caí a tierra con un fuerte golpe en la arena, era una playa bastante arenosa. Al frente había una gran montaña y vegetación diversa. Era una isla un tanto curiosa, no conseguía advertir cuál era, pero parecía que una tormenta nos había llevado hasta aquí, varados en mitad de la nada, en una isla aparentemente desierta. Observé a ambos lados, y de pronto advertí una extraña figura acercándose  hacia mí. Parecía ser que no estaba desierta la isla.
Me quedé contemplando el barco, realmente estaba bastante dañado por el casco, y seguramente la quilla se habría quedado en bastante mal estado al ser arrastrado hasta tal punto de la playa. Era una buena embarcación, una pena ese desperdicio. Pero ahora debía encontrarme con la gente de esa isla, y parecía ser que uno ya me había encontrado.
Comencé a caminar hacia él, y conforme más me aproximaba a él, más me resultaba familiar su rostro y su cuerpo, era como si ya le conociese de antes, de hace mucho tiempo, y mi mente lo haya olvidado. Algún vago recuerdo se me acercaba a los recuerdos conforme iba reconociendo y distinguiendo su rostro, hasta que un nombre asaltó mi mente. Noa Kasanova. Hacía mucho tiempo que no le veía, que no sabía nada de él, pero no cabía duda alguna, él fue mi compañero en la Cypher Pol. Sentía curiosidad por saber si todavía iba buscando mi cabeza, en tal caso podría estar en problemas. Su poder y habilidad es temible.
Estando a una distancia prudente me detuve y le hablé con rostro y voz seria. Mi mente se había despejado del adormecimiento.
- Noa Kasanova. Cuanto tiempo sin verte viejo amigo. Espero tengas buenos recuerdos de mí.
Le miré a los ojos, sabía que cualquier movimiento podría desencadenar una ráfaga de violentos y potentísimos ataques. Debía estar alerta.

Por su forma de hablarme parecía que no guardaba ningún tipo de rencor, pero bien es cierto que todavía deseaba acabar lo que aquél día comenzó. Mas no podía hacerlo, él fue un buen compañero de aventuras durante aquella época en la cual estuve como perro del gobierno mundial, no podría hacerle eso. Comencé a tratar de explicarle con un tono realmente serio.
- Escucha Noa, no abandoné por voluntad propia. El almirante Luchs, por aquél entonces, quiso mi cabeza sin motivo alguno, solo pensando que me había aliado a los piratas que intentábamos matar. Yo seguía del lado del gobierno, pero entonces ese maldito almirante me hizo ver lo corrupto que está el gobierno y la marina. Desde entonces no he podido redimirme por todo lo que hice mal como miembro del Cypher Pol.
Estiré el brazo derecho semiflexionado, apuntando a él con la palma abierta hacia arriba. No pretendía luchar contra Noa Kasanova, es más, si podía lo evitaría a toda costa, pero si él todavía tenía la intención de luchar... No tendría más remedio que ir con todo. Con un oponente como él no puedo cortarme ni un pelo, pues un movimiento en falso puede suponer mi fin.
-Pero tú no eres así Noa. Cuando te conocí vi en ti a un fiel camarada, alguien que lucha por sus sueños, alguien con nobles fines. Tu estás más allá de lo que el gobierno mundial hace, tu eres alguien que merece la pena, y en cuanto se den cuenta de que no eres como ellos irán a por ti... Como hicieron conmigo.
Tras decirle esas palabras bajé mi brazo, había ido subiendo el tono poco a poco casi sin darme cuenta, pero finalmente me vino una posibilidad a la mente. Posibilidad que no podía mantener callado.
-Por que no eres como ellos. ¿Verdad?
Me esperaba cualquier reacción en ese instante. Mis compañeros revolucionarios todavía se hallaban muy próximos, si se daba un combate debía de alejarle de allí como fuera.