¡Pelea de piratillas! Barbazul vs Kaworu

Límite de tiempo: Sin límite.

Escenario: Bella isla que contiene a los arqueólogos e investigadores más prestigiosos del mundo entero. En el centro de esta se encuentra el famoso Árbol del Conocimiento usado como laboratorio y biblioteca.



Condiciones:
-Sin muertes
-Daño on rol, cicatrices, pero sin amputaciones.
-sin nomenclaturas
-si se pasa de 7 post seentregara como rol de isla.
-El reto sera en ohara

1 -> Empieza Barbazul.
2 -> Empieza Kaworu.

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2

Espero juego sucio. ¡Demostrad que sois piratas!

FIGHT!!!

Llevaba durante bastante tiempo caminando por aquel lugar, me aproximaba con certeza hacia el gran árbol central. No comprendía cómo aquel maldito trozo de rama originado de manera lenta por la naturaleza podía verse tan grande y aun así seguía estando demasiado lejos, sus cálculos habían sido violados completamente, pensaba que le daría apenas tiempo a comerse aquella manzana cuando ya habría llegado, pero ésta yacía limpia desde hacía ya varios minutos.

La situación me estaba haciendo ponerme realmente nervioso, pero, pese a todo continuaba mi camino sin cesar de caminar. Por alguna extraña razón no soltaba la manzana, quizás estaba ya acostumbrado a caminar con ella en la mano como para deshacerme de ella así como así.

Anduve durante unos veinte minutos a paso calmado, quizás aquello fue el principal fallo de llegar tan lentamente hasta allí, y todo para encontrarme más casas, sí, aquello parecía ser el centro del maldito poblado, pero, ¿y qué?, tanto caminado para nada..., definitivamente me desesperé así que busqué la taberna más cercana para beber algo.

No me costó mucho encontrarla ya que había una justo al lado del árbol, que claro, como para no verla con semejante rascacielos al lado. Entré de manera calmada en su interior, aunque ciertamente estaba a punto de saltar y si no me costó encontrar la taberna menos aún me costó tomar asiento en uno de las sillas largas frente a la barra para pedir una jarra de sake.

El tabernero, realmente amable me limpió la misma y me la sirvió, bebida que decidí consumir de una manera muy lenta, no tenía demasiado dinero y el sake era caro "esta es la vida del pobre...", pensé para mis adentros dando un ligero sorbo, antes de colocar la jarra en la mesa y mirar a mi alrededor, a la espera de encontrar a alguien con quien hablar.

Continué sujetando aquella manzana en mi mano sin darme apenas cuenta, seguro que era una imagen realmente estúpida para los demás, algo que despertó algunas risas en la taberna y yo, como siempre..., sin darme cuenta de quién se reían...

Me encontraba en Ohara desde hacía varios días, estaba dedicando algo de tiempo a los textos antiguos y a la bioingeniería. Hoy era uno de esos días en los que todo sale del revés y no conseguía descifrar unos textos de una civilización ya extinta ni llegaba a comprender gran parte de la información del libro básico de genética. Exasperado me levanté de la silla y baje hasta la recepción donde entregué el libro y los textos para que me los guardaran y salí en busca de una taberna y de cerveza fría.
La tarde estaba empezando y sol me deslumbró al darme directamente en la cara. Camine hasta el comienzo de las pequeñas casas con valla, luego gire a la derecha y tras tres casas más a la izquierda. En frente ahora tenía una de las pocas tabernas, esos eruditos casi ni las usaban. Estaba a la salida norte del pueblecito y te dejaban sacar la cerveza fuera para admirar el paisaje siempre que le devolvieras el vaso intacto.

Dentro estaba algo llena, como normalmente hice caso omiso de la gente del lugar y me acerque a la barra a pedir una buena jarra. Mientras me la servían vi un tipo algo extraño jugando con una manzana en las últimas. Me daba igual la verdad, recogí mi cerveza y salí por la puerta. Me senté al lado de la ventana con la jarra apoyada en el suelo a ver pasar las nubes. Mañana habría tormenta por como evolucionaban, lo mejor sería no zarpar en varios días.

Llegue a escuchar risas dentro de la taberna, seguramente por aquel tipo extraño y su manzana, una ráfaga de aire me alboroto el pelo, pronto el cielo se pondría gris de agua y el sol desaparecería varios días.

No permanecí mucho más tiempo en el interior de aquella taberna, ya que las risas me estaban poniendo nervioso. Pagué mi cuenta y la abandoné, pasé a través de la puerta dándole una fuerte patada que provocó que la misma chocase contra la pared exterior de la bonita pero a la vez simple edificación. El tabernero no tenía la culpa por lo que me sucedía pero necesitaba pagar mi frustración con algo o con alguien.

Caminé recto sin percatarme de que tras de mí había una persona, así que no lo tuve presente en cuanto lancé aquella manzana hacia atrás. Esta rodó en el aire y se precipitó hacia el interior de la jarra de cerveza, sí, había marcado una canasta perfecta, de espaldas, en un recipiente pequeño y además sin coscarse, pero, al escuchar el ruido y darse la vuelta no necesitó mucha percepción ni si quiera mirar su rostro para saber que la había liado y que aquel hombre estaría seguramente ahora igual de cabreado que él o peor.

Aparentemente no iba a decir nada a ese tipo, pensé en invitarle a una cerveza pero, ¿qué demonios?, no tenía dinero para gastarlo en un desconocido y mucho menos en uno con las pintas tan raras, así que permanecí en mi lugar mirándolo, aunque no pudo evitar que se me escapara una gran carcajada que además realicé señalando al pobre hombre, sí, definitivamente me estaba frustrando y creo que pagué la frustración con el menos indicado.

Antes de que pudiese decir una palabra hablé yo, no me interesaba para nada que me cantase las cuarenta así que, evidentemente me disculpé.

- Ojos pícaros, es culpa tuya por no saber parar la manzana en el aire y culpa de la ley de la gravedad, no me eches las culpas a mí que no sabía que estabas ahí.-

Aquello no era una buena disculpa y lo sabía, pero, era él quien se había puesto en medio de la trayectoria, mi pase tenía gran estilo.

De repente un portazo me saco de mi momento de relax, el tipo de la manzana salía hecho una furia de la taberna, que le podría haber hecho el tabernero para que pagara así con su pequeño edificio. La verdad es que pase un poco de aquel tío en ese momento, era mí momento. Si me lo encontraba más adelante y la puerta del local tenía algún daño le pediría amablemente que lo arreglara o pagara. De no ser marine en tal caso tendría un problema, a mí. Lo siguiente que pasó también hubiera sido pasable con otra cerveza, pues lanzó su manzana justo dentro la mía. Por suerte no se rompió la jarra. Lo que colmó el vaso fue su comentario siguiente y el tono que usó.

-Ojos pícaros, es culpa tuya por no saber parar la manzana en el aire y culpa de la ley de la gravedad, no me eches las culpas a mí que no sabía que estabas ahí.

Me levanté despacio del sitio, con cara seria y ojos más fríos que el hielo mire a aquel, no sé cómo llamarlo suavemente, corto de miras digamos.

-Vale que maltrates la pobre taberna, lo hubiera pasado, vale que me fastidies la cerveza,-Probé un poco de lo que quedaba y la escupí- sí la has fastidiado. Pero que encimas te mofes de mí y mis habilidades es imperdonable.-Saque las katanas lentamente, de momento no usaría la forma de cobra de una de ellas, ni forma hibrida.- Vamos a jugar los dos y cuando terminemos pagaras la puerta y una cerveza si quieres conservar esa cabeza que llevas sobre los hombros.

Escuché las palabras de aquel hombre prestando atención a cada una de ellas y en el fondo supe que le debía una disculpa, que, ¿por qué no se la daba?, una razón muy simple. Llevaba desde hacía un tiempo buscando un combate, un entretenimiento, necesitaba desahogarme y por último era demasiado orgulloso como para mostrar una disculpa.

Observé cómo desenfundaba con gran tranquilidad aquellas katanas lo que me hizo suspirar con bastante levedad, ciertamente era como había dicho, estaba muy motivado para el enfrentamiento pero en el fondo era un vago.

- Oye..., ¿es necesario combatir, tío...?-

Dije suspirando más pesadamente a la vez que flexionaba con levedad mis rodillas, retrocediendo una pierna hacia la retaguardia, mi pierna izquierda, la débil y di un paso hacia atrás. Analicé la situación detenidamente. Estábamos en mitad de una isla, en el centro de un pueblo, la marina había estado rondando aquellos días el mismo por lo que quizás detuviesen el enfrentamiento, "joder, vaya movida, ¿no?, de aquí a la cárcel...", pensé para mis adentros, comprendiendo que debía de enfrentarme a él y derrotarlo rápidamente, antes de ser avistado por la ley.

Por otro lado vi el estilo de combate de mi adversario, dos katanas, quizás eso supusiese un problema grande si sabía utilizarlas, claro. Mi don era el kendo así que desviar los movimientos era mi base, bloquear los demasiado tensos como para desviarlos y retroceder ante lo imposible, quizás tendría que jugar a cansar al adversario cosa que, con el cabreo que llevaba encima quizás sería fácil. Debía de mantener la cabeza serena y pensar muy bien mis ataques.

Supuso que la persona sabía manejar las katanas, dado que no las llevaría de decoración, además de una simple cuestión, las desenfundó ante la primera provocación algo que indicaba que él estaba muy seguro de sus movimientos, aun así, viendo lo sucedido el anterior día en el mercado no sabría si él realmente sería poderoso. Aquel hombre con el que se topó era fuerte, grande y portaba un mandoble pero no tenía apenas técnica con él.

Me percaté de que él había desenfundado con lentitud sus armas y no había atacado a la primera por lo que o bien esperaba que yo atacase primero o sencillamente no estaba tan nervioso como parecía, así que con las piernas posicionadas con anterioridad, por si trataba de cargar mientras yo desenfundaba con gran rapidez mi gloriosa pero a la vez simple katana. La mano derecha estaba situada en la zona superior de la misma mientras que la izquierda reposaba en la zona trasera dejando un buen hueco en el centro. Bajé la zona trasera de la misma hacia mi ombligo y alineé la hoja de la katana a la zona de su nariz y entre sus ojos, o al menos así quedaba alineada ante mi visión.

Respiré con tranquilidad y entrecerré los ojos durante un segundo para luego abrirlos más concentrado, estaba a una distancia bastante prudente, por lo que mi último movimiento fue alzar con mucha levedad la puntera de el pie que tenía una posición delantera mientras que ascendía el talón del pie que tenía la posición trasera, todo para aumentar el impulso, mis músculos estaban muy relajados, tal y como deseaba que estuviesen, esperando el movimiento del enemigo.

Atacar yo primero sería un error bastante grande que no estaba dispuesto a correr y aquello estaba grabado de manera firme en mi cabeza.

A pesar del cabreo mis años de práctica me habían enseñado que pelear con furia no era bueno, las palizas de mi maestro lo atestiguaban. Además lanzarme contra alguien aun desarmado no era honorable.

- Oye..., ¿es necesario combatir, tío...?-Lo escuche farfullar, no le hice caso ya estaba concentrándome para luchar con él.

Lo vi colocar los pies, uno por delante del otro, y sacar su katana lentamente. Una sola arma, bien, conocía bien ese estilo ya que era mi principal forma de lucha antes de la zoan. No quería que aquello fuera muy rápido por eso usaría las dos katanas, no lo tenía tan avanzado como el de una katana pero me serviría. Pero llegado el momento podría guardar una de ellas y pelear con solo una. Si aun así me superaba podría entrar en forma hibrida y terminar con el con el estilo de ocho espadas. Con una media sonrisa me desplacé hacia la derecha pues detrás había campo para poder retroceder y no arrinconarme en caso de que fuera mejor que yo.

Me lancé a la carrera, mi velocidad muy superior a la de un humano gracias a la zoan y combinadas con la agilidad que el entrenamiento y el felino me concedían harían que mi avance en zigzag desconcertara a mi contrincante al no saber por dónde atacaría. Cuando llegué hasta el hice una finta hacia la izquierda mientras que rápidamente me giraba y agachaba para hacer un ataque a su rodilla izquierda que se encontraba flexionada con una de las katanas mientras que la otra la ponía en una posición de guardia alta para evitar que pudiera intentar cortarme la cabeza o el torso con su arma. Era un movimiento audaz y complicado, que solo con mi superior agilidad podía llevar a cabo. Esperaba que quitara la pierna o esto acabaría pronto. Pero no me gustaba quedarme con la guardia baja.

Me mantuve recto, mirándolo fijamente a los ojos ya que pensé que en ellos podría ver su movimiento, los instintos de un guerrero eran desplazarse hacia donde marcaba su vista, aunque tampoco se dejó guiar demasiado por ello.

Tensé ambos talones apoyándolos tan sólo en la zona frontal de mis pies y fui marcando un ritmo con mi pie frontal a medida que se iba acercando, girándome con levedad para continuar apuntando aquella katana hacia sus ojos, en cuanto vi que utilizaba una guardia baja adiviné que trataría de atacar de cintura hacia abajo por lo que yo también tomé la guardia baja, defendiéndome por la franja en la zona en la que venía principalmente.

Pensé en que trataría de incapacitarme y me esperaba cualquier tipo de finta ya que yo estaba posicionado en un buen terreno de defensa por lo que no sería buena idea atacarme de forma frontal, no tardé demasiado en percatarme por qué zona vendría el ataque, así que en cuanto lo tuve cerca y terminé de leer sus acciones respondí con una velocidad increíble y grandes reflejos, no superiores a los suyos pero la posición me daba privilegios de movimiento y el estar viéndolo desde hacía un buen rato.

Bajé la altura hasta colocarme de cuclillas y me impulsé con levedad hacia atrás para así ganar un poco más de tiempo. Cambié de zona de guardia protegiendo la que realmente atacaría. Él tenía una buena bonificación de velocidad pero yo podría utilizar el fuerte impulso de mis piernas para frenarle y atacarle, cosa que no tardé en hacer, haciendo de tope con mis piernas en el suelo. Supuse que el tener la otra arma le daría una segunda oportunidad de ataque, así que no quise darle demasiado tiempo para actuar por lo que una vez hecho aquello me impulsé con mis piernas y dejé que el ataque ascendiese por el filo enemigo haciendo de tope para que no dañase mi propia pierna. El ataque continuaría su recorrido gracias a mi impulso hasta llegar al guardamanos, entonces daría un leve toque con mi mano trasera para saltarlo y atravesar su guardia dejando el arma en el costado del oponente. En ese momento el impulso de los dos haría el trabajo de crear una herida, más grave o más leve, dependiendo de cuán pegado estuviese mi enemigo.

El secreto de esta defensa es frenar a mi oponente con el efecto de las piernas, cuando perdiese velocidad yo la ganaría haciendo fuerza con esta y deslizando mi katana por debajo. Dado que el ataque es mi rápido y que mi katana está en medio en todo momento lograría pasar al enemigo hasta llegar a la empuñadura, cuando él quedase en un punto muerto a la hora de atacarme (justo detrás mía) daría ese ligero toque para pasar debajo de su empuñadura, deslizar el arma bajo sus brazos y antebrazos y el filo de la hoja se posaría justo en la zona de las costillas.

En cuanto aquel ataque impactase o no contra su zona de las costillas el impulso me mandaría disparado hacia el frente, lo suficiente como para alejarme de él, darme la vuelta rápidamente y tomar una posición de guardia baja con una defensa en mi lado derecho, de nuevo en cuclillas.

Pareció que no llegué a engañarlo pues se impulsó hacia atrás, dejando que mi ataque recorriera su katana. Parecía que era mejor de lo que pensaba, tendría que tomarlo más enserio. Su siguiente movimiento fue impulsarse con una mano para saltarme y a la vez intentar cortarme el costado haciendo que su katana recorriera la mía para seguir hasta las costillas. Tuve que bajar con rapidez la katana izquierda para bloquear la suya a la altura de la guardia de mano de la katana derecha. Aquello me desequilibro y tuve que rodar por el suelo unos metros, apartándome de él. Mientras mi enemigo avanzaba un poco hacia delante y se giraba rápidamente.

Me puse en pie, no volvería a dejarle hacer eso. Me acerque tranquilamente con las katanas en guardia, una baja y otra alta. Cuando llegue a su altura me dispuse a atosigarlo hasta que cometiera un error. Descargue primero la katana izquierda, luego la derecha, en principio las dos hacia su katana siempre. Lo tendría ocupado y lo cansaría, luego sería fácil. Mi velocidad además ayudaba a encadenar los golpes a bastante ritmo. No quería matarle, pero no saldría sin heridas por arrogante. Y si por alguno motivo lograba sobreponerse, siempre podría saltar hacia atrás ahora que estaba de pies, o parar con la katana que volvía.

Observé el cómo mi oponente se acercaba peligrosamente hacia a mí, aunque esta vez parecía caminar erguido, me pareció muy extraño que optase por tomar guardias diferentes con cada mano pero tampoco conocía demasiado sobre aquel estilo de lucha como para juzgarle.

Así que sin más tomó una guardia alta, pensé en defenderme antes de la guardia alta que de la guardia baja, así que me preparé. El enemigo llegó a mí con velocidad y comenzó a descargar una fiesta de golpes contra mí katana, no entendía la funcionalidad de aquello aunque supuse que debilitaría mi guardia y agarre para golpear fuertemente en un
punto muerto. Poseía una gran velocidad como cabía demostrar, lo que de cierta forma me echaba para atrás, estaba en un gran dilema.

Mi respuesta fue bastante clara, bloqueaba los ataques que me venían desde el perfil alto y retrocedía terreno. Daba gracias a encontrarme en un terreno bastante amplio pues de otra manera habría tenido un serio problema, esperé a que sus ataques comenzasen a adquirir un orden, o al menos que tuviesen más significado para así tratar una estrategia, desgraciadamente para su enemigo, él estaba bastante acostumbrado a combatir de aquella forma.

No tardé mucho en percatarme del dilema que tenía encima, por lo que con bastante astucia pasé a la forma híbrida de mi cuerpo, sino hacía algo terminaría acorralándome.

Di un gran salto hacia atrás y en ese momento mi cuerpo comenzó a hincharse a una velocidad increíble, mis piernas se hincharon en gran manera y estas fueron recubiertas de una piel endurecida como el cuero de un toro bastante resistente a los cortes, también adquirió tonalidades negras; mis pies pasaron a ser pezuñas negras y muy resistentes; de mis posaderas nació una cola no muy larga y fina también de color negro y peluda; mis brazos se hincharon y se llenaron de fuertes músculos como también mi pecho y mi espalda y de mi cabeza nacieron dos largos cuernos. Mis ojos continuaron siendo de aquel tono amarillento y por último, mis brazos adquirieron la misma tonalidad oscura que las piernas, aunque la misma finalizaba en los antebrazos y en la cintura siendo las demás partes del cuerpo de un tono moreno - humano pero no negro y no adquiriendo tanta resistencia como lo demás. La altura varió de 1 metro y 67 centímetros a 2 metros y 20 y el peso de 60 kilogramos varió hasta los 250, sí, todo era músculos.

Salté hacia atrás intentando esquivar todos los movimientos y bloquear los de la guardia superior para así protegerme hasta que la propia transformación hubiese terminado, comenzando ésta desde las piernas hacia arriba, ciertamente, parecía más un demonio en forma híbrida que un toro.

Estaba consiguiendo hacerle retroceder, mi estrategia parecía estar funcionando y pronto terminarían sus brazos doloridos y cansados. Hasta el punto de no poder sostener la katana, ni siquiera una manzana. Mi furia aumento al pensar en la manzana, pero un salto hacia atrás de mi oponente me sorprendió. Debía estar preparando algo por lo que yo también di un salto hacia atrás y deje atacar, aunque me mantuve concentrado en él. Al parecer era un usuario también, esperaría a ver en que se trasformaba. Empezó desde los pies, que pasaron a pezuñas, luego musculadas piernas con pelo, un rabo con un penacho al final, luego el tórax se hinchó, los brazos también adquiriendo un tono negruzco hasta el antebrazo y al fin unos cuernos en la cabeza. Mi oponente ahora mediría dos metros y medio y su fuerza debía de haber aumentado bastante viendo esos pedazos de músculos. Si yo hubiera sido una persona normal me hubiera muerto de miedo, pero sabiendo de donde sacaba sus poderes simplemente me centré un poco más.

Pensando en tener siempre una ruta para esquivar los potentes ataques que debía de dar ahora aquella bestia salte hacia delante, lo engañaría, aseste una cadena de golpes como antes, solo que ahora tras un par deje una de las katanas empujando la suya y lance un tajo hacia su cadera, tras el cual giraría sobre mí mismo para intentar ponerme en su espalda. Quería comprobar su nueva agilidad y velocidad.

Una vez hube tomado por completo mi aspecto híbrido volví a tomar la posición de kendo, supuso que sería extraño ver a un ser tan grande y a la vez tan pesado manejar ese estilo de combate pero ciertamente, le daba igual.

No vio ningún tipo de sorpresa en su adversario lo que en verdad le sorprendió a él, pero, si eso era así le hacía saber un poco más sobre aquel extraño. No sospechaba que él tuviese una pero sí sospechaba que no sería su primer enfrentamiento contra alguien que poseyese una akuma no mi.

En cuanto lo vi saltar hacia a mí supe que intentaría hacer lo mismo que antes solo que esta vez no tendría efecto, antes no tenía la fuerza ni la velocidad para sobrepasar aquello, ahora, sencillamente me antepuse a sus movimientos. Nada más caer al suelo di un impulso con una velocidad increíble incluso muy superior a la que había puesto su adversario con anterioridad ya que había empleado aquella gran cantidad de fuerza que poseían sus piernas junto con la de sus brazos.

Él, como una gran masa de fuerza y velocidad impactó contra las katanas de su oponente que si era capaz de resistir dos toneladas y media de impulso puestos hacia el frente sería capaz de bloquear su movimiento, sino saldría volando desde aquella posición hacia atrás, ni si quiera sería capaz de desviar su ataque con aquel impulso dado que todo el cuerpo impulsaba a la katana. Continuó el movimiento tras emprender aquel ataque como si fuese una embestida, seguiría a su objetivo corriendo con la katana en alto, aunque en guardia por si él trataba de atacarle, la velocidad era bastante por lo que prácticamente escapar era un sueño.

Me sorprendió al lanzarse contra mí con una velocidad inusitada, no quería comprobar como de fuerte era aquel impacto. Me balanceé hacia la izquierda, cogiendo impulso para hacer un salto hacia la derecha durante el cual descargaría un golpe con la katana derecha hacia el toro, no sabría si daría, o donde daría. Puede que mi propio impulso me llevará más allá del toro antes de que pudiera golpearle pero poco a poco descubría más de su lucha lo que al final le costaría caro. Un espadachín no se basa en fuerza si no en habilidad, si no contralas la espada no tienes nada.

Cuando mi cuerpo iba hacia la derecha después de haberse inclinado a la izquierda en carrera, me impulse con la pierna izquierda dejando la derecha girar libremente. Caí sobre el suelo dando una voltereta, y guarde una de las katanas. Después me gire para ver si había conseguido darle a mi objetivo o había fallado. A partir de ahora estaría más pendiente de sus impulsos, no le volvería a dejar intentarlo. Observé como se desenvolvía tras la carga. Y me prepare mentalmente, si no dejaba que apoyara las dos patas para el impulso no sería tan rápido y mi agilidad era claramente superior, además ahora tenía mucho más donde apuntar y el mucho más que defender. De nuevo empecé a caminar tranquilamente hacia él.

Observé cómo aquel hombre esquivaba mi movimiento con una gran habilidad, algo que me llamó la atención pero pude ver reojo aquel ataque que paré con la katana justo antes de colocar la pierna y frenarme tras un pequeño derrape. Suspiré con fuerza y me giré para así clavar mi mirada en la suya. No tardé más de unos segundos en perder completamente la transformación.

Hubo un motivo principal por lo que volví a transformarme en humano, y era el cansancio. Había comprobado que aquel tipo podía esquivar mis ataques con gran habilidad y como no estaba muy acostumbrado a adoptar mis transformaciones estas acabarían por completo con mi energía antes de poder hacer nada.

Esperé a su corto avance sin titubear y entonces reaccioné, comencé a correr en línea recta avanzando en posición, solo que utilizaría una técnica diferente, no era tan bueno como él pero esperaba que aquel amago surtiese efecto.

Corrí hacia su derecha y solté con una de mis manos la katana, extrayendo algo de mi bolsillo, sí, se trataba de una manzana. Esperé hasta estar alineado con él pero a la vez alejado e hice un lanzamiento directo desde aquella posición y rápidamente tomé el impulso y me alejé de aquella posición decidiendo atacar por el centro, sostuve el arma con ambas manos y la alcé por encima de mi propia cabeza cargando la fuerza en el hombro derecho.

Sino prestaba atención a la manzana ésta le daría en la cara uno o dos segundos después antes del golpe, si en cambio le prestaba atención rompería su guardia y no podría responder con gran eficacia a aquel movimiento. Una vez en la distancia prudente descargó el ataque directamente contra él, iba directamente hacia la cabeza, quizás aquel ataque fuese un tanto mucho arriesgado, pero siempre tendría la posibilidad de retroceder para evitar uno de sus contra-ataques. Había que destacar que aquel ataque era uno especial del kendo que ejercía mucha más fuerza de lo normal, por lo que podría pararlo pero no sin dificultad y seguramente le costaría desviar o parar el segundo que vendría.

En cuanto mi ataque fuese respondido por el enemigo respondería con un rápido ataque hacia el cuello.

El toro se frenó con bastante facilidad tras parar mi ataque. Casi nada más parar perdió su forma hibrida. La verdad es que me sorprendió que la dejara, pero bueno era su elección. Lo que me extraño es que no dejaba de mirarme mientras lo hacía. Cuando empecé a andar el empezó a correr, cosa que me sorprendió, hasta ahora no había mostrado la iniciativa. Por eso motivo me detuve y espere a ver sus movimientos.

Se dirigió hacia mi derecha, pensaría que era mi mano débil acaso, bueno era igual pues con un pequeño paso me coloque de tal manera que avanzara hacia mi hombro izquierdo si seguía la trayectoria actual. Le vi meterse una mano en el bolsillo para luego lanzarme una manzana, ¡UNA MANZANA¡ no había sido suficiente con la otra que ahora lo hacía en medio de un combate, aquello me exaspero, y mucho.

Mis rasgos empezaron a cambiar rápidamente, mis ojos cambiaron a los de felino, mi mandíbula salió un poco hacia delante, me crecieron los dientes y el pelo por todo el cuerpo. Mis brazos se estiraron un poco y la musculatura se ajustó. Las manos pasaron a garras con afiladas uñas y las piernas aumentaron la su musculatura. Mis pies crecieron y adquirieron garras igualmente, normalmente me quitaba las botas pero ahora estaba cabreado, y mucho.

Cogí la manzana con la boca y la aplasté, había dejado caer la katana al suelo, no la necesitaría. Seguí al tipo con la mirada para cuando se lanzó por mí parar su ataque con las garras. Tras ello solté la mano izquierda que lance directamente contra su abdomen mientras con la derecha sujetaba la katana de mi adversario con las uñas.

No pensaba usar la forma hibrida pero la manzana sacó lo peor de mí y ahora sí que debía temer por su vida aquel pobre chico.

Aquel hombre había desatado la tormenta por lo que me obligó a transformarme a mí también. Frente a sus ojos se formó en unos pocos segundos lo que era aquel extraño hombre-toro de nuevo en su forma híbrida pero no pudo parar aquella garra que lo dañó de gravedad. La furia lo estaba poseyendo, no sabía qué hacer, aquel hombre le habría sorprendido pese a sospechar que poseía una akuma, era la primera que veía en su vida a parte de la suya propia.

Mis ojos se oscurecieron y un color rojo los invadió, la akuma no mi me estaba dominando ya que no tenía demasiado control sobre ella y aquello era malo más que para mi enemigo para mí. Descuide por completo la defensa y me abalancé sobre él intentando agarrar su mano izquierda que me estaba dañando, si lo lograba coger tiraría de él con mi gran fuerza para pegarlo a mí y buscaría asestar tres puñetazos contra el rostro de mi contrincante.

Desprendí un rugido mientras hacia aquello y resoplé con fuerza, mis brazos yacían protegidos por el cuero natural pero la zona que había dañado no poseía la misma protección.

Si en cambio él lograba escapar de mi agarre me lanzaría contra él corriendo, buscaría embestirle con los cuernos y golpearle con mis puños en el pecho para tirarlo al suelo.

El chaval volvió a pasar a su forma hibrida, pero algo había cambiado, ahora sus ojos cambiaron a rojo. Sería que antes no usaba todo su potencial y ahora sí, mejor así no me sentiré por machacarlo. Además, parecía haber dejado las guardias de lado pues mi golpe dio sin problemas provocando una buena herida.

Tras eso intento agarrarme la zarpa, y el brazo, cosa que esquivé hacia mi derecha mientras soltaba la katana del toro. Pero el animal bufó con fuerza y cargo contra mí con los cuernos por delante, eso no me lo esperaba y me araño el brazo izquierdo, que era el más atrasado.

El dolor producido por el corte cada vez que lo movía era bastante, aún así no podía a lamerme las heridas, debía contraatacar. Saltando hacia su espalda intente clavar las garras izquierdas en su brazo mientras intentaba gracias a mi agilidad mantenerme en el flanco dando cortes con las garras en su costado.

Aquello no tuvo gran efectividad con él, que pese a estar cegado tenía el sentido de un animal, cuando intentó engancharse en su brazo giró el cuerpo a gran velocidad lanzando un golpe con el reverso del brazo directo hacia su oponente. Sí, su furia lo había poseído y lo que había perdido de defensa lo había ganado en agilidad y en fuerza.

Independientemente de si le daba o no el enganche ya no iba a ser posible por la brusquedad de mi movimiento y que me giré por completo, por lo que de nuevo me abalanzaría sobre él con un rugido, buscando embestirle de nuevo con mis cuernos y tratar de agarrarlo del torso, estaba muy furioso y se notaba que en ese momento no estaba cuerdo. Continué respirando con gran fuerza por mis narices, cada vez de una manera más fuerte.

No parecía dispuesto a perder aquel combate y se notaba, combatía con una fuerza y una furia muy propias de un Bégimo aunque era muy inferior a él, aunque mis movimientos eran demasiado alocados y enérgicos.

El toro me lanzó un puñetazo con la otra mano cuando intente agarrarle del brazo. El puñetazo junto al movimiento hicieron que tuviera que soltarlo, por un momento me quede sin aliento por golpe. Por suerte mi complexión felina me ayudo a que no fuera más allá de unas contusiones en el torso. Me puse a cuatro patas esperando que volviera a embestir, parecía que estaba fuera de sí lo que me ayudaba bastante.

Cuando cargo contra mi espere hasta el último segundo, y ayudado por su impulso y girando hacia la derecha me subí a su espalda, una vez en ella intente clavar las garras en los hombros. Mi intención era que no pudiera hacer que perdiera fuerza a causa de las lesiones. Ya no era cuestión de una rencilla, debía pararlo para que no hiciera daño a la gente del lugar. Como posiblemente pudiera pasar si me ganaba.

A pesar de toda la fuerza que tenía el toro parecía que su resistencia no era tal, cada vez jadeaba más, lo que me dio una idea, si conseguía mantenerme encima suyo lo suficiente quizá volviera a su forma normal, y entonces decidiría que hacer con él.

Finalicé aquello de una manera más que extraña. Noté cómo aquel indeseable se subía en mi espalda pero..., yo estaba demasiado cansado, mis movimientos eran cada vez más lentos aunque aún había fuerza, pese a todo no mostraba mi debilidad ante el enemigo, mi instinto me ordenaba algo, matar. Matar debía hacer, matar me haría sentirme seguro.

Aquel depredador creía poder conmigo pero, yo sabía que podía con él, mis instintos eran claros. Sentía un gran dolor en mis hombros, un dolor que era aliviado por la frenesí, mi respiración era demasiado fuerte, no podría aguantar demasiado así que no esperé más, deslicé mis brazos hacia la espalda con gran velocidad y traté de agarrar sus brazos, sospeché que ésto no le importaría y para creer que me tenía di un salto y me erguí.

Me movía en círculos desesperado con mis manos puestas sobre las suyas si no se había soltado, cosa que dudaba tras haberse esforzado tanto en llegar hasta ahí. Me moví en círculos cual animal atormentado y acorralado, aunque en el fondo era una serpiente esperando ser mordida para reaccionar.

Parecía que no lograba alcanzar a mi presa, movía las manos pero no parecía llegar y no tenía fuerza, hasta que de pronto usé toda mi fuerza, la moví con gran agilidad y traté de agarrar con fuerzas ambas manos, ese movimiento si aún permanecía en mis hombros sería básicamente imposible de esquivar. Mi objetivo estaría enganchado con sus garras por lo que eso ya añadía tiempo, una acción inesperada y mi agarre.

Finalmente me dejé caer de espaldas, sí, él sentiría sobre su propio cuerpo mas la caída doscientos cincuenta kilos que sin duda pensé que lo dejarían K.O y allí cedería yo y quedaría inconsciente de cansancio.

Por otro lado, si se bajaba en cuando yo me incorporase, seguiría moviéndome lentamente, mirándolo en círculos, conservando la poca energía que me quedase, clavando mis ojos rojizos en los de mi adversario. Estaba en frenesí pero no quería desperdiciar como animal mi última energía de manera estúpida.

Mi plan de impedir que no pudiera mover los brazos no salió como esperaba y toro consiguió poner una de sus manos sobre una de las mías. Por suerte pude librar la otra, pero ahora había quedado en una mala posición. Clave las garras de la pata derecha en la cintura del bicho mientras que subí la pata izquierda más sobre su espalda y con la mano izquierda daba zarpazos a su mano que intentaba cogerme.

Llegado un momento dio un saltó, aquello me pilló por sorpresa y perdí el equilibrio resbalando de su espalda, justo en ese momento el toro calló de espaldas. Por suerte solo tenía uno de los brazos cogidos y pude caer fuera de él. Pero la posición de los dos era mala, yo tenía una mano atrapada y él estaba tumbado.

De un salto me incorpore y clave las garras en el brazo que me aprisionaba la mano, si no la soltaba pasaría a zonas más sensibles como los tendones. Aunque prefería evitarle daños a largo plazo pues si aprendía a controlarse sería un gran miembro de la banda, a la que pensaba invitarle sino me obligaba a matarle claro.

Estaba ya inconsciente por el cansancio de mantener durante tanto tiempo la akuma activa y la frenesí, así que cuando quiso retirar el brazo dado que no lo había aplastado de lleno pudo apartarlo con tranquilidad, no me movía, había cerrado los ojos y poco a poco estaba adquiriendo la forma humana, pero pese a todo mostraba una sonrisa.

Mis brazos estaban extendidos al igual que mis piernas y de mi cuerpo brotaba cierto hilo de sangre de varias zonas afectadas por el combate, en el abdomen me quedaría una cicatriz así como en los hombros pero más reconocible y grande la primera que las demás, sino era tratado cuanto antes muy probablemente muriese desangrado.

Por fin había acabado todo, el chico volvía a su forma humana. Yo también volví a la mía, recogí mis armas y la de mi oponente y lo lleve a un lugar donde lo curaran, sus heridas parecían de un animal salvaje por lo que no me fue difícil que lo aceptaran en el primer sitio al que fuimos. Una vez atendidos me lo lleve de vuelta a la taberna donde cuando despertara podría pagarme una cerveza y le diría de unirse a Sons of Anarchi a condición de mejorar su control sobre la fruta si quería usarla.

Puede que Rose me matara por ello pero con lo escasos que andábamos de gente lo más seguro es que aceptase al chico encantada. Lo peor que podía pasar era que lo pusiera a mi cuidado, y la verdad es que sería malo para el no para mí, y me reí para mis adentros. Ya imaginaba al pobre fregando la cubierta mientras yo vagueaba en el mástil tumbado.