[Privado: Katymain y Aaron Dick] ¿Tesoro de Villa Orange?

Hacía unos meses ya me estaba haciendo la idea de visitar Villa Orange, una ciudad de unos 42 años de edad. Mi estancia allí iba a deparar a ganar información acerca de un tesoro, que según los dichos populares se encuentra en dicha isla. Gracias a un navío de mercenarios muy amables pude llegar a esta ciudad ya que a mi bote se lo llevó una tormenta y tuve que estar unas horas en el mar esperando a que algún barco me recogiera.

Llegué a la isla bajo un cielo encapotado y con una brisa gélida. Los habitantes de aquel lugar se veían honrados y trabajadores. Las mujeres llevaban a sus hijos a la que sería la única escuela de la villa. Fui hasta la taberna, el único lugar donde podía empezar a buscar información acerca de dicho tesoro. Entré en aquel antro oscuro y deprimido, era todo lo contrario a lo que vi afuera. Había tres personas sentadas tomándose unas cervezas y el camarero, hombre de unos 30 años de edad, de estatura media, gordinflón, rubio como el sol y mellato vestía una camiseta con unos vaqueros y encima un delantal blanco.

-Bienvenido-dijo aquella voz haciendo hincapié en cada una de las sílabas de la palabra.

-Se...señor busco información acerca de un tesoro...-dije sin preocupaciones.

El rostro del camarero cambió radicalmente, parecía entre enfadado o molesto por esa pregunta.

-Lo siento joven, pero en esta ciudad no hay ningún tesoro- cerró la conversación por completo.

Los clientes de la taberna habían escuchado mi pregunta y estaban cuchicheando acerca de ella, sí que sabían información acerca de un tesoro, pero no me lo querían decir.

No sabía que hacer viendo aquel paronama. Me sentía idiota y no me gustaba. No sabía si conseguir la información por la fuerza o dar una vuelta por la villa... Al rato de estar de pie mirando a las musarañas llegué a la conclusión que era mejor dar una vuelta y dejar a aquellas personas allí. Cuando dispuse a salir de la taberna una voz de una señorita dotada y guapa pareció llamarme.

-Hola, me llamo Vi, estoy interesada en eso del tesoro, te ofrezco mi ayuda a cambio de la mitad de ese tesoro ¿qué te parece?-

Me giré apoyando mi brazo izquierdo sobre la entrada de la taberna y la miré de arriba a bajo. Era guapa y me pasaría horas mirándola como hago muchas veces con algunas que pasan por la ciudad, pero no iba a compartir mi tesoro con una desconocida, quería hacerlo yo solo, como todo lo que había hecho hasta ahora.

-No, si no tienes información no colaboraré- respondí dejando caer que colaboraría, tal vez habría suerte y supiera algo, pero no estaba seguro de ello. Mientras me dispuse a salir de la taberna, la brisa gélida del momento seguía azotando la villa por lo que me me metí las manos en los bolsillos de mi pantalón y encogí los hombros para retener el calor.

La cara de aquella mujer fue de auténtica sorpresa al oír lo que dije.

-Escucha, yo necesito él dinero y tu ayuda, así que te propongo una cosa, a cambio de la mitad del tesoro yo sacaré la información por ti y hazme caso, lo conseguiré-dijo un tono de voz insinuante y que me incitaba a colaborar con ella.

¿Qué sacaría la información por mí? ¿Acaso esta mujer tiene los dotes que hay que tener para conseguir buena información? Me olía a mentira y a intento de manipulación, no me iba a fiar de ella por lo que eché un vistazo a su cara, miré al suelo, recapacité y a continuación me dispuse a salir de la taberna.

-Eso lo puedo hacer yo-dije mientras levantaba el brazo izquierdo levemente y hacía un contoneo con la palma de la mano hacia atrás y hacia adelante. Me fijé que había un par de hombres entre los cuatro metros de espacio que había entre casa y casa de enfrente de la taberna y pasé discretamente al lado de ellos para oír su conversación.

-Mira...ese chaval, está buscando el tesoro-empezó a hablar el hombre alto con una perilla larga, con una camisa vaquera y unos pantalones largos anchos de color marrón.

El otro se dispuso a echarme miradas de reojo mientras pasaba por al lado suya. Pensé que lo más adecuado era no entablar conversación, creí que lo más inteligente era dar una vuelta por el pueblo y conseguir información de los habitantes.

En cuanto giré mi mirada hacia el camino del pueblo y comenzaba a hacerme la idea de la información que tenía que conseguir, el hombre que acompañaba al de la perilla me cogió del brazo, se abalanzó sobre mí, caímos al suelo pero instantáneamente desvainé mi daga para rebanarle el cuello pero la mujer de antes se interpuso y le propinó un puñetazo que cayó completamente inconsciente. Aquella mujer tenía bastante fuerza, pero se veía que era un poco zopenca.

-Además te puedo servir de guardaespaldas, no se te ve muy fuerte y supongo que esos tipos volverán con refuerzos.-dije insistentemente con esperanza de que esta vez aceptara.-dijo ella mientras yo seguía en el suelo con mi daga desvainada, colocada medio debajo de mi cuerpo. Podría haberme ocupado de aquel sujeto y del otro yo solo perfectamente. Que no se me vea muy fuerte es mi punto fuerte ya que las personas se hacen una idea equivocada de mí... Pensé que podía decirle que si y así, cuando los refuerzos de aquellos tipos aparecieran dejarla luchando y buscar información más tranquilamente.

-Gracias...-me puse la daga debajo del cuerpo haciendo parecer que hubiera tenido graves problemas si ella no hubiera intervenido. Vale, te dejaré ayudarme siendo mi guardaespaldas, el 40% de lo que encontremos será tuyo. Creo que me salió a la perfección mi papel de niño débil. A parte, me parecía una oferta justa para que aceptara, si no lograba deshacerme de ella, por lo menos conseguiría un 60% del tesoro, que era un buen pellizco, tanto para mí como para ella. Me puse en pie ayudándome de mis brazos y esperé su respuesta.

Sonrió por lo que pensé que había aceptado. Ya de pie y observando como el compañero del hombre que recibió un puñetazo se lo cargaba encima y huían me puse a pensar sobre mi próxima jugada. Levanté la vista y pareció que el cielo encapotado empezó a despejarse, pero todavía seguía haciendo una brisa bastante fresca. Miré tanto para el norte y al sur de la avenida y decidí que deberíamos de ir hacia el norte ya que divisé a un anciano que estaba limpiando las ventanas de lo que parecía ser su casa.

-Vamos a preguntarle a aquel anciano.-dije mientras ya dejaba atrás a aquella mujer que pareció que estaba pensando en sus cosas.

La brisa que corría iba en aumento y cada ciertos segundos, desaparecía. Nos acercamos hasta ese señor que no se percató de nuestra presencia, parecía estar concentrado en mojar su trapo ennegrecido en el cubo con agua ya grisácea.

A unos metros de él comencé a hablar. Señor.-

Dime, hijo.-dijo aquel anciano mientras se sobresaltaba y se daba la vuelta rápidamente. Tenía una voz un poco ronca y honesta.

-Mi compañera y yo buscamos acerca de un tesoro que según los rumores se encuentra en esta villa-

El anciano pareció nervioso tras escuchar mi propósito y tras unos silenciosos segundos comenzó a hablar.

-Chico, más vale que no busques el tesoro, la banda de Miral lleva unas semanas intentándolo encontrar y ocho vidas han sido aniquiladas por ellos debido a este tema, no hablemos más del asunto.-Aquel hombre se giró y pareció sellar sus labios, ya no iba a hablar más, había sido muy amable informándonos. Me giré y me acerqué a la muchacha.

- ¿Conoces a la banda de Miral?-le contesté discretamente mientras unas señoras mayores pasaron por detrás de nosotros cuchicheando algún tema que no tenía nada que ver con el nuestro.

Después de hacerle la pregunta a mi "compañera", noté un cambio en su rostro.

-Si, de hecho se mucho sobre ello-su rostro había cambiado a un serio impresionante.

Presentí que me estaba ocultando algo, no sabía si era que esa banda era realmente fuerte y sanguinaria... no lo sé. Tras un largo silencio incómodo mirándonos, esperaba más información pero su boca estaba completamente sellada y parecía que no iba a hablar. "Vaya cosas hago por el dinero", me decía. "Creo que sería uno de mis puntos débiles..." No me explicaba como había podido permitir a aquella mujer como mí compañera.

-¿Qué más sabes?-decidí por fin preguntar al ver que no contestaba Encima que se iba a quedar con el 40% por lo menos que ayudara a encontrar a esos tipos y así dar con el tesoro. No sabía si iban a ser fuertes por lo que miré al cielo y pensé que seguramente serían unos cabeza huecas sanguinarios que merodean por ahí, pero quién sabe, tal vez podrían ser verdaderos sicarios que matan personas y le roban sus bienes... Nunca había escuchado hablar sobre esa banda ni tampoco había leído sobre ellos. La verdad que me estaba entrando la intriga por saber acerca de ellos...

Esperé su respuesta mientras echaba un vistazo al alrededor por si veía algo inusual, pero no logré ver nada.

-La banda Miral se constituye de 4 mediocres piratas, 3 de ellos cuestan 20.000.000 B cada uno y el capitán 30.000.000 B. Su recompensa se debe a asaltar diferentes propiedades con fin de buscar tesoros y porque a los que se interponen en sus asuntos los asesinan en público para causar miedo, realmente son débiles así que no serán problema-

Me pareció algo extraño que me revelara tantos detalles y que supiera tanto de ellos. La verdad, que si contamos con que tengan un buen tesoro y con sus recompensas... tendríamos un buen dinero con ello. Tan solo con el pago de sus cabezas tendríamos 90.000.000 B... Tendría que tener precaución con aquella mujer, no me fiaba, por ahora, mucho de ella.

-¿Avanzamos?-

-Me parece bien, contando con las recompensas de esa banda, tendríamos una buena cantidad. Tenemos que ser cautelosos consiguiendo la información acera del tesoro ya que no nos pueden descubrir. Pienso en intentar adentrarme directamente en su territorio si es que tienen mientras tú intentas crear un pequeño alboroto, también podrías hacerte pasar por algunos de sus rufianes e infiltrarse al igual que yo haría. Si es verdad lo que me has contado, será la típica banda que se cree superior a cualquier otra y que no se molestaría en vigilar al 100% sus informaciones y pertenencias...No se si estaré haciendo demasiadas especulaciones, ¿qué piensas? ¿Qué planteas tú? ¿A dónde nos tendremos que dirigir ahora?-

-Me parece bien, tendrás lo pedido.-dije con un tono serio.

Vamos, la verdad no sabía lo que iba a hacer, si el tesoro era bastante abundante tal vez me fuera con toda la cantidad y a ella le dejaría las recompensas, ganaríamos los dos y sino seguiría con lo previsto. Creó un alboroto y unos ciudadanos aparecieron. Eran dos ancianos con dos escopetas que gritaban venganza. Dieron un par de tiros al aire con lo que creó más alboroto. Unas 4 personas vinieron corriendo desde el ala este de la calle. Iban con espadas desvainadas y tenían toda la intención de asesinarnos. Me dispuse a correr hacia ellos rápidamente y cuando estaba a una distancia de unos 5 metros de uno de ellos utilicé mi técnica nanlá para aumentar mi velocidad un 100% y colocarme detrás de uno de ellos con lo que le rebané el cuello y salí corriendo calle arriba. Los demás se quedaron quietos y se dieron la vuelta hacia mí, pero los viejos hicieron de la suyas y mataron al resto con disparos. Tenían una gran maña disparando.

Giré a la derecha, donde vi a unos hombres discutiendo en la puerta de una casa. Parecían estar bastante nerviosos. Uno de ellos cerró la puerta con llave y el otro se fue con marcha forzada hacia otra casa que estaba en la esquina de esa misma calle. Lo seguí. No se pudo percatar de mí ya que mis dotes de sigilo eran extraordinarios, aparte, no parecía ser un tipo muy fuerte. Llamó a la puerta seis veces con un ritmo peculiar. La puerta se abrió y se metió dentro. A continuación, me coloqué en la puerta e hice le mismo movimiento. Un ser vestido con ropas raídas y con un colgante muy brillante abrió, pero no le dio tiempo a sorprenderse ya que mi daga atravesó su corazón. Me fijé en el colgante más de cerca y era azul como el mar. Se lo quité y me lo guardé en el bolsillo, tal vez me serviría más adelante. Cerré la puerta. Gracias a una lámpara colocada en una mesita se podía observar aquel salón. Había un sillón a la izquierda de la puerta donde se veía un paquete de patatas, recién abierto. Todo estaba muy bien recogido. Unos sillones rodeaban una mesa que no tenía más de tres cuartas de alta.

Tenía el presentimiento de que me estaba adentrando en la boca del lobo. Me introduje en el pasillo siguiendo un hilo de voz que se escuchaba. Mientras me parecía bastante largo. Al final llegué a una puerta de hierro de mi misma altura. Era bajita par ser una puerta. Apoyé mi oreja en ella y no se escuchaba absolutamente nada. La abrí lentamente pero la puerta crujió al abrir. No pude evitar hacer una mueca con mi rostro. Asomé la cabeza y estaba en un dormitorio. Me parecía muy extraño. Cerré la puerta tras de mí y eché un vistazo a mi alrededor. No divisé a nadie por lo que encendí una lamparita que se encontraba allí. Se iluminó completamente todo. Alcé la vista para ver el gran cuadro que yacía en el techo, eran dos hombres dándose un abrazo. Me puse a rebuscar en la mesita de noche que había a la derecha de la puerta y no encontré absolutamente nada. Cuando me di la vuelta, escuché un crujido. Eran como unos pasos. Me sobresalté y fui corriendo a apagar la lámpara. Después me metí debajo de la cama.

Una luz del exterior iluminó toda la sala. Apareció por el lado derecho de la habitación. Una sombra entró y se escuchó lo que pareció una puerta. Se largó por el pasillo por donde había llegado. Salí de la habitación rápidamente y me coloqué enfrente de donde vi la luz. Allí observé la pared. Di golpes con los nudillos hasta que el golpe sonó de forma peculiar. En esa misma posición empujé y se abrió una puerta. Salí al exterior y estaba en una cueva a pie de la playa. Dos hombres estaban vueltos de espaldas, ambos parecían ser bandidos y estaban vigilando la puerta.

-Dicen que una tipa se cargó a cuatro de los nuestros. Hay que vigilar esta puerta como sea, no nos debe descubrir.dijo uno de ellos.

-Di que sí colega. Seis mas de los nuestros fueron a ponerle las cosas claras a aquella mujer.- tras un silencio¿Cómo te va con tu novia?-cambió de tema completamente.

Me introduje rápidamente de nuevo en el dormitorio ya que escuché unos pasos que se acercaban fuertemente hacia mí. Me coloqué al lado de la puerta y ésta se abrió de golpe. Me abalancé sobre el hombre que entró y le coloqué la daga en el cuello. Le pregunté que me dijera lo que supiera sobre el tesoro o lo mataría. Contando con que eran bandidos y que no tendrían respeto ni por sus propios jefes me lo diría. Me dijo que no lo sabía pero que en la casa de enfrente se encontraba un hombre con el cabello rojizo y vestido de militar que sabía donde estaba. Le rebané el cuello y lo arrastré a la lado izquierdo de la cama. Salí de aquella casa y me puse en la puerta de la otra y escuché un alboroto y una gran estampida se produjo. Los dos viejos se encontraban allí dentro. No sabía si mi "compañera" estaría allí por lo que esperé en la sombra por si la escuchaba para tomar medidas.