[Privado][Pasado][Maximilian Mellanie Grim] El encuentro de dos caminos: La lucha por derrotar a los sucesores de la tiranía.

El barco era golpeado una y otra vez por grandes olas del mar generadas por la tormenta de aquella noche. Dos hombres intentaban mantener estables las velas principales cuando una fuerte sacudida los hizo elevarse en el aire y caer por la cubierta. Están claro que el naufragio era un destino común para todos los que estábamos abordo. Apenas y me podía mantener en pie por los movimientos del barco e intentaba sujetarme con fuerza a la pequeña escalera que comunicaba la cubierta a con en lugar donde se encontraba el timón. Fue solo 6 horas antes que podía ver como la brisa del medio día me refrescaba y como el azul del cielo no daban signos de que la travesía por alta mar seria peligrosa. De pronto el barco crujió fuertemente y sentí que este se iba volcar. El mástil se vino abajo y el barco comenzó a inclinarse. Sabía que si quedaba atrapada, moriría y todo habría acabado. Me solté y con toda la fuerza que me quedaba salte por la borda y caí al agua, sumergiéndome al instante y luego saliendo a la superficie. La corriente de la tormenta me llevaba a la deriva mientras intentaba ver donde estaba el barco pero pronto lo único que me importó fue estar con vida. Una gran tabla de madera apareció y mi apoye en ella, flotando y sintiéndome a salvo de la posibilidad de ahogarme por la falta de fuerzas, me quede dormida luego de unos minutos.

Una sensación cálida me despertó. Los rayos del sol me daban directamente a la cara. Con la poca fuerza que me quedaba miré a mí alrededor y vi que a lo lejos la silueta de una isla se divisaba. Emocionada y a punto de llorar, nade para encontrar tierra. Luego de algunas horas, llegué hasta unas playas desconocidas. Me lancé a la arena y me sentí viva. Me puse de pie a duras penas y vi que había una pequeña jungla más adelante. Corrí directamente en busca de comida y la halle. Frutas exóticas que me supieron bien reanimaron mi alma y mis fuerzas. Saque mis cosas de mi mochila y colgué las vendas para que se secaran con la luz del sol, mientras ordenaba lo poco que tenía. Pasaron algunas horas para que toda mi ropa estuviera seca y lista para que no pueda enfermarme. Decidí investigar aquel lugar en busca de algo interesante que pudiera servirme, ya que aparentemente era una náufraga.

Las noches fueron tranquilas mientras viajaba por los mares del este. No parecía que nada cambiara cuando uno de los hombres del capitán del barco en el que me encontraba, divisó un buque de la marina anclado cerca de una isla que no conocía. El capitán me miró mientras yo estaba sentado un poco más allá de donde estaba el timón. Sus ojos y su rostro reflejaban cierta inquietud. Me puse de pie y miré la isla que se divisaba a alguna distancia más allá.
 
-Nos verán y como es de costumbre vendrán revisar el barco. Si te encuentran aquí, tendremos problemas – dijo mientras llevaba su mano al bolsillo derecho de su pantalón.
 
Sacó una pipa y la encendió. El humo salía de su boca lentamente y se disipaba con el viento. Me miró fijamente y luego se dio la vuelta. Entendí su gesto como una señal de que debía irme del barco para que ellos no tuvieran problemas. El capitán era un buen hombre y sabía que él no había hecho eso para darme a entender que me abandonarían sino que estaba frustrado por no poder hacer más.

-Esa isla no es territorio del gobierno, ten cuidado, Nanami es una isla algo extraña según me han dicho, esperó volver a verte – dijo mientras algunos marineros me ayudaban con un pequeño bote que me iba a servir de transporte.
 
Me despedí de todos y descendí hacia el bote. Reme lentamente en dirección a la isla cuando el buque de la marina comenzó a moverse de la posición de donde lo habíamos visto. No supe si me vieron pero todo lo que hice fue remar con rapidez. Llegué a la costa y baje rápidamente  del bote. Me gire y vi al buque de la marina muy cerca al barco donde había hecho mi travesía hasta aquella isla.
 
-Cuídese capitán – dije para mis adentros mientras me alejaba de la costa y me introducía en la espesa jungla.

La vegetación de aquella isla era muy exuberante y bonita. Parecía como si nunca nadie hubiera estado ahí, lo cual no me preocupo. Seguí avanzando hasta llegar a un claro, donde me senté a descansar un momento. Aquel lugar era bastante bonito y no me importaba quedarme ahí a vivir el resto de mis días. Cerré los ojos y la imagen de mi padre muriendo llegó a mí. Me puse de pie y seguí caminando. Apareció un bosque frondoso de árboles y me recosté sobre uno de ellos. Una suave brisa recorrió mi cuerpo mientras miraba a mí alrededor. Era extraño que me sintiera tan tranquila, ya que estaba perdida en una isla deshabitada. De pronto un disparo hizo que saliera de mi mundo de fantasía. No podía equivocarme, lo que había oído hace algunos momentos había sido un disparo.  

-Hay alguien en esta isla – pensé mientras trataba de recordar la dirección de donde había provenido el disparo, cuando de pronto volvió oírse nuevamente un sonido de disparo- es por allá – dije mientras corría para ver de quien eran aquellos disparos.

Mientras corría sentí un extraño presentimiento. Me detuve bruscamente al oír algunas voces y me agache para no ser vista. Caminé lentamente tratando de producir el más mínimo ruido. Cuando de pronto vi que a unos metros más allá se encontraba un claro. Me escondí y a través de un arbusto noté que había tres hombres hablando entre ellos. Sus uniformes casi hacen que grite de la sorpresa. Eran marines y los tres soldados estaban armados. Otros dos llegaron luego de algunos minutos.

-¿Que hacen aquí? – pensé – esto no está bien, que rayos hacen aquí, no creo que estuvieran siguiéndome

De pronto oí un extraño sonido muy cerca de mí. Un marine había aparecido detrás de mí y me apuntaba a la cabeza.  Su rostro tenía una expresión de fiereza.

-Tú – dijo con agresividad – levántate y no hagas nada o morirás aquí.

Me puse de pie lentamente con las manos al aire. Me hizo una señal para que me moviera y salimos al claro del boque. Los otros marines al verme me rodearon con sus rifles.

-Vaya sí que has atrapado algo bueno hoy – dijo uno de ellos en tono burlón - ¿Quién eres? Y ¿Qué haces aquí?

Esperaron unos minutos y al ver que no les respondí, uno de ellos me golpeo en el estómago con un rifle y caí al suelo de rodillas por el dolor.

El lugar abundaba en plantas de todo tipo pero tras recorrer dos horas no encontré a ningún marine en todo el trayecto que seguí, lo cual me dio a entender que posiblemente aun no estaban en la isla. Una rana se acercó a mí haciendo un sonido extraño mientras me sentaba debajo de la sombra de árbol. Hizo un sonido extraño inflando la parte de su boca y volvió hacerlo seguidamente. Le sonreí mientras se alejaba entre la espesura del bosque. Los animales vivían en armonía con la naturaleza y todo parecía estar tranquilo. Sentía la corteza dura en mi espalda del árbol que me prestaba su imponente estatura para cubrirme del sol. Bebí un trago de agua de mi cantimplora y luego miré a mí alrededor. Nada todo estaba en silencio  e iba a ser difícil encontrar a los marines. De pronto oí el sonido de un disparó a la lejanía. Una bandada de aves salio alterada por aquello y escapó hacia otro lado. El sonido provenía de unos kilómetros más allá, algo más profundo en el bosque. Debía saber cuántos marines estaban en la isla para poder evitar problemas y buscar alguna forma de pasar desapercibido.

Me apresuré a ponerme de pie y corrí hacia el lugar de donde había venido el disparo.  No podía perder el tiempo y debía llegar rápidamente al lugar, ya que aquellos disparos me inquietaban. Oí unos ruidos extraños y me detuve. Un simio pequeño salio de entre los árboles y se colgó de una de las ramas que estaba cerca de mí. Acercó su cara a mí y pareció olerme por un momento, luego de eso hizo un sonido extraño y se fue. Suspiré porque pensé que me mordería o que gritaría como loco, lo cual me traería muchos problemas.

Un momento después, llegaron a mi unas voces cercanas y divise a unos metros al frente a dos marines que caminaban en medio del bosque. Los seguí lentamente tratando de ver donde estaban acampando y cuando los perdí de viste trate de buscarlos nuevamente. Me tire al suelo y comencé a arrastrarme para avanzar. Cuando pude verlos, algo que no podía imaginarme apareció ante mis ojos.

-Mellanie…

Los marines me colocaron unas pesadas esposas en las manos, luego de darme algunos golpes ya que me resistía, me deje caer al suelo para detuvieran sus golpes. Uno de ellos se acercó y me paso su mano por la cara. Sentí la humedad de su mano en mi rostro y no fue para nada agradable, ya que pensé que iba a hacerme algo. Con una expresión en su rostro de malicia y perversión dijo:
 
-Pronto nos divertiremos y más vale que seas obediente, o ya verás lo que te pasa
 
Le escupí en la cara y me respondió con un puñetazo en el rostro. Mi labio comenzó a sangrar. Lo miré con tanta ira que si no hubiera sido por el descuido que tuve, en ese instante estaría mordiendo la tierra.
 
-Déjala – dijo su compañero mientras se le acercaba para apartarlo de mí, ya que se preparaba para lanzar otro golpe – debe estar consciente para responder las preguntas del teniente
 
El marine murmuro algo y se alejó de mí caminando. El otro marine hizo que pusiera de pie y me acercó a un árbol cercano, me ató el tobillo derecho con una soga e hizo lo mismo con el otro extremo pero en árbol. Se aseguró que mis esposas estuvieran bien puestas y se alejó para reunirse con su grupo. Estaba hambrienta y cansada. Sabía que en mi estado actual no podía escapar y menos intentar luchar en un momento de descuido que tuvieran. Todo fallaría con un solo disparo y de nada valdría que me esforzara tanto por liberarme pero obviamente no podía. Las esposas eran pesadas y me comenzaban a hacer daño, ya que mis muñecas no soportaban mucho el peso de aquellas cosas y tenía que mantenerlas en el suelo casi todo el tiempo. Nunca había pasado por aquella situación y no sabía qué hacer, nunca pensé alguna vez me capturarían y tendría que idear un plan para escapar.  Miré al cielo y la nubes recorría el firmamento lentamente. Yo trataba de no pensar en mi situación actual o me pondría ansiosa y nerviosa.
 
-¿A qué hora vendrá el teniente? – dijo uno de los marines al grupo
 
-No lo sé, dijo que el sargento no quería bajar a tierra por que estaba cansado y fue a convencerlo –respondió otro marine que parecía estar algo obeso.
 
-Jajajaa, yo digo que fue a obligarlo, no sé cómo pudieron juntar a esos dos en la misma compañía y enviar a la mar – dijo el marine que me había golpeado.
 
Aquellos 5 marines eran bastante diferentes. El que había comenzado a hablar era un hombre con un bigote pequeño y ojos hundidos. La gorra que traía ocultaba su cabello pero pude notar que era ondulado y corto de color negro. El otro, el más obeso del grupo tenía los cachetes bastante grandes y las mejillas coloradas. Sus brazos eran gruesos y una barriga no tan prominente pero que si se notaba apenas estaba cubierta por la camisa de la marina que llevaba. El que me había golpeado tenía el cabello hasta la altura de las orejas de color marrón oscuro. En su rostro tenía una cicatriz que iba desde unos dos centímetros debajo de su ojo derecho hasta la comisura de su labio del mismo lado. Un lunar negro en su frente resaltaba peculiarmente. Uno de los otros dos marines era aquel que me había atado la soga al tobillo. Era un muchacho joven con el cabello corto, lo pude ver por qué se había quitado la gorra, de piel un poco oscura y no tenía ni bigote ni barba. El otro parecía ser el más serio, ya que tenía una mirada perdida y sus ojos siempre se mantenían al frente. Su rostro era algo escalofriante y no parecía estar muy animado.
 
Deje de mirarlos y miré mis manos por un momento.
 
-De que me sirve haber aprendido a defenderme si ahora estoy capturada y no puedo luchar – pensé mientras comenzaba a recordar a mis padres y los días en los que era feliz en mi isla, tan tierna e inocente.

Tuve que contenerme mucho cuando vi que un marine se le acercaba a Mellanie y le tocaba el rostro. Nunca me imaginé verla apresada y menos que algún hombre quisiera aprovecharse de ella. El día que la conocí a pesar de las extrañas circunstancias pude notar que era una mujer fuerte y luchadora que no podía dejarse vencer así nada más, fue por ello que verla en el estado que estaba me causo un gran conmoción pero aun así no quería actuar impulsivamente. Mis manos se cerraron en la tierra. Mellanie le escupió con fuerza y no pareció gustarle nada al marine ya que le dio un golpe en el rostro con el puño cerrado. Otro marine se le acercó e hizo que su compañero retrocediera, mientras que él ayudaba a Mellanie a ponerse en pie y la llevaba a un lado para atarla con una soga en el tobillo y apresarla junto a un árbol. Le debía mucho a esa mujer y no podía seguir viéndola en ese estado, con esposas y atada por el tobillo como si fuera un animal salvaje.

Vi la mirada de Mellanie dirigiéndose al grupo cuando oí las voces del grupo. Parecía que el buque que había estado muy cerca de la isla era parte de su compañía y un teniente tenía problemas con un sargento. En ese momento recordé que el buque tal vez se estaba demorando por el abordaje al barco en el que había llegado. No podía perder aquella oportunidad para salvar a Mellanie y no quería tener que enfrentarme a un teniente y a un sargento juntos. Cuando conocí a Mellanie tuve que luchar con un marine que casi me mata pero desde aquella vez había mejorado bastante día a día. En ese entonces no pude devolverle el favor a Mellanie y quise buscarla pero en el momento cuando perdía todas esperanzas y me resignaba a aceptar su orgullo, la encontré en una isla extraña. Era el momento en que debía pagar la deuda y decirle a ella todo en lo que había estado pensando desde el día en que la conocí

-Bien, lo primero que debo hacer es acabar con esos marines y luego huir hasta el otro lado de la isla. Tal vez si nos escondemos un buen tiempo, los marines se cansen y se vayan de aquí – pensé mientras me preparaba para atacar a los marines que se encontraban comiendo.

De pronto un sonido estruendoso hizo que saliera de mi desconcentración justo en el momento en el que disponía a atacar a los marines. Un fuerte “Boom” y luego otro más se oyeron a lo lejos.

-Eso no es...- pensé mientras recordaba algunas cosas y luego una sensación de angustia recorría todo mi cuerpo – los chicos y el capitán, no puede ser que esos desgraciados de la marina

Lo primero que se me vino a la mente era del buque de la marina me había visto huir del barco y al descubrir que posiblemente era un pirata habían decidido dispararle pero no era muy lógico, ya que nadie podía ser tan cruel para destruir un barco solo por haber albergado a un pirata. No quería creerlo pero me preocupe mucho por todas las personas que estaban en la tripulación. Los marines que estaban en el claro del bosque se habían puesto de pie y se miraban entre ellos tratando de comprender que había pasado.

-Que hacemos – dijo un marine algo subido de peso

-Creo que será mejor que vayamos a la costa con la prisionera y ya hay se verá que le pasara – dijo uno marine de bigote y de ojos hundidos.

-De que demonios hablas – dijo el marine al que Mellanie le había escupido – si vamos haya no podremos divertirnos y el teniente seguro que la hace ejecutar por fisgonear a una compañía de los marines

-Tienes razón – dijo el obeso marine mirando a Mellanie y luego sacando la lengua y pasándosela por sus propios labios en una expresión asquerosa de perversión – tal vez solo un momento y luego podremos ir a ver que paso

-Hagan lo que quieran yo preparé las cosas para irnos – dijo el marine que había atado a Mellanie al árbol

Claramente las intenciones de dos de esos marines era aprovecharse de Mellanie y ultrajarla sin miramientos. Aquello hizo que olvidara al capitán y sus hombres por un momento. La cólera e ira comenzaban a dominar mi mente y la sangre comenzó a hervirme. Otro marine se le unió al grupo de los dos que querían aprovecharse de Mellanie y juntos comenzaron a acercarse a ella lentamente. No podía permitirlo ni estar sin hacer nada por mucho más tiempo.

-Es el momento – pensé mientras salía a rápidamente de entre los arbusto y desenvainaba una de mis katanas para atacar a los marines que estaban descuidados.

No se dieron cuenta de mi presencia incluso cuando mi hoja les cortó el pecho a los tres. Mi katana izquierda dibujo una diagonal que iba de derecha a izquierda ascendentemente la cual se quedó marcada en el primer marine, mientras que mi segundo ataque hacia lo mismo pero al revés, de izquierda a derecha y en forma descendente, cortando al segundo marine. El corte que le llegó al tercer marine fue el mismo que al primero. Cayeron al suelo sin aliento tras mi veloz ataque. Me gire para ver a los otros dos marines, lo cuales apenas y habían girado sus miradas para verme. Envaine mi katana y los miré furiosamente.

El marine que parecía ser el más tranquilo del grupo desenvaino su espada y  mientras que el otro cogía su rifle. Momentos antes de que ambos, tanto el que tenía la espada desenvainada y el que tenía el fusil en mano preparará e disparo, desenvaine con rapidez mi katanas y los ataque con la parte que no era afilada. Ambos inconscientes cayeron al suelo, mientras que yo rápidamente busque entre las cosas las llaves de las esposas de Mellanie. Ella estaba en el suelo con los ojos cerrados ya que no quería ver a los marines que se le acercaban. Corrí a su lado e introduciendo la llave en la cerradura de las esposas se las quite rápidamente. La tomé de los hombros y la miré. Estaba con la última vez que la vi, las lágrimas corrían por su rostro y tenía los ojos aun cerrados.

-Mellanie, soy yo abre los ojos, ya estas a salvo, no debes preocuparte más – dije para que reaccionara

Los sonidos de que había oído no tuvieron sentido para mí. Estaba segura que eran cañonazos pero no sabía a quién podían estar disparando o quien podía estar haciéndolo. Pensé rápidamente en el buque de los marines y se me plantearon dos posibilidades: ellos estaban siendo atacados o ellos estaban atacando a alguien. Los marines se pusieron de pie mientras yo trataba de acomodar mis ideas y de pensar en algunas posibilidades para huir. Intercambiaron palabras que por el momento no llegué escuchar y tres de ellos comenzaron a acerca hacia mí. Entre ellos estaba en el marine que me había golpeado y supuse lo que quería hacerme. Cerré los ojos y quise olvidarme de todo, ya no podía negarme a mi destino si esto era lo que me esperaba. 
 
-Lo siento no pude realizar mis sueños, ya no quiero seguir en este mundo, no tengo ninguna razón para luchar, ya nada puede salvarme – pensé mientras volvía a recordar mi infancia. Los recuerdos llegaron rápidamente, mis padres tratando de atraparme para bañarme, cuando me atraparon comiendo dulces que uno de ellos escondía, el día en que me caí de un árbol y me dormí llorando en el regazo de uno de ellos.
 
Los recuerdos eran los mejor que podía tener en ese instante. De pronto, oí un ruido extraño y mis brazos se sintieron más ligeros.  Una voz que conocía me llamaba por mi nombre, dos manos me tomaron por los hombros. Quise gritar pero no lo hice para no demostrar mi debilidad, quise abrir los ojos y ver lo que me estaba pasando pero todo lo que podía hacer era llorar. No podía abrir los ojos y prefería quedarme ciega por el resto de mi vida y si hubiera habido alguna forma en ese momento cortarme la lengua y quedarme sorda. La voz seguía ahí, era una voz que había escuchado antes pero no pude recordar quien era hasta que comencé a abrir los ojos. Lo vi, era él, era el único chico que hasta ahora me había demostrado cortesía y preocupación por mi sinceras. Había arriesgado su vida para salvarme y yo se lo devolví abandonándolo sin saber si había sobrevivido.
 
-Maximilian, eres tú de verdad – dije con la cara llena de lágrimas, no podía dejar de llorar. Prefería creer que era un sueño y que él solo estaba ahí viéndome perder toda mi vida ante unos depravados hombres que ostentaban el símbolo del orden y la seguridad.
 
Estaba en sus brazos y quise asegurarme de que era real. Lleve mi mano derecha a su rostro y lo toque suavemente, ya que apenas y tenía fuerzas para moverme. Sentí el calor de su piel y mi mirada se quedó fija con la suya. Con la poca fuerza que me quedaba pase mis brazos por su hombro derecho y su costado izquierdo. Lo abrase y seguí llorando, no podía creer que él estuviera allí y por cosas del destino me volviera a salvar otra vez.
 
-Lo siento, lo siento de verdad – dije con la voz entrecortada por el llanto – yo…yo….

Quería decirle que tal vez si no nos hubiéramos separado tan bruscamente aquel día no hubiera pasado esto, tal vez él me hubiera propuesto ser su compañera de viajes y hubiéramos tenido aventuras juntos pero no me conocía muy bien y eso me daba bastante miedo. Aun así le había negado la oportunidad de hacerlo y tal vez había actuado de una manera tan infantil en ese momento. Cegada por mí orgullo lo deje el Loguetown con la poca atención médica que podía haberle dado pero después de todo había sobrevivido y ahora estaba a mi lado nuevamente. La muerte de mis padres y lo que pasó el día en que tomé la decisión de ir contra la marina me había dado una actitud muy reservada para con lo que sentía y probablemente fue eso lo que me impidió decirle que me había resultado algo tan inesperado el conocerlo pero fue bastante bueno hacerlo.

Mellanie me abrazó y pude sentir que estaba cansada, ya que la fuerza con lo hizo fue bastante débil. La volví a mirar y aún estaba con los ojos llorosos. Le quite las lágrimas con la manga de mi gabardina y luego la deje nuevamente en suelo para cortar la soga con la que estaba unida al árbol. Desenvaine y la corte, liberando de una vez a Mellanie. Rápidamente me volví a acercar e hice que pasara su brazo derecho por mi hombro para ayudarla a ponerse de pie. No sirvió de nada, no pude resistir ni un minuto en pie y cayó al suelo bruscamente. Esta bastante débil pero no era por el tiempo que había pasado a merced de los marines sino por otra cosa.

-Me permites – dije mientras le miraba las piernas

Ella asintió y me dejo llevar mis manos a sus piernas. Las toque suavemente tratando de ver el estado en el que se encontraban. Mi maestro me enseño que tocando los músculos de las personas de una forma especial podías darte una idea del grado de cansancio de todo su cuerpo. Las piernas eran un lugar adecuado para aplicar eso y así lo hice. Sentí que la tensión en sus piernas se había acumulado bastante y por el estado de su piel estaba deshidratada. El calor había hecho que sudara mucho y que perdiera líquido, lo cual había contribuido a que perdiera energía.

-Mellanie, ¿tú ya estabas mal antes de que te capturen verdad?

Luego de unos segundos me di cuenta que mi pregunta era tonta y lo único que estaba haciendo era perder el tiempo. Cogí a Mellanie en brazos y me dispuse a emprender la huida, ya que sabía que el buque de la marina ya debía estar de nuevo en dirección a la isla para recoger a sus hombres. Era obvio que evitar un enfrentamiento directo con el teniente y el sargento juntos de aquella compañía posiblemente significara mi propia muerte, ya que no sabía que tan fuertes eran. Lo único que podía hacer era escapar de aquel lugar y preocuparme por la chica que tenía en mis brazos. Cargue a Mellanie y comencé a correr lo más rápido que podía. A pesar de no pesar tanto, estar cargando a otra persona a través del bosque era bastante difícil y correr lo era aún más. Perdimos rápidamente de vista el lugar donde los marines habían caído.

-Debo apresurarme y encontrar un buen lugar donde ocultarnos – pensé mientras me detenía un momento para ver donde estaba

Nos habíamos adentrado mucho más en el bosque y supuse que andábamos perdidos. Deje al lado de un árbol a la chica que tenía en brazos y la miré tiernamente. Mellanie se había quedado dormida por el cansancio y la conmoción del momento. Quise quedarme con ella pero debía averiguar dónde estábamos. Busque el árbol más grande y trepe en él. Al llegar a la copa divise el gran bosque y una montaña unos kilómetros más allá. Baje a toda velocidad ya que en aquella montaña podía estar nuestra oportunidad para ocultarnos. Volví a cargar a Mellanie y me apresure para llegar antes del anochecer a las faldas de la montaña. Mientras seguíamos caminando en dirección a la montaña encontramos un rio, donde puede rellenar mi cantimplora y un frasco de vidrio vacío que encontré en la mochila de Mellanie. La deje recostada sobre un árbol que se encontraba cerca a las márgenes del rio. Miré a mi alrededor solo escuche algunos ruidos de animales que gruñían cerca de donde estábamos. Mellanie aún seguía con los ojos cerrados y parecía que no iba a despertar en buen rato. Supuse que el cansancio combinado con lo que había pasado aquel día, habían causado una conmoción en su mente que la habían hecho desmayarse.

Después de haber descansado algunos minutos, proseguí la marcha. Seguí caminado pero sin que pudiera darme cuenta, frente a mí el suelo se elevó y una figura extraña emergió de ella. Tenía una máscara tallada a mano de madera  y poca ropa. Me tomó del brazo y me jalo hasta la parte donde se había levantado la tierra, que formaba un gran agujero en la tierra. Con Mellanie en brazos nos perdimos en medio de la oscuridad de aquel lugar. Sentí como si alguien nos empujara y de pronto se hizo la luz. Una lámpara estaba encendida y pude divisar un lugar bastante extraño. Las paredes estaban hechas de tierra de color marrón y había algunas cosas ahí dentro. El sujeto me hizo una seña para que avanzara y vi que había una cama hecha de madera y paja. Levanto su mano y me señalo la cama. Camine hasta ella y deje a Mellanie recostada en la cama para que descansara tranquila. El sujeto que traía la máscara de madera y vestido solo con un taparrabos y una camiseta se me acercó y me señalo un lugar para que me sentara. Luego de ello camino hacia la lámpara que iluminaba el lugar y la apagó.

-Debemos ser muy cautelosos – dijo con una voz casi susurrando – tus amigos de la marina pronto vendrán por aquí, así que será mejor que se refugien aquí.

-¿Quién eres? – Pregunte casi susurrando de la misma forma que él - ¿Por qué nos ayudas?

La oscuridad rodeaba todo el lugar y no me dejaba ver donde se encontraba aquel sujeto. Podía matarme en cualquier momento si quería así que lo único que me quedo fue confiar en mi intuición.

-Estas es isla es mí hogar y no voy a dejar que nadie lo destruya – dijo la misma voz que había oído antes

-¿Quién eres? – volví a repetir

-Eso no importa, lo que importa es que tu amiga se recupere y aquí lo hará. Podrán irse cuando ella este mejor

Quise seguir preguntando pero me resigne solo a confiar en aquel sujeto, quien no era alguien muy normal. Normalmente en una situación diferente no hubiera confiado nunca en él pero viéndome angustiado por encontrar un refugio seguro donde los marines no nos buscaran accedí a quedarme a ahí, al menos Mellanie estaba segura para recuperarse. Mis piernas me dolían y rápidamente el sueño llegó a mí.

No sé cuánto tiempo dormí pero de lo que estaba seguro es que había sido bastante tiempo.

-Ya es de noche – se oyó un susurro – los marines estuvieron buscándote toda la tarde. Oí sus pisadas encima de nosotros. Salí un momento para ver qué pasaba y por lo que vi han formado varios campamentos de unos 10 a 15 hombres cada uno. Vi también a dos tipos que daban las órdenes

Sabía quiénes eran esos tipos. Un teniente y un sargento al mando de la compañía de un buque de guerra de la marina. Suspiré y dije:

-Gracias

-Tu amiga ha estado durmiendo todo el rato pero parece que en un momento despertara. Los marines están lejos de aquí, así que podremos encender la luz para que la atiendas

-Está bien

Fue extraño pero me sentía bien. Antes de cerrar los ojos y que todo el mundo se volviera oscuro para mí vi que Maximilian me tomaba en sus brazos y nos alejábamos del lugar donde había estado prisionera. El claro del bosque alejándose a la distancia fue lo último que vi. Mis ojos se cerraron rápidamente y no recordé más. Tras eso me vi a mi misma, un reflejo de mi ser en un lugar oscuro. Era como si yo fuera otra persona y me viera a mí misma. Luego desapareció y todo volvió a ser oscuro. Otra imagen apareció, una niña jugaba con dos conejos pequeños en un pequeño corral de madera. Esa niña tenía los ojos marrones claros, el cabello castaño liso y largo. Un vestido rosado con flores la hacía ver tierna y dulce. Apenas y supuse que tenía unos 7 a 8 años cuando una figura aún más grande apareció. Era un hombre vestido con una camisa veraniega con dibujos de frutas y unos pantalones cortos, cuales dejaban ver sus piernas velludas y pálidas. Tenía lentes y una sonrisa agradable para cualquiera, una sensación de conmoción me recorrió la mente y sentí que el corazón se me rompía, era mi padre.
 
Se acercó a la niña y le froto la cabeza suavemente con la mano derecha mientras le sonreía. La niña cargo a uno de los conejos con sus manos y lo pegó a su regazo. El conejo era blanco y pequeño. De pronto me di cuenta que la niña era yo pero yo hace muchos años atrás.
 
“-Siempre te han gustado los animales, verdad pequeña Mell – dijo mi padre mirándome
 
-Siiiii – dije riendo bastante emocionada por tener el conejito en mis manos
 
Mi padre me dio una zanahoria pequeña para que alimentara al conejo. Se la di y se la comió rápidamente. Luego de eso lo deje dentro del otro corral para irme de la mano con mi padre”. 


Ese fue otro momento feliz que viví. Mis padres siempre me habían educado con engreimientos sino también enseñándome a valorar la vida que me rodeaba, las flores, los animales y las personas. Me gustaban mucho las criaturas pequeñas, ya que era lo suficientemente delicada como para no hacerles daño.
 
En ese momento todo volvió ponerse oscuro y comencé a oír mi voz. Me preguntaba a mí misma si este era el camino correcto. No podía imaginarme a mis padres regañándome por querer ser pirata pero luego recordé las últimas palabras de uno de mis padres. El ser feliz era la meta más grande en mi vida, era todo lo que quería y que nadie me arrebatara la capacidad de hacer lo que quisiera.  Aun a pesar de tener esa idea no quería estar sola, no me sentía bien estando sola en el mundo, desde que nací nunca pase mis días sola pero solo fue cuando lo perdí todo que aprendí a valerme por mi misma. Tenía ganas de despertarme y ver a Maximilian y saber que estaba bien. Se estaba tomando la molestia de cuidarme y yo quería pagárselo de alguna forma.
 
No tenia idea de cuanto tiempo pasó para que finalmente volviera al mundo real pero cuando lo hice fue bastante extraño notar que nada había cambiado. Cuando abrí los ojos nada habían cambiado, creí haberme quedado ciega como antes había deseado pero era casi imposible que hubiera pasado. Todo estaba oscuro pero rápidamente una gran necesidad de beber agua se generó en mi garganta. Un olor a humedad mezclada con tierra se introdujo por mi nariz, combinado con otros aromas que trataba de descifrar. De pronto, el lugar se ilumino y pude ver donde estaba. Parecía una habitación pequeña ya que el techo estaba hecho de tierra color marrón oscuro al igual que las paredes. Estaba recostada sobre lo que parecía ser una cama. Me costó mucho moverme y quedarme sentada al borde de la supuesta cama donde había estado durmiendo. Maximilian se alaba a unos metros más allá y a su lado había una persona bastante peculiar. Tenía una máscara de madera de forma extraña con se parecía a una cara larga con dos agujeros en la parte superior y una abertura en forma rectangular más abajo. Maximilian me vio levantada y rápidamente se apresuró para llegar a mi lado. Me dio una cantimplora y bebí el líquido que estaba dentro. Sentí mi sed calmarse y lo miré con una sonrisa.
 
-Gracias – le dije mientras miraba más detenidamente la cama donde estaba. Estaba hecha de paja y una base de madera. Encima de la paja había una tela color marrón la cual cubría casi toda la cama - ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estamos? – agregué, dirigiéndome a Maximilian que se alaba sentado a mi lado.

Luego de unos momentos oí un extraño ruido, unos pasos cortos y luego el lugar se volvió a iluminar. El sujeto que nos había ayudado a refugiarnos había encendido nuevamente su lámpara y ahora nuevamente la oscuridad se había ido. Gire mi cabeza hacia el lugar donde descansaba Mellanie y la vi sentada en el borde de la cama. Me puse de pie y rápidamente me acerque a ella para darle mi cantimplora con agua para que bebiera. Ella la cogió y bebió el líquido. Me sentía emocionado y a la vez tranquilo porque ella estuviera bien. Me senté a su lado y me imagine que tendría muchas preguntas que hacerme, al igual que yo, ya que no habíamos hablado desde hace meses. La miré mientras terminaba de beber y me devolvía la cantimplora con “Gracias” de cortesía.

Sus preguntas llegaron rápidamente. Quería saber qué había sucedido y donde nos encontrábamos a lo que traté de ordenar mi mente para responderle.

-Exactamente no sé dónde estamos pero al menos estamos a salvo. Ese hombre nos ha ayudado a refugiarnos aquí pero aún no llegó a entender por qué ha construido un refugio debajo de la tierra. Lo que paso fue que derroté a los marines que te tenían capturada y anduvimos bastante por el bosque hasta encontramos con él – dije mirando al sujeto de la máscara de madera que se hallaba sentado en un rincón unos metros más allá – pasaba por esta isla con un barco con el que viajaba y por obvias razones no pude quedarme al ver un buque de los marines. Tomé la decisión de ocultarme en esta isla pero no me imaginaba que estuvieras aquí – hice una pausa ya que había recordado lo que había pasado por la mañana – supongo que los marines me vieron irme en el bote del barco y tal vez mis compañeros quisieron negar eso. Eso pudo haberlos llevado a ser bombardeados por el buque de la marina. Es solo una idea pero la verdad que esperó que sea otra cosa. Después de que huimos, estuviste inconsciente.

-Eso es todo lo que sabes – dijo el tipo de la máscara – yo lo vi todo y sé todo lo que pasó

Me volví y lo miré. Estaba bastante confundido con lo que dijo ya que no entendía como pudo haber pasado eso.

-Te lo contaré si quieres

-Por favor, hazlo

-Está bien, pero  luego tendremos que descansar, así que escuchen atentamente

Mellanie se recostó sobre mi hombro y mientras que el tipo comenzaba a decirnos todo lo que sabía.

-Vivo en esta isla desde hace mucho, mi nombre no es importante que lo conozcan, porque me imagino que cuando se vayan se olvidaran de todo y no lo nieguen. Bueno, al vivir aquí he aceptado este lugar como si fuera mi hogar y por tanto debo saber todo lo que pasa. Esos marines llegaron hace algunos días aquí para recoger suministros. El tipo que está al mando no parece una persona de carácter muy tranquilo. Yo los vi cuando descargaban cajas vacías para rellenarlas con fruta de la isla y empezar a cazar algunos animales de aquí.  Luego llegó tu barco – dijo mientras me señalaba con el dedo – Los marines se apresuraron a subir al buque ya que por órdenes del oficial en jefe, debían registrar el barco en el que habías llegado y dejaron una compañía de 5 hombres para que exploran la isla. Me lancé al mar cuando lo vi partir y mientras tú llegabas a la isla, los marines se acercaban al barco rápidamente. Nade hasta el barco y trepe para ver qué pasaba. Nadie me vio por qué todos los hombres estaban en la cubierta. Los marines abordaron el barco y tuve que ingeniármela para no ser descubierto. Registraron todo y luego se formaron frente al grupo de hombres que estaba en la cubierta. El oficial del buque hizo preguntas y el capitán de tu barco las respondió pero parecía dudar en algunas cosas. El marine se disculpó y parecía que se había tragado el cuento, cual fuera que sea. Los marines abandonaron el barco pero cuando lo hicieron, los cañones se prepararon para disparar. Se generó un caos y tuve que lanzarme al mar para salvar mi vida. Creo que algunos de los hombres que estaban en el barco hicieron lo mismo antes de que el barco fuera destruido. Cuando te quedaste dormido, antes de que ella despertara salí a explorar. Los marines estaban por todos lados  y escuche decir que querían atraparlos a ustedes vivos.

Luego de que termine de hablar pensé en los tripulantes del barco que me había traído hasta aquí.  Yo había tenido la culpa por huir y hubiera preferido que me capturaran a que ellos perdieron su barco y tal vez la vida. Me sentí culpable y apreté el puño en un gesto de frustración. El tipo me miró y luego dijo:

-Hasta que ella se recupere se pueden quedar aquí

-No te preocupes – dije tratando de ser amable – nos iremos cuando ella recupere sus fuerzas.

Estaba tratando de contener mi enfado ya que era lo que sentía en ese instante en mi interior, ya que por mi culpa los hombres del capitán que me habían acompañado aquel día ahora estaban muertos o la gran mayoria lo estaba. No podía dejar que eso me jugara una mala pasada y debía mantener la cabeza fría para poder pensar en la manera de irnos de esa isla.

2 Días después 

Habían transcurrido tres días desde que llegué a la isla y ya había recuperado toda mi fuerza por completo, comiendo frutas y trozos de carne de lo que Maximilian había podido cazar, mi cuerpo se había recuperado, aunque tuve que tomar algunas pastillas de mi mochila para calmarme la fiebre que tuve un día antes. El hombre de la máscara de madera nos ayudó recolectando fruta y a la creación de un mapa de la isla. Maximilian dibujaba bastante bien así que no habría problema a la hora de entender lo que había graficado en un trozo de papel que encontré dentro de mi mochila. También nos señaló la ubicación de los campamentos de los marines y donde estaba ubicado su barco. Al cuarto día cogimos algunas cosas que íbamos a necesitar y salimos nuevamente al exterior. El lugar seguía siendo tan exuberante como lo recordaba. Los arboles  eran bastante grandes y de una corteza bastante ancha.

Nos despedimos del sujeto y este por primera vez desde que nos conocimos nos dio una muestra de cordialidad. Un fuerte apretón de manos para los dos, nos hizo sentir que al menos no nos consideraba unos patanes mal agradecidos. Nos alejamos poco a poco del lugar donde días antes nos habíamos refugiado y lo perdimos de vista. Mientras estuve recuperándome Maximilian había estado a mi lado cada noche que pasaba en cama. Me contaba de algunas cosas que había vivido el todo el tiempo que no nos habíamos visto y me gustó mucho saber que le había ido bien en sus aventuras.

-Tal vez yo pueda conseguir una recompensa algún día – pensé mientras me reía para mis misma – eso sí que sería genial, jejeje tendré que darle mi mejor ángulo a la cámara del fotógrafo de la marina para salir bien en los carteles

No conseguí estará atenta a lo que pasó luego y me estampe contra la espalda de Maximilian. Se había quedado de pie de la nada y cuando se giró miró a su alrededor algo preocupado. Me hizo un gesto para que guardar silencio y me agachara. Ambos lo hicimos en silencio mientras miraba a mi derecha e izquierda buscando el motivo por el cual Max estaba tan alerta.  Dos Marines caminaban a unos pocos metros a nuestra izquierda. Ambos tenían las escopetas en la espalda y los cinturones que las sostenían estaban cruzados en diagonal de derecha izquierda. Uno de ellos era un poco flaco y su rostro tenía ojeras y pecas en las mejillas. El otro tenía la piel un poco morena pero era de complexión un poco más atlética. Ambos parecían hablar sin preocupaciones mientras se seguían acercando hasta el lugar donde estábamos. Nosotros nos ocultábamos tras unos arbustos que llegaban a una altura de un metro y medio. Cuando de pronto se quedaron de pie al otro lado de los arbustos. Rogando a los dioses que no nos descubrieran por que no queríamos alertar a ninguna compañía, nos mantuvimos en silencio y sin mover ningún musculo.

-Ya te dije que el teniente ha dicho que tenemos que cogerlos vivos

-Pero no entiendo por qué, tal vez quiera ejecutarlos con los que los dejaron escapar

-Jajajaja, no me sorprendería, al teniente Gillen lo conocen por ser tan cruel que no se anda con juegos así sea un anciana

-No me hagas recordar lo que pasó ese día

-Vamos, esa vieja se lo merecía, no me vas a decir que debió contenerse

-Pero encerrar en prisión durante dos días a una anciana que le derramo un poco de sopa en la camisa

-Jajaja, no fue un poco, fue todo un plato de sopa y estaba caliente

-Bueno, yo no sé pero a todo esto dime,¿cuando zarparemos?

-El sargento dijo que el cuartel general le ha dado al teniente una buena riña por haberse quedado aquí más de lo esperado. Si no encontramos a los piratas en menos de 3 días nos vamos.

-¿Tres días?, demonios no resistiré tanto en esta porquería de isla.

-Eres una niña, bueno aquí no hay nada, regresemos al campamento que tengo mucha hambre

Se oyeron sus pasos alejarse poco a poco del lugar donde estábamos y suspiré por habernos librado de aquella situación. Miré a Maximilian y un poco de sudor le corría la frente, obviamente por la tensión por la que habíamos pasado.  Lentamente me fije si ya se habían ido y al ver que no había nadie seguimos caminando con más cuidado. Debíamos estar alertas para que no nos descubrieran o todo se echaría a perder. Lo que habíamos acordado con Maximilian era el no llamar la atención de ningún marine y pasar desapercibidos hasta llegar a la costa donde huiríamos con el bote que Max había usado para llegar a la isla. Algo en lo que me quede pensando mientras seguíamos caminado era la idea de que el oficial jefe de esos hombres parecía ser un tirano. Una persona en su sano juicio no le haría daño a una anciana y menos meterla a prisión por un simple accidente. Comenzaba a inquietarme el que ese hombre estuviera en la marina y fuera un tirano cruel sin escrúpulos.

Luego de habernos despedido de nuestro amigo de la máscara de madera pasamos por una situación bastante arriesgada. Dos marines que parecían estar haciendo un reconocimiento en la zona estuvieron a punto de descubrirnos si no se hubieran detenido a hablar entre ellos. Mellanie no había parecido notar que se oyeron sus pasos a lo lejos pero yo si ya que puse todos mis sentidos en alerta mientras caminábamos. Escuchamos de lo que hablaban y lo que dijeron no me sorprendió al inicio. Solo cuando mencionaron lo de un anciana que fue encerrada en prisión por derramar sopa caliente sobre el teniente de esa compañía hizo que sorprendiera bastante. No podía creer que hombres que se hacían llamar las autoridades del mundo y que portaban un símbolo de orden eran tan crueles. Mucho peor era la idea de que había encarcelado a una anciana que pudo haber tenido un mal movimiento y dejar caer la sopa sobre él. Quise borrar de mi mente todo eso ya que debíamos seguir con el plan que habíamos preparado Mellanie y yo. Seguimos caminando por un buen rato y solo nos deteníamos para mirar el simple mapa que había hecho con el hombre que nos ayudó a refugiarnos. Mi guitarra se balanceaba de un lado a otro y trate de asegurar fuertemente el cinturón con el que la cargaba para que no chocara con algo y delatara nuestra posición.  El sol llegó a su esplendor radiante y produciendo muchísimo calor en el ambiente. Era medio día y aun no veíamos la costa.
 
No quería pensar que nos habíamos perdido, así que me fije muy bien en el mapa y reconocí algunas cosas que el hombre de la máscara me había dicho. Un árbol a mi derecha tenía una cruz marcada en la corteza de la base. Claramente escuche que siempre debía tener cuidado con todos los detalles en los arboles porque ellos me ayudarían cuando estuviera desesperado. La cruz significaba que estábamos en el camino correcto para ir a la costa ya que al seguir caminando vi otra en la misma dirección que seguíamos. Luego de algunas horas de estar caminado, por fin pudimos ver la costa de la isla. El mar era en ese instante mirar el mar era lo mejor que había podido pasar en el día. Buscamos un buen lugar para bajar a la playa pero algo comenzó a inquietarme mientras recorría con la mirada la costa. Cuando descendimos nos ocultamos tras unas rocas mientras trataba de recordar donde había dejado el bote. Recorrí con la mirada una y otra vez el lugar. Mi angustia comenzaba a aumentar cuando decidí ver el mapa para asegurarme que podía equivocarme.
 
-Debe estar por aquí – dije mientras desdoblaba el mapa
 
Me tranquilice cuando vi el dibujo de la isla y noté que la playa donde estaba el bote era la que estaba a nuestra izquierda. Corrimos por la playa hasta llegar a una saliente que la tierra hacía para vivir aquella playa de la otra. Subimos la pendiente y cuando pude divisar la playa desde ese punto la angustia volvió y con más intensidad. Bajamos y me gire una y otra vez tratando de buscar el bote. No lo encontraba. Estaba seguro de que estábamos en el lugar correcto por me mi memoria se refresco al ver los arboles más allá que comenzaban a formar la jungla exótica por la que había comenzado a caminar cuatros días atrás.
 
-No puede ser, no puede ser, ¿Dónde demonios esta? – dije en un tonó agresivo


Caí de rodillas a la arena y la golpee con el puño. Estaba frustrado por todas las cosas malas que nos estaban pasando y ahora lo peor había sucedido. No podíamos salir de la isla y los marines nos pisaban los talones a todo momento. Trate de calmarme pero mi mente ya no tenía la suficiente concentración para pensar en otra idea. Sentí la mano de Mellanie tocándome el hombro y la miré. Su rostro no parecía preocupado y no entendía por qué pero su serenidad hizo que me tranquilizara. Me puse de pie y caminamos hasta los primeros árboles que estaban en la entrada a la jungla de la isla. Nos sentamos uno al lado del otro y lo único que me importaba era que ella se quedara a mi lado.
 
-Y ahora qué haremos Mell, no tenemos una forma de cómo salir de aquí – dije mientras miraba la playa y las olas del mar terminando en una espumosa línea que mojaba la arena.

El plan que había ideado días antes con Maximilian parecía estar resultando a la perfección. Nos iríamos dejando atrás a los marines y burlándonos de un oficial que no conocía límites para su crueldad. Vimos la costa la isla y cuando descendimos no vimos nada que se pareciera a un bote. Maximilian parecía algo incómodo y a la vez angustiado. Nunca lo había visto así pero cuando sacó el mapa de su bolsillo su rostro cambio de forma. Ahora parecía más tranquilo y confiado. Miró hacia su izquierda y corrimos hasta subir una pendiente de tierra. Al llegar a la cima me di cuenta que en esa playa tampoco había algo que se pareciera a un bote. Maximilian camino de un lado al otro, supuse que trataba de darse una explicación a lo que observaba ahí. Se dejó caer al suelo y golpeo la arena con fuerza. Cualquiera se hubiera sentido frustrado si viera que algo no sale como quisiera pero tratando de calmarlo y que sintiera que no estaba solo, lleve mi mano a su hombro. Me miró y sentí que poco a poco se calmaba.
 
Salimos de la playa y nos sentamos junto a un árbol. Mientras miraba el mar y buscaba una idea para solucionar nuestro problema, Max dijo algo que no parecía típico en él.
 
-Y ahora qué haremos Mell, no tenemos una forma de cómo salir de aquí
 
Después de oírlo, una idea extremadamente tonta apareció en mi mente.
 
-Y si robamos el buque de la marina – dije en tono gracioso para que Maximilian simplemente me regañara y me creyera una loca
 
Su mirada se cruzó con la mía y abrió los ojos completamente. Una sonrisa se dibujó en su rostro y luego de eso miró al suelo un momento para luego sacar el mapa y quedarse mirándolo.
 
Lo que le había dicho no tenía mucha lógica y era una idea suicida pero algo en mi me decía que intentarlo podía ser mejor que quedarnos ahí a esperar que los marines nos atraparan. Poco a poco la idea fue cobrando más fuerza en mi mente ya que comenzaba a pensar en toda la información que teníamos de los marines. Había oído mientras Maximilian y el hombre de la máscara hablaban que los campamentos de los marines que nos estaban buscando eran unos 4 y que en cada uno había cerca de unos 10 a 11 soldados. Si teníamos suerte los oficiales a cargo de la compañía no estarían en el buque y podríamos fácilmente apoderarnos del barco. Sin embargo, también está la posibilidad de tener que enfrentarnos a ellos e incluso que nos estén esperando.
 
-Oye Max, no es posible que ellos se hayan llevado el bote para obligarnos hacer lo que te acabo de decir- hice una pausa para pensar bien lo que iba seguir diciendo y continué -Podría ser una buena idea pero tendríamos que tomar un montón de preocupaciones – dije mientras cogía una pequeña piedra y la lanzaba en dirección a la playa – tendríamos que nadar hasta el barco y entrar sin ser vistos
 
Sabía que un buque de guerra no era cualquier cosa, era una de las unidades que usaba la marina para ejercer su poder y un buque de guerra listo para destruir una isla completa si se lo proponía. La unidad naval más fuerte de la marina y un constante peligro para los piratas de hoy en día. A ninguna persona cuerda se le ocurría la idea de apoderarse de uno, ya que los piratas normalmente hacían todo lo contrario lo cual era huir al ver un buque de guerra acercarse. En ese instante ambos ya no teníamos otra alternativa, debíamos actuar en contra de la lógica o esperar a que nos mataran en aquella isla. Si conseguíamos apoderarnos del buque de guerra sería algo que obviamente humillaría a la marina.
 
-Tal vez con esto consiga una recompensa por mi cabeza – pensaba mientras me cruzaba de brazos y agachaba mi cabeza.

Mellanie y yo estábamos pensativos. Ambos tratábamos de encontrar una solución a la situación en la que estábamos pero no había nada que podíamos hacer.  De pronto ella casi como jugando, dijo la cosas más tonta y loca que jamás había escuchado. Quería que tomemos por la fuerza un buque de guerra de la marina, lo cual prácticamente era suicidio. Su idea de apoderarnos del barco de los marines se comenzó a diseminar en mi mente como el veneno lo hace en la sangre. Por más que quería olvidar de esa idea, en más cosas pensaba sobre eso. No perdí tiempo y tomé el mapa para estudiar un poco la situación. Mellanie volvió a decir algo y la escuche mientras volvía a leer el mapa. Tenía razón en alguna forma, si los marines se habían llevado el bote, nos emboscarían en el buque de guerra y acabaríamos prisioneros o peor aún, ejecutados por aquel tirano de la marina. Me sentí un poco confundido cuando dijo que debíamos ir nada y tomar el barco por sorpresa porque claramente yo no podía nadar.
 
-Sabes hay algo que quiero decirte desde hace mucho – dije mientras guardaba el mapa – no sé cómo te lo vayas a tomar pero me comí una fruta del diablo y no creo que pueda nadar
 
Aquello la exalto un poco pero me miró con una sonrisa en el rostro. No parecía realmente impresionada pero si sabía que eso me impediría nadar y tomar el barco por sorpresa. Comer una fruta del diablo era una desventaja a la hora de sobrevivir en alta mar pero era una gran ayuda cuando te encontrabas luchando en tierra. Yo hasta ese momento no la había usado por que tenía bien sabido que muchos confiaban demasiado en los poderes de las Akumas que no fortalecían su propia fuerza. Prefería usar solo mi  habilidad para luchar pero tal vez llegado el momento tendría que usar los poderes de mi fruta. Seguí pensando en la situación que pronto nos aquejaría pero algo se me ocurrió al instante.
 
-Aléjate un poco del árbol Mell – dije mientras me ponía en pie
 
Mellanie también lo hizo y se alejó unos pasos atrás. Desenvaine mis katanas y corte el tronco en la parte más baja. Mellanie me miró algo confundida y enseguida me lance a cortar las ramas.
 
-Si hago una tabla de madera, podremos ir juntos a por el barco de la marina – dije entusiasmado mientras cortaba las ramas del árbol
 
Mellanie entendió por fin lo que dije. Estaba claro que si hacia una tabla de madera podría flotar en agua y no necesaria nadar pero sabía que el trabajo arduo lo tendría que hacer ella. Para mí era muy fácil cortar la madera pero la que tendría que ir casi acuestas conmigo tendría que ser ella. No tarde mucho en dejar sin ramas el árbol y corte en el otro extremo y le di forma a un tronco de unos dos metros. Con movimientos muy precisos corte a la mitad el tronco y luego volví a cortar esa otra mitad.  La tabla de madera que había fabricado parecía ser lo suficientemente resistente para llevarme encima.
 
-Bien, debemos esperar a que…
 
-Por qué no simplemente te llevo en mi espalda – me dijo Mellanie
 
No había pensado eso pero me puse rojo al instante. Aquello en verdad me había puesto muy nervioso pero me di cuenta que iba a ser más fácil que estar en la tabla. Mellanie se rio de mi tonta expresión y luego hizo un gesto de despreocupación. Lo siguiente que hicimos fue quedarnos cerca a la playa hasta el atardecer. Debíamos atacar por la noche para tomar por sorpresa el barco y tener la ventaja del momento. Una hora antes de que el sol se ocultara corrimos por el borde la costa para encontrar la ubicación del barco. Estaba a una distancia considerable de la isla cuando lo encontramos. Nos escondimos detrás de un risco hasta esperar las horas de la noche. El sol se ocultó y dejando mis miedos atrás, comenzamos el plan. Mellanie me cogió de la mano y ambos entramos en el mar. Le pase mis brazos por el cuello pero no al punto de apretarle el cuello. En verdad era una situación algo embarazosa pero ella seguía riéndose en silencio.
 
-Estas cómodo – dijo en tonó burlón
 
-Me siento demasiado débil pero aguantaré hasta llegar ahí, solo apresúrate
 
Era obvio que el mar estaba afectándome. Me sentí muy cansado pero debía resistir. Mellanie estaba cargándome y parecía no tener problemas para hacerlo así que no me preocupe por ella.

Sabía que nos estábamos arriesgando demasiado, Maximilian tenía dudas en un principio pero las despejo cuando intento crear una tabla de madera para solucionar su incapacidad de nadar. Se había comido una Akuma y era lógico que el mar le afectaría. Yo al ver que estaba tan entusiasmado y que ya tenía la decisión de seguir con eso, no sentí ningún reparo en decirle algo que podría sonar muy pícaro en cualquier otro contexto. Su nerviosismo me pareció tan dulce y a la vez gracioso, ya que de alguna forma note que era bastante reservado con las mujeres. Al caer la noche ya estábamos listos para ejecutar nuestro plan y lo hicimos sin más dudas. Sentí los brazos de Maximilian cuando me pasaron por el cuello, no me hice muchos problemas por sentir su cuerpo juntos al mío pero algo que me llamó la atención fue que a pesar de que Max era alto no pesaba tanto como lo había imaginado.
 
Me dijo que se sentía débil y trate de mantenerlo despierto todo el camino pero justo antes de que lleguemos a la gran cadena de metal que conectaba el barco con el ancla, no me respondió más. Estaba inconsciente y eso me asusto un poco. Trepe por la cadena con Maximilian a cuestas, y a pesar de que me costaba mucho avance unos pocos metros antes de que se despertara. Escuche un “demonios” cuando me vio delante de él ya a unos cuantos metros fuera del agua y rápidamente elevo sus brazos para tomar una parte de los eslabones de la cadena. Ambos seguimos avanzando hasta llegar a una pequeña apertura que había al final de la cadena. Entramos por ese agujero y nos encontramos en el primer nivel donde estaba la primera hilera de cañones. No había nadie y eso fue muy extraño. Max y yo nos miramos el uno al otro intentado explicarnos que pasaba pero al no encontrar resistencia decidimos buscar a algún marine que nos respondiera que pasaba.
 
Corrimos por todos lados, bajando hasta los niveles inferiores del buque de guerra pero no encontramos a nadie. De pronto Max me miró y me dijo
 
-¿No es esta la hora en la que cenan?
 
Podía ser posible pero nada perderíamos en ir a ver el comedor. Corrimos tratando de encontrarlo y a pesar de que paso un buen rato para hacerlo ya que el buque de guerra era muy grande. Llegamos a la puerta del comedor, lo reconocimos porque arriba de la puerta había un símbolo de un cuchillo y un tenedor graficados.
 
-¿Listo? – dije mientras trataba de recuperar el aliento
 
-Espera – dijo Maximilian quien estaba jadeando de la misma manera que yo
 
Ambos respiramos profundamente y una vez listos, decidimos entrar para enfrentarnos a los marines que nos impidieran tomar el buque de guerra. Maximilian se acercó a la puerta y le dio una patada. La puerta se abrió de par en par pero lo que vimos nos sorprendió a los dos y casi hace que nos fuéramos contra el piso. 12 hombres y un muchacho de nomas de 12 años estaban sentado en una mesa comiendo cuando los interrumpimos bruscamente. Los 12 hombres estaban vestidos de una forma no cotidiana la que los marines vestían y los reconocí como cocineros y tal vez hasta el personal de limpieza del buque de guerra. Todos giraron sus cabezas y nos miraron con expresiones de asombro. Se levantaron bruscamente y todos corrieron a ponerse contra la pared detrás de la mesa.
 
-No nos hagan daño, somos el personal del barco no somos soldados – dijo uno de los que estaba presente.
 
El tipo que había hablado era muy flaco y traía un mandil encima. Tenía un bigote muy fino y una piel muy pálida. Maximilian bajo las katanas que había desenvainado y las guardo. Yo me relaje ya que había adoptado una postura para prepararme para luchar.

Me sentía muy apenado con Mellanie. Me había desmayado y tuvo que cargarme mientras subía por la gran cadena de anclaje. Cuando recobre la conciencia tuve que tomarme de uno de los eslabones rápidamente para dejar a Mellanie libre. Ambos subimos hasta el barco y una vez allí, no encontramos a menor resistencia. Me tranquilice mientras corríamos revisando cada nivel del buque y no encontrando a nadie. Se suponía que si no encontrábamos a nadie, eso nos haría entender que todos los marines estaban en la isla. De pronto algo se me ocurrió y una sensación de angustia recorrió mi cuerpo. Le pregunté a Mellanie si esta no era la hora en que cenaban y ella me miró dándome la razón. Después de todo si atacábamos a todos en el comedor estarían desprevenidos. Al llegar al comedor luego de correr en su búsqueda, nos tomamos un instante para recuperar el aliento. Cuando estuvimos listo le lancé una patada la puerta y desenvaine rápidamente para atacar a cualquier marine que estuviera en el lugar pero las cosas que sucedieron nos tomaron de improviso. Un grupo de personas estaban sentadas en una mesa. No parecían para nada marines comunes ya que su reacción no fue para nada agresiva. Se pusieron contra una pared y uno de ellos dijo:
 
-No nos hagan daño, somos el personal del barco no somos soldados
 
Luego de eso me tranquilice y guarde las espadas. Mellanie también se tranquilizó y nos sentamos en la mesa.
 
-No tengan miedo, no les haremos daño, mmm supongo que estaba a punto de cenar ¿nos podemos unir?
 
El tipo que había hablado miró a sus compañeros y estos se miraron los unos a los otros. Asintieron con la cabeza y caminaron nuevamente a sus asientos. Un muchacho muy joven me trajo un plato de sopa al instante y le dio otro a Mellanie. El ambiente estaba en silencio y parecían estar muy tensos.
 
-Disculpen lo brusco que hemos sido, mmm supongo que es creen que somos bandidos
 
Un hombre bastante alto y delgado de piel clara y con poco cabello, habló.
 
-Perdona pero ¿quiénes son ustedes? y ¿qué hacen aquí?
 
-Nosotros – dije sonriendo – somos piratas y estamos aquí por el barco

Todos lanzaron un “Que” muy fuerte y sus caras era muy graciosas. Yo y Mellanie nos reímos alegremente.
 
-¿Qué demonios pretenden en un buque de la armada par de locos?
 
-Íbamos a llevárnoslos
 
La cara del cocinero que me estaba hablando era para partirse de la risa. Estaba confundido, asombrando y no sabía si ponerse serio o entrar en pánico.
 
-Todos los soldados están la isla, así que como se irán sino tienen suficiente personal.
 
-Ya veremos la forma, pero bueno si no les molesta les pediria que se queden aquí.
 
-No se preocupen no haremos nada malo
 
-Gracias – dije mientras le sonreía para evitar cualquier actitud descortés.
 
Me puse de pie y Mellanie hizo lo mismo. Ambos no habíamos comido nada por temor a que nos hubieran puesto algo en la comida o que estuviera envenenada.
 
-Adiós, espero que nos veamos pronto – dije mientras caminábamos hacia la puerta del comedor.
 
Cogí una escoba y salimos del lugar. Mellanie me miró. Note en su rostro que estaba bastante confundida y le sonreí para calmarla. Partí la escoba en dos y bloquee la puerta del comedor para que nadie saliera. Camine hacia la derecha del comedor y gire a la izquierda en la esquina. Encontré una nueva puerta la cual también bloquee con el otro lado de la escoba.  Volví hacia donde estaba Mellanie y le dije:
 
-Vamos a cubierta, de ninguna manera dormiré dentro

Buscamos algunos comestibles en la bodega y también los llevamos con nosotros a la cubierta. Allí se podía ver la luna iluminando parte del buque de guerra de los marines mientras que nosotros nos sentábamos en cerca de los caños principales. Estaba claro que si los marines estaban en la isla, no había nadie que nos impidiera el poder partir con el barco. Mellanie se sentó a mi lado y cogió una manzana de la caja de comestibles que habíamos conseguido.
 
-Te preocupa algo Max – me pregunto
 
-Nos iremos por la mañana, estoy demasiado cansado
 
-Es verdad, será mejor que descansemos para poder partir con la luz del sol.
 
-Si – dije mientras le sonreía
 
Mellanie se quedó mirando la isla al igual que yo. Estábamos seguros que la marina iba a tomar medidas rápidas para asegurarse de que no volvamos a búrlanos de ellos. Íbamos a robar uno de sus buques por el descuido de uno de sus oficiales. Algo que comenzaba a inquietarme era el hecho de que si no había nadie en el buque de guerra, los marines no se habían dado cuenta que había dejado el bote en un playa cercana y si ellos no tenían el bote ¿quién podía haberlos cogido? Era una situación bastante extraña pero no quise complicarlos más porque ya habíamos conseguido lo que queríamos. Mellanie se había quedado dormida a mi lado y yo hice lo mismo.

Me despertó el graznido de las aves revoloteando a nuestro alrededor. El sol ya había salido y me sentí con bastante ánimo aquella mañana. Miré a mí alrededor y Maximilian estaba a mi lado durmiendo muy tranquilo. Era la primera vez que lo veía así pero fue algo muy gracioso que lo estuviera haciendo en un buque de guerra de la marina. Me puse de pie y me até el cabello para que no me molestara, ya que hacía mucho calor para tenerlo suelto. Camine hacia el borde de la cubierta y miré la isla. En ese momento recordé que no le había dicho a Max como llegué hasta allí. Había naufragado y por esa situación los marines me habían atrapado fácilmente pero ahora todo era diferente. Yo estaba recuperada y con más fuerzas que nunca.
 
-Creo que no debería exagerar cuando digo que hubiéramos podido tomar este buque por la fuerza así hubieran estado todos los marines dentro – dije riéndome alegremente
 
De pronto algo que no me esperaba que pasara sucedió, un grupo de marines aparecía en playa que estaba frente a nosotros. No entendí como habían aparecido de la nada pero me alerte cuando lo hicieron. Corrí rápidamente hacia donde estaba Maximilian para despertarlo. Se levantó bruscamente y se tambaleo un momento mientras recuperaba la consciencia.
 
-¿Qué pasa? – dijo mientras se frotaba los ojos para quitarse el sueño que tenia
 
-Los marines están en la costa, estoy segura que abordaran el barco muy pronto, debemos prepararnos.
 
Maximilian se exalto y todo el sueño que había podido ver se le fue al instante. Miró por la borda y vio justamente a los marines que estaban en la costa de la isla. Se dio media vuelta y desapareció por la puerta que llevaba a los niveles inferiores del buque. Luego unos minutos apareció a mi lado con unos prismáticos y se los coloco a la altura de los ojos. Movió un poco el ajuste de las lentes y miró al grupo de marines.
 
-No puede ser – dijo con una voz un tanto preocupada. Maximilian aparto los ojos de los prismáticos y me los entregó.
 
-¿Que paso? – pregunté mientras usaba los prismáticos para ver a lo lejos. Conté unos 23 marines formados dos filas una detrás de la otra. Seguí mirando y un tipo llamo mi atención. Vestía una ropa deportiva de color azul, tenía el cabello corto y de color negro. Una camiseta de color roja combinaba con la ropa deportiva pero eso no fue todo lo que me llamó la atención, sino que tenía el logo de la marina grabado en la parte izquierda del pecho de su ropa. Era un marine pero no me explicaba el por qué estaba vestido así. Otros dos marines arrastraban a una persona frente al marine que vestía con ropa deportiva y lo dejaban caer al suelo. Su físico me recordó al tipo de la máscara que nos había ayudado solo que esa persona no tenía ninguna mascara. Deje a un lado los prismáticos y vi a Max muy preocupado.
 
-No me digas que ese tipo que han capturado es…
 
-Si es él que nos ayudó cuando más lo necesitábamos Mell – dijo con un tono bastante serio
 
-Pero cómo es posible – dije bastante sorprendida
 
-No lo sé pero de que estoy seguro es que debemos ir a ayudarlo
 
-¿De qué hablas?, hay una veintena de soldados de la marina esperando a que vayamos para matarnos cuando estemos a distancia de tiro
 
-No me importa, yo sé que debo ir – dijo Maximilian con bastante seguridad – tu quédate aquí, si me pasa algo debes irte
 
-No, iré contigo y no intentes hacerme cambiar de parecer – dije con frialdad

Max entendió que no daría mi brazo a torcer y en parte quería acompañarlo porque también le debía gratitud a ese hombre de la máscara de madera.

Mellanie me despertó bastante preocupada. Me tomó un par de segundos regresar al mundo real y reaccionar a lo que me dijo pero cuando oí que los marines estaban en la playa todo el sueño que tenia se fue.  Corrí hacia los vestidores de los marines donde había visto unos prismáticos y los cogí. Algo que comenzaba a inquietarme era la posibilidad de que los marines fuera lo suficientemente inteligentes como para pensar en que tomarías su buque si ellos no estaban y todo me daba a entender que no era muy ingenuos. Estaban en la playa y cabía la posibilidad de que hubiesen planeado algo para atraparnos a nosotros y recuperar su buque. Mientras corría para regresar a la cubierta pase por el comedor pensaba en que era el momento preciso para irnos. Al regresar al lado de Mellanie me coloque los prismáticos y miré en dirección a la costa de la isla. Había un buen grupo de marines y un tipo vestido con ropa deportiva con el símbolo de la marina en el pecho. De toda la información que tenía, sabía que los marines que ya no usaban ropa cotidiana eran los de rango superior. El sargento al que me enfrente en Loguetown meses atrás me lo demostró de alguna manera.  No creía que un hombre que fuera tan cruel se vistiera así y se estuviera riendo como lo hacía aquel tipo. De pronto fije mi vista en un hombre que parecía familiar. Dos marines se acercaban a donde estaba el tipo de la ropa deportiva arrastrando a un tipo. Tenía un tapa rabos y la piel clara. No tenía cabello en la cabeza y su rostro parecía bastante envejecido. No podía creer que ese hombre fuera el que nos había ayudado tantos días antes. Aleje mis ojos del prismático y me puse a pensar en la situación.

Supuse que Mellanie también se dio cuenta al verlo en la costa y tras una breve discusión, decidimos dejar nuestra oportunidad de escapar de las garras de la marina para ayudar a ese hombre. Yo por mi parte no era una persona mal agradecida ni inconsciente. Sabía que el sujeto de la máscara tuvo que arriesgar mucho para ayudarnos y darnos toda la atención posible pero no habíamos visto una manera de como agradecérselo cuando nos despedimos. Había llegado el momento de hacerlo y no dudaríamos en dejar que un amigo pierda la vida por nuestra culpa. Mellanie me ayudo a cargar un bote de la marina y lo lanzamos al mar. Con una escalera echa de sogas bajamos hasta el bote y remamos hasta la playa. Nos esperaba la compañía formada de marines con la primera apoya en una rodilla en suelo y la otra de pie, todos apuntándonos con los rifles. Caminamos con las manos en alto hasta donde estaba el tipo de la ropa deportiva y cuando llegamos hasta donde estaba él, el hombre que estaba a sus pies levanto la mirada desde el suelo.

-Tontos, no debieron…

-Silencio – dijo el marine pisándole la espalda con las zapatillas mojadas – yo soy el genial sargento superior de la 78° división de los marines, Welling Punish, estoy aquí para arrestarlos a los dos sin resistencia a cambio de que deje libre a esta basura que nos ha causado muchos problemas

-Mi nombre es…

-Sí, se quién eres – dijo mientras de llevaba sus manos a los bolsillos de su pantalón – Loguetown y Galuna,he. Causaste mucho alborote en esos lugares- hizo una pausa mientras daba unos pasos al frente - pero aquí se acabó la fiesta

-Vaya veo que me conoces – dije sonriendo – muy bien, déjalo ir y podrán llevar solo a mi

-No, no, no, el teniente dijo que a los dos

-Ella no tiene nada que ver en esto


-Si se resisten morirán piratas – dijo gritando el sargento de la marina - ¡Soldados!

-El todavía no es un pirata – dijo una voz muy gruesa - al menos aun no

Me di la vuelta y un hombre alto con que vestía con un traje gris a rayas, camisa azul y corbata negra se acercaba hacia donde estábamos. Camino detrás de los marines y se colocó a lado del sargento.

-Teniente, señor – dijo el sargento con algo de temor – los criminales no han aceptado la proposición

-¿Enserio? – Dijo mientras sus ojos negros me miraban con gran frialdad

Una brisa recorrió el lugar en ese instante. La tensión se sentía en el ambiente y yo comenzaba a preocuparme más solo porque esos marines estaban ahí. El marine que había aparecido era realmente intimidante y algo en mi me decía que no confiara en lo que decía. No podía dejar que Mellanie pasara por algo más por mi culpa y era por eso por lo que no había aceptado su propuesta hasta ese momento.

-¡Mátenlos! – grito con energía y firmeza el teniente de la marina  

Un solo disparó se oyó en el lugar luego de que el teniente dio la orden. Me gire y un soldado de la marina caí al suelo mientras que todos sus compañeros sorprendidos y confundidos veía la herida de su espalda que manchaba toda la camiseta blanca de rojo. Mi vista rápidamente siguió la posible ruta de donde había provenido el disparo y cuando mis ojos se detuvieron, casi me caigo de la impresión. El capitán del barco con quien había estado viajando fumaba su pipa mientras sostenía un rifle con una mano. Detrás de él estaban todos los sus hombres. Eran todos los con los que había estado viajando unos días antes y que creí muertos.

-Te echamos una mano muchacho – grito el capitán

Le sonreí y quise correr a abrazarlo pero la situación se volvió muy tensa cuando el teniente de los marines encolerizado grito.

-¡Acribíllenlos, que no sobrevivía ninguno de ellos! ¡Los hare ejecutar a todos!

Los hombres del capitán y los marines cargaron unos contra otros. Una pequeña batalla dio inicio en la playa mientras que el tipo de la máscara de madera aprovechaba para escapar. Lo vi levantarse del suelo cuando los dos oficiales estuvieron distraídos y correr hacia la jungla. El teniente lo vio y supe que planeaba algo malo.

-Encárgate de esas dos ratas dijo – mientras se quitaba el saco del traje, lo lanzaba al suelo con mucha agresividad a la arena y se iba corriendo detrás del hombre que había escapado.

Al llegar a la costa sentí como si estuviéramos cayendo en el propio juego de los marines.  Esperaba que nos dispararan de una vez pero cuando estuvimos muy cerca no lo hicieron. El marine que traía la ropa deportiva se dio a conocer. Era el sargento de la compañía y nos ofreció un trato a cambio de liberar al hombre de la máscara. Nosotros no sabíamos su nombre así que en mi mente solo lo podía conocer así. Maximilian se negó ya que no quería que me perjudicaran a mí también. Fue el momento mientras discutíamos con el sargento de los marines que hizo su aparición el hombre de quien habíamos escuchado cosas horrendas. Tenía un traje gris a rayas y una camisa azul. Su mirada era bastante penetrante y su sola presencia me causaba una inquietante sensación de peligro. Luego de enterar que habíamos rechazado su oferta, el marine pareció enojarse y ordeno que nos disparasen. Uno de los marines que nos apuntaban se desplomo al suelo luego de que un disparó se oyera en toda la playa. Había una herida en su espalda que sangraba y vi que unos hombres extraños habían aparecido. Uno de ellos, el que parecía ser el más viejo, fumaba una pipa mientras nos miraba.
 
-Te echamos una mano muchacho – gritó mirando a Maximilian
 
Maximilian le respondió con una sonrisa y entendí que los conocía. En ese momento el teniente de los marines ordeno atacar a los recién llegados y la lucha comenzó. Cuando me gire vi que el teniente de la marina lanzaba su saco de vestir a la arena con mucha fuerza y se ponía a correr en dirección a la jungla. El hombre de la máscara ya no estaba y supuse que el teniente había ido tras él.  El sargento que estaba frente a nosotros se quedó mirándonos y luego un gesto de resignación levantando los hombres y dejándolos caer. Su mirada cambio, se volvió sombría y ya no tenía ese tonó burlón que antes nos había parecido a Maximilian y a mí.
 
De pronto se puso en una posición extraña. Sus pies hacían unos pasos extraños entre saltos pequeños manteniéndose en el lugar que estaban. Doblo los brazos y los llevo hasta su mentón, mientras seguía haciendo esos saltos pequeños. A mí me pareció que bailaba pero no me di cuenta que era esa una posición de combate hasta que lanzó un puñetazo a toda velocidad contra Maximilian. Pude ver que su golpe era bastante rápido pero el movimiento de Maximilian lo fue más. Lo esquivo fácilmente moviéndose a la derecha con solo un giro de pies. El sargento dio unos pasos atrás.
 
-Vaya, no lo haces nada mal – dijo mientras volvía a dar pequeños saltos y movía los pies como bailando.
 
Miré a Maximilian y noté que estaba mirando en dirección a la jungla. De seguro estaba preocupado por el hombre de la máscara, así que me quite la mochila de la espalda y le dije:
 
-Vete, yo me encargo de este pesado
 
Maximilian me miró bastante sorprendido. Asintió con la cabeza y justo en el momento en que iba a dar un paso, el sargento de la marina se puso delante de él.
 
-¿A dónde crees que vas? – dijo mientras lanzaba un puñetazo en dirección suya.
 
Rápidamente me moví y desvié su puñetazo golpeando su muñeca con la palma de mi mano.
 
-Tú bailas conmigo – dije mientras le lanzaba una patada en la parte posterior de la rodilla lo cual hizo que se arrodillara y pude darle un buen golpe en la cara con mi puño izquierdo.
 
El sargento cayó de espaldas mientras Maximilian aprovechaba para irse corriendo. Estire los dedos y me separe un poco mis piernas para tener estabilidad y mejor control en mis movimientos. El marine se puso de pie al instante y se llevó la mano a la cara.
 
-No está mal niña pero lo que estas usando es un estilo antiguo de combate, no podrás superar la fuerza de mis golpes ni la velocidad de mis piernas
 
-Eso ya lo veremos – dije mientras levantaba mi brazos a la altura de mi ojos y me preparaba para luchar.
 
El tipo comenzó a dar pequeños salto de nuevo y sus brazos comenzaron a moverse de una manera extraña, cambiando de posición de mientras se balanceaba de un lado a otro. Lentamente se comenzó a acerca hacia mi mientras que yo no me movía para mantener mi circulo de defensa cerrado. Podía ver por donde atacaría pero algo que mis padres me habían enseñado era que todo defensa siempre tenía un punto débil. El marine comenzó a balancear su cuerpo más y más, no tenía que estaba haciendo pero un instante me pareció que desapareció para volver a aparecer a unos centímetros frente a mí. Un puño cerrado a toda velocidad llegó desde la parte de abajo y me golpeo en todo el mentón. Mi cuerpo se elevó en el aire haciendo una pequeña curva hacia atrás para caer a la arena bruscamente. Mi cabeza se conmociono mientras caí ya que por un instante sentí que perdía todo el sentido.

Me sorprendió bastante que Mellanie golpeara de la forma en que lo hizo al sargento de los marines. Eso me permitió seguir mi camino para alcanzar al teniente de los marines. Corrí lo más rápido que pude para alcanzarlo ya que me llevaba bastantes metros de ventaja. No me imaginaba que le podía hacer al hombre de la máscara si lo atrapaba y era por eso que debía apresurarme. Lo que me preguntaba aún era como habían lo habían encontrado, si nosotros en todo el tiempo que estuvimos refugiados en su escondite no habíamos tenido problemas. Salte por encima de un árbol que me bloqueaba en camino cuando oí un extraño ruido. Una ráfaga de aire extraña me golpeo con gran fuerza y casi hace que pierda el equilibrio. Aquella ráfaga de aire no era normal ya que luego de unos segundos se terminó. Oí unas pisadas acercándose y por mi derecha. Cuando me gire, vi que el teniente de los marines se acercaba arrastraba un cuerpo. Lo tenía agarrado de la pierna y cuando llegó a estar a unos metros frente a mí dijo:
 
-Lo quieres, aquí esta
 
Lo lanzó hacia mí y el cuerpo del hombre golpeo el suelo fuertemente. Un quejido se oyó lo cual me dio a entender que seguía vivo pero bastante mal herido. Me agache y lo miré tratando de buscar alguna señal de que estaba aún lo suficientemente consciente para responderme.
 
-Cálmate, todo estará bien – dije mirando su cuerpo ensangrentado
 
El hombre abrió los ojos lentamente y me miró.
 
-T….o….d….o e...s….m….i culpa – dijo titubeando – si…. si yo no hubiera hecho….la tontería de seguirlos….no me hubieran….atrapado…
 
-Cálmate – dije tratando de que se quedara en silencio - guarda fuerzas
 
Unas lágrimas salieron de los ojos de aquel hombre. Eso en me impacto demasiado, ya que cuando había estado con nosotros nos demostró tanta fortaleza y parecía ser alguien muy duro. Deje en el suelo para que tratara de resistir mientras aun lo miraba. Mellanie podía curar sus heridas pero un marine la tenía ocupada, además había otra cosa por la que preocuparme.  Levante la mirada y era la primera vez que estaba dispuesto a pelear para vencer a alguien. Antes solo pensaba en salvar a alguien o luchar por acabar problemas muy gordos con alguien o incluso para tener que huir pero en ese instante quería en verdad cortar con toda mi fuerza a ese marine. El teniente me miraba fríamente, tenía los brazos cruzados y no se movía de donde estaba.

-No me digas que quieres luchar contra mí, remedo de basura – dijo efusivamente – no tienes oportunidad contra alguien como yo, además no tengo tiempo para perderlo contigo ya que solo vine a esta isla por un encargo
 
Lo que dijo ya no me importaba, llevé mis manos a las empuñaduras de mis katanas y lentamente me moví hacia adelante. Estando ya más cerca del teniente lo miré fijamente. No me intimidaba más su mirada y su presencia había perdido el efecto preocupante sobre mí.
 
-Parece que quieres suicidarte chico, pero bueno terminaré esto rápidamente contigo – dijo mientras dejaba su posición estática y dejaba de cruzar los brazos.
 
Doblo el de la derecha y se desabotono la muñequera de la camisa que traía puesta para doblarla varias veces y tener su brazo descubierto. Hizo lo mismo con la izquierda  y luego se llevó la mano a la parte posterior del cuello y lo movió de un lado a otro para relajar sus músculos. Hizo unos movimientos de estiramiento y luego llevó su brazo derecho cerca de su pecho. Estiro su mano y comenzó a cerrarla para solo dejar el dedo índice estirado. No sabía que intentaba hacer pero algo bueno no planeaba. Su mano se movió en el aire con fuerza, dibujando un diagonal con su dedo. Sentí algo extraño que me hizo estar alerta ya que al instante una extraña ráfaga de aire se originó frente al marine y viajo a una velocidad demasiado rápido contra mí. Desenvaine mi espada y mi no sé por qué pero reaccione a esa ráfaga de aire como si una espada llegara a mí de la misma forma que lo hacía. La desvié hacia la derecha y esta ráfaga impacto contra la parte superior de un árbol, destrozándolo el punto de impacto por completo.
 
-Eso es… - dije mirando al teniente con asombro
 
Recordaba lo poco que me había contado mi maestro de las artes marciales y siempre me advirtió que la forma física más peligrosa de combate entre los marines era el Rokushiki y sus variedades. Se trataba de una técnica de fortalecimiento físico para usar el cuerpo como arma. Los movimientos eran tan fuerte que se podría decir que una patada podía cortar una montaña a la mitad como si fuera una espada.
 
-… Rokushiki – dije en voz alta por ver el impacto esa ráfaga de viento
 
-Jajaja, vaya vaya – rio el teniente – ¿acaso conoces eso?
 
-Sí, bueno sé que lo usan los marines pero jamás pensé en enfrentarme a alguien así
 
-Pues te equivocas, eso no es Rokushiki, este es un estilo personalizado de técnica llamado Kazehoko, el camino del viento, solo existen dos personas en el mundo que lo saben y una de ellas soy yo. Antes de que mueras, te lo explicaré. He entrenado mi cuerpo de una forma que puedo ser muy veloz, eso es uno de los requerimientos básicos para hacer este tipo de técnica. Si no tienes velocidad jamás podrás hacer esto, yo tengo la capacidad de acelerar la velocidad del aire, usando movimientos complejos puedo moldear mis ataques como a mí se me plazcan.
 
-Ya veo, así que usas el viento a pesar de que no has comido una Akuma
 
-Sería más poderoso si pudiera tener la fruta logia del aire, es por eso que me uní a la marina, porque si llegó a ascender podre conseguir esa fruta.
 
-Así que obtener más poder es tu único objetivo
 
-Así es, y si tengo que matar a un bebe para hacerlo lo hare, no me importa – dijo con una expresión macabra en su rostro
 
-Dios, este hombre está enfermo de verdad – pensé mientras pensaba en alguna forma de como vencerlo.
 
El marine sonrió y dijo:
 
-Pero esto se acabará aquí y ahora, morirás en un momento
 
En ese momento su pierna se elevaba rápidamente y luego la flexionaba. La estiro con fuerza y sentí que ese ataque era más potente que el de antes. Me cubrí con mis katanas pero la fuerza del viento era bastante fuerte. Aun así no consiguió moverme mucho. Había sido arrastrado unas pocas décimas de centímetros hacia atrás. El teniente sonrió con una expresión sombría en rostro y volvió a repetir la misma acción pero esta vez lo hizo unas 4 a 5 veces seguidas. La fuerza fue mayor y ya no pude resistir mucho tiempo. La ráfaga de aire hizo que me estrellara con un árbol. El teniente de la marina apareció velozmente frente a mí y sus manos se colocaron delante de mi pecho.


Sus dedos se juntaron y pude escuchar como decía.
 
- Shichi (Garras de la muerte)
 
De pronto un impacto por todas direcciones atravesó mi cuerpo. Sentí que como me cortaran por todos lados al mismo tiempo. Caí al suelo ensangrentado sobre todo en el pecho con la cabeza hacia abajo mientras el teniente me miraba con su característica frialdad.

Una voz me gritaba que me pusiera de pie, que ese golpe no había sido nada que aun podía seguir luchando. Abrí los ojos y miré el cielo azul. Una gaviota paso volando y me incorpore lentamente, apoyándome en mi brazo derecho mientras me llevaba la mano izquierda al mentón. El dolor era intenso pero no me importaba. Me puse de pie y vi que el sargento de la marina me había dado la espalda y se disponía a irse.
 
-Oye, aún no hemos acabado – dije mientras me frotaba el mentón - sí que pegas muy duro
 
-Qué demonios, ese ha sido un golpe perfecto, como te has podido poner de pie como si nada
 
-Vamos, tienes que hacer más para derrotarme
 
-No te burles de mí
 
El marine comenzó a bailar otra vez, mientras saltaba como lo había hecho antes. Lanzó un golpe con la derecha en línea recta y lo desvié golpeando su brazo con la parte baja de mi mano derecha a lo cual le siguió un golpe bastante rápido con la izquierda. Respondí de la misma manera pero esta vez cruce mi mano izquierda para desviar su golpe. Volvió a atacar de la misma forma una y otra vez. Mi padre siempre me decía que cuando a una persona orgullosa se le acostumbraba a hacer algo que no podía hacer, haría lo mismo por bastante tiempo, lo cual facilitaría la predicción de sus acciones. El marine estaba cayendo en ese error, no solo estaba gastando energías en tratar de derribarme con sus golpes sino que trataba de hacerlo de la misma manera. Se tomaba respiros cada cierto tiempo para volver a atacarme mientras yo lo único que hacía era golpear sus brazos para desviar sus golpes. De pronto pude coger la muñeca de su brazo derecho, rápidamente sin dejarlo reaccionar, lo golpee varias veces en el estómago y me gire en el aire para dar una vuelta hacia atrás estirando mi pierna y dándole una patada en la cara que lo lanzó hacia unos metros más allá. Jadeando un poco miré al marine que estaba en la arena unos pocos metros más allá.
 
-He, levántate, no creo que te haya vencido con algo tan simple
 
El marine se puso de pie lentamente. Se giró y caminó hasta estar a una poca de distancia de donde estaba. Su mejilla izquierda estaba roja por la patada que le di pero él no parecía para nada alterado.
 
-Vaya sí que eres muy buena

-Gracias pero supongo que tú no has estado luchando enserio
 
-No, simplemente no me gusta luchar con mujeres pero en tu caso hare una excepción
 
-Me alagas
 
Desapareció de mi vista nuevamente pero esta vez estaba suficientemente concentrada para esquivar su ataque. Su puño rozó mi mejilla derecha y respondí pasando mi brazo derecho encima de su brazo izquierdo ya que había lanzado un golpe cruzado y lo golpee en costado izquierdo con mi puño. No podía soltarse ya que lo tenía prisionero con mi brazo derecho. Seguí golpeándolo una y otra vez pero no caía, parecía que era bastante resistente, cuando con su brazo izquierdo me empujo y pudo soltarse, cargo contra mí con dos goles sucesivos de gran potencia. Cruce mis brazos para bloquearlos y apenas y pude resistir. Me volvió a golpear una y otra vez. Mis brazos no resistirían mucho y tenía que encontrar una forma de vencerlo, antes de que él lo hiciera conmigo.  Sus golpes ahora eran más potentes y di unos pasos atrás para tratar de desviarlos como lo había hecho hasta ese momento pero me fue imposible y una lluvia de certeros puñetazos me llegó por todos lados. Las piernas me flaquearon y caí de rodillas con todo el cuerpo adolorido.
 
-Que lastima, una chica tan linda y en tan mal estado – dijo mientras se daba la vuelta para irse – no voy a golpearte más, así que déjalo ya
 
No podía creer que tan solo por ser mujer me subestimara. Estaba en el suelo, a punto de desmayarme pero mi propio orgullo aun me mantenía despierta. Quería seguir luchando pero los brazos no me respondían y lo único que podía hacer era quedarme quieta. No podía negar que era demasiado frustrante el hecho de estar en ese estado pero el marine resulto ser más fuerte que yo. “A veces no hay la necesidad de ser más fuerte que tu oponente, solo basta con ser más inteligente, tú por ser mujer tienes un pequeña desventaja en fuerza pero puedes compensarlo con tu velocidad Mellanie”. El recuerdo de mis padres hablándome sobre la forma de luchar en combate me hizo entender que desde que comencé a practicar las artes marciales, siempre había mejorado mi velocidad por encima de mi fuerza física. Comprendí que las mujeres ya de por naturaleza teníamos la desventaja de ser menos fuertes que los hombres en combate pero las cosas podían cambiar.
 
-Aún no hemos terminado – dije mientras levantaba la vista para ver al marine con la cabeza en alto
 
El sargento se giró y bastante sorprendido balbuceo algo que no pude llegar a oír. Se quitó la parte de arriba de la ropa deportiva y solo se quedó vistiendo el pantalón deportivo que llevaba encima. Su pecho no tenía pocos vellos y su musculatura no era algo que llamara la atención. Se acercó a mí furioso y levanto el puño para golpearme de frente a la cara con su brazo derecho. Vi su golpe venir y lo esquivé balanceando mi cuerpo hacia un lado. Rápidamente lanzó otro golpe con su otro puño izquierdo el cual también esquive de la misma manera. Esquive una y otras vez más cada golpe.
 
-¿Qué pasa? Puedo ver como sus brazos se estiran una y otra vez de una manera muy lenta – pensé mientras esquivaba otra vez uno de sus ataques.
 
Reaccioné tras ello y antes de que pudiera lanzarme otro estire mis brazos hacia el frente golpeando con los puños cerrados su vientre desprotegido. Retrocedió unos pasos y se llevó la mano derecha al lugar donde había golpeado. Me puse de pie sacando fuerza de flaqueza y corría hacia él. Quiso contratacar lanzando otro puñetazo pero me moví lo suficientemente rápido para esquivar su ataque colocándome al lado de su brazo estirado, cogí su muñeca con mi mano izquierda y cerré mis dedos entorno a su muñeca ejerciendo presión sobre su articulación. El marine dio pequeño chillido y con mi brazo libre le di un golpe en el cráneo poco más arriba de la oreja izquierda para desorientarlo y pareció surtir efecto ya que su rostro parecía bastante perdido. Cogí el brazo que tenía estirado con mi mano derecha y estire mi brazo por completo para dejar su pecho sin ninguna posibilidad de defensa. Solté su brazo y di golpes continuos en su pecho una y otra vez para luego terminar mi ataque separando mis piernas y lanzando un golpe con la palma abierta hacia su mentón. El cuerpo del marine se elevó en el aire para luego impactar contra la arena.

Cansada y con el cuerpo adolorido caí de rodillas respirando difícilmente. El marine no daba signos de seguir consciente y comprendí que después de todo lo había derrotado.

-Vaya sí que ha sido difícil – dije mientras respiraba profundamente para recuperar el aliento.

“Acaso quieres que siempre te hagan daño Maximilian, siempre es lo mismo, siempre esperas en el último momento para vencer a tus oponentes, porque no puedes vencerlos con solo ataque, acaso no eres lo suficientemente fuerte, yo creo que sí, entonces qué esperas, demuestra lo que eres, donde esta esa voluntad de la que tanto estas orgulloso”
 
Aquella voz me había hecho reaccionar, me sacó de mi letargo y me dio ánimos para siguiera despierto. A pesar de que el dolor me impedía ponerme de pie, levante la mirada. El teniente de los marines se había dado media vuelta y me daba la espalda. Supuse que creía que me había vencido pero aún tenían suficiente fuerza para seguir luchando. Use el árbol que tenía detrás como mi apoyo para ponerme de pie. Me tambalee un momento pero pude mantener el equilibrio, era obvio que el último ataque había lastimado bastante mi cuerpo pero no me había derrotado aun. Podía escuchar los lentos pasos del teniente mientras se alejaba del lugar.
 
-¿Ya se acabó? – pregunté mientras lo miraba fijamente
 
-Debiste haberte quedado donde estabas – dijo al detener su caminata – no te imaginas el dolor que te espera si sigues así
 
Levante mi mano derecha y le mostré mi katana en señal de que aun quería luchar. Él pareció enfadarse y se preparó a atacar. Estaba a una distancia considerable y me lancé al ataque corriendo con las hojas de las katanas hacia abajo. El marine lanzó un puñetazo con fuerza y supe que era casi lo mismo que había hecho con la patada pero esta vez lo esquive y la ráfaga de aire en forma de puño paso de largo. El marine lanzó otros dos ataques más en mi dirección y me moví de un lado hacia el otro dribleando y esquivando sus ataques. Cuando estuve muy cerca de él, di un giro completo hacia atrás en el aire impulsándome en mi pie izquierdo. Mi espada derecha le hizo un corte superficial en el pecho. El marine retrocedió y se tomó la herida que comenzaba a sangrar.
 
-Maldito, como te atreves
 
-Te pregunté si ya se había acabado
 
-No te burle de mí -  dijo mientras corría hacia donde estaba y atacaba con su manos en forma de garras.
Las ráfagas de viento se impulsaban desde sus manos y salían desviadas a toda velocidad contra cualquier cosa que se encontrará a su alrededor. Ninguna llegó a impactarme ya que bloqueaba su ataque con mis rápidos movimientos de katanas. El choque constante de nuestros ataques barría el suelo levantando las hojas caídas de los árboles. Soportaba bastante bien el ritmo de sus ataques, mientras lanzaba una y otras vez embestidas con mis katanas las cuales desviaba con su técnica. El intercambio de golpes eras más que impresionante aunque el marine llevaba la ventaja ya que yo estaba más herido que él no lograba derribarme ni alcanzarme con ningún ataque. Casi todo estaba en mi contra, sabía que él tenía más experiencia de combate, usaba un estilo de combate único y no tenía ningún reparo en matarme. Sus movimientos eran bastante precisos, cada cierto tiempo usaba las piernas para atacarme y sus manos para tratar de atravesar mi defensa.
 
La palma despidió una ráfaga de viento que me impulso hacia atrás. Tuve la sensación de que aquel ataque tenía el mismo efecto que las patadas pero en menor intensidad. El combate comenzaba a preocuparme, la duración de la lucha podía tener graves efectos en su definición ya que la sangre que había perdido pronto comenzaría traer consecuencias en mi organismo. Tenía que hacer algo muy pronto o seria en vano todo el esfuerzo que estaba haciendo.  Me distraje por un momento y el marine lo aprovecho para romper mi defensa y atacarme nuevamente con la técnica que me había dejado mal herido. 
 
-Muere – dijo mientras sus manos se colocaban muy cerca de mi pecho y cerraba sus dedos para luego soltar la ráfaga de viento a toda velocidad contra mi – Shichi
 
Nose si fue por instinto pero mientras soltaba un chorro de sangre por la boca, cogí al marine con la mano derecha del hombre y le clavaba la katana izquierda por el costado derecho. La hoja atravesó todo el cuerpo del marine y salio por la parte detrás de su espalda. El marine escupió sangre por la boca y casi a punto de caerme me empujó hacia atrás con su mano izquierda. El impulso de la ráfaga me hizo retroceder bruscamente hacia atrás, retirando la hoja de katana de su cuerpo. Caí al suelo bastante mal herido. El marine se llevó la mano a la herid y su rostro reflejaba el daño que le había generado. Yo aún consciente, me puse de pie haciendo un esfuerzo sobre humano, con casi todo el cuerpo empapado en sudor y sangre me dispuse a seguir luchando. Lo miré con una sonrisa en el rostro y el marine parecía bastante preocupado.
 
-Cómo es posible que… - escupió un poco más de sangre – demonios, esto me lo vas pagar, pero ni creas que has ganado, esto no significa nada
 
-Es posible pero al menos he conseguido hacerte sangrar
 
Se puso de pie, aun con la mirada fría apretó los puños y mirándome dijo:
 
-Crees que tu destino es ser grande en esta era, te equivocas, tu solo eres un pequeño grano de arena en esta inmensa playa que pronto se bañara de la sangre de los inocentes que pierdan la vida por los verdaderos piratas que aparezcan
 
Luego de eso, encolerizado y con gran agresividad se lanzó al ataque.
 
“Que es lo que te hace diferente al resto, que es lo sientes que tienes de especial para creer que tus sueños se cumplirán. Acaso es tu poderosa voluntad para seguir adelante o tus ganas de ver a tu madre feliz porque tú lo eres. Las preguntas nacen en estos momentos extraños pero siento que mi corazón no duda cuando digo que ese hombre está equivocado “
 
Las palabras venían de mí mismo, esa voz era yo dándome una explicación a mi vida.
 
“Tu fuerza radica en no querer matar a las personas, entonces no lo hagas, las espadas fueron creadas para eso pero tú no lo quieres hacer, entonces este no es tu camino. Que gran confusión pero hay una manera de hacer lo que yo quiero y a la vez hacer lo que debo hacer, no debo cortar a nadie y al mismo tiempo debo hacerlo. Es una frase interesante pero ¿la entiendes?, sabes qué es eso, sabes que significa lo que tú quieres hacer, no tomar ningún camino y tomarlos todos a la vez, es aceptarte cómo eres y a la vez negarte por completo, es desaparecer de la realidad”
 
Miré al teniente que se acercaba contra mí con el puño listo para golpearme pero me percate de algo. Sus movimientos eran demasiado lentos, podía ver como sus pies tocaban el suelo de tierra y sus pisadas dejaban huellas en la tierra.
 
ROL EN TERCERA PERSONA PARA ENTENDER COMO ACABO EL COMBATE

Maximilian estaba estático, de pie sin moverse, parecía que haber entendido y aceptado su destino. El teniente de la marina se acercaba para golpearlo con toda su fuerza pero algo inesperado y extraño sucedió. Maximilian tenía la mirada fija en el suelo y no parecía dispuesto a responder, pero dos segundos antes de que el teniente soltara su puño contra él, Maximilian desapareció a la vista del marine o eso fue lo que Gillen creyó que pasó. El joven pirata había dado algunos pasos hacia adelante a una velocidad increíble y no solo avanzó sino también cortó al teniente mientras lo hacía.  Maximilian estaba detrás del teniente con la mirada hacia el frente y con las katanas en dirección hacia el frente. Dos líneas que formaban un X aparecieron en el pecho del teniente y la sangre salía despedida de las heridas con gran fuerza. El teniente cayó al suelo casi inconsciente y apenas con vida que pronto se le acabaría. Maximilian se desplomó en el suelo de rodillas y luego se fue de cara contra la tierra.

Estaba cansada pero pude ponerme en pie. Miré hacia donde antes la pequeña batalla entre marines y los conocidos de Maximilian se había dado notando que habían unas 7 figuras en pies. No eran marines y uno de ellos era un hombre algo ya mayor que fumaba con una pipa de madera. Me acerque a ellos tomándome con la mano el costado derecho que me dolía bastante y cuando estuve frente al hombre de la pipa le sonreí ya que había logrado derrotar a los marines.
 
-¿Estas bien niña? – dijo con su voz gruesa y rasposa
 
-Sí, gracias, ammm no me he presentado soy Mellanie
 
-A yo soy el capitán Jacks y estos son mis hombres, viajábamos con Maximilian cuando tuvo que bajar a esta isla para no causarnos problemas.
 
-Así que ustedes son los del barco
 
-Si – dijo inflando el pecho, lo cual demostraba el orgullo que sentía por su tripulación.
 
Los marines estaban en el suelo con heridas muy profundas y algunos se comenzaban a desangrar.
 
-Vayan a buscar Maximilian, yo me quedare aquí un momento
 
-Ya escucharon a la señorita vayamos por nuestro amigo, seguro tiene problemas con ese teniente del diablo
 
Todos los hombres lanzaron una arenga al aire y corrieron a la jungla para buscar a Maximilian. Cuando todos se fueron, cogí mi mochila y saque algunas cosas de primeros auxilios que tenían allí. Vendas, desinfectante de heridas y algunas pastillas para el dolor. Corrí a lado de un marine y he hice que se sentará. Tenía los ojos cerrados y rápidamente le pase un trapo con desinféctate de heridas por el corte que le habían hecho. Algo que no me importaba quienes eran necesitaban atención médica y yo siendo una doctora podía dársela. Mis padres me habían enseñado que por mucho que sea tu enemigo si está herido debes curarlo. Me demoré cierto tiempo en vendar y curar a los marines pero pude tratarlos a todos a tiempo, sacándolos de posibles muertes innecesarias. Luego de eso arrastre a todos los marines para que pudiera estar juntos y en determinado momento no hicieran problemas o escaparan. Trate también a los hombres del capitán Jacks y los ayude a moverse a otro lado. Corrí por toda la playa recogiendo los fusiles y apilándolos para que nadie se atreviera a disparar. De pronto, unas voces gritando con efusividad se oyeron desde la jungla. Camine hasta estar al borde de la playa donde estaba el primer árbol y el grupo de capitán venía con caras muy pálidas y preocupadas. Cuatro hombres cargaban en una camilla improvisada con camisas a Maximilian sobre ella. Al verlo, solté un alarido de preocupación ya que todo su cuerpo estaba llenó de sangre.
 
-¿Que ha pasado? – dije con mi voz entrecortada
 
-No lo sabemos, lo encontramos así – dijo tristemente el capitán
 
Dejaron a Maximilian en el suelo y yo rápidamente me coloque a su lado. Los hombres me ayudaron a quitarle parte de la ropa y pude notar que al menos tenía tres costillas rotas, los músculos de su espalda, sus hombros y su abdomen estaban demasiado dañados y tenía cortes por todos lados. Su respiración era bastante lenta y pausada.
 
-Necesito agua y algunas plantas que hay en la isla, lo más rápido que puedan
 
Tras indicarles las características de las plantas que debían buscar, todos salieron disparados al bosque para buscarlas. Yo mientras tanto curaba todos los cortes que tenía Maximilian en el cuerpo. No entendía que podía pasado pero algo tenía que ver el teniente de la marina con esto. Luego de algunas horas, los hombres del capitán aparecieron. Con dos piedras machaque las plantas que me habían traído y se lo coloque alrededor de las partes más lesionadas del cuerpo de Maximilian. Cubrí con unas hojas de palmeras su espalda y sus brazos y sus hombros. Después de que termine de hacer eso, lo cubrí con vendas por todos lados.
 
-Listo, ya termine. No puedo hacer nada más – dije mientras me secaba el sudor de mi frente con un trozo de tela que usaba como pañuelo – ahora todo depende de él, si quiere vivir luchará
 
Las siguientes horas estuve tratando de pensar que podría haber ocurrido para que Maximilian tuviera ese tipo de lesiones pero luego de un momento algo se me pasó por la mente.
 
-Pueden llevarme al lugar donde encontraron a Maximilian – dije mirando al capitán


-Por supuesto – dijo mientras abría la boca para dejar salir un poco de humo gris
 
El capitán le ordeno algunos hombres que me llevarán al lugar donde habían encontrado a Maximilian y cuando llegué me sorprendió bastante la escena terrorífica que vi. Algunos árboles estaban destrozados y otros cortados por la mitad alrededor de un punto que estaba agrietado y las hojas estaba destruida por algún extraño evento que había sucedido.
 
-¿No encontraron a nadie más?
 
-No
 
Eso era bastante extraño, si Maximilian había estado luchando donde estaba el teniente y no solo eso donde estaba el hombre de la máscara.  Ideas extrañas recorrieron mi mente y una sensación de que algo malo iba a pasar comenzó a nacer en mi interior.
 
-Regresemos – dije mientras volvía a mirar ese lugar
 
Cuando volvimos, el capitán nos dijo que Maximilian parecía estar recobrando la consciencia. Corrí a su lado y lo miré.
 
-Oye – le grite – ¿Dónde estabas?, mírate otra vez te vez echo un desastre
 
-Esta vez no te has ido – me respondió con una voz tenue y débil
 
Le tomé la mano y casi con lágrimas en los ojos le dije:
 
-Tonto, yo, yo…
 
-Tranquila, sé que estaré bien ya que estás aquí
 
Me eche a llorar a su lado sin impórtame nada. Maximilian se había vuelto alguien que me importaba y en ese momento verlo tan mal herido me causo mucha tristeza. A pesar de que lo vi ya despierto había algo que me oprimía el pecho, una extraña sensación de que algo malo pasaría. No quería pensar en ello para dejar de lado las preocupaciones ya que todo ahora estaba bien. Habíamos derrotado a todos los marines y…
 
-¿A todos? – me pregunté a mi misma mientras miraba a la jungla
 
Recordé en ese instante que había visto solo a 23 marines en la playa aquel día pero si los cálculos no me fallaban, cada compañía estaba formada de unos 11 a 12 soldados. Si eso era cierto, donde estaban los otros soldados, ya que ese día solo habían aparecido la mitad de los marines. Rápidamente le comenté lo que pasaba al capitán Jacks quien se alarmo bastante al oírme. Pensó por un momento las cosas  y luego dijo:
 
-Lo mejor que podemos hacer es ir al buque de la marina a refugiarnos y esperar a que los marines dejen sus posiciones. Si luchamos todos podremos vencerlos.
 
-Si lose pero el que está en más riesgo es Maximilian, en su estado no podemos moverlo.
 
-Tienes razón

El capitán Jacks ordeno a algunos de sus hombres patrullar las cercanías del lugar donde nos encontrábamos, ya que debíamos estar alerta por si el resto de la compañía de la marina aparecía. Yo me encargaba de cuidar de Maximilian mientras que el resto trataba de recoger provisiones y demás cosas para que llegado el momento emprendiéramos el viaje.

Cuando abrí los ojos fue muy extraño ver un rostro familiar frente a mí. Mellanie tenía una expresión un tanto sombría. Trate de despreocuparle diciéndole que todo estará bien pero lo único que hizo fue tomarme de la mano y echarse a llorar a mi lado. Me dolía todo el cuerpo y no me podía mover, lo cual me dio a entender que el esfuerzo exagerado que use al luchar con el marine en la jungla trajo como consecuencia que mi cuerpo estuviera desecho. Lo único que podía ver era el cielo azulado y algunas gaviotas revoloteando muy cerca.
 
-¿Mellanie que pasa? – le dije al ver caminando algo angustiada
 
Mellanie se detuvo al oírme y trató de ocultar su preocupación sonriéndome.
 
-No me engañas – le dije graciosamente – dime que pasa
 
Mellanie camino a mi lado y se sentó junto a mí. Jugo un momento con los dedos de sus manos y luego suspiró.
 
-¿Recuerdas cuantos marines habían? – me preguntó con una voz dubitativa
 
-Sí, ¿estas preocupada por el resto de soldados? – le dije despreocupadamente
 
-Tu…
 
-Sí, tranquila yo también me di cuenta de eso pero no hay que preocuparnos, estoy seguro que no pasará nada malo
 
Mellanie quiso sonreír pero noté que aún seguía intranquila. Aquella situación nos afectaba a todos y si los marines llegaban a por nosotros tendríamos muchos problemas. En mi estado iba a ser casi imposible que luchara y tal vez Mellanie se preocupaba mucho por eso pero no quería siguiera en esa angustia incesante.  Ella ya había hecho bastante curándome las heridas y cuidándome hasta ese momento pero no quería ser imprudente para dejar de obedecerla respecto a mi salud. Lo único que podía pensar era en lo que había pasado horas antes en la jungla. El teniente estuvo a punto de matarme pero lo siguiente que pasó fue muy extraño. Recordé que la misma sensación que tuve al final, la había tenido de igual forma cuando luchaba en Loguetown solo que ahora si fui consciente de cómo se desarrollaron las cosas. Me había dicho que no encontraron a nadie más, ni al marine ni al hombre de la máscara de madera lo cual fue muy extraño para mí.
 
Dos días después
 
El sol irradiaba con fuerza toda la costa de la isla y apenas amaneció nos preparamos para partir. Yo ya podía ponerme en pie por mi cuenta, aunque Mellanie no quería que hiciera mucho esfuerzo. Los marines no habían aparecido en los dos días que estuvimos en alerta y gracias a ello pude recuperarme sin problemas. Descendí lentamente hasta la playa donde nos esperaban dos botes para trasladarnos al buque de la marina. Mellanie caminaba a mi lado tomada de mi brazo, me ayudaba a caminar. La miré y su sonrisa me gustó ya que reflejaba la tranquilidad que había vuelto a ella. Los hombres del capitán Jacks avanzaban cantando efusivamente y me parecía gracioso que entonaran una vieja canción que había escuchado en otros barcos.  Me detuve bruscamente ya que algo me había llamado atención. Mellanie se detuvo también y me miró.
 
-¿Te pasa algo Max?
 
-Mmm me pareció haber oído algo – dije mirando la entrada a la jungla – debe ser imaginación, vámonos
 
De pronto un sonido un poco más intenso hizo que girara la cabeza y volviera a mirar en dirección a la jungla. Di unos pasos hacia adelante contuve la respiración cuando el sonido que había oído antes se volvió más intenso. Me pareció que algo se acercaba por la jungla lo cual hizo que caminara aprisa hasta estar a unos metros frente a los exóticos árboles de la jungla. Mellanie llegó corriendo detrás de mí, luego de unos segundos llegó el capitán y sus hombres.
 
-Algo se acerca  - dije para que todos me escucharan
 
Estaba seguro de que no podían ser los soldados de la marina, ya que ellos hubieran corrido a toda marcha para estar a una distancia considerable para dispararnos. Era otra cosa o alguien más.  De pronto, todos quedamos confundidos y asombrados a la vez cuando una figura extraña apareció frente a nosotros. Un hombre con una barba gris muy prominente, cabello del mismo color que le caí hasta por debajo de los hombros ojos hundidos, de color negro intenso, piel pálida y una estatura considerable vestía con una túnica oscura desteñida por el paso del tiempo. Estaba descalzo y nos miraba con fijamente a todos. Algo que todos pudimos percatarnos fue que sus manos estaban empapadas de sangre que goteaba lentamente y manchaba la tierra.


-Creo que está herido – dijo uno de los hombres del capitán
 
-Disculpa, podemos ayudarte si lo necesitas – dijo Mellanie mientras se quitaba de la espalda su mochila y se agachaba para buscar algunas cosas.
 
El capitán Jacks caminó hasta colocarse a mi lado y la expresión en nsu rostro era particularmente tenebrosa. 
 
-Ni te acerques muchacha – dijo el capitán con una frialdad cortante – este hombre es…
 
El recién llegado dio unos pasos hacia adelante.
 
-Se acabó mi diversión, esos marines no me sirvieron de mucho, así que tuve que matarlos a todos
 
Aquello nos impactó a todos. Mellanie se puso en pie en un instante y los hombres que estaban detrás de ella avanzaron hasta colocarse justo detrás del capitán Jacks.
 
-Este hombre es…- el capitán trago saliva siguió hablando- “El rey de los tiranos”, Víctor Cruger.
 
-Jamás habida oído ese nombre
 
-Es obvio, este hombre era demasiado peligroso mucho antes de que tú nacieras, Maximilian
 
-¿Que?
 
-Así como lo oyes, recuerdo que cuando era joven, su fama de pirata se extendió rápidamente por que asesino a 25 familias en una isla en el mar del norte y colgó los cuerpos de niños sin vida en las puertas de las casas. Aquel día la marina lo declaró como uno de los hombres más peligrosos del mundo y ahora está aquí, frente a nosotros, luego de 30 años de estar desaparecido, no me imagine que viviría para verlo en persona


Obviamente el sujeto que estaba frente a nosotros no era cualquier persona. Era un pirata de antaño que había desaparecido del mundo y a juzgar por lo que le había hecho a no menos de 25 hombres de la marina, seguía siendo muy peligroso. Al parecer no había tenido ningún problema en acabar con el resto de la compañía de marines, ya que ninguna herida sobresalía en su cuerpo.
 
-Ah – dijo con su voz tenebrosa – así que aún hay alguien que me conoce pero dime ¿cómo te diste cuenta de quién soy?
 
-La verdad no fue muy difícil – dijo el capitán mientras se llevaba la pipa a la boca – me dijeron que algo muy particular en ti era que tenías un tatuaje de un caballo en la mano derecha
 
Me fije en lo que el capitán había dicho y lo comprobé. Un tatuaje en forma de caballo había perdido su color original se alaba grabado en el dorso de su mano derecha. La sangre que antes habíamos visto ya se había quitado casi totalmente por lo que el grabado era evidente.
 
-Jajaja, es verdad – dijo riendo el viejo pirata – pero bueno ¿Y ahora quien me podrá divertirme?, creo que ustedes son los únicos que quedan en la isla
 
Al decir esto, los hombres del capitán Jacks se colocaron frente a nosotros, uno de ellos desenvaino su sable y dijo:
 
-No lo permitiremos monstruo, estábamos a punto de irnos cuando llegaste – hizo una pausa y miró a sus compañeros lo cuales también ya había desenfundado armas – no creo que siga siendo tan peligroso, ¡A él muchachos!
 
-¡No vayan tontos! – gritó el capitán
 
Fue inútil, sus hombres cargaron contra él sin la menor duda de que podían acabar con su vida. De pronto una columna de viento que se expandió rápidamente hasta llegar a Mellanie surgió de la nada con gran velocidad y fuerza. Los hombres que se habían lanzado contra el viejo pirata se elevaron bruscamente hasta una gran altura y cayeron a unos metros detrás de donde estábamos Mellanie, el capitán y yo. A pesar de que pudimos resistir la fuerza del impacto de aquella columna de aire tan potente, fuimos arrastrados unos metros hacia atrás. Sentí que aquel extraño suceso me resultaba muy familiar.


“-Pues te equivocas, eso no es Rokushiki, este es un estilo personalizado de técnica llamado Kazehoko, el camino del viento, solo existen dos personas en el mundo que lo saben y una de ellas soy yo”
 
Recordé las palabras del teniente de los marines hablando de otro poseedor de la técnica del camino del viento. No quería creerlo pero entre más lo pensaba aparecían más y más coincidencias en todo lo que había pasado.
 
-Mellanie quédate aquí, no te muevas – dije mientras me acomodaba las katanas y caminaba hacia el frente.
 
Mellanie no me hizo caso porque enseguida se puso a mi lado y camino juntos a mí.
 
-Ni muerta te dejo solo, no voy a dejar que me apartes nuevamente de un combate
 
-Como quieras – le dije sonriendo
 
Llegamos caminando hasta estar a unos pocos metros frente al pirata que había lanzado por los aires a nuestros compañeros.
 
-Solo tengo una pregunta, ¿Tienes algo que ver con Gillen, un oficial de la marina?
 
El viejo pirata elevó una ceja y luego mirándome con firmeza me dijo:
 
-De que conoces a esa sabandija
 
-Lo conocimos hace algunos días, yo me enfrente a él
 
-Jajaja, te enfrentaste a él, jajaja, veo que aún no tiene lo que se necesita para ser un hombre – dijo riendo con la boca abierta – bueno, yo le enseñe lo que sabe. El náufrago cuando era un niño pequeño y llegó hasta esta isla. Yo lo encontré y le salve la vida. No puedo negar que tuve la intención de matarlo muchas veces pero me servía de ayuda.
 
-Ya veo
 
-Pero por lo que veo, si sigues vivo, aún no está listo
 
-Listo ¿para qué?
 
-Para que se enfrente a mí
 
Lanzó una carajada al aire. Segundos después Mellanie se lanzó al ataque, saltando y dándole un fuerte puñetazo en la cara. El pirata retrocedió unos metros.
 
-Demonios Mellanie, porque…- pensé mientras veía como ella daba unos pasos hacia atrás
 
El pirata había volteando su rostro hacia un lado y cuando lo giro para mirar hacia el frente, una delgada línea de sangre salio de su labio.
 
-Nada mal muchacha, nada mal pero aun te falta un millón de años para vencerme
 
El pirata dio unos pasos hacia el frente y lanzó un fuerte puñetazo en aire como la había hecho el teniente de los marines con el que me enfrenté días antes. Noté la gran diferencia al instante, ya que la potencia de la ráfaga de viento fue increíblemente mayor a lo que había sentido con aquel marine.  Desenvaine mis dos katanas al instante y tuve que esforzarme demasiado, aun estando convaleciente pude desviar su ataque. Logré desviarlo con toda mi fuerza.
 
-No me extraña, el por qué venciste a ese chico, parece que tienes fortaleza muchacho pero veremos que tal te va con esto
 
Flexiono sus piernas un poco, estiró sus brazos a la derecha e izquierda y luego juntos su palmas con mucha fuerza. Una extraña sensación comenzaba a originar en el ambiente y pequeños fragmentos de tierra comenzaba moverse en dirección nuestra, como si fuera desplazado por una fuerza invisible. El aire comenzó a correr con rapidez y los arboles comenzaron que estaban juntos al viejo pirata se a inclinaron en dirección nuestra. De pronto todo eso se detuvo por instante y los arboles regresaron a su posición normal.
 
-Mellanie cúbrete, esto es malo – le dije mientras me colocaba a su lado.
 
Ella pareció no escucharme pero ya era tarde cuando, bruscamente una ráfaga inmensa de aire como si fuera tormenta nos golpeaba a ambos. El viejo pirata había llevado sus brazos al frente y tenía las palmas de sus manos abierta y mirando en dirección nuestra.
 
ROL EN TERCERA PERSONA PARA VER COMO SUCEDIERON LOS HECHOS A CONTINUACIÓN
 
La ráfaga golpe a ambos jóvenes piratas con tal fuerza que un parte del mar se separó unos metros de distancia. Los arboles casi estaban por ser arrancados de raíz por la fuerza de la ráfaga pero algo extraño sucedía. Maximilian y Mellanie estaba soportando aquella gran corriente de aire y a pesar de estaban retrocediendo muchos centímetros a cada segundos, resistían si darse por vencidos. La corriente de aire seguía y las vestiduras de ambos comenzaban a rasgarse por todos lados. Mellanie tenía los brazos cruzados y Maximilian tenía el mentón pegado al pecho y las espadas clavadas en la tierra. El viejo pirata se sorprendió al ver la fuerte resistencia de ambos jóvenes e imprimió más fuerza al ataque. La potencia de la ráfaga aumento, haciendo que Maximilian y Mellanie retrocedieran aún más.
 
De pronto, algo que el viejo pirata no se imaginaba que podría pasar lo estaba viendo en aquellos muchachos. Una sonrisa se dibujaba en el rostro de los dos jóvenes piratas mientras resistían la fuerza de aquella ráfaga de aire que pretendía destrozarles por completo. 
 
-¿Qué demonios les pasa a estos dos? ¿Por qué están sonriendo? – pensó Víctor mientras seguía generando su ráfaga de aire con un movimiento veloz de su brazos generando aquella gran cantidad de aire que viajaba a una velocidad increíble.
 
Víctor no se había dado cuenta que en la mente de aquellos jóvenes no había ninguna duda para retroceder. Pocos le habían hecho frente a la muerte y aceptado su destino sin miramientos. A aquellos dos jóvenes piratas no les importaba morir pero el orgullo de ambos no les permitía dejarse vencer. Afrontaban si es que era ese momento con gran optimismo, como si la muerte fuera una vieja compañera que habían esperado tanto tiempo. Morir no era una forma de perder, era una forma de ganar libertad y eso era lo que creían ambos piratas. El viejo pirata forjando el calor del odio y la desesperación no comprendía como podía seguir resistiendo, ya que por la fuerza que ejercía la ráfaga de aire, el cuerpo de ambos ya debería haber sido destrozado hace varios minutos.
 
Maximilian dio un paso adelante y Mellanie también, lo cual desconcertó al viejo pirata que en sus épocas de juventud no se hubiera sorprendido tampoco, ya que su seguridad era mayor pero ahora tenía dudas incluso en su propia capacidad de matar personas con la técnica que él había desarrollado. Pronto su concentración en lo que hacía se rompió y esto fue aprovechado por sus adversarios. Caminaban lentamente, acercándose paso a paso a él. Mientras que Víctor Cruger uno de los piratas más crueles que la marina conociendo años antes, comenzaba a desesperarse por la voluntad de aquellos dos jóvenes piratas. De pronto, ambos estuvieron muy cerca de él. La ráfaga de viento se detuvo y el anciano pirata los miró. Estaban completamente ensangrentados, ambos cuerpo tenía heridas por todos lados pero sus miradas eran demasiado terroríficas y a la vez su presencia era monumentalmente intimidante. El viejo pirata cayó de rodillas agitada y Mellanie preparó un puñetazo que le llegó de llenó en toda la mandíbula. Esta se disloco por la fuerza del golpe mientras que era impulsado hacia atrás para estamparse contra el tronco de un árbol muy grueso. Su cuerpo rebotó pero siguió de pie. Levanto la vista y Maximilian llegaba frente a él con toda velocidad. El corte cruzado le abrió dos heridas inmensas en el pecho al hombre cortando incluso el tronco del árbol que estaba detrás de él. Ambos jóvenes perdieron la conciencia al instante y se desplomarán en el suelo.

Dos días después
 
Me desperté y vi que estaba toda vendada. Me encontraba en un lugar que no conocía pero pude notar que las paredes eran de un color plateado metálico. Estaba recostada sobre una cama y al mirar a mí alrededor noté que había un escritorio de madera en una esquina frente a la cama. Me puse en pie y caminando hacia una puerta que estaba no muy lejos, pude salir a un pasillo del mismo color del que había estado hecho la habitación. Camine por el lugar y algunas cosas me parecían familiares. Subí por unas escaleras y abrí otra puerta. Una suave brisa recorrió mi cuerpo y la luz del día casi me deja ciega. La cubierta estaba solitaria y más allá se veía la isla de Nanami.
 
Caminé hacia el borde de la cubierta apoye mis brazos para recostarme. No podía creer todo lo que habíamos pasado en esa pequeña isla y como término todo. Lo último que recordaba era a Maximilian dándole un ataque final al viejo pirata. Me gire y Maximilian me estaba mirando con una sonrisa dulce. A pesar de estar con toda la parte del pecho vendada y usar una muletilla para caminar, se veía bastante bien. Se acercó a mí rengueando y cuando estuvo a mi lado, me dijo:
 
-Dicen que ambos estuvimos a punto de morir
 
-Enserio, no he sentido nada

-Sera porque has estado inconsciente dos días seguidos
 
-Oye, creo que tú deberías descansar más
 
-No, me siento enfermó ahí dentro, prefiero estar aquí afuera, el aire fresco es mi mejor remedio
 
-Jejeje – reí suavemente  - deberías hacerle caso a tu medico
 
-Respecto a eso, Mell, ¿quieres formar parte de mi tripulación?
 
Aquella pregunta no me la esperaba tan pronto. En verdad quería que me lo preguntara pero en ese momento no se me había ocurrido que podría ser un buen momento. No sabía si Maximilian me tenía la suficiente confianza como para proponerme eso pero ya lo había hecho. Lo miré no parecía tener dudas en lo que había dicho.
 
-Ammm, esto yo…
 
-Si no quieres lo entenderé
 
-Bueno, la verdad es que me preocupa algo
 
-¿Qué es?
 
-Yo misma
 
-No entendí, a ¿qué te refieres con eso?
 
-Tengo miedo de no serte útil y de fallarte en algún momento, no quiero ponerte en peligro o que por mi culpa te pase algo
 
-Jajajaja pero si para eso están los camaradas, no te preocupes – dijo mientras se acercaba a mi muy lentamente.
 
Me abrazó y después de mucho tiempo me sentí protegida en sus brazos.
 
-Está bien, lo haré, seré parte de tu tripulación
 
Maximilian me miró y lanzó un fuerte “Yeahhh”. Desde ese momento, ya no tendría que sentirme sola nunca más porque ahora tendría un compañero de viajes, alguien me protegiera y al que yo también podría proteger.

-¿Y cómo nos llamaremos? – dije mirándolo

Se quedó pensando un momento para terminar diciéndome que aún no lo sabía.  Le di un golpe suave en la cabeza por ser tan tonto y ambos nos reímos.

Aclaración: