Sasuke Uchiha
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- Hoy tendré mi primera misión como Marine, aunque sea ir a la base y hacer guardias durante horas y horas... - Pensé, mientras llegué al pueblo
Nunca había estado en este lugar, todo era nuevo para mí. Pese a ser un día soleado la temperatura estaba bien, y no paraba de observar todo lo que sucedía a mi alrededor mientras me dirigía hacía la base naval, dónde suponía que esperarían el recibimiento de Sasuke Uchiha. La gente era muy amable, todos los vecinos se ayudaban y reían juntos en las tareas que se podían ver desde la calle, que realizaban juntos. Los bares estaban llenos de civiles de avanzada edad consumiendo cantidades ínfimas de alcohol, eso me molestaba, ¿Pero qué mas da? Mientras no tuviese que ir a ninguno de esos lugares.
De pronto, para mi sorpresa, me crucé con dos Marines, por su vestimenta y el respeto hacía ellos, seguramente tendrían el rango de Teniente o similar. Me costó mucho contenerme, pero por ahora no me quedaba otra opción... Ellos, se adentraron en uno de los bares, y desde fuera se pudo escuchar como pidieron una gran cantidad de alcohol y se tomaban a broma su trabajo y responsabilidad como Marine.
- El pueblo hoy está tranquilo, hay paz y armonía... pero, los marines de aquí no están ni estarán preparados para luchar. ¿Acaso creen que esta 'paz' será eterna? - Pensaba mientras aumenté mi velocidad para alejarme de aquel lugar
Finalmente llegué a la entrada de la Base Naval, estaba protegida con una muralla que la rodeaba, y una gigantesca puerta con el logo de la Marina permitía la entrada, aunque los muros no eran demasiado altos y podían ser fácilmente asaltados - Que poca seguridad... -
Llame a la puerta, y de pronto se fue abriendo lentamente...Aquel lugar estaba comprendido por una pista de entrenamiento, dónde se encontraban varios chicos jóvenes, probablemente los mejores entre los nuevos alistados, entrenando sin parar para mejorar su fuerza, resistencia y velocidad. También había dos torres, una más grande que la otra, probablemente ahí sería dónde estén los almacenes, los dormitorios y habitaciones de todos los marines, así como dónde se encuentre el oficial al mando de la base, por último, había una especie de cuartel detrás de las torres.
Nunca había estado en este lugar, todo era nuevo para mí. Pese a ser un día soleado la temperatura estaba bien, y no paraba de observar todo lo que sucedía a mi alrededor mientras me dirigía hacía la base naval, dónde suponía que esperarían el recibimiento de Sasuke Uchiha. La gente era muy amable, todos los vecinos se ayudaban y reían juntos en las tareas que se podían ver desde la calle, que realizaban juntos. Los bares estaban llenos de civiles de avanzada edad consumiendo cantidades ínfimas de alcohol, eso me molestaba, ¿Pero qué mas da? Mientras no tuviese que ir a ninguno de esos lugares.
De pronto, para mi sorpresa, me crucé con dos Marines, por su vestimenta y el respeto hacía ellos, seguramente tendrían el rango de Teniente o similar. Me costó mucho contenerme, pero por ahora no me quedaba otra opción... Ellos, se adentraron en uno de los bares, y desde fuera se pudo escuchar como pidieron una gran cantidad de alcohol y se tomaban a broma su trabajo y responsabilidad como Marine.
- El pueblo hoy está tranquilo, hay paz y armonía... pero, los marines de aquí no están ni estarán preparados para luchar. ¿Acaso creen que esta 'paz' será eterna? - Pensaba mientras aumenté mi velocidad para alejarme de aquel lugar
Finalmente llegué a la entrada de la Base Naval, estaba protegida con una muralla que la rodeaba, y una gigantesca puerta con el logo de la Marina permitía la entrada, aunque los muros no eran demasiado altos y podían ser fácilmente asaltados - Que poca seguridad... -
Llame a la puerta, y de pronto se fue abriendo lentamente...Aquel lugar estaba comprendido por una pista de entrenamiento, dónde se encontraban varios chicos jóvenes, probablemente los mejores entre los nuevos alistados, entrenando sin parar para mejorar su fuerza, resistencia y velocidad. También había dos torres, una más grande que la otra, probablemente ahí sería dónde estén los almacenes, los dormitorios y habitaciones de todos los marines, así como dónde se encuentre el oficial al mando de la base, por último, había una especie de cuartel detrás de las torres.
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Kai bostezó sonoramente y se frotó la cara con las manos para desperezarse. Nuevamente se había quedado dormido en la hamaca, en su rincón del patio. Medio atontado, trató de levantarse de una manera poco apropiada. Y ocurrió lo que pasa cuando te apoyas en el borde de una hamaca sin haber nada haciendo contrapeso: de repente, el marine vio el suelo acercarse hacia él, y se llevó un tortazo en la frente. Algo mareado, se levantó con un gruñido. Se llevó la mano a la frente, y comprobó que en efecto se había hecho un pequeño rascazo. "El poderoso comodoro Kai, vencido por una hamaca." Con un sonoro suspiro descolgó su chaqueta de oficial de una rama y se la colgó de los hombros.
- Será mejor que haga algo con esta cosa - murmuró para sí mismo, refiriéndose a la pequeña herida.
Se dirigió a una fuente de agua potable que había junto a una de las paredes del edificio principal, tomó algo de agua con las manos y se lavó la frente. Sabía que le convenía desinfectar la herida con algo más, pero ya se ocuparía después. Aprovechó para frotarse bien la cara para despertar del todo y beber un trago de agua, tras lo que se dirigió hacia la entrada de la base. Echó un vistazo a los marines que entrenaban, con una mirada algo cargada de desaprobación. La situación no había mejorado desde los tiempos en que había sido instructor en la base, cuando aun tenía el rango de teniente comandante. "No están preparados para una batalla real. Menos para la guerra contra la New Marina y la Armada Revolucionaria." Recordó su breve encuentro con el líder de los marines renegados, Krauser K. Redfield, y trató de sacárselo de la cabeza. No quería pensar en ello.
Kai destacaba bastante entre los otros marines. No sólo por su chaqueta de oficial, en la que podían verse sus galones, si no por su particular indumentaria y su titánica talla. Medía unos dos metros de altura, y bajo la chaqueta llevaba el torso al descubierto, mostrando una impresionante musculatura y algunas cicatrices de cortes. A pesar de ser bastante corpulento, no era demasiado exagerado y su cuerpo estaba bastante proporcionado. Además de la chaqueta, su única vestimenta era un pantalón blanco de uniforme marine y unas sandalias de madera. Se quedó parado junto a la puerta principal, mirando con gesto aburrido a los que entrenaban. Finalmente, esta se abrió y un joven entró en la base. Se correspondía a la descripción que le habían dado: alto (aunque para él, casi todo el mundo era bajito), delgado, pelo oscuro y revuelto y ojos rojos. Sí, aquel debía ser el sobrino del Vicealmirante Shisui. Acaba de alistarse, y le habían encargado ser quien lo supervisara.
- ¿Sasuke Uchiha? Mi nombre es Kai. Me han encomendado guiarte en tus primeros pasos en la Marina, y ayudarte en tu primera misión.
Inicialmente no había esperado gran cosa de aquello. No había oído hablar mucho de los Uchiha, más allá de que uno de ellos era un Shichibukai, y otro un famoso Vicealmirante, y supuso que simplemente le tocaría hacer de niñera de algún niño pijo y malcriado de familia rica. Sin embargo, ahora que lo tenía frente a él dudaba que se limitase a eso. Aquellos ojos... tal vez fuese una impresión suya. Simplemente le había dado la impresión de ver "algo" en ellos. Algunas personas podían distinguir el carácter de una persona por su mirada, y de hecho Hozan-sensei le había dicho en una ocasión que los ojos eran las ventanas del alma de una persona. ¿Sería algo así lo que había visto? Esperaba equivocarse, porque le había dado una impresión siniestra y fría. Como de una rabia y un odio latentes muy intensos.
- En fin, ¿por dónde prefieres empezar? ¿Quieres calentar un poco en el patio de entrenamiento o comenzamos la guardia? - entonces cayó en que era un recién llegado, y se apresuró a corregirse - Oh, cierto. ¿Estás al tanto sobre los reglamentos de la Marina, códigos de conducta y demás? Y si así lo deseas, te mostraré tus habitaciones primero. Allí te espera tu nuevo uniforme.
Si le decía que sí, procedería a dirigirse hacia los barracones para guiarlo. Ya hablarían por el camino; Kai odiaba quedarse mucho tiempo quieto en un sitio sin hacer nada en especial.
- Será mejor que haga algo con esta cosa - murmuró para sí mismo, refiriéndose a la pequeña herida.
Se dirigió a una fuente de agua potable que había junto a una de las paredes del edificio principal, tomó algo de agua con las manos y se lavó la frente. Sabía que le convenía desinfectar la herida con algo más, pero ya se ocuparía después. Aprovechó para frotarse bien la cara para despertar del todo y beber un trago de agua, tras lo que se dirigió hacia la entrada de la base. Echó un vistazo a los marines que entrenaban, con una mirada algo cargada de desaprobación. La situación no había mejorado desde los tiempos en que había sido instructor en la base, cuando aun tenía el rango de teniente comandante. "No están preparados para una batalla real. Menos para la guerra contra la New Marina y la Armada Revolucionaria." Recordó su breve encuentro con el líder de los marines renegados, Krauser K. Redfield, y trató de sacárselo de la cabeza. No quería pensar en ello.
Kai destacaba bastante entre los otros marines. No sólo por su chaqueta de oficial, en la que podían verse sus galones, si no por su particular indumentaria y su titánica talla. Medía unos dos metros de altura, y bajo la chaqueta llevaba el torso al descubierto, mostrando una impresionante musculatura y algunas cicatrices de cortes. A pesar de ser bastante corpulento, no era demasiado exagerado y su cuerpo estaba bastante proporcionado. Además de la chaqueta, su única vestimenta era un pantalón blanco de uniforme marine y unas sandalias de madera. Se quedó parado junto a la puerta principal, mirando con gesto aburrido a los que entrenaban. Finalmente, esta se abrió y un joven entró en la base. Se correspondía a la descripción que le habían dado: alto (aunque para él, casi todo el mundo era bajito), delgado, pelo oscuro y revuelto y ojos rojos. Sí, aquel debía ser el sobrino del Vicealmirante Shisui. Acaba de alistarse, y le habían encargado ser quien lo supervisara.
- ¿Sasuke Uchiha? Mi nombre es Kai. Me han encomendado guiarte en tus primeros pasos en la Marina, y ayudarte en tu primera misión.
Inicialmente no había esperado gran cosa de aquello. No había oído hablar mucho de los Uchiha, más allá de que uno de ellos era un Shichibukai, y otro un famoso Vicealmirante, y supuso que simplemente le tocaría hacer de niñera de algún niño pijo y malcriado de familia rica. Sin embargo, ahora que lo tenía frente a él dudaba que se limitase a eso. Aquellos ojos... tal vez fuese una impresión suya. Simplemente le había dado la impresión de ver "algo" en ellos. Algunas personas podían distinguir el carácter de una persona por su mirada, y de hecho Hozan-sensei le había dicho en una ocasión que los ojos eran las ventanas del alma de una persona. ¿Sería algo así lo que había visto? Esperaba equivocarse, porque le había dado una impresión siniestra y fría. Como de una rabia y un odio latentes muy intensos.
- En fin, ¿por dónde prefieres empezar? ¿Quieres calentar un poco en el patio de entrenamiento o comenzamos la guardia? - entonces cayó en que era un recién llegado, y se apresuró a corregirse - Oh, cierto. ¿Estás al tanto sobre los reglamentos de la Marina, códigos de conducta y demás? Y si así lo deseas, te mostraré tus habitaciones primero. Allí te espera tu nuevo uniforme.
Si le decía que sí, procedería a dirigirse hacia los barracones para guiarlo. Ya hablarían por el camino; Kai odiaba quedarse mucho tiempo quieto en un sitio sin hacer nada en especial.
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Mientras observaba el entorno al cual acababa de entrar, un hombre misterioso se presentó ante mí. Era un hombre de gran tamaño, bastante más alto y corpulento que cualquiera, además, por su vestimenta se podía deducir que el tamaño era proporcional al cargo que ocupa, comparándolo con los novatos que estaban entrenando.
Se presentó, su nombre es Kai, y al parecer le habían asignado ocuparse de mí. Quizás mi tío tuvo algo que ver en esto, más adelante se lo preguntaría. Me fijé en que me hecho un vistazo, probablemente para analizarme y ver la primera impresión, seguramente se dio cuenta de mi mirada, no sé lo podré ocultar mucho tiempo si voy a estar entrenando con él, así que cuando tenga la oportunidad se lo diré…
- No estoy al tanto de los reglamentos de la Marina, ni conozco ningún código de conducta, he recibido toda la información teórica y superado todas las pruebas que se hacen a los nuevos reclutas, pero realmente no estoy interesado en algo como un protocolo o unas reglas a seguir… Yo tengo mis propias reglas, aunque respeto las de la organización… Pero la única regla que no se puede romper es la de capturar a los delincuentes y proteger a los civiles inocentes de aquellos actos criminales que suceden día a día. -
Tras un respiro, le miro a los ojos, y le digo, con una voz muy seria y un tono frío, antes de que él me responda
- Igual usted también se ha fijado, los soldados más veteranos de este lugar están acostumbrado a la paz, a no tener que enfrentarse a nada, y se han olvidado que son, y cuál es su misión aquí, proteger este pueblo. La muralla que rodea este complejo no es nada del otro mundo, y no hay nadie que este vigilando la entrada, sí yo llego a ser un bandido, hubiese podido acabar con todos los novatos que están entrenando antes de que nadie interviniese, creo que esto es más importante que algo como un código de conducta, Maestro Kai -
- Le llamé maestro por primera vez, aunque me salió solo, normalmente no solía mostrar tal respeto por nadie, pero este tipo se estaba ganando mi respeto -
Mientras íbamos hacía las habitaciones, entrenando en una de las torres, no podía evitar fijarme en cada pequeño lugar de aquel recinto, al parecer había sido construido hace mucho tiempo, y los materiales no eran muy fuertes, fui capaz de darme cuenta de ello al ver que había algunas pequeñas grietas en el suelo y en las paredes.
Se presentó, su nombre es Kai, y al parecer le habían asignado ocuparse de mí. Quizás mi tío tuvo algo que ver en esto, más adelante se lo preguntaría. Me fijé en que me hecho un vistazo, probablemente para analizarme y ver la primera impresión, seguramente se dio cuenta de mi mirada, no sé lo podré ocultar mucho tiempo si voy a estar entrenando con él, así que cuando tenga la oportunidad se lo diré…
- No estoy al tanto de los reglamentos de la Marina, ni conozco ningún código de conducta, he recibido toda la información teórica y superado todas las pruebas que se hacen a los nuevos reclutas, pero realmente no estoy interesado en algo como un protocolo o unas reglas a seguir… Yo tengo mis propias reglas, aunque respeto las de la organización… Pero la única regla que no se puede romper es la de capturar a los delincuentes y proteger a los civiles inocentes de aquellos actos criminales que suceden día a día. -
Tras un respiro, le miro a los ojos, y le digo, con una voz muy seria y un tono frío, antes de que él me responda
- Igual usted también se ha fijado, los soldados más veteranos de este lugar están acostumbrado a la paz, a no tener que enfrentarse a nada, y se han olvidado que son, y cuál es su misión aquí, proteger este pueblo. La muralla que rodea este complejo no es nada del otro mundo, y no hay nadie que este vigilando la entrada, sí yo llego a ser un bandido, hubiese podido acabar con todos los novatos que están entrenando antes de que nadie interviniese, creo que esto es más importante que algo como un código de conducta, Maestro Kai -
- Le llamé maestro por primera vez, aunque me salió solo, normalmente no solía mostrar tal respeto por nadie, pero este tipo se estaba ganando mi respeto -
Mientras íbamos hacía las habitaciones, entrenando en una de las torres, no podía evitar fijarme en cada pequeño lugar de aquel recinto, al parecer había sido construido hace mucho tiempo, y los materiales no eran muy fuertes, fui capaz de darme cuenta de ello al ver que había algunas pequeñas grietas en el suelo y en las paredes.
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Las palabras de Sasuke le arrancaron una carcajada al oficial. ¿Que habría podido matar a todos los reclutas? Bueno, desde luego era combativo, eso era un punto a su favor. Hacía tiempo que no se encontraba a nadie así. En cierto modo le recordaba a Kuro Watanabe, aunque no hubiese sabido decir en qué. Además, Kuro era más... efusivo. Este parecía que se hubiese tragado una docena de guindillas picantes seguidas. "Curiosamente, a él también lo conocí en esta base." Sin embargo, no sólo le había hecho gracia eso, si no también que le hubiese llamado "maestro".
- Créeme que esto está mejor protegido de lo que parece. Los muros están bien, pero no pueden contener un asalto organizado. Ni el mejor fuerte podría resistir sin hombres poderosos que lo defiendan - su sonrisa se ensanchó - Y ahí es donde entro yo, o cualquiera de los oficiales de la base. Si fueses un bandido, en el momento en que hubieses decidido poner tu mano sobre cualquiera de mis reclutas, yo hubiese detectado tus intenciones. Y créeme que no me hubieras durado ni un asalto de ponerme en serio. En todo caso... sobre los códigos y normas, no soy precisamente un gran fan de ellos. Sin embargo, son necesarios. Te dejaré en tu dormitorio un libro con el reglamento interno de la Marina, y créeme, te será útil. Sobre todo te recomiendo aprenderte la jerarquía y los galones de cada rango - se señaló los suyos - Estos por ejemplo son de comodoro.
En ese momento llegaron a la habitación. Estaba en uno de los pisos superiores de la torre. Al ser el sobrino de un Vicealmirante, le habían dado habitaciones individuales, pero eran pocos los reclutas que gozaban de este privilegio. La habitación era austera y pequeña, pero cómoda y bien situada, con la ventana orientada hacia el este. Sobre la cama había un par de uniformes de recluta. Kai esperó junto a la puerta, y dijo:
- Si quieres ponte el uniforme. Por mi parte te lo recomiendo para evitar toparte con algún oficial de bajo rango cabreado que decida prestarte atención. Por desgracia abundan los cabos y sargentos malhumorados que deciden meterse con los reclutas aprovechándose del rango.
Si se ponía el uniforme, esperaría fuera. Una vez hubiese acabado de ver su habitación, bajaría con el al patio de nuevo. La primera misión que le habían asignado al joven Uchiha era patrullar por la ciudad y la costa cercana, algo bastante rutinario. El se encargaría de acompañarlo para evitar que nada saliese mal y valorar su actuación. Tenía orden de no intervenir a menos que las cosas se descontrolaran y hubiese riesgo de que Sasuke saliese dañado. Cuando aquello concluyese, debería escribir un informe sobre el comportamiento del joven. Una vez en el patio, le explicó la situación.
- La patrulla consiste en una ronda por todo el pueblo y las granjas cercanas. En principio no tendría por qué ocurrir nada, pero si ocurre, tendrás que actuar tú. Yo seré un observador neutral en principio, aunque puedes pedirme consejo. Sólo intervendré si ocurre algo fuera de lo habitual, como que nos topemos con un criminal con recompensa por su cabeza o algo similar. En fin, ve. Yo te sigo.
- Créeme que esto está mejor protegido de lo que parece. Los muros están bien, pero no pueden contener un asalto organizado. Ni el mejor fuerte podría resistir sin hombres poderosos que lo defiendan - su sonrisa se ensanchó - Y ahí es donde entro yo, o cualquiera de los oficiales de la base. Si fueses un bandido, en el momento en que hubieses decidido poner tu mano sobre cualquiera de mis reclutas, yo hubiese detectado tus intenciones. Y créeme que no me hubieras durado ni un asalto de ponerme en serio. En todo caso... sobre los códigos y normas, no soy precisamente un gran fan de ellos. Sin embargo, son necesarios. Te dejaré en tu dormitorio un libro con el reglamento interno de la Marina, y créeme, te será útil. Sobre todo te recomiendo aprenderte la jerarquía y los galones de cada rango - se señaló los suyos - Estos por ejemplo son de comodoro.
En ese momento llegaron a la habitación. Estaba en uno de los pisos superiores de la torre. Al ser el sobrino de un Vicealmirante, le habían dado habitaciones individuales, pero eran pocos los reclutas que gozaban de este privilegio. La habitación era austera y pequeña, pero cómoda y bien situada, con la ventana orientada hacia el este. Sobre la cama había un par de uniformes de recluta. Kai esperó junto a la puerta, y dijo:
- Si quieres ponte el uniforme. Por mi parte te lo recomiendo para evitar toparte con algún oficial de bajo rango cabreado que decida prestarte atención. Por desgracia abundan los cabos y sargentos malhumorados que deciden meterse con los reclutas aprovechándose del rango.
Si se ponía el uniforme, esperaría fuera. Una vez hubiese acabado de ver su habitación, bajaría con el al patio de nuevo. La primera misión que le habían asignado al joven Uchiha era patrullar por la ciudad y la costa cercana, algo bastante rutinario. El se encargaría de acompañarlo para evitar que nada saliese mal y valorar su actuación. Tenía orden de no intervenir a menos que las cosas se descontrolaran y hubiese riesgo de que Sasuke saliese dañado. Cuando aquello concluyese, debería escribir un informe sobre el comportamiento del joven. Una vez en el patio, le explicó la situación.
- La patrulla consiste en una ronda por todo el pueblo y las granjas cercanas. En principio no tendría por qué ocurrir nada, pero si ocurre, tendrás que actuar tú. Yo seré un observador neutral en principio, aunque puedes pedirme consejo. Sólo intervendré si ocurre algo fuera de lo habitual, como que nos topemos con un criminal con recompensa por su cabeza o algo similar. En fin, ve. Yo te sigo.
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- Este tipo resulta interesante - Pensé mientras me dio una explicación sobre lo que ocurriría en caso de un ataque a la base, me había convencido, pese a no haberme mostrado aún su verdadera fuerza.
Mi habitación estaba bien, no era excesivamente grande, pero tenía el espacio suficiente para poder dormir y descansar tranquilamente. Me puse el uniforme de Marine que había en mi cama, es de mi talla y además parece que ha sido personalizado para que se adapte a mi estilo. En definitiva, me siento cómodo y luzco genial.
Salí de la habitación. Bajamos hasta el patio, y una vez allí Kai me explicó en que consiste mi tarea.
¿Patrullar? Bueno, supongo que por algo debía empezar - Pensé mientras iba caminando con calma hacia la costa -
Quería comprobar que embarcaciones habían ancladas, así seguramente podría ver qué tipo de gente se encuentra en la isla en este momento. Por el camino no pude evitar fijarme en cómo la gente iba en dirección contraria, alejándose el puerto, no le di mucha importancia pero era un detalle curioso cuanto menos. Por el camino pasamos por aquel bar del cual salieron los dos marines que vi anteriormente, cosa que me dio mucha rabia. Iban borrachos.
De pronto, una explosión tuvo lugar en un bar cerca de la costa. Rápidamente me dirigí hacía allí, con la espada negra desenvainada y preparado para lo peor.
- Sea quién sea el responsable de esto, más le vale tener una explicación. - Pensé mientras corría hacia el lugar de la explosión.
Mi habitación estaba bien, no era excesivamente grande, pero tenía el espacio suficiente para poder dormir y descansar tranquilamente. Me puse el uniforme de Marine que había en mi cama, es de mi talla y además parece que ha sido personalizado para que se adapte a mi estilo. En definitiva, me siento cómodo y luzco genial.
Salí de la habitación. Bajamos hasta el patio, y una vez allí Kai me explicó en que consiste mi tarea.
¿Patrullar? Bueno, supongo que por algo debía empezar - Pensé mientras iba caminando con calma hacia la costa -
Quería comprobar que embarcaciones habían ancladas, así seguramente podría ver qué tipo de gente se encuentra en la isla en este momento. Por el camino no pude evitar fijarme en cómo la gente iba en dirección contraria, alejándose el puerto, no le di mucha importancia pero era un detalle curioso cuanto menos. Por el camino pasamos por aquel bar del cual salieron los dos marines que vi anteriormente, cosa que me dio mucha rabia. Iban borrachos.
De pronto, una explosión tuvo lugar en un bar cerca de la costa. Rápidamente me dirigí hacía allí, con la espada negra desenvainada y preparado para lo peor.
- Sea quién sea el responsable de esto, más le vale tener una explicación. - Pensé mientras corría hacia el lugar de la explosión.
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Kai dejó que Sasuke se adelantara y comenzó a seguirle desde lejos, fuera del camino para que no lo viese. Si Sasuke no sabía que estaba allí, podría evaluar su comportamiento. Estudiaría su manera de ser, e incluiría sus acciones en su informe. Al principio no tuvo nada en especial que ver. El recluta se estaba limitando a cumplir las órdenes, absteniéndose de hablar con nadie. Lo más destacable fue cuando dos novatos borrachos llegaron desde el pueblo dando tumbos, apoyándose el uno en el otro. Sasuke se les quedó mirando, pero no dijo nada. Algo positivo, no le correspondía a él decirles nada. En el cuartel ya se ocuparían de meterlos en el cabalabozo hasta que se les pasase la borrachera. La verdad es que aquello comenzaba a ser aburrido.
- "Nada de que informar... desempeñó su papel correctamente" acabaré escribiendo tras un par de horas de aburrida vigilancia - se dijo a sí mismo.
Entonces escuchó una explosión que hizo eco, resonando por toda la isla. Provenía de la costa. Sasuke desenvainó y comenzó a correr hacia el lugar. "Mierda... ¿qué cojones pasa aquí?" Comenzó a correr tras el chico. Entonces entraron en la aldea. Así que provenía del puerto... entonces podía intentar adelantarse. En lugar de ponerse junto a Sasuke, saltó a una cornisa baja y se agarró a esta. De ahí, subió al tejado de un edificio bajo. Un aura roja comenzó a rodear su cuerpo mientras lo hacía. Corrió por encima de la casa, y saltó a otra cercana. Comenzó a avanzar por las alturas, dándose toda la prisa posible. Mientras avanzaba, alcanzó a ver un barco en llamas cerca del puerto con la bandera de la Marina, y otro particularmente grande en el desembarcadero, sin bandera ni enseña. Extraño... ¿serían revolucionarios encubiertos? ¿Neomarines? Llegó a la última línea de edificios, y se paró en esta. En el puerto se había montado una especie de batalla campal entre marines y un montón de hombres vestidos con trajes negros y máscaras de diablos. Estos iban armados con cuchillos curvos largos, ninjatos y shurikens. "¿Ninjas? Venga ya. ¿Qué narices es esto, Wano?" Ante la surrealista situación, el comodoro bajó de un salto.
- ¡AQUI LLEGA KAI!
Cayó sobre uno de los atacantes, lanzándole una patada descendente sobre la cabeza. Este quedó noqueado al instante. Sin embargo, su entrada atrajo la atención de un grupo de alrededor de una decena de enemigos. Estos lo rodearon, empuñando sus armas. Ambos brazos del comodoro de volvieron de color negro metálico, y de repente el cuerpo del marine comenzó a hacer más delgado y sus músculos más definidos. El aura roja que lo rodeaba se reavivó, y Kai se puso en una postura de guardia, con ambos brazos en alto.
- Segundo Camino, ¡activado!
Entonces activó su mantra, para complementar su postura. Ya estaba listo... con su Segundo Camino potenciaba su velocidad y agilidad a cambio de parte de su fuerza, mientras que con su Flaming Mode (el aura) aumentaba todas sus capacidades ligeramente, potenciando la técnica anterior y compensando parcialmente la pérdida de fuerza. Además, la combinación de kenbunshoku y busoushoku le daba una defensa perfecta contra aquella escoria. Eran muchos, pero no fuertes. De lo contrario, los reclutas no podrían estar reteniéndolos como lo hacían. Esquivó con un movimiento de cabeza un shuriken dirigido a su cara. Acto seguido se echó para atrás evitando el corte de un ninja que se había lanzado contra él. La hoja pasó a centímetros de su piel. En un ágil movimiento, agarró con su mano izquierda el brazo del hombre, y con la derecha lanzó un golpe con el dorso hacia su espalda. Notó cómo daba en algo duro y esto se quebraba. El tipo que había intentado apuñalarlo por la espalda, se desplomó con la máscara rota. Entonces, Kai sonrió, retorciendo el brazo del que había agarrado para inmovilizarlo del dolor.
- No podríais vencerme ni en un millón de años, ¡idiotas!
Los otros ninjas se abalanzaban sobre él, y con su mantra podía notar como los que tenía en su punto ciego hacían lo mismo. Ensanchó su sonrisa y miró a los ojos al que había apresado.
- Gracias por elegir Líneas Aérea Kai, le deseamos un agradable vuelo.
De un fuerte tirón, levantó al tipo en el aire, y agarrándole el brazo con ambas manos, comenzó a girar con él, usándolo de martillo para derribar a los que se abalanzaban sobre él. Tras derribarlo, lo lanzó como si fuese un saco de patatas, tirándolo sobre otro de sus compañeros cercanos.
- ¿Dónde estará Sasuke? - murmuró, mirando hacia todos lados mientras le daba una patada en la sien a uno que se intentaba levantar.
- "Nada de que informar... desempeñó su papel correctamente" acabaré escribiendo tras un par de horas de aburrida vigilancia - se dijo a sí mismo.
Entonces escuchó una explosión que hizo eco, resonando por toda la isla. Provenía de la costa. Sasuke desenvainó y comenzó a correr hacia el lugar. "Mierda... ¿qué cojones pasa aquí?" Comenzó a correr tras el chico. Entonces entraron en la aldea. Así que provenía del puerto... entonces podía intentar adelantarse. En lugar de ponerse junto a Sasuke, saltó a una cornisa baja y se agarró a esta. De ahí, subió al tejado de un edificio bajo. Un aura roja comenzó a rodear su cuerpo mientras lo hacía. Corrió por encima de la casa, y saltó a otra cercana. Comenzó a avanzar por las alturas, dándose toda la prisa posible. Mientras avanzaba, alcanzó a ver un barco en llamas cerca del puerto con la bandera de la Marina, y otro particularmente grande en el desembarcadero, sin bandera ni enseña. Extraño... ¿serían revolucionarios encubiertos? ¿Neomarines? Llegó a la última línea de edificios, y se paró en esta. En el puerto se había montado una especie de batalla campal entre marines y un montón de hombres vestidos con trajes negros y máscaras de diablos. Estos iban armados con cuchillos curvos largos, ninjatos y shurikens. "¿Ninjas? Venga ya. ¿Qué narices es esto, Wano?" Ante la surrealista situación, el comodoro bajó de un salto.
- ¡AQUI LLEGA KAI!
Cayó sobre uno de los atacantes, lanzándole una patada descendente sobre la cabeza. Este quedó noqueado al instante. Sin embargo, su entrada atrajo la atención de un grupo de alrededor de una decena de enemigos. Estos lo rodearon, empuñando sus armas. Ambos brazos del comodoro de volvieron de color negro metálico, y de repente el cuerpo del marine comenzó a hacer más delgado y sus músculos más definidos. El aura roja que lo rodeaba se reavivó, y Kai se puso en una postura de guardia, con ambos brazos en alto.
- Segundo Camino, ¡activado!
Entonces activó su mantra, para complementar su postura. Ya estaba listo... con su Segundo Camino potenciaba su velocidad y agilidad a cambio de parte de su fuerza, mientras que con su Flaming Mode (el aura) aumentaba todas sus capacidades ligeramente, potenciando la técnica anterior y compensando parcialmente la pérdida de fuerza. Además, la combinación de kenbunshoku y busoushoku le daba una defensa perfecta contra aquella escoria. Eran muchos, pero no fuertes. De lo contrario, los reclutas no podrían estar reteniéndolos como lo hacían. Esquivó con un movimiento de cabeza un shuriken dirigido a su cara. Acto seguido se echó para atrás evitando el corte de un ninja que se había lanzado contra él. La hoja pasó a centímetros de su piel. En un ágil movimiento, agarró con su mano izquierda el brazo del hombre, y con la derecha lanzó un golpe con el dorso hacia su espalda. Notó cómo daba en algo duro y esto se quebraba. El tipo que había intentado apuñalarlo por la espalda, se desplomó con la máscara rota. Entonces, Kai sonrió, retorciendo el brazo del que había agarrado para inmovilizarlo del dolor.
- No podríais vencerme ni en un millón de años, ¡idiotas!
Los otros ninjas se abalanzaban sobre él, y con su mantra podía notar como los que tenía en su punto ciego hacían lo mismo. Ensanchó su sonrisa y miró a los ojos al que había apresado.
- Gracias por elegir Líneas Aérea Kai, le deseamos un agradable vuelo.
De un fuerte tirón, levantó al tipo en el aire, y agarrándole el brazo con ambas manos, comenzó a girar con él, usándolo de martillo para derribar a los que se abalanzaban sobre él. Tras derribarlo, lo lanzó como si fuese un saco de patatas, tirándolo sobre otro de sus compañeros cercanos.
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