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Sabaody. Aquí había estado a los dos años. Por más que no tuviera conocimiento en aquel entonces, sabía lo que había ocurrido en mi última estancia aquí: había sido vendido a los Tenryuubitos, en la subasta de esclavos, la cual estaba situada en el primer Mangroove.
Había desembarcado de mi pequeña chalupa en el Mangroove 29, lo que implicaba que estaba en la zona sin ley, la menos controlada por los Marines. En esta zona se encuentran los cuarteles de las bandas de secuestradores, como también las ya mencionadas casas de subasta de esclavos.
Por estos lugares había que estar preparado y listo para el combate, ya que quién sabe en qué momento puede caerte una banda secuestradora a atacarte. Simplemente estaba por allí ya que estaba sediento, muy sediento, sobre todo de sangre y las tabernas de mal agüero eran las mejores para beber ese líquido que a mí me encanta, dependiendo de las personalidades que haya por allí.
Había un bar en especial que me llamaba mucho la atención. Se llamaba "Sakky's Rip-off Bar" y tenía pinta de ser uno de esos bares enormes donde estaba lleno de maleantes borrachos, que lo único que querían era pelea.
Abrí las puertas con una patada, para llamar más la atención, a ver si creaba escándalo en el bar. Sin embargo, con el mozo que me atendía decidí ser buen tipo, no vaya a ser que me cobre todo más caro. Me senté en una mesa libre, justo en el medio del bar, para que todos me miraran.
El mozo se me acercó un poco más preguntándome en voz baja que deseaba. Abrí la carta que estaba en la mesa, y leí para mis adentros los menú que había. De todas formas era una especie de bar con aire a taberna, el menú no era muy amplio que digamos.
- Sólo quiero una cerveza por favor - le dije amablemente al mozo, sin despegar la vista en los precios que me decía la carta. Todo era demasiado caro, y al principio me sorprendí bastante, pero luego recordé el nombre completo del bar, y sobre todo la parte de "Rip-Off Bar" lo cual en Inglés significa "Bar de Timo". Poco caso le hice, ya que tenía bastante pasta en los bolsillos.
Lo que sí me preocupaba era eso mismo. Tenía tanta cantidad de Berries que era muy posible que me robaran. Comprobé si mis espadas estaban en mi cinturón, y para mi suerte ahí se encontraban, por lo que me hice menos problema.
Un tío se me acercó haciéndose el malo, diciendo que era un niño bueno y que me vaya a tomar la leche con mi madre. Recordé vivamente el lugar donde se encontraba mi progenitora, Impel Down, por lo que inmediatamente me levanté de mi silla, y dije, furioso:
- Si estuvieras en el lugar donde se encuentra mi madre, no sobrevivirías ni un sólo día - le comenté lleno de ira. Saqué mi espada para rápidamente pegarle con el mango en la barbilla. Todo el bar se había callado y estaba mirando la situación. Yo me volví a sentar al tiempo que mi cerveza llegaba, y me la bebía de un sorbo. - Gracias - le dije al mozo, pronunciando un fuerte eructo - ¿y tú qué quieres?
Otro hombre se había parado frente a mí diciendo que si me metía con uno, me metía con todos. Poco caso le hice y me levanté para irme. El tipo se enojó porque había pasado de él, y me araño la espalda.
- Pensé que eran hombres - les dije mirando a todos, con una sonrisa malévola - pero sólo las niñitas lloronas atacan por la espalda - desenvainé mis espadas, y me puse en guardia para la lucha.
Había desembarcado de mi pequeña chalupa en el Mangroove 29, lo que implicaba que estaba en la zona sin ley, la menos controlada por los Marines. En esta zona se encuentran los cuarteles de las bandas de secuestradores, como también las ya mencionadas casas de subasta de esclavos.
Por estos lugares había que estar preparado y listo para el combate, ya que quién sabe en qué momento puede caerte una banda secuestradora a atacarte. Simplemente estaba por allí ya que estaba sediento, muy sediento, sobre todo de sangre y las tabernas de mal agüero eran las mejores para beber ese líquido que a mí me encanta, dependiendo de las personalidades que haya por allí.
Había un bar en especial que me llamaba mucho la atención. Se llamaba "Sakky's Rip-off Bar" y tenía pinta de ser uno de esos bares enormes donde estaba lleno de maleantes borrachos, que lo único que querían era pelea.
Abrí las puertas con una patada, para llamar más la atención, a ver si creaba escándalo en el bar. Sin embargo, con el mozo que me atendía decidí ser buen tipo, no vaya a ser que me cobre todo más caro. Me senté en una mesa libre, justo en el medio del bar, para que todos me miraran.
El mozo se me acercó un poco más preguntándome en voz baja que deseaba. Abrí la carta que estaba en la mesa, y leí para mis adentros los menú que había. De todas formas era una especie de bar con aire a taberna, el menú no era muy amplio que digamos.
- Sólo quiero una cerveza por favor - le dije amablemente al mozo, sin despegar la vista en los precios que me decía la carta. Todo era demasiado caro, y al principio me sorprendí bastante, pero luego recordé el nombre completo del bar, y sobre todo la parte de "Rip-Off Bar" lo cual en Inglés significa "Bar de Timo". Poco caso le hice, ya que tenía bastante pasta en los bolsillos.
Lo que sí me preocupaba era eso mismo. Tenía tanta cantidad de Berries que era muy posible que me robaran. Comprobé si mis espadas estaban en mi cinturón, y para mi suerte ahí se encontraban, por lo que me hice menos problema.
Un tío se me acercó haciéndose el malo, diciendo que era un niño bueno y que me vaya a tomar la leche con mi madre. Recordé vivamente el lugar donde se encontraba mi progenitora, Impel Down, por lo que inmediatamente me levanté de mi silla, y dije, furioso:
- Si estuvieras en el lugar donde se encuentra mi madre, no sobrevivirías ni un sólo día - le comenté lleno de ira. Saqué mi espada para rápidamente pegarle con el mango en la barbilla. Todo el bar se había callado y estaba mirando la situación. Yo me volví a sentar al tiempo que mi cerveza llegaba, y me la bebía de un sorbo. - Gracias - le dije al mozo, pronunciando un fuerte eructo - ¿y tú qué quieres?
Otro hombre se había parado frente a mí diciendo que si me metía con uno, me metía con todos. Poco caso le hice y me levanté para irme. El tipo se enojó porque había pasado de él, y me araño la espalda.
- Pensé que eran hombres - les dije mirando a todos, con una sonrisa malévola - pero sólo las niñitas lloronas atacan por la espalda - desenvainé mis espadas, y me puse en guardia para la lucha.
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Unos pasos se escuchaban por aquel lugar, era uno de los lugares que aquel animal no había visitado nunca. La gente miraba echándose a los lados sin querer meterse con el ser que paseaba por la zona. Su figura era imponente y se alzaba con majestuosidad observando el camino frente a sus dorados y temibles ojos. Se trataba de un animal, un perro blanco, no, no era un perro. La gente que lo miraba dudaba si se trataba de un perro o de un lobo. La opción correcta estaba clara cual era, se trataba de un lobo de color blanco como la nieve, algo más grande que uno normal. Su hocico era negro y sus orejas lupinas y peludas. De la parte baja de su espalda se pudo ver su cola moviéndose lentamente de derecha a izquierda mientras su silueta avanzaba despacio por aquel lugar. Su mirada era inexpresiva y estaba fija al frente, muchos hombres y mujeres cotilleaban hablando en susurros mientras le señalaban, algo que aquel animal ignoraba totalmente. No le gustaba mucho relacionarse con los demás y tampoco pasaría nada malo si no le molestaban o si todo estaba en orden. El viento comenzó a soplar mientras mecía el pelaje de aquella bestia que ahora caminaba algo más despacio apreciando la brisa que refrescaba su hocico y sus orejas.
Aquello era bastante agradable y bueno pues si algo adoraba aquel lobo, era la carne, el viento y la lluvia. Era una lástima que no estuviera lloviendo, cuando notaba el agua sobre su piel, se sentía totalmente libre y a gusto. De repente su tranquilidad se acabó, pudo ver a unos hombres de entre veinte y veinticinco años que le seguían con un palo en cada una de sus manos. El mamífero blanco continuó su camino pasando ahora por un lugar calmado donde había poca gente. Sin embargo uno de aquellos idiotas se acercó bastante entre algunas carcajadas. El depredador se tumbó dándole la espalda cuando de repente aquel tipo le golpeó con suavidad en una de las patas sin intención de hacerle daño, al menos por el momento. Sin embargo aquel lobo pegó un gruñido y se giró saltando contra ese idiota y lanzando su zarpa contra su rostro atravesando dos de su uñas afiladas en su cráneo, algo impropio de un animal. Cayó sobre el cadáver con sus patas delanteras apoyadas en su pecho mientras lanzaba un rugido con fuerza mirando al otro hombre que le acompañaba, sin duda este era más joven.
El otro salió corriendo entre gritos de terror mientras se lamentaba diciendo que alguien le ayudara, sin embargo no había ningún loco que se atreviera y todos se apartaban. Aquel tipo se metió en una taberna y cayó de rodillas mirando a la gente viendo que había una especie de pelea. Sin embargo no le dio importancia, estaba realmente asustado y pegó un golpe con la palma de la mano en el suelo haciendo algo de ruido para que le miraran. Después de aquello empezó a hablar, aunque más bien parecían gritos, en un tono de terror y de agonía
- ¡Por favor ayúdenme, un monstruo ha matado a mi…. ¡
Antes de que aquel pobre diablo completara la frase, por la puerta surgió aquella bestia soltando un rugido y clavando sus dientes en el cuello de aquel hombre por su lado derecho. Los colmillos afilados de aquel animal relucieron de brillo y apretaron con fuerza en la garganta de aquel hombre sin piedad alguna. La sangre brotó como si hubiesen explotado una bolsa de algún líquido y se hubiera esparcido por todos lados pringándolo todo. El líquido carmesí resbalaba por los dientes del depredador hasta su lengua donde tragó despacio soltando el cuello de aquel idiota que quedó boca abajo con los ojos en blanco y la boca abierta, el charco de sangre se formaba cada vez más grande a su alrededor mientras el animal ahora miró al resto de personas arrugando el hocico y gruñendo dando un aspecto temible. Tras aquello pegó un rugido echando a varios atrás y avanzó hasta ponerse en un rincón del bar y echarse, atento a todo el mundo por si las moscas. Sabía que después de aquello no muchos tendrían el valor de decirle algo o acercarse, por lo que entrecerró los ojos gruñendo y se quedó allí quieto como si estuviese en su casa. Estaba atento a los camareros por si alguno trataba de hacer una llamaba o algo por el estilo, le era fácil matar a esa gente y no dudaría en hacerlo si lo intentaban.
Aquello era bastante agradable y bueno pues si algo adoraba aquel lobo, era la carne, el viento y la lluvia. Era una lástima que no estuviera lloviendo, cuando notaba el agua sobre su piel, se sentía totalmente libre y a gusto. De repente su tranquilidad se acabó, pudo ver a unos hombres de entre veinte y veinticinco años que le seguían con un palo en cada una de sus manos. El mamífero blanco continuó su camino pasando ahora por un lugar calmado donde había poca gente. Sin embargo uno de aquellos idiotas se acercó bastante entre algunas carcajadas. El depredador se tumbó dándole la espalda cuando de repente aquel tipo le golpeó con suavidad en una de las patas sin intención de hacerle daño, al menos por el momento. Sin embargo aquel lobo pegó un gruñido y se giró saltando contra ese idiota y lanzando su zarpa contra su rostro atravesando dos de su uñas afiladas en su cráneo, algo impropio de un animal. Cayó sobre el cadáver con sus patas delanteras apoyadas en su pecho mientras lanzaba un rugido con fuerza mirando al otro hombre que le acompañaba, sin duda este era más joven.
El otro salió corriendo entre gritos de terror mientras se lamentaba diciendo que alguien le ayudara, sin embargo no había ningún loco que se atreviera y todos se apartaban. Aquel tipo se metió en una taberna y cayó de rodillas mirando a la gente viendo que había una especie de pelea. Sin embargo no le dio importancia, estaba realmente asustado y pegó un golpe con la palma de la mano en el suelo haciendo algo de ruido para que le miraran. Después de aquello empezó a hablar, aunque más bien parecían gritos, en un tono de terror y de agonía
- ¡Por favor ayúdenme, un monstruo ha matado a mi…. ¡
Antes de que aquel pobre diablo completara la frase, por la puerta surgió aquella bestia soltando un rugido y clavando sus dientes en el cuello de aquel hombre por su lado derecho. Los colmillos afilados de aquel animal relucieron de brillo y apretaron con fuerza en la garganta de aquel hombre sin piedad alguna. La sangre brotó como si hubiesen explotado una bolsa de algún líquido y se hubiera esparcido por todos lados pringándolo todo. El líquido carmesí resbalaba por los dientes del depredador hasta su lengua donde tragó despacio soltando el cuello de aquel idiota que quedó boca abajo con los ojos en blanco y la boca abierta, el charco de sangre se formaba cada vez más grande a su alrededor mientras el animal ahora miró al resto de personas arrugando el hocico y gruñendo dando un aspecto temible. Tras aquello pegó un rugido echando a varios atrás y avanzó hasta ponerse en un rincón del bar y echarse, atento a todo el mundo por si las moscas. Sabía que después de aquello no muchos tendrían el valor de decirle algo o acercarse, por lo que entrecerró los ojos gruñendo y se quedó allí quieto como si estuviese en su casa. Estaba atento a los camareros por si alguno trataba de hacer una llamaba o algo por el estilo, le era fácil matar a esa gente y no dudaría en hacerlo si lo intentaban.
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Estaba por atacar al hombre cuando de repente otro tipo entró al bar y, de rodillas, rogaba ayuda, y que una bestia había liquidado a... Bueno, la frase no la terminó, ya que un Lobo Blanco había mordido el cuello del tipo, dejando un fuerte charco de sangre en el suelo del bar. El lobo comenzó a gruñir, cosa que causó mucho miedo en toda la taberna en general, menos a mí. La gente se asustó todavía más cuando rugió fuertemente.
No podía creer otra cosa. Se trataba de un usuario de fruta Zoan, la de una especie de Lobo Blanco, posiblemente de alguno de los dos polos. Dejé de pensar en aquel individuo y volví a mi batalla. El tipo estaba con muchísimo miedo debido a lo que el lobo había hecho hace segundos.
- ¿Quieres terminar así? - pregunté sonriendo - ¿No era que si me metía con uno me metía con todos? Venga, la taberna contra mí. Si gano, tanto yo como el lobo beberemos su sangre hasta el hartazgo - en ese momento lamí mis labios, se me hacía agua la boca - si pierdo, el lobo tiene derecho a masticar todas y cada una de mis partes del cuerpo.
Cierto era que a todos le temblaban las piernas. La mayoría comió su comida rápidamente y se fue sin chistar. Quedábamos el lobo y yo solamente en la taberna, y los trabajadores, claro está. Me acerqué hacia él, guardando mis espadas, para que no piense que lo voy a atacar, y le dije:
- Qué miedosa es la gente, ¿No crees? Una lástima, tenía ganas de acabar con todos ellos. Supongo que serás un usuario de Zoan, puesto que un Lobo común y corriente no atacaría a alguien porque sí, y mucho menos se sentaría sin problema algunos, dejando un gran charco de sangre. - le ofrecí la mano para estrecharla, o para que me diese la pata en este caso - Flea D. Grohl, encantado. También usuaria de Zoan, pero más extraña - me transformé en mi forma completa de Mantícora, y a los pocos segundos volví a la humana - sólo que yo no puedo vagar por la calle así, una pena. - le hice una seña al mozo - otra cerveza, por favor, y... ¿Qué se te apetece?
El mozo me miró con cara de que yo estaba loco. De todas formas, si no sabes que es un usuario de Akuma no Mi, te sorprendería ver a un humano como yo hablar con un lobo. Me mandarían al loquero al rato. Si le pregunto qué quería tomar, mi nivel de locura aumentaba, pero, a mí nunca me importaron las apariencias, y nunca me interesó saber qué pensaban los desconocidos de mí, así que poca importancia le di.
Me quedé sentado, esperando tanto la respuesta de mi nuevo compañero lobuno como de la llegada de mi cerveza. No le ofrecí invitar yo la bebida, no me di cuenta. Podría haberlo hecho y quizás confiaba un poco más en mí, quién sabe. Lo que sí es que era rara la situación: Estar bebiendo con un lobo que acababa de entrar matando a otro tipo. El echo de que estábamos solos también influía. Si nadie se iba, tal vez no iba a hablar con él. Pero lo hice, ya veré si hice lo correcto o no.
No podía creer otra cosa. Se trataba de un usuario de fruta Zoan, la de una especie de Lobo Blanco, posiblemente de alguno de los dos polos. Dejé de pensar en aquel individuo y volví a mi batalla. El tipo estaba con muchísimo miedo debido a lo que el lobo había hecho hace segundos.
- ¿Quieres terminar así? - pregunté sonriendo - ¿No era que si me metía con uno me metía con todos? Venga, la taberna contra mí. Si gano, tanto yo como el lobo beberemos su sangre hasta el hartazgo - en ese momento lamí mis labios, se me hacía agua la boca - si pierdo, el lobo tiene derecho a masticar todas y cada una de mis partes del cuerpo.
Cierto era que a todos le temblaban las piernas. La mayoría comió su comida rápidamente y se fue sin chistar. Quedábamos el lobo y yo solamente en la taberna, y los trabajadores, claro está. Me acerqué hacia él, guardando mis espadas, para que no piense que lo voy a atacar, y le dije:
- Qué miedosa es la gente, ¿No crees? Una lástima, tenía ganas de acabar con todos ellos. Supongo que serás un usuario de Zoan, puesto que un Lobo común y corriente no atacaría a alguien porque sí, y mucho menos se sentaría sin problema algunos, dejando un gran charco de sangre. - le ofrecí la mano para estrecharla, o para que me diese la pata en este caso - Flea D. Grohl, encantado. También usuaria de Zoan, pero más extraña - me transformé en mi forma completa de Mantícora, y a los pocos segundos volví a la humana - sólo que yo no puedo vagar por la calle así, una pena. - le hice una seña al mozo - otra cerveza, por favor, y... ¿Qué se te apetece?
El mozo me miró con cara de que yo estaba loco. De todas formas, si no sabes que es un usuario de Akuma no Mi, te sorprendería ver a un humano como yo hablar con un lobo. Me mandarían al loquero al rato. Si le pregunto qué quería tomar, mi nivel de locura aumentaba, pero, a mí nunca me importaron las apariencias, y nunca me interesó saber qué pensaban los desconocidos de mí, así que poca importancia le di.
Me quedé sentado, esperando tanto la respuesta de mi nuevo compañero lobuno como de la llegada de mi cerveza. No le ofrecí invitar yo la bebida, no me di cuenta. Podría haberlo hecho y quizás confiaba un poco más en mí, quién sabe. Lo que sí es que era rara la situación: Estar bebiendo con un lobo que acababa de entrar matando a otro tipo. El echo de que estábamos solos también influía. Si nadie se iba, tal vez no iba a hablar con él. Pero lo hice, ya veré si hice lo correcto o no.
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El animal continuaba allí echado, su mirada estaba calmada y observaba como uno de aquellos hombres del bar amenazaba a los demás con sus espadas. Al parecer se trataba de un espadachín, o eso daba a entender al utilizar espadas. Dijo que si perdía el lobo podría masticarle, en ese momento no era mala idea, comerse a alguien no le molestaba mucho y simplemente se quedó mirando sin hacer ruido. Aquellos tipos parecieron asustarse debido a que se largaron y en poco tiempo tan solo quedaron el lobo, aquel hombre y algunos camareros. Vaya cobardes, huyeron como ratas con el rabo entre las piernas, los dientes del lobo todavía tenían sangre y esta goteaba a la madera del suelo. Su mirada era perturbadora, el depredador estaba ahora cómodo y no pensaba irse de allí, deberían sacarlo a la fuerza. El cadáver que había dejado, ya había terminado de sangrar dejando un verdadero charco de sangre alrededor. Aquel sitio no estaba del todo mal, pero demasiados cobardes, malditos humanos, eran una verdadera basura y no merecían vivir, su orgullo de lobo no le permitía hablar con ellos en su forma humana. Prefería permanecer en su forma de lobo, la que él consideraba la verdadera.
De repente aquel hombre guardó las espadas y comenzó a caminar hacia la posición del lobo, este arrugó el hocico en señal de advertencia mientras mostraba sus dientes salir a la luz. Rojizos por la sangre del cadáver anterior y a su vez brillantes y terroríficos. No permitiría que el humano se hiciese ilusiones y estuvo a punto de lanzarse a por él. Sin embargo algo le frenó, dijo que pensaba que el lobo era un usuario y dijo serlo también eso ya no le hacía humano. El animal en ese momento estiró su para dándosela en señal de saludo aquel tipo mientras se levantaba un poco, a continuación pudo ver como se transformaba en un ser increíble, parecía un león con una cola o algo así. Se parecía algo a la forma de Karl, pero se notaba que era un ser distinto. Tenía toda la razón, no podía vagar discretamente en esa forma, era algo que llamaba demasiado la atención y podría tener problemas cada cinco minutos con los ciudadanos o los malditos marines. El animal ahora escuchó su nombre y después que pedía una cerveza, cuando le preguntó, este simplemente saltó a la silla contraria del chico.
- Creo que pediré un plato de carne cruda y una botella de agua.
Tras aquellas palabras, el blanco animal comenzó a cambiar. Su pelaje fue cambiando por piel y en poco tiempo había un chico de 1,85 allí sentado. Llevaba una simple chaqueta de cuero abierta dejando ver su pecho y zona abdominal, los cuales estaban exageradamente desarrollados y musculosos. Sus brazo tenían buen grosor, el chico parecía inhumano debido al cuerpo que tenía. Sin embargo su rostro no estaba inflado ni nada por el estilo, sus ojos eran verdes aceitunados y su pelo castaño oscuro, lo llevaba sujeto por una cinta. Si la quitaba se le quedaba una pequeña melena, lo llevaba pinchudo y alborotado a los lados. Sus pantalones eran negros y portaba unas botas. En su cinturón negro unos Nunchakus de titanio del mismo color que el cinturón y al otro lado unos guanteletes de acero con un pincho en la zona del nudillo del dedo corazón. Ahora observó al otro chico mientras permanecía con un rostro calmado y tranquilo, pasó la lengua por sus dientes limpiándose parte de la sangre para después hablarle en un tono muy tranquilo y calmado.
- Me llamo Drake. ¿Estás aquí por algo en especial o una simple visita? Soy guardaespaldas de un Shichibukai, pero nada serio, mi objetivo sigue siendo el de eliminar a la marina y a esos payasos del gobierno.
De repente aquel hombre guardó las espadas y comenzó a caminar hacia la posición del lobo, este arrugó el hocico en señal de advertencia mientras mostraba sus dientes salir a la luz. Rojizos por la sangre del cadáver anterior y a su vez brillantes y terroríficos. No permitiría que el humano se hiciese ilusiones y estuvo a punto de lanzarse a por él. Sin embargo algo le frenó, dijo que pensaba que el lobo era un usuario y dijo serlo también eso ya no le hacía humano. El animal en ese momento estiró su para dándosela en señal de saludo aquel tipo mientras se levantaba un poco, a continuación pudo ver como se transformaba en un ser increíble, parecía un león con una cola o algo así. Se parecía algo a la forma de Karl, pero se notaba que era un ser distinto. Tenía toda la razón, no podía vagar discretamente en esa forma, era algo que llamaba demasiado la atención y podría tener problemas cada cinco minutos con los ciudadanos o los malditos marines. El animal ahora escuchó su nombre y después que pedía una cerveza, cuando le preguntó, este simplemente saltó a la silla contraria del chico.
- Creo que pediré un plato de carne cruda y una botella de agua.
Tras aquellas palabras, el blanco animal comenzó a cambiar. Su pelaje fue cambiando por piel y en poco tiempo había un chico de 1,85 allí sentado. Llevaba una simple chaqueta de cuero abierta dejando ver su pecho y zona abdominal, los cuales estaban exageradamente desarrollados y musculosos. Sus brazo tenían buen grosor, el chico parecía inhumano debido al cuerpo que tenía. Sin embargo su rostro no estaba inflado ni nada por el estilo, sus ojos eran verdes aceitunados y su pelo castaño oscuro, lo llevaba sujeto por una cinta. Si la quitaba se le quedaba una pequeña melena, lo llevaba pinchudo y alborotado a los lados. Sus pantalones eran negros y portaba unas botas. En su cinturón negro unos Nunchakus de titanio del mismo color que el cinturón y al otro lado unos guanteletes de acero con un pincho en la zona del nudillo del dedo corazón. Ahora observó al otro chico mientras permanecía con un rostro calmado y tranquilo, pasó la lengua por sus dientes limpiándose parte de la sangre para después hablarle en un tono muy tranquilo y calmado.
- Me llamo Drake. ¿Estás aquí por algo en especial o una simple visita? Soy guardaespaldas de un Shichibukai, pero nada serio, mi objetivo sigue siendo el de eliminar a la marina y a esos payasos del gobierno.
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Como lo esperaba, era un usuario de Zoan. Se transformó en su forma original. Me sorprendió que tuviera una banda roja en la frente, al igual que yo. Fue un detalle que me agradó un poco. Estaba bastante armado, portaba unos Nunchakus y un guante con un pincho, sin mencionar que en su forma de lobo, los dientes eran un arma más. Me comentó su nombre, Drake, lo cual me hizo recordar a un Wanted, era un hombre buscado. Me dijo luego que era ayudante de un Shichibukai, por lo que posiblemente su recompensa esté cancelada por el momento. Sus ideales eran similares a los míos, eliminar a la Marine y al Gobierno, lo cual también me agradó mucho.
- Con que eliminar a la Marine y acabar con el Gobierno. Me gustan tus ideales, Drake - le dije, frunciendo el ceño - te invito si quieres a pasarte por la Armada Revolucionaria. Lamentablemente no puedo brindarte mucha información, ya que mi jefe no me lo permite, pero aceptamos a tipos como tú. La única norma que tienes que cumplir para entrar es tener ganas de acabar con el Gobierno, y tú la cumples.
Mi cerveza y su comida habían llegado. Levanté mi copa, haciendo seña a que quería brindar con él.
- A tu salud, Drake - le dije sonriendo, y bebí la mitad de mi vaso. No pude evitar hacer la pregunta obvia - y, dime, ¿Para qué Shichibukai trabajas?
Esperé respuesta, viendo que ningún camarero escuchase ni mis palabras ni las del lobo, ahora convertido en persona. Quizá no quería que nadie lo escuche, así que le propuse a Drake lo siguiente:
- Si no quieres que te escuchen podemos ir afuera, yo invito - llamé al mozo para pedir la cuenta, y me terminé mi copa de cerveza. El mozo me dio el papel con la factura. Eran diez mil Berries. - mira lo que voy a hacer - advertí a mi nuevo compañero. Cogí un billete con la suma exacta, y le corté una esquina. Luego, lo dejé sobresaliendo de los bolsillos de cuero que había dejando el mozo junto a la factura. Me levanté y me fui, suponiendo que Drake haría lo mismo que yo. Pisé el charco de sangre sin casi darme cuenta, y avancé.
Apenas salí me encontré con muchísimos tipos esperándome, con espadas, palos, y cualquier arma cuerpo a cuerpo que se me pueda ocurrir. "Si te metes con uno, te metes con todos" dijo el que estaba adelante de todo, el mismo al que yo me había preparado para atacar. Al parecer, toda la zona sin ley se había vuelto en contra mía, o de nosotros, si incluimos a los dos tipos que Drake asesinó. Desenvainé mis espadas, y le dije al lobo:
- Esto me gusta, supongo que a ti también, ¿no? ¿Forma completa o humana?
- Con que eliminar a la Marine y acabar con el Gobierno. Me gustan tus ideales, Drake - le dije, frunciendo el ceño - te invito si quieres a pasarte por la Armada Revolucionaria. Lamentablemente no puedo brindarte mucha información, ya que mi jefe no me lo permite, pero aceptamos a tipos como tú. La única norma que tienes que cumplir para entrar es tener ganas de acabar con el Gobierno, y tú la cumples.
Mi cerveza y su comida habían llegado. Levanté mi copa, haciendo seña a que quería brindar con él.
- A tu salud, Drake - le dije sonriendo, y bebí la mitad de mi vaso. No pude evitar hacer la pregunta obvia - y, dime, ¿Para qué Shichibukai trabajas?
Esperé respuesta, viendo que ningún camarero escuchase ni mis palabras ni las del lobo, ahora convertido en persona. Quizá no quería que nadie lo escuche, así que le propuse a Drake lo siguiente:
- Si no quieres que te escuchen podemos ir afuera, yo invito - llamé al mozo para pedir la cuenta, y me terminé mi copa de cerveza. El mozo me dio el papel con la factura. Eran diez mil Berries. - mira lo que voy a hacer - advertí a mi nuevo compañero. Cogí un billete con la suma exacta, y le corté una esquina. Luego, lo dejé sobresaliendo de los bolsillos de cuero que había dejando el mozo junto a la factura. Me levanté y me fui, suponiendo que Drake haría lo mismo que yo. Pisé el charco de sangre sin casi darme cuenta, y avancé.
Apenas salí me encontré con muchísimos tipos esperándome, con espadas, palos, y cualquier arma cuerpo a cuerpo que se me pueda ocurrir. "Si te metes con uno, te metes con todos" dijo el que estaba adelante de todo, el mismo al que yo me había preparado para atacar. Al parecer, toda la zona sin ley se había vuelto en contra mía, o de nosotros, si incluimos a los dos tipos que Drake asesinó. Desenvainé mis espadas, y le dije al lobo:
- Esto me gusta, supongo que a ti también, ¿no? ¿Forma completa o humana?
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Aquel chico no tardó en hacerle una oferta de debido a su forma de pensar. Unirse a la revolución, puede que en un futuro lo hiciera, pero por el momento no pensaba hacerlo. Esto era debido a que todavía debía proteger a Derian y por si fuera poco, asegurarse de que su chica estaba a salvo. De modo que podían pasar incluso años antes de aquello, los ojos del chico observaron los de aquel hombre con total tranquilidad mientras esperaba a que llegaran las cosas. No iban a tardar mucho más, pues el castaño ya las estaba oliendo llegar. Mientras tanto decidió responderle al chico usando su tono de voz habitual, el cual era calmado y tranquilo y a decir verdad, bastante despreocupado.
- Agradezco tu oferta, pero por el momento tengo cosas que hacer, puede que algún día me una a la revolución después todo.
A continuación el chico observó como el camarero dejaba las cosas, el chico levantó la copa para brindar y el chico lobo hizo lo mismo con su botella de agua para después pegarle un pequeño trago. La carne era lo que le atraía, comenzó a comérsela cruda como si nada mientras escuchaba su siguiente pregunta. Había un total de siete Shichibukais. Odiaba a uno de ellos, los otros cinco le daban igual y luego estaba su mentor, el cual era uno de ellos. Antes de que pudiera contestar, aquel chico le dijo que podían hablarlo fuera. No era necesario, sin embargo no tardó en seguirle, nada más salir por la puerta pudo ver a bastantes tipos con palos, espadas y más armas. Después escuchó las palabras del otro hombre mientras crujía su cuello con movimientos simples.
- Supongo que no hace falta esforzarme mucho, así mismo puedo ocuparme de ellos. Parece haber un total de diez, ocupémonos de cinco cada uno, trabajo para Derian Markov.
Añadió por último en contestación a su pregunta anterior, ahora cerró ambos ojos mientras suspiraba y los abría de forma tranquila y calmada. Ahora eran de un color dorado, su sonrisa aumentó y salió despedido al grupo de la parte derecha. Uno de los tipos intentó golpearle con uno de sus bates, sin embargo el chico interpuso el puño, cuando la madera tocó su piel, la fuerza de su poderoso puñetazo hizo que el bate se partiera en diminutos fragmentos de madera que salieron despedidos a varias direcciones. Muchos abrieron los ojos sin creérselo, al chico ahora lanzó una patada ascendente contra ese hombre partiéndole dos costillas y elevándolo a unos ocho metros sobre el suelo. Era increíble la monstruosa fuerza que ese chico poseía y usando solo su forma humana y su fuerza física. Ahora miró a los otros cuatro observando como el que anteriormente volaba, caía al suelo partiéndose las piernas y gritando de dolor.
La fiesta comenzó y el chico comenzó a pelear con aquellos tipos. Sus puños derribaban los bates de madera y sus movimientos esquivaban bien las espadas y demás. No tardó mucho en lanzar una combinación explosiva de sus puños y codos sobre dos de aquellos idiotas, sus huesos quedaron rotos y sus cuerpo llenos de moratones. Ya solo le quedaban dos de aquellos tipos, no se lo pensó y salió disparado a por ellos mientras ahora lanzaba un rodillazo contra la cabeza de uno de ellos, sintiendo un crujido que le indicaba que el cuello de aquel pobre diablo se había roto. Con el último fue más bruto, pegó dos zancadas hacia él y echó el puño hacia atrás para después lanzar un tremendo puñetazo a su cabeza, destrozándola y separándola del cuello de su víctima, su fuerza era tan increíble que de un puñetazo le había decapitado. A continuación dirigió su mirada hacia el otro chico para ver cómo le iba, metió las manos en sus bolsillos quedando tranquilo y calmado.
- Agradezco tu oferta, pero por el momento tengo cosas que hacer, puede que algún día me una a la revolución después todo.
A continuación el chico observó como el camarero dejaba las cosas, el chico levantó la copa para brindar y el chico lobo hizo lo mismo con su botella de agua para después pegarle un pequeño trago. La carne era lo que le atraía, comenzó a comérsela cruda como si nada mientras escuchaba su siguiente pregunta. Había un total de siete Shichibukais. Odiaba a uno de ellos, los otros cinco le daban igual y luego estaba su mentor, el cual era uno de ellos. Antes de que pudiera contestar, aquel chico le dijo que podían hablarlo fuera. No era necesario, sin embargo no tardó en seguirle, nada más salir por la puerta pudo ver a bastantes tipos con palos, espadas y más armas. Después escuchó las palabras del otro hombre mientras crujía su cuello con movimientos simples.
- Supongo que no hace falta esforzarme mucho, así mismo puedo ocuparme de ellos. Parece haber un total de diez, ocupémonos de cinco cada uno, trabajo para Derian Markov.
Añadió por último en contestación a su pregunta anterior, ahora cerró ambos ojos mientras suspiraba y los abría de forma tranquila y calmada. Ahora eran de un color dorado, su sonrisa aumentó y salió despedido al grupo de la parte derecha. Uno de los tipos intentó golpearle con uno de sus bates, sin embargo el chico interpuso el puño, cuando la madera tocó su piel, la fuerza de su poderoso puñetazo hizo que el bate se partiera en diminutos fragmentos de madera que salieron despedidos a varias direcciones. Muchos abrieron los ojos sin creérselo, al chico ahora lanzó una patada ascendente contra ese hombre partiéndole dos costillas y elevándolo a unos ocho metros sobre el suelo. Era increíble la monstruosa fuerza que ese chico poseía y usando solo su forma humana y su fuerza física. Ahora miró a los otros cuatro observando como el que anteriormente volaba, caía al suelo partiéndose las piernas y gritando de dolor.
La fiesta comenzó y el chico comenzó a pelear con aquellos tipos. Sus puños derribaban los bates de madera y sus movimientos esquivaban bien las espadas y demás. No tardó mucho en lanzar una combinación explosiva de sus puños y codos sobre dos de aquellos idiotas, sus huesos quedaron rotos y sus cuerpo llenos de moratones. Ya solo le quedaban dos de aquellos tipos, no se lo pensó y salió disparado a por ellos mientras ahora lanzaba un rodillazo contra la cabeza de uno de ellos, sintiendo un crujido que le indicaba que el cuello de aquel pobre diablo se había roto. Con el último fue más bruto, pegó dos zancadas hacia él y echó el puño hacia atrás para después lanzar un tremendo puñetazo a su cabeza, destrozándola y separándola del cuello de su víctima, su fuerza era tan increíble que de un puñetazo le había decapitado. A continuación dirigió su mirada hacia el otro chico para ver cómo le iba, metió las manos en sus bolsillos quedando tranquilo y calmado.
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No sabía cómo había visto cientos de tipos luego de salir de la taberna junto a Drake, el cual antes me había dicho que no quería formar parte de la Revolución, pero que tendría la idea en mente, por si en algún futuro quería unirse. Eran sólo diez los que se encontraban esperándonos. Decidimos ir a por la mitad cada uno, por lo que quedaron cinco para mí. Drake contestó mi pregunta: Trabajaba para Derian Markov.
No dudé un instante, y, sin transformarme, fui hacia el tipo más cercano. Siguiendo el origen del Niten Ichi-Ryu, el cual su lema principal es "Mientras una espada defiende, la otra se prepara para el ataque", me fui adaptando a la velocidad del hombre, hasta superarla con creces, y hacer un corte en forma de cruz. Ya con el tío en el piso, con un movimiento hábil, logré cortar la zona de la muñeca. Al siguiente también lo tuve que ir a buscar yo. Este también usaba una espada, al igual que el anterior. Con este fui hacia abajo. Me agaché y, evitando un ataque hacia la zona lumbar con una espada, corté su rodilla, siempre buscando la articulación para causar mayores daños. El tercero vino de atrás justo cuando estaba enderezando la espalda, y me pegó un palazo en la cabeza. Ahora, además del tema del alcohol, ese golpe me había dejado más mareado que antes, por lo que comencé a mover mis espadas hacia todas direcciones, sin sentido alguno. Ese golpe había impactado en mi cabeza de manera tal que había dejado muy mal a la zona cerebral. Me golpee varias veces con el mango de la espada, para cesar el mareo, y me até más fuerte mi banda roja, para hacer más presión sobre la zona del cráneo. Drake había terminado hace rato, y me estaba mirando con las manos en los bolsillos, esperando a que terminase. No podía decepcionarlo, no debía transformarme, tenía que acabar con ellos de la misma forma que él, quizás no con la misma velocidad, pero como humano. El tercer tipo me había llenado de furia, y me trepé con mis pies en sus hombros, para luego cortar su cuello, también en forma de cruz. El cuarto, asustado, trató de escapar, pero yo corrí hacia él y sujeté su camisa con una mano, mientras que con la otra hacía un tajo que cruzaba toda la espalda. Al igual que con el primero, me agaché y corté su muñeca. El quinto vino corriendo hacia mí como un kamikaze. Me defendí con una espada, mientras que con la otra corte su cadera. A este último también le corté la muñeca.
- Trabajo terminado. Ahora, a beber sangre - dije. Cogí a cada tipo, viendo sus cortes, los cuales eran tres en la muñeca, uno en la rodilla, y un último en el cuello, y comencé a lamer su líquido carmesí uno por uno. Cuando terminé comencé a pensar en qué podíamos hacer ahora con mi compañero Drake. Lo primero que se me ocurrió fue elogiarlo - has terminado muy rápido. Eres muy fuerte - y le ofrecí la mano otra vez - buen trabajo. ¿Qué te apetece hacer ahora? Me gustaría conocerte un poco más. ¿A qué se debe ese odio por el gobierno? Vamos a caminar, me gustaría ver la casa de los esclavos, ¿me acompañarías? Se encuentra en el Mangroove 1. No te preocupes, no soy un corrupto, no compraré a nadie.
Comencé a caminar, suponiendo que Drake haría lo mismo, hacia el Mangroove 1. Todavía estaba un poco atontado por aquel golpe. Es más, casi me desmayo, pero logre apoyar la mano en el musculoso hombro de Drake, para así mantenerme en pie. Pude continuar caminando solo, pero me tambaleaba un poco. Esperé a que responda mi pregunta, y que posiblemente me haga preguntas él a mí, así que me quedé en silencio, esperando, meditando, para así recuperarme al cien porciento.
No debíamos tardar en llegar, a menos que los cazadores de personas interfieran en nuestro camino, cosa que era de esperarse, ya que estábamos en la zona sin ley. Me agradaba mucho la isla, a pesar de traerme malos recuerdos, debido a que aquí me enviaron a Tierra Santa, pero bueno, eso es pasado pisado, y hay que agradecer a Tony-San que me hizo escapar de aquel infierno. De no ser así, quién sabe si estuviera viviendo en estos momentos.
Dejé aquello de lado y comencé a analizar a Drake. Su manera de contestar a mis preguntas, su actitud ante el ser interrogado y sus expresiones, que siempre delatan a la gente. Antes, lo que me había respondido había sido muy sereno y tranquilo, a pesar de lo salvaje que es a la hora de luchar, lo cual no se relaciona en nada con su actitud. Él es más sádico cuando lucha, mas cuando habla, o cuando entablé conversación con él, es completamente la cara opuesta, muy pasivo y paciente.
No dudé un instante, y, sin transformarme, fui hacia el tipo más cercano. Siguiendo el origen del Niten Ichi-Ryu, el cual su lema principal es "Mientras una espada defiende, la otra se prepara para el ataque", me fui adaptando a la velocidad del hombre, hasta superarla con creces, y hacer un corte en forma de cruz. Ya con el tío en el piso, con un movimiento hábil, logré cortar la zona de la muñeca. Al siguiente también lo tuve que ir a buscar yo. Este también usaba una espada, al igual que el anterior. Con este fui hacia abajo. Me agaché y, evitando un ataque hacia la zona lumbar con una espada, corté su rodilla, siempre buscando la articulación para causar mayores daños. El tercero vino de atrás justo cuando estaba enderezando la espalda, y me pegó un palazo en la cabeza. Ahora, además del tema del alcohol, ese golpe me había dejado más mareado que antes, por lo que comencé a mover mis espadas hacia todas direcciones, sin sentido alguno. Ese golpe había impactado en mi cabeza de manera tal que había dejado muy mal a la zona cerebral. Me golpee varias veces con el mango de la espada, para cesar el mareo, y me até más fuerte mi banda roja, para hacer más presión sobre la zona del cráneo. Drake había terminado hace rato, y me estaba mirando con las manos en los bolsillos, esperando a que terminase. No podía decepcionarlo, no debía transformarme, tenía que acabar con ellos de la misma forma que él, quizás no con la misma velocidad, pero como humano. El tercer tipo me había llenado de furia, y me trepé con mis pies en sus hombros, para luego cortar su cuello, también en forma de cruz. El cuarto, asustado, trató de escapar, pero yo corrí hacia él y sujeté su camisa con una mano, mientras que con la otra hacía un tajo que cruzaba toda la espalda. Al igual que con el primero, me agaché y corté su muñeca. El quinto vino corriendo hacia mí como un kamikaze. Me defendí con una espada, mientras que con la otra corte su cadera. A este último también le corté la muñeca.
- Trabajo terminado. Ahora, a beber sangre - dije. Cogí a cada tipo, viendo sus cortes, los cuales eran tres en la muñeca, uno en la rodilla, y un último en el cuello, y comencé a lamer su líquido carmesí uno por uno. Cuando terminé comencé a pensar en qué podíamos hacer ahora con mi compañero Drake. Lo primero que se me ocurrió fue elogiarlo - has terminado muy rápido. Eres muy fuerte - y le ofrecí la mano otra vez - buen trabajo. ¿Qué te apetece hacer ahora? Me gustaría conocerte un poco más. ¿A qué se debe ese odio por el gobierno? Vamos a caminar, me gustaría ver la casa de los esclavos, ¿me acompañarías? Se encuentra en el Mangroove 1. No te preocupes, no soy un corrupto, no compraré a nadie.
Comencé a caminar, suponiendo que Drake haría lo mismo, hacia el Mangroove 1. Todavía estaba un poco atontado por aquel golpe. Es más, casi me desmayo, pero logre apoyar la mano en el musculoso hombro de Drake, para así mantenerme en pie. Pude continuar caminando solo, pero me tambaleaba un poco. Esperé a que responda mi pregunta, y que posiblemente me haga preguntas él a mí, así que me quedé en silencio, esperando, meditando, para así recuperarme al cien porciento.
No debíamos tardar en llegar, a menos que los cazadores de personas interfieran en nuestro camino, cosa que era de esperarse, ya que estábamos en la zona sin ley. Me agradaba mucho la isla, a pesar de traerme malos recuerdos, debido a que aquí me enviaron a Tierra Santa, pero bueno, eso es pasado pisado, y hay que agradecer a Tony-San que me hizo escapar de aquel infierno. De no ser así, quién sabe si estuviera viviendo en estos momentos.
Dejé aquello de lado y comencé a analizar a Drake. Su manera de contestar a mis preguntas, su actitud ante el ser interrogado y sus expresiones, que siempre delatan a la gente. Antes, lo que me había respondido había sido muy sereno y tranquilo, a pesar de lo salvaje que es a la hora de luchar, lo cual no se relaciona en nada con su actitud. Él es más sádico cuando lucha, mas cuando habla, o cuando entablé conversación con él, es completamente la cara opuesta, muy pasivo y paciente.
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Los ojos de Drake analizaban todo de forma calmada el estilo de lucha de aquel revolucionario que peleaba con agilidad. Se trataba de un espadachín, de todas formas al chico no solían gustarle las armas que no fueran guanteletes o de lucha. Sin embargo prefería las espadas a cualquier arma de fuego pues estas últimas las detestaba. El chico parecía no querer hacerle esperar, sin embargo el castaño no tenía prisa, le miraba de forma muy calmada y preparado en todo momento por si debía meterse a ayudarle con alguno de aquellos idiotas. Después quedó algo impresionado cuando el chico comenzó a beber la sangre de aquellos tipos. En ese momento la silueta de su maestro Derian le vino a la mente, ladeó un poco la cabeza negando para salir de aquella visión y volvió a ver al chico, pero no parecía otro vampiro, su fruta era algo más bestial. Sin embargo le gustaba la sangre, al chico lobo tan solo la acompañaba como salsa para la carne. Dejó de darle importancia mientras se colocaba bien la chaqueta de cuera y observaba como se acercaba ahora. El chico volvió a darle la mano mientras escuchaba su halago y su proposición ahora de ir al distrito de los esclavos.
- Me parece perfecto, en ese caso nos divertiremos un poco y de paso les joderemos el negocio de esclavos.
Dijo el castaño mientras se agachaba ahora y cogía de uno de los cadáveres, una máscara típica de motero, le tapaba solo de cuello a nariz, pero lo suficiente. Tenía el dibujo de la mandíbula de una calavera. No podía permitirse el lujo de que le vieran, su líder tendría serios problemas si aquello ocurría. Ahora comenzó a caminar con el chico mientras mantenía su mirada al frente, notó como se apoyó en su hombro al casi caerse y el chico en acto reflejo le tomó el brazo ayudándole un poco. Parecía algo herido, por desgracia no era médico y no tenía conocimientos para sanar el dolor ni nada por el estilo.
- Cuidado Flea. Si ves que necesitas tu forma hibrida o completa no dudes en hacerlo. Yo estuve usando mi forma completa durante muchos años y la hibrida igual, ha pasado mucho tiempo hasta haber desarrollado mi fuerza en esta forma. Además es un orgullo poseer estas formas, yo ya me considero un verdadero lobo más que un humano.
Tras decirle aquello continuó caminando junto a él de forma tranquila. Mientras poco a poco iban llegando. Los ojos del chico ya no eran verdes claros, volvieron a ser dorados cuando vieron como había gente atada y muchos payasos trajeados vendiendo como si fuese un mercado. Apretó los puños frunciendo el ceño mientras ahora se mosqueaba respirando algo más fuerte. No podía consentir aquello, esos malditos idiotas lo pagarían. No había respondido a la pregunta del chico antes, por lo que ahora decidió contestarle antes de comenzar con aquello.
- Yo fui entrenado por un marine en mi estilo de lucha cuando era un niño, ese hombre me enseño que los marines eran buenas personas, sin embargo partió y no volví a verle, después en el reino de Arabasta fui testigo de la corrupción de estos cerdos. Fui viendo como abusaban de su poder y como eran crueles con las personas, también vi a agentes del gobierno hacerlo, no dejé ni uno vivo. Incluso un amigo mío revolucionario dio la vida por mí salvándome. Desde ese día jure acabar con ellos.
El chico no podía aguantar más, frunció el ceño mientras gruñía y de repente comenzó a caminar de forma lenta hacia donde estaban aquellos idiotas. Le daba igual lo que pasara después, como si le enviaban a un almirante, pensaba eliminarlos aprovechando que llevaba la cara tapada y nadie podía reconocerle, no parecían nobles de clase alta, solo algunos managers.
- Me parece perfecto, en ese caso nos divertiremos un poco y de paso les joderemos el negocio de esclavos.
Dijo el castaño mientras se agachaba ahora y cogía de uno de los cadáveres, una máscara típica de motero, le tapaba solo de cuello a nariz, pero lo suficiente. Tenía el dibujo de la mandíbula de una calavera. No podía permitirse el lujo de que le vieran, su líder tendría serios problemas si aquello ocurría. Ahora comenzó a caminar con el chico mientras mantenía su mirada al frente, notó como se apoyó en su hombro al casi caerse y el chico en acto reflejo le tomó el brazo ayudándole un poco. Parecía algo herido, por desgracia no era médico y no tenía conocimientos para sanar el dolor ni nada por el estilo.
- Cuidado Flea. Si ves que necesitas tu forma hibrida o completa no dudes en hacerlo. Yo estuve usando mi forma completa durante muchos años y la hibrida igual, ha pasado mucho tiempo hasta haber desarrollado mi fuerza en esta forma. Además es un orgullo poseer estas formas, yo ya me considero un verdadero lobo más que un humano.
Tras decirle aquello continuó caminando junto a él de forma tranquila. Mientras poco a poco iban llegando. Los ojos del chico ya no eran verdes claros, volvieron a ser dorados cuando vieron como había gente atada y muchos payasos trajeados vendiendo como si fuese un mercado. Apretó los puños frunciendo el ceño mientras ahora se mosqueaba respirando algo más fuerte. No podía consentir aquello, esos malditos idiotas lo pagarían. No había respondido a la pregunta del chico antes, por lo que ahora decidió contestarle antes de comenzar con aquello.
- Yo fui entrenado por un marine en mi estilo de lucha cuando era un niño, ese hombre me enseño que los marines eran buenas personas, sin embargo partió y no volví a verle, después en el reino de Arabasta fui testigo de la corrupción de estos cerdos. Fui viendo como abusaban de su poder y como eran crueles con las personas, también vi a agentes del gobierno hacerlo, no dejé ni uno vivo. Incluso un amigo mío revolucionario dio la vida por mí salvándome. Desde ese día jure acabar con ellos.
El chico no podía aguantar más, frunció el ceño mientras gruñía y de repente comenzó a caminar de forma lenta hacia donde estaban aquellos idiotas. Le daba igual lo que pasara después, como si le enviaban a un almirante, pensaba eliminarlos aprovechando que llevaba la cara tapada y nadie podía reconocerle, no parecían nobles de clase alta, solo algunos managers.
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Drake me recomendó que no dude en usar mis formas de la Akuma no Mi si era necesario, y que él se siente más lobo que humano, debido al harto tiempo que las usó. Habíamos llegado a la Casa de Esclavos, con gente atada, y algunos hijos de puta vendiendo y comprando personas. Hice crujir mis dedos. Drake miraba, al igual que yo, con cara de odio y desprecio. Respondió mi pregunta comentando sobre su pasado, diciendo que lo entrenó un Marine, pero en Arabasta se dio cuenta de la maldad oculta que poseían. También me dijo que un amigo revolucionario suyo se sacrificó para salvarlo. En un momento se tapó la cara, por lo que comprobé que al parecer sí tenía un Wanted, y se tapaba para que no lo reconocieran. Yo debería hacer lo mismo. Abroché los botones suelto de mi camisa, lo que hacía que me tapara la cara hasta la nariz, y me coloqué la capucha de mi pequeño chaleco rojo, el cual ocultaba mi despeinado y fácilmente reconocible cabello. Los dos avanzamos hacia ellos. Por sus vestimentas, no eran nobles.
- Vamos a joder sus transacciones - le susurré a Drake al oído. Estábamos en la zona sin ley, poco nos podía suceder estando allí, y llegada de un Almirante no era mucho problema. Bastaba con transformarnos en nuestras respectivas formas completas y listo, o quitarse los abrigos de la cara. Saqué una espada y corté al vendedor en el estómago. Luego de eso, viré a la velocidad a la que estaba yendo, y corté el candado que tenía la celda del esclavo. Con un brusco movimiento, abrí la puerta y le dije con una radiante sonrisa, al que estaba dentro - felicidades, estás fuera - y le tendí la mano para que logre salir. Luego giré el cuelo, y tranquilamente le dije a Drake - hacemos dos y dos. Yo me encargo de estos dos y luego tú te encargas de los próximos que nos encontremos - y salté hacia el que estaba por comprar al esclavo. Lo primero que hice fue cortar su mano, para que se le caigan los quinientos mil Berries con los que estaba destinado a comprar al esclavo. Luego de eso, desenvainé mi otra espada y corte su zona pectoral, dejando una gran cicatriz. Cogí los Berries que se habían caído y enfundé mis katanas. Había cuatro billetes de cien mil y dos de cincuenta mil. Hice la cuenta mentalmente de manera rápida, y le dí doscientos cincuenta mil a Drake. Yo me guardé la misma suma en el bolsillo - no hay que ser tan buenos como para encontrar dinero en el suelo y no cogerlo, ¿verdad? - le dije al lobo sonriendo, haciendo comillas con las manos mientras pronunciaba la palabra "encontrar".
Le hice con la mano izquierda la seña de que venga conmigo, y entramos a la Casa de Subastas. Allí sí había Nobles sentados, junto a gente de clase muy alta, de esos que usan smoking permanentemente, junto al monóculo, con un bigote curvado. Y las doncellas con rodete y vestidos que le llegan hasta la suela de los zapatos. Al parecer estaban por comenzar las subastas, ya que mucha gente se estaba acomodando en sus respectivos asientos. Se me ocurrió una genial idea, y no dudé en comentársela a Drake.
- Podríamos bordear la Casa, y entrar por detrás, matar a presentador y liberar a los esclavos, que bueno, si los liberamos no serían más esclavos.
Esperé respuesta. Las luces se estaban encendiendo, y una música bastante fuerte se podía escuchar. Sin embargo, se notaba mucho que el ritmo estaba para que la gente no escuchara los gritos de los futuros esclavos. Instintivamente me dio un dolor de estómago extraño, de estos que suceden cuando recuerdas algo que no tenías en mente, o algo de lo que no tenías memoria. Sí. La música que estaba sonando era posiblemente la misma que cuando me vendieron a mí a los Tenryuubito. Esa música en ese entonces estaba para ahogar mis llantos y mis gritos. Intenté no demostrar dolor por esa canción, pero una lágrima se me escapó, la cual oculté rápidamente con mi mano. Luego de secarme, le volví a preguntar a Drake qué opinaba.
- ¿Qué prefieres? ¿Matar a los que compran, o a los que venden? - le susurré para que nadie escuchara. Una pequeña sonrisa salía de mi rostro. Me relamí los labios. Mucha sangre iba a caer en esta casa de subastas, y no podía esperar para lamer la de todos los que derrote.
- Vamos a joder sus transacciones - le susurré a Drake al oído. Estábamos en la zona sin ley, poco nos podía suceder estando allí, y llegada de un Almirante no era mucho problema. Bastaba con transformarnos en nuestras respectivas formas completas y listo, o quitarse los abrigos de la cara. Saqué una espada y corté al vendedor en el estómago. Luego de eso, viré a la velocidad a la que estaba yendo, y corté el candado que tenía la celda del esclavo. Con un brusco movimiento, abrí la puerta y le dije con una radiante sonrisa, al que estaba dentro - felicidades, estás fuera - y le tendí la mano para que logre salir. Luego giré el cuelo, y tranquilamente le dije a Drake - hacemos dos y dos. Yo me encargo de estos dos y luego tú te encargas de los próximos que nos encontremos - y salté hacia el que estaba por comprar al esclavo. Lo primero que hice fue cortar su mano, para que se le caigan los quinientos mil Berries con los que estaba destinado a comprar al esclavo. Luego de eso, desenvainé mi otra espada y corte su zona pectoral, dejando una gran cicatriz. Cogí los Berries que se habían caído y enfundé mis katanas. Había cuatro billetes de cien mil y dos de cincuenta mil. Hice la cuenta mentalmente de manera rápida, y le dí doscientos cincuenta mil a Drake. Yo me guardé la misma suma en el bolsillo - no hay que ser tan buenos como para encontrar dinero en el suelo y no cogerlo, ¿verdad? - le dije al lobo sonriendo, haciendo comillas con las manos mientras pronunciaba la palabra "encontrar".
Le hice con la mano izquierda la seña de que venga conmigo, y entramos a la Casa de Subastas. Allí sí había Nobles sentados, junto a gente de clase muy alta, de esos que usan smoking permanentemente, junto al monóculo, con un bigote curvado. Y las doncellas con rodete y vestidos que le llegan hasta la suela de los zapatos. Al parecer estaban por comenzar las subastas, ya que mucha gente se estaba acomodando en sus respectivos asientos. Se me ocurrió una genial idea, y no dudé en comentársela a Drake.
- Podríamos bordear la Casa, y entrar por detrás, matar a presentador y liberar a los esclavos, que bueno, si los liberamos no serían más esclavos.
Esperé respuesta. Las luces se estaban encendiendo, y una música bastante fuerte se podía escuchar. Sin embargo, se notaba mucho que el ritmo estaba para que la gente no escuchara los gritos de los futuros esclavos. Instintivamente me dio un dolor de estómago extraño, de estos que suceden cuando recuerdas algo que no tenías en mente, o algo de lo que no tenías memoria. Sí. La música que estaba sonando era posiblemente la misma que cuando me vendieron a mí a los Tenryuubito. Esa música en ese entonces estaba para ahogar mis llantos y mis gritos. Intenté no demostrar dolor por esa canción, pero una lágrima se me escapó, la cual oculté rápidamente con mi mano. Luego de secarme, le volví a preguntar a Drake qué opinaba.
- ¿Qué prefieres? ¿Matar a los que compran, o a los que venden? - le susurré para que nadie escuchara. Una pequeña sonrisa salía de mi rostro. Me relamí los labios. Mucha sangre iba a caer en esta casa de subastas, y no podía esperar para lamer la de todos los que derrote.
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Flea ya se había ocupado de liarla bien, no solo había liberado a los esclavos, también se cargó a los que los retenían, el lobo permaneció de brazos cruzados observando y con una media sonrisa que tapaba su media máscara. Cuando todo finalizó y el revolucionario le llevó a la casa de subastas, el castaño empezó a cambiar un poco, su altura creció hasta los dos metros, su musculatura aumentó de forma exagerada y su piel se puso incluso rojiza, perdió las pupilas quedando sus orbes en blancos. Aquel monstruo ahora miró a su compañero y respondió a su pregunta de forma calmada. – Ambos. – Una vez dijo aquello no le importó el modo de hacerlo, simplemente golpeó una pared con el codo haciéndola pedazos en el momento, atrayendo lo justo a todas las personas del interior. En ese momento soltó un gruñido y salió corriendo hacia ellos mientras iba relamiéndose despacio, deseando partir los huesos de todos aquellos payasos allí reunidos, nadie le impediría salvar a la gente en venta y patear a todos los que se metieran en medio como si fueran basura.
Dos guardias trataron de pararle con mazos, este simplemente agarró a uno del cuello con aquella monstruosa fuerza y lo lanzó contra el suelo, estampándole la cabeza de forma violenta para después darle una patada al otro en el brazo, rompiéndoselo en el acto. El tipo gritó de dolor mientras retrocedía acariciándose la extremidad dañada con la otra mano, sin embargo era demasiado tarde para él y el terrible ser lo tomó de la cabeza y lo elevó. Clavó sus blancos ojos en los azules de aquel hombre, metiéndole el miedo en el cuerpo para acto seguido mirar a los nobles que lo presenciaban, parecían asustados y miraban a los lados buscando posibles salidas, sin embargo el chico sabía que su nuevo amigo no les dejaría salir fácilmente. – No hay nada que podáis hacer contra nosotros, somos los ejecutores que os mandaran a la tumba hijos de puta. – Una vez dijo aquello apretó su mano con violencia haciendo pedazos el cuello de su presa y lanzándolo después al suelo, acto seguido golpeó con fuerza la cadena de un hombre que vendían y la hizo pedazos con su brutalidad. Una bestia así era de temer a decir verdad, de repente miró hacia el techo donde había una enorme lámpara.
Sin pensárselo lanzó un puñetazo hacia ella, pero al estar a unos siete metros no le dio como era normal, eso provocó que todos se quedaran confusos. Pero en poco tiempo se formó una enorme onda de choque que impactó contra aquel objeto tirándolo abajo y cayéndole encima a varios de ellos, el poder de Drake era impresionante y se notaba que era bastante temperamental en muchas ocasiones. Sin miedo alguno por su máscara, empezó a volar hacia el público, lanzando ondas de choque y mandando a la gente a volar como si tan solo furan insectos. – Hahaha… – Más guardias acudían tratando de pararle pero sin embargo corrían la misma suerte que sus compañeros, salir volando como meros juguetes antes un vehículo que los iba arrollando. Lo más gracioso de todo eso es que el chico no estaba usando ni un veinte por ciento de su fuerza, apenas llegaba incluso al quince. Pero el disfrute no se lo quitaba nadie y sabía que el revolucionario también estaría disfrutando de liberar esclavos y apalear estúpidos nobles que se lo merecían. Esas basuras debían caer todas salvo Derian, era el único que merecía el cargo según el castaño, era su opinión y nunca la iba a cambiar.
Dos guardias trataron de pararle con mazos, este simplemente agarró a uno del cuello con aquella monstruosa fuerza y lo lanzó contra el suelo, estampándole la cabeza de forma violenta para después darle una patada al otro en el brazo, rompiéndoselo en el acto. El tipo gritó de dolor mientras retrocedía acariciándose la extremidad dañada con la otra mano, sin embargo era demasiado tarde para él y el terrible ser lo tomó de la cabeza y lo elevó. Clavó sus blancos ojos en los azules de aquel hombre, metiéndole el miedo en el cuerpo para acto seguido mirar a los nobles que lo presenciaban, parecían asustados y miraban a los lados buscando posibles salidas, sin embargo el chico sabía que su nuevo amigo no les dejaría salir fácilmente. – No hay nada que podáis hacer contra nosotros, somos los ejecutores que os mandaran a la tumba hijos de puta. – Una vez dijo aquello apretó su mano con violencia haciendo pedazos el cuello de su presa y lanzándolo después al suelo, acto seguido golpeó con fuerza la cadena de un hombre que vendían y la hizo pedazos con su brutalidad. Una bestia así era de temer a decir verdad, de repente miró hacia el techo donde había una enorme lámpara.
Sin pensárselo lanzó un puñetazo hacia ella, pero al estar a unos siete metros no le dio como era normal, eso provocó que todos se quedaran confusos. Pero en poco tiempo se formó una enorme onda de choque que impactó contra aquel objeto tirándolo abajo y cayéndole encima a varios de ellos, el poder de Drake era impresionante y se notaba que era bastante temperamental en muchas ocasiones. Sin miedo alguno por su máscara, empezó a volar hacia el público, lanzando ondas de choque y mandando a la gente a volar como si tan solo furan insectos. – Hahaha… – Más guardias acudían tratando de pararle pero sin embargo corrían la misma suerte que sus compañeros, salir volando como meros juguetes antes un vehículo que los iba arrollando. Lo más gracioso de todo eso es que el chico no estaba usando ni un veinte por ciento de su fuerza, apenas llegaba incluso al quince. Pero el disfrute no se lo quitaba nadie y sabía que el revolucionario también estaría disfrutando de liberar esclavos y apalear estúpidos nobles que se lo merecían. Esas basuras debían caer todas salvo Derian, era el único que merecía el cargo según el castaño, era su opinión y nunca la iba a cambiar.
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