[Rol Moderado - Nivel 5] Extraña criatura en el pantano [Moderado para Alex]

Alex suspiró, y se crujió los nudillos mientras sentía las auras de los demás acercarse a él poco a poco. La gente en la aldea moría poco a poco, hasta que sus fuerzas acababan por consumirse y sus auras desaparecían. Alex esperó a que los hombres de Stein apareciesen, y nada más ver al primero, dijo:

- ¡Tú! ¡sí, tú! Ven y ayúdame a trasplantar este espécimen a mi barco. Stein ha muerto, y ahora tengo que cargar con esta planta -el doctor se encogió de hombros-. Parece tener un mínimo de inteligencia, así que si le digo que me estáis ayudando no os comerá. Creo que si investigo esta planta puedo llegar a descubrir una cura para el mal de esta isla.

Luego, empezó a caminar hacia la planta y le dijo, en un medio susurro para evitar que los hombres de Stein lo escuchasen:

- Cuando estemos en mi barco, puedes comerte a un par de estos desgraciados.

Alex observa con cierta incredulidad a los hombres de Stein, que parecen trabajar eficientemente transplantando la enorme monstruosidad vegetal y metiéndola en la improvisada maceta.

- Bien hecho, hombres. -el médico se pregunta si serán útiles como ayudantes. Parecen bastante contentos de no tener que servir a Stein. Puede que hasta sea una buena idea no matarlos... aún.

El trayecto de vuelta hacia la aldea, y posteriormente hasta el barco, se hace corto, con Alex impaciente por llegar a su navío. Quiere investigar cuanto antes la extraña planta, y cuando al suben al barco, reparte unas órdenes sencillas:

- Bien, bien... -el joven se cruje los nudillos-. Coged todo lo que haya de valor en el barco de Stein, y traédmelo. Después, espero que podáis seguirme hasta la siguiente isla en el barco ese. -señala la embarcación del difunto Stein.

Mientras espera a que los hombres cumplan sus órdenes, el médico se acerca a la planta en la cubierta del barco y le murmura:

- Tal vez tengas que esperar un poco para comer, pero tranquila... por suerte, aún tengo un par de sujetos de experimentación recién estrenados. Podrás alimentarte a gusto en el viaje. -el médico entra en su pequeño barco y desciende hasta su laboratorio, donde aún hay un cuerpo en una de las camillas que usa. Es un hombre joven y de tez pálida. Parecería vivo, de no ser porque tiene las tripas por fuera y parece haber perdido demasiada sangre. El doctor corta una de las manos con un serrucho y sube a cubierta, donde se la lanza a la planta antes de que sus nuevos ayudantes regresen.

- Bueno, bueno, bueno... -dijo el doctor mientras se coloca un par de guantes de látex-. Veamos que clase de maravillas biológicas tienes para mostrarme... -el doctor se acercó a un cajón de donde sacó una pequeña mascarilla de gas para evitar posibles molestias con esporas o venenos inhalados. Una simple precaución, por si acaso.

Tras colocarse todo el equipo de experimentación, el hombre se acercó con lentitud al enorme tiesto y empezó a observar de cerca la anatomía de la planta. Sin duda, un verdadero monstruo vegetal.

- Y dime... ¿qué clase de maravillas posees? -preguntó el doctor, mientras se acercaba al tallo de la planta, buscando por sus hojas, para posteriormente ir ascendiendo hasta la babosa boca del ser, buscando algo que le indicase qué tenía de especial aquella nueva especie. Bueno, aparte de que devoraba gente que daba gusto y que parecía ser capaz de comunicarse con él.

El científico tenía pensado pasarse las siguientes horas revisando la planta. Sacó unas empanadillas de su pequeña despensa y se dispuso a proseguir su importante investigación.