Apropiación indebida(Tackero, Nolan)

No le agradaba la nobleza, ni su actitud ni lo que añoran, pero lamentablemente para el, le había tocado vivir largo tiempo entre ellos, había aprendido la manera en la que se relacionaban y comerciaban, sabia sus modos de actuar y sus caprichos, los conocía mejor de lo que se podía pensar, y debido a esto ya le había tocado mas de una vez tener que interpretar ese papel.

Caminaba con la cabeza en alto, no le acompañaba nadie, pero se sabia por su forma de andar que se trataba de alguien importante. Traía el cabello tomado con una cinta, dejando caer una larga cola de caballo por su espalda, tenia el pelo bien lavado y aromatizado y sobre este llevaba un ostentoso sombrero de copa con unos pequeños adornos de oro, o eso parecía. tenia una camisa blanca con bordados y sobre esta un traje frac acompañado de un corbatín, ambos negros. sobre la camisa se notaban unos delgados tirantes, que sostenían un pantalón de fina tela que dejaba ver en el frente un dobles que caía desde la cintura hasta los tobillos, en donde se podían apreciar los zapatos negros lustrados con un pequeño taco. Tenia una fusta, la cual dejaba pasar por debajo de su axila y agarraba con su mano, la cual tenia un delicado guante blanco. No se había afeitado, pero se había retocado un poco la barba y al igual que el pelo le había dado unos toques de olor. Sin duda alguna se veía imponente, que mas que admirado, inspiraba respeto y temor con las facciones de su rostro.

No era extraño ver pasar a alguien así por estos sectores de la ciudad, pero sin duda le hacia falta un séquito de guardias o sirvientes, y era exactamente a conseguir eso es donde se dirigía. Estaba interpretando a un gran terrateniente, dueño de múltiples islas y dueño de gran parte de la producción de equinos para carreras, estuvo estudiando su papel con un par de semanas de anticipación, así que se sentía bastante preparado. Sabia que debía capturar a un hombre, por lo que había tomado las precauciones y gasto algo del dinero que le habían entregado para aparentar su nobleza, en comprar un sutil somnífero, no era el mas eficiente ni el mas potente, pero combinado con algún licor pasaría desapercibido como parte de la borrachera.

Se paro frente a una casa, no se veía nada especial en ella, toco la puerta un par de veces y luego de esperar unos momentos le dieron paso, a lo que una vez entro cerraron con rapidez. Vio a uno de sus camaradas acompañado de un hombre que vestía ropajes de sirviente, no era raro imaginar que el seria quien le acompañara en esta contienda, así que de manera grácil se saco el sombrero y se lo llevo al inflado pecho mirando al hombre desde arriba, mientras por debajo de su otro brazo aun llevaba la fusta. -Un gusto conocerlo, soy Kevin Koldo, espero tener una buena relación con usted, pues mi ultimo sirviente parecía no entender como funcionaba esta relación- dijo con voz altiva junto con un brusco movimiento de la fusta. Luego de la densa presentación no pudo evitar soltar una risa frente a su camarada - y... jeje... ¿que tal ha estado?, estoy abierto a recibir criticas- expreso cambiando por completo su personalidad, esbozando en su rostro una carismática sonrisa.

El sirviente peliverde lo recibió con una cortés reverencia, como era debido a su posición. Escucho sus lineas que le comprometían con gran lealtad para con su señor, efectivamente era la respuesta que esperaba en base a el papel con el que llego a la habitación, se notaba que aquel peliverde conocía bien el ambiente de nobleza, le había traído recuerdos de antiguos sirvientes que tuvo en un pasado. Seguido a ejemplar actuación servicial, el muchacho relajo la voz para hablar con normalidad, y junto a esto afloro un simple sonrisa mientras daba a entender un par de correcciones en cuanto al papel que Tackero debía desempeñar. Sin duda alguna tenia experiencia, probablemente mas que Tackero, quien a pesar de haber vivido parte de su vida en dicho ambiente burgués, no lo hacia con placidez ni recurría con frecuencia al papel como podía tal vez hacerlo el sirviente frente a el. Merecía ser tomado en cuenta, por lo que Tackero se mentalizo para corregir un poco su papel, agregar un poco mas de disfrute a su cotidianidad como noble, brindar un par de risas despreocupadas y relajar un poco el paso, solo para reflejar un poco mas de gozo.

Su compañero prosiguió complacido a explicar como continuar con el plan, no seria sencillo, pero debía hacerse esa tarde sin falta. Tackero ya sabia que se encontraría con su objetivo en una fiesta, por lo mismo había dejado el traje de gendarme guardado y en su lugar había traído el dicho traje de gala, la fusta podría no hacerle falta, pero opto por llevarla en el interior de la chaqueta, en caso de que la situación requiriera una actuación un poco mas demandante con su sirviente.

A las 7 teníamos que estar listos para partir hacia la fiesta, y su nuevo camarada no tardo en aclarar el tiempo que les quedaba. El hombre parecía tener mas certeza de la concurrencia que asistiría al festejo nocturno, por lo que no dudo en acatar el papel que este sugería. Debía ser el primer cónsul de Hispalis, efectivamente sonaba importante, y estaba claro que los demás nobles no se atreverían a parecer ignorantes frente a la existencia de esta, pues todos quieren quedar bien. Así, mientras el peliverde se dirigía hacia la puerta, nuevamente encarnando el papel de sirviente, Tackero se preparo con ansias para interpretar el nuevo papel que debía interpretar, se dio un par de cachetadas delicadas, como espabilando el rostro, dejando la boca con forma de o. Luego se froto las manos y se ajusto la chaqueta, se arreglo el sombrero y se dispuso a seguir a su fiel sirviente, era el momento de actuar, tenia que amistarse con unos cuantos nobles para tener un respaldo luego en la noche. -Ahh, veo que esto se viene bueno!- dijo ansioso y con una sonrisa amplia en el rostro, al tiempo que daba un par de palmadas amistosas en el pecho al que amablemente le abría la puerta. Una vez estaba fuera, ya no era mas Tackero, era el primer cónsul de Hispalis, quien, en su ignorancia como visitante de aquella ciudad, preguntaba de vez en cuando a su sirviente indicaciones de como llegar a la Giorgina. Restorán que tenia la fama a la altura de tal personaje.

Mientras paseaba por las calles daba cuenta de las miradas que le seguían, se notaba la adulación de algunos y envidia de otros, mas no reaccionaba, pues como cónsul era ya una costumbre. Lo seguía de cerca su sirviente de verdes mechones, quien de tanto en tanto se acercaba con paso apresurado y depositaba gratos consejos como ideas en su mente. Con la ayuda de tal sirviente no era difícil sentirse como un gran monarca.

Luego de unos pocos minutos, su sirviente le indico con gran precisión la hora, cosa que comprobó acto seguido sacando el ostentoso reloj que este le había prestado. Efectivamente la hora era la correcta, pero mas allá de eso, fue la imagen de una mujer, una foto cuidadosamente colocada en el reloj lo que llamo la atención del hombre de larga cabellera. Se imaginaba muchas realidades sobre la mujer de aquel retrato, le causaba intriga el pasado de su reciente compañero, pero no pudo evitar pensar que se tratase de alguna amante del joven de cabellos verdes, el tan solo pensar en eso le traía a flote viejos recuerdos, lindas imágenes con tristes memorias de un pasado mejor. Mas no era el momento de distraerse con banalidades, ya tendría tiempo luego de melancolías, este era el momento esperado, tenia un gran peso encima, no podía flaquear.

Su sirviente se apresuro en subir un par de escalones, abrió la puerta de manera impetuosa, requiriendo la atención debida, creando la escena perfecta para su inesperada llegada. Entro con seguridad y con porte elegante, acompañado de la particular sonrisa con la que se había caracterizado. Mientras su acompañante le daba adecuada presentación frente a los nobles del lugar, el se movía con lentitud y peculiaridad, dejando notar algo de intriga y misterio, dirigiendo una mirada afable de un lado al otro de la habitación, observando como recibía cada vez más miradas por cada frase que formulaba el peliverde con la debida elocuencia.  Su sirviente no tardo en pedir una mesa con el mejor vino y unos buenos platillos, y los meseros del lugar se apresuraron a cumplir con lo ordenado, mas no estaban aquí ni para beber ni para comer, si no para buscar un par de comensales halagüeños que le aseguraran un respaldo en el festejo de la noche. Por esto se gratifico al notar la fija mirada que le dedicaba una mujer de oscuros cabellos desde la mesa principal. Le devolvió la mirada por un par de segundos, como para incitar el momento, pero no debía demostrar demasiado interés ni mucho menos, por lo que desvió la vista con disimulo. No tardo ni dos tiempos en oír a la chica llamando a Nolan, a lo que este atendió con rapidez luego de pedir el permiso necesario con un gesto servil. Mientras el hombre de cabellera verde recibía instrucciones de la mujer, Tackero notaba como aun se mantenía la fija mirada de esta, dejando escapar una risilla satisfactoria.

Su sirviente volvió a comentarle las noticias, dedicándole una sonrisa cómplice mientras le comentaba en voz baja -Cebado el puerco, Sire.- no podían ser mejores noticias, por lo que asintió con tranquilidad a su sirviente indicándole la aceptación de la oferta - Dile a los camareros que traigan un par de botellas mas e informales que me he movido de mesa ... Ah! y asegúrate de traer un trago especial para la dama ¿bien?- sabia que Nolan seria capaz de ingeniárselas. le dio una palmada amigable en el hombro, pero dejando notar hacia afuera el carácter jerárquico de la relación, a lo que luego se movió en busca de un asiento frente a la dama.  Noto que habían varios comensales en dicha mesa, pero no estaría de sobra que resaltara un saludo para quien lo invito, por lo que antes de tomar asiento, extendió su mano para tomar la de la mujer con negros ojos. Agrego un toque de cordialidad y seducción, depositando un suave beso en el dorso de la mano de la mujer, permitiéndose luego de eso tomar asiento frente a esta. Ni Tackero ni la mujer dijeron una sola palabra, tan solo se dedicaron una densa mirada - Es un placer cónsul Koldo - interrumpió uno de los hombres a su lado, un viejo burgués con la pansa hinchada, que saludaba con el mismo carácter servil que presentaba Nolan. -Espero que haya disfrutado el tiempo que lleva en nuestra ciudad, de seguro le parecerá impecable- continuo con agraciado acento el repulsivo anciano que dejaba escapar un tufo a pescado especiado, al tiempo que llegaba el vino y el trago especial que había encargado Tackero. -He llegado hace poco y he decidido pasear un poco antes de atender los asuntos que me traen aquí, y efectivamente me ha tocado ver un bello panorama- Desvió la mirada que en un comienzo apuntaba al viejo burgués, para dedicar nuevamente una mirada pasional a la mujer de cabello azabache junto con las ultimas palabras de su frase. Tackero mantenía su amable sonrisa, la cual acompañaba ahora con una copa entre sus labios, tomando con la delicadeza que requería, apreciando el olor y ofreciendo pequeños tragos para degustar su paladar. -Ha venido usted por la fiesta puedo imaginar- se apresuro a hablar otro hombre, mas joven que el anterior, delgado y con mayor preocupación de su estética en la mesa. Tackero hiso una seña a su sirviente, como preguntando por dicha fiesta - no tengo información de festejo alguno, pues mis asuntos aquí tienen otro carácter, pero sin duda pasar un tiempo entre las personas correctas siempre es grato - aclaro Tackero soltando una pequeña risa, dando a entender un desinterés del tema. Pudo notar como le corrían gotas de sudor por la frente al hombre que insinuó sobre la fiesta, se veían los nervios aflorar en su piel. Sabia que ya lo había atrapado, en un par de segundos le invitarían al festejo y seguramente terminaría con aquella dama de cabello ondulado como acompañante, si tan solo le dejaran entablar una pequeña conversación con ella.

Había logrado sacarse de encima al pestilente anciano que incomodaba con sus aduladores comentarios, un desliz de una copa de vino había sido la solución perfecta para deshacerse de el, no podía ser coincidencia, sabia que se trataba de alguna artimaña de su compañero. Por lo demás, Nolan había traído a la dama una extraña bebida en el momento oportuno, Hispalis Páradis le llamo, momento en el que Tackero, aprovechando la situación le pestañeo un ojo, un pequeño gesto seductor para dar cuenta la intención del trago regalado. La mujer contorneo una dulce sonrisa al ver su trago, de seguro un presente de parte de tan alto cargo le sorprendía, parecía mas que complacida.

Fue un pequeño gesto que fue interrumpido por la acotación de la fiesta presentada por el joven noble que les acompañaba en la mesa, quien luego de entender que había metido la pata intento remediarlo -Ah, debió haber sido un error de correspondencia con los bultos postales, haha!- decía con la misma actitud aduladora del otro tipo, la misma actitud que ya había colmado la paciencia de Tackero en un pasado, pero ya había aprendido a mantenerse tranquilo frente a semejante escoria cuando  se trata de mantener un perfil bajo. -Remediaré ese error de inmediato, cónsul. ¿Le parece si compensamos este malentendido ofreciéndole llevarlo en mi carruaje hasta la fiesta? pasar un buen rato con alguien de su clase. Le aseguro que será un hermoso espectáculo- seguía hablando con una sonrisa nerviosa bastante inquietante mientras el sudor le corría por el rostro. - Es usted muy generoso por su oferta, y este seguro de que este gesto sera recordado- Dijo Tackero mostrando una sonrisa amable, diseccionando su atención en la mujer nuevamente para continuar - Y efectivamente pienso pasar un buen rato- finalizo hablando con voz calma mientras enfocaba su atención en los ojos de la dama. Las seducciones parecían surtir efecto, la elegante mujer se veía entusiasmada y ya habia ofrecido mas de un par de gustosos tragos del famoso preparado de Hispalis.

El hombre nuevamente recobro la emoción en su rostro. Se levanto y ofreció una pequeña reverencia, continuando a dar explicación de su retiro - Oh! no hay problema, es una minucia para un Cónsul como usted. Bien ahora tendre que dejarlos, tengo que atender los asuntos de su invitación y preparar su carruaje, permita me - se llevo la mano al pecho y realizo una segunda inclinación leve para luego marchar con pasos raudos del lugar. Tackero no había siquiera alcanzado a decir algo, mas tampoco era necesario, ahora debía enfocarse en su compañía para la noche, por lo que se volvió nuevamente a mirar la mujer, la cual esbozaba ahora una blanca sonrisa que demostraba el interés que tenia en la situación.

Tackero nuevamente olfateo un poco el vino en su copa revolviendo lo con suavidad, para luego dar un par de tragos de gustativos. -Mhh, esta bastante bueno- dijo mirando la copa alzada frente a el levemente por sobre sus ojos. para luego apoyar los codos e inclinarse un poco hacia adelante acercándose a la dama - Espero no ser el único que esta disfrutando, ¿han sido de su gusto los sabores de Hispalis, señorita ... ? - dijo con cordialidad esperando poder empezar a sacar un par de palabras de aquella futura concubina, saber su nombre era un comienzo. - Me párese una buena mezcla de licores, esta exquisito ... señor Koldo. Me puede llamar Cloe - Comento llevándose nuevamente un largo trago de aquel brebaje, estaba claro que pretendía dar cierta impresión. No le agradaba personalmente la mujer, pero tampoco le desagradaba perse, no le seria tan complicado pasar un rato con ella, pero le parecía que a estas alturas podía ser bastante directo - Bien Cloe, pues entonces propongo un pequeño brindis por las delicias que ahora bebemos- choco las copas y dio un ligero trago para luego proseguir - y puede estar segura de que los ricos tragos no le faltaran hoy en la fiesta, mi propio sirviente se encargara de eso- explico mientras apuntaba con un suave movimiento a su compañero de verde cabello. Continuo sin dejar que su acompañante dijera una palabra aprovechando que veía llegar unos cuantos platos que su sirviente se había encargado de pedir cuando llego- Ahora, espero que me acompañe a una pequeña degustacion, si es de su gusto claro- se había arriesgado pensando que una actitud un poco dominante podría pareserle atractiva en un hombre con dicho titulo. Eso estaría por verse, pues si había acertado planeaba continuar una buena velada por unos instantes mas hasta que su sirviente peliverde le informara de la hora para prepararse a la fiesta.

La mujer caía completamente frente a la actuación del par, se le veía impaciente con las propuestas del cónsul y parecía estar apreciando la velada.  Ademas, Tackero no era especialmente un adonis, pero de ninguna manera se le podía considerar alguien sin atractivo, la mujer no podía alegar nada en ese ámbito, sin embargo lo que la fascino era el titulo que ostentaba, el cual eclipsaba cualquier aspecto que pudiese traer. Estaban pasando un buen rato, Tackero estaba un poco cansado de tener que hablar de tantas banalidades, pero por lo menos estaba disfrutando de buenos tragos y una deliciosa comida, mejor de la que había comido hacia tiempo en sus viajes. Cloe por el otro lado no parecía ostentar gran titulo, cosa normal en la sociedad machista en la que se desenvuelve, pero esta si aportaba gran belleza a la velada, que seguro mas de algún hombre pediría estar en la situación en la que ahora estaba Tackero. De ninguna manera esta seria una relación seria, pues era todo parte de una farsa, una falacia para conseguir objetivos mayores, y la dama tan solo una distracción, una herramienta para llegar a su objetivo, pero a pesar de esto, pasaban por su mente lascivos pensamientos, pues con tal mujer en frente ¿a quien no?. Olvido aquel efímero pensamiento, por que aun que lo quisiera no se podría permitir cumplir aquellos pensamientos, y no por un deber con la misión, si no por el gran apego que aun siente por su amor pasado.

Luego ya de un rato, los platos en la mesa repartidos por doquier, algunos vacíos, otros a medio comer y otros casi enteros, pues era gran cantidad para solo 2 personas, y de esta misma manera, las copas se encontraban sin ni una gota, no quedaba mas del Hispalis Páradis y el vino ... pues quedaba vino, pero lo mejor seria salir del restaurante con la cabeza en su lugar. Habían ya platicado un rato, básicamente coqueteo por ambas partes, acompañado de comentarios sobre la velada y alguna que otra palabra sobre la ciudad y la fiesta. Pero la entusiasta mujer dio paso para terminar con aquella instancia -Fue un gusto señor ...- Tackero le interrumpió explicando con galante sonrisa mientras hacia un gesto de negación con el dedo indice -No no, puedes llamarme Kevin- termino ofreciendo una ultimo guiño, con lo que termino de encantar a la dama, quien prosiguió luego de la corrección - Pues ... Fue todo un placer ... Kevin, debo ir a prepararme para la noche - la mujer se levanto y con pasos seductores se le aproximo, susurrando cautivadores palabras en su oído -Y espero que te guste la sorpresa que llevare- insinuando sobre su vestuario mientras ofrecía una ultima caricia sutil al momento en que marchaba. - esperare con ansias- dijo Tackero mientras se sacaba el sombrero ofreciendo una despedid a la mujer, a la cual seguía con la mirada mientras salia del lugar. Luego de esto, su sirviente se le aproximo y le insinuó sobre lo costoso que seria la comida y las bebidas, indicándole ver los restos sobre la mesa, y explicando que aquel molesto burgués de mal aliento aun seguía limpiando el vino de sus ropajes.
No hiso falta decir mas para captar la idea de Nolan, por lo que Tackero deja la servilleta en la mesa y se levanto al tiempo que arreglaba su chaqueta, luego dando vuelta para salir por la puerta que su sirviente tenia ya abierta para el.

Una vez fuera Nolan le entrego un paquete, explicándole que ahí se encontraban la dirección para tomar el carruaje y la invitación que necesitaba para la fiesta. No cabía duda de que el joven nervioso burgués había actuado con rapidez, lo que le parecía un gran punto a favor, indicaba la eficacia tanto de su disfraz como de la actuación del par. Tackero ofreció una breve ojeada a los documentos, en el mismo instante en que Nolan se volvía hacia el con una sonrisa amable invitándole a conocerse un poco fuera de los respectivos papeles. No había idea que le pareciera mejor a Tackero, desde que habían comenzado con la actuación no podía dejar de pensar que hubiera preferido conocer un poco antes a quien seria su compañero, pero por suerte hasta el momento le había parecido alguien bastante capaz y agradable dentro de lo poco que habían convivido en su cotidianidad. Guardo los papeles nuevamente en el sobre y los guardo en el bolsillo interno de su chaqueta para luego volverse hacia Nolan con la misma sonrisa que este le había dedicado - Me gusta la idea, en especial en esa parte que dices que tu invitas - Amplio aun mas su sonrisa la cual no tardo en convertirse en una pequeña carcajada, al tiempo que le daba un par de palmada amistosas en el hombro a su compañero. - Ademas estas ropas ya me tienen un poco cansado -dijo dedicando unas miradas asegurándose de que nadie sospechase de su falsa relación su sirviente. En efecto prefería sus ropas normales, siempre le habían parecido cómodas, pero lo que mas le interesaba era conocer un poco mas el como era realmente aquel hombre de cabellos verdes. Luego de aquel gesto iría de vuelta al lugar donde se encontró con Nolan por primera vez, iría a una habitación, se cambiaría las ropas y se arreglaría el moño de su peinado, luego acercándose a Nolan para entregarle de vuelta su reloj - Toma, me imagino que debe ser de gran valor para ti - dijo dándose vuelta como dando poca importancia al gesto, dirigiéndose a la puerta para luego tomar el café que con gentileza le habían ofrecido.

No sabia que tipos de ropajes usaría Nolan en su cotidianidad, mas no le sorprendió al verlo bajar por las escaleras. Si bien se había sacado el corbatín y los ropajes nobles, aun mantenía la elegancia en estos y en su postura. También Tackero había vuelto a sus ropas normales, pero por el contrario a los de su compañero, estos se veían descuidados y un poco sucios, su camisa la llevaba con las mangas arremangadas y sus pantalones tenían bastantes manchas que delatan el tiempo de sus viajes. Se dio el tiempo también de colocarse las vendas que usa en las manos, y cambio el moño de su peinado, dejando un tomate en la parte superior de su nuca en vez de una simple cola de caballo, sin embargo, debido al papel que le toco hacer, traía el pelo bien cuidado, aromatizado y definitivamente mas limpio que sus ropas, cosa que no era especialmente recurrente en el.

Cuando ambos salieron, se encaminaron por las calles que hace un rato habían presenciado con otros pies en sus zapatos. Ahora caminaban como un par, como iguales, habían dejado atrás el papel de señor y sirviente, pero todavía estaba claro el papel de guía, que si bien ya no era sirviente, Nolan tenia completa claridad del lugar al que se dirigía. A pesar de que tenían tiempo limitado, no tenia prisa, y caminaba con el pensamiento de que quería conocer mas a su compañero. Le producía bastante curiosidad el saber como seria realmente el hombre y desde que vio la foto de la mujer en su reloj pensó que por lo menos podían tener algo en común.

Una vez llegaron al café, el hombre de cabello verde tomo asiento frente a una mesa con una sombrilla que generaba una placida sombra y Tackero le siguió. A pesar del cambio de ropas aun se podía notar la elegancia en los movimientos de Nolan, por otro lado Tackero tomo asiento con entusiasmo, adoptando rápidamente una pose vaga, contraria a la de su compañero, dejándose estar en el asiento con un carácter desgarbado, pero al menos con una sonrisa autentica esta vez. El hombre de pelo verde alzo la mano llamando a la camarera, la cual acudió a la mesa en poco tiempo, parecía una chica sencilla, pero tenia lo suyo. Nolan hizo el pedido para ambos, cosa que no molestaba particularmente a Tackero, no solía demostrar mucha maña en cuanto a sus gustos, y seguido a esto su compañero tomo un palillo, el cual llevo a la comisura de sus labios para juguetear un poco mientras formulaba su frase con una amistosa pero traviesa sonrisa en su rostro. No pudo evitar soltar una pequeña risa nerviosa frente a los elogios de su acompañante, mientras su cara tomaba un color levemente rojizo - Bueno no soy yo, se trataba de Kevin Koldo, pues parece ser que el primer Cónsul de Hispalis es todo un conquistador - bromeo soltando otro risa al tiempo que se rascaba la cabeza. La camarera volvió considerablemente rápido con el pedido, dejando ambos cafés sobre la mesa, primero uno para Nolan y luego uno para Tackero - Muchas gracias - dijo para llamar la atención de la chica solo unos momentos para dedicarle un guiño, una simple broma en base a la conversación del par. La chica se alejo levemente ruborizada con la bandeja contra su pecho, Tackero dedico una mirada bromista hacia Nolan y soltó nuevamente una carcajada - Parece ser que se me esta volviendo habito - continuo bromeando, luego volvió a formular una pregunta tomando un poco mas de confianza con su compañero, siguió con el mismo carácter de humor que llevaba la conversación - y tu que tal ... si pareces todo un galán, seguro se te tiran encima las chicas al pasar - volvió a soltar una risa mientras recomponía su postura en el asiento, inclinándose luego levemente para dar una probada al café mientras esperaba una respuesta de su compañero.

Estaba pasando un buen rato, le hacia falta, hace un tiempo ya que había estado muy metido en sus entrenamientos y en trabajos revolucionarios. Conversaba con toda tranquilidad, con completo gozo, como si estuviese hablando con algún amigo antiguo, no podía dejar de sonreír y de tanto en tanto soltaba una risotada. Se notaba que estaba contento, solía sonreír bastante en su vida cotidiana, pero en esta ocasión mostraba mayor importancia el gesto. Mientras dialogaba plácidamente al ver que su compañero también disfrutaba de la charla, ofrecía pequeños sorbos al café, evitando quemarse y aprovechando cada momento para olisquearlo un poco. Sin duda alguna Nolan había atinado en el pedido que había hecho, el café estaba bastante bueno, ademas de la grata compañía, nada como bromear un poco con alguien que no se queda en trivialidades, en fin de cuentas estaba disfrutando aquella instancia.

Se fijo un poco en el resto de las mesas mientras hablaba, en ellas podía notar distintas clases de personas, aquellos pequeños burgueses que buscan aspirar a mas, los otros un poco mas desgraciados pero que parecen disfrutar la vida a pesar de todo, aquel típico viajero que cree estar completamente libre y también algunos que parecían demostrar una gran fe religiosa en sus vestimentas, mas para Tackero todos le parecían iguales, ignorantes y egoístas por culpa de un sistema injusto. Siempre tenia esa perspectiva de la mayoría de la gente, pero siempre esperaba estar equivocado o por lo menos quería luchar por cambiarlo. Nolan por el contrario, demostraba tener cierta claridad de las cosas, de el como realmente funcionaban las cosas, siendo capaz de desarrollar un pensamiento mas filosófico en sus teorías. Su afirmación le hacia sentido a Tackero, "somos hijos de todas las civilizaciones", le había gustado esa parte, la cual quedo un rato haciendo eco en su mente.

Luego de un rato de placida conversación, después de el comentario bromista sobre la galantería de Nolan que había hecho, este le explico sobre su pasión por una única amante. Tackero quedo perplejo unos momentos, mientras aun escuchaba las palabras del hombre de verdes cabellos, pues nunca antes se había topado con alguien que comprendiese de igual manera la pasión que se podía sentir por una persona. Quizá la historia de amor de Nolan fuese muy diferente a la suya, pero la manera en que hablaba de su amada le hacia recordar a la propia. Efectivamente a Tackero le había bastado con tan solo el recuerdo de su amor para mantener tranquila su mente durante muchos años, le bastaba con recordar su sonrisa cuando la hacia reír, sus bellos ojos que nunca dejaron de brindarle confianza y esperanza, e incluso sus caprichos ... pues eran de ella.

Los recuerdos afloraban mientras dialogaba con Nolan, recordaba los momentos que compartió alguna vez con su amada que ya no podría volver a ver, y las lagrimas querían brotar de sus ojos mientras mas recuerdos salían a flote, mas no quería quebrantarse en aquel lugar, hacia mucho que no le pasaba, pero la empatía que sentía con su acompañante había logrado conmover lo mas de lo que pensaba. El hombre de verdes cabellos estiro el brazo para entregarle el reloj que con ternura había estado observando, acompañado de una duda que tiempo atrás había acechado en la mente de Tackero. Observo el reloj, miro con detención la fotografía de la mujer, mientras dejaba escapar una respuesta con voz sabia -Nunca serán suficientes caricias, nunca serán suficientes conversaciones ni suficientes lagrimas- tomo una breve pausa al tiempo que llevo su mano al pecho, sintiendo a través de la tela aquella fotografía con la que se había desvelado muchas noches. Los recuerdos no paraban de llegar y sentía que solo se calmaría con verla una vez mas, volvía a sentir la insaciable necesidad de tenerla una vez mas a su lado, pero sabia que no había manera de solucionar aquello. - Pues eso pasa cuando la pasión es tan grande que llega a doler- finalizo explicando con completa sinceridad, soltando las palabras como si su amada lo estuviese escuchando.

No aguanto el sentimiento, tuvo que sacar la fotografía que guardaba en su pecho, en un bolsillo interno de su camisa. En esta se podía ver a Tackero cuando era aun bastante pequeño, recién comenzando la pubertad, acompañado de una chica de la misma edad, y un viejo muy grande entre ambos. Observo aquella imagen un momento mientras acercaba a sus labios la taza de café con su otra mano, dando un par de tragos para tranquilizarse un poco, mas no puedo evitar soltar una simple lagrima. Se apresuro a secarse esa única lagrima - Lamentablemente solo podemos apegarnos a fotografías cuando la vida nos quita esa pasión- explico con la voz un poco quebrada, pero luego de esto se giro hacia Nolan y le ofreció una sonrisa amigable. Había decidido olvidar las penas y honrar a su amada con un poco de felicidad, por lo que dejo la fotografía sobre la mesa entre ambos hombres, señalando le con el dedo a la chica en la imagen. -Ella es Nazume- comenzó a contar con confianza y con su típica expresión de alegría de vuelta en el rostro - y es por ella que creo que las caricias nunca serán demasiadas, pues ya nada mas me queda por hacer- prosiguió con voz firme - solo puedo cumplir las promesas que hace algún tiempo hice, y esperar que sea lo que ella realmente habría querido- Termino desviando la vista hacia su taza de café, dando un ultimo gran trago para acabar con el -no se si estarás de acuerdo con mis ideas, pero de seguro entiendes algo de la pasión de la que te hablo ¿no es así?- cuestiono dirigiendo una insinuadora mirada al reloj.

La charla había resultado reconfortante, desahogadora y al mismo tiempo graciosa. Hace tiempo ya que Tackero llevaba acumulando sus penas, observando en seriedad la imagen de un amor que ya no volvería. Ahora al fin, después de tanto tiempo se había sentido en la confianza necesaria para desfogar aquella pena y rabia que traía la nostalgia. Le parecía extraño que aquel sujeto de pelo verde que recién había conocido, fuese esa persona en quien depositaria parte de su confianza ¿realmente confiaba en el? se preguntaba mientras Nolan se levantaba de la mesa y se despedía marchando a prepararse para la noche. Sin lugar a dudas, se sintió en libertad de compartir sus penas y dolores amorosos que fuertemente le atormentaban, pero eso no implicaba que realmente fuese un hombre en quien confiar. No fue difícil compartir los lamentos, pues se trataba de otro hombre en una situación similar, y era aquella penuria pasional la que permitió dicha situación. Mas aun cabía la duda de sus acciones, y por mas que Tackero sintiese que se trataba de alguien de fiar, el tiempo le había enseñado a desconfiar, hasta de el mas simpático de los sujetos.

No podía pasar toda la tarde en aquel asiento del café, con vista perdida en el horizonte de la calle, pensando sobre la confianza que podría o no otorgar a Nolan, y por lo que había ya experimentado con el durante "el trabajo", se podía considerar alguien afable en cuanto a "el trabajo", así que lo mejor seria no perder mas tiempo con estupideces como cuestionarse a quien podría considerar amigo y a quien no. De esta manera, Tackero se levanto renovado, de cierta manera, pues el desahogo era realmente reconfortante, era efectivamente un peso menos, pero aun tenia deberes y el tiempo que quedaba no era mucho, era momento de volver al escenario.

Emprendió un tranquilo camino, a paso calmo, mientras en su mente repasaba el personaje, volvía a re adquirir algunos sentimientos de Kevin koldo, unos cuantos recuerdo y aprovechando la ocasión, agregar un par mas de anécdotas divertidas. Con todo esto en su cabeza, el camino de vuelta al establecimiento se hizo realmente corto, lugar en el cual no pensaba pasar demasiado rato. Entro con el mismo relajo que llevaba en el camino, el mismo relajo que emanaba el primer consul de Hispalis, dirigiéndose en acto seguido a su habitación. Volvió a tomar ropajes de nobleza, llevando nuevamente un traje a su altura para la fiesta.

Una vez terminada su preparación estética para la noche, bajo por las escaleras caminando ya encarnado en la piel del gran cónsul, con el pecho un poco inflado y una sonrisa despreocupada. Su sirviente y el, debían recorrer diferentes caminos hasta la instancia de la fiesta, mas antes de separa los rumbos, el peliverde se aproximo a Tackero y le pidió el somnífero que había adquirido con anterioridad. Nuevamente la duda aparecía, ¿era aquel hombre de confianza?, lo examino en un rápido vistazo, en busca de alguna señal en su cuerpo que le indicara que era alguien de fiar, pero no tardo mas de un par de segundos en volver a espabilar. ¿Por que le estaba costando tanto otorgarle un puesto a aquel sujeto?, normalmente, al igual que todo el mundo, no demoraría mucho en determinar si confiar o no en alguien, mas el problema era ese. No quería apresurarse a confiar en el, pero entonces por que lo dudaba ... fue en ese momento que se dio cuenta de que lo que analizaba era diferente a lo que sentía. Analíticamente no parecía lo correcto confiar en un sujeto que acababa de conocer, pero por alguna razón su intuición le indicaba que se trataba de alguien confiable. Dejo de lado su discusión interna, teniendo una nueva conclusión al respecto, y así, le entrego el polvillo que venia en una pequeña bolsa y le otorgo una mirada vigorosa acompañada de una leve sonrisa amistosa -Nos vemos en escena- le dijo dándose vuelta de espalda hacia la puerta una vez había entregado el paquete.

Una vez fuera del establecimiento, se dirigió hacia el lugar donde lo recogería la carreta, caminando confiado  y con paso firme por las callejuelas de la ciudad. Cuando llego al lugar, le esperaba en la puerta de un recinto, el joven y nervioso burgués, quien en su espera ansiosa por la presencia del cónsul, miraba de un lado al otro de la calle mientras se frotaba las manos con rapidez. No pudo evitar volver a sentir un poco de repugnancia hacia aquel joven, pero estaba interpretando, no podía dejarse llevar por sus propias emociones, así que simplemente se acerco de manera vistosa, para que aquel muchacho tuviera el placer de ver al cónsul antes de que este le pillara por sorpresa. Y así fue, a penas noto el joven la silueta de Tackero acercándose por la calle, este se le acerco con cierto apuro y le dedico un saludo - Oh!, Saludos cónsul- dijo mientras le dedicaba una reverencia -Espero que la carreta este a su altura, y que disfrute la compañía en el viaje. - volvió a explicar, mientras le apuntaba con ambas manos hacia la carreta con una nerviosa sonrisa en su rostro. - Saludos.- respondió Tackero con su sonrisa característica de cónsul, al tiempo que se sacaba el sombrero en un gesto de cortesía.

El pequeño burgués siguió molestando un rato con algunas preguntas y con comentarios halagüeños, los cuales compartieron los comensales en la carreta, pero luego de un rato ya se encontraban en camino, cosa que era la única satisfacción de Tackero. Esperaba que el viaje terminase pronto, por ultimo en la fiesta tenia un objetivo claro, en la carreta en cambio solo debía socializar para mantener las apariencias. Sin embargo, el tema de Nolan seguía apareciendo en su mente, ¿le considera un amigo o no? a eso se debía tanta confusión realmente, una pequeña decisión que debería tomar.

el trayecto en carreta no seria largo, ya que el uso de esta era por la simple elegancia que requería su estatus. En ella había un par de personas más, aparte de Tackero y el joven que lo había invitado, todos adinerados burgueses, como correspondía a aquel lugar. Preguntaban al cónsul por como se encontraba y soltaban uno que otro chiste entre medio de la conversa, pero nadie se atrevió a preguntar ni comentar por el "conocido" Hispalis, pues hubiese significado quedar como ignorante frente al importante hombre que venia en representación de aquel lugar. A pesar de la charla, Tackero tenia otras preocupaciones, y no podía evitar pensar en el escenario al que llegaría una vez estuviera en la fiesta. Sin duda alguna estaría repleto de gente, todas paradas en distintos grupos comiendo, bebiendo y charlando mientras los sirvientes pasearían por el lugar abasteciendo a los adinerados comensales. De solo imaginárselo ya le daba una lata tremenda, por lo que intentaría ser preciso y conciso, dirigiéndose de manera pronta hacia su objetivo.

Mientras llegaba al lugar, podía notar a través de la ventana de la carreta, como se conformaban dos filas, una evidentemente para los invitados nobles de la fiesta, mientras que la otra pertenecía a los diversos sirvientes que estarían presentes en el festejo. Como era de esperarse, cuando Tackero bajo de la carreta justo frente a la fila, acompañado de unos cuantos comensales mas, las miradas de muchos giraron para observar al ostentoso hombre. No es que fuera muy conocido, sin embargo ya corrían ciertos rumores de la llegada del primer cónsul de Hispalis, y estos mismos se podían oír en susurros en boca de los invitados a la fiesta.

Se formo en la fila, como todo el resto, negándose a un par de ofertas de algunos nobles que le ofrecían pasar primero. De todas formas, la fila avanzo con rapidez, o por lo menos de manera mas expedita que la fila de los sirvientes. Después de unos breves instantes, ya se encontraba a la puerta del lugar, donde un guardia con imponente tamaño pero con actitud servil comprobaba los nombres de los comensales en la lista de invitados. El gran hombre no alcanzo a dirigirle la palabra a Tackero antes de que el servicial y joven burgués que lo había atendido toda la tarde saliera en su representación. Basto con un par de palabras del joven para que el fortachon se hiciera a un lado con completa sumisión.

Una vez adentro, el paisaje era tal y como Tackero lo había imaginado, pero al menos podía disfrutar de la música. La primera agrupación consistía en un cuarteto de cuerdas, que amenizaban el ambiente con gracia y habilidad. Pero lo primero era lo primero, debía intentar localizar a su objetivo, tenia que procurar ser discreto, no podía dejarse llevar por el apuro. Más la ayuda venia en camino, el ultimo toque que llevaría a la perfección su disfraz estaba caminando directo hacia el, moviendo sus curvas de un lado a otro con gracia. Cloe, la mujer que haría de acompañante del cónsul en esta velada, se le aproximo sin mucho preámbulo una vez que vio a Tackero en el lugar. Tenia un bello vestido violeta sin espalda, que ademas dejaba ver un pronunciado escote, acompañado de unos ostentosos colgantes y un largo collar que caía por entre sus pechos. Tackero al verla aproximándose, se mostró maravillado y fascinado, observando la figura de la mujer al tiempo que extendía la mano para tomar la de ella recibiéndola - ¡Pero que maravilla tenemos aquí! - exclamo dedicándole una amplia y gratificante sonrisa - Es un precioso vestido Cloe, casi tanto como tu - comenzó de nuevo con las frases de galantería. La mujer se sonrojo levemente, o eso es lo que permitía ver la gruesa capa de maquillaje en sus mejillas. -Muchas gracias cónsul. quería presentarlo a unos cuantos amigos, si no le molesta - Dijo la dama girándose para mostrar un pequeño grupo de aburguesados, de una edad similar a la de la mujer de cabello azabache. - Por su puesto, no sera ningún problema, pero tengo algo de sed - anuncio mientras miraba por el salón en busca de algún camarero repartiendo tragos. -¿Que te párese si te traigo algo para beber?, enseguida te alcanzo- le dijo sonriente mientras le indicaba que fuera con aquel grupo a esperarlo.

La verdad es que Tackero quería encontrar a Nolan, le parecía de suma importancia, pues ya había notado el importante papel que el debía desarrollar y de seguro el encontraría al objetivo mas rápido, por alguna razón tenia fe en eso. Fue como si sus pensamientos lo hubiesen estado invocando, pues a penas Tackero se separo de la dama un serio y servil hombre se le acerco y le pregunto con toda educación - Discúlpeme cónsul, pero me han mandado a verificar la entrada a uno de los sirvientes que trabaja para usted, el hombre dice llamarse Nolan -. Era lo único que faltaba para poder ponerse en acción con el plan, por lo que no pudo evitar una sonrisa esperanzada. - Si si, efectivamente es mi sirviente, espero que no le estén dando problemas - dijo con voz amable, pero denotando con una voz severa el hecho de que no quería inconvenientes con su sirviente. Ahora ya estaba todo listo, solo debía encontrar efectivamente algún trago para llegar de vuelta con su dama.