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Un día con un buen sol y viento refrescante, en ese momento estaba en Skypiea con el objetivo de encontrar oro u objetos extraños para robar. Conseguí llegar a una especie de cueva donde la entrada estaba repleta de daños echo con espadas, era muy fácil saberlo pues estaba acostumbrado a ver ese tipo de daños. Después de examinar detalladamente la cueva y los materiales que tenia en mi mochila, tenia dos, una para comida y la otra para los objetos u oro que encontrase. Sin mas preámbulos entre a la cueva dispuesto a encontrar algo de valor o al menos interesante. Cuando camine unos cuantos metros encendí una fogata, pude notar que había mucha basura, desechos de cualquier fruta, huesos y estructuras grandes de piedra, parecían muy viejas pero no tenían valor algunos y eran mas grande que mi mochila por lo tanto no podría llevármelos.
-Jamas seré rico con esto. (Dije con un tono sarcástico)
Puse a cocinar la carne que traía en mi mochila de supervivencia y me acosté a un lado para descansar, empece a afilar mi katana mientras escuche algunos sonidos que venían del interior de la cueva, pero no mucho después olí a la carne echa por lo cual olvide lo que había oído y empece a comer la carne cocinada. Después de estar lleno me propuse a seguir adentrándome a la cueva, una antorcha era lo único que me permitía ver basura tras basura en la ya dicha cueva la cual no parecía tener fin. Pase unos minutos caminando cuando de repente escuche de nuevo algo del otro lado de la cueva, como si alguien mas estuviera ahí. Seguí caminando hasta encontrar una especie de puerta de madera demasiada deteriorada, la intente abrir pero esta se desplomo levantando mucho polvo, cuando este se disperso pude ver una habitación bastante grande con muchos libros, una cama doble, algunos muebles para escribir y muchas estructuras verdaderamente viejas con formas extrañas.
Estuve maso menos media hora en la habitación, pude leer algunos libros y todos trataban de una época antigua donde los errores que cometían los mas poderosos condenaban el planeta entero. Investigue la doble cama y pude ver que en esta aparte de estar repleta de polvo tenia escrituras de un idioma muy extraño escritas en la madera de la cama, esto me intereso enseguida pues me encanta la historia y en el estado de vejes que tenían los objetos de la habitación prometían mucha historia, pero no podía olvidar porque estaba en esa isla aparte de pasarla bien es conseguir o algo de valor. Después de un tiempo investigando un poco mas la habitación pude escuchar a alguien acercarse por la otra puerta que tenia el lugar igual de vieja, agarre un libro con el titulo "El país de la destrucción" era el libro que mas me gustaba, cuando lo agarre lo abrí y tape mi cara esperando a quien sea que se este acercando.
-Jamas seré rico con esto. (Dije con un tono sarcástico)
Puse a cocinar la carne que traía en mi mochila de supervivencia y me acosté a un lado para descansar, empece a afilar mi katana mientras escuche algunos sonidos que venían del interior de la cueva, pero no mucho después olí a la carne echa por lo cual olvide lo que había oído y empece a comer la carne cocinada. Después de estar lleno me propuse a seguir adentrándome a la cueva, una antorcha era lo único que me permitía ver basura tras basura en la ya dicha cueva la cual no parecía tener fin. Pase unos minutos caminando cuando de repente escuche de nuevo algo del otro lado de la cueva, como si alguien mas estuviera ahí. Seguí caminando hasta encontrar una especie de puerta de madera demasiada deteriorada, la intente abrir pero esta se desplomo levantando mucho polvo, cuando este se disperso pude ver una habitación bastante grande con muchos libros, una cama doble, algunos muebles para escribir y muchas estructuras verdaderamente viejas con formas extrañas.
Estuve maso menos media hora en la habitación, pude leer algunos libros y todos trataban de una época antigua donde los errores que cometían los mas poderosos condenaban el planeta entero. Investigue la doble cama y pude ver que en esta aparte de estar repleta de polvo tenia escrituras de un idioma muy extraño escritas en la madera de la cama, esto me intereso enseguida pues me encanta la historia y en el estado de vejes que tenían los objetos de la habitación prometían mucha historia, pero no podía olvidar porque estaba en esa isla aparte de pasarla bien es conseguir o algo de valor. Después de un tiempo investigando un poco mas la habitación pude escuchar a alguien acercarse por la otra puerta que tenia el lugar igual de vieja, agarre un libro con el titulo "El país de la destrucción" era el libro que mas me gustaba, cuando lo agarre lo abrí y tape mi cara esperando a quien sea que se este acercando.
Mefy Lichtsteiner
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Skypiea era un lugar hermoso. Hacía poco había llegado ahí, ¿por qué razón estaba en aquella isla? Realmente ni ella misma lo sabía. Solo recordaba que había despertado en la playa de la misma. Llevaba su espada consigo, a la espalda, su espada. Vestía un pantalón negro con decorado estilo camuflaje militar y una blusa de tirantes ombliguera que parecía más bien un top debido a su volumen frontal. En las manos unos guantes sin dedos y sobre la cabeza una boina negra.
Camino sin rumbo, lejos de la ciudad, hasta que llego a una cueva. Entro pues esta olía aventura, según sus propios términos claro estaba. No llevaba consigo mucho dinero, pero tenía que encontrar algún tesoro si quería regresar a casa, puesto que no sabía dónde estaba la barquita en la solía navegar.
Sin perder tiempo, ni pensarlo siguiera, entro en aquella cueva mientras continuaba caminando por el lugar, uno bastante oscuro, pero aun así con suficiente luz para poder caminar con leves tropezones.
Por desgracia su sentido de orientación no era tan bueno en lugares cerrados, por lo que termino perdiéndose en aquella gran cueva, sin saber ni siquiera como salir de ahí.
Camino por un rato, hasta que llego a un yacimiento de piedras preciosas. Había joyas brillantes de diferentes colores en el suelo, las cuales sin pensarlo dos veces recogió y guardo en sus bolsillos, aunque no muchos, unos seis o siete solamente, pues no quería que le impidieran el caminar.
—¿Y ahora hacia dónde? — Se preguntó mirando una encrucijada de caminos, no sabía a donde ir, por lo que decidió de la forma más fácil que había, a la suerte.
Después de elegir su camino, empezó a ir por el tratando de encontrar la salida, pero fue inútil, fue entonces que su oído capto el sonido de un golpe seco haciendo eco en la cueva, por lo que se movió rápidamente hacia donde lo escucho, sin perder tiempo—¿Hola? ¿Hay alguien aquí?— Pregunto mientras caminaba rumbo a aquel sonido, esperando de menos encontrar ayuda
Camino sin rumbo, lejos de la ciudad, hasta que llego a una cueva. Entro pues esta olía aventura, según sus propios términos claro estaba. No llevaba consigo mucho dinero, pero tenía que encontrar algún tesoro si quería regresar a casa, puesto que no sabía dónde estaba la barquita en la solía navegar.
Sin perder tiempo, ni pensarlo siguiera, entro en aquella cueva mientras continuaba caminando por el lugar, uno bastante oscuro, pero aun así con suficiente luz para poder caminar con leves tropezones.
Por desgracia su sentido de orientación no era tan bueno en lugares cerrados, por lo que termino perdiéndose en aquella gran cueva, sin saber ni siquiera como salir de ahí.
Camino por un rato, hasta que llego a un yacimiento de piedras preciosas. Había joyas brillantes de diferentes colores en el suelo, las cuales sin pensarlo dos veces recogió y guardo en sus bolsillos, aunque no muchos, unos seis o siete solamente, pues no quería que le impidieran el caminar.
—¿Y ahora hacia dónde? — Se preguntó mirando una encrucijada de caminos, no sabía a donde ir, por lo que decidió de la forma más fácil que había, a la suerte.
Después de elegir su camino, empezó a ir por el tratando de encontrar la salida, pero fue inútil, fue entonces que su oído capto el sonido de un golpe seco haciendo eco en la cueva, por lo que se movió rápidamente hacia donde lo escucho, sin perder tiempo—¿Hola? ¿Hay alguien aquí?— Pregunto mientras caminaba rumbo a aquel sonido, esperando de menos encontrar ayuda
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Estuve fingiendo leer un libro mientras esperaba a aquella persona que escuchaba aproximarse, cuando logre escuchar una voz gritar note que era una mujer la que hacia tanto ruido en el otro extremo de la cueva pero eso significa que tiene otra entrada por el lado opuesto de donde yo entre. Al escuchar esa voz femenina deje caer el libro que sostenía, este al caer en el suelo se dejo abierto en una pagina de color negro con palabras de color blanco, al momento de ver esto tome de nuevo el libro y empece a leer detenidamente lo que contenía. Pero no podía creer lo que encontré en el ya dicho libro.
"En el mundo aveces se pueden cometer errores, es normal entre nosotros, todos somos humanos después de todo pero hay aveces en que esos errores no son para nada aceptables y ninguno tiene perdón alguno. Muchas veces me pregunto si mi destino es el infierno por el error que cometí.
Esta historia comienzo el dia... cuando el rey de nuestro país había muerto junto con mi esposa, mis tres hijos, mi hermano mayor y un marine de alto rango llamado Baters. Y todo solamente por un error que cometí en la "Isla prohibida" donde esta oculta "La mano del león" la cual tiene el poder de cambiar por completo el destino de las personas... Y valla que cambio la mía. Lo único que hice fue obtener dicho objeto sagrado para los habitantes que vivían en esa isla.
La única forma de conseguir dicha Mano de león es con un sacrificio humano, los que nos aventuramos en esa isla fuimos mi hermano, mi padre, un marine de alto rango, se llamaba Baters, y obviamente yo. Cuando llegamos a la habitación que protegía la mano del león caímos en una trampa la cual se trataban de dardos venenosos, al único que hirieron fue a mi hermano cuyas ultimas palabras antes de morir fueron "mata me". Puede sonar loco pero no quería que mi hermano tuviera un muerte horrorosa, obligándome a terminar con su vida con un cuchillo apuñalan dolo en el corazón, automáticamente la sangre de el cubrió unas especies de runas en el suelo que hicieron que se prendieran las luces y desde el suelo saliera un altar con el ya dicho objeto sagrado. Cuando lo tome este automáticamente se metió en mi mano, era incapaz de sacármelo. Después de eso no recuerdo nada mas, simplemente me había desmayado y estaba en el trono del rey con mi esposa, mis tres hijos y el marine que nos acompañaba en la aventura muertos y los cadáveres estaban colgados en la pared donde se encuentra el trono del rey formando con sangre unos pentágonos y triángulos, formando el símbolo del gobierno mundial y el del Gorōsei.
Nunca pude saber porque estaban esos símbolos ahí y mucho menos porque con la sangre de las personas que mate con mis propias manos pues la mano de león que aun tenia puesta estaba llena de sangre, pero lo único que sabía era que por ese brazo ahora mismo el gobierno mundial me persigue y creo que este libro sera lo ultimo que valla a escribir. Después de años de años de investigar este guantelete no tuve mas remedio que cortarme el brazo y guardarlo 300 metros bajo tierra en el subterráneo mas viejo de mi pueblo porque el guantelete era indestructible. Todo lo que pase y lo que pasaron los que mas amaba, todo solamente por un simple error, aparte el guantelete tenia inscrito que a cualquiera que matase con ella se iría al infierno como también el que la utilizase. Todo simplemente por mi único y mas grande error en la vi..." (La historia se corta ahí pues la hoja estaba arrancada)
Me quede sin palabras, no podía creer tal historia y si mis sospechas eran ciertas la habitación donde estaba era la habitación personal y escondite del protagonista de esta historia. Mire alrededor con mucho asombro cuando de repente la puerta que tanto estaba vigilando antes y que dejo de interesarme por la pagina secreta del libro se abrió de golpe dejándome ver a la persona que tanto estaba gritando, pero yo tenia razón, era una mujer. Simplemente había silencio, al que le toque cortar el silencio podría decidir lo que pasara en adelante.
"En el mundo aveces se pueden cometer errores, es normal entre nosotros, todos somos humanos después de todo pero hay aveces en que esos errores no son para nada aceptables y ninguno tiene perdón alguno. Muchas veces me pregunto si mi destino es el infierno por el error que cometí.
Esta historia comienzo el dia... cuando el rey de nuestro país había muerto junto con mi esposa, mis tres hijos, mi hermano mayor y un marine de alto rango llamado Baters. Y todo solamente por un error que cometí en la "Isla prohibida" donde esta oculta "La mano del león" la cual tiene el poder de cambiar por completo el destino de las personas... Y valla que cambio la mía. Lo único que hice fue obtener dicho objeto sagrado para los habitantes que vivían en esa isla.
La única forma de conseguir dicha Mano de león es con un sacrificio humano, los que nos aventuramos en esa isla fuimos mi hermano, mi padre, un marine de alto rango, se llamaba Baters, y obviamente yo. Cuando llegamos a la habitación que protegía la mano del león caímos en una trampa la cual se trataban de dardos venenosos, al único que hirieron fue a mi hermano cuyas ultimas palabras antes de morir fueron "mata me". Puede sonar loco pero no quería que mi hermano tuviera un muerte horrorosa, obligándome a terminar con su vida con un cuchillo apuñalan dolo en el corazón, automáticamente la sangre de el cubrió unas especies de runas en el suelo que hicieron que se prendieran las luces y desde el suelo saliera un altar con el ya dicho objeto sagrado. Cuando lo tome este automáticamente se metió en mi mano, era incapaz de sacármelo. Después de eso no recuerdo nada mas, simplemente me había desmayado y estaba en el trono del rey con mi esposa, mis tres hijos y el marine que nos acompañaba en la aventura muertos y los cadáveres estaban colgados en la pared donde se encuentra el trono del rey formando con sangre unos pentágonos y triángulos, formando el símbolo del gobierno mundial y el del Gorōsei.
Nunca pude saber porque estaban esos símbolos ahí y mucho menos porque con la sangre de las personas que mate con mis propias manos pues la mano de león que aun tenia puesta estaba llena de sangre, pero lo único que sabía era que por ese brazo ahora mismo el gobierno mundial me persigue y creo que este libro sera lo ultimo que valla a escribir. Después de años de años de investigar este guantelete no tuve mas remedio que cortarme el brazo y guardarlo 300 metros bajo tierra en el subterráneo mas viejo de mi pueblo porque el guantelete era indestructible. Todo lo que pase y lo que pasaron los que mas amaba, todo solamente por un simple error, aparte el guantelete tenia inscrito que a cualquiera que matase con ella se iría al infierno como también el que la utilizase. Todo simplemente por mi único y mas grande error en la vi..." (La historia se corta ahí pues la hoja estaba arrancada)
Me quede sin palabras, no podía creer tal historia y si mis sospechas eran ciertas la habitación donde estaba era la habitación personal y escondite del protagonista de esta historia. Mire alrededor con mucho asombro cuando de repente la puerta que tanto estaba vigilando antes y que dejo de interesarme por la pagina secreta del libro se abrió de golpe dejándome ver a la persona que tanto estaba gritando, pero yo tenia razón, era una mujer. Simplemente había silencio, al que le toque cortar el silencio podría decidir lo que pasara en adelante.
Mefy Lichtsteiner
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Llego sin más a una habitación bastante rara, abrió una puerta que estaba en la pared con algo de duda, subiendo su mano al mango de su espada, pero cuando miro dentro, había alguien de pie leyendo un libro. No sintió que fuera una amenaza. A lo mejor al igual que ella estaba perdido, como ella.
Soltó el mango de su espada y entro mientras le miraba de forma curiosa.
— ¿Hola?— pregunto mientras se acercaba al chico que estaba con el libro en la cara, siendo iluminada por la lámpara que este tenía en la mano, para parpadear algo confundida mirando todo el lugar.
— Disculpa…¿vives aquí?— pregunto mientras volvía a mirarlo, caminando lento hacia el — Creo que me perdí y quería saber si me puedes decir cómo salir de aquí…Veras, no importa por donde camine, siempre terminaba en la misma cámara, pero creo que ahora estoy más perdida que nunca, pues no encuentro la salida…—
Miro todo el lugar y entonces vio el título del libro que tenía en las manos y sonrió — Perdón, ¿interrumpí tu lectura? No es mi intención ser una molestia, pero en serio, me gustaría salir de aquí, tengo que volver al mar de abajo. La verdad no se ni como llegue a esta isla—
Mefy se rasco la mejilla algo nerviosa mientras miraba al chico que tenía frente a ella sin saber muy bien si le entendía o no. Aunque ahora que lo pensaba no estaba segura que viviera ahí, por las condiciones del cuarto, se veía muy descuidado, si su suerte era tan mala, entonces ese chico estaría perdido como ella. Solo esperaba salir de esa cueva y volver al mar, pues tenía cosas que hacer, aventuras que tener y muchos lugares que conocer. No se la podía pasar toda la vida perdida en una cueva en aquella magnifica isla.
Miro entonces el libro y al ver el titulo trato de recordar donde lo había visto. — Ese libro…me suena de algo…pero no sé de donde— Tal vez lo había leído o visto entre los estantes de los libros de medicina o de navegación. Realmente no recordaba, pero no iba a torturar más su mente y simplemente vio al chico de nuevo para caer en cuenta que no se había presentado.
— oh cierto, soy Mefy, mucho gusto— dijo extendiendo su mano hacia el chico — ¿Crees que me puedas ayudar a salir de aquí?— pregunto con tono dulce y animado, esperando el otro chico de cabellos negros le diera una respuesta positiva.
Soltó el mango de su espada y entro mientras le miraba de forma curiosa.
— ¿Hola?— pregunto mientras se acercaba al chico que estaba con el libro en la cara, siendo iluminada por la lámpara que este tenía en la mano, para parpadear algo confundida mirando todo el lugar.
— Disculpa…¿vives aquí?— pregunto mientras volvía a mirarlo, caminando lento hacia el — Creo que me perdí y quería saber si me puedes decir cómo salir de aquí…Veras, no importa por donde camine, siempre terminaba en la misma cámara, pero creo que ahora estoy más perdida que nunca, pues no encuentro la salida…—
Miro todo el lugar y entonces vio el título del libro que tenía en las manos y sonrió — Perdón, ¿interrumpí tu lectura? No es mi intención ser una molestia, pero en serio, me gustaría salir de aquí, tengo que volver al mar de abajo. La verdad no se ni como llegue a esta isla—
Mefy se rasco la mejilla algo nerviosa mientras miraba al chico que tenía frente a ella sin saber muy bien si le entendía o no. Aunque ahora que lo pensaba no estaba segura que viviera ahí, por las condiciones del cuarto, se veía muy descuidado, si su suerte era tan mala, entonces ese chico estaría perdido como ella. Solo esperaba salir de esa cueva y volver al mar, pues tenía cosas que hacer, aventuras que tener y muchos lugares que conocer. No se la podía pasar toda la vida perdida en una cueva en aquella magnifica isla.
Miro entonces el libro y al ver el titulo trato de recordar donde lo había visto. — Ese libro…me suena de algo…pero no sé de donde— Tal vez lo había leído o visto entre los estantes de los libros de medicina o de navegación. Realmente no recordaba, pero no iba a torturar más su mente y simplemente vio al chico de nuevo para caer en cuenta que no se había presentado.
— oh cierto, soy Mefy, mucho gusto— dijo extendiendo su mano hacia el chico — ¿Crees que me puedas ayudar a salir de aquí?— pregunto con tono dulce y animado, esperando el otro chico de cabellos negros le diera una respuesta positiva.
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No me esperaba tal historia, era impactante, pero a la vez emocionante pues un libro tan viejo no se ve todos los días. Intente leer mas paginas pero todas estaban en blanco, estuve pensando en lo que había leído hasta que escuche la puerta que tenia a mi lado izquierdo y también donde había escuchado esa voz femenina. Alguien abrió la puerta y efectivamente era una mujer, tenia casi todo del color rosa, ropa muy lindo y nueva, se notaba que eran de una buena marca y todo rosa, aunque era un color bastante hermoso y calmante ver tanto aveces es algo aburrido. La chica ahí presente me pregunto y me pidió ayuda pues estaba perdida.
-No, no vivo aquí y es fácil salir desde esta habitación, solamente tienes que pasar por esa otra puerta por donde yo vine, es todo recto y luego giras a una dirección es todo recto de nuevo y sales, pero el problema es que ya no me acuerdo si se tenia que girar a la izquierda o a la derecha, estoy casi seguro que puedo recordarlo si voy de nuevo allí, pero ahora mismo estoy en algo importante, si no te importa esperar un poco podríamos charlar mientras busco algo importante que creo que esta en esta habitación. (Después de decirle todo eso agarre el mueble donde estaban los libro lo empuje a un lado viendo algún tipo de cerradura en la pared)
Recuerdo que había alguna especie de mapa diciendo que adelante del mueble abría un "tesoro" y detrás del mueble hay una pared solida por lo que pensé que en esta abría alguna especie de pasadizo secreto. Estuve atento en la cama por si ocultaba alguna especie de llave o algo que me pueda servir, buscaba mientras todavía tenia el libro que había leído no ase mucho y la chica rosa lo había reconocido de algún lado pero no sabia de donde.
-No te preocupes no me molestas para nada y pues cuando termine aquí te ayudare todo lo que pueda, ¿si?. (Termine con una grande sonrisa)
Estuve bastante tiempo analizando el lugar hasta que encontré en el escritorio del autor del libro "El país de la destrucción" donde encontré una pluma y una carta dirigida hacia cualquier persona quien quiera conseguir el tesoro que el tenia guardado. Aunque no sabia que era ese tesoro la aventura era algo que no se podía aguantar cualquier persona valiente. Decía que el que tenga una verdadera amistad y corazón podrían obtener el poder del ya mencionado tesoro y poder controlarlo. Esto sin dudas me impresiono y me intrigo mas en la historia y fue cuando la chica de rosa se presento ante mi.
-Yo soy Max un placer Mefy y te ayudare en lo que pidas una ves termine aquí, pero si no tienes tiempo lo entenderé. (Dije mientras estrechaba su mano con delicadeza pero firme)
Le sonreí a Mefy y le di el libro que estaba leyendo para que se fijara mas detenidamente haber si se acordaba de donde lo recuerda.
-No, no vivo aquí y es fácil salir desde esta habitación, solamente tienes que pasar por esa otra puerta por donde yo vine, es todo recto y luego giras a una dirección es todo recto de nuevo y sales, pero el problema es que ya no me acuerdo si se tenia que girar a la izquierda o a la derecha, estoy casi seguro que puedo recordarlo si voy de nuevo allí, pero ahora mismo estoy en algo importante, si no te importa esperar un poco podríamos charlar mientras busco algo importante que creo que esta en esta habitación. (Después de decirle todo eso agarre el mueble donde estaban los libro lo empuje a un lado viendo algún tipo de cerradura en la pared)
Recuerdo que había alguna especie de mapa diciendo que adelante del mueble abría un "tesoro" y detrás del mueble hay una pared solida por lo que pensé que en esta abría alguna especie de pasadizo secreto. Estuve atento en la cama por si ocultaba alguna especie de llave o algo que me pueda servir, buscaba mientras todavía tenia el libro que había leído no ase mucho y la chica rosa lo había reconocido de algún lado pero no sabia de donde.
-No te preocupes no me molestas para nada y pues cuando termine aquí te ayudare todo lo que pueda, ¿si?. (Termine con una grande sonrisa)
Estuve bastante tiempo analizando el lugar hasta que encontré en el escritorio del autor del libro "El país de la destrucción" donde encontré una pluma y una carta dirigida hacia cualquier persona quien quiera conseguir el tesoro que el tenia guardado. Aunque no sabia que era ese tesoro la aventura era algo que no se podía aguantar cualquier persona valiente. Decía que el que tenga una verdadera amistad y corazón podrían obtener el poder del ya mencionado tesoro y poder controlarlo. Esto sin dudas me impresiono y me intrigo mas en la historia y fue cuando la chica de rosa se presento ante mi.
-Yo soy Max un placer Mefy y te ayudare en lo que pidas una ves termine aquí, pero si no tienes tiempo lo entenderé. (Dije mientras estrechaba su mano con delicadeza pero firme)
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