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Luego de una semana navegando sin rumbo por el West Blue, Juka B.Volpi llega a la isla de Ohara. Por más que buscaba una buena aventura, no podría llevarla a cabo con el estómago vacío.Por lo que decide preguntar en el puerto de la isla donde vendían buena comida, recibió una respuesta de una mujer que se encontraba pescando en el lugar, esta mujer le indicó que para llegar al restaurante "Rins" debía seguir el camino principal de la isla hasta llegar al final del mismo.
Obedeciendo las indicaciones proporcionadas por la mujer del puerto, Juka caminó por unos 20 minutos, observando en su camino todas las hermosas casas de Ohara. Cuando finalmente llegó al final del camino se encontró con el buscado restaurante, al entrar se dio cuenta de que estaba totalmente vacío.
El joven pirata no entendía porque si era tan bueno estaba vacío. Por la curiosidad Juka se acercó a la barra principal del lugar preguntando porque estaba desértico. El hombre que atendía la barra le contestó que se debía a que el lugar le pertenecía ahora al Teniente de la Marina Shuard Reed, y que él no quería que nadie más que él comieran en ese lugar.
Al pirata le pareció ridícula esa explicación por la que pidió su comida al cantinero con el que había hablado y se sentó en una de las mesas del complejo. Mientras esperaba su comida entró en la habitación un escuadrón de marines que se sentaron en una esquina del lugar. Estos marines estuvieron mirando fijamente al pirata y cuando la tensión era insuperable otra persona entró en el restaurante. Antes de que pudiera ver quien era esa persona, la comida de Juka llego a la mesa.
Obedeciendo las indicaciones proporcionadas por la mujer del puerto, Juka caminó por unos 20 minutos, observando en su camino todas las hermosas casas de Ohara. Cuando finalmente llegó al final del camino se encontró con el buscado restaurante, al entrar se dio cuenta de que estaba totalmente vacío.
El joven pirata no entendía porque si era tan bueno estaba vacío. Por la curiosidad Juka se acercó a la barra principal del lugar preguntando porque estaba desértico. El hombre que atendía la barra le contestó que se debía a que el lugar le pertenecía ahora al Teniente de la Marina Shuard Reed, y que él no quería que nadie más que él comieran en ese lugar.
Al pirata le pareció ridícula esa explicación por la que pidió su comida al cantinero con el que había hablado y se sentó en una de las mesas del complejo. Mientras esperaba su comida entró en la habitación un escuadrón de marines que se sentaron en una esquina del lugar. Estos marines estuvieron mirando fijamente al pirata y cuando la tensión era insuperable otra persona entró en el restaurante. Antes de que pudiera ver quien era esa persona, la comida de Juka llego a la mesa.
Ragnar Asborn
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Ohara, hogar de genios, lugar de culto para los más intelectuales, un sitio lleno de historia y repleto de sabiduría. O al menos aquella era la descripción de esta maravillosa isla hace más de cien años. El día que los malditos marines convocaron aquella Buster Call la isla no volvió a ser la misma. Las hojas del árbol del conocimiento no han vuelto a brillar con el mismo esplendor desde entonces… y dudo que algún día vuelvan a hacerlo.
Mi nombre es Ragnar, y por si no lo habéis adivinado aún… no soy un marine. No son los libros, ni el conocimiento que estos esconden el motivo por el que he venido a esta isla, es algo mucho más grande, algo mucho más pesado… Algo con unas alas capaces de crear huracanes, algo con unas escamas tan duras como el acero, algo con unos colmillos y unas garras tan afiladas como la mejor de las espadas…algo… algo con un aliento de hielo capaz de congelar a una isla entra en cuestión de segundos. ¿Aún no habéis adivinado de lo que hablo? Un dragón.
Allí me encontraba, en las calles de Ohara, buscando un sitio donde poder saciar mi hambre y mi sed. Al cabo de unos minutos buscando, encontré el lugar que parecía ser el más indicado para mí, “Rins”. ¿Qué por qué aquel era el sitio más indicado para mí? Simple, no se escuchaba mucho ruido desde fuera. Me dispuse a entrar al bar, en él solo había dos mesas ocupadas, una estaba llena de marines, siendo más concretos había seis, parecía que eran un pelotón o algo por el estilo. Estos estaban mirando con mala cara al individuo de la otra mesa, un hombre de más o menos mi misma edad, pelo negro y aproximadamente un metro noventa, por su porte era obvio que se trataba de un pirata.
Me aproximé a la barra, a cada paso que daba la mirada de los marines se alejaba más del hombre sentado en aquella mesa y se concentraba más en mí. Me senté en uno de los taburetes situados en la barra y mirando al barman con una expresión agradable hice mi pedido. En la cara de este se podía notar el miedo, no por mí, ni por el otro pirata presente, sino por el hecho de que sabía que aquel encuentro entre marines y piratas no iba a acabar muy bien.
-Ponme algo de sake, preferiblemente tibio, y para comer… carne, mientras no sea de conejo me da igual que de lo que sea.
Él me respondió con un “Sí”, y seguidamente se adentró en la cocina para preparar mi pedido. Al mismo tiempo que él se giraba dándome la espalda, escuché como los marines de la mesa del fondo murmuraban cosas sobre mí. Eso que hizo que una sonrisa pícara se dibujara en mi cara. Esperaba que ninguno de ellos cometiera la estupidez de venir a “conversar” conmigo, pues no es bueno torear a una bestia hambrienta.
Mi nombre es Ragnar, y por si no lo habéis adivinado aún… no soy un marine. No son los libros, ni el conocimiento que estos esconden el motivo por el que he venido a esta isla, es algo mucho más grande, algo mucho más pesado… Algo con unas alas capaces de crear huracanes, algo con unas escamas tan duras como el acero, algo con unos colmillos y unas garras tan afiladas como la mejor de las espadas…algo… algo con un aliento de hielo capaz de congelar a una isla entra en cuestión de segundos. ¿Aún no habéis adivinado de lo que hablo? Un dragón.
Allí me encontraba, en las calles de Ohara, buscando un sitio donde poder saciar mi hambre y mi sed. Al cabo de unos minutos buscando, encontré el lugar que parecía ser el más indicado para mí, “Rins”. ¿Qué por qué aquel era el sitio más indicado para mí? Simple, no se escuchaba mucho ruido desde fuera. Me dispuse a entrar al bar, en él solo había dos mesas ocupadas, una estaba llena de marines, siendo más concretos había seis, parecía que eran un pelotón o algo por el estilo. Estos estaban mirando con mala cara al individuo de la otra mesa, un hombre de más o menos mi misma edad, pelo negro y aproximadamente un metro noventa, por su porte era obvio que se trataba de un pirata.
Me aproximé a la barra, a cada paso que daba la mirada de los marines se alejaba más del hombre sentado en aquella mesa y se concentraba más en mí. Me senté en uno de los taburetes situados en la barra y mirando al barman con una expresión agradable hice mi pedido. En la cara de este se podía notar el miedo, no por mí, ni por el otro pirata presente, sino por el hecho de que sabía que aquel encuentro entre marines y piratas no iba a acabar muy bien.
-Ponme algo de sake, preferiblemente tibio, y para comer… carne, mientras no sea de conejo me da igual que de lo que sea.
Él me respondió con un “Sí”, y seguidamente se adentró en la cocina para preparar mi pedido. Al mismo tiempo que él se giraba dándome la espalda, escuché como los marines de la mesa del fondo murmuraban cosas sobre mí. Eso que hizo que una sonrisa pícara se dibujara en mi cara. Esperaba que ninguno de ellos cometiera la estupidez de venir a “conversar” conmigo, pues no es bueno torear a una bestia hambrienta.
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Cuando la tensión entre los marines que me miraban y yo, era insuperable, un hombre joven de cabello blanco y una apariencia extraña entró en el lugar. Los marines rápidamente fijaron su penetrante mirada en el, dejándome a mi de lado. El intrigante hombre se sentó en la barra, haciendo una orden al cantinero. Mientras esperaba su comida, noté que los marines comenzaron a levantarse de la mesa en la que se encontraban para acercarse a este sujeto.
Cuando estaban a mitad de camino del mismo, sucedió algo inesperado. Un hombre de complexiones físicas gigantescas, de cabello negro y con una cuchilla con cierra del tamaño de una espada enorme, entro al local. Este hombre era imponente ya que con el simple hecho de que entrara, los marines lo miraron espantados y volvieron a sentarse en su respectiva mesa, observándolo fijamente con temor a lo que pasaría más adelante.
El gigantesco hombre se identificó como el teniente de la Marina Shuard Reed. Luego de unos segundos de silencio en los que esperaba algún tipo de respuesta o de reacción, este hombre me miró fijamente a los ojos identificándome al instante. Luego de chequear un papel en su mano, volvió a mirarme diciendo:"Juka B.Volpi... quedas arrestado por el asesinato de 5 marines en Cocoyasi."
Quedé sorprendido por la rapidez con la que me reconocieron y sabiendo que no tendría otra opción, me paré lentamente de mi silla, tomé un sorbo de mi bebida y posteriormente le comuniqué al teniente que no sería arrestado jamás en mi vida, y menos por un simple teniente de la Marina.
Cuando terminé de pronunciar esas palabras, los 6 marines que estaban en la mesa huyeron del lugar y el teniente me quedó mirando fijamente con cara de enojado. Cuando el imponente hombre estaba a punto de reaccionar, me dispuse a mirar al hombre misterioso de cabello blanco, para ver si decidía intervenir en la futura disputa o mantenerse al margen de la misma.
Cuando estaban a mitad de camino del mismo, sucedió algo inesperado. Un hombre de complexiones físicas gigantescas, de cabello negro y con una cuchilla con cierra del tamaño de una espada enorme, entro al local. Este hombre era imponente ya que con el simple hecho de que entrara, los marines lo miraron espantados y volvieron a sentarse en su respectiva mesa, observándolo fijamente con temor a lo que pasaría más adelante.
El gigantesco hombre se identificó como el teniente de la Marina Shuard Reed. Luego de unos segundos de silencio en los que esperaba algún tipo de respuesta o de reacción, este hombre me miró fijamente a los ojos identificándome al instante. Luego de chequear un papel en su mano, volvió a mirarme diciendo:"Juka B.Volpi... quedas arrestado por el asesinato de 5 marines en Cocoyasi."
Quedé sorprendido por la rapidez con la que me reconocieron y sabiendo que no tendría otra opción, me paré lentamente de mi silla, tomé un sorbo de mi bebida y posteriormente le comuniqué al teniente que no sería arrestado jamás en mi vida, y menos por un simple teniente de la Marina.
Cuando terminé de pronunciar esas palabras, los 6 marines que estaban en la mesa huyeron del lugar y el teniente me quedó mirando fijamente con cara de enojado. Cuando el imponente hombre estaba a punto de reaccionar, me dispuse a mirar al hombre misterioso de cabello blanco, para ver si decidía intervenir en la futura disputa o mantenerse al margen de la misma.
Ragnar Asborn
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El camarero me sirvió mi pedido, un amable y sincero “Gracias” salió de mi boca al ver la buena pinta de la bebida y la carne, aparentemente de ternera, la cual me había servido. Tan solo chocar el plato con la madera de la barra, los seis hombres que se encontraban al final del local se levantaron de sus respectivas sillas, al parecer venían a por mí. Vaya… pensé al verlos de pie. Últimamente no puedo comer sin que antes alguien intente matarme antes… Ignorando la presencia de aquellos hombres empecé a comer, aquella carne olía demasiado bien como para comerse fría.
Cuando los marines se encontraban a mitad de camino se vieron sorprendidos por el sonido de la oxidada puerta del local abrirse. Miré de reojo para ver de quien se trataba, pero me paré a mitad de trayecto, pues me fijé primero en la cara de terror que tenían los marines dibujada en sus rostros, eso me llamó la atención ligeramente. Dejándolos de lado, me fijé en el hombre que entró. Al parecer también era un marine, teniente al juzgar por su uniforme. Era una autentica mole, al parecer su arma era una espada sierra, una realmente grande… La verdad nunca me había enfrentado a alguien con semejante arma, aquello despertaba mi curiosidad, tenía que admitirlo.
Los marines volvieron a su mensa, todos se sentaron y se quedaron observando las acciones del gigantesco hombre. Al parecer su nombre era Shuard Reed, este avanzó hasta situarse delante del pirata de pelo negro, por lo que estaba diciendo, aquel hombre había matado a cinco marines en una isla de nombre desconocido para mí y ahora quería arrestarlo y hacerle pagar por ello. Yo seguía mirando de reojo a los dos individuos mientras comía, aquello no tenía pinta de acabar con el pirata aceptando su detención y dejándose arrestar.
Efectivamente, su respuesta fue más o menos la que me esperaba, un rotundo “no”, siendo acompañado por una burla refiriéndose a su relativamente bajo rango en la marina. Al escuchar aquello, el teniente se enfureció, cosa que hizo que los marines que se encontraban sentados en la mesa se fueran corriendo del local. Al ver la reacción del teniente, vi de reojo como el pirata de pelo negro me miraba, supuse que me estaba pidiendo ayuda… mierda. A veces detestaba tener aquella voz en mi cabeza que me obligaba a ayudar a los demás. Me acabé el vaso de sake de un trago y aun dándole la espalda a ambos sujetos dije unas palabras en voz alta dirigidas al marine.
-Eh tú, apártate de ese hombre. No me obligues a decírtelo dos veces marinerito de pacotilla.
Cuando los marines se encontraban a mitad de camino se vieron sorprendidos por el sonido de la oxidada puerta del local abrirse. Miré de reojo para ver de quien se trataba, pero me paré a mitad de trayecto, pues me fijé primero en la cara de terror que tenían los marines dibujada en sus rostros, eso me llamó la atención ligeramente. Dejándolos de lado, me fijé en el hombre que entró. Al parecer también era un marine, teniente al juzgar por su uniforme. Era una autentica mole, al parecer su arma era una espada sierra, una realmente grande… La verdad nunca me había enfrentado a alguien con semejante arma, aquello despertaba mi curiosidad, tenía que admitirlo.
Los marines volvieron a su mensa, todos se sentaron y se quedaron observando las acciones del gigantesco hombre. Al parecer su nombre era Shuard Reed, este avanzó hasta situarse delante del pirata de pelo negro, por lo que estaba diciendo, aquel hombre había matado a cinco marines en una isla de nombre desconocido para mí y ahora quería arrestarlo y hacerle pagar por ello. Yo seguía mirando de reojo a los dos individuos mientras comía, aquello no tenía pinta de acabar con el pirata aceptando su detención y dejándose arrestar.
Efectivamente, su respuesta fue más o menos la que me esperaba, un rotundo “no”, siendo acompañado por una burla refiriéndose a su relativamente bajo rango en la marina. Al escuchar aquello, el teniente se enfureció, cosa que hizo que los marines que se encontraban sentados en la mesa se fueran corriendo del local. Al ver la reacción del teniente, vi de reojo como el pirata de pelo negro me miraba, supuse que me estaba pidiendo ayuda… mierda. A veces detestaba tener aquella voz en mi cabeza que me obligaba a ayudar a los demás. Me acabé el vaso de sake de un trago y aun dándole la espalda a ambos sujetos dije unas palabras en voz alta dirigidas al marine.
-Eh tú, apártate de ese hombre. No me obligues a decírtelo dos veces marinerito de pacotilla.
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Después de producir un gran enfrentamiento de miradas con el teniente Reed, el hombre sentado en la barra, al cuál previamente había observado, insinuando si quería involucrarse en problemas con la marina, este dijo en voz alta refiriéndose al inmenso teniente:"Eh tú, apártate de ese hombre. No me obligues a decírtelo dos veces marinerito de pacotilla."
Quedé tan sorprendido por el comentario del joven de cabello blanco que no pude aguantar el hecho de producir una carcajada que se sintió en todo el restaurante. El teniente parecía no saber muy bien que hacer en ese momento, ya que de la nada tenía que comenzar a lidiar con 2 problemas a la vez. Pero por el momento había decidido ignorar al hombre de la barra y dedicarse a lo que había venido, apresarme.
Por más que no le contestó al espadachín, se notaba en su cara una expresión de hombre ofendido, el comentario le había caído mal y parecía que estaba a punto de explotar. Ante la situación del teniente y mientras terminaba mi cesión de risas, observé nuevamente a mi compañero de insultos y le dije:"Como te llamas peliblanco... soy Juka B.Volpi como ya te habrás dado cuenta... al parecer también tienes problemas con la marina, por lo que... si quieres ayúdame a derrotar a este molesto hombre de la ley."
Mientras esperaba la respuesta del hombre ahora pensativo, el monstruoso hombre tomó con fuerza su espada serrucho y comenzó la lanzarme ataques con la misma. Gracias a mi percepción y a que ya estaba preparado para un combate logre esquivarlos, pero al mismo tiempo me di cuenta de que ese hombre de la Marina no era un hombre como para jugar con el en un combate, y si no ponía empeño en el mismo podría terminar con el cuerpo dividido en dos.
Cuando Shuard Reed detuvo sus rápidas ofensivas, me dediqué a sacar mi espada de su funda para posteriormente colocarme en posición de combate, esperando al mismo tiempo que el espadachín que se encontraba a mi derecha respondiera mi pregunta e hiciera algo al respecto.
Quedé tan sorprendido por el comentario del joven de cabello blanco que no pude aguantar el hecho de producir una carcajada que se sintió en todo el restaurante. El teniente parecía no saber muy bien que hacer en ese momento, ya que de la nada tenía que comenzar a lidiar con 2 problemas a la vez. Pero por el momento había decidido ignorar al hombre de la barra y dedicarse a lo que había venido, apresarme.
Por más que no le contestó al espadachín, se notaba en su cara una expresión de hombre ofendido, el comentario le había caído mal y parecía que estaba a punto de explotar. Ante la situación del teniente y mientras terminaba mi cesión de risas, observé nuevamente a mi compañero de insultos y le dije:"Como te llamas peliblanco... soy Juka B.Volpi como ya te habrás dado cuenta... al parecer también tienes problemas con la marina, por lo que... si quieres ayúdame a derrotar a este molesto hombre de la ley."
Mientras esperaba la respuesta del hombre ahora pensativo, el monstruoso hombre tomó con fuerza su espada serrucho y comenzó la lanzarme ataques con la misma. Gracias a mi percepción y a que ya estaba preparado para un combate logre esquivarlos, pero al mismo tiempo me di cuenta de que ese hombre de la Marina no era un hombre como para jugar con el en un combate, y si no ponía empeño en el mismo podría terminar con el cuerpo dividido en dos.
Cuando Shuard Reed detuvo sus rápidas ofensivas, me dediqué a sacar mi espada de su funda para posteriormente colocarme en posición de combate, esperando al mismo tiempo que el espadachín que se encontraba a mi derecha respondiera mi pregunta e hiciera algo al respecto.
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Tras escuchar mi comentario el teniente Reed no dijo ni una palabra, actuó como si ni siquiera lo hubiera escuchado a pesar de que en su cara se notaba la frustración que sentía en aquellos mismos instantes. Por el contrario el otro pirata empezó a reírse a carcajadas, al parecer mi comentario le había hecho gracia. Cuando acabó de reírse me miró y con un tono más serio, como si aquel marine no existiera empezó a hablarme. Por sus palabras parecía ser que quería que le ayudara a derrotar a aquel hombre.
Mientras me lo pensaba el teniente empuñó su gran espada y empezó a destrozar todo el local con unos amplios y potentes ataques, al parecer quería darle al tal Juka, pero este fue más rápido y logró esquivar sus ataques. Al ver aquel destrozo el viejo hombre a cargo del local empezó a suplicar histérico, pues no le hacía mucha gracia que ese marine destrozara su negocio.
– ¡Por favor, detente de una vez Shuard! ¡Siento haber dejado pasar a estos hombres, no volverá a pasar, pero por favor, no destroces mi negocio, ES TODO LO QUE ME QUEDA!
Al escuchar aquello, el teniente de la marina detuvo sus ataques y miró con cara de enfado al anciano, seguidamente le contestó gritando.
-¿PIEDAD, ME PIDES PIEDAD MALDITO INSECTO? ¡TE ENVIARÉ AL INFIERNO CON TU FAMILIA!
Tras pronunciar aquellas palabras Shuard lanzó un potente ataque contra el anciano, a primera vista aquella extraña espada no era lo suficientemente larga como para alcanzarlo, pero de golpe está se alargó gracias a lo que parecían ser unas cadenas metálicas metidas por dentro del arma. Al ver que el ataque iba a alcanzar al inocente anciano me decidí a tomar parte en la batalla. Cuando el filo de la espada se encontraba aún a unos treinta centímetros del hombre, salté la barra y lo plaqué de la forma más suave que pude, tirándolo así al suelo y haciendo que su ofensiva no le alcanzara. Al ver que aún estaba vivo, se levantó y se metió corriendo dentro de la cocina. Allí estaría a salvo. Yo también me levanté, esta vez mirando cara a cara al teniente. Desenfundé mi katana y mientras ambos intercambiábamos unas intensas miradas dije algo dirigiéndome al pirata.
-Está bien, te ayudaré.
Mientras me lo pensaba el teniente empuñó su gran espada y empezó a destrozar todo el local con unos amplios y potentes ataques, al parecer quería darle al tal Juka, pero este fue más rápido y logró esquivar sus ataques. Al ver aquel destrozo el viejo hombre a cargo del local empezó a suplicar histérico, pues no le hacía mucha gracia que ese marine destrozara su negocio.
– ¡Por favor, detente de una vez Shuard! ¡Siento haber dejado pasar a estos hombres, no volverá a pasar, pero por favor, no destroces mi negocio, ES TODO LO QUE ME QUEDA!
Al escuchar aquello, el teniente de la marina detuvo sus ataques y miró con cara de enfado al anciano, seguidamente le contestó gritando.
-¿PIEDAD, ME PIDES PIEDAD MALDITO INSECTO? ¡TE ENVIARÉ AL INFIERNO CON TU FAMILIA!
Tras pronunciar aquellas palabras Shuard lanzó un potente ataque contra el anciano, a primera vista aquella extraña espada no era lo suficientemente larga como para alcanzarlo, pero de golpe está se alargó gracias a lo que parecían ser unas cadenas metálicas metidas por dentro del arma. Al ver que el ataque iba a alcanzar al inocente anciano me decidí a tomar parte en la batalla. Cuando el filo de la espada se encontraba aún a unos treinta centímetros del hombre, salté la barra y lo plaqué de la forma más suave que pude, tirándolo así al suelo y haciendo que su ofensiva no le alcanzara. Al ver que aún estaba vivo, se levantó y se metió corriendo dentro de la cocina. Allí estaría a salvo. Yo también me levanté, esta vez mirando cara a cara al teniente. Desenfundé mi katana y mientras ambos intercambiábamos unas intensas miradas dije algo dirigiéndome al pirata.
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Justo después de que preparara mi próximo movimiento, el gigantesco teniente de la Marina comenzó a insultar al dueño del restaurante solo porque este le había suplicado piedad por la seguridad del lugar. Posteriormente a esto Reed tomó su espada y lanzó unas cadenas que salieron de la nada de su inmensa espada, estas cadenas iban directamente al dueño del negocio. Gracias al espadachín de pelo blanco el señor sobrevivió y pudo huir de allí. Este hombre logró desviar y parar el ataque del temeroso teniente.
Poco después de este increíble reflejo del joven, este me miró y me dijo que efectivamente me ayudaría a derrotar a Shuard Reed. No tenía mucha idea si decidió ayudarme porque era un pirata y quería atacar a un marine, o porque quería proteger al señor encargado del local, pero por la razón que fuese esa ayuda me vendría de maravilla en contra de mi monstruoso enemigo y más cuando previamente había demostrado su gran poder.
Mirando al hombre de cabello blanco salté rápidamente en dirección al teniente y mientras estaba en el aire dije:"Oye... el primer ataque es mio... pero apúrate porque sino lo acabaré bastante rápido". Al decir esa frase disimule no del todo bien la ironía con la que pronuncié esas palabras. Pero volviendo a la acción, me acerqué al flanco izquierdo del imponente hombre, y mientras colocaba mi espada sobre la parte derecha de mi cuerpo para producirle un gran corte lateral, observé que se había adelantado a mi movimiento y su gran espada de acercaba a mí.
Gracias a mis buenas habilidades de percepción, logre evitar su golpe con un salto, cambiando así de su lateral izquierdo al derecho. Mientras estaba en el aire nuevamente cambié mi espada de lugar y ahora si pude producir un corte en su abdomen lateral derecho, aunque no con tanta profundidad como lo habría querido.
Dándome vuelta para ver el resultado de mi ataque, vi al gran teniente Reed acercándose rápidamente a mi con su brazo derecho sobre su nueva herida, pero decidido a golpearme. En ese momento el teniente me golpeó en la zona abdominal lanzándome hacia una de las paredes laterales del lugar. La pared quedó totalmente destruida por la fuerza del impacto, pero por suerte la placa de metal de mi espalda había amortiguado el golpe. Mientras recuperaba fuerzas y el aliento, me dediqué a observar la ofensiva del espadachín que aún no había producido ningún ataque hacia el malvado marine.
Poco después de este increíble reflejo del joven, este me miró y me dijo que efectivamente me ayudaría a derrotar a Shuard Reed. No tenía mucha idea si decidió ayudarme porque era un pirata y quería atacar a un marine, o porque quería proteger al señor encargado del local, pero por la razón que fuese esa ayuda me vendría de maravilla en contra de mi monstruoso enemigo y más cuando previamente había demostrado su gran poder.
Mirando al hombre de cabello blanco salté rápidamente en dirección al teniente y mientras estaba en el aire dije:"Oye... el primer ataque es mio... pero apúrate porque sino lo acabaré bastante rápido". Al decir esa frase disimule no del todo bien la ironía con la que pronuncié esas palabras. Pero volviendo a la acción, me acerqué al flanco izquierdo del imponente hombre, y mientras colocaba mi espada sobre la parte derecha de mi cuerpo para producirle un gran corte lateral, observé que se había adelantado a mi movimiento y su gran espada de acercaba a mí.
Gracias a mis buenas habilidades de percepción, logre evitar su golpe con un salto, cambiando así de su lateral izquierdo al derecho. Mientras estaba en el aire nuevamente cambié mi espada de lugar y ahora si pude producir un corte en su abdomen lateral derecho, aunque no con tanta profundidad como lo habría querido.
Dándome vuelta para ver el resultado de mi ataque, vi al gran teniente Reed acercándose rápidamente a mi con su brazo derecho sobre su nueva herida, pero decidido a golpearme. En ese momento el teniente me golpeó en la zona abdominal lanzándome hacia una de las paredes laterales del lugar. La pared quedó totalmente destruida por la fuerza del impacto, pero por suerte la placa de metal de mi espalda había amortiguado el golpe. Mientras recuperaba fuerzas y el aliento, me dediqué a observar la ofensiva del espadachín que aún no había producido ningún ataque hacia el malvado marine.
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Al parecer el chico no se andaba con rodeos, mientras se encontraba en el aire para atacar a nuestro rival común dijo algo dirigido hacía mí con cierto tono de ironía. Al parecer quería hacerse el gracioso, pero yo no tenía tiempo para eso. Tras pronunciar aquellas palabras el pirata se acercó al lado izquierdo del teniente intentando así clavar su espada en el cuerpo del gigantesco hombre, pero el marine fue más rápido que él y logró evitar su ataque enviándole una ofensiva. El espadachín de pelo negro tampoco se quedó atrás, pues logró esquivar el ataque situándose en su costado derecho y pudiendo así contraatacar, esta vez con éxito a pesar de no causarle una herida muy profunda.
El chico se confió y bajó su guardia, un grave error por su parte. Cuando se giró para ver el resultado de su ataque, el teniente se acercó corriendo hacia él para seguidamente enviarlo contra la pared de un potente rodillazo en el abdomen. La pared quedó con un gran boquete alrededor del pirata, la fuerza de aquel individuo era realmente impresionante. Pero al fin y al cabo no era nada más que fuerza, fuerza bruta. Él marine se giró hacía mi con una sonrisa que mostraba cierto sentimiento de superioridad. Miré de reojo al pirata, el cual aún se encontraba incrustado en la pared, la verdad es que no sabría decir si seguía vivo o no. Dejando de lado ese tema me puse serio, aquella no era una batalla que podría ganar con una sola espada, me puse a Bagami en la boca y desenfundé mis otras dos katanas. Le lancé una mirada sería al Teniente y con una sonrisa pícara en mi rostro pronuncié unas palabras antes de proceder a mi ofensiva.
-No creas que va a ser tan fácil conmigo grandullón.
Mi provocación había surtido efecto en mi rival, este retiró su mano de la herida que le había causado mi “compañero” y volvió a sujetar su gran espadón con ambas manos, instantes más tarde él cargó contra mí con la misma ferocidad con la que lo hizo la vez anterior. Cuando se encontraba lo suficientemente cerca de mi como para alcanzarme con su espada, me lanzó un ataqué vertical descendente con esta. A pesar de estar en el rango de su acero y de la gran tensión que tendría que estar sintiendo en aquellos instantes intenté relajarme, tenía que dejar mi mente en blanco si quería hacer lo que me proponía. Segundos antes de que su arma me alcanzara aproveché la fuerza de su ataque contra él mismo, lancé un tajo en forma de “X” con las katanas de mis manos directamente a su espada, cortando esta en cuatro pedazos y dejando a mi rival desarmado.
El chico se confió y bajó su guardia, un grave error por su parte. Cuando se giró para ver el resultado de su ataque, el teniente se acercó corriendo hacia él para seguidamente enviarlo contra la pared de un potente rodillazo en el abdomen. La pared quedó con un gran boquete alrededor del pirata, la fuerza de aquel individuo era realmente impresionante. Pero al fin y al cabo no era nada más que fuerza, fuerza bruta. Él marine se giró hacía mi con una sonrisa que mostraba cierto sentimiento de superioridad. Miré de reojo al pirata, el cual aún se encontraba incrustado en la pared, la verdad es que no sabría decir si seguía vivo o no. Dejando de lado ese tema me puse serio, aquella no era una batalla que podría ganar con una sola espada, me puse a Bagami en la boca y desenfundé mis otras dos katanas. Le lancé una mirada sería al Teniente y con una sonrisa pícara en mi rostro pronuncié unas palabras antes de proceder a mi ofensiva.
-No creas que va a ser tan fácil conmigo grandullón.
Mi provocación había surtido efecto en mi rival, este retiró su mano de la herida que le había causado mi “compañero” y volvió a sujetar su gran espadón con ambas manos, instantes más tarde él cargó contra mí con la misma ferocidad con la que lo hizo la vez anterior. Cuando se encontraba lo suficientemente cerca de mi como para alcanzarme con su espada, me lanzó un ataqué vertical descendente con esta. A pesar de estar en el rango de su acero y de la gran tensión que tendría que estar sintiendo en aquellos instantes intenté relajarme, tenía que dejar mi mente en blanco si quería hacer lo que me proponía. Segundos antes de que su arma me alcanzara aproveché la fuerza de su ataque contra él mismo, lancé un tajo en forma de “X” con las katanas de mis manos directamente a su espada, cortando esta en cuatro pedazos y dejando a mi rival desarmado.
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Poco después de mi pobre actuación frente al gigantesco marine, decidí que debía producir un gran golpe certero en alguna zona vital o sensible, ya que sino sería imposible detenerlo. Cuando me percaté de lo que realmente estaba pasando en el combate logré ver que el espadachín comenzaba a planear su primer ataque, yo esperaba que fuese medianamente patético considerando que era su primer ataque, pero cuando me di cuenta el hombre de cabello blanco produjo un corte con sus aparentes tres espadas que destruyó completamente la espada cierra de nuestro común enemigo.
Mientras el gigantesco hombre observaba anonadado a mi compañero, este sacó de unas fundas en su espalda 2 hachas dobles que al parecer estaban sumamente afiladas. Rápidamente comenzó un intento de golpear al espadachín, este supuesto intento fue bloqueado por una increíble acción del extraordinario pirata Juka B.Volpi pensé en mi cabeza, aunque simplemente había golpeado su pierna izquierda y de esta manera se desequilibró y cayó. Luego de que se levantó y se recuperó de mi patética técnica decidí que ya era hora de terminar con el combate.
Ya dejando la tontería de lado tomé mi espada con fuerza y comencé a correr hacia el gran teniente que me esperaba preparando su imponente defensa con sus dos hachas. Mientras corría hacia el puse en marcha mi mejor técnica aprendida hasta el momento. Entonces antes de producirla dije con una voz tranquila y segura:"Yami no torunēdo ken". Cuando el hombre de la ley intentó localizarme para lanzar su ataque, de la nada desaparecí en el aire dejando mi placa de metal que tenía en la espalda sobre el suelo de madera del restaurante.
Mis movimientos eran tan rápidos que el pesado teniente apenas podía imaginar donde estaba, por lo que luego de rodearlo y marearlo produje mi ataque. Comencé a hacer pequeños cortes al rededor de mi enemigo a medida que me movía a su alrededor. Luego de unos segundos haciéndolo una y otra vez el teniente Reed cayó de rodillas al suelo prácticamente inconsciente. Cuando detuve mi ataque logré ver la cara del agonizante hombre de la Marina, entonces decidí que era momento de terminar con su vida y con su sufrimiento así que tome mi espada en posición lateral al cuerpo de mi objetivo. Apreté con fuerza el mango de la misma y la avance rápidamente en dirección al cuello del gigantesco teniente.
Mientras el gigantesco hombre observaba anonadado a mi compañero, este sacó de unas fundas en su espalda 2 hachas dobles que al parecer estaban sumamente afiladas. Rápidamente comenzó un intento de golpear al espadachín, este supuesto intento fue bloqueado por una increíble acción del extraordinario pirata Juka B.Volpi pensé en mi cabeza, aunque simplemente había golpeado su pierna izquierda y de esta manera se desequilibró y cayó. Luego de que se levantó y se recuperó de mi patética técnica decidí que ya era hora de terminar con el combate.
Ya dejando la tontería de lado tomé mi espada con fuerza y comencé a correr hacia el gran teniente que me esperaba preparando su imponente defensa con sus dos hachas. Mientras corría hacia el puse en marcha mi mejor técnica aprendida hasta el momento. Entonces antes de producirla dije con una voz tranquila y segura:"Yami no torunēdo ken". Cuando el hombre de la ley intentó localizarme para lanzar su ataque, de la nada desaparecí en el aire dejando mi placa de metal que tenía en la espalda sobre el suelo de madera del restaurante.
Mis movimientos eran tan rápidos que el pesado teniente apenas podía imaginar donde estaba, por lo que luego de rodearlo y marearlo produje mi ataque. Comencé a hacer pequeños cortes al rededor de mi enemigo a medida que me movía a su alrededor. Luego de unos segundos haciéndolo una y otra vez el teniente Reed cayó de rodillas al suelo prácticamente inconsciente. Cuando detuve mi ataque logré ver la cara del agonizante hombre de la Marina, entonces decidí que era momento de terminar con su vida y con su sufrimiento así que tome mi espada en posición lateral al cuerpo de mi objetivo. Apreté con fuerza el mango de la misma y la avance rápidamente en dirección al cuello del gigantesco teniente.
Ragnar Asborn
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Tras cortas su espada en cuatro pedazos el hombre se me quedó mirando sin saber qué hacer, era como si nunca hubiera visto a un espadachín, o por lo menos a uno bueno. Instantes más tarde dejó caer su inservible arma y se sacó dos afiladas hachas de unas fundas situadas en su espalda. Al ver aquél acto sonreí, menos mal que aún tenía algo con lo que poder hacerme frente. Cuando intentó lanzarme el primer ataque se desequilibró y se cayó de lado al suelo, miré detrás de ese y allí se encontraba el hombre al que daba por muerto, el tal Juka. Podría haber matado a aquel teniente mientras estaba en el suelo, sí, pero… ¿Para qué? Cuando se levantó me dejó de lado y centró su atención en el espadachín de pelo negro. Ambos intercambiaron miradas, el que era mi aliado corrió hacia el marine pero de golpe… él desapareció de mi vista dejando solamente una placa de metal en el suelo. Entonces volvió a aparecer, delante de nuestro enemigo. Este empezó a cortar al teniente por todos los flancos posibles hasta que Reed cayó de rodillas al suelo.
Vaya… pensé por dentro al darme cuenta que mi espada no había podido probar la sangre mi enemigo. Me acerqué lentamente hacia los dos individuos mientras envainaba todas mis katanas exceptuando a Bagami, observando atentamente las acciones de ambos. El teniente no se encontraba en condiciones de luchar, aquello estaba claro, pero al parecer a mi compañero no le había bastado con ganar una pelea en ventaja sino que también quería cobrarse la vida de aquel hombre. Este apretó con fuerza su espada y lanzó un tajo horizontal al cuello del ya derrotado marine con intenciones de decapitarlo. Antes de que el filo del arma alcanzara su yugular paré el ataque con el canto de mi espada. Mientras seguía aguantando el arma del que fue mi aliado instantes antes lo miré con cara seria y le dejé claras mis intenciones.
-No voy a dejar que lo mates. Tras decir aquello cambié el objetivo de mi mirada, centrándome ahora en el marine. En cuanto a ti, recuerda este nombre: Ragnar Asborn.
Tras aquellas palabras golpeé su nuca con la cara posterior de mi katana, dejándolo inconsciente y provocando que cayera desplomado de cara al suelo. Seguidamente enfundé a Bagami y pasando por encima de su aún vivo pero inerte cuerpo me dirigí hacía la salida del local.
Vaya… pensé por dentro al darme cuenta que mi espada no había podido probar la sangre mi enemigo. Me acerqué lentamente hacia los dos individuos mientras envainaba todas mis katanas exceptuando a Bagami, observando atentamente las acciones de ambos. El teniente no se encontraba en condiciones de luchar, aquello estaba claro, pero al parecer a mi compañero no le había bastado con ganar una pelea en ventaja sino que también quería cobrarse la vida de aquel hombre. Este apretó con fuerza su espada y lanzó un tajo horizontal al cuello del ya derrotado marine con intenciones de decapitarlo. Antes de que el filo del arma alcanzara su yugular paré el ataque con el canto de mi espada. Mientras seguía aguantando el arma del que fue mi aliado instantes antes lo miré con cara seria y le dejé claras mis intenciones.
-No voy a dejar que lo mates. Tras decir aquello cambié el objetivo de mi mirada, centrándome ahora en el marine. En cuanto a ti, recuerda este nombre: Ragnar Asborn.
Tras aquellas palabras golpeé su nuca con la cara posterior de mi katana, dejándolo inconsciente y provocando que cayera desplomado de cara al suelo. Seguidamente enfundé a Bagami y pasando por encima de su aún vivo pero inerte cuerpo me dirigí hacía la salida del local.
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Cuando estaba a punto de dar por hecho mi ataque, mi espada se detuvo por alguna fuerza externa. Esta fuerza provenía de una de las espadas del espadachín que era mi compañero, no entendí porque un supuesto pirata dejaría a un marines vivo, y más cuando anteriormente este había intentado matarlo. Pero volviendo a la batalla, el joven de pelo blanco se mantuvo frente a mis ojos, resistiendo la fuerza de mi espada con la suya. Cuando finalmente eliminé mis intenciones de matar al ya caído teniente, el pirata que antes lo había defendido lo golpeó con la parte sin filo de su katana, dejándolo así inconsciente.
Al parecer el pirata había tomado este combate de una forma muy seria a diferencia de mi que hasta me produjo algunas risas. Pero sin darle mucha importancia a este detalle, pude ver como el espadachín se dirigió rápidamente hacia la puerta de salida del local sin mirar atrás. Según imaginé este no quería meterse en más problemas de los que ya tuvo en la batalla anterior. Sin detenerme seguí a mi compañero hasta la puerta ya que también quería irme de allí y cuando ambos salimos del local nos encontramos con una inesperada sorpresa.
Cuando fijamos nuestra mirada en el exterior del restaurante, logramos ver que una división de unos 30 marines, nos esperaba afuera. Estos estaban listos para arrestarnos a ambos aunque por lo visto ninguno de ellos quería ser el primero en atacar. Me di cuenta de que luego de vencer a un monstruoso teniente de la Marina, juntos no tendríamos ningún problema para derrotar a esos simples marines de bajo rango. Pero mientras esperaba que algo ocurriera miré a mi compañero para ver si aún le quedaban ánimos para otra pelea juntos.
Al parecer el pirata había tomado este combate de una forma muy seria a diferencia de mi que hasta me produjo algunas risas. Pero sin darle mucha importancia a este detalle, pude ver como el espadachín se dirigió rápidamente hacia la puerta de salida del local sin mirar atrás. Según imaginé este no quería meterse en más problemas de los que ya tuvo en la batalla anterior. Sin detenerme seguí a mi compañero hasta la puerta ya que también quería irme de allí y cuando ambos salimos del local nos encontramos con una inesperada sorpresa.
Cuando fijamos nuestra mirada en el exterior del restaurante, logramos ver que una división de unos 30 marines, nos esperaba afuera. Estos estaban listos para arrestarnos a ambos aunque por lo visto ninguno de ellos quería ser el primero en atacar. Me di cuenta de que luego de vencer a un monstruoso teniente de la Marina, juntos no tendríamos ningún problema para derrotar a esos simples marines de bajo rango. Pero mientras esperaba que algo ocurriera miré a mi compañero para ver si aún le quedaban ánimos para otra pelea juntos.
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Salí del restaurante, a pocos pasos detrás de mí se encontraba el otro pirata que tantos inconvenientes me estaba causando desde que llegué a aquella isla. Al ver el exterior al contrario de lo que pensé mi felicidad no aumentó, todo lo contrario, ante mí se encontraba un pelotón de treinta marines. Entre ellos se encontraban los seis marines que minutos antes estaban en el bar, seguramente fueron ellos los que habían avisado al resto. Al verme, la expresión de sus caras cambió radicalmente, como si hubieran visto a un fantasma. Dejé ese pequeño detalle de lado y me fijé en uno de los marines que no aún no conocía. Él dio un paso al frente y dijo algo en voz alta.
-Pirata Juka B. Volpi, con una recompensa de un millón y medio de berries y pirata Ragnar Asborn, sin recompensa. ¡Quedáis arrestados en nombre de la marina! Dejaos esposar, si os resistís nos veremos obligados a usar la violencia.
Que treinta marines vinieran a por nosotros no tenía lógica y mucho menos después de ser supuestamente derrotados por un Teniente. A menos que… mierda, maldito viejo. ¿Por qué cojones habría llamado a la marina? ¿Para cobrar él nuestra recompensa? Mierda, aquél no era el momento de pensar sino de actuar. Saqué mis tres espadas, esta vez con la funda puesta en todas ellas y apuntando con al marine que había pronunciado las anteriores palabras dije algo con una pícara sonrisa en mi rostro.
-¿Dejarme esposar? ¡JA! No me hagas reír…
Al escuchar mi respuesta todos los marines desenfundaron sus armas para cargar contra mí y contra el otro pirata… esperaba con ansias su ataque, cuanto antes finalizara aquel combate antes podría perder de vista a aquellos marines y ponerme con el asunto por el que realmente había ido a aquella isla.
-Pirata Juka B. Volpi, con una recompensa de un millón y medio de berries y pirata Ragnar Asborn, sin recompensa. ¡Quedáis arrestados en nombre de la marina! Dejaos esposar, si os resistís nos veremos obligados a usar la violencia.
Que treinta marines vinieran a por nosotros no tenía lógica y mucho menos después de ser supuestamente derrotados por un Teniente. A menos que… mierda, maldito viejo. ¿Por qué cojones habría llamado a la marina? ¿Para cobrar él nuestra recompensa? Mierda, aquél no era el momento de pensar sino de actuar. Saqué mis tres espadas, esta vez con la funda puesta en todas ellas y apuntando con al marine que había pronunciado las anteriores palabras dije algo con una pícara sonrisa en mi rostro.
-¿Dejarme esposar? ¡JA! No me hagas reír…
Al escuchar mi respuesta todos los marines desenfundaron sus armas para cargar contra mí y contra el otro pirata… esperaba con ansias su ataque, cuanto antes finalizara aquel combate antes podría perder de vista a aquellos marines y ponerme con el asunto por el que realmente había ido a aquella isla.
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Al parecer el pirata de pelo blanco reaccionó como lo había hecho hasta el momento, él decidió dar un paso adelante para posteriormente entablar una pelea contra los marines amenazantes. Segundos después escuchamos que uno de los marines dijo en voz alta que nos dejáramos arrestar así lograríamos salir con vida. Obviamente mi compañero tuvo la misma reacción que yo ante lo anteriormente dicho, ya que tomó las palabras del hombre de la ley como una burla. Sin dar más rodeos los marines sacaron sus armas, preparándose para la batalla porvenir. Mi compañero también se preparó pero logré ver que mantenía su postura de que no quería matar a ninguno, ya que sacó sus tres katanas pero todas con las fundas colocadas.
Obviamente yo no me quedaría atrás en esta disputa, por esa misma razón saqué mi espada de mi funda y luego de colocarla sobre mi cintura avancé rápidamente entre los marines, asesinando a mi paso con todo lo que encontrara. Gracias a mis habilidades en combate y a mi velocidad ninguno de estos hombres logró alcanzarme con sus armas. Y así fue que rápidamente asesiné a los que pude contar como 15 marines y caminando lentamente hacia el puerto de la isla confié en que mi compañero podría vencer a los restantes sin mucho esfuerzo, gracias a que antes me había demostrado su gran potencial luchando contra el gran teniente Reed.
Mientras caminaba hacia el horizonte olvidándome lo que había pasado minutos atrás, le grité al espadachín blanco:"Mi amigo... espero que nos volvamos a ver... disfruté mucho pelear a tu lado". Mientras dije esas palabras levanté mi mano sacudiéndola en señal de "adiós" sin mirar atrás, para luego desaparecer en el horizonte y continuar mi largo viaje por el mundo.
Obviamente yo no me quedaría atrás en esta disputa, por esa misma razón saqué mi espada de mi funda y luego de colocarla sobre mi cintura avancé rápidamente entre los marines, asesinando a mi paso con todo lo que encontrara. Gracias a mis habilidades en combate y a mi velocidad ninguno de estos hombres logró alcanzarme con sus armas. Y así fue que rápidamente asesiné a los que pude contar como 15 marines y caminando lentamente hacia el puerto de la isla confié en que mi compañero podría vencer a los restantes sin mucho esfuerzo, gracias a que antes me había demostrado su gran potencial luchando contra el gran teniente Reed.
Mientras caminaba hacia el horizonte olvidándome lo que había pasado minutos atrás, le grité al espadachín blanco:"Mi amigo... espero que nos volvamos a ver... disfruté mucho pelear a tu lado". Mientras dije esas palabras levanté mi mano sacudiéndola en señal de "adiós" sin mirar atrás, para luego desaparecer en el horizonte y continuar mi largo viaje por el mundo.
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Me mantuve quieto, sin montar ninguna señal de vida, esperando que mis enemigos atacaran mientras mantenía fija mi mirada sobre el mismo suelo en el que me encontraba. Si había podido con un teniente unos simples soldados rasos no me supondrían el más mínimo problema. Los ilusos marines me rodearon, aquellos quince novatos creyeron que de esa forma me dificultarían la victoria pero todo lo contrario, aquello suponía más bien una ayuda por su parte que un obstáculo. Todos se tiraron a por mí de golpe, aquél era el momento de reaccionar, con mis espadas aún en sus respectivas fundas hice un ataque giratorio, alcanzando a todos mis enemigos y enviándolos a volar por los aires. Al mismo tiempo que sus inmóviles cuerpos caían al suelo uno por uno volví a poner mis espadas en la faja de mi cintura, pudiendo así sujetarlas.
Miré al resto de enemigos, al parecer mi fugaz compañero ya se había ocupado de ellos y ahora se encontraba caminando hacia otro lugar. Alzó su mano en signo de despedida y pronunció unas simples palabras: “Mi amigo... espero que nos volvamos a ver... disfruté mucho pelear a tu lado" Ese hombre… era realmente raro, me había metido en una pelea contra un teniente por su culpa y me había obligado a golpear a varios marines. A pesar de eso tengo que admitir que al escuchar sus palabras una leve sonrisa apareció en mi cara, pues una pequeña parte de mi quería volver a verle.
Aquel había sido un día muy largo y lleno de sorpresas pero yo también me veía obligado a seguir mi camino, tenía un dragón que encontrar y quedándome allí esperando al siguiente pelotón de marines no era la mejor forma de dar con él. Me quité mi verde bandana de la cabeza y la até en el mango de Bagami, seguidamente me sequé el sudor de la frente con el ante brazo y empecé a caminar hacia el centro de la isla. Tal vez allí lograría encontrar alguna pista sobre mi escamoso amigo…
Miré al resto de enemigos, al parecer mi fugaz compañero ya se había ocupado de ellos y ahora se encontraba caminando hacia otro lugar. Alzó su mano en signo de despedida y pronunció unas simples palabras: “Mi amigo... espero que nos volvamos a ver... disfruté mucho pelear a tu lado" Ese hombre… era realmente raro, me había metido en una pelea contra un teniente por su culpa y me había obligado a golpear a varios marines. A pesar de eso tengo que admitir que al escuchar sus palabras una leve sonrisa apareció en mi cara, pues una pequeña parte de mi quería volver a verle.
Aquel había sido un día muy largo y lleno de sorpresas pero yo también me veía obligado a seguir mi camino, tenía un dragón que encontrar y quedándome allí esperando al siguiente pelotón de marines no era la mejor forma de dar con él. Me quité mi verde bandana de la cabeza y la até en el mango de Bagami, seguidamente me sequé el sudor de la frente con el ante brazo y empecé a caminar hacia el centro de la isla. Tal vez allí lograría encontrar alguna pista sobre mi escamoso amigo…
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