pannini69
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Hiren dormitaba pacíficamente bajo dos palmeras en la isla de Saint Reia. Llevaba mucho tiempo de vacaciones; demasiado. Desde el incidente de Loguetown apenas había realizado ningún acto en nombre de la armada revolucionaria, ni había intentado salvar a algún camarada de alguna cárcel perdida del resto del mundo en el North Blue. Quería, por tanto, volver a su antigua vida, cuando lo único que le preocupaba era derrocar al gobierno mundial y crear un mundo mejor.
Muchas cosas habían pasado, desde luego, pero la pereza podía con el general Hiren. La calidez que desprendía el sol chocando contra el bronceado cuerpo del rubio revolucionario hacía que muchas de las chicas que andaban por la playa se fijaran en él. Por supuesto, aquello le importaba un comino a Hiren, él lo único que quería era descansar lo máximo posible hasta que le llegase algún nuevo encargo.
Porop porop porop.
Porop porop porop.
El den den mushi sonó varias veces. Hiren se hizo el sordo y se removió cómodamente en la hamaca, ajustándose las gafas de sol al tiempo que daba un sorbo a un coco relleno de hielo con fresa. Le encantaba la fresa.
Porop porop porop.
Porop porop porop.
Hiren frunció el ceño y se removió nuevamente, incómodo ahora, en su hamaca.
Porop porop porop.
Porop porop porop.
Aquel último porob lo desesperó y lanzó el coco contra el suelo de la arena, estrellándose bruscamente pero sin omitir ningún ruido debido a que la arena amortiguó la caída. Hiren se levantó enfadado y agarró el den den mushi con una mueca de enfado y mordiéndose los labios hasta casi provocarse sangre.
-¡¿QUIEN DEMONIOS ES?¡- preguntó descaradamente Hiren. Poco después se dio cuenta de que podría ser alguien importante, por lo que intentó rebajar su tono de voz a un nivel más adecuado para la situación. -¿Quién me molesta a esta hora?-.
-Tresciento tres, cuatrocientos noventa y dos, este- dijo alguien al otro lado de la línea.
Esta se cortó y no pudo escuchar nada más. Intentó pensar que es lo que significaban aquellas palabras, y tras darle muchas vueltas a la cabeza decidió que lo más probable es que fueran coordenadas. Decido, pues, a encontrar al emisor del extraño enunciado, agarró sus armas y se puso en camino a la dirección acordada. Aunque había un problema, y era que no sabía dónde dirigirse. Decidió comprar un pequeño mapa en uno de los chiringuitos turísticos de la playa. La isla de Saint Reia, a pesar de ser una base revolucionaria, contaba con muchos monumentos construidos antiguamente por la marina, por lo que era un lugar de visitas para muchos revolucionarios aficionados a la arquitectura y la arqueología.
Una vez tuvo un mapa en su poder señaló el lugar con una X. Se echó a andar hacia el sitio señalado vistiendo unas chanclas y una bermuda color marrón. Aún hacia buen tiempo, por lo que no echó en falta su ropa. Estaría en el vestuario del edificio de la armada, pero no quería perder tiempo en ir hasta allá. Por lo tanto, se puso en camino hacia su destino…
Muchas cosas habían pasado, desde luego, pero la pereza podía con el general Hiren. La calidez que desprendía el sol chocando contra el bronceado cuerpo del rubio revolucionario hacía que muchas de las chicas que andaban por la playa se fijaran en él. Por supuesto, aquello le importaba un comino a Hiren, él lo único que quería era descansar lo máximo posible hasta que le llegase algún nuevo encargo.
Porop porop porop.
Porop porop porop.
El den den mushi sonó varias veces. Hiren se hizo el sordo y se removió cómodamente en la hamaca, ajustándose las gafas de sol al tiempo que daba un sorbo a un coco relleno de hielo con fresa. Le encantaba la fresa.
Porop porop porop.
Porop porop porop.
Hiren frunció el ceño y se removió nuevamente, incómodo ahora, en su hamaca.
Porop porop porop.
Porop porop porop.
Aquel último porob lo desesperó y lanzó el coco contra el suelo de la arena, estrellándose bruscamente pero sin omitir ningún ruido debido a que la arena amortiguó la caída. Hiren se levantó enfadado y agarró el den den mushi con una mueca de enfado y mordiéndose los labios hasta casi provocarse sangre.
-¡¿QUIEN DEMONIOS ES?¡- preguntó descaradamente Hiren. Poco después se dio cuenta de que podría ser alguien importante, por lo que intentó rebajar su tono de voz a un nivel más adecuado para la situación. -¿Quién me molesta a esta hora?-.
-Tresciento tres, cuatrocientos noventa y dos, este- dijo alguien al otro lado de la línea.
Esta se cortó y no pudo escuchar nada más. Intentó pensar que es lo que significaban aquellas palabras, y tras darle muchas vueltas a la cabeza decidió que lo más probable es que fueran coordenadas. Decido, pues, a encontrar al emisor del extraño enunciado, agarró sus armas y se puso en camino a la dirección acordada. Aunque había un problema, y era que no sabía dónde dirigirse. Decidió comprar un pequeño mapa en uno de los chiringuitos turísticos de la playa. La isla de Saint Reia, a pesar de ser una base revolucionaria, contaba con muchos monumentos construidos antiguamente por la marina, por lo que era un lugar de visitas para muchos revolucionarios aficionados a la arquitectura y la arqueología.
Una vez tuvo un mapa en su poder señaló el lugar con una X. Se echó a andar hacia el sitio señalado vistiendo unas chanclas y una bermuda color marrón. Aún hacia buen tiempo, por lo que no echó en falta su ropa. Estaría en el vestuario del edificio de la armada, pero no quería perder tiempo en ir hasta allá. Por lo tanto, se puso en camino hacia su destino…
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Una suave brisa recorría la isla revolucionaria, al tiempo que los rayos del Sol hacían resplandecer todo aquello que bañasen, calentando el suelo y la piel de aquellos que se viesen expuestos a su luz. La temperatura era agradable, no demasiado elevada, pero sí lo suficiente como para que un baño en las saladas aguas del South Blue fuese un plan más que apetecible. Una colilla cayó al suelo, aún encendida, y acto seguido la llama se extinguió bajo la bota del pelirrojo.
Acababa de llegar a aquel lugar hacía escasas horas y se encontraba en lo que los habitantes de la isla llamarían "paseo marítimo", apoyado con un brazo sobre un pequeño muro de piedra, que le llegaba a la altura del pecho al pelirrojo y que separaba la calle de la playa. Multitud de gente se hallaba disfrutando de su tiempo de ocio sobre la blanca arena o dándose un baño en aquellas aguas cristalinas, una imagen que chocaba notablemente con las perspectivas que tenía Suoh sobre aquel lugar, pues no esperaba que una isla que hubiese sido tomada por la Armada Revolucionaria pudiese convertirse en un lugar vacacional y "Paradisíaco".
El pelirrojo se apartó del muro y comenzó a caminar por las calles de la ciudad portuaria, repletas de gente y pequeños establecimientos que vendían multitud de productos. Definitivamente se había hecho una idea equivocada y había comenzado a sentirse a gusto en aquel lugar, libre del dominio y la vigilancia del Gobierno. Pese a ello, realmente el pelirrojo no se situaba en ninguno de los dos bandos pues, al fin y al cabo, era un pirata, un criminal y, ganase quien ganase, se vería perseguido por los vencedores.
Llegó allí con la esperanza de conseguir algo de información sobre el paradero de su hermana. Los revolucionarios debían de poseer información sobre las familias nobles del Gobierno, y aquello podría conducirle hasta ella. Sabía que no le darían aquella información así como así, pero debía intentarlo. Esperaba conseguir algo de forma pacífica, pero si se veía obligado no tendría ningún problema en usar la violencia.
-Veamos... ¿Por dónde debería empezar?-decía sin dejar de observar los edificios que le rodeaban mientras caminaba.
Acababa de llegar a aquel lugar hacía escasas horas y se encontraba en lo que los habitantes de la isla llamarían "paseo marítimo", apoyado con un brazo sobre un pequeño muro de piedra, que le llegaba a la altura del pecho al pelirrojo y que separaba la calle de la playa. Multitud de gente se hallaba disfrutando de su tiempo de ocio sobre la blanca arena o dándose un baño en aquellas aguas cristalinas, una imagen que chocaba notablemente con las perspectivas que tenía Suoh sobre aquel lugar, pues no esperaba que una isla que hubiese sido tomada por la Armada Revolucionaria pudiese convertirse en un lugar vacacional y "Paradisíaco".
El pelirrojo se apartó del muro y comenzó a caminar por las calles de la ciudad portuaria, repletas de gente y pequeños establecimientos que vendían multitud de productos. Definitivamente se había hecho una idea equivocada y había comenzado a sentirse a gusto en aquel lugar, libre del dominio y la vigilancia del Gobierno. Pese a ello, realmente el pelirrojo no se situaba en ninguno de los dos bandos pues, al fin y al cabo, era un pirata, un criminal y, ganase quien ganase, se vería perseguido por los vencedores.
Llegó allí con la esperanza de conseguir algo de información sobre el paradero de su hermana. Los revolucionarios debían de poseer información sobre las familias nobles del Gobierno, y aquello podría conducirle hasta ella. Sabía que no le darían aquella información así como así, pero debía intentarlo. Esperaba conseguir algo de forma pacífica, pero si se veía obligado no tendría ningún problema en usar la violencia.
-Veamos... ¿Por dónde debería empezar?-decía sin dejar de observar los edificios que le rodeaban mientras caminaba.
Nemonic
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Había recibido una carta de un viejo amigo, citandome en la isla de Saint Reia, algo raro, ya que era conocida por ser una base revolucionaria y yo era un cazador, por lo que podría meterme en problemas. En la carta me decía, que nos encontrariamos en la taberna " La Gran Escapada" y que tuviera cuidado por si alguien me seguia, por que lo estaban buscando. No era la primera vez que le seguían por deber dinero, pero en esta ocasión, me había pedido ayuda y no decía el motivo del mismo.
Y allí me encontraba yo, en Saint Reia, me puse un atuendo que no llevo normalmente, ya que no sabía quien me podía reconocer por aquellos lugares. LLevaba un ropaje verde que me cubria el cuerpo hasta el suelo y una capucha verde, segun mi amigo era un atuendo adecuado, aunque para mí, llamaba mas la atención. La cara la seguía teniendo cubierta con mi banda azul habitual, algo que casi nunca me quitaba. Hacía un día muy soleado, tan soleado, que tenía un calor casí insoportable con aquel atuendo, pero quería pasar desapercibido o al menos que no llamar demasiado la atención.
Busque entre mis pertenencias un plano del lugar, - a ver..... la taberna esta aquí....y yo estoy aquí, bueno no es tan complicado - dije con una sonrisa animada. Me estaba acercando a la taberna, pero de repente un hombre con chanclas y bermudas marrones me piso un pie, pasando sin discuparse ni nada. No sabía si lo había echo a proposito o simplemente no se había dado cuenta, pero su cara me sonaba de haberla visto antes. - Bah - dije algo mosqueado, ya lo buscaría despues para que me pidiera disculpas, ahora buscaría la taberna.
Aquí es, "La Gran Escapada", era un nombre algo raro para una taberna, pero cosas mas raras había visto, me centre en saber el motivo de la reunión y esperaba que no me metiera en demasiados lios. Entré en la taberna con decisión y vi a Dominic sentado en una esquina de la taberna, se le veía algo nervioso, pero se alegro al verme, haciendome un gesto para que me acercara, por fín sabría el motivo de todo esto.
Y allí me encontraba yo, en Saint Reia, me puse un atuendo que no llevo normalmente, ya que no sabía quien me podía reconocer por aquellos lugares. LLevaba un ropaje verde que me cubria el cuerpo hasta el suelo y una capucha verde, segun mi amigo era un atuendo adecuado, aunque para mí, llamaba mas la atención. La cara la seguía teniendo cubierta con mi banda azul habitual, algo que casi nunca me quitaba. Hacía un día muy soleado, tan soleado, que tenía un calor casí insoportable con aquel atuendo, pero quería pasar desapercibido o al menos que no llamar demasiado la atención.
Busque entre mis pertenencias un plano del lugar, - a ver..... la taberna esta aquí....y yo estoy aquí, bueno no es tan complicado - dije con una sonrisa animada. Me estaba acercando a la taberna, pero de repente un hombre con chanclas y bermudas marrones me piso un pie, pasando sin discuparse ni nada. No sabía si lo había echo a proposito o simplemente no se había dado cuenta, pero su cara me sonaba de haberla visto antes. - Bah - dije algo mosqueado, ya lo buscaría despues para que me pidiera disculpas, ahora buscaría la taberna.
Aquí es, "La Gran Escapada", era un nombre algo raro para una taberna, pero cosas mas raras había visto, me centre en saber el motivo de la reunión y esperaba que no me metiera en demasiados lios. Entré en la taberna con decisión y vi a Dominic sentado en una esquina de la taberna, se le veía algo nervioso, pero se alegro al verme, haciendome un gesto para que me acercara, por fín sabría el motivo de todo esto.
pannini69
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Paseaba por la playa alegremente, como si aquella felicidad nunca fuera a desvanecerse. Andaba con el mapa extendido mientras observaba el lugar de reunión. ¿Podría ser una taberna? No, imposible, pensó Hiren. ¿Qué clase de estúpido le daría coordenadas de una taberna cuando podría decirle abiertamente el nombre? No tenía ningún sentido. Volvió a escudriñar el mapa atentamente y observó que se trataba de un faro. Aquello tenía el mismo sentido que lo anterior, pero no quedaba otra opción; su sitio de encuentro era un faro.
El sol le hacía dañó en los ojos, por lo que se vio obligado a comprar unas gafas de sol, circulares y con una montura muy molona. Hiren andaba despreocupadamente, como si no le importara un comino lo que ocurría a su alrededor. Tal era su empanamiento que, en el transcurso de su caminata pisó a una persona de aspecto peligroso, aunque desenfadado.
-Lo siento amigo, estaba distraído-se disculpó Hiren mientras aquel hombre se alejaba.
El caso es que aquella persona le sonaba, pero no sabía de qué. No le importó demasiado y siguió su camino hacia el faro. Tardó alrededor de quince minutos en recorrer todo el paseo marítimo, pero finalmente llegó a al espigón donde se encontraba el monumental coloso, vigilante día y noche del mar y ayudante de los marinos en la penumbra. Se dirigió hacia él y ascendió por las largas y típicas escaleras en forma de caracol que tienen los faros. Al final de la ascensión se encontró una puerta de hierro cerrada a cal y canto. Trató de abrirla y, tras ver que no le sería posible, intentó derribarla haciendo uso de sus poderes.
-Allá te va algo de mi poder, puerta del demonio-dijo mientras en la palma de su mano creaba una gran bola comprimida de petróleo con la que intentar derribar la puerta. Fue un esfuerzo inútil, puesto que la puerta pareció absorber el impacto.
-Kairoseki…-murmuró el revolucionario.
Aquello no le daba ninguna confianza. ¿Por qué iba a haber kairoseki en la puerta de un faro? Por instinto se dio la vuelta y sacó su estoque, adoptando una posición de guardia frente a un enemigo que no se mostraba. A su espalda, la puerta chirrió agudamente y se abrió, saliendo de dentro de la sala una voz que lo animaba a entrar.
Hiren pasó dentro de la sala y se quedó alucinado por lo que en su interior vio. Una cantidad ingente de radios, den den mushi y otros aparatos tecnológicos decoraban la estancia. En una silla de ejecutivo vio sentado a un hombre que le daba la espalda y no dejaba mostrar su rostro.
-Te preguntarás quien soy-inquirió misteriosamente el desconocido. –No te hace falta saber, de momento, quien soy, pero sí que soy un doble espía. Tengo que informarte de una cosa. La marina está dirigiendo tropas hacia aquí. Quieren acabar con el mayor número de revolucionarios posibles y tomar la isla. Tienen, además, infiltrados en la isla, así que no puedes fiarte de nadie.
-¿Por qué me dices esto, desconocido? ¡Muestrate!-exigió Hiren.
El hombre no contestó. Lanzó lo que pareció ser una bomba de humo que al impactar contra el suelo creó una gran humareda. Cuando se disipó, ya no había rastro de él.
Hiren decidió escapar de ahí y dar la voz de alarma. Echó un último vistazo por el gran ventanal del faro y vio, muy a lo lejos, lo que parecían ser barcos de guerra de la marina.
El sol le hacía dañó en los ojos, por lo que se vio obligado a comprar unas gafas de sol, circulares y con una montura muy molona. Hiren andaba despreocupadamente, como si no le importara un comino lo que ocurría a su alrededor. Tal era su empanamiento que, en el transcurso de su caminata pisó a una persona de aspecto peligroso, aunque desenfadado.
-Lo siento amigo, estaba distraído-se disculpó Hiren mientras aquel hombre se alejaba.
El caso es que aquella persona le sonaba, pero no sabía de qué. No le importó demasiado y siguió su camino hacia el faro. Tardó alrededor de quince minutos en recorrer todo el paseo marítimo, pero finalmente llegó a al espigón donde se encontraba el monumental coloso, vigilante día y noche del mar y ayudante de los marinos en la penumbra. Se dirigió hacia él y ascendió por las largas y típicas escaleras en forma de caracol que tienen los faros. Al final de la ascensión se encontró una puerta de hierro cerrada a cal y canto. Trató de abrirla y, tras ver que no le sería posible, intentó derribarla haciendo uso de sus poderes.
-Allá te va algo de mi poder, puerta del demonio-dijo mientras en la palma de su mano creaba una gran bola comprimida de petróleo con la que intentar derribar la puerta. Fue un esfuerzo inútil, puesto que la puerta pareció absorber el impacto.
-Kairoseki…-murmuró el revolucionario.
Aquello no le daba ninguna confianza. ¿Por qué iba a haber kairoseki en la puerta de un faro? Por instinto se dio la vuelta y sacó su estoque, adoptando una posición de guardia frente a un enemigo que no se mostraba. A su espalda, la puerta chirrió agudamente y se abrió, saliendo de dentro de la sala una voz que lo animaba a entrar.
Hiren pasó dentro de la sala y se quedó alucinado por lo que en su interior vio. Una cantidad ingente de radios, den den mushi y otros aparatos tecnológicos decoraban la estancia. En una silla de ejecutivo vio sentado a un hombre que le daba la espalda y no dejaba mostrar su rostro.
-Te preguntarás quien soy-inquirió misteriosamente el desconocido. –No te hace falta saber, de momento, quien soy, pero sí que soy un doble espía. Tengo que informarte de una cosa. La marina está dirigiendo tropas hacia aquí. Quieren acabar con el mayor número de revolucionarios posibles y tomar la isla. Tienen, además, infiltrados en la isla, así que no puedes fiarte de nadie.
-¿Por qué me dices esto, desconocido? ¡Muestrate!-exigió Hiren.
El hombre no contestó. Lanzó lo que pareció ser una bomba de humo que al impactar contra el suelo creó una gran humareda. Cuando se disipó, ya no había rastro de él.
Hiren decidió escapar de ahí y dar la voz de alarma. Echó un último vistazo por el gran ventanal del faro y vio, muy a lo lejos, lo que parecían ser barcos de guerra de la marina.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Llevaba ya un buen rato caminando. Durante el trayecto, había conseguido un mapa de la ciudad, donde aparecían representados los lugares de mayor interés: algunos monumentos, los mejores restaurantes de la ciudad, así como las tiendas más prestigiosas y, por supuesto, el Cuartel General. Estaba situado cerca del centro, a unas cuantas calles de donde se encontraba el pelirrojo. Claramente, si quería algún tipo de información debía acudir allí, pero imaginaba que le pondrían rápidamente de patitas en la calle una vez entrase.
Suoh frunció el ceño, dobló el mapa para guardarlo y encendió otro cigarrillo. "Tal vez deba ganarme el favor de alguno de ellos primero" pensó mientras daba un par de caladas. La pregunta era: ¿dónde podría encontrar a alguno de ellos?. La única idea que le vino a la mente fue la de ir a alguna taberna de la zona. Al fin y al cabo, si quería encontrar gente y que, además, esa gente estuviese dispuesta a darle información de ese tipo, una taberna era el lugar idóneo para ello.
Se puso en marcha y no tardó más de cuatro o cinco minutos en toparse con una de ellas, "La Gran Escapada". Se podía escuchar perfectamente el ruido del interior desde la calle. Abrió la puerta de madera, algo corroída, y entró. La taberna estaba repleta de gente, la mayoría simples jornaleros que se hallaban disfrutando de una bebida bien merecida mientras que los que más habían bebido canturreaban al tiempo que alzaban las jarras. Nada le llamó demasiado la atención al pelirrojo, salvo tal vez un par de hombres, sentados en una de las esquinas (principalmente por los largos y seguramente calurosos ropajes que llevaba uno de ellos, los cuales desentonaban con el cálido clima de la isla).
No le dio mayor importancia. En cuanto vio un sitio libre en la barra se sentó y pidió algo de beber. Mientras esperaba volvió a echar un vistazo a la taberna. "No parecen soldados". Miró de reojo a los dos hombres de la esquina por unos segundos y, en cuanto le trajeron la bebida, se giró hacia la barra de nuevo.
Suoh frunció el ceño, dobló el mapa para guardarlo y encendió otro cigarrillo. "Tal vez deba ganarme el favor de alguno de ellos primero" pensó mientras daba un par de caladas. La pregunta era: ¿dónde podría encontrar a alguno de ellos?. La única idea que le vino a la mente fue la de ir a alguna taberna de la zona. Al fin y al cabo, si quería encontrar gente y que, además, esa gente estuviese dispuesta a darle información de ese tipo, una taberna era el lugar idóneo para ello.
Se puso en marcha y no tardó más de cuatro o cinco minutos en toparse con una de ellas, "La Gran Escapada". Se podía escuchar perfectamente el ruido del interior desde la calle. Abrió la puerta de madera, algo corroída, y entró. La taberna estaba repleta de gente, la mayoría simples jornaleros que se hallaban disfrutando de una bebida bien merecida mientras que los que más habían bebido canturreaban al tiempo que alzaban las jarras. Nada le llamó demasiado la atención al pelirrojo, salvo tal vez un par de hombres, sentados en una de las esquinas (principalmente por los largos y seguramente calurosos ropajes que llevaba uno de ellos, los cuales desentonaban con el cálido clima de la isla).
No le dio mayor importancia. En cuanto vio un sitio libre en la barra se sentó y pidió algo de beber. Mientras esperaba volvió a echar un vistazo a la taberna. "No parecen soldados". Miró de reojo a los dos hombres de la esquina por unos segundos y, en cuanto le trajeron la bebida, se giró hacia la barra de nuevo.
Nemonic
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Ya estaba en la taberna " La Gran Escapada", me dirigí al lugar donde estaba sentado Dominic, pero antes pedí una ración de carme asada, no iba a desaprovechar la oportunidad de probarla. La taberna estaba muy animada, los lugareños bebían y reían alegremente, cuatro de ellos estaban jugando a un juego con dados y una musíca agradable salía de un gramofono que estaba en la esquina. El olor a comida llenaba la estancía y hubiera sido un error, no pedir nada con esa atmosfera tan agradable, hacía tiempo que no encontraba un sítio así.
Me senté en la mesa con Dominic, pero no me dijo nada, se quedó en silencio mirando por detras de mí. De repente habló - no te han seguido ¿Verdad?- dijo algo nervioso. Yo no había prestado atención de si me habían segudio, pero sabía que si le decia eso, le iba a dar algo. - Esto..... no, no me ha seguido nadie - dije con un pequeño titubeo. En ese mismo momento, entró un hombre en la taberna, no se parecía a ninguno de los lugareños que había visto antes. Era un hombre pelirrojo de altura media y no parecía demasiado corpulento, aun así las apariencias podían engañar, se adentró en la taberna y se sentó en la barra a tomar algo. Podía ser un revo o un pirata,algo a lo que no le dí importancía, si no nos molestaba no había ningun problema, aunque Dominic no debío pensar lo mismo.
- Te han seguido - me dijo con un susurro enfadado, mientras miraba al pelirrojo con recelo. No sabía si me habían seguido, pero sabía que aquel tipo no tendría nada que ver con su problema, si no ya nos hubiesemos enterado, - calmate, no me han seguido, cuentame lo que te ocurre - le dije en tono tranquilo. Por fín Dominic se calmó un poco y me empezó a explicar - Veras, hace unas semanas estuve negociando con un hombre de la isla, era una persona extraña, reservada, minuciosa, sabía decir la palabra exacta en cada momento y nunca se dejaba ver, se hacía llamar Sr. A. Pero hace unos días la cosa se complicó, nos reunimos como siempre en un faro de la zona, pero esta vez no tenía el dinero para negociar y aun así se quedo con mi mercancía. Así que cogí uno de los objetos que ví, que podia tener mas valor del lugar y salí corriendo, pero no sabía el poder de ese hombre hasta que ya pasaron los días - hizo una breve pausa observando a los alrededores y prosiguió - Al parecer tiene contactos con la marina o algo, por que se emitieron carteles de busca y captura mios, algo que sería extraño por un simple robo - tras decir esto saco el cartel de se busca, - ¿2 millones de berries? ¿que has cogido de ese tipo?- dije algo impresionado. - No se lo que es , solo se que es como una bola dorada, al principio pensaba que era de oro, pero parece otro metal dorado y ya me ha dejado claro que es muy importante para él. La marina seguro que ya viene, me extrañaría que no la hubiera avisado ya - me dijo algo aflijido - Y ¿Que quieres que haga?- le pregunte entre curioso y preocupado, - Necesito que me protejas, desde que pasó eso no he podido salir de aquí, fuera tengo contactos que me quitarían el se busca, pero aquí no puedo hacer nada, así que...... -
De repente un hombre entro en la taberna jadeando, se veía que había estado corriendo y cuando recupero un poco el aliento, habló alto y fuerte - VIENE LA MARINA -
Me senté en la mesa con Dominic, pero no me dijo nada, se quedó en silencio mirando por detras de mí. De repente habló - no te han seguido ¿Verdad?- dijo algo nervioso. Yo no había prestado atención de si me habían segudio, pero sabía que si le decia eso, le iba a dar algo. - Esto..... no, no me ha seguido nadie - dije con un pequeño titubeo. En ese mismo momento, entró un hombre en la taberna, no se parecía a ninguno de los lugareños que había visto antes. Era un hombre pelirrojo de altura media y no parecía demasiado corpulento, aun así las apariencias podían engañar, se adentró en la taberna y se sentó en la barra a tomar algo. Podía ser un revo o un pirata,algo a lo que no le dí importancía, si no nos molestaba no había ningun problema, aunque Dominic no debío pensar lo mismo.
- Te han seguido - me dijo con un susurro enfadado, mientras miraba al pelirrojo con recelo. No sabía si me habían seguido, pero sabía que aquel tipo no tendría nada que ver con su problema, si no ya nos hubiesemos enterado, - calmate, no me han seguido, cuentame lo que te ocurre - le dije en tono tranquilo. Por fín Dominic se calmó un poco y me empezó a explicar - Veras, hace unas semanas estuve negociando con un hombre de la isla, era una persona extraña, reservada, minuciosa, sabía decir la palabra exacta en cada momento y nunca se dejaba ver, se hacía llamar Sr. A. Pero hace unos días la cosa se complicó, nos reunimos como siempre en un faro de la zona, pero esta vez no tenía el dinero para negociar y aun así se quedo con mi mercancía. Así que cogí uno de los objetos que ví, que podia tener mas valor del lugar y salí corriendo, pero no sabía el poder de ese hombre hasta que ya pasaron los días - hizo una breve pausa observando a los alrededores y prosiguió - Al parecer tiene contactos con la marina o algo, por que se emitieron carteles de busca y captura mios, algo que sería extraño por un simple robo - tras decir esto saco el cartel de se busca, - ¿2 millones de berries? ¿que has cogido de ese tipo?- dije algo impresionado. - No se lo que es , solo se que es como una bola dorada, al principio pensaba que era de oro, pero parece otro metal dorado y ya me ha dejado claro que es muy importante para él. La marina seguro que ya viene, me extrañaría que no la hubiera avisado ya - me dijo algo aflijido - Y ¿Que quieres que haga?- le pregunte entre curioso y preocupado, - Necesito que me protejas, desde que pasó eso no he podido salir de aquí, fuera tengo contactos que me quitarían el se busca, pero aquí no puedo hacer nada, así que...... -
De repente un hombre entro en la taberna jadeando, se veía que había estado corriendo y cuando recupero un poco el aliento, habló alto y fuerte - VIENE LA MARINA -
pannini69
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La alarma de la base revolucionaria comenzó a sonar por toda la zona. Muchos soldados de la revolución que se encontraban haciendo sus quehaceres en la playa y otros lugares turísticos dejaron lo que tenían entre manos para dirigirse al cuartel y recibir instrucciones. Los ciudadanos y civiles en general acudieron a unos grandes búnkeres que se encontraban en las afueras de la ciudad, porque seguramente la marina iniciaría un bombardeo y alguien podría resultar herido.
Hiren seguía observando por el gran ventanal de cristal como dos barcos se iban acercando lentamente. Poco a poco aparecían más por el horizonte, hasta formarse una flota de unos nueve o diez barcos de guerra. “Puede que esto sea demasiado, incluso para mí”. Decidió salir de ahí y rompió la ventana con un rápido y elegante golpe de su codo. Saltó a través del marco y aterrizó en el suelo en forma de un charco de petróleo, desparramándose todo su contenido por doquier y salpicando a la poca gente que estaba cerca.
-Lo siento. Cosas de akuma…ya saben-dijo sin darle importancia el rubio revolucionario.
El primer objetivo que surgió en su cabeza era dirigirse al cuartel. Comenzó a correr al trote mientras daba una especie de directrices a los revolucionarios que se cruzaban en su camino.
-Los soldados rasos que se dirijan al cuartel para armarse y recibir instrucciones. Los cabos que acudan a las baterías de combate y el resto buscar a vuestros respectivos capitanes para que os den órdenes-. Uno de los revolucionarios cuestionó el mandato de Hiren, por lo que recibió un soberano puñetazo de otro compañero que se encontraba justo a su lado. –Es Hiren, idiota, un general revolucionario. Muestra un poco de respeto-. Hiren sonrió, pensando que quizás aún había revolucionarios respetuosos y soñadores con derrocar al gobierno mundial.
-Tranquilo, no es necesario llegar a las manos. Todos somos compañeros en el mismo bando-dijo Hiren con un tono desenfadado mientras continuaba su camino en dirección al cuartel.
Estaba ya en la plaza. La gente corría de un lado a otro. Unos sacaban las armas que tenían guardadas, otros afilaban las espadas, algunos llevaban grandes bolas de cañón a las baterías de la playa… en general, todos se preparaban para lo que se avecinaba. Pero donde más agitación había era en la taberna “La gran escapada”. Un gran barullo se escuchaba dentro, donde los insultos y gritos se elevaban por encima del ruido ambiental que normalmente había en la plaza. Hiren decidió pasar por allí un momento y ver qué pasaba. Se acercó a la puerta y, justo cuando fue a abrirla se abrió de forma brusca y un viejo borracho salió despedida a través de ella. Otro viejo, alzando un palo con la mano, salió detrás suyo mientras lo insultaba gravemente.
-¡Te voy a enseñar a decir mentiras!-gritaba el viejo mientras agitaba la vara
.
Hiren pasó dentro y vio una gran diversidad de gente en el tugurio. Gente sana y joven discutiendo acaloradamente en una mesa del fondo, viejos gritando e insultando a la marina, un gyojin narraba a gritos la historia de cómo perdió una pierna y acabó a su vez con tres docenas de marines y un par de almirantes…El ambiente estaba tenso, y se notaba.
Anduvo hasta la barra y ahí vio sentado al mismo tío al que un rato antes le había pisado. Decidió acercarse a pedirle disculpas. Un joven revolucionario, de esos que sueñan con derrocar al gobierno y fanático de los altos cargos en la asociación lo reconoció y lo invitó a sentarse.
-General Hiren, siéntese aquí, por favor.
La palabra “general” debió surgir algún extraño efecto, puesto que la mayoría de los allí presentes se callaron casi al instante.
-Un general en un lugar como este…-decían unas voces al fondo. El resto de personas bajó el tono de voz y todo volvió a la extraña normalidad con la que suele encontrarse aquella taberna.
-No voy a estar mucho, soldado. Nos ataca la marina y necesitamos que todos los presentes vayan al cuartel para echar una mano. Solo vengo a pedirle disculpas al hombre que pise hace un rato-Hiren lo saludo ofreciéndole la mano para estrechársela, -Soy Hiren, general revolucionario. Tu cara me suena de algo, pero no sé de qué… en fin, por tu aspecto yo diría que eres un luchador. Siempre nos vendría bien gente como tú en la revolución. ¡Camarero! ¡Dos whiskys dobles!-gritó Hiren para hacerse oír. Iba a empezar a tragar cuando una tremenda explosión resonó en la plaza.
¡¡¡¡BOOOOOOOM!!!!
Una bomba acababa de explotar afuera. Los bombarderos aún estaban demasiado lejos como parar poder hacer blanco en el centro de la ciudad, por lo que Hiren se extrañó y, en cuanto terminara de apurar su vaso, saldría fuera para ver que acababa de ocurrir.
Hiren seguía observando por el gran ventanal de cristal como dos barcos se iban acercando lentamente. Poco a poco aparecían más por el horizonte, hasta formarse una flota de unos nueve o diez barcos de guerra. “Puede que esto sea demasiado, incluso para mí”. Decidió salir de ahí y rompió la ventana con un rápido y elegante golpe de su codo. Saltó a través del marco y aterrizó en el suelo en forma de un charco de petróleo, desparramándose todo su contenido por doquier y salpicando a la poca gente que estaba cerca.
-Lo siento. Cosas de akuma…ya saben-dijo sin darle importancia el rubio revolucionario.
El primer objetivo que surgió en su cabeza era dirigirse al cuartel. Comenzó a correr al trote mientras daba una especie de directrices a los revolucionarios que se cruzaban en su camino.
-Los soldados rasos que se dirijan al cuartel para armarse y recibir instrucciones. Los cabos que acudan a las baterías de combate y el resto buscar a vuestros respectivos capitanes para que os den órdenes-. Uno de los revolucionarios cuestionó el mandato de Hiren, por lo que recibió un soberano puñetazo de otro compañero que se encontraba justo a su lado. –Es Hiren, idiota, un general revolucionario. Muestra un poco de respeto-. Hiren sonrió, pensando que quizás aún había revolucionarios respetuosos y soñadores con derrocar al gobierno mundial.
-Tranquilo, no es necesario llegar a las manos. Todos somos compañeros en el mismo bando-dijo Hiren con un tono desenfadado mientras continuaba su camino en dirección al cuartel.
Estaba ya en la plaza. La gente corría de un lado a otro. Unos sacaban las armas que tenían guardadas, otros afilaban las espadas, algunos llevaban grandes bolas de cañón a las baterías de la playa… en general, todos se preparaban para lo que se avecinaba. Pero donde más agitación había era en la taberna “La gran escapada”. Un gran barullo se escuchaba dentro, donde los insultos y gritos se elevaban por encima del ruido ambiental que normalmente había en la plaza. Hiren decidió pasar por allí un momento y ver qué pasaba. Se acercó a la puerta y, justo cuando fue a abrirla se abrió de forma brusca y un viejo borracho salió despedida a través de ella. Otro viejo, alzando un palo con la mano, salió detrás suyo mientras lo insultaba gravemente.
-¡Te voy a enseñar a decir mentiras!-gritaba el viejo mientras agitaba la vara
.
Hiren pasó dentro y vio una gran diversidad de gente en el tugurio. Gente sana y joven discutiendo acaloradamente en una mesa del fondo, viejos gritando e insultando a la marina, un gyojin narraba a gritos la historia de cómo perdió una pierna y acabó a su vez con tres docenas de marines y un par de almirantes…El ambiente estaba tenso, y se notaba.
Anduvo hasta la barra y ahí vio sentado al mismo tío al que un rato antes le había pisado. Decidió acercarse a pedirle disculpas. Un joven revolucionario, de esos que sueñan con derrocar al gobierno y fanático de los altos cargos en la asociación lo reconoció y lo invitó a sentarse.
-General Hiren, siéntese aquí, por favor.
La palabra “general” debió surgir algún extraño efecto, puesto que la mayoría de los allí presentes se callaron casi al instante.
-Un general en un lugar como este…-decían unas voces al fondo. El resto de personas bajó el tono de voz y todo volvió a la extraña normalidad con la que suele encontrarse aquella taberna.
-No voy a estar mucho, soldado. Nos ataca la marina y necesitamos que todos los presentes vayan al cuartel para echar una mano. Solo vengo a pedirle disculpas al hombre que pise hace un rato-Hiren lo saludo ofreciéndole la mano para estrechársela, -Soy Hiren, general revolucionario. Tu cara me suena de algo, pero no sé de qué… en fin, por tu aspecto yo diría que eres un luchador. Siempre nos vendría bien gente como tú en la revolución. ¡Camarero! ¡Dos whiskys dobles!-gritó Hiren para hacerse oír. Iba a empezar a tragar cuando una tremenda explosión resonó en la plaza.
¡¡¡¡BOOOOOOOM!!!!
Una bomba acababa de explotar afuera. Los bombarderos aún estaban demasiado lejos como parar poder hacer blanco en el centro de la ciudad, por lo que Hiren se extrañó y, en cuanto terminara de apurar su vaso, saldría fuera para ver que acababa de ocurrir.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El pelirrojo daba largos tragos a su copa, sin interesarse mucho por la gente de su alrededor. Se había encendido otro cigarro más y estaba disfrutando de un pequeño descanso mientras pensaba alguna forma de conseguir sacarle información a los revolucionarios. Mientras se mantenía sumergido en sus pensamientos, un hombre entró súbitamente a la taberna.
-¡VIENE LA MARINA!-gritó, llamando la atención de todos los hombres que allí se encontraban.
No tardaron en echarle a patadas, pues nadie le creyó. Sin embargo, todo el mundo se daría cuenta en pocos instantes de que aquél hombre decía la verdad. Minutos después, un hombre alto, rubio, y que portaba unas llamativas bermudas entró al local. Al principio nadie le dio mucha importancia, hasta que una persona se dirigió a él:
-General Hiren, siéntese aquí, por favor.
"General". Aquella palabra captó inmediatamente la atención de todos los que allí se encontraban, los cuales rápidamente guardaron silencio. El rubio, al parecer, no tardaría en marcharse de allí. Suoh escudriñaba al general revolucionario. A simple vista no le pareció gran cosa, aunque bien sabía que no podía fiarse de las apariencias. Todo parecía transcurrir con normalidad hasta que, de pronto, una gran explosión pudo escucharse, bastante cerca de la taberna. El viejo decía la verdad.
Automáticamente, todos los presentes se pusieron en pie y salieron a toda prisa de la taberna, dispuestos a prepararse para la batalla que se avecinaba. Una leve sonrisa se dibujó en el rostro del pelirrojo. "Esta es mi oportunidad" pensó al tiempo que se ponía en pie y se acercaba al oficial. Era la oportunidad perfecta para ganarse el favor de los revolucionarios, y nada más y nada menos que el favor de un General. Aquella batalla no era de su interés, pero si quería conseguir algo, aquella era una oportunidad de las que solo se dan una vez en la vida.
-General Hiren...-dijo en cuanto se hubo colocado a su lado, con un tono serio y la mirada fija en sus ojos-Déjeme luchar a su lado en esta batalla.
Se quedó de pie a su lado, expectante de su respuesta mientras en las calles podía escucharse sin problemas el ruido del acero desenfundándose, los gritos de los oficiales y el trote de los soldados, que se disponían a plantarle cara al enemigo que se aproximaba.
-¡VIENE LA MARINA!-gritó, llamando la atención de todos los hombres que allí se encontraban.
No tardaron en echarle a patadas, pues nadie le creyó. Sin embargo, todo el mundo se daría cuenta en pocos instantes de que aquél hombre decía la verdad. Minutos después, un hombre alto, rubio, y que portaba unas llamativas bermudas entró al local. Al principio nadie le dio mucha importancia, hasta que una persona se dirigió a él:
-General Hiren, siéntese aquí, por favor.
"General". Aquella palabra captó inmediatamente la atención de todos los que allí se encontraban, los cuales rápidamente guardaron silencio. El rubio, al parecer, no tardaría en marcharse de allí. Suoh escudriñaba al general revolucionario. A simple vista no le pareció gran cosa, aunque bien sabía que no podía fiarse de las apariencias. Todo parecía transcurrir con normalidad hasta que, de pronto, una gran explosión pudo escucharse, bastante cerca de la taberna. El viejo decía la verdad.
Automáticamente, todos los presentes se pusieron en pie y salieron a toda prisa de la taberna, dispuestos a prepararse para la batalla que se avecinaba. Una leve sonrisa se dibujó en el rostro del pelirrojo. "Esta es mi oportunidad" pensó al tiempo que se ponía en pie y se acercaba al oficial. Era la oportunidad perfecta para ganarse el favor de los revolucionarios, y nada más y nada menos que el favor de un General. Aquella batalla no era de su interés, pero si quería conseguir algo, aquella era una oportunidad de las que solo se dan una vez en la vida.
-General Hiren...-dijo en cuanto se hubo colocado a su lado, con un tono serio y la mirada fija en sus ojos-Déjeme luchar a su lado en esta batalla.
Se quedó de pie a su lado, expectante de su respuesta mientras en las calles podía escucharse sin problemas el ruido del acero desenfundándose, los gritos de los oficiales y el trote de los soldados, que se disponían a plantarle cara al enemigo que se aproximaba.
Nemonic
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Dominic dio un salto de la silla, al escuchar que venia la marina, aquello era mas o menos lo que había baticinaco, pero tan rapido era una locura. La persona que le había tendido la trampa, debía de ser una persona muy influyente en los altos cargos, ya que, solo se podía explicar de esa manera tanta rapidez. En un momento, echaron al hombre que había entrado gritando aquello, al parecer ya lo había hecho en otra ocasión y esta vez ya estaban un poco hartos de que lo hiciera. Pedí una tila para Dominic, estaba demasiado nervioso y eso me preocupaba, era capaz de darle un ataque en cualquier momento y mis conocimientos de medicina, todavia eran limitados en ese campo.
De repente entró alguien en la taberna, era el hombre que había visto antes, el que me piso llegando al encuentro con Dominic. En esa ocasión, no tuve tiempo de verle bien la cara, pero esas vermudas y esa ropa, me decián que era claramente él. Lo observe con algo mas de detenimiento, para darme cuenta, de que era Hiren un revolucionario con una gran recompensa, no sabía si me había reconocido, pero no esta vez no estaba allí como cazador, si no como amigo, así que el problema de él, imperaba ante cualquier caza. Un hombre llamo general a Hiren, mi deducción ,quedo totalmente aclarada, si no me reconocía, podía aprovechar un poco la situación, diciendo que tambien era revolucionario.
Hiren se acercó a nuestra mesa y se disculpó por el pisotón de antes, - No pasa nada, cuando uno va pensativo a veces no sabe por donde anda - le dije mientras le daba la mano, esperba que no notara el nerviosismo de Dominic, pero antes de que dijera algo hablé - miralo, esta ansioso por ayudar a la causa, lleva todo el rato así de ansioso - comenté esperando que el revo no preguntará nada mas.
En ese momento Hiren pidio dos whiskys, que acepte de muy buena gana, pero en ese momento el muchacho que había entrado anterioremente, hablo con fuerza a Hiren, diciendole que quería pelear a su lado. Era un buen momento, para hacer lo que había hecho ese hombre, si peleaba junto a Hiren, tendría una oportunidad de sacar a Dominic de allí. De los revolucionarios solo me impotaba su recompensa, al contrario que de los piratas, que quería eliminarlos a todos, aunque tuviern un berrie de recompensa. Por lo que no me importaba compartir lucha con ellos, aunque no compartía nada de su causa. Me levanté y ayude a Dominic a incorporarse.
- Nosotros también queremos luchar, pero le pediría que mi compañero se resguardara, ya que todavía no ha recibido instrucción de combate - mientras decía esto, se escucho un cañozado fuera y el sonar de las espadas al desenvainar, el choque contra la marina estaba cerca.
De repente entró alguien en la taberna, era el hombre que había visto antes, el que me piso llegando al encuentro con Dominic. En esa ocasión, no tuve tiempo de verle bien la cara, pero esas vermudas y esa ropa, me decián que era claramente él. Lo observe con algo mas de detenimiento, para darme cuenta, de que era Hiren un revolucionario con una gran recompensa, no sabía si me había reconocido, pero no esta vez no estaba allí como cazador, si no como amigo, así que el problema de él, imperaba ante cualquier caza. Un hombre llamo general a Hiren, mi deducción ,quedo totalmente aclarada, si no me reconocía, podía aprovechar un poco la situación, diciendo que tambien era revolucionario.
Hiren se acercó a nuestra mesa y se disculpó por el pisotón de antes, - No pasa nada, cuando uno va pensativo a veces no sabe por donde anda - le dije mientras le daba la mano, esperba que no notara el nerviosismo de Dominic, pero antes de que dijera algo hablé - miralo, esta ansioso por ayudar a la causa, lleva todo el rato así de ansioso - comenté esperando que el revo no preguntará nada mas.
En ese momento Hiren pidio dos whiskys, que acepte de muy buena gana, pero en ese momento el muchacho que había entrado anterioremente, hablo con fuerza a Hiren, diciendole que quería pelear a su lado. Era un buen momento, para hacer lo que había hecho ese hombre, si peleaba junto a Hiren, tendría una oportunidad de sacar a Dominic de allí. De los revolucionarios solo me impotaba su recompensa, al contrario que de los piratas, que quería eliminarlos a todos, aunque tuviern un berrie de recompensa. Por lo que no me importaba compartir lucha con ellos, aunque no compartía nada de su causa. Me levanté y ayude a Dominic a incorporarse.
- Nosotros también queremos luchar, pero le pediría que mi compañero se resguardara, ya que todavía no ha recibido instrucción de combate - mientras decía esto, se escucho un cañozado fuera y el sonar de las espadas al desenvainar, el choque contra la marina estaba cerca.
pannini69
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-General Hiren, déjeme combatir a su lado-le dijo el pelirrojo. Hiren se quedó pensativo, mirándolo. No sabía si iba a ser una amenaza, un incordio o una ayuda. No lo conocía de nada, pero de momento no le quedaba otra que aceptar cuanto auxilio pudieran ofrecerle. Las hordas de marines se acercaban y en la isla no se encontraba ningún alto cargo aparte de Hiren, por lo que la mayoría de revolucionarios eran simples soldados rasos, algunos cabos y si acaso algún sargento despitado que acabó en Saint Reia de vacaciones.
-De acuerdo, necesitaremos todo el apoyo que encontremos. En primer lugar-y miró al hombre de pelo blanco- enviarás a tu amigo al búnker que se encuentra a las afueras. Ahí están todas las mujeres, niños, ancianos y civiles que no pueden luchar. Se encontrará a salvo hasta que termine todo esto-dirigió una rápida mirada a Dominic. –Vosotros dos, quiero saber vuestros nombres. Yo soy Hiren, como bien habréis escuchado. General de la revolución, aunque ahora mismo creo que voy a ser degradado por no tener la recompensa por mi cabeza suficiente-rió estrepitosamente, soltando una sonora carcajada. –En fin, sea como sea, tenemos que ir fuera a ayudar al resto de la gente-concluyó el rubio.
Hiren salió de la taberna y se encontró un boquete de unos cincuenta metros de ancho. Por suerte, ningún civil ni revolucionario había salido herido, pero la explosión y el posterior derrumbe de la plaza hizo que se tragara varias casas y puestos del mercado. Hiren suspiró, pues sabía que si hubiera pasado solo cinco minutos antes muchos inocentes habrían muerto.
Se proponía dirigirse a la playa cuando un misterioso personaje le dio el alto. Se detuvo, perplejo, y dirigió la vista hacia encima del tejado de una casa. Un hombre de aspecto poco viril, vestido con una especie de cortina de cuarto de baño, chanclas de color rosa, pelo azul y gafas de pasta le recriminó no haberlo visto antes.
-¿Es que no me has visto, muchachuelo? Ju ju je je jijijiji-rió dementemente, mientras sacaba un cuchillo de su bolsillo y lo lanzaba a un revolucionario que iba corriendo a la espalda, clavándoselo en la espalda y cayendo este en el suelo, presa de unos horribles dolores.-¿Qué vas a hacer, normal? Sí, tú eres un normal. No aprecias mi arte. El arte es realizar cosas fuera de lo común, y mi arte se expresa mediante el asesinato. Sí… no comprendes mi arte…-La palabra arte empezó a resultarle rara a Hiren de tantas veces repetida. –Solo tienes una opción, quedarte para combatir conmigo. Si te vas a la playa a recibir a la buena marina con sus barcuchos de mierda (no eran arte, por supuesto) acabaré con cuanto ser vivo se encuentre en mi alrededor. ¿Qué decides, oh, comandante?
Hiren se encontraba en una encrucijada. Por una parte debía acudir a ayudar a sus compañeros, pero tampoco podía dejar suelto a ese loco. Decidió, pues, plantarle cara y después ayudar al resto.
-Ashuku oléum-dijo Hiren mientras creaba una gran multitud de bolas de petróleo. Estás salieron rápidamente disparadas contra el objetivo, que a duras penas pudo esquivarlas todas con un salto ágil hacia atrás. Para burlarse de Hiren se bajó los calzones y le mostró el culo mientras sonreía con la cabeza por debajo de las piernas.
-Tendrás que hacerlo mejor para darme-bufó mientras sostenía una sonrisa demente.
El atacante, tras esquivar el ataque de Hiren se lanzó hacia él blandiendo una especie de cuchillo de cocina en la mano derecha, mientras que en la derecha sostenía cinco pequeños cuchillos. Lanzó estos al aire y a la vez dio un salto hacia Hiren, tratando de penetrar con la cuchilla al revolucionario. Hiren sacó su estoque y paró el ataque del enemigo, pero una lluvia de cuchillos le cayeron encima. Por suerte, no eran de kairoseki y no tuvo mayor problema.
-Hora del contraataque. Es tu final-dijo Hiren muy enfadado. Pegó un mortal por encima del bufón y se situó a su espalda. El demente fue rápido y se giró para evitar el fatal golpe, y justo en ese momento Hiren aprovechó para, con un ágil juego de pies, desplazarse lateralmente y situarse a su costado. Hundió plenamente el estoque en las costillas, causando un chillido descomunal en el loco. Este cayó al suelo, retorciéndose unos segundos para finalmente caer fallecido en el piso. Hiren sonrió y se dio media vuelta, en dirección al pueblo.
-El del pelo azul y el otro, que no recuerdo vuestros nombres. Procurad no estorbar mucho en la batalla y matad muchos marines-animó sonriendo a los dos hombres. Pero justo cuando pensaba que todo había salido bien de momento, el demente sacó una sonrisa biferina y biliosa y lanzó un cuchillo de kairoseki a la espalda de Hiren…
-De acuerdo, necesitaremos todo el apoyo que encontremos. En primer lugar-y miró al hombre de pelo blanco- enviarás a tu amigo al búnker que se encuentra a las afueras. Ahí están todas las mujeres, niños, ancianos y civiles que no pueden luchar. Se encontrará a salvo hasta que termine todo esto-dirigió una rápida mirada a Dominic. –Vosotros dos, quiero saber vuestros nombres. Yo soy Hiren, como bien habréis escuchado. General de la revolución, aunque ahora mismo creo que voy a ser degradado por no tener la recompensa por mi cabeza suficiente-rió estrepitosamente, soltando una sonora carcajada. –En fin, sea como sea, tenemos que ir fuera a ayudar al resto de la gente-concluyó el rubio.
Hiren salió de la taberna y se encontró un boquete de unos cincuenta metros de ancho. Por suerte, ningún civil ni revolucionario había salido herido, pero la explosión y el posterior derrumbe de la plaza hizo que se tragara varias casas y puestos del mercado. Hiren suspiró, pues sabía que si hubiera pasado solo cinco minutos antes muchos inocentes habrían muerto.
Se proponía dirigirse a la playa cuando un misterioso personaje le dio el alto. Se detuvo, perplejo, y dirigió la vista hacia encima del tejado de una casa. Un hombre de aspecto poco viril, vestido con una especie de cortina de cuarto de baño, chanclas de color rosa, pelo azul y gafas de pasta le recriminó no haberlo visto antes.
-¿Es que no me has visto, muchachuelo? Ju ju je je jijijiji-rió dementemente, mientras sacaba un cuchillo de su bolsillo y lo lanzaba a un revolucionario que iba corriendo a la espalda, clavándoselo en la espalda y cayendo este en el suelo, presa de unos horribles dolores.-¿Qué vas a hacer, normal? Sí, tú eres un normal. No aprecias mi arte. El arte es realizar cosas fuera de lo común, y mi arte se expresa mediante el asesinato. Sí… no comprendes mi arte…-La palabra arte empezó a resultarle rara a Hiren de tantas veces repetida. –Solo tienes una opción, quedarte para combatir conmigo. Si te vas a la playa a recibir a la buena marina con sus barcuchos de mierda (no eran arte, por supuesto) acabaré con cuanto ser vivo se encuentre en mi alrededor. ¿Qué decides, oh, comandante?
Hiren se encontraba en una encrucijada. Por una parte debía acudir a ayudar a sus compañeros, pero tampoco podía dejar suelto a ese loco. Decidió, pues, plantarle cara y después ayudar al resto.
-Ashuku oléum-dijo Hiren mientras creaba una gran multitud de bolas de petróleo. Estás salieron rápidamente disparadas contra el objetivo, que a duras penas pudo esquivarlas todas con un salto ágil hacia atrás. Para burlarse de Hiren se bajó los calzones y le mostró el culo mientras sonreía con la cabeza por debajo de las piernas.
-Tendrás que hacerlo mejor para darme-bufó mientras sostenía una sonrisa demente.
El atacante, tras esquivar el ataque de Hiren se lanzó hacia él blandiendo una especie de cuchillo de cocina en la mano derecha, mientras que en la derecha sostenía cinco pequeños cuchillos. Lanzó estos al aire y a la vez dio un salto hacia Hiren, tratando de penetrar con la cuchilla al revolucionario. Hiren sacó su estoque y paró el ataque del enemigo, pero una lluvia de cuchillos le cayeron encima. Por suerte, no eran de kairoseki y no tuvo mayor problema.
-Hora del contraataque. Es tu final-dijo Hiren muy enfadado. Pegó un mortal por encima del bufón y se situó a su espalda. El demente fue rápido y se giró para evitar el fatal golpe, y justo en ese momento Hiren aprovechó para, con un ágil juego de pies, desplazarse lateralmente y situarse a su costado. Hundió plenamente el estoque en las costillas, causando un chillido descomunal en el loco. Este cayó al suelo, retorciéndose unos segundos para finalmente caer fallecido en el piso. Hiren sonrió y se dio media vuelta, en dirección al pueblo.
-El del pelo azul y el otro, que no recuerdo vuestros nombres. Procurad no estorbar mucho en la batalla y matad muchos marines-animó sonriendo a los dos hombres. Pero justo cuando pensaba que todo había salido bien de momento, el demente sacó una sonrisa biferina y biliosa y lanzó un cuchillo de kairoseki a la espalda de Hiren…
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El pelirrojo sonrió ante la respuesta afirmativa de Hiren, el cual se apresuró a salir de la taberna rápidamente para dirigirse a las líneas defensivas. En cuanto salieron, un misterioso individuo se lanzó al ataque con la intención de acabar con la vida del revolucionario. Suoh se quedó estupefacto cuando vio cómo los cuchillos lanzados por su agresor le atravesaban sin provocarle ni un solo rasguño. Claramente era usuario de una Akuma no mi. Pudo apreciar la habilidad del general, el cual consiguió llevar el combate a su terreno y concluirlo en un corto espacio de tiempo y con una destreza digna de su rango. "Así que esto es un general..." pensó el pelirrojo mientras observaba como el misterioso atacante caía desplomado al suelo.
-El del pelo azul y el otro, que no recuerdo vuestros nombres. Procurad no estorbar mucho en la batalla y matad muchos marines-les animó, lo cual sacó al pelirrojo de su ensimismamiento.
Justo entonces, cuando se disponían a dirigirse al frente, aquél demente (que debería haber muerto sin lugar a dudas) comenzó a reírse, desde el suelo, al tiempo que lanzaba un cuchillo de kairoseki al general.
-¡Cuidado!
Suoh se lanzó hacia Hiren, empujándole y apartándole justo a tiempo de la trayectoria del cuchillo, recibiendo a cambio un corte en el brazo, el cual le ardió como si el mismo infierno se hallase en aquella herida. No podía permitir que aquél hombre cayese. Era su billete de salida hacia una pista que le llevase hasta su hermana y no estaba dispuesto a que aquél mamarracho le arrebatase su oportunidad. Se incorporó y se dirigió con rapidez hacia el moribundo, que continuaba riéndose. En pocos segundos, el pelirrojo le propino una patada en la cabeza, partiéndole el cuello en un instante.
Volvió al lado del general y le tendió la mano para ayudarle a levantarse.
-¿Está bien?
-El del pelo azul y el otro, que no recuerdo vuestros nombres. Procurad no estorbar mucho en la batalla y matad muchos marines-les animó, lo cual sacó al pelirrojo de su ensimismamiento.
Justo entonces, cuando se disponían a dirigirse al frente, aquél demente (que debería haber muerto sin lugar a dudas) comenzó a reírse, desde el suelo, al tiempo que lanzaba un cuchillo de kairoseki al general.
-¡Cuidado!
Suoh se lanzó hacia Hiren, empujándole y apartándole justo a tiempo de la trayectoria del cuchillo, recibiendo a cambio un corte en el brazo, el cual le ardió como si el mismo infierno se hallase en aquella herida. No podía permitir que aquél hombre cayese. Era su billete de salida hacia una pista que le llevase hasta su hermana y no estaba dispuesto a que aquél mamarracho le arrebatase su oportunidad. Se incorporó y se dirigió con rapidez hacia el moribundo, que continuaba riéndose. En pocos segundos, el pelirrojo le propino una patada en la cabeza, partiéndole el cuello en un instante.
Volvió al lado del general y le tendió la mano para ayudarle a levantarse.
-¿Está bien?
Nemonic
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Salímos de la taberna lo mas rapido que pudimos y vimos, el enorme agujero que había delante de nosotros, aquello se iba a poner muy serío de un momento a otro, así que le dije a Dominic donde tenía que ir.
- Vé al bunker, nos encontraremos allí cuando todo acabe, no te preocupes yo me encargo- le dije firmemente
Tras decir esto, Dominic se alejó con varias mujeres y niños que habían pasado por allí de camino al bunker. Era hora de defender aquella posición o podría ser faltal para mí. De repente observé que Hiren estaba peleando con un hombre, seguro que sería un oficial, ya que estaba peleando bien contra Hiren. Bueno, peleó bien, ya que en un vano intento de atacarlo, lo atravesó sin provocarle ninguna herida, - un tipo logía, lo sabía, menos mal que no he entablado combate o hubiera acabado fatal - pense, al saber que no tneía el poder suficiente para derrotarlo. Tras el ataque del marine rarito, Hiren le clavó la espada en las costillas, haciendo que cayera el cuerpo moribundo del oficial al suelo.
Hiren se manejaba muy bien con la espada, cosa que en aquella situación le vendía muy bien, mire hacía un lado y vi al pelorojo de la barra, parecía estar muy atento a la pelea, pero no como un novato, era como si tramara algo. De repente ví que se lanzaba hacía Hiren, el oficial le había tirado algo a Hiren y en un abrir y cerrar de ojos, el pelirojo, intercepto el cuchillo, haciendole una herida en el brazo. Un recluta o novato, no habría tenido una reacción tan rapida, sabía que aquel hombre no era quien decia ser, así que lo tendría vigilado. Tras recibir el corte, se dirigió al oficial moribundo y le partío el cuello.
En ese momento, llegarón 8 reclutas al lugar mas un oficial, mirando con detenimiento a Hiren y al otro hombre, que en ese momento le estaba rompiendo el cuello al oficial. El oficial fue contra Hiren y 5 reclutas contra el pelirrojo, mientras que los otros 3 me vierón a mi y fueron en mi busca. El oficial que iba por Hiren, de repente ssacó dos pistolas y se puso a dispararle, ya había comenzado la batalla.
- Bueno , parece que tendremos que defender esta zona - les dije mientras me ponía mis guantes inferno.
- Vé al bunker, nos encontraremos allí cuando todo acabe, no te preocupes yo me encargo- le dije firmemente
Tras decir esto, Dominic se alejó con varias mujeres y niños que habían pasado por allí de camino al bunker. Era hora de defender aquella posición o podría ser faltal para mí. De repente observé que Hiren estaba peleando con un hombre, seguro que sería un oficial, ya que estaba peleando bien contra Hiren. Bueno, peleó bien, ya que en un vano intento de atacarlo, lo atravesó sin provocarle ninguna herida, - un tipo logía, lo sabía, menos mal que no he entablado combate o hubiera acabado fatal - pense, al saber que no tneía el poder suficiente para derrotarlo. Tras el ataque del marine rarito, Hiren le clavó la espada en las costillas, haciendo que cayera el cuerpo moribundo del oficial al suelo.
Hiren se manejaba muy bien con la espada, cosa que en aquella situación le vendía muy bien, mire hacía un lado y vi al pelorojo de la barra, parecía estar muy atento a la pelea, pero no como un novato, era como si tramara algo. De repente ví que se lanzaba hacía Hiren, el oficial le había tirado algo a Hiren y en un abrir y cerrar de ojos, el pelirojo, intercepto el cuchillo, haciendole una herida en el brazo. Un recluta o novato, no habría tenido una reacción tan rapida, sabía que aquel hombre no era quien decia ser, así que lo tendría vigilado. Tras recibir el corte, se dirigió al oficial moribundo y le partío el cuello.
En ese momento, llegarón 8 reclutas al lugar mas un oficial, mirando con detenimiento a Hiren y al otro hombre, que en ese momento le estaba rompiendo el cuello al oficial. El oficial fue contra Hiren y 5 reclutas contra el pelirrojo, mientras que los otros 3 me vierón a mi y fueron en mi busca. El oficial que iba por Hiren, de repente ssacó dos pistolas y se puso a dispararle, ya había comenzado la batalla.
- Bueno , parece que tendremos que defender esta zona - les dije mientras me ponía mis guantes inferno.
pannini69
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El pelirrojo le había salvado la vida. El cuchillo lanzado por el payaso demente había sido fácilmente identificado por la habilidad de Hiren, pero este no quiso apartarse de la trayectoria del arma. Quería que uno de aquellos hombres demostrara su valía, y vaya si la demostró. Con un ágil movimiento se interpuso delante del cuchillo y consiguió desviarlo, aun llevándose él un arañazo en el brazo. Males menores, como diría la abuela de Hiren.
-Gracias por salvarme, amigo. Imagino que si has bloqueado ese cuchillo es porque no me deseas ningún mal y quieres ayudarme. Ven, sígueme hasta la playa-le indicó Hiren.
Pero justo en ese momento hicieron aparición ocho reclutas y un oficial de la marina. Con gesto serio, irrumpieron en la plaza disparando al aire, portando una especie estandarte con la insignia de la marina. Con varios gestos y movimientos de mano, el oficial, que al parecer se llamaba Keylor, dirigió y dio órdenes claras a sus subordinados.
-Vosotros cinco, a por el pelirrojo, los tres que quedan a por el de pelo azul y el que parece más fuerte para mí-aclaró Keylor, jefe del grupo.
Hiren observó a sus dos nuevos compañeros. Parecían lo suficientemente fuertes como para acabar con unos simples reclutas. Sin embargo, el oficial prometía algo más, pero la diferencia de poder era palpable. Hiren sentía una especie de aura alrededor de aquel marine; sobresalía por encima de los demás, pero no tenía aspecto de ser muy fuerte. Sea como fuere, la obligación de Hiren era acabar con su enemigo a cualquier precio.
El joven general cargó su brazo hacia atrás y se lanzó con un potente impulso de piernas hacia Keylor. Trató de realizar una finta con su mano diestra, para tratar después de dar media vuelta y golpear el costado derecho del oficial, pero no fue tan sencillo como le pareció en un primer momento. El oficial intuyó su jugada y no se cubrió la parte de la finta, prefirió colocar el brazo en la parte de su costado derecho, cubriendo así toda esa zona. El golpe de Hiren impactó de lleno en el brazo, pero este no fue cortado ni atravesado. Asombrado por la potente resistencia del oficial, Hiren se apartó varios pasos hacia atrás para echar un nuevo rápido vistazo a su adversario.
“¿Cómo habrá bloqueado eso? ¿Tendrá Haki?-pensaba Hiren.
Keylor se sacudió el brazo como si tratar de quitarse de encima cientos de hormigas de encima.
-Parece que te sorprende que sea usuario, rebelde. Ahora vas a pagar con creces tu falta de respeto a la marina.
Keylor se movió como una exhalación hacia Hiren y trató de propinarle un duro golpe en el estómago. Hiren reaccionó a tiempo y dio una voltereta por encima del oficial, apoyándose en su chepa para impulsarse hacia arriba. En medio de la pirueta sacó su estoque de encima y al bajar trató de clavársela en toda la espalda, pero nuevamente fue bloqueado por un puñetazo de Keylor. Volvieron a la situación inicial, mirándose y retándose mutuamente con la mirada. Hiren trataba de encontrar un punto débil ante tan formidable adversario; lo había infravalorado y eso podría haberle costado muy caro. Era rápido y tenía mucha fuerza. Solo encontró una forma de quitárselo de encima, y era tratar de que se tragase una finta falsa. Decidido con su nueva estrategia, se lanzó nuevamente a por el oficial, lanzándole una finta falsa a la pierna derecha. La estratagema coló y Keylor pensó que iba a realizar una nueva finta para impactar en el otro lado, por lo que no se dio cuenta de que Hiren apuntó directamente a la rodilla, que fue atravesada por la espada punzante de Hiren. El oficial emitió un grito de dolor y dio un brutal salto hacia detrás. Cojeando y sangrando, decidió que se largaría de allí y buscaría ayuda en la playa. Lanzó una bomba de humo al suelo y todo se tornó gris. Hiren podía escuchar los pasos del oficial, pero no donde se encontraba. Se concentró al máximo y al final, en torno a las tres en punto, pudo detectarlo. Lanzó su estoque con diestra habilidad y atravesó la espalda del oficial, que no pudo hacer otra cosa que caer al suelo y soltar un imperante improperio contra el revolucionario.
-Parece que ahora estoy libre, al fin. Compañeros, libraos de los marines, yo voy a ayudar a la playa-.
Y dicho esto, Hiren echó a correr en dirección a la costa.
-Gracias por salvarme, amigo. Imagino que si has bloqueado ese cuchillo es porque no me deseas ningún mal y quieres ayudarme. Ven, sígueme hasta la playa-le indicó Hiren.
Pero justo en ese momento hicieron aparición ocho reclutas y un oficial de la marina. Con gesto serio, irrumpieron en la plaza disparando al aire, portando una especie estandarte con la insignia de la marina. Con varios gestos y movimientos de mano, el oficial, que al parecer se llamaba Keylor, dirigió y dio órdenes claras a sus subordinados.
-Vosotros cinco, a por el pelirrojo, los tres que quedan a por el de pelo azul y el que parece más fuerte para mí-aclaró Keylor, jefe del grupo.
Hiren observó a sus dos nuevos compañeros. Parecían lo suficientemente fuertes como para acabar con unos simples reclutas. Sin embargo, el oficial prometía algo más, pero la diferencia de poder era palpable. Hiren sentía una especie de aura alrededor de aquel marine; sobresalía por encima de los demás, pero no tenía aspecto de ser muy fuerte. Sea como fuere, la obligación de Hiren era acabar con su enemigo a cualquier precio.
El joven general cargó su brazo hacia atrás y se lanzó con un potente impulso de piernas hacia Keylor. Trató de realizar una finta con su mano diestra, para tratar después de dar media vuelta y golpear el costado derecho del oficial, pero no fue tan sencillo como le pareció en un primer momento. El oficial intuyó su jugada y no se cubrió la parte de la finta, prefirió colocar el brazo en la parte de su costado derecho, cubriendo así toda esa zona. El golpe de Hiren impactó de lleno en el brazo, pero este no fue cortado ni atravesado. Asombrado por la potente resistencia del oficial, Hiren se apartó varios pasos hacia atrás para echar un nuevo rápido vistazo a su adversario.
“¿Cómo habrá bloqueado eso? ¿Tendrá Haki?-pensaba Hiren.
Keylor se sacudió el brazo como si tratar de quitarse de encima cientos de hormigas de encima.
-Parece que te sorprende que sea usuario, rebelde. Ahora vas a pagar con creces tu falta de respeto a la marina.
Keylor se movió como una exhalación hacia Hiren y trató de propinarle un duro golpe en el estómago. Hiren reaccionó a tiempo y dio una voltereta por encima del oficial, apoyándose en su chepa para impulsarse hacia arriba. En medio de la pirueta sacó su estoque de encima y al bajar trató de clavársela en toda la espalda, pero nuevamente fue bloqueado por un puñetazo de Keylor. Volvieron a la situación inicial, mirándose y retándose mutuamente con la mirada. Hiren trataba de encontrar un punto débil ante tan formidable adversario; lo había infravalorado y eso podría haberle costado muy caro. Era rápido y tenía mucha fuerza. Solo encontró una forma de quitárselo de encima, y era tratar de que se tragase una finta falsa. Decidido con su nueva estrategia, se lanzó nuevamente a por el oficial, lanzándole una finta falsa a la pierna derecha. La estratagema coló y Keylor pensó que iba a realizar una nueva finta para impactar en el otro lado, por lo que no se dio cuenta de que Hiren apuntó directamente a la rodilla, que fue atravesada por la espada punzante de Hiren. El oficial emitió un grito de dolor y dio un brutal salto hacia detrás. Cojeando y sangrando, decidió que se largaría de allí y buscaría ayuda en la playa. Lanzó una bomba de humo al suelo y todo se tornó gris. Hiren podía escuchar los pasos del oficial, pero no donde se encontraba. Se concentró al máximo y al final, en torno a las tres en punto, pudo detectarlo. Lanzó su estoque con diestra habilidad y atravesó la espalda del oficial, que no pudo hacer otra cosa que caer al suelo y soltar un imperante improperio contra el revolucionario.
-Parece que ahora estoy libre, al fin. Compañeros, libraos de los marines, yo voy a ayudar a la playa-.
Y dicho esto, Hiren echó a correr en dirección a la costa.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Sonrió ante la respuesta del general revolucionario, pues había conseguido ganarse su confianza con aquella acción, aunque maldecía para sus adentros por la herida del brazo mientras se pasaba una mano por esta, comprobando que no fuese grave. Tan solo había sido un corte superficial, y un pequeño hilo de sangre manaba de ella, pero no era nada importante. Una vez se hubieron encargado de aquel tipo, se dispusieron a ponerse en marcha hacia la línea de defensa, pero no les fue posible. Un grupo de marines, que debieron haberse infiltrado previamente al asalto, se interpusieron en su camino. Era un grupo formado por nueve hombres, entre ellos un oficial.
-Parece que la fiesta empieza antes de lo que esperaba-susurró el pelirrojo al ver a los marines aproximarse.
El oficial dio unas cuantas órdenes, mandando a cinco de los reclutas a por el pelirrojo, tres a por su otro compañero, y quedándose al general para él mismo. Suoh frunció el ceño levemente, pues le habría gustado seguir viendo las habilidades del revolucionario, pero pese a que aquellos cinco hombres solo supondrían una pequeña molestia, necesitaba poner sus cinco sentidos en aquella pelea si no quería resultar malherido.
Antes de que se diese cuenta, dos de los marines se lanzaron a por él blandiendo sus sables, ambos dirigidos hacia el cuello. El pelirrojo solo tuvo que agacharse e impulsarse hacia delante para pasar entre ambos, poniéndole la zancadilla al de su derecha, el cual se precipitó contra el suelo, y agarrando al de su izquierda de la camisa, tirando de él. Uno de los marines le apuntó con el rifle y, en un rápido movimiento, giró con el marine que tenía sujeto y lo usó como escudo, haciendo que este recibiese un tiro directo en el costado seguido de un desgarrador grito de dolor. "Uno menos" pensó el pelirrojo al tiempo que soltaba el cuerpo inerte del marine para lanzarse rápidamente hacia el del rifle. Activó el mecanismo de su bota, haciendo que de esta saliese una hoja oculta. Lanzó una patada ascendente, de modo que la cuchilla se clavó bajo la mandíbula de su rival, introduciéndose en la boca y atravesando el paladar. La extrajo rápidamente y se impulsó sobre él, tomando altura y lanzando dos cuchilladas más a los dos restantes, directas al cuello.
Los tres marines cayeron al suelo sin vida, justo al tiempo que al que le había puesto la zancadilla se acababa de incorporar, algo dolorido y con sangre en el labio. Trató de atacar por la espalda al pelirrojo, pero este, casi sin mirarle, lanzó una patada lateral de espaldar, golpeándole con el talón en la mandíbula. Su agresor cayó al suelo, inconsciente por el dolor provocado por aquella patada, que a punto había estado de partirle la mandíbula. Una ligera sonrisa se dibujó en el rostro del pelirrojo. "Vaya panda de inútiles". Echó un vistazo a sus compañeros. El general había terminado con el oficial, mientras que el otro aún seguía en plena pelea.
-Supongo que puedes encargarte solo, voy con Hiren. Suerte-le dijo justo antes de correr en la dirección del general revolucionario.
-Parece que la fiesta empieza antes de lo que esperaba-susurró el pelirrojo al ver a los marines aproximarse.
El oficial dio unas cuantas órdenes, mandando a cinco de los reclutas a por el pelirrojo, tres a por su otro compañero, y quedándose al general para él mismo. Suoh frunció el ceño levemente, pues le habría gustado seguir viendo las habilidades del revolucionario, pero pese a que aquellos cinco hombres solo supondrían una pequeña molestia, necesitaba poner sus cinco sentidos en aquella pelea si no quería resultar malherido.
Antes de que se diese cuenta, dos de los marines se lanzaron a por él blandiendo sus sables, ambos dirigidos hacia el cuello. El pelirrojo solo tuvo que agacharse e impulsarse hacia delante para pasar entre ambos, poniéndole la zancadilla al de su derecha, el cual se precipitó contra el suelo, y agarrando al de su izquierda de la camisa, tirando de él. Uno de los marines le apuntó con el rifle y, en un rápido movimiento, giró con el marine que tenía sujeto y lo usó como escudo, haciendo que este recibiese un tiro directo en el costado seguido de un desgarrador grito de dolor. "Uno menos" pensó el pelirrojo al tiempo que soltaba el cuerpo inerte del marine para lanzarse rápidamente hacia el del rifle. Activó el mecanismo de su bota, haciendo que de esta saliese una hoja oculta. Lanzó una patada ascendente, de modo que la cuchilla se clavó bajo la mandíbula de su rival, introduciéndose en la boca y atravesando el paladar. La extrajo rápidamente y se impulsó sobre él, tomando altura y lanzando dos cuchilladas más a los dos restantes, directas al cuello.
Los tres marines cayeron al suelo sin vida, justo al tiempo que al que le había puesto la zancadilla se acababa de incorporar, algo dolorido y con sangre en el labio. Trató de atacar por la espalda al pelirrojo, pero este, casi sin mirarle, lanzó una patada lateral de espaldar, golpeándole con el talón en la mandíbula. Su agresor cayó al suelo, inconsciente por el dolor provocado por aquella patada, que a punto había estado de partirle la mandíbula. Una ligera sonrisa se dibujó en el rostro del pelirrojo. "Vaya panda de inútiles". Echó un vistazo a sus compañeros. El general había terminado con el oficial, mientras que el otro aún seguía en plena pelea.
-Supongo que puedes encargarte solo, voy con Hiren. Suerte-le dijo justo antes de correr en la dirección del general revolucionario.
Nemonic
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Hiren le había agradecido al pelirrojo, que se hubiera interpuesto entre él y el cuchillo, despues le comentó que le siguieramos hasta la playa. Pero en ese momento 8 marines y un oficial hicierón aparición, ordenando esté último a los reclutas que, 5 fueran a por el pelorrojo y 3 por mí. - Vaya faena - pensé, no debía de pelear contra marina o me podría meter en un problema peor, pensaba que aquellos tipos iban a encargarse de todo, mientras encontraba como slucionar lo de Dominic.
Pero ahora me encontraba rodeado de tres marines y tendría que pelear, eso sí, no podrían usar mi forma hibrida y completa, si no me descubririan. Así que tomé la decisión de luchar como humano, aun así, mi fuerza era mucho mayor que la de un humano normal. Supongo que al verme con ese ropaje, no pensaban que sería una amenaza, ya que no usarón sus rifles, sacarón sus espadas y se encararón a mí.
- Yo de vosotros no haría nada, de lo que os pudierais arrepentir - dije amenzandolos.
De repente uno de los reclutas se aldentó, lanzandome una estocada hacía la cara, - muere revolucionario -, me dijo mientras me atacaba. Pensando que no me iba a dar, por la trayectoria que tenía la espada, no me aparté, pero al parecer calculé mal. El marine me hizo un pequeño corte en la mejilla, algo insignificante, pero que me cabreo muchisimo.
- Bien, vosotros lo habeís querido - dije en tono de "la habeis cagado".
En un rapido movimiento, le agarre la cabeza al marine y presione con mi guante inferno, haciendo que su cabeza empezara a hechas humo, ya que el guante me permitía crear temperaturas altas con mí fuerza y en esta ocasión estaba produciendo 300 º. El marine empezó a gritar de dolor, ya no lo que quedaba mucho tiempo, mientras, los otros dos marines me miraban asustados, pero uno de ellos se lanzó al ataque para darme un tajo y salvar a su compañero.
En ese momento use el haki mantra, para preveer el movimiento de la espada, que intercepte con facilidad con la mano, dejando al marine con una cara de terror aun mayor. Sin soltar al que había cogido por la cabeza, tire de la espada y desestabilice al recluta, cayendo en mi dirección, propinandole una patada en el menton de 3 toneladas de fuerza, haciendo que se escuchara un crujido de huesos en el cuello. Solté al marine muerto que tenía cogido, observandolo al caer, viendo que tenía la marca de mi mano en su cabeza y una mueca de dolor en su rostro. Mirando al que le había dado la patada, determiné que le habría roto el cuello, ya que se veía como la parte de atras de la cabeza, tocaba con la espalda.
El marine que quedaba estaba temblando de miedo y iba a comenzar a correr, cuando lo cogí de la ropa, - ya es tarde, os había avisado - le dije en tono bajo. Lancé al marine con fuerza al aire, a unos metros por encima de mí y al caer lo agarré con fuerza por la cabeza y las piernas, en horizontal. A continuación , use mi cuerpo como punto de rotura, tirando hacía abajo con todas mis fuerzas, escuchando como el cuerpo de aquel marine se partía en dos. Tiré el cuerpo del marine al suelo y observando la situación, comprobé que Hiren y el pelirrojo, habían dado buena cuenta de aquellos marines.
Era raro como me había comportado, nunca había actuado con tanta violencía, pero aquel corte, hizo brotar en mí una maldad que no había sentido antes. Moví la cabeza como despejandome, no podía dejar, que mi fuerza saliera a relucir con tanta violencía. Así que en mis futuras peleas, si las había, intentaría dejar incapacitado al marine, en vez de matarlo.
Pero ahora me encontraba rodeado de tres marines y tendría que pelear, eso sí, no podrían usar mi forma hibrida y completa, si no me descubririan. Así que tomé la decisión de luchar como humano, aun así, mi fuerza era mucho mayor que la de un humano normal. Supongo que al verme con ese ropaje, no pensaban que sería una amenaza, ya que no usarón sus rifles, sacarón sus espadas y se encararón a mí.
- Yo de vosotros no haría nada, de lo que os pudierais arrepentir - dije amenzandolos.
De repente uno de los reclutas se aldentó, lanzandome una estocada hacía la cara, - muere revolucionario -, me dijo mientras me atacaba. Pensando que no me iba a dar, por la trayectoria que tenía la espada, no me aparté, pero al parecer calculé mal. El marine me hizo un pequeño corte en la mejilla, algo insignificante, pero que me cabreo muchisimo.
- Bien, vosotros lo habeís querido - dije en tono de "la habeis cagado".
En un rapido movimiento, le agarre la cabeza al marine y presione con mi guante inferno, haciendo que su cabeza empezara a hechas humo, ya que el guante me permitía crear temperaturas altas con mí fuerza y en esta ocasión estaba produciendo 300 º. El marine empezó a gritar de dolor, ya no lo que quedaba mucho tiempo, mientras, los otros dos marines me miraban asustados, pero uno de ellos se lanzó al ataque para darme un tajo y salvar a su compañero.
En ese momento use el haki mantra, para preveer el movimiento de la espada, que intercepte con facilidad con la mano, dejando al marine con una cara de terror aun mayor. Sin soltar al que había cogido por la cabeza, tire de la espada y desestabilice al recluta, cayendo en mi dirección, propinandole una patada en el menton de 3 toneladas de fuerza, haciendo que se escuchara un crujido de huesos en el cuello. Solté al marine muerto que tenía cogido, observandolo al caer, viendo que tenía la marca de mi mano en su cabeza y una mueca de dolor en su rostro. Mirando al que le había dado la patada, determiné que le habría roto el cuello, ya que se veía como la parte de atras de la cabeza, tocaba con la espalda.
El marine que quedaba estaba temblando de miedo y iba a comenzar a correr, cuando lo cogí de la ropa, - ya es tarde, os había avisado - le dije en tono bajo. Lancé al marine con fuerza al aire, a unos metros por encima de mí y al caer lo agarré con fuerza por la cabeza y las piernas, en horizontal. A continuación , use mi cuerpo como punto de rotura, tirando hacía abajo con todas mis fuerzas, escuchando como el cuerpo de aquel marine se partía en dos. Tiré el cuerpo del marine al suelo y observando la situación, comprobé que Hiren y el pelirrojo, habían dado buena cuenta de aquellos marines.
Era raro como me había comportado, nunca había actuado con tanta violencía, pero aquel corte, hizo brotar en mí una maldad que no había sentido antes. Moví la cabeza como despejandome, no podía dejar, que mi fuerza saliera a relucir con tanta violencía. Así que en mis futuras peleas, si las había, intentaría dejar incapacitado al marine, en vez de matarlo.
pannini69
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- Disculpas:
- Siento no haber contestado esta semana, pero no me llegó el aviso por correo de que tenía que responder y pensaba que Nemonic aún no había contestado. No volverá a ocurrir.
El peliazul había dado cuenta de los marines que se habían atrevido a atacarlo de una forma bastante peliaguda. Con un par de movimientos y fintas y adjuntando al final del combo unas brutales patadas, acabó fácilmente con la vida de los defensores del gobierno, que no pudieron hacer otra cosa sino sentir como el peso de la pierna del peliazul los aplastaba. El pelirrojo tampoco era moco de pavo, y con fáciles movimientos aniquiló también a sus adversarios. Todo ocurrió rápido, en apenas un par de segundos.
Mientras Hiren corría hacia la playa se giraba de vez en cuando para ver cómo iban los combates de los que, de momento, iban a ser sus nakamas. Sin duda alguna, eran poderosos, y lo más importante, de fiar. Serían de buena ayuda contra lo que se avecinaba.
Tras recorrer unas cuantas calles adornadas con cientos de escudos de armas de antiguas familias nobles (según el gobierno revolucionario de allí quedaba bonito) y algunas lanzas entre cruzadas con otras en los balcones de las casas, llegó finalmente al paseo marítimo en el que esa misma mañana había estado tomando el sol y bebiéndose un dulce refresco mientras disfrutaba del agradable sol bronceando su delgado cuerpo.
Miró al horizonte y vio que los grandes buques de la marine se habían anclado a varios kilómetros de la costa para no quedar encallados. Para el desembarco mandaron grandes barcazas que salían del interior de los barcos y que portaban a una cantidad ingente de marines. Hiren no se lo pensó dos veces y se dirigió a los puestos de batería que había en la playa. Subió las escaleras en caracol y en pocos instantes estuvo en la zona donde los revolucionarios se preparaban a conciencia para la batalla. El portazo que dio Hiren al pasar no pasó desapercibido, y todos los miembros que estaban allí se levantaron y dedicaron un saludo efusivo al general.
-¡Salud, camarada Hiren! ¡Estamos dispuestos a cualquier cosa que nos mande!-exclamó uno de ellos, el más robusto y que parecía ser el jefe del grupo.
-No hace falta que me saludéis así. Todos somos iguales en este bando-dijo quitándole importancia Hiren, mientras observaba la habitación. –Tu, el cabo de artillería. Vas a esperar a que las barcazas estén a dos kilómetros para comenzar a dispararles-dijo mientras señalaba a través del ventanón a las barcas que se dirigían con imparable avance a la playa. –Debemos tener cuidado con sus buques de guerra, seguro que intentan acabar con nuestra artillería-advirtió Hiren. Yo me embarcaré en una misión secreta para tratar de anular sus ataques-dijo giñando un ojo a un recluta que lo miraba con ojos brillantes y chispeantes.
Hiren bajó nuevamente a la playa y buscó a los jóvenes que había conocido antes. Tras gastar unos minutos preciosos los encontró cerca de donde se había desarrollado la batalla, y se acercó a ellos para proponerles una cosa.
-Vosotros dos, venid conmigo. Un pequeño submarino nos espera para ir a embarcarnos en los buques de guerra y destruirlos. Nos espera la gloria-dijo Hiren mientras alzaba la mirada al cielo y en su rostro podía verse la ambición del que quiere conseguir algo imposible.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.