Azuka
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Finalmente el día había llegado, un día que emocionaba y asustaba en igual medida a aquella chica. Con una vida estable pero monótona, aquella joven mujer se había cansado de aquello, quería salir a conocer el mundo, hacer cosas diferentes, embarcarse en una aventura llena de eventos impredecibles. Anteriormente había estado navegando por el East Blue, donde conoció a algunas personas, marines, piratas y a un cazarecompensas que gozaba de gran reputación, pero por azares del destino tuvo que volver a su isla natal y recuperar la vida aburrida que tenía. Pero eso iba a cambiar ya.
Abandonó su pequeña casa, o más bien, la dejó al cuidado de otra persona, prometiendo un nuevo regreso, que si bien podía no ser próximo, este sucedería tarde o temprano. Equipada solo con unos berries, cambios de ropa, unos libros y unas esposas en una mochila de viaje se aventuró a salir de su isla nuevamente, tomando como primera parada la isla de syrup, que estaba relativamente cerca de la suya.
Había llegado muy temprano por la mañana y alcanzó a ver los preparativos de lo que sería un festival, que, según palabras de los comerciantes y habitantes que se estaban preparando, se llevaba a cabo año con año. Podía ser un buen inicio ese lugar, una fiesta no le venía mal a nadie, y aunque la mujer no estaba precisamente de vacaciones, aprovechó para quedarse en el lugar.
Para aquel día, que el sol no era tan agresivo con los seres vivos, optó por usar una blusa de tirantes color azul ligeramente ajustada, dejando al descubiertos sus delgados y finos brazos, y ligeramente a la vista sus hombros. Decidió también usar un short corto de mezclilla y sandalias a juego. A diferencia de los pobladores, no usaba una mascara, no era parte de su tradición y no pretendía meterse en ello.
Más tarde que nunca, el hambre y la sed llegaron, por lo que entró a un café con una terraza que daba al exterior, para así no perder detalles de lo que pasaba en la feria que se veía muy divertida. Pero no todos parecían pasarla bien, ya que, entre la pequeña multitud, pudo ver como un hombre tomaba del cuello al otro, y este, intimidado, dijo algo que la peliazul no alcanzó a escuchar, sin embargo, entrecerró sus ojos molesta al mismo tiempo que daba un sorbo a su bebida fría. El sujeto lo soltó y no caminó en una dirección que indicara algo, más bien parecía observar la feria.
—A este no lo he visto antes... Pero no esta de más tener un ojo encima de el.— Pensó en silencio la chica, volviendo su atención brevemente a su comida, pero la idea de que aquel tipo fuera un delincuente le rondaba por la cabeza, pero al no haberlo visto antes en un cartel de wanted no sabía si era eso o alguien con mal genio. Nuevamente volvió la mirada al individuo dando un nuevo sorbo a su bebida.
Abandonó su pequeña casa, o más bien, la dejó al cuidado de otra persona, prometiendo un nuevo regreso, que si bien podía no ser próximo, este sucedería tarde o temprano. Equipada solo con unos berries, cambios de ropa, unos libros y unas esposas en una mochila de viaje se aventuró a salir de su isla nuevamente, tomando como primera parada la isla de syrup, que estaba relativamente cerca de la suya.
Había llegado muy temprano por la mañana y alcanzó a ver los preparativos de lo que sería un festival, que, según palabras de los comerciantes y habitantes que se estaban preparando, se llevaba a cabo año con año. Podía ser un buen inicio ese lugar, una fiesta no le venía mal a nadie, y aunque la mujer no estaba precisamente de vacaciones, aprovechó para quedarse en el lugar.
Para aquel día, que el sol no era tan agresivo con los seres vivos, optó por usar una blusa de tirantes color azul ligeramente ajustada, dejando al descubiertos sus delgados y finos brazos, y ligeramente a la vista sus hombros. Decidió también usar un short corto de mezclilla y sandalias a juego. A diferencia de los pobladores, no usaba una mascara, no era parte de su tradición y no pretendía meterse en ello.
Más tarde que nunca, el hambre y la sed llegaron, por lo que entró a un café con una terraza que daba al exterior, para así no perder detalles de lo que pasaba en la feria que se veía muy divertida. Pero no todos parecían pasarla bien, ya que, entre la pequeña multitud, pudo ver como un hombre tomaba del cuello al otro, y este, intimidado, dijo algo que la peliazul no alcanzó a escuchar, sin embargo, entrecerró sus ojos molesta al mismo tiempo que daba un sorbo a su bebida fría. El sujeto lo soltó y no caminó en una dirección que indicara algo, más bien parecía observar la feria.
—A este no lo he visto antes... Pero no esta de más tener un ojo encima de el.— Pensó en silencio la chica, volviendo su atención brevemente a su comida, pero la idea de que aquel tipo fuera un delincuente le rondaba por la cabeza, pero al no haberlo visto antes en un cartel de wanted no sabía si era eso o alguien con mal genio. Nuevamente volvió la mirada al individuo dando un nuevo sorbo a su bebida.
Azuka
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La joven de cabellos azules siguió con la mirada a aquel sujeto hasta que se perdió entre la multitud, de modo que ya no podía hacer mucho más. Con algo de tranquilidad restaurada volvió a concentrarse en sus alimentos, llevándose pequeñas porciones de alimento a la boca, las cuales masticaba sin ninguna prisa y sin exagerar sus gestos, pero a decir verdad, aquello estaba delicioso.
Pasados algunos minutos, la chica había terminado de ingerir su comida y ahora solo contemplaba el festival con una cálida sonrisa en el rostro, aquella festividad le traía lindos recuerdos de su infancia, cuando asistía a este tipo de eventos acompañada de sus padres y su hermano. Un ligero suspiro cargado de melancolía se le escapó, añorando aquellos días que no volverían más. Pero los recuerdos se esfumaron y la sonrisa se le borró de golpe al darse cuenta que el sujeto extraño de hace rato estaba de nuevo a la vista y ahora entraba al lugar donde ella estaba, peor aun, se sentó en una mesa en la misma sección que ella.
—¿Y ahora qué hace aquí?—Pensó en silencio, mirando de reojo al individuo que solicitó algo al mesero, para después, escudriñar sin tapujos a las demás personas con la mirada. No esperó a que fuera su turno de ser observada, y por ello, volvió su mirada a un punto muerto del festival, como si ella no se hubiera dado cuenta de el. Momentos después, Azuka alza la mano un poco para solicitar al mesero su presencia, y este, haciendo gala de un gran espíritu de servicio se aproximó en un parpadeo.
—Disculpe, ¿pudiera traerme una rebanada de pay, por favor? Ha estado muy deliciosa la comida.— Expresó con una amable sonrisa y cerrando los ojos, pero eso no era todo, ella se inclinó un poco para susurrar algo al oído del joven. —Y por favor dígale al caballero de la mesa nueva que por favor deje de mirar así a la gente, resulta... Inquietante y molesto.— Agregó, cambiando ahora por una mueca de desagrado. El muchacho asintió y se retiró por el pedido, Azuka le siguió con la mirada hasta que entró al edificio.
La cazadora cruzó ligeramente sus piernas y contempló el carnaval por ultima vez, su vista estaba concentrada en eso, pero su oído estaba más enfocado en tratar de escuchar algo de aquel extraño individuo, pero nada, el no hablaba y aunque lo hiciera, el resto de las conversaciones del lugar se lo impedía. Solo alcanzó a escuchar un balbuceo entre el y el mesero cuando el segundo le llevó su pedido. Azuka solo torció la boca un poco molesta.
—Su pedido, señorita.— Avisó el amable servidor, colocando amablemente en la mesa un platito pequeño con el postre solicitado, y a la derecha una cucharita plateada envuelta en una servilleta.
—Muchas gracias.— Respondió la chica con una nueva sonrisa. Desenvolvió la cucharita y dio una probadita a tan delicioso manjar.
Pasados algunos minutos, la chica había terminado de ingerir su comida y ahora solo contemplaba el festival con una cálida sonrisa en el rostro, aquella festividad le traía lindos recuerdos de su infancia, cuando asistía a este tipo de eventos acompañada de sus padres y su hermano. Un ligero suspiro cargado de melancolía se le escapó, añorando aquellos días que no volverían más. Pero los recuerdos se esfumaron y la sonrisa se le borró de golpe al darse cuenta que el sujeto extraño de hace rato estaba de nuevo a la vista y ahora entraba al lugar donde ella estaba, peor aun, se sentó en una mesa en la misma sección que ella.
—¿Y ahora qué hace aquí?—Pensó en silencio, mirando de reojo al individuo que solicitó algo al mesero, para después, escudriñar sin tapujos a las demás personas con la mirada. No esperó a que fuera su turno de ser observada, y por ello, volvió su mirada a un punto muerto del festival, como si ella no se hubiera dado cuenta de el. Momentos después, Azuka alza la mano un poco para solicitar al mesero su presencia, y este, haciendo gala de un gran espíritu de servicio se aproximó en un parpadeo.
—Disculpe, ¿pudiera traerme una rebanada de pay, por favor? Ha estado muy deliciosa la comida.— Expresó con una amable sonrisa y cerrando los ojos, pero eso no era todo, ella se inclinó un poco para susurrar algo al oído del joven. —Y por favor dígale al caballero de la mesa nueva que por favor deje de mirar así a la gente, resulta... Inquietante y molesto.— Agregó, cambiando ahora por una mueca de desagrado. El muchacho asintió y se retiró por el pedido, Azuka le siguió con la mirada hasta que entró al edificio.
La cazadora cruzó ligeramente sus piernas y contempló el carnaval por ultima vez, su vista estaba concentrada en eso, pero su oído estaba más enfocado en tratar de escuchar algo de aquel extraño individuo, pero nada, el no hablaba y aunque lo hiciera, el resto de las conversaciones del lugar se lo impedía. Solo alcanzó a escuchar un balbuceo entre el y el mesero cuando el segundo le llevó su pedido. Azuka solo torció la boca un poco molesta.
—Su pedido, señorita.— Avisó el amable servidor, colocando amablemente en la mesa un platito pequeño con el postre solicitado, y a la derecha una cucharita plateada envuelta en una servilleta.
—Muchas gracias.— Respondió la chica con una nueva sonrisa. Desenvolvió la cucharita y dio una probadita a tan delicioso manjar.
Azuka
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Con la primera y segunda cucharada de su exquisito postre los ánimos de la chica subieron por los cielos, por lo que no pudo evitar sonreír y cerrar los ojos al probar aquello, incluso sus mejillas se sonrojaron ligeramente. Entre la alegría del festival y el gozo del pay olvidó por unos segundos que estaba vigilando a alguien, y no fue hasta que dio un nuevo vistazo al lugar que vio que el misterioso individuo ya estaba en otra mesa, asustando a una persona trajeada.
—Este bruto se va a meter en un problema grande si sigue molestando a las personas.— Pensó en silencio, dedicando una mirada de aberración a ese lugar. De inmediato se giró al festival para buscar algún oficial de autoridad, un marine o alguien que pudiera hacerse cargo, pero a simple vista no veía a nadie. Frustrada, bufó y comió una nueva cucharada del manjar de limón.
Su atención estaba completamente en el festival y la búsqueda de un elemento de seguridad, de modo que, cuando alguien se le acercó diciendo su nombre y pidiendo sentarse la chica se asustó irremediablemente, dando un pequeño saltito. Afortunadamente no tenía comida en la boca. Azuka miró de reojo con un semblante bastante serio, rayando en lo molesto, pero para su sorpresa era aquel tipo.
—Adelante, señor Sank.— Contestó con cierta indiferencia la chica. —Pero le voy a pedir que no vuelva a asustarme de esa forma, es de muy mal gusto.— Agregó quejándose, esta vez dejandole ver su molestia en el timbre de su voz y en su semblante. No agregó una sola palabra más, y comió un poco más de postre, ya llevaba la mitad.
—Este bruto se va a meter en un problema grande si sigue molestando a las personas.— Pensó en silencio, dedicando una mirada de aberración a ese lugar. De inmediato se giró al festival para buscar algún oficial de autoridad, un marine o alguien que pudiera hacerse cargo, pero a simple vista no veía a nadie. Frustrada, bufó y comió una nueva cucharada del manjar de limón.
Su atención estaba completamente en el festival y la búsqueda de un elemento de seguridad, de modo que, cuando alguien se le acercó diciendo su nombre y pidiendo sentarse la chica se asustó irremediablemente, dando un pequeño saltito. Afortunadamente no tenía comida en la boca. Azuka miró de reojo con un semblante bastante serio, rayando en lo molesto, pero para su sorpresa era aquel tipo.
—Adelante, señor Sank.— Contestó con cierta indiferencia la chica. —Pero le voy a pedir que no vuelva a asustarme de esa forma, es de muy mal gusto.— Agregó quejándose, esta vez dejandole ver su molestia en el timbre de su voz y en su semblante. No agregó una sola palabra más, y comió un poco más de postre, ya llevaba la mitad.
Azuka
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Aquel individuo llamado Sank tomó asiento justo en frente de Azuka, pero ella no le prestó mucha atención a su persona ya que continuaba con su postre y su vista al carnaval de forma alternativa, como si no hubiera nadie más con ella. Pero después de unos instantes de silencio el volvió a hablar y la peliazul le miró de reojo en un gesto de cortesía. A juzgar por el timbre de su voz, su complexión y sus facciones el era mucho más joven que ella, cuando menos le sacaba unos ocho años de diferencia, si no es que más. Dicha juventud podía ser la razón de la impulsividad de ese muchacho, la cual no era del agrado de la mujer. Primero, el hombre al que ahorcó, después el individuo de traje y ahora ella, era evidente que era un novato para obtener información, así nunca nadie le diría nada de ningún tesoro.
Y aquella hipótesis la re-afirmó cuando su emisor le dijo tajantemente que ella era una sospechosa en su búsqueda del tesoro. Inevitablemente la joven arqueó una ceja y su rostro dibujo una mueca con una mezcla entre molestia, sorpresa e incongruencia. Los ojos naranja de la chica se clavaron sobre los de aquel muchacho de forma severa y no titubeó al respecto ni se mostró insegura.
—Para ser un cazador de tesoros eres realmente pésimo, siéndote honesta.— Afirmó la chica, llevándose una probadita más de su pay a la boca, el cual estaba a punto de terminarse. Masticó sin prisa, y una vez que ingirió el alimento continuo. —Incluso dudo que hayas encontrado un tesoro en el pasado.— Agregó, golpeando el plato de porcelana con su cucharita plateada, generando un ritmo con las percusiones.
—Es obvio que si alguien sabe de un tesoro no te lo va a decir si se lo preguntas de forma tan directa. Después de todo, ¿quién estaría dispuesto a dar referencia de un botín a un completo extraño?— Cuestionó, aunque aquello era una pregunta más bien retorica. El tono de voz de Azuka estaba siendo contundente, como quien regaña a alguien bajo su subordinación, pero su volumen era otra cosa, estaba siendo lo suficientemente discreta en ello y sus facciones como para que nadie más se enterara del contexto de su conversación, a diferencia de aquel chico que iba amedrentando a quien le iba dando la gana.
—Tienes mucho que aprender, chico.— Comentó, mirándole con los ojos entrecerrados, para comer lo ultimo que quedaba de su postre. —Pero has corrido con un poco de suerte. Resulta que yo soy arqueóloga y estoy algo corta de efectivo. Desconozco completamente del susodicho tesoro del que hablas y no llegué a la isla con la intención de buscar nada más que el carnaval. Sin embargo, si hacemos un trato puedo ayudarte en tu búsqueda. ¿Qué dices?— Propuso la chica con total serenidad. De tener una respuesta favorable tendría ganancia su estadía en la isla, y de tener una negativa no perdería nada, ya que de igual manera deseaba estar en la isla.
Y aquella hipótesis la re-afirmó cuando su emisor le dijo tajantemente que ella era una sospechosa en su búsqueda del tesoro. Inevitablemente la joven arqueó una ceja y su rostro dibujo una mueca con una mezcla entre molestia, sorpresa e incongruencia. Los ojos naranja de la chica se clavaron sobre los de aquel muchacho de forma severa y no titubeó al respecto ni se mostró insegura.
—Para ser un cazador de tesoros eres realmente pésimo, siéndote honesta.— Afirmó la chica, llevándose una probadita más de su pay a la boca, el cual estaba a punto de terminarse. Masticó sin prisa, y una vez que ingirió el alimento continuo. —Incluso dudo que hayas encontrado un tesoro en el pasado.— Agregó, golpeando el plato de porcelana con su cucharita plateada, generando un ritmo con las percusiones.
—Es obvio que si alguien sabe de un tesoro no te lo va a decir si se lo preguntas de forma tan directa. Después de todo, ¿quién estaría dispuesto a dar referencia de un botín a un completo extraño?— Cuestionó, aunque aquello era una pregunta más bien retorica. El tono de voz de Azuka estaba siendo contundente, como quien regaña a alguien bajo su subordinación, pero su volumen era otra cosa, estaba siendo lo suficientemente discreta en ello y sus facciones como para que nadie más se enterara del contexto de su conversación, a diferencia de aquel chico que iba amedrentando a quien le iba dando la gana.
—Tienes mucho que aprender, chico.— Comentó, mirándole con los ojos entrecerrados, para comer lo ultimo que quedaba de su postre. —Pero has corrido con un poco de suerte. Resulta que yo soy arqueóloga y estoy algo corta de efectivo. Desconozco completamente del susodicho tesoro del que hablas y no llegué a la isla con la intención de buscar nada más que el carnaval. Sin embargo, si hacemos un trato puedo ayudarte en tu búsqueda. ¿Qué dices?— Propuso la chica con total serenidad. De tener una respuesta favorable tendría ganancia su estadía en la isla, y de tener una negativa no perdería nada, ya que de igual manera deseaba estar en la isla.
Azuka
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Evidentemente aquel joven había subestimado a la peliazul e incluso lo admitió abiertamente y con ello no sabía si sentirse halagada o molesta. Halagada porque, al no demostrar experiencia con su rostro podía significar que los años no estaban pasando sobre ella, o no de mala forma al menos. Pero podía ser otra cosa, que tuviera cara de idiota y que por eso podría ser "presa fácil". No lo meditó mucho e hizo caso omiso de aquel comentario, prestando atención al resto de las palabras de el.
Aun cuando le había hecho la oferta, el no planeaba quedarse con menos del cincuenta por ciento de la partida, un pensamiento realmente lógico si se tenía en cuenta que era un novato en la búsqueda de botines. Siguió hablando, pero la mirada de Azuka discretamente se pasaba sobre el hombre con traje, ¿un empresario tal vez?, ¿alguna clase de mafioso?, o peor aun, un agente encubierto del Gobierno. De cualquier forma, meterse con una persona con tan buen atuendo, de forma directa, no era la mejor idea, las consecuencias podrían llegar a ser graves, era mejor ser precavido.
—Mi nombre es Azuka.— Respondió a secas la mujer, que no estaba mirando a su interlocutor, sino más bien todo lo demás, incluido el hombre que ya estaba por marcharse. Con un suave movimiento de su mano y una agradable sonrisa ella solicitó su cuenta y con otro ademán cargó también con el café del chico.
—Tranquilo, no pretendo quitarte gran cosa, velo como un "costo de aprendizaje". Con el 30% me basta.— Aclaró una vez que borró la sonrisa de su rostro, volviendo a adquirir aquella borde seriedad. —Respecto a el, lo mejor será no perderle la pista, pero tampoco centrarnos solo en el, puede que no sea útil o puede que sea alguien peligroso, no lo sabemos.— Agregó bajando un poco la voz, pero seguía siendo discreta con sus movimientos, tan naturales y frescos.
—Por cierto, "Sank".— Esta vez su mirada se clavó en la de el. —Si quieres sacarle la información a la gente nada vas a conseguir con intimidación o actos tan impulsivos, de esa forma solo vas a meterte en problemas, y en tal caso yo no voy a hacer nada por ti, que quede claro eso de una vez.— Sentenció de forma contundente. En esos momentos el mesero se acercó con la cuenta y una pequeña charolita con dos caramelos, uno para cada cliente de la mesa.
—Muchas gracias por todo, el servicio ha sido excelente y la comida me ha encantado, seguro vuelvo pronto.— Dijo ella, volviendo a usar aquella dulce sonrisa. Pero esta vez el mesero solo sonrió de medio lado y miró alternativamente a Sank y a ella, parecía no entender como ahora estaban sentados juntos. —Una disculpa por la molestia que le generó mi primo, hace años que no lo veo y no pude reconocerlo de tan lejos. Verás, es algo rarito, aun cuando tenía siete años se hacía del baño encima de su ropa, se pegaba contra muros una y otra vez, cosas del estilo... Y parece que las mala manías lo persiguen hasta hoy día.— Explicó, dirigiendo una mirada fulminante al pelinegro, pero después devolviéndola al mesero que ahora parecía comprender un poco la situación, e incluso parecía contener una sonrisilla.
—Procurare que no vuelva a pasar cuando volvamos después, por lo pronto trataré de compensarlo un poco con la propina.— Agregó, buscando en su pequeño bolso de viaje, sacando algunos billetes y dejándolos sobre la charolita de forma algo desorganizada.
—No hace falta, señorita, no hay ningún problema.— Dijo nervioso el servidor, pero Azuka no le hizo caso y siguió dejando dinero, pero ahora en monedas de menor denominación, hasta que cubrió la cuenta junto a un 17% adicional.
—Claro que si, han sido muchas molestias. Que de hecho, tengo otra más.— Respondió la chica, desenvolviendo uno de los dos dulces, llevándoselo a la boca despacito. —Soy forastera, no soy de estos lados, nisiquiera de este mar, escuché de su gran carnaval que se celebra anualmente y admito que es de los mejores que he visto, pero me gustaría encontrar un lugar que venda cosas viejas de la isla, antiguedades de este lugar, son cosas que llaman mi atención. ¿Sabes donde puedo encontrar?— Cuestionó amablemente.
—Hmmm... Tal vez en la tienda del viejo Jack, no esta lejos, son unas seis o siete calles arriba, pero es un tipo algo raro. Y que bueno que viene con su primo, suele ser alguien que se quiere pasar de listo con las chicas, es mejor que vaya acompañada.— Dijo el mesero a modo de consejo, un dato importante para tener en cuenta que podría ser usado como una partida a favor. Con unas palabras más, nada que ver con el tema, Azuka cerró su charla con quien le atendió de tan buena forma y se retiró del lugar con Sank.
—¿Vez que es mejor hacer las cosas de esta forma?... Ya tenemos un buen punto de referencia, aunque no ví por donde se fue el tipo del traje, espero que al menos con la mirada hayas visto por donde se fue.— Externó. No espero y comenzó su andanza rumbo a esa tienda. Todo seguía siendo fiesta, y el astro rey estaba en el punto más alto, pero aun así no resultaba incomodo para nadie, ya que no se le estaba prestando atención a ese detalle.
Aun cuando le había hecho la oferta, el no planeaba quedarse con menos del cincuenta por ciento de la partida, un pensamiento realmente lógico si se tenía en cuenta que era un novato en la búsqueda de botines. Siguió hablando, pero la mirada de Azuka discretamente se pasaba sobre el hombre con traje, ¿un empresario tal vez?, ¿alguna clase de mafioso?, o peor aun, un agente encubierto del Gobierno. De cualquier forma, meterse con una persona con tan buen atuendo, de forma directa, no era la mejor idea, las consecuencias podrían llegar a ser graves, era mejor ser precavido.
—Mi nombre es Azuka.— Respondió a secas la mujer, que no estaba mirando a su interlocutor, sino más bien todo lo demás, incluido el hombre que ya estaba por marcharse. Con un suave movimiento de su mano y una agradable sonrisa ella solicitó su cuenta y con otro ademán cargó también con el café del chico.
—Tranquilo, no pretendo quitarte gran cosa, velo como un "costo de aprendizaje". Con el 30% me basta.— Aclaró una vez que borró la sonrisa de su rostro, volviendo a adquirir aquella borde seriedad. —Respecto a el, lo mejor será no perderle la pista, pero tampoco centrarnos solo en el, puede que no sea útil o puede que sea alguien peligroso, no lo sabemos.— Agregó bajando un poco la voz, pero seguía siendo discreta con sus movimientos, tan naturales y frescos.
—Por cierto, "Sank".— Esta vez su mirada se clavó en la de el. —Si quieres sacarle la información a la gente nada vas a conseguir con intimidación o actos tan impulsivos, de esa forma solo vas a meterte en problemas, y en tal caso yo no voy a hacer nada por ti, que quede claro eso de una vez.— Sentenció de forma contundente. En esos momentos el mesero se acercó con la cuenta y una pequeña charolita con dos caramelos, uno para cada cliente de la mesa.
—Muchas gracias por todo, el servicio ha sido excelente y la comida me ha encantado, seguro vuelvo pronto.— Dijo ella, volviendo a usar aquella dulce sonrisa. Pero esta vez el mesero solo sonrió de medio lado y miró alternativamente a Sank y a ella, parecía no entender como ahora estaban sentados juntos. —Una disculpa por la molestia que le generó mi primo, hace años que no lo veo y no pude reconocerlo de tan lejos. Verás, es algo rarito, aun cuando tenía siete años se hacía del baño encima de su ropa, se pegaba contra muros una y otra vez, cosas del estilo... Y parece que las mala manías lo persiguen hasta hoy día.— Explicó, dirigiendo una mirada fulminante al pelinegro, pero después devolviéndola al mesero que ahora parecía comprender un poco la situación, e incluso parecía contener una sonrisilla.
—Procurare que no vuelva a pasar cuando volvamos después, por lo pronto trataré de compensarlo un poco con la propina.— Agregó, buscando en su pequeño bolso de viaje, sacando algunos billetes y dejándolos sobre la charolita de forma algo desorganizada.
—No hace falta, señorita, no hay ningún problema.— Dijo nervioso el servidor, pero Azuka no le hizo caso y siguió dejando dinero, pero ahora en monedas de menor denominación, hasta que cubrió la cuenta junto a un 17% adicional.
—Claro que si, han sido muchas molestias. Que de hecho, tengo otra más.— Respondió la chica, desenvolviendo uno de los dos dulces, llevándoselo a la boca despacito. —Soy forastera, no soy de estos lados, nisiquiera de este mar, escuché de su gran carnaval que se celebra anualmente y admito que es de los mejores que he visto, pero me gustaría encontrar un lugar que venda cosas viejas de la isla, antiguedades de este lugar, son cosas que llaman mi atención. ¿Sabes donde puedo encontrar?— Cuestionó amablemente.
—Hmmm... Tal vez en la tienda del viejo Jack, no esta lejos, son unas seis o siete calles arriba, pero es un tipo algo raro. Y que bueno que viene con su primo, suele ser alguien que se quiere pasar de listo con las chicas, es mejor que vaya acompañada.— Dijo el mesero a modo de consejo, un dato importante para tener en cuenta que podría ser usado como una partida a favor. Con unas palabras más, nada que ver con el tema, Azuka cerró su charla con quien le atendió de tan buena forma y se retiró del lugar con Sank.
—¿Vez que es mejor hacer las cosas de esta forma?... Ya tenemos un buen punto de referencia, aunque no ví por donde se fue el tipo del traje, espero que al menos con la mirada hayas visto por donde se fue.— Externó. No espero y comenzó su andanza rumbo a esa tienda. Todo seguía siendo fiesta, y el astro rey estaba en el punto más alto, pero aun así no resultaba incomodo para nadie, ya que no se le estaba prestando atención a ese detalle.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.