Zach Dolphelinger
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Encuento casual en la ciudad del agua(Pasado)(Privado)(Yei-Max-Drako-Zach) {Lun 23 Mar 2015 - 16:42}
Me encontraba en Water Seven;Aquel lugar era algo fantastico,un paraiso total de agua.Había llegado a la ciudad en un tren de mar que era chulisimo, mi único objetivo en la isla era el de comprar algunos viveres para poder proseguir con mi camino.Me baje del tren hace ya una hora y tras estar preguntando por los alrededores me recomendaron un pequeño mercado que se situaba al oeste de la isla cerca el dique numero 5.En esos momentos me encontraba debajo del gran numero 5 que se dibujaba en la puerta cerrada de dicho dique.Pense que no podía estar muy lejos.
-Pescadito fresco, el mejor del Grand Line solo por 1000 berries la unidad-oí gritar a una mujer que se encontraba a las puertas de un tunel.Al acercame me di cuenta de que en aquel tunel se encontraba el mercado pero tenía una pequeña sigularidad:Al no haber sitio en la acera los tenderos vendían sus alimentos encima de sus toros yagara.
Me acerque a una señora que vendía pescado del día,todas las piezas la verdad tenían un color y un olor que daba gusto solo contemplarlos.Me estaba entrando un hambre de mil demonios solo con verlos.En esos momentos.el tunel estaba a revosar por locales y turistas que gastaban el dinero dandole al lugar un tono muy vivo.
Estaba paseando de un lado a otro cuando en un momento todo se quedo en silencio, un grupo de personas venían al centro del tunel donde me encontraba en esos momentos viendo un yagara lleno de frutas y verduras.Pensé que era marines por su vestimenta blanca pero tenían algo que no me cuadraba; una jolly roger que consistia en el simbolo de la marina con una calavera en la mitad que todos portaban en la espalda de sus chaquetas.Se pararon a mi espalda.
Ví a uno de esos canallas reir antes de sacar una pistola y disparar al yagara que estaba viendo hace unos segundos,cayo muerto en el acto.La bala me pasó por el lado izquiedo de la cabeza,donde no tenía oreja desde hace algunos años sí me hubiera pasado por la derecha habría quedado sordo de por vida.
-Pescadito fresco, el mejor del Grand Line solo por 1000 berries la unidad-oí gritar a una mujer que se encontraba a las puertas de un tunel.Al acercame me di cuenta de que en aquel tunel se encontraba el mercado pero tenía una pequeña sigularidad:Al no haber sitio en la acera los tenderos vendían sus alimentos encima de sus toros yagara.
Me acerque a una señora que vendía pescado del día,todas las piezas la verdad tenían un color y un olor que daba gusto solo contemplarlos.Me estaba entrando un hambre de mil demonios solo con verlos.En esos momentos.el tunel estaba a revosar por locales y turistas que gastaban el dinero dandole al lugar un tono muy vivo.
Estaba paseando de un lado a otro cuando en un momento todo se quedo en silencio, un grupo de personas venían al centro del tunel donde me encontraba en esos momentos viendo un yagara lleno de frutas y verduras.Pensé que era marines por su vestimenta blanca pero tenían algo que no me cuadraba; una jolly roger que consistia en el simbolo de la marina con una calavera en la mitad que todos portaban en la espalda de sus chaquetas.Se pararon a mi espalda.
Ví a uno de esos canallas reir antes de sacar una pistola y disparar al yagara que estaba viendo hace unos segundos,cayo muerto en el acto.La bala me pasó por el lado izquiedo de la cabeza,donde no tenía oreja desde hace algunos años sí me hubiera pasado por la derecha habría quedado sordo de por vida.
Yei Cipactli
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Agilidad
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Intelecto
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Akuma no mi
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Water seven, puerto donde piratas y gente de la marina podían encontrarse en relativa "paz" en busca de provisiones, reparación de navios e incluso la compra (o hurto) de un barco, calidad nivel water seven. Sin embargo, no todos los que ahí llegaban estaban tan tranquilos ni poseían tan buenas intenciones, pues algunos tenían dentro el fuego de infierno que les motivaba a seguir adelante.
En un puesto de carne acuosa, delicia del lugar, cocinada por excelentes chef descendientes de una generación de oro que sazonaba sus deliciosas carnes con la sal única del lugar, Sandor había atrapado a dos hombres de negro que ahí mismo comían gustosamente, hasta que dos katanas se posaron sobre sus cuello.
-Agentes del gobierno, peor escoria incluso que los marinos-dijo Sandor, exhalando vapor ante un inminente frenesí homicida. Ambos agentes se quedaron paralizados, aún sin entender por qué un marino les atacaría- pero les daré una oportunidad. Si me dicen el paradero de cierta persona, tal vez, ese bocado llegue a sus estómagos y no caerá al suelo mediante el hueco.
Saori, la ayudante de Sandor, normalmente habría evitado esta tragedia, sin embargo ahora mismo estaba de compras y había aprovechado para comprarse una máscara.
Uno de los agentes se volteó con su pistola en mano, sin embargo, lo último que pasó por su mirada antes de un inminente resplandor azul fué a un marino con las ropas con manchas de sangre y una pañoleta azul tapándole la boca. Después, su visión dió vueltas hasta poder ver sus propio cuerpo desde el suelo, donde la luz escapó de sus ojos.
-Já!- rió Sandor, pero de pronto, el otro agente, mas preparado físicamente, logró escapar de un salto y salir corriendo. Una pequeña persecusión en las azoteas brillosas por la sal tuvo lugar, bajando por la plaza de mercado donde Saori y el viejo gordo al verle se le unieron, tratando de evitar que hiciera una locura frente a todos.
Finalmente, aquél hombre dió un salto hacia uno de esos caballos marinos que transportaba vegetales, pero fué alcanzado por el disparo de Sándor, con su mirada llena de un odio profano mientras las venas de su rostro y sus ojos palpitaban con brío oscuro. Saori y el viejo tenían la cara de terror, al ver que no importó disparar tan cerca de la cabeza de un hombre, y menos atravesar el cráneo de un animal inocente para liquidar a un agente del gobierno, ambos hundiéndose en el agua.
-Já ja ja- rió Sándor en voz baja, guardando su pistola y sacando sus katanas, mientras se acercaba a la orilla del rio a ver que el cadaver realmente se hundiera.
En un puesto de carne acuosa, delicia del lugar, cocinada por excelentes chef descendientes de una generación de oro que sazonaba sus deliciosas carnes con la sal única del lugar, Sandor había atrapado a dos hombres de negro que ahí mismo comían gustosamente, hasta que dos katanas se posaron sobre sus cuello.
-Agentes del gobierno, peor escoria incluso que los marinos-dijo Sandor, exhalando vapor ante un inminente frenesí homicida. Ambos agentes se quedaron paralizados, aún sin entender por qué un marino les atacaría- pero les daré una oportunidad. Si me dicen el paradero de cierta persona, tal vez, ese bocado llegue a sus estómagos y no caerá al suelo mediante el hueco.
Saori, la ayudante de Sandor, normalmente habría evitado esta tragedia, sin embargo ahora mismo estaba de compras y había aprovechado para comprarse una máscara.
Uno de los agentes se volteó con su pistola en mano, sin embargo, lo último que pasó por su mirada antes de un inminente resplandor azul fué a un marino con las ropas con manchas de sangre y una pañoleta azul tapándole la boca. Después, su visión dió vueltas hasta poder ver sus propio cuerpo desde el suelo, donde la luz escapó de sus ojos.
-Já!- rió Sandor, pero de pronto, el otro agente, mas preparado físicamente, logró escapar de un salto y salir corriendo. Una pequeña persecusión en las azoteas brillosas por la sal tuvo lugar, bajando por la plaza de mercado donde Saori y el viejo gordo al verle se le unieron, tratando de evitar que hiciera una locura frente a todos.
Finalmente, aquél hombre dió un salto hacia uno de esos caballos marinos que transportaba vegetales, pero fué alcanzado por el disparo de Sándor, con su mirada llena de un odio profano mientras las venas de su rostro y sus ojos palpitaban con brío oscuro. Saori y el viejo tenían la cara de terror, al ver que no importó disparar tan cerca de la cabeza de un hombre, y menos atravesar el cráneo de un animal inocente para liquidar a un agente del gobierno, ambos hundiéndose en el agua.
-Já ja ja- rió Sándor en voz baja, guardando su pistola y sacando sus katanas, mientras se acercaba a la orilla del rio a ver que el cadaver realmente se hundiera.
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