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El agua corría por los canales de la ciudad marítima, tranquila e inalterable a excepción del movimiento que generaban en ella los innumerables yagaras, transportando mercancías de todo tipo, así como a gente que simplemente se encontraba recorriendo los puestos y mercados que rodeaban las vías acuáticas. El clima aquel día era tranquilo y suave, con el cielo completamente despejado y un radiante Sol alzándose sobre la ciudad.
Un leve suspiro salió de los labios del pelirrojo, el cual se encontraba apoyado sobre una valla observando aquel despliegue de color y actividad en plena mañana, con la barbilla sobre su mano y la mirada perdida. Había llegado a Water Seven hacía una semana escasa, tiempo durante el cual la había recorrido de arriba a abajo, disfrutando de unos "días no-laborales", como los llamaba él. Oficialmente se encontraba de servicio, pero aquello parecían más unas vacaciones que una misión.
Le habían ordenado patrullar la enorme ciudad, en busca de cualquier indicio o rastro de que algún miembro de la revolución se encontrase por allí, pues habían sido alertados por varios mensajes anónimos. Seguramente serían falsas alarmas (como la mayoría), pero no quedaba más remedio que ir a asegurarse y aquella vez le había tocado a Kusanagi.
Durante los dos primeros días se había tomado su objetivo bastante en serio, tal y como era habitual en él. Mas al no haber obtenido resultado alguno, comenzó a tomárselo como un permiso.
No parecía haber rastro alguno de la revolución en aquel lugar y en cualquier caso había sido informado de que un superior sería destinado allí, por lo que podría tomárselo con calma hasta su llegada. Se separó de la vaya y se estiró, haciendo que varios huesos de la espalda le crujiesen.
-Me pregunto cuándo aparecerá...-susurró para sí mismo mientras se ponía en marcha, caminando con extrema tranquilidad.
Un leve suspiro salió de los labios del pelirrojo, el cual se encontraba apoyado sobre una valla observando aquel despliegue de color y actividad en plena mañana, con la barbilla sobre su mano y la mirada perdida. Había llegado a Water Seven hacía una semana escasa, tiempo durante el cual la había recorrido de arriba a abajo, disfrutando de unos "días no-laborales", como los llamaba él. Oficialmente se encontraba de servicio, pero aquello parecían más unas vacaciones que una misión.
Le habían ordenado patrullar la enorme ciudad, en busca de cualquier indicio o rastro de que algún miembro de la revolución se encontrase por allí, pues habían sido alertados por varios mensajes anónimos. Seguramente serían falsas alarmas (como la mayoría), pero no quedaba más remedio que ir a asegurarse y aquella vez le había tocado a Kusanagi.
Durante los dos primeros días se había tomado su objetivo bastante en serio, tal y como era habitual en él. Mas al no haber obtenido resultado alguno, comenzó a tomárselo como un permiso.
No parecía haber rastro alguno de la revolución en aquel lugar y en cualquier caso había sido informado de que un superior sería destinado allí, por lo que podría tomárselo con calma hasta su llegada. Se separó de la vaya y se estiró, haciendo que varios huesos de la espalda le crujiesen.
-Me pregunto cuándo aparecerá...-susurró para sí mismo mientras se ponía en marcha, caminando con extrema tranquilidad.
León Zaid
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Era mi segundo día en el lugar y había bebido, reído y apostado dinero hasta el colmo, de hecho era lo único que había hecho además de fumar mis preciados cigarros. Podría parecer que estaba dedicándome a la buena vida, sin embargo no era algo así ni por asomo, aprovechaba mi buen aguante y conocimientos para moverme en los bajos mundos haciéndome pasar por un borracho anarquista que odiaba al gobierno y adoraba a los revolucionarios, y que además, poseía dinero para derrochar, el objetivo era evidente, llamar la atención de la gente que controlaba el mercado negro en el lugar y que me llevaría directo a la armada revolucionaria.
Sabía que mi compañero había llegado antes que yo, e incluso como y por donde patrullaba, es más, era algo sabido por muchos, desde luego no resultaba precisamente disimulado, con lo cuál daba gracias a que hubiese adelantado mi horario para infiltrarme antes de hacer nada, sin esto quizás alguno lo hubiese atacado sin darme siquiera cuenta.
Llegado el día del encuentro fui al sitio indicado a la hora indicada, contemplando al muchacho esperando tan tranquilo, desde luego era realmente fácil de identificar. Aparecí frente a él con cara soñolienta y también despistado.
- Hola... supongo que eres Ku.... Kusanagi! ¿Cierto? jejejeje, soy León Zaid, perdona por el retraso, pero estaba ayudando a una anciana a cruzar la calle jejeje ¿Vamos a desayunar? Conozco un buen sitio aquí cerca.
Lo primero era presentarnos y hablar, posteriormente le indicaría sus errores, como enmendarlos y como actuar correctamente en una misión de este tipo, era probablemente una de sus primeras misiones, con lo que era perfectamente normal ese tipo de fallos.
A continuación lo llevaría a un pequeño bar muy rustico, uno donde solo había viejos desayunando pescado cocinado al estilo oriental, no era muy conocido el lugar pues estaba bastante escondido además de sucio y mal oliente, pero desde luego la comida era riquísima y los dueños buenas personas, serviría como punto de reunión y adiestramiento en la infiltración.
- ¿Te apetece desayunar pescado? - Pregunté sonriente caminando hacia el local. - Es un desayuno realmente bueno, exquisito diría yo, y no solo eso, suele venir bien contra la resaca jajaja a mi y a mi perro siempre nos venía bien al menos
Sabía que mi compañero había llegado antes que yo, e incluso como y por donde patrullaba, es más, era algo sabido por muchos, desde luego no resultaba precisamente disimulado, con lo cuál daba gracias a que hubiese adelantado mi horario para infiltrarme antes de hacer nada, sin esto quizás alguno lo hubiese atacado sin darme siquiera cuenta.
Llegado el día del encuentro fui al sitio indicado a la hora indicada, contemplando al muchacho esperando tan tranquilo, desde luego era realmente fácil de identificar. Aparecí frente a él con cara soñolienta y también despistado.
- Hola... supongo que eres Ku.... Kusanagi! ¿Cierto? jejejeje, soy León Zaid, perdona por el retraso, pero estaba ayudando a una anciana a cruzar la calle jejeje ¿Vamos a desayunar? Conozco un buen sitio aquí cerca.
Lo primero era presentarnos y hablar, posteriormente le indicaría sus errores, como enmendarlos y como actuar correctamente en una misión de este tipo, era probablemente una de sus primeras misiones, con lo que era perfectamente normal ese tipo de fallos.
A continuación lo llevaría a un pequeño bar muy rustico, uno donde solo había viejos desayunando pescado cocinado al estilo oriental, no era muy conocido el lugar pues estaba bastante escondido además de sucio y mal oliente, pero desde luego la comida era riquísima y los dueños buenas personas, serviría como punto de reunión y adiestramiento en la infiltración.
- ¿Te apetece desayunar pescado? - Pregunté sonriente caminando hacia el local. - Es un desayuno realmente bueno, exquisito diría yo, y no solo eso, suele venir bien contra la resaca jajaja a mi y a mi perro siempre nos venía bien al menos
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Tras un rato de espera en el lugar indicado su superior, León Zaid, se presentó frente a él. Parecía somnoliento, así como alguien bastante corriente a simple vista. Sin embargo, bien sabía el pelirrojo que las apariencias engañaban, por lo que no le dio mayor importancia. Asintió con la cabeza ante su proposición de ir a desayunar.
- Claro, estaré encantado -añadió con una leve sonrisa.
Siguió al agente hasta que, tras unos pocos minutos caminando, llegaron a una especie de bar, pequeño y algo pobre en cuanto a aspecto se refiere. Se encontraba escondido a la vista de los menos atentos, aunque el joven pensó que con aquella apariencia y aquel olor que desprendía poca gente se aventuraría a comer allí. Tenía sus dudas sobre la calidad de la comida, aunque supuso que si le había conducido hasta allí habría un buen motivo.
- Bueno, no es algo a lo que esté acostumbrado desayunar, pero probaré esta vez -dijo, seguido de una pequeña risa al escuchar el comentario sobre la resaca.
Tomarían asiento en una de las mesas libres del local, algo apartados de los demás comensales, pero no lo suficiente como para levantar sospechas. Se soltó la banda que sujetaba su cabello pelirrojo, dejándosela colgada a la altura del cuello para acto seguido llamar la atención del único camarero que había en el bar, un hombre algo mayor, que rondaría los 50 o 60 años.
Tras dejar que León pidiese por ambos, el chico permaneció en silencio, sin saber muy bien por dónde querría empezar aquel tipo. Tal vez quisiera que le informase sobre lo que había visto aquella semana o, ¿quién sabe? Cabía la posibilidad de que primero quisiera conocer un poco al joven pelirrojo. En cualquier caso se mantuvo callado, a la espera de que el agente comenzase la conversación.
- Claro, estaré encantado -añadió con una leve sonrisa.
Siguió al agente hasta que, tras unos pocos minutos caminando, llegaron a una especie de bar, pequeño y algo pobre en cuanto a aspecto se refiere. Se encontraba escondido a la vista de los menos atentos, aunque el joven pensó que con aquella apariencia y aquel olor que desprendía poca gente se aventuraría a comer allí. Tenía sus dudas sobre la calidad de la comida, aunque supuso que si le había conducido hasta allí habría un buen motivo.
- Bueno, no es algo a lo que esté acostumbrado desayunar, pero probaré esta vez -dijo, seguido de una pequeña risa al escuchar el comentario sobre la resaca.
Tomarían asiento en una de las mesas libres del local, algo apartados de los demás comensales, pero no lo suficiente como para levantar sospechas. Se soltó la banda que sujetaba su cabello pelirrojo, dejándosela colgada a la altura del cuello para acto seguido llamar la atención del único camarero que había en el bar, un hombre algo mayor, que rondaría los 50 o 60 años.
Tras dejar que León pidiese por ambos, el chico permaneció en silencio, sin saber muy bien por dónde querría empezar aquel tipo. Tal vez quisiera que le informase sobre lo que había visto aquella semana o, ¿quién sabe? Cabía la posibilidad de que primero quisiera conocer un poco al joven pelirrojo. En cualquier caso se mantuvo callado, a la espera de que el agente comenzase la conversación.
León Zaid
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Mi preciado bar de desayuno en Water Seven estaba exactamente igual que la última vez que lo visité, hacía ya un largo tiempo, ese aspecto de viejo a través de los años había traído algo bueno, y es que al igual que sus dueños, no se notaría el paso de unos pocos años en ellos.
El fuerte olor a pescado ya se olía desde la calle de atrás, pero al llegar a la puerta ese olor podía decirse que era aún mayor, con lo que si te gustaba el pescado y su olor estarías a gusto, pero si lo detestabas... acabarías deseando irte antes de lo que canta un gallo.
- Claro que si compañero, uno debe de adaptarse siempre a todo lo que se le ponga delante Jajajaja. - Dije dándole unas palmadas tras escuchar su comentario.
Finalmente nos sentamos en una mesa apartada del resto de los pocos clientes que tenía el bar, y con un gesto hice llamar al hijo de los dueños, un hombre que rondaba ya los 60 años pero no mal conservado, y que seguía la empresa familiar de este local al igual que sus tres generaciones pasadas.
- Buenos días Brook, ¿Cómo va todo? ¿Y la familia? - Pregunté amable para entrar en calor amistoso con él.
La conversación fue realmente banal y por fortuna breve, centrándonos en su familia, su negocio, y la situación de las calles, para posteriormente centrarnos en el menú.
- Verá, para empezar dos pequeños chupitos de Sake sería idoneo Brook, y después para beber tomaremos Dashi, con la comida un entrante de onigiris, y un variado de Sashimi y Ebi-Shuumai por favor. - Comenté haciéndome una idea de que estaría pensando el joven ante mi pedido de tal cantidad de comida. Riendo ante este pensamiento le miré mientras se iba Brook y sonreí. - El desayuno es la comida más importante del día amigo, y además, no sabemos cuando será nuestra próxima comida, conviene ir reforzados ¿No crees?
Brook entraba en cocina, donde estaban sus padres cocinando y aproveché el momento para comenzar mi explicación a Kusanagi.
- Perdona si hasta ahora te parecía un poco tonto, pero recuerda algo, si el enemigo te ve como un tonto no te va a valorar lo suficiente, cometiendo errores por doquier, además, estamos en territorio enemigo y somos espías, la idea que tengan de nosotros es clave, ¿Entienden? Piensa, nunca hubieses entrado en este bar, sin embargo hoy lo has hecho, ¿Por qué? Porque te adaptas a mis gustos, ya sea por agradarme o por el simple hecho de cumplir mis deseos como superior, hasta podías engañarme de ser un poco más estúpido, pues es lo mismo en la infiltración, el enemigo no sabe absolutamente nada de ti, la primera imagen que les des es fundamental, por ello yo llegué hace dos días sin avisarte, para infiltrarme y observar tus movimientos. - Di un leve suspiro al ver que Brook traía los chupitos de Sake y las tazas con el Dashi bien caliente, ante lo cual mostré un gesto de agradecimiento y brindé con mi compañero el chupito para beberlo posteriormente de un solo trago. Una vez que Brook se marchó di un ligero trago al Dashi para quitarme el sabor del sake y continué hablando.
- Has estado patrullando sin más por Water Seven, y eso es un error ¿Por qué? Porque eso es lo que hacen los marines, nosotros somos el cuerpo de Cipher Pol, tenemos que ser sigilosos, o engañarles, por lo que en tu próxima misión no lo olvides y llévalo a la práctica, pues ahora todos saben que eres un soldado del CP deambulando de aquí para allá patrullando, con lo cual saben también que eres un novato. Sin embargo... no cuentan con que hay otro CP con ellos, yo, así que podemos usar tu situación para atraer su atención y luego golpearles cuando menos se lo esperen o vayan a atacarte...
Llegó en ese instante toda la comida y sonreí contento al verlo, cogiendo los palillos rápido para probar los Ebi- Shuumai, puesto que nunca los había probado. Nada más empezar a masticarlo abrí los ojos de sorpresa, estaban realmente buenos.
- ¡Que sabrosos!- Grité sorprendido y disfrutando de cada bocado que daba. Al mismo tiempo estaba dejando tiempo para que el joven asimilase la información y comentase algo al respecto, ya que era mucha información suelta de una vez y tenía que saber si la había captado rápido.
El fuerte olor a pescado ya se olía desde la calle de atrás, pero al llegar a la puerta ese olor podía decirse que era aún mayor, con lo que si te gustaba el pescado y su olor estarías a gusto, pero si lo detestabas... acabarías deseando irte antes de lo que canta un gallo.
- Claro que si compañero, uno debe de adaptarse siempre a todo lo que se le ponga delante Jajajaja. - Dije dándole unas palmadas tras escuchar su comentario.
Finalmente nos sentamos en una mesa apartada del resto de los pocos clientes que tenía el bar, y con un gesto hice llamar al hijo de los dueños, un hombre que rondaba ya los 60 años pero no mal conservado, y que seguía la empresa familiar de este local al igual que sus tres generaciones pasadas.
- Buenos días Brook, ¿Cómo va todo? ¿Y la familia? - Pregunté amable para entrar en calor amistoso con él.
La conversación fue realmente banal y por fortuna breve, centrándonos en su familia, su negocio, y la situación de las calles, para posteriormente centrarnos en el menú.
- Verá, para empezar dos pequeños chupitos de Sake sería idoneo Brook, y después para beber tomaremos Dashi, con la comida un entrante de onigiris, y un variado de Sashimi y Ebi-Shuumai por favor. - Comenté haciéndome una idea de que estaría pensando el joven ante mi pedido de tal cantidad de comida. Riendo ante este pensamiento le miré mientras se iba Brook y sonreí. - El desayuno es la comida más importante del día amigo, y además, no sabemos cuando será nuestra próxima comida, conviene ir reforzados ¿No crees?
Brook entraba en cocina, donde estaban sus padres cocinando y aproveché el momento para comenzar mi explicación a Kusanagi.
- Perdona si hasta ahora te parecía un poco tonto, pero recuerda algo, si el enemigo te ve como un tonto no te va a valorar lo suficiente, cometiendo errores por doquier, además, estamos en territorio enemigo y somos espías, la idea que tengan de nosotros es clave, ¿Entienden? Piensa, nunca hubieses entrado en este bar, sin embargo hoy lo has hecho, ¿Por qué? Porque te adaptas a mis gustos, ya sea por agradarme o por el simple hecho de cumplir mis deseos como superior, hasta podías engañarme de ser un poco más estúpido, pues es lo mismo en la infiltración, el enemigo no sabe absolutamente nada de ti, la primera imagen que les des es fundamental, por ello yo llegué hace dos días sin avisarte, para infiltrarme y observar tus movimientos. - Di un leve suspiro al ver que Brook traía los chupitos de Sake y las tazas con el Dashi bien caliente, ante lo cual mostré un gesto de agradecimiento y brindé con mi compañero el chupito para beberlo posteriormente de un solo trago. Una vez que Brook se marchó di un ligero trago al Dashi para quitarme el sabor del sake y continué hablando.
- Has estado patrullando sin más por Water Seven, y eso es un error ¿Por qué? Porque eso es lo que hacen los marines, nosotros somos el cuerpo de Cipher Pol, tenemos que ser sigilosos, o engañarles, por lo que en tu próxima misión no lo olvides y llévalo a la práctica, pues ahora todos saben que eres un soldado del CP deambulando de aquí para allá patrullando, con lo cual saben también que eres un novato. Sin embargo... no cuentan con que hay otro CP con ellos, yo, así que podemos usar tu situación para atraer su atención y luego golpearles cuando menos se lo esperen o vayan a atacarte...
Llegó en ese instante toda la comida y sonreí contento al verlo, cogiendo los palillos rápido para probar los Ebi- Shuumai, puesto que nunca los había probado. Nada más empezar a masticarlo abrí los ojos de sorpresa, estaban realmente buenos.
- ¡Que sabrosos!- Grité sorprendido y disfrutando de cada bocado que daba. Al mismo tiempo estaba dejando tiempo para que el joven asimilase la información y comentase algo al respecto, ya que era mucha información suelta de una vez y tenía que saber si la había captado rápido.
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