Los revolucionaros y la zona cero (Alwyn y Nostariel)

Me encontraba en la ciudad principal de la isla, alojada en una taberna de aspecto lamentable, pero era la mejor forma de enterarse de los cotilleos. Si quería ser una buena cazadora de recompensas lo primero que debía hacer era aprender cosas sobre mis presas. En la isla no había demasiados fugitivo, piratas o revolucionarios al menos en la parte que yo conocía. Pero por lo que estaba escuchando en la taberna corrían rumores de un grupo de revolucionarios asentados en el páramo eléctrico, cerca de la zona cero. Debían ser grandes guerreros para acampar en aquella zona, pero si eran infractores de las leyes deberían pagar por ello.

A la mañana siguiente me levante temprano para investigar por más tabernas, a ver si podía confirmar el rumor y enterarme de más cosas. Esta hora era de la mejores pues los más borrachos estaban regresando a casa y una bebida gratis hacia que las lenguas se soltaran de buena manera. Pude confirmar que se había visto a un grupo de hombres extranjeros viajar en la dirección en la que se suponía estaban acampados. También me entere que a la ciudad estaban llegando más extranjeros ahora que la niebla había escampado, durante un par de días mercaderes y todo tipo de extranjeros llegarían a la ciudad.

Decidí trasladarme a una taberna con vistas hacia la zona por la que se suponía debían partir los refuerzos de aquellos criminales de llegarles. Si no cuando la niebla volviera partiría hacia la zona indicada en busca de aquella gente, para lo cual debía preparar mis armas para no atraer los rayos como les había pasado a muchos guerreros.

No fue fácil llegar hasta mi destino, aquella isla se encontraba oculta por la niebla casi todo el mes, e intentar acceder a ella sin ver era un suicidio normalmente. Cuando al fin la niebla se levantó sabíamos que apenas teníamos dos días para llegar a ella, nuestro informante dentro de ella nos aseguró que desde la isla donde estábamos se tardaba menos de un día. Esperaba que fuera verdad aquello, ya que si no la misión se vería en cierto peligro.

El informante tenía razón, y en un día llegamos a uno de los puertos, al fondo tras la ciudad se veía una tormenta eléctrica, no solucionábamos un problema cuando ya teníamos otro encima. Dejando eso de lado me dirigí hacia la taberna en la que había quedado con el informante, esta no era muy glamurosa, pero tampoco era un tugurio. La joven chica de tez blanca y cabello azul me dio los detalles. Al parecer un grupo revolucionario, de ideas más radicales si cabe, se había asentado cerca de una zona permanentemente helada de la isla conocida como “zona cero”.

Tras los preparativos para una zona tan extrema, y a la vez tan perfecta para mí, nos pusimos en marcha al atardecer. Solo íbamos la informante y yo y ella me dejaría cuando llegáramos al camino que llevaba directo a esa zona. El páramo por el que caminábamos ahora era azotado continuamente por rayos, los habitantes lo único que hacían para prevenirlos era envolver las cosas metálicas en una especie de gasa, y parecía ser realmente efectiva. Una vez en el camino me despedí de la joven, dándole las gracias y la gratificación por sus servicios.

Durante una de la vigilancias vi como dos mujeres salían de la villa en dirección a la zona, pero no por el camino principal si no a través del páramo. Una de ellas llevaba el pelo azul al aire, mientras que la otra pelirroja llevaba una armadura, una mochila bastante grande y algo envuelto en gasa de la que usamos habitualmente para proteger cosas metálicas y no atraer rayos. Aquello me hizo sospechar y decidí seguirlas, recogí todo el equipo, que ya estaba listo por si algo así pasaba y partí.

Apenas tarde 10 minutos en bajar y salir de la ciudad pero las mujeres habían avanzado bastante, por suerte para mí el páramo no es que tuviera buenos sitios donde esconderse. Iba con una capa de viaje verduzca, propia de mi tribu, que aunque no resultara útil para el camuflaje, sí que me servía para ocultar las armas. Esperaba que al menos una de las dos fuera de la isla y al reconocer mi indumentaria no sospechara, ya que hay en un punto donde el bosque infinito y la zona cero confluyen.

Durante el trayecto pude observar los movimientos de las dos y como se movían, como un cazador observa sus presas en busca de debilidades. La del pelo rojo caminaba segura, con determinación, pero la otra parecía más insegura, vacilante. Cuando llegamos al camino las dos se pararon, y la pelirroja paso algo a la peli azul, no sabría adivinar que era, pero esta se volvió. Si seguía la misma ruta nos cruzaríamos, podría pararla e interrogarla, pero si quería averiguar algo del campamento o base o lo que fuera debía seguir a la otra.

Cuando nos cruzamos la joven me saludo, por suerte esta debía ser la que pertenecía a la isla. Le devolví el saludo y continue, hasta llegar al camino. La otra joven me sacaba menos ventaja que antes y si era extranjera quizás durante la noche pudiera ofrecerle mi ayuda en aquel desolado paramo y ganarme un poco su confianza, sin duda aquello me sería de gran ayuda.

Cuando mi contacto me dejó seguí el camino que me había indicado, era bastante recto y llano aunque tenía en varios lugares piedras de bastante tamaño a los lados. Una de las veces que mire a hacia atrás vi como mi contacto saludaba a alguien envuelto en una capa verde. Un rayo ilumino todo, la capa parecía tener motivos boscosos y por lo que sabía de la isla esta tenía un gran bosque. Quizás fuera buena idea tenerla cerca en el viaje, si es que coincidían en la dirección en que viajaban.

Mientras pensaba en esto seguí mi viaje hacia la llamada zona cero, hasta que llegara allí dependía de los víveres que había traído y en que las instrucciones de la joven fueran correctas. Esta chica había trabajado antes con el CP sin dar ningún problema, claro las otras veces había entregado piratas y no revolucionarios. El camino cada vez se veía menos, el lugar de noche resultaba bastante fantasmagórico, con los rayos cayendo de forma aleatoria.

Acampe a un lado del camino, encendí una pequeña fogata para calentar un poco la comida y protegerme algo del frio. Casi toda la comida que había traído era cecina ahumada, que aunque la calentaras seguía sabiendo para mi gusto, bastante insípida. Preparé el saco de dormir, por lo que sabía no había predadores cerca asique solo debía preocuparme de los viajeros.

Seguía a aquella chica por el camino, bueno a simple vista éramos dos viajeras que una habría salido antes que la otra o era algo más rápida. La otra joven parecía muy segura de sí misma y de las indicaciones que su compañera le habría dado. Cuando comenzó a caer la noche la otra joven se para a un lado del camino, encendiendo un fuego. Eso me ayudaría a tenerla a la vista toda la noche, yo por el contrario avance un poco más que ella adelantándola por algunos metros.

No prepare fuego cuando pare, la comida que tenía en la mochila, conservada en sal no necesitaba ser calentada, y no habiendo depredadores cerca no sería necesario. Las temperaturas resultaban algo más bajas que en el bosque infinito, pero no era necesario, la capa de viaje la mantendría caliente junto con sus otras prendas de vestir. No tenía demasiado sueño por lo que me quede mirando las estrellas largo rato.

Por la mañana me desperté temprano, esperando adelantarme a la joven y esta jornada llevarle algo de ventaja. De ese modo no le daría pie a pensar que iba detrás de ella por algo que no fuera mi viaje. Estaba apenas a unas decenas de metros del lugar donde acampamos cuando en una mirada atrás pude ver como la joven se empezaba a levantar.

Al principio no pude pegar ojo, la preocupación por si había peligros en aquel lugar me mantenía en vela. Pero pude ver a aquella joven de capa verde pararse algo más adelante, cenar y dormirse sin encender ni siquiera un fuego. Eso podía significar que no había animales allí, cosas que resultaba lógica, y que los caminos solían ser seguros si se ponía a dormir sin tomar precauciones. La fabulosa visión que me otorgaban los ojos de la lechuza me permitían ver todo a mucha distancia alrededor ya que era un páramo liso. Finalmente me caí rendida t me dormí.

Por la mañana cuando desperté la otra joven ya había salido, y me sacaba algunas decenas de metros de ventaja más o menos. Desayune más cecina esta vez fría y seguí el camino, tenía la esperanza de alcanzar a la chica para preguntarle por la zona y los peligros de esta y la zona cero. La joven era rápida, y parecía estar en bastante buena forma, me costaría cogerla. Aún así no desvelaría de momento mi fruta, con ella sería fácil alcanzarla, pero también que me alcanzara un rayo en pleno vuelo.

Durante todo el día fue recortando distancias, aun así no la suficiente para alcanzarla. Pero esto cambio cuando la noche calló, pues después de que ella parara yo seguí caminando gracias a mi vista de Búho. Una vez a su altura me coloque enfrente y encendí el fuego, después de calentar la cecina y demás le ofrecí un poco a la joven.

El plan estaba dando resultados, durante la mañana pudo ver que la otra joven venía detrás y le costaba alcanzarla. Durante este día me centre más en saber por dónde iba, ya que esta zona de la isla no la conocía demasiado bien. Conocía más el centro de la misma, el bosque y el infierno, a la zona zero aún no me había acercado nunca. La zona no parecía muy diferente del resto del páramo, una extensión lisa, sin apenas plantas y sin animales visibles. No debía de quedar más de una jornada hasta la zona zero y esto se empezaba a notar en las temperaturas.

Al caer la noche me pre a un lado del camino, al igual que la noche anterior no encendí fuego ni hoguera, pues no la necesitaba. No sabía a ciencia cierta por donde estaría aquella joven, hasta que la pude escuchar enfrente y encendió la hoguera. Me sorprendió que pudiera caminar de noche hasta alcanzarme por aquel camino, a pesar de la iluminación intermitente de los relámpagos. Su intención podría ser la de alcánzame ya que hizo el fuego justo enfrente, no me molestaba demasiado la verdad, pero me sorprendió.

La joven me ofreció un poco de su comida, a la que llamó cecina. La había calentado en la lumbre, aunque el sabor que me dio cuando acepte y la probé fue de un ahumado. No llegaba a reconocer de que animal era pues el sabor me era totalmente desconocido.

-Gracias, ¿De qué animal procede?- Le pregunté mientras comía otro cacho.- Me recuerda mucho al sabor del cabrito, pero más suave.

La joven de la capa acepto un pedazo de cecina y me pregunto por el animal de la que estaba hecha, que le recordaba al cabrito. Yo no había probado cabrito, por lo que no sabía si estaba diciendo la verdad. Ahora que lo pensaba, había dado por supuesto que en todos lados se comía lo mismo y empezaba a darme cuenta de que no.

-Son de liebre, un animal parecido al conejo.- Desde que comí la fruta del diablo sentía más predilección por estos animales que por las carnes que comía antes.- El cabrito no sé a qué sabe, pero te creeré, pareces sincera y eso me gusta.

Mientras esperaba si me respondía o no eche un vistazo alrededor, nunca había estado en un lugar como aquel, ¿la joven habría salido de aquella isla alguna vez? Luego se lo podría preguntar, al igual si sabía si quedaba mucho para la zona zero. Esperaba que en ella no hubiera tantos relámpagos, si no su capacidad de volar seria inservible como ahora.

-¿Has salido alguna vez de la isla?- En ese momento me di cuenta de que no sabía su nombre, ni yo me había presentado.- Mi nombre es Alwyn, ¿Cuál es el tuyo?

La chica me comentó que se trataba de una liebre, al principio no sabía de qué me hablaba, pero luego aclaro que era un animal similar al conejo. Me parecía increíble que dos animales similares tuvieran sabores tan diferentes, pero no tenía motivos para desconfiar de la joven. Además ella misma confesó no haber probado el cabrito, por desgracia no tenía allí ninguno trozo salado de él.

-Yo también noto que eres sincera, y eso me da confianza, no puedo decir lo mismo de todos los extranjeros. –Sentenció acordándose de los hombres que trataron de raptarla de niña. Mientras pensaba en esto la otra chica se presentó y le hizo una pregunta. Es verdad, no se había presentado.- Me llamo Nostariel, de la tribu del bosque. No, nunca he salido de aquí. Me he dedicado a cazar a extranjeros que incumplían las leyes, espero no tener que hacerlo contigo, me caes bien.

Busque en la mochila una cantimplora de color marrón con motivos florales, de la que bebí un trago y se lo tendí a mi compañera nocturna.

-Es un licor de árbol blanco, no es demasiado fuerte, pero si dulce.-Haciendo un pequeño gesto hacia ella.- No solemos dárselo a probar a extranjeros, pero tú me has ofrecido comida.

La joven del bosque se presentó como Nostariel, era algo así como una caza recompensas de la isla según ella. Quizás hasta estuvieran detrás de la misma gente al fin y al cabo eran criminales. Aunque podía estar engañándola para averiguar si era una amenaza, aunque si era así, era una mentirosa muy buena.

-Gracias- Dije tomando la cantimplora, y humedeciendo los labios, en efecto aquella bebida era muy dulce y casi podía entrar como agua. No note sabores amargos distintivos de venenos o sustancias toxicas, aunque el dulzor los taparía.- Yo hago más o menos lo mismo que tu pero por todo el mundo. Quizás podías probar, hay mucho trabajo allí fuera para alguien bien dotado.

Le estaba contando la verdad, pero no toda la verdad. Si el grupo sabía que vendría una agente del CP no pensarían que una caza recompensas también pudiera haberse enterado, o al menos era menos probable. Bueno en principio intentaría sacarle a la joven algo más de hacia donde se dirigía y que había cazado últimamente.

-¿Por aquí se va a tu hogar, me habían dicho que era para llegar a la zona zero?- Pregunté inocentemente, esperando que la joven desvelara algo más de sus planes, aunque quizás solo hacía de guía y me indicaba cosa que podría ser mi perdición de ser una enemiga.

La pelirroja parecía algo recelosa de tomar la bebida que le ofrecía, si estuviera en el pueblo se lo tomaría como un insulto, pero estando en medio del paramos con una desconocida no se lo podía tener en cuenta. Tras beber y devolverme la cantimplora me dijo que fuera de la isla había gente que hacía lo mismo yo aquí pero por todo el mundo. Quizás el momento de despegar y volar fuera del hogar estaba cerca, aunque de momento debía centrarse en lo importante, el ahora.

Tras una pausa la joven me preguntó acerca de si se iba por aquí a mi poblado, que las indicaciones que le habían dado, posiblemente la del pelo azul era para la zona cero. Parecía algo preocupada con ese tema, era posible que hubiera venido por la misma gente que yo y no fuera una de ellos, aunque todavía no estaba segura del todo de ella.

-Si a las dos cosas, el bosque infinito, mi hogar, y la zona cero se encuentran en esta dirección.- No era del todo verdad, pues la zona de unión de los dos era una pequeña franja cerca de las ruinas centrales y confluían la zona cero, el infierno y el bosque infinito.- Te puedo guiar hasta la zona cero si quieres. Allí hace mucho frio y no hay muchos depredadores, son casi todos grandes animales pacíficos.

Si aceptaba me serviría para acercarme a mi objetivo, conocerla mejor y quizás eliminar a una de los refuerzos de los criminales antes de que llegara y pudiera darle cualquier información. Si no lo hacía, tendría que desviarme en algún punto y hacer que uno de los fantasmas la siguiera.

La joven contesto amablemente a mi pregunta mientras guardaba la cantimplora marrón en su mochila, no solo eso, sino que presto a llevarme hasta la zona. Y por si fuera poco me confirmo lo que mi contacto había dicho acerca de los animales que allí vivían. No sabía nada acerca si había población viviendo en aquella helada zona cero, pero eso podría preguntárselo durante el viaje.

-Me parece bien, quizás sería sensato dormirnos ya para descansar algo.- la verdad es que hablando se nos había pasado ya parte de la noche, y si tenía que enfrentarme a revolucionarios en los siguientes días prefería llegar descansada.- mañana podremos hablar durante el viaje, que imagino que aún no llegaremos al destino. ¿Verdad?

Si la Nostariel no decía nada más supondría que me daba la razón y me dormiría, cerca del fuego ya que empezaba a refrescar. Por el contrario si aún quería tratar algún tema o concretar algo esperaría hasta haberlos tratado para dormirme. Solo esperaba que los revolucionarios de la zona fueran como los que había visto hasta ahora y no tuvieran gran nivel u organización.

Alwyn me propuso que nos fuéramos a dormir ya, ya que tendríamos un duro viaje por delante, tras aceptar que la guiara. La verdad es que llevaba razón, cuanto más nos acercáramos a la zona cero peor sería el viento, y el frio. Aunque menos relámpagos y tormenta eléctrica dando paso a la nieve y el granizo, aunque con posibilidades de sol. Me volví donde tenía la mayor parte de mis cosas mientras Alwyn se acurrucaba junto al fuego, quedándose dormida.

Yo tarde algo más en dormirme, mirando el cielo y pensando en cómo sería el mudo más allá de la niebla. Según Alwyn pasaba como en la isla, había gente que se ocupaba de capturar a los malhechores que rompían las leyes, aunque no conocía las leyes del exterior. Puede que en el exterior fuera a mí a la que consideraran una criminal, acostumbraba a seguir las leyes de la tribu por que coincidía con ellas, no así como con alguna de las leyes de la ciudad que solía romper a menudo.

Dormí toda la noche del tirón, hacía mucho que no tenía sueños o pesadillas, además tenía a veces un fantasma espía alrededor que me avisaba en caso de peligro, estas noches no lo había sacado por la cercanía de la joven y no desvelar mis extrañas capacidades ante ella, de momento.

Soñé con varias cosas esa noche, desde un ataque de conejos gigantes al campamento, hasta que mi maestro venía a ayudarnos porque los revolucionarios eran gigantes que podían crear hielo y piedras de la nada. Tras este último me desperté con algunos sudores, el fuego se había extinguido casi y Nostariel dormía plácidamente envuelta en su capa al otro lado del camino. Los tonos negros de las nubes, sin ningún atisbo de grises me hicieron pensar que aún no había salido el sol, y que tardaría un rato más por lo que volví a tumbarme e intentar dormir.

Cuando desperté por la mañana las grises nubes descargaban sobre nosotras aguanieve, solo había visto esa inclemencia en el Reino de Sakura, y durante poco tiempo ya que enseguida se convertía en una tormenta de nieve. Nostariel seguía dormida, bajo la capa verde podía ver la armoniosa respiración de la joven, pero no era capaz de escucharla. Espere tan solo un par de minutos antes de que la joven despertara, no había podido casi probar el primer bocado del desayuno.

Tarde poco más de media hora en desayunar y recoger todo, la verdad es que no tenía demasiado que recoger, la mayor parte del equipo seguía en la mochila y allí seguiría hasta que fuera necesario si llegaba a serlo.

Cuando me desapreté Alwyn ya estaba levantada y desayunando, no tarde demasiado en alcanzarla, ya que apenas tenía tres cosas para recoger. Salimos sin que hiciera esperar demasiado a mi compañera, por el camino me preguntó acerca del la zona cero, de mi pueblo, de los habitantes de la isla y muchas cosas más. Yo le pregunté por cosas de fuera de la isla, como el gobierno, las leyes, la gente y que diferencias veía entre la isla y lo que había fuera de ella.

Al atardecer llegamos casi a los limites de de la zona cero, le propuse a Alwyn descansar allí, para entrar al día siguiente por la mañana en la zona cero. No me gustaba la idea de entrar allí pudiendo haber criminales cerca. Mientras esperaba la respuesta de ella, yo me pare a un lado del camino. Si ella quería seguir adelante la dejaría, yo no me metería en aquel lugar de noche sin estar segura de donde estaría el enemigo.

Prepare la cosas para pasar las noche, cuando Alwyn no miraba generaba cree un fantasma espía, me gastaba poca energía y podía estar a bastante distancia, además ahora con la nieve que empezaba a verse en el suelo pasaría desapercibido.

Fue un viaje muy productivo en cuanto charla, Nostariel era una joven con muchas cosas que contar, y que conocía muy bien la isla. Parecía que había dicho la verdad acerca de lo de capturar a los malhechores, pues había cogido a muchos por lo que me contó. Además por lo que me dijo parecía que encajaría muy bien fuera, aunque puede que se hiciera muchos enemigos en las cúpulas corruptas por su forma der ver las cosas.

Cuando estaba calendo la noche se paró, y me dijo que deberíamos acampar para entrar de día en la zona cero, estuve de acuerdo con ella. Además vi que aquí había más vegetación, de las que recogí algunos leños pequeños para hacer el fuego y no gastar más de los míos. Mientras recogía estos me pareció ver algo raro entre la nieva a unos cientos de metros pero cuando volví a mirar ya no había nada, pensé que sería cosa de mi imaginación.

Cené algo rápido y me eche a dormir enseguida, no sin antes preguntar a mi compañera si ya era necesario hacer guardia por la noche. Tras su respuesta, en caso de ser negativa le daría las buenas noches y me acurrucaría junto al fuego.

Alwyn parecía cansada, me pregunto que si hoy teníamos que hacer guardias, a pesar de que creía que sí le dije lo contrario para que durmiera bien, si algo se acercaba a nosotros me enteraría antes de que llegara hasta nosotras. Tome una cena bastante ligera en comparación a otros días, y me eche boca arriba cerca de la lumbre.

El cielo seguía nublado y atravesado con menos frecuencia que antes por relámpagos, aunque ahora las nubes parecían menos amenazantes se suponía que la zona cero era un lugar difícil donde vivir y nadie sabía si había sido explorado entero. Según algunos de sus habitantes había cuevas bajo el hielo, aunque nadie las había visto nunca.

La noche pasó tranquila, y cuando desperté lo primero que hice fue despedir al fantasma. No gastaba muchas energías en él, pero prefería no tener que acumular muchos en caso de combate, lo que reduciría el tiempo que podía usarlos. Me gire para ver a mi compañera, no sabía si estaba dormida o no por lo que no hice mucho ruido cuando me puse a desayunar.

La noche paso tranquila, o al menos eso me pareció ya que no me desperté. Cuando al fin lo hice Nostariel ya estaba desayunando, así que la imité y me puse a ello. Fue un buen desayuno, parecía que a pesar de que la otra joven había empezado antes yo comiendo más termine primero. Quizás fuera por una costumbre de su tribu o algo, pero comía realmente despacio.

Cuando al fin emprendimos la marcha el día estaba más luminoso que los anteriores, quizás fuera porque las nueves del páramo eléctrico estaban desapareciendo a medida que entrabamos en la zona cero. Además cada vez se veían menos rayos y estaban más espaciados en el tiempo. El cambio fue total cuando casi repentinamente se acababan las nubes, dando lugar a un espléndido sol que cegaba la vista con el reflejo en la nieve y el hielo.

Además se empezaban a ver animales, pequeños y medianos con una gran cantidad de pelo blanco. En ocasiones era difícil diferenciarlos del paisaje, incluso con mi vista que es más potente. Una vez allí le pregunté a mi compañera por donde debíamos seguir, de haber venido sola seguramente me hubiera perdido, o hubiera pasado a forma de búho para abarcar más terreno.

Lo más probable es que estén hacia el este de aquí, sin adentrarse demasiado hacia el interior. Habrán ocupado alguna zona cercana al centro oeste de la isla, si se han acercado demasiado al centro ya no serán una amenaza, estarán muertos. Las historias que se cuentan del demonio que vive en el centro son en parte ciertas, y tiene un gran poder. He capturado ya a un par de sus lugartenientes y me ha costado bastante.

Pareció que mi compañera no se oponía así que tomamos esa dirección. Era una de nuestras mejores opciones, no nos metíamos de lleno en la zona cero y sus heladas, pero no estábamos en los páramos eléctricos y sus relámpagos. Por así decirlo estábamos en un limbo intermedio, había plantas y algunos animales y no había demasiada nieve ni relámpagos.

Avanzamos rápido durante todo el día, cuando estaba atardeciendo le propuse a Alwyn que camináramos un poco hacia el interior de la zona cero para cazar algo y cenar reciente. Ya de paso quite las gasas de las armas que relucieron con los últimos rayos de sol. Esperaba cazar alguno de esos animales peludos, no solo por la comida, si no por su capa externa que podríamos usar como combustible para la lumbre sin necesidad de cortar tanta madera.

La chica del bosque me propuso que giráramos con una explicación bastante convincente, por lo que no puse ningún problema a ello. De hecho me parecía una decisión bastante inteligente, además por lo que me conto a continuación del centro de la isla, junto lo que ya me había dicho mi contacto me convencieron el todo de que no era parte de los criminales. Además de eso me sorprendió que hubiera alguien en esa isla que desafiara las leyendas y mitos de aquella manera, enfrentarse a criaturas de origen desconocido que solo figuran en mitos y leyendas requiere mucho valor.

Cuando estaba atardeciendo dijo de parar e internarnos algo más en la zona cero para cazar. Además quito las gasas a sus armas, tres espadas de bella manufactura que emitieron tonos dorados reflejando la luz del sol. Yo la imite desenvolviendo el rifle, si íbamos a cazar nos seria de utilidad, aunque tenía interés en saber cómo cazaba con aquellas armas.

-Me parece bien, pero si quieres puedo hacerlo con mi rifle- Le dije mientras lo señalaba.- Quizás sería más rápido.- La verdad es que quería ir a cazar a esos animales yo misma con mis garras, pero ya tendría ocasión para ello.

La chica se ofreció a cazar con su rifle, la verdad nunca había visto usar una de esas armas y tenía bastante curiosidad. Aunque también me asaltaban las dudas, no estaba segura de si era justo que la presa no tuviera oportunidad de escapar, aunque con los arcos era igual. Ahora la única duda era si era muy ruidoso, de ser así delataría nuestra posición a las demás presas, a posibles depredadores y al os enemigos de estar cerca.

-No sé, me gustaría verte usar esa arma, pero ¿No hacen mucho ruido?- La pregunta era casi una afirmación.- Ya que si lo hace podrías atraer a enemigos o depredadores.- Esperaba que la joven me dijera que no hacia ruido, que no era muy complicado usarlos, y quizás hasta le preguntara si podía probar yo después, aunque eso ya era algo puramente producto de la curiosidad.

Mientras esperaba la respuesta de la chica eche un vistazo alrededor, los animales de la zona eran tan blancos como la nieve, pero aún así había ciertos matices en el pelo, o en el reflejo de la luz que los podía delatar. Así que me dedique a intentar avistar alguno mientras me respondía Alwyn.

La verdad es que tenía razón, si disparaba sin silenciador y fallaba podía perder la presa, a las demás posibles presas y atraer la atención de animales y personas indeseadas. Por suerte para mí el rifle poseía silenciador, casi alzo el vuelo pasando a forma hibrida como de costumbre. Me costó algo controlarme pero lo hice, y acercándome hasta una piedra bajo la curiosa y atenta mirada de la joven me prepare para disparar.

Cuando disparé el silenciador amortiguo el sonido, y mi dominio sobre las sombras absorbió el fogonazo como de costumbre. Cuando nos acercamos hacia el animal para ver que habíamos cazado vi una especie de cabra, pero mezclada con ciervo o algo así y cubierta de lana blanca como la de una oveja. Me quede bastante atónita ante aquella criatura.

Nostariel encanta con el resultado no pareció asombrarse por la criatura, la cogió se la puso al a espalda agarrando las cuatro patas y volvió hacia el campamento. A lo mejor podía conseguirme alguna de esas criaturas como mascota, me vendría bien para estos ambientes, pero eso sería después de realizar la misión que tenía entre manos. Asique volví al campamento, si podía llamarse así, después de la joven a ver que le hacía a la pieza de caza.

La chica se preparó y disparó su arma con bastante precisión, el único rastro del disparo fue la nieve derretida alrededor del cañón. Cuando ella se levantó, yo la seguí hasta donde había caído el animal, una vez allí recogí la pieza. La chica estaba asombrada por la forma del animal, ¿Me pasaría a mí lo mismo cuando saliera de la isla? De cualquier modo me acerque hasta donde habíamos dejado las cosas para preparar al animal para la cena.

Despellejé al animal, dejando la piel y el pelo encima de la nieve, y luego me puse a limpiarlo. Quite las vísceras y usando nieve que se derretía rápido de momento limpie el resto de él de sangre tanto como pude. Le indique a Alwyn que la piel y pelo los podía usar la para la lumbre, que se quemarían lentamente. Mientras saque la cazuela de la mochila y la llene de nieve, poniéndola después sobre el fuego.

Tras ello me levanté, buscando un par de raíces que crecían por allí y que servirían para aderezar la carne, y darle más sabor. Recogí unas cuatro, un par para cada una, esperando que le gustaran a la muchacha. La carne de estos animales no sé si se podría comparar con la de alguno del exterior, pero estaba deliciosa, casi más que la de alguno de los animales el bosque.

Observé como la chica despellejaba al animal con maestría, después lo limpiaba y me comentaba que la piel iría bien para la lumbre. Imagine que quería que hiciera una así me puse a ello, la verdad es que la piel y el pelo resultaron excelentes para prender, el pelo, y mantener la lumbre, la piel altamente cargada de aceites que se liberaron de forma lenta y constante.

Una vez lista la lumbre y limpia la pieza hecho los cachos en un cazo que había puesto en la lumbre lleno de nieve, y que ahora era agua. Justo después se fue por algo mientras yo me encargaba de vigilar la cocción de las piezas, cuando volvió hecho varias cosas en la cazuela, parecían raíces o algo así. Estuve a punto de saltar para impedirlo, pero de momento lo había hecho todo muy bien.

Cuando el guiso estuvo listo nos servimos en un cuenco cada una con un par de raíces o lo que fuera. El guiso estaba delicioso, la raíz, le pregunte por lo que era y me dijo que una raíz de una planta que servía como especia y además estaba riquísima cocida. Una vez cenadas con tan rica comida nos fuimos a dormir. Esperaba que al día siguiente tuviéramos algo de acción y el viaje no hubiera sido en vano, bueno habiendo conocido a Nostariel podría merecer ya la pena.

Parecía que la cena le gusto bastante a Alwyn, cosa que me alegro bastante. Una vez terminada esta nos fuimos a dormir. No quise preguntarle si sabía a algún animal que conociera ella, de momento. Cuando me asegure de que se había dormido llame a un fantasma espía, para que patrullara alrededor del campamento y que me avisara de otros humanos.

Cuando estaba a punto de amanecer note una sensación de peligro, el fantasma espía había detectado algo y me estaba avisando. Me moví despacio hacia Alwyn despertándola, tenía la espada debajo de mí, y sin hablar le señale la dirección. Ya había cumplido su misión, pero aún podía ser de ayuda así que mentalmente ordene al fantasma que se mantuviera bajo tierra por el momento.

Una vez avisada me levanté, empuñando el arma y preparada para intentar esquivar cualquier flecha, o disparo de arma que viniera. Lo único que había en esa dirección era un pastor con su rebaño de seres raros. Me relaje bastante, y le comente a Alwyn que se me olvido comentarle que aquí los habitantes eran nómadas y no tenían asentamientos. Se habían acostumbrado a domesticar y pastorear a los animales de la zona, y los llevaban por toda ella sin asentarse en un lugar concreto.