Pasando Lista!!!! (Pasado) [Roy Sasaki,Drakcerna Kazu,Etsu, Goliat]

Me levanté temprano como cada día, me gustaba salir pronto a ver el amanecer desde los desfiladeros de la playa. En esos momentos, el sol empezaba a calentarme como cada mañana, sintiendo cierta nostalgia por mi isla natal, Asgard. Cuando el sol ya había salido me dirigí a preparar el pedido de leña que me habían pedido los aldeanos. Ellos me daban de comer y yo les recogía leña. Un buen intercambio, ya que apenas me llevaba unos minutos cortar los arboles que necesitaba. Todo transcurría como siempre, hasta que ví a Tomi, unos de los niños del pueblo, correr hacía donde yo me encontraba.

- Que se te ofrece pequeño Tomi- le pregunte amablemente

Mientras miraba para arriba con gesto cansado me dijo - ha venido un barco de la marina- haciendo una pausa luego seguir, - no se si es por el censo de gigantes o por los sabotajes que están ocurriendo actualmente por la zona-

- mmmmm, ya veo pequeño Tomi, me acercare al poblado para ver quien ha llegado-en ese momento cogí a Tomi y me dirigí al poblado.

Avance por el valle, observando los campos cultivados hasta donde me alcanzaba la vista. Me encantaba el olor a tierra mojada que emanaba del por las mañanas y el de la leña quemada que veía del pueblo. A lo lejos ya vi el barco de la marina anclado en el puerto, esperaba que no tuviera ningún problema por que viviera en aquella isla, pero con el gobierno nunca se sabía.

Me encontraba en esa isla ya que me habían dicho que en uno de sus restaurantes se servía una de las mejores carne del mar, quería probarla y aprender a cómo hacer ese gran manjar.
La noche anterior me hospede en un hotel para conocer mejor la isla, lo que me despertó a la mañana siguiente fue el ruido de la gente gritando, ya que había un mercado en la calle, me asiste antes de salir, le di las gracias a la recepcionista y me fui de ese lugar, para ir directamente al puerto, mientras caminaba los niños corrían de un lado para otro jugando a que eran piratas y otros a Marines, al llegar un gran barco de pesca estaba bajando toda la captura del día para venderla allí mismo, las viejecita estaban en la primera fila para que no le quiten los mejores peces, también había gente la cual estaba limpiando sus barcos para irse de viaje, pero eso a mí no me importaba yo solo quería encontrar esa taberna, cuando de pronto mire hacia las montañas los árboles se caían de pronto, era un gigante el cual estaba cortándolos, no le di importancia y me hacer que a una señora:

-Disculpe señora, ¿Por casualidad no sabrá una taberna donde se hace la mejor carne?
-Pues no chico, lo siento.

La señora no lo sabía, así que debería de seguir buscando ese lugar, lo mejor seria irme al centro del pueblo y beber un poco de Shake.

Se avistaba a la lejanía la isla conicidad como Conomi, era mi primera misión como marine, pero no estaba segura cuales eran las ordenes que tenia, solo sabia que había un gigante y no seque censo, pero supuse que había algo mas. Apenas había anclado en puerto el barco, y los hombre preparándose para desembarcar y pasear por la isla. Me sentía algo nerviosa entre tantas personas, no me sentía apenas acostumbrada, intentaba relacionarme con mis compañeros. Pero... me costaba muchísimo.
Al soltar la tabla para que bajáramos la mayoría de los hombres, yo fui una de las primeras personas que piso tierra. Vestía algo distinta que los otros marines, llevaba una sudadera de la marina, que se usa normalmente para los lugares fríos, pero lo justo para que fuera 3 veces mas grande que mi talla y que me tapara un poco mi rostro y tampoco era para  ir con ropa tan pegada. Me agobiaba, mis pantalones eran anchos y de un color negro, y mi pelo pelirrojo con una cinta blanca con el signo de la marina.
Me asombre a ver muchos civiles, sobre todos niños. Todos estaban ilusionados por la cantidad de marines, los adultos cuchicheaban entre ellos, no sabia exactamente, pero tampoco le di una importancia.

-valla si que hay civiles mirando el barco, como si nunca hubiese visto alguno- lo susurre para que apenas me escuchara nadie o mis compañeros.

Me encamine con mi grupo, asta que nos separamos unos pocos, algunos aprovecharon el momento para meterse en una taberna para probar la carne de buena calidad que se especializaba el pueblo, otros a preguntar civil por civil de sucesos, en cabio yo... Decidid por pasear por la isla, asta que me de un nuevo aviso.

Bajé del inmenso buque de la marina en el que había venido junto a algunos marines y miembros de la Cipher Pol. El motivo no era otro que el famoso censo de gigantes, algo que no veía muy necesario. Pero siempre le gustaba tener todos los cabos atados al gobierno. Hace muchos años incluso se experimentó con seres humanos para sobrepasar con crece los límites de su crecimiento y convertirlos en gigantes. Pero definitivamente, viendo los efectos secundarios se desechó la idea.
De hecho era un compuesto bastante tóxico, lo sabía porque yo mismo había tenido acceso a dicha información y había podido conocer de primera mano testimonios de las personas afectadas.

-No te pongas nerviosa -comenté al pasar por el lado de una nueva recluta que parecía un poco perdida con el asunto que nos había llevado allí.

Miré al barco un momento, viendo como el capitán de la nave daba las últimas instrucciones antes de retirarse a su camarote. Los marines tenían mucha influencia, pero ser miembro del CP6 me permitía dar ciertas órdenes, como por ejemplo que no hubiese demasiado movimiento en la isla por parte de la marina, no queríamos alterar a la población más de lo necesario.
Me adelanté al resto de marines, y me dirigí hacia la gente.

-Disculpad, estamos aquí por el registro de gigantes -comenté con amabilidad -no se preocupen, es solo papeleo rutinario.

Tras decir eso levanté la vista y a lo lejos vi un gigante dirigiéndose hacia nosotros, su ritmo era rápido y en un minuto, quizá dos podría llegar perfectamente hasta nuestra posición. Miré a las personas, a las que dediqué una breve sonrisa y luego me giré para hablar con los marines.

-Como veis al menos hay un gigante, el que esté encargado del registro que haga el favor de acercarse, el resto, no hace falta. Tened en cuenta que no por serlo tiene necesariamente que ser agresivo -dicho esto me quedé allí esperando a conocer a un posible aliado.

Había mucho ajetreo en el pueblo, es verdad que no todos los dias venía un barco de la marina, pero parece que en este caso creo algo mas de expectación. Mientras me acercaba el olor de la leña y el pan llegaba a mis nariz, haciendo que me rugiera el estomago, - es verdad que solo he desayunado una vez hoy- me dije. Antes de llegar al pueblo deje a Tomi en su casa.

- Gracias Tomi por venir a avisarme, otro día te llevo a la montaña- le dije sonriendo.

- Vale, pero ten cuidado, cuando viene la marina no siempre es por algo bueno- me dijo preocupado

Me reí a carcajada, me recordaba a mis hermanos pequeños, cuando se preocupaban al irnos a la batalla. Nada mas terminar, me encamine de nuevo al pueblo. Por el camino la gente me saludaba con alegría, aunque la gerra y la batalla eran mi pasión, no tenía nada en contra de esa buena gente, por lo que siempre intentaba ayudar en lo que pudiera. Al llegar al pueblo, no me resultaba facil pasar hasta el puerto, ya que tenía que ir esquivando las casas y a la gente.

- Uy, perdón no había visto tu carro, mañana sin falta te hago otro mejor- dije sonriendo a un lugareño.

- Bah, no pasa nada Goliat, ya estamos acostumbrados, mañana cuando puedas lo haces- me dijo sin preocuparse.

Al llegar al puerto, ví que mucho marines bajaban del barco, uniformados y bien ordenador, a excepción de un tipo con un traje negro y pelo blanco -sería él, el jefe- ,me pregunte mientras me rascaba la cabeza. Aquel tipo parecía no recibir ni dar ordenes a nadie, asi que le hable para salir de dudas.

- Señor, creo que sé por que está aquí, pero ¿podría decirmelo para evitar confusiones?- le dije en un tono amable y bonachon.

Me dirija al centro del pueblo a beber un poco de Shake y para ver si alguna persona me podría decir donde se hallaba el local con la mejor carne, antes de llegar a la plaza tenia que cruzar por un montón de calles cruzadas entre si, eso parecía un laberinto, así que decidí la opción mas fácil, al menos para mi.

Me subi encima de las casas, es decir a los tejados, hacer eso me gustaba lo llevaba practicando desde que era muy pequeño, al acabar una casa había un agujero que llevaba a las calles, di un impresionante salto de casa en casa, mientras volaba podía ver sus pies agitándose en el aire. Durante una décima de segundo me pregunte si había calculado bien mi salto, pues la dura pared blanca de la casa de enfrente parecía estar delante de él, pero entonces no se cómo caí con los pies separados y tambaleante, eso no me importó, ya que cualquiera que haga eso alguna vez le tenia que pasar.

Seguia corriendo por los tejados hasta llegar a un punto que las casas se acababan, estaba en la plaza, todas las viviendas la rodeaban, el centro estaba lleno de gente, parecía que había una fiesta o algo parecido, ya que los músicos estaban tocando y la gente bailando alrededor de ellos, también habían mujeres tomando algún refresco en las terrazas de los bares, me quede un momento a mirar la vida cotidiana de algunas personas, un gran ruido se escucho, era la torre del reloj que indicaba las doce en punto, salí corriendo de nuevo alrededor de las casas para poder darme el impulso y ponerme en lo alto de aquella torre, cuando creí que estaba listo salte con fuerzas, creía que no lo conseguiría ya que estaba a una distancia que nunca antes había superado, lo de antes eran simples callejuelas, escuche el silbido del viento en mis oídos, y de pronto mi cuerpo estaba en tierra firme, lo había logrado, estaba a centímetros del bordes pero lo había logrado, alce la vista y se podía divisar todo el pueblo, y ¿a un gigante?

Mire un poco a mi alrededor, y a la lejanía se  acercaba el gigante. A ver que justo a mi lado apareció un hombre trajeado, nunca lo había visto antes por el barco, pero mostraba que era un superior, pero no de la marina.  Me relaje un poco a oír las palabras de aquel hombre e logre quitarme el nervio y  recordar que yo era la encargada del censo. Era la primera misión que tendría como marine, mostraba ánimo por el trabajo, y a oír las palabras a lo que sería mi superior, me acerque con pasos decididos. –Creo que soy yo la encargada del censo…, perdona es que aún no me he acostumbrado… Mi nombre es Drakcerna Kazu… esto, soy recluta y apenas llevo un mes alistada-, justo coloque con decisión mi mano derecha sobre mi cabeza con muestra de respecto a él mostrando que mis palabra  daba inseguridad, pero mi mirada mostraba determinación e fuerza. Hubo un momento en el que mira al horizonte de reojo llegando a ver al gigante acercándose a pazos increíbles. Luego mire al que sería mi superior e compañero esperando las órdenes que debería de darme cruzándome ambos brazos bastante sorprendida, era la primera vez que veía un gigante. Solo sabía cosas de ellos por los libros e ilustraciones que solía leer.  Pero hubo un momento que me aprecio ver a alguien saltando por los tejados, pero no le di importancia porque pensé que sería mi imaginación. Mire al hombre del traje y le pregunte – ¿Deberíamos acercarnos al gigante o esperamos a que venga?-  miraba a su rostro con curiosidad cada vez más y más cerca. Algunos de los civiles se encerraron en sus casa llevándose a sus hijos, mostraba preocupación la mayoría aun así por el pequeño discurso que dio mi compañero.

La joven que parecía un flan era la encargada del registro, por lo que se acercó a mí diciendo que era nueva y que apenas llevaba un mes. Arqueé la ceja izquierda un poco sorprendido, un mes y ya era encargada de llevar los registros, o la marina estaba perdiendo los papeles, nunca mejor dicho, o en realidad habían visto potencial en aquella mujer.
La miré y le sonreí un poco en un intento de que se tranquilizase, era lo mejor, que se sintiese a gusto con o que hacía, lo cual llevaba con entusiasmo, o al menos, eso aparentaba.

-No te preocupes Drakcerna, él se acercará. Como ya he dicho no tiene por qué ser agresivo, además por los informes convive con la gente de éste pueblo –comenté -por cierto, yo soy Etsu Shiroi, encantado.

El gigante se acercó, parecía inofensivo, pero nunca había que fiarse. Yo me encontraba suspendido en el aire, a la altura de sus ojos, para mantener una conversación más directa. Su voz era potente, como la de todos ellos, pero no por ello era una voz severa, sino que se notaba un tono de amabilidad en ella, de hecho su educación había hecho casi todo el trabajo.

Mi nombre es Etsu Shiroi, agente del gobierno. Estamos aquí por el registro de gigantes. No se preocupe, es un simple papeleo rutinario. Ya sabe, marines y sus parafernalias, son muy vistosos para ciertas cosas. –comenté con tranquilidad e intentando parecer amable a la vez que señalaba al buque -Si no le importa, me gustaría saber su nombre, ocupación y si piensa aliarse con el gobierno mundial o en su caso planea seguir su vida sin interrupciones.

Dicho eso simplemente esperé, mientras que pateaba el aire con geppou para seguir manteniéndome a su altura. No sabía si mi voz era perfectamente audible por Drakcerna, pero seguramente la del gigante si, que era lo realmente importante.

El puerto estaba lleno de gentes del pueblo, los marines habían llegado en un buque de guerra enorme, tan enorme que podría entrar en él y sentarme en su proa y seguiría teniendo bastante espacio en el resto del buque. Los marines bajaban en formación y haciendo como una especie de instrucción. Algunos se quedaban mirándome, algo normal, ya estaba acostumbrado a ello. El pueblo en si me conocía vagamente, por eso algunas personas les gustaba mi presencia, las que me conocían mas y otras simplemente se escondían, por ignoraría.

Aquel hombre que se hacía llamar Etsu empezó a volar sin alas, algo que no me gustaba nada, la brujería y la magia eran cosas de las que desconfiaba. Mire hacía abajo y vi que había otra humana separada del grupo de marines, al parecer había estado hablando con Etsu. Observe el gran despliegue que habían echo los marines, simplemente para el censo de un gigante, algo que me extrañaba, aun así seguí hablando con aquel misterioso hombre.

- Oh bueno, son muchas preguntas y me gustaría contestarlas en un lugar mas tranquilo Le invito o bueno les invito- dije mirando a la humana del suelo- a mi humilde morada en la montaña, allí ya me podrá preguntar lo que queráistras una pausa y con algo de recelo hacía aquel tipo seguí- eso si, me gustaría que solo vinieran los estrictamente necesarios, no me gusta estar rodeado de humanos y si quieren yo les llevo- al terminar la frase puse la mano bajo aquel hombre, prefería llevarlo a verle volando de esa manera.

No sabía si aceptarían mi ofrecimiento, no todo el mundo se fía de un gigante, pero aquel tipo me daba la corazonada que no se achantaba ante nada, como los grandes guerreros de Asgard.

El gigante se sentía algo abrumado ante tanta pregunta, algo que era completamente normal y entendible. Finalmente confirmó que no se encontraba a gusto entre tantos humanos y que nos invitaba a su morada. Pero que prefería que solo acudiésemos los estrictamente necesarios y que él mismo nos llevaría. Me gustaba aquella persona, parecía amable y quizá algo cohibida por la presencia de la marina. Bajé hasta la palma de su mano y miré hacia atrás, hacia los marines.

-Me voy con el gigante, quedaros aquí –dije alzando la voz -tranquilos, se siente algo presionado por nuestra presencia aquí.

Esperaba que la chica que se encargaba del registro también aceptara la invitación, porque si no tendría que llevar yo todo el papeleo. Miré al gigante, mostrando una leve sonrisa cordial y luego pensé durante un momento si preguntarle su nombre o no, finalmente me decidí.

-¿Por qué nombre debería dirigirme a ti? –pregunté procurando no sonar mal educado y estoy en tus manos, literalmente, llévanos donde creas que te resulte más fácil contestar.

Solo esperaba que si nos invitaba a algo tuviese tazas de tamaño humano. Sé que era de mala educación dejar algo de bebida cuando te invitaban, pero una de su tamaño podría ser demasiado para cualquier humano. Moví levemente la cabeza, rechazando ese pensamiento y esperé a que emprendiésemos la marcha.