El controlador contra la arquera

VS

Escenario: Karakura: La isla posee una gran variedad de vegetación rodeando al centro de la ciudad, dónde se ubica la única ciudad de la isla en la cima de una gran montaña que sirve de protección a la ciudad. La vegetación más destacable de la isla es la medicinal.

-Condiciones:
-No habrá cicatrices, amputaciones o muerte (al menos se intentará).
-Isla neutral que no nos beneficie a ninguno.
-Fichas tal cual, quiero abusar de los nuevos.
-Experiencia normal.

Turnos: Yumiko - Etsu - Yumiko - Etsu - Yumiko...

Había conseguido llegas a Karakura, una isla sin nada distinto que remarcar, solo me encontraba allí porque el motor del barco en el que viajaba se había averiado hacía unos días. Por suerte el barco no era muy grande y habíamos improvisado una vela atando unas cuantas sábanas. Me tocó a mi hacer la mayor parte del trabajo para mover aquel cacharro, pero finalmente pudimos llegar a una isla, donde algo amargado me fui a dar una vuelta. A parte del barco, los insectos parecían estar en mi contra. ¿Es que todo estaba ahora en mi contra?, enfadado me envolví en una ligera capa de viento para luego expandirla hacia todos lados. En efecto, el ataque cesó durante un corto periodo de tiempo, pero tal como se fueron, volvieron.

Me adentré en el bosque, donde parecía haber menos insectos, hasta que finalmente no me encontré con ninguno. Ande durante un rato hasta que finalmente me encontré con un cadáver, me agaché para examinar de qué se trataba. Era un león con un agujero de flecha en el cuello. Alguien lo había matado recientemente y seguro que me divertiría un rato con aquella persona.

¡Eh, tú! el que ha matado al león -grité mirando hacia todos lados -¿no quieres divertirte un rato?

No parecía haber respuesta, así que me elevé en el aire a la vez que continuaba llamando al arquero que había abatido a la bestia, a la espera de que apareciese.

Un coco salió disparado hacia mi cabeza, pero por suerte lo vi y me moví ligeramente para esquivarlo. El coco pasó de largo y fue a estamparse contra el suelo, donde revotó un poco hasta que finalmente paró de dar vueltas. Una chica saltó desde lo alto del árbol cayendo al suelo con elegancia y aparentemente sin hacerse daño.

-Soy Etsu Shiroi, agente de la Cipher Pol -respondí ante su pregunta de quién era y tu, asesina de bestias, ¿quién eres?

Vi que se alejaba haciendo piruetas, no mucho, solo para hacer un poco de espacio entre nosotros. Eso me hizo sonreír un poco, ¿estaría poniéndose a la defensiva?

-Estoy aburrido, cansado y algo mosqueado por el viaje, ¿me entretendrías un rato? -dije desenvainando mis katanas y poniéndome a la defensiva también -empezaré yo, mata bestias.

Dicho aquello procedí a moverme con velocidad y patear el coco en dirección hacia ella, solo para comprobar si podía esquivarlo con facilidad o no. Es posible que lo esquivase, pues la fuerza con la que lo pateé era prácticamente mínima, el coco hizo una parábola e iba directo hacia su cara. Luego me preparé para responder según lo que hiciese. Con un poco de suerte podría divertirme de lo lindo y olvidarme un poco de lo que había pasado con el barco.

No llevaba el arco para nada, una flecha se clavó en el coco, atravesándolo y mandándolo lejos. Atravesar un coco con una flecha no era tarea fácil, no debía subestimarla. Mientras mi mente pensaba eso a toda velocidad, una segunda flecha salió disparada, ésta vez hacia mi pierna, pero no me dio, porque recurrí a mi kamisori kempo para evadirla.
La flecha pasó de largo, pero yo ya no me encontraba allí, sino que me encontraba suspendido a unos metros sobre la cabeza de aquella chica.

-No está mal, ¿qué mas tienes? -dije mientras extendía mis manos y pequeñas ondas cortantes salían de las uñas -¡Yajirushi!

Las pequeñas ondas de mis dedos eran versiones mucho más pequeñas del rankyaku pero cortaban de igual manera. Era como una lluvia de diez flechas, ya que cada una podría hacer un pequeño corte. M moví de nuevo, para colocarme a una distancia prudente de la chica del arco, pues no me fiaba completamente de sus habilidades. Los ojos de los arqueros pueden ver desde muy lejos, o al menos eso dicen y su precisión es legendaria. No quería tener que arrepentirme de una imprudencia.

Yajirushi [AD] (Manual Excalibur)

Miró hacia arriba cunado le hablé, pareció darse cuenta de mi técnica podría hacerle efecto, pues intentó evadirla al tiempo que lanzaba una flecha en mi contra, por extraño que parezca ya había intuido aquello con el haki mantra, por lo que usando de nuevo al kamisori kempo apenas me costó evadirla.
Aún cuando me alejé de ella, pareció no importarle, cogió de nuevo una flecha y toqueteó su punta, lo cual no me gustó para nada, acto seguido la disparó contra mi. La flecha superaba con creces la velocidad de su anteriores ataques, pero no me importó simplemente recurrí a mi velocidad superior para evadirla. Pero no calculé bien las distancias, pues la flecha me rozó en el brazo, dejando un pequeño rasguño en mi brazo, del cual empezó a salir un pequeño reguero de sangre. Me sorprendió la bala, ya que cuando me tocó pareció incrementar considerablemente su velocidad, lo que hizo que terminase clavándose en un árbol cercano casi hasta la mitad.

-No está mal, nada mal -musité colocándome a su derecha -hace un poco de calor, déjame que te refresque.

Dicho aquello sonreí a la vez que llevaba la mano hacia atrás y al traerla de nuevo al frente soltaba un chorro de aire que podría tumbarla si le daba de lleno. Aprovechando que seguramente cerraría los ojos ante el aire, lo cual era un reflejo. Volví a desaparecer de su vista, quedándome entre las copas de los árboles, a la espera de descubrir alguna habilidad interesante de aquela mujer.
Juraría que al menos una de las ondas de mi ataque anterior había conseguido darle, pero no vi ninguna herida, y confiaba demasiado en mis sentidos como para dudar de ellos, por lo que era posible que fuese usuaria.

Chorro de Aire [AM]

Esa chica empezaba a parecerme interesante, a pesar de la fuerza que había imprimido en el aire, pareció no moverse demasiado, su cuerpo se volvió metálico durante unos segundos, lo que me hizo sospechar que era usuaria de logia, paramecia quizá.

No pude explicarme como, pero al parecer sabía dónde me encontraba pues disparó dos flechas hacia los árboles en cuyas copas me escondía, ya que ambas se habían entrelazado. Las flechas no se si era un aviso o había fallado, pues se hundieron bastante en el tronco de cada planta. Dudaba que en realidad se tratase de un fallo, por lo que me preparé. El ataque no acababa allí, tenía la extraña sensación de que algo vendría por entre los árboles, por lo que use tekkai kempo a la vez que salía de entre los árboles usando kamisori kempo.
El ataque no tardó mucho en llegar, una flecha solitaria, pero cuando quise evadirla algunas cosas impactaron contra mi cuerpo, produciéndome dolor y quemándome en parte. Caí al suelo, pero recuperé el equilibrio justo antes de darme un golpe. Esa chica me estaba poniendo de los nervios, y yo no debería haberme quitado mi traje de combate...

Sabía de dónde había venido la flecha, por lo que nuevamente me dirigí rápidamente hacia allí, no era mucha la visibilidad, además, ella se camuflaba bien en aquella zona, pero no podía esconderse de alguien como yo, mi mente procesaba mucho mejor los datos que cualquier otra y aunque me costó un poco, mis ojos finalmente la detectaron. Eso me hizo sonreír un poco.

-No está mal, arquera -dije en alto para hacerme oír -veo que eres usuaria, ¿logia quizá?

No esperé su respuesta, sino que aproveché el flujo de agua que bajaba por un pequeño riachuelo para elevar unos doscientos litros del líquido elemento y atacarle con él. Me moví con velocidad, colocándome nuevamente sobre ella y luego ataqué con el chorro de agua, esperando empaparla para ver cómo reaccionaba.

Ducha de agua fría [AID]

El agua ya caía hacia ella cuando de repente, de su cuerpo empezó a salir un material metálico que formó una cúpula a su alrededor, por lo que el agua resbaló por ella hasta hasta llegar al suelo, donde formó un pequeño charco. Ahí tenía mi confirmación de que era usuaria, logia casi sin duda y era un metal, la pregunta ahora era, cuál. Se escabulló por el otro lado de la cúpula, para luego empezar a reabsorbiera en su cuerpo.
No me gustó nada lo que vi, usuaria logia y encima metálica, eso me ponía en un serio aprieto, ya que no poseía haki armadura. Pero bueno, mientras ella no se diese cuenta no había ningún problema.

Seguí observando atentamente lo que hacía, ya que cualquier actitud podía mostrarme lo que haría a continuación. Lo que hizo me preparó para lo que venía, en apenas un instante se tragó lo que parecía una pastilla verdosa y enseguida otras dos flechas vinieron directas hacia mí, estaban empezando a molestarme un poco aquellas flechas, ya que cada una parecía tener un efecto distinto. Una de ellas, la que se acercaba por mi izquierda la esquivé con facilidad debido a mi mantra, la segunda en cambio venía demasiado rápido hacia mi, por lo que cree una psiball justo delante mía. La flecha la penetró, pero sin llegar a atravesarla e hizo que mi propia psiball golpease con fuerza contra mi pecho, haciéndome trastabillar y caer unos metros, casi caigo en el río, pero con suerte el geppou consiguió impulsarme hacia la orilla, arañándome con ello el brazo derecho.

Me levanté corriendo, justo a tiempo para ver cómo se escabullía entre la maleza. La psiball se había desvanecido, dejando solo la flecha en el suelo. Me acerque a ver y por fin entendí su mecanismo, una punta hueca para insertar una bala, una buena idea sin duda, pero eso ya no le serviría. Partí la flecha con facilidad y me dirigí hacia ella, por aire, mediante el uso de kamisori kempo.

-Quiere proyectiles, proyectiles tendrá -dije en alto -Houkou, prepárate.

Poco tiempo después la divisé, estaba en el suelo y no me importaba si me veía o no, ella se había puesto seria, yo también lo haría. Moví a Houkou de dos formas distintas, una para indicarle que creara carámbanos de hielo y otra para crear unas hermosas llamas de color azul. El fuego era tan intenso que sublimaba directamente el hielo, transformándolo en vapor, el cual empecé a mover para crear una suave niebla alrededor de Yumiko.

-Balas, se que usas balas, arquera -dije moviéndome rápidamente a su alrededor para manipular la niebla, formando una semiesfera de unos diez metros de radio, luego cree ocho psiballs y las coloqué alrededor de la niebla, a unos 5 metros de distancia de ella. Cualquier flecha que saliese de allí esperaba poder pararla con facilidad con las psiballs, Houkou seguía en mi mano, generando aquella improvisada niebla, así que yo no podría usarlo para atacar, o tal vez si. Dejé que el vapor siguiese arremolinándose alrededor de la espada, subiendo así su temperatura y luego simplemente lancé un chorro de aquel gas caliente hacia donde había visto el cuerpo de la chica.

Chorro de vapor caliente [AI]

Seguía allí, observando como Houkou seguía generando aquella niebla que caía hacia bajo, uniéndose a la lentamente se arremolinaba en torno a Yumiko. No podía apenas ver nada de lo que estaba ocurriendo allí dentro, sentí un extraño presentimiento y un instante después escuché el estruendo de un árbol al caer. Vi a Yumiko, justo cuando soltaba la cuerda de su arco y una flecha salía de él, ni sabía si me daría tiempo a esquivarla, por lo que moví rápidamente las psiballs circundantes para interponerlas entre el proyectil y mi cuerpo. A parte de eso me moví con velocidad, usando kamisori kempo a la vez que endurecía mi cuerpo con tekkai kempo.

Como supuse las psiballs no pudieron parar el impacto por completo y mi velocidad tampoco fue suficiente para evadir totalmente el golpe. La Flecha junto a la psiball impactó de lleno contra mi hombro, haciendo que perdiese el equilibrio y por ello empecé a girar como loco. El giro no duró mucho, apenas unos instantes hasta que volví a estabilizarme de nuevo.

esperé un instante a que la ligera sensación de mareo pasase, a la vez me sujeté el hombro izquierdo con fuerza, el golpe había dolido a pesar de usar tekkai. Miré hacia Yumiko y me sorprendió encontrarme con una espesa nube de humo blanco. No podía dejarlo así, tenía que desaparecer de su vista cuanto antes, así que bajé al suelo sin miedo.

-Houkou, desgrana dije a la vez que iba rozando la hoja de la espada contra el suelo. Por donde pasaba iba hundiéndose sin esfuerzo, a la vez que convertía el duro suelo en arena blanda.

Hice un movimiento con la mana mano izquierdo, del que instantes más tare me arrepentí. Con el movimiento soplo un poco de aire, que se arremolinó en torno a la nube de humo y empezó a succionarla desde arriba. Vi que Yumiko estaba allí, tendida en el suelo, con la mano contraria sobre su hombro quemado.
La arena estaba empezando a ascender, formando una masa tras de mi, se elevaba en el aire y estaba a punto de caer sobre el cuerpo de la joven. quizá me había excedido un poco, me acerqué corriendo a ella.

-¡Eh, eh!, ¿te encuentras bien? -le grité mientras la zarandeaba.

El combate había terminado, Yumiko se encontraba en el suelo, quizá me había pasado un poco con ella. Estaba débil, se le notaba y además parecía costarle trabajo vocalizar. Me invitaba a ir con ella a la ciudad, a tomar algo, que ella invitaba. Pero antes debería recuperar el conocimiento, pues se había desmayado. La cogí con cuidado y la cargué en mis brazos hasta la ciudad, llegué a la ciudad y busqué una pensión donde pagué por un día. Dejé a Yumiko en la cama, quitándoles antes los zapatos. Saqué un pedazo de papel y empecé a escribir.

“Yumiko, cuando te despiertes manda a que me busquen, andaré haciendo cosas por el pueblo. Espero que sea leve y si necesitas un médico, pídelo, yo pago.

Etsu Shiroi

”

Salí a dar una vuelta por la ciudad, tenía ganas de ver cómo era todo por allí. Caminé despacio pensando en que el trayecto no había sido muy bueno, pero el combate me había alegrado, aun a pesar de sobrepasarme un poco. ¿Se encontraría bien la chica? Esperaba que sí, porque si no, me sentiría bastante mal.

Estaba mirando unos escaparates bastante interesantes, se trataba de una tienda de antigüedades. En ella había un antiguo libro sobre el origen del universo, al menos como se creía que había sido hace 200 años. Entré y sin pensarlo mucho, lo compré. Al salir de la tienda no me di cuenta de que algo se dirigía hacia mi, por lo que enseguida que lo note sobre mi espalda me dispuse a desenvainar la katana con velocidad, pero no se trataba de un atacante, sino de Yumiko, la cual me había pillado desprevenido. Me daba las gracias por el detalle, supuse que sería por llevarla a la habitación.

-Un poco más y te elimino -dije algo sorprendido -me alegro de que esté bien.

Me giré para verla, estaba como siempre, o al menos como estaba cuando la vi por primera vez. Quizá se dejaba ver un poco cansada, pero nada importante. Pensé que lo mejor sería comer algo, para que repusiese sus fuerzas.

-Bueno, lo mejor será que comas algo, aunque pensándolo bien, a mi tampoco me vendría mal -razoné antes de invitarla a sentarnos en un bar -creo que lo mejor es que nos dirijamos hacia allí.

Señalé a un bar y sin dudarlo crucé la calle para llegar a él, me senté en una mesa libre y esperé a que se acercase el camarero, ¿qué habría para comer?

Pedí un zumo de piña cuando el camarero se acercó, en cambio Yumiko había ido a la barra por un bol de ramen y lo que parecía un humeante té. No me apetecía comer, ni tampoco nada caliente, con el zumo me bastaría. Yumiko volvió hacia mi y se sentó conmigo, me preguntaba que qúe me trajo tan enfadado a la isla y luego me informó que ella también llevaba poco tiempo allí y que no esperaba encontrarse con un caballero como yo, eso me hizo sonreír.

-El problema son los barcos de la marina, se estropean en medio del mar y no hay ni velas... y cuando construimos una improvisada soy yo el que tiene que hacer todo el trabajo para desplazarlo -comenté con tranquilidad, bebí un poco y continué -y luego me molesta que siempre sean ellos los que se llevan todo el mérito...

Callé durante un momento, observando a la chica con sumo detalle, preguntándome si en realidad estaba bien tras el combate. Bebí otro poco y volví a hablar de nuevo.

-Un caballero no ataca a lo loco comenté algo avergonzado -estaba mosqueado, luego vi al pobre animal, porque hay mucha gente que mata por matar, y luego lo pagué contigo, lo siento.

Esperaba que no se tomara a mal mis disculpas, quizá era mucho pedirlas ahora, con una escusa así yo no las aceptaría, ojalá fuese mejor persona que yo. El tiempo estaba bien, el sol empezaba a calentar y el zumo estaba bien frío. Por mí no había problema en quedarme allí un rato, pero cuando terminase ella de comer insistiría en llevarla de nuevo a la habitación. Lo mejor era que descansara antes de continuar por ahí, no podía fiarme de un cuerpo del que no conocía sus límites, pues era posible que colapsara.

Yumiko se levantó y me susurró al oído que me perdonaba. Había sido más simple de lo que esperaba o puede que en realidad así lo fuera y en mi mente lo hubiese complicado todo, como de costumbre. Luego dijo que no todas las mujeres harían lo mismo, y volvió a su ramen, como si nada. Quizá sus palabras significaban algo, o puede que no, otra vez volvía a liarme por analizar cada palabra.

Luego me preguntó que dónde quería ir, al parecer ella quería ir a una tienda de golosinas, por lo que no me apuse a ello, simplemente moví la cabeza para indicarle que estaba de acuerdo. Me levanté lentamente de la mesa, terminé el zumo y me dispuse a cruzar, pero la esperé a ella.

-¿A qué esperas?, ¡vamos! -dije sonriente ¡las caries nos esperan!

Me agarró de la mano y tiró de mi, andaba bastante deprisa, las calles estaban bastante transitadas y de repente, llumico pareció venirse abajo. Gracias a que me llevaba de la mano pude poner la mano para que no callese contra el suelo. Al parecer eran un efecto secundario de aquellas pastillas que tomó en nuestro combate. quizá debría lamar a un médico si aquello continuaba así.

-Bueno, no puedes caminar, así que podemos hacer dos cosas -dije en tono serio -la aburrida sería que te cargase de nuevo hasta la habitación, la divertida sería ir volando a la tienda y comernos las chuches en el aire, ¿qué opinas?

Por aguna extraña razón esa chica me caí bien, tanto como para tratarla como a una amiga de toda la vida para haberla conocido en ese mismo día. Esperaba que decidiese lo segundo, así no terminaría el día tan pronto.

Tu decides:

Cargué con ella y nos dirigimos hacia la tienda de golosinas. Estaba pintada de una variedad cromática bastante chinona, combinando extraños colores. Mi nueva amiga parecía una niña pequeña y se movía de un lugar hacia otro cargando con diversas golosinas. Cuando hubo terminado me informó de que ella ya tenía todo lo que quería, que esperaría a que yo eligiese lo que quisiera.

-No, gracias, no me gustan mucho los dulces -comenté con una leve sonrisa -el azúcar altera la percepción y te vuelve hiperactivo o engorda, por eso no suelo tomar dulces.

Esperaba que no se lo tomase a mal, pero como me pasaba con el alcohol, o el tabaco, con el azúcar era igual de intolerante, al menos, para mi cuerpo. No comía nada que alterase mi organismo, pues una vez que empezabas a descuidarte no volvías a cuidarte como antes.

-Cuando quieras nos vamos, supongo que te gustará volar hasta la puesta de sol -dije sonriendo nuevamente -te espero fuera.

Mientras Yumiko terminaba de pagar, yo me había hecho de una alfombra en la que estaba sentado. Era de color pardo, con intrincados dibujos verdes, azules y amarillos. Tras venir ella, la invitaría a sentarse y la haría levitar hasta las copas de los árboles del bosque. Finalmente, al anochecer volveríamos a la posada y yo al barco, que esperaba que ya estuviese arreglado. Porque la verdad, tenía prisa por entregar sus informes. Menos mal que al menos aquel día había sido un poco distinto, todo gracias a Yumiko. Tendría que darle la otra mitad de la vivre card que tenía...