Byakuro y Tina: un encuentro ardiente como el desierto

Byakuro acababa de llegar a Nanohana, una de las ciudades portuarias más importantes de Arabasta. Pese al gran calor debido al sol que hacía arder el suelo arenoso, el cazador parecía estar a gusto. Su resistencia al calor le era muy útil en aquellas situaciones, y el chico caminaba con su chaqueta negra y sus pantalones largos, mientras sobre él un enorme pájaro verde sobrevolaba la ciudad, levantando murmullos de la gente.

Byakuro sonrió a su loro, Mostaza, y le hizo un gesto para que bajara. El animal descendió hasta tomar tierra en una plaza del mercado, donde un grupo de vendedores trataban de vender sus mercancías al mejor precio. Los hombres y mujeres hicieron un gran círculo alrededor del loro, que medía alrededor de tres metros y medio de alto. El cazador extendió la mano, tendiéndole un malvavisco al animal, que tragó de un único movimiento de cabeza. El chico sonrió, y dejó que el pájaro alzase el vuelo de nuevo. La escena había provocado que una multitud de curiosos se reuniese alrededor de él. El cazador esbozó una sonrisa y supo lo que tenía que hacer: mostrar al mundo el Ryu Yoshiki. Si quería encontrar algún posible alumno en aquel lugar, aquella era una buena ocasión para darse a conocer.

Con parsimonia, el chico se quitó la chaqueta y la camiseta, dejando al descubierto un torso cubierto de cicatrices con forma de cadena. Su cuerpo era esbelto y sus músculos, marcados sin llegar a exagerados. Su pelo blanco ondeaba ante la cálida brisa. El chico agarró su bastón y comenzó a moverse realizando las katas iniciales del Ryu Yoshiki, pasando de las más sencillas a las más vistosas y espectaculares.

- Mmmm... veamos... -el cazador observó la multitud. Algunos lo miraban con asombro, otros simplemente observaban con los brazos cruzados el espectáculo-. Tiene que haber alguien interesado en aprender por aquí.

Tina se estiro tranquila y relajada en el techo del hotel, solamente relajándose… bronceándose… tomando muchísimo cuidado en que no oliera a pescado quemado o mejor se metía pero aun así estaba a gusto, siempre le había encantado el calor y había adorado el desierto aunque sabía bien que ese no era el desierto como tal, ya que la playa se veía a metros del hotel donde estaba, era más… una playa que estaba pegada a un desierto pero igual tenía mucha agua y un clima casi tropical gracias a eso, ella suponía que el desierto era feo más adelante pero… precisamente por eso no iría al desierto, ella solo debía esperar unos días a que llegara otro barco y seguir su viaje para su misión actual y era todo por lo que podía vacacionar.
Finalmente decidió que ya era demasiado bronceado por ese día, no tenía ganas de ir a nadar ya que el puerto estaba demasiado concurrido y sería imposible meterse al agua a escondidas peor igual podía ir a vagar un poco por las calles, la ventaja de que fuera la ciudad portuaria más grande del país era que había de todo para comprar, Tina había encontrado una pequeña perla en el mar tiempo antes de ir a esa misión y vendiéndola tenía bastante dinero, no una gran fortuna pero suficiente para comprarse lo que quisiera en esa parada.
 
Empezó a vagar por las calles de ese lugar cuando de repente se quedó quieta viendo a un gigantesco… pájaro? Elevarse en el aire, Tina lo miro fascinada, era una especie de ave que ella no conocía y quería saber más de él, era tan bonito…
 
Salió corriendo cuando vio que la gente se apartaba pero no le importa mucho embobada con el pájaro cuando de reojo vio algo que iba hacia ella, Tina rápidamente movió la mano y detuvo un bastón con su Guantelete volteando a ver a un chico, pestañeo un poco, detenido el golpe aunque por ese golpe supo que ese hombre seguramente era mucho más fuerte que ella
 
-Ha… lo siento señor… este… creo que me distraje e interrumpí su práctica… lo siento…
 
Tina se inclinó respetuosa cuando un par de los guardias de la ciudad
 
-Quienes son los que están interrumpiendo el transito
 
Tina se puso colorada, quizás ella lo era y se inclino
 
-Ha yo… yo lo siento señor… ha creo que la que interrumpió aquí fui yo… gomen…
 
Los hombres vieron a Tina y se pusieron rojos y asintieron
 
-Ha… lo siento señorita pero si van a hacer una práctica de artes marciales como nos dijeron que hacían deberán buscarse otro lugar como el parque aquí no se permite… ha… circulen señores circulen
 
Todos los que estaban alrededor voltearon mientras Tina se irguió sin entender nada
 
-Qué era eso de exhibición?
 
Pregunto al chico sin camisa el único que seguía ahí

Byakuro se detuvo cuando la chica agarró su bastón. Ni se había dado cuenta de su presencia, y eso que normalmente estaba alerta de todo lo que ocurría a su alrededor.

- No te preocupes, ya casi había acabado... -sonrió el chico, mientras veía cómo dos guardias llegaban entre la multitud, pidiendo de forma más o menos amable que se evitase interrumpir el movimiento en aquel lugar tan céntrico. El cazador agarró su bolsa y se dirigió a la mujer, que parecía interesada en la exhibición de Ryu Yoshiki-. Bueno, es un arte marcial antiguo, llamado Ryu Yoshiki. Pero mejor si hablamos de esto en otro lugar más agradable, ¿no? -dijo, mientras se ponía la camiseta, cubriendo su cuerpo lleno de cicatrices, y señalaba el sol abrasador.

El cazador empezó a caminar por las calles laterales de la plaza, buscando algún lugar fresco y agradable, para que la mujer no tuviera que pasar calor. Acabó encontrando un callejón sombreado, donde había varias cajas que podía usar de asientos improvisados.

- Bueno, me temo que aquí no hay suficiente sitio para hacer otra exhibición, lo siento... -dijo, mientras se llevaba la mano a la cabeza, a modo de disculpa.

-Ha... pues si eso se notaba que era un arte marcial…
 
Tina le sonrió al chico amablemente, ella no quería sonar cruel ni nada por el estilo, pero parecía que el chico era básicamente un fanático de su técnica, al menos de inmediato se puso a hablar de ella, Tina comprendía eso ya que conocía a gente así sobre todo su antiguo maestro el cual vivía, literalmente, para el Karate Gyojin y para transmitírselo por un momento se preguntó dónde habría sacado ese chico todas sus cicatrices pero lo olvido al escuchar la invitación
 
-Bueno…
 
No tenía ganas de oír un monologo sobre las artes marciales… pero de todos modos siempre era interesante aprender un estilo nuevo o al menos conocer algo sobre el así que se desidia
 
-De acuerdo te sigo…
 
Buscaban un lugar fresco y agradable, Tina por un momento pensó en invitarlo a la cafetería o el restaurante del hotel pero le había dicho que no permitiera que nadie supiera muchas cosas sobre ella o como localizarla, por lo que no le menciono nada de eso, solamente lo siguió, llegaron a un callejón y Tina se sentó… y suspiro ya que eso que dijo el chico solamente le confirmo lo que ella pensaba, le quería dar una enorme exhibición de su estilo de pelea, una gotita de sudor apareció en su nuca
 
-Bueno… bueno de todos modos… yo ya la vi… este… además yo ya manejo el karate gyojin y pues… los 2 estilos no encajarían… pero muchas gracias por eso… usted está de paso por aquí?
 
Cambio rápidamente de tema, ella no quería que empezara con algo aburrido más que nada porque no quería ofenderlo si mostraba que el estilo de pelea del chico… no le interesaba demasiado que digamos

El chico sonrió ante aquella pregunta. El sutil cambio de tema de la chica le hizo pensar que tal vez no fuera la persona que estaba buscando, pero le daba igual. Y el hecho de que la chica supiera usar el kárate gyojin solo hizo que el cazador arquease las cejas con sorpresa. La verdad es que podía haberse esperado muchas cosas, pero aquella revelación lo había cogido de imprevisto.

- Bueno... -el chico se levantó de su caja y dijo-. No sé... podría decirse que sí, estoy de paso... -el chico se encogió de hombros-. Aunque si cazo algo por el camino, tampoco voy a hacerle ascos, mi objetivo ahora es el Nuevo Mundo...

Las palabras "Nuevo Mundo" solían causar miedo, o al menos respeto, entre la gente del Paraíso. Era como comparar el Grand Line con cualquiera de los Blues. El cazador sonrió tímidamente a la chica. Tampoco tenía excesiva prisa en llegar al Nuevo Mundo, al fin y al cabo. Prefería disfrutar de su travesía.

- Y además, un viaje hasta allí sin pararme a deleitarme de islas como esta y preciosidades como tú, sería un viaje muy aburrido... ¿no crees? -el cazador sonrió mientras decidía algún lugar al que poder ir. Al fin y al cabo, en aquel callejón oscuro se podían hacer pocas cosas, y seguro que ninguna de ellas gustaría a una joven como aquella.

Sobre la cabeza del cazador una sombra tapó el sol, al tiempo que Mostaza descendía y se posaba en uno de los tejados. El cazador tuvo una idea:

- Dime... etto... me temo que aún no sé tu nombre. ¿Alguna vez has volado? -la sonrisa del cazador se amplió.

Tina escucho lo que el chico decía, tan pronto le dijo que ya practicaba su propio estilo de combate, tal como ella había supuesto, se awuito un poco, pero aun así unos segundos después estaba hablando tan animado como siempre, ella rio un poco, la verdad era que el nuevo mundo no la afectaba en lo mas mínimo ya que ella era de ahí, por lo que para ella era algo… natural y pensaba que la gran línea, antes de llegar al nuevo mundo, era demasiado tranquila y aburrida, sonrió un poco ante el alago del cazador que ya había al parecer superado su decepción con el asunto de pasar su estilo

 

-Jajaja gracias por el alago y… WOW. ESA COSA ES TUYA???

 

Tina se quedó embobada con el perico, le encantaba los animales y definitivamente ese era uno que jamás había visto y de quien quería saber más, cuando el perico inmenso estuvo ya a la vista perfectamente, este le ofreció algo que… un segundo después estaba agitando la mano del hombre fuertísimo

 

-sii si si si si si si si si si si vamos vamosss yaaa quiero volarlo anda anda anda vamos!!!

Byakuro sonrió ante el entusiasmo de la chica. Parecía más que dispuesta a montar en Mostaza y ver la ciudad desde las alturas. Le tendió la mano a la chica y de un salto alcanzó el tejado donde estaba Mostaza.

- Bueno... las damas primero... -el chico hizo un gesto para indicar a la joven que montase en el loro gigante. Él se montó detrás, y entonces Mostaza alzó el vuelo.

Las vistas de la ciudad desde el cielo eran preciosas, con el bazar en un lado, los barrios residenciales más allá y la zona del puerto. La verdad es que era un espectáculo bastante sorprendente, ver hacia abajo y distinguir a las personas que caminaban por la calle como simples figuras del tamaño de hormiguitas.

- Es agradable, ¿verdad? -sonrió el chico, mientras sobrevolaban uno de los barrios principales de la ciudad.

A lo lejos, en el azul del mar, destacaba una pequeña isla que llamó la atención de la joven de ojos azules.

- Está bien, está bien. -sonrió Byakuro. El pobre Mostaza empezó a balancearse de lado a lado debido al movimiento, por lo que Byakuro saltó hacia el vacío y empezó a moverse volando, empleando pequeñas explosiones para impulsarse.

Mostaza volaba a su lado, con la chica sobre él, ahora mucho más a gusto debido al menor peso con el que cargaba. Hombre y pájaro sobrevolaron la costa, y tras unos cuantos minutos, aterrizaron en el islote, que distaba unos dos kilómetros de la linea de costa. Ambos aterrizaron.

El islote era una pequeña porción de tierra arenosa, coronada por unas pocas palmeras. Byakuro miró a la chica y le sonrió:

- Hemos llegado. -sonrió el chico.

Byakuro aterrizó en el islote y vio las corrientes que lo rodeaban. No recordaba mucho de lo que había aprendido navegando, pero estaba claro que aquellos movimientos del agua serían una complicación, e incluso un peligro para todo aquel que se acercase.

- Bueno, será mejor que descanse un poco. Este calor debe ser demasiado para él. -pese a la tórrida temperatura del aire, el cazador estaba bien, y no mostraba ni un síntoma de bochorno o fatiga.

La joven de nombre desconocido se giró hacia él, y le preguntó si quería hacer algo. Ciertamente, en aquel islote poco había por descubrir o hacer, dado que no era muy grande. Así que se encogió de hombros y dijo:

- No, más bien no -sonrió-. ¿Y a ti te apetece hacer algo? -preguntó, arqueando la ceja y sonriendo, divertido. A ver qué se le ocurría a la chica.

Byakuro creó una pantalla de tinta cuando vio venir el agua sobre él, cubriéndose y manteniéndose seco, mientras el agua pasaba sobre él. La chica acababa de usar el kárate gyojin contra él, aunque no lo había hecho pensando en luchar, sino solo en divertirse. El chico suspiró y dijo:

- No creo que sea buena idea que entre al agua... seguramente me ahogaría, soy incapaz de nadar -el chico se encogió de hombros-. Pero puedo verte nadar si quieres. El chico se sentó en la arena mientras observaba a la joven nadas fluidamente por el agua, como si ella y el mar fueran uno. El chico no pudo evitar sentir una ligera punzada de envidia.

Se giró hacia Mostaza y le hizo un gesto para que se acercase. Le acarició la cabeza al animal, mientras lo miraba a los ojos, para después volver a clavar su mirada en la chica. Era relajante verla nadar.