Conociendo a mi enemigo [Samanta]

Era bastante temprano, y recién había llegado a la isla, dispuesta a sumergirme en el rincón mejor iluminado de la biblioteca bajo una montaña de libros mientras buscaba un nombre. El nombre de quien me hubiera hecho nacer como nací, ser como soy. Sabía desde hace algún tiempo que una familia de Tenryuubitos se había asentado en Dressrosa, pero su identidad no estaba clara, y aunque me habían llegado noticias de que Legan Legim había conquistado la isla, estaba bastante segura de que la familia habría logrado escapar. No en balde eran de las personas más poderosas del mundo, o al menos eran las personas que mandaban sobre la gente más poderosa del mundo. El marine me había hablado de cómo los almirantes podían casi mover montañas del poder que abarcaban, y me hacía temblar pensar en tan sólo enfrentarme a uno de ellos... ¿Cómo sería tener de cara a todo el poder del gobierno mundial detrás? No  sabía qué haría una vez me diera a conocer y el mundo se volviera en mi contra. Estaba sola, en una esquina del universo, como una niña sin peluches. "Eres una niña sin peluches"...

Atravesé la gran puerta doble de la biblioteca con una lágrima derramando por mi mejilla. Mis ojos querían llorar, pero mi cara se mantenía impertérrita. No podía llorar, no todavía. "Así se hace, pequeña", dijo mi mente al tiempo que dejaba atrás el umbral y comenzaba a descender por unas escaleras talladas en el propio tronco del árbol. Me recordaban al caracol del coliseo, subiendo de la habitación a la arena, bajando de la arena a la habitación... Una lluvia de emociones se liberaba sin que pudiera evitarlo, haciendo que cientos de lágrimas amargas se liberaran, cayendo por mí, lamiendo mi cuello, casi románticas, como los besos de Myst... ¿Por qué tenía que recordar aquello sin motivo? Una vida de mierda que no era capaz de olvidar, ¿Por qué? Pero necesitaba esos libros, y daba igual cuánto tuviera que llorar mientras lo buscaba. Menos mal que no llevaba maquillaje habitualmente, porque habría sido un espectáculo. Una mujer que lloraba podía ser adorable. Pero con los ojos corridos no.

Terminé de bajar y me situé sobre una sección con un nombre bastante sugerente: "Las veinte grandes casas". Una biblioteca histórica que había sido destruida y reconstruida... Seguramente encontrase mucha censura, pero no tenía una opción mejor, ya que había venido, y me adentré en el lugar. Una hilera de focos fluorescentes iluminaban aquella sección que, casi a todas luces trataba de los Tenryuubitos. Veinte casas... dos de ellas marcharon de Mariejoia, y quién sabe cuántas más en estos años... Había oído rumores acerca de la familia Vraask en Drum, aunque casi seguro serían habladurías, al fin y al cabo nadie querría estar en un páramo helado como era el reino de Sakura... ¿O tal vez sí? Yo crecí en una isla con un clima tan mediterráneo que no había inviernos, y ni en las noches más frías recuerdo haber necesitado chaqueta. Tal vez por eso no veía normal aquello, pero... ¿Qué era aquel libro de bordes dorados? Me estaba llamando, así que lo cogí y miré la portada.

"Familia Royalsun... Suena importante". Abandoné los demás libros para concentrarme en ése. Tal vez ahí estuviera lo que yo necesitaba. Empecé a leer. "La Familia Royalsun...Familia importante con conexiones con... y... Hubo una vez que... Donquixote Sanchopansa contrajo matrimonio con... Muerto envenenado...blablabla". ¿No habría nada útil en aquel lugar? Estaba desesperada por información, y no tenía nada. ¿Por qué nunca me sale nada bien? Agarré un par de libros más y me senté a una silla cercana, lista para un largo día de lectura y estudio. ¿Qué me depararían los Tenryuubitos aquel día? Sólo era cuestión de leer.