Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La calma se apoderaba del paisaje, la noche era preciosa y las estrellas iluminaban el cielo con esplendor. Aquella isla le traía recuerdos, allí tuvo su primer enfrentamiento con el conocido Red Stinger, ambos acabaron en tablas. Aquello había sido interesante, esperaba poder luchar con él de nuevo algún día. Pero por ahora no tenía ganas de nada, la verdad es que Krauser no estaba contento con su ascenso a Vice-Almirante, ni siquiera llevaba consigo la capa. No llevaba camiseta, estaba lleno de heridas y su mirada era muy seria. Recientemente Karl los había sacado de allí en una forma de león mediante sus rumbles, pero después, este se había alejado hasta Banaro. No quería estar con tanta gente, además estaba demasiado apenado por la muerte de Takeshi. A su lado reposaba su espadón, clavado en el suelo y como nuevo. La posición del marine era la playa, sentado sobre la arena y notando el agua en sus pies, lo único bueno que había salido, fue la muerte de dos yonkous.
Uno de ellos fue eliminado por un combo perfecto hecho por los dos marines y los dos cazadores. Malditos idiotas, almirante sin cabeza y estúpido, convocar una jodida Buster Call era lo peor que podía haber hecho ese tipo. Por culpa de eso miles de inocentes habían muerto, fue algo que hice enfurecer al demonio de la niebla hasta un punto que pensaba largarse por ahí una temporada. La marina empezaba a ser un lugar terrible y el maldito gobierno aún peor, esa basura debía acabarse, un líder sabio y honorable tenía que tomar las riendas y si nadie lo hacía, él se ocuparía. Pegó de nuevo otro suspiro pero ahora más pesado, se tumbó mirando el cielo, con los vendajes medio rotos. De repente un sonido llegó a sus oídos, estropeándole la calma totalmente. Era su Den den mushi negro, situado en la muñeca, al parecer alguien trataba de contactar con el demonio, este contestó por simple curiosidad para ver de quién se trataba. Una voz algo engreída empezó a hablarle al marine mientras se notaba algo chulesco.
- Enhorabuena Krauser, bueno Vice-Almirante ¿Has visto el espectáculo liado? ¡Jajajaja! Ahora debes volver a Marineford, queremos hacerte una pequeña bienvenida al cargo.
- Una fiesta… ya veo… ¡Que os den por culo a ti y a toda Marineford!
Dicho eso colgó bruscamente y volvió a tumbarse como si no hubiera pasado nada. Le daba igual mandar a la mierda a aquellos tipos, en su opinión se lo merecían. Espectáculo decía, ya se metió con el Almirantazgo cuando era Teniente primero, y lo volvería a hacer las veces que hiciera falta. A esos capullos les faltaba disciplina y respeto, era imposible celebrar algo después de tanta muerte, golpeó el suelo con fuerza mientras ahora la sangre emanaba de sus nudillos. La impotencia de no haber podido hacer nada le invadía, tan solo consiguió salvar a unos pocos, todo gracias a Alex, Takeshi, Karl y los demás marines que ayudaron. No pudo salvar al cazador, eso había sido muy doloroso para él, ahora miró al cielo con furia y se levantó, empezando a formar shuriken de energía cortante y a reventar las rocas del lugar mientras gritaba mosqueado.
- ¡Que os jodan! ¡Qué os den a todos!
Uno de ellos fue eliminado por un combo perfecto hecho por los dos marines y los dos cazadores. Malditos idiotas, almirante sin cabeza y estúpido, convocar una jodida Buster Call era lo peor que podía haber hecho ese tipo. Por culpa de eso miles de inocentes habían muerto, fue algo que hice enfurecer al demonio de la niebla hasta un punto que pensaba largarse por ahí una temporada. La marina empezaba a ser un lugar terrible y el maldito gobierno aún peor, esa basura debía acabarse, un líder sabio y honorable tenía que tomar las riendas y si nadie lo hacía, él se ocuparía. Pegó de nuevo otro suspiro pero ahora más pesado, se tumbó mirando el cielo, con los vendajes medio rotos. De repente un sonido llegó a sus oídos, estropeándole la calma totalmente. Era su Den den mushi negro, situado en la muñeca, al parecer alguien trataba de contactar con el demonio, este contestó por simple curiosidad para ver de quién se trataba. Una voz algo engreída empezó a hablarle al marine mientras se notaba algo chulesco.
- Enhorabuena Krauser, bueno Vice-Almirante ¿Has visto el espectáculo liado? ¡Jajajaja! Ahora debes volver a Marineford, queremos hacerte una pequeña bienvenida al cargo.
- Una fiesta… ya veo… ¡Que os den por culo a ti y a toda Marineford!
Dicho eso colgó bruscamente y volvió a tumbarse como si no hubiera pasado nada. Le daba igual mandar a la mierda a aquellos tipos, en su opinión se lo merecían. Espectáculo decía, ya se metió con el Almirantazgo cuando era Teniente primero, y lo volvería a hacer las veces que hiciera falta. A esos capullos les faltaba disciplina y respeto, era imposible celebrar algo después de tanta muerte, golpeó el suelo con fuerza mientras ahora la sangre emanaba de sus nudillos. La impotencia de no haber podido hacer nada le invadía, tan solo consiguió salvar a unos pocos, todo gracias a Alex, Takeshi, Karl y los demás marines que ayudaron. No pudo salvar al cazador, eso había sido muy doloroso para él, ahora miró al cielo con furia y se levantó, empezando a formar shuriken de energía cortante y a reventar las rocas del lugar mientras gritaba mosqueado.
- ¡Que os jodan! ¡Qué os den a todos!
Alex14ac
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
¿Cuantas lápidas hacían falta para que los poderosos se sintieran satisfechos? Tanta muerte inútil, tantas vidas desperdiciadas, tantos hogares destruidos. No había victoria en la guerra, solo caos y destrucción. Y él había sido parte del conflicto, había participado en la muerte de un yonkou y en más de un combate. Además fue incapaz de detener la guerra, ni si quiera pudo salvar a los inocentes. Había fracasado estrepitosamente y ya no había nada pro lo que luchar. ¿Para qué seguir adelante si todo queda atrás? No podía hacer nada pro devolverle la vida a los caídos como no podía hacerlo por Anne. Él debería estar con ella y no en una absurda guerra. Pero no podía cambiar nada porque era demasiado débil. Después de todo, siempre lo fue.
Estaba tirado en la arena tibia con los ojos clavados en el infinito azul del cielo. Las nubes danzaban entre ellas ajenas a lo ocurrido bajo ellas. Farkas, el lobo de Alex, intentaba animarlo con el hocico pero el cazador no respondía, estaba en un estado de shock del que no podía salir fácilmente. Comprendiéndolo, el animal se tumbó a su lado gimiendo y apoyando la cabeza en el pecho del hombre. Logue Town había desaparecido, era un hecho. Lo único que podía ahora hacer Alex era volver a la tierra que lo vio nacer para que también lo viera morir. Y esperaba que no tardara demasiado, ya no había nada importante para él. ¿O quizás sí? Una pequeña llama brilló con fuerza en su interior. Farkas. El muy egoísta estaba olvidando a su amigo, el lobo dependía de él.
Se reincorporó y el lobo se animó levantándose también y moviendo el rabo. Por desgracia su amo no tenía el mismo ánimo y lo único que pudo hacer fue fingir una sonrisa y acariciar la cabeza del animal. Se conocían demasiado, estaban muy unidos, y la criatura sabía que el hombre mentía. Pero no hizo nada, solo recibió las caricias y lamió la mano. No había nada que pudiera hacer en ese momento por compensar el dolor que afectaba al corazón de su dueño. El aire era cálido pero la brisa marina era agradable y compensaba el calor. La arena, sin embargo, se colaba entre los pliegues de la ropa y se adhería a zonas del cuerpo que nunca deberían tener arena. Aunque no molestaba a Alex, había cosas más importantes de las que preocuparse.
Escuchó unos ruidos, parecían cañones destrozando edificios o rocas, aunque no se escuchaban explosiones. ¿Estaban atacando la isla? Quizás los habían seguido y ahora iban a por ellos. Mira que bien, le ahorraban trabajo. No iba a luchar, se quedaría quieto esperando al dulce abrazo de la muerte. Seguía escuchando las rocas quebrándose. No, no eran cañones, ¿qué podía ser lo que estaba oyendo? Se levantó y oteó el horizonte. Era posible que todavía hubiera alguien que necesitara ayuda. Quería ser capaz de ayudar, tener la fuerza para hacerlo, pero no había confianza en él. Se sentó de nuevo. Ya no importaba lo que ocurriera.
Estaba tirado en la arena tibia con los ojos clavados en el infinito azul del cielo. Las nubes danzaban entre ellas ajenas a lo ocurrido bajo ellas. Farkas, el lobo de Alex, intentaba animarlo con el hocico pero el cazador no respondía, estaba en un estado de shock del que no podía salir fácilmente. Comprendiéndolo, el animal se tumbó a su lado gimiendo y apoyando la cabeza en el pecho del hombre. Logue Town había desaparecido, era un hecho. Lo único que podía ahora hacer Alex era volver a la tierra que lo vio nacer para que también lo viera morir. Y esperaba que no tardara demasiado, ya no había nada importante para él. ¿O quizás sí? Una pequeña llama brilló con fuerza en su interior. Farkas. El muy egoísta estaba olvidando a su amigo, el lobo dependía de él.
Se reincorporó y el lobo se animó levantándose también y moviendo el rabo. Por desgracia su amo no tenía el mismo ánimo y lo único que pudo hacer fue fingir una sonrisa y acariciar la cabeza del animal. Se conocían demasiado, estaban muy unidos, y la criatura sabía que el hombre mentía. Pero no hizo nada, solo recibió las caricias y lamió la mano. No había nada que pudiera hacer en ese momento por compensar el dolor que afectaba al corazón de su dueño. El aire era cálido pero la brisa marina era agradable y compensaba el calor. La arena, sin embargo, se colaba entre los pliegues de la ropa y se adhería a zonas del cuerpo que nunca deberían tener arena. Aunque no molestaba a Alex, había cosas más importantes de las que preocuparse.
Escuchó unos ruidos, parecían cañones destrozando edificios o rocas, aunque no se escuchaban explosiones. ¿Estaban atacando la isla? Quizás los habían seguido y ahora iban a por ellos. Mira que bien, le ahorraban trabajo. No iba a luchar, se quedaría quieto esperando al dulce abrazo de la muerte. Seguía escuchando las rocas quebrándose. No, no eran cañones, ¿qué podía ser lo que estaba oyendo? Se levantó y oteó el horizonte. Era posible que todavía hubiera alguien que necesitara ayuda. Quería ser capaz de ayudar, tener la fuerza para hacerlo, pero no había confianza en él. Se sentó de nuevo. Ya no importaba lo que ocurriera.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Tras unos momentos destrozando rocas, el marine logró calmarse de una vez, soltó un suspiro y entrecerró los ojos despacio. Activó su haki de observación para ver si había posibles peligros cerca, de repente notó una presencia que conocía muy bien. Abrió los ojos un poco más y miró en la dirección de dónde venía dicha presencia. Si la mente no l estaba jugando una mala pasada, por aquella zona debía estar el cazador y su lobo, de modo que comenzó a caminar de forma lenta. Tras un par de minutos, pudo verlo allí tumbado, se acercó sigilosamente con sus dotes de asesino y tras unos momentos se sentó a su lado. Agachó la cabeza sin decir ni una sola palabra, simplemente se sentó con él, sus ojos estaban cerrados, no quería que su amigo le viera así, de modo que colocó su mano en el suelo y cubrió unos veinte metros a la redonda de niebla.
Pegó un leve suspiro de nuevo y trató de tranquilizarse, colocó simplemente la mano derecha sobre el hombro de su amigo, la verdad es que no le incomodaba para nada la situación. El marine era muy fiel a las personas que apreciaba, dispuesto a dar la vida por ellas en cualquier momento y ese cazador era una de las pocas. Un trueno sonó con fuerza y la lluvia hizo acto de presencia, comenzando a arrojar sus gotas sobre ellos, los cabellos de Krauser no tardaron mucho en mojarse y caer hacia abajo, tapándole el rostro. Después de unos instantes, la mirada del demonio observó a su amigo, o al menos dónde debía estar, ya que la niebla los tapaba, acto seguido le habló en un tono muy calmado y tranquilo, además de mostrar algo de alegría en sus palabras.
- Me alegro de que estés vivo amigo…
Pegó un leve suspiro de nuevo y trató de tranquilizarse, colocó simplemente la mano derecha sobre el hombro de su amigo, la verdad es que no le incomodaba para nada la situación. El marine era muy fiel a las personas que apreciaba, dispuesto a dar la vida por ellas en cualquier momento y ese cazador era una de las pocas. Un trueno sonó con fuerza y la lluvia hizo acto de presencia, comenzando a arrojar sus gotas sobre ellos, los cabellos de Krauser no tardaron mucho en mojarse y caer hacia abajo, tapándole el rostro. Después de unos instantes, la mirada del demonio observó a su amigo, o al menos dónde debía estar, ya que la niebla los tapaba, acto seguido le habló en un tono muy calmado y tranquilo, además de mostrar algo de alegría en sus palabras.
- Me alegro de que estés vivo amigo…
Alex14ac
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Alex no estaba solo, Sabía que había alguien allí, escuchaba los ruidos hasta que cesaron. ¿Ya había terminado todo? Podría haber sido alguien que necesitara ayuda, pero él no había acudido... y si lo hubiera hecho no habría sido capaz de ayudar. Se sentía injusto consigo mismo, pues había ayudado a mucha gente a lo largo de su vida. Pero eso carecía de importancia, ahora solo pensaba en todos a los que había fallado. Como aquel hombre que pereció frente al devoracabezas. O la mujer a la que no pudo salvar del Despellejador de Jaya. No era perfecto y no era capaz de hacer lo único que quería, mejorar el mundo. Es lo que pasaba cuando te ponías una meta tan grande, que el fracaso es lo más probable. Y él había caído. Había caído como todas las víctimas de Logue Town.
De repente todo a su alrededor comenzó a cubrirse de una espesa neblina blanca. El clima era contrario a ese efecto meteorológico, no podía estar ocurriendo. Quizás se había vuelto loco o, realmente, había muerto en la ciudad del principio y el fin. Sí, no recordaba muy bien lo ocurrido cuando atacó al yonkou. A lo mejor había fallado y ahora estaba muerto. Pero no, no era eso. Había vagos recuerdos sobre una niebla similar. Como cuando consiguió su fruta. Había alguien que la dominaba así. y la había visto en otros momentos. ¡Krauser! Su amigo Krauser era capaz de manejar la niebla. Miró a su alrededor, pero era incapaz de ver algo. Debía estar ahí, el marine tenía que estar cerca. Cabía la posibilidad que todo el ruido fuera provocado por él. A lo mejor necesitaba ayuda.
Alex sintió el impulso de levantarse, de correr en pos de su amigo y luchar a su lado una vez más. No iba a permitir que le ocurriera nada, todavía podía hacer algo. Pero se detuvo. Sintió el cálido tacto de una mano en su hombro y la voz de su amigo. Estaba vivo, estaba a su lado. Se sentó junto a él y ahora podía verlo a pesar de la niebla. Con dificultad, pero vislumbraba su silueta. Agradecía que estuvieran ocultos pues no quería que le marine lo viera en ese estado, como un niño estúpido que había perdido un juguete. las lágrimas habían cubierto su rostro y tenía un aspecto débil y demacrado. no era el hombre que tan orgulloso había caminado erguido en otro tiempo. Volvía a estar roto como aquella vez. Roto pero no solo.
-No es tan fácil acabar con nosotros. Yo también me alegro de que estés bien, amigo- Le dijo intentando fingir ánimo.
Realmente se sentía feliz por el bienestar de su amigo, pero le costaba mostrase bien después de todo lo ocurrido. ¿Qué iba a hacer ahora? Debía marcharse de allí, esconderse, dejar de ser una molestia para el mundo. Pero si él no luchaba, nadie lo iba a hacer.
-¿Qué vas a hacer ahora? Han pasado muchas cosas...- Se interesó.
De repente todo a su alrededor comenzó a cubrirse de una espesa neblina blanca. El clima era contrario a ese efecto meteorológico, no podía estar ocurriendo. Quizás se había vuelto loco o, realmente, había muerto en la ciudad del principio y el fin. Sí, no recordaba muy bien lo ocurrido cuando atacó al yonkou. A lo mejor había fallado y ahora estaba muerto. Pero no, no era eso. Había vagos recuerdos sobre una niebla similar. Como cuando consiguió su fruta. Había alguien que la dominaba así. y la había visto en otros momentos. ¡Krauser! Su amigo Krauser era capaz de manejar la niebla. Miró a su alrededor, pero era incapaz de ver algo. Debía estar ahí, el marine tenía que estar cerca. Cabía la posibilidad que todo el ruido fuera provocado por él. A lo mejor necesitaba ayuda.
Alex sintió el impulso de levantarse, de correr en pos de su amigo y luchar a su lado una vez más. No iba a permitir que le ocurriera nada, todavía podía hacer algo. Pero se detuvo. Sintió el cálido tacto de una mano en su hombro y la voz de su amigo. Estaba vivo, estaba a su lado. Se sentó junto a él y ahora podía verlo a pesar de la niebla. Con dificultad, pero vislumbraba su silueta. Agradecía que estuvieran ocultos pues no quería que le marine lo viera en ese estado, como un niño estúpido que había perdido un juguete. las lágrimas habían cubierto su rostro y tenía un aspecto débil y demacrado. no era el hombre que tan orgulloso había caminado erguido en otro tiempo. Volvía a estar roto como aquella vez. Roto pero no solo.
-No es tan fácil acabar con nosotros. Yo también me alegro de que estés bien, amigo- Le dijo intentando fingir ánimo.
Realmente se sentía feliz por el bienestar de su amigo, pero le costaba mostrase bien después de todo lo ocurrido. ¿Qué iba a hacer ahora? Debía marcharse de allí, esconderse, dejar de ser una molestia para el mundo. Pero si él no luchaba, nadie lo iba a hacer.
-¿Qué vas a hacer ahora? Han pasado muchas cosas...- Se interesó.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Las palabras de su amigo le hicieron sonreír, aunque la pregunta era algo difícil de responder, no sabía bien que es lo que iba a hacer ahora. Había muchas cosas que le cambiarían como la muerte del cazador o todas las victimas que había habido en aquella isla. Durante unos momentos no dijo absolutamente nada, entrecerró los ojos despacio y pegó un leve suspiro mientras pensaba en que decir. Giró el rostro observando la silueta de su amigo y tras unos momentos más le respondió, en un tono serio e inexpresivo.
- No lo sé, seguramente me vaya a algún Mar para pensar sobre mi vida. Estoy empezando a perder la fe en el gobierno. Se han pasado de la raya, me han ascendido a Vice-Almirante pero no lo merezco. ¿Qué vas a hacer tú?
Preguntó para finalizar mientras observaba tranquilamente el horizonte ahora, era gracioso pues no veía nada debido a la espesa niebla. Después de unos momentos, estiró las piernas hundiéndolas un poco en la arena, pensaba también en como estarían los demás. Había marines buenos que merecían vivir, aunque algunos cabrones merecían morir también, desgraciadamente, seguro que había muerto más gente buena que mala. Todo por una jodida ejecución.
Era más fácil haberla matado en el momento, no avisar a todo el mundo joder, no era la reina de los piratas, era una simple yonkou. Una emperadora, pero una basura para Krauser, por culpa del maldito gobierno. Iba siendo hora de renovar aquello, el plan del marine iba a comenzar, necesitaría tiempo pero por el momento no tenía ganas de nada. Esperó la respuesta de su amigo mientras suspiraba despacio.
- No lo sé, seguramente me vaya a algún Mar para pensar sobre mi vida. Estoy empezando a perder la fe en el gobierno. Se han pasado de la raya, me han ascendido a Vice-Almirante pero no lo merezco. ¿Qué vas a hacer tú?
Preguntó para finalizar mientras observaba tranquilamente el horizonte ahora, era gracioso pues no veía nada debido a la espesa niebla. Después de unos momentos, estiró las piernas hundiéndolas un poco en la arena, pensaba también en como estarían los demás. Había marines buenos que merecían vivir, aunque algunos cabrones merecían morir también, desgraciadamente, seguro que había muerto más gente buena que mala. Todo por una jodida ejecución.
Era más fácil haberla matado en el momento, no avisar a todo el mundo joder, no era la reina de los piratas, era una simple yonkou. Una emperadora, pero una basura para Krauser, por culpa del maldito gobierno. Iba siendo hora de renovar aquello, el plan del marine iba a comenzar, necesitaría tiempo pero por el momento no tenía ganas de nada. Esperó la respuesta de su amigo mientras suspiraba despacio.
Alex14ac
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Krauser le respondió algo que llamó la atención del cazador. Aseguraba no merecerse el reciente puesto de vice-almirante que le habían otorgado. Estupideces, si alguien lo merecía estaba claro de que era "el demonio de la niebla". Pero no fue eso lo que más le sorprendió. El marine aseguró estar perdiendo la fe en el Gobierno Mundial. Estar perdiendo... ojalá Alex pudiera haber dicho aquello, él la había perdido por completo. ¿Cómo iba a confiar en un gobierno que sacrificaba de esa forma a la gente? No, no había fe en aquello, no había esperanza y el gobierno estaba totalmente podrido. Pero en algo había acertado, aquella absurda guerra había colmado el vaso, se habían pasado de la ralla. Y, por desgarcia para ellos, tarde o temprano explotaría. Cuando se enciende una mecha se debe esperar la explosión
-No digas tonterías, mereces el puesto más que la mayoría de los que lo ocupan. Nunca lo dudes. Además... la Marina necesita a alguien como tú, alguien que proteja a la gente y defienda sus intereses- Le aseguró.
Sin embargo no estaba tan seguro de ello. No por dudar de su amigo, tenía claro que lucharía por ello, pero la Marina no tenía aquellos ideales, el Gobierno Mundial no trataba de proteger a la gente, el pueblo estaba solo. y un simple vicea-almirante no podría cambiar aquello así como un cazador de recompensas tampoco podía. Había jugado a ser un héroe y el juego había terminado. Por desgracia él había sido derrotado y no podía volver a empezar otra partida. Krauser le devolvió la pregunta, pero ni él mismo sabía muy bien la respuesta. ¿Qué podía hacer ahora? Ya no le quedaba nada, tenía una familia y una casa pero no podía volver así. No podía pretender que lo recibieran con los brazos abiertos mientras sus ojos estaban empañados en lágrimas y su espalda hundida por le peso de las lápidas que había dejado atrás.
Pero no le quedaba más remedio. Era el único lugar donde podrían aceptarlo. Al menos su madre. ¿Qué diría su padre al ver llegar a aquel fracaso de hijo? Seguramente lo insultaría y le recordaría cuanto lo ha defraudado. Como si él no lo supiera. Pero era algo de familia pues, después de todo, su padre nunca lo apoyó. Sí, eso haría, no había otro camino. Volvería a su hogar, dejaría el trabajo de cazador de recompensas y quizás hiciera caso a su padre... no, no podía hacerlo. Tal y como estaba la Marina no podría pertenecer a ella. Si era incapaz de luchar por nada era imposible que lo hiciera por una organización corrupta. Se retractó rápidamente de sus pensamientos. Debería buscar otra cosa, no obedecería a una organización de muerte.
-Volveré a casa. Ya no tengo nada que hacer y quizás allí aclare mis ideas- Confesó.
Había conseguido el valor suficiente para decirlo, pero le había costado. Parecería un cobarde, seguro. ¿Pero qué otra cosa era? Ahora que había visto el mundo real quería volver a esconderse. ¿No era así? Solo había sido un crío con aires de grandeza y su padre siempre se lo había dicho. Aquel maldito hombre tenía razón. Alex era débil y lo sería siempre. Quizás su desgraciado y odiado progenitor lo acogiera de nuevo y lo protegiera como cuando era un niño. Como si le debiera algo... después de todo, lo quisiera o no, era su hijo. El legado de los Drachen. Pobre legado, sus antepasados debían estar llorando si podían.
-No digas tonterías, mereces el puesto más que la mayoría de los que lo ocupan. Nunca lo dudes. Además... la Marina necesita a alguien como tú, alguien que proteja a la gente y defienda sus intereses- Le aseguró.
Sin embargo no estaba tan seguro de ello. No por dudar de su amigo, tenía claro que lucharía por ello, pero la Marina no tenía aquellos ideales, el Gobierno Mundial no trataba de proteger a la gente, el pueblo estaba solo. y un simple vicea-almirante no podría cambiar aquello así como un cazador de recompensas tampoco podía. Había jugado a ser un héroe y el juego había terminado. Por desgracia él había sido derrotado y no podía volver a empezar otra partida. Krauser le devolvió la pregunta, pero ni él mismo sabía muy bien la respuesta. ¿Qué podía hacer ahora? Ya no le quedaba nada, tenía una familia y una casa pero no podía volver así. No podía pretender que lo recibieran con los brazos abiertos mientras sus ojos estaban empañados en lágrimas y su espalda hundida por le peso de las lápidas que había dejado atrás.
Pero no le quedaba más remedio. Era el único lugar donde podrían aceptarlo. Al menos su madre. ¿Qué diría su padre al ver llegar a aquel fracaso de hijo? Seguramente lo insultaría y le recordaría cuanto lo ha defraudado. Como si él no lo supiera. Pero era algo de familia pues, después de todo, su padre nunca lo apoyó. Sí, eso haría, no había otro camino. Volvería a su hogar, dejaría el trabajo de cazador de recompensas y quizás hiciera caso a su padre... no, no podía hacerlo. Tal y como estaba la Marina no podría pertenecer a ella. Si era incapaz de luchar por nada era imposible que lo hiciera por una organización corrupta. Se retractó rápidamente de sus pensamientos. Debería buscar otra cosa, no obedecería a una organización de muerte.
-Volveré a casa. Ya no tengo nada que hacer y quizás allí aclare mis ideas- Confesó.
Había conseguido el valor suficiente para decirlo, pero le había costado. Parecería un cobarde, seguro. ¿Pero qué otra cosa era? Ahora que había visto el mundo real quería volver a esconderse. ¿No era así? Solo había sido un crío con aires de grandeza y su padre siempre se lo había dicho. Aquel maldito hombre tenía razón. Alex era débil y lo sería siempre. Quizás su desgraciado y odiado progenitor lo acogiera de nuevo y lo protegiera como cuando era un niño. Como si le debiera algo... después de todo, lo quisiera o no, era su hijo. El legado de los Drachen. Pobre legado, sus antepasados debían estar llorando si podían.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Las palabras de Alex hicieron que el marine suspirara, no pensaba lo mismo, se consideraba uno más del montón y no un gran servidor de la marina. Siempre tenía problemas con todo, al igual que con las amistades, Alex era uno de los escasos en los que confiaba. Al escuchar sus palabras sobre volver a casa, le dirigió una mirada seria y de repente le colocó la mano en el hombro de nuevo. Su voz tardó unos quince segundos en salir de nuevo, en un tono bastante calmado y tranquilo, pero tratando de animarle un poco al menos, pues no le gustaba ver a sus amigos de esa forma.
- ¿No tienes nada que hacer dices? Me estás diciendo que el cazador más poderoso del mundo no puede hacer nada… no concuerdo contigo. Deberías alistarte en la marine y echarme un cable, pero supongo que no es tu estilo. Pero puedes seguir tratando de cambiarlo conmigo desde tu puesto de cazador. Los dos unidos podremos seguir adelante hermano.
Se levantó despacio mientras ahora la niebla se consumía rápidamente a causa de sus habilidades, haciéndola desaparecer de repente. Miró al mar con la mirada alta y frunciendo el ceño ahora, poniéndose serio y continuando con sus palabras.
- Te diré algo, eres una de las pocas personas en las que confío. ¿Sabes lo duro que es tener un criminal delante de tus ojos y cuando vas a atacarle que le defiendan? ¿Qué una persona que quieres se interponga decir ser amigo de ese criminal y no poder hacer nada? Dejar escapar a un hombre con precio pro su cabeza que ha matado a marines y a civiles, ha dejado sin padres a niños y sin maridos a mujeres. Es algo que odio, sin embargo yo confió en ti Alex, ves la justicia con buenos ojos y no creo que defendieras a un asesino. Siento asco por este mundo, pero día a día sigo luchando por mis ideales, llegaré a Almirante y conseguiré un mundo mejor. Voy a cambiar este puto gobierno aunque tenga que llegar a formar parte del mismísimo Gorosei.
- ¿No tienes nada que hacer dices? Me estás diciendo que el cazador más poderoso del mundo no puede hacer nada… no concuerdo contigo. Deberías alistarte en la marine y echarme un cable, pero supongo que no es tu estilo. Pero puedes seguir tratando de cambiarlo conmigo desde tu puesto de cazador. Los dos unidos podremos seguir adelante hermano.
Se levantó despacio mientras ahora la niebla se consumía rápidamente a causa de sus habilidades, haciéndola desaparecer de repente. Miró al mar con la mirada alta y frunciendo el ceño ahora, poniéndose serio y continuando con sus palabras.
- Te diré algo, eres una de las pocas personas en las que confío. ¿Sabes lo duro que es tener un criminal delante de tus ojos y cuando vas a atacarle que le defiendan? ¿Qué una persona que quieres se interponga decir ser amigo de ese criminal y no poder hacer nada? Dejar escapar a un hombre con precio pro su cabeza que ha matado a marines y a civiles, ha dejado sin padres a niños y sin maridos a mujeres. Es algo que odio, sin embargo yo confió en ti Alex, ves la justicia con buenos ojos y no creo que defendieras a un asesino. Siento asco por este mundo, pero día a día sigo luchando por mis ideales, llegaré a Almirante y conseguiré un mundo mejor. Voy a cambiar este puto gobierno aunque tenga que llegar a formar parte del mismísimo Gorosei.
Alex14ac
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Krauser dijo algo que le causó cierta gracia al cazador de recompensas. Acababa de apodarlo mejor cazador del mundo. ¿Cómo podía ostentar ese título si había perdido la voluntad de luchar? Sonrió de forma leve y bajó la cabeza. No se merecía ese halago ni mucho menos. Lo siguiente que escuchó fue mucho más gracioso. unirse a la Marina... aquello si que habría sido el colmo. Por suerte el recién ascendido vice-almirante conocía de sobras a Alex como para saber que no encajaba en la organización. Respiró hondo y volvió a levantar la cabeza. ¿Cómo podía Krauser tener tan buena impresión de él después de lo que había pasado? Ni si quiera el mismísimo cazador se tenía en tan alta estima. Pero, después de todo, el marine era un amigo de los de verdad. Alex lo necesitaba.
-Ojalá fuera verdad todo lo que dices. Pero no te serviría de ayuda, ya no sirvo para ayudar a nadie- Le confesó.
Parecía idiota diciendo esas cosas. Casi podría haberse pasado por un niño que se autocompadecía a pesar de ser un adulto. Lamentaba muchísimo ser tan negativo delante de su amigo, ¿pero qué otra cosa podía hacer? Debía hacerlo por Krauser, dejar de ser un idiota. Sí, lo haría por él. Sacó fuerza de donde pudo y se levantó. Le costaba muchísimo más de lo que creía, pero era su última lucha. Si conseguí que el Marine se convenciera de su capacidad podría lograr lo que Alex ya había abandonado. Sí, Krauser era el hombre perfecto para ese cometido. No estaban de acuerdo en todo, pero su moral era inflexible y tenía unos ideales correctos después de todo. Era uno de los pocos incorrompibles del Gobierno Mundial y merecía estar al mando de la Marina.
Después de eso le comentó algo que le extrañó. Como si el marine estuviera cotándole algo que le hubiera ocurrido hacía tiempo. Algo doloroso y difícil de contar a juzgar por lo que decía. Lo que Alex había entendido es que alguien cercano a Krauser lo había traicionado de alguna forma. O, simplemente, eran imaginaciones del cazador. Posiblemente el demonio de la niebla se sintiera así por todo lo ocurrido hacía poco. Nadie en su sano juicio podría estar bien después de observar aquello y menos alguien como Krauser que luchaba por la justicia y los demás. Tanta muerte sin sentido... sí, incluso él se sentiría desbocado. Alex no defendería nunca a un asesino, ¿no? Según las circunstancias, siempre podía resultar alguien inocente que se viera obligado a ello.
-Yo nunca defendería a un criminal que no lo mereciera, Krauser. Pero... si las circunstancias lo llevaran a ello, si en verdad fuera inocente... lo protegería como al resto- Le dijo.
¿Lo protegería como al resto? Lo habría hecho antes, pero ya no. O quizás sí, a lo mejor podía volver como si no hubiera pasado nada, como si fuera un vencedor. Por desgracia él no era así, sería imposible enfrentarse a sí mismo para avanzar sin remordimientos. Pero debía fingir para que no todos cayeran como él. Siempre podía haber esperanza en el mundo si la gente luchaba por lo que creía correcto. ¿Por qué, entonces, era tan difícil para él volver a ser el de antes? Sencillo, porque ya no lo era. Miró entre la vetusta capa de niebla y no consiguió ver nada. "Ahí está tu futuro, vacío y sin nada. No mereces más" pensó. Aunque también podría interpretarlo como un nuevo comienzo, podrías estar destinado a cumplir su sueño si se hacía más fuerte. Muchísimo más de lo que había llegado a ser.
-Lo sé, Krauser, y estoy seguro de que lo lograrás. Te ayudaré en todo lo que pueda, pero prométeme que lo conseguirás- Le pidió.
-Ojalá fuera verdad todo lo que dices. Pero no te serviría de ayuda, ya no sirvo para ayudar a nadie- Le confesó.
Parecía idiota diciendo esas cosas. Casi podría haberse pasado por un niño que se autocompadecía a pesar de ser un adulto. Lamentaba muchísimo ser tan negativo delante de su amigo, ¿pero qué otra cosa podía hacer? Debía hacerlo por Krauser, dejar de ser un idiota. Sí, lo haría por él. Sacó fuerza de donde pudo y se levantó. Le costaba muchísimo más de lo que creía, pero era su última lucha. Si conseguí que el Marine se convenciera de su capacidad podría lograr lo que Alex ya había abandonado. Sí, Krauser era el hombre perfecto para ese cometido. No estaban de acuerdo en todo, pero su moral era inflexible y tenía unos ideales correctos después de todo. Era uno de los pocos incorrompibles del Gobierno Mundial y merecía estar al mando de la Marina.
Después de eso le comentó algo que le extrañó. Como si el marine estuviera cotándole algo que le hubiera ocurrido hacía tiempo. Algo doloroso y difícil de contar a juzgar por lo que decía. Lo que Alex había entendido es que alguien cercano a Krauser lo había traicionado de alguna forma. O, simplemente, eran imaginaciones del cazador. Posiblemente el demonio de la niebla se sintiera así por todo lo ocurrido hacía poco. Nadie en su sano juicio podría estar bien después de observar aquello y menos alguien como Krauser que luchaba por la justicia y los demás. Tanta muerte sin sentido... sí, incluso él se sentiría desbocado. Alex no defendería nunca a un asesino, ¿no? Según las circunstancias, siempre podía resultar alguien inocente que se viera obligado a ello.
-Yo nunca defendería a un criminal que no lo mereciera, Krauser. Pero... si las circunstancias lo llevaran a ello, si en verdad fuera inocente... lo protegería como al resto- Le dijo.
¿Lo protegería como al resto? Lo habría hecho antes, pero ya no. O quizás sí, a lo mejor podía volver como si no hubiera pasado nada, como si fuera un vencedor. Por desgracia él no era así, sería imposible enfrentarse a sí mismo para avanzar sin remordimientos. Pero debía fingir para que no todos cayeran como él. Siempre podía haber esperanza en el mundo si la gente luchaba por lo que creía correcto. ¿Por qué, entonces, era tan difícil para él volver a ser el de antes? Sencillo, porque ya no lo era. Miró entre la vetusta capa de niebla y no consiguió ver nada. "Ahí está tu futuro, vacío y sin nada. No mereces más" pensó. Aunque también podría interpretarlo como un nuevo comienzo, podrías estar destinado a cumplir su sueño si se hacía más fuerte. Muchísimo más de lo que había llegado a ser.
-Lo sé, Krauser, y estoy seguro de que lo lograrás. Te ayudaré en todo lo que pueda, pero prométeme que lo conseguirás- Le pidió.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Las palabras del cazador no llevaban la razón, servía para ayudar a muchísima gente, ya lo había hecho, lo conocía bien y sabía que era una gran persona. Por ello ignoró su comentario y continuó observando el océano de forma tranquila, con ambas manos en los bolsillos y la cabeza bien alta. Lo siguiente que dijo aquel hombre también era verdad, había gente que tenía precio por su cabeza de forma injusta como por ejemplo Dexter. Eso hizo pensar al castaño ciertas cosas ¿Era un corrupto por relacionarse con el dragón azul? Para nada, sabía de sobra quién era malo y quién no lo era. Apretó el puño algo mosqueado por la situación actual, pero lo que dijo ahora Alex le tranquilizó bastante, además se giró y se quedó mirándole fijamente a los ojos. La promesa de ser Almirante era muy dura y mucho más cambiar el mundo, pero no se iba a rendir y le estiró su mano para estrechar la suya si aceptaba. Aunque sabía que lo iba a hacer.
- Tienes mi palabra de que lo haré, no digas que no sirves para ayudar a nadie. Sin tu colaboración la muerte de Namzung no habría sido posible, tu golpe contribuyó tanto como el de los demás. Por si fuera poco me seguiste durante toda la batalla, prestándome tu apoyo y ayudándome. Eres una gran persona, además de uno de mis mejores amigos, te considero como un hermano Alex.
Todo aquello era cierto, no había mentido ni en una sola palabra, sabía que su amigo tenía un potencial increíble. Ahora dirigió su mirada hacia el interior de la isla y observó algunas luces, eso era buena señal y aún había locales abiertos a esas horas. Tal vez podían calmarse un poco mejor tomándose alguna bebida o resguardándose del frío que empezaba a hacer, toda la niebla había desaparecido ya a causa del marine. Llegaba la hora de cambiar el transcurso de las cosas y lamentarse no era una buena manera, de hecho ahora observó a su compañero y le dedicó una sonrisa amable. Se empezó a quitar los vendajes muy despacio delante de él, después de unos momentos abrió la boca tomando aire, sus dientes estaban completamente afilados como los de un Gyojin. Después articuló unas palabras mientras le guiñaba un ojo y hablaba en un tono más calmado y tranquilo.
- Ahora me gustaría tranquilizarme y tomarme una bebida en una taberna junto al futuro rey de los cazadores.
Toma colega, el demonio de la niebla ya había apostado por aquel chico, su decisión final estaba clara, lo veía como el mejor. No quería en ese puesto a ningún chulo arrogante ni a payasos ilegales, deseaba que aquella persona tuviera ese puesto ya que lo merecía. Después de unos momentos, le dio la espalda empezando a caminar hacia el pueblo esperando a que le siguiera, aunque a medio camino se esperaría unos segundos para ir a su compás. Las heridas empezaban a cerrarse con la idea de forjar un mundo mejor y nuevo, jodido gobierno, malditos camellos de barrio. Merecían un cambio radical cuanto antes, y eso iba a ser lo que iba a pasar.
- Vamos hermanito, o se acabaran las tapas…
- Tienes mi palabra de que lo haré, no digas que no sirves para ayudar a nadie. Sin tu colaboración la muerte de Namzung no habría sido posible, tu golpe contribuyó tanto como el de los demás. Por si fuera poco me seguiste durante toda la batalla, prestándome tu apoyo y ayudándome. Eres una gran persona, además de uno de mis mejores amigos, te considero como un hermano Alex.
Todo aquello era cierto, no había mentido ni en una sola palabra, sabía que su amigo tenía un potencial increíble. Ahora dirigió su mirada hacia el interior de la isla y observó algunas luces, eso era buena señal y aún había locales abiertos a esas horas. Tal vez podían calmarse un poco mejor tomándose alguna bebida o resguardándose del frío que empezaba a hacer, toda la niebla había desaparecido ya a causa del marine. Llegaba la hora de cambiar el transcurso de las cosas y lamentarse no era una buena manera, de hecho ahora observó a su compañero y le dedicó una sonrisa amable. Se empezó a quitar los vendajes muy despacio delante de él, después de unos momentos abrió la boca tomando aire, sus dientes estaban completamente afilados como los de un Gyojin. Después articuló unas palabras mientras le guiñaba un ojo y hablaba en un tono más calmado y tranquilo.
- Ahora me gustaría tranquilizarme y tomarme una bebida en una taberna junto al futuro rey de los cazadores.
Toma colega, el demonio de la niebla ya había apostado por aquel chico, su decisión final estaba clara, lo veía como el mejor. No quería en ese puesto a ningún chulo arrogante ni a payasos ilegales, deseaba que aquella persona tuviera ese puesto ya que lo merecía. Después de unos momentos, le dio la espalda empezando a caminar hacia el pueblo esperando a que le siguiera, aunque a medio camino se esperaría unos segundos para ir a su compás. Las heridas empezaban a cerrarse con la idea de forjar un mundo mejor y nuevo, jodido gobierno, malditos camellos de barrio. Merecían un cambio radical cuanto antes, y eso iba a ser lo que iba a pasar.
- Vamos hermanito, o se acabaran las tapas…
Alex14ac
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Las palabras del marine fueron recibidas con agrado por el cazador. Necesitaba todo apoyo en ese momento y aunque no estaba bine siempre era bueno recibir elogios como aquellos. En su estado le hacía sentirse bien que alguien tan importante como Krauser le asegurara que era de los mejores cazadores el mundo. Ojalá él pudiera creerlo con tanta seguridad. Pero no iba a negárselo, después de todo sí que había hecho algunos méritos para estar entre los mejores. Pero no los suficientes y, al parecer, nunca los haría. Pero hubo algo que emocionó a Alex sobremanera. El gran y temible demonio de la niebla se abrió y le dijo que era uno de sus mejores amigos y que lo consideraba un hermano. Y además le dijo que lo consideraba una gran persona. Cuanto ansiaba unas palabras así.
-Gracias, Krauser, no sabes lo que esto significa para mí. Y te aseguro que el sentimiento es mutuo- Le respondió.
El clima cambiaba y el frío comenzaba a hacer acto de presencia. Poco importaba al cazador, aunque era algo molesto. Mientras tanto la niebla se marchaba y Krauser se quitaba los vendajes. En cuanto lo hizo Alex entendió que el mote de "demonio" no era solo por su increíble habilidad para el combate. Tenía los dientes afilados como los de una bestia. Era sorprendente como alguien tan terrorífico podía tener un interior tan bueno. Sin duda era un gran hombre y sería parte de aquellos que cambiaran el futuro. No entendía el por qué de ese aspecto aterrador, pero se imaginaba que, cuanto más miedo dara, más respeto infundiría y menos enemigos querrían enfrentarlo. O quizás se debía a algún tema de su pasado que Alex desconocía por completo.
El marine le ofreció ir a tomar algo. Lo mejor era que se marchara ya, que se olvidara de todo y no volviera a preocuparse por nada más. Pero aceptó con una sonrisa y un gesto de afirmación con la cabeza. El marine comenzó a andar y el cazador lo siguió desde cerca. A lo mejor no era tan malo todo... ¿no? Primero tomaría algo y después pensaría en todo lo que podía y debía hacer en el futuro. No era bueno pensar con el estómago vacío. Futuro Rey de los cazadores... que gran título pesaba sobre una cabeza sin corona. No tenía deseo alguno de poseerlo, pero no estaría mal poder decir que él era el Rey. Sin embargo no había ni esperanzas ni fuerza en su cuerpo como para lograrlo. Se debía contentar con un ser un cazador cualquiera. Si es que todavía podía considerarse como tal.
-Esperemos que hay buena bebida- Dijo sonriendo.
No sabía en qué isla estaba, ni si quiera sabía si habría algún pueblo o ciudad cercano. Peor se escuchaba algo a lo lejos. Podría haber sido el sonido de las olas acariciando las rocas de un acantilado o el barullo de un lugar habitado. Con suerte sería la segunda opción. Lo cual le hizo pensar cómo se marcharía de no haber un barco cerca. Sería algo estúpido que Karl los hubiera dejado en una isla sin comunicación aparente. No, él no haría algo así. No era idiota y los habría dejado en la isla más alejada del problema pero desde donde pudieran partir a sus respectivos destinos. Así que seguro que habría alguna ciudad costera donde tomar algo y alquilar un pasaje de barbo para marcharse a casa. A casa... que dulce sonaba aquella palabra cuando no había nada más a lo que llamar hogar.
-Gracias, Krauser, no sabes lo que esto significa para mí. Y te aseguro que el sentimiento es mutuo- Le respondió.
El clima cambiaba y el frío comenzaba a hacer acto de presencia. Poco importaba al cazador, aunque era algo molesto. Mientras tanto la niebla se marchaba y Krauser se quitaba los vendajes. En cuanto lo hizo Alex entendió que el mote de "demonio" no era solo por su increíble habilidad para el combate. Tenía los dientes afilados como los de una bestia. Era sorprendente como alguien tan terrorífico podía tener un interior tan bueno. Sin duda era un gran hombre y sería parte de aquellos que cambiaran el futuro. No entendía el por qué de ese aspecto aterrador, pero se imaginaba que, cuanto más miedo dara, más respeto infundiría y menos enemigos querrían enfrentarlo. O quizás se debía a algún tema de su pasado que Alex desconocía por completo.
El marine le ofreció ir a tomar algo. Lo mejor era que se marchara ya, que se olvidara de todo y no volviera a preocuparse por nada más. Pero aceptó con una sonrisa y un gesto de afirmación con la cabeza. El marine comenzó a andar y el cazador lo siguió desde cerca. A lo mejor no era tan malo todo... ¿no? Primero tomaría algo y después pensaría en todo lo que podía y debía hacer en el futuro. No era bueno pensar con el estómago vacío. Futuro Rey de los cazadores... que gran título pesaba sobre una cabeza sin corona. No tenía deseo alguno de poseerlo, pero no estaría mal poder decir que él era el Rey. Sin embargo no había ni esperanzas ni fuerza en su cuerpo como para lograrlo. Se debía contentar con un ser un cazador cualquiera. Si es que todavía podía considerarse como tal.
-Esperemos que hay buena bebida- Dijo sonriendo.
No sabía en qué isla estaba, ni si quiera sabía si habría algún pueblo o ciudad cercano. Peor se escuchaba algo a lo lejos. Podría haber sido el sonido de las olas acariciando las rocas de un acantilado o el barullo de un lugar habitado. Con suerte sería la segunda opción. Lo cual le hizo pensar cómo se marcharía de no haber un barco cerca. Sería algo estúpido que Karl los hubiera dejado en una isla sin comunicación aparente. No, él no haría algo así. No era idiota y los habría dejado en la isla más alejada del problema pero desde donde pudieran partir a sus respectivos destinos. Así que seguro que habría alguna ciudad costera donde tomar algo y alquilar un pasaje de barbo para marcharse a casa. A casa... que dulce sonaba aquella palabra cuando no había nada más a lo que llamar hogar.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Una pequeña sonrisa se formó en el rostro del marine al escuchar las palabras de su amigo, estaban en isla Banaro, un lugar que traía recuerdos al demonio de la niebla. Pasaron por unas ruinas las cuales estaban quemadas totalmente y los árboles de alrededor destrozados, el castaño se frenó en ese momento y se quedó mirándolas. Acto seguido miró al cielo y pegó un suspiro mientras se cruzaba de brazos, después dirigió su mirada al moreno que estaba a su lado, empezó a hablarle en un tono amable y calmado, aunque algo melancólico.
- Esto fue causa de un combate contra Red Stinger, aquí fue dónde luché contra él por primera vez. Trató de matarme fingiendo ser un marine, yo solo era Contra-Almirante, fue un enorme combate a muerte. Sin embargo Crimson no era mala persona y tras una ardua batalla le ofrecí un puesto en la marina o el gobierno para redimirse de sus escasos pecados, eran pocos pues no tenía ni precio por su cabeza. Cuando estaba pensándoselo, fue asesinado por un cazador creo recordar. Creo que me dejo llevar demasiado por la esperanza de que todos sean buenos, pero me cuesta asumir las pérdidas de tantas personas Alex…
Tras aquellas palabras pegó un suspiro y continuó con su camino seguido de su amigo hasta una pequeña posada la cual tenía las luces encendidas. Nada más entrar se dio cuenta de que era el último lugar dónde había estado con Crimson, la camarera al verle se asustó y miró a otro lado. Esa idiota había tratado al marine mal por su aspecto, pero cuando supo de su rango le pidió perdón muchas veces, fue un escarmiento para ella pero ahora no quería acercarse de nuevo a Krauser, maldita bastarda. Esperaba que después de tantos años al menos tuviera un poco de vergüenza y esta vez le tratara mejor, pero se fue y llegó otro camarero a atenderles. El marine tomó asiento en una mesa de dos, dejándole la otra silla a su amigo, después observó al tipo y le habló.
- Tráigame una botella de agua y una plato de arroz blanco con sal y queso fundido.
Aquello le recordó al plato que pidió una vez junto a Caspio, una persona que había desaparecido de la faz de la tierra al parecer y ahora no la encontraba. El camarero que era pelirrojo con el pelo largo, se quedó mirando al cazador esperando el pedido de este para poder traer todo junto a la mesa.
- Esto fue causa de un combate contra Red Stinger, aquí fue dónde luché contra él por primera vez. Trató de matarme fingiendo ser un marine, yo solo era Contra-Almirante, fue un enorme combate a muerte. Sin embargo Crimson no era mala persona y tras una ardua batalla le ofrecí un puesto en la marina o el gobierno para redimirse de sus escasos pecados, eran pocos pues no tenía ni precio por su cabeza. Cuando estaba pensándoselo, fue asesinado por un cazador creo recordar. Creo que me dejo llevar demasiado por la esperanza de que todos sean buenos, pero me cuesta asumir las pérdidas de tantas personas Alex…
Tras aquellas palabras pegó un suspiro y continuó con su camino seguido de su amigo hasta una pequeña posada la cual tenía las luces encendidas. Nada más entrar se dio cuenta de que era el último lugar dónde había estado con Crimson, la camarera al verle se asustó y miró a otro lado. Esa idiota había tratado al marine mal por su aspecto, pero cuando supo de su rango le pidió perdón muchas veces, fue un escarmiento para ella pero ahora no quería acercarse de nuevo a Krauser, maldita bastarda. Esperaba que después de tantos años al menos tuviera un poco de vergüenza y esta vez le tratara mejor, pero se fue y llegó otro camarero a atenderles. El marine tomó asiento en una mesa de dos, dejándole la otra silla a su amigo, después observó al tipo y le habló.
- Tráigame una botella de agua y una plato de arroz blanco con sal y queso fundido.
Aquello le recordó al plato que pidió una vez junto a Caspio, una persona que había desaparecido de la faz de la tierra al parecer y ahora no la encontraba. El camarero que era pelirrojo con el pelo largo, se quedó mirando al cazador esperando el pedido de este para poder traer todo junto a la mesa.
Alex14ac
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
No se equivocaba, al parecer había alguna ciudad cerca y Krauser parecía conocerla porque andaba sin problemas como so ya hubiera estado antes allí. No sería raro, el marine habría estado en muchos lugares tanto para realizar misiones como para controlar el crimen general. Que hubiera estado allí sería algo totalmente normal. Sin embargo Alex no, nunca la había visto y no tenía recuerdos sobre ella. Solía cazar criminales que habitaban islas más populares. Pero siempre estaba bien visitar lugares nuevos. Incluso en condiciones como aquella. Pero no estaba seguro de que ahora fuera la mejor idea. Siempre recordaría esa isla como el lugar en el que acabó después de la guerra y esos pensamientos no eran nada agradables. Quizás de haberla visitado en otro momento...
Pero Krauser lo sacó de su ensimismamiento. Le habló sobre una pelea que él protagonizó contra un criminal. Cuando el cazador se fijó pudo observar que la zona estaba destrozada, había sido quemada y había señales de batalla desde hacía tantos años. Debió ser un combate realmente duro, aunque los dos sobrevivieron. Parecía que aquello afectaba al marine pues quizás tenía cierta unión con ese criminal. Intentó convencerlo para que hiciera lo correcto y para que cambiara su vida, pero fue asesinado. Aunque Alex no había pasado exactamente por eso, sabía lo que era. Él siempre procuraba dar una segunda oportunidad e intentar que los criminales se redimieran. Pero no siempre funcionaba. De hecho pocas veces había logrado convencerlos... Qué desperdicio de vidas.
-Te comprendo, pero no creo que te equivoques... ojalá pudiéramos lograr que todos cambiaran, pero no es fácil. Sin embargo si no lo intentaras no serías tú. Eso es lo que te hace grande y te da fuerzas para luchar por lo que crees. Pero lo de las pérdidas... yo tampoco puedo soportarlo- Le respondió.
Finalmente llegaron a una taberna. El edificio era antiguo y no estaba muy lleno. A Alex le gustaba que no hubiera mucha gente, siempre había preferido estar solo o, a lo sumo, poco acompañado. Este era el caso, pues estaba en compañía de su amigo y había poca gente alrededor. Se sentía más libre tanto para hablar como para actuar. No le hacía falta limitar su comportamiento o controlar sus palabras. Al menos no del todo. Se sentaron en una mesa y ocurrió algo que no gustó anda al cazador. Una mujer, la que los iba atender en una primera instancia, mostró cierto repudio al marine. Había mucha gente que los odiaba, pero aquello era otra cosa, parecía personal. Alex recordó que su amigo no llevaba las vendas. Quizás era por su aspecto que la mujer se había asustado.
Solo por eso no le dio importancia y esperó a que Krauser pidiera su comida. El demonio de la niebla quiso un plato de arroz y una botella de agua. Era un alimento muy sencillo y no sabía si solía comer algo así o no tenía dinero para pagar algo más caro. Aunque la última opción era un poco estúpida teniendo en cuenta su cargo. Por su parte... él no tenía el estómago para pedir lo que solía comer. Después de tanta muerte ni si quiera tenía apetito. Pero debía comer algo o desfallecería antes si quiera de darse cuenta. A falta de ganas de algo más sugerente, pidió al nuevo camarero lo mismo que había pedido su compañero. En otra ocasión habría pedido un chuletón con patatas, un pollo asado... cualquier cosa con carne y que llenara mucho. Pero el arroz iría bien ahora.
Pero Krauser lo sacó de su ensimismamiento. Le habló sobre una pelea que él protagonizó contra un criminal. Cuando el cazador se fijó pudo observar que la zona estaba destrozada, había sido quemada y había señales de batalla desde hacía tantos años. Debió ser un combate realmente duro, aunque los dos sobrevivieron. Parecía que aquello afectaba al marine pues quizás tenía cierta unión con ese criminal. Intentó convencerlo para que hiciera lo correcto y para que cambiara su vida, pero fue asesinado. Aunque Alex no había pasado exactamente por eso, sabía lo que era. Él siempre procuraba dar una segunda oportunidad e intentar que los criminales se redimieran. Pero no siempre funcionaba. De hecho pocas veces había logrado convencerlos... Qué desperdicio de vidas.
-Te comprendo, pero no creo que te equivoques... ojalá pudiéramos lograr que todos cambiaran, pero no es fácil. Sin embargo si no lo intentaras no serías tú. Eso es lo que te hace grande y te da fuerzas para luchar por lo que crees. Pero lo de las pérdidas... yo tampoco puedo soportarlo- Le respondió.
Finalmente llegaron a una taberna. El edificio era antiguo y no estaba muy lleno. A Alex le gustaba que no hubiera mucha gente, siempre había preferido estar solo o, a lo sumo, poco acompañado. Este era el caso, pues estaba en compañía de su amigo y había poca gente alrededor. Se sentía más libre tanto para hablar como para actuar. No le hacía falta limitar su comportamiento o controlar sus palabras. Al menos no del todo. Se sentaron en una mesa y ocurrió algo que no gustó anda al cazador. Una mujer, la que los iba atender en una primera instancia, mostró cierto repudio al marine. Había mucha gente que los odiaba, pero aquello era otra cosa, parecía personal. Alex recordó que su amigo no llevaba las vendas. Quizás era por su aspecto que la mujer se había asustado.
Solo por eso no le dio importancia y esperó a que Krauser pidiera su comida. El demonio de la niebla quiso un plato de arroz y una botella de agua. Era un alimento muy sencillo y no sabía si solía comer algo así o no tenía dinero para pagar algo más caro. Aunque la última opción era un poco estúpida teniendo en cuenta su cargo. Por su parte... él no tenía el estómago para pedir lo que solía comer. Después de tanta muerte ni si quiera tenía apetito. Pero debía comer algo o desfallecería antes si quiera de darse cuenta. A falta de ganas de algo más sugerente, pidió al nuevo camarero lo mismo que había pedido su compañero. En otra ocasión habría pedido un chuletón con patatas, un pollo asado... cualquier cosa con carne y que llenara mucho. Pero el arroz iría bien ahora.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El cazador finalmente pidió lo mismo que él, ambos estaban allí sentado cuando el camarero les trajo lo pedido. El castaño empezó a comerse el arroz con ganas, estaba demasiado bueno, lo único malo de aquello es que su amigo seguía sin estar muy animado. No podía hacer nada más por el momento. De repente unas personas se acercaron a la mesa de ellos, eran tres tipos jóvenes. Vestían con chaquetas de cuero y peinados engominados, el marine no sabía quiénes eran, o buscaban problemas o conocían al moreno. De repente uno de ellos metió la mano en el bolsillo y eso hizo que el Vice-Almirante imbuyera su mano derecha en energía cortante de forma disimulada. Pero en ese momento aquel hombre sacó una libreta y la puso en la mesa hablando con una expresión emocionada y en un tono bastante alto.
- ¡Es usted el tito Krau! ¡Nos invitó a todos en el reino del Norte! ¡Es usted nuestro ídolo joder! ¡Fírmenos un autógrafo! ¡Tito Krau! ¡Tito Krau!
Empezaron a gritar de repente con ánimo haciendo que varias personas mirasen. La vergüenza ajena era increíble y miró al cazador con una cara que expresaba ganas de llorar. Firmó echando leches aquella cosa pero esos capullos no se callaban y continuaban. Krauser se giró y se puso a mirar por la ventana con la cabeza agachada.
- Alex… ayúdame…
Decía con lagrimitas mientras se daba leves cabezazos y aquellos tipos le trataban como un ídolo. Putos fanboys, le conocían por su generosidad en aquella isla y eso no era malo pero a veces eran muy exagerados. La noche iba a ser demasiado larga con un espectáculo de ese tipo, el día no había sido tan malo al final.
- ¡Es usted el tito Krau! ¡Nos invitó a todos en el reino del Norte! ¡Es usted nuestro ídolo joder! ¡Fírmenos un autógrafo! ¡Tito Krau! ¡Tito Krau!
Empezaron a gritar de repente con ánimo haciendo que varias personas mirasen. La vergüenza ajena era increíble y miró al cazador con una cara que expresaba ganas de llorar. Firmó echando leches aquella cosa pero esos capullos no se callaban y continuaban. Krauser se giró y se puso a mirar por la ventana con la cabeza agachada.
- Alex… ayúdame…
Decía con lagrimitas mientras se daba leves cabezazos y aquellos tipos le trataban como un ídolo. Putos fanboys, le conocían por su generosidad en aquella isla y eso no era malo pero a veces eran muy exagerados. La noche iba a ser demasiado larga con un espectáculo de ese tipo, el día no había sido tan malo al final.
Alex14ac
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Mientras Alex pensaba en todas aquellas cosas no se dio cuenta del tiempo que había pasado y de que ya les taran la comida. El arroz estaba caliente y olía muy bien. Se veía sencillo, pero en cuanto lo probó se percató de lo delicioso que estaba. Lo comió con más ganas de las que creía tener y lo disfrutó. Jamás había pensado que un plato tan simple podía satisfacerlo tanto como algunos platos más elaborados que estaba acostumbrado a comer. Pero se alegró por ello. Y le hizo pensar en algo. Quizás su meta en la vida sería probar todos los platos del mundo y saber cuales eran los mejores. Siempre había querido ser crítico gastronómico, aunque a su padre le parecía una tontería y le obligo a dedicarse a la caza de criminales. Aunque había preferido que siguiera su camino como marine.
De un momento a otro, y sin darse cuenta, el cazador vio a unos hombres cerca de ellos. Su aspecto era bastante sospechoso, pero no recordaba haber visto ese atuendo en ningún sitio. El Logue Town no había visto nada parecido. ¿Gamberros o criminales de este lugar? Era posible. Pero la respuesta era negativa, al menos en parte. Parecían tener algo que ver con Krauser ya que le hablaron con mucha confianza e incuso como si fuera un héroe para ellos, hasta le obliaron a firmar unos "autógrafos". Krauser sí que era una caja de sorpresas, Alex no se habría imaginado nunca que el demonio de la niebla tuviera admiradores tan aférrimos. Aunque le causaba cierta gracia ver la actitud del marine. Casi parecía un niño asustado frente a aquellos hombres. Un momento... ¡no lo parecía!
Al contrario, estaba aterrado de verdad. ¿Era posible que el gran Krauser tuviera miedo escénico? Claro que era posible, se trataba de un guerrero excepcional y de éxito pero eso no quería decir que pudiera adaptarse a cualquier situación. Aquellos tipos que lo idolatraban estaban agobíandolo y en pobre suplicaba la ayuda de Alex. El cazador se contuvo un momento, era una situación graciosa y se sintió tentado de dejarlo estar para ver como reaccionaba. Aunque la cara de pena del pobre marine le hizo recapacitar. Se levantó y apartó a la muchedumbre asegurando que el "Importantísimo Señor Krauser" estaba en una misión de incógnito para atrapar a un famoso criminal. Lo entendieron y se apartaron asombrados como si aquello fuera lo más importante que les había pasado.
-Gran Krauser, es hora de partir, el enemigo no tardará en marcharse- Fingió.
Se despidió de su amigo estrechándole la mano. Ahora debía pasar un tiempo consigo mismo para aclarar sus ideas. Un tiempo que iba a venirle muy bien, o eso esperaba. Prometió que se volverían a ver algún día y que trataría de ayudarlo tanto como pudiera antes de partir. Pero no se demoró demasiado, las despedidas no eran lo suyo y no estaba seguro de poder seguir fingiendo. Salió por la puerta y respiró la tranquilidad del exterior. marchó en busca de un puerto en el que encontrar un barco que lo llevara a casa. Tenia muchas cosas que contarle a sus padres y otras tantas que ocultarse. La pregunta exacta era ¿qué escondería y qué contaría? Por ahora no sabía la respuesta, pero quizás al llegar se revelara pro sí sola como pro arte de magia. Hermosa y fugaz esperanza.
De un momento a otro, y sin darse cuenta, el cazador vio a unos hombres cerca de ellos. Su aspecto era bastante sospechoso, pero no recordaba haber visto ese atuendo en ningún sitio. El Logue Town no había visto nada parecido. ¿Gamberros o criminales de este lugar? Era posible. Pero la respuesta era negativa, al menos en parte. Parecían tener algo que ver con Krauser ya que le hablaron con mucha confianza e incuso como si fuera un héroe para ellos, hasta le obliaron a firmar unos "autógrafos". Krauser sí que era una caja de sorpresas, Alex no se habría imaginado nunca que el demonio de la niebla tuviera admiradores tan aférrimos. Aunque le causaba cierta gracia ver la actitud del marine. Casi parecía un niño asustado frente a aquellos hombres. Un momento... ¡no lo parecía!
Al contrario, estaba aterrado de verdad. ¿Era posible que el gran Krauser tuviera miedo escénico? Claro que era posible, se trataba de un guerrero excepcional y de éxito pero eso no quería decir que pudiera adaptarse a cualquier situación. Aquellos tipos que lo idolatraban estaban agobíandolo y en pobre suplicaba la ayuda de Alex. El cazador se contuvo un momento, era una situación graciosa y se sintió tentado de dejarlo estar para ver como reaccionaba. Aunque la cara de pena del pobre marine le hizo recapacitar. Se levantó y apartó a la muchedumbre asegurando que el "Importantísimo Señor Krauser" estaba en una misión de incógnito para atrapar a un famoso criminal. Lo entendieron y se apartaron asombrados como si aquello fuera lo más importante que les había pasado.
-Gran Krauser, es hora de partir, el enemigo no tardará en marcharse- Fingió.
Se despidió de su amigo estrechándole la mano. Ahora debía pasar un tiempo consigo mismo para aclarar sus ideas. Un tiempo que iba a venirle muy bien, o eso esperaba. Prometió que se volverían a ver algún día y que trataría de ayudarlo tanto como pudiera antes de partir. Pero no se demoró demasiado, las despedidas no eran lo suyo y no estaba seguro de poder seguir fingiendo. Salió por la puerta y respiró la tranquilidad del exterior. marchó en busca de un puerto en el que encontrar un barco que lo llevara a casa. Tenia muchas cosas que contarle a sus padres y otras tantas que ocultarse. La pregunta exacta era ¿qué escondería y qué contaría? Por ahora no sabía la respuesta, pero quizás al llegar se revelara pro sí sola como pro arte de magia. Hermosa y fugaz esperanza.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.