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Habían pasado dos fías desde que conocí a Kaede y desde entonces no nos hemos separado, alquilamos un par de habitaciones en una posada de la ciudad y durante esos dos días estuvimos visitando gran parte de la ciudad: tiendas, bares, restaurantes… Cualquier lugar que nos encontráramos era un buen sitio para pasar un buen rato, más que el sitio lo que me importaba era estar con ella así que cualquier lugar valía. Pero no podíamos quedarnos allí por siempre, aunque por un momento me hubiera encantado seguir allí por el resto de mi vida junto a ella mi pasado me atormentaba y me impulsaba a marcharme de aquella isla para cumplir mi deseo.
Acababa de amanecer y yo estaba tumbado en la cama de la posada, una mullida y cómoda cama que parecía estar hecha de plumas. Sobre esta en la pared de madera aparecía una ventana por la que entraban las primeras luces del día, estas me golpeaban en la cara pues no tenía mi máscara puesta. Aunque el sol me había despertado no tenía demasiadas ganas de levantarme hasta que recordé topo lo acontecido en los últimos días. Como si eso me devolviera las fuerzas abandoné el lecho de un salto y me puse en pie, tras dejar las sábanas atrás mi cuerpo quedó al descubierto y me di cuenta de que estaba en calzones. Así que me acerqué hasta la única silla que había en el dormitorio y tomé la ropa que había dejado sobre esta, mi camisa y mi pantalón, algo sucios y raídos pero era la única ropa que tenía en aquellos momentos.
Tardé algo más de un minuto en vestirme, por culpa de la camiseta que se me enganchó al introducir la el brazo derecho en la manga. De todos modos tras ponerme aquello tomé las botas que estaban al pie de la cama y me las puse, atando los cordones con fuerza para asegurarme de que no se soltaran durante el día. Acto seguido me marché hacia baño que tenía el dormitorio, una pequeña habitación contigua con un lavabo y una ducha, quería ducharme pero los barcos no tardarían en abandonar el puerto así que abandone esa idea. Abrí el grifo del lavabo y me lavé la cara, esto acabó de despertarme del tenue sueño que aun invadía mi cuerpo.
Volví al dormitorio y me dirigí hacia el escritorio en el que estaba mi túnica, Kaede me la había devuelto hacía unos días cuando alquilamos las habitaciones y la mochila. Me puse la túnica y me aseguré de que todo estaba en mi mochila: Mi máscara, la ope ope no mi… Tras asegurarme de esto eché un pequeño vistazo a la habitación asegurándome de que no me dejaba nada y salí de está cerrando la puerta con la llave que me habían facilitado en la recepción.
Entonces empecé a caminar por el pasillo mientras comprobaba de nuevo que las cosas estuvieran en mi mochila y como era lógico lo estaban, pero nunca estaba de más asegurarse. Mientras comprobaba aquello llegué al final del pasillo donde estaba la habitación de Kaede y golpeé la puerta de robusta madera para después decir:
- Kaede, ves levantándote tenemos que marcharnos, no podemos estar en esta isla por siempre. – Dije mientras echaba mano a mi bolsillo y sacaba un cigarro del cajetín para empezar a fumar, lo encendí con el mechero y apoyado en la pared junto a la puerta empecé a fumar. ¿Me habría oído? ¿Tal vez ya estaba despierta y salía de un momento a otro? ¿O seguía dormida? -
Acababa de amanecer y yo estaba tumbado en la cama de la posada, una mullida y cómoda cama que parecía estar hecha de plumas. Sobre esta en la pared de madera aparecía una ventana por la que entraban las primeras luces del día, estas me golpeaban en la cara pues no tenía mi máscara puesta. Aunque el sol me había despertado no tenía demasiadas ganas de levantarme hasta que recordé topo lo acontecido en los últimos días. Como si eso me devolviera las fuerzas abandoné el lecho de un salto y me puse en pie, tras dejar las sábanas atrás mi cuerpo quedó al descubierto y me di cuenta de que estaba en calzones. Así que me acerqué hasta la única silla que había en el dormitorio y tomé la ropa que había dejado sobre esta, mi camisa y mi pantalón, algo sucios y raídos pero era la única ropa que tenía en aquellos momentos.
Tardé algo más de un minuto en vestirme, por culpa de la camiseta que se me enganchó al introducir la el brazo derecho en la manga. De todos modos tras ponerme aquello tomé las botas que estaban al pie de la cama y me las puse, atando los cordones con fuerza para asegurarme de que no se soltaran durante el día. Acto seguido me marché hacia baño que tenía el dormitorio, una pequeña habitación contigua con un lavabo y una ducha, quería ducharme pero los barcos no tardarían en abandonar el puerto así que abandone esa idea. Abrí el grifo del lavabo y me lavé la cara, esto acabó de despertarme del tenue sueño que aun invadía mi cuerpo.
Volví al dormitorio y me dirigí hacia el escritorio en el que estaba mi túnica, Kaede me la había devuelto hacía unos días cuando alquilamos las habitaciones y la mochila. Me puse la túnica y me aseguré de que todo estaba en mi mochila: Mi máscara, la ope ope no mi… Tras asegurarme de esto eché un pequeño vistazo a la habitación asegurándome de que no me dejaba nada y salí de está cerrando la puerta con la llave que me habían facilitado en la recepción.
Entonces empecé a caminar por el pasillo mientras comprobaba de nuevo que las cosas estuvieran en mi mochila y como era lógico lo estaban, pero nunca estaba de más asegurarse. Mientras comprobaba aquello llegué al final del pasillo donde estaba la habitación de Kaede y golpeé la puerta de robusta madera para después decir:
- Kaede, ves levantándote tenemos que marcharnos, no podemos estar en esta isla por siempre. – Dije mientras echaba mano a mi bolsillo y sacaba un cigarro del cajetín para empezar a fumar, lo encendí con el mechero y apoyado en la pared junto a la puerta empecé a fumar. ¿Me habría oído? ¿Tal vez ya estaba despierta y salía de un momento a otro? ¿O seguía dormida? -
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Aquella almohada era tan suave... no quería levantarme. Seguir durmiendo era lo único que me apetecía. Me acurruqué más entre las sábanas tapándome toda y hundiendo mi cabeza en la almohada. La razón por la que quería seguir durmiendo era porque los últimos días había estado con Shi recorriendo Shellstown. La cantidad de lugares nuevos que habíamos encontrado y descubierto eran asombrosos, pero sabía que no podíamos quedarnos para siempre en esta isla, me hubiese gustado. A pesar de los incidentes que tuve en ella conocí a alguien especial y eso ya me hizo darme cuenta de que no todas las personas son de desconfiar, pues algún día se lo agradecería.
Seguía envuelta en mi pequeño mundo de sábanas y almohadas cuando de repente escuché unos toqueteos en la puerta, los cuales venían acompañados de la voz de Shi, parecía tener prisa. Me destapé y me quedé quieta en la cama mirando al techo. Este era de madera y agrietado en determinadas zonas. Yoru saltó de golpe en la cama ladrando suavemente. Me levanté y lo acaricié mientras jugaba un poco con él. Más tarde salí de la cama y fui hacia el espejo. Me puse mi camisa blanca y mi minifalda negra favoritas. Mas tardé me acomodé el pelo y me dispuse a preparar todas las cosas. Guardé todo en mi pequeña mochila y por último sobre la cómoda tenía a Reisei y Arashi, mis dos pistolas, las cuales cogí y acomodé en mi cinturón. Ya estaba preparada cuando llegué a la puerta y paré unos segundos apoyando mi mano al manillar. Tabaco... odiaba ese humo. Abrí la puerta y la cerré lentamente.
Shi estaba allí al lado. -Ya estoy ¿Nos vamos?- Pregunté sonriendo mientras iba caminando ya hacia la salida y Yoru se adelantaba moviendo su cola felizmente. -¿Cuál es nuestro próximo destino o... dejaremos que sea el mar quién nos lleve? De todas formas el puerto está a varios minutos, tenemos tiempo de llegar al barco.
Seguía envuelta en mi pequeño mundo de sábanas y almohadas cuando de repente escuché unos toqueteos en la puerta, los cuales venían acompañados de la voz de Shi, parecía tener prisa. Me destapé y me quedé quieta en la cama mirando al techo. Este era de madera y agrietado en determinadas zonas. Yoru saltó de golpe en la cama ladrando suavemente. Me levanté y lo acaricié mientras jugaba un poco con él. Más tarde salí de la cama y fui hacia el espejo. Me puse mi camisa blanca y mi minifalda negra favoritas. Mas tardé me acomodé el pelo y me dispuse a preparar todas las cosas. Guardé todo en mi pequeña mochila y por último sobre la cómoda tenía a Reisei y Arashi, mis dos pistolas, las cuales cogí y acomodé en mi cinturón. Ya estaba preparada cuando llegué a la puerta y paré unos segundos apoyando mi mano al manillar. Tabaco... odiaba ese humo. Abrí la puerta y la cerré lentamente.
Shi estaba allí al lado. -Ya estoy ¿Nos vamos?- Pregunté sonriendo mientras iba caminando ya hacia la salida y Yoru se adelantaba moviendo su cola felizmente. -¿Cuál es nuestro próximo destino o... dejaremos que sea el mar quién nos lleve? De todas formas el puerto está a varios minutos, tenemos tiempo de llegar al barco.
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Nos dirigíamos hacia el puerto y por el camino podíamos apreciar como la ciudad despertaba. Los comerciantes empezaban a montar sus puestos en la calle principal, los dueños de tabernas y posadas abrían sus locales y poco a poco la ciudad volvía a cobrar la actividad del día a día. Yo iba al lado de Kaede mientras paseábamos de camino al puerto, no sabía si cogerla de la mano o qué hacer en aquellos casos, desde luego el amor no era lo mío. Aquella ciudad había sido durante aquellos cortos días lo más cercano a un hogar que había tenido desde que había descubierto mi pasado, realmente la sensación que tenía en aquel lugar era agradable.
Llegábamos al puerto que al igual que la ciudad despertaba gracias a los marineros, pescadores y comerciantes que se movían por allí cargando y descargando mercancías, preparando los barcos para zarpar y comprobando las herramientas. A primera vista podía diferenciar el barco en el que íbamos a viajar del resto que estaban atracados en el puerto, este era un gran galeón de madera blanca que se encontraba atracado al final del puerto. Aquel no era un galeón de guerra sino un galeón crucero, una especie de resort en alta mar para gente rica, se dice que incluso algunos tenryubitos han viajado en él. Si bien no era un viaje barato había conseguido un par de tickets para viajar en este de un benefactor anónimo unas noches atrás en una de las tabernas de la ciudad. Miré a Kaede y tras tirar el cigarro que había estado fumando todo el camino le dije:
- Aquel de allí es el nuestro. - Le dije señalando el blanco galeón que se encontraba al final del puerto.- Démonos prisa o lo perderemos. - Le dije segundos antes de tomarla de la mano y salir hacia el barco dando una pequeña carrera. -
Llegábamos al puerto que al igual que la ciudad despertaba gracias a los marineros, pescadores y comerciantes que se movían por allí cargando y descargando mercancías, preparando los barcos para zarpar y comprobando las herramientas. A primera vista podía diferenciar el barco en el que íbamos a viajar del resto que estaban atracados en el puerto, este era un gran galeón de madera blanca que se encontraba atracado al final del puerto. Aquel no era un galeón de guerra sino un galeón crucero, una especie de resort en alta mar para gente rica, se dice que incluso algunos tenryubitos han viajado en él. Si bien no era un viaje barato había conseguido un par de tickets para viajar en este de un benefactor anónimo unas noches atrás en una de las tabernas de la ciudad. Miré a Kaede y tras tirar el cigarro que había estado fumando todo el camino le dije:
- Aquel de allí es el nuestro. - Le dije señalando el blanco galeón que se encontraba al final del puerto.- Démonos prisa o lo perderemos. - Le dije segundos antes de tomarla de la mano y salir hacia el barco dando una pequeña carrera. -
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Salimos de aquella posada y nos encaminamos hacia el puerto. No tardamos mucho tiempo aunque durante algunos momentos hubo algún que otro silencio incómodo, sobre todo de mi parte. Sin darme cuenta ya estábamos corriendo hacia el barco, pues en cuestión de minutos zarparía. Entregamos los pasajes y al cabo de un rato entramos en el barco. Me apoyé en la barandilla y miré el mar, después levanté mi vista y vi como poco a poco íbamos dejando Shellstown. Extrañaría esa isla un poco, a pesar de estar unos días conocí a alguien especial. Hubiese querido quedarme un poco más en ella pero por otros motivos no podría. Me di la vuelta y miré a Shi sonriendo, estaba bastante contenta de iniciar un viaje junto a él.
El cielo tenía un azul muy claro casi como el color de mis ojos y el sol brillaba con fuerza. Estaba ansiosa de saber cual sería nuestro próximo destino, pero no solo eso... sino también saber un poco más sobre él. Puede que le conociese desde hacía días pero tenía una curiosidad en mi interior que me llamaba la atención. Quería saber acerca de su pasado, el origen por llevar esa máscara, a lo mejor era algo malo y podía ayudarle, de todas formas necesitaba saber. Me acerqué a él y le hablé.
-Desde que te conozco sé poco sobre ti, me gustaría que me contases algo sobre tu pasado o el porqué llevas esa máscara. Me invade mucho la curiosidad- Dije sonriendo y poniéndole una especie de "ojitos" para que cediese ante mí.
El cielo tenía un azul muy claro casi como el color de mis ojos y el sol brillaba con fuerza. Estaba ansiosa de saber cual sería nuestro próximo destino, pero no solo eso... sino también saber un poco más sobre él. Puede que le conociese desde hacía días pero tenía una curiosidad en mi interior que me llamaba la atención. Quería saber acerca de su pasado, el origen por llevar esa máscara, a lo mejor era algo malo y podía ayudarle, de todas formas necesitaba saber. Me acerqué a él y le hablé.
-Desde que te conozco sé poco sobre ti, me gustaría que me contases algo sobre tu pasado o el porqué llevas esa máscara. Me invade mucho la curiosidad- Dije sonriendo y poniéndole una especie de "ojitos" para que cediese ante mí.
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Ya estábamos abordo y mirando el amplio mar desde cubierta cuando montones de incógnitas eran arrastradas por el mar hasta mis pensamientos. ¿ Cómo protegerla ? ¿De qué forma ? ¿ Realmente puedo ? ¿ Qué objetivo tengo ? ¿ Qué me pasaba ? Aquellos sentimientos que habían despertado en mi unos días atrás habían puesto patas arriba mi cabeza. Todo en lo que pensaba durante esos días era en ella y en como hacerla tan feliz como me fuera posible, ¿ Qué me había pasado ?
Antes de conocer a Kaede me sentía envuelto en una oscuridad perpetua pero ella me sacó de allí y me hizo sentir tan bien como en mi pasado, se podría decir que aquella isla me devolvió mi parte más humana. Todos estos pensamientos andaban revoloteando en mi cabeza y me habían situado en una pequeña pompa que me había aislado del mundo durante días, aunque apenas fueron unos segundos. Pero entonces la pregunta de Kaede hizo explotar esta pompa y me devolvió a la realidad, él porque de esta máscara es algo que incluso yo mismo empezaba a dudar, supongo que no quería que la gente reconociera mi falso rostro.
- Ni yo mismo recuerdo desde cuando llevo esta máscara pero ahora ya se ha vuelto mi cara pues la que se oculta bajo esta es tan solo un fantasma del pasado. ¿ Qué hay de ti, qué te ha impulsado a seguir a semejante estúpido ?
Antes de conocer a Kaede me sentía envuelto en una oscuridad perpetua pero ella me sacó de allí y me hizo sentir tan bien como en mi pasado, se podría decir que aquella isla me devolvió mi parte más humana. Todos estos pensamientos andaban revoloteando en mi cabeza y me habían situado en una pequeña pompa que me había aislado del mundo durante días, aunque apenas fueron unos segundos. Pero entonces la pregunta de Kaede hizo explotar esta pompa y me devolvió a la realidad, él porque de esta máscara es algo que incluso yo mismo empezaba a dudar, supongo que no quería que la gente reconociera mi falso rostro.
- Ni yo mismo recuerdo desde cuando llevo esta máscara pero ahora ya se ha vuelto mi cara pues la que se oculta bajo esta es tan solo un fantasma del pasado. ¿ Qué hay de ti, qué te ha impulsado a seguir a semejante estúpido ?
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Escuché atentamente a sus palabras, un fantasma del pasado, así se describía él; eso me hacía pensar un poco y en saber más sobre su pasado, quizás saber más podría servirme y si tuviese algún problema, ayudarlo. Lo que me dejó un poco anonada fue cuando me preguntó por que le seguía y sobre todo ¿Por qué... se llamaba estúpido a si mismo? ¿Es que acaso le molestaría que le siguiese? Mi expresión cambió a otro tono.
Suspiré. -En primer lugar... Soy demasiado impulsiva, cuando quiero algo no paro hasta conseguirlo. -Sonreí tímidamente.- En segundo... cuando me protegiste vi algo en ti que me llamó la atención. Por un momento pensé que a pesar de conocerte poco teníamos unos lazos en común. Cada uno huyendo de su pasado. -Respiré hondo y me giré otra vez hacia la barandilla apoyando la mano sobre la suave madera barnizada. Ya no le miraba mi vista se perdía en el horizonte del océano. ¿Estaba haciendo bien en iniciar un viaje con él? ¿Hacía lo correcto? Esas dudas comenzaron a asaltarme de repente, yo siempre había sido decidida a tomar mis decisiones con seguridad, pero en esta... en esta desconfiaba, no sabría el motivo.
-A todo esto... -dije sin mover la vista. - ¿Estás seguro de qué es buena idea que viaje contigo? No soy fuerte como tu y puedo llegar a ser un estorbo cuando tengas problemas. - Esas últimas palabras salieron de lo más hondo de mi alma, necesitaba saberlo, no quería ser una carga para nadie así que si me decía que no, bajaría en el próximo puerto.
Suspiré. -En primer lugar... Soy demasiado impulsiva, cuando quiero algo no paro hasta conseguirlo. -Sonreí tímidamente.- En segundo... cuando me protegiste vi algo en ti que me llamó la atención. Por un momento pensé que a pesar de conocerte poco teníamos unos lazos en común. Cada uno huyendo de su pasado. -Respiré hondo y me giré otra vez hacia la barandilla apoyando la mano sobre la suave madera barnizada. Ya no le miraba mi vista se perdía en el horizonte del océano. ¿Estaba haciendo bien en iniciar un viaje con él? ¿Hacía lo correcto? Esas dudas comenzaron a asaltarme de repente, yo siempre había sido decidida a tomar mis decisiones con seguridad, pero en esta... en esta desconfiaba, no sabría el motivo.
-A todo esto... -dije sin mover la vista. - ¿Estás seguro de qué es buena idea que viaje contigo? No soy fuerte como tu y puedo llegar a ser un estorbo cuando tengas problemas. - Esas últimas palabras salieron de lo más hondo de mi alma, necesitaba saberlo, no quería ser una carga para nadie así que si me decía que no, bajaría en el próximo puerto.
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Parecía que teníamos más en común de lo que pensaba, ambos huíamos de nuestro pasado y habíamos estado solos hasta que nos habíamos encontrado. La verdad es que, ella no parecía una persona solitaria y no entendía como podía estar sola pero tampoco quería hurgar en la herida causada por su pasado al igual que no quería que lo hicieran conmigo. Desde luego nos parecíamos mucho y creo que esto era lo que me había hecho apegarme tanto a ella, supongo que del mismo modo le habría pasado a ella.
Pronto salí de mis pensamientos cuando su pregunta me asaltó furtivamente como si de un ataque se tratará. ¿ Qué por qué quería que me acompañara ? ¿ Qué ella era una molestia ? En ningún momento pensé en ello y teniendo en cuenta la situación actual no me importaba pues todo lo que quería era que me acompañara en mi viaje para no volver a sentirme solo como lo había estado hasta entonces. Ciertamente ella era la única persona con la que había entablado unos lazos desde que descubrí mi pasado, ¿ era esa era la razón por la que no quería perderla? No lo sabía pero tampoco quería averiguarlo así que me dispuse a responder a su pregunta.
- En ningún momento había pensado en ti como un estorbo y mucho menos me gustaría que me dejarás, esto que siento ahora en mi pecho es algo que no había sentido antes, un dulce calor que me ha hecho volver a sentirme como si estuviera vivo. No me importa lo fuerte que seas ya que no todo es tener poder, lo único que quiero es que te quedes conmigo y me acompañes como lo has estado haciendo hasta ahora y te prometo que sin importar que te defenderé así me cueste los brazos, las piernas o mi vida misma porque tú eres lo único real que queda para mí en este mundo. - Hice una pequeña pausa para recuperar aire y acto seguido continué antes de dejarla reaccionar. - Creo que puedo decir con total certeza que te quiero, es por eso que pase lo que pase te protegeré y te prometo que nunca te dejaré sola. - Tras decir esto rodee su cadera y le di un fuerte abrazo. - Por favor, no me dejes solo. -
En aquellos momentos algo dentro de mí me había impulsado a decir todo aquello, creo que tenía miedo de perderla, miedo a volver a estar solo, miedo a volver a sucumbir a esa oscuridad.
Pronto salí de mis pensamientos cuando su pregunta me asaltó furtivamente como si de un ataque se tratará. ¿ Qué por qué quería que me acompañara ? ¿ Qué ella era una molestia ? En ningún momento pensé en ello y teniendo en cuenta la situación actual no me importaba pues todo lo que quería era que me acompañara en mi viaje para no volver a sentirme solo como lo había estado hasta entonces. Ciertamente ella era la única persona con la que había entablado unos lazos desde que descubrí mi pasado, ¿ era esa era la razón por la que no quería perderla? No lo sabía pero tampoco quería averiguarlo así que me dispuse a responder a su pregunta.
- En ningún momento había pensado en ti como un estorbo y mucho menos me gustaría que me dejarás, esto que siento ahora en mi pecho es algo que no había sentido antes, un dulce calor que me ha hecho volver a sentirme como si estuviera vivo. No me importa lo fuerte que seas ya que no todo es tener poder, lo único que quiero es que te quedes conmigo y me acompañes como lo has estado haciendo hasta ahora y te prometo que sin importar que te defenderé así me cueste los brazos, las piernas o mi vida misma porque tú eres lo único real que queda para mí en este mundo. - Hice una pequeña pausa para recuperar aire y acto seguido continué antes de dejarla reaccionar. - Creo que puedo decir con total certeza que te quiero, es por eso que pase lo que pase te protegeré y te prometo que nunca te dejaré sola. - Tras decir esto rodee su cadera y le di un fuerte abrazo. - Por favor, no me dejes solo. -
En aquellos momentos algo dentro de mí me había impulsado a decir todo aquello, creo que tenía miedo de perderla, miedo a volver a estar solo, miedo a volver a sucumbir a esa oscuridad.
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Nunca escuchara eso antes. Nadie me había dicho nada así. Por una sola vez en mi vida sentí que alguien me apreciaba con su comentario. Me quedé sin palabras durante unos segundos en los cuales me abrazaba. Levanté los brazos y también lo abracé. Parecía dolido con lo último que dijo. Suspiré hondo. - No lo haré. No tengo ni un solo motivo para dejarte solo.
Me separé de él y moví mi pelo hacia detrás de la oreja sonriendo. No tenía intención de dejarle solo y más cuando me ayudó y sobre todo me lo pidió. Entre los dos se ha creado una especie de vínculo muy fuerte incapaz de romperse.
-Llevo demasiado tiempo sola. Tanto que siento que la soledad era mi única compañera hasta ahora. Las sombras dominaban mi corazón y mi vida. - Tomé una pausa y me crucé de brazos. - Pero ahora he descubierto una luz. Una luz pequeñita que cada vez se hace más grande. Esa luz está acabando con la oscuridad que me inunda y me hace caer poco a poco.
Tras aquel momento unos niños pasaron correteando por la cubierta haciendo un montón de jaleo. - Niños... - Dije en voz baja mirándolos de reojo. Los detestaba. Eran sacos de babas que lloraban y hacían ruido. Como podrían gustarle a la gente, no lo entiendo. - En el camarote estaremos más tranquilos y así no nos molestan. - Avancé unos pasos y le pregunté sonriendo. - ¿Vamos?
Me separé de él y moví mi pelo hacia detrás de la oreja sonriendo. No tenía intención de dejarle solo y más cuando me ayudó y sobre todo me lo pidió. Entre los dos se ha creado una especie de vínculo muy fuerte incapaz de romperse.
-Llevo demasiado tiempo sola. Tanto que siento que la soledad era mi única compañera hasta ahora. Las sombras dominaban mi corazón y mi vida. - Tomé una pausa y me crucé de brazos. - Pero ahora he descubierto una luz. Una luz pequeñita que cada vez se hace más grande. Esa luz está acabando con la oscuridad que me inunda y me hace caer poco a poco.
Tras aquel momento unos niños pasaron correteando por la cubierta haciendo un montón de jaleo. - Niños... - Dije en voz baja mirándolos de reojo. Los detestaba. Eran sacos de babas que lloraban y hacían ruido. Como podrían gustarle a la gente, no lo entiendo. - En el camarote estaremos más tranquilos y así no nos molestan. - Avancé unos pasos y le pregunté sonriendo. - ¿Vamos?
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Las palabras de aquella chica habían inundado mi corazón o lo que fuera que tenía en el interior de mi pecho. Aquellas reconfortantes palabras me hicieron tranquilizarme y su comentario sobre los críos me saco una sonrisa. Aquella chica... Realmente me había enamorado de ella y no podía hacer nada para remediarlo, así que tenía que aprovechar todo mi tiempo con ella tanto como me fuera posible. Estuve tranquilo por un rato hasta que aquellas palabras salieron de su boca... ¿ Quería que bajáramos al camarote ? Es cierto que solo había podido conseguir una habitación por culpa de que los billetes que robe eran de una pareja pero... Cientos de ideas inundaron mi mente desde las más bonitas hasta las menos correctas...
- Etto... Si vale será mejor que bajemos al camarote. - Tras decirle esto la tome de la mano y la arrastre para que siguiera mi acelerado paso camino al camarote. -
Tuvimos que dar una larga vuelta hasta encontrar la zona por la que entrar a los camarotes y una vez la encontré aceleré aun más el paso. Realmente estaba muy nervioso por estar a solas con Kaede en una habitación pero tenía que calmarme y actuar con la cabeza fría. Tras un minuto recorriendo pasillos encontré la habitación que señalaban los billetes que portábamos. Con la llave que nos dieron al subir al barco abrí la puerta de la habitación y solté la mano de Kaede. Acto seguido me lancé sobre la cama y me estiré pensando que decir.
- Bueno y entonces, que tienes pensado hacer. - Dije con un tono de duda y bastante incómodo por la situación en la que estábamos. -
- Etto... Si vale será mejor que bajemos al camarote. - Tras decirle esto la tome de la mano y la arrastre para que siguiera mi acelerado paso camino al camarote. -
Tuvimos que dar una larga vuelta hasta encontrar la zona por la que entrar a los camarotes y una vez la encontré aceleré aun más el paso. Realmente estaba muy nervioso por estar a solas con Kaede en una habitación pero tenía que calmarme y actuar con la cabeza fría. Tras un minuto recorriendo pasillos encontré la habitación que señalaban los billetes que portábamos. Con la llave que nos dieron al subir al barco abrí la puerta de la habitación y solté la mano de Kaede. Acto seguido me lancé sobre la cama y me estiré pensando que decir.
- Bueno y entonces, que tienes pensado hacer. - Dije con un tono de duda y bastante incómodo por la situación en la que estábamos. -
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