Canto de sirenas en un crucero (Privado- Pasado- Teobaldo Voglio y :.Kenta.:)

Me encontraba en el magnífico y nada despreciable crucero casino “El canto de la sirena” lo cual era un nombre apropiado para un lugar donde, los encantos de las luces, los sonidos, los olores, la música e incluso la comida estaba diseñados para que uno sintiera deseos se quedarse para siempre en aquel lugar. Debo admitir que incluso yo quede cautivado por aquellas canciones de sirena, aunque debo admitir que las mujeres que se encontraban administrado los diferentes juegos de azar también eran realmente cautivadoras, tanto que la primera que vi me había convencido para comprar un numero para una tómbola. La agraciada mujer me había explicado que todos los números tenían premio y que estos eran objetos bastante inusuales e incluso valiosos, cuando le cuestione si podía míralos me dijo que solo podían ser vistos por el monitor detrás de ella.

Al ver los regalos me quede sorprendido habían pistolas, arcos, espadas, accesorios varios, que según la anfitriona mejoraban el desempeño, también se encontraban elementos se joyería, artículos coleccionables y muchas, muchas cosas más. El encanto de aquella chica y su melodiosa explicación me hicieron desembolsar 1,000 :berris2: luego tome mi número 523, la chica me dijo que se destaparían los resultados en a las 12 de la noche se vendieran o no los últimos 175 boletos que le quedaran por lo que una vez viera que recompensa me tocaba podía pasar por ella a la recepción de premios.

Una vez me pregunto si tenía todo claro y yo asintiera con la cabeza me dejo para ir a engatusar a otro afortunado o desafortunado individuo, según se considerara este último, en lo particular yo me sentía afortunado por haber estado en presencia de una hermosa mujer, pero desafortunado porque había desembolsado dinero. No obstante aún tenía la posibilidad de llevarme algo valioso, pues aquella mujer había sido muy insistente en decirme que los dueños del barco no habían reparado en gastos, para los obsequios que se ofrecían esa noche ya que hoy se celebraba el aniversario del barco.

Como no tenía mucho más que hacer decidí darme una vuelta por los numerosos cuartos, buscando, algo para hacer y matar el rato hasta que fuera cobrar mi premio, la verdad es que no tenía ni idea de que aria las siguientes 5 horas hasta ese momento. Cuando repentinamente pase cerca de una bar no muy lejos del lugar donde había dejado a la chica de la tómbola, la fragancia agridulce de un buen vino me hizo detener el paso y dirigirme rumbo a la barra que era atendida por una sensual barman, dios en verdad que este navío hacía alusión digna a su nombre, era el lugar indicado para dejar pobre a un hombre. Finalmente llame a la barman y pedí que me trajeran su mejor vino .

Mientras estaba tomando mi trago un joven llego a sentarse a mi lado, él chico pidió una botella de sake, mientras se relajaba en silencio, después de verlo de reojo regrese a mis asuntos tomando lentamente mi copa de vino. Fue cuando desde el escenario ubicado detrás de nosotros anunciaron que en breve subirían al escenario las inigualables hermanas “Coral”  quienes deleitarían a los presentes con sus melodiosas voces. Terminado el anuncio el anunciador dio paso a las tres encantadoras mujeres, lentamente y como si flotaran cada una fue ocupando sus correspondientes lugares, la primera se posiciono junto al micrófono, mientras la segunda se ocupó de la batería y la última del piano.

Inmediatamente estuvieron listas comenzaron a tocar, siendo lo primero en sonar el suave ritmo del batería, seguida de la melodiosa voz de una de las hermanas.  Una vez las notas llegaron a mis oídos me comencé a sentir realmente relajado mientras seguía el ritmo con la cabeza, debo admitir que eran realmente buenas. Mientras disfrutaba del ambiente, di un sorbo a mi copa mientras decía en voz alta- ¡Baya que son buenas!  ¿No te parece?-  pregunte mientras señalaba al joven que tenía a mi lado –En verdad que este barco da fama a su nombre con esas bellas mujeres.

Luego la música concluyo y me pare de mi asiento para aplaudir a tan sublime ejecución, acto seguido y sin perder ningún segundo, las jóvenes comenzaron a ejecutar otra melodía.  En ese momento la barman llegaba para dejar sobre la barra un par de aperitivos cortesía de la casa, mientras regresaba a mi asiento y tomaba algo de maní me presente al recién llegado –A propósito soy Teobaldo, Teobaldo Voglio un gusto.