León Zaid
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El apaciguado mar que rodeaba la villa Orange bañaba la costa de esta con suavidad, parecía que acariciaba la costa como si fuese la mano de una madre acariciando a su retoño recién nacido, y al tiempo que lo hacía producía un sonido bastante agradable a la par que apaciguador, una característica propia de estos mares, lejos de otros donde las olas pasan a ser salvajes y ruidosas. Todo el mundo sabe que los mares del este siempre han sido famosos por su calma y tranquilidad a pesar de haber sido cuna de los únicos dos reyes piratas existentes hasta la fecha, un dato curioso sin duda alguna.
Mas no estaba en este sitio para hacer turismo y contemplar la belleza del lugar, sino para cumplir una misión, mi primera misión. Seguramente sería fácil en comparación con todas las que se me vendrían encima en los próximos años aquí, pero eso no quitaba que estuviese nervioso, tenía una misión en solitario y si fallaba me echarian con casi toda seguridad, no podía cometer ni el más mínimo error. Al pisar el pueblo la luz de la luna pasó entre las nubes y me iluminó mostrando mi vestimenta, llevaba puesto mi traje negro habitual y camisa de seda blanca impoluta, al fin y al cabo una misión no era excusa para dejar de vestir bien fuese cual fuese la misión, a no ser que requiriese infiltración, claro está. Sobre mi traje llevaba una gabardina de color beige y larga aún fina, era indispensable para cubrirme el cuerpo del ligero y fresco viento que hacía, y además me servía como protector para el traje. Odiaba que se manchasen mis preciados trajes.
En la villa todo parecía tranquilo, siendo mayor la brisa del mar que movía mi pelo y la gabardina que el propio ruido proveniente del lugar. Las casas tenían las ventanas cerradas y en algunas de estas había luz todavía, en la calle solo algunas personas mayores paseaban observando en la lejanía el mar y en la zona mas alejada podía verse una luz algo diferente al resto de locales y casas que tenía la villa.
De camino hacia allí reflexioné sobre la propia misión, debía de dar con un ladrón de joyas que había escapado de prisión, según la descripción no era mas que un tipo delgado, nariz puntiaguda, pelo marrón, largo y grasiento. Respondía al nombre de Jack Daniels y era apodado "El rata" por su habilidad infiltrándose en todo tipo de sitios sin hacer ruido, aunque también ayudaba el aspecto sucio de sus dientes sobresalientes en las paletas sobretodo. Un personaje sacado de un cuento de niños vamos, perfecto para ser el malo tonto al que ridiculizar para que los demás aprendan que pasa si haces cosas malas. Sin embargo, y para desgracia del rata, el destino que correría en la noche de hoy no sería similar al de esos cuentos, estaba sentenciado a muerte por robo, y a eso le suma agresión y desobediencia policial, un asesinato al que anteriormente fue su rehén y huida. No tenía precio a su cabeza aún, y esto se debía a mi intervención en el momento del comunicado.
- ¡Señor! Solicito encargarme yo mismo de esa escoria humana... quisiera demostrarle que puedo empezar a realizar algunas misiones.- Repetí en mis palabras con una ligera sonrisa recordando las palabras que convencieron al superior.
Saqué lentamente un cigarro de la cajetilla que tenía guardada en el bolsillo derecho y me lo coloqué en los labios al tiempo que con la otra mano sacaba el mechero del bolsillo izquierdo para encenderlo cubriendo la llama del viento para que no se apagase. Al tercer intento prendió y aspiré con fuerza para soltar una gran cantidad de humo que me ayudó a liberar tensiones y sacar una leve sonrisa. Había llegado al lugar, y era una cafetería con cierto estilo añejo. Quizás podría tomar algo ahí antes de emprender la misión e incluso conseguir algo de información. Dando una nueva calada entré con paso decisivo pero tranquilo y al mirar al camarero serio alcé la mano.
- Disculpe, un ron con miel corto por favor.- Dije con cierta sonrisa apagando el cigarro ya consumido en el cenicero.
Mas no estaba en este sitio para hacer turismo y contemplar la belleza del lugar, sino para cumplir una misión, mi primera misión. Seguramente sería fácil en comparación con todas las que se me vendrían encima en los próximos años aquí, pero eso no quitaba que estuviese nervioso, tenía una misión en solitario y si fallaba me echarian con casi toda seguridad, no podía cometer ni el más mínimo error. Al pisar el pueblo la luz de la luna pasó entre las nubes y me iluminó mostrando mi vestimenta, llevaba puesto mi traje negro habitual y camisa de seda blanca impoluta, al fin y al cabo una misión no era excusa para dejar de vestir bien fuese cual fuese la misión, a no ser que requiriese infiltración, claro está. Sobre mi traje llevaba una gabardina de color beige y larga aún fina, era indispensable para cubrirme el cuerpo del ligero y fresco viento que hacía, y además me servía como protector para el traje. Odiaba que se manchasen mis preciados trajes.
En la villa todo parecía tranquilo, siendo mayor la brisa del mar que movía mi pelo y la gabardina que el propio ruido proveniente del lugar. Las casas tenían las ventanas cerradas y en algunas de estas había luz todavía, en la calle solo algunas personas mayores paseaban observando en la lejanía el mar y en la zona mas alejada podía verse una luz algo diferente al resto de locales y casas que tenía la villa.
De camino hacia allí reflexioné sobre la propia misión, debía de dar con un ladrón de joyas que había escapado de prisión, según la descripción no era mas que un tipo delgado, nariz puntiaguda, pelo marrón, largo y grasiento. Respondía al nombre de Jack Daniels y era apodado "El rata" por su habilidad infiltrándose en todo tipo de sitios sin hacer ruido, aunque también ayudaba el aspecto sucio de sus dientes sobresalientes en las paletas sobretodo. Un personaje sacado de un cuento de niños vamos, perfecto para ser el malo tonto al que ridiculizar para que los demás aprendan que pasa si haces cosas malas. Sin embargo, y para desgracia del rata, el destino que correría en la noche de hoy no sería similar al de esos cuentos, estaba sentenciado a muerte por robo, y a eso le suma agresión y desobediencia policial, un asesinato al que anteriormente fue su rehén y huida. No tenía precio a su cabeza aún, y esto se debía a mi intervención en el momento del comunicado.
- ¡Señor! Solicito encargarme yo mismo de esa escoria humana... quisiera demostrarle que puedo empezar a realizar algunas misiones.- Repetí en mis palabras con una ligera sonrisa recordando las palabras que convencieron al superior.
Saqué lentamente un cigarro de la cajetilla que tenía guardada en el bolsillo derecho y me lo coloqué en los labios al tiempo que con la otra mano sacaba el mechero del bolsillo izquierdo para encenderlo cubriendo la llama del viento para que no se apagase. Al tercer intento prendió y aspiré con fuerza para soltar una gran cantidad de humo que me ayudó a liberar tensiones y sacar una leve sonrisa. Había llegado al lugar, y era una cafetería con cierto estilo añejo. Quizás podría tomar algo ahí antes de emprender la misión e incluso conseguir algo de información. Dando una nueva calada entré con paso decisivo pero tranquilo y al mirar al camarero serio alcé la mano.
- Disculpe, un ron con miel corto por favor.- Dije con cierta sonrisa apagando el cigarro ya consumido en el cenicero.
Samanta
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Era mi primer día en la isla, fue asombroso, la gente es tan amable. Pero no por ostentar mis título de Tenryuubito, aun que bien en mis atuendos traía las marcas distintivas de uno así como mis condecoraciones y medallas. También llevaba un ligero martillo de madera colgando de mi cintura. Me gustaba estar lista para mi cargo en todo momento, y ese mismo propósito me a llevado a estas islas de gente sin educación de alta categoría, pero de muy buen corazón. Deseo conocer a las personas normales y típicas con sus vidas felices con sus propias limitaciones, el entenderlos saber que los hace feliz y que les da tranquilidad me da un mejor panorama de como realizar mejor mi trabajo.
El día fue cálido y me dieron muchas ganas, pero en verdad muchas de salir en un pareo y con un poco de ropa mas ligera y veraniega, sin embargo, alguien de mi categoría no podía darse tantos lujos, había que cuidar mucho la apariencia.
Mis ropas eran elegantes, mas sin embargo nada ostentosas, quizás lo mas llamativo sin duda son las decoraciones del mismo cargo de Tenryuubito. Pero mis ropas solo eran claras, una falda y unas sandalias apenas visibles, creo que algo muy drástico de mi persona fue el echo de no portar mi burbuja, pero siempre tenia a la mano un dispositivo para crear una. En ocasiones los aromas eran muy penetrantes, y no estaba por mas que me intentara resistir lista para ellos.
El día fue tranquilo pude saludar a la gente, vi el atardecer con Diana en la playa, fue un Sol tan naranja y hermoso que lentamente perdía unos retazos dorados en el océano, fue como un espejo bello. El escuchar el sonido de el oleaje ir y venir. Poder escuchar las aves, y en esos instantes que apreciaba tan agradable vista, me llegaban pensamientos de que las personas les gustaba lugares asi como este, y no serán ricos, ni tendrán educación. Pero son detalles muy agradables que ofrece el mismo entorno, que nosotros incluso los Tenryuubitos no tenemos forma de apoderarnos. De cierta forma ellos y nosotros somos igual de ricos en este aspecto. El resto de mis sirvientes se encontraban en el barco, supongo que Apollo estaría revisando el horizonte en busca de algún problema, se lo toma muy enserio y eso me da gusto puedo sentirme muy relajada y tranquila yo. Al terminar la puesta de sol regresamos al pueblo en busca de un poco de entretenimiento y quizás cenar algo del lugar, caminábamos tranquilas por el camino principal, ya entrada la noche.
-Es en serio Diana, no podía creer como Coric estaba creando aquel reloj, tenia todo lo necesario para revivir los muertos diría yo, pero no era un fantasma era mas como un ciborg, me impresione mucho de ver la manera en que un simple relojero llevo todo su potencial a ese extremo, no puedo imaginar lo que es perder una hija, para que te lleve a ese extremo…-
La voz dulce entonada en fa se perdía en el silencio de las calles mientras aquellas dos mujeres caminaban alegremente.
El día fue cálido y me dieron muchas ganas, pero en verdad muchas de salir en un pareo y con un poco de ropa mas ligera y veraniega, sin embargo, alguien de mi categoría no podía darse tantos lujos, había que cuidar mucho la apariencia.
Mis ropas eran elegantes, mas sin embargo nada ostentosas, quizás lo mas llamativo sin duda son las decoraciones del mismo cargo de Tenryuubito. Pero mis ropas solo eran claras, una falda y unas sandalias apenas visibles, creo que algo muy drástico de mi persona fue el echo de no portar mi burbuja, pero siempre tenia a la mano un dispositivo para crear una. En ocasiones los aromas eran muy penetrantes, y no estaba por mas que me intentara resistir lista para ellos.
El día fue tranquilo pude saludar a la gente, vi el atardecer con Diana en la playa, fue un Sol tan naranja y hermoso que lentamente perdía unos retazos dorados en el océano, fue como un espejo bello. El escuchar el sonido de el oleaje ir y venir. Poder escuchar las aves, y en esos instantes que apreciaba tan agradable vista, me llegaban pensamientos de que las personas les gustaba lugares asi como este, y no serán ricos, ni tendrán educación. Pero son detalles muy agradables que ofrece el mismo entorno, que nosotros incluso los Tenryuubitos no tenemos forma de apoderarnos. De cierta forma ellos y nosotros somos igual de ricos en este aspecto. El resto de mis sirvientes se encontraban en el barco, supongo que Apollo estaría revisando el horizonte en busca de algún problema, se lo toma muy enserio y eso me da gusto puedo sentirme muy relajada y tranquila yo. Al terminar la puesta de sol regresamos al pueblo en busca de un poco de entretenimiento y quizás cenar algo del lugar, caminábamos tranquilas por el camino principal, ya entrada la noche.
-Es en serio Diana, no podía creer como Coric estaba creando aquel reloj, tenia todo lo necesario para revivir los muertos diría yo, pero no era un fantasma era mas como un ciborg, me impresione mucho de ver la manera en que un simple relojero llevo todo su potencial a ese extremo, no puedo imaginar lo que es perder una hija, para que te lleve a ese extremo…-
La voz dulce entonada en fa se perdía en el silencio de las calles mientras aquellas dos mujeres caminaban alegremente.
León Zaid
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El ardiente calor que producía la bebida recorría mi garganta revitalizando mi cuerpo y alma al unísono, relajando la tensión que acumulaba en mi cuerpo como si hubiese entrado en un baño cálido donde la mente se despejaba al instante. Estando ahora mas tranquilo y relajado solté un cálido vapor de mi boca producto del tiempo frío reaccionando al calor que desprendía mi cuerpo, casi parecía humo de un cigarro que estuviese fumando.
Observé el lugar con mas dilación pudiendo ver a un anciano en una esquina tomando un café que manchaba su ya envejecido bigote produciendo una imagen graciosa a la par que algo desagradable, motivo por el cual aparté la mirada hacia donde tenía el señor puesta la mirada, una mesa en donde 3 ancianos jugaban una partida de poker fumando unos puros grandes pero de no muy buen aspecto, tal y como los propios ancianos, ¿Caería antes el puro o alguno de ellos?
Pasé mi mano por la cara resoplando levemente echando mis cabellos hacia atrás preguntándome que hacía ahí perdiendo el tiempo en lugar de ir directo al criminal, ante lo cual me respondí automáticamente excusándome, esperaba a que anocheciera mas y se fuese a dormir. Así pues, había que hacer tiempo.
Me levante lentamente y miré al grupo de ancianos jugando al poker, con los cuales me senté sonriendo tímidamente dejando el abrigo en el respaldo de la silla bien doblado para que no se arrugase demasiado.
- Buenas noches caballeros, ¿Cómo se presenta la partida?- Pregunte educado tratando de integrarme adecuadamente con ellos.
- Pues no mu bien mushacho ¿Ves al bigotuo gordo de ahí al lao? Este par de viejos le han dejado seco, no te puedes ni imaginar la que se montó aquí ante, hasta que Antonio, el camarero, no le tranquilizó y le invitó al café, no había quien lo parase niño...
- Vaya... es lo malo de estos juegos, puedes acabar perdiéndolo todo ¿No?
- Ya te digo...
Los otros dos no decían nada, solo sonreían fumando el puro mientras me miraban fijamente, y no era una mirada cualquiera, estaban desafiándome a jugar con ellos.
- Eh, forastero... ¿Sabes jugar?- Preguntó al fin el anciano de mayor edad.
- Algo se señor, ¿Le apetece una partida?
Una risa maliciosa surgió del anciano, estaba tratando de pescarme en su juego para sacar mas dinero, pero cometía un error grave, atacar a alguien del cual no conoces nada, y la avaricia que tenía por obtener mas dinero iba a romper el saco donde guardaba su dinero. La partida iba a empezar teniendo como pareja al amigo del señor mayor con bigote, y mi plan se retrasaba siendo sustituido por un breve plan adicional.
- Empecemos el juego señores. - Dije sonriente y fijando mi mirada en el anciano, el cazador había despertado y fijado a su presa.
Saqué un nuevo cigarro bajo la atenta mirada de mis compañeros de mesa y tras encenderlo rápido me lo coloqué en la boca dando una calada grande para facilitarme así la concentración en el juego, debía de ganar a toda costa y lo mas rápido posible.
- ¿Tan joven y fumas tanto? Tu vas a vivir poco niño, yo no empecé a fumar hasta bien entrado los 40, como lo hiciese antes me pegaban tal hostia que me tragaba el cigarrillo.
- Los tiempos cambian señor... y al fin y al cabo ¿Qué importa? Todos morimos tarde o temprano, ninguno llegará a ser inmortal... y sin ánimo a ofenderos, prefiero morir joven a hacerlo viejo.
Un silencio se hizo en la mesa y el señor mayor rió a carcajada limpia para luego repartir las cartas soltando todo ese humo del puro en mi rostro.
- Callate y empecemos niño malcriado.- Me dijo con tono despreciativo. Me limité a sonreir de lado y miré mis cartas rápido, el juego comenzaba.
Observé el lugar con mas dilación pudiendo ver a un anciano en una esquina tomando un café que manchaba su ya envejecido bigote produciendo una imagen graciosa a la par que algo desagradable, motivo por el cual aparté la mirada hacia donde tenía el señor puesta la mirada, una mesa en donde 3 ancianos jugaban una partida de poker fumando unos puros grandes pero de no muy buen aspecto, tal y como los propios ancianos, ¿Caería antes el puro o alguno de ellos?
Pasé mi mano por la cara resoplando levemente echando mis cabellos hacia atrás preguntándome que hacía ahí perdiendo el tiempo en lugar de ir directo al criminal, ante lo cual me respondí automáticamente excusándome, esperaba a que anocheciera mas y se fuese a dormir. Así pues, había que hacer tiempo.
Me levante lentamente y miré al grupo de ancianos jugando al poker, con los cuales me senté sonriendo tímidamente dejando el abrigo en el respaldo de la silla bien doblado para que no se arrugase demasiado.
- Buenas noches caballeros, ¿Cómo se presenta la partida?- Pregunte educado tratando de integrarme adecuadamente con ellos.
- Pues no mu bien mushacho ¿Ves al bigotuo gordo de ahí al lao? Este par de viejos le han dejado seco, no te puedes ni imaginar la que se montó aquí ante, hasta que Antonio, el camarero, no le tranquilizó y le invitó al café, no había quien lo parase niño...
- Vaya... es lo malo de estos juegos, puedes acabar perdiéndolo todo ¿No?
- Ya te digo...
Los otros dos no decían nada, solo sonreían fumando el puro mientras me miraban fijamente, y no era una mirada cualquiera, estaban desafiándome a jugar con ellos.
- Eh, forastero... ¿Sabes jugar?- Preguntó al fin el anciano de mayor edad.
- Algo se señor, ¿Le apetece una partida?
Una risa maliciosa surgió del anciano, estaba tratando de pescarme en su juego para sacar mas dinero, pero cometía un error grave, atacar a alguien del cual no conoces nada, y la avaricia que tenía por obtener mas dinero iba a romper el saco donde guardaba su dinero. La partida iba a empezar teniendo como pareja al amigo del señor mayor con bigote, y mi plan se retrasaba siendo sustituido por un breve plan adicional.
- Empecemos el juego señores. - Dije sonriente y fijando mi mirada en el anciano, el cazador había despertado y fijado a su presa.
Saqué un nuevo cigarro bajo la atenta mirada de mis compañeros de mesa y tras encenderlo rápido me lo coloqué en la boca dando una calada grande para facilitarme así la concentración en el juego, debía de ganar a toda costa y lo mas rápido posible.
- ¿Tan joven y fumas tanto? Tu vas a vivir poco niño, yo no empecé a fumar hasta bien entrado los 40, como lo hiciese antes me pegaban tal hostia que me tragaba el cigarrillo.
- Los tiempos cambian señor... y al fin y al cabo ¿Qué importa? Todos morimos tarde o temprano, ninguno llegará a ser inmortal... y sin ánimo a ofenderos, prefiero morir joven a hacerlo viejo.
Un silencio se hizo en la mesa y el señor mayor rió a carcajada limpia para luego repartir las cartas soltando todo ese humo del puro en mi rostro.
- Callate y empecemos niño malcriado.- Me dijo con tono despreciativo. Me limité a sonreir de lado y miré mis cartas rápido, el juego comenzaba.
Samanta
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Mientras deslumbrábamos la Luna y su agradable aire refrescante nocturno, dimos con lo que parecía un establecimiento muy animado podíamos ver salir la luz, y se escuchaba el sonido de personas hablando, pero no era un sonido muy estridente si no grato, un fondo de voces dialogando normalmente. Esto nos atrajo como serian aquellos lugares donde la gente pasaba su8 noche divirtiéndose. Tampoco es que sea un lugar muy grande y podamos ir a donde sea con el servicio adecuado, aun que bien podíamos ir a cualquier lugar, la idea era ver el ambiente habitual.
Entre aquel lugar, podía ver un par de personas alrededor de una mesa, se veían algo sumergidos en su mundo. Por mi parte me dispuse en ir directamente a una mesa con vista al cielo, aun deseaba apreciar el bello resplandor de la luna, Diana tomo asiento frente a mi. Mire como había una persona en el fondo en lo que parecía un diminuto pero bien colocado escenario, estaba ajustando una guitarra, todo indicaba que se disponía a cantar y dar mas ambiente y armonía al lugar, eso era adecuado y justo lo que buscaba.
Después de examinar el lugar diana se levanto y fue a conseguirnos un par de bebidas y por que no unas entradas para una cena. Pero en lo que ella regresaba me dispuse a ver a las personas que estaban en el bar particularmente vi a un hombre que de buenas a primeras sobresalía de los demás. No por que fuera mas grande o por que tuviera algún corte de cabello horrible, aun que su cabellera ciertamente no me agradaba del todo, me disponía a pensar que era falta de aseo personal esa clase de cabellera como la traía aquel hombre.
Pero su atuendo era muy formal, lucia muy bien, una pena que fumara también. Al parecer jugaba algo raro, me dispuse a sacar mi pet, y tomar una foto para sanear, solo alce mi mano y volví a la mesa, fue algo simple y rápido, un movimiento gentil. Después unos comandos e inicio mi pet a trabajar, esperaba la información de aquello que hacían cuando regreso Diana. Ella siempre se tomaba algo de tiempo, no por que le gustara hacerme esperar si no lo contrario por que deseaba asegurarse que todo estuviera en regla no quería morir por ingerir algo que me hiciera daño.
Vi unas copas globeaditas en forma de pera, con unas bebidas un tanto curiosas era blanco y obscuro, al parecer era un estrato de licor de mandarina junto con algo de leche enmelada, algo curioso y que solo en esta isla se producía.
Le di un buen sorbo y miraba la pet con curiosidad, diana se me acerco para ver que procesaba mi mini computadora.
Entre aquel lugar, podía ver un par de personas alrededor de una mesa, se veían algo sumergidos en su mundo. Por mi parte me dispuse en ir directamente a una mesa con vista al cielo, aun deseaba apreciar el bello resplandor de la luna, Diana tomo asiento frente a mi. Mire como había una persona en el fondo en lo que parecía un diminuto pero bien colocado escenario, estaba ajustando una guitarra, todo indicaba que se disponía a cantar y dar mas ambiente y armonía al lugar, eso era adecuado y justo lo que buscaba.
Después de examinar el lugar diana se levanto y fue a conseguirnos un par de bebidas y por que no unas entradas para una cena. Pero en lo que ella regresaba me dispuse a ver a las personas que estaban en el bar particularmente vi a un hombre que de buenas a primeras sobresalía de los demás. No por que fuera mas grande o por que tuviera algún corte de cabello horrible, aun que su cabellera ciertamente no me agradaba del todo, me disponía a pensar que era falta de aseo personal esa clase de cabellera como la traía aquel hombre.
Pero su atuendo era muy formal, lucia muy bien, una pena que fumara también. Al parecer jugaba algo raro, me dispuse a sacar mi pet, y tomar una foto para sanear, solo alce mi mano y volví a la mesa, fue algo simple y rápido, un movimiento gentil. Después unos comandos e inicio mi pet a trabajar, esperaba la información de aquello que hacían cuando regreso Diana. Ella siempre se tomaba algo de tiempo, no por que le gustara hacerme esperar si no lo contrario por que deseaba asegurarse que todo estuviera en regla no quería morir por ingerir algo que me hiciera daño.
Vi unas copas globeaditas en forma de pera, con unas bebidas un tanto curiosas era blanco y obscuro, al parecer era un estrato de licor de mandarina junto con algo de leche enmelada, algo curioso y que solo en esta isla se producía.
Le di un buen sorbo y miraba la pet con curiosidad, diana se me acerco para ver que procesaba mi mini computadora.
León Zaid
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El juego había terminado al poco de comenzar, tuve suerte con las cartas, y por si fuera poco mi contrincante no sabía a penas nada del juego, lo que me hacía preguntar que sabía entonces el señor de bigote y porqué había jugado si no tenía posibilidad alguna de ganar, que sin sentido.
- Se siente señores ¿Qué le vamos a hacer? Es lo malo de estos juegos, puedes acabar perdiéndolo todo ¿No?- Dije burlón por repetir mis mismas palabras de antes al tiempo que iba recogiendo el dinero y lo repartía con mi compañero.
Acto seguido me levanté y me fui a la mesa del señor con bigotes dejando la bolsa de dinero encima, sin esperar mas respuesta me senté frente a él con una ligera sonrisa al tiempo que encendía otro cigarro nuevo y lo aspiraba con motivación incluso para luego soltar el humo hacia arriba.
- ¿Y bien? ¿Contento? Te recupere el dinero viejo, puede que incluso mas de lo que has gastado hoy... pero no me cabe duda de que esto no hace ni sombra a todo el dinero que has gastado a lo largo de tu vida en esta clase de aventuras... ni hoy es la primera vez que te pasa lo que te ha pasado. Te devolveré tu dinero, pero prométeme que no vas a jugar mas ¿Entiendes?... hay gente que nació para ser bueno en los juegos, y personas que no, y al parecer tu eres de los que no lo son, pero eso no es que sea malo, simplemente, juega a otras cosas... ¿Has probado el dominó? es mas simple, más fácil, y no suele llevarse un gasto de dinero muy grande. Con ese juego empecé yo viejo, pero... hablando en serio, no juegues mas por favor... ya no solo por mi, o por ti mismo... tienes esposa e hijos ¿Verdad?... ¿No sería mejor gastar ese dinero en una cena para toda la familia? O quizás algo mas rentable como libros, actividades educativas, o pagar unos estudios mas completos de los que tienen ahora mismo...
Suspiré al ver que el hombre no respondía y me levanté del asiento rápido alzando la voz.
- ¿¡NO VES QUE ESTÁS ECHANDO A PERDER LA VIDA DE TU FAMILIA!? ¿¡QUÉ PENSARAN TUS HIJOS DE TI CUANDO SEAN MAYORES!? - Furioso solté el cigarro en el suelo ya casi acabado y apagándose nada mas impactar contra el suelo al tiempo que levantaba al tipo del cuello de la camisa por la fuerza.
- Despierta Julian, despierta... aún estás a tiempo de ser feliz... - Le puse el dinero en las manos y lo saqué del bar dejándolo ya de buenas maneras allí. - Vete Julian, ve y haz feliz a tu mujer, a tus hijos, y se feliz tu con ellos... ¡corre!
El señor algo mas espabilado reaccionó por fin con lágrimas en los ojos y asintiendo se marchó rumbo al este, donde estaría su casa. Acto seguido ordené un Whisky y me acerqué a la mesa de los otros ancianos.
- Veréis caballeros, disculpen las molestias- Dije en tono melodioso cogiendo mi abrigo despacio- Pero si la próxima vez que vuelva me entero de que jugasteis con él, o con algún otro en esta isla, juro que os daré tal paliza que acabareis llegando al infierno en menos de lo que canta un gallo, ¿Está claro?
Me giré dandoles la espalda para sentarme en un taburete de la barra tomando el Whisky bajo la atenta mirada del camarero.
- Lamento el espectáculo señor... simplemente no quiero que su familia sufra por culpa de su ineptitud y esos viejos aprovechados. No le molestare mas, le pago y me voy.
- No, no, no hace falta señor- Dijo el tabernero tratando de frenarme. - Hizo usted lo correcto, a ese whisky le invito yo... pero solo si me responde a unas preguntas.
- Jé... dispara Antonio. - Dije algo mas relajado y suspirando tranquilo.
- ¿Cómo sabías su nombre? ¿Y qué tenía mujer e hijos?
- Eso es simple caballero... nada mas llegar el grupo de ancianos le picaban un poco bajo el nombre de "Juli"... entendí rápido que era un diminutivo de Julian... y bueno, no tiene anillo de compromiso, pero si la sombra de haberlo tenido mucho tiempo... lo de los hijos me atreví a aventurarlo, lo tiene en la mirada, ese pesar por perder el dinero no era solo por él y su mujer, había más peso, el de sus hijos.
- Impresionante, queda usted invitado a un Whisky señor.
- Muchas gracias caballero. - Dije agradecido dándole un largo trago para luego mirar al resto del local.
Allí estaba una mujer con símbolos en sus ropas, unos símbolos inconfundibles que me hicieron palpitar el corazón a una velocidad alarmante por el nervio que me había entrado nada mas reconocerlo, ella era uno de ellos... una Tenryubitto, y por lo que parecía, la mujer de su lado era una sirvienta. No reconocía el aparato de sus manos, pero lo sostenían mirándome fijamente con un gesto de lo que podía ser asombro.
- Maldita sea León, la has hecho buena ¿¡Ahora qué narices hago!?-Me preguntaba inquieto cuando no podía siquiera moverme o hablar. Di un nuevo trago al vaso terminando el Whisky y coloque una mano sobre el propio vaso indicando que no quería más. Mi primera misión y tenía que pasar esto, fantástico.
- Se siente señores ¿Qué le vamos a hacer? Es lo malo de estos juegos, puedes acabar perdiéndolo todo ¿No?- Dije burlón por repetir mis mismas palabras de antes al tiempo que iba recogiendo el dinero y lo repartía con mi compañero.
Acto seguido me levanté y me fui a la mesa del señor con bigotes dejando la bolsa de dinero encima, sin esperar mas respuesta me senté frente a él con una ligera sonrisa al tiempo que encendía otro cigarro nuevo y lo aspiraba con motivación incluso para luego soltar el humo hacia arriba.
- ¿Y bien? ¿Contento? Te recupere el dinero viejo, puede que incluso mas de lo que has gastado hoy... pero no me cabe duda de que esto no hace ni sombra a todo el dinero que has gastado a lo largo de tu vida en esta clase de aventuras... ni hoy es la primera vez que te pasa lo que te ha pasado. Te devolveré tu dinero, pero prométeme que no vas a jugar mas ¿Entiendes?... hay gente que nació para ser bueno en los juegos, y personas que no, y al parecer tu eres de los que no lo son, pero eso no es que sea malo, simplemente, juega a otras cosas... ¿Has probado el dominó? es mas simple, más fácil, y no suele llevarse un gasto de dinero muy grande. Con ese juego empecé yo viejo, pero... hablando en serio, no juegues mas por favor... ya no solo por mi, o por ti mismo... tienes esposa e hijos ¿Verdad?... ¿No sería mejor gastar ese dinero en una cena para toda la familia? O quizás algo mas rentable como libros, actividades educativas, o pagar unos estudios mas completos de los que tienen ahora mismo...
Suspiré al ver que el hombre no respondía y me levanté del asiento rápido alzando la voz.
- ¿¡NO VES QUE ESTÁS ECHANDO A PERDER LA VIDA DE TU FAMILIA!? ¿¡QUÉ PENSARAN TUS HIJOS DE TI CUANDO SEAN MAYORES!? - Furioso solté el cigarro en el suelo ya casi acabado y apagándose nada mas impactar contra el suelo al tiempo que levantaba al tipo del cuello de la camisa por la fuerza.
- Despierta Julian, despierta... aún estás a tiempo de ser feliz... - Le puse el dinero en las manos y lo saqué del bar dejándolo ya de buenas maneras allí. - Vete Julian, ve y haz feliz a tu mujer, a tus hijos, y se feliz tu con ellos... ¡corre!
El señor algo mas espabilado reaccionó por fin con lágrimas en los ojos y asintiendo se marchó rumbo al este, donde estaría su casa. Acto seguido ordené un Whisky y me acerqué a la mesa de los otros ancianos.
- Veréis caballeros, disculpen las molestias- Dije en tono melodioso cogiendo mi abrigo despacio- Pero si la próxima vez que vuelva me entero de que jugasteis con él, o con algún otro en esta isla, juro que os daré tal paliza que acabareis llegando al infierno en menos de lo que canta un gallo, ¿Está claro?
Me giré dandoles la espalda para sentarme en un taburete de la barra tomando el Whisky bajo la atenta mirada del camarero.
- Lamento el espectáculo señor... simplemente no quiero que su familia sufra por culpa de su ineptitud y esos viejos aprovechados. No le molestare mas, le pago y me voy.
- No, no, no hace falta señor- Dijo el tabernero tratando de frenarme. - Hizo usted lo correcto, a ese whisky le invito yo... pero solo si me responde a unas preguntas.
- Jé... dispara Antonio. - Dije algo mas relajado y suspirando tranquilo.
- ¿Cómo sabías su nombre? ¿Y qué tenía mujer e hijos?
- Eso es simple caballero... nada mas llegar el grupo de ancianos le picaban un poco bajo el nombre de "Juli"... entendí rápido que era un diminutivo de Julian... y bueno, no tiene anillo de compromiso, pero si la sombra de haberlo tenido mucho tiempo... lo de los hijos me atreví a aventurarlo, lo tiene en la mirada, ese pesar por perder el dinero no era solo por él y su mujer, había más peso, el de sus hijos.
- Impresionante, queda usted invitado a un Whisky señor.
- Muchas gracias caballero. - Dije agradecido dándole un largo trago para luego mirar al resto del local.
Allí estaba una mujer con símbolos en sus ropas, unos símbolos inconfundibles que me hicieron palpitar el corazón a una velocidad alarmante por el nervio que me había entrado nada mas reconocerlo, ella era uno de ellos... una Tenryubitto, y por lo que parecía, la mujer de su lado era una sirvienta. No reconocía el aparato de sus manos, pero lo sostenían mirándome fijamente con un gesto de lo que podía ser asombro.
- Maldita sea León, la has hecho buena ¿¡Ahora qué narices hago!?-Me preguntaba inquieto cuando no podía siquiera moverme o hablar. Di un nuevo trago al vaso terminando el Whisky y coloque una mano sobre el propio vaso indicando que no quería más. Mi primera misión y tenía que pasar esto, fantástico.
Samanta
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Mire fijamente la explicación de mi pet, el juego de cartas resultaba interesante pero no era algo que llamara mi interés del todo, al final solo era un medio de perder el tiempo de una forma poco provechosa, mire a Diana y tome un ligero bostezo. Mi sentir era cansado, después de conocer gente y visitar la isla andar de arriba a bajo, aun asi quería divertirme un poco. Pero no había mucho interés. Después note un poco de movimiento y escuche y vi como uno de los tipos trato de una forma poco curiosa a un hombre. Parecía que le regañaba como si fuera su padre. Aquel tipo llego a la barra y quedo un momento en la barra le mire. Me llamo la atención un poco. Pero no demasiado, podía ver como había algod e polvo en el techo, y las vigas cruzadas de madera de aquel lugar.
-Aun recuerdo la vez pasada en el barco, como Derrick estaba sentado en el pasamanos de la cubierta, se gano su caída al agua, quien pensaría que un ligero cambio de oleaje le alteraría tanto el equilibrio. –
Eche a reír junto con diana recordaba momentos agradables de mis días previos a llegar a la isla. Aun me dolía un poco la cabeza y me costaba trabajo poder controlar u orientar de manera adecuada mi poder, y me costaba discernir de la realidad del pasado. Este poder me carcomía. Eso era lo que me cansaba.
No pude evitar para nada el echo de notar aquel hombre que tenia una guitarra y despues de afinarla se dio a la tarea de dar un poco de hambiente, note du mirada sobre mi, y el silencio tranquilo fue irrumpido subitamente con una melodia, sus dedos se deslisaban sobre la guitarra como si se trataran de palabras al salir de una voca, el ritmo me llenaba de asombro, eran melodias y formas de tocar un instrumento diferentes a mi costumbre, tenian mucha mas alegria y ritmo, que la musica habitual a la cual estaba acostumbrada, el animo y la energia me inicio a llenar como si se tratara de un echizo.
-Aun recuerdo la vez pasada en el barco, como Derrick estaba sentado en el pasamanos de la cubierta, se gano su caída al agua, quien pensaría que un ligero cambio de oleaje le alteraría tanto el equilibrio. –
Eche a reír junto con diana recordaba momentos agradables de mis días previos a llegar a la isla. Aun me dolía un poco la cabeza y me costaba trabajo poder controlar u orientar de manera adecuada mi poder, y me costaba discernir de la realidad del pasado. Este poder me carcomía. Eso era lo que me cansaba.
No pude evitar para nada el echo de notar aquel hombre que tenia una guitarra y despues de afinarla se dio a la tarea de dar un poco de hambiente, note du mirada sobre mi, y el silencio tranquilo fue irrumpido subitamente con una melodia, sus dedos se deslisaban sobre la guitarra como si se trataran de palabras al salir de una voca, el ritmo me llenaba de asombro, eran melodias y formas de tocar un instrumento diferentes a mi costumbre, tenian mucha mas alegria y ritmo, que la musica habitual a la cual estaba acostumbrada, el animo y la energia me inicio a llenar como si se tratara de un echizo.
León Zaid
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Los nervios seguían invadiendo mi cuerpo, el propio corazón parecía estar a punto de salir de mi pecho y explotar, desde luego era una situación nada favorecedora, y desconocía el artefacto que miraba tanto, pero como pudiese averiguar algo de mi con él, estaba en verdaderos apuros.
Pero para mi sorpresa, la Tenryuubito no parecía exaltada, solo bostezó, ¿No me reconoció? Perfecto entonces, aunque ahora mas relajado la analizaba un poco y me puse a divagar por unos minutos.
- ¿Qué hace una de ellos paseando como si fuese un humano más? Sin trajes ni extravagancias... desde luego era bastante extraño.-Pensé mientras miraba de reojo lo que ella observaba, un guitarrista.
No sabía que clase de Tenryuubito era esta persona, pero pensándolo bien era sociable, o propensa a interactuar con la sociedad, jamás iba a tener una oportunidad como esta de contactar con uno de los míos. Quizás me cueste la vida, pero es una oportunidad que lamentaría perder durante toda mi vida.
Ajustándome el traje y con el abrigo en el brazo me acerqué a su mesa y sin siquiera pedir permiso me senté en su mesa sonriendo a la joven. Es posible que estuviese jugando con un lanzallamas en estos momentos, mas es necesario.
- Buenos noches señorita, ¿Cómo una de ustedes está tan tranquila por estas zonas? - Sonreí amablemente dejando unos segundos para que asimilasen la sorpresa y me dispuse a continuar.-No quisiera incomodarla, pero me gustaría hablar con usted... a solas. Si tiene alguna duda de mi, puedo presentar mi acreditación, soy miembro de la Chiper Pol, en otras palabras, estoy a su servicio. Pero existe otro dato, que lamentablemente prefiero que sea sin su acompañante, es alto secreto de estado y veo necesario compartirlo con usted.-Había lanzado mis cartas en la mesa con estas declaraciones, de ahora en adelante solo me espera un tremendo castigo que podría acabar en la muerte o algo peor, o puede que una grata sorpresa.
Sin embargo no tenía muy claro por donde iba a empezar con la conversación, ¿Presentarme directamente como uno de los suyos? ¿Guardarlo hasta el final? ¿O quizás no llegar a mencionarlo? Poseía cartas ganadoras sin duda, pero mal lanzadas me condenarían a vete a saber que, puesto que delaté mi profesión también, motivo por el que se me acabaría el tiempo allí y tendría que pasar a ser un prófugo una vez mas, solo que esta vez huiría del mundo entero prácticamente.
Pero para mi sorpresa, la Tenryuubito no parecía exaltada, solo bostezó, ¿No me reconoció? Perfecto entonces, aunque ahora mas relajado la analizaba un poco y me puse a divagar por unos minutos.
- ¿Qué hace una de ellos paseando como si fuese un humano más? Sin trajes ni extravagancias... desde luego era bastante extraño.-Pensé mientras miraba de reojo lo que ella observaba, un guitarrista.
No sabía que clase de Tenryuubito era esta persona, pero pensándolo bien era sociable, o propensa a interactuar con la sociedad, jamás iba a tener una oportunidad como esta de contactar con uno de los míos. Quizás me cueste la vida, pero es una oportunidad que lamentaría perder durante toda mi vida.
Ajustándome el traje y con el abrigo en el brazo me acerqué a su mesa y sin siquiera pedir permiso me senté en su mesa sonriendo a la joven. Es posible que estuviese jugando con un lanzallamas en estos momentos, mas es necesario.
- Buenos noches señorita, ¿Cómo una de ustedes está tan tranquila por estas zonas? - Sonreí amablemente dejando unos segundos para que asimilasen la sorpresa y me dispuse a continuar.-No quisiera incomodarla, pero me gustaría hablar con usted... a solas. Si tiene alguna duda de mi, puedo presentar mi acreditación, soy miembro de la Chiper Pol, en otras palabras, estoy a su servicio. Pero existe otro dato, que lamentablemente prefiero que sea sin su acompañante, es alto secreto de estado y veo necesario compartirlo con usted.-Había lanzado mis cartas en la mesa con estas declaraciones, de ahora en adelante solo me espera un tremendo castigo que podría acabar en la muerte o algo peor, o puede que una grata sorpresa.
Sin embargo no tenía muy claro por donde iba a empezar con la conversación, ¿Presentarme directamente como uno de los suyos? ¿Guardarlo hasta el final? ¿O quizás no llegar a mencionarlo? Poseía cartas ganadoras sin duda, pero mal lanzadas me condenarían a vete a saber que, puesto que delaté mi profesión también, motivo por el que se me acabaría el tiempo allí y tendría que pasar a ser un prófugo una vez mas, solo que esta vez huiría del mundo entero prácticamente.
Samanta
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Aquel hombre con la guitarra tocaba con gran habilidad, me agradaba el ambiente. Diana se encontraba ya meneando la cabeza de un lado a otro y se esbozaba una hermosa sonrisa de lado a lado, podía ver sus pestañas y parpados con gran claridad ya que tenía cerrados sutilmente los ojos y levantado el mentón como en un intento de agudizar el oído. Sus manos solo tomaban el vaso y se movía con armonía el resto de su cuerpo aun sentada. Mi pie seguía el ritmo intentaba tener la calma, la danza no era para este lugar aun que mi cuerpo la aclamaba desde lo mas profundo de mi ser. Le di un sorbo a la bebida con calma, mientras me disponía a saborear y sentir como aquel liquido se distribuía por mi cuerpo dándome una sensación de tranquilidad ligera en aquel arrebato de energía que me consumía.
De la nada un hombre llego sin más y se sentó frente mi persona. Quede un poco aturdida por tal acontecimiento y hablo con cierta premura pude notar algo de ansiedad en sus palabras. Pero se le notaba con mucha seguridad. Aun que a mi gusto al ver aquel hombre me parecía un tanto desobligado con la apariencia. De su rostro pude notar como tenía unas ligeras arracadas asi como unos artes con una cruz, era un tanto de mi desagrado, verlo en hombres era un signo marcado de rebeldía desde mi perspectiva.
Mi rostro estaba algo imparcial, aun sentía algo de júbilo pero saber que era un agente me tenía intrigada, acaso corría peligro, pero había otro asunto. No quería moverme y no quería sacara todos, al menos no al músico. Y claramente no a Diana, no le conocía no podía fiarme de el del todo. Tome mi pet y realice una investigación de la base de datos de los miembros para verificar su autenticidad.
-Diana. Ve por papel un poco de carbón y una vela. –
Note como se paro de manera inmediata miro a aquel hombre con un tanto de intriga. Su armonía y tranquilidad desapareció así como llego. Al poco tiempo coloco la vela, tome el papel y con una fina escritura cursiva coloque.
-Escriba lo que tiene que tiene que decirme en este papel y proceda a quemarlo, deje el lápiz en la mesa. Yo decidiré si debe quedar el lugar vacío o no. -
Doble el papel en 4 partes y se lo coloque al frente junto con el lápiz, cruce mis piernas no era propio de una dama, pero me encontraba con algo más de confianza que lo usual. Diana se quedo parada aun lado ya no se le notaba alegre, pero estaba parada aun lado. Por mi parte mire nuevamente la Pet y pude encontrar un match de que algo de lo que decía era la realidad. Si era una agente.
De la nada un hombre llego sin más y se sentó frente mi persona. Quede un poco aturdida por tal acontecimiento y hablo con cierta premura pude notar algo de ansiedad en sus palabras. Pero se le notaba con mucha seguridad. Aun que a mi gusto al ver aquel hombre me parecía un tanto desobligado con la apariencia. De su rostro pude notar como tenía unas ligeras arracadas asi como unos artes con una cruz, era un tanto de mi desagrado, verlo en hombres era un signo marcado de rebeldía desde mi perspectiva.
Mi rostro estaba algo imparcial, aun sentía algo de júbilo pero saber que era un agente me tenía intrigada, acaso corría peligro, pero había otro asunto. No quería moverme y no quería sacara todos, al menos no al músico. Y claramente no a Diana, no le conocía no podía fiarme de el del todo. Tome mi pet y realice una investigación de la base de datos de los miembros para verificar su autenticidad.
-Diana. Ve por papel un poco de carbón y una vela. –
Note como se paro de manera inmediata miro a aquel hombre con un tanto de intriga. Su armonía y tranquilidad desapareció así como llego. Al poco tiempo coloco la vela, tome el papel y con una fina escritura cursiva coloque.
-Escriba lo que tiene que tiene que decirme en este papel y proceda a quemarlo, deje el lápiz en la mesa. Yo decidiré si debe quedar el lugar vacío o no. -
Doble el papel en 4 partes y se lo coloque al frente junto con el lápiz, cruce mis piernas no era propio de una dama, pero me encontraba con algo más de confianza que lo usual. Diana se quedo parada aun lado ya no se le notaba alegre, pero estaba parada aun lado. Por mi parte mire nuevamente la Pet y pude encontrar un match de que algo de lo que decía era la realidad. Si era una agente.
León Zaid
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La partida de ajedrez había comenzado en mi mente, por lo que tenía que mover mis fichas rápido y de manera eficaz, no podía fallar en lo más mínimo o acabaría en jaque mate muy pronto, debía de ser yo el que ganase la partida. Mi oponente presentó a un alfil atacando dejando alejado a un peón, era un ataque estratégico a la vez que dejaba un hueco libre.
Tragué saliva y luego emití un largo suspiro aprovechando que se había alejado su doncella, Diana. Momento idóneo para decir de forma clara lo que quería comentarle.
- Señorita, no necesito el local vacío, solo que estemos usted y yo en la mesa, nadie más. Mis palabras ponen en riesgo mi propia vida, ya que soy un descendiente de los Tenryuubitos, de él, el que traicionó a la familia, los Doflamingo... y necesito su ayuda... antes de juzgarme por mis antepasados le pido que me permita hablarle, que me deje conocer por usted, y ya vea usted que hacer conmigo, si ayudarme o ir a por mi.
Estaba empapado de sudor tras declarar todo lo que había declarado, mi reina había sido colocada para comer a su rey, si lo evitaba podía comer a mi rey en apenas unos segundos. La damisela que la acompañaba, Diana, llegó en ese momento con el papel. Sus intenciones eran claras, que escribiese allí el mensaje, pero ahora no iba a decirme eso, estaba seguro. El anzuelo gordo ya fue lanzado, morir por ello o pescar algún beneficio era cuestión de segundos.
- Señorita Samanta, con todos mis respetos, ya sabe usted mi gran secreto... le pido que respete mi única petición, por favor. Ya dije que no hacía falta vaciar el local, sería muy sospechoso... ¿Y me podría dar usted su opinión? Quisiera saber que opina usted sobre el mundo... sobre el gobierno, su autoridad, sus acciones, y la posición de los de vuestra posición, además de las acciones que cometéis... Se que no tengo derecho a pedirle nada de esto, es solo un favor que quiero pedirle por nuestro pasado en común y lo que nos une... No acudiría a vos ni la molestaría si esto no fuese completamente necesario, como ya dije mi vida corre peligro, alguien trata de asesinar a los míos.
Si la señorita me apoyaba, tendría a mi lado un aliado muy influyente y hasta poderoso, perfecto para cumplir todos mis planes, realmente no contaba con ella en mis planes, pero tenerla me daría una ventaja que sería mucho mayor que si simplemente me enfrentaba al mundo sin su apoyo. En cambio, si se mostraba reacia y en contra, mis planes serían muchos mas complejos desde el día de hoy. Por favor Samanta, ayúdame.
Tragué saliva y luego emití un largo suspiro aprovechando que se había alejado su doncella, Diana. Momento idóneo para decir de forma clara lo que quería comentarle.
- Señorita, no necesito el local vacío, solo que estemos usted y yo en la mesa, nadie más. Mis palabras ponen en riesgo mi propia vida, ya que soy un descendiente de los Tenryuubitos, de él, el que traicionó a la familia, los Doflamingo... y necesito su ayuda... antes de juzgarme por mis antepasados le pido que me permita hablarle, que me deje conocer por usted, y ya vea usted que hacer conmigo, si ayudarme o ir a por mi.
Estaba empapado de sudor tras declarar todo lo que había declarado, mi reina había sido colocada para comer a su rey, si lo evitaba podía comer a mi rey en apenas unos segundos. La damisela que la acompañaba, Diana, llegó en ese momento con el papel. Sus intenciones eran claras, que escribiese allí el mensaje, pero ahora no iba a decirme eso, estaba seguro. El anzuelo gordo ya fue lanzado, morir por ello o pescar algún beneficio era cuestión de segundos.
- Señorita Samanta, con todos mis respetos, ya sabe usted mi gran secreto... le pido que respete mi única petición, por favor. Ya dije que no hacía falta vaciar el local, sería muy sospechoso... ¿Y me podría dar usted su opinión? Quisiera saber que opina usted sobre el mundo... sobre el gobierno, su autoridad, sus acciones, y la posición de los de vuestra posición, además de las acciones que cometéis... Se que no tengo derecho a pedirle nada de esto, es solo un favor que quiero pedirle por nuestro pasado en común y lo que nos une... No acudiría a vos ni la molestaría si esto no fuese completamente necesario, como ya dije mi vida corre peligro, alguien trata de asesinar a los míos.
Si la señorita me apoyaba, tendría a mi lado un aliado muy influyente y hasta poderoso, perfecto para cumplir todos mis planes, realmente no contaba con ella en mis planes, pero tenerla me daría una ventaja que sería mucho mayor que si simplemente me enfrentaba al mundo sin su apoyo. En cambio, si se mostraba reacia y en contra, mis planes serían muchos mas complejos desde el día de hoy. Por favor Samanta, ayúdame.
Samanta
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Escuche atentamente a las palabras, me sentía un tanto contrariada. Sin embargo no había otro remedio que seguir mis alineamientos de justicia. Daba igual si lo pedia o si yo quería. Era lo que debía hacerse, y lo que tenia entre mis manos es escucharle. Sin embargo me bombardeo de preguntas. Parecia un niño que acaba le dejaron en una guardería solo, en un edificio extraño y su madre apenas llego, el niño pregunto todas sus inquietudes como si de una ametralladora de preguntas se tratara.
Alse mi mano y gire mis dedos en señal de que Diana se alejara de aquel lugar. Diana no dudo ni un poco en levantarse e ir a beber algo a la barra.
-Lo diré de la manera mas clara posible para que no tenga la necesidad de tener que repetirlo, soy una juez, juzgo con mis propios medios y conocimiento. Nada ni nadie altera mi pensamiento lejos de la justicia que se debe realizar. La justicia la dicto yo misma en beneficio de la humanidad. Por lo que puede entender que no hare nada en contra suya a menos que usted mismo sea la causa de un mal. Le escuchare y revisaremos el caso.
Ahora sobre todas tus preguntas, no tengo forma de saber si dices la verdad con certeza, pero confiare en tu palabra, pero tienes que saber que tengo medios para averiguar si mientes de serlo, estarás en mas problemas de los que puedes imaginar.
El mundo esta podrido, el sistema de poder se a corrompido, eso es todo lo que puedo decir del mundo. El gobierno funciona de maravilla, pero el personal que le manipula a perdido el punto de enfoque. Las acciones son cuestionables, pero siempre en pro de mantener la seguridad global. Deberías de ser consiente de los sacrificios que se realizaron en pos del mundo, y todo lo que trabajamos para mantener todo en orden, pero creo por otro lado, que lo que mencionas de tu pasado quizás tu familia no te comunicara nada.
Si lograra decir algo, sobre mi comunidad, diría que la mayoria a perdido el enfoque se han dejado embriagar, la mayoria ni siquiera ya cuida su poder, solo lo disfruta, y peor aun muchos de ellos solo embriagan a generaciones futuras, a tal punto que solo unos cuantos aun están preocupados por el bienestar de nuestro mundo. Sus acciones me tienen sin cuidado de momento. Primero se debe limpiar la organización ejecutora de justicia antes de subir a los que manipulan a tal organización.
Ahora yo le pediré de manera amable que me haga llegar algún objeto que pueda denotar la autenticidad de su título, de lo contrario me veré en la necesidad de buscarlo y posteriormente investigarlo a usted mas a fondo, si lo que menciono es cierto, buscare ayudarle ya que no debe ser castigado por crímenes que no cometió usted mismo. –
Alse mi mano y gire mis dedos en señal de que Diana se alejara de aquel lugar. Diana no dudo ni un poco en levantarse e ir a beber algo a la barra.
-Lo diré de la manera mas clara posible para que no tenga la necesidad de tener que repetirlo, soy una juez, juzgo con mis propios medios y conocimiento. Nada ni nadie altera mi pensamiento lejos de la justicia que se debe realizar. La justicia la dicto yo misma en beneficio de la humanidad. Por lo que puede entender que no hare nada en contra suya a menos que usted mismo sea la causa de un mal. Le escuchare y revisaremos el caso.
Ahora sobre todas tus preguntas, no tengo forma de saber si dices la verdad con certeza, pero confiare en tu palabra, pero tienes que saber que tengo medios para averiguar si mientes de serlo, estarás en mas problemas de los que puedes imaginar.
El mundo esta podrido, el sistema de poder se a corrompido, eso es todo lo que puedo decir del mundo. El gobierno funciona de maravilla, pero el personal que le manipula a perdido el punto de enfoque. Las acciones son cuestionables, pero siempre en pro de mantener la seguridad global. Deberías de ser consiente de los sacrificios que se realizaron en pos del mundo, y todo lo que trabajamos para mantener todo en orden, pero creo por otro lado, que lo que mencionas de tu pasado quizás tu familia no te comunicara nada.
Si lograra decir algo, sobre mi comunidad, diría que la mayoria a perdido el enfoque se han dejado embriagar, la mayoria ni siquiera ya cuida su poder, solo lo disfruta, y peor aun muchos de ellos solo embriagan a generaciones futuras, a tal punto que solo unos cuantos aun están preocupados por el bienestar de nuestro mundo. Sus acciones me tienen sin cuidado de momento. Primero se debe limpiar la organización ejecutora de justicia antes de subir a los que manipulan a tal organización.
Ahora yo le pediré de manera amable que me haga llegar algún objeto que pueda denotar la autenticidad de su título, de lo contrario me veré en la necesidad de buscarlo y posteriormente investigarlo a usted mas a fondo, si lo que menciono es cierto, buscare ayudarle ya que no debe ser castigado por crímenes que no cometió usted mismo. –
León Zaid
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La tensión del momento había producido en mi un estado de gran nerviosismo, incluso comencé a sudar por la espalda, de hecho, podía notar cada gota recorriendo toda mi espalda hasta acabar bajo el pantalón, donde dejaba de sentirla. La joven escuchó todo lo que le dije sin pausarme, y a decir verdad los gestos que mostraban no eran nada delatadores, me era imposible adivinar de esta forma sus pensamientos.
Una vez finalicé mis palabras la Tenryubitto mandó a la sirvienta hacia la barra, la cuál se marchó de inmediato sin poner siquiera un gesto de desagrado o de sorpresa, ahora tocaba escuchar sus palabras, pero al menos ya había accedido a mi primera petición, un alivio sin lugar a dudas.
- Gracias por confiar en mi todas sus palabras señoría- Dije una vez que terminó de hablar al tiempo que suspiraba levemente, necesitaba asimilar todo lo que había dicho.
- Ante su petición, lamento decir que efectivamente tendrá que investigarme, mi identidad es peligrosa, muchos me querrían matar solo por mi apellido, esa es la razón por la que nuestra familia cambió el apellido Doflamingo por Zaid, pero puedo decirle que el Tenryubitto representante de la familia se llama Noel, hace ya dos años que tendría que haber otorgado yo el título de manera oficial, sin embargo han sucedido multitud de asesinatos en el seno de nuestra familia, y me vi obligado a huir para tratar de hacerme más fuerte antes de recibir oficialmente el puesto, Noel no es más que un miembro provisional... y este dato es alto secreto, cuando lo compruebe por usted misma quizás confíe más en que esta es mi identidad secreta ¿No cree?
Respiré hondo para calmarme y miré el rostro de la joven juez, contemplando su mirada, pero sobretodo la curva de sus labios, ella no parecía ser esa clase de personas que disfrutaban de la vida.
- ¿Sabe? Me alegro en gran medida de haber vivido un tiempo como una persona normal, nada de ser Tenryubitto... el mundo se ve desde otro punto de vista ¿Sabe? ... De hecho se ve con una claridad impresionante... por no decir que es de esta forma en la que aprendí a disfrutar de la vida, reí, lloré, pelee, bebí hasta emborracharme, bailé con una dama durante toda una noche, y un largo etcétera que seguramente jamás hubiese experimentado si fuese un tenryubitto normal y corriente... usted parece distinta a todos ellos, pero aún no a experimentado la enorme cantidad de posibilidades que ofrece este mundo, todo tipo de sentimientos y experiencias indescriptibles a decir verdad...
Me gustaba la conversación que estaba manteniendo con la señorita, sin embargo el tiempo había avanzado muy rápido y mi misión no podía demorarse mucho más, el asesinato de aquel hombre era al parecer primordial en la isla, no se sabía que podía llegar a hacer ese loco, y más aún si estaba aquí una tenryubitto. Lo que parecía una misión fácil pasó a ser una misión con un riesgo bastante serio, en la peor de las situaciones incluso podría perder aquí la vida la joven Tenryubitto, una perdida que movería los cimientos de este mundo, o al menos los del chiper pol por haberlo permitido teniendo allí a uno de sus hombres. Debía de acabar rápido la conversación, tan solo deseaba una cosa, y posteriormente acabar rápido con la misión.
- Señorita, solo busco su apoyo cuando lo llegue a necesitar algún día... no quiero nada más. Usted podrá comprobar que mis palabras fueron ciertas usando sus métodos... como usted dice el mundo no está precisamente bien, solo quiero dedicar mi vida a ello, renovar todo... llegado el momento me gustaría contar con su apoyo, y antes de que dicho momento suceda, quería que usted me conociese a mi, a mi forma de ser, y mis ideales. Si llegado el momento ve correcto mis actos, solicito desde hoy su ayuda, solo alguien de su cargo podría ayudarme.
Una vez finalicé mis palabras la Tenryubitto mandó a la sirvienta hacia la barra, la cuál se marchó de inmediato sin poner siquiera un gesto de desagrado o de sorpresa, ahora tocaba escuchar sus palabras, pero al menos ya había accedido a mi primera petición, un alivio sin lugar a dudas.
- Gracias por confiar en mi todas sus palabras señoría- Dije una vez que terminó de hablar al tiempo que suspiraba levemente, necesitaba asimilar todo lo que había dicho.
- Ante su petición, lamento decir que efectivamente tendrá que investigarme, mi identidad es peligrosa, muchos me querrían matar solo por mi apellido, esa es la razón por la que nuestra familia cambió el apellido Doflamingo por Zaid, pero puedo decirle que el Tenryubitto representante de la familia se llama Noel, hace ya dos años que tendría que haber otorgado yo el título de manera oficial, sin embargo han sucedido multitud de asesinatos en el seno de nuestra familia, y me vi obligado a huir para tratar de hacerme más fuerte antes de recibir oficialmente el puesto, Noel no es más que un miembro provisional... y este dato es alto secreto, cuando lo compruebe por usted misma quizás confíe más en que esta es mi identidad secreta ¿No cree?
Respiré hondo para calmarme y miré el rostro de la joven juez, contemplando su mirada, pero sobretodo la curva de sus labios, ella no parecía ser esa clase de personas que disfrutaban de la vida.
- ¿Sabe? Me alegro en gran medida de haber vivido un tiempo como una persona normal, nada de ser Tenryubitto... el mundo se ve desde otro punto de vista ¿Sabe? ... De hecho se ve con una claridad impresionante... por no decir que es de esta forma en la que aprendí a disfrutar de la vida, reí, lloré, pelee, bebí hasta emborracharme, bailé con una dama durante toda una noche, y un largo etcétera que seguramente jamás hubiese experimentado si fuese un tenryubitto normal y corriente... usted parece distinta a todos ellos, pero aún no a experimentado la enorme cantidad de posibilidades que ofrece este mundo, todo tipo de sentimientos y experiencias indescriptibles a decir verdad...
Me gustaba la conversación que estaba manteniendo con la señorita, sin embargo el tiempo había avanzado muy rápido y mi misión no podía demorarse mucho más, el asesinato de aquel hombre era al parecer primordial en la isla, no se sabía que podía llegar a hacer ese loco, y más aún si estaba aquí una tenryubitto. Lo que parecía una misión fácil pasó a ser una misión con un riesgo bastante serio, en la peor de las situaciones incluso podría perder aquí la vida la joven Tenryubitto, una perdida que movería los cimientos de este mundo, o al menos los del chiper pol por haberlo permitido teniendo allí a uno de sus hombres. Debía de acabar rápido la conversación, tan solo deseaba una cosa, y posteriormente acabar rápido con la misión.
- Señorita, solo busco su apoyo cuando lo llegue a necesitar algún día... no quiero nada más. Usted podrá comprobar que mis palabras fueron ciertas usando sus métodos... como usted dice el mundo no está precisamente bien, solo quiero dedicar mi vida a ello, renovar todo... llegado el momento me gustaría contar con su apoyo, y antes de que dicho momento suceda, quería que usted me conociese a mi, a mi forma de ser, y mis ideales. Si llegado el momento ve correcto mis actos, solicito desde hoy su ayuda, solo alguien de su cargo podría ayudarme.
León Zaid
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Las palabras recaían sobre la señorita Samanta, la cual parecía escuchar con atención memorizando todo lo que le decía, desde luego me sentía muy afortunado de tener esta oportunidad, pero estaba a punto de amanecer y mi tiempo para cumplir la misión era cada vez menos.
- Señorita, si me disculpa debo de cumplir una misión, como ya le dije antes soy un agente del Cipher Pol y estoy aquí para una misión, tengo ordenes de cumplirla antes de amanecer y como puede ver está a punto de hacerlo, así que debo de irme, lamento las molestias, interrumpirla en la velada de hoy y pedirle tantas cosas, espero que todo llegue a buen puerto, y nos volvamos a ver próximamente. - Dicho esto recogí mi gabardina y salí del local deprisa.
Una vez fuera pude contemplar al tipo de reojo, entrando borracho en un hostal, con lo cual solo tuve que seguirlo silenciosamente hasta entrar en su habitación. Tenía las manos sudando, estaba nervioso y hacía frío, pero pude completar la misión con rapidez asesinándolo y recogiendo su cuerpo justo cuando salía el sol. Cogí un cigarro nuevo y lo prendí en mi boca mirando al sol mientras sacaba un Den Den Mushi.
- Misión cumplida, estaré en el puerto en 5 minutos.
Finalicé el mensaje y miré por unos segundos el cuerpo de aquella persona, no sabía prácticamente nada de él, no le conocía, quizás no era merecedor de este castigo, pero el cuerpo me había ordenado hacerlo y yo tenía que hacerlo sin dudar, tal y como había hecho. No me gustaba realmente, pero había que acostumbrarse, este era el camino que había tomado, y tenía que seguirlo a raja tabla, a partir de ahora soy un perro del gobierno, no puedo fallar o seré ejecutado antes de cumplir mi misión, hay mucho en juego como para fallar ahora.
- Lo siento caballero, pero esta es mi vida a partir de hoy... no olvidare su nombre nunca, espero algún día poder darle al mundo todo lo que le estoy arrebatando y le arrebatare. - Dije en voz baja cogiendo el cuerpo firmemente para posteriormente ir al puerto, donde me recogerían y nos marcharíamos de allí. - Adios Samanta... nos volveremos a ver... - Pensé emitiendo un leve suspiro dando una profunda calada al cigarro, ya estaba muriendo en mis labios y tenía que tirarlo rápido o sufriría las consecuencias de dejarlo vivir en mi boca.
- Señorita, si me disculpa debo de cumplir una misión, como ya le dije antes soy un agente del Cipher Pol y estoy aquí para una misión, tengo ordenes de cumplirla antes de amanecer y como puede ver está a punto de hacerlo, así que debo de irme, lamento las molestias, interrumpirla en la velada de hoy y pedirle tantas cosas, espero que todo llegue a buen puerto, y nos volvamos a ver próximamente. - Dicho esto recogí mi gabardina y salí del local deprisa.
Una vez fuera pude contemplar al tipo de reojo, entrando borracho en un hostal, con lo cual solo tuve que seguirlo silenciosamente hasta entrar en su habitación. Tenía las manos sudando, estaba nervioso y hacía frío, pero pude completar la misión con rapidez asesinándolo y recogiendo su cuerpo justo cuando salía el sol. Cogí un cigarro nuevo y lo prendí en mi boca mirando al sol mientras sacaba un Den Den Mushi.
- Misión cumplida, estaré en el puerto en 5 minutos.
Finalicé el mensaje y miré por unos segundos el cuerpo de aquella persona, no sabía prácticamente nada de él, no le conocía, quizás no era merecedor de este castigo, pero el cuerpo me había ordenado hacerlo y yo tenía que hacerlo sin dudar, tal y como había hecho. No me gustaba realmente, pero había que acostumbrarse, este era el camino que había tomado, y tenía que seguirlo a raja tabla, a partir de ahora soy un perro del gobierno, no puedo fallar o seré ejecutado antes de cumplir mi misión, hay mucho en juego como para fallar ahora.
- Lo siento caballero, pero esta es mi vida a partir de hoy... no olvidare su nombre nunca, espero algún día poder darle al mundo todo lo que le estoy arrebatando y le arrebatare. - Dije en voz baja cogiendo el cuerpo firmemente para posteriormente ir al puerto, donde me recogerían y nos marcharíamos de allí. - Adios Samanta... nos volveremos a ver... - Pensé emitiendo un leve suspiro dando una profunda calada al cigarro, ya estaba muriendo en mis labios y tenía que tirarlo rápido o sufriría las consecuencias de dejarlo vivir en mi boca.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.