[Pasado] [Privado] [Maximilian - Mellanie Grim] Conociendo a una buena compañera

Logue Town, una ciudad emblematica para los piratas. Habia llegado luego de algunos dias de viaje y cuando comencé a caminar por las callles pude ver como las nuevas tiendas abrían sus puertas para ofrecer sus mejores productos y como la gente iba y venía de acá para allá, ocupada en sus asuntos. Yo, un pirata novato que apenas y pocos meses antes había iniciado su aventura en los mares, había llegado recientemente a conocer una de las más grandes ciudades para los de mi clase. Mientras caminaba hacia por las calles, noté que había un singular número de marines patrullando las calles. No quise llamar la atención y actué con mucha naturalidad, quitándome la capucha y caminando despreocupado. Comenzaba a creer que el número de tropas en aquel lugar era mayor al que en otras ciudades pero no lo sabría hasta comprobarlo.

-¿Comprobarlo? – Pensé – en qué diablos estás pensando, no voy a armar ninguna fiesta con los marines aquí

Mis ideas eran completamente suicidas. Me preguntaba si tal vez estaría enfermo para pensar en armar un alboroto en la ciudad y que me arrestaran antes de que mi nombre fuera conocido.  A pesar de todo, estaba tranquilo no me importaba mucho que los marines fueran muchos o pocos, yo solo estaba ahí como una forma de peregrinación.

Creí estar loca pero vi que llegábamos a Logue Town. Había querido ir a esa ciudad desde hace mucho, ya que mis padres me hablaron mucho de ella pero no había tenido el dinero suficiente para rentar un buen barco o algún pasaje en algún navío lujoso. En ese instante, lo único que había conseguido era el puesto de limpiadora de cubiertas de un barco mercante que le pertenecía a un viejo gruñón. Mientras estuve en el barco tuve que soportar todas sus reprimendas cuando intentaba descansar. Desembarque rápidamente al alcanzar puerto y mire al viejo con una mirada de cólera. Este me grito algo que no llegué a escuchar pero supuse que fue una grosería. Nada me importó tras estar pisando tierra pirata sagrada. Estaba donde muchos años atrás, los piratas se embarcaban desde aquel lugar para dirigirse a Grand Line. Yo era solo una joven de 17 años que apenas y había comenzado su aventura pero ahora ya estaba ahí.
 
Algo emocionado me fui alejando del puerto, mirando detenidamente las casas y las tiendas que estaba a mí alrededor. Parecía generar en mí una extraña sensación de magia en el aire cuando un grito me hizo volver a mi realidad de pronto caí al suelo tras un empujón. Caí al suelo sentada y mire para ver quien había sido el bruto que me había empujado. Un hombre con uniforme de la marina  me miraba con fiereza. Mire a mi alrededor y la gente se había detenido un momento para ver lo que pasaba y nadie se aprestaba a ayudarme a ponerme de pie.
 
-Levante tu renacuajo que no ha sido nada – dijo el tipo que estaba frente a mí – esta tropa de la marina necesita pasó libre, que demonios haces en medio de la calle tan distraída

Lo mire y quise ponerme de pie y lanzarle un golpe pero me contuve para no ganarme problemas.

Un grito hizo que detuviera y volviera mi mirada para atrás. Había sido la voz de un hombre y había gritado con una expresión de enojo. Vi que el pelotón de marines que había pasado unos minutos por mi lado, se había detenido un poco más halla y también note que había una persona en el suelo. Los curiosos veían la escena pero no hacían nada por ayudar aquella persona. Suspiré y sabía que tal vez lo que quería evitar se acabaría por lo que iba hacer. Con paso rápido y ligero me acerque a la escena y a medida que lo hacía note que la persona que estaba en suelo era una joven de cabello castaño y ojos de color caramelo claro y una muy hermosa figura femenina. El oficial que estaba de pie frente a ella, parecía ser uno de esos tipos sin cerebro que solo seguían las órdenes y trataban de ser rigurosos para tener algo del poco respeto que se merecían. Me puse a lado de la chica que aún no se ponía de pie tras ser regañada por aquel hombre y la ayuda a levantarse.

-Oye tú, quien te dijo que te metieras en esto – dijo otro de los hombres aquel grupo de marines

Los mire, para luego fijarme en su grupo. Eran 7 hombres uniformados con el pantalón azul clásico, botas negras, la gorra y la camisa común de la marina.

-Disculpen caballeros pero a una dama no se le debe…

-Silencio perro, nosotros somos la autoridad o acaso quieres ganarte unos días en los calabozos

El último que hablo fue el que estaba frente a mí, me tomo de la parte del cuello de la gabardina y me sujeto fuertemente. Era casi de mi tamaño pero aun así no tuvo la suficiente fuerza para que mis pies dejaran el suelo.

-Ahora te vas a largar de aquí con esa escoria a otro lado, antes de que los fusilemos a todo

Aquellos tipos estaban actuando con demasiada agresividad, lo cual parecía muy extraño. Uno de ellos, tal vez el más observador del grupo se acercó rápidamente al frente y me miró de pies a cabeza. De pronto, una expresión de sorpresa apareció en su cara.

-Lleva armas, es un pirata, lleva armas, estoy seguro que es pirata

Lo gritó en medio de toda la calle. El hombre que me tenía sujeto por el cuello, lo miró para confirmar lo que decía y mientras lo hacía cogí su muñeca con mi mano.

-Bueno, qué más da – dije resignado mientras apretaba su muñeca con la fuerza de mi mano. El soldado de la marina gimió de dolor y su brazo tendió a doblarse para zafarse de lo que le estaba haciendo.

Cuando el marine que estaba frente a mi terminaba de gritarme, sentí que alguien estaba a mi lado. Vi que un hombre de cabello negro con ojos del mismo color y un rostro que me gustó bastante, me ayudaba a ponerme de pie. Sentí su piel tocando la mía cuando me cogió de la mano y parecía tener manos muy finas pero firmes. Mire al oficial que estaba frente a nosotros con algo de frialdad. Otro de su grupo le reclamó al recién llegado su participación en aquel momento pero el chico no retrocedió ante ellos.
 
Lo escuché responder al reclamó del marine pero esto solo encolerizo al que estaba frente a nosotros y tomó una actitud muy agresiva contra el joven que me había ayudado. Lo tomó por el cuello y le comenzó a decir algunas frases que lo intimidaran. Sin darme cuenta, otro de los marines se había adelantado un poco a grupo extrañamente. Cuando de pronto dijo algo que no sabía si me alegrarme por ello o preocuparme.

Aquel chico era un pirata pero solo por llevar armas y que tipo eran. Lo único que me imagine rápidamente en ese momento eran espadas, debido a que cualquiera otra arma no necesitaría un atuendo tan peculiar como la gabardina de aquel sujeto. El chico llevó rápidamente su mano a la muñeca del sujeto que le había estado gritando. No sé cómo lo hizo pero el marine estaba quejándose de dolor y su cuerpo se había arqueado un poco. En ese instante no lo pensé dos veces y me lancé a golpearlo. Con las palmas abiertas, llevé mis brazos hacia atrás para que tomarán impulso y justo cuando estuve muy cerca de él, estire mis brazos en dirección hacia su cuerpo. Mis palmas golpearon su en medio de su abdomen y el impulso lo hizo retroceder unos metros en el aire para luego caer al suelo adolorido.

La chica actuó demasiado rápido. Como una ráfaga llegó hasta estar muy cerca del oficial y le lanzó un tipo de golpe con sus dos brazos. Fue un estilo extraño por que hasta ese momento no había visto muchas formas de luchar como esas. El marine retrocedió unos metros hacia atrás por impulso y cayó al suelo. Dos de sus compañeros corrieron a auxiliarlo. Otros dos, se lanzaron contra la chica con los sables en el aire. Desenvaine rápidamente mis katanas y los corte antes de que llegarán a ella.

-Vaya, creo que ya estoy metido en un buen lio pero qué más da, lo hecho, hecho esta, no puedo retroceder

Sabía que lo que estaba haciendo me causaría problemas pero ya no podía evitarlo. Lo que había estado haciendo ese grupo de marines era actuar como una manada de abusivos y tal vez se merecían lo que estaba pasando. La gente que estaba a nuestro alrededor se alejó y busco refugio para no ser parte de aquella peligrosa situación. De alguna forma me sentía algo alegre ya que sería muy aburrido estar sin hacer nada durante el día. Enfrentarme a los marines no era algo que quisiera hacer a diario pero sabía que al elegir el camino en el que estaba ahora no podía pedir otra cosa. No recordé que aún había dos marines más aparte de los que habían ido a ayudar al que golpeó a la chica. Me estaba apuntando con sus fusiles listos para disparar pero los notaba nerviosos e indecisos.

El chico era justo lo que había pensado, un espadachín. Cortó a dos marines con dos katanas que desenvaino a una gran velocidad. Los marines iban sobre mí y yo no había reparado en ello pero aquel chico los derrotó con facilidad. Observe a los otros dos que apuntaban con sus rifles al chico y rápidamente me fui contra ellos. Con un rápido movimiento de golpes, deje desarmado los dos y luego deje inconsciente al que tenía a mi derecha, golpeando primero su abdomen y luego con un fuerte golpe en el cuello con el borde mi palma.  El otro se había quedado inmóvil y rápidamente me agache y le di una pata que barrio el suelo y lo hizo caer, mientras lo golpeaba con el codo izquierdo. Me puse de pie y me gire para ver al chico que estaba detrás de mí.
 
-Gracias por ayudarme y perdona si te metí en este problema, a veces suelo ser muy distraída

Le sonreí en forma de agradecimiento pero aún no había acabado. Mire a un lado y a un estaban tres marines de pie. Uno a medias, ya que era el primero al que golpeé. Definitivamente aquel día ya nos estábamos ganando muchos problemas por el solo hecho de responder las agresiones de un grupo de marines.

La chica se lanzó al ataque velozmente y tuvo suficiente tiempo para desarmar a los marines y dejarlos inconscientes con gran habilidad. Su forma de luchar no la había visto nunca pero parecía ser bastante eficaz. Se giró y me sonrió. Era bastante atractiva y me gustó mucho su voz. Era suave y calmada, como una brisa fresca en la mañana.

-Fue todo un placer, señorita – dije amablemente

Ella dirigió su mirada hacia los otros tres marines que estaban ya de pie. El que había sido golpeado por ella ya se había recuperado y estaban furiosos al ver a sus compañeros inconscientes en el suelo. Desenvainaron sus sables y corrieron para atacar a la chica que estaba a unos pocos metros de donde estaba yo. Hice lo mismo y contuve su ataque cruzando mis espadas. Las tres hojas bien afiladas colisionaron contra mi fuerte defensa cruzada e intentaron traspasarla empujándome con la fuerza de sus brazos. Pude contenerlos un momento, el cual me bastó para cortar a los tres con precisión. Cayeron al suelo pero estaba seguro que no estaban inconscientes. Mi ataque no había tenido mucha potencia y solo les había hecho cortes superficiales, sin embargo bastó para vencerlos.

-Debemos irnos – dije mientras le cogía la mano a la chica y huíamos a toda prisa por las calles de Logue Town

El chico me tomó de la mano después de haber detenido y derrotado a los otros marines. Aquel hombre era muy hábil con la espada ya que pudo detener el ataque de aquellos tres soldados y acabarlos él solo. Comenzamos a correr por las calles de la ciudad para no tener más problemas ni tener que enfrentarnos con más marines. Me solté de él para poder correr con más facilidad y le seguí muy de cerca. Aquella ciudad no tenía muchos lugares donde esconderse pero para nuestra suerte encontramos un callejón y al final de este había unas escaleras que llevaban a algún lugar. La expresión de la cara del chico me dio a entender que no conocía la ciudad, ya que estaba mirando e lugar donde estábamos.

-También eres nuevo en la ciudad – dije mientras respiraba profundamente para recobrar las fuerzas que habíamos gastado corriendo.

No me importaba si aquel chico era algún tipo de caza recompensas, me había ayudado y yo termine metiéndole en un gran problema.

-Lamento mucho haberte metido en este problema, ahora ambos somos fugitivos

Llegamos a un callejón sin salida pero aun lado estaban unas escaleras que conducían a algún lado. Estaba algo agitado después de estar corriendo tanto que me tomó un momento el responderle a lo que me había preguntado. Respire hondo y llene mis pulmones de aire.

-Si soy nuevo, mi nombre es Maximilian, mmm y como oíste allá soy un pirata

Ya de nada serbia estar ocultándole a aquella chica mi profesión. Ella había luchado a mi lado contra los marines sin tener ningún reparo. La mire por un segundo y comprobé que estaba igual de agitada que yo pero parecía recuperarse poco a poco. Era bastante simpática pero solo por ese momento no sentí aquella fuerza extraña que siempre me impedía hablar con las mujeres.

-Eres alguien que sabe luchar, donde aprendiste ese estilo de pelea nunca lo había visto – dije algo curioso por la forma de luchar de aquella chica

Aquel chico afirmo lo que había estado pensando, era nuevo y no conocía la ciudad al igual que yo. Lo mire con un poco más de aliento y cuando me pregunto por mi forma de pelear, le sonreí. Nunca había visto a un espadachín en acción y aquel día ya había conocido a uno y era bastante simpático.

-Soy Mellanie, también soy una pirata y si te refieres a mi estilo de lucha, pues no sé qué tan infrecuente sea para ti verlo pero se llama Wing Chun, es un estilo de pelea bastante eficaz

No parecía ser mala persona y también era un pirata así que después de todo estábamos en la misma situación. Aun así no debía bajar la guardia ya que podía resultar alguien que estuviera escondiendo algo. Mire el callejón donde estábamos, estaba sucio y olía algo mal, parecía que muy pocas personas pasaban por ahí debido a eso y tal vez solo mendigos y ebrios se quedaban a dormir en aquel lugar.

-¿Estas herido? Soy doctora y puedo curarte si lo estas

Aquella chica era una pirata y eso me sorprendió en parte ya que alguien como ella no inspiraba una impresión así. Era muy joven y supuse que era una novata al igual que yo. Cuando me dijo que era doctora me sorprendí aún más.  Recordé lo que me dijo una vez mi madre. Los médicos inician su instrucción incluso desde niños cuando tienen a alguien que le enseñe y pueden llegar a ser muy buenos.

-Me ha sorprendido que digas eso – dije sonriéndole – pero no tengo ninguna herida, tranquila.

Un momento después unas voces extrañas. Cuando mire hacia la entrada del callejón vi que un marine estaba de pie mirándonos fijamente.

-Hey ustedes – dijo con voz fuerte – quietos ahí

Apunto con su escopeta hacia donde estábamos. Sin vacilar, me fui contra él golpeando en el estómago con mi katana enfundada. Desplomo al suelo rápidamente y le dije a Mellanie girándome:

-Vamos, vendrán más – mire a los lados de la calle por donde había llegado el marine y oí más voces. Eran los compañeros del que nos había descubierto.  Heche a correr esperando a que Mellanie me siguiera.

Un marine nos descubrió pero Maximilian lo neutralizo rápidamente y para luego decirme que debíamos irnos. Lo escuché y decidí seguirlo cuando echo a correr. Las calles eran angostas y era fácil perderse por ellas. Maximilian era bastante rápido y me estaba costando un poco mantenerle el paso pero al final de todo podía hacerlo. Seguíamos corriendo por calles desconocidas mientras intentábamos alejarnos del lugar donde habíamos estado momentos antes, ya que sabía muy bien que los marines nos seguirían  luego de ver a su compañero caído. Las calles dejaban de ser angostas a medida que avanzamos.
 
-Si nos encuentran los marines estaremos en problemas- pensé mientras miraba los grandes edificios de Loguetown que nos rodeaban.
 
Solo esperaba que pudiéramos derrotar a los soldados que aparecían y que no se presentara ningún marine lo suficientemente fuertes como para ponernos en peligro, aunque podía confía en mis habilidades, no sabía los límites de Maximilian ni que tan fuerte era en realidad pero por lo menos yo podía defenderme bastante bien.

Mellanie estaba detrás de mí mientras corríamos, la pude ver cuando volteamos una esquina y llegamos a una calle más amplia. De pronto me detuve en seco y ella también lo hizo. La mire y su rostro tenía un expresión de sorpresa.
 
-Algo no anda bien – dije mientras miraba a mi alrededor-tengo un mal presentimiento
 
Sabía que era algo muy superficial pero mi instinto me dijo que no había algo bien en ese lugar. Sentía una opresión extraña en el pecho y algo en mi me hacía estar alerta.
 
-Mellanie, escóndete, algo malo va a pasar y no quiero que te veas implicada en ello – dije mientras colocaba mis manos en las empuñaduras de mis katanas
 
Mellanie me miro con gesto extraño y al parecer no había entendido que le dije.
 
-¡Mellanie, vete! – dije con fuerza
 
Ella se exaltó bastante y miró a su alrededor buscando un lugar para esconderse. Una puerta de madera se abrió y una anciana salió de ahí haciéndole una señal a la chica para que entrara. Ella entró en su casa y la puerta se cerró inmediatamente.  La calle estaba en silencio pero de pronto el silencio se rompió. Unos pasos se oían acercándose, unos pasos firmes y lentos. Alguien se acercaba lentamente.
 
De pronto una figura apareció desde una calle que estaba a unos 5 metros de distancia de donde estaba. Un hombre alto, de cabello corto con barba y bigote bastante bien cuidados de color negro apareció a unos metros frente a mí. Vestía con corbata y camisa, un saco negro y un pantalón gris y zapatos negros. Parecía ser alguien elegante pero no entendía como alguien así podía estar ahí. Sus ojos no los podía ver por qué traía puestos unos lentes oscuros.

Maximilian me ordenó que me escondiera pero no quise hacer. Luego de unos minutos, al ver que su rostro tenía una expresión sombría y preocupada quise confiar en él e hice lo que me dijo. Una anciana muy amable me abrió la puerta de su casa y entré para esconderme como Maximilian me había dicho. Cuando entré vi que el lugar era oscuro y que las paredes estaban agrietadas y con polvo. Había una cama mal arreglada y una mesa donde había un trozo de pan y una vela. La anciana se sentó en una vieja silla y yo mire por una ventana cubierta con una vieja tela que serbia de cortina. Un extraño hombre había aparecido en la calle y estaba de pie frente a Maximilian. Vestía de con atuendos formales y no parecía ser alguien de por ahí.
 
La anciana se acercó lentamente a donde estaba y miro también. Suspiró un momento después y se dio media vuelta para luego sentarse nuevamente en la silla.
 
-¿Ese chico es tu amigo?, niña – dijo con su voz algo apagada y temblorosa
 
-Si – dije algo sorprendida
 
-Lo siento por ti- dijo mientras se frotaba las manos
 
-¿Por qué lo dices? – pregunté extrañada
 
-Ese joven, morirá el día de hoy
 
Lo que dijo la anciana me desconcertó totalmente. Maximilian iba a morir pero ¿Por qué?, acaso ese hombre lo mataría, pensé mientras volvía a mirar.

El hombre que estaba frente a mi tenía una expresión de seriedad. Yo estaba de pie frente a él, quieto sin moverme pero ahora mi angustia había aumentado. Todo me daba entender que la angustia era por aquel hombre. De pronto su voz gruesa y firme comenzó a oírse.
 
-Así que tú eres él que ocasiono los problemas en la mañana – dijo mientras llevaba sus manos a los bolsillos de su pantalón – no pareces muy fuerte pero supongo que debo equivocarme.
 
Aquel hombre parecía saber lo que había pasado con los oficiales.
 
-No tuve la culpa de ello, yo…
 
-Yo sé muy bien lo que paso, pero chico, la marina es la marina, nosotros establecemos la orden en este mundo lleno de piratas intrépidos como ustedes
 
-Lo siento pero no quise causar problemas
 
-Una disculpa no basta muchacho, lo siento mucho pero ya que no tienes aun una recompensa por tu cabeza, no te matare pero si debo darte un escarmiento para que entiendas la fuerza de la marina, por cierto, no me he presentado, soy el sargento mayor Fisher, uno de los oficiales a cargo del orden en Loguetown, tienes suerte que los demás oficiales no estén por aquí
 
Aquel tipo era un oficial de la marina como me lo había imaginado y por todo lo que decía quería luchar. De pronto, unos pasos apresurados aparecieron detrás de él y una veintena de marines apareció para apoyarlo.
 
-Atrás, yo me encargare de él, aquel que intervenga se las verá conmigo, ¡Entendido!
 
Todo respondieron con fuerte “Si señor” y mantuvieron la distancia con sus rifles en la mano. Aquel tipo parecía dispuesto a luchar conmigo.
 
-Soy Maximilian D. Frinz, mucho gusto. No podemos arreglar esta situación de otra forma
 
-No, lo siento chico
 
Desapareció en un segundo del lugar donde había estado hablándome y apenas y pude notar que su botín izquierdo ya estaba a centímetros de mi cara. La patada me dio de lleno en la cara y me mando a volar a unos metros a mi derecha atravesando un muro de concreto. El dolor era intenso y por cómo había atacado, su velocidad y la potencia de su golpe, aquel oficial de la marina no sería alguien fácil de derrotar.

Aquel hombre comenzó a hablar con Maximilian ya que oía un poco de su voz pero no entendía que decía. La anciana sentada en la silla siguió hablando:
 
-El hombre que está ahí, es un oficial de la marina, es muy fuerte y creo que tu amigo a menos de que también lo sea morirá.
 
Por fin pude entender por qué pero aquella anciana no había visto a Maximilian luchar, así que no podía decir si lo derrotaría o no. Yo había visto luchar a Maximilian y creía que tenía posibilidades para derrotar a aquel oficial de la marina.  Momentos después de que intercambiaron palabras, un grupo de 20 soldados apareció detrás del oficial de la marina. Quise salir para apoyar a Maximilian pero la anciana me detuvo.
 
-No conseguirás nada si vas halla – dijo cuándo me acerque a la puerta
 
Me mordí el labio y seguí mirando lo que pasaba en la calle. Lo que sucedió a continuación me sorprendió tanto que casi me desmayo. Aquel oficial de la marina no le dio tiempo Maximilian para reaccionar y lo atacó con una veloz patada en el rostro que lo envió contra una casa aledaña a la donde estaba yo. El tipo parecía tener mucha fuerza pero lo que más me impresiono fue su gran velocidad.  Me senté en el suelo angustiada y con los ojos llorosos.
 
-Lo van a matar, por mi culpa – dije en voz baja – todo esto es mi culpa, yo debía estar a su lado, luchando y estoy escondida como una rata en su agujero, yo debería…
 
-Él quiso que no interviniera – la anciana hizo una pausa y luego dijo- tal vez se percató de lo que muy pocos llegan a sentir cuando están a lado de ese hombre
 

No entendí mucho lo que dijo la anciana pero todo lo que sabía era que Maximilian estaba en peligro.

Me puse de pie y aun con la cara adolorida camine lentamente a la calle. Me saque la ropa del polvo y me desate el cabello para quitarle algunos residuos de tierra que tenían. El oficial de la marina me voy llegar y sus hombres parecían sorprendidos después de eso. La patada al menos no me había dejado inconsciente y aún tenía todas mis fuerzas para luchar.  Camine hasta estar a una distancia considerable del oficial y dije:
 
-Eso me tomó por sorpresa, eres bueno – dije llevándome la mano a la cara
 
-Sabía que esa patada no sería suficiente para derrotarte, apenas y estoy calentando – dijo mientras se lanzaba nuevamente al ataque. Desenvaine y estuve listo para recibir su ataque. Hizo un giro en el aire y su pierna izquierda impacto contra mis espadas con tal fuerza que casi pierdo el equilibrio. Hizo una combinación rápida de patadas potentes y veloces que pude bloquear con dificultad pero ninguno de sus ataques atravesó mi defensa. Luego de la combinación de patadas con la pierna izquierda,  saltó el aire y elevó su pierna derecha para dejarla caer sobre mí, tratando de golpearme desde arriba. Cruce mis espadas y lo contuve. El oficial dio un giro hacia atrás y cayó de pie al suelo.
 
-Vaya, así que usas las piernas para combatir, que interesante… - dije algo agitado.
 
El ritmo con el que había comenzado a combatir aquel hombre era bastante impresionante. Apenas y podía seguirlo.

Oí unos extraños sonidos provenientes de la casa donde Maximilian había sido lanzado por la patada del oficial. Traté de ver por la ventana pero no pude ver nada, hasta que una figura emergió de entre los escombros. Un lado de su rostro estaba algo rojizo por el golpe y sus ropas estaban llenas de polvo y algunos residuos de madera. Max se sacudió la ropa y camino lentamente hasta estar a algunos metros frente al oficial de la marina.
 
El marine no esperó más tiempo y embistió a Max con otro ataque. El joven pirata respondió aquella patada desenvainando y bloqueando su patada a gran velocidad. Los golpes del oficial llegaban sucesivamente y no le daban tiempo a Max de reaccionar, ya que parecía costarle mucho soportar la fuerza y velocidad de aquel hombre.
 
-Si sigue así, no soportara mucho tiempo, tiene que ser capaz de contraatacar y desequilibrar su defensa. Si encuentra una apertura, las cosas cambiaran y ese marine será el que esté en peligro – pensé mientras veía el último ataque del oficial contra Max.

Solo quería que la batalla acabará para poder irme al mar nuevamente sin ningún remordimiento pero ahora sabía que si escapaba, siempre estaría pensando en Max y en lo que podría pasarle.

 

OFF - ROl:

Mi respiración era entre cortada, rápida y el sudor comenzaba a recorrer mi rostro hasta caer al suelo de piedra. Mi mente a pesar de lo impresionante que habían sido los ataques del oficial de marina, estaba tranquila, centrada y aún mantenía mi concentración. Miraba al hombre con quien me enfrentaba y notaba que él no estaba en la misma situación que yo. No parecía cansado y sus manos estaban en los bolsillos de su pantalón.
 
-Acaso la diferencia es tanta, entre él y yo, no puedo creer que no haya podido contraatacar en ningún momento. Tal vez, él tiene más experiencia que yo y es por eso que tienen tanta resistencia, demonios, por favor, no quiero llegar a usar eso… - pensé mientras trataba de pensar en alguna forma de derrotarlo.
 
Mi mente comenzó a inquietarse por la idea de llegar a tener que usar mi último recurso. Y aunque no sabía si en verdad tendría que hacerlo llegado el momento, no tendría que dudar para poder terminar aquel combate.
 
Una sucesión de patadas me hizo volver a la realidad, sin darme cuenta estaba en el suelo después de haber sido golpeado por una lluvia de golpes con los pies del oficial de la marina. Me había quitado el aire por un segundo y me había golpeado en los hombres y la cintura. Me levanté lentamente, usando mi katana derecha con apoyo. Jade tratando de recuperar el aliento y trate de mantenerme en pie.
 
-Rayos Max – me dije a mi mismo – mantente alerta
 
Estaba claro que no podía descuidarme en ningún momento y debía mantener alerta. Volvió a lanzarse al ataque y esta vez no pude contenerlo. Su patada me golpeo en el estómago y un chorro de sangre salió de mi boca.  Luego de eso se giró, dibujando en el aire una vuelta completa y su pierna derecha se estrelló contra mi brazo izquierdo. Me impulse hacia mi derecha y salí disparado nuevamente contra otro edificio, esta vez lo atravesé llegando hasta su interior y el techo se me vino encima.

Max parecía estar bastante cansado, apenas y pudo levantarse después del último ataque que recibió del marine. Era un hombre bastante fuerte y no parecía querer detenerse con el solo hecho de ver a Maximilian estuviera ya bastante cansado. Su siguiente ataque no pudo ser bloqueado por Max. Una fuerte patada en el estómago hizo que Max escupiera sangre y luego el oficial se dio una vuelta completa en el aire para lanzarle otra patada. Él salió disparado hacia otra casa atravesando la pared a lado de la puerta y la rompió totalmente. El edificio pareció tambalearse por un momento y luego se oyó un ruido bastante fuerte.
 
Al ver lo que había pasado me eche a llorar al suelo. Estaba realmente desconcertada. Habían vuelto golpear a Max de una manera tan espantosa que no me contuve y rompí en llanto. Sentí que todo lo malo que le estaba pasando a aquel chico era por mi culpa. La anciana se me acercó y me abrazó tiernamente pero no fue suficiente para calmarme. Esta realmente frustrada, molesta y triste como para que alguien me tranquilizara. Me puse de pie apartando a la anciana suavemente y luego de eso camine hacia la puerta. La anciana me miro con una expresión de tristeza.
 
-No importa si muero, ya no lo soporto más – dije mientras abría la puerta y daba unos pasos para salir de la casa- ahora yo lo enfrentaré, estoy harta de que me hagan un lado y cansada de tener que esperar.
 

Cerré la puerta y me dispuse a enfrentarme a quien fuera.

El dolor era intenso e insoportable, mis brazos y piernas estaban atrapados entre los escombros y no podía moverme. Era difícil respirar y mi pecho apenas y se movía. Era una situación desesperante, no podía hacer mucho, mi cuerpo estaba muy lastimado. Cerré mis ojos por un momento para tranquilizarme. No importaba ya, si estaba muriendo o si ya estaba muerto, solo quería estar tranquilo. La oscuridad apareció y luego de ello recuerdos de mi familia, de mi isla y del dojo donde entrené para convertirme en un espadachín.  Vi el pueblo donde nací, vi mi hogar nuevamente y por un instante me sentí feliz de estar ahí. Mi madre cocinaba los dulces semanales para venderlo y su rostro era como lo recordaba, tan tierna, tan dulce pero había algo en ella que extrañaba, su sonrisa. Parecía estar muy feliz a pesar de que ya no estaba a su lado. Quería creer que ella estaba bien pero algo en mi corazón me decía que podía estar pensando en mí aun. Yo era su único hijo y era lógico pensará en mí.
 
-Madre, no te preocupes por mí – le dije en mis pensamientos – no puedo decirte que estoy bien pero al menos soy feliz- contuve por un momento y sentí que el corazón se me iba a partir a la mitad - ¡No, no, no, no puedo morir, no puedo morir aquí, mi madre, ella debe verme después de que cumpla mis sueños! ¡Regresaré a casa y la ayudare a preparar más dulces!

De pronto otro recuerdo vino a mí. Mi maestro estaba frente a mí, sentando frente al patio interior del dojo. Yo estaba sentado frente a él.
 
"-Maestro, como puedo convertirme en el espadachín más fuerte del mundo
 
Mi maestro sonrió y dijo:

-Eso tienes que descubrirlo tú Maximilian – dijo mientras me llevaba su mano a la cabeza y me daba un gesto de engreimiento – la mayoría de personas no conocen como cumplir su sueños pero los que descubren la clave para ser mejores cada día dice que es una especie de sensación extrema que tu cuerpo siente y que es muy difícil de explicar pero al final y al de cuentas, necesitas muchas voluntad para hacer que tus sueños se hagan realidad"
 
-¿Voluntad?, ¿Voluntad?... acaso me falta voluntad para encontrar lo que me hará mejor. ¿Qué necesito? ¿Qué necesito?
 
La respuesta era difícil de encontrar pero mi pregunta había nacido de aquella situación. No sabía si estaba a punto de morir pero no podía hacerlo, por primera vez en mi vida, me estaba negando a morir. Quería seguir viviendo para cumplir sueños y darle a mi madre un motivo para que vuelva a sonreír.
 
-Ahora levántate Maximilian – me dije a mi mismo – Levántate y lucha, ¡Quiero volver a ver la sonrisa de mi madre!
 
Algo de mi interior comenzó a emerger. Una fuerza incontrolable de seguir viviendo y un motivo más fuerte que mis sueños.

Los marines me miraron y las expresiones en sus rostros me dieron a entender que no sabían quién era. Uno de ellos se me acerco con el rifle en la espalda y me dijo:
 
-Señorita, retirase de aquí, este es un lugar peligroso
 
No pude controlarme y lo ataque rápidamente. Su cuerpo se elevó por los aires después de que lo golpee en el pecho. Cayó al suelo y su cuerpo reboto bruscamente al chocar contra el pavimento. Los marines aun sorprendidos no me vieron llegar y pude golpear a tres más de sorpresa. Mis golpes fueron lo bastante rápidos y precisos para dejar fuera de juego a los marines que golpeaba. Luego de unos momentos, 6 soldados de la compañía estaba en el suelo inconsciente. Los otros marines quisieron formarse para dispararme pero pude sorprenderlos rápidamente y derribe a 5 más. No podía contenerme, estaba descargando toda mi frustración con aquellos marines.
 
-No pueden detenerme – dije mientras me lanzaba para atacar al último grupo de soldados
 
Segundos antes de que pudiera golpear con mis puños al marine que tenía más cerca, alguien bloqueo mi golpe. La pierna del oficial que había estado luchando Maximilian había detenido mi puño.
 
-Eres bastante buena niña pero no deberías oponerte a la marina, somos el orden mundial
 
Su pierna se estiro hacia mí pero pude cruzar mis brazos para defenderme. Aun así la potencia de su patada me hizo retroceder unos metros hacia atrás. El dolor en mis brazos era algo intenso pero al menos pude resistirlo. El golpe que me dio aquel oficial me hizo entender que no era un tipo cualquiera. Un ruido extraño se oyó en medio de la calle. Una gran cantidad de polvo emergió de la casa donde se había estrellado Maximilian.  Traté de ver que había pasado pero lo único que llegue a distinguir entre el polvo y los escombros, era una silueta de alguien.
 
-No puede ser…

Estaba de pie, no sabía como pero estaba de pie. Mi cuerpo estaba sumamente golpeado y con heridas que sangraban. El dolor fue sumamente intenso pero todo desapareció cuando me puse de pie. Mi mente estaba tranquila y no sabía si en verdad seguía consciente o solo me guiaba por un instinto de supervivencia. De lo que estaba seguro era que estaba de pie sin ninguna explicación. Di unos pasos para salir de aquel lugar y comencé a notar las cosas a mí alrededor. El aire era fresco y cálido, el sol irradiaba los edificios y la sombra que producían cubrían la calle donde estaba. Mis pisadas eran lentas y tranquilas, no tenía prisa, ni presiones, me sentía más vivo que nunca.
 
Cuando ya estuve en medio de la calle, vi que Mellanie había salido de la casa donde estaba escondida. Su postura me hizo entender rápidamente que alguien la atacó y ella se había defendido. Mire hacia el otro lado de calle y el oficial de la marine estaba de pie mirándome. Sus hombres estaban en el suelo, lo cual rápidamente entendí que era consecuencia de que Mellanie se les había echado encima.
 
-Sí que has armado una buena aquí, he Mellanie – dije en tonó burlón
 
Camine hacia ella y la mire fijamente a los ojos.
 
-¿Estas bien?
 
Su rostro tenía una expresión de sorpresa y estaba claro que no esperaba que me levantara como si nada después de estar tanto tiempo entre los escombros de aquella casa.

No pude creer lo que veía mis ojos. Maximilian estaba de pie nuevamente. Dio unos pasos para salir a la calle y pude notar lo herido que estaba. Su cuerpo estaba bastante lastimado, pude saberlo a pesar de que traía la ropa puesta. No sabía que tan grave eran sus lesiones pero no entendí como podía seguir de pie y caminando. Su rostro estaba algo ensangrentado al igual que su brazo  derecho. Se quedó de pie en medio de la calle, mirando al grupo de marines caídos y al oficial con quien momentos antes había estado luchando. Luego oí lo que me dijo:
 
-Sí que has armado una buena aquí, he Mellanie
 
Lo dijo en tonó burlo y despreocupado. Eso me irrito bastante y le respondí algo molesta.
 
-¿Qué demonios te pasa a ti?, acaso no ves cómo estas, estas todo mal herido y aun así dices cosas graciosas, eres un inconsciente y yo…yo me preocupaba por ti…- dije mientras las lágrimas salían de mis ojos – eres un malagradecido 
 
Le dije mientras me le acercaba y le daba algunos golpes con mis puños en el pecho.
 
-Tu…has hecho que me sienta muy mal – dije mientras me le acercaba más y lo abrazaba – mírate estas todo mal herido, ¿Por qué?, ¿Por qué?, ¿Por qué?, ¿Por qué?, ¿Por qué tu tonto orgullo de hombre no me pudo dejar que te apoyará?, me ayudaste cuando tuve problemas y no me dejaste que lo hiciera yo ahora, ¿Por qué? es injusto que te vea así ahora
 

Lo seguí abrazando sin importar el olor a sangre, ni el momento que estábamos ni que no nos conociéramos mucho para tenerle tanta confianza pero en ese momento sentí que él me necesitaba más que nunca.

Mellanie se me acercó lentamente. No sentí que sus golpes en el pecho me hicieran daño y tan solo los tomé como si fuera un desfogue de su frustración. Sabía que ella era muy hábil para luchar pero no quise que se metiera en problemas o que le hicieran daño. Debía protegerla, de alguna manera sentía que no era justo que ella pasara por tantas cosas malas. Me abrazó fuertemente y sentí el calor que producía aquella chica. No la conocía muy bien, ni siquiera sabía que buscaba en la vida pero su abrazó hizo que me sintiera muy bien.
 
-Cálmate, sé que puedo estar herido pero no es nada enserio, ya pasará – dije mientras la rodeaba con mis brazos – todo va a estar bien
 
Justo después de que termine de hablar, pude sentir como el aire detrás de mí cambio de velocidad. La sensación de que algo se acercaba rápidamente me hizo reaccionar, desenvaine mi espada izquierda instintivamente y detuve el ataque del oficial de la marina. Su pierna golpeo mi katana y volvió a girar en el aire, dando una vuelta hacia atrás. Su ataque tenía dirección de mi hombro derecho y pude bloquearlo a tiempo. No supe como pero pude detenerlo. Aparté a Mellanie de mi lado y le dije:
 
-Esto se acabara pronto, Mellanie
 
Me gire y desenvaine mi otra espada. No estaba seguro que me estaba pasando pero fue algo extraño como pude sentir la llegada del ataque del marine y tener la fuerza para bloquearla.
 
-Que dijiste chico, que todo se iba a acabar pronto, bueno realmente tengo que…
 
No deje que terminara de hablar cuando me lancé al ataque. Mi espada derecha corto en diagonal su pecho e hice un giro en el aire y lo corte dos veces más. Sentí una extraña sensación cuando me movía.
 
-Como tu demonios…- dijo el oficial de la marina antes de caer de rodilla y escupir un chorro de sangre. Su cuerpo cayó al pavimento mientras este se manchaba de rojo por su sangre.
 
Me gire y guarde mis katanas en su funda. Mientras caminaba hacia Mellanie, me sentí muy cansado y mis ojos se cerraron al instante.
 
Cuando me desperté, tenía vendas por todos lados. Quise poner de pie pero apenas y logre sentarme. Estaba sobre una vieja cama. Estaba solo en una habitación oscura llena de telarañas que apenas y se alumbraba con una vela. Una vieja silla se hallaba más allá y una figura pequeña apareció cerca de la vela.
 
-Ella se ha ido, has estado inconsciente un día y medio. Dijo que deberías descansar hasta el mediodía de mañana para que te recuperas totalmente.
 
Mire a la anciana que se acercaba a mí lentamente y me veía con sus ojos pequeños. Su rostro estaba arrugado con algunos lunares en la frente.
 
-Es una buena niña – dijo mientras se giraba y acercaba su silla a mi lado – puso todo su empeño para salvarte la vida. Perdiste mucha sangre y tus heridas eran graves. Le fue un poco difícil porque no tenía lo necesario pero aun así se las arregló para curarte.
 
-¿Sabes a donde ha ido?
 
-No me lo dijo
 
Resignado y aun con algunas cosas que quería preguntarle, tuve que quedarme el tiempo necesario en aquel lugar para recuperarme pensando en que algún día volvería ver a esa chica.