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Akuma no mi
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-¿Dónde estoy?- Me dije cuando noté algo frío sobre mi cabeza.
Estaba tendido en el suelo, pero no sabía bien porque estaba allí. Levanté la cabeza, para echar un ojo al lugar, parecía que me encontraba en una isla, ¿pero en cuál? Podía ver numerosos árboles, tierra, y bastantes rocas y piedras en el suelo. Decidí ponerme en pie para ver que sucedía, cuando de repente volví a notar eso en mi frente, me volvió a dar un escalofrío por todo el cuerpo, y tocándome la frente, observé que tenía un caracol en ella. Lo agarré con la mano por la concha, y lo lancé fuertemente hacia delante, hasta tal punto que no conseguí verlo caer.
Aquel día hacia mucho calor, pero por suerte para mí, tenía una botellita de agua en mi mochila, con ella podría hidratarme, aunque fuera un poco. Me puse una de las manos sobre la frente, para ver si conseguía ver algo a los lejos, pero aquello fue un intento fallido. Decidí buscar mi Den Den Mushi en mi mochila, para poder contactar con un barco de la Marina.
-¿Hola? ¿Alguien me escucha? - Dije, pero nadie me respondió.- Bueno, buscaré la manera de saber donde estoy, y poder salir.
Guardé el Den Den Mushi en la mochila, y remangándome las mangas de mi camisa de cuadros, continué andando. Llevaba en la cintura mis dagas, y mi machete, por si surgiese la ocasión de tener que luchar. Tenía hambre, pero no parecía haber muchos animales por aquella zona.
Estaba tendido en el suelo, pero no sabía bien porque estaba allí. Levanté la cabeza, para echar un ojo al lugar, parecía que me encontraba en una isla, ¿pero en cuál? Podía ver numerosos árboles, tierra, y bastantes rocas y piedras en el suelo. Decidí ponerme en pie para ver que sucedía, cuando de repente volví a notar eso en mi frente, me volvió a dar un escalofrío por todo el cuerpo, y tocándome la frente, observé que tenía un caracol en ella. Lo agarré con la mano por la concha, y lo lancé fuertemente hacia delante, hasta tal punto que no conseguí verlo caer.
Aquel día hacia mucho calor, pero por suerte para mí, tenía una botellita de agua en mi mochila, con ella podría hidratarme, aunque fuera un poco. Me puse una de las manos sobre la frente, para ver si conseguía ver algo a los lejos, pero aquello fue un intento fallido. Decidí buscar mi Den Den Mushi en mi mochila, para poder contactar con un barco de la Marina.
-¿Hola? ¿Alguien me escucha? - Dije, pero nadie me respondió.- Bueno, buscaré la manera de saber donde estoy, y poder salir.
Guardé el Den Den Mushi en la mochila, y remangándome las mangas de mi camisa de cuadros, continué andando. Llevaba en la cintura mis dagas, y mi machete, por si surgiese la ocasión de tener que luchar. Tenía hambre, pero no parecía haber muchos animales por aquella zona.
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Llevaba varios dias atrapado en aquella isla, poco a poco sentia como si formara parte de ella.. o sera que me estaria volviendo loco. Cogí mi cuchillo y me dispuse a seguir preparando aquella balsa que estaba construyendo a base del tronco de los arboles que habian en dicha isla.
-Ron ron la botella de ron
Cantaba mientras seguia tallando la madera. Observe mi camisa y finalmente acabe rajando partes de ella para a si poder unir tronco con tronco y dar forma.
-Es una pena, pero si no que utilizaria..
Dije mientras ambas mangas de la camisa ya habian sido despojadas.
-Necesito mas tela... pero si sigo así....
Me levante bruscamente y me adentre en la selva dispuesto a encontrar algo que no pudiera acabar dejandome completamente desnudo.
Oh vaya.. pisadas.... eso significa.. ¡¡UN BARCO!!
Dije corriendo hacia la orilla de isla como alma que lleva el diablo.
-Ron ron la botella de ron
Cantaba mientras seguia tallando la madera. Observe mi camisa y finalmente acabe rajando partes de ella para a si poder unir tronco con tronco y dar forma.
-Es una pena, pero si no que utilizaria..
Dije mientras ambas mangas de la camisa ya habian sido despojadas.
-Necesito mas tela... pero si sigo así....
Me levante bruscamente y me adentre en la selva dispuesto a encontrar algo que no pudiera acabar dejandome completamente desnudo.
Oh vaya.. pisadas.... eso significa.. ¡¡UN BARCO!!
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- PERDÓN A ROB:
- Siento haberte saltado, no me acordé de que eramos tres en el rol, te pido mis más sinceras disculpas. No era mi intención saltarte ni mucho menos, pero con las prisas y tal no me di cuenta. Espero que me perdones, pero si no es así lo comprenderé. Escribo esto, a parte de para pedir disculpas, porque no me dejaba borrar el post, y una vez más perdón.
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En el mar de East Blue había un bote a la deriva sin un rumbo fijo. En el viajaba un hombre de piel oscura y trajeado, con pelo largo y mal cuidado sujetado por una especie de bandana blanca. El hombre estaba fumando mientras miraba al horizonte, preguntando cual sería su siguiente destino.
A lo lejos vio una isla, Isla Kumate, una isla cubierta por bosque frondoso y habitada por una tribu carnívora. El hombre se dirigía hacia allí, sin saber que le esperaba en aquella isla. Solo era capaz de observar el cielo, despejado y sin nubes, con los rayos de sol penetrando en dicha isla.
El hombre llegó a su destino y dejó el bote en la playa, dejándolo fuera del agua para que así la marea no se llevase su único medio de transporte y se adentró al bosque, en busca de alimentos que recolectar.
Caminaba sin rumbo, mientras seguía con su cigarrillo en boca, cuando de pronto unos "salvajes" en taparrabos y con pinta de no ser sociables se cruzaron en su camino. Estos sin ni si quiera dialogar, se abalanzaron a por el pobre hombre con unas lanzas de madera y punta de piedra. El chico con traje pudo esquivarles como si nada, parecía ágil y, de sus manos, salieron una especie de cristales blancos que se clavaron en las carnes de los salvajes, haciendo que estos cayeran al suelo medio muertos.
Ese hombre era Rob Marney, autodenominado filósofo, artista y poeta. Se quitó su chaqueta negra y se la colgó al hombro izquierdo, viendo que debajo portaba una camisa blanca de manga corta con corbata negra. Su brazo izquierdo estaba totalmente tatuado con siete calaveras unidas por una especie de humo que salían de sus bocas, tenía un aspecto realmente aterrador.
- "Salvajes... Se metieron con la muerte y no pudieron seguir con sus vidas..." - Decía el hombre mientras exhalaba humo del cigarrillo.
Sin duda, era el cazador de maleantes. A ese tipo le llamaban "El Traficante" entre los barrios bajos, nadie sabe porqué. Parecía poseer algún poder extraño qué, seguramente, salían de una fruta del diablo.
A lo lejos vio una isla, Isla Kumate, una isla cubierta por bosque frondoso y habitada por una tribu carnívora. El hombre se dirigía hacia allí, sin saber que le esperaba en aquella isla. Solo era capaz de observar el cielo, despejado y sin nubes, con los rayos de sol penetrando en dicha isla.
El hombre llegó a su destino y dejó el bote en la playa, dejándolo fuera del agua para que así la marea no se llevase su único medio de transporte y se adentró al bosque, en busca de alimentos que recolectar.
Caminaba sin rumbo, mientras seguía con su cigarrillo en boca, cuando de pronto unos "salvajes" en taparrabos y con pinta de no ser sociables se cruzaron en su camino. Estos sin ni si quiera dialogar, se abalanzaron a por el pobre hombre con unas lanzas de madera y punta de piedra. El chico con traje pudo esquivarles como si nada, parecía ágil y, de sus manos, salieron una especie de cristales blancos que se clavaron en las carnes de los salvajes, haciendo que estos cayeran al suelo medio muertos.
Ese hombre era Rob Marney, autodenominado filósofo, artista y poeta. Se quitó su chaqueta negra y se la colgó al hombro izquierdo, viendo que debajo portaba una camisa blanca de manga corta con corbata negra. Su brazo izquierdo estaba totalmente tatuado con siete calaveras unidas por una especie de humo que salían de sus bocas, tenía un aspecto realmente aterrador.
- "Salvajes... Se metieron con la muerte y no pudieron seguir con sus vidas..." - Decía el hombre mientras exhalaba humo del cigarrillo.
Sin duda, era el cazador de maleantes. A ese tipo le llamaban "El Traficante" entre los barrios bajos, nadie sabe porqué. Parecía poseer algún poder extraño qué, seguramente, salían de una fruta del diablo.
- OffRol:
Me parece muy feo que me hayas saltado y más, que ni si quiera me hayas avisado por MP de que has creado el tema.
El plazo para saltar a alguien es de 20 horas desde el último post y tú, no lo has cumplido.
Tienes dos opciones, o borrar y poner tu post detrás del mío, o me quejaré de esto.
Para que veas las reglas, están aquí:
https://www.onepiece-definitiverol.com/t11-rol-islas-originales-one-piece
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Continué andando sin rumbo predefinido, solamente, escapar de allí o en su defecto saber concetramente en que isla me encontraba. El suelo del bosque estaba lleno de ramas y de hojas secas, que al caminar por encima de ellas crujían. Aquel suceso me ponía de los nervios. Intentando pasar de esto, continuaba andando, pero siempre, al poco tiempo se me volvía a meter en la cabeza. Los árboles creaban sombras que me resguardaban de la luz solar, cosa que me gustaba. Para distraerme, decidí usar una piedra de afilar para usarla en mis armas, es decir en mi machete y en mi daga.
Las afilé durante varios minutos de caminata, en los que no conseguí encontrar nada, pero en aquel momento, se me vino una idea a la cabeza. Subiría a la copa de un árbol, para intentar divisar la isla. Me volví a colgar el machete en el cinturón, y apoyándome en algunas ramas y con fuerza muscular en los brazos, me conseguí sostener sobre unas ramas agarradas al tronco fuertemente.
-Esto no aguantará mucho, por lo que debo darme prisa.-Pensé.
Tras echar un vistazo, vi cuatro montañas altas y elevadas, a las que decidí ir para observar más detenidamente la isla desde una altura mayor. Oyendo un ''Crack'' las ramas se partieron por mi peso, por lo que caí al suelo formando un ruidoso estruendo. Dolorido por el golpe, me levanté tocándome la zona afectada. Colocándome en posición para llegar a las montañas que pude ver a lo lejos.
Volviendo a coger el machete fuertemente sobre la mano derecha, continué el camino rumbo a las montañas.
Las afilé durante varios minutos de caminata, en los que no conseguí encontrar nada, pero en aquel momento, se me vino una idea a la cabeza. Subiría a la copa de un árbol, para intentar divisar la isla. Me volví a colgar el machete en el cinturón, y apoyándome en algunas ramas y con fuerza muscular en los brazos, me conseguí sostener sobre unas ramas agarradas al tronco fuertemente.
-Esto no aguantará mucho, por lo que debo darme prisa.-Pensé.
Tras echar un vistazo, vi cuatro montañas altas y elevadas, a las que decidí ir para observar más detenidamente la isla desde una altura mayor. Oyendo un ''Crack'' las ramas se partieron por mi peso, por lo que caí al suelo formando un ruidoso estruendo. Dolorido por el golpe, me levanté tocándome la zona afectada. Colocándome en posición para llegar a las montañas que pude ver a lo lejos.
Volviendo a coger el machete fuertemente sobre la mano derecha, continué el camino rumbo a las montañas.
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Al llegar ala costa, observé como un hombre daba a muerte a unos indígenas del lugar. Aquel hombre era Rob "El tranficante" Ya habia luchado junto a el, contra unos cocineros.. Menudo día tuvimos en ese momento. Tras ver que habia acabado con su matanza, me dirigí a saludarle.
-¿Que tal amigo?
Dije caminando lentamente hacia el, dado que no sabia con seguridad si se acordaba de mi o no. Aquella pelea fue bastante extraña, me refiero a la de los tres cocineros. Aún recuerdo aquel día, tambien estaba aquel chico enmascarado..
¿Que habra sido de el?
Dije pensando mientras me situaba delante de el esperando una respuesta.
-¿Que tal amigo?
Dije caminando lentamente hacia el, dado que no sabia con seguridad si se acordaba de mi o no. Aquella pelea fue bastante extraña, me refiero a la de los tres cocineros. Aún recuerdo aquel día, tambien estaba aquel chico enmascarado..
¿Que habra sido de el?
Dije pensando mientras me situaba delante de el esperando una respuesta.
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Rob se encontraba observando fijamente los cuerpos de los caníbales, preguntándose por qué esta gente no tenía la misma cultura y inteligencia que los demás. Mientras se acaba su cigarrillo, un hombre con pintas de loco se acercó al hombre negro, como si lo conociese, saludando. Parecía ser que aquellos dos tipos, junto a otro más, se habían conocido tiempo atrás en un restaurante, ya que tuvieron que pelear contra unos trillizos que eran usuarios de frutas del diablo. Rob le miró y le soltó una leve sonrisa, mientras con su mano derecha agarraba el cigarrillo de su boca, ya terminado y lo lanzaba al suelo, para luego pisarlo.
- "Vaya, que tenemos aquí. Si es el caballero Rees. Buenos días tenga usted." - Decía Rob mientras elevaba su mano derecha para saludar.
Mientras Rob se acercaba a él soltando una muy leve sonrisa, sacaba su pitillera del bolsillo, para sacarse un cigarrillo y encendérselo. Empezó a fumar cuando de repente, por el bosque, se escuchó un extraño sonido, como si alguien o algo cayese de un árbol. Se puso en guardia y miró alrededor. "¿Otra vez esos indecentes?" Se preguntaba Rob.
Hizo un gesto con su mano para que Rees guardara silencio y empezó a caminar a paso lento por el bosque, en dirección de donde provenía aquel sonido. Miraba al suelo a la vez que observaba todo, para así no pisar ninguna rama y hacer el mínimo escándalo posible. Se acercaba más y más al sonido, y vio un extraño hombre empuñando lo que parecía ser un machete.
Rob le miró y se puso en guardia, por si aquel tipo, a pesar de llevar ropas y no taparrabos, era tan hostil como los hombres caníbales que se había encontrado. Levantó la mano derecho con un gesto de saludo, pero no le quitaba ojo, no podía fiarse de un desconocido.
- "Hola caballero. ¿Qué hace usted por esta isla? Hay que tener cuidado, la muerte acecha." - Le decía Rob.
Tras esas palabras, soltó una sonrisa un tanto macabra y observo al tipo de arriba a abajo, por si hacía algún movimiento extraño y debía acabar con él de forma rápida. Aunque, tal vez aquel hombre no era malo y podía fiarse...
- "Vaya, que tenemos aquí. Si es el caballero Rees. Buenos días tenga usted." - Decía Rob mientras elevaba su mano derecha para saludar.
Mientras Rob se acercaba a él soltando una muy leve sonrisa, sacaba su pitillera del bolsillo, para sacarse un cigarrillo y encendérselo. Empezó a fumar cuando de repente, por el bosque, se escuchó un extraño sonido, como si alguien o algo cayese de un árbol. Se puso en guardia y miró alrededor. "¿Otra vez esos indecentes?" Se preguntaba Rob.
Hizo un gesto con su mano para que Rees guardara silencio y empezó a caminar a paso lento por el bosque, en dirección de donde provenía aquel sonido. Miraba al suelo a la vez que observaba todo, para así no pisar ninguna rama y hacer el mínimo escándalo posible. Se acercaba más y más al sonido, y vio un extraño hombre empuñando lo que parecía ser un machete.
Rob le miró y se puso en guardia, por si aquel tipo, a pesar de llevar ropas y no taparrabos, era tan hostil como los hombres caníbales que se había encontrado. Levantó la mano derecho con un gesto de saludo, pero no le quitaba ojo, no podía fiarse de un desconocido.
- "Hola caballero. ¿Qué hace usted por esta isla? Hay que tener cuidado, la muerte acecha." - Le decía Rob.
Tras esas palabras, soltó una sonrisa un tanto macabra y observo al tipo de arriba a abajo, por si hacía algún movimiento extraño y debía acabar con él de forma rápida. Aunque, tal vez aquel hombre no era malo y podía fiarse...
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Al poco tiempo de haber reanudar el paso, escuché unos leves crujidos de hojas secas, sería de algún animal que pasaba por allí, pues era prácticamente inevitable no pisar alguna. Agudizando unos segundos mi oído, pude saber que el sonido provenía de mis espaldas, por lo que decidí girarme para ver si conseguía ver algo, cosa que era dificil debido a la gran cantidad de hojas de los árboles. Tenía hambre, por lo que lo primero que haría al ver algo, sería avalanzarme sobre él.
Al momento, apareció un hombre de piel negra, con una cinta de color blanco sobre la frente. Tenía el pelo con rastas, y unos gruesos labios. Sus ojos eran blancos, e iba vestido con una camisa blanca.Al verlo aparecer, corrí hacia él, con el machete en alto, aunque justamente antes de llegar a su posición, vi que era un hombre, y por el factor inercia, tuve que clavar mi machete en el suelo, rectificando rápidamente.
El hombre me saludó, y dijo algo como que la muerte acechaba. Escuchando a este hombre, desenterré el machete previamente clavado en el suelo, y seguidamente me lo volví a colgar en la cintura.
Aquel tipo era algo sospechoso, pues no todos los días se veía a alguien en una isla desierta
-Ehm... Hola... Soy Drako Hyrule, ¿Tú eres...?- Le dije algo descuidado.- Me dirijo a aquellas montañas.- Continué hablando a la vez que las señalaba.- Por cierto, ¿No sabrás donde estamos?
Me quedé observándolo detenidamente durante unos segundos. No confiaba mucho en alguien, en el que había conocido hace algunos minutos, y que al parecer estaba en una isla..¿desierta?
Al momento, apareció un hombre de piel negra, con una cinta de color blanco sobre la frente. Tenía el pelo con rastas, y unos gruesos labios. Sus ojos eran blancos, e iba vestido con una camisa blanca.Al verlo aparecer, corrí hacia él, con el machete en alto, aunque justamente antes de llegar a su posición, vi que era un hombre, y por el factor inercia, tuve que clavar mi machete en el suelo, rectificando rápidamente.
El hombre me saludó, y dijo algo como que la muerte acechaba. Escuchando a este hombre, desenterré el machete previamente clavado en el suelo, y seguidamente me lo volví a colgar en la cintura.
Aquel tipo era algo sospechoso, pues no todos los días se veía a alguien en una isla desierta
-Ehm... Hola... Soy Drako Hyrule, ¿Tú eres...?- Le dije algo descuidado.- Me dirijo a aquellas montañas.- Continué hablando a la vez que las señalaba.- Por cierto, ¿No sabrás donde estamos?
Me quedé observándolo detenidamente durante unos segundos. No confiaba mucho en alguien, en el que había conocido hace algunos minutos, y que al parecer estaba en una isla..¿desierta?
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Observe como Rob se dispuso rapidamente a adentrarse ala isla, a lo cual me quede algo confundido. Pero vi que habia dejado su bote anclado en tierra y esta podria ser mi oportunidad para escapar de esta dichosa isla. En ese momento me monte en la barca, lo tenia todo preparado pero cuando me disponia a zarpar recorde aquella ferzo lucha con los cocineros. Aquel momento en el que todos estabamos en el mismo bando y cada uno era un tripulante más en este navío llamado vida. Me baje rapidamente y acabe adentrandome ala isla siguiendo las huellas. Me fije que rob estaba hablando con un desconocido a lo cual me propuse a fastidiar la conversación.
-Bueno Rob y persona que no se si devería conocer. Ahora mismo no estamos en condiciones de hablar, esos indigenas que fueron atacados por ti.
Señale a Rob
-Tendran familia, y seguro que les estaran buscando... Cuando vean los cuerpos y a tres tios con pintas raras. No duraran en saber que hemos sido nosotros... A si pues.. ¿Rob me llevas en bote?
Dije con una sonrisa mientras alerte que se aproximaban una multitud.
-Vaya.. la fiesta se adelanto..
-Bueno Rob y persona que no se si devería conocer. Ahora mismo no estamos en condiciones de hablar, esos indigenas que fueron atacados por ti.
Señale a Rob
-Tendran familia, y seguro que les estaran buscando... Cuando vean los cuerpos y a tres tios con pintas raras. No duraran en saber que hemos sido nosotros... A si pues.. ¿Rob me llevas en bote?
Dije con una sonrisa mientras alerte que se aproximaban una multitud.
-Vaya.. la fiesta se adelanto..
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El tipo del machete fue a atacar a Rob, pero en el último momento paró su ataque, viendo que Rob no sería ningún problema. Parece ser que el forastero se quería dirigir a las montañas. No era nada más ni nada menos que Drako. Rob le miró de arriba a abajo, parecía un cazador furtivo o algo parecido, aunque eso al hombre negro le daba igual.
- "Hola caballero Drako. Yo soy Rob Marney, un cazarecompensas. Se que estamos en una isla del East Blue, donde habitan caníbales, pero no se mucho más. Hace tiempo leí algo sobre una isla con humanos subdesarrollados, tal vez sea esta la isla, aunque no recuerdo el nombre." - Explicaba Rob.
Mientras, apareció Rees de nuevo, cortando la explicación. Hablaba sobre los caníbales, que debería haber un grupo grande buscando por ellos, ya que Rob había matado a un par de ellos. Pero era tarde, un grupo numeroso, de unos diez caníbales sorprendieron a los tres forasteros. Rob se puso en guardia, sabía que aquellos humanos, si se podían llamar así, eran hostiles, así que habría que actuar rápido.
Los caníbales en taparrabos, armados con lanzas de puntas de piedra, lanzaron sus armas hacia ellos. Rob desvió alguna de las lanzas con su poder, creando cristales que cambiarían la dirección de las armas, chocando contra estas. Con velocidad, alzó sus dos manos con las palmas abiertas, apuntando a los caníbales y empezó a lanzar pequeños cristales de THC a sus enemigos. Estos no lo esquivaron, empezaron a recibir los cortes uno tras otros y, justo después, empezaron a pelearse entre ellos.
Los caníbales estaban bajo los efectos del THC, sus sentidos no funcionaban 100%, así que no podían ver, oir, tocar, saborear o oler con claridad. Sus vistas estaban borrosas, no diferenciaban entre ellas y los cortes, les hizo cabrear y pegarse bien fuerte entre ellos.
Mientras, rob se sacó un cigarrillo y lo encendió, empezando a fumar mientras dejaba de observar a aquellas bestias humanas y siguió parloteando sobre todo. Se llevó su mano izquierda a la parte superior de la cabeza y se la rascó.
- "Bueno... ¿Por donde iba? La verdad es que tengo curiosidad por esta isla y seguiré investigando, tal vez encuentre algo de interés. Si vosotros queréis, podéis seguirme, mientras, yo seguiré mi camino." - Les decía Rob.
Empezó a caminar dirección a las montañas, despreocupados, sin importar nada. Sus pasos eran confiados mientras seguía fumándose aquel delicioso cigarrillo. Una brisa un tanto fuerte empezó a golpear por los árboles, haciendo que las rastas de Rob se movieran como olas de agua.
- "Hola caballero Drako. Yo soy Rob Marney, un cazarecompensas. Se que estamos en una isla del East Blue, donde habitan caníbales, pero no se mucho más. Hace tiempo leí algo sobre una isla con humanos subdesarrollados, tal vez sea esta la isla, aunque no recuerdo el nombre." - Explicaba Rob.
Mientras, apareció Rees de nuevo, cortando la explicación. Hablaba sobre los caníbales, que debería haber un grupo grande buscando por ellos, ya que Rob había matado a un par de ellos. Pero era tarde, un grupo numeroso, de unos diez caníbales sorprendieron a los tres forasteros. Rob se puso en guardia, sabía que aquellos humanos, si se podían llamar así, eran hostiles, así que habría que actuar rápido.
Los caníbales en taparrabos, armados con lanzas de puntas de piedra, lanzaron sus armas hacia ellos. Rob desvió alguna de las lanzas con su poder, creando cristales que cambiarían la dirección de las armas, chocando contra estas. Con velocidad, alzó sus dos manos con las palmas abiertas, apuntando a los caníbales y empezó a lanzar pequeños cristales de THC a sus enemigos. Estos no lo esquivaron, empezaron a recibir los cortes uno tras otros y, justo después, empezaron a pelearse entre ellos.
Los caníbales estaban bajo los efectos del THC, sus sentidos no funcionaban 100%, así que no podían ver, oir, tocar, saborear o oler con claridad. Sus vistas estaban borrosas, no diferenciaban entre ellas y los cortes, les hizo cabrear y pegarse bien fuerte entre ellos.
Mientras, rob se sacó un cigarrillo y lo encendió, empezando a fumar mientras dejaba de observar a aquellas bestias humanas y siguió parloteando sobre todo. Se llevó su mano izquierda a la parte superior de la cabeza y se la rascó.
- "Bueno... ¿Por donde iba? La verdad es que tengo curiosidad por esta isla y seguiré investigando, tal vez encuentre algo de interés. Si vosotros queréis, podéis seguirme, mientras, yo seguiré mi camino." - Les decía Rob.
Empezó a caminar dirección a las montañas, despreocupados, sin importar nada. Sus pasos eran confiados mientras seguía fumándose aquel delicioso cigarrillo. Una brisa un tanto fuerte empezó a golpear por los árboles, haciendo que las rastas de Rob se movieran como olas de agua.
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Al parecer aquella isla no estaba desierta, si no que vivían una especie de canivales o algo por el estilo, según me habían contado el hombre de negro y el hombre con pelo de alga.
El peliverde, nos avisó de que una multitud se acercaba, por lo que decidí agudizar mi oído, para poder escuchar aún mejor. Era seguro, alguien se aproximaba, por detrás mía al parecer. Parecían varios, y se les oía hacer gruñidos, y caminar sobre las hojas haciendo que estas que crujiesen. Llegaron un grupo de 10 caníbales, con lanzas y arcos. Yo ya sabía que se aproximaban por detrás mía gracias a mi desarrollado oído que había llevado a cabo gracias a mi profesión de asesino. Nos empezaron a lanzar lanzas y flechas, pero con mi Haki de Armadura las detuve. Seguido, con unos rápidos movimientos, les clavé mi machete en el pecho a varios de ellos, matándolos. Otros fueron derrotados por Rob, mi nuevo compañero.
-Quiero salir de aquí cuanto antes, pero para ello necesito un bote. A lo mejor, estos caníbales tienen algo con el que poder hacer uno. Por el contrario, puedo escapar en el bote del tío este...- Pensé.
Tenía esas dos opciones, pero decidí acompañar al hombre de negro, -Ven si quieres, cabeza de alga.-le dije. Aquel muchacho no parecía mala gente, pero no sabía su nombre por lo que decidí hablarle con un mote amistoso.
No quería desvelar el poder de mi Akuma No Mi, hasta el momento, sabía que Rob era usuario pero no sabía si cabeza de alga lo era, por eso decidí no arriesgarme.
El peliverde, nos avisó de que una multitud se acercaba, por lo que decidí agudizar mi oído, para poder escuchar aún mejor. Era seguro, alguien se aproximaba, por detrás mía al parecer. Parecían varios, y se les oía hacer gruñidos, y caminar sobre las hojas haciendo que estas que crujiesen. Llegaron un grupo de 10 caníbales, con lanzas y arcos. Yo ya sabía que se aproximaban por detrás mía gracias a mi desarrollado oído que había llevado a cabo gracias a mi profesión de asesino. Nos empezaron a lanzar lanzas y flechas, pero con mi Haki de Armadura las detuve. Seguido, con unos rápidos movimientos, les clavé mi machete en el pecho a varios de ellos, matándolos. Otros fueron derrotados por Rob, mi nuevo compañero.
-Quiero salir de aquí cuanto antes, pero para ello necesito un bote. A lo mejor, estos caníbales tienen algo con el que poder hacer uno. Por el contrario, puedo escapar en el bote del tío este...- Pensé.
Tenía esas dos opciones, pero decidí acompañar al hombre de negro, -Ven si quieres, cabeza de alga.-le dije. Aquel muchacho no parecía mala gente, pero no sabía su nombre por lo que decidí hablarle con un mote amistoso.
No quería desvelar el poder de mi Akuma No Mi, hasta el momento, sabía que Rob era usuario pero no sabía si cabeza de alga lo era, por eso decidí no arriesgarme.
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Tras avisarles de dicha emboscada, una lluvia de flechas y lanzas se avalanzaron sobre nosotros. Rob empezo a usar su habilidad, esta ya vista en aquella batalla contra los tres cocineros. El otro señor mayor, o eso parecia por su desgastada apariencia desvió los proyectiles con facilidad así aniquilando ambos a gran parte de los nativos. Yo sacudi ambas mangas así dejando caer unas tonfas en ambas manos y empece a desviar los proyectiles. Entre los tres pudimos hacer una barrera de 360 grados. Así cada uno cubriendo una zona de visión del terreno. Tras a ver eliminado a todos, rob propuso una pequeña acampada al corazón de la isla. Si me fijaba bien, de los tres residentes que estabamos en el grupo recien formado, solo uno de ellos tenia una barca para poder salir. A lo cual tenia que encontrar un segundo plan por si diera el caso de que Rob no nos dejara a subir a ninguno por cortesia del traficante.
-Me parece bien, tengo que salir de esta isla ya sea contigo.
Señale a rob.
-O con este señor.
Señalo al hombre con camisa de cuadros.
-Asi pues... ¡¡En marcha!!
Dije con energia colocandome el sombrero e adentrandome detras de Rob.
-Me parece bien, tengo que salir de esta isla ya sea contigo.
Señale a rob.
-O con este señor.
Señalo al hombre con camisa de cuadros.
-Asi pues... ¡¡En marcha!!
Dije con energia colocandome el sombrero e adentrandome detras de Rob.
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Drako paró parte de las flechas y lanzas con haki armadura y acabó con varios caníbales usando su machete para darles muerte. Mientras tanto, Rees usó sus tonfas para acabar con otros pocos y los tres, consiguieron defenderse del ataque de los caníbales.
Rob siguió adelante y Drako decidió seguirlo. Al final Rees, el peliverde, decidió acompañar a los dos, ya que necesitaría una barca o algo para salir y Rob era el único que contaba con ella. Los tres siguieron adelante, hacia las montañas, mientras caminaban con cuidado por ellas.
Al fin llegaron a una de las montañas. Rob se sacó un cigarrillo y con un zipo se lo encendió, para así ponerse a fumar mientras observaba el paisaje. El humo del tabaco era llevado por el viento, dispersándose por la isla y, desapareciendo. Rob se paró justo antes de empezar a subir la montaña y se quedó pensativo, mirando al cielo.
- "Hay que tener cuidado en la vida, nunca se sabe que nos podemos encontrar." - Decía Rob mientras seguía mirando al cielo.
Seguía con su cigarro en boca y, después de pensar lo suficiente, empezó a subir por la montaña. Era una gran montaña sin mucha vegetación, un poco de plantas a los lados y lo que parecía ser un camino que guiaba hacia la cima. Empezó a subir, sin preocupaciones, mientras seguía fumando de aquel amargo tabaco.
Rob siguió adelante y Drako decidió seguirlo. Al final Rees, el peliverde, decidió acompañar a los dos, ya que necesitaría una barca o algo para salir y Rob era el único que contaba con ella. Los tres siguieron adelante, hacia las montañas, mientras caminaban con cuidado por ellas.
Al fin llegaron a una de las montañas. Rob se sacó un cigarrillo y con un zipo se lo encendió, para así ponerse a fumar mientras observaba el paisaje. El humo del tabaco era llevado por el viento, dispersándose por la isla y, desapareciendo. Rob se paró justo antes de empezar a subir la montaña y se quedó pensativo, mirando al cielo.
- "Hay que tener cuidado en la vida, nunca se sabe que nos podemos encontrar." - Decía Rob mientras seguía mirando al cielo.
Seguía con su cigarro en boca y, después de pensar lo suficiente, empezó a subir por la montaña. Era una gran montaña sin mucha vegetación, un poco de plantas a los lados y lo que parecía ser un camino que guiaba hacia la cima. Empezó a subir, sin preocupaciones, mientras seguía fumando de aquel amargo tabaco.
Drako Hyrule
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Tras unos momentos caminando, envueltos en un incómodo silencio, pude ver como nos aproximabamos a las montañas. Al final, nos encontrabamos en la parte más baja de estas, y seguido Rob, empezó a fumarse un cigarrillo. Aquello no me gustó nada, pues no me gustaban nada las drogas, exeptuando el alcohol, y la cafeina, cosa que yo no veía como tal, aunque algunas personas sí.
-Que asco de humo, no lo soporto.- Pensaba, intentando alejarme lo máximo posible del él.
Aquello era en vano, pues el humo se esparcía por toda la zona, sin dejar ningún area libre con aire puro. Comenzamos a subir, sin muchas complicaciones, pues había como un camino que seguramente conducía hacia la cima de aquella mañana, adornada por los laterales con algunos matorrales, y rara vez con algo de vegetación de más altura como árboles.
Llegamos a lo alto de la montaña, que bonito era aquel paisaje, se podía ver bastante vegetación, y algunas llanuras distribuidas al azar por toda la isla. En una de estas, se podía divisar una pequeña aldea, a lo que pensé:
-¿Vivirán allí aquellos salvajes?- Seguido, les dije a mis compañeros a la vez que sonreía y señalaba con mi machete la zona donde estaba el poblado.-¿Qué os parece si vamos a echar un ojo, ya de paso, acabamos con ellos?
-Que asco de humo, no lo soporto.- Pensaba, intentando alejarme lo máximo posible del él.
Aquello era en vano, pues el humo se esparcía por toda la zona, sin dejar ningún area libre con aire puro. Comenzamos a subir, sin muchas complicaciones, pues había como un camino que seguramente conducía hacia la cima de aquella mañana, adornada por los laterales con algunos matorrales, y rara vez con algo de vegetación de más altura como árboles.
Llegamos a lo alto de la montaña, que bonito era aquel paisaje, se podía ver bastante vegetación, y algunas llanuras distribuidas al azar por toda la isla. En una de estas, se podía divisar una pequeña aldea, a lo que pensé:
-¿Vivirán allí aquellos salvajes?- Seguido, les dije a mis compañeros a la vez que sonreía y señalaba con mi machete la zona donde estaba el poblado.-¿Qué os parece si vamos a echar un ojo, ya de paso, acabamos con ellos?
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Caminamos durante minutos, mientras nos aproximabamos hacia unas montañas Rob enciendo como de costumbre un cigarro, a si pues empezando a fumar. El hombre de camisa de cuadros parecia disgustado al parecer por la forma de la expreción que llevaba en su rostro. Yo, como de costumbre no quise ni siquiera intervenir en busca de una conversación. Era charlatan si, pero a veces me gustaba el silencio y en territorio hostil más aún. El hombre de la camisa de cuadros observo que habia un poblado más adelante, es más nos señalo su hubicación con su machete. El hombre nos dio la posible idea de masacrar al poblado. Yo como de costumbre odiaba la violencia innecesaria, pero esta siuación planteandomelo bien ellos no durarian en atacarnos.
-Deberiamos observar sus movimientos antes de atacar
Dije pensativo llevandome el dedo indice a la barbilla.
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Una vez arriba, Rob seguía fumando aquel maravilloso tabaco. Muchos decían que el tabaco mataba, que era malo, pero lo que en realidad matan son las personas. Eso era el pensamiento de Rob, algo extraño, pero en el fondo, cierto. Él jamás había visto que un cigarrillo sacase una pistola y amenazase a alguien para luego disparar, o coger una simple katana y rebanar la cabeza a alguien. Estaba algo pensativo, mirando hacia el cielo, cuando el tipo con barba se quejó del humo que el negro soltaba por su boca. Rob frunció el ceño mientras chasqueaba sus dedos de la mano derecha, algo molesto por aquel comentario. El humo era arte, que se metiera con los cigarros podría entenderlo... ¿Pero con la bonita masa de humo blanca que toma forma al alzarse por el aire? No, eso no lo permitiría. Del chasquido de sus dedos, surgió una especie de filo blanco y cristalino que empezó a mirar con una sonrisa.
- "¿Sabes? Si tan poco te busca el humo, tal vez lo mejor sea que te quedes sin ojos y sin fosas nasales. ¿No crees?"
Aquellas palabras eran serias y surgían de una voz algo... psicópata. Siguieron caminando por la montaña, por aquel hermoso camino con arbustos que le hacían alzar sus cejas, viendo la "poesía" que el mundo había creado. Una pequeña aldea había en lo alto de la llanura, en la cima de aquel montículo natural. Los otros dos parecían querer observarlos, aunque Rob tenía una idea diferente; entrar al poblado, buscar cosas de valor, masacrar a aquellos que se opusieran y largarse de allí, en busca de un lugar donde pudiese vender las cosas robadas.
Rob agarró su cigarro encendido, que estaba apunto de acabarse, y se lo apagó en la lengua, para luego lanzarlo al suelo. Lo pisó con fuerza mientras retorcía el pie, no quería que aquello provocase un incendio. ¿O tal vez sí? Bajó sus dos manos y de estas surgieron de cada una, un filo blanco y cristalino, hecho de THC. Estos filos podrían drogar a quien tocasen, por lo que los usaría si algún parásito se enfrentaba a él, fuese quien fuese.
- "Voy yo primero. El sol está acechando con sus llamas, al igual que yo amenazo con mis filos. Esto, será fácil."
Aquel tipo siempre sonaba algo confiado, sin miedo a nada ni nadie, ni siquiera a la misma muerte. Es más, en el fondo la muerte era lo que buscaba, pero mientras viviese, disfrutaría de todo lo que hay en el mundo, desde lo más pequeño como una hormiga, hasta lo más grande, el asesinato. Rob relamió sus filos mientras comenzaba a caminar hacia el poblado, sus sentidos estaban atentos y su sed de sangre era grande.
- "¿Sabes? Si tan poco te busca el humo, tal vez lo mejor sea que te quedes sin ojos y sin fosas nasales. ¿No crees?"
Aquellas palabras eran serias y surgían de una voz algo... psicópata. Siguieron caminando por la montaña, por aquel hermoso camino con arbustos que le hacían alzar sus cejas, viendo la "poesía" que el mundo había creado. Una pequeña aldea había en lo alto de la llanura, en la cima de aquel montículo natural. Los otros dos parecían querer observarlos, aunque Rob tenía una idea diferente; entrar al poblado, buscar cosas de valor, masacrar a aquellos que se opusieran y largarse de allí, en busca de un lugar donde pudiese vender las cosas robadas.
Rob agarró su cigarro encendido, que estaba apunto de acabarse, y se lo apagó en la lengua, para luego lanzarlo al suelo. Lo pisó con fuerza mientras retorcía el pie, no quería que aquello provocase un incendio. ¿O tal vez sí? Bajó sus dos manos y de estas surgieron de cada una, un filo blanco y cristalino, hecho de THC. Estos filos podrían drogar a quien tocasen, por lo que los usaría si algún parásito se enfrentaba a él, fuese quien fuese.
- "Voy yo primero. El sol está acechando con sus llamas, al igual que yo amenazo con mis filos. Esto, será fácil."
Aquel tipo siempre sonaba algo confiado, sin miedo a nada ni nadie, ni siquiera a la misma muerte. Es más, en el fondo la muerte era lo que buscaba, pero mientras viviese, disfrutaría de todo lo que hay en el mundo, desde lo más pequeño como una hormiga, hasta lo más grande, el asesinato. Rob relamió sus filos mientras comenzaba a caminar hacia el poblado, sus sentidos estaban atentos y su sed de sangre era grande.
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